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Antología de cuentos para


niños de 12 a 15 años

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Antología de cuentos para niños de 12 a 15 años

2023, autoras:

- SANCHEZ QUIJANO, MIRELLA.


- GUERRERO MENACHO, KAREN.
- PARIACHI ROCA, ARYANY.
- VEGA RESURRECCION, MAGALY.
- FIGUEROA BAUTISTA, VALENTINA.

Edición: E.E.S.P.P. “I.A.R.O”

Literatura y sociedad en contextos diversos.

Inicial V-A

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ÍNDICE

0. PORTADA……………………………………………………………………0
1. CARATULA………………………………………………………………….1
2. INDICE………………………………………………………………………..2
3. PRESENTACION…………………………………………………………..3
4. UGA LA TORTUGA…………………………………………………….…4
5. EL NIÑO Y LOS CLAVOS…………………………………………….….5
6. LA LOTERIA………………………………………………………………….6
7. EL CORAZON DEL PINTOR…………………………………………….8
8. BURBUJA QUIERE VOLAR…………………………………………….12
9. EL ELEFANTE BERNARDO……………………………………………..13
10. 5EL RUISEÑOR Y LA ROSA………………………………………………15
11. URASHIMA Y LA TORTUGA…………………………………………..18
12. EL PAÍS DONDE TODOS ERAN LADRONES………… ARYANY
13. HISTORIA DE LOS DOS QUE SOÑARON…..ARYANY
14. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ……………………………………21
15. BIOGRAFÍA DE LOS AUTORES………………………………….……22

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PRESENTACION

La presente antología es una muestra de algunos cuentos recopilados que a nosotras nos a
parecido interesantes y que nos gustaría compartir con ustedes con el fin de mostrarles que la
lectura no es aburrida, que hay muchos libros y cuentos con historias fascinantes y que al igual
que a nosotras se les aran interesantes a todo lector de entre 12 a 15años.

Es de mucha satisfacción poder mostrarles este trabajo que hemos hecho con esfuerzo y
satisfacción, en el cual se hizo un riguroso trabajo en las selecciones literarias de diferentes
autores.

Esperamos que esta antología de cuentos para niños de 12 a 15años resulte satisfactorio para
ti y te motive a leer, ya que los libros son un pasaje gratis para viajar, al leer las historias las
puedes imaginar todo con detalles porque los autores narran los escenarios, las emociones de
los personajes tanto que tú mismo puedes sentir la emoción.

Para concluir queremos expresar nuestro agradecimiento al profesor Carlos Colonia Collazos
que von esfuerzo y dedicación a logrado que podamos recopilar y transmitirles esta antología
de cuentos para niños de 12 a 15 años.

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UGA LA TORTUGA
- ¡Caramba, todo me sale mal!, se lamenta constantemente Uga, la tortuga.
Y es que no es para menos: siempre llega tarde, es la última en acabar sus tareas, casi
nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo es una dormilona.
¡Esto tiene que cambiar!,- se propuso un buen día, harta de que sus compañeros del
bosque le recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus tareas.
Y es que había optado por no intentar siquiera realizar actividades tan sencillas como
amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas de camino
hacia la charca donde chapoteaban los calurosos días de verano.
- ¿Para qué preocuparme en hacer un trabajo que luego acaban haciendo mis
compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar. No es una gran idea - dijo una
hormiguita - Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo en un tiempo
récord; lo importante es acabarlo realizándolo lo mejor que sabes, pues siempre te
quedará la recompensa de haberlo conseguido.
No todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren tiempo
y esfuerzo. Si no lo intentas nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y siempre te
quedarás con la duda de si lo hubieras logrado alguna vez.
Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La
constancia y la perseverancia son buenas aliadas para conseguir lo que nos
proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede sorprender de lo
que eres capaz.

- ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba: alguien
que me ayudara a comprender el valor del esfuerzo; te prometo que lo
intentaré.Pasaron unos días y Uga la tortuga se esforzaba en sus quehaceres.
Se sentía feliz consigo misma pues cada día conseguía lo poquito que se proponía
porque era consciente de que había hecho todo lo posible por lograrlo.
- He encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles
metas, sino acabar todas las pequeñas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.

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El niño y los clavos


Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su padre le dio una
bolsa con clavos y le dijo que cada vez que perdiera la calma, que él clavase un clavo
en la cerca de detrás de la casa.
El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así con los
días posteriores. Él niño se iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y su
mal carácter, que clavar los clavos en la cerca.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo a
su padre que no tenía que clavar ni un clavo en la cerca. Él había conseguido, por fin,
controlar su mal temperamento.
Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que
controlase su carácter, sacase un clavo de la cerca.
Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado
todos los clavos de la cerca. Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la
cerca de detrás de la casa y le dijo:
- Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en
todos los agujeros que quedaron en la cerca. ¡Jamás será la misma!
Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal
carácter, dejas una cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que
pidas perdón. La herida estará siempre allí. Y una herida física es igual que una herida
verbal.
Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay
que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una
palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte.
Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron que el
niño reflexionase sobre las consecuencias de su carácter.

