Está en la página 1de 108
Va CURSOS DE CULTURA CATOLICA La Doctrina Social de la Iglesia y la Realidad Actual Volumen T Univensipap Caréuica ARGENTINA Santa Mania DE Los BUENOS AunES PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA ARGENTINA SANTA MARIA DE LOS BUENOS AIRES Cosasiés Eriscorat pana La U.C.A. Emmo. y Revmo. Mons. Dr, Juan Carlos Aramburu Anzonspo pe BurNos Ames Y Primapo DE LA ANGENTINA Exemo. y Revmo. Mons. Horacio A. Bozzoli Anzonsro pe TucumAN Excmo. y Revmo. Mons. Justo Oscar Laguna Onisro TrruLax pe Monbw (Pct. DE BS. AS.) Excmo. y Revmo. Mons. Carlos Galin Onisro AUXILIAR DE Monéx (Porta, DE Bs. AS.) Gran Cancun Emmo. y Reymo. Mons. Dr. Juan Carlos Aramburu. Recron Revmo. Mons, Dr. Guillermo P. Blanco Rector Hoxorano Excmo. y Revmo. Mons, Dr. Octavio N. Derisi ARZOBISPO “AD. PEnsonant” \Vicennecton Lic, Anibal Carlos Luzuriaga Decaxos Roberto Caamafio - Emilio J. Compte - Santiago de Estrada ~ Bernardo David Diez - Lucio Gera - Manuel R. Gonzilez Abad - Pedro J. Rossignoli - Pbro. José Luis Toraca - Ana del Carmen Piovera Dmecrowes ve Instrruto Julio A. J. Cartllo - Luis Bustos Fenindez - Jorge F. Oliver - Benito Raffo Magnasco Conseyeos Trrotanes Francisco Valsecchi - Alfredo Di Pietro - Cayetano Li- eciardo - Hugo Raimundo Carcavallo - Carlos Alberto Mazzini - Edmundo Said - Eduardo Martin Quintana ~ Francisco Novoa (Constjo be Apsmersrnactéy Presidente: Dr. Julio A. Lépez Mosquera Tesorero: Dr, Guillermo Bravo Consejeros Gonsultores: Jorge Aceiro - Carlos P. Blaquier - Julio C, Lafranconi - Rafael P. Iraola AUTORIDADES DEL CURSO 1983 ‘Aseson Acapiaatco ‘ Exemo, y Revmo, Mons. Dr. Octavio N, Derisi Dr. Carmelo E. Palumbo Coordinador: Sn, Joncs Bartesrenos INSTITUTO DE CULTURA UNIVERSITARIA, Director: Da. Bexrro RArFo MaGNasco AGRADECIMIENTO La Universidad Catélica Argentina Santa Maria de los Buenos Aires hace piiblico su agradecimiento a las autoridades del BANCO RIO DE LA PLATA S.A. que con su generosidad hicieron posible la realizacién de estos CURSOS DE CULTURA CATOLICA, facilitando la utilizacién del salén “Auditorium”, de la calle Av. Santa Fe 1452, Capital Federal, y allegando los recursos econé- ‘micos para su desarrollo y la publicacién del presente volumen. INDICE Prélogo . 3 , if Nota Introductoria . : n La moral piblica. Medios de comunicacién 18 Antropologfa liberal, marxista y catdliea ....... W Aspecto social del hombre. La socializacién . u Penetracién marxista en latinoamérica . 42 Ataques a la familia en el mundo de hoy “o La cultura contempordinea subversién de valores ...... 7 Los cuerpos intermnedios. Participacién y bien comin... seo ALT La comunidad politica: el Estado, la Nacién, la Patria y el Poder ....... 131 Distintas formas de gobierno, La Democracia .. 45 La Universidad 161 El mercado en 1a economia . 169 El constitucionalismo moderno ‘ 179 Derechos y deberes de la persona humana 189 Educacién y sociedad 1. Nunea ha cobrado tanta actualidad Ia Doctrina Social Cristiana como en nuestros dias. Por muchos motivos y circunstancias la persona humana ha cobrado con- ciencia de su dignidad y de sus derechos naturales. Nunca como hoy se habla de los derechos de la persona humana o simplemente de los “derechos hisma- s estén 0 no sancionados, por una. ley A esta toma de conciencia de su dignidad y de sus derechos del hombre de nuestros dias han contribufdo en gran manera los Documentos Eclesiésticos del Concilio Vaticano TI y de los tiltimos Pontifices, principalmente de S, S. Juan Pablo Tl, quien ha vuelto una y otra vez sobre el tema. para fundamen- tarlo y ahondarlo en sus multiples proyecciones y aplicaciones. Sin duda, Juan Pablo Il pasaréa Ta historia como el gran defensor de la persona, de la vida y de los derechos humanos. Como recuerdan estos documentos de la Iglesia el hombre no ¢s una cosa, es una persona, un ser espiritual inteligente y libre, duefio de su actividad y de su, destino temporal y trascendente divino, Para ello ha de disponer de su vida, del sustento, del trabajo, de la cultura, de la propiedad, de! matrimo- nio y, en una palabra, ha de poseer el derecho de ordenarse por si mismo a sur desarrollo material y espiritual, a su perfeccién integral, en la vida terrena y ena vida inmortal; y también de todos los medios necesarios y convenientes para lograrlo. En sintesis, como lo ha dicho S. S. Pablo VI, y se ha repetido muchas veces después, la’ persona tiene derecho no s6lo a tener més, sino tam- bién y sobre todo a ser més, 2. Hay concepefones que atentan contra esta fisonomia y bien de la perso: Queremos referimos principalmente a dos, opuestas entre si, por su vigen- cia actual: el totalitarismo comunistay el liberalismo. El comumismo materialista desconoce el ser espiritual de la persona y niega Dios. Destruye asi los dos términos a quo y ad quem del perfeccionamiento de Ia persona. ¥ con ello destruye todo el orden interior humano del espirit clorden moral, el orden juridico, el orden econdmico y el orden politico. El hombre queda reducido a un trozo de materia enteramente sometido al Estado, sujeto a la mas pesada esclavitud, donde sélo puede tener lo que el Estado le da o le permite, Por el otro extremo, el liberalismo defiende la libertad de la persona y sos- tiene que la sociedad se organiza con séla la libertad. Olvida que los hombres 1no son iguales y que no todos tienen Ia misma capacidad y las mismas oportu- nidades, y que el Estado tiene la obligacién de intervenir para crear el. bien comin o condiciones necesarias para el bienestar material y espiritual de las personas, familias y sociedades intermedias. Asi, en el orden de la cultura, el Estado ha de crear las condiciones para que todos los hombres tengan acceso a.ella; y en el orden econdmico, sin lesionar el derecho de la propiedad priva- da, debe crear las condiciones para que todos los hombres puedan acceder a fox bienes necesarios y convenientes para bien de su vida, de sus familias y otras sociedades, posibilidad de llegar a ser propietarios|de Ia vivienda © incluso de los medios de Ia produccién, Paradojalmente el liberalismo, que se presenta como defencor del espiritu y de la libertad, al negar el bien comin Ge las personas, cae en cierta medida en una concepcién materialista, 3, Entre estos dos extremos, que pecan por exceso y por defecto respecti- vamente, se ubica In Doctrina Social Cristiana, ‘Conviene recordar que esta Doctrina no es un tratado en Sociologia, de Politica y de Economia. Por eso, ella no dispensa del estudio de ciertos conoci- mientos. Mas bien es un conjunto de principios morales que regulan y dan un sentido humano y cristiano a la Sociologia, a la Politica ya la Economia. La persona humana, como ser espiritual y libre, ha de tener acceso, ante todo, a los bienes del espiritu: a la edueacién ya la cultura y a Ia libertad religiosa, entre otros, para el perfeccionamiento de su vida con miras a su des- tino eterno, Pero también ha de poder disponer de los bienes materiales nece- sarios y convenientes para desarrollar su vida y la de su familia, de acuerdo a su dignidad humana, 4, La importancia de esta Doctrina Social Cristiana, en sus miltiples aspec- tos y aplicaciones, ha sido objeto de un amplio curso realizado por los Cursos de Cultura Catélica de la Universidad Catélica Argentina Santa Maria de los Buenos Aires, bajo la inteligente y tesonera direceién del Dr. Carmelo E. Palum- bo, con los auspicios y generosa colaboracién del Banco Rio. ‘Durante cuatro meses del aiio 1983, una_vez por semana, en el amplio sal6n de actos del Banco Rio en la calle Santa Fe, se han Ilevado a cabo confo- rencias alusivas a esta Doctrina Social Cristiana en si misma y frente a la reali- dad cotidiana de nuestro pais y de nuestro tiempo, Puede decirse que todos Jos temas fundamentales de la Dootrina Social Cristiana han sido tratados con amplitud y profundidad por eminentes profesores de Buenos Aires y de todo el s, en si mismos y en sus vastas proyecciones sobre los problemas que preo- cupan al hombre de hoy. ‘Una concurrencia extraordinaria —un término medio de cuatrocientas per~ sonas— ha asistido con ereciente interés y fervor a estas lecciones. Es impor- tante subrayar In presencia de numerosos jévenes, varones y mujeres, que col- ‘maron la amplia sala, Los concurrentes Menaron las trescientas butacas del salén y los escafios de la escalinata que dan acceso a las mismas. Pero, sobre todo, conviene sefialar Ta perseverancia de los participantes de este Curso, que ‘con vuntualidad-y-asiduidad-han asistido a-estas conferencias de sélida doctrina. 