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REGLAMENTO GENE-
RAL DE DEBERES MILI-
TARES.
Publicado en el DOF el 26 de marzo de 1937
Última reforma publicada DOF 4 de diciembre de 1943

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REGLAMENTO GENERAL DE DEBERES MILITARES.
Deber y Disciplina

Definiciones

Se entiende por deber, el conjunto de las obligaciones que a un militar impone su situación dentro del Ejér-
cito. La subordinación, la obediencia, el valor, la audacia, la lealtad, el desinterés, la abnegación, etc., son
diversos aspectos bajo los cuales se presenta de ordinario. El cumplimiento del deber es a menudo áspero
y difícil, y no pocas veces exige penosos sacrificios; pero es el único camino asequible para el militar que
tiene conciencia de su dignidad y de la importancia de la misión que la patria le ha conferido. Cumplirlo con
tibieza, por fórmula, es cosa que pugna con el verdadero espíritu de la profesión. El militar debe encontrar
en su propio honor, el estímulo necesario para cumplirlo con exceso.

La disciplina es la norma a que lo militares deben sujetar su conducta; tiene como bases la obediencia, y
un alto concepto de honor, de la justicia y de la moral, y por objeto, el fiel y exacto cumplimiento de los
deberes que prescriben las Leyes y Reglamentos Militares.

EL SERVICIO DE LAS ARMAS EXIGE QUE EL MILITAR LLEVE EL CUMPLIMIENTO DEL DEBER
HASTA EL SACRIFICIO, Y QUE ANTEPONGA AL INTERÉS PERSONAL, LA SOBERANÍA DE LA NA-
CIÓN, LA LEALTAD A LAS INSTITUCIONES Y EL HONOR DEL EJERCITO.

TÍTULO I
DEBERES COMUNES A TODOS LOS MILITARES.

CAPÍTULO I
DISCIPLINA

ARTÍCULO 1.- El interés del servicio exige que la disciplina sea firme, pero al mismo tiempo razonada.
Todo rigor innecesario, todo castigo no determinado por las leyes o reglamentos que sea susceptible de
producir un sentimiento contrario al del cumplimiento del deber, toda palabra, todo acto, todo ademán ofen-
sivos, así como las exigencias que sobrepasen las necesidades o conveniencias del servicio y en general
todo lo que constituya una extralimitación por parte del superior hacia sus subalternos, están estrictamente
prohibidos y serán severamente castigados.

ARTÍCULO 2.- El principio vital de la disciplina es el deber de obediencia. Todo militar debe tener pre-
sente que tan noble es mandar como obedecer y que mandará mejor quien mejor sepa obedecer.

ARTÍCULO 3.- Las órdenes deben ser cumplidas con exactitud e inteligencia, sin demoras ni murmuracio-
nes; el que las recibe, sólo podrá pedir le sean aclaradas, cuando le parezcan confusas, o que se le den
por escrito cuando por su índole así lo ameriten. Se abstendrá de emitir cualquier opinión, salvo el caso de
hacer aclaraciones respetuosas. Para no entorpecer la iniciativa del inferior, las órdenes sólo expresarán,
generalmente, el objeto por alcanzar, sin entrar en detalles de ejecución.

ARTÍCULO 4.- Queda prohibido a los militares, cualquiera que sea su jerarquía, dar órdenes que sean
contrarias a las leyes y reglamentos, que lastimen la dignidad o decoro de sus inferiores, o que constitu-
yan un delito. En este último caso el superior que las da y el inferior que las ejecuta, serán responsables
conforme al Código de Justicia Militar.

ARTÍCULO 5.- La subordinación debe ser rigurosamente mantenida entre grado y grado de la jerarquía
militar; la exacta observancia de las reglas que la garantizan, mantendrá a cada uno dentro del límite
justo de sus derechos y deberes.

ARTÍCULO 6.- Entre individuos de igual grado, puede existir también la subordinación, siempre que
alguno de ellos esté investido de un mando especial. Esta regla tiene lugar principalmente cuando un
militar desempeña un mando interino o accidental.

ARTÍCULO 7.- El ejercicio normal del mando exige, de parte de todo militar, un conocimiento perfecto de
sus deberes y derechos; manteniéndose constantemente dentro del espíritu de las prescripciones regla-
mentarias, ningún militar que lo ejerza debe vacilar en tomar la iniciativa, y aceptar las responsabilidades
de su empleo.

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ARTÍCULO 8.- Todo militar con mando deberá conocer a sus subordinados: su mentalidad, su proce-
dencia, sus aptitudes, su salud, sus cualidades y defectos.

ARTÍCULO 9.- Los militares tienen obligación de desempeñar las comisiones del servicio que se les
nombre de acuerdo con sus empleos o las funciones que desempeñen en el Ejército.

ARTÍCULO 10.- Para que no ignoren las responsabilidades en que incurren si llegan a cometer alguna
omisión, falta o delito, deberán conocer con minuciosidad las leyes militares y reglamentos que se rela-
cionen con su situación en el Ejército.

ARTÍCULO 11.- Se prohíbe a los militares, bajo severo castigo, toda conversación que manifieste tibieza
en el servicio o desagrado por la fatiga que exige su obligación.

ARTÍCULO 12.- Aceptarán dignamente y con satisfacción las obligaciones que les imponga su ser-
vicio en el Ejército, prestando, siempre que les sea posible, su ayuda moral y material a sus inferiores y
compañeros que la necesiten, pues no deben olvidar nunca que la solidaridad y ayuda mutua, facilitan la
vida en común y el cumplimiento de los deberes militares, constituyendo el espíritu de cuerpo, sentimiento
de las colectividades que todos los militares tienen el deber de fomentar.

ARTÍCULO 13.- Todo militar hará por los conductos regulares, comenzando por su inmediato supe-
rior, las solicitudes que eleve y sólo podrá salvarlos, cuando se trate de asuntos ajenos al servicio o quejas
contra algún superior; en este caso, ocurrirá al inmediato superior de quien le haya inferido el agravio o de
quien no haya atendido su queja y aún tiene derecho de acudir hasta el Presidente de la República.

ARTÍCULO 14.- Los superiores tienen obligación de cumplir exactamente y hacer cumplir a sus infe-
riores, las órdenes que hayan recibido, no pudiendo disculparse en modo alguno con la omisión o descui-
do de éstos, en la inteligencia de que por el disimulo, recaerá en ellos la responsabilidad.

ARTÍCULO 15.- Todo militar que dé una orden, tiene el deber de exigir que se cumpla, y los oficiales y
las clases inferiores el de vigilar su ejecución; tolerar que una orden no sea ejecutada, es una falta de
firmeza, y ponerse en el caso de nulificarla sin motivo, es prueba de debilidad y de poco carácter,
ambas cosas son contrarias a la disciplina.

ARTÍCULO 16.- Todo militar que se exprese mal de sus superiores en cualquier forma, será severa-
mente castigado. Si tuviere queja de ellos, la producirá a quien la pudiere remediar y por ningún motivo
dará mal ejemplo con sus murmuraciones.

ARTÍCULO 17.- Cuando el militar eleve quejas infundadas, haga públicas falsas imputaciones contra
sus superiores o cometa indiscreciones en asuntos del servicio, será castigado con arreglo a lo pres-
crito por el Código de Justicia Militar.

ARTÍCULO 18.- Usarán su vestuario en la forma que previene el Reglamento de Uniformes y Divisas,
sin mezclar las prendas de los diferentes uniformes entre sí ni con las de paisano, debiendo conservar-
las siempre limpias y sin roturas.

ARTÍCULO 19.- Para demostrar con su porte, aire marcial y buenas maneras, el espíritu de dignidad que
debe distinguir a todos los miembros del Ejército, tienen obligación estricta de presentarse siempre perfec-
tamente aseados, tanto en su persona como en su vestuario, armas y equipo; usarán el cabello corto, la
barba rasurada y sin patillas. Cuando transiten en la vía pública mantendrán la cabeza erguida, no se des-
abotonarán la guerrera, no leerán ni llevarán las manos metidas en los bolsillos. Jamás producirán escán-
dalo, ya sea hablando en voz alta para llamar la atención, profiriendo palabras obscenas o insolencias, o
cometiendo actos que puedan provocar el desprecio a su persona.

ARTÍCULO 20.- No podrán tomar parte en espectáculos públicos, salvo los deportivos y culturales y con la
autorización del Jefe de quien dependan.

ARTÍCULO 21.- No entrarán en cantinas, garitos, ni otros sitios de prostitución; no se exhibirán pública-
mente en unión de prostitutas, ni aun vistiendo de paisanos, si en este caso algún indicio denuncia su iden-
tidad militar; tampoco las introducirán ni recibirán en los cuarteles o dependencias militares.

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ARTÍCULO 22.- Todos los miembros del Ejército cuales quiera que sea su jerarquía o situación, tendrán
obligación de estudiar constantemente para estar en condiciones de poder desempeñar con toda eficiencia,
la misión que les corresponda.

ARTÍCULO 23.- Fuera de los casos de maniobras o ejercicios en el campo, jamás se sentarán en el
suelo, y en todas la ocasiones de su vida, hasta en los actos más familiares, procurarán no cometer acción
alguna que pueda traducirse en desprestigio del Ejército, en desdoro de su corporación o que cause me-
nosprecio a su persona.

ARTÍCULO 24.- Una de las atenciones a que deben dar preferencia bajo su más estricta responsabilidad,
es no dejar de dar curso por ningún motivo ni pretexto, a las solicitudes que por los conductos de-
bidos lleguen hasta ellos, para no perjudicar en lo más mínimo los intereses de los que les están subor-
dinados.

ARTÍCULO 25.- Toda instancia que hubiere sido denegada por la Superioridad, no podrá repetirse
sino después de que haya desaparecido la causa de motivó la denegación.

ARTÍCULO 26.- Por ningún motivo manifestarán en sus conversaciones repugnancia en obedecer las
órdenes superiores, no deberán censurarlas ni permitir que sus inferiores lo hagan aun cuando ellas ori-
ginen aumento de fatiga.

ARTÍCULO 27.- Los militares tendrán obligación de certificar servicios de los individuos de su empleo y de
los de grado inferior, sin necesidad de autorización, cuando les consten personalmente los hechos a que
se refieren, y siempre bajo su responsabilidad.

ARTÍCULO 28.- Queda prohibido a todo militar, desempeñar funciones de policía urbana o invadir las fun-
ciones de ésta, debiendo prestar su contingente sólo en los casos especiales en que lo ordene la Secreta-
ría de Guerra. Cuando intervenga directamente, en caso de flagrante delito, de acuerdo con el artículo 16
de la Constitución de la República, dicha intervención terminará desde el momento en que un miembro de
la policía u otra autoridad se presente. Tampoco deberá en modo alguno, impedir que la policía ejerza su
autoridad, funciones y consignas.

ARTÍCULO 29.- Los militares, de cualquier graduación, no intervendrán jamás en asuntos de la incumben-
cia de las autoridades civiles, cuyas funciones no les es permitido entorpecer, antes bien, respetarán sus
determinaciones y les prestarán el auxilio necesario cuando sean requeridos, siempre que reciban órdenes
de la autoridad militar competente.

ARTÍCULO 30.- Queda estrictamente prohibido desempeñar el servicio de otro, por retribución al-
guna o convenio previo, sin que exista motivo legal poderoso que el superior calificará, pues el servicio
militar no debe ser motivo de comercio. Las causas para que un militar sea relevado del servicio que le
corresponde desempeñar son: enfermedad grave que le imposibilite, inutilidad pasajera o definitiva
para desempeñarlo; ser citado a diligencias judiciales u otros motivos a juicio del superior.

ARTÍCULO 31.- Todos militares tienen el derecho de expresar sus ideas en los libros y artículos de prensa,
siempre que no se trate en ellos de asuntos políticos y religiosos o que afecten a la moral, la disciplina o a
los derechos de tercera persona.

Podrán asimismo, de acuerdo con las prescripciones constitucionales, profesar la creencia religiosa que
más les agrade; pero queda prohibida su asistencia, portando uniforme, a los templos o lugares donde se
practiquen ceremonias religiosas de cualquier índole.

ARTÍCULO 32.- Los militares respetarán el ejercicio del derecho de petición de sus inferiores, siem-
pre que estos lo ejerzan en forma comedida y atenta. A toda petición deberá recaer un acuerdo de la per-
sona a quien se haya dirigido, la cual tiene obligación de comunicarlo en breve tiempo al solicitante.

ARTÍCULO 33.- Queda prohibido a todo militar hacer descuentos en los haberes, salvo lo prevenido en el
artículo 65 de este Reglamento, hacer préstamos y efectuar todo acto de agio o de comercio con sus infe-
riores, cualquiera que sea su origen e importe. Se recomienda a todos los Jefes y lo exige la honradez que

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debe caracterizarlos, repriman con mano enérgica tales abusos, consignando a los infractores a las autori-
dades competentes.

ARTÍCULO 34.- Todo militar en servicio debe dar noticia de su domicilio particular al Jefe de quien depen-
da, y en su defecto a la autoridad militar de la plaza en que resida.

ARTÍCULO 35.- El militar tendrá profundo respeto a la justicia, consideración y deferencia a los inferiores a
quienes nunca hará observaciones, ni correcciones en presencia de inferiores, ni de personas extrañas y
guardará atención a los civiles.

ARTÍCULO 36.- Queda estrictamente prohibido a los militares, cualquiera que sea la situación en que en-
cuentren en el Ejército, hacer presión moral o material con los individuos o elementos a su disposición para
inclinar la opinión pública en determinado sentido y burlar de ese modo la efectividad del voto y la libertad
del sufragio.

Los miembros del Ejército tienen todas la obligaciones, prerrogativas y derechos que las leyes prescriben
para los ciudadanos; de manera que el ejercicio de estos últimos no tendrá más limitaciones que las que
las mismas leyes señalen o cuando se afecte la subordinación y disciplina o tienda a contrariar las órdenes
del servicio, sea en tiempo de paz o en campaña.

ARTÍCULO 37.- No se permite a los militares aceptar obsequios de sus inferiores. Se evitará por con-
siguiente, que promuevan o colecten suscripciones con ese objeto, sin que por esto se eviten las atencio-
nes sociales y de urbanidad que mutuamente se merecen.

ARTÍCULO 38.- Cuando en el momento de recibir órdenes para ejecutar una operación, no se en-
cuentre a la cabeza de la fuerza el superior que la deba mandar, el que le siga en categoría tomará des-
de luego las medidas necesarias para proceder a cumplirlas.
ARTÍCULO 39.- Cuando a algún militar se le marque el ¡ALTO! ¡QUIEN VIVE! por un centinela, se deten-
drá y contestará: ¡MÉXICO!, el número de su Corporación o dependencia en que sirva; en cualquier otro
caso contestará su grado y tendrá obligación de identificarse ampliamente, para cuyo efecto los Genera-
les, Jefes y Oficiales portarán constantemente su tarjeta de identificación o cartera de identidad expedida
por la Secretaría de Guerra y los individuos de tropa usarán, en igual forma, otra expedida por la Coman-
dancia de su corporación o dependencia.

ARTÍCULO 40.- El que tenga mando y sea responsable de un puesto militar, cuidará de que se cum-
plan todas las órdenes y disposiciones; en caso de ser atacado se defenderá hasta el último momento
para dejar bien puesto el honor de las armas. Al frente del enemigo procurará siempre infundir a sus infe-
riores el ánimo y entusiasmo necesarios para obtener la VICTORIA, evitando o reprimiendo duramente las
conversaciones que puedan dar lugar a la desmoralización.

CAPÍTULO II
Ética Militar

ARTÍCULO 41.- El militar que ocupa un lugar en el escalafón del ejército y recibe como retribución un
sueldo de la nación, tiene la obligación estricta de poner toda su voluntad, toda su inteligencia y todo
su esfuerzo, al servicio del país.

ARTÍCULO 42.- El militar podrá pedir su baja del Ejército cuando no esté conforme con la orientación
que el Supremo Gobierno dé a la política del país, pero de ninguna manera mientras esté en servicio,
dará mal ejemplo con sus murmuraciones exteriorizando su disgusto; en este caso será severamente
castigado.

ARTÍCULO 43.- Los miembros del Ejército, sin excepción, tienen el deber de rehusar todo compromiso
que implique deshonor, falta de disciplina o menoscabo de la reputación del Ejército y no empeñarán jamás
su palabra de honor, cuando no tengan la seguridad absoluta de poder cumplirla. La palabra de honor
debe ser inmaculada para todo militar que sepa respetarse y respetar a la Institución a que perte-
nece.

ARTÍCULO 44.- El honor de las familias debe merecer el más profundo respeto para los militares,
quienes están obligados a respetarlas, tanto como quisieran que se respetara la propia. Si es falta grave de

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moral y de honradez atentar contra las familias de los civiles, mayor gravedad reviste cuando se trate de la
de un compañero; teniendo las agravantes de la falta de consideración, si se trata de un superior, y
las de la COBARDÍA Y BAJEZA si se trata de la de un inferior.

ARTÍCULO 45.- Todo militar tiene la obligación imprescindible de prestar su contingente personal en ayuda
de los miembros del Ejército, cuando se vean comprometidos, cualquiera que sea la situación en que se
encuentre, aun cuando no les conozcan personalmente. Esto no implica en modo alguno, que dicha ayuda
se extienda al caso en que se trate de fomentar o encubrir alguna falta o delito que cometa a (sic) preten-
da cometer el que necesite el auxilio.

ARTÍCULO 46.- El militar que tenga conocimiento de que se intenta algo contra los intereses de la Patria o
del Ejército, tiene la estricta obligación de dar parte de ello a sus inmediatos superiores, y si éstos no dan la
importancia debida a sus informaciones, podrá dirigirse a los inmediatos superiores de los primeros; de-
biendo insistir en sus avisos hasta que tenga conocimiento de que se han iniciado las gestiones de la Su-
perioridad para evitarlo. El que por indolencia, apatía o falta de patriotismo oculte a sabiendas informes de
esta naturaleza, será consignado como cómplice del delito inicial y castigado conforme al Código de Justi-
cia Militar.

CAPÍTULO III
Correctivos Disciplinarios

ARTÍCULO 47.- Todo el que infrinja un precepto reglamentario, se hará acreedor a una sanción discipli-
naria, de acuerdo con su jerarquía en el Ejército y la magnitud de su falta. Si ésta constituye un delito,
que dará sujeto al proceso correspondiente, de acuerdo con el Código de Justicia Militar.

La Superioridad tiene, entre otras características, la facultad de corregir, y por lo tanto, el que la ejerce,
jerárquica o de cargo, tendrá derecho a imponer correctivos disciplinarios.

ARTÍCULO 48.- Se entiende por correctivos disciplinarios, las sanciones que se imponen a los militares
por infracciones que no constituyan un delito.

ARTÍCULO 49.- Los correctivos disciplinarios son:

I.- AMONESTACIÓN;

II.- ARRESTO, y

III.- CAMBIO DE CUERPO O DEPENDENCIA.

Queda estrictamente prohibida la represión, que por ser afrentosa y degradante, es contraria a la dignidad
militar.

ARTÍCULO 50.- La amonestación es el acto por el cual el superior advierte al inferior la omisión o defecto
en el cumplimiento de sus deberes, invitándolo a corregirse, a fin de que no incurra en falta y se haga
acreedor a un arresto. La amonestación puede hacerse de palabra o por escrito. En ambos casos, la
harán de manera que ningún individuo de menor categoría a la del aludido se aperciba de ella, procurando
observar en estos casos la discreción que les exige la disciplina.

El arresto es la reclusión que sufre un militar por un término de 24 horas a 15 días en su alojamiento,
cuartel o en las guardias de prevención; entendiéndose por alojamiento la oficina o dependencia militar
donde presten sus servicios lo interesados.

ARTÍCULO 51.- Tienen facultad para imponer arrestos a sus inferiores en jerarquía o cargo, en los
límites fijados en el artículo 53: los generales, jefes, oficiales y clases.

ARTÍCULO 52.- Tienen facultad para graduar arrestos:

I.- El Secretario, Subsecretario y Oficial Mayor de Guerra y Marina.

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II.- En las tropas a su mando:

a).- Los comandantes de Grandes Unidades, de Zona y de Guarnición.

b).- Los Jefes o directores de Departamentos, oficinas, establecimientos u otras dependencias.

c).- Los comandantes de Cuerpos de tropas, de armas, partidas y destacamentos.

ARTÍCULO 53.- Los arrestos a que se refieren los artículos anteriores, se impondrán: a los generales y
jefes, hasta por 24 y 48 horas, respectivamente, en su alojamiento militar.

A los oficiales, hasta por 8 días en sus cuarteles, oficinas o dependencias.

A los individuos de tropa, hasta por 15 días en las guardias de prevención.

Los Generales, Jefes, Oficiales e individuos de tropas que no tengan destinación fija y se encuentren en
disponibilidad, cumplirán los arrestos que se les impongan en cualquiera de los recintos militares antes
señalados.

Estos arrestos pueden ser impuestos con o sin perjuicio del servicio.

En el primer caso, sólo podrán desempeñarse aquellos que no requieran salir del alojamiento, y en el se-
gundo, saldrán únicamente en asuntos del servicio con autorización del Comandante o Jefe de la depen-
dencia.

El Secretario, Subsecretario y Oficial Mayor, tendrán facultades para imponer y graduar arrestos a
los generales, jefes, oficiales e individuos de tropa, hasta por 15 días.

ARTÍCULO 54.- Cuando el que imponga el arresto no esté facultado para graduarlo, de acuerdo con el
artículo 52, dará la orden de arresto comunicándola al superior de quien dependa el arrestado o a la autori-
dad correspondiente, informándole de las causas que lo motivaron, para que lo gradué.

ARTÍCULO 55.- Todo militar facultado para graduar arrestos tendrá muy en cuenta, al hacerlo, que sea
proporcional a la falta cometida, a la jerarquía, a los antecedentes de los infractores y a las circunstancias.