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LA LOTERÍA
Amaneció un día caluroso en el pequeño pueblo. Era 27 de junio y los niños fueron los
primeros en llegar a la plaza. Acababan de comenzar las vacaciones y tenían mucho
tiempo para la diversión. Los más mayores comenzaron a reunir piedras pequeñas y
lisas y a depositarlas en pequeños montones. Allí estaban Bobby, Harry Jones y Dickie
Delacroix. Los más pequeños, llegaron de las manos de sus padres, quienes
comenzaron a hablar del tiempo, de agricultura, y de impuestos. Después empezaron a
contarse chistes, pero evitando soltar carcajadas demasiado estridentes.

Por último, llegaron las mujeres, y tras contarse algún que otro chisme entre ellas, se
dirigieron después hacia donde estaban sus maridos. Llamaron a sus hijos. Bobby
intentó volver hacia donde estaba su montón de piedras, pero su padre gritó su
nombre enfadado.
Entonces llegó el señor Summers, con su caja negra. Era el encargado de organizar
todos los eventos, de hecho, siempre depositaba mucha energía en ellos: los bailes en
la plaza, las actividades en el club juvenil… y por supuesto, la lotería. Su rostro era
amigable: tenía unas facciones redondas y un espíritu que transmitía confianza. Se
dedicaba al negocio del carbón. Nunca había tenido hijos, y su mujer era muy gruñona.
Por eso los demás se compadecían de él y le tenían mucho cariño.
Junto a él venía el administrador de correos, el señor Graves, cargado con un taburete
de tres patas. Lo colocó en el centro de la plaza y depositó sobre él la caja negra que
traía el señor Summers.
El proceso que se seguía en día de la lotería
La caja negra que utilizaban para la lotería no era la original. Se perdieron todos los
objetos que usaron en los comienzos, y crearon esta otra caja, que ya llevaba
muchísimos años utilizándose y que todos se negaban en cambiarla, a pesar de estar
ya muy vieja y hasta descolorida. Ya formaba parte de la tradición.
Las fichas de madera se habían sustituido por pequeños pedazos de papel. El señor
Summers pidió ayuda y el señor Martin se presentó voluntario, junto a su hijo mayor.
Entre ambos, sujetaron con fuerza la caja negra mientras el señor Summers removía a
conciencia los papeles. La cosa no era tan sencilla, antes de todo esto, el señor
Summers había elaborado las listas con todos los habitantes y había hecho un
juramento de lealtad e imparcialidad frente al administrador de correos.
El señor Summers estaba terminando de remover las papeletas cuando apareció
corriendo la señora Hutchinson.
– ¡Cielos!- dijo acalorada- ¡Me había olvidado por completo del día de hoy!

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– No te preocupes, Tessie- respondió la señora Delacroix- Has llegado a tiempo.


El señor Summer dijo entonces:

– Bueno, pues parece que ya podemos empezar. Estamos todos, ¿no? ¿O falta alguien?
Entonces, todos comenzaron a mirar alrededor.
escucharla.
– ¿Estás preparado, Bill?
– Sí- dijo él, lanzando una mirada a su mujer y a sus hijos.
El primero en sacar papeleta fue el pequeño Dave, al que tuvieron que ayudar.
Después su hija Nancy, de doce años, y el mayor de los hijos, Bill.
Todos guardaron silencio. El pequeño alzó su papeleta en blanco y todos respiraron
aliviados. También tenían papeleta en blanco los otros hijos, Nancy y Bill. Le tocaba a
Tessie, pero no quiso abrirla, así que su marido enseñó su papeleta en blanco.
– ¡Es Tessie!- dijo el señor Summers.
Su marido le arrebató con furia el papel y enseñó el punto negro en medio de la hoja.
El punto que había pintado el señor Summers la noche anterior.
– ¡No es justo!- volvió a decir la señora Hutchinson- ¡Os digo que no es justo!
Pero ya estaba hecho. Todos fueron a por sus piedras y Tessie quedó sola en medio de
la plaza. Los niños fueron los primeros en empezar. La primera piedra le dio a Tessie en
la sien. Entonces, el pueblo entero se lanzó sobre ella.

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EL CORAZÓN DEL PINTOR, UN RELATO


SOBRE EL PRIMER AMOR
Hojas caídas: ocres y marrón; anaranjado con una pizca de mostaza y grosella.
Nieve en la rama del abedul: blanco con gotas de azul tintado de añíl helado.
Una rosa en el primer atardecer de mayo: más rosa sobre amarillo emocionado, con un
rubor de carmín.
La cala más recóndita a primera hora de una mañana de verano.. uffffffffffff … eran
tantas combinaciones de color que no quería que se le escapase ninguna.
– Vamos a ver: oro blanco, azul natural en trazos violetas y malvas… un poco más de
blanco nube y verde mar encima de tanto azul… y verde esmeralda en los pinos,
aquellos tan esbeltos.. y…Ignacio se encontraba contemplando el atardecer en un
pequeño rincón del río que discurría a las afueras de su pueblo, y que, un capricho muy
pictórico de la naturaleza, había convertido en un bello paraje donde respirar
profundo.
El corazón del pintor: amor de Ignacio por la pintura
Sus amigos hacía tiempo que le habían dejado allí (“eres imposible”, había sentenciado
Ramón), y jugaban a unos metros un partidillo de fútbol en el que lo de menos era
quién ganara y en el que las heroicas y esforzadas carreras y chutes a la portería, solo
tenían la ilusión de provocar admiración en las chicas…
Ignacio escuchaba los gritos de sus colegas a lo lejos, pero seguía concentrado.

