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¿TE HAS PERDIDO?

PREGUNTA A JESÚS CÓMO LLEGAR…

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. (Juan 14:6)

¿Quién no se ha perdido alguna vez? Sobre todo intentando llegar a algún lugar desconocido, en
ocasiones hemos terminado desorientados y perdidos. Lo primero que se nos ocurre en esa situación
es preguntar a alguien cómo llegar al lugar que buscamos, y cuando encontramos a esta persona, ésta
nos indica el camino entonces ya podemos caminar seguros hasta nuestro destino.

De la misma manera, en nuestras vidas, Jesucristo se constituye en nuestro guía, aquel que con sus
premisas nos muestra el camino, y no solo eso, sino que se ofrece a acompañarnos durante nuestro
recorrido.

Sus palabras son verdad, pues él es el único que conoce la casa del padre y por ello se ofrece a
guiarnos.

No debemos dudar de su consejo, eso no nos ayudaría en nada más al contrario, podríamos terminar
estancados o perdidos en otros caminos. Realmente conviene que creamos y andemos como fieles
seguidores.

Sus palabras son vida eterna. Otros caminos podrían poner en riesgo nuestro andar y conducirnos a
abismos de perdición, donde no hallemos consuelo. También pueden dirigirnos a oscuros laberintos
sin salida, llenos de duda, lugares donde no podemos encontrar el horizonte por los espinos que
cubren nuestra vista. Tengamos cuidado.

Podríamos caer en estos caminos por escuchar a falsos guías. Ellos son embaucadores que orientan
erróneamente al perdido, queriendo vernos alejados de nuestra meta.

A propósito Jesús nos dijo: “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de
ovejas, pero por dentro son lobos rapaces” (Mateo 7:15). Tengamos discernimiento espiritual para oír
la voz de Jesucristo que quiere guiarnos

Este camino conduce la casa del padre, nuestra meta. Cuando nuestras vidas tienen un propósito
claro entonces el camino se hace visible y podemos avanzar en él con confianza, aceptando el
mandamiento divino de amar a Dios por sobre todas las cosas, la referencia fundamental que Jesús
nos da para llegar al padre.

Si creemos en Jesús, aceptamos ser sus seguidores y un seguidor es obediente y humilde, como una
oveja lo es con su pastor. Sin embargo, muchas veces podemos estar en el camino de Jesús pero
andar cansados y fastidiados porque llegar al destino toma más tiempo y esfuerzo del pensado.

Renovemos nuestras fuerzas en Jesús, escuchemos su palabra que es fuente eterna de vida. También
roguemos por su ayuda. Él siempre podrá aligerar nuestras cargas.

Jesucristo es a la verdad el único medio para alcanzar la salvación de nuestras almas. Él se constituye
en el único medio para llegar al padre celestial. Existen también caminos equivocados y debemos ser
cautos de no escuchar a los falsos guías. Tampoco creamos en que existen atajos o caminos
alternativos, solo el único establecido por Dios. Sigámosle.

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