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Derechos de autor © 2020 Luz María Méndez Alba

Nombre del libro: Cáncer de mama. El final es sólo el principio


Autor: Luz María Méndez Alba.
Egresada de Academia Transformacional de Carlos Carrera

Diseño de portada: Aziyadé Uriarte / Comunicación Global Design


Edición y coedición gráfica: Sandra Meneses, Ofelia Ramos, Aziyadé Uriarte/ Comunicación Global
Design
Diseño de interiores: Rosa Luz Cartajena / Comunicación Global Design

© Del texto, 2020, (Luz María Méndez Alba)


Primera edición: marzo 2020

© Reservados todos los derechos.


Queda rigurosamente prohibida, sin autorización del autor ©, bajo las sanciones establecidas por la
ley, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendido la
reprografía, el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares de la misma mediante
alquiler o préstamo públicos.

Registro de obra: 03-2019-060511190600-01


ISBN: En trámite
A mis amados hijos Karen Michelle y Eduardo Santiago, que son
las grandes inspiraciones en mi vida, y a Darío por su gran apoyo en el
camino compartido.
A la memoria de Sara Alba.
En tu generosidad
todo a mí me brindas,
para mí trabajas
por mi futuro luchas.
Y porque no siempre
se te reconocen
todos tus afanes
y tus sinsabores.
Yo quiero brindarte
con estos mis versos
el homenaje que, con mi cariño,
quisiera que el mundo te brindara a ti.

Hernández. P. V. A flor de piel.


Poesía en emoción y sentimientos.
México, 2014
A mi querido hermano Manuel: gracias por estar conmigo en todo
momento.

A mi padre, que con su forma de ser me ha enseñado a ver la vida


desde otra perspectiva.
ÍNDICE
Introducción

PARTE I: EL FINAL ES SÓLO EL PRINCIPIO


1. El fin de lo trágico
2. Recomendaciones para ser creativo
3. Pensar en mí

PARTE II: LA IMPORTANCIA DE CONOCER LAS VIVENCIAS EMOCIONALES EN


EL PROCESO DEL CÁNCER DE MAMA
Caso 1. Abandono: Sofía

4. Vivencias emocionales en el proceso de la enfermedad:


-Ira
-Angustia de separación
-Inseguridad
-Aislamiento
-Validación
-Indiferencia
-Negación
-Exceso de felicidad
-Exceso de roles

5. Casos reales de vivencias emocionales en mujeres con cáncer de mama

Caso 2. Dolor y miedo: Lola


Caso 3. Excesiva ansiedad: Ceci
Caso 4. Negación: Minerva
Caso 5. Soledad: Alicia
Caso 6. Depresión: Maribel
Caso 7. Necesidad de afecto: Ana
Caso 8. Agresividad: Mary
Caso 9. Culpa: Irma
Caso 10. Vulnerabilidad: Adriana
Caso 11. Resentimientos: Marisela

6. Aceptar la enfermedad es parte del aprendizaje en el proceso del cáncer

7. Herramientas para identificar las complicaciones en el proceso de cáncer

PARTE III: DEPRESIÓN


8. Casos de mujeres con depresión durante el proceso de la enfermedad
9. Seis claves para identificar la depresión
10. El poder para contrarrestar la depresión

Obsequios

Bibliografía
INTRODUCCIÓN

Mi interés en el cáncer de mama surgió de la tristeza de haber vivido la


muerte de mi abuela materna a consecuencia de esta enfermedad.

Abuela, querida y amada por mí, tuvo ocho hijos, todos casados y con
muchos nietos. Su vida fue siempre estar al servicio de su esposo y de sus
hijos durante muchos años. En su casa creció la generación de los nietos.

Cuando le diagnosticaron la enfermedad, el cáncer ya había invadido su


cuerpo. La abuela falleció seis meses después del diagnóstico.

Una segunda persona significativa en mi vida fue mi abuela paterna,


quien, como la materna, también murió a la edad de 70 años. Su cuerpo fue
invadido por el cáncer; murió sólo tres meses después de que se le detectó el
mal.

Con estas experiencias tan difíciles de enfrentar, me sentí impotente por


no tener los recursos terapéuticos suficientes para ayudar a mis abuelas a que
su final fuera humanamente menos doloroso.

Querida lectora, querido lector, deseo compartirte que esta historia nunca
la había contado. Pensando en ti es que me inspiré para hacerlo, porque sé
que te identificas con el tema y apuesto a que puede ser de gran utilidad en
estos momentos de tu vida.

Este libro es para personas con la enfermedad de cáncer, y también es de


gran utilidad para las personas que tú sepas que están sufriendo alguna
situación similar. Es probable que tengas una amiga o un familiar que esté
pasando por una tragedia así. Qué mejor regalo que darle un libro que puede
cambiarle la vida.
La pena tan grande que sentí tras el diagnóstico de mis abuelas me
paralizó por el miedo, a tal grado que cuando las veía postradas en una cama
con mucho dolor, mi debilidad humana me condujo a pensar que lo mejor
para ellas era que murieran.

Siempre me entristecía la situación por no saber cómo ayudar. Los años


pasaron y nunca olvidé este episodio de mi vida. De tal forma que me
dediqué a investigar cómo apoyar a las mujeres en el proceso de duelo y
aceptación al recibir un diagnóstico de cáncer.

Sabemos que el cáncer, desde el punto de vista médico, es la muerte de


las células buenas. En aquel momento estaba convencida de que esa
enfermedad tenía otra connotación en la mente, el cuerpo y la vida de las
personas.

Esta idea se convirtió en mi objetivo de investigación, conocer ese otro


origen que no fuera sólo la explicación de lo físico, sino también del
comportamiento y emociones de las personas. En mi mente estaba encontrar
respuestas a través de investigaciones profesionales, directamente con la
población de mujeres con cáncer.

Mi historia de vida me condujo a estudiar la mente y la conducta


humanas. Cinco años más tarde tuve la oportunidad de armar un modelo
llamado “Intervención psicomotriz y la integración de la imagen corporal
inconsciente en mujeres con cáncer de mama”.

Una de las finalidades del modelo es que la paciente pueda discernir


información sobre la historia de su vida, desde su nacimiento hasta la
presencia del cáncer.

Un segundo objetivo es brindar herramientas necesarias y significativas a


estas personas para hacer consciente lo innombrable y lo impensable en lo
psíquico, en lo mental y, no menos importante, en el cuerpo de la mujer con
cáncer.

Todas las experiencias de las personas son importantes en su vida. Este


libro propone que la enfermedad del cáncer de mama obliga a reconocer la
forma en que alguien vive o ha vivido la relación con su madre: desde su
concepción, gestación, nacimiento y los primeros años de su existencia. La
alteración de las emociones, el dolor sufrido por la separación, el abandono o
el rechazo de la madre van a estar ligados a los duelos no resueltos en un
futuro inmediato.

La importancia de la relación de la madre con el recién nacido es la


formación de sensaciones corporales a través de los sentidos olfativo,
gustativo, táctil, visual, auditivo; éstas se graban como tatuajes que
representan el amor o el desamor.

Los grabados corporales de amor en el ser humano significan que fue


dotado de recursos y virtudes para su presente y su futuro psíquico, gracias a
la mirada de la madre.

Los cuidados y el amor por parte de la madre, son constructos


importantes y fundamentales en los primeros meses de nacido y en la
primera infancia.

Además, a este instante de la relación de la madre e hijo, se manifestarán


en otras etapas de la vida, como un duelo no elaborado puesto en el cuerpo.

El cuerpo infantil al ser separado abruptamente del cuerpo maduro de la


madre, queda determinado psíquicamente a ser proclive de una enfermedad
que pueden ser degenerativa o no.

El grabado corporal de desamor representa la ausencia de amor en el


recién nacido altera las emociones, la psique, la mente, el cuerpo, la
comunicación, el lenguaje, etcétera.

El tipo de relación madre/hijo condiciona la forma de vivir y de


relacionarse. Por ejemplo, las personas que no aceptan el cáncer, manifiestan
sus conductas reactivas en sí mismas, y no se dan cuenta de que están
implicadas en una situación de conflicto con tal de no sentirse deprimidas,
temerosas o confundidas. Estas personas prefieren negar los sentimientos de
hostilidad, enojo o conductas reactivas, principalmente cuando se trata de
conductas y sentimientos negativos hacia ellas mismas.