5, Hoy, gracias a Ia generosidad del mismo Banco Rio —que se ha hecho car- ‘g0 de todos los gastos del Curso— podemos ofrecer en este volumen el texto de Jas conferencias de todo el afio 1983. Fueron grabadas y luego corregidas por sus propios autores. Con este libro el lector podré meditar mas detenidamente las valiosas y sabias lecciones impartidas por eminentes maestros. Como Asesor del Curso quiero agradecer ante todo al Dr. Carmelo E. Pa- Tumbo, que asumié con inteligencia y tenacidad su diteccién y organizacién; al Dr, Benito Raffo Magnasco, Director del Instituto de Cultura Universitaria de la UGA, en cuyo seno se llevé a cabo este Cnrso; a los profesores que tomaron ‘con tanta seriedad y responsabilidad sus lecciones; y a cuantos han trabajado para hacer efectiva esta hermosa y consoladora realidad del Curso de Doctrina Social Cristiana en si misma y en su proyeccién sobre la realidad actual, llevado 2 cabo con tanta elevacién, profundidad y provecho para todos sus participantes, Deseamos y esperamos continuar con esta costumbre de publicar los futu- ros cursos, aiio tras afio, sobre diversos temas de actualidad cristiana, para ilus- tracién de las mentes y de los corazones en estos momentos dificiles y decisivos para el porvenir de la Repiblica y del mundo. Moxs. Dr. Octavio N, Dezust Asesor NOTA INTRODUCTORIA ‘La publicacién del VOLUMEN I de los CURSOS DE CULTURA! CATO- LIGA satisface la inquietud de los organizadores y a la vez el deseo manifes- tado por los asistentes a los CURSOS Durante el desarrollo de los mismos se distribuyeron sintesis fotocopiadas de las distintas disertaciones. Hoy se entrega el texto completo de las mismas. Como advertiri el lector, no todas las exposiciones Iucen el mismo estilo y forma, Responden ellas a la personalidad de cada disertante: unas més didéc- ticas, otras mas exhortativas; algunas pueden ser reducidas a sinopsis; otras, en cambio, presentan las caracteristicas de una reflexién sobre un nticleo central de pensamiento, Asimismo, habré que tener presente que, al tratarse de des- grabaciones, el autor de cada una de ellas, al corregirlas, ha mantenido la secuencia, modo y forma en que se pronuncié; de abi que el estilo Iiterario, sino oral; en el que podrin observarse irregularidades inadm fen una conferencia escrita. Los gestos, los ssilencios, la vocalizacién y otras cireunstancias coneretas de la diccién, no pueden ser transmitidas en In des- grabacién, lo cual, a veces, resta pleno sentido a Ia frase 0 comentario. Cabe recordar, también, que si bien el eje de todas las exposiciones es a Doctrina Social ‘de la Iglesia, ensefiada por el Magisterio Eclesiéstico, con todo, puede haber alguna disparidad de criterio de interpretacién y/o de apli- cacién, segtin los expositores. Los organizadores, respetuosos de este sano plu- ralismo que Ia Iglesia conoce desde muchos siglos atrés, a través de las distin- tas escuelas filos6ficas y teolégicas que animaron a la Escolistica, han dado ‘curso a esas posibles alternativas, no tolerando, por cierto, Ia desviacién en puntos doctrinarios, claramente ensefiados y definidos por el Magisterio de la Iglesia, sea el extraordinario como el ordina Por iiltimo, al ser la UCA una Institucién Confesional, dependiente del Episcopado Nacional Argentino, no puede constituirse en la expresién de un partido politico; en consecuenefa, las referencias a situaciones 0 personas, s6l0 than de interpretarse como “hechos concretos” en Jos que se puede evaluar la aplicacién 0 violacién de los principios doctrinales que hacen a la dignidad de la persona humana, a sus derechos fundamentales, a su finalidad trascen- =~ ee dente y a los derechos de Dios y de su Iglesia. Por otra parte, tales referen- cias corren siempre por cuenta de los expositores.. Quicra Dios y le Santisima Virgen, bajo cuya proteccién nos hallamos, ‘que estos CURSOS, iniciados en la década del 20 por sabios y virtuosos militan- tes catélicos, obtengan los frutos deseados:.difusién y amor de In VERDAD, Ja Gnica que hard libres a los hombres y a las sociedades (Jo. VIII-22). Canexo E, Pavusmo Director LA MORAL PUBLICA. MEDIOS DE COMUNICACION (*) Moxs. Cumuznmo P. Bianco (*) rp 1. La Iglesia, que es una sociedad perfecta sobrenatural, posee una, Teolo- gia moral que depende de una Revelacién. La aplicacién de los principios de fa Teologia Moral a las situaciones de la época, configuran lo que se lama Doetrina Social de la Iglesia. Esta Doctrina Social instrumentaliza una, Filo~ sofia Social y Politica para su propio desarrollo, Tal Filosofia es muy impor- tante, ya que constituye cl lugar del encuentro y la base de un didlogo con quienes no admiten una instancia revelada. Nosotros insistiremos en este aspecto. 2. La Doctrina Social de la Iglesia supone por una parte una imagen cris- tiana del hombre que se funda en la Teologia y, por otra parte, supone una concepeién espiritualista del hombre que afitma la diferencia especifica del er humano, la sindéresis 0 hibito de los primeros principios morales, Ta ley patural, la actividad reflexiva del hombre, y la libertad del querer libre del hombre, Por ctra parte, afirmg ef natural cardeter social v politico del hombre que se expresa en formas naturales de convivencia (familia y repdblica), y en fas formas histéricas de convivencia (sociedades imperfectas). Todas ellas en orden a la realizacién de un Bien Comin en Ja convivencia ordenada, para ‘obtener abundantemente los bienes de la cultura con el esfuerzo de todos y en beneficios de todos. 3, El orden moral o ético se constituye como uno de los érdenes que reali- za Ja mazén humana en su actuar, al lado del orden del ser, del orden légico y del orden téenico. 4, Este orden moral se apoya en el acto humano que dice referencia a un objeto moral, ucto que emana de la inteligencia y de la voluntad del hombre, {que es libre y responsable. Este objeto moral se constituye tal por el hecho de ser medido por la norma, Esta moralidad abarca todo el ambito de la con- Gucta humana, sin limites, por mas que su portador y realizador sea siempre el individuo personal. {= Resumen de hs conferencia promunciada por Mons. Guillermo P.Blango_ para los Cursos de Cultura Catéliea, 1083, sobre “La Doctrina Social de la Tglesia ya Scttnl”, Buenos ‘Aires, Auditorio del Banco Rio de la Plata, 20 de setiembre de 1088. (*) Doctor en Filosofia, Rector de la Universidad Catdlica Argentina. Profesos, de Ane tropologia Pilosdfica en la Facultad de Filosofia y Letras de In Universidad Catélicn 5, El estudio particular de la moralidad piblica, nos Heva, en primer lugar, 4 distinguir Ja moralidad como hecho social y la moralidad como sistema nor: mativo, En segundo lugar, hay que distinguir la Ley o el Derecho Natural de las leyes positivas civiles 0 eclesiésticas. El fundamento de la afirmacién de una moralidad piblica consiste en que: a) Los actos humanos intencionados se realizan en interrelacién social; ) Versan sobre una materia moral, y cc) Estén medidos 0 mensurados por una Ley Moral. Consiguientemente, el mundo de la moralidad pablica abarca, en primer lugar, el mundo de la moralidad de los gobernantes y de los gobemnados, de Ja tofalidad de los actos que gobernantes y gobernados deben realizar en orden al Bien Comtin Politico. Consiguientemente, en orden a dicho Bien hay obli- gacién moral del ejercicio de las virtudes morales o cfvicas, ya por parte de los poderes que constituyen el Estado, ya por parte de los individuos interrelacio- nados que constituyen el cuerpo social. En consecuencia, si bien hay distincién ‘de campos (econdmico, técnico, artistico...), no hay’ newtralidad moral de ‘estos campos, pues todos ellos son campos de’ Ia condueta humana en los que se actéia en orden a fines. I 6. La moralidad de los medios de comunicacién social es un problema par- ticular dentro. del problema general de ln moralidad pabliea, Sobre este tema hha insistido el Concilio Vaticano II (Inter mirifica), Ia Pontificia Comisi6n para los Medios de Comunicacién Social (Communio ef Progressio), nuestro actual Pontifice en varios discursos, y el documento de la Conferencia Episcopal Ar- gentina (Dios, el hombre y la conciencia). La afirmacién primera eg que estos medios constituyen un sistema de signos, de lo cual hay ya una muestra en €l mundo animal, para intereambiar comicacién. En el mundo humano se afiade como dato especifico el aspecto del significado conceptual o simbélico, que. transforma. profundamente el medio. de comunicacién. social. Siempre en la comunidad humana politica, se han dado tales sistemas de pas social, pero no han adquirida I amagnitud que tienen en nues- tros dias (mass. media) gracias al desarrollo técnico, por ejemplo, el satélite artificial, pea La Iglesia, en sus Documentos, ha examinado profundamente los efectos buenos y Tos efectos nocivos de estos sistemas, no los ha condenado @ priori, y ha hecho ver la gran utilidad que pueden aportar para la cultura humana y religiosa, para la evangelizacién, para la paz del mundo, etc. Ha sefialado fambién of deber de veracidad que inoumbe a Tos operadores de la comunica- cin social, 7. El Papa Juan Pablo IT en su mensaje de este afto para Ia XV Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, tiene esta frase fundamental: “La informacién, en realidad, no es nunca neutra, sino que responde siempre, al intenciones, a opciones de fondo. Un nexo Ja educacién a los valores”. Es decir, que la de ser neutralidad y se convierte en bueno 0 ‘den al fin sltimo que da sentido a la vida ‘menos implicitamente y en las fntimo vincula Ia comunicacién y neutralidad de medio en si, deja ‘malo con el uso yoluntario en on humana. 