– Vamos a ver, si mezclase un verde musgo con el primer rayo de sol de una mañana
de invierno… ¿qué color combinaría mejor para resaltar el brote de aquella que
florecía en marzo?
Todo tenía su color, su paleta bien lo sabía, así que no podía fallar. Sí, el violeta
manchado con tinte de agua.. ¡ese quedará perfecto!
– Ignacioooooooooooooooooo, Ignacioooooooooooooo- Gritaba su madre.
Y así terminaba una tarde más en el río.. con el anuncio de la cena preparada en casa y
la llegada de un nuevo día para aprender mucho (como siempre le recordaba don
Mateo, el maestro de la escuela).
Una afición admirada por todos (El corazón del pintor)

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En la escuela, su pupitre escondía su bien más preciado, una carpetilla y dentro, todos
los dibujos que con su imaginación y su habilidad habían coloreado los pocos lapiceros
Alpino que en su casa los Reyes Magos habían dejado.
Todo eran elogios:
– ¡Qué bonito te ha quedado el de la casa del abuelo! - Gritaba su hermana María
emocionada.
Sin embargo, algo faltaba, algo que solo su mirada encontraba, algo faltaba, sí
definitivamente algo…
Ignacio siguió viviendo la vida del pueblo y aprendiendo en la escuela. Continuó
imaginando hermosos paisajes todas las tardes en aquel rincón al lado del río y
volviendo a casa con mil y una ideas revoloteando en su cabeza, y creció y creció.
Llegó el gran día, el final de la escuela, el comienzo de una nueva vida, de su vida.

Sus sueños se mezclaban siempre en la paleta de colores:


– ¡Algún día seré un gran pintor!
Todos desde pequeño habían alabado sus pinturas, pero sentía que aún faltaba
mucho, y sufría por alcanzar el día en que creara la obra por la que seguía pintando y
mezclando colores, imaginando y viviendo.
– Tan solo espera unos cuantos años, el tiempo es el más sabio maestro- le recordó
Don José el maestro.
El corazón del pintor: Ignacio marcha a la gran ciudad
Y así, con pena en el alma por la partida, y alegría en los ojos por su nueva aventura,
marchó a trabajar a la gran ciudad.
Nada le recordaba a su pueblo en la gran ciudad, y eso le asustaba. ¿Recordaría
siempre los tonos azulados de la nieve sobre la campana de la iglesia? ¿Llegaría el día
en que no sabría dibujar un pajarillo jugando con la cebada en el campo?
¿El gris que ahora le rodeaba le serviría para combinarlo con los miles de colores que
su imaginación había creado?
Así transcurrían sus días, aprendiendo, añorando y buscando, hasta que un día, uno
cualquiera, algo marcó la diferencia: veinticuatro pequeñas horas que trajeron de
nuevo el dorado de un sol de verano a su vida.
Ahí estaba ella, sentada en la escalera de aquella vieja casa por la que Ignacio habría
pasado mil veces antes de aquella.

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Ahí estaba, contemplaba el brillo azulado de las nubes que traen los primeros días de
la primavera. Sin imaginar que un muchacho, un muchacho aspirante a pintor, también
contemplaba su rostro abstraído.

El corazón del pintor: Ignacio conoce el primer amor


Bastaron unos cuantos segundos y, el súbito escalofrío que le recorrió desde el cuello,
hizo que sus pies se pusieran en marcha, y el caminar de sus pies hizo que le acercaran
tanto a ella que no le quedara más remedio que iniciar una tímida conversación, y de
paso averiguar cómo era la voz de la que tan reposadamente admiraba la bella
mañana:
– Hola, mi nombre es Ignacio, ¿qué estás contemplando? (ahora caía: ni siquiera le
había preguntado su nombre)
– Hola – contestó ella ruborizándose- no sabía que estabas aquí… Me había quedado
colgada de esa nube, ya sabes, como Antoñita la fantástica.
– No, no lo sé… quiero decir, no sé quién es esa Antoñita. Perdona, es que me pareció
que buscabas un tono de azul, ese que… Perdóname otra vez, soy un grosero…. ¿cómo
te llamas? ¿no me dirás que Antoñita, verdad?
Ella soltó una carcajada. ¿Sólo una carcajada? Noooo, no era como cualquier otra, era
limpia, sonoramente musical, incluso podría decir que, sí, sostenidos en el aire,
aparecieron mágicamente acordes de colores. ¿Era eso posible?
Así pasó toda la tarde Ignacio, pensando en ella, en su sonrisa, en los colores que aún
no era capaz de plasmar en su paleta…
Y al día siguiente, siguió escuchando esa risa y al siguiente también.
Cada día se apresuraba después del trabajo por llegar al lugar en que había conocido a
la chica de la risa de colores y cada día volvía a casa con la esperanza de verla al día
siguiente.
Mientras, mezclaba en su paleta todos los colores del arcoíris por si llegase a encontrar
los matices de aquella risa que seguía en su cabeza, y tanto lo intentaba que ya no solo
la escuchaba claramente en la mañana, cuando daba un paseo, o por la tarde cuando
volvía a pasar por delante de la vieja casa.
El corazón del pintor: Y esto es lo que se siente al estar enamorado…
Ignacio empezó a sentirla en los latidos de su corazón… pum pum pum, jajajajjajaa…
pum pum pum, jajajaja.
– Si mi corazón sabe de qué color es su risa, entonces seguro que podré pintarla- se
dijo Ignacio- y siguió mezclando colores.