Lo mismo sucede al no aceptar la enfermedad, negarla y, sobre todo,


creer que es un monstruo que se debe enfrentar, porque no resuelve el
conflicto, al contrario: lo complica. Entonces los sentimientos de confusión,
inseguridad, miedo, culpa surgen con más fuerza.

Cuando un enfermo es diagnosticado con cáncer no es nada fácil


visualizar el futuro, ni a mediano ni a largo plazo. No sólo sufre por la
pérdida de la salud, sino también por la pérdida de sus roles de vida; esto
significa que hay una desorientación de identidad y alteración de las
emociones.

Es importante aceptar que hay un cúmulo de circunstancias por


enfrentar; sin embargo, se recomienda darle prioridad a la enfermedad con
tranquilidad y pensar que una actitud positiva puede resolver la situación por
complicada que sea.

Todo evento traumático tiene un sentido y una fuerza, de forma tal que
siempre buscará cómo salir y esta manifestación puede ser con la depresión.
¡Sobre todo cuando menos te lo esperas! Esta vía de salida puede
manifestarse de muchas formas: negar que tienes cáncer, no estar dispuesto a
seguir un tratamiento, no querer relacionarte con alguien, no asistir a las
reuniones familiares; puedes caer en una tristeza profunda sin darte cuenta
de que estas conductas pueden complicarte la vida.

Mientras no las reconozcas, modifiques y, sobre todo, las enriquezcas,


difícilmente podrás solucionar los problemas de forma real, profunda y
permanente. Aun cuando llevemos a cabo cambios de comportamiento, de
relación o de comunicación, la sombra oculta seguirá contaminado cualquier
intento de respuesta positiva o de solución a tu vida personal. De este tema
hablaré a detalle más adelante.

En ocasiones, el trauma se reactiva a través de una segunda experiencia


dolorosa o recordando alguna situación o evento. La mente vuelve a
reproducirlo con tal fuerza que asocia la experiencia arcaica (madre/hijo)
con el segundo conflicto, dando origen a una profunda tristeza que se ancla
de nuevo con la depresión. Es decir, la enfermedad del cáncer llega junto con
la depresión.

La depresión es una de las mayores causas de muerte a nivel mundial. El


10 por ciento de la población total padece de depresión y es la principal
causa de discapacidad; afecta entre el 12 y el 20 por ciento de la población
que oscila entre los 18 y 75 años de edad, en la que una de cada 10 personas
sufre de depresión.[1]

Como ves, la cifra de los seres humanos que padecen depresión es


alarmante.

Te invito a que tomes la decisión de empezar a trabajar con este libro. Lo


puedes hacer desde cualquier lugar, estando en el hospital con tu tratamiento,
en el cuarto de tu casa, en el sofá preferido mientras recuperas la salud. Qué
mejor que trabajar la alteración de tus emociones que conociéndote a ti
misma, y mentalizando los recursos que pueden servirte en este camino. Al
responsabilizarte de lo que te está sucediendo durante este proceso de
enfermedad de cáncer de mama y resolver tus duelos, encontrarás mejores
respuestas.

¡Bienvenida seas a este libro escrito para ti, valiente! Porque para
reconocer la verdad es necesario sacar la casta, pero vale la pena. La
recompensa es inmensa.

¡Date esa oportunidad de ver más allá del horizonte!

¡Te deseo lo mejor del mundo y pronta


I
EL FINAL ES SÓLO EL PRINCIPIO
Para entender el título de este libro El final es sólo el principio, te pedimos
que imagines una balanza donde del lado derecho se encuentra la palabra
“Principio” y en el lado izquierdo la palabra “Final”.
El lado derecho, la palabra “Principio”, representa la forma de buscar los
recursos necesarios para amarte a ti misma. Al activar todos los sentidos de
tu cuerpo con mayor placer, ayudarás a modificar su química, liberando
oxitocina, que es la hormona del amor.

Gracias a los órganos de los sentidos: la vista, el oído, el tacto, el gusto,


vivimos las sensaciones en su máxima expresión. Ese disfrute te remite a la
imagen real del encantamiento de tu primera escena con tu madre, que es
indeleble, divina y única.

Por tanto, el amor a ti mismo es revivir la escena de amor que tienes en


tu interior y reproducirla en tu cuerpo a cada momento.

Entre las actividades que te pueden ayudar a revivirla están, escuchar tu


música favorita, reunirte con personas que aprecias y quieres, prepararte tu
platillo favorito, disfrutar la naturaleza y respirar aire puro; es importante
que te mantengas siempre en relación con el medio que te rodea.

En el platillo del lado izquierdo de la balanza está la palabra “Final”.


Esta representa la invitación a quitarte los miedos, a dejar de controlar la
vida de los demás y, en suma, a darte cuenta de que hay bloqueos
persistentes y tóxicos.

Los miedos, el control y la falta de autocuidado en ti no tienen


congruencia entre lo que deseas pensar, creer y actuar en tu vida cotidiana.
La forma como opera el cerebro en confusión es mandar información
distorsionada a todas las funciones de tu cuerpo para que actúen con falta de
decisión e inseguridad en todo lo que hagas.
El mecanismo neurológico que interviene en este intercambio es aquel
que aturde las sensaciones dolorosas y evade tu atención en aquello que
requieres reflexionar y conservar para ser analizado. Como no puedes
hacerlo de forma acertada, lo que se produce es un estado de constante
ansiedad y conflicto. Te vuelves vulnerable e incapaz de estar atento en la
resolución de tus problemas, dando el poder a los demás para que decidan
por ti.

¡Es indispensable que analices esto! Es grave estar en ese estado de


somnolencia.

Estos son esquemas que operan en el inconsciente, es por ello que


muchas veces no te das cuenta.

El autoengaño cumple con la importante función de dirigir nuestra


atención a los aspectos menos importantes para alejarnos de la memoria del
dolor.

Hoy me permito hacerme una afirmación:


me acepto como soy. Me amo.
Gracias porque soy feliz, así lo elijo.

Luz Ma. Méndez Alba

Desestimas la enfermedad y al mismo tiempo entras en un estado de


autoengaño que te permite creer que todo es más importante que sentirte
enfermo, así evitas el miedo a la información dolorosa, a ser vulnerable y a
pensar que puedes morir.

La vida te pone a prueba en momentos que son críticos y sufres por


muchas de las circunstancias que quizá no desearías que te sucedieran.

El instinto de supervivencia te asiste y te apoya. Te proteges de


diferentes maneras, ya sea huyendo, o paralizándote o peleando. Sin
embargo, es importante hacerte consciente de que la naturaleza humana nos
separa de los instintos animales. La capacidad de pensar, analizar, actuar,
construir, decidir, transformar y dar solución a nuestro buen entendimiento
es facultad exclusiva de los seres humanos.
El diagnóstico de la enfermedad tiene varios bemoles: es una experiencia
dramática, inesperada, sientes que no puedes resolverla y sufres un
desequilibrio emocional. La primera reacción como ser humano es instintiva,
la negamos: te escondes en una concha o te haces creer que nada ha
sucedido. Aunque así sea, a la mente no la engañas porque al paso del
tiempo la mente y el cuerpo van a obligarte a que le pongas atención.

Tengo dentro de mí, toda habilidad e inteligencia


para crear lo que me propongo.

Luz María Méndez Alba

¡Toma una decisión y empieza a empoderarte y apoderarte de tu vida! No


puedes permitir que la negación haga de ti un trapo viejo y acabado.
¡Recuerda que todo lo que tenemos en este instante es el hoy, aunque no
sea de nuestro agrado!

Toma en cuenta que el hoy cobra un valor importante para tu


autocuidado, es estar consciente de que estás viva; te obliga a ser más
flexible a los cambios cotidianos. Tendrás que dejar viejas costumbres y
engendrar nuevas.

Esta postura es una actitud necesaria que requiere de mucho esfuerzo


para darle cabida al cambio y a responsabilizarte para mejorar tu salud
psíquica y mental. Te corresponde dar el enfoque con inteligencia y audacia.
Sabemos que no es fácil y en ocasiones puede resultar muy complicado.

Date la posibilidad de conocerte y verás los alcances de tu fortaleza. Una


de las partes más importantes de la vida es la esencia humana, y esa es la que
te toca conocer.

¡Te aseguro que te sorprenderás!