8, Un problema especial més estudiado por los moralistas es el de la cen- sara.) contial de estos medios en orden a 1a moralidad pablica. De esto tema Se ocupa el Documento de la Conferencia Episcopal Argentina N? 89 y si: guientes, y el Documento Communio et Progressio, N° 86. norma ética ¢s bien clara: en orden al Bien Comin el Estado tiene dere- casa Be ee andr coc Sea para establecer tun control a posterior, Pero se exige de los encargados de esta tarea un profundo conocimiento del campo especifico —por ejemplo, cine tuna recta concepeién moral y un equilibrado juicio prudencial para. ap! fl caso singular. La consura no puede hacerse a costa de la libertad de con; tieneia y generando una vida de temor, La Iglesia recomienda, ademés, fortaleciniento de la conciencia moral individual y de 1a conciencia del grupo social. ANTROPOLOGIA LIBERAL, MARXISTA Y CATOLICA Carmo E. Pazuyano (*) I. Intmopvcaidy: En primer lugar como director de estos Cursos, advierto como panorama Y Perspectiva general, que éstos serin un reflejo y exposicion de lat docteina Seial de le Iglesia en Ia realidad actual mundial” y argentina, por supuesto. Pero como la doctrina social de la Talesia es “catdlica”, es decir, univenal, no 5 un curso para conquista 0 campafia politica de un partido, La doctrina de Ip Iglesia ensefiada por el Magisterio Eclesiistico a través de los Papas y de los obispos, se difunde a todos los hombres de buena volumtad por le tanto, aus, ue hagamos algunas referencias y_prontinciemaos algunos nombres conretos, no lo hacemos con nimo partidario politico; siempre se haran en ta medida en que los sistemas politicos y econdmicos afecten a la persona humana y a los deberes y derechos de la misma, En esa medida, la Iglesia tiene derecho y deber de ensefiar y dar sus orientaciones; en la misma medida lo haremos nosotros, La Universidad Catélica Argentina ensefia eémo llevar empresas pero no es empresaria; ensefia como dice Monsefior Derisi— politica, pero no ex un Partido politico. Asi entonces, con ese dnimo, vamos a exponer la. doctrina Cristiana y queremos que reciban las critieas que haremos a las otras ‘doctrinas Pensamos en esta primera discrtacién comparar la antropologia liberal, ‘marxista con la catélica, ¢Por qué asi? Porque es un marco necesario, A veces las discusiones, por ejemplo, en los sistemas econémicos 0 politicos, sos, layan Ia antropologia, subyacente. Lo que quiero demostrar es que en to. da concepeién econdmica, en toda concepeién politica, esta subyacente concepto de hombre, esti en juego la concepcién del hombre y es ahi donde |i Iglesia siempre pone su ojo y da sus orientaciones para que no scamos des. viados por sistemas que, en wltima instancia, se van a volver contra el hombre. Por eso Ta confrontacién. Ia efectuamos entre las principales antropolosias que hoy campean en el mundo: Ta liberal y la marxista. Por supuesto que hay mus cchas otras antiopologias; Ia iskimica, la budista, la de los brahamanes de la India, IL, Axtmovotocta umenaL. En primer lugar, hablamos de Ia antropologia liberal y de los distintos ‘grados de liberalismo, Normalmente, mucha gente dice “yo soy liberal”, enten: diendo por esto “yo amo la libertad”; eso no es lo que esté en cuestion. La Iglesia, como dice Juan Pablo TI, como ha dicho Ledn XIII en la Encfelica Libertas, ha sido una de las primeras defensoras de la libertad, Cuando habla. mos de liberalismo nos referimos a una eoncepeién antropoldgica que nose compadece con la Iglesia Catélica y Ia sana razén. Esto lo remareo porque () Abogado, Proferor de “Dectrina Social de la Iglesia” en las Facultades de Ciencias Beonémicas y de Derecho y Ciencias Politicas de la ‘Universidad Catdlics Argentinn (Conferencia reslizada el 10/5/88). én —como trataré de hacer alguna reflexién— en el mismo Aristteles, en saeeisna floss antigua, enconttmos Tos principlos étlos antyopotogicos que estin acordes con lo que nos expone la Iglesia a través de sus documentos tnagisteriales. Mas atin, diria, en estos temas sociales la Iglesia muy poco recu- tre al dogma y mas bien apela a normas de sentido comin, a la ética; por ‘ejemplo, cuando habla de la propiedad privada de los medios de produccién, creme sabia de Tor derechos y obligaciones de Ja persona humana; no tens por qué recurrir a un dogma, esté apelando a la razén natural, que es una de sus fuentes. i trinario La: antropologia liberal necesariamente tiene’ un presupuesto doc que tagaente esbozaré—y que es necesaio, por lo menes, conocero 10s tenemos que remontar a tres individualismos que. irrumpen en Ocei- sehen pana & or alae, ee tra la’ cosmovisién catdlica lo da Lutero con el individualism religioso, Lutero rompe la unidad_ occidental y cristina con la herejia protestants, haciendo tuna exaltacién del yo. A partir de Lutero, con él y sus seguidores, el individuo hace tu religion de acuerdo a cémo le inspira el Espiritu Santo, es devi, se rechaza Ta forma exterior, la Iglesia, vse constituye al individuo en medida. en eriterio para adoptar una. determinada posicién religiosa en la vida. Adds Tiutero tiene una importancia enorme, porque él es heredero de F. Ockam, defensor de la denominads teoria o escuela nominalists. Qué influencia tiene LLutero el nominalismo? Le da el antintelectualismo que luego pasart y curacy Terizaré, pricticamente, a las clencias postivas y a la cultura occidental, que estamos viviendo. Para Ockam la metafisica y la teologia son puras palabras, no tenen sentido; solamente tiene sentido lo individual, lo conereto, 1o que es Dereibido por ls sentidos! Lutero diré en una de sus obras que a Ja inteligen- Gia humana habria que encerrarla en el peor lugar de la asa. Incluso Tega 2 decir que le inteligencia humana, Ta razén, “es la. prostituta del demonic sy feon est posieiin frente a la inteligencia instaura el sentimentalismo religiso; emis de ese individuaismo deja. y da wna concepeién de Ja fe equivalente a fiducta, wna especie de sentimiento de Dios y ie is. ee todo Jo ‘es, dogmitico es minimizado completamente por Lut oe leans Em pe Po tjemplo, al terreno catlico y toma bastante importancia, a fines del siglo pasa do yon este siglo, con el modernismo, condenado por San Pio X en la, Bnet clica Pascendi, que redueta los dogmas catélicos y la Iglesia Catia al sone timiento popular, al sentimiento religioso; éste es un punto. Este antiinteloc: tuallsmo To veremos reflejado luego, por efemplo, en Rousseau, Rousseay, gine litica?. Prdeticamente crea 0 impulsa el voluntarismo politico, ee fs la que decidirh sobre la estructura de la sociedad, la estruc- Tura del Estado, los delegados que deberdin gobemar —Iuego volveremos teste tema—, Entonces, el primer individualismo es et religioso. El segundo individualiomo es et subjeticismo Honjtco, Hasta, Descartes re en 1a filosofia, en general, acepts que nuestra inteligencia captabs {1 NORD oe ploy ls ety Tabi S ustedes ¥, sen esi Hsia del sentido comin que es la aristotélico-tomista, no dudo de que estoy hablén- doles; siguiendo a Descartes me preguntaria: yo he sofiado muchas, yeoes ave hie hablado asf a tanta gente y he sofado que tenfa certeza/como ahora que ‘ectoy despierto, -quién._me dice que no esté sofiando en este momento? Enton- ces, empieza Ja duda sobre la capacidad de captar inmediatamente la verdad. eCémo sale Descartes de esto? sale solamente a través del yo, del cogito ergo sum, solamente desde adentro, poniendo un pardmetzo para la verdad: Io que yo puedo captar con ideas claras y distintas, es es posible, es0 existe. Se desarrollaré después con Kant hasta legar al’ maximo con Hegel, para quien Jo inico que existe es el pensamiento puro, el. vacio, la Idea. Kant negara la posibilidad de hacer ciencias de la sustancia, de las cosas; Hegel Mega a la cumbre de esta subjetividad y dice “s6lo existe el absoluto, el pensamiento vacfo”: el ser es la nada. De abi sale la dialéctica y saldré Marx y sus discl- alos que distorsionardn con Ia dialéctica Ia interpretacién de las cosas. El tercer movimiento individualista que inumpe en Occidente lo podemos esborar a través de Macchiavello, del cual hay muchos sequidores, Eos inde, pendencia de la politica, Ia independencia de los que gobiernan frente a toda moral exterior. gCémo subsistir en el poder? Macchiavello lo eseribe en el céle- bre libro “El Principe”, dando consejos y principios de accién, Hay un rechazo de Ia moral, un rechazo de la ética objetiva proveniente de lo que nosotros Namamos el derecho natural y, por supuesto, de la moral eclesiistica y sobre- natural. He aqui uno de los consejos de Macchiavello cuando le dice al prin- cipe “no salgas del bien, pero no temas entrar en el mal si es necesario’; lo mismo cuando le dice: “tienes que aparecer religioso si es necesario, pero no ser religioso, porque si cres religioso es dificil cambiar Ja cualidad; pero si apare- ces religioso, fécilmente puedes sacarte la careta y no ser religioso”. Cuando Castro bajaba de la Sierra Macstra con sus guerrilleros con el escapulario de Ja Virgen del Carmen, todo el mundo aplaudia porque se habia terminado Ia dictadura de Batista y luego, al poco tiempo, comenz6 a fusilar a sus correligionarios y se proclamé leninista-marxista. Estos son todos con- ceptos de moral propia y subjetiva del principe gobernante de Macchiavello. Con estos tres individualismos: el religioso, el politico y el filoséfico, que tienen muchos matices segin sus seguidores, caemos en la antropologia liberal del siglo pasado. El liberalismo se presenta como concepeién del hombre antiintelectual, antimetafisico y antiteolégico. Von Mises —por ejemplo es un economista modemo liberal; en la “Accién Humana”, en su primer capitulo, erradica a Dios de la economia y dice: “el argumento de los que defienden la existencia de un Dios se basa en que Dios creador es omniperfecto, hizo todas las cosas; pero el que actiia, actda por un malestar, entonces, ese Dios que cred, actud, si actué, actué por un malestar”; luego la’ idea de Dios es contradictoria: 0 es omnipertecto y no credo si cred no es omniperfecto. Asi en el primer capitulo rechaza a Dios de la economia, por ser un concepto contradictorio, quimérico y precisamente rechaza también la metafisica y la étiea natural; es decir, ese antiintelectualismo que les sefialé de Lutero pasa y es reforzado por cl agnos- ticismo kantiano que sostiene que no podemos conocer Ja profundidad de las cosas, el ser; de las cosas slo conocemos el aparecer, el fendmeno, Estos auto res —en derecho lo hurd Kelsen— pricticamente dejan de lado toda concepeién metafisica; es decir, no toleran que una consideracién metafisica y, por tanto, una consideracién ‘ética, axiolégica, entre en el derecho ni en ia economia, Como yo no puedo conocer —dicen~ el ser, tampoco puedo conocer el deber ser; la ética y la moral, no tienen nada que ver con el derecho. El derecho Ane a ee i rento de determinadas formalidades y competencia de ee ant tein corn Iipottica fundamental ~f6rmula fla: si ve da A debe ser B; ol contenido A'y B no es juridico para Kelsen, es el antiintelectualismo y la antimetafisica plsmada en el orden juridico. Hay un fallo de la Suprema Corte de Justicia Ae a Provincia de Buenos Aires dictado hace dos_afios en donde, lamentable- Imente, eoa Corte resuelve por voto de In mayoria, en un caso, de preseripei Gue, aunque resultare Tnequtativa la Tey, debia'apliarse, Es deci 18 ley fis: la ley geométrica. Si se da A debe ser B; no importa que se viole o que se esté atentando contra 1a equidad, imer punto —la postura antimetafisiea del beralismo— no es una fmaginibn, he etado dos eases, In economia. de mercado y el positivism jurt- dice de FL Kelsen, Podria también agregar la influencia de las doctrinas pro- testante y Kantiana en las modernas escuelas de pedagogia y educacién (Clapa- rede, Dewey, Piaget...) pero no es nuestro propésito. jomistas liberales rehusan hablar de precios “justos” 0 “equitativos’. Spars nen eee aor determinar lo “justo” ¢ “injusto” como cualidades intrinsecas de las cosas. EI foncepto de “bien en si” y “mal en sf, pertenece —segiin ellos— a apreciacio- hes subjetivas que en modo alguno pueden fundamentar una ciencia. objetiva sunda caracteristica del lberalismo, consecuencia de si bisico anti- Inotectunitony entendido este como pensamiento antimetafsic, es el pronun- cciado y explicito pragmatismo, del que, incluso, hacen alarde sus seguidores. ‘utores como Bentham, siglo XVIIL, impulsaron lo que se ha denominado ai Auigmatismo anglosajon”, Coloearon como prineipiosbisicos den den Ia sued del placer y' el mévil del interés. Bn, Norteamérica se han near ado de Ta difusion del pragmat S, ; ee y otros (prineipios dels u Srfericiooss Me W. jrmes decimes, que segi eta escuela, “eonladoro cv io Gque es ati. ;Cémo se explica, a la luz de este andlisis la difundida y aplicada eonducta anglosajona del “utilitarismo"! Piénsese en Ta politica americana do Tos “derechos humanos’, defendidos en un lugar del globo e ignorados en otros ‘el principio de cooperacién reefproca interamericana, dejado de lado en los ‘sucesos de las Malvinas, ete... Boe eee James sostenia que el problema de 1a existencia de Dios, por ejemplo, se recive Con argutbentos metafisios sobre la necesidad de tna. primera fae Seo primer motor del universo; siguiendo el enfoque. peculiar del pragmatis- mo, la cuestién se reduce a saber si es ttl para mf vida. aceptar un Dios crea- dor y fin de la misma 0 no. x es0 afirmo que no sélo hemos de bregar por una descolonizacién de las Melsina sno tabbign por una descoloniacibn de la cultura, que se halla {impregnada de este pragmatismo de origen anglosajén, y fuertemente.arrai- gado en la mentalidad americana y que, lamentablemente, cuenta con muc! adeptos en toda latinoamérica, s relaciones internacionales, podemos decir, estin regidas, por crite- «i: ROLES SDR RIRGRRECLRORIED,, DOCEIIOS cin ee lana eat Ja liberal “economia de mercado”, afirma sin Ia menor duda que su escuela defiende ol derecho de propiedad, In ibertad, ete... no por ser “verdaderos lerechos naturales”, exigidos por el hombre, sino’ porque son “tiles” para la ‘convivencia humana, Veamos un texto breve de este autor: “,. las enseflanzas de la filosofia uailitaria y de Ia economia clésica poli tica nada tienen que ver con la teoria de Jos derechos naturales. Lo tnico que 4 aquellas doctrinas interesa es la utiidad social. Recomiendan la democracia, la propiedad privada, la tolerancia, Ja libertad, no porque constituyen institu. ciones naturales, sino por resultar beneficiosas” (1). Por eso la Doetrina Social de Ia Iglesia, a través de los Sumos Pontiices, ha sefialado siempre que la “cuestién social” que agita a los Estados modemos ¢s, fundamentalmente, una cuestién moral y de educacién. Mientras no se restablezca en Occidente una concepeién del hombre basa- a en “la metafisiea del ser’, tampoco podri prescribirse y observarse una sélida y eficaz “ética del deber ser”. Tarea esta primordialmente encomendada a los educadores, en los distintos niveles de formacién. Hoy, las pedagogias (Piaget, Dewey, Claparede...), las economias tanto liberales como colecti- vistas, as doetrinas furidicas, inficionadas del agnosticismo kantiano, socavan ‘en sus cimientos la verdadera paz y justicia social. Es preciso erradicar el prag- matismo, la antimetafisica, el empirismo y el positivismo. La tercera nota que sefialo de In antropologia liberal es “su ingenuidad” especto del problema del mal y de Ia conducta humana. Esta ingenuidad tiene raigambre religiosa, pues se basa en el desconocimiento del “pecado original” y Ik consecuente atribucién de la responsabilidad del mal cxistente 0 en las ‘structuras sociales, o en el régimen capitalista (reaccién socialista y comunista). Parte esta ereencia de la bondad natural del hombre sostenida por el Deis- ‘mo inglés (siglo XVIII), Segim esta secta, inspiradora de la masoneria mo- derma, Dios, el Gran Arquitecto del universo, hizo todas las cosas. buenas. Cuando el hombre introdujo estructuras sociales, en especial el Estado, intro- dujo la causa del mal y del desequilibrio en Ia convivencia humana, Por tanto, sostenfan, se impone, para solucionar la “cuesti6n social” una vuelta’ a la mani festacién espontinea de la naturaleza y una reduccién al maximo del Estado, do abi el “estado gendarme” y supresiin de los sindicatos, como otras estruc- turas humanas perturbadoras de In paz social. Acufaron el célebre lema “laissez faire, laissez passer” gue, con variantes y adaptaciones a los convulsionados tiempos modernos, sigue inspirando a las escuclas liberales, a las pedagogias de la “espontaneidad” buena del nifio, ete.... Ya sabéis cul es la doctrina y creencia catélica, El hombre nace con el peeado original, y si bien el bautismo lo elimina introduciendo la gracia reden- tora en su lugar, con todo permanecen en nuestro ser las tendencias al mal. Hay hombres que rechazan la gracia de Cristo, y otros que la aceptan pero n0 guicten hacerse violencia interior contra las malas tendencias. De ahi las malas estructuras sociales, los desequilibrios, los egoismos, el aprovechamiento injusto en las contrataciones, etc... Juan Pablo II ha dicho claramente en Puebla: {i} Lo Asoldn Elcenede, =.