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Claro que Ignacio tenía razón: solo un corazón de pintor puede encontrar el brillo
adecuado para el carmín de unos labios, solo él puede marinar el silbido del aire con el
marfil de los que lo libera, tan solo el corazón de un pintor.
Y lo consiguió, consiguió plasmar en su lienzo el motivo que le tenía enamorado,
consiguió pintar un retrato de ella.
«Y lo consiguió, consiguió plasmar en su lienzo el motivo que le tenía enamorado
Y consiguió pintar cualquier motivo que su ensoñación le “soplase” a su corazón.
Ningún paisaje por muy lejano que estuviese, le era ya desconocido, siempre tenía en
su paleta los colores que hacían de aquel lugar un lugar para compartir con su adorada
ella.
Una tarde, después de convertirse en un auténtico pintor, mientras pasaba como cada
día por delante de la escalera de la vieja casa, un conocido sonido le brindó su premio:
ella se quedó con su retrato y él se quedó con ella.

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BURBUJA QUIERE VOLAR


Burbuja era un pequeño pez que vivía feliz en el Mar Alegre. Disfrutaba del color de los
corales y de la danza del resto de animales marinos que representaban todos los días
gracias a la música de las conchas y a las canciones de las sirenas. Echar carreras, bajar
hasta el fondo del mar, contar historias sobre las algas… eran algunos de sus
pasatiempos preferidos.
Cuando se portaba bien, los fines de semana, su papá le llevaba al viejo barco pirata
que tiempo atrás se había hundido con todos sus tesoros. Era todo un parque de
atracciones, donde los peces más pequeños podían vivir un sinfín de aventuras. Había
camarotes ocultos solo aptos para los más valientes, brillantes monedas y piedras
preciosas con las que se podían disfrazar, cañones y armas con los que simular
divertidas batallas… Todo era diversión
Sin embargo, Burbuja tenía un sueño. Adoraba estar en el agua, pero soñaba con
poder volar sobre los mares y descubrir los lugares que había visto en los mapas que
había encontrado en el barco pirata. Quería ser el primer pez volador
Muchos le trataban de loco o soñador, pero él cada día se entrenaba para alcanzar su
sueño. Tanto por la mañana como por la tarde sacaba su cabecita a la superficie para
aprender a respirar fuera del agua. Parecía imposible y siempre acababa con un ataque
de tos. También observaba a los pájaros para entender la mecánica de mover las alas.
Poco éxito parecía tener en su hazaña.
Sus papás querían ayudarle. Fue así como hablaron con las gaviotas y éstas con los
pelícanos. Entre todos acordaron darle una sorpresa a Burbuja. Un día, cuando el
pequeño pez estaba haciendo sus ejercicios de respiración en la superficie del mar fue
engullido por un pelícano con un enorme pico.
Al principio Burbuja se asustó mucho, pero luego comprendió que el pelícano Aviator,
quien acabaría siendo su mejor amigo, había creado una pequeña piscina en su pico
para que Burbuja estuviera cómodo en su vuelo sobre los diferentes mares y tierras.
Burbuja nunca había sido tan feliz. Su sueño era ahora una realidad

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EL ELEFANTE BERNARDO
Había una vez un elefante llamado Bernardo que nunca pensaba en los demás. Un día,
mientras Bernardo jugaba con sus compañeros de la escuela, cogió a una piedra y la
lanzó hacia sus compañeros.
La piedra golpeó al burro Cándido en su oreja, de la que salió mucha sangre. Cuando
las maestras vieron lo que había pasado, inmediatamente se pusieron a ayudar a
Cándido.
Le pusieron un gran curita en su oreja para curarlo. Mientras Cándido lloraba,
Bernardo se burlaba, escondiéndose de las maestras.Al día siguiente, Bernardo jugaba
en el campo cuando, de pronto, le dio mucha sed. Caminó hacia el río para beber agua.
Al llegar al río vio a unos ciervos que jugaban a la orilla del río.
Sin pensar dos veces, Bernardo tomó mucha agua con su trompa y se las arrojó a los
ciervos. Gilberto, el ciervo más chiquitito perdió el equilibrio y acabó cayéndose al río,
sin saber nadar.
Afortunadamente, Felipe, un ciervo más grande y que era un buen nadador, se lanzó al
río de inmediato y ayudó a salir del río a Gilberto. Felizmente, a Gilberto no le pasó
nada, pero tenía muchísimo frío porque el agua estaba fría, y acabó por coger un
resfriado. Mientras todo eso ocurría, lo único que hizo el elefante Bernardo fue reírse
de ellos.
Una mañana de sábado, mientras Bernardo daba un paseo por el campo y se comía un
poco de pasto, pasó muy cerca de una planta que tenía muchas espinas. Sin percibir el
peligro, Bernardo acabó hiriéndose en su espalda y patas con las espinas. Intentó
quitárselas, pero sus patas no alcanzaban arrancar las espinas, que les provocaba
mucho dolor.
Se sentó bajo un árbol y lloró desconsoladamente, mientras el dolor seguía. Cansado
de esperar que el dolor se le pasara, Bernardo decidió caminar para pedir ayuda.
Mientras caminaba, se encontró a los ciervos a los que les había echado agua. Al
verlos, les gritó:
- Por favor, ayúdenme a quitarme esas espinas que me duelen mucho.
Y reconociendo a Bernardo, los ciervos le dijeron:

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No te vamos a ayudar porque lanzaste a Gilberto al río y él casi se ahogó. Aparte de


eso, Gilberto está enfermo de gripe por el frío que cogió. Tienes que aprender a no
herirte ni burlarte de los demás.
El pobre Bernardo, entristecido, bajo la cabeza y siguió en el camino en busca de
ayuda. Mientras caminaba se encontró algunos de sus compañeros de la escuela. Les
pidió ayuda pero ellos tampoco quisieron ayudarle porque estaban enojados por lo
que había hecho Bernardo al burro Cándido.
Y una vez más Bernardo bajó la cabeza y siguió el camino para buscar ayuda. Las
espinas les provocaban mucho dolor. Mientras todo eso sucedía, había un gran mono
que trepaba por los árboles. Venía saltando de un árbol a otro, persiguiendo a
Bernardo y viendo todo lo que ocurría. De pronto, el gran y sabio mono que se llamaba
Justino, dio un gran salto y se paró enfrente a Bernardo. Y le dijo:
- Ya ves gran elefante, siempre has lastimado a los demás y, como si eso fuera poco, te
burlabas de ellos. Por eso, ahora nadie te quiere ayudar. Pero yo, que todo lo he visto,
estoy dispuesto a ayudarte si aprendes y cumples dos grandes reglas de la vida.
le contestó Bernardo, llorando:
- Sí, haré todo lo que me digas sabio mono, pero por favor, ayúdame a quitar los
espinos.
Y le dijo el mono:
- Bien, las reglas son estas: la primera es que no lastimarás a los demás, y la segunda es
que ayudarás a los demás y los demás te ayudarán cuando lo necesites.
Dichas las reglas, el mono se puso a quitar las espinas y a curar las heridas a Bernardo.
Y a partir de este día, el elefante Bernardo cumplió, a rajatabla, las reglas que había
aprendido.
le contestó Bernardo, llorando:
- Sí, haré todo lo que me digas sabio mono, pero por favor, ayúdame a quitar los
espinos.
Y le dijo el mono:
- Bien, las reglas son estas: la primera es que no lastimarás a los demás, y la segunda es
que ayudarás a los demás y los demás te ayudarán cuando lo necesites.
Dichas las reglas, el mono se puso a quitar las espinas y a curar las heridas a Bernardo.
Y a partir de este día, el elefante Bernardo cumplió, a rajatabla, las reglas que
había aprendido.

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EL RUISEÑOR Y LA ROSA
Paseaba muy triste un estudiante cerca de la encina en donde el ruiseñor había construido su
nido. El joven lloraba amargamente mientras gritaba a los cuatro vientos su desdicha:

– ¡Una rosa roja! ¡Solo quiere una rosa roja y no encuentro ninguna!- decía entre lágrimas el
estudiante.

El ruiseñor, alertado por el llanto del joven, escuchó con atención, mientras él seguía
hablando:

– Si consiguiera una rosa roja, ella bailaría conmigo toda la noche. Aceptaría a ir al gran baile
en mi compañía. Y al fin podría rozar su cálida piel. Oh, qué desgraciado soy, ¡qué duro es el
amor!

El ruiseñor pensó entonces:

– Pobre chico… Yo, que cada día canto al amor y a la belleza, sé lo que se puede llegar a sufrir
por amor. El mayor sufrimiento, sin duda, porque el amor lo es todo, y sin amor, la vida carece
de sentido.

Por su parte, el joven, que ya se había tumbado sobre el césped, seguía llorando:

– No puedo ser más desgraciado… ¡Si solo quiere una rosa roja! ¡Y no hay ninguna en todo mi
jardín! Si al menos consiguiera una… ¡qué felicidad! ¡Sería como rozar el cielo! ¡Como
encontrarme de pronto en el paraíso!

Pasaba por allí cerca una lagartija, quien, al ver llorar al chico, preguntó:

– Pero… ¿por qué llora así?

– Eso, eso- añadió una mariposa que volaba entre las flores- ¿Por qué?

Y una dulce margarita, levantó su cabeza y también preguntó:

– ¿Por qué llora?