Es necesario y debes confiar en las partes ocultas de ti misma, ten la


seguridad de que cuentas con los recursos únicos y adecuados para soportar
cualquier desafío de la vida, aunque tus creencias limitantes te controlen día
a día.
Al conocer el diagnóstico, como enfermos, reaccionamos pensando que
tenemos que vencer la batalla del cáncer. No es una lucha. El cáncer es el
maestro que te enseña a conducirte de otra forma.

Sabemos que el impacto del diagnóstico en la enfermedad del cáncer es


vivido como la peor experiencia, son los peores días porque están cargados
de un inmenso miedo.

Aunque no sea nada fácil es necesario iniciar cambios de paradigmas y


creencias para ver la enfermedad de otra manera. Te invito a que encuentres
otra motivación para reconocer que la enfermedad es una gran oportunidad
de vida y hagas las transformaciones necesarias para aprovecharla.

Cuando el cuerpo enferma significa que lo que has estado haciendo en


pensamiento, cuerpo, mente y corazón ya no funciona.

Enfócate en sanar el cuerpo. Conócelo. Medita. Abre tus ojos internos y


experimenta tus emociones cuando sientas enojo, culpa, frustración, tristeza,
malas intenciones, aburrimiento, agotamiento, ansiedad, indiferencia, pena,
miedo, soledad, celos…

Siempre existen sensaciones arcaicas grabadas en la memoria desde que


nacemos. Se manifiestan cuando hay alguna situación traumática de vida y
se recomienda que sean trabajadas justo ahora que tu cuerpo está cambiando,
protegiéndose.

Que la enfermedad no te quite tu integridad como mujer, depende de ti.


Recuerda: no es enfrentar al monstruo porque no es una batalla. Escucha
desde lo más profundo a tu cuerpo, mente y corazón.

Si eres una persona que tiene cáncer, que está en el proceso de sanación
y coincides conmigo en que el diagnóstico se vive de forma traumática, y no
sabes qué hacer ni qué puedes lograr, yo puedo ayudarte a salir de ese estado
de confusión y dudas. ¿Te gustaría saber cómo?

Te sugiero seguir leyendo este libro; experimenta cómo te sientes


conociendo tus creencias y cómo afectan en la vida de las personas.
Encontrarás respuestas que te harán sentir sabiduría y paz interna.
Tú sabes, querida lectora, querido lector, que cuando se padece una
enfermedad que te imposibilita, ya nada es igual. Alcanzar una nueva vida es
salirte de todo lo que implica esta enfermedad, y lo más importante es
empezar a darle cabida en tu nueva vida a la transformación.
Te invito que hagas las siguientes reflexiones:

Ejercicio 1

1. Escribe qué crees que has estado haciendo con tu vida hasta
llegar al punto de tener un cáncer.

2. Escribe qué fue lo que sentiste cuando te dieron el


diagnóstico de la enfermedad.

3. Escribe qué recursos consideras que tienes o puedes tener


para utilizarlos en este momento de tu vida.

Este es sólo un ejercicio de cómo puedes identificar el abanico de


experiencias. Las respuestas puedes tomarlas para graduar el nivel de
afectación del conflicto. Es posible que haya muchas cadenas de tragedias en
tu vida, lo importante es aprender de ellas y conocer cómo han afectado tu
cuerpo y tu mente.

Los guiones principales de tu vida sólo los conoces tú. Busca el


autoconocimiento con mucha pasión y desde tu corazón encuentra esas
experiencias placenteras llenas de energía de amor que te otorgaron cuando
naciste. Esa energía de amor luminosa y sublime es la que vas a llamar en
este momento para dar inicio a tu nueva vida.

Ten presente en ti la energía que se produjo para darte vida, la que


adquiriste en la hora de tu concepción y en el nacimiento. Es una energía
única, divina, que te servirá de aquí en adelante para libidinizar el cuerpo en
los momentos que lo necesites. Sigmund Freud refiere que sin libido no hay
vida; libido es el vínculo amoroso que disfrutan mutuamente madre e hijo y
se considera natural e incluso sagrado.

La naturaleza del nacimiento está diseñada para ser exitosa y sabia sobre
qué es lo que tiene que hacer para que se desarrolle en sincronía con el
nacimiento de un bebé.

La buena noticia es que, en esta vida, tu luz original sigue presente en ti


para darte fuerza y valentía. Mantén viva esta energía única y bella hecha
para ti, impregnada en tu ADN, compuesta por elementos esenciales de
aceptación, amor, seguridad, unión, integridad, libertad y, sobre todo, porque
fue el impulso que te dio la vida.

1.
El fin de lo trágico
En ocasiones la enfermedad nos muestra la gran posibilidad de darle
cabida a lo que no tiene significado, y no lo podemos interpretar de forma
sencilla porque es inconsciente.

Puede pasar por ti misma, con mucha potencia, puede quitarte la fuerza
vital y en consecuencia tu estado de ánimo se torna vulnerable. Lo
importante es no bajar la guardia y centrarte en la emoción que precede a la
sensación corporal en el momento que te dieron el diagnóstico.

La pérdida nos causa mucho dolor, angustia y ansiedad por nuestra


sensibilidad humana. Tenemos formas diferentes de vivir las pérdidas, así
como de atravesar un duelo. Sin embargo, recuerda: elegir el nuevo camino
significa reconocer tu vulnerabilidad ante tu conflicto pasado y dar lugar al
proceso de sanación para que llegue lo nuevo. Cuanto antes te liberes de lo
traumático y del pasado doloroso, mucho más rápido estarás al otro lado del
autoconocimiento. Sentirás la alegría de sanar.

Toma en cuenta que, no podemos modificar el pasado, lo tomamos como


antecedente; lo que sí está en nuestras manos es tener el presente en nuestra
mente, contar con la decisión para recuperarse, vivir el proceso para contarlo
y avanzar con él. Siempre voy a repetirte que el cáncer no es tu enemigo y
que tu deber no es luchar contra él pues sólo te desgastará y te acabará. Se
trata de darle las gracias porque te avisó que hay algo en tu psique y en tu
cuerpo que no está haciéndolo bien. Hazte amiga de la enfermedad. ¡Sé que
lo lograrás!

Hoy me limpio. Atraigo todo lo que merezco.


Soy sana. Gracias porque soy creadora de la prosperidad.

Luz María Méndez Alba

2.
Recomendaciones para ser creativo
Es normal que en el proceso de la enfermedad tengas pensamientos
como este: ¿llevaré a cabo las recomendaciones que me indica el médico o
no? ¡Al cabo ya no tengo nada que perder!

Transformar tu forma de pensar es tu propio desafío, aunque hayas


dejado de creer que habrá solución a tu conflicto. Vive de forma diferente y
tendrás resultados diferentes. Sé creativo en tu forma de pensar, hacer y
tener. Siempre encontrarás los sabios recursos.

Y si así es tu pensamiento, ¡te felicito!

A continuación, enlisto algunas recomendaciones que puedes seguir en


este proceso de recuperación.

Sé amable contigo misma. Escúchate y observa tus reacciones


emocionales.
Cuando aprendas a estar más consciente de tu valor, cuando tengas
más confianza en ti misma, cuando aceptes recibir y te decidas a
compartir, los demás te responderán de la misma forma: con
respeto y admiración.
Permítete llorar o gritar si tienes ganas de hacerlo, es
recomendable para liberarte de los sentimientos que tienes
guardados.
Recuerda que los sentimientos que no externas te convierten en
una olla de presión; todo lo que está dentro de ti está encerrado a
altas temperaturas, en cualquier momento puede estallar. Las
preocupaciones y los miedos hacen que se caliente la cabeza y, al
igual que el vapor dentro de la olla, busquen la salida.

Por ejemplo, cuando una persona se encuentra deprimida su psique está


llena de enojo, desagrado, insatisfacción, además de tener guardada una gran
cantidad de pensamientos negativos desde tiempo atrás. Te recomiendo no
quedarte con ellos, mejor:

1. Elije hablar con una persona


2. Escribe en un papel lo que te parece desagradable
3. Haz un dibujo que represente el pensamiento negativo
4. Toma un trozo de plastilina y moldea la forma de tu enojo
5. Haz un dibujo del dolor que sientes a cada momento.

Para las estrategias de la dos a la cinco, te recomiendo que te deshagas


de lo que hayas producido, por ejemplo, tirándolo a la basura o quemándolo.

Te sugiero hacer lo siguiente:

Todo se encuentra en tu interior y sientes impotencia por no tener en tus


manos la solución ante las pérdidas, además de no poder expresarlo.