Cuando a juicio del que deba graduar el castigo, la gravedad de la falta merezca la imposición de un arres-
to superior al máximo, que le sea permitido aplicar, dará cuenta a la autoridad capacitada para que sea ella
quien lo gradúe.

ARTÍCULO 56.- Los arrestos en las Prisiones Militares, sólo se cumplirán mediante autorización concedida
por los Comandantes de Zona o de Guarnición y siempre que se trate de resoluciones tomadas por los
Consejos de Honor.

ARTÍCULO 57.- Con excepción de las clases, quienes podrán darlas verbalmente, toda orden de arresto
deberá darse por escrito; en caso de que el que la da se vea obligado a comunicarla verbalmente, la ratifi-
cará por escrito a la mayor brevedad, anotando el motivo.

ARTÍCULO 58.- El que hubiere recibido orden de arresto, deberá comunicar al superior de quien dependa
así como al que se la dio, haberse presentado a cumplirla, e igual formalidad observará al terminarlo. Los
generales, jefes y oficiales lo harán por escrito y la tropa de palabra.

ARTÍCULO 59.- El que impida el cumplimiento de un arresto, el que permita que se quebrante, así como el
que no lo cumpla, deberá ser consignado de acuerdo con el Código de Justicia Militar.

ARTÍCULO 60.- No se impondrá ningún correctivo disciplinario a un militar durante el estado de ebriedad.
El superior se limitará a evitar que cometa algún desorden o continúe escandalizando, haciéndolo detener,
de ser posible por individuos de su misma jerarquía, o por la policía, para después significarle la gravedad
de la falta e imponerle el castigo a que se haya hecho acreedor o consignarlo, en su caso.

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ARTÍCULO 61.- Las amonestaciones no se harán figurar en los expedientes de los militares, pero sí los
arrestos con anotación de las causas que los hayan motivado, su duración y lugares donde fueron cumpli-
dos.

ARTÍCULO 62.- Las solicitudes de cambio de Cuerpo o Dependencia, sólo podrán hacerla los Consejos de
Honor, por ser de su competencia.

ARTÍCULO 63.- Los superiores tratarán de hacerse querer de sus subalternos, y nunca establecerán la
disciplina a base de temor.

Hay algo más noble que castigar, en la elevada misión que la Nación les ha encomendado al concederles
las diversas jerarquías como es educar, instruir y perfeccionar a sus inferiores, previendo las faltas en vez
de esperar a que se consumen para castigarlas; así como fomentar entre ellos la fraternidad, el compañe-
rismo y el espíritu de sacrificio que el soldado mexicano tiene latentes y que hay que desarrollar y estimu-
lar.

TÍTULO II
DEBERES SEGÚN LA JERARQUÍA
CAPÍTULO I
Del Personal De Tropa

a). Del soldado

ARTÍCULO 64.- Un ciudadano ingresará al Ejército, previa solicitud verbal o escrita y debidamente entera-
do del compromiso que contrae con la Nación y de las obligaciones y derechos que con este hecho adquie-
re; firmará un contrato donde estará especificada su filiación y circunstancias personales de acuerdo con
las formalidades que previenen las disposiciones legales.

ARTÍCULO 65.- Desde que justifique su alta en la Oficina de Hacienda correspondiente, tendrá derecho a
percibir vestuario y equipo, así como el haber íntegro que le asigne el Presupuesto de Egresos vigente,
salvo el caso de extravío de prendas, en que quedará sujeto a un descuento que nunca excederá de la
cuarta parte de su haber. Estos descuentos sólo podrán hacerse por la Pagadurías y previas órdenes de la
Secretaría de Guerra.

ARTÍCULO 66.- Reconocerá como superiores a todos los generales, jefes, oficiales, sargentos y cabos del
Ejército y a sus equivalentes en la Armada, a quienes tendrá obligación de respetar y obedecer en cuanto
se refiere a la disciplina y cumplirá con exactitud las órdenes de aquellos de quienes dependa directamen-
te, relativas al servicio.

b). Del cabo

ARTÍCULO 67.- El Cabo, como inmediato superior del Soldado, tendrá obligación de darle ejemplo con su
conducta, amor al servicio y seriedad con que deben tratarse todos los asuntos militares. Es el primer esca-
lón de la jerarquía, y de su fiel y leal desempeño dependerá su mejoramiento para lograr los grado que le
siguen en la escala jerárquica.

ARTÍCULO 68.- Deberá conocer las Leyes y Reglamentos, en la parte que le corresponda; las obligacio-
nes del Soldado, Cabo Sargento Segundo y Sargento Primero.

ARTÍCULO 69.- Tratará a sus inferiores con afabilidad y los hará cumplir sus órdenes, así como las que
reciba de sus superiores. No los tuteará, ni permitirá que ellos lo tuteen en actos del servicio, jamás los
llamará por apodos y en su trato será siempre digno, para conservar así la subordinación y mantener su
autoridad.

ARTÍCULO 70.- Cuidará que los soldados a sus órdenes sepan desempeñar sus obligaciones; les enseña-
rá a vestir con propiedad; les enterará de que la subordinación, el valor y prontitud en el servicio, son cua-
lidades que debe poseer y que constituyen el verdadero espíritu de la profesión.

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ARTÍCULO 71.- No tolerará entre sus inferiores, murmuraciones contra el servicio o conversaciones poco
respetuosas acerca de sus superiores, y si disimulare alguna falta o no diere parte de ella, será castigado
severamente.

c). Del Sargento Segundo.

ARTÍCULO 72.- El Sargento Segundo estará en todo subordinado al Sargento Primero. Conocerá las Le-
yes y los Reglamentos en la parte relativa a su empleo y sus propias obligaciones, así como las de sus
inferiores y las de los superiores hasta el Teniente.

ARTÍCULO 73.- No impedirá ni entorpecerá el ejercicio de las funciones de los Cabos, ni los maltratará de
palabra u otra manera, pero tendrá obligaciones de imponerles los correctivos necesarios cuando cometie-
ren alguna falta. Dando parte en seguida a su inmediato superior, para que él lo haga del conocimiento del
Comandante de la Unidad o Dependencia, quien, calificando la falta, dispondrá lo que corresponda.

ARTÍCULO 74.- El Sargento Segundo observará con sus subalternos un trato afable y digno, no usara
familiaridades que relajen la disciplina; se hará respetar y obedecer y exigirá esmerado aseo en sus infe-
riores, para que en todos los actos del servicio, su presentación sea correcta.

ARTÍCULO 75.- Será exacto en el cumplimiento de sus deberes para poder exigir lo mismo a sus inferio-
res, y será también responsable de las deficiencias que hubiere en los hombres a su órdenes, debiendo
ejercer una vigilancia absoluta en que todo lo que a ellos concierne.

d). Del Sargento Primero

ARTÍCULO 76.- El Sargento Primero es, en la clase de tropa, el que tiene mayor mando y respetabilidad y
el más inmediato al Subteniente. Por lo mismo, debe vigilar con eficacia a los soldados, cabos y sargentos
segundos, haciéndoles cumplir todas las órdenes del servicio, que dicte, así como las de sus superiores.

ARTÍCULO 77.- Conocerá las obligaciones de los inferiores, y las de los superiores hasta el Teniente;
desempeñará las funciones del servicio que se le encomienden, sin entorpecer las de sus subalternos,
vigilando que en todas las circunstancias se mantenga el orden y la disciplina. Apoyará a sus inferiores en
las determinaciones que tomen, cuando sean justas; no los maltratará en forma alguna, y si cometieren
faltas, los arrestará dando aviso a su inmediato superior.

ARTÍCULO 78.- El Sargento Primero que disimulare cualquier desorden, oyere conversaciones indebidas o
de trascendencia, contra la subordinación o disciplina y no contuviere o remediare violentamente lo que
pueda por sí, dando parte a su Jefe inmediato, Comandante de la Guardia o superior que más pronto halla-
re, contraerá una grave responsabilidad por falta de cumplimiento a sus deberes.

ARTÍCULO 79.- Tendrá especial cuidado en atender las quejas de sus subalternos, remediando las que
estén a su alcance y transmitiendo al superior inmediato, sin modificarlas, las que no sean de su incum-
bencia.

ARTÍCULO 80.- El Sargento Primero no deberá limitarse al cumplimiento de su deber, sino que pondrá de
su parte todos los esfuerzos que estén a su alcance, dentro de su radio de acción, para mantener siempre
la buena reputación del Ejército, haciendo que todos sus subalternos observen un comportamiento decoro-
so y digno en todas circunstancias.

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CÓDIGO DE JUSTICIA
MILITAR.
Diario Oficial de la Federación el 29 de agosto de 1933

Última reforma publicada en el DOF el 21 de junio de 2018

LIBRO SEGUNDO

TITULO OCTAVO

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Delitos contra la existencia y seguridad del ejército

CAPITULO I
Falsificación

Artículo 228.- Será castigado con la pena de tres años de prisión todo el que fraudulentamente y con el
objeto de obtener algún provecho para sí o para otro, o con el de causar algún perjuicio:

I.- Ponga una firma o rúbrica falsas, aunque sean imaginarias, o altere una verdadera, en algún docu-
mento militar;

II.- aproveche indebidamente una firma o rúbrica en blanco, ajenas, extendiendo algún despacho, pa-
tente, orden de pago o cualquiera otro documento relativo a la posición o servicios militares, suyos o de
otra persona;

III.- altere el texto de algún documento militar verdadero después de concluido y firmado, variando en él
nombres, empleos o grados, fechas, cantidades o cualquiera otra circunstancia o punto substancial, ya
sea añadiendo, enmendando o borrando, en todo o en parte, una o más palabras o variando la puntua-
ción;

IV.- expida o extienda testimonio o copia certificada supuestos de documentos militares que no existan,
o de los existentes que carezcan de los requisitos legales, suponiendo falsamente que los tienen o
agregando o suprimiendo en la copia, algo que importe una variación substancial, y

V.- se atribuya o atribuya a la persona a cuyo nombre extienda el documento, un nombre o una investi-
dura, calidad o circunstancia que no tenga y que sea necesaria para la validez del acto.

Artículo 229.- La pena señalada en el artículo anterior, se aplicará siempre que el que hubiere infringi-
do ese precepto, no llegare a hacer uso del documento falso o falsificado, pues si lo hiciere, la pena se-
rá la de cuatro años de prisión; y si con el uso de ese documento se cometiere otro delito, se observa-
rán las reglas de acumulación.

Artículo 230.- También se impondrá la pena de tres años de prisión, al funcionario o empleado en el
fuero de guerra que, a sabiendas, consigne o haga consignar, en las averiguaciones o en los procesos,
hechos falsos, o que altere el texto de las actuaciones.

Artículo 231.- El que falsifique los sellos, timbres o marcas militares que se usen en la corresponden-
cia, libros, actas o documentos oficiales destinados a marcar el armamento, equipo, vestuario u otros
objetos pertenecientes al ejército, será castigado con la pena de cuatro años de prisión. La misma pena
se aplicará a los que, a sabiendas, hagan uso de dichos sellos, timbres o marcas.

Artículo 232.- El que habiéndose proporcionado las marcas, timbres o sellos verdaderos, destinados a
los usos que indica el artículo anterior, los utilice de un modo fraudulento en perjuicio de la nación y en
beneficio propio o ajeno, o en perjuicio de otro, será castigado con la pena de seis años de prisión.

Artículo 233.- El que a sabiendas haga uso de pesas o medidas falsas, para entregar o recibir los obje-
tos que tenga a su cargo, sufrirá la pena de cuatro años de prisión.

Artículo 234.- El que falsifique o adultere, o haga falsificar o adulterar los víveres, forrajes, líquidos,
medicinas u otras substancias confiadas a su guarda o vigilancia, o que conociendo su falsificación o
adulteración las distribuya o haga distribuir a la tropa, caballos, ganado de tiro o acémilas, será castiga-
do con la pena de cinco años de prisión.

Artículo 235.- Si el delito de que habla el artículo anterior, se perpetrare por otro que no sea el guardián
o encargado de los efectos a que este precepto se refiere, la pena aplicable será la de tres años de pri-
sión.

Artículo 236.- A los responsables de los delitos expresados en los cinco artículos precedentes, a quie-
nes deba imponerse la destitución como consecuencia de la pena privativa de libertad que les corres-
ponda, se les fijará para la inhabilitación otro tiempo igual al que deba durar la pena privativa de liber-
tad.
Artículo reformado DOF 13-06-2014
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Artículo 237.- El que intencionalmente altere, cambie, destruya o modifique los diarios de bitácora, na-
vegación, o desviación del compás o cronómetros o libros de cargo, estudios científicos o relativos a
una navegación, o que dé un falso rumbo, u observaciones de situación distintas de las verdaderas, se-
rá castigado con ocho meses de prisión, si no resultare daño. Si resultare éste, la pena será de tres
años de prisión, y si se perdiere el buque, se impondrá pena de treinta a sesenta años de prisión.
Artículo reformado DOF 29-06-2005

Artículo 238.- El que altere o cambie los planos o modelos de alguna construcción naval, o la construc-
ción misma, destinada al servicio de la Armada, sufrirá la pena de un año de prisión, y si por esta causa
se originare algún daño, la pena será de seis años.

CAPITULO II
Fraude, malversación y retención de haberes

Artículo 239.- Será castigado con la pena de tres años de prisión:

I.- El que en las listas de Revista o cualquier otro documento militar haga aparecer una cantidad de
hombres, animales, haberes, jornales o forrajes mayor de la que justamente deba figurar, o algún individuo
que realmente no exista o que existiendo no prestase servicio;

II.- El que, en ejercicio de sus funciones o con miras interesadas, favorezca a un contratista o proveedor
en la contrata respectiva, presente cuentas o relaciones inexactas sobre gastos del servicio, naturaleza,
cantidad o calidad de los trabajos, mano de obra o provisiones destinadas al uso militar; efectúe compras
de estas últimas a precio mayor que el de plaza, o celebre otros contratos onerosos; no dé cuenta oportu-
namente a la Secretaría de la Defensa Nacional o de Marina, según corresponda, de los fondos que tuviere
en su poder por economías de forrajes o gasto común; firme o autorice orden, libramiento o cualquier otro
documento de pago o de crédito extendido por los que se hallen a sus órdenes y que difiera en cantidad de
lo que arroje la liquidación o ajuste correspondiente; ordene o haga consumos innecesarios de víveres,
municiones, pertrechos, combustibles u otros efectos destinados al servicio; cambie sin autorización las
monedas o valores que hubiere recibido, por otros distintos o que de cualquiera otra manera no especifica-
da en este o en alguno de los demás preceptos contenidos en el presente capítulo, alcance un lucro inde-
bido, con perjuicio de los intereses del ejército o de los individuos pertenecientes a él, valiéndose para ello
del engaño o aprovechándose del error de otra persona.
Fracción reformada DOF 09-04-2012, 13-06-2014

Artículo 240.- El jefe de corporación o de alguna otra dependencia del ejército, del detall, el encargado del
mando de la compañía, escuadrón o batería, y en la Marina los oficiales del cargo o brigada en que apare-
ciere cometido el delito consignado en la fracción I del artículo precedente, si no debieren ser castigados
conforme a ese precepto, lo serán por su omisión en la vigilancia que les está encomendada, con la pena
de cuatro meses de suspensión de empleo.

Artículo 241.- El que malverse dinero, valores o cualesquiera otros efectos pertenecientes al Ejército o al
personal que lo compone, que hubiere recibido en virtud de su empleo o de su comisión fija o accidental,
será castigado:

I. Con prisión de ocho meses si el valor de lo sustraído no excediere de veinte salarios mínimos;

II. Con prisión de dos años, si el valor de lo sustraído pasare de veinte salarios mínimos y no excedie-
re de doscientos, y

III. Cuando excediere de doscientos salarios mínimos se impondrá la pena de la fracción anterior, au-
mentada en un mes por cada veinte salarios mínimos o fracción, pero sin que pueda exceder de
doce años de prisión.

En los casos de las fracciones anteriores, además de las penas privativas de libertad señaladas, se impon-
drá la destitución de empleo con inhabilitación de diez años para el servicio.
Párrafo reformado DOF 13-06-2014
Fe de erratas al artículo DOF 27-09-1933. Reformado DOF 22-07-1994

Artículo 242.- Las penas mencionadas en el artículo anterior se duplicarán cuando el infractor se fugue
para substraerse al castigo.

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Artículo 243.- Las penas establecidas en el artículo 241, se reducirán, si lo que se hubiere sustraído fuere
devuelto antes de tres días, contados desde que hubiere sido descubierto el delito en la corporación o de-
pendencia:

I. A dos meses de prisión si el valor de lo sustraído no excediere de veinte salarios mínimos;

II. A cuatro meses de prisión, si ese valor excediere de veinte salarios mínimos y no pasare de dos-
cientos, y

III. A un año de prisión en los demás casos, aumentando quince días por cada veinte salarios mínimos
o fracción de exceso, sobre doscientos, pero sin que la pena pueda exceder de ocho años de pri-
sión.

Si la devolución se efectuare después de tres días, y antes de que se pronuncie sentencia definitiva, la
pena aplicable consistirá en el mínimo de la privativa de libertad correspondiente, conforme al indicado
artículo 241 y en la destitución que el mismo precepto establece.
Párrafo reformado DOF 13-06-2014
Fe de erratas al artículo DOF 27-09-1933. Reformado DOF 22-07-1994

Artículo 244.- En los casos de conato de malversación de fondos o efectos, además de la pena privativa
de libertad que corresponda, se impondrá la de destitución de empleo, con inhabilitación para desempeñar
cualquier otro en el ejército durante cinco años.

Artículo 245.- El que indebidamente retuviere los haberes, raciones o prendas que por razón de sus fun-
ciones estuviere obligado a entregar o distribuir, será castigado:

I.- Si esa retención la efectuare en provecho propio o en el de otro, conforme a lo prevenido en el artículo
241 y según el valor de los objetos substraídos, y

II.- si dicha retención la hiciere sin aprovechar para sí o para otros, los haberes, raciones o prendas, con la
mitad de la pena que corresponda, conforme a las reglas establecidas en el mismo precepto.

CAPITULO III
Extravío, Enajenación, Robo Y Destrucción De Lo Perteneciente Al Ejército

Artículo 246.- A los individuos de tropa que enajenen o empeñen las prendas de vestuario o equipo de
uso personal, se les impondrá la pena de tres meses de prisión en el cuartel, sin perjuicio del servicio.
Los mismos individuos que enajenen o empeñen caballos, acémilas, armas, municiones u otros objetos
militares destinados para el servicio, sufrirán en los términos expresados, cinco meses de prisión en
tiempo de paz, y once, en campaña. Todo el que, sin estar comprendido en cualquiera de los casos
previstos en el artículo 241, enajene o dé en prenda los objetos militares o efectos destinados al uso del
ejército que tuviese bajo su inmediata vigilancia y cuya enajenación no haya sido autorizada, será casti-
gado con la pena de dos años de prisión, y la de destitución de empleo, siempre que pudiere serle apli-
cable y ya sea que proceda o no como consecuencia de la anterior.

A los que para provecho propio o de otros, compren, oculten o reciban en prenda cualquiera de los ob-
jetos a que el presente artículo se contrae, se les castigará de igual manera a la establecida en él acer-
ca de los que enajenen o empeñen tales objetos.

Artículo 247.- Serán castigados con la pena de tres meses de prisión sin perjuicio del servicio:

I.- Los individuos de tropa que extravíen en tiempo de paz el caballo, las armas, las municiones u
otros objetos que se les hubiere entregado para el servicio, excepto las prendas de vestuario de
uso personal. En campaña se duplicará la pena, y

II.- los soldados o clases que extravíen objetos militares o efectos destinados al uso del ejército, que
tuvieren bajo su inmediata vigilancia, siempre que no debieren ser castigados administrativamente
y sin perjuicio de que se haga el descuento del valor de los objetos extraviados.

Los oficiales en el caso de la fracción II del presente artículo, además de la pena privativa de libertad,
sufrirán la de suspensión de empleo o comisión, por el término de seis meses.
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Párrafo reformado DOF 13-06-2014

Artículo 248.- Al que extravíe la bandera o estandarte de una corporación en un cuartel o en marcha,
se le castigará, en tiempo de paz, con ocho meses de prisión, y en campaña, con dos años.

Artículo 249.- Al que cometa el delito de robo de valores o efectos pertenecientes al ejército, será cas-
tigado:

I.- Con cuatro meses de prisión si el valor de lo robado no excediere de cincuenta pesos;

II.- con seis meses de prisión si el valor de lo robado fuere de cincuenta pesos sin exceder de cien;

III.- con un año y seis meses de prisión, si el valor de lo robado llegare a cien pesos sin exceder de mil;

IV.- con un mes de aumento a la pena señalada en la fracción anterior, por cada cien pesos o fracción
que excediere de mil pesos, y

V.- con un año de aumento a las penas que fijan las fracciones que anteceden:

a).- Si el delito se comete en un lugar cerrado o en edificio que esté habitado o destinado para habita-
ción, y

b).- si el delincuente es obrero y el delito se comete en el taller en que aquél preste sus servicios.

Artículo 250.- El que, maliciosamente y fuera de los casos previstos en el artículo 203, fracción XVII y
363, destruya o devaste por otros medios que no sean el incendio o la explosión de una mina, edificios,
fábricas, buques de guerra, aeronaves u otras construcciones militares, almacenes, talleres o arsenales
o establecimientos de marina, será castigado con la pena de siete años de prisión.
Fe de erratas al párrafo DOF 27-09-1933

Igual pena tendrá el que maliciosamente comunique el agua de mar con los pañoles de pólvora, muni-
ciones o víveres, si por esa causa se inutilizaren dichos efectos.

