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Sueños rotos

Las nubes gruesas se hacían notar en ese día de invierno. El cielo estaba tapado y no se veía ni

un rayo de sol, como si se estuvieran escondiendo de algún mal. Aunque el tiempo no hacía

borrar la sonrisa en la cara a Mary, puede que por ver a sus queridas amigas, o solamente por

ese maravilloso día. Mary jugueteaba con su cámara de video, mientras giraba de calle. Estaba

muy concentrada pensando, tanto que no se daba cuenta de que iba reduciendo velocidad.

Mary estaba tan concentrada por el hecho de que vería a sus “hermanas”, Iris, Ann, Kate, June

y Mia. Ellas eran las únicas que entendían su afición por grabar la mayoría de sucesos de su

día, y las que le ayudaban a entender a todo el mundo un poco más. Aún con paso más

reducido, llegó a aquel parque donde siempre quedaban ellas. En un banco estaban todas

reunidas tonteando, pero cuando le vieron, se levantaron y le fueron a saludar.

-No te puedes imaginar lo que te has perdido, Mary.-Dijo Kate con una sonrisa socarrona.-

¿Recuerdas cuando cogiste mi bicicleta y seguiste a aquel Tecolote medio kilómetro solamente

porque querías que fuera tu primera grabación? Bueno, pues ha pasado algo parecido. Según

Mia, “sin querer”, cogió el libro de Ann y lo tuvo en su casa durante todo el semestre…

Mientras Kate le contaba todo lo sucedido a Mary, las demás chicas estaban en su mundo. Por
un lado, Ann, la más responsable de todas, acariciaba a Mia, mientras la pelinegra se

disculpaba por lo sucedido. Iris, por otro lado, estaba jugando con su GameBoy al Zelda, y June

estaba a su lado mirando y molestando. Después de un rato, todas se relajaron y se fueron a

sentar en un banco.

-Ahora que ya nos hemos calmado todas, ¿qué tal si hacemos algo más divertido?-Dijo Ann

con su voz serena de siempre.-Y me refiero hacer algo todas juntas, no jugar al Zelda, Iris.-

Después de acabar de pronunciar esa frase. cogió la consola y se la guardó en su bolsa de

Britney Spears.

Al final, decidieron hacer un muñeco de nieve, por insistencia de June. Estuvieron casi todo el

día jugando en la nieve, y Mary filmando todas las acciones de ellas. Mientras estaban jugando
a una especie de balón prisionero, Mary, quien grababa y jugaba a la vez, se resbaló con un

trozo hielo, cayendo con fuerza al suelo.

-¡Mary! Ay Dios… ¿estás bien?- Dijo Mia mirando con preocupación a Mary.

-¿¡Cómo va a estar bien!? ¡Es como si se te cayera un ladrillo en la cabeza!-Replicó June.

-Chicas, ya basta. Llevemos a Mary a alguna cafetería para que entre en calor.-Zanjó Ann.-

Mia, June, sois las más fuertes, ayudadla un poco.

Entre ellas dos consiguieron levantarla del suelo y llevarla hacia una cafetería que estaba por

la zona.

Al llegar a la cafetería, se sentaron en una mesa que estaba al lado de la ventana. Había mucha

gente ese día, y eso hacía que le diera un aire más festivo. En un momento, todas se olvidaron

de lo que había pasado y siguieron charlando sobre que dentro de poco habría que volver al

colegio. Mientras bebían chocolate caliente, de repente, Kate se levantó de golpe.

-Chicas. ¡He visto un Tecolote!-Dijo Kate con mucha ilusión.

-¿Estás segura? Yo no he visto a ninguno.-Dijo Iris extrañada.

-¡Os apuesto lo que queráis a que esta!-Dijo ella.

-Bueno, vamos a comprobar, quédate aquí, ¿vale Mary?-Dijo Iris mientras se ponía el abrigo.

De repente, todas salieron dejando a Mary sola.

Pasó un buen rato, y no volvían, pero Mary simplemente se puso a hacer grullas de papel en

vez de preocuparse.

Al final, volvieron bastante agitadas, como si hubieran corrido muchos kilómetros.

-Al final Kate se ha equivocado.-Dijo June mientras se volvía a sentar.

-¡Ay!, pero Mary, ¿cómo puede ser que no te estés retorciendo de dolor?-Dijo Ann muy

preocupada mientras señalaba el brazo de Mary, todas se giraron para ver su brazo; estaba un

poco hinchado.

Ya habían pasado varios días desde la última vez que quedaron todas. Mary fue al hospital, y le

pusieron un vendaje para inmovilizar la lesión. La nieve poco a poco se fue derritiendo, y dio

paso al inicio del segundo trimestre. Entre todas ellas, le decoraron el vendaje a Mary, y como

ella no podía hacer casi nada, las filmaba bailando y jugando.


Un día después de clase, Mary fue hacia su casa, para editar los videos que ella había grabado.

Estaba en su habitación, escuchando un poco de música, cuando un hombre bastante

corpulento entró a su habitación.

-Tu eres Mary Cherlormur, ¿verdad?-Habló aquel hombre. Mary simplemente asintió con la

cabeza, mirándolo de una manera extrañada. Entonces, el hombre volvió a hablar.

-¿Podrias explicarme un poco sobre tus amigas?-Manifestó

-Pues… Ellas són unas chicas muy simpáticas, las quiero como hermanas de sangre.-Empezo a

contar Mary.- Todas són muy activas, menos Iris, prefiere jugar al Zelda. Por ejemplo, hoy,

estábamos jugando a un juego de mesa, y Ann le tuvo que quitar la consola.

-¿Estaban contigo hoy?-Expresó el hombre con extrañeza.

-Claro, siempre estamos juntas. ¿Pero por qué me lo pregunta a mí, y no a ellas?-Artículo

Mary.

El hombre, mirándola con sorpresa, dijo que si podía acompañarla a un lugar. Mientras bajaba

las escaleras, la madre de Mary la miró con una sonrisa, y el hombre le dio un pequeño sobre a

la señora. Se subió a un coche, y estuvo viajando una media hora hasta que llegaron a un

edificio bastante grande. Mary entró al edificio, y le metieron en un cuarto bastante espacioso.

Estaba ahí, parada, sin saber el porqué se encontraba allí.

Ya habían pasado varios meses desde que ingresaron a Mary en aquel hospital psiquiátrico.

Ella, por su parte, vivió una vida sin preocupación, pensando que Ann estaba en un

conservatorio, que June y Mia estaban en un campamento en la montaña, que Kate estaba

trabajando en una tienda de animales y que Iris seguía yendo a aquel videoclub. Pero eso no

podía estar más lejos de la realidad. Ninguna estaba cumpliendo sus sueños, ya que eso es

imposible para los fallecidos. Mientras, su madre lloraba cada día desconsolada por la

situación que vivía su hija, y cómo podía haber acabado así. Pero claro, Mary nunca lo sabría,

ella solamente miraba por la ventana, imaginando que volvería a encontrarse con ellas,

mientras observaba sobrevolar ese Tecolote.

MinJi

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