Evita los pensamientos negativos del pasado; esos acontecimientos ya no


sirven para este proceso. Mejor revive pensamientos de vida, salud y amor.

Algo común es pensar que el diagnóstico te hace ser otra persona. Estar
en sintonía con tu cuerpo y con tu mente significa que ya no piensas de la
misma forma. Tus sensaciones son diferentes y la forma en la que actúas es
contraria a lo que venías haciendo.

Busca un espacio terapéutico donde puedas expresar y analizar tus


sentimientos de enojo, tristeza, arrepentimiento, culpa.

Acude a una terapia corporal en donde puedas integrar tu cuerpo con tu


mente para percibir las sensaciones conectadas a las diferentes partes de tu
cuerpo. Esta terapia también ayuda a resolver y analizar situaciones y
controversias.

Encuentra una terapia de grupo con mujeres con cáncer de mama. Hablar
de temas en común y de cómo cada una de ellas va resolviendo su vida da
mucha tranquilidad y confianza.

Comienza a integrar en tu día a día un conjunto de cambios que te


apoyen a aumentar el sistema inmunológico y combatir el cansancio. La
forma más práctica es comer, beber, descansar, hacer ejercicio y algunos
cuidados especiales como estos:

Sigue una dieta personalizada, consulta con un especialista en


nutrición.
Toma descansos en el día; duerme más de seis horas si te es
posible.
Suma una rutina de ejercicio a tu día. Puedes caminar por lo
menos 20 minutos diarios en tu parque favorito.
No te expongas a cambios bruscos de temperatura para evitar
algún enfriamiento, sobre todo, cuando te aplican los tratamientos
de quimios y radios.
Hidrátate con agua alcalina.

Recuerda en buscar estar acompañada de una persona en este proceso del


cáncer.

3.
Pensar en mí
No necesitas controlar todas las situaciones en las que se encuentran tú y
los demás en este proceso de la enfermedad, deja que todo fluya. Querer
controlar a quienes están a tu alrededor —hijos, esposo, padres, amigas,
trabajo etcétera— es en realidad la manifestación del miedo a quedarte sola,
el enojo con alguna persona cercana y la falta de amor.

El miedo puede referirse a perder tu estilo de vida, a quedarte sin el amor


de tus padres, al ridículo, a ser rechazada, a ser abandonada, a separarte de la
persona amada, a los insultos, a la violencia, a la injusticia, a la traición, a la
humillación.

Las costumbres te controlan. Son las creencias limitantes que te han


saboteado desde hace muchos años, controlan tu mente y tu cuerpo.

Te recuerdo que todos pasamos por estos terrenos. Lo importante es darte


cuenta de dónde estás parada exactamente, porque es probable que no lo
hayas notado.

Te invito a hacer estos ejercicios:

Ejercicio 1

El reto es hacer tres listas.

1. En la primera escribe todos los miedos.

2. En la segunda escribe qué actividades requieres controlar.

3. En la tercera escribe qué actividades requieres dejar de


controlar.

Si logras identificar algunos de tus miedos, éstos bajarán de nivel y no


tendrás la necesidad de controlarlos. Cuando los niños juegan, incursionan
en sus juegos sin saber el peligro que existe si se caen o se golpean con un
objeto. Los pequeños demuestran mucha seguridad en sus movimientos, en
la expresión de su motricidad, en el lenguaje. Te recomiendo que te dejes
llevar y que aprendas a ser una niña relajada y sin temores. Los niños son
seguros y confiados, no se detienen a pensar en si hacen o no algo. Se
atreven a vivir la experiencia del juego. Son felices y disfrutan cualquier
actividad que les da placer. Tómalos como ejemplo.

Ejercicio 2
Primer paso: Haz una lista de 30 patrones o vivencias que estás
repitiendo, parecidas a las acciones que hacía tu mamá, tu abuela, o
alguna persona muy cercana a ti.

Segundo paso: Pregúntate desde tu interior qué patrón negativo


estás repitiendo y lo vives como un conflicto.

Tercer paso: Escribe cómo lo vas a cambiar.

¡Recuerda que las mismas decisiones te llevan a obtener los mismos


resultados!
II
LA IMPORTANCIA DE CONOCER LAS
VIVENCIAS EMOCIONALES EN EL PROCESO
DEL CÁNCER DE MAMA
Las emociones son innatas, no pueden aprenderse con la experiencia; son
una extensión evolutiva de los mecanismos que hacen que te muevas ante
alguna situación específica de necesidad. Esta habilidad sirve para
monitorear los estados variables del organismo que son importantes para la
supervivencia. La emoción del entusiasmo es el primero de los
comportamientos que impulsa a vivir la vida.
Además, es la responsable de generar un cúmulo de energía que pondrá
al organismo en marcha para encontrar su satisfacción.

Lejos de ser un mundo interno de simples sentimientos diseñados para


sentir cosas, la emoción está diseñada para hacer cosas.

Estas emociones básicas o primarias son el miedo, la ira, la tristeza, el


amor, la alegría y la felicidad. Nos hacen sentir que percibimos, que estamos
vivos y nos provocan reacciones corporales.

Las emociones tienen como objetivo facilitar los mecanismos que


ayudan a fomentar la adaptación de las personas en un ambiente desafiante.

En el caso de una enfermedad como el cáncer es posible asegurar que


tenemos ciertos comportamientos que te alejan del poder disfrutar un cuerpo
sano.

En el apartado anterior establecimos que las personas por lo general


tienen actitudes disfuncionales que se reflejan al negar la enfermedad;
externalizan o manifiestan sus conductas reactivas en sí mismas y no se dan
cuenta de que están implicadas en una situación de conflicto con tal de no
sentirse deprimidas, temerosas o confundidas, prefieren negar sus
sentimientos.

Es una realidad que la vida cotidiana se vuelve insoportable, cuando


estás enferma y te obliga a estar en reposo en tu casa mientras pasan los
efectos de los tratamientos sin poder hacer tu vida como estabas
acostumbrada. Sientes que no vas a poder salir de esta encrucijada. En
ocasiones también estás harta de los medicamentos y tratamientos en el
hospital, así como de no poder dormir en forma profunda y placentera. La
comida debe ser dieta estricta. Harta de realizar estudios cotidianos o de las
citas con los doctores.

Ante toda esta lista de situaciones que no te agradan y que es probable


que aumenten, puedes pensar que la situación no es eterna, sucede sólo
mientras estamos viviendo el proceso de la enfermedad. Por lo tanto, hay
situaciones que es nuestra responsabilidad analizarlas.

La primera sugerencia que te doy es que hay que aprender a aceptar la


enfermedad y estar conscientes de que hay terribles consecuencias si no te
tratas con amor, cariño y comprensión. Recuerda. ¡Primero eres tú!

Mentalizarte para buscar tus propios recursos, mientras atraviesas el


proceso de la enfermedad.

A continuación, te muestro el ejemplo de cómo una mujer de nombre


Sofía cedió al abandono.

Caso 1. Abandono: Sofía


A Sofía, mujer de 62 años, le detectaron cáncer de mama. En la segunda
quimioterapia ella insistía en que no tenía cáncer. Que no sentía nada y que
no se iba a morir. Decidió no presentarse a las siguientes citas de
tratamiento. Continuó con su vida normal. Fumaba diario media cajetilla de
cigarros. No tomaba sus medicamentos de la artritis. Tenía frecuentes
dolores de cabeza. No dormía y siempre estaba angustiada. Le gustaba tomar
una copa de vino en sus comidas. Los fines de semana iba a visitar a algunos
amigos y terminaba en una gran fiesta, no le importaba llegar a las cinco de
la mañana a su casa.

Al año siguiente, murió a causa de un infarto cerebral. Después de


disfrutar de una reunión familiar, regresó a su casa y al otro día la
encontraron sin vida. ¡Descanse en paz!
Lo mejor de todo es que tú ya sabes que la alteración de las emociones
desgastan gran parte de tu energía. Lo importante es que actives el valor de
la supervivencia; no sólo es un motor en sí mismo, lo importante también es
la búsqueda en ti misma. La enfermedad es un foco rojo que te dice: “Busca
otra forma de vivir. Es hora de hacer cambios en tu vida”.

Una excelente decisión de autocuidado es buscar compañía y atención de


algún familiar, una amiga, un amigo, asistentes, cuidadores profesionales o
personas amorosas que nos cuiden mientras nos recuperamos.