Artículo 251.- Si el medio empleado para la destrucción o devastación, hubiere sido el incendio o la ex-
plosión de una mina, y para ello se hubiere hecho uso de la fuerza armada, se impondrá pena de treinta
a sesenta años de prisión. Si no se hubiere usado de fuerza armada, la pena será de once años de pri-
sión.
Artículo reformado DOF 29-06-2005

Artículo 252.- Al que por medio de barrenos o abertura de una o más válvulas, produzca maliciosamen-
te la pérdida total de un buque, se le impondrá pena de treinta a sesenta años de prisión.
Artículo reformado DOF 29-06-2005

Artículo 253.- El que, con intención dolosa, destruya o haga destruir frente al enemigo, objetos necesa-
rios para la defensa o el ataque, o para la navegación o maniobras de un buque, todo o parte del mate-
rial de guerra, aeronaves, armas, municiones, víveres o efectos de campamento o del servicio de barco,
se le impondrá pena de treinta a sesenta años de prisión.
Fe de erratas al párrafo DOF 27-09-1933. Reformado DOF 29-06-2005

Si el delito a que el presente artículo se contrae no hubiere sido perpetrado frente al enemigo ni estuvie-
re comprendido en la fracción XVII del artículo 203, la pena será la de ocho años de prisión.

Artículo 254.- La misma pena de ocho años de prisión se impondrá a todo el que dolosa o deliberada-
mente destruya, queme o inutilice los libros, cartas náuticas, planos, actas, archivos o instrumentos
científicos pertenecientes al ejército.

CAPITULO IV
Deserción E Insumisión

Artículo 255.- La deserción de los individuos de tropa que no estuvieren en servicio, se entenderá reali-
zada, a falta de cualquier otro hecho que la demuestre:

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I.- Cuando faltaren sin motivo legítimo a la revista de administración y no se presenten a justificar, den-
tro de las veinticuatro horas siguientes;

II.- cuando faltaren sin impedimento justificado por tres días consecutivos a las listas de diana y retreta
de las fuerzas a que pertenezcan o a las dependencias de que formen parte;

III.- cuando tratándose de marineros, se quedaren en tierra a la salida del buque a que pertenezcan,
siempre que tuvieren oportuno conocimiento de ella, o faltaren por tres días consecutivos a bordo del
barco, y

IV.- cuando se separen sin permiso del superior que tenga facultad para concederlo, una noche del
campamento o guarnición en que se hallen, o se separen en tiempo de paz, a más de veinte kilómetros
de distancia del campamento, cuarenta de la guarnición, o quince del puerto en donde esté el barco a
que pertenezcan; y en campaña, a cualquiera distancia de la plaza, buque o punto militar.

Artículo 256.- Los desertores comprendidos en el artículo que antecede, serán castigados en tiempo de
paz:

I.- Con la pena de dos meses de prisión en un cuartel o buque, sin perjuicio del servicio, si se presenta-
ren voluntariamente dentro de ocho días, contados desde aquel en que se hubiere realizado su separa-
ción ilegal del servicio militar;

II.- con la de tres meses de prisión en un cuartel o buque, sin perjuicio del servicio, si dicha presentación
la efectuaren después del plazo señalado en la fracción anterior, y

III.- con la de seis meses de prisión en un cuartel o buque, sin perjuicio del servicio, y destinados al de
policía u obras militares, si fueren aprehendidos.

Artículo 257.- Los individuos de tropa que debieren ser condenados al mismo tiempo por varios de los
delitos a que se refiere el artículo anterior o por uno solo de ellos cuando lo hubieren sido ya por otro de
ese mismo género, en sentencia irrevocable pronunciada con anterioridad, serán castigados:

I.- Con la pena de cuatro meses de prisión en un cuartel o buque, sin perjuicio del servicio, si se presen-
taren voluntariamente dentro del término de ocho días contados desde aquel en que hubieren realizado
su separación ilegal del servicio militar;

II.- con la de seis meses de prisión en un cuartel o buque, sin perjuicio del servicio, si esa presentación
la hicieren después del plazo mencionado, y

III.- con la de ocho meses de prisión en un cuartel o buque, sin perjuicio del servicio, y destinados al de
policía u obras militares, si fueren aprehendidos.

Artículo 258.- A los sargentos y cabos a quienes en virtud de lo dispuesto en los dos artículos que an-
teceden hubiere que imponer la pena de prisión por haber sido aprehendidos, serán destituidos de sus
respectivos empleos; en los otros casos a que los mismos preceptos se refieren, además de la pena de
prisión correspondiente, sufrirán la de suspensión de empleo por otro tiempo igual al de aquélla, y el
servicio a que durante una y otra debe destinárseles, lo prestarán en calidad de soldados y siempre que
fuere posible conforme a lo mandado en el artículo 135, en un cuerpo o dependencia diversos de los
que forman parte.

Artículo 259.- Serán castigados con la pena de un mes de prisión únicamente, los soldados que, ha-
biendo desertado en los casos del artículo 256, justifiquen para su defensa, que no les fueron leídas
cuando sentaron plaza, y una vez al mes lo menos, las disposiciones penales relativas a la deserción, o
que cometieron el delito por no habérseles asistido en el pre, rancho, ración o vestuario correspondien-
te; por no habérseles cumplido cualquiera otra condición de su empeño en el servicio, siempre que la
falta de pre, rancho, ración o vestuario, se haya efectuado solamente respecto de los individuos de que
se trata y no de sus demás compañeros, y que aquéllos comprueben también que, habiéndose quejado,
no se les hizo justicia; y que la deserción no haya sido llevada a cabo por tres o más individuos reuni-
dos.

Artículo 260.- Los individuos de tropa que desertaren efectuando su separación ilegal del servicio mili-
tar en tiempo de paz, y cuando estén desempeñando actos propios de ese mismo servicio y distintos de
los especificados en el artículo siguiente, serán castigados con la pena de dos años de prisión, si el ser-
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vicio de que se trate fuere de armas, y con la de un año si fuese económico del cuartel o buque, o cual-
quiera otro que no sea de armas. Los sargentos y cabos sufrirán, además, en todos esos casos, la des-
titución del empleo.

Artículo 261.- Los individuos de tropa que desertaren en tiempo de paz, y en alguno de los casos o con
alguna de las circunstancias que especialmente se preven en seguida, serán castigados:

I.- El que deserte de la escolta de prisioneros, detenidos o presos o de cualquiera otra no especificada
en este artículo, con la pena de tres años de prisión;

II.- el que deserte estando de guardia, o de la escolta de municiones, o llevándose el caballo, mula o
montura, o el marino que deserte llevándose un bote o usando de él exclusivamente para ese objeto,
con la de cuatro años;

III.- el que deserte llevándose el fusil, carabina, pistola o sable, o tratándose de los marinos, cualquiera
otra arma u objeto, que hubiere recibido para su uso en el servicio de mar y con la obligación de devol-
verlo, con la de cinco años;

IV.- el que deserte estando de centinela, con la de seis años;

V.- el que deserte escalando u horadando los muros o tapias del cuartel o puesto militar u ocupado mili-
tarmente o saliendo de a bordo por cualquier medio que no sea de los autorizados para el desembarco,
con la de tres años, y

VI.- el que deserte estando en una fortaleza o plaza fuerte, con la de cuatro años.

A las clases a quienes se hubiere de aplicar alguna de las penas señaladas en las fracciones anterio-
res, se les impondrá también la destitución de empleo, ya sea que proceda o no como consecuencia de
la privativa de libertad.
Fe de erratas al párrafo DOF 27-09-1933

Artículo 262.- En los casos de las dos primeras fracciones del artículo anterior, si el que desertare es-
tuviere desempeñando las funciones de comandante de la escolta o de la guardia, será castigado con la
pena de cuatro años de prisión o con la de seis, según que estuviere comprendido en la I o II de esas
mismas fracciones.

Artículo 263.- El soldado que desertare estando de guardia o de centinela, o cuando esté formando
parte de una escolta, si hubiere sido nombrado para alguno de esos servicios antes de haber cumplido
cuatro meses de instrucción contados desde el día en que haya sentado plaza en su corporación, será
castigado con el mínimo de la pena señalada en la disposición legal que, sin esa circunstancia, se le
hubiere debido aplicar. De la misma manera será castigado el marino que en iguales condiciones deser-
tare estando de guardia militar o de centinela, o formando parte de una escolta, o esquifazón de botes.

Artículo 264.- Cuando la deserción de los individuos de tropa se efectuare en campaña, se observarán
las siguientes reglas:

I.- En los casos a que se refiere los artículos 256, 257 y 263, se impondrá la penalidad establecida en
esos preceptos, duplicándose los términos señalados en ellos para la prisión.

Los sargentos y cabos serán además destituidos de su empleo.

II.- En los casos previstos en los artículo 260, 261 y 262, se aumentarán en dos años, las penas privati-
vas de libertad respectivamente señaladas en esos preceptos.
Fracción reformada DOF 13-06-2014
Artículo reformado DOF 17-10-1944

Artículo 265.- Los individuos de tropa que después de haber desertado dentro de la República, hayan
salido de los límites de ésta, o que desertaren estando fuera de ella, serán castigados con arreglo a las
disposiciones siguientes:

I.- Si el delito fuere cometido en tiempo de paz, la pena será de cuatro años de prisión;

II.- si fuere cometido en campaña, será la de siete años de prisión;


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III.- si fuere cometido en tiempo de paz, pero llevándose el que lo perpetrare, el caballo, mula o montu-
ra, o el fusil, carabina, pistola o sable, o bote u otro objeto destinado al servicio de la Armada, la pena
será la de ocho años de prisión, y

IV.- si fuere cometido en campaña, llevándose el culpable algo de lo expresado en la fracción anterior la
pena será la de diez años de prisión.

Artículo 266.- El individuo de clases o marinería que durante las faenas que fueren consecuencia de un
naufragio o suceso peligroso para la embarcación se ausentare durante dos días sin permiso del supe-
rior será castigado como desertor en campaña aun cuando el hecho tuviere lugar en tiempo de paz. Si
el delito se cometiere en campaña, será considerado como desertor frente al enemigo.

Artículo 267.- Los oficiales que desertaren en tiempo de paz y en alguno de los casos enumerados en
el presente artículo, serán castigados:

I.- El que deserte desempeñando cualquiera comisión distinta de las que se especifican en las fraccio-
nes posteriores, si el servicio de que se trate fuere de armas, con la pena de tres años de prisión; con la
de un año y seis meses, si aquél fuere económico de cuartel o buque o cualquiera otro que no sea de
armas; y en ambos casos, con la de destitución, ya sea que proceda o no como consecuencia de las
anteriores;

II.- el que deserte de la escolta de prisioneros, detenidos o presos o de cualquiera otra no especificada
en este artículo, con la de cinco años de prisión o con la de cuatro, según que el que desertare fuere o
no el comandante de la escolta;

III.- El que desertare estando de guardia, o de la escolta de municiones, con la de ocho años de prisión,
o con la de seis, según que el que desertare fuere o no comandante de la guardia o de la escolta, y

IV.- El que sin estar desempeñando servicio de armas desertare al extranjero, con la de siete años de
prisión; si estuviere desempeñando ese servicio, con la de nueve años, y si fuere el comandante de un
punto, fuerza o buque, con la de once.

Artículo 268.- En los casos del artículo anterior y en aquellos a que se refieren las fracciones I y II del
artículo 270, si la deserción se hubiere efectuado en campaña se aumentarán en dos años las penas
privativas de libertad señaladas en esos preceptos.
Fe de erratas al artículo DOF 27-09-1933. Reformado DOF 13-06-2014

Artículo 269.- Serán considerados también como desertores, los oficiales:

I.- Que con pretexto de enfermedad u otro motivo ilegítimo se queden en las poblaciones, sin el corres-
pondiente permiso, cuando marchen las fuerzas a que pertenezcan;

II.- que sin la orden correspondiente ni motivo justificado, no lleguen al punto de su destino con la debi-
da oportunidad, o se regresen después de emprendida una marcha;

III.- que sin justa causa se desvíen del derrotero que se les hubiere señalado como indispensable en su
pasaporte;

IV.- que se separen una noche del campamento o de la guarnición en que se hallen sin permiso del su-
perior en quien resida la facultad de concederlo;

V.- que se separen a más de cuarenta kilómetros de distancia de su campamento o a más de ochenta
de su guarnición, o a más de treinta del puerto donde esté el barco a que pertenezcan, en tiempo de
paz, y a cualquiera distancia de la plaza, buque o punto militar, en campaña, sin licencia del superior;

VI.- que falten al servicio tres días consecutivos, sin motivo legítimo, o se separen durante cuarenta y
ocho horas del barco a que pertenezcan sin ese motivo ni permiso del superior;

VII.- que falten al acto de la revista de administración sin causa legítima y no se presenten a justificar
dentro de las veinticuatro horas siguientes;

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VIII.- que habiendo recibido cualquiera cantidad para la marcha, no emprendan éstas a su destino, des-
pués de tres días de expedido el pasaporte, o en el término que se les hubiere señalado, sin impedi-
mento legal o sin orden ni permiso de la autoridad que corresponda;

IX.- Que disfrutando de licencia temporal dejen de presentarse cuando hubieren sido llamados antes de
que fenezca el plazo por el que les hubiere sido concedida, o sin causa justificada, cuando haya expira-
do dicho plazo, y

X.- Que disfrutando de licencia ilimitada no se hubieren presentado después de dos meses de haber re-
cibido la orden y los recursos necesarios para ello, en caso de guerra extranjera.

Artículo 270.- Los comprendidos en el artículo anterior, serán castigados:

I.- En los casos de las fracciones I y II, con un año de prisión y destitución de empleo;

II.- en los casos de las fracciones III a VII, con seis meses de prisión, y

III.- en los casos de las fracciones VIII a X, con destitución de empleo.


Fe de erratas a la fracción DOF 27-09-1933

Artículo 271.- Siempre que al aplicarse la penalidad establecida en los artículos 267, 268 y 270 deba
imponerse la destitución de empleo, se fijará en diez años al término de la inhabilitación para volver al
ejército.

Artículo 272.- Los que desertaren frente al enemigo, marchando a encontrarlo, esperándolo a la defen-
siva, bajo su persecución o durante la retirada, se les impondrá pena de treinta a sesenta años de pri-
sión.
Artículo reformado DOF 29-06-2005

Artículo 273.- La deserción en actos del servicio o en campaña, se entenderá perpetrada, siempre que
para llevarla a cabo se hubiere empleado un medio violento, cuando el autor del delito se ponga fuera
del alcance de las armas de sus perseguidores, o eluda toda persecución, y en defecto de lo anterior o
de cualquiera otro hecho que demuestre la separación ilegal del servicio militar, por el transcurso de
veinticuatro horas, sin que el individuo de que se trate se presente a su inmediato superior o a la fuerza
a que pertenezca. La deserción frente al enemigo se entenderá cometida en el acto de separarse un mi-
litar, indebidamente, de las filas, o un marino, del buque o fuerza a que pertenezca.

Artículo 274.- Siempre que tres o más individuos reunidos cometieren simultáneamente alguno de los
delitos consignados en este capítulo, se observará lo que a continuación se expresa:

I. A los que en el caso de haber cometido el delito aisladamente, hubiere debido aplicársele pena de
treinta a sesenta años de prisión, se les impondrá ésta;
Fracción reformada DOF 29-06-2005

II.- a los que en ese mismo caso hubiere debido imponérseles una privativa de libertad, sola o reunida a
otra de distinta especie, se les impondrá el máximo de aquélla aumentada en una cuarta parte de su du-
ración, y las demás que hubiere debido imponérseles en el caso indicado, y

III. Al que hubiere encabezado la reunión o grupo si fuere individuo de tropa se le castigará con la pena
de trece años de prisión, siempre que conforme a lo prevenido en la fracción I, no debiere imponérsele
pena de treinta a sesenta años de prisión; pero si fuere oficial o el delito se hubiere cometido en cam-
paña, se le aplicará en todo caso esa última pena.
Fracción reformada DOF 29-06-2005

Artículo 275.- Lo que por causas legítima se hubieren dispersado del cuerpo de tropas o buque a que
pertenezcan, serán castigados como desertores, según las circunstancias que hayan intervenido en su
separación, si tan luego como les fuera posible, no se presentaren a su mismo cuerpo de tropas o bu-
que o a otras fuerzas o buques de guerra nacionales o a la autoridad militar, marítima o consular más
próxima.

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Las mismas reglas se observarán respecto de los militares que habiendo caído prisioneros de guerra,
no se presenten oportunamente a quien corresponda después de recobrar su libertad.

Se impondrá la pena de un mes de prisión al miembro de las reservas del Ejercito o de la Guardia Na-
cional, que, sin impedimento justificado, no se presente al lugar que se le designe en el llamamiento,
dentro del plazo correspondiente.

Comete el delito de insumisión el conscripto que por virtud del sorteo le corresponda prestar servicio ac-
tivo, no se presente a la autoridad respectiva dentro del plazo señalado para ser encuadrado en las uni-
dades del Ejército.

A los infractores se les impondrá la pena de un mes de prisión. La pena privativa de libertad no releva
de la obligación de prestar el servicio.

CAPITULO IV BIS
Traición A Las Fuerzas Armadas Mexicanas

Capítulo adicionado DOF 16-11-2011

Artículo 275 Bis.- Al militar que se incorpore a la delincuencia organizada se le aplicará pena de prisión
de treinta a sesenta años y baja de la Fuerza Armada.
Artículo adicionado DOF 16-11-2011

Artículo 275 Ter.- Se sancionará con pena de prisión de quince a sesenta años y baja de la Fuerza
Armada que corresponda, al militar que:

I. Utilice la fuerza, embarcación, aeronave, o cualquier otro bien o recurso humano que tenga bajo su
cargo o mando a favor de cualquier miembro de la delincuencia organizada o asociación delictuosa;

II. Proporcione a cualquier miembro de la delincuencia organizada o asociación delictuosa, protección o


facilidades en la plaza o puesto confiado a su cargo; así como adiestramiento, capacitación o conoci-
mientos militares;

III. Induzca al personal que tenga bajo su mando o a las tropas de las que forme parte, para que presten
algún servicio a cualquier miembro de la delincuencia organizada o asociación delictuosa, o reclute per-
sonal militar para el mismo fin;

IV. Proporcione a cualquier miembro de la delincuencia organizada o asociación delictuosa, información


a la que tenga acceso con motivo del ejercicio de su cargo o comisión;

V. Incumpla con sus obligaciones, respecto de las tropas a su cargo, para actuar contra cualquier
miembro de la delincuencia organizada o asociación delictuosa;

VI. Obstaculice las acciones de las fuerzas armadas o autoridad competente, en contra de cualquier
miembro de la delincuencia organizada o asociación delictuosa;

VII. No ejecute una orden del servicio o la modifique de propia autoridad, en ambos casos, para favore-
cer a cualquier miembro de la delincuencia organizada o asociación delictuosa;

VIII. Falsifique o altere un documento o instrumento que contenga información relativa a las operaciones
de las Fuerzas Armadas o autoridad competente en contra de cualquier miembro de la delincuencia or-
ganizada o asociación delictuosa, o a sabiendas de que se trata de documentos o instrumentos falsifi-
cados o alterados, haga uso de ellos;

IX. Proporcione a sus superiores información diferente a la que conozca acerca de las actividades que
esté desarrollando en las Fuerzas Armadas en contra de cualquier miembro de la delincuencia organi-
zada o asociación delictuosa, u omita proporcionar los datos que tenga sobre dichas actividades, así
como de los proyectos o movimientos de éstos;

X. Conduzca o guíe las actividades de cualquier miembro de la delincuencia organizada o asociación


delictuosa, y
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XI. Ponga en libertad a cualquier miembro de la delincuencia organizada o asociación delictuosa, o pro-
teja o facilite su fuga.

Las penas previstas en este capítulo se impondrán además de las que correspondan a los delitos que
resulten cometidos por las actividades del individuo u organización delictiva de que se trate.

Para los efectos de este capítulo, se entenderá por Fuerzas Armadas Mexicanas, a las instituciones ar-
madas de la Unión, a saber: Ejército, Armada y Fuerza Aérea.

Para los efectos de este capítulo se entenderá por delincuencia organizada la prevista en el artículo 2o.
de la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada y por asociación delictuosa, la prevista en el artícu-
lo 164 del Código Penal Federal.
Artículo adicionado DOF 16-11-2011

CAPITULO V
Inutilización Voluntaria Para El Servicio

Artículo 276.- El que lesionándose o de cualquiera otra manera se inutilice voluntariamente, por sí o
por medio de otro, para el servicio militar, será castigado con las penas de un año y seis meses de pri-
sión y destitución de empleo.

Las mismas penas se impondrán al que a petición de otro, lo inutilice con el objeto indicado.

Artículo 277.- Se impondrá la pena de ocho meses de prisión, a quien se valga de recursos o medios
fraudulentos que lo imposibiliten para el cumplimiento de alguna obligación militar.

CAPITULO VI
Insultos, Amenazas o Violencias Contra Centinelas,
Guardias, Tropa Formada, Salvaguardias, Bandera y Ejército.

Artículo 278.- El que ofenda o amenace a un centinela, a un miembro de una guardia, a un vigilante,
serviola, guardián o salvaguardia y el que destruya ésta si fuere escrita, será castigado con la pena de
un año de prisión.

Artículo 279.- El que cometa violencia contra cualquiera de los individuos mencionados en el artículo
anterior, será sancionado:

I. Con pena de treinta a sesenta años de prisión si hiciere uso de armas, y

II.- con la pena de cinco años de prisión, si la violencia se cometiere sin hacer uso de armas.

Artículo 280.- El que injurie, difame o calumnie al ejército o a instituciones que de él dependan, armas,
cuerpos, guardias o tropa formada, será castigado con un año de prisión.

Se impondrá la pena de un año seis meses de prisión, al que ultraje la bandera nacional.