-067. jana, significa “Transformacién de la vida interior”, El juego: maaan ameter Jos distintos agentes que intervienen tratarin de manejar para. su propio pro- ‘vecho, sin cuidar del préjimo, la ley de oferta y demanda; las “espontaneida- des” del nifio no son todas buenas, por ello la pedagogia no puede descansar ‘en un niiio “ideal” y “utépico”. Ingenuamente escribié V. Mises: “Gierto es que si por doquier fueran reconocides los. principios de la economia de mercado, 10 habra jams necesidad de reeurrit a In guerra y los ‘pueblos vivirian en perpetua paz, tanto interna como externa” (?) Por ‘iltimo, me referiré a Ia caracteristica principal del liberalismo, de la que toma su nombre: la exaltacién de la libertad humana como absoluta, ilimi- tada e irrestricta, Gignidad de la persona humana consiste formalmente en ser ella una snl id es nam cme min eh medida en que el hombre encamine sus actos a Dios; por ello a libertad es tun elemento fundamental de la dignidad de la persona humana, pues su uso ecto 0 incorrecto dice relacién directa con su dignidad o indignidad. No es el hombre digno por ser libre, sino que es libre para buscar y ordenarse a Dios, fuente iiltima de su dignidad, No puede concebirse la libertad como un absoluto —como pretenden los liberales ni consiste la dignidad en poseer una libertad ilimitada. y auténo- ma, Del uso de la libertad nacen los mayores bienes y los mayores males para el individuo y la sociedad. La doctrina catélica es bien clara a ese respecto. Sus afirmaciones coinci- den con las tesis del sabio filésofo antiguo Aristételes. La raiz de Ia libertad esti en Ia inteligencia. Sélo adecuando el hombre su conducta. a los cinones de la moral hari uso de Ia libertad que acrecentara su dignidad: “Conoceréis Iaverdad y Ia verdad os hard libres, esa verdad que es la Unica en ofrecer una base s6lida para una praxis adecuada” (3). De aqui que la politica, la economia, el derecho y todas las actividades Iibres del hombre, por tratarse de conductas humanis, deben adecuarse dentro del orden moral propuesto por el Creador e impreso en nuestras conciencias. Si quitamos la inteligencia de los primeros principios de la educacién, det ‘mereado econsmico, del derecho positivo, lamentablemente tendremos una edu- cacién desordenada, un mercado. desequilibrado © inequitative, un_ derecho frracional y arbitrario, No es que la Iglesia no defienda a libertad; por el contrario fue, es y seri la primera y mis ferviente defensora de la. misma, Se hha puesto a la esclavitud, logrando morigerar sus costumbres inhumanas has- ta hacerla desapareeer; se ha opuesto a la explotacién del hombre por el hombre, etc... lo. que si-reivindica es que la libertad para ser usada dignamente, ‘como conviene a la naturaleza racional de la persona humana, debe enmarcar- se dentro del ordenamiento moral. La libertad sola produce desorden, pues 2) a Accln Humana, p. 29. (2) La Accién Humana, p. 963. | lla, de por si, no-dice “primero” ni “segundo”; el orden Jo dicta la inteligencia; su rata, cto Resende que un funcionario del Ministerio de Keonomia, cuando la debe- financiera. de los aiios 1977-78, respondié al periodista que le interrogaba por tal desastre piblico: “es el precio de la libertad”, contest6, jist no es humanol, educarse a polos 0 a tumbos en el mercado, teniendo inteligencia, no es racional. Es necesario ordenar, disciplinar Ia libertad para su mejor uso y goce. Estos temas se irin deshilvanando en el transeurso del aiio por los distin- tos expositores. Seguidamente expondré los tres grados principales de_libera- lismo rechazados por Leén XIII en la eélebre enciclica Libertas (afio 1888). La descripciéa de los mismos, tiene plena vigencia hoy dia, por tal motivo los enuncio: Jer. grado: El mis grave, Es el liberalismo de aquellos que rechazan todo orden natural y sobrenatural. Predican la autonomfa absoluta del individuo. Es duefio de si y de su conducta y de fijar su destino. Los preceptos morales extrinsecos a la yoluntad individual esclavizan al hombre. De ahi que no acep- ten la moral natural y mucho menos la sobrenatural. do, grado: Menos grave, aunque también inaceptable, Sus seguidores recha- zan el orden sobrenatural y la Institucién Divina de In Iglesia, Sélo ac Ja existencia de un Dios “razonablemente” demostrado por el individuo, En algunas mentes este Dios es asimilado a un “Gran Arquitecto”, en otras se lo concibe como un ser necesario pero habitante en regiones ignoias, despreocu- pado del mundo, ¢ indiferente frente al accionar de los hombres. Sigue habiendo en este grado de liberalismo una autosuficiencia y soberbia huma- nna, pues el individuo se cree el ordenador supremo de todas las cosas tempo- rales, olvidindose de Dios, de quien a lo sumo se acuerda, recelosa y enigméti- camente, frente al ataid de un familiar, Ser, grado: Es el liberalismo mitigado, pero también inaceptable. Segin sus seguidores, existe un ordenamiento natural y sobrenatural de la vida y la conducta humana. Las obligaciones emergentes de la moral (natural y sobre- natural) solamente la admiten para la vida pricada, no asi para la piblica. En esta area —dicen— rige In més absoluta libertad y autonomia. La politica, la economia, el derecho, la educacién, nada tienen que ver con Ia cuestién de los fines trascendentes de la persona humana. La religin es una cuestién de con ciencia privada y no de confesién piiblica. Las téenicas y ciencias de lo tem- poral no pueden aceptar principios de fe y de revelacién; dejarian de ser serias y cientificas. De abi que propicien un Estado neutro; en materia religiosa: edu- cacién “laica” para Tos nifios y jévenes; Ia economia y el derecho indepen- diente de toda moral, Este tercer grado de liberalismo ha penetrado en la mente de muchos catdlicos y es el que explica por qué en paises catdlicos, como Italia, se haya votado a favor del divoreio y de las leyes permisivas del aborto, Este tercer grado de liberalismo explica por qué hay algunos economistas catélicos —aun en nuestro medio ambiente— que sostienen que “la usura” es un invento de los socialistas; que ese término y concepto debe desaparecer, pues el interés nun~ ‘ea puede’ ser usurero, pues es una resultante (mecinica) del libre juego de oferta y demanda de capitales. Cierta vez, un comerciante me comentaba que habia hecho una venta extra ordinaria, por’ lo que estaba muy contento. {Qué sucedié?, —le pregunté— Vendi “chifén” por terciopelo (cl chifén es una simple imitacién del terciopelo ;, por supuesto, no puede valer tanto como éste). Inmediatamente le repliqué: “Eso es un robo!”