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Elena Martín
Universidad Autónoma de Madrid
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Inclusión educativa en Chile: Barreras y facilitadores. Enfoques narrativo visuales para la investigación de los procesos de participación y necesidades de apoyo para el
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Resumen
El presente estudio pretende explorar el contenido, las variables contextuales moduladoras y la agrupación en perfiles, de
las concepciones psicopedagógicas que diferentes profesionales tienen sobre los procesos de inclusión educativa. Como parte de un
proyecto de investigación más amplio en el que se han utilizado diversas aproximaciones metodológicas, en este estudio aplica-
mos un cuestionario de dilemas a una muestra de 220 profesores y orientadores de tres comunidades autónomas de España. Se
analizaron la incidencia de la experiencia en inclusión y la percepción de apoyo de los profesionales de cada centro en dichas
concepciones y se identificaron perfiles dentro de la muestra. Los resultados permiten afirmar que existen tres formas distinti-
vas de pensar en los procesos de inclusión y que estas concepciones están influidas principalmente por la forma en que se percibe
el apoyo del centro escolar para atender a la diversidad del alumnado.
Palabras clave: Inclusión educativa, concepciones psicopedagógicas, percepción de apoyo.
Correspondencia con los autores: Mauricio López. Ignacio Carrera Pinto 1045, 4° piso, Ñuñoa, Santiago de Chile. E-mail:
m.lopez@uchile.cl
Original recibido: 4 de mayo de 2012. Aceptado: 17 de marzo de 2013.
© 2013 Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-3702 Infancia y Aprendizaje, 2013, 36 (4), 455-472
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Durante los últimos años, las políticas educativas para atender a la diversidad del
alumnado, sea ésta derivada de discapacidad, género, origen cultural o nivel socioeco-
nómico, están siendo objeto de una creciente atención y revisión, surgiendo con fuer-
za el planteamiento de la inclusión educativa como la respuesta más coherente con los
derechos humanos, la equidad y los avances en el conocimiento psicológico y educati-
vo.
Buena parte de los autores e investigadores en este campo (Ainscow, Booth y
Dyson, 2006; Black-Hawkins, Florian y Rouse, 2007; Dyson, Farrel, Polat, Hutche-
son y Gallanaugh, 2004; Echeita, 2009; Onrubia, 2009; Parrilla, 2002) coinciden en
definir la inclusión educativa como el proceso sistemático de transformar el sistema
educativo y las escuelas con el propósito de incrementar el aprendizaje y la participa-
ción de todos los estudiantes. Algunos autores (Dyson y Millward, 2000) hablan de
un “paradigma organizacional” para referirse a este enfoque, queriendo enfatizar que
el foco de intervención y cambio es la escuela y no el niño identificado o diagnostica-
do con alguna discapacidad o déficit. Desde esta perspectiva, por lo tanto, se pretende
superar la noción tradicional que identifica las políticas de inclusión educativa como
aquellas dirigidas exclusivamente a los alumnos con discapacidad y necesidades edu-
cativas especiales, para avanzar hacia la idea de que todos los alumnos y alumnas,
independientemente de sus condiciones personales, deben contar con las oportunida-
des para el pleno desarrollo de su personalidad, tal como lo establece la declaración
universal de los derechos humanos.
En este ámbito de investigación ha sido frecuente el estudio de las actitudes de los
distintos agentes implicados hacia dicho proceso, en tanto que un factor relevante del
mismo (véase al respecto la revisión de Avramidis y Norwich, 2002). Pero, tal como
muchos autores lo han puesto de manifiesto, una de las barreras principales para
avanzar hacia la inclusión, reside en algunas ideas arraigadas sobre cómo responder a
la diversidad del alumnado. Ainscow (1999), por ejemplo, ha afirmado que “es nues-
tro modo de pensar lo que necesita un cambio fundamental para que podamos asistir
a unos movimientos significativos hacia el desarrollo de formas de escolarización más
inclusivas” (p. 13).