4.
Vivencias emocionales en el proceso de la enfermedad
Todos tenemos diferentes formas de reaccionar ante los momentos
desagradables; el mismo evento no impacta de la misma forma a diferentes
personas. Cada quien vive su evento traumático, dependiendo de la forma de
enfrentarlo.

Gran parte de los sentimientos que experimentamos las personas son


profundamente intensos y confusos cuando se pierde a un ser querido,
cuando se pierde la salud o cuando se sufre por alguna situación que parece
no tener solución, es inesperada, no pudiste expresarla y se vive en soledad.

Cuando pierdes la salud experimentas un conjunto de sentimientos que


son profundamente dolorosos, incluyendo un desequilibrio emocional que
aparentemente sientes que no tiene solución. Esta forma de pensar te asusta,
te desequilibra y no sabes cómo resolverla. Esto es normal. Todos lo
sentimos en este tipo de situaciones.

En ocasiones la confusión en las personas es diferente en el periodo de


duelo y proviene de esa mezcla de sentimientos encontrados.

Quiero decirte que ¡no eres la única!, ¡todas las personas los vivimos!

Esta forma de actuar puede ser constante y no te ayuda a estar bien


contigo.

El primer paso es tomar conciencia y preguntarte qué es lo que te está


pasando; segundo, empezar a conocerte mejor e identificar tus propias
reacciones y comportamientos hacia ti misma.

La propuesta es tomar una actitud nueva. Responsabilízate por tu


comportamiento en el proceso de la enfermedad.

A continuación, se enumeran algunas de las reacciones vivenciales que


pudieran estarte ocurriendo. Recuerda que todas las personas son diferentes
y que el tiempo que pasan por un duelo o pérdida puede ser más lento o más
rápido entre una y otra.

Ira o enojo. Puedes encontrarte con muchas preguntas dependiendo de la


pérdida. En el caso de perder la salud, la primera pregunta es: ¿Por qué me
dio cáncer a mí? ¿Es un castigo? ¿Fue por mi culpa? ¿Qué hice para estar
enferma?

Angustia de separación. Se relaciona con los sentimientos de soledad y


dolor. Cuando una persona amada y querida se separa de ti, puedes sentir
que te desintegras. Es muy común que la pareja de una persona que está
enferma, se aleje de ella. La pena que se vive ante esta falta de
acompañamiento es uno de los sentimientos más arcaicos y dolorosos
formados entre madre e hijo en etapas tempranas.

Inseguridad. No sabes qué hacer. Puedes preguntarte: ¿Ya no podré ir a


trabajar? ¿Cómo será mi vida de hoy en adelante? ¿Quién va a cuidarme?

Miedo. Principalmente a la muerte, a tener de nuevo cáncer, a estar sola,


a una nueva cirugía, a tener más enfermedades. Mucho miedo cuando el
médico interpreta tus exámenes médicos.

Aislamiento. Es cuando te dices: ¡No quiero ver a nadie! No quiero que


me vean sin pelo y mutilada. No quiero que sepan que tengo cáncer. No me
gusta que observen mi blusa cuando saben que no tengo pechos.

Validación. En este punto se muestra el avance de la aceptación. Lo


sucedido lo entiendes con mayor claridad. Tienes la necesidad de resolver
los problemas que surgen. Piensas: La realidad es que tengo cáncer. ¿Ahora
qué sigue? Tengo que ser diferente para lo que viene. Le das un valor
importante a la vida y, por tanto, a ti misma.
Indiferencia. Aún tienes mecanismos de negación, no te das cuenta de
que la enfermedad del cáncer es grave.

Recurres a pensamientos irreales como: No importa que hoy tenga cita,


no iré al hospital para que me apliquen la quimioterapia. El sábado
festejaremos el cumpleaños de mi amiga. Bailaré toda la noche y seguiré
fumando. Mi cuerpo sí aguanta.

Negación. Me siento muy bien. Quizá hubo una equivocación. No siento


ninguna molestia. Yo no tengo cáncer, se equivocaron en el diagnóstico.

Exceso de felicidad. Me siento muy feliz. Nunca me he sentido mejor que


hoy, aunque tenga cáncer.

Exceso de roles. Quieres poner en orden la casa, papeles, clósets. Iré a


hacer compras a la mejor tienda. Iré a visitar a una amiga que tiene
bronquitis. Quieres seguir controlando la vida de los demás, aunque tu salud
se deteriore.

5.
Casos reales de vivencias emocionales de mujeres con cáncer de mama
Las emociones habituales son alteraciones del ánimo y tienen un efecto
en nosotros. Se detonan a partir de vivencias exteriores, es una respuesta a
nuestras relaciones con nuestra pareja, hijos, padres, compañeros de trabajo,
por mencionar algunas.

Tomar decisiones e intentar relacionarnos con los demás influye en


nuestra conducta. Lo podemos sentir claramente cuando estamos con una
persona y nos sentimos contentos y gozamos. Es muy común también que se
detonen cuando estamos preocupados o tristes. No poder resolver algún
problema nos pone muy ansiosos.

Todas estas vivencias emocionales nos afectan de diferentes formas,


manifestándose incluso de forma corporal, por ejemplo, sentir escalofrío,
sudar, tener movimientos en el estómago, cambiar nuestras expresiones
faciales, —cara larga, ojos tristes, palidez, labios secos—, percibir un nudo
en la garganta y hasta soltar en llanto.
Hay emociones que aprendes durante tu vida, que son manifestaciones
de un problema no resuelto. Pueden llegar a ser emociones tóxicas. Pueden
acabar con la salud psíquica de una persona, afectando severamente el
cuerpo, incluso puede aparecer un dolor en algún órgano del cuerpo.

Tener miedo nos produce ansiedad, fobias, ataques de pánico. Sufrir


tristeza activa el sentido autodestructivo, crea depresión. La ira se transforma
en resentimiento, odio, venganza.

Es una realidad decir que las emociones negativas invariablemente


alteran nuestra mente y nuestro cuerpo, nos conducen a un constante
desequilibrio y, además de ser dañinas, buscan siempre manifestarse ante
cualquier situación traumática.

A continuación enumero algunos ejemplos de vivencias emocionales que


han tenido las mujeres con cáncer desde el inicio hasta el final del
tratamiento médico, indistintamente de cuál haya sido: quimios, radio,
cirugías y sus posibles combinaciones.

Estos ejemplos son casos reales. Personas que comparten sus


experiencias con la enfermedad, los hospitales, los doctores. Hay ocasiones
en las que aparecen conflictos con los familiares, lo que complica la
situación enormemente y piensan que ellas solas no podrán resolverlo.

Caso 2. Dolor y miedo: Lola

Lola, 61 años. Es una mujer de complexión gruesa y de


aproximadamente 1.43 cm de estatura. Su cara es redonda y su tez morena.
Con cabello negro, lacio y corto a la oreja.

“Siento mucho dolor en todo mi cuerpo. ¿Qué me estará pasando?”

Ella refiere que cuando le hicieron la mastectomía no sólo tenía


malestares en el cuerpo, sino que también sintió la necesidad de ir a consulta
con el médico por miedo a tener de nuevo cáncer. Lola explica que lo que
vivió fue una sensación de dolor intenso por haber perdido una parte de su
cuerpo, la mama izquierda. “Y el miedo que te invade no es cualquier cosa,
crees que ahora sí te llegó la hora”.
El miedo que le provocó a Lola al creer que tenía de nuevo cáncer
después de perder un seno, como liberación de su psique tuvo la necesidad
de proyectar la sensación del dolor intenso en su cuerpo.

Caso 3. Excesiva ansiedad: Ceci

Ceci es una mujer joven de 47 años, complexión delgada,


aproximadamente mide 1.72, cara ovalada, ojos grandes y cafés obscuro,
labios gruesos, pelo castaño, nacionalidad mexicana.

Padecer ansiedad es para enloquecer. En el transcurso de esta


enfermedad existen niveles muy altos de ansiedad, desde la primera visita
con el doctor; en la segunda visita, el doctor da un diagnóstico; la tercera se
programa para esperar nuevos estudios y corroborar el diagnóstico.

La paciente con cáncer de mama, refiere: “Hasta la próxima semana me


darán los estudios definitivos para saber el diagnóstico y eso me pone muy
ansiosa porque sé que algo está mal. No puedo concentrarme en mis
actividades. No he podido dormir bien”.