CAPITULO VII
Ultrajes Y Violencias Contra La Policía

Artículo 281.- El que injurie o ultraje a un miembro de la policía que esté en ejercicio de sus funciones,
será castigado con nueve meses de prisión; y si lo desobedece o resiste a la orden que le haya intimado en
uso de sus facultades o ejerza violencia contra él, la pena será de un año y seis meses de prisión.

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CAPITULO VIII
Falsa Alarma

Artículo 282.- El que ocasione dolosamente una falsa alarma, o que en marcha o en campamento, guarni-
ción, cuartel o dependencia del ejército cause dolosamente una confusión o desorden en la tropa o en las
formaciones de los buques, o aeronaves, en las dotaciones o en la población donde las fuerzas estuvieren,
será castigado:

I.- Con seis meses de prisión en tiempo de paz;

II.- con un año de prisión estando en campaña, y

III. Con pena de treinta a sesenta años de prisión, si estando frente al enemigo, se hubiere causado da-
ño a las tropas, embarcaciones o aeronaves.

TITULO NOVENO
Delitos Contra La Jerarquía Y La Autoridad

CAPITULO I
Insubordinación

Artículo 283.- Comete el delito de insubordinación el militar que con palabras, ademanes, señas, ges-
tos o de cualquier otra manera, falte al respeto o sujeción debidos a un superior que porte sus insignias
o a quien conozca o deba conocer.

La insubordinación puede cometerse dentro del servicio o fuera de él.

Artículo 284.- Se entenderá que la insubordinación se comete en el servicio:

I.- Cuando el inferior y el superior o solamente uno de ellos se encuentre en servicio, y

II.- cuando tenga lugar el delito, con motivo de actos del servicio, aun cuando se encuentren francos el
inferior y el superior, en el momento de realizarse aquél.

Artículo 285.- La insubordinación en servicio, se castigará:

I.- Con la pena de un año seis meses de prisión si se hiciere por medio de palabras o ademanes, por
escrito o de cualquiera otra manera que no constituya una vía de hecho;

II.- con la pena de tres años de prisión si el delito consistiere en alguna amenaza;

III.- con cinco años de prisión cuando se llegue a las vías de hecho, pero sin causar lesión;

IV.- con seis años de prisión si causare una o varias lesiones que por su naturaleza ordinaria no tar-
den en curar más de quince días;

V.- con siete años de prisión cuando la enfermedad pase de quince días y sea temporal;

VI.- con ocho años de prisión cuando quede al ofendido una cicatriz en la cara perpetuamente nota-
ble, o se le disminuya la facultad de oír, se le debilite para siempre la vista, o se le entorpezca o de-
bilite permanentemente una mano, un pie, un brazo o una pierna o cualquier otro órgano, el uso de
la palabra o alguna de las facultades mentales;

VII.- con nueve años de prisión, cuando resulte una enfermedad seguramente incurable, la inutiliza-
ción completa o la pérdida de un ojo o de la facultad de oír, de un brazo, de una mano, de una pier-
na, de un pie, o de cualquier otro órgano, o cuando el individuo quede con una deformidad perpe-
tuamente notable en parte visible.

Si la deformidad fuere en la cara, se tendrá esta circunstancia como agravante;

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VIII.- con diez años de prisión cuando resulte incapacidad permanente para trabajar, enajenación
mental, pérdida de la vista, o del habla, o de las funciones sexuales, y

IX. Con pena de treinta a sesenta años de prisión cuando se causare la muerte del superior.

Cuando las lesiones hayan puesto en peligro la vida del ofendido, se agregarán dos años a las penas
de prisión fijadas en las fracciones IV a VIII.

Artículo 286.- La insubordinación fuera del servicio, cuando se cometa de cualquiera de las maneras
previstas en los artículos anteriores, será castigada con la mitad de las penas que en ellos se estable-
cen, pero si la insubordinación provocara la muerte del superior, se le impondrá pena de treinta a sesen-
ta años de prisión.

Artículo 287.- Si el delito de insubordinación a que se refieren las fracciones I al VIII del artículo 285
fuere perpetrado cuando el que lo cometa estuviere sobre las armas, o delante de bandera, o de tropa
formada, o durante zafarrancho de combate con armas, el término de la pena se formará aumentando
en un tercio, el que según esas mismas disposiciones hubiere de corresponder.

Artículo 288.- Cuando el inferior haya sido excitado u obligado a cometer súbitamente alguno de los
delitos previstos en este capítulo, por algún acto del superior contrario a las prescripciones legales o en
el que éste se haya excedido en el uso de sus facultades, se le aplicará la mitad del mínimo de la pena
que corresponda.

Artículo 289.- Si en los casos del artículo que antecede, los actos del superior constituyen un maltrato o
un tratamiento degradante para el inferior, los términos establecidos en ese mismo precepto para la pe-
na que deba imponerse, serán a su vez reducidos a la mitad.

Artículo 290.- El que por violencia o amenaza intentara impedir la ejecución de una orden del servicio
dada por un superior u obligar a éste a que la ejecute o a que la dé o se abstenga de darla, será casti-
gado con la pena de diez años de prisión.

Si el delito de que se trata en este artículo fuere cometido sobre las armas o delante de la bandera o
tropa formada o durante zafarrancho de combate con armas, se impondrá pena de treinta a sesenta
años de prisión.

Artículo 291.- Si en la orden cuyo cumplimiento se trate de impedir, concurriere alguna de las circuns-
tancias especificadas en los artículos 288 y 289, las disposiciones contenidas en esos preceptos, serán
igualmente aplicables a los casos comprendidos en el artículo que antecede.

Artículo 292.- Cuando la insubordinación consistiere en vías de hecho o estuviere comprendida en el


artículo 290, si se cometiere en marcha para atacar al enemigo, frente a él, esperando a la defensiva,
bajo su persecución o durante la retirada, se aplicará pena de treinta a sesenta años de prisión sin tener
en cuenta las disposiciones de los artículos 119 fracción III, 288 y 289.

CAPITULO II
Abuso de Autoridad

Artículo 293.- Comete el delito de abuso de autoridad, el militar que trate a un inferior de un modo con-
trario a las prescripciones legales.

Este delito puede cometerse dentro y fuera del servicio.


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Artículo 294.- El superior que diere órdenes de interés personal a un inferior, estorbare sin motivo justi-
ficado la ejecución de las que éste hubiere dado en uso de sus facultades, le impidiese de cualquier
modo el cumplimiento de sus deberes, le exigiese el de actos que no tengan relación con el servicio o
que de cualquiera manera le hiciere contraer obligaciones que sean en perjuicio del desempeño de sus
deberes, será castigado con la pena de cuatro meses de prisión.

Artículo 295.- El superior que impidiere a uno o varios inferiores que formulen, retiren o prosigan sus
quejas o reclamaciones, amenazándolos o valiéndose de otros medios ilícitos, o que hiciere desapare-
cer una queja, petición, reclamación o cualquier documento militar, o se negare a darles curso o a pro-
veer en ellos, o a expedir a un individuo de tropa, la certificación de cumplido teniendo el deber de ha-
cerlo, será castigado con la pena de suspensión de empleo por tres meses.

Artículo 296.- Al que se extralimite en el derecho de imponer castigos correccionales, aplicando los que
no estén permitidos por la ley o haciendo sufrir los que lo estén, al que sea inocente, o excediéndose en
los que en la misma ley estén señalados de un modo expreso respecto de la falta de que se trate, se le
impondrá la pena de seis meses de prisión si no resultare lesionado el ofendido.

Artículo 297.- El que insulte a un inferior o procure inducirlo a una acción degradante o a una infracción
legal, sufrirá la pena de seis meses de prisión. Si la infracción se llevare a efecto se castigará el delito
que resulte.

Artículo 298.- El que infiera golpes o de cualquiera otra manera maltrate de obra a un inferior sin lesio-
narlo, será castigado con la pena de un año de prisión.

El que mandare dar golpes a un inferior o que innecesariamente mandare cualquier otro maltratamiento
de obra contra él, será castigado con la pena de dos años de prisión, si el ofendido no resultare lesio-
nado.

Artículo 299.- El que infiera alguna lesión a un inferior será castigado:

I.- Con un año de prisión si fuere de las comprendidas en la fracción IV del artículo 285;

II.- con dos años de prisión, si fuere de las clasificadas en la fracción V;

III.- con cuatro años de prisión, si fuere de las mencionadas en la fracción VI;

IV.- con seis años y seis meses de prisión, si se tratare de las que cita la fracción VII;

V.- con ocho años de prisión, si fuere de las expresadas en la fracción VIII;

VI.- con diez años y seis meses de prisión, si resultare homicidio simple, y

VII. Con pena de treinta a sesenta años de prisión si resultare homicidio calificado.

Cuando las lesiones hayan puesto en peligro la vida del ofendido, se agregarán dos años a las penas
de prisión fijadas en las fracciones I a V.

Artículo 300.- El que indebidamente haga que una fuerza armada le preste auxilio en una riña o pen-
dencia, que por esa causa tome mayores proporciones, sufrirá la pena de dos años de prisión, sin per-
juicio de que, conforme a las reglas generales de aplicación de penas, se le imponga la que correspon-
da, en virtud de los demás delitos que con esos actos hubiere cometido.

CAPITULO III
Desobediencia

Artículo 301.- Comete el delito de desobediencia el que no ejecuta o respeta una orden del superior, la
modifica de propia autoridad o se extralimita al ejecutarla. Lo anterior se entiende salvo el caso de la
necesidad impuesta al inferior, para proceder como fuere conveniente, por circunstancias imprevistas
que puedan constituir un peligro justificado, para la fuerza de que dependa o que tuviese a sus órdenes.
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La desobediencia puede cometerse dentro y fuera del servicio.

Artículo 302.- El delito de desobediencia cometido fuera del servicio, se castigará con la pena de nueve
meses de prisión.

Artículo 303.- La desobediencia en actos del servicio será castigada con un año de prisión, excepto en
los casos siguientes:

I.- Cuando ocasione un mal grave que se castigará con dos años de prisión;

II.- cuando fuere cometida en campaña, que se castigará con cinco años de prisión, y si resultare perjui-
cio a las operaciones militares, con diez años de prisión, y

III. Cuando se efectúe frente al enemigo, marchando a encontrarlo, esperándolo a la defensiva, persi-
guiéndolo o durante la retirada, se impondrá pena de treinta a sesenta años de prisión.

Artículo 304.- Los marineros que cometan a bordo el delito de desobediencia, serán castigados:

I.- Con un año y seis meses de prisión si el barco fuere convoyando buques mercantes que no conduz-
can tropas, armas, pertrechos, víveres, o cualquier otro elemento de guerra;

II.- con dos años de prisión si se ocasionare un daño grave, encontrándose el barco en situación peli-
grosa o convoyando buques mercantes que no conduzcan tropas o cualquiera de los efectos a que se
refiere la fracción anterior;

III.- con cuatro años de prisión si el daño grave fuere causado a los buques convoyados, y con ocho
años de prisión si se perdieren alguno o algunos de éstos por esa causa, y

IV.- con cuatro años de prisión en tiempo de paz y cinco en campaña, si la desobediencia fuere cometi-
da formando parte el barco de una escuadra, y con la de cinco años de prisión, en tiempo de paz y diez
en campaña, si de esa desobediencia resultare algún daño a las operaciones navales.

CAPITULO IV
Asonada

Artículo 305.- Los que en grupo de cinco, por lo menos, o sin llegar a ese número cuando formen la mitad
o más de una fuerza aislada, rehúsen obedecer las órdenes de un superior, las resistan o recurran a vías
de hecho para impedirlas, serán castigados:

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I.- Con diez años de prisión los promovedores, instigadores o cabecillas del delito y con cinco años de pri-
sión, los que hubieren secundado a los anteriores, si el delito se cometiere en tiempo de paz, y

II. Con pena de treinta a sesenta años de prisión, a todos los promovedores, instigadores o cabecillas de la
asonada, de cabos en adelante, y con doce años de prisión los soldados, si el delito se cometiere en cam-
paña.

Artículo 306.- El marino que a fin de realizar el delito a que se refiere el artículo anterior, desatracase de
un buque de guerra o de otro al servicio de la Armada, una lancha o bote armado, o sacare fuerzas arma-
das de buques, arsenal, destacamento u otro establecimiento marítimo, será castigado con cinco años de
prisión.

Artículo 307.- Si consumado el motín, en campaña, los que tomaren parte en él, volvieren al orden, antes
de cometerse algún otro delito, serán castigados con la pena de diez años de prisión, si hubieren sido los
promovedores, instigadores o cabecillas de la asonada; y con cinco años de prisión los demás amotinados.

En tiempo de paz se reducirán a la mitad las penas señaladas.

En ambos casos no sufrirán castigo alguno los soldados que justifiquen haberse amotinado contra su vo-
luntad y que no pudieron abandonar las filas.

Artículo 308.- Si los amotinados volvieren al orden después de haber cometido algún otro delito, la pena
se impondrá siguiendo las reglas de acumulación.
En este caso, los soldados que justifiquen los extremos del artículo anterior, serán individualmente responsables por el
nuevo delito cometido.

Artículo 309.- La conspiración para cometer el delito de asonada, se castigará con un año de prisión en tiempo de paz
y con tres años de prisión, en campaña.

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LEY ORGÁNICA DEL


EJÉRCITO Y FUERZA
AÉREA MEXICANOS
Diario Oficial de la Federación el 18 de febrero de 2022

LEY ORGÁNICA DEL EJÉRCITO Y FUERZA AÉREA MEXICANOS

TITULO PRIMERO
MISIONES GENERALES
CAPITULO UNICO

ARTICULO 1/o. El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, son instituciones armadas permanentes que tienen
las misiones generales siguientes:

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I. Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación;

II. Garantizar la seguridad interior;

III. Auxiliar a la población civil en casos de necesidades públicas;

IV. Realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país; y

V. En caso de desastre prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio de las personas y sus
bienes y la reconstrucción de las zonas afectadas.

ARTICULO 2/o. Las misiones enunciadas, podrán realizarlas el Ejército y la Fuerza Aérea, por si o en for-
ma conjunta con la Armada o con otras Dependencias de los Gobiernos Federal, Estatales o Municipales,
todo, conforme lo ordene o lo apruebe el Presidente de la República, en ejercicio de sus facultades consti-
tucionales.

ARTICULO 3/o. El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos deben ser organizados, adiestrados y equipados
conforme a los requerimientos que reclame el cumplimiento de sus misiones.

TITULO SEGUNDO
INTEGRACIÓN DEL EJÉRCITO Y FUERZA AÉREA MEXICANOS
CAPITULO ÚNICO
ARTICULO 4/o. El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos están integrados por:
I.- Los mexicanos por nacimiento que no adquieran otra nacionalidad y que prestan sus servicios en
las Instituciones Armadas de tierra y aire, sujetos a las Leyes y Reglamentos Militares;

II. Los recursos que la Nación pone a su disposición; y

III. Edificios e instalaciones.

ARTICULO 5/o. Los miembros del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, por norma Constitucional
pertenecen al Servicio Militar Voluntario o al Servicio Militar Nacional.

ARTICULO 6/o. Los mexicanos que decidan prestar sus servicios en las Instituciones Armadas de
tierra y aire, en forma voluntaria, firmarán un contrato manifestando su conformidad para permanecer en
dichas Fuerzas Armadas por un tiempo determinado.

ARTICULO 7/o. Los mexicanos que integran el Servicio Militar Nacional, durante su permanencia en
el activo de las Fuerzas Armadas, quedarán sujetos a las Leyes, Reglamentos y disposiciones militares.

ARTICULO 8/o. El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos para sostener a sus tropas y el cumplimiento
de sus misiones, cuenta con los recursos que el Presupuesto de Egresos de la Federación les asigna.

ARTICULO 9/o. Los edificios e instalaciones en el Ejército y Fuerza Aérea están destinados para que
en ellos se lleven a cabo funciones de administración y organización, así como para el alojamiento,
preparación y operación de las tropas.

TITULO CUARTO

COMPOSICIÓN DEL EJÉRCITO Y FUERZA AÉREA MEXICANOS


CAPITULO I

ARTICULO 53. El Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos desarrollan sus acciones de Defensa Nacional en
forma conjunta y se mantienen unidas en una sola Dependencia.

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Está compuesta por: Unidades de Combate, Unidades de los Servicios, Cuerpos Especiales, Cuerpos de
Defensas Rurales y Establecimientos de Educación Militar.

CAPITULO II
COMPOSICIÓN DEL EJERCITO MEXICANO

ARTICULO 54. El Ejército Mexicano se compone de Unidades organizadas y adiestradas para las
operaciones militares terrestres y está constituido por:

I. Comandancia del Ejército;

II. Estado Mayor del Ejército;

III. Unidades de Armas, y

IV. Unidades de Servicios.

ARTICULO 54 BIS. El mando del Ejército recae en un General de División del Ejército, al que se
denominará Comandante del Ejército, quien será responsable de la operación y administración del
mismo, así como del empleo de sus Unidades, de conformidad con las directivas, instrucciones, órdenes
y demás disposiciones del Alto Mando.

ARTICULO 54 TER. El Estado Mayor del Ejército es el órgano técnico operativo, colaborador
inmediato del Comandante del Ejército, a quien auxilia en la planeación y coordinación de los asuntos de
su competencia y de las misiones que le sean conferidas y transforma las decisiones en órdenes,
directivas e instrucciones, verificando su cumplimiento.

ARTICULO 54 QUATER. El Estado Mayor del Ejército, estará formado por personal Diplomado de
Estado Mayor perteneciente al Ejército, así como de aquel otro personal que le sea necesario.

ARTICULO 55. Las Armas son los componentes del Ejército Mexicano cuya misión principal es el
combate, el que será ejecutado por cada una de ellas en función de cómo combinen el armamento, la
forma preponderante de desplazarse, su poder de choque y forma de trabajo.

ARTICULO 56. Las Armas del Ejército Mexicano son:

I. Infantería;

II. Caballería;

III. Artillería;

IV. Blindada; e

V. Ingenieros.

ARTICULO 57. Las Armas del Ejército se organizarán en Unidades, las que se clasifican en pequeñas
y grandes Unidades.

I. Las pequeñas Unidades se constituyen con mando y órganos de mando, elementos o unidades de
una sola Arma y de los Servicios que le sean necesarios según proceda. Las pequeñas Unidades son:
Escuadras; Pelotones; Secciones; Compañías, Escuadrones o Baterías; Grupos; y Batallones o
Regimientos.

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II. Las grandes Unidades se constituyen con Mando y órganos de Mando, Unidades de dos o más
Armas y de los Servicios que se requieran.

Las Grandes Unidades son: Brigadas, Divisiones y Cuerpos de Ejército.

ARTICULO 58. Los servicios del Ejército tienen la misión, composición y funciones que les señala la
parte correspondiente del Capítulo IV del presente Título.

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LEY NACIONAL SOBRE


EL USO DE LA FUERZA
Nueva Ley publicada en el Diario Oficial de la Federación el 8 de abril de 2022

LEY NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA

Capítulo I

Disposiciones Generales

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Artículo 1. Las disposiciones de la presente Ley son de orden público, de interés social y de observan-
cia general en todo el territorio nacional; tienen como fin regular el uso de la fuerza que ejercen las
instituciones de seguridad pública del Estado, así como de la Fuerza Armada permanente cuando ac-
túe en tareas de seguridad pública.

Cuando las autoridades a que se refiere el párrafo anterior realicen tareas de protección civil, y se re-
quiera el uso de la fuerza, lo harán en los términos que dispone la presente Ley.

Artículo 2. La presente Ley tiene por objeto: (ES-RE-ES-NO-BRI-EL)

I. Establecer las normas generales bajo las cuales los integrantes de las instituciones de seguri-
dad pueden ejercer el uso de la fuerza y utilizar el armamento oficial para el desempeño de sus
funciones;

II. Regular el catálogo normativo de funciones, derechos, obligaciones y prohibiciones para los
integrantes de las instituciones de seguridad que ejercen el uso de la fuerza;

III. Establecer las reglas para el control y administración del equipamiento oficial de los inte-
grantes de las instituciones de seguridad;

IV. Normar los esquemas de coordinación operativa para las instituciones de seguridad en el uso
de la fuerza y del armamento oficial;

V. Brindar certeza jurídica y transparencia a la ciudadanía en relación con el uso de la fuerza que
realicen las instituciones de seguridad en el ejercicio de sus funciones, y

VI. El establecimiento del régimen de responsabilidades por la inobservancia de esta Ley.

Artículo 3. Para los efectos de la presente Ley, se entenderá por:

I. Agente: servidor público integrante de las instituciones de seguridad que, con motivo de
su empleo, cargo o comisión, hace uso de la fuerza. Se considerará agente al elemento de la
Fuerza Armada permanente cuando actúe en tareas de seguridad pública, así como a las perso-
nas que presten servicios de seguridad privada en términos de la ley, cuando colaboren en tareas
de seguridad pública;

II. Armas de fuego: las autorizadas para el uso de los miembros de las instituciones de segu-
ridad, de conformidad con la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos y su Reglamento;

III. Armas menos letales: aquellas a través de las cuales se disminuyen las funciones corpora-
les de un individuo, reduciendo al mínimo el riesgo de causarle lesiones que pongan en peligro
su vida;

IV. Armas letales: las que por su diseño y mecanismo ocasionan o pueden ocasionar lesiones
graves y la muerte;

V. Control: la acción que ejercen los integrantes de las instituciones de seguridad sobre una
o varias personas para su contención;

VI. Detención: la restricción de la libertad de una persona por las instituciones de seguridad,
con el fin de ponerla a disposición de la autoridad competente;

VII. Instituciones de Seguridad Pública: las instituciones policiales, de procuración de justicia,


del sistema penitenciario y dependencias o entidades encargadas de la seguridad pública de or-
den federal, local o municipal, las cuales también podrán ser referidas en esta Ley como institu-
ciones de seguridad;

VIII. Estructuras corporales: las partes anatómicas del cuerpo, tales como los órganos, las extre-
midades y sus componentes;

IX. Funciones corporales: las funciones fisiológicas de los sistemas corporales tales como el
sistema respiratorio, el sistema cardiovascular, el sistema músculo-esquelético, entre otros;

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X. Lesión: el daño producido por una causa externa que deja huella material en el cuerpo hu-
mano;

XI. Lesión grave: el daño producido por una causa externa que ponga en peligro la vida o que
disminuya de manera permanente las capacidades físicas de una persona;

XII. Ley: la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza;

XIII. Sujetos Obligados: las instituciones de seguridad pública, las auxiliares, y los agentes de
ambas, y

XIV. Uso de la Fuerza: la inhibición por medios mecánicos o biomecánicos, de forma momentá-
nea o permanente, de una o más funciones corporales que lleva a cabo una persona auto-
rizada por el Estado sobre otra, siguiendo los procedimientos y protocolos que establecen las
normas jurídicas aplicables.