El estudio de esos “modos de pensar” viene abordándose desde hace mucho tiempo
en los trabajos realizados desde la perspectiva del Pensamiento del profesor (Clark y
Peterson, 1986; Huberman, Thompson y Weiland, 1997; Marcelo, 1987). La inves-
tigación que aquí se presenta, si bien tiene muchos elementos en común con este
enfoque, adopta el marco de las teorías implícitas (Pozo, Scheuer, Mateos y Pérez
Echeverría, 2006) que hace especial énfasis en la convivencia en un mismo docente de
concepciones explícitas de las que se tiene conciencia y otras más implícitas, que sin
embargo guían igualmente la acción e influyen en la toma de decisiones. Martín
(2009), en este sentido, advierte que las representaciones que el ser humano constru-
ye acerca de la realidad tienen muy distintos niveles de explicitación. Tener en cuenta
esta diferente capacidad de acceder a nuestros propias representaciones y emociones
enriquece el enfoque del “pensamiento del profesor”, y pone de manifiesto el riesgo
de reduccionismo de los modelos mecanicistas de gestión del cambio que no conside-
ran las resistencias cognitivas y emocionales de los profesores, usualmente de un nivel
más implícito (Martín y Cervi, 2006). El carácter implícito o tácito del conocimiento
profesional ha sido destacado desde diversas perspectivas teóricas. La propuesta del
profesional reflexivo (Schön, 1987), por ejemplo, defiende la importancia del conoci-
miento tácito –implícito y difícil de poner en palabras– en la actuación profesional
competente. Desde la psicología cognitiva, por su parte, se ha venido planteando la
existencia de una psicología popular, o conjunto de teorías intuitivas cotidianas sobre
“las mentes de los aprendices” y el conocimiento, raramente explicitadas, pero omni-
presentes en la práctica (Bruner, 1997). De ahí que cualquier innovación que se
intenta introducir en la enseñanza termine compitiendo con dichas teorías.
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ras), pero también como apoyos (recursos), para el aprendizaje y la participación. Este
marco teórico se presenta esquemáticamente en la tabla I.
En cuanto a las variables que inciden en las actitudes de los profesores hacia la inclu-
sión, se han identificado como relevantes el tipo y gravedad de las dificultades de los
alumnos y la disponibilidad de apoyo físico y humano (Avramidis y Norwich, 2002). La
TABLA I
Dimensiones y subdimensiones de análisis y polos “barrera” y “recurso”
importancia del apoyo percibido es, por otra parte, una variable que se ha mostrado muy
relevante para el desarrollo profesional de todos los docentes (Day y Gu, 2012). También
se han identificado como variables relevantes la experiencia de centro (p.ej. Marchesi,
Martín, Echeita y Pérez, 2005) y la colaboración entre profesionales (Dyson, Howes y
Roberts, 2002, Ortiz y Lobato, 2003). Por su parte, las variables moduladoras de las con-
cepciones serían el contexto sociocultural, la situación profesional, la especialidad y la
experiencia docente (Scheuer y Pozo, 2006). En consideración a estos antecedentes, hemos
incluido en este estudio, como variables independientes la titularidad del centro, la expe-
riencia de centro en atención a la diversidad, el apoyo percibido, y como co-variables la experien-
cia docente en atención a la diversidad y la percepción del trabajo colaborativo.
Respecto a las metodologías para estudiar las concepciones de profesores, una de las
técnicas utilizadas son los cuestionarios de dilemas (Bautista, Pérez Echeverría, Pozo y
Brizuela, 2012; Macchiarola y Martín, 2007; Marín, Pérez Echeverría y Scheuer, en pren-
sa; Martín et al., 2005; Pérez Echeverría, Pozo, Pecharromán, Cervi y Martínez, 2006).
Consisten en una serie de preguntas que contienen situaciones conflictivas que se produ-
cen habitualmente en los centros escolares y que deben ser respondidas eligiendo una
entre varias alternativas. Las opciones de respuesta incluyen además la justificación o argu-
mentación que la sustenta. Aunque, tal como reconocen Martín et al. (2005), la observa-
ción directa de la práctica de múltiples profesores en múltiples contextos permitiría extra-
er conclusiones más válidas respecto de las concepciones de los profesores, la envergadura
de esta tarea y la complementariedad entre distintos corpus de datos justifican la utiliza-
ción de los cuestionarios de dilemas. Las principales ventajas de los dilemas residen en pri-
mer lugar en el hecho de que el profesor tiene que tomar una decisión acerca de la práctica
docente de otros colegas, no de la suya propia, con lo que es más probable evitar que los
sujetos ofrezcan un conocimiento meramente declarado por deseabilidad social. Por otra
parte, el instrumento intenta ser coherente con el carácter contextual de la teorías implíci-
tas, presentando el dilema dentro de situaciones lo más reales posible. En el presente estu-
dio, hemos elaborado un diseño que nos permitiera explorar variables de centro y persona-
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les. Nos interesaba, en particular, estudiar la relación de las concepciones de los partici-
pantes respecto a un alumnado “difícil de incluir”, como son aquellos que tienden a consi-
derarse “con discapacidad intelectual” con la experiencia del centro en inclusión y con su
titularidad, así como con la percepción de apoyo de los profesionales para realizar su labor
y con la percepción de colaboración entre el profesorado.
A tenor de todo lo anterior, los objetivos específicos de este estudio fueron:
a) explorar las relaciones entre tipos de concepciones y variables de centro: titularidad y
experiencia con la inclusión, percepción de apoyo de los docentes para desarrollar la inclu-
sión y percepción del grado de colaboración entre profesionales.
b) explorar la posibilidad de agrupar a los profesionales en función de sus concepciones
organizadas en torno a las seis dimensiones de análisis formuladas.
Método
Participantes
Se seleccionó una muestra a propósito de centros que desearan participar voluntaria-
mente en el estudio y que cubrieran cierto nivel de heterogeneidad en las variables inde-
pendientes definidas. Participaron 23 centros públicos y concertados de la Comunidad de
Madrid, Castilla La Mancha y Comunidad Valenciana. La muestra final estuvo conforma-
da por 220 profesores, orientadores y profesores de apoyo de educación secundaria. En la
tabla II se presenta la distribución de la muestra según experiencia de centro y titularidad, y
en la tabla III, según género y actividad profesional.
TABLA II
Tamaño de la muestra por Nivel de experiencia del centro en integración y Titularidad
TABLA III
Distribución de la muestra según actividad y género
Actividad
Instrumentos
Se elaboró un cuestionario de dilemas con dos modalidades de presentación, que man-
tenían una estructura similar de dimensiones teóricas (3 ítems x 6 dimensiones = 18
ítems). La asignación del tipo de cuestionario para cada participante fue aleatoria. Final-
mente, debido a las diferencias en el número de cuestionarios que fueron devueltos, la pro-
porción obtenida de cada forma fue la siguiente: 118 (53,2%) para la forma A y 103
(46,8%) para la forma B.
Cada ítem abordaba situaciones habituales que ocurren en los centros educativos, y
cuyas opciones de respuesta representaban interpretaciones de las causas de dichas situa-
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FORMA A
TABLA IV
(continuación)
FORMA A
FORMA B
Diseño y procedimiento
Se trabajó con un diseño ex post facto retrospectivo factorial (2x2x2x2, todas las varia-
bles independientes inter-sujeto), con las siguientes variables:
Variables independientes: Titularidad de centro (publica/concertada); Experiencia del
centro en la atención de necesidades educativas especiales y/o en el programa de integración
en secundaria (a partir de las respuestas obtenidas en entrevista realizada a los directivos de
cada centro, se establecieron dos valores, que fueron denominados “mucha experien-
cia”–más de 10 años– y “poca experiencia”–menos de 10 años–); Nivel de apoyo percibido
(se pidió a los participantes que valoraran su acuerdo con la afirmación: “Me siento apoya-
do de distintas formas para desarrollar mi labor docente con todo el alumnado”, para ana-
lizar la variable, se convirtió la escala original de 6 valores (0 a 5) a una escala dicotómica
(“mucho apoyo”, “poco apoyo”) con su punto de corte en el valor de la mediana (50% de
los casos, aproximadamente); y Tipo de profesional (se clasificó la muestra en dos grupos:
“profesor” y “orientador/profesor de apoyo”).
Variables controladas (dimensiones personales tratadas como co-variables): años de
experiencia docente, años de experiencia personal en integración de alumnos con necesida-
des educativas específicas, nivel de colaboración interprofesional percibida (grado de
acuerdo con la afirmación: “En este centro los distintos profesionales trabajamos colabora-
tiva y coordinadamente”).
La variable dependiente fue el tipo de concepciones mantenidas sobre los procesos de
inclusión educativa (puntaje en la escala “barrera”, “recurso” y en cada una de las 6 dimen-
siones).
Se contactó a directores y orientadores de centros públicos y concertados que quisieran
participar voluntariamente en el estudio.La recogida de datos se realizó entre los meses de
marzo y junio de 2010.
Resultados
A partir de las respuestas de los participantes a los cuestionarios se derivaron sus
respectivas puntuaciones en las escalas barrera y recurso y en las seis sub-dimensiones
por separado. Para ello, en el caso de la modalidad A del cuestionario, se asignó un
punto cada vez que se elegía la respuesta correspondiente a cada teoría, obteniéndose
tres puntuaciones para cada sub-dimensión. Sumando las seis correspondientes a la
teoría 1 se derivaba la escala barrera y sumando las seis correspondientes a la teoría 3
la de la escala recurso. En el caso de la modalidad B, se sumaban las puntuaciones de
cada sub-dimensión agregando por separado las de los polos barrera y recurso. Las
puntuaciones en estas dos escalas generales se obtuvieron por la suma de las obtenidas
en cada sub-dimensión. Para poder reducir a una métrica común las puntuaciones
obtenidas mediante cada modalidad de cuestionario, se tipificaron las puntuaciones
tanto de las seis sub-dimensiones como las de las dos escalas generales. De ese modo,
con independencia de la modalidad del cuestionario aplicado, cada participante obtu-
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vo dos puntuaciones generales en las escalas barrera y recurso y sus respectivas pun-
tuaciones en las seis sub-dimensiones que las componen, todas ellas con media = 0 y
desviación típica = 1.
Los resultados se presentarán siguiendo el orden de los objetivos. Con la finalidad de
conseguir mayor claridad en la exposición, se presentarán por separado, cuando sea perti-
nente, los resultados de las escalas barrera y recurso.
Escala Recurso. El análisis de varianza para esta escala arroja que existe un efecto princi-
pal significativo de la titularidad del centro (F = 4,704, p = ,031). Según este dato, los cen-
tros concertados obtienen puntajes mayores que los públicos. Además, se obtiene un efec-
to principal del tipo de profesional (F = 5,184, p = ,024), donde los orientadores y profesores
de apoyo obtienen puntajes significativamente mayores que los profesores (ver Tabla VI).
TABLA VI
Medias (n) para la escala Recurso por titularidad y tipo de profesional
Al observar cómo se distribuyen las puntuaciones de cada perfil, se aprecia que el perfil
1 puntúa alto en la escala barrera y baja en la recurso, el perfil 2, obtiene puntajes muy
cercanos a la media en ambas escalas, y el perfil 3, obtiene puntajes inversos respecto al
perfil 1, es decir, bajos en barrera y altos en recurso (ver Figura 2 y Figura3).
Posteriormente, estudiamos cómo respondió cada perfil en cada una de las seis dimen-
siones del estudio. Para evaluar la consistencia de cada perfil, analizamos las diferencias
entre perfiles en función de los puntajes de cada dimensión, así como entre dimensiones
al interior de cada perfil. Para el primero de estos análisis, realizamos anovas simples para
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FIGURA 2
Distribución de los conglomerados o perfiles en la escala Barrera
FIGURA 3
Distribución de los conglomerados o perfiles en la escala Recurso
cada una de las dimensiones (en ambas escalas, barrera y recurso) con los perfiles como
factor, incluyendo comparaciones post-hoc. Los resultados indican que existen diferen-
cias significativas en todas las comparaciones dos a dos entre perfiles, en todas las dimen-
siones de análisis (p < ,05). Para la comparación entre dimensiones al interior de cada
perfil, realizamos análisis de varianza de medidas repetidas, donde el factor dimensión asu-
mía 6 valores correspondientes a cada una de las 6 dimensiones. Los resultados indican
que no hay diferencias significativas entre los puntajes de cada dimensión en cada uno de
los perfiles (Perfil 1: F = 0,001; Perfil 2: F = 0,784; Perfil 3: F = 0,606). Por lo tanto, los
tres perfiles tienen una consistencia similar.En la figura 4 y la figura 5 se presentan las
gráficas de cada perfil.
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FIGURA 5
Escala Recurso. Media del conglomerado en cada dimensión
De este modo, cada perfil puede ser descrito a partir de las teorías escogidas según indi-
can los puntajes de cada una de las dimensiones. El perfil 1 lo componen profesionales que
activan sistemáticamente las teorías propias de la escala “barrera”, es decir, posiciones que
se alejan de la perspectiva psicopedagógica de la educación inclusiva, y que por lo tanto,
pueden constituir barreras para el desarrollo de prácticas más inclusivas en los centros.
Este conjunto de creencias se articularían a partir de supuestos epistemológicos del realis-
mo ingenuo y de una concepción reproductiva centrada en los resultados de aprendizaje.
Asimismo, prevalecen supuestos estáticos sobre la naturaleza de las diferencias individua-
les, donde las capacidades de aprendizaje se perciben como inmodificables. Esta creencia
es coherente con una estrategia selectiva de respuesta educativa a la diversidad desde la
que es necesario identificar a aquellos alumnos que no tienen las aptitudes necesarias para
llevar a cabo los aprendizajes establecidos en el currículo y separarlos de sus compañeros.
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Discusión y conclusiones
El presente estudio nos ha permitido establecer algunas relaciones entre concepciones
de los profesionales y variables del centro donde se desarrolla la labor docente, así como
también, describir tres perfiles de agrupación de las dimensiones estudiadas, potencial-
mente interpretables como resultado de las teorías implícitas manejadas por los profesio-
nales participantes.
Respecto a las variables independientes analizadas, los resultados indican que cuando el
apoyo percibido por los profesionales es alto no hay diferencias entre centros públicos y
concertados en el tipo de soluciones que se eligen para los dilemas presentados en relación
a la inclusión educativa. En caso contrario, cuando el apoyo percibido es bajo, los profesio-
nales de los centros públicos se decantan por las soluciones cercanas al polo de barrera para
la inclusión en mayor medida que los profesionales de los centros concertados. En el caso
de los recursos, el efecto modulador del apoyo percibido desaparece dándose simplemente
una mayor elección de soluciones a los dilemas en el polo de recursos por parte de los pro-
fesionales de los centros concertados.
Este papel modulador de la variable apoyo percibido coincide con los hallazgos de otros
autores. Por ejemplo, Urbina et al. (2011) encontraron una asociación entre la percepción
de apoyo y concepciones más inclusivas de los docentes respecto de la atención de alumnos
que presentan conductas disruptivas. Otros trabajos, en tanto, han encontrado relaciones
entre la auto-eficacia percibida del profesor y variables como la actitud hacia la innovación
y el cambio, la persistencia frente a las dificultades en el aula o la menor probabilidad de
derivar alumnos a educación especial (Brady y Woolfson, 2008; Tschannen-Moran y
Woolfolk Hoy, 2001). Otros estudios destacan que la autoeficacia colectiva del equipo
docente puede llegar a ser un mejor factor predictivo del rendimiento de los estudiantes
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díamos iluminar, al menos en parte, este problema. Según los resultados de este estudio, la
experiencia de centro, la experiencia docente en generalo la experiencia docente específica
con alumnado considerado con necesidades educativas especiales o “de integración”, como
suele decir el profesorado al referirse a ellos, no parecen incidir significativamente en las
concepciones que mantienen los profesionales de los centros educativos. En el estudio cua-
litativo previo (López, 2010), profesores y orientadores señalaron cómo la experiencia
había favorecido ciertos cambios en su manera de pensar sobre los procesos de inclusión,
los que podríamos agrupar en dos tipos, que irían en direcciones aparentemente opuestas.
Por un lado, había quienes hablaban de superar “prejuicios”, en el sentido de haber conse-
guido un mayor perspectivismo y consciencia de la naturaleza provisional de sus creencias,
abriendo en consecuencia nuevas posibilidades para la inclusión. Por otro lado, hubo quie-
nes se refirieron a un abandono de ciertas “utopías” de plena inclusión o un mayor prag-
matismo, dada la realidad de la inclusión social fuera de los centros educativos. En suma,
el problema de los procesos de cambio conceptual en torno a la inclusión educativa queda
planteado como una proyección de esta línea de investigación sobre el cual es necesario
continuar investigando.
En resumen, en el presente estudio hemos intentado responder a varias preguntas sobre
la naturaleza teórica de las concepciones, reflejada en la descripción de perfiles conceptua-
les así como sobre las variables que inciden en las concepciones docentes sobre los procesos
de inclusión educativa.
Por una parte, la forma en que cada docente concibe los dilemas y situaciones que
supone la inclusión no es aleatoria, sino que lo hace de manera articulada, manteniendo
posiciones coherentes en las distintas dimensiones. Esta articulación se expresa en 3 perfi-
les de concepciones o maneras de interpretar los procesos de inclusión educativa que
manifiestan una elevada consistencia interna.
Por otra parte, podemos concluir que las variables que más inciden en mantener posi-
ciones que tienden hacia la facilitación de la inclusión o hacia la inhibición de dicho proce-
so son la percepción de apoyo institucional para desarrollar su labor y la formación y el rol
profesional (siendo las concepciones de los orientadores y profesores de apoyo más facilita-
doras, y las de los profesores más inhibidoras de dichos procesos).
La importancia del apoyo a la labor docente por parte de los profesionales como varia-
ble moduladora de las concepciones mantenidas en este dominio tiene implicaciones edu-
cativas evidentes. Podemos afirmar la importancia de desarrollar esquemas de provisión
de apoyos flexibles que, por una parte, no solo se orienten exclusivamente a los estudiantes
considerados con necesidades educativas especiales, sino a todos aquellos en riesgo de exclu-
sión,fracaso escolar, o marginación, y por otra, fortalecer las estrategias de enseñanza coo-
perativa entre docentes y la reflexión conjunta sobre la práctica, como una forma particu-
larmente efectiva de apoyo a la educación inclusiva.
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