Y el ruiseñor contestó:

– Por una rosa roja. Por amor.

– ¡Vaya ridiculez!- dijeron los tres.

Pero el ruiseñor, que entendía perfectamente el sufrimiento que genera el amor, alzó el vuelo
en busca de una rosa roja. Llegó hasta un rosal y le dijo:

– Rosal, dame una rosa roja y te cantaré las más dulces melodías.

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– Me temo que no puedo- contestó el rosal- Mis rosas son más blancas que la luna. Pero
pregunta a mi hermano, el rosal que está junto a la iglesia. Tal vez pueda ayudarte.

El ruiseñor voló hasta allí y le dijo al rosal:

– Rosal, por favor, dame una rosa roja y te cantaré las melodías más dulces que hayas
escuchado nunca.

– Ya me gustaría- contestó el rosa- Pero mis rosas son amarillas, tan amarillas como el sol y el
trigo. Pregunta al rosal que duerme bajo la ventana del estudiante.

Y el ruiseñor llegó hasta el rosal que había bajo la ventana del estudiante y le dijo:

– Rosal, necesito una rosa roja. ¿Podrías dármela tú?

– Oh, lo siento, ruiseñor, pero este año no podré dar rosas, porque la escarcha y las heladas
rompieron mis raíces y mis ramas. Mis rosas son rojas, sí, pero no puedo crear ninguna.

– ¿Y no hay ninguna manera de solucionarlo?- preguntó entonces el ruiseñor.

– Sí la hay, pero es terrible…

– Dime, rosal, ¿qué puedo hacer?

– Podría dar una rosa roja nacida del sacrificio por amor. Si tú vienes a la luz de la luna esta
noche y cantas hasta el amanecer pegado a mis espinas, y la sangre de tu corazón llega hasta
el mío, podré crear la rosa roja más hermosa.

– Dar mi vida por una rosa me parece un alto precio… Sin embargo… ¿qué es la vida de un
pájaro frente al amor de un hombre? Esta misma noche vendré, rosal.

El ruiseñor acudió hasta donde estaba el joven, que aún lloraba desconsolado, y le dijo:

– No llores más, joven enamorado, pues esta misma noche te conseguiré esa rosa y el amor
podrá triunfar, pero prométeme que será un amor verdadero, un amor puro y eterno.

Y el joven, que escuchaba cantar al pájaro, no entendía bien lo que decía:

– Oh, es lindo tu trinar, pero seguramente seas solo un ave que no entiende de amor y
sufrimiento, que vuela y piensa en sí mismo de forma egoísta…

Y diciendo esto, el estudiante se fue a su habitación.

Esa misma noche, a la luz de la luna, el ruiseñor fue hasta el rosa y cumplió su palabra.
Comenzó a cantar las melodías más dulces, inspirado por el amor, mientras se apretaba a las
espinas del rosa y dejaba que se hundieran en su carne. La sangre fue dando vida a una rosa, al
principio pálida, luego algo sonrosada, y al final, con los primeros rayos de la aurora, ya cuando
el pequeño ruiseñor cayó desplomado al suelo, la rosa se tornó roja y hermosa, y abrió sus
pétalos a la mañana, llena de vida.

El estudiante abrió la ventana y vio con asombro esa hermosa rosa roja, pero no se fijó que en
el suelo yacía muerto el ruiseñor.

– ¡Oh! ¡Qué suerte la mía! ¡Qué gran dicha! ¡Una rosa roja! ¡Mi amada querrá bailar al fin
conmigo!

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Y el joven cortó la rosa y se fue corriendo hasta la casa del profesor, para entregarle la rosa a
su hija.

La respuesta de la hija del profesor

El estudiante llegó a la casa del profesor y dijo a su amada:

– ¡Mira! ¡Traigo lo que me pediste! ¡Aquí tengo tu rosa! ¿Bailarás esta noche conmigo?

– Oh, no, claro que no- dijo entonces la joven ingrata– Tengo otro pretendiente que me ha
regalado joyas. Como comprenderás, una joya vale más que una estúpida rosa roja. Así que
llévatela, porque no la quiero.

El joven se enfadó entonces, pensando en lo estúpido que es el amor y en lo ingrata que era la
joven. Al salir, arrojó al suelo la rosa y se fue a su cuarto murmurando:

– ¡Ah! ¡El amor! ¡Qué tontería! No merece la pena dedicarle ni un minuto. Prefiero mis
estudios y mis libros, que me dan muchas y más gratas recompensas.

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URASHIMA Y LA TORTUGA.
Hace mucho tiempo, un humilde pescador japonés tuvo un hijo al que puso de nombre
Urashima. Desde bien pequeño, le enseñó todo lo necesario para que aprendiera su oficio y
amara y respetara al mar.

El niño fue creciendo, y pronto se convirtió en un joven apuesto y trabajador, que no dudaba
en madrugar para salir con su pequeña barca mar adentro para echar sus redes para pescar.
Urashima amaba el mar y su pequeña barca. Era su bien más preciado y pensaba en ella
constantemente.

