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Cada uno de los equipos está formado por once jugadores que tienen diferentes
funciones. Los delanteros tienen por objetivo marcar goles (introducir el balón en la
portería rival). Los centrocampistas crean juego y pasan el balón a los delanteros. La
labor de los defensas es defender la portería propia, y los guardametas (también
llamados porteros o arqueros) son los encargados de evitar los goles rivales. Estos
últimos son los únicos que pueden tocar el balón con las manos si están en su área (zona
donde se encuentra su portería).
Los jugadores están a las órdenes del entrenador, que puede utilizar diferentes tácticas y
disposiciones de los jugadores. Los partidos son arbitrados por un árbitro y dos jueces
de línea, además de un árbitro de VAR (videoarbitraje) en algunas competiciones.
Los jugadores no pueden tocar el balón con las manos o brazos. El único que puede
hacerlo es el guardameta, siempre y cuando esté en su área.
Los partidos duran 90 minutos, divididos en dos tiempos de 45 minutos, a los que se le
añade el descuento. Entre los dos tiempos hay un descanso que no excede los 15
minutos. En las competiciones con eliminatorias, se añade una prórroga si el resultado
final es el de empate. Si el empate sigue tras la prórroga, el vencedor se decide mediante
lanzamientos de penales.
Los partidos cuentan con un árbitro que hace cumplir las reglas. Fuera de la cancha,
cuenta con el apoyo de dos jueces de línea, de un cuarto árbitro y, en algunas
competiciones, con una sala de videoarbitraje.
Los jugadores pueden ser amonestados con tarjetas. Si la infracción es leve, ven tarjeta
amarilla. Si es grave o antideportiva, es roja, También se saca tarjeta roja si el jugador
acumula dos amarillas en el mismo partido. Los jugadores con tarjeta roja no pueden
seguir en el partido y abandonan la cancha.