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Jue. 20:16. «… todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello, y
no erraban». Así se describe la enorme destreza de los benjamitas en el uso de
la honda.
la ironía
6. Jesús utilizo una metáfora para describir la experiencia espiritual que sienten aquellos que
creen en el: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”, (Juan
7:38).
7. Pablo utiliza la metáfora de la sepultura para explicarnos uno de los significados del
bautismo: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como
Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”,
(Romanos 6:4).
La Sinécdoque.
1. “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”, (Mateo 6:11). En este caso la palabra pan se
utiliza para referirse al sustento diario que cada persona necesita para vivir, no solo el pan.
2. “Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había
corrompido su camino sobre la tierra”, (Génesis 6:12). En este caso “toda carne” se refiere a todo ser
viviente.
3. “Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron cada uno a su tienda”, (2 Reyes 14:12). En este
caso, Judá se refiere a los soldados de esa tribu de Israel.
La Metonimia.
Moisés y a los profetas tienen”, (Lucas. 16:29). Aquí obviamente se hace referencia a los
escritos de la palabra de Dios. Otro ejemplo lo encontramos en Romanos donde Pablo literalmente
dice: “Dios justificara por la fe a la circuncisión, y por la fe a la incircuncisión”, (Romanos 3:30), donde
circuncisión se intercambia por la palabra judíos, e incircuncisión se intercambia por la palabra gentiles.
En el salmo del buen pastor dice: “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis
angustiadores...” (Salmo 23:5). Aquí mesa se intercambia por la palabra alimento. Otro ejemplo
seria: “Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra”, (Apocalipsis
17:18). Aquí la mujer representa a todos los pecadores y la pecaminosidad de Babilonia (Roma).
La Ironía.
Entre algunos ejemplos tenemos las palabras sarcásticas de Elías a los profetas de Baal: “Y aconteció al
mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está
meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle”, (1 Reyes
18:27). O las palabras de Pablo a los corintios en cuanto a comer y beber porque mañana moriremos: “Si
como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos
y bebamos, porque mañana moriremos. No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres”, (1 Corintios 15:32-33). O las palabras irónicas de Job a Zofar: “En verdad que sois el
pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría”, (Job 12:2). O también la burla que los soldados romanos
hicieron de Jesús puede ser considerado una ironía: “y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de
espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo:
¡Salve, Rey de los judíos!”, (Mateo 27:29).
La Antítesis.
“El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”, (Mateo 10:39), o en
Pablo cuando habla a los corintios en su segunda carta: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino
las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”, (2
Corintios 4:18).
La Atenuación o Litote.
Un litote en forma de negación lo encontramos en Hechos de los apóstoles cuando Jesús les
dijo: “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo
dentro de no muchos días”, (Hechos 1:5). En este caso la palabra “pocos” se expresó en su forma
negativa: no mucho. En estas palabras de Pablo a los tesalonicenses encontramos un litote en forma de
negación: “Los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y no
agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres”, (1 Tesalonicenses 2:15). No agradan es la forma
negativa de desagradar. También podemos encontrar el litote en forma de atenuación. Un ejemplo de
ello lo encontramos en este pasaje: “Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y
despreciado del pueblo”, (Salmos 22:6). A través de compararse a un gusano el salmista quiere expresar
su condición vil y de gran necesidad delante de Dios. Otro ejemplo de esto lo encontramos en las
palabras de Abraham al decir que es polvo y ceniza para expresar su humilde condición delante de
Dios: “Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo
y ceniza”, (Génesis 18:27). El mismo Pablo utiliza un litote de atenuación para decir que es el más
insignificante de los apóstoles, aunque sabemos que esto no era así: “Porque yo soy el más pequeño de
los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios”, (1 Corintios
15:9).
El Eufemismo.
“se cubrió los pies” para referirse a la necesidad fisiológica de ir al baño: “Y cuando llegó a un
redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y
sus hombres estaban sentados en los rincones de la cueva”, (1 Samuel 24:3). O la palabra “llegarse” es
un eufemismo que significa tener relaciones sexuales: “Ningún varón se llegue a parienta próxima
alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová”, (Levítico 18:6). O la palabra “conocer” es utilizada
también como un eufemismo significa a tener relaciones sexuales: “Conoció Adán a su mujer Eva, la
cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón”, (Génesis 4:1). La
palabra “dormir” es un eufemismo que se utiliza en lugar de la palabra muerte: “Y muchos de los que
duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y
confusión perpetua”, (Daniel 12:2).
La Prosopopeya o personificación.
Apóstrofe.
FIGURAS COMPUESTAS
En el lenguaje figurado no solo existen figuras simples, es decir, tropos expresados a través de
frases simples, sino que en ocasiones toman una forma mucho más extensas de las que hemos
visto. Cuando el lenguaje figurado en un texto se presenta a través de oraciones extensas se les llama
figuras compuestas y en esta categoría entran las parábolas, alegorías, fabulas y enigmas.
Parábola.
La parábola es una narración breve y simbólica de la que se extrae una enseñanza moral. El
intento general de la parábola, como de todo lenguaje figurado, es el de embellecer y presentar las
ideas y las enseñanzas morales en forma atractiva e impresionante. Presentadas en lenguaje ordinario,
literal, muchas verdades se olvidarían apenas se escucharan; pero adornadas con la vestimenta
parabólica despiertan la atención y se aferran a la memoria. Revestidas del ornato parabólico, las
amonestaciones y censuras resultan menos hirientes y, sin embargo, producen mejor efecto que el que
se lograría usando el lenguaje ordinario. Al igual que el símil, una parábola compara dos cosas, poniendo
la palabra como o igual o semejante entre las dos. Hay dos diferencias principales entre un símil y una
parábola: extensión y puntos de comparación. Un símil es corto, y compara dos cosas sobre un punto.
Una parábola es más larga que un símil (por lo general es una historia corta) y puede comparar dos
cosas de varias maneras. Por lo tanto, muchos maestros dicen que una parábola es un símil prolongado
o extenso.
Podemos ver que en la mayoría de las parábolas que Jesús enseño está presente la
conjunción “semejante” para enlazar el punto de comparación. Por ejemplo, lo vemos en la parábola del
trigo y la cizaña: “El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su
campo…”, (Mateo 13:24), en la parábola de la semilla de mostaza: “El reino de los cielos es semejante al
grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo…”, (Mateo 13:31). La parábola de la
red: “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase
de peces…”, (Mateo 13:47), etc. En otras ocasiones simplemente inicio la narración de la parábola
describiendo los personajes de la misma que tenían como fin hacer un comparativo en cuanto a
cuestiones de interés espiritual. Por ejemplo, la parábola del buen samaritano mostraba a través de las
acciones de cada uno de sus personajes quien hizo misericordia y demostró verdadero amor a su
prójimo sin importar los prejuicios humanos: “Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de
Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de Ladrones… ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el
prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús
le dijo: Ve, y haz tú lo mismo”, (Lucas 10:30, 36-37). En otras ocasiones pregunto a que era semejante lo
que deseaba enseñar, y a continuación procedió a relatar su parábola: “Y volvió a decir: ¿A qué
compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas
de harina, hasta que todo hubo fermentado”, (Lucas 13:20-21).
Por tanto, para entender las parábolas es importante identificar los personajes, los puntos de
comparación y la lección principal (y las lecciones secundarias) que se desea compartir. Así por ejemplo
la parábola del sembrador nos enseña a como entrar en el reino de Dios, la del trigo y la cizaña nos
enseña acerca del juicio venidero, la de la semilla de la mostaza acerca del crecimiento del reino de Dios,
la del tesoro escondido y la de la perla de gran precio nos enseñan acerca del valor del reino de Dios, la
del buen samaritano acerca del amor al prójimo, la del siervo malvado acerca del regreso de nuestro
Señor, y así sucesivamente, hay que identificar los personajes de la parábola, ver la comparación que se
hace y determinar con ayuda del Espíritu Santo la verdadera interpretación.
Alegoría.
La Fábula.
La fábula es una composición literaria en la que, por medio de una ficción, se da una enseñanza
moral. En ella intervienen seres inanimados o seres vivos irracionales que actúan y hablan como si
fuesen personas. En el Antiguo Testamento podemos encontrar fábulas. Por ejemplo tenemos la fábula
que Jotam le dirigió a Abimelec y sus seguidores: “Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y
dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se
honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?...”, (Jueces 9:8-9). La fábula de
Natán a David: “Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad,
el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas…”, (2 Samuel 12:1-2). En Ezequiel
también podemos ver otra fábula: “Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre, las cuales
fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron…”, (Ezequiel 23:2-3). Y así sucesivamente podemos
encontrar muchas más.
El Enigma.