El encuentro de Urashima con la tortuga misteriosa

Un día, Urashima, al izar con cuidado sus redes, descubrió que entre todos los peces había
quedado atrapada también una pequeña tortuga. La sacó de ahí con cuidado, y mirándola
fijamente, le dijo:

– No temas, tortuga, sé que vosotras podéis vivir hasta mil años, y deseo que vivas entera tu
larga vida. Vuelve al mar con tus compañeras.

Y diciendo esto, soltó con mucha delicadeza a la pequeña tortuga y observó cómo se zambullía
entre las olas para volver a su hogar.

Al día siguiente, Urashima regresó al mismo lugar en donde había encontrado a la tortuga, y
para sorpresa suya, la tortuga volvió a aparecer. Aunque más sorprendido aún se quedó al
escucharla decir:

– Vengo a darte las gracias, joven pescador. Me perdonaste la vida, y ahora la princesa del
Palacio del dragón quiere conocerte. ¿Te gustaría conocerla?

– ¿El Palacio del dragón?- preguntó Urashima atónito. La verdad es que había escuchado la
leyenda pero él creía que era una mentira más. Todos le habían dicho que existía un reino
subterráneo gobernado por unos reyes que vivían con su hija en el Palacio del dragón.
Intrigado, Urashima contestó que sí, que le gustaría conocerla.

– Entonces- continuó hablando la tortuga- Súbete a mi caparazón y no temas, que yo te


llevaré.

Y diciendo esto, la tortuga comenzó a crecer, y se hizo enorme. Urashima se subió a su


caparazón y la tortuga se hundió entre las olas. Comenzó a descender con gran rapidez, y
pronto llegó hasta un precioso reino escondido entre corales y perlas, en cuyo centro se alzaba
un hermoso palacio rodeado por enredaderas de oro.

– ¡Es precioso!- dijo Urashima realmente asombrado.

Urashima y la bella princesa Dragón

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En ese momento, una hermosa joven salió a su encuentro. Era la mujer más bella que había
visto nunca. Tenía la tez tan blanca como la luna llena en noches sin estrellas y el pelo tan
oscuro como el azabache. Su sonrisa desprendía los mismos brillos que salpican las olas al
atardecer. Y Urashima, se enamoró de ella al instante.

– ¡Bienvenido! Soy la princesa Dragón, hija de los reyes de este reino. Y la tortuga que salvaste
el otro día es mi doncella más querida. Ella me lo contó todo, y sentía curiosidad por
conocerte. ¿Quieres pasar conmigo un rato?

– Claro que sí- respondió el joven algo aturdido- Yo me llamo Urashima…

Los jóvenes comenzaron a hablar, a reír, a contarse tantas cosas… que el tiempo pasaba sin
que Urashima se diera cuenta. Había olvidado su pequeña barca, su hogar… y a su padre.

La boda de Urashima y la princesa Dragón

Urashima y la joven Dragón se fueron enamorando cada vez más, y los padres de la muchacha
les dieron la aprobación para la boda. Urashima estaba muy feliz, y solo podía pensar en su
amada.

La boda se celebró por todo lo alto, fue un gran acontecimiento en el reino submarino, y el
tiempo siguió pasando. Pero un día, Urashima y su joven esposa nadaban cerca de la
superficie, cuando una sombra pasó por encima de sus cabezas. Y el joven pescador de pronto
se acordó de su barca y sobre todo… de su padre.

– ¡Oh, no!- dijo entonces Urashima asustado- ¡Tengo que regresar para contarle todo lo que ha
pasado a mi padre! ¡Estará muy preocupado! Seguro que me está buscando…

– No puedes irte- dijo entonces la princesa Dragón con lágrimas en los ojos-. Si te vas, no
podrás regresar nunca.

– Sí, te lo prometo, claro que regresaré. Pero tengo que ir. Mi padre estará sufriendo mucho…

Urashima vuelve al exterior

La princesa Dragón no pudo hacer nada por convencerle. Urashima estaba decidido a volver a
su hogar. Así que, aún llorando, la princesa Dragón le tendió un cofre de plata y le dijo:

– Toma este cofre. Cuando vayas a regresar, lo necesitarás. Pero no lo abras. No lo abras…

El joven Urashima asintió y se guardó el pequeño cofre. Entonces, nadó hasta la superficie,
pero no encontró su barca. Así que continuó nadando hasta la orilla y caminó hasta su casa.
Pero al llegar, no estaba… solo había unas cuantas piedras llenas de musgo.

Asustado, Urashima se dirigió al pueblo y preguntó a uno de los ancianos que paseaban por
allí:

– Perdone, buen hombre, ¿sabe dónde está el anciano pescador… el padre de Urashima?

– ¿Urashima dices?- preguntó extrañado el hombre- Urashima… Ay… pobre hombre, lo que
sufrió buscando a su hijo. Murió hace ya cerca de 300 años, pero su historia es muy famosa y la
conocemos todos. Su hijo salió a pescar una mañana y jamás regresó. Encontraron su barca en

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la orilla, vacía. El hombre le estuvo buscando durante toda su vida, hasta que murió. Nadie
quiso comprar esa casa, porque decían que podía traer mala suerte.

– ¿300 años?- repitió Urashima conmocionado.