Capítulo II

Principios del Uso de la Fuerza

Artículo 4. El uso de la fuerza se regirá por los principios de: 5 PRINCIPIOS (A-LE-PRE-PRO-REN)

I. Absoluta necesidad: para que el uso de la fuerza sea la última alternativa para tutelar la vida e
integridad de las personas o evitar que se vulneren bienes jurídicamente protegidos o con el fin
de mantener el orden y la paz pública, al haberse agotado otros medios para el desistimiento
de la conducta del agresor;

II. Legalidad: para que la acción de las instituciones de seguridad se realice con estricto ape-
go a la Constitución, a las leyes y a los Tratados Internacionales de los que el Estado mexicano
sea parte;

III. Prevención: para que los operativos para el cumplimiento de la ley sean planificados y se lle-
ven a cabo, en la medida de lo posible, minimizando el uso de la fuerza y, cuando esto sea
inevitable, reduciendo al mínimo los daños que de ello puedan resultar;

IV. Proporcionalidad: para que el nivel de fuerza utilizado sea acorde con el nivel de resisten-
cia ofrecido por el agresor y el nivel de riesgo exhibido, de tal forma que los agentes apliquen
medios y métodos bajo un criterio de uso diferenciado y progresivo de la fuerza, y

V. Rendición de cuentas y vigilancia: para que existan controles que permitan la evaluación
de las acciones de uso de la fuerza .

Artículo 5. El uso de la fuerza se hará en todo momento con pleno respeto a los derechos humanos.

Artículo 6. El impacto del uso de la fuerza en las personas estará graduado de la siguiente manera:

I. Persuasión: cese de la resistencia a través del uso de indicaciones verbales o de la simple pre-
sencia de la autoridad, para lograr la cooperación de las personas con la autoridad;

II. Restricción de desplazamiento: determinar un perímetro con la finalidad de controlar la agresión;

III. Sujeción: utilizar la fuerza física con moderación para lograr el control o aseguramiento de los in-
dividuos;

IV. Inmovilización: utilizar la fuerza física con intensidad, pudiendo emplear medios o equipos desti-
nados a restringir la movilidad de las personas para lograr su aseguramiento;

V. Incapacitación: utilizar la fuerza física con máxima intensidad, permitiendo el empleo de armas
menos letales, así como sustancias químicas irritantes que perturben las funciones sensoriales,
con la finalidad de neutralizar la resistencia y la violencia, teniendo alta probabilidad de causar le-
siones que no pongan en riesgo la vida del agresor;

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VI. Lesión grave: utilizar la fuerza (epiletal), permitiendo el uso de armas menos letales o de fuego
con la finalidad de neutralizar a los agresores y proteger la integridad de la autoridad o de perso-
nas ajenas, con alta probabilidad de dañar gravemente al agresor, y

Fracción declarada inválida por sentencia de la SCJN a Acción de Inconstitucionalidad notificada para efectos legales 29-10-2021
y publicada DOF 08-04-2022 (En la porción normativa “epiletal”)

VII. Muerte: utilizar la fuerza letal como una acción excepcional, permitiendo el uso de armas menos
letales o de fuego con la finalidad de repeler y neutralizar la agresión, no teniendo otra opción pa-
ra proteger la vida de las personas ajenas o la propia, a sabiendas que existe un alto riesgo de
causar la muerte del agresor.

Artículo 7. Se consideran amenazas letales inminentes:

I. La acción de apuntar con el cañón de un arma de fuego o una réplica de la misma en dirección a
una persona;

II. La acción de no soltar un arma de fuego o una réplica de la misma después de advertencia clara;

III. La acción de poner en riesgo la integridad física de una persona con un arma punzocortante;

IV. El accionar el disparador de un arma de fuego;

V. La acción de portar o manipular un explosivo real o una réplica del mismo, o

VI. Las acciones tendientes a perturbar objetos o sistemas que puedan tener efectos letales o inca-
pacitantes en una o más personas.

Artículo 8. Los protocolos y procedimientos del uso de la fuerza deberán atender a la perspectiva de géne-
ro, la protección de niñas, niños y adolescentes, así como la atención de situaciones de riesgo en el interior
o en las inmediaciones de guarderías, escuelas, hospitales, templos, centros de reclusión y otros lugares
en el que se congreguen personas ajenas a los agresores.

Capítulo III

Procedimientos del Uso de la Fuerza

Artículo 9. Los mecanismos de reacción en el uso de la fuerza son:

I. Controles cooperativos: indicaciones verbales, advertencias o señalización;

II. Control mediante contacto: su límite superior es la intervención momentánea en funciones motri-
ces;

III. Técnicas de sometimiento o control corporal: su límite superior es el impedimento momentáneo


de funciones corporales y daños menores en estructuras corporales;

IV. Tácticas defensivas: su límite superior es el daño de estructuras corporales no vitales, y

V. Fuerza Letal: su límite es el cese total de funciones corporales. Se presume el uso de la fuerza le-
tal cuando se emplee arma de fuego contra una persona.

Artículo 10. La clasificación de las conductas que ameritan el uso de la fuerza, ordenadas por su intensi-
dad, es:

I. Resistencia pasiva: conducta de acción u omisión que realiza una o varias personas, exenta de
violencia, para negarse a obedecer órdenes legítimas comunicadas de manera directa por los su-
jetos obligados, quienes previamente se han identificado como autoridad. Contra la resistencia

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34
pasiva podrán oponerse los mecanismos de reacción a los que se refieren las fracciones I y II del
artículo anterior;

II. Resistencia activa: conducta de acción u omisión que realiza una o varias personas, empleando
la violencia, el amago o la amenaza, para negarse a obedecer órdenes legítimas comunicadas de
manera directa por los sujetos obligados, quienes previamente se han identificado como autori-
dad. Contra la resistencia activa podrán oponerse los mecanismos de reacción a los que se refie-
ren las fracciones I, II, III y IV del artículo anterior, y

III. Resistencia de alta peligrosidad: conducta de acción u omisión que realiza una o varias personas,
empleando la violencia, el amago o la amenaza con armas o sin ellas para causar a otra u otras o
a miembros de las instituciones de seguridad, lesiones graves o la muerte, negándose a obede-
cer órdenes legítimas comunicadas de manera directa por los sujetos obligados, quienes previa-
mente se han identificado como autoridad. Contra la resistencia de alta peligrosidad podrán opo-
nerse los mecanismos de reacción a los que se refieren las fracciones I, II, III, IV y V del artículo
anterior.

Artículo 11. Los niveles del uso de la fuerza, según el orden en que deben agotarse, son:

I. Presencia de autoridad: es la primera forma de contacto que tienen los agentes con la ciudadanía
en general. Se manifiesta a través de:

a) El uso adecuado del uniforme;

b) El uso adecuado de equipo, acorde a las circunstancias, y

c) Una actitud diligente.

II. Persuasión o disuasión verbal: a través del uso de palabras o gesticulaciones que sean cataloga-
das como órdenes y que permitan a la persona facilitar a los agentes a cumplir con sus funciones;

III. Reducción física de movimientos: mediante acciones cuerpo a cuerpo a efecto de que se controle
a la persona que se ha resistido y ha obstaculizado que los agentes cumplan con sus funciones;

IV. Utilización de armas incapacitantes menos letales: a fin de someter la resistencia activa de una
persona, y

V. Utilización de armas de fuego o de fuerza letal: para repeler las resistencias de alta peligrosidad.

Artículo 12. El uso de la fuerza solo se justifica cuando la resistencia o agresión es:

I. Real: si la agresión se materializa en hechos apreciables por los sentidos, sin ser hipotética ni
imaginaria;

II. Actual: si la agresión se presenta en el momento del hecho, no con anterioridad o posterioridad, y

III. Inminente: si la agresión está próxima a ocurrir y, de no realizarse una acción, esta se consuma-
ría.

Artículo 13. El uso de la fuerza letal será el último recurso en cualquier operativo. En su caso, los agen-
tes deberán comprobar que la agresión era real, actual o inminente, sin derecho, que ponía o podría poner
en peligro la vida o integridad física de personas ajenas o de uno de ellos y que el uso de la fuerza en los
niveles referidos en las fracciones I a la IV del artículo 11, eran insuficientes para repeler, contrarrestar o
neutralizar los actos de resistencia.

Capítulo IV

Instrumentos del Uso de la Fuerza

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Artículo 14. Las instituciones de seguridad asignarán las armas solamente al agente que apruebe la
capacitación establecida para su uso y este, a su vez, solo podrá usar las armas que le hayan sido asigna-
das.

Artículo 15. Los agentes podrán tener a su cargo y portar las siguientes armas:

I. Incapacitantes menos letales:

a) Bastón PR-24, tolete o su equivalente, de acuerdo con las disposiciones aplicables;

b) Dispositivos que generan descargas eléctricas;

c) Esposas o candados de mano;

d) Sustancias irritantes en aerosol, y

e) Mangueras de agua a presión.

II. Letales:

a) Armas de fuego permitidas, y

b) Explosivos permitidos, en este y en el inciso anterior, en términos de la Ley Federal de Ar-


mas de Fuego y Explosivos.

Las instituciones de seguridad deberán dotar a los agentes con el equipo de protección y vehículos con
y sin blindaje, a fin de proteger su integridad y disminuir la necesidad del uso de armas de cualquier tipo.

En todos los casos, las armas que se autoricen para los cuerpos de policía deberán apegarse a lo estable-
cido en el párrafo tercero del artículo 24 de la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.

Artículo 16. Las instituciones de seguridad emitirán los protocolos de actuación con perspectiva de género
y para niñas, niños, adolescentes y protección de los derechos humanos, así como los manuales de técni-
cas para el uso de la fuerza y la descripción de las conductas a realizar por parte de los agentes.

El manual correspondiente determinará el contenido de las prácticas que los agentes deberán cumplir para
estar capacitados en el uso de la fuerza, así como la periodicidad del entrenamiento para el uso de las
armas permitidas y las técnicas de solución pacífica de conflictos, como la negociación y la mediación, así
como de control de multitudes y otros medios lícitos que limiten al máximo el uso de la fuerza en los niveles
de uso de armas incapacitantes menos letales y de armas de fuego.

El entrenamiento para el uso de las armas permitidas comprenderá técnicas de solución pacífica de conflic-
tos, como la negociación y la mediación, así como de control de multitudes y otros medios lícitos que limi-
ten al máximo el uso de la fuerza en los niveles de uso de armas menos letales y uso de arma de fuego.

Capítulo V

Agentes

Artículo 17. Las instituciones de seguridad deberán contar con una base de datos que contenga el registro
detallado de las huellas y las características que impriman los proyectiles u ojivas, las estrías o rayado
helicoidal de las armas de fuego bajo su resguardo; así como de las armas y equipo asignado a cada agen-
te.

Artículo 18. Las instituciones de seguridad garantizarán que sus integrantes sean seleccionados mediante
procedimientos adecuados que permitan establecer que poseen aptitudes éticas, psicológicas y físicas
apropiadas para el ejercicio eficaz de sus funciones y que reciban capacitación profesional, continua y
completa, incluyendo el uso de la fuerza. Las aptitudes para el ejercicio de esas funciones serán objeto de
examen periódico, de conformidad con las disposiciones aplicables.

Lo anterior, de conformidad con las disposiciones relativas de la Ley General del Sistema Nacional de Se-
guridad Pública, y demás normatividad aplicable.

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36
Artículo 19. Todo agente tiene derecho a la protección de su vida e integridad física, al respeto a su digni-
dad como ser humano y a su autoridad por parte de sus superiores y de la ciudadanía.

Es obligación de la institución de seguridad a la que pertenezcan, proporcionar a sus agentes la atención


médica, psicológica y jurídica que, en su caso, requieran.

Artículo 20. Las familias de los agentes contarán con atención médica, psicológica y social en aquellos
casos en los que el agente pierda la vida, le sea imputado el uso excesivo de la fuerza o adquiera alguna
discapacidad por el ejercicio de sus funciones, dando especial atención a sus familiares.

Capítulo VI

Detenciones

Artículo 21. En el uso de la fuerza para la detención de una persona se atenderán los principios y proce-
dimientos establecidos en esta Ley, de acuerdo con las siguientes reglas:

I. Evaluar la situación para determinar inmediatamente el nivel de fuerza que utilizará;

II. Comunicar de inmediato a la persona o personas las razones por las cuales serán detenidas;

III. Comunicar a la persona detenida ante qué autoridad será puesta a disposición y solicitar que la
acompañen, y

IV. Poner a disposición de forma inmediata ante la autoridad competente a la persona detenida.

Los agentes, bajo su más estricta responsabilidad, velarán porque durante la custodia del detenido se res-
guarde su integridad y se impidan actos de tortura, tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes,
desaparición forzada o cualquier otro hecho que la ley señale como delito, o que impliquen una violación
grave a los derechos humanos; así como por el cumplimiento de las disposiciones correspondientes de la
Ley Nacional del Registro de Detenciones.

Artículo 22. Cuando para la detención de una persona sea necesario hacer uso de la fuerza, el agente
deberá:

I. Procurar no ocasionar daño a la persona susceptible de detención y velar por el respeto a la vida
e integridad física de ésta;

II. Utilizar de forma racional, subsidiaria y proporcional, los distintos niveles de uso de la fuerza, con-
forme a los niveles contemplados en esta Ley, y

III. No exponer a la persona detenida a tratos denigrantes, abuso de autoridad o tortura.

En cualquier caso, será aplicable lo dispuesto por el último párrafo del artículo anterior.

Artículo 23. Durante una detención, se debe garantizar la seguridad de las personas no involucradas, la de
los agentes y la del sujeto de la detención, en ese orden.

Artículo 24. Las instituciones de seguridad deberán abstenerse de ejercer el uso de la fuerza en contra de
una persona detenida bajo su custodia, salvo que las circunstancias demanden la necesidad de su uso
para el mantenimiento del orden y la seguridad o se ponga en riesgo la integridad de las personas.

Artículo 25. Las detenciones podrán ser registradas en medios audiovisuales que serán accesibles por los
medios que establezcan las disposiciones en materia de acceso a la información pública y protección de
datos personales.

Artículo 26. De cada detención se llevará a cabo el registro e informe correspondiente, en términos de lo
establecido por la ley en la materia.

Capítulo VII

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Actuación de las Policías en Manifestaciones y Reuniones Públicas

Artículo 27. Por ningún motivo se podrá hacer uso de armas contra quienes participen en manifestaciones
o reuniones públicas pacíficas con objeto lícito.

En estos casos, la actuación policial deberá asegurar la protección de los manifestantes y los derechos de
terceros, así como garantizar la paz y el orden públicos.

La intervención de las fuerzas de seguridad pública deberá hacerse por personas con experiencia y capaci-
tación específicas para dichas situaciones y bajo protocolos de actuación emitidos por el Consejo del Sis-
tema Nacional de Seguridad Pública.

Artículo 28. Cuando las manifestaciones o reuniones públicas se tornen violentas, las policías deberán
actuar de acuerdo a los distintos niveles de fuerza establecidos en esta Ley.

Capítulo VIII

Planeación de Operativos que requieran el Uso de la Fuerza

Artículo 29. Los agentes tienen derecho a responder a una agresión usando fuerza letal cuando esté en
peligro inminente su integridad física con riesgo de muerte. Para calificar el hecho se deberán tomar en
cuenta las circunstancias de modo, tiempo y lugar del operativo, así como la situación del agresor y su
capacidad de resistencia.

Artículo 30. En el uso de la fuerza y la planeación de operativos siempre se tomará en consideración la


salvaguarda de los objetivos y principios que establece esta Ley para garantizar la protección a los dere-
chos humanos de todos los potenciales involucrados. Además, deberán cumplir con lo siguiente:

I. Determinar el agente o agentes al mando del operativo, que serán responsables de su debido
cumplimiento;

II. El mando deberá realizar reuniones para la coordinación con las diferentes autoridades partici-
pantes y los agentes que participarán en el operativo, con el objetivo de plantear las estrategias
adecuadas y la toma de decisiones para definir el cumplimiento de los objetivos;

III. Contar con planes operativos y logísticos para hacer frente al evento de que se trate, que con-
templen la forma para controlar la eventual resistencia, considerando la capacidad de respuesta
del objetivo, las características físicas del lugar, las entradas y salidas para poder considerar la
retirada en caso de que el uso de la fuerza resulte inadecuado y la vida de los agentes corra peli-
gro, así como evitar la huida de la o las personas en caso de que se trate de una detención;

IV. Los planes operativos deberán establecer acciones para repeler, contrarrestar y neutralizar cual-
quier tipo de resistencia;

V. Contemplar en el desarrollo del operativo el uso progresivo y diferenciado de la fuerza, procuran-


do generar el menor daño posible;

VI. Contar con un plan de desplazamiento de los agentes en la zona del operativo;

VII. Antes del operativo, pasar revista de agentes, equipo, armamento, cartuchos y vehículos, misma
que deberá constar por escrito;

VIII. Asegurar que el mando operativo mantenga una constante comunicación con sus superiores para
la toma de decisiones durante la realización del operativo, incluida la posible negociación con las
personas que ejercen la resistencia;

IX. Evaluar los factores de riesgo para planear la estrategia adecuada;

X. Determinar las rutas para poner a salvo a las personas ajenas, y

XI. Es legal grabar o filmar el desarrollo del operativo, desde el inicio hasta la conclusión del mismo.

Artículo 31. En el caso de los planes, estrategias y programas para actuar frente a asambleas, manifesta-
ciones o reuniones que se tornen violentas o que atenten contra el orden público, se deberá considerar la
presencia de agentes capacitados para llevar a cabo negociaciones y procedimientos de disuasión y per-
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suasión para que los manifestantes abandonen las conductas agresivas, debiendo buscar a los líderes
para entablar el diálogo entre éstos y las autoridades.

El agente que funja como negociador deberá permanecer en comunicación directa y en coordinación con el
mando operativo, quien a su vez tendrá contacto directo con el mando superior.

Capítulo IX

Informes del Uso de la Fuerza

Artículo 32. Siempre que los miembros de las instituciones de seguridad utilicen la fuerza en cumplimiento
de sus funciones deberán realizar un reporte pormenorizado a su superior jerárquico inmediato, una copia
de este se integrará al expediente del agente al mando del operativo y en lo conducente de cada uno de
los participantes.

Los superiores jerárquicos serán responsables cuando deban tener o tengan conocimiento de que los
agentes bajo su mando hayan empleado ilícitamente la fuerza, los instrumentos o armas de fuego a su
cargo y no lo impidan o no lo denuncien ante las autoridades correspondientes.

Artículo 33. El reporte pormenorizado contendrá:

I. Nombre, adscripción y datos de identificación del agente;

II. Nivel de fuerza utilizado;

III. Circunstancias de modo, tiempo, lugar de los hechos y razones que motivaron la decisión de em-
plear dicho nivel de fuerza, y

IV. En caso de haber utilizado armas letales:

a) Detallar las razones que se tuvieron para hacer uso del arma de fuego o explosivo;

b) Identificar el número de disparos o la cantidad de detonación de explosivos;

c) Especificar el tipo de lesiones, el número e identidad de las personas lesionadas y los daños
materiales causados, y

d) En su caso, especificar el número e identidad de las personas que hayan perdido la vida.

Artículo 34. Las instituciones de seguridad establecerán un programa de evaluaciones periódicas de


acuerdo con estándares de eficiencia sobre el uso de la fuerza.

Artículo 35. Las instituciones de seguridad deberán presentar informes públicos anuales que permitan
conocer el desarrollo de las actividades que involucren el uso de la fuerza.

Estos reportes deberán contener:

I. Los datos relacionados con las detenciones;

II. Los resultados de la evaluación corporal que se realice a las personas detenidas;

III. El número de personas fallecidas por el uso de la fuerza, desagregado por sexo, y

IV. En su caso, recomendaciones que con motivo de estos eventos hayan emitido los organismos
públicos de derechos humanos, y la atención que se haya dado a las mismas.

Artículo 36. En aquellos operativos en los que se requiera y autorice desde la planeación el uso de la fuer-
za letal, se podrán utilizar dispositivos tecnológicos con el fin de registrar audiovisualmente el desarrollo del
operativo con fines de verificación.

Artículo 37. Los vehículos que se utilicen en el ejercicio del uso de la fuerza contarán con mecanismos
tecnológicos para vigilar la seguridad de los agentes y de las personas alrededor.

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Artículo 38. El material audiovisual será accesible para investigaciones y procedimientos judiciales, en
términos de la legislación en la materia.

Artículo 39. Los datos personales de los agentes que hayan utilizado fuerza letal deberán ser tratados en
términos de la legislación en la materia.