Existen muchas formas de sentir ansiedad cuando tienes cáncer, en el


caso de Ceci se inquieta demasiado cuando espera los resultados de sus
exámenes, en ocasiones, hasta unas horas después de recibir los estudios, y
se tranquiliza ella misma cuando hay un cambio de pensamiento de lo
negativo a lo positivo.

Caso 4. Negación: Minerva

Ella es una mujer de 76 años de edad, estatura 1.56 cm, tez morena clara,
ojos negros, labios delgados, nariz pronunciada, cabello corto y negro. Vive
en Tlaxcala y es ama de casa, sus hijos ya son casados.

“Pienso que quizá sea una equivocación”.

A pesar de que ya tienes el diagnóstico, no aceptas que tienes cáncer.

Minerva, refiere: “La resignación a la muerte o a la vida. Sin saber cuál


va a ser tu vida de hoy en adelante. En qué condiciones estarás. Pensar que
hubo una equivocación por parte de los laboratorios te sirve para tener la
ilusión de que puedes vivir”.

“A mí ningún médico me dijo que quitándome un seno se me iba a quitar


el cáncer. Siempre hay muchas posibilidades de que aparezca de nuevo”.

El pensamiento negativo no te ayuda a tener una actitud positiva ante la


enfermedad, al contrario, surge la ambivalencia mucho más fuerte, saber si
viviré o no. La propuesta es no darle cabida a los pensamientos negativos.

Caso 5. Soledad: Alicia

Alicia cumplió 72 años, tez blanca, cabello blanco, complexión grande,


1.62 de estatura, ojos azules claros, labios semidelgados, dientes grandes y
pómulos resaltados.

“Estoy sola en este camino. Tengo que enfrentarlo así. No les diré a mis
papás que tengo cáncer. Tampoco a mis hijos”.

Alicia está separada de su marido desde hace cinco años. Comparte que
se sintió muy sola y desvalida cuando el médico le dio el diagnóstico de
cáncer. Sin embargo, después de los tratamientos de quimios y de radios,
entendió que aceptar la ayuda de los demás es alentador y te da confianza
para seguir el proceso del cáncer.

La actitud positiva y los deseos de cambiar la creencia, te llevan a sentir


seguridad y confianza. El ejemplo de Alicia nos muestra cómo al principio
estuvo sola en su proceso de tratamiento y se sitió muy mal, ahora, está
acompañada cada vez que se presenta a su consulta y refiere “estoy contenta
y prefiero aceptar ayuda”.

Caso 6. Depresión y desesperación: Maribel

Tiene 38 años de edad, tez morena, 1.45 de estatura, ojos pequeños color
negro, nariz proporcionada a su cara y pómulos sobresalientes. Vive en
Querétaro, trabaja vendiendo algunos productos de belleza.

“Ya no quiero tener más quimios, estoy débil, no sé si voy aguantar. Ya


no quiero vivir”.
Maribel, con mastectomía de mama del lado izquierdo. Ella comenta que
se vio en la necesidad de acercarse a su iglesia para salir de la desesperación
ante la enfermedad porque la tristeza la estaba matando.

Es evidente que hay momentos obscuros que crees que no vas a aguantar
los tratamientos y no tienes forma de salir de este hoyo. Sin embargo, en el
caso de Maribel pudo avanzar en sus tratamientos y aceptar la enfermedad
gracias a que acudió a la iglesia cristiana.

Ella refiere: “Yo me refugié en Dios, Él fue el que me dio la fuerza para
conectarme con la esperanza de vida”.

Caso 7. Necesidad de afecto: Ana

Ana tiene 74 años, es de origen panameño, estatura 1.62, cabello negro,


piel blanca, ojos negros y alargados, resaltan sus cejas de color negro, labios
semidelgados y rosados.

“Cómo quisiera que alguien estuviera muy cerca de mí. Quizá sería
menos pesada mi enfermedad”.

Ana, con cáncer de mama del lado izquierdo, con artritis reumatoide e
hipotiroidismo. Ella dice: “Quisiera que mi hija se acercara a mí y me dijera
que me quiere. Siempre está de mal humor y es muy grosera conmigo. Le
pido a Dios que cambie su actitud porque no puedo enfrentarla, hay días en
que me siento muy mal y necesito que me abrace y que me diga que me
quiere”.

Todo ser humano necesita amor, cariño y respeto, más aún cuando está
en un proceso de cáncer. Si tú tienes una amiga, o un familiar con alguna
enfermedad, acércate a ella y muéstrale tu cariño.

Caso 8. Agresividad: Mary

Mary tiene 66 años, es de complexión delgada, mide 1.62, cabello café,


ceja tupida y de color negro, nariz pequeña, labios semidelgados.
“¡Me enoja que mis hijos no me entiendan, que no me apoyen en estos
momentos! ¡Todos tienen sus compromisos y yo aquí sola!”.

Mary logró entender que sus hijos y esposo tienen actividades y que no
están al servicio de ella.

“Considero que a pesar de que mis hijos sí me acompañan y están


conmigo, debo de tener calma”.

El diagnóstico, el proceso de la enfermedad, el cambio de roles, son


motivos para que tu estado emocional sea demasiado cambiante, la
propuesta es que tú les digas a tus hijos, tus hermanos o padres o la persona
que te acompaña, lo que tu estás sintiendo el haber perdido tu salud y tu
forma de vivir y que eso te duele mucho y lo demuestras en ocasiones de
otra forma. Como dice Mary: “debo tener calma”.

Caso 9. Culpa: Irma

Irma, de 54 años, es Bióloga, tez morena clara, pelo café y corto, ojos
negros, boca chica. Nació en Bolivia, lugar de residencia, ciudad de
Guadalajara; estado civil, divorciada.

“Culpar a mis padres porque quizá me heredaron algo de la enfermedad


del cáncer. Quizá hice algo mal y es un castigo. Con la enfermedad no puedo
ayudar a los demás. Mi deber es apoyarlos aunque esté enferma.

Irma, ahora refiere que a ella no le importa que su cáncer esté


relacionado con la genética. “Eso ya no importa, lo que importa es salir
adelante y ser fuerte”.

Ella Piensa que tener cáncer puede ser un castigo. “Sé que Dios no
castiga. Es mi deber cambiar mi forma de pensar. Esto es una percepción
errónea”.

Irma también menciona que por el momento no puede ayudar a su


mamá, que enfermó casi al mismo tiempo que ella. “Lo importante es saber
lo que tengo que aprender de este cáncer. Ahorita yo no puedo atender a mi
mamá”.
La enfermedad no es un castigo ni para ti ni para nadie. Irma hace
cambios importantes en su forma de pensar y eso es un cambio de
paradigma; lo más importante mantiene un equilibrio emocional cuando se
pregunta: “Lo importante es saber lo que tengo que aprender de este cáncer”.

Caso 10. Vulnerabilidad: Adriana

Adriana de 35 años, es de complexión gruesa y aproximadamente de


1.52 cm de estatura. Su cara es ovalada y su tez morena clara. Con cabello
negro corto y lacio.

“Me siento débil y sin energía. ¿Qué va pasar conmigo ahora que no
puedo hacer algo para ayudarme?”.

Adriana comenta que la enfermedad del cáncer es devastadora. Sin


embargo, hay mucho que aprender de toda esta experiencia por dura que sea.
“Si me libro de esta enfermedad del cáncer, sé que voy a apoyar a otras
personas, a darles fuerza y entereza”, dice.

El estado de ánimo que puede manifestarse en la falta de energía es la


tristeza ante la enfermedad. A pesar de que Adriana se pregunta “¿qué va a
pasar conmigo?” alcanza a visualizarse de que podrá ayudar a otras personas
dándoles fuerza.

Caso 11. Resentimientos: Marisela

Marisela de 75 años, es de complexión muy delgada, su cabello canoso


usa anteojos bifocales, su estatura es aproximada al 1.60, en su rostro se
observan marcadas arrugas, su tez es morena, sus labios son delgados.

“No sé cómo le haga, pero ya no quiero que mi hija esté cerca de mí.
¡Me hace enojar mucho y el médico me dijo que estuviera tranquila!”.