. Me contest6, sin demorar un instante: “Ud, no est en el eomercic”. Hago constar que este comerciante es catélico. Pero pertenece a este tercer grupo de liberales, que divorcia la vida privada de la piiblica, Los domingos ir a misa, confesar (?), comulgaré... pero en el negocio rigen otras leyes. IIL, Antropologia marxista Esta concepctén del hombre la de Marx~ esti contenida en una cosmo- visi6n materialista y dialéctica Me detendré en sefialar algunos de los principales postulados de la antro- pologia marxista, no sin antes subrayar que la [glesia ha alzado también su voz, reiteradamente, frente al avasallamiento de Ia persona humana por parte de distintos regimenes totalitarios y colectivistas: “Bl totalitarismo —expresa Pio XII— es siempre incapaz de satisfacer esta exigencia (de asegurar Ia unidad en la diversidad), porque da al poder eivil tuna extensién indebida, determinada y fija en el contenido y en Ia forma a todos los campos de la’ actividad, y de este modo oprime toda legitima vida personal, local y_ profesional, en ‘una unidad o colectividad mecénica, bajo Ta fmpronta de a nacién, de ia raza o de la clase” (4), Frente al “homo oeconomicus”, nacido del liberalismo pragmatico y empi rista del siglo XIX, Marx erige como meta ¢ ideal al “hombre nuevo ‘socialis- ta”, al “homo faber”, hombre productor y fruto de las relaciones de produe- cién. El comunismo se empefiard por “desalienar” al hombre, actualmente sojuz~ gado por un sistema productivo en manos de los capitalistas explotadores. Po- demos sefialar dos aspectos de la antropologia marxista: uno critico y otro afirmativo, 1) Aspecto eritico: el hombre se halla “alienado”, asi observaba el hecho existencial Marx y asi lo reiteran, hoy, sus seguidores, respecto de aquellos seres humanos que viven ain en regimenes capitalistas. La nocién de alienacién le viene a Marx de Hegel; equivale a “enajena- cién”, “extrafiamiento”. En el filésofo alemén es un paso necesario en su dia léctica: Ia idea se desdobla, se extrefia en las diferencias, para luego replegar- seen Ia conciencia de Ia identidad y no-identidad. Para Marx es un dato facti- cco, de hecho; el hombre se halla enajenado, extrafiado, al capital y a los dis- tintos factores externos a 4 que lo esclavizan: religién, politica, cultura. EX (4) Dalle Piacque, n° 8. hombre nuevo surgiré: cuando el trabajador manual sea capaz de desembara- zarse de sus opresores, se “desaliene”, y recobre la conciencia de su libertad, mediante el trabajo colectivizado y el gobiemo, por parte del proletariado, de la nica estructura vilida de Ia historia: ls econémica. Habra legado el “paraiso” y caerén por tierra, sin sentido, las superestructuras originadas por el falseamiento de la historia que han hecho Jos capitalistas: Dios habré muertos el Estado desapareceri; la cultura y lo social perderdn el aburguesamiento y se proletarizarin. Escribié Marx: “Nosotros partimos de un hecho econdmico actual: el trabajador se hace ‘més pobre cuanto mas riqueza produce, cuanto mis aumenta en poder y en volumen su produccién, BI trabajador se convierte en una mereaneia tanto més arata cuanto mis mereancias crea... “1 trabajo externo, en el cual el hombre se €najena a si mismo, es un tra- bajo de propio sacrificio y mortificacién. Finalmente, el caricter externo del trabajo para el trabajador, aparece en el hecho de que no es propio, sino de otro, de que no Ie pertenece a él, sino que en él se pertenece, no a si mismo, sino’a otro” (5). Marx indica las cinco alienaciones a las que se halla sometido el hombre, a saber: a) Alicnacién cconémica: es ésta In principal, pues el materialismo comu- nista slo concibe Ja historia y la vida societaria, como un movimiento de produccién y distribucién de bienes materiales, sensibles, escasos y utiles. El trabajo manual es el verdadero factor que determina esta estructura, pero el capital, a través del régimen de la propiedad privadn de tos medis de pro Guceidn, ha desplazado al trabajador, eolocindose en su lugar, y sojuzgindolo y aliendndolo. Es ésta la principal alienacién para Marx, que da origen a las siguientes. b) Alienacién politica: el hecho de Ia propiedad privada y de Ia exp cién del trabajador ha dado origen a las distintas clases sociales, segin los ‘expositores marxistas. Las mis poderosas, la de Jos ricos y_capitalistas, han Duscado a través de Ia historia implantar, ora por un sistema partidoeritico, ora por un régimen militar, o mixto, un Estado que garantizard sus posesiones y privilegios. De abi que sostengan los cormunistas la desapariciin del Estado cuando arribe el “paraiso comunista”, en cl que habrin desaparecido las cla- ses sociales. Escriben Marx y Engels: “La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la produceién sobre la base de una asociacién libre igual de produetores, enviar toda Ia miquina del Estado. al lugar que le corresponde: al museo de antigtiedades, junto a la rueda y al hacha de bronce” (8). TH Mans, Heononic and Phonic manssript of 1864, O70. La la exh mma Mie We Peal, ee Hf poder dourictr et dalétes marta, 9 at tena Baioves, cu capinls 1 reconendarce ‘pert i prfundinion ete on i) Mane y ENGELS, Obras xcogides, Edi. Cartan, Buenos Ais, 1057, 958 Cont “hit, Extn Gro del fol, Ta propia vel Eady, Lanny EY Bd Se e) Alienacién social: la visién de la historia para Marx es una continua Jucha de clases sociales. La determinacién de las mismas se funda, principal- mente, en el poderfo econémico, en riltima instancia en el régimen de la pro- Piedad privada, que habré que abolirla definitivamente. Sin embargo, como se- fiala el P, Meinvielle, para que se dé el concepto de clase social, al que se refie- re Marx, debe darse Ia “conciencia de clase” 0, como dirian los socializantes atinoamericanos, “concientizacién’, es decir, sentirse oprimidos u opresos. La versién moderna de esta lucha tradicional se da entre la burguesta y el prole- tariado, iltima etapa de la revolucién mundial. d) Alienacién filosdfica: Ja filosofia, como la religién, aparecen para Marx como superestructuras que tienden a mantener el orden establecido por los, explotadores de Ia historia. El hombre teorético, contemplativo, es una vana ilusién de la burguesia, como la fe en el més alla de las distintas religiones. ‘Alaba Marx a Feuerbach por haber reivindicado la materia, frente al idealismo hegeliano, con todo le critica el haberse quedado en un pensamiento estitico, al modo de los-fildsofos positivistas, en lugar de insertar sus reflexiones en la praxis revolucionaria, En la Tesis once, escrito por Marx sobre Feuerbach, “Los filésofos s6lo han interpretado diversamente el mundo; en cambio, Jo que interesa es transformario”. Irénicamente contesta a Prudhom, que habia escrito “Filosofia de la mi- seria”, pretendiendo hacer, un anélisis de la. situacién social, con su opiscu- Jo: “miseria de Ia filosoffa”, Para la burguesia, segin Marx, la filosofia funda~ menta las ideologias para justificar y hacer perdurar el sistema de explotacién. e) Alienacién religiosa: los pueblos al ver frustrados sus deseos de bie- nestar caen en la proyeccién de esos deseos en un mito, en un ser extramun- dano. Este extrafiamiento le consuela y es fomentado por los Estados burgue- ses para mantener adormecidas las fuerzas de liberacién que se ocultan en la conciencia de los pobres. De ahi que la religién actie como “opio del pue- blo”. Sin embargo, segiin Marx, Dios y todas las mitologfas y religiones desapa- eeerdn, cuando los pobres sean liberados por la praxis revolucionaria, y re- suelvan’ todas sus ansias de felicidad. Dios habré muerto sin necesidad de haber sido combatido directamente. En esta fulsa linea de interpretaciéni de la historia se ubican algunos te6lo- 50s cations y_protestantes, euya teologia Ia han nominado: “Teologia de la muerte de Dios”: “El cometido esencial de la Iglesia ~eseribe Harvey Cox— consiste en pro- clamar Ja liberacién del hombre de estas fuerzas maléficas, la liberacién del hombre de la esclavitud politica, cultural y econémica” (1) ¥ el P. Gustavo Gutiérrez, lider de la “Teologia de la liberacién", dice: “EI hombre latinoamericano.... en Ia lucha revolucionaria se libera de una manera u otra. del tutelaje de une religién alienante, alienante que tiende a la conservacién del orden” (*). Qa, Los mesimieios lealicos sruarsnts, BAG, p, 61 P, Gustavo Guninauz, Teologia de la liberacién, p. 101. Ba. “Sigueme”, Sal Esta antropologia, como pueden Uds. colegir, es abiertamente contraria a la del sentido comtin y, por supuesto, a la antropologia catélica. Es) impo- sible conciliar tuna con otra. Sin embargo, hubo y hay algunos, dentro de las filas catélicas, que sostienen que es posible conciliarlos 0, al_ menos —dicen—, ‘puede un catdlico adoptar el andlisis marxista sin por eso adherir al materia- ismo ateo. Ya Pablo VI —en la carta “Octogésima advenins’—, advirtié que era imposible adoptar el analisis marxista de Ja historia sin conectarlo con la ideo- Iogia de base que lo sustenta, Precisamente el andlisis marxista supone In concepeién economista de la historia, pues su punto de partida es la doctrina de la dependencia econémica, ‘como principal alienacién del hombre, segin’ antes expusimos, y su objetivo ‘es constatar el grado de “dialectatizacién” u “oposicién” entre los dos polos: ‘Capital y Trabajo, para sugerir, finalmente, la estrategia de la lucha de clases ‘a desarrollar, que varia de pals a pais segiin Jo revela el andlisis efectuado. Pio XI, al condenar al comunismo, sostiene que éste es “intrinsecamente perverso” (Enciclioa Divint Redemptoris, 1937). IV. Axrnopotocia Caréuica ‘Las dos antropologias, sucintamente expuestas, Ta liberal y Ia marxista, son las que predominan. Amén de lo dicho desde la. perspectiva de Ta. Etica Catélica ‘al criticar algunas tesis liberales y marxistas, conviene, antes de con- cdluir, resefiar algunos principios que son pilares del Orden Social Cristiano. Al comienzo habri que anunciar Ia categ6rica afirmacién del Concilio Vati- cano Il, que desempefia un papel rector: “Porque el principio, el sujeto y el fin de todas las instituciones sociales sy debe ser Br petvona human, a cual por” sa misma naturaeza, tiene absoluta necesidad de la vida social” (G. Spes, n° 25). 