Capítulo X

Capacitación y Profesionalización

Artículo 40. La capacitación que reciban los agentes considerará los estándares nacionales e internacio-
nales en la materia y deberá incluir, al menos, los aspectos siguientes:

I. Derechos Humanos;

II. No discriminación;

III. Perspectiva de género;

IV. Principios para el uso de la fuerza;

V. Adiestramiento en medios, métodos y técnicas para el control físico;

VI. Adiestramiento en el empleo de armas menos letales;

VII. Código de conducta de los servidores públicos;

VIII. Ética y doctrina policial;

IX. Responsabilidades jurídicas derivadas del uso de la fuerza;

X. Actuaciones previas, durante y posteriores al uso de la fuerza;

XI. Actuación policial, en caso de detenciones;

XII. Primeros auxilios y asistencia médica de emergencia;

XIII. Medios y métodos de solución pacífica de conflictos;

XIV. Manejo y control de multitudes;

XV. Manejo y traslado de personas detenidas o sujetas a proceso;

XVI. Manejo de crisis, estrés y emociones, y

XVII. Las demás que resulten necesarias.

Artículo 41. La capacitación a que se refiere el artículo anterior deberá considerar el uso diferenciado,
escalonado y gradual de la fuerza, tanto de armas letales como menos letales, siempre con el objetivo de
evitar daño a la integridad física de las personas.

Dentro de los programas de capacitación se deberán establecer cursos de evaluación sobre el uso de la
fuerza.

Capítulo XI

Régimen de Responsabilidades

Artículo 42. Los mandos de las instituciones de seguridad, así como de la Fuerza Armada permanente,
cuando actúen en tareas de seguridad pública, deberán verificar que el empleo de la fuerza ejercida por
sus subordinados, se efectúe conforme a lo establecido en la presente Ley y demás ordenamientos aplica-
bles.
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Artículo 43. Las infracciones a la presente Ley, derivadas de uso indebido de la fuerza, cometidas por
integrantes de las instituciones de seguridad pública, así como de la Fuerza Armada permanente, cuando
actúen en tareas de seguridad pública, deberán ser sancionadas en términos de las disposiciones legales
civiles, penales o administrativas correspondientes.

Artículo 44. Cualquier integrante de las instituciones de seguridad, así como de la Fuerza Armada perma-
nente cuando actúe en tareas de seguridad pública, al tener conocimiento que se usó indebidamente la
fuerza, deberá denunciar el hecho ante la autoridad competente.

Transitorios

Primero. La presente Ley entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Fede-
ración.

Segundo. Se derogan las disposiciones sobre uso de la fuerza en materia de seguridad pública, que se
opongan a lo dispuesto en el presente Decreto.

Tercero. Para cumplir con la obligación contenida en el artículo 38, las instituciones de seguridad pública,
procurarán, en medida de las disponibilidades presupuestarias, adquirir la tecnología correspondiente.

En cumplimiento de lo dispuesto por la fracción I del Artículo 89 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, y para su debida publicación y observancia, expido el presente Decreto en la Residen-
cia del Poder Ejecutivo Federal, en la Ciudad de México, a 27 de mayo de 2019.- Andrés Manuel López
Obrador.- Rúbrica.- La Secretaria de Gobernación, Dra. Olga María del Carmen Sánchez Cordero Dávila.-
Rúbrica. LEY NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA

RESOLUTIVOS DE SENTENCIA DE LA SCJN

PUNTOS RESOLUTIVOS de la sentencia dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación en la Acción de Inconstitucionalidad 64/2019, promovida por la Comisión Nacional de los Dere-
chos Humanos.

Notificados al Congreso de la Unión para efectos legales el 29 de octubre de 2021 Al margen un sello con
el Escudo Nacional, que dice: Poder Judicial de la Federación.- Suprema Corte de Justicia de la Nación.

PRESENTE

El Tribunal Pleno, en su sesión celebrada el veintiséis de octubre de dos mil veintiuno, resolvió la acción de
inconstitucionalidad 64/2019, promovida por la Comisión Nacional de los Derechos humanos, en los térmi-
nos siguientes:

“PRIMERO. Es procedente y parcialmente fundada la presente acción de inconstitucionalidad.

SEGUNDO. Se declaran infundadas las omisiones legislativas relativas en competencia de ejercicio obliga-
torio, atinentes al adiestramiento del uso de la fuerza mediante el empleo de armas incapacitantes no leta-
les y letales, la distinción y regulación de dichas armas y la sistematización y archivo de los informes de los
servidores públicos que hagan uso de armas de fuego en el desempeño de sus funciones que, como previ-
siones mínimas, contiene la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, expedida mediante el Decreto publi-
cado en el Diario Oficial de la Federación el veintisiete de mayo de dos mil diecinueve, en términos del
apartado III, temas 1.3 y 1.4, de esta decisión.

TERCERO. Se reconoce la validez de los artículos 27, párrafo primero, 28 y 36, en su porción normativa
‘desde la planeación’, de la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, expedida mediante el Decreto publica-
do en el Diario Oficial de la Federación el veintisiete de mayo de dos mil diecinueve, de conformidad con el
apartado III, temas 2.2 y 2.3, de esta determinación.

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41
CUARTO. Se declara la invalidez del artículo 6, fracción VI, en su porción normativa ‘epiletal’, de la Ley
Nacional sobre el Uso de la Fuerza, expedida mediante el Decreto publicado en el Diario Oficial de la Fede-
ración el veintisiete de mayo de dos mil diecinueve, por las razones del apartado III, tema 2.1, de esta eje-
cutoria, la cual surtirá sus efectos a partir de la notificación de estos puntos resolutivos al Congreso de la
Unión, como se indica en el apartado IV de esta resolución.

QUINTO. Se declaran fundadas las omisiones legislativas relativas en competencia de ejercicio obligatorio,
atinentes a la finalidad del uso de la fuerza, así como la sujeción del uso de la fuerza a los principios de
racionalidad y oportunidad que, como previsiones mínimas, debe contener la Ley Nacional sobre el Uso de
la Fuerza, expedida mediante el Decreto publicado en el Diario Oficial de LEY NACIONAL SOBRE EL USO
DE LA FUERZA

SEXTO. Se condena al Congreso de la Unión para que, en el siguiente período ordinario de sesiones que
inicia en febrero de dos mil veintidós, legisle para establecer en la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza
la finalidad del uso de la fuerza y la sujeción del uso de la fuerza a los principios de racionalidad y oportuni-
dad que, como previsiones mínimas, dicha ley debe contener, con fundamento en el artículo transitorio
cuarto, fracción III, numerales 1 y 3, del decreto de reforma constitucional publicado en el Diario Oficial de
la Federación el veintiséis de marzo de dos mil diecinueve, en los términos precisados en el apartado IV de
este fallo.

SÉPTIMO. Publíquese esta resolución en el Diario Oficial de la Federación, así como en el Semanario Ju-
dicial de la Federación y su Gaceta.” Cabe señalar que el Tribunal Pleno determinó que la declaratoria de
invalidez decretada en este fallo surtirá sus efectos a partir de la notificación de estos puntos resolutivos al
Congreso de la Unión, por lo que le solicito que gire instrucciones para que, a la brevedad, se practique la
citada notificación, inclusive al titular del Poder Ejecutivo Federal.

Asimismo, con el objeto de dar cumplimiento a lo determinado por el Tribunal Pleno en su sesión privada
celebrada el doce de abril de dos mil diez, le solicito que remita a esta Secretaría General de Acuerdos
únicamente copia certificada del documento en el que conste la notificación que se realice al Congreso de
la Unión.

SENTENCIA dictada por el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la Acción de
Inconstitucionalidad 64/2019, así como los Votos Particulares de los señores Ministros Juan Luis González
Alcántara Carrancá y Luis María Aguilar Morales y de Minoría de la señora Ministra Norma Lucía Piña Her-
nández y de los señores Ministros Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena y Juan Luis González Alcántara Carrancá.

Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 8 de abril de 2022

ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 64/2019 PROMOVENTE: COMISIÓN NACIONAL DE LOS DE-


RECHOS HUMANOS PONENTE: MINISTRA NORMA LUCÍA PIÑA HERNÁNDEZ. SECRETARIO: RI-
CARDO MONTERROSAS CASTORENA.

Ciudad de México. El Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en sesión correspon-
diente al día veintiséis de octubre de dos mil veintiuno, emite la siguiente:

SENTENCIA

Mediante la que se resuelve la acción de inconstitucionalidad 64/2019 promovida por la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos, en la que solicita la invalidez de la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza en
su integridad, con motivo de diversas omisiones legislativas relativas en competencia de ejercicio obligato-
rio, así como la invalidez, en particular, de los artículos 6, fracción VI, en la porción normativa “fuerza epile-
tal”, 27, primer párrafo, 28 y 36, en la porción normativa “desde la planeación”, de la Ley Nacional Sobre
Uso de la Fuerza, expedida por Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el veintisiete de
mayo de dos mil diecinueve.

227. En términos de lo expuesto, este Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Re-
suelve:

PRIMERO. Es procedente y parcialmente fundada la presente acción de inconstitucionalidad.

41
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SEGUNDO. Se declaran infundadas las omisiones legislativas relativas en competencia de ejercicio obliga-
torio, atinentes al adiestramiento del uso de la fuerza mediante el empleo de armas incapacitantes no leta-
les y letales, la distinción y regulación de dichas armas y la sistematización y archivo de los informes de los
servidores públicos que hagan uso de armas de fuego en el desempeño de sus funciones que, como previ-
siones mínimas, contiene la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, expedida mediante el Decreto publi-
cado en el Diario Oficial de la Federación el veintisiete de mayo de dos mil diecinueve, en términos del
apartado III, temas 1.3 y 1.4, de esta decisión.

TERCERO. Se reconoce la validez de los artículos 27, párrafo primero, 28 y 36, en su porción normativa
‘desde la planeación’, de la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza, expedida mediante el Decreto publica-
do en el Diario Oficial de la Federación el veintisiete de mayo de dos mil diecinueve, de conformidad con el
apartado III, temas 2.2 y 2.3, de esta determinación. LEY NACIONAL SOBRE EL USO DE LA FUERZA

CUARTO. Se declara la invalidez del artículo 6, fracción VI, en su porción normativa ‘epiletal’, de la Ley
Nacional sobre el Uso de la Fuerza, expedida mediante el Decreto publicado en el Diario Oficial de la Fede-
ración el veintisiete de mayo de dos mil diecinueve, por las razones del apartado III, tema 2.1, de esta eje-
cutoria, la cual surtirá sus efectos a partir de la notificación de estos puntos resolutivos al Congreso de la
Unión, como se indica en el apartado IV de esta resolución.

QUINTO. Se declaran fundadas las omisiones legislativas relativas en competencia de ejercicio obligatorio,
atinentes a la finalidad del uso de la fuerza, así como la sujeción del uso de la fuerza a los principios de
racionalidad y oportunidad que, como previsiones mínimas, debe contener la Ley Nacional sobre el Uso de
la Fuerza, expedida mediante el Decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación el veintisiete de
mayo de dos mil diecinueve, por los argumentos expuestos en el apartado III, temas 1.1 y 1.2, de esta sen-
tencia.

SEXTO. Se condena al Congreso de la Unión para que, en el siguiente período ordinario de sesiones que
inicia en febrero de dos mil veintidós, legisle para establecer en la Ley Nacional sobre el Uso de la Fuerza
la finalidad del uso de la fuerza y la sujeción del uso de la fuerza a los principios de racionalidad y oportuni-
dad que, como previsiones mínimas, dicha ley debe contener, con fundamento en el artículo transitorio
cuarto, fracción III, numerales 1 y 3, del decreto de reforma constitucional publicado en el Diario Oficial de
la Federación el veintiséis de marzo de dos mil diecinueve, en los términos precisados en el apartado IV de
este fallo.

SÉPTIMO. Publíquese esta resolución en el Diario Oficial de la Federación, así como en el Semanario Ju-
dicial de la Federación y su Gaceta.

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LEY DE DISCIPLINA DEL


EJÉRCITO Y FUERZA
AÉREA MEXICANOS
Diario Oficial de la Federación 15 de marzo de 1926

Última reforma publicada DOF 10 de diciembre de 2004

LEY DE DISCIPLINA DEL EJÉRCITO Y FUERZA AÉREA MEXICANOS

CAPÍTULO I
Disposiciones Generales

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Artículo 1.- La presente Ley tiene por objeto preservar la disciplina militar como principio de orden y
obediencia que regula la conducta de los individuos que integran el Ejército y Fuerza Aérea Mexica-
nos. Sus disposiciones son de observancia obligatoria para todos los militares que integran el Ejérci-
to y Fuerza Aérea Mexicanos de conformidad con su Ley Orgánica.

Artículo 1 Bis.- El servicio de las armas exige que el militar lleve el cumplimiento del deber hasta el
sacrificio y que anteponga al interés personal, el respeto a la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, la soberanía de la Nación, la lealtad a las instituciones y el honor del Ejército y
Fuerza Aérea Mexicanos.

Artículo 2o.- El militar debe observar buen comportamiento, para que el pueblo deposite su con-
fianza en el Ejército y Fuerza Aérea y los considere como la salvaguarda de sus derechos.

Artículo 3o.- La disciplina en el Ejército y Fuerza Aérea es la norma a que los militares deben ajustar
su conducta; tiene como bases la obediencia, y un alto concepto del honor, de la justicia y de la mo-
ral, y por objeto, el fiel y exacto cumplimiento de los deberes que prescriben las leyes y reglamentos
militares.

Artículo 3 Bis.- La disciplina es la base fundamental del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, los cua-
les existen primordialmente para defender los intereses de la Patria y preservar su vida institucional.

Artículo 4o.- La disciplina exige respeto y consideraciones mutuas entre el superior y el subalterno,
la infracción de esta norma de conducta se castigará de conformidad con las leyes y reglamentos
militares.

CAPÍTULO II
Principios Generales de Disciplina Militar

Artículo 5o.- El militar debe proceder de un modo legal, justo y enérgico en el cumplimiento de sus
obligaciones, a fin de obtener la estimación y obediencia de sus subalternos. Es deber del superior
educar y dirigir a los individuos que la Nación pone bajo su mando.

Artículo 6.- En caso de extrema necesidad en actos del servicio, el superior podrá servirse de sus
armas o de la fuerza a su mando para obtener obediencia a sus órdenes o mantener la disciplina.

Artículo 7o.- El superior será responsable del orden en las tropas que tuviere a su mando, así como
del cumplimiento de las obligaciones del servicio, sin que pueda disculparse en ningún caso con la
omisión y descuido de sus subalternos.

Artículo 8o.- Todo militar que mande tropas, inspirará en ellas la satisfacción de cumplir con las
leyes, reglamentos y órdenes emanadas de la superioridad; no propalará ni permitirá que se propa-
len murmuraciones, quejas o descontentos que impidan el cumplimiento de las obligaciones o que
depriman el ánimo de sus subalternos.

Artículo 9o.- El militar que manifieste al superior el mal estado en que se encuentran sus tropas,
deberán hacerlo con discreción, exponiendo sin exagerar, las circunstancias en que se hallan, a fin
de que se provea lo necesario.

Artículo 10.- Para que el militar obtenga la confianza y estimación de sus superiores y en su caso las
recompensas, deberá demostrar aptitud, buena conducta, amor a la carrera, celo en el cumplimien-
to de su deber y respeto para su persona y para la de los demás.

Artículo 11.- El militar se abstendrá de murmurar con motivo de las disposiciones superiores o de las
obligaciones que le impone el servicio.

Artículo 12.- El militar no deberá elevar quejas infundadas, hacer públicas falsas imputaciones o
cometer indiscreciones respecto de los actos del servicio.

Artículo 13.- El militar aceptará dignamente y con satisfacción las obligaciones que le imponga su
servicio, sin oponer dificultades, pero cuando menoscabe su jerarquía militar, tendrá derecho de
representar ante la superioridad.

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Artículo 14.- Queda estrictamente prohibido al militar dar órdenes cuya ejecución constituya un
delito; el militar que las expida y el subalterno que las cumpla, serán responsables conforme al Có-
digo de Justicia Militar.

Artículo 15.- Debe entenderse por actos del servicio, los prescritos por las leyes, reglamentos y dis-
posiciones de observancia general que dicte la Superioridad.

Artículo 16.- En actos del servicio, el militar no podrá hacerse representar por apoderado. Tampoco
deberá elevar peticiones en grupo, ni solicitud tendiente a contrariar o retardar órdenes del servicio.

Artículo 17.- Queda estrictamente prohibido al militar en servicio activo, inmiscuirse en asuntos polí-
ticos, directa o indirectamente, salvo aquel que disfrute de licencia que así se lo permita en términos
de lo dispuesto por las leyes; así como pertenecer al estado eclesiástico o desempeñarse como mi-
nistro de cualquier culto religioso, sin que por ello pierda los derechos que le otorga la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Artículo 18.- El militar está obligado a saludar a sus superiores y a los de su misma jerarquía, con-
forme se prescriben los reglamentos, así como a corresponder el saludo de sus subalternos.

Artículo 19.- En un acto oficial, donde estuviere un militar y se presentare otro de mayor jerarquía, le
cederá el asiento o lugar preeminente. Esta formalidad no tendrá lugar, en los Tribunales Militares.

Artículo 20.- El comandante de las tropas que arribe a una ciudad o lugar en que no hubiere autori-
dad militar superior, hará una visita de cortesía a las autoridades civiles.

Artículo 21.- El militar debe comportarse con el más alto grado de cortesía y educación, guardando
la compostura que corresponde a su dignidad y la marcialidad que debe ostentar como miembro
del Ejército y Fuerza Aérea.

Artículo 22.- El militar prestará, siempre que le sea posible, su ayuda moral y material a sus subal-
ternos y compañeros que la necesiten, pues no debe olvidar nunca que la solidaridad y ayuda mu-
tua facilitan la vida en común y el cumplimiento de los deberes militares, constituyendo el espíritu
de cuerpo, sentimiento de las colectividades que todos los militares tienen el deber de fomentar.

Artículo 23.- El militar que porte uniforme se abstendrá de entrar a centros de vicio y de prostitu-
ción, salvo que estén realizando actos del servicio.

Artículo 24.- Los militares rehusarán todo compromiso que implique deshonor o falta de disciplina,
y no darán su palabra de honor si no pueden cumplir lo que ofrecen.

Artículo 24 Bis.- El militar, atendiendo a su honor y principios, debe obrar con equidad y justicia, ser
ejemplo de puntualidad y preocuparse por cumplir con lo ordenado, anteponiendo su iniciativa e
inteligencia.

CAPÍTULO III
Correctivos Disciplinarios

Artículo 24 Ter.- Correctivo disciplinario es la medida coercitiva que se impone a todo militar del
Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos, por haber infringido las leyes o reglamentos militares, siempre y
cuando no constituyan un delito.

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Artículo 24 Quáter.- Los correctivos disciplinarios se clasifican en:

I.- Amonestación;

II.- Arresto, y

III.- Cambio de unidad, dependencia, instalación o comisión en observación de su conducta, de-


terminado por el Consejo de Honor.

Artículo 24 Quinquies.- La amonestación es el acto por el cual el superior advierte al subalterno, de


palabra o por escrito, la omisión o defecto en el cumplimiento de sus deberes; invitándolo a corre-
girse.

En ambos casos, quien amoneste lo hará de manera que ningún individuo de menor categoría a la
del aludido se aperciba de ella, procurando observar en estos casos la discreción que les exige la
disciplina.

Queda prohibida la reprensión que, por ser afrentosa y degradante, es contraria a la dignidad militar.

Artículo 25.- El arresto es la reclusión que sufre un militar en el interior de las unidades, dependen-
cias o instalaciones militares y puede ser impuesto con o sin perjuicio del servicio.

En el primer caso, sólo podrán desempeñarse aquellos servicios que no requieran salir del aloja-
miento, por estar el militar a disposición de su Comandante o Jefe de la Unidad, Dependencia o Ins-
talación.

Artículo 26.- Si el que impone el correctivo no tiene bajo su mando directo la tropa a que pertenece
el que comete la falta, ordenará el arresto y dará cuenta a la autoridad militar correspondiente, sien-
do ésta quien fijará la duración del castigo, teniendo en consideración la jerarquía de quien lo impu-
so, la falta cometida y los antecedentes del subalterno.

Artículo 28.- Toda orden de arresto deberá darse por escrito. En caso de que un militar se vea preci-
sado a imponerlo por orden verbal, surtirá efectos de inmediato, pero dicha orden deberá ser ratifi-
cada por escrito dentro de las 24 horas siguientes, anotando el motivo y fundamento de la misma,
así como la hora; en caso de que no se ratifique, la orden quedará sin efecto.

Artículo 29.- El que impida el cumplimiento de un arresto, el que permita que se quebrante, así
como el que no lo cumpla, serán sancionados de acuerdo a lo dispuesto en el Código de Justicia
Militar.

Artículo 31.- El militar que ejerce Superioridad jerárquica o de cargo, podrá imponer correctivos dis-
ciplinarios.

“Superioridad jerárquica” es la que corresponde a la dignidad militar que representa el grado, con
arreglo a la escala del Ejército y Fuerza Aérea.

Superioridad de cargo es la inherente a la comisión que desempeña un militar, por razón de sus
funciones, y de la autoridad de que está investido.

Artículo 32.- Tienen facultad para imponer arrestos a sus subalternos en jerarquía o cargo, los Gene-
rales, Jefes, Oficiales y clases.

Artículo 33.- Los arrestos se impondrán a:

I.- Los Generales y Jefes, hasta por 24 y 48 horas, respectivamente;

II.- Los Oficiales, hasta por ocho días, y

III.- La Tropa, hasta por quince días.

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Los Generales, Jefes, Oficiales y Tropa que no tengan destino fijo y se encuentren en disponibilidad,
cumplirán los arrestos que se les impongan en cualquiera de los recintos militares señalados en el
artículo 25 de esta Ley.

Los militares en situación de retiro cumplirán el arresto en la instalación militar más cercana a su
domicilio.