Marisela sentía que iba a morir cada vez que le aplicaban las quimios, se
ponía muy nerviosa. Cuando llegaba a su casa quería controlar a toda la
familia, sin embargo, los hijos no accedían a lo que ella les ordenaba.
Hasta la octava quimioterapia, Marisela se dio cuenta de que ya no era
posible discutir con sus hijos y tener el control de todo. Ella nos dice: “¿Qué
va pasar si hoy me muero? No puedo morirme sin pedir perdón a mi esposo
y a mis hijos por mis errores”.

Los resentimientos forman en ti lo tóxico en tu mente, cuerpo y alma. Lo


recomendable es que hables con tus hijos, deja que ellos tomen sus propias
decisiones. En este momento de la vida lo que importa es que tú tengas paz,
tranquilidad y esperanza.

6.
Aceptar la enfermedad es parte del aprendizaje en el proceso del cáncer
Cuando un enfermo es diagnosticado con cáncer no es nada fácil
visualizar el futuro, ni a mediano ni a largo plazo. La alteración no sólo es
porque sufre por la pérdida de la salud, sino también por la pérdida de sus
roles de vida. El alejamiento de su núcleo de personas cercanas, amigos,
compañeros de trabajo, también es doloroso. Esta nueva manera de vivir
produce pensamientos negativos que conducen a una gran desorientación de
identidad y de referentes

Hay que tomar en cuenta lo importante que es aceptar las circunstancias


para enfrentarlas con la mayor tranquilidad. Con una actitud positiva puede
resolverse cualquier cosa, por complicada que sea.

Muchos errores que cometemos las personas cuando enfermamos, es


creer que este trayecto hay que recorrerlo solo. No es así, ante la enfermedad
debes considerar siempre el apoyo de algún familiar o alguien de tu
confianza. Recibir ayuda de otro con amor y cariño puede ser lo más
preciado en estos momentos de tu vida. ¡Nunca sola!

En algunas personas las habilidades físicas se verán debilitadas, sobre


todo después de los tratamientos médicos. En ocasiones sentirás tu cuerpo
cansado y deshidratado, esto quiere decir que necesitas darle un espacio para
descansar y dormir. Es inteligente aceptar todos estos cambios.

Asumir la propia responsabilidad de nuestra enfermedad es un trabajo


que requiere ser analizado. Si tu decisión fue seguir los tratamientos
médicos, aunque son sumamente importantes, no bastan para salir adelante
en este proceso. La responsabilidad recae en ti misma, y es tu deber aceptar
que muchas cosas han cambiado y otras cambiarán.

También es fundamental aceptar que los factores económicos van a la


baja. Lo recomendable es pedir apoyo a algún familiar.

Acepta que primero está tu salud. En el caso de que trabajes en una


empresa es posible que las condiciones cambien. Hay una gran posibilidad
de que te ausentes por un tiempo. En ocasiones las empresas toman
decisiones y contratan a una persona que pueda sustituirte mientras regresas.

Asistir a las citas con los médicos y al hospital para tomar tus
tratamientos requiere de una gran organización de tiempo y dinero, pero,
sobre todo, de descanso.

¡No es fácil entenderlo! ¡Es más fácil aplicarlo!

Acepta que te encuentras en un estado vulnerable y que la enfermedad te


puede tomar más tiempo de lo previsto. Es una realidad.

Recuerda, la aceptación al cambio es lo más importante en este momento


de tu vida.

Si ya lo estás haciendo, ¡te felicito! Eres una mujer muy valiente.

También se vuelven prioridad la alimentación y el sueño, saber decir


“no” a las personas, poner límites a las visitas. Sobre todo cuando quieren
entrar a verte y tú no te sientes bien. A quién ves y cuándo, es una decisión
tuya.

En ocasiones los familiares se confunden cuando observan que en la


primera sesión de quimioterapia reflejas muy buena salud. Quiero decirte
que conforme avanzan los tratamientos habrá cambios a los que debes estar
atenta para tu recuperación.

Hay que aceptar que los cambios fuertes en la rutina no tienen que ser
drásticos, pero sí tienen que ajustarse lo más pronto posible. Es necesario
que no te desatiendas porque ahora lo más importante eres tú.
No vale la pena atormentarte por un futuro incierto, ni angustiarse o
pasar malos ratos. Lo principal es confiar en que los tratamientos harán su
labor y que tú tienes ganas de ver las cosas de otra forma.

Es necesario admitir que en ocasiones estarás más triste y no tendrás


ganas de salir adelante. Es normal, pero de ti depende moverte de lugar.

Y recuerda: ¡confía en que vas a recuperarte pronto!

Asume que, de ahora en adelante, gran porcentaje de las cosas que tú


hacías sola las delegarás a tus familiares por lo menos durante ocho meses.
El tiempo dependerá del tratamiento asignado.

¡Debes aceptarlo!

Acepta que necesitarás apoyo de otra persona para moverte y estar


acompañada cuando asistas a la consulta médica.

¡Dejarte consentir y pedir ayuda es elemental! ¡Sí, hazlo, es tu


oportunidad!

Acepta y respeta los nuevos horarios en tus rutinas, porque de ellos


depende tu salud.

Lo mejor puede que no sea lo más fácil.


Lo mejor es que el sufrimiento puede obligarnos
a conocer lo que realmente somos.

Luz María Méndez Alba

Aceptar la realidad y enfrentarla nos cuesta mucho trabajo. No podemos


seguir solucionando los asuntos de hijos, esposo u otras personas. Hacernos
las fuertes implica doble desgaste de energía, el cuerpo se agota. No
podemos correr riesgos innecesarios.

¡Estar atenta de ti misma y nada más es lo más recomendable!

7.
Herramientas para identificar las complicaciones en el proceso de cáncer
El enfermo corre muchos riesgos porque las defensas están
comprometidas y cualquier enfermedad puede sumarse a la actual. Hay
varios puntos que me gustaría que tomaras en cuenta antes de mencionar
algunas herramientas del trabajo personal:

Los tratamientos podrían ser por periodos prolongados y


acompañados por varios medicamentos. Son muy fuertes, por tanto,
nuestro cuerpo no responde como quisiéramos.

Tu deber es estar alerta para notar cualquier cambio en tu cuerpo y


reportarlo a tu médico de cabecera.

Elijo ser feliz. Mañana será multiplicado


porque soy un imán que atrae con abundancia:
salud, amor y dinero.

Luz María Méndez Alba

Cuando estamos enfermos se manifiestan y alteran las emociones.


Si hiciéramos una analogía con una montaña rusa, a veces estamos
hasta arriba de contentos y alegres, y luego muy abajo, con tristeza o
enojo.

Sentirte solo es un común denominador de la persona enferma, y


tenemos la sensación de que somos un estorbo. Pierdes tu
independencia para solucionar tus problemas de salud, ahora dependes
de otra persona para ir al médico. Necesitas ayuda para tus cuidados
más íntimos y eso te hace sentir vergüenza. Te sientes una carga para tu
familia.

Sabes que hay muchos cambios en el proceso de encontrar la salud


y son una realidad. ¿Qué hacer con tantos cambios que provocan
alteraciones en tus emociones?

Ejercicio 1
A continuación encontrarás tres factores que puedes analizar y
llevar a cabo en este proceso.

Reaccionar: Lo importante es darnos cuenta de que en este proceso


de la enfermedad tenemos la posibilidad de reaccionar y contactarnos
con nosotros mismos y con nuestro centro.

Fortalecer: Tener un cuerpo enfermo puede transformarse en una


experiencia de saber que pronto llegará el momento de contar con una
mejor salud; mientras se restablece, podemos fortalecernos por dentro.

Mantener la calma: Darse cuenta de que durante la enfermedad


van a llegar a la mente pensamientos negativos propios de la
enfermedad. Estos pensamientos son consecuencia normal por lo que
estás pasando. Lo que debes considerar es que no hay que
desesperarse. Mantén la calma y pide ayuda.

¡Hoy es un día excelente!


Yo me amo y me acepto. Perdono y libero.
A partir de hoy, acepto la diferencia.

Luz María Méndez Alba

Caso 12. Martha

Utilizaremos el ejemplo de Martha para explicar este punto.

Ella es una mujer de 59 años. Tuvo cáncer de mama. Martha nos explicó
que cuando su hija y su nieto vivían con ella peleaba mucho con la hija,
quien le hacía pasar muchos corajes. Además, la comida que hacía la joven
era muy grasosa y condimentada. En ocasiones le dolía el estómago y le
daban náuseas. Refiere que siempre estaba triste porque sabía que pronto el
cáncer iba a acabar con ella. Estaba enojada porque no podía valerse por sí
misma y pensaba que era un estorbo para su familia. Dejó de tomar
medicamentos y de asistir a sus consultas; tenía la idea de que la enfermaban
más. Lamentablemente murió en 2013.

Martha estaba muy deprimida por la enfermedad, pero además la


relación que tenía con su hija no era sana. La alteraba y no sabía cómo
resolverlo. Fue rechazando los tratamientos que el doctor le recomendó,
nunca asistió a una cita de quimioterapia, y se puso en un lugar muy
vulnerable, reforzando pensamientos de muerte. La forma de vivir la
enfermedad la desesperó, alterando sus pensamientos.

Es muy importante que reconozcas que si te está sucediendo algo similar


a lo que le pasó a Martha y tienes pensamientos de destrucción, no dudes en
pedir ayuda a un especialista en Psicología.

Ejercicio 2

La buena noticia es que te invito a que hagas tres prácticas con las
que puedes empezar a tener acercamiento al conocimiento de ti misma
y, al mismo tiempo, concentrarte en el proceso de tu recuperación.

a) Escribe todo lo que venga a tu mente de tu historia personal, a


partir de los recuerdos de tu infancia. Por lo menos llena cinco hojas.

Considera que este ejercicio de memoria emocional y psíquica te


hará recordar tu historia, que en ocasiones cuesta trabajo enfrentar. Es
normal. Incluso sentirás enojo. Deja pasar cualquier sentimiento y
continúa escribiendo. RECUERDA que las emociones y sentimientos
están a flor de piel y que esto es normal por el proceso de la
enfermedad que estás viviendo.

Afrontar al pasado es una acción significativa que te ayuda a


neutralizarlo. Te da la certeza de reconocerte como sujeto y de contar
con las herramientas para transformarlo, reconocerlo, honrarlo, y darle
otro sentido.
La reacción se vuelve sanadora.

b) Para seguir con este ejercicio, se requiere que elijas 10


acontecimientos de las experiencias escritas en el inciso a.

Rosy, de 59 años, refiere con mucho enojo: “Hay muchos temas


que no me gustan sobre el trato que me dio mi madre. Me siento muy
mal y me da náusea”.

Te recomiendo que aunque te provoque náusea y sea incómodo,


seas valiente y enfrentes la situación. El enojo y sentirte mal son
normales.

¡Te aseguro que si sigues estos consejos te sentirás mucho mejor!

Estar consciente es responsabilidad tuya, seguir adelante a pesar


de las dificultades y problemas. ¿O te colocas en el lugar de víctima,
perdiendo el control de tu vida?

Si tu respuesta es responsabilizarte y continuar con los ejercicios,


¡te felicito! ¡Sigamos avanzando!

c) Vas a reflexionar sobre los escritos del punto anterior. Identifica


a la persona más importante en tu vida.

Una vez que hayas elegido a esa persona, escribe el parentesco y


su nombre en una hoja con letras grandes. Ahora analiza qué patrones,
momentos y vivencias repites, o estás viviendo, de esa persona.

d) Escribe y explica desde tu corazón 20 momentos con la persona


más importante en tu vida que nunca repetirías.
III
LA DEPRESIÓN
La depresión es una de las mayores causas de muerte a nivel mundial. La
cifra de las personas que la padecen es espeluznantemente alta: una de cada
10 personas sufre esta enfermedad silenciosa.
Lo más importante en este capítulo es que te sensibilices con el tema
para detectar si tienes algunos de los síntomas de la depresión y puedas
acudir con un especialista.

Otra de las propuestas en este capítulo es que empieces hoy mismo a


trabajar en ti misma.

Si tu respuesta es sí, entonces ¡te felicito! Estás en el tiempo perfecto, en


el capítulo perfecto, en el día perfecto y en el ahora perfecto.

La depresión puede aparecer en personas dichosas, con o sin trabajo,


fumadoras o no fumadoras, casadas o solteras, gordas o flacas, altas o bajas,
mexicanas o españolas, enfermas o no enfermas y todas las combinaciones
que se te puedan ocurrir.

Se dice que la depresión está vinculada con un conflicto en el pasado,


con mucho estrés.

La enfermedad, la alteración de las emociones y el dolor están


fuertemente ligados a las experiencias desde que nacemos. El dolor
inconsciente es nuestro primer sufrimiento, experimentado por la separación
o rechazo de la madre desde la concepción. Todas las sensaciones se quedan
grabadas como si fueran tatuajes visibles para la psique e invisibles para el
cuerpo. Además no es fácil identificarlas y complicado asociarlas cuando
hay una enfermedad.

En este capítulo encontrarás la manera más poderosa para empezar a


trabajar con lo que no conocemos, pero que existe en la mente de las
personas.

Padecer una enfermedad grave te hace sentir ansiosa y deprimida, no


sólo por el futuro incierto, sino también porque la misma historia de cada
mujer con cáncer remite a los primeros encuentros de dolor con la díada, la
posible relación que hay entre la madre y el recién nacido. Por tanto, la
enfermedad está relacionada con el tipo del duelo emocional que tuviste con
tu madre.

Te preguntarás: ¿Qué significa que el cáncer de mama esté relacionado


con la historia que tengo con mi madre?

La separación de la madre se da cuando el cuerpo que dio vida al recién


nacido ya no está para ayudarle a construirse como sujeto psíquico en los
primeros meses de existencia. Esta separación puede ser resultado de la
muerte, una enfermedad o por no aceptación de parte de la madre.

Los cuidados y el amor que la madre imparte son vínculos


fundamentales en los primeros meses y la primera infancia, como ya se dijo
anteriormente. Este instante de la relación entre madre e hijo se manifestará
en otras etapas de la vida, como un duelo no elaborado puesto en el cuerpo.

La angustia que te generó esta primera separación es la que se va a


repetir en tus momentos difíciles. Nacer es la primera separación y es el
primer duelo.

Luz María Méndez Alba

Al separar abruptamente el cuerpo infantil del cuerpo maduro de la


madre se produce una consecuencia psíquica que lo hace proclive a padecer
una enfermedad, que puede ser degenerativa. Cuando nos enfermamos, todos
en algún momento nos preocupamos y nos sentimos desvalidos, generando
muchas preguntas en nuestra cabeza sobre si lograremos sobrevivir o no.

8.
Casos de mujeres en el proceso de la depresión
La depresión puede variar dependiendo de la edad, la condición humana
y la forma que tiene la persona de ver el conflicto. Todos en algún momento
de la vida podemos sentirnos tristes o melancólicos. Se puede decir que
cuando las emociones son negativas tienden a alterarse; aun así, son
esperadas y pasajeras. Un lunes puedes amanecer sin deseos de salir de casa
o no asistir a una reunión porque te sientes triste, pero el próximo fin de
semana te da gusto convivir con tu grupo de amigos.
Lo complicado viene cuando estos comportamientos llenos de tristeza se
presentan con mayor frecuencia y se prolongan en el tiempo, interfiriendo en
la vida diaria y en las actividades cotidianas. Cuando esto pasa puede decirse
que la persona ha entrado en un estado depresivo.

Cualquier momento, espacio, circunstancia


que realmente creas con amor,
se transformará en tu realidad.

Luz María Méndez Alba

En este momento por el que estás pasando, hay muchos síntomas que te
dicen que algo sucede con tu salud mental, los sentimientos de tristeza y
melancolía son repetitivos durante el día, manifiestas pérdida de interés por
tus gustos, mal humor con todas las personas, pierdes el apetito, no duermes.
Sientes cansancio desde que te levantas, pierdes o ganas peso, se te
presentan continuos sentimientos de culpabilidad y de inferioridad, tu cuarto
está desordenado, tienes pensamientos pesimistas recurrentes, como el de
que la mejor salida es la muerte.

¡Presta mucha atención a esto!

La depresión es una enfermedad grave y silenciosa. Debe atenderse


porque la intensidad puede aumentar.

Cuando pierdes a una persona también te deprimes; cuando pierdes la


salud, cuando muere una mascota, cuando pierdes una casa, cuando cambias
de trabajo, cuando te roban un artículo significativo.

El cerebro recibió de golpe una descarga por el evento traumático, que la


mente detecta de una manera agresiva y negativa. La psique lo alberga y se
queda ahí hasta que encuentra la forma de salir y lo libera, junto con la
enfermedad. Si el conflicto fue devastador, la depresión y la enfermedad van