Urashima fue al cementerio y efectivamente, allí estaba la lápida de su padre. Había muerto
hacía 300 años. Desolado por aquella noticia, fue hasta la orilla para regresar junto a su mujer,
pero ninguna tortuga acudió a su encuentro. Así que, olvidando por completo la advertencia
de su esposa, abrió la pequeña caja de plata. Una nube blanca salió y le envolvió. Y entonces
comenzó a sentirse cada vez más débil y cansado. Su piel comenzó a cuartearse y se llenó de
arrugas.

– ¡Estoy envejeciendo!- dijo Urashima, sentándose en la arena de la playa.

Y allí, frente al mar, Urashima dejó pasar los últimos minutos de vida que le quedaban,
pensando en su padre, en su amada y en lo rápido que había pasado su vida. Después,
desapareció y se desvaneció como una nube de polvo sobre el mar.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. CLARICE LISPECTOR, 2021, Cuentos cortos para niños de 12-15años “ UGA LA
TORTUGA”https://www.guiainfantil.com/1240/cuento-infantil-sobre-
la-perseverancia-uga-la-tortuga.html/amp
2. LILIANA COLANZI, 2018, cuentos para niños de 14años “EL NIÑO Y LOS CLAVOS” 
https://www.guiainfantil.com/1428/cuento-infantil-el-nino-y-los-clavos.html/
amp/
3. Shirley Jackson, 2019, literatura infantil, “LA LOTERÍA”
https://www.literatura.us/idiomas/shirley/loteria.html
4. Patricia Esteban López, 2020, cuentos favoritos para los niños de 13años “EL CORAZÓN
DEL PINTOR, UN RELATO SOBRE EL PRIMER AMOR” https://tucuentofavorito.com/el-
corazon-del-pintor-cuento-de-amor-para-adolescentes/
5. Azucena Zarzuela,2020, cuentos infantiles12-15 años “BURBUJA QUIERE
VOLAR”https://www.guiainfantil.com/ocio/cuentos-infantiles/burbuja-quiere-
volar-cuento-infantil-sobre-los-suenos/
6. Virginia Wolf ,2018, cuentos infantiles12-15 años “ EL ELEFANTE BERNARDO”
https://www.guiainfantil.com/1079/cuento-infantil-el-elefante-bernardo.html
7. AUTOR: Oscar Fingal, 2018, tus cuentos favoritos 15años “EL RUISEÑOR Y LA ROSA”
https://tucuentofavorito.com/el-ruisenor-y-la-rosa-cuento-para-adolescentes-sobre-el-
amor/
8. Sazanami Iwaya, 2020, cuentos cortos para niños “URASHIMA Y LA TORTUGA”
https://tucuentofavorito.com/urashima-y-la-tortuga-un-cuento-para-adolescentes-sobre-
el-amor/
9. Aryani coipiar link
10. Aryany copiar link.

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Biografías

1.CLARICE LISPECTOR: nació el 10 de diciembre de 1920 en Ucrania, fue periodista y


escritora de novelas, cuentos y libros infantiles su obra destacada fue “agua viva”. Falleció
el 9 de diciembre de 1977 en Brasil.

2.LILIANA COLANZI: nació el 27 de marzo de 1981en Santa Cruz De La Sierra, Bolivia. Es


una escritora, editora su obra destaca fue “escritores salvajes”, en la actualidad reside en
México.

3. SIRLEY JACKSON: fue una cuentista y novelista estadounidense especializada en enero


de terror nació el 14 de diciembre de 1916 en san francisco, california sus obras más
conocidas son: el relato corto de la lotería, la maldición de Hill House. Falleció el 8 de
agosto de 1965 en Vermont, Estados Unidos.

4. PATRICIA ESTEBAN: es una escritora española nació en 1972 Zaragoza, España en 2007
obtuvo el premio de narración breve de la universidad de Zaragoza. En 2010 su tercer libro
de cuentos “Azul ruso” fue seleccionado como uno de los candidatos al premio Setenil.

5. AZUCENA ZARZUELA: nació el 25 de mayo de 1914 en Italia, fue periodista y escritora de


cuentos, es autora de los cuentos el árbol de los libros, caos mágico. Falleció el 15 de
diciembre de 1960 en estados unidos.

6. VIRGINIA WOLF: nació el 25 de enero de 1882 en Londres, reino unido. Fue una
escritora británica de cientos y novelas, considerada una de la figura más destacada del
vanguardismo del siglo xx. Falleció el 28 de marzo de 1941 en Lewes, Reino Unido.

7. Magaly

8. Magaly

9. ÍTALO CALVINO: nació en cuba 15 de octubre en el año 1923 obtuvo el premio mundial
de fantasía a la trayectoria, también el premio de legión de honor. Falleció el 19 de
septiembre de 1985 en Santa María de la Scala, Italia.
10. JORGE LUIS BORGES: nació el 24 de agosto de 1899 en Buenos Aires, Argentina tuvo
como obra relevante “ el libro de arena”, fue un poeta y escritor una de las máximas
figuras de la literatura mundial desde temprana edad escribió en español e inglés,
falleció el 14 de junio de 1986 en Ginebra, Suiza

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