El Secretario de la Defensa Nacional tendrá facultad para amonestar, así como para imponer y gra-
duar arrestos a los Generales, Jefes, Oficiales y Tropa, hasta por quince días.

Artículo 33 Bis.- Tienen facultad para graduar arrestos:

I.- El Secretario, Subsecretario y Oficial Mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional, y

II.- En las tropas a su mando:

a) Los Comandantes del Ejército y la Fuerza Aérea, los Comandantes de Mandos Territoriales, de
Unidades y Organismos Circunstanciales;

b) Los Directores Generales de las Armas y Servicios, y

c) Los Directores y Jefes de Dependencias e Instalaciones.

En ausencia de los anteriores, la facultad recaerá en quien los suceda en el mando o cargo.

Artículo 33 Ter.- Todo militar facultado para graduar arrestos tendrá en cuenta, al hacerlo, que sea
proporcional a la falta cometida, a la jerarquía, al cargo, a los antecedentes del infractor, a las cir-
cunstancias, al grado que ostente y al cargo de quien lo impuso.

Cuando a juicio del que deba graduar el correctivo, la gravedad de la falta merezca la imposición de
un arresto superior al máximo que le sea permitido aplicar, dará cuenta a la autoridad facultada
para que sea ella quien lo gradúe. El militar facultado para graduar arrestos, podrá dejarlos sin efec-
to o sustituirlos por amonestación.

Artículo 33 Quáter.- El que haya recibido orden de arresto, deberá comunicar al superior de quien
dependa así como al que se la impuso, el inicio y término de su cumplimiento. Los Generales, Jefes y
Oficiales lo harán por escrito y la Tropa de forma verbal.

Artículo 33 Quinquies.- El militar que esté cumpliendo un arresto y se haga acreedor a otro, empe-
zará a cumplir este último desde el momento en que se le comunique.

CAPÍTULO IV
Consejo de Honor

Artículo 34.- El Consejo de Honor se establecerá en las unidades y dependencias del Ejército y Fuer-
za Aérea; se constituirá con un presidente y cuatro vocales en las unidades y con un presidente y dos
vocales en las dependencias, conforme al Reglamento respectivo.

Artículo 35.- Corresponde conocer al Consejo de Honor:

I.- De todo lo relativo a la reputación de la Unidad, Dependencia o Instalación;

II.- De la embriaguez, uso de narcóticos y juegos prohibidos por la ley;

III.- De la disolución escandalosa.

IV.- De la falta de honradez en el manejo de caudales que no constituya un delito;

V.- De la negligencia en el servicio, que no constituya un delito.

VI.- De todo lo que concierne a la dignidad militar.

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Artículo 36.- El Consejo de Honor tiene facultades para:

I.- Acordar las notas que hayan de ponerse en las Hojas de Servicios de los Oficiales, y en el Me-
morial de Servicios de los individuos de tropa.

II.- Dictaminar sobre los castigos correccionales que deban imponerse desde Capitán 1o. hasta el
Soldado, por faltas, cuyo conocimiento sea de la competencia de este Consejo.

III.- Acordar se solicite la baja del Ejército y Fuerza Aérea por determinación de mala conducta,
para el personal de Tropa y de los militares de la clase de auxiliar, y

IV.- Turnar al Ministerio Público, las constancias respectivas en los casos en que determine que es
competencia de los tribunales correspondientes.

En caso de la fracción III se otorgará al militar un plazo de quince días naturales para que mani-
fieste lo que su interés convenga.

Artículo 37.- Los castigos correccionales a que se refiere la fracción II del artículo anterior son:

I.- Para las clases y soldados, el cambio de unidad, dependencia e instalación o el arresto hasta
por quince días en prisión militar, y

II.- Para los Oficiales, el cambio de unidad, dependencia, instalación, comisión o el arresto hasta
por quince días en prisión militar.

Artículo 39.- Se prohíbe a los individuos que componen el Consejo de Honor, externar los asuntos
que se traten en el seno del Consejo y murmurar de las providencias acordadas por el mencionado
Consejo. El que faltare a esta prescripción será excluido del honroso cargo que desempeña, previa
aprobación de la Secretaría de la Defensa Nacional.

Artículo 40.- El Consejo de Honor, emplazará al militar de cuya conducta va a conocer para hacerle
saber la causa por que se le juzga y oír sus descargos, a fin de que se le imparta estricta justicia.

Artículo 41.- Los miembros de un Consejo de Honor, serán responsables, conforme al Código de
Justicia Militar, de las arbitrariedades o abusos que cometieren en el ejercicio de sus funciones.

CAPÍTULO V
Prevenciones Generales

Artículo 42.- El militar que tenga alguna queja en relación con las disposiciones superiores o las
obligaciones que le impone el servicio, podrá acudir ante el superior inmediato para la solución de
sus demandas y, en caso de no ser debidamente atendido, podrá llegar por rigurosa escala, hasta el
Presidente de la República, si es necesario.

Artículo 43.- Todo militar que infrinja la presente Ley, así como algún precepto reglamentario, se
hará acreedor a un correctivo disciplinario, de acuerdo con su jerarquía en el Ejército y Fuerza Aérea
y, si la magnitud de su falta constituye un delito, quedará sujeto a lo dispuesto por el Código de Jus-
ticia Militar.

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LEY FEDERAL DE AR-


MAS DE FUEGO Y EX-
PLOSIVOS
Diario Oficial de la Federación el 19 de febrero de 2021

TITULO SEGUNDO
Posesión y portación
CAPITULO PRIMERO
Disposiciones preliminares

ARTICULO 7.- La posesión de toda arma de fuego deberá manifestarse a la Secretaría de la Defensa
Nacional, para el efecto de su inscripción en el Registro Federal de Armas.

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ARTICULO 8.- No se permitirá la posesión ni portación de las armas prohibidas por la Ley ni de las
reservadas para el uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, salvo los casos de excepción
señalados en esta Ley.

ARTÍCULO 9.- Pueden poseerse o portarse, en los términos y con las limitaciones establecidas por
esta Ley, armas de las características siguientes:

I.- Pistolas de funcionamiento semi-automático de calibre no superior al .380" (9 mm.), quedando


exceptuadas las pistolas calibres .38" Super y .38" Comando, y también en calibres 9 mm. las Maus-
ser, Luger, Parabellum y Comando, así como los modelos similares del mismo calibre de las excep-
tuadas, de otras marcas.

II.- Revólveres en calibres no superiores al .38" Especial, quedando exceptuado el calibre .357" Mag-
num.

Los ejidatarios, comuneros y jornaleros del campo, fuera de las zonas urbanas, podrán poseer y por-
tar con la sola manifestación, un arma de las ya mencionadas, o un rifle de calibre .22", o una escope-
ta de cualquier calibre, excepto de las de cañón de longitud inferior a 635 mm. (25"), y las de calibre
superior al 12 (.729" ó 18.5 mm.).

III.- Las que menciona el artículo 10 de esta Ley.

IV.- Las que integren colecciones de armas, en los términos de los artículos 21 y 22.

ARTÍCULO 10.- Las armas que podrán autorizarse a los deportistas de tiro o cacería, para poseer en
su domicilio y portar con licencia, son las siguientes:

I.- Pistolas, revólveres y rifles calibre .22", de fuego circular.

II.- Pistolas de calibre .38" con fines de tiro olímpico o de competencia.

III.- Escopetas en todos sus calibres y modelos, excepto las de cañón de longitud inferior a 635 mm.
(25"), y las de calibre superior al 12 (.729" ó 18.5 mm.).

IV.- Escopetas de 3 cañones en los calibres autorizados en la fracción anterior, con un cañón para
cartuchos metálicos de distinto calibre.

V.- Rifles de alto poder, de repetición o de funcionamiento semi-automático, no convertibles en au-


tomáticos, con la excepción de carabinas calibre, 30", fusil, mosquetones y carabinas calibre .223", 7 y
7.62 mm. y fusiles Garand calibre .30".
VI.- Rifles de alto poder de calibres superiores a los señalados en el inciso anterior, con permiso es-
pecial para su empleo en el extranjero, en cacería de piezas mayores no existentes en la fauna na-
cional.

VII.- Las demás armas de características deportivas de acuerdo con las normas legales de cacería,
aplicables por las Secretarías de Estado u Organismos que tengan injerencia, así como los regla-
mentos nacionales e internacionales para tiro de competencia.

A las personas que practiquen el deporte de la charrería podrá autorizárseles revólveres de mayor
calibre que el de los señalados en el artículo 9o. de esta Ley, únicamente como complemento del
atuendo charro, debiendo llevarlos descargados.

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ARTICULO 10 BIS.- La posesión de cartuchos correspondientes a las armas que pueden poseerse o
portarse se limitará a las cantidades que se establecen en el artículo 50 de esta Ley, por cada arma
manifestada en el Registro Federal de Armas.

ARTÍCULO 11.- Las armas, municiones y material para el uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza
Aérea, son las siguientes:

a).- Revólveres calibre .357" Magnum y los superiores a .38" Especial.

b).- Pistolas calibre 9 mm. Parabellum, Luger y similares, las .38" Super y Comando, y las de calibres
superiores.

c).- Fusiles, mosquetones, carabinas y tercerolas en calibre .223", 7 mm., 7.62 mm. y carabinas calibre
.30" en todos sus modelos.

d).- Pistolas, carabinas y fusiles con sistema de ráfaga, sub-ametralladoras, metralletas y ametralla-
doras en todos sus calibres.

e).- Escopetas con cañón de longitud inferior a 635 mm. (25"), las de calibre superior al 12 (.729" ó 18.5
mm) y las lanzagases, con excepción de las de uso industrial.

f).- Municiones para las armas anteriores y cartuchos con artificios especiales como trazadores, in-
cendiarios, perforantes, fumígenos, expansivos, de gases y los cargados con postas superiores al "00"
(.84 cms. de diámetro) para escopeta.

g).- Cañones, piezas de artillería, morteros y carros de combate con sus aditamentos, accesorios,
proyectiles y municiones.

h).- Proyectiles-cohete, torpedos, granadas, bombas, minas, cargas de profundidad, lanzallamas y


similares, así como los aparatos, artificios y máquinas para su lanzamiento.

i).- Bayonetas, sables y lanzas.

j).- Navíos, submarinos, embarcaciones e hidroaviones para la guerra naval y su armamento.

k).- Aeronaves de guerra y su armamento.


l).- Artificios de guerra, gases y substancias químicas de aplicación exclusivamente militar, y los in-
genios diversos para su uso por las fuerzas armadas.

En general, todas las armas, municiones y materiales destinados exclusivamente para la guerra.

Las de este destino, mediante la justificación de la necesidad, podrán autorizarse por la Secretaría de
la Defensa Nacional, individualmente o como corporación, a quienes desempeñen empleos o car-
gos de la Federación, del Distrito Federal, de los Estados o de los Municipios, así como a servidores
públicos extranjeros en los casos a que se refieren los artículos 28 y 28 Bis de esta Ley.

ARTICULO 12.- Son armas prohibidas, para los efectos de esta Ley, las ya señaladas en el Código Pe-
nal para el Distrito Federal en Materia del Fuero Común y para toda la República en Materia del Fue-
ro Federal.

ARTICULO 13.- No se considerarán como armas prohibidas los utensilios, herramientas o instru-
mentos para labores de campo o de cualquier oficio, arte, profesión o deporte que tengan aplicación
conocida como tales, pero su uso se limitará al local o sitio en que se trabaje o practique el deporte.

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Cuando esos instrumentos sean portados por necesidades de trabajo o para el ejercicio de un de-
porte, se deberá demostrar, en su caso, esas circunstancias.

ARTÍCULO 14.- El extravío, robo, destrucción, aseguramiento o decomiso de un arma que se posea o
se porte, debe hacerse del conocimiento de la Secretaría de la Defensa Nacional, en los términos y
por los conductos que establezca el Reglamento de esta Ley.

CAPITULO SEGUNDO
Posesión de armas en el domicilio

ARTÍCULO 15.- En el domicilio se podrán poseer armas para la seguridad y defensa legítima de sus
moradores. Su posesión impone el deber de manifestarlas a la Secretaría de la Defensa Nacional,
para su registro.

Por cada arma se extenderá constancia de su registro.

ARTICULO 16.- Para los efectos del control de la posesión de armas, las personas físicas deben ma-
nifestar, un único domicilio de residencia permanente para sí y sus familiares.

ARTÍCULO 17.- Toda persona que adquiera una o más armas, está obligada a manifestarlo a la Secre-
taría de la Defensa Nacional en un plazo de treinta días. La manifestación se hará por escrito, indi-
cando, marca, calibre, modelo y matrícula si la tuviera.

ARTÍCULO 18.- Los servidores públicos y jefes de los cuerpos de policía federales, del Distrito Federal,
de los Estados y de los Municipios, están obligados a hacer la manifestación a que se refiere el ar-
tículo anterior.

ARTÍCULO 19.- La Secretaría de la Defensa Nacional tendrá la facultad de determinar en cada caso,
qué armas para tiro o cacería de las señaladas en el artículo 10, por sus características, pueden po-
seerse, así como las dotaciones de municiones correspondientes. Respecto a las armas de cacería, se
requerirá previamente la opinión de las Secretarías de Estado u Organismos que tengan injerencia.

Las solicitudes de autorización se harán directamente o por conducto del Club o Asociación.

ARTÍCULO 20.- Los Clubes o Asociaciones de deportistas de tiro y cacería, deberán estar registrados
en las Secretarías de Gobernación y de la Defensa Nacional, a cuyo efecto cumplirán los requisitos
que señala el Reglamento.

ARTICULO 21.- Las personas físicas o morales, públicas o privadas, podrán poseer colecciones o mu-
seos de armas antiguas o modernas, o de ambas, previo el permiso correspondiente de la Secretaría
de la Defensa Nacional.

También podrán poseer, con los mismos requisitos, armas de las prohibidas por esta Ley, cuando
tengan valor o significado cultural, científico, artístico o histórico.

Cuando en una colección o museo no adscrito a un instituto armado de la Nación, existan armas de
las reservadas para el uso exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea, se requerirá, además, auto-
rización por escrito, de la dependencia respectiva.

ARTÍCULO 22.- Los particulares que tengan colecciones de armas, deberán solicitar autorización
para la adquisición y posesión de nuevas armas destinadas al enriquecimiento de la colección o del
museo, e inscribirlas.

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ARTICULO 23.- Las armas que formen parte de una colección podrán enajenarse como tal, o por
unidades, en los términos de las disposiciones de esta Ley y previo el permiso escrito de la Secretaría
de la Defensa Nacional y demás autoridades competentes.

CAPITULO TERCERO
Casos, condiciones, requisitos y lugares para la portación de armas.

ARTÍCULO 24.- Para portar armas se requiere la licencia respectiva.

Los miembros del Ejército, Armada y Fuerza Aérea quedan exceptuados de lo anterior, en los casos y
condiciones que señalen las leyes y reglamentos aplicables.

Los integrantes de las instituciones policiales, federales, estatales, del Distrito Federal y municipales,
así como de los servicios privados de seguridad, podrán portar armas en los casos, condiciones y
requisitos que establecen la presente ley y las demás disposiciones legales aplicables.

ARTÍCULO 25.- Las licencias para la portación de armas serán de dos clases:

I.- Particulares; que deberán revalidarse cada dos años, y

II.- Oficiales, que tendrán validez mientras se desempeñe el cargo o empleo que las motivó.

ARTÍCULO 26.- Las licencias particulares para la portación de armas serán individuales para perso-
nas físicas, o colectivas para las morales, y podrán expedirse cuando se cumplan los requisitos si-
guientes:

I. En el caso de personas físicas:

A. Tener un modo honesto de vivir;

B. Haber cumplido, los obligados, con el Servicio Militar Nacional;

C. No tener impedimento físico o mental para el manejo de las armas;

D. No haber sido condenado por delito cometido con el empleo de armas;

E. No consumir drogas, enervantes o psicotrópicos, y

F. Acreditar, a criterio de la Secretaría de la Defensa Nacional, la necesidad de portar armas por:

a) La naturaleza de su ocupación o empleo; o

b) Las circunstancias especiales del lugar en que viva, o

c) Cualquier otro motivo justificado.

También podrán expedirse licencias particulares, por una o varias armas, para actividades deporti-
vas, de tiro o cacería, sólo si los interesados son miembros de algún club o asociación registrados y
cumplan con los requisitos señalados en los primeros cinco incisos de esta fracción.

II. En el caso de personas morales:

A. Estar constituidas conforme a las leyes mexicanas.

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B. Tratándose de servicios privados de seguridad:

a) Contar con la autorización para funcionar como servicio privado de seguridad, y

b) Contar con la opinión favorable de la Secretaría de Gobernación sobre la justificación de la nece-


sidad de la portación del armamento, y los límites en número y características de las armas, así co-
mo lugares de utilización.

C. Tratándose de otras personas morales, cuando por sus circunstancias especiales lo ameriten, a
juicio de la Secretaría de la Defensa Nacional, para servicios internos de seguridad y protección de
sus instalaciones; ajustándose a las prescripciones, controles y supervisión que determine la propia
Secretaría.

D. Acreditar que quienes portarán armas cumplen con lo previsto en los primeros cinco incisos de la
fracción I anterior.
Previa autorización de la Secretaría de la Defensa Nacional, los titulares de las licencias colectivas,
expedirán credenciales foliadas de identificación personal, que contendrán los datos de la licencia
colectiva y se renovarán semestralmente.

El término para expedir las licencias particulares y colectivas será de cincuenta días hábiles, conta-
dos a partir de que se presenta la solicitud correspondiente.

ARTICULO 27.- A los extranjeros sólo se les podrá autorizar la portación de armas cuando, además
de satisfacer los requisitos señalados en el artículo anterior, acrediten su calidad de residentes per-
manentes, salvo en los casos de permisos de licencia temporal para turistas con fines deportivos.

La Secretaría de la Defensa Nacional podrá expedir permisos extraordinarios de ingreso y portación


temporal de armas de fuego a servidores públicos extranjeros de migración o aduanas, en los casos
y con los requisitos previstos en los artículos 28 y 28 Bis de esta Ley, los cuales podrán cancelarse, sin
perjuicio de aplicar las sanciones que procedan, en los casos que prevé el artículo 31 de la presente
Ley.

ARTICULO 28.- Con base en el principio de reciprocidad, la Secretaría de la Defensa Nacional podrá
autorizar la portación temporal de armas a los servidores públicos extranjeros de migración o adua-
nas, debidamente acreditados ante el Gobierno Federal, que participen en la revisión migratoria en
los puntos de tránsito internacionales o el despacho conjunto de mercancías en las aduanas nacio-
nales, respectivamente, conforme a la legislación aplicable y a los acuerdos interinstitucionales que
deberán celebrarse para tal efecto.

La Secretaría de Gobernación o la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, según sea el caso, serán
responsables de tramitar ante la Secretaría de la Defensa Nacional, cuando menos con 15 días de
anticipación al inicio de la comisión, los permisos extraordinarios de ingreso y portación temporal de
armas de fuego respectivos, proporcionando para tal efecto la siguiente información:

I. Copia del acuerdo interinstitucional a que se refiere el primer párrafo de este artículo;

II. Nombre y fecha de nacimiento del servidor público extranjero;

III. Local o instalación en que se realizará la comisión oficial;

IV. Duración de la comisión oficial;

V. Acciones que pretenda realizar el servidor público extranjero;

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VI. Datos de las armas y calibres que pretenda portar el servidor público extranjero, incluyendo la
huella balística, y

VII. Opinión de la Secretaría de Gobernación o de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, según


sea el caso.

Dichos permisos tendrán una vigencia de 6 meses; en caso de que la comisión sea mayor a este
período podrán renovarse semestralmente.
Los servidores públicos extranjeros a que se refiere este artículo sólo podrán portar las armas que
utilizan en su país de origen, como parte del equipamiento asignado por la institución a la que per-
tenecen, siempre que se trate de revólveres o pistolas de funcionamiento semiautomático cuyo
calibre no sea superior a .40” o equivalente.

La Secretaría de la Defensa Nacional determinará en los permisos extraordinarios el arma autoriza-


da, el local o la instalación en que será válida la portación y los demás límites o restricciones que
sean aplicables.

La Secretaría de Gobernación o la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, según sea el caso, serán
responsables de dar aviso a la Secretaría de la Defensa Nacional, respecto del cambio de local o ins-
talación, así como la finalización de la comisión, para los efectos correspondientes.

En el caso de servidores públicos mexicanos que, con base en el principio de reciprocidad y los
acuerdos interinstitucionales a que se refiere el primer párrafo del presente artículo, participen en
las actividades migratorias o aduaneras realizadas en instalaciones de países extranjeros, la Secreta-
ría de Gobernación o la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, según sea el caso, serán responsa-
bles de dar aviso a la Secretaría de la Defensa Nacional respecto de la salida y retorno de las armas
que porten dichos servidores públicos.

El personal y armamento considerado para prestar el apoyo en el extranjero deberá estar previa-
mente incluido en la licencia oficial colectiva respectiva.

ARTICULO 28 BIS.- La Secretaría de la Defensa Nacional podrá otorgar, con base en el principio de
reciprocidad, permisos extraordinarios de ingreso y portación temporal de armas de fuego a los ser-
vidores públicos extranjeros que acompañen como agentes de seguridad, en visitas oficiales, a Jefes
de Estado, jefes de gobierno, ministros o equivalentes, siempre que se trate de revólveres o pistolas
de funcionamiento semiautomático, cuyo calibre no sea superior a .40" o equivalente.

En casos excepcionales, se podrá autorizar el ingreso y portación de otro tipo de armas, siempre que
a juicio de la Secretaría de la Defensa Nacional se justifique la necesidad de su uso.

