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HERMENEUTICA

Jue. 20:16. «… todos los cuales tiraban una piedra con la honda a un cabello, y
no erraban». Así se describe la enorme destreza de los benjamitas en el uso de
la honda.

la ironía

1. En 1 Reyes 22:1-23, un profeta verdadero le dice al rey lo que éste espera


escuchar, aunque en realidad está mintiendo. Resulta evidente que está
hablando en tono irónico, ya que el rey le ordena dejar de profetizar con
falsedad y decir la verdad.
2. En 1 Corintios 4:8, Pablo les dice a los corintios: “Ya estáis saciados, ya
estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojala reinaseis, para que nosotros
reinásemos también juntamente con vosotros!” Cuando se lee esto,
resulta evidente que los corintios no son reyes, y que tampoco Pablo
desea reinar con ellos.
3. Evangelio según San Mateo 17, 20
4. El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido.
Evangelio según San Mateo 14, 44
5. Sean astutos como serpientes y mansos como palomas.
Evangelio según San Mateo 10, 16
6. ¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados...! Él
es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto
a su debido tiempo…
Salmos 1, 1.3
7. Como la cierva sedienta busca las corrientes de agua, así mi alma
suspira por ti, mi Dios.
Salmos 42, 2
8. Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los
ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un
platillo que retiñe.
1ª carta a los corintios 13, 1

6.       Jesús utilizo una metáfora para describir la experiencia espiritual que sienten aquellos que
creen en el: “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva”, (Juan
7:38).
7.       Pablo utiliza la metáfora de la sepultura para explicarnos uno de los significados del
bautismo: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como
Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”,
(Romanos 6:4).
La Sinécdoque.
1.       “El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”, (Mateo 6:11). En este caso la palabra pan se
utiliza para referirse al sustento diario que cada persona necesita para vivir, no solo el pan.
2.       “Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había
corrompido su camino sobre la tierra”, (Génesis 6:12). En este caso “toda carne” se refiere a todo ser
viviente.
3.       “Y Judá cayó delante de Israel, y huyeron cada uno a su tienda”, (2 Reyes 14:12). En este
caso, Judá se refiere a los soldados de esa tribu de Israel.

La Metonimia.

Moisés y a los profetas tienen”,  (Lucas. 16:29). Aquí obviamente se hace referencia a los
escritos de la palabra de Dios. Otro ejemplo lo encontramos en Romanos donde Pablo literalmente
dice: “Dios justificara por la fe a la circuncisión, y por la fe a la incircuncisión”, (Romanos 3:30), donde
circuncisión se intercambia por la palabra judíos, e incircuncisión se intercambia por la palabra gentiles.
En el salmo del buen pastor dice: “Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis
angustiadores...” (Salmo 23:5). Aquí mesa se intercambia por la palabra alimento. Otro ejemplo
seria: “Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra”,  (Apocalipsis
17:18). Aquí la mujer representa a todos los pecadores y la pecaminosidad de Babilonia (Roma).

La Ironía.
Entre algunos ejemplos tenemos las palabras sarcásticas de Elías a los profetas de Baal: “Y aconteció al
mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está
meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle”, (1 Reyes
18:27). O las palabras de Pablo a los corintios en cuanto a comer y beber porque mañana moriremos: “Si
como hombre batallé en Éfeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos
y bebamos, porque mañana moriremos. No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas
costumbres”, (1 Corintios 15:32-33). O las palabras irónicas de Job a Zofar: “En verdad que sois el
pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría”, (Job 12:2). O también la burla que los soldados romanos
hicieron de Jesús puede ser considerado una ironía: “y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de
espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo:
¡Salve, Rey de los judíos!”, (Mateo 27:29).

La Antítesis.
“El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará”, (Mateo 10:39), o en
Pablo cuando habla a los corintios en su segunda carta: “No mirando nosotros las cosas que se ven, sino
las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”, (2
Corintios 4:18).