1° La persona Humana El hombre fue creado “a imagen y semejanza de Dios’, ésta es la afirma- ‘cin primordial de la antropologia cristiana (*), Es una substancia individual de naturaleza racional. A partir de este concepto ontolégico, enriquecido, con Jos datos de la revelacién, Ia Doctrina Social de la Iglesia extrac pri conclusiones. que deberén aceptar los hombres si desean una sociedad en donde reine la paz y la justicia. A titulo enunciativo he aqui algunos de ellos: Por ser el hombre una substancia que subsiste por si, en cuanto al ser, es superior al Estado; éste, como cualquiera otra sociedad, 'es un ser accidental de relacién, La substancia es wna unidad entitativa, los grupos humanos son ‘una “unidad de orden” (*), Por ser individual, subsiste indiviso en si y distinto de todos los demés seres: de aqui que lo'“social”, la comunicacién con sus congéneres, no es st. ey Disco tmagu de Poti, Joa Pam a (18). (ay sree isee tas 8 sencia sino un-accidente de relacién propio de ella, por eso se dice que el hombre es social por naturaleza. Se ve cudn antinatural es Ja doctrina de aque- Mos que pretenden “un hombre nuevo”, concebido exclusivamente como un ser social, un ser para la sociedad, para el Estado. Empero se equivocan también quienes desconocen la inclinacién natural del hombre a vivir en sociedad roduciéndolo exclusvamente a, un craso hale vidualismo egoista, minimizando 0 negando el rico campo de la comunicacién, solidaridad, bien comin y la justicia social. Por ser inteligente el ser humano ademés del cuerpo tiene un alma espi: ritual, Es Persona. Constituye una unidad entitativa con interioridad y con- efencia, no puede; por end, se “objeto de eleulo, considerado jo la cate goriade Ia cantidad... sino que uno, iico © imepetible... alguien eterna mente ideado y eternamente clegido: alguien lamado y denominado por su nombre” (#2), Por ser inteligente, la vocacién del hombre es a'lo Absoluto y_ eterno. Es tun todo que pertenece totalmente a Dios. Por su destino final trasciende In historia, ET Estado y las sociedades terrenales se agotan en el tiempo. Ninguna de ellas puede absorber a la persona humana, “alienindola” y considerindola como simple picza de un engranaje. Por ser y por su fin trascendente el hombre ¢ superior al Estado: ‘el Estado es para el hombre y no el hombre para el Estado” (12) Por ser inteligente el hombre es libre. “sui juris”, duefio de si y de sus actos; no esta necesitado por ninguna creatura, sino solamente por la felicidad completa, a la que busca afanosamente en su peregrinaje por el mundo. No es en la técnica, ni en el mayor consumo de bienes materiales, ni en ef sexo, ni en el poder, ni en la fama donde el hombre hallaré el camino hacia su felicidad completa, sino en los actos y estructuras que posibilitan la realiza- cién de su forma superior, el espfritu. La Doctrina Social de la Iglesia se opone as{_a Ia concepcién de una sociedad consumistica, tecnocritiea y materialista, predominante hoy en Occidente y Oriente, segiin propios matices y circu tancias. Seria incompleta esta visién antropolégica sino se tomara en cuenta la fealidad histérica tal cual se dio, por voluntad del mismo Creador. El hombre fue ereado y clevado al orden’ sobrenatural. Al mundo fisico Dios le puso eyes determinadas mediante las cuales resulta el orden edsmico: en el campo de la conducta humana l Creador no ha impuesto las leyes de tal manera Se cumpliesen inevitablemente, sino que las ha propuesto, como obligatorias si, pero. admitiendo la posibilidad de ser violadas, por depender de actos de libre determinacién de Ia persona humana, El hombre peod; violé el plan del Creador y junto con la pérdida de la gracia, a partir-del-pecado original, lo inferior (la carne) sometié a lo supe- thor (espiritu). Las consecvencias para el individuo y para las sociedades fue- TRY Memje de Navidad Joe Paswo n (25-N1L78). (2) Dis natomprons ie 35" Bar's.” ron y son terribles: angustias, enfermedades, esclavitudes, prepotencia, calum- nas, guerras, etc... (38). El Padre Celestial, movido por su infinita misericordia, envié a su. Hijo, quien asumiendo la came, donde reside la. potencia del Peeado, oe al muerte y al peeado. A partir de la cruz puede muevamente el hombre sojuzgar Io inferior, pero haciéndose violencia a st mismo: “los que son de Cristo eru- eifiearon su carne con vicios y concupiscencias” (4) También ‘en esta segunda creacién el orden de la conducta humana indi- vidual y social se le propone al hombre, no se le impone; de abi que no todos adhirieron a Cristo y, por tanto, no todos logran liberarse de la esclavitud de la farne, Por tal-motivo la lucha entre el: bien y,¢l mal mo ba cosado (1), ¥ ot rincipe de este mundo sigue inspirando no sélo a individuos sino también a Estemes politices y gobiernos, que so pretexto de luchar por la iberacién del hombre, Io someten a terrible esclavitud, no conocida en épocas anteriores (16). +E] misteria del hombre $610 se’esclarece en el misterio del Verbo Encar~ nado” (87). Esta verdad completa sobre el ser humano constituye el funda- le Ia ensefianza social de la Iglesia, asi como es la base de la verdadera iberacién, A la Juz de esta verdad no, es el hombre un ser sometido a los procesos econdmicos 0 politicos, sino que esos procesos estin ordenados al hombre y sometidos a él" (#8), No. es posible, pues, aceptar la filosofia social que propone en la base que el hombre es naturaimente bueno y que las estructuras sociales To. hacen malo. No se compadece con la antropologia cristiana la filosofia politiea y eco- némica del “laissez faire”; ni aquellas doctrinas que prometen al hombre un “paraiso” en la tierra o una redencién de los males a través de factores exclusi- vamente econémicos. “Liberacién, significa transformacién interior del hombre que es consecuencia de la vedad” (39). 2 Tqualdad La Doctrina Social de la Iglesia siempre ha defendido la igualdad esencial de todos los hombres. En primer lugar, todos partieipan de la misma natura Teza macional; poseen todos la misma’dignidad ontologica de ser imagen y semejanza de Dios y deberse a El, nica y totalmente, permaneciendo libres entre si, En segundo lugar, esta igualdad ontclégica se ve elevada al_ orden Sobrenatural por la vocaeién a la filincién divina, en virtud de los méritos de a Pasién de Cristo: “No hay distincién —escribe S. Pablo— de judio ni griego; ni de siervo ni de libre; ni tampoco de hombre y de mujer. Porque todos voso- tos sois uma cosa en Jesucristo” (2°). eerie he eesh ws (3 Sto rx Dow) 8 Saas Mas junto a esta igualdad esencial, por la que se ha de condenar toda forma de esclavitud, el Magisterio Social de Ia Iglesia, sostiene Ja desigualdad de funciones de los hombres en el cuerpo social, de la que derivardn las diver~ sas clases sociales. Valerosamente Leén XIII salié al paso de los socialistas y comunistas que pretendian —y hoy también— la supresién de las clases sociales como solucién ala cuestién social; “establézease, por tanto, en primer lugar, que debe ser res- petada la condicién humana, que no se puede igualar en la sociedad civil lo alto con Jo bajo. Los socialistas lo pretenden, es verdad, pero todo es vana tenta- tiva contra la naturaleza de las cosas. Y hay por naturaleza entre los hombres muchas y grandes diferencias; no son iguales los talentos de todos, ni Ja habili- dad, ni la salud, si lo son las fuerzas y de la inevitable diferencia de estas cosas brota espontineamente la diferencia de fortuna” (2). En el mismo sentido Pio XII expresé: “Todas las desigualdades derivadas no del capricho, sino de la naturaleza misma de las cosas, desigualdades de cultura, de riquezas, de posicién social —sin perjuicio naturalmente de la justi- ia y de Ia mutua caridad— no son, en realidad obsticulo alguno para que exista y predomine un auténtico espiritu de comunidad y fratemidad” (2). Hoy que ha recrudecido a prédica marxista y muchos cristianos se ven tentados por los postulados de una nivelacién masiva y por lo bajo de los diver- 805 aspectos de cuadros sociales corresponde reiterar: 1) La diversidad de clases sociales es un hecho de rafz ontolégica: “La naturaleza —escribe Santo Tomds— hizo a todos los hombres iguales en la libertad, pero no en las perfecciones naturales” (); 2) Frente a esta situacin la Iglesia ensefia y exhorta a las distintas clases a vivir en armonfa, concordia y no en Iucha y violencia fratricida: (liberacién eristiana), “Es una liberacién que sabe utilizar medios evangélicos con. su peculiar eficacia y que no acude a ninguna clase de violencia, nia la dialéc- tica, nia la lucha de clases sino a la vigorosa energia y accién de los cristia- nos que movidos por el Espiritu Santo acuden a responder al clamor de millones y millones de hermanos” (3). 3) En especial se ha de poner acento vehemente, siguiendo el ejemplo del Supremo Maestro, en exhortar a los que més tienen a fin de que participen y comuniquen sus bienes con los més necesitados, a través de las distintas for- mas de la caridad social; y no sélo a los que més tienen en el orden material sino también a los que recibieron especiales dotes de inteligencia, gobierno, ingenio, ete... Pretender suprimir las clases sociales, originadas por las diversas perfec- clones e inelinaciones naturales es poner las energias al servicio de una utopia. En un mundo, materialista que pretende nivelar mecanicamente los i tintos estratos de la vida social, el cristiano debe reivindicar la constitucién (21) Rerum Novarum, n° 13, (B) Benignitas ct Humanitas, 20 18, (B) In Sent. 4413 ad 1. (2) DP, no 486, jerérquica del universo, en la que, salvada Ja igualdad de las esencias, existen funciones superiores ¢ inferiores, y aquellas cuanto mis altas mas deben estar al servicio de éstas. Tal suecde con la jerarquia de la Telesia, la jerarquia de los coros angélicos, Ia jerarquia de las commidades politicas y otras menores que espontineamente surgen en los ctuerpos sociales: Ia familia, empresas, insti- tuciones culturales, etc.... todas ellas respondiendo al impulso del primer motor del universo, el Entendimiento Divino, que todo lo mueve ordenada y arménicamente (#). La anarquia y el igualitarismo han de ser condenados por ut6picos. y antinaturales: “el pensamiento catdlico profesa la estima de la pobreza cristiana, el respeto y el servicio del pobre, que honra a Jesucristo; rechaza las seducciones de un igualitarismo irreal...” (2). ‘Tampoco puede interpretarse cuando se habla de “la Iglesia de los pobres” ccomo si esto fuera dicho en sentido de que In Iglesia reconoce una sola clase: “Ast pues, —expres6 Juan Pablo II— la Iglesia de los pobres se halla en primer lugar y por encima de todo del hombre. A cada hombre y, por tanto, a todos los hombres... No es Ia Iglesia de una clase 0 de una sola casta... habla a las sociedades en su conjunto y a las diversas capas sociales, a los grupos y profesiones diversas. ..” (#"). 3° Persona humana. Bien comin, Subsidiariedad La persona humana tiene un modo de ser social por naturaleza. No llega sola al mundo ni pacta con sus semejantes vivir en comunidad organizada Estas son hipétesis arbitrarias que han generado el voluntarismo politico moder- no en detrimento del orden racional establecido por la Divina Sabiduria (), La misma. concepeién de un ser humano es producto de un acto societario de los padres. Toda persona necesariamente nace y vive en familia, y las fami- lias se ven impulsadas naturalmente a nuclearse en una organizacién superior, amada politica, cuyo fin es procurar el bien comin, Surgen ademés, por iniciativa espontinea de la persona humana, innumerables agrupaciones socie- tarias denominadas “asociaciones intermedias”, de acuerdo a las profesiones, in- tereses, gustos € inclinaciones de sus componentes (®). Es inevitable el planteo referente a las relaciones entre Ta persona humana, considerada individualmente, y el bien comtin de las agrupaciones, en especial el perseguido por la comunidad politica, 0 sea, el Estado, Al respecto cabe des- tacar: 1) “el bien comin es el conjunto de condiciones sociales que permiten a los ciudadanos el desarrollo expedito de su propia perfeccién” (*), Es decir, no se trata de “hacer” sino de procurar las condiciones para ‘que los ciudadanos hagan lo més conveniente y desarrollen asi satisfactoria~ mente su personalidad. Se ha afirmade que la sociedad, cualquiera sea el tipo (@) Loox xu: quod Apostoict Numeris, n° 4 (2) Bans la Tradition, n° 25-(Pio xm). (2) Vista a la “Favela VDigall”, Brasl, “WOsserv.", 13-7-80, (2) Contra: Gentiles, Leap. 1 y 44. () Diuturnum Tilud, n° 8, Les xu, (2) G Spes, ne 25. de ella, no es un todo entitativo sino una “unidad de orden”, su fin inma- nente €s buscar el ordenamiento arménico de las partes que’ com; al ‘cuerpo social y su finalidad trascendente es para que a través del orden obte- nido los componentes puedan realizar su perfeccién personal. En principio, ues, no compete al Estado producir bienes econémicos, sino promover un orden tal que posibilite alos ciudadanos producirlos suficiente ‘y adecuada- mente; ni construir clubes e instalaciones deportivas, sino que debe crear las condiciones para que Jo hagan las asociaciones intermedias; no ensefiar ni edu a sino trata que los padres puedan cumplir con su derecho-deber de educar a sus hijos. ¥ se dice en todos los casos “en principio”, por cuanto corresponde al Estado; fomentar, estimular, ordenar, suplir_y completar, no destrair ni absorber lo que puedan realizar las sociedades intermedias y, entre éstas, las ‘mayores estin obligadas al mismo comportamiento respecto de las menores (31). Este es el principio de subsidiariedad, uno de los pilares del orden social ceristiano. Es por esta filosofia social que la Iglesia se opone a la comunizacién, y estabilizacién de Ja economia, de la cultura y de la vida a la organizacién ccolectiva de Ja produccién (2), a la monopolizacién de Ia ensefanza; a la socializacién de los medios de produceién, cuando implique la erradicacién total y definitiva de la propiedad privada (*), También se ha de reconocer que, en virtud del bien comiin, hay ciertas zonas de actuacién reservadas al Estado, por ejemplo: la educacién militar, la ‘explotacién de determinadas industrias 0 prestacién de servicios, cuando’ se eomprobare que de quedar en manos privadas podria perturbarse seriamente el bien comin y el orden piblico, Asimismo, Tas personas y asociaciones intermedias deben ojercer sus dere- chos no descuidando la funcién social de los mismos, e impregnando todas sus actividades de espiritu cristiano de solidaridad, equidad y justicia. 2) El concepto de bien transcripto encierra también Ia finalidad trascen- dente de la autoridad péblica: la busqueda del bien comin esté destinada a Ja perfeceién de la persona humana: “el sujeto, principio y fin de todas las instituciones sociales es la persona humana” (34), En una primera instancia, considerando el fin inmanente de la comunidad politica, es Ja persona humana la que debe servir al bien comin y subordinarse al Estado, En este sentido el bien particular cede y se subordina al bien comin; nadie pretenderia ampararse en el derecho indiscutible a la vida para cludir el deber de defender a la patria; las restricciones a la libertad, a la. propiedad y otros derechos hallan su fundamentacién en esta subordinacién legitima del bien particular al comin: “El bien comin, ~ mar xis.» ba pasado por ahi... Tal como se reali, seré,cons- derada como uno de los episodios mis iat mi i hhonrosos y més estipidos de la historia de Ocoidente. ‘este ultimo, por suptesto, pero también y- sobre todo, para Jos mismos descolonizados, para To que se Tama el Tercer Mun~ do... a aquellos entrezados a regimenes de un, despotism retrogrado, aunque a menudo se los ealifique de democriticos de socialistas”. Por eso, “todo el establishment radioliterario Jquierdizante celebra la descolonizacién i Police sivamente a Ben Bella, luego a Boumedienne, a Lut crane Se Bh ee er plagado “de mitos, mentiras, imposturas y esquematismos actos” (22). 6 ta y no alineadista, miviene agregar todavia, que esta posicién tercerista y veaista fits ce ace pateel americanos dos modalidades propicias pn Yelviniento del Maman digenion pot do, Ue tein acl il ir otro. factores con sus caracteristicas y modo am Sapper ‘coincidentes en el ataque a Ja identidad catélica de Hispanoamérica. fay Fio m1, Outdagesino Anno, TH, 10,5 hog eo (3 Bim, Que eles sore el Tercer Mundo, Fa, Emect, Busnes Aires 1973. Conf. pte. caps. Ip 2, ps. 964.

También podría gustarte