La Secretaría de Relaciones Exteriores será responsable de tramitar dichos permisos ante la Secreta-
ría de la Defensa Nacional, cuando menos con quince días de anticipación al inicio de la visita y a
solicitud del Estado o sujeto de derecho internacional correspondiente, proporcionando para tal
efecto la siguiente información:

I. Nombres y fechas de nacimiento de los servidores públicos extranjeros que fungirán como agen-
tes de seguridad;

II. Duración y lugar de la visita oficial;

III. Datos de las armas y calibres que pretendan portar dichos servidores públicos extranjeros, y

IV. Opinión de la Secretaría de Relaciones Exteriores para conceder el permiso.

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Dicho permiso tendrá una vigencia durante el tiempo que dure la comisión de la visita oficial.

ARTÍCULO 29.- Las licencias oficiales para la portación de armas pueden ser colectivas o individua-
les.

I. Las licencias colectivas podrán expedirse a:

A. Las dependencias oficiales y organismos públicos federales a cuyo cargo se encuentran las insta-
laciones estratégicas del país.

Los titulares de las licencias colectivas expedirán credenciales foliadas de identificación personal,
que contendrán los datos de la licencia colectiva y se renovarán semestralmente.

B. Las instituciones policiales. Estas licencias se sujetarán a los lineamientos siguientes:

a) Dichas instituciones deberán cumplir con las disposiciones legales de orden federal o local que
resulten aplicables.

b) La Secretaría de Gobernación será el conducto para solicitar a la Secretaría de la Defensa Nacional


la expedición de licencia colectiva a las instituciones policiales, mismas que sólo se solicitarán para
las personas que integren su organización operativa y que figuren en las nóminas de pago respecti-
vas, debiéndose notificar a estas secretarías cualquier cambio en su plantilla laboral. Las autoridades
competentes resolverán dentro de los sesenta días siguientes a la presentación de la solicitud ante
la Secretaría de Gobernación, y

c) Los titulares de las instituciones policiales, expedirán a su personal operativo, inscrito en el regis-
tro que establezca la ley de la materia, credenciales foliadas de identificación personal, por lapsos
semestrales, las cuales, durante su vigencia, se asimilarán a licencias individuales.

C. Los titulares de las licencias colectivas remitirán periódicamente a las Secretaría de la Defensa
Nacional y de Gobernación un informe de las armas que se encuentren en su poder, debidamente
correlacionado con su estructura y organización operativa, señalando los folios de las credenciales y
los datos del personal que las tuviera a su cargo.

D. Las autoridades competentes se coordinarán con los Gobiernos de los Estados para obtener, con
oportunidad y exactitud, la información necesaria para el cumplimiento de esta ley.

E. La Secretaría de la Defensa Nacional inspeccionará periódicamente el armamento, sólo para efec-


tos de su control, sin tener autoridad alguna sobre el personal.

II. Las licencias individuales se expedirán a quienes desempeñen cargos o empleos en la Federación
o en las Entidades Federativas, que para el cumplimiento de sus obligaciones requieran, en opinión
de la autoridad competente, la portación de armas.

III. Los servidores públicos a que se refiere este artículo deberán cumplir, además, con los requisitos
establecidos en los cinco primeros incisos de la fracción I del artículo 26 de esta ley.

ARTICULO 30.- Corresponde a la Secretaría de la Defensa Nacional, con la salvedad señalada en el


artículo 32 de esta Ley, la expedición, suspensión y cancelación de las licencias de portación de ar-
mas, así como su registro, control y vigilancia.
La propia Secretaría comunicará oportunamente a la de Gobernación, las licencias que autorice,
suspenda o cancele.

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ARTÍCULO 31.- Las licencias de portación de armas podrán cancelarse, sin perjuicio de aplicar las
sanciones que procedan, en los siguientes casos:

I.- Cuando sus poseedores hagan mal uso de las armas o de las licencias;

II.- Cuando sus poseedores alteren las licencias;

III.- Cuando se usen las armas fuera de los lugares autorizados;

IV.- Cuando se porte un arma distinta a la que ampara la licencia;

V.- Cuando el arma amparada por la licencia se modifique en sus características originales;

VI.- Cuando la expedición de la licencia se haya basado en engaño, o cuando a juicio de la Secretaría
de la Defensa Nacional hayan desaparecido los motivos que se tuvieron en cuenta para otorgarla o
que por causa superveniente se dejare de satisfacer algún otro requisito necesario para su expedi-
ción;

VII.- Por resolución de autoridad competente;

VIII.- Cuando sus poseedores cambien de domicilio sin manifestarlo a la Secretaría de la Defensa
Nacional;

IX.- Por no cumplir el interesado las disposiciones de esta Ley, de sus Reglamentos o las de la Secre-
taría de la Defensa Nacional dictadas con base en esos Ordenamientos;

La suspensión de las licencias de portación de armas, sólo procederá cuando a juicio de la Secretaría
de Gobernación sea necesaria para mantener o restituir la tranquilidad de poblaciones o regiones.

ARTICULO 32.- Corresponde a la Secretaría de Gobernación la expedición, suspensión y cancelación


de licencias oficiales individuales de portación de armas a los empleados federales, de las que dará
aviso a la Secretaría de la Defensa Nacional para los efectos de inscripción de las armas en el Regis-
tro Federal de Armas.

A la Secretaría de Gobernación también corresponde la suspensión y cancelación de las credencia-


les de identificación que expidan los responsables de las instituciones policiales, al amparo de una
licencia colectiva oficial de la portación de armas y que se asimilan a licencias individuales.

ARTÍCULO 33.- Las credenciales de agentes o policías honorarios y confidenciales u otras similares,
no facultan a los interesados para portar armas, sin la licencia correspondiente.

ARTÍCULO 34.- En las licencias de portación de armas se harán constar los límites territoriales en
que tengan validez. En el caso de que éstas sean para vigilantes de recintos o determinadas zonas,
se precisarán en ellas las áreas en que sean válidas.

ARTÍCULO 35.- Las licencias autorizan exclusivamente la portación del arma señalada por la perso-
na a cuyo nombre sea expedida.

ARTICULO 36.- Queda prohibido a los particulares asistir armados a manifestaciones y celebracio-
nes públicas, a asambleas deliberativas, a juntas en que se controviertan intereses, a cualquier
reunión que, por sus fines, haga previsible la aparición de tendencias opuestas y, en general, a cual-
quier acto cuyos resultados puedan ser obtenidos por la amenaza o el uso de las armas; se excep-
túan los desfiles y las reuniones con fines deportivos de charrería, tiro o cacería.

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Manual de Dere-
chos Humanos pa-
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ra el Ejército y
Fuerza Aérea Me-
xicanos
Edición 2016

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Capítulo IX
Fuerzas Armadas y Derechos Humanos

Primera Sección
Observancia de los Derechos Humanos en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos

Conforme a lo dispuesto por el artículo 1o constitucional, todas las autoridades, incluidas las Fuerzas Armadas,
tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, en el ámbito de sus
competencias.

Por su parte, el artículo 89 constitucional, fracción VI, le otorga al Presidente de la República la facultad y
obligación de preservar la seguridad nacional en los términos de la ley respectiva, y disponer de la totalidad de la
Fuerza Armada permanente, o sea del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea para la seguridad interior y defen-
sa exterior de la Federación.

Por Seguridad Nacional se entienden, conforme a la ley en la materia, las acciones destinadas de manera inme-
diata y directa a mantener la integridad, la estabilidad y la permanencia del Estado Mexicano que conlleven a:

A. La protección de la nación mexicana frente a las amenazas y riesgos que enfrente nuestro país;

B. La preservación de la soberanía e independencia nacionales y la defensa del territorio;

C. El mantenimiento del orden constitucional y el fortalecimiento de las instituciones democráticas de go-


bierno;

D. El mantenimiento de la unidad de las partes integrantes de la Federación señaladas en el artículo 43 de la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos;

E. La defensa legítima del Estado Mexicano respecto de otros Estados o sujetos de derecho internacional, y

F. La preservación de la democracia, fundada en el desarrollo económico social y político del país y sus habi-
tantes.

En ese sentido, la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos señala como misión de estas institucio-
nes:

A. Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación.

B. Garantizar la seguridad interior.

C. Auxiliar a la población civil en casos de necesidades públicas.

D. Realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país.

E. En caso de desastre prestar ayuda para el mantenimiento del orden, auxilio de las personas y sus bie-
nes, y la reconstrucción de las zonas afectadas.

Ahora bien, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha emitido jurisprudencia en la que se sustenta la participa-
ción de las Fuerzas Armadas en las labores de seguridad pública cuando las autoridades civiles lo soliciten, con es-
tricto apego a la Constitución y a las leyes que de ella emanan:

Ejército, Armada y Fuerza Aérea. Su participación en auxilio de las autoridades civiles es constitucional (interpreta-
ción del artículo 129 de la Constitución).

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(Tesis: P./J. 38/2000, Novena Época, Pleno, Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XI, abril de
2000, pág. 549, Jurisprudencia).

Ejército, Fuerza Aérea y Armada. Pueden actuar acatando órdenes del Presidente, con estricto respeto a las garantías
individuales, cuando sin llegarse a situaciones que requieran la suspensión de aquéllas, hagan temer, fundadamente,
que de no enfrentarse de inmediato sería inminente caer en condiciones graves que obligarían a decretarla.

En todo caso, el Ejército y la Fuerza Aérea deben respetar y proteger los derechos humanos de todas las personas.

Segunda Sección
Principios Generales para la Actuación del Personal del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos en Materia de
Derechos Humanos

Observar las mejores prácticas internacionales en relación con los derechos humanos, absteniéndose de realizar actos
violatorios de éstos.

Conducir su actuación con apego al orden jurídico y a los derechos humanos, con absoluta imparcialidad, sin discri-
minar a las personas por su origen étnico, religión, sexo, género, condición económica, condición social, apariencia,
preferencias sexuales e ideología política, ni por otro motivo.

Observar un trato respetuoso hacia las personas, absteniéndose de cualquier acto de arbitrariedad o rebase del límite
de las funciones que le han sido expresamente encomendadas, de forma verbal o por escrito.

Apegarse a los principios de legalidad, eficiencia, profesionalismo y honradez.

Conocer el orden jurídico mexicano vinculado con los derechos humanos, así como nuestras leyes y reglamentos
militares para asegurar su buen desempeño.

Dar respuesta en breve término a todas las peticiones que se formulen, conforme a lo dispuesto en el artículo 8o de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Respetar la integridad física de las personas detenidas en tanto se ponen a disposición del Ministerio Público o de la
autoridad competente.

Fomentar entre el personal militar que se privilegie la vida en todas sus actividades, desarrollando una cultura de
respeto y observancia de los derechos humanos y la legalidad.

Desempeñar su misión con apego a los valores del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos: honor, valor, lealtad, disci-
plina, abnegación, espíritu de cuerpo, patriotismo y honradez, en oposición a cualquier acto de corrupción.

Brindar auxilio a la protección de las personas que son amenazadas por algún peligro, así como de los bienes que le
son encomendados; su actuación debe ser digna, congruente, oportuna y apegada al orden jurídico.

El personal militar es considerado una autoridad cuando se encuentra en ejercicio de las funciones de su empleo,
cargo o comisión; por lo que debe ajustar su actuación al respeto irrestricto a los derechos humanos de todas las
personas.

Cuando el personal militar se encuentre franco pero hace uso de su investidura o de recursos humanos y/o materiales
de la institución puede considerarse, de acuerdo a las circunstancias de cada caso, que infringe la disciplina mili-
tar, incurre en delitos del orden federal o común y viola derechos humanos de las personas civiles.

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No se consideran actos de autoridad ni violaciones a los derechos humanos, aquellos conflictos derivados de las
relaciones interpersonales en las que actué en su calidad de particular (pagos de pensión alimenticias, accidentes de
tránsito, conflictos familiares o vecinales, entre otros).

El o la Presidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, sus Visitadores Generales y el personal de
esta institución no podrán ser detenidas por actos que realicen en ejercicio de las funciones propias de su cargo.

Se debe dar todas las facilidades y el apoyo específico necesario que requieran las y los funcionarios de la CNDH
para el buen desempeño de sus labores de investigación de violaciones de los derechos humanos.

Cada Comandante de organismo debe informar oportunamente a la superioridad por conducto de la Dirección Gene-
ral de Derechos Humanos de la Secretaría de la Defensa Nacional, de cualquier petición de la CNDH y de las organi-
zaciones de la sociedad civil a fin de no incurrir en alguna responsabilidad.

A las organizaciones de la sociedad civil protectoras de los derechos humanos se les debe indicar que deben
dirigir sus peticiones al escalón superior de mando o bien de manera directa a la Dirección General de Derechos
Humanos.

El personal militar, en el ejercicio de sus atribuciones, únicamente podrá detener a las personas probables responsa-
bles de la comisión de un ilícito en el momento en que se esté cometiendo, o bien, inmediatamente después si existe
una persecución ininterrumpida (flagrancia), y deberá ponerlos sin demora a disposición de la autoridad competente.

Derechos constitucionales que tienen las personas detenidas

1. Quienes realizan la detención se identifiquen plenamente.

Que su detención atienda a un mandamiento de la autoridad competente que lo ordene, excepto en caso de flagrancia. En todo caso
2.
deberá ser informada del motivo de su detención.

3. De no haber flagrancia, se le muestre la orden de detención o de aprehensión.

4. Ser puesta a disposición de la autoridad competente de manera inmediata.

Ser trasladada de inmediato ante la autoridad competente que mandata su detención o bien ante la autoridad ministerial en casos de
5.
flagrancia.

6. Guardar silencio.
7. Se respete su integridad física y/o psicológica.

8. Ser asistida por su defensor, y que en caso de que no cuente con uno, el Estado se lo asignará.

9. Jamás se le puede golpear, dejar sin comer, amenazar, ni obligar en forma alguna a declarar en su contra o en determinado sentido.

10. Recibir atención médica inmediata, en caso de que se encuentren heridas o enfermas y ser canalizadas a la autoridad competente.

11. Comunicarse con su abogado o abogada, familiar, o persona de confianza, aun antes de que se presente a declarar.

12. Declarar en presencia de su defensor.

13. Si no habla o no entiende suficientemente el castellano, se le asignará alguien que le traduzca.

14. Siendo extranjeras, se informará a las autoridades consulares correspondientes.

15. Que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad, por autoridad competente.

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Tercera Sección

Principios Básicos sobre el Empleo de la Fuerza y Armas de Fuego por las y los Funcionarios Encargados de
Hacer Cumplir la Ley

En el VIII Congreso de las Naciones Unidas sobre la Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente, celebrado
en la Habana, Cuba, del 27 agosto al 7 de septiembre de 1990, se aprobaron los principios básicos sobre el empleo de
la fuerza y armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley.

A fin de evitar hacer uso ilegítimo de la fuerza y de las armas de fuego en perjuicio de las personas a las que se pre-
tende detener, someter o asegurar, el personal militar en el cumplimiento de las misiones asignadas, debe ajustar su
conducta, entre otros, a los Principios básicos sobre el empleo de la fuerza y armas de fuego por los funcionarios
encargados de hacer cumplir la ley, así como al Manual del Uso de la Fuerza, de aplicación común a las tres fuerzas
armadas.

Los principios comunes y esenciales que rigen el uso legítimo de la fuerza y de las armas de fuego por los funciona-
rios o servidores públicos encargados de hacer cumplir la ley, son:

Oportunidad: cuando se utiliza en el momento en que se requiere. Ante situaciones que pongan en peligro o riesgo
la vida de civiles se debe proteger la integridad física de las personas involucradas y sus bienes.

Proporcionalidad: cuando se utiliza en la magnitud, intensidad y duración necesarias para lograr el control de la si-
tuación, atendiendo al nivel de resistencia o de agresión que se enfrente.

Racionalidad: cuando su utilización es producto de una decisión en la que se valora el objetivo que se persigue, las
circunstancias de la agresión, las características personales y las capacidades tanto del sujeto a controlar como
de usted, y que dada la circunstancia no puede recurrir a otro medio.

Legalidad: cuando su uso es desarrollado con apego a la normativa vigente y con respeto a los derechos humanos.

Para que el uso de la fuerza sea proporcional se debe realizar una evaluación de la situación a fin de adoptar el nivel
de fuerza que corresponda a la conducta de la persona y/o la resistencia que opone mediante:

Disuasión: acto de presencia.

Persuasión: contacto visual e instrucciones verbales, para que el presunto transgresor de la ley desista.

Fuerza no letal: controlar a una persona en los casos de resistencia no agresiva y agresiva.

Fuerza letal: utilización de medios letales (armas de fuego, contundentes e improvisadas) para proteger la vida pro-
pia o de terceros.

Dentro del derecho nacional, el artículo 15, fracción IV, del Código Penal Federal establece como causa de exclusión
de delito a lo que reconoce como “legítima defensa”.

La legítima defensa es entendida como “la repulsa de una agresión actual, inminente y sin derecho, utilizando la
racionalidad de los medios en relación al daño que se pretende causar, ya sea de bienes jurídicos propios o de terce-
ras personas”.

“Repulsa”, se entiende como la acción de repeler el ataque injustificado que está sucediendo en el momento o que
está por suceder.

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Al respecto, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, interpreta que el ataque es actual cuando reviste caracteres de
inminencia o dura todavía, de tal suerte que lo que importa para los efectos del derecho penal es la amenaza creada
por aquella persona, y no la actualidad de la lesión que sufre quien se defiende o, en otros términos, lo que caracteri-
za a la legítima defensa es que el rechazo de la agresión se realice mientras ésta persista, esto es, en tanto que pone
en peligro la integridad corporal o la vida de quien se defiende y aún la de una o un tercero.

Por otro lado, cuando se habla de “racionalidad”, debe entenderse en el sentido de que el medio empleado para repe-
ler la agresión no deba ser excesivo, es decir, que el nivel de fuerza a emplear sea el mínimo necesario para neutrali-
zar el acto o amenaza hostil procurando causar el menor daño posible.

Asimismo, por lo que se refiere al concepto “bienes jurídicos”, se debe entender como la vida, la integridad corporal,
la propiedad, etcétera.

Finalmente, a través de diversas interpretaciones realizadas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se tienen
las siguientes excepciones a la excluyente de legítima defensa:

La reacción defensiva efectuada después de consumado el acto o intención hostil y el peligro que se pretende la mo-
tivaron, no puede considerarse como legítima defensa ni exime de responsabilidad penal a la o el agente activo del
delito.

Los actos ejecutados en contra de quien resulte con alguna ofensa con posterioridad a la consumación de su agresión
realizada, no constituyen legítima defensa, sino actos de represalia o venganza cuya ilegalidad impide que la respon-
sabilidad penal se excluya por tal concepto.

Cuarta Sección
Acciones para Promover el Respeto de los Derechos Humanos en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos

El tema de los derechos humanos en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos se ha materializado en los planes y pro-
gramas de estudios de los diferentes planteles militares y cursos de capacitación para desarrollar una cultura y doctri-
na sobre dichos derechos en donde se expresen los conceptos y líneas de comportamiento que deben ser seguidas en
las diferentes actividades militares, una vez egresados y durante el proceso de la ruta profesional militar.

Con base a los perfiles de egreso, se estructura para su estudio la asignatura de derechos humanos respondiendo a los
diversos niveles educativos, a los grados jerárquicos y a las funciones que desarrollarán los discentes una vez que
culminen sus estudios.

Dicha asignatura comprende temas que se desarrollan en forma teórica y práctica proporcionando una comprensión
cabal de los derechos humanos, para que los egresados normen su actuar con estricto respeto a los derechos humanos
que ampara el orden jurídico mexicano.

Para la atención de los compromisos internacionales de México en materia de derechos humanos y como parte del
Plan Nacional de Desarrollo, el Gobierno Mexicano materializa un Programa Nacional de Derechos Humanos que
establece objetivos, estrategias y líneas de acción tendentes a asegurar el respeto de los derechos humanos en la ad-
ministración pública federal, impulsando su promoción y defensa.

La Secretaría de la Defensa Nacional como parte de dicha administración ha implementado las siguientes acciones:

Con fecha 1 de enero de 2008, pasó su revista de entrada la Dirección General de Derechos Humanos, la cual tiene
como misión atender los requerimientos e inconformidades que en materia de derechos humanos se interpongan en
contra de elementos pertenecientes a la Secretaría de la Defensa Nacional, así como promover y fomentar la cultura
de respeto a los derechos humanos.

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Sistema educativo militar.

En los planes y programas de estudio con carácter permanente, se incluyó la asignatura de derechos humanos y De-
recho Internacional Humanitario.

En el Centro de Estudios del Ejército y Fuerza Aérea (C.E.E.F.A.), se imparte el curso de formación de profesores en
derechos humanos.

Capacitación.

Se han otorgado becas en instituciones civiles y extranjeras para que el personal militar realice estudios en materia de
derechos humanos, asimismo, se programan cursos, diplomados, talleres, seminarios y conferencias en coordinación
con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, organismos estatales; así como instituciones educativas reco-
nocidas del país, en materia de derechos humanos.

Otras acciones.

Desde 1998, la materia de derechos humanos se aplica en los concursos de las promociones especial y general.

Se han editado algunos materiales, entre los que se encuentran:

Manual de Derechos Humanos para el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

Manual de Derecho Internacional Humanitario.

Protocolo I Adicional a los Convenios de Ginebra de 1949.

Cartilla de Derechos Humanos para el Ejército y Fuerza Aérea.

Convenios de Ginebra.

Se fortaleció una cultura institucional de igualdad de oportunidades, perspectiva de género, respeto a los derechos
humanos de las mujeres, a fin de combatir la violencia de género y la discriminación.

La Secretaría de la Defensa Nacional de igual forma atiende las necesidades de información de la ciudadanía, sobre
la difusión de la cultura de respeto a los derechos humanos y la estadística de quejas por presuntas violaciones a los
derechos humanos por parte del personal militar.
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