La Atenuación o Litote.
Un litote en forma de negación lo encontramos en Hechos de los apóstoles cuando Jesús les
dijo: “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo
dentro de  no muchos días”, (Hechos 1:5). En este caso la palabra “pocos” se expresó en su forma
negativa: no mucho. En estas palabras de Pablo a los tesalonicenses encontramos un litote en forma de
negación: “Los cuales mataron al Señor Jesús y a sus propios profetas, y a nosotros nos expulsaron; y  no
agradan a Dios, y se oponen a todos los hombres”,   (1 Tesalonicenses 2:15). No agradan es la forma
negativa de desagradar. También podemos encontrar el litote en forma de atenuación. Un ejemplo de
ello lo encontramos en este pasaje: “Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y
despreciado del pueblo”, (Salmos 22:6). A través de compararse a un gusano el salmista quiere expresar
su condición vil y de gran necesidad delante de Dios. Otro ejemplo de esto lo encontramos en las
palabras de Abraham al decir que es polvo y ceniza para expresar su humilde condición delante de
Dios: “Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque  soy polvo
y ceniza”, (Génesis 18:27). El mismo Pablo utiliza un litote de atenuación para decir que es el más
insignificante de los apóstoles, aunque sabemos que esto no era así: “Porque yo soy el más pequeño de
los apóstoles, que  no soy digno  de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios”, (1 Corintios
15:9).

El Eufemismo.
“se cubrió los pies” para referirse a la necesidad fisiológica de ir al baño: “Y cuando llegó a un
redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y
sus hombres estaban sentados en los rincones de la cueva”, (1 Samuel 24:3). O la palabra “llegarse” es
un eufemismo que significa tener relaciones sexuales: “Ningún varón se llegue a parienta próxima
alguna, para descubrir su desnudez. Yo Jehová”, (Levítico 18:6). O la palabra “conocer” es utilizada
también como un eufemismo significa a tener relaciones sexuales: “Conoció Adán a su mujer Eva, la
cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón”, (Génesis 4:1). La
palabra “dormir” es un eufemismo que se utiliza en lugar de la palabra muerte: “Y muchos de los que
duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y
confusión perpetua”, (Daniel 12:2).
La Prosopopeya o personificación.

La prosopopeya o personificación consiste en atribuir características o acciones propias de


personas a seres que no lo son. Por ejemplo Pablo usa una prosopopeya al atribuir a los miembros del
cuerpo humana la capacidad de expresarse con el fin de enseñar la importancia de la unidad de la iglesia
en medio de la diversidad de funciones de todos sus miembros: “Si dijere el pie: Porque no soy mano, no
soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo,
¿por eso no será del cuerpo?”, (1 Corintios 12:15-16). En los Salmos encontramos muchas
prosopopeyas: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Un
día emite palabra a otro día y una noche a otra noche declara sabiduría”, (Salmo 19:1-2). El mismo Jesús
las utilizo: “Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían”, (Lucas 19:40).

Apóstrofe.

El apóstrofe es la interrupción, exclamación o pregunta dirigida con vehemencia a un ser


animado o inanimado, real o imaginario. Se da cuando el orador detiene su discurso, hace como que se
marcha del auditorio al que se está dirigiendo y habla a una persona o a un auditorio imaginario, o a una
cosa personificada. El Salmo 114 es un ejemplo. Los primeros versículos hacen una descripción al lector
de lo que paso cuando Dios libero a Israel de Egipto: “Cuando salió Israel de Egipto, la casa de Jacob del
pueblo extranjero, Judá vino a ser su santuario, e Israel su señorío. El mar lo vio, y huyó; el Jordán se
volvió atrás. Los montes saltaron como carneros, los collados como corderitos”, (Salmo 114:1-4); pero en
los versículos 5-6 se hace una interrupción y se deja de hablar al auditorio para dirigirse de manera
imaginaria al mar y los collados: “¿Qué tuviste, oh mar, que huiste? ¿Y tú, oh Jordán, que te volviste
atrás? Oh montes, ¿por qué saltasteis como carneros, y vosotros, collados, como corderitos?”, (Salmo
114:5-6); luego del apóstrofe vuelve a dirigirse al auditorio original: “A la presencia de Jehová tiembla la
tierra, a la presencia del Dios de Jacob, el cual cambió la peña en estanque de aguas, y en fuente de
aguas la roca”, (Salmo 114:7-8). También encontramos apóstrofes dirigidos a cosas
inanimadas; “Escuchad, cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca.  Goteará como la lluvia
mi enseñanza; destilará como el rocío mi razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las
gotas sobre la hierba”, (Deuteronomio 32:1-2). También tenemos el caso cuando Nehemías narraba las
murmuraciones que sus enemigos hacían en su contra, a la mitad de su discurso hace una interrupción
para dirigir a Dios una oración: “Cuando oyó Sanbalat que nosotros edificábamos el muro, se enojó y se
enfureció en gran manera, e hizo escarnio de los judíos. Y habló delante de sus hermanos y del ejército
de Samaria, y dijo: ¿Qué hacen estos débiles judíos? ¿Se les permitirá volver a ofrecer sus sacrificios?
¿Acabarán en un día? ¿Resucitarán de los montones del polvo las piedras que fueron quemadas? Y
estaba junto a él Tobías amonita, el cual dijo: Lo que ellos edifican del muro de piedra, si subiere una
zorra lo derribará. Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos
sobre su cabeza, y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su
pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban. Edificamos, pues, el muro,
y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar” ,
(Nehemías 4:1-6). Y así podríamos encontrar más ejemplos en la Biblia.

FIGURAS COMPUESTAS

En el lenguaje figurado no solo existen figuras simples, es decir, tropos expresados a través de
frases simples, sino que en ocasiones toman una forma mucho más extensas de las que hemos
visto. Cuando el lenguaje figurado en un texto se presenta a través de oraciones extensas se les llama
figuras compuestas y en esta categoría entran las parábolas, alegorías, fabulas y enigmas.

Parábola.

La parábola es una narración breve y simbólica de la que se extrae una enseñanza moral. El
intento general de la parábola, como de todo lenguaje figurado, es el de embellecer y presentar las
ideas y las enseñanzas morales en forma atractiva e impresionante. Presentadas en lenguaje ordinario,
literal, muchas verdades se olvidarían apenas se escucharan; pero adornadas con la vestimenta
parabólica despiertan la atención y se aferran a la memoria. Revestidas del ornato parabólico, las
amonestaciones y censuras resultan menos hirientes y, sin embargo, producen mejor efecto que el que
se lograría usando el lenguaje ordinario. Al igual que el símil, una parábola compara dos cosas, poniendo
la palabra como o igual o semejante entre las dos. Hay dos diferencias principales entre un símil y una
parábola: extensión y puntos de comparación. Un símil es corto, y compara dos cosas sobre un punto.
Una parábola es más larga que un símil (por lo general es una historia corta) y puede comparar dos
cosas de varias maneras. Por lo tanto, muchos maestros dicen que una parábola es un símil prolongado
o extenso.

Podemos ver que en la mayoría de las parábolas que Jesús enseño está presente la
conjunción “semejante” para enlazar el punto de comparación. Por ejemplo, lo vemos en la parábola del
trigo y la cizaña: “El reino de los cielos  es semejante  a un hombre que sembró buena semilla en su
campo…”, (Mateo 13:24), en la parábola de la semilla de mostaza: “El reino de los cielos  es semejante al
grano de mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo…”, (Mateo 13:31). La parábola de la
red: “Asimismo el reino de los cielos  es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase
de peces…”, (Mateo 13:47), etc. En otras ocasiones simplemente inicio la narración de la parábola
describiendo los personajes de la misma que tenían como fin hacer un comparativo en cuanto a
cuestiones de interés espiritual. Por ejemplo, la parábola del buen samaritano mostraba a través de las
acciones de cada uno de sus personajes quien hizo misericordia y demostró verdadero amor a su
prójimo sin importar los prejuicios humanos: “Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de
Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de Ladrones… ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el
prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús
le dijo: Ve, y haz tú lo mismo”, (Lucas 10:30, 36-37). En otras ocasiones pregunto a que era semejante lo
que deseaba enseñar, y a continuación procedió a relatar su parábola: “Y volvió a decir: ¿A qué
compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas
de harina, hasta que todo hubo fermentado”, (Lucas 13:20-21).

Por tanto, para entender las parábolas es importante identificar los personajes, los puntos de
comparación y la lección principal (y las lecciones secundarias) que se desea compartir. Así por ejemplo
la parábola del sembrador nos enseña a como entrar en el reino de Dios, la del trigo y la cizaña nos
enseña acerca del juicio venidero, la de la semilla de la mostaza acerca del crecimiento del reino de Dios,
la del tesoro escondido y la de la perla de gran precio nos enseñan acerca del valor del reino de Dios, la
del buen samaritano acerca del amor al prójimo, la del siervo malvado acerca del regreso de nuestro
Señor, y así sucesivamente, hay que identificar los personajes de la parábola, ver la comparación que se
hace y determinar con ayuda del Espíritu Santo la verdadera interpretación. 

Alegoría.

 La alegoría es una sucesión de metáforas, generalmente combinadas en forma de narración,


de cuyo significado literal se prescinde. Su característica principal es la pluralidad de puntos de
aplicación, a diferencia de la metáfora simple en la que el punto de comparación y aplicación es
solamente uno. Como en el caso que diferencia a un símil de una metáfora, en una parábola usa la
palabra como o semejante o igual, pero una alegoría no se usa. Por ende, una metáfora compara dos
cosas sin usar como ni semejante (igual). Una alegoría es una metáfora extendida. Así como un símil
puede extenderse para ser una parábola, una metáfora puede extenderse para ser una alegoría. Una de
las alegorías más famosas las encontramos en el evangelio según Juan: “Yo soy la vid verdadera, y mi
Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo
limpiará, para que lleve más fruto…”, (Juan 15:1-2). Otro ejemplo de alegoría la encontramos en Efesios
cuando nos habla de la armadura del cristiano: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la
verdad, y vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz” ,
(Efesios 6:14-15).

La Fábula.

La fábula es una composición literaria en la que, por medio de una ficción, se da una enseñanza
moral. En ella intervienen seres inanimados o seres vivos irracionales que actúan y hablan como si
fuesen personas. En el Antiguo Testamento podemos encontrar fábulas. Por ejemplo tenemos la fábula
que Jotam le dirigió a Abimelec y sus seguidores: “Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y
dijeron al olivo: Reina sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual en mí se
honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?...”, (Jueces 9:8-9). La fábula de
Natán a David: “Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad,
el uno rico, y el otro pobre. El rico tenía numerosas ovejas y vacas…”, (2 Samuel 12:1-2). En Ezequiel
también podemos ver otra fábula: “Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre, las cuales
fornicaron en Egipto; en su juventud fornicaron…”, (Ezequiel 23:2-3). Y así sucesivamente podemos
encontrar muchas más.
El Enigma.

El enigma es un dicho de sentido artificiosamente encubierto. Su propósito es precisamente


intrigar, despertar el deseo de averiguar lo que se encubre y se usa deliberadamente para probar la
capacidad de comprensión de quien escucha. Adivinanzas. Algunos de ellos tienen su explicación en el
texto. Por ejemplo, el propuesto por Sansón a los filisteos: “Entonces les dijo: del devorador salió
comida, y del fuerte salió dulzura. Y ellos no pudieron declararle el enigma en tres días… Al séptimo día,
antes que el sol se pusiese, los de la ciudad le dijeron: ¿Qué cosa más dulce que la miel? ¿Y qué cosa más
fuerte que el león?”, (Jueces 14:14, 18). Otros pueden interpretarse a la luz de su contexto inmediato, de
pasajes paralelos y de la enseñanza global de las Escrituras. Tal es el caso de las palabras de Jesús a
Nicodemo: “El que no nace de nuevo no puede ver el Reino de Dios” (Juan 3:3); cuya interpretación se
obtiene al analizar todos el contexto del capítulo 3 donde se presenta la conversación entre Nicodemo y
Jesús. Otro enigma dicho por Jesús es el que encontramos en el capítulo 6 donde Jesús le dice a los
judíos que Él es el pan de vida que descendió del cielo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene
vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero”, (Juan 6:54). ¿Comer su carne y beber su sangre?, estas
palabras fueron enigmáticas para los judíos pero la respuesta a esto se encuentra al analizar todo su
discurso completo para darnos cuenta que se refiere a creer en el sacrificio de su cuerpo en la cruz del
Calvario donde derramo toda su sangre para perdón de pecados. Hay otros enigmas que resultan muy
difíciles de interpretar, especialmente en el libro de Apocalipsis, ya que se hace necesario en este caso
estudiar el estilo literario apocalíptico para comprender el simbolismo que se utiliza:  “Aquí se requiere
sabiduría. El que tiene entendimiento, calcule el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su
número es seiscientos sesenta y seis”, (Apocalipsis 13:18). Así podríamos encontrar varios enigmas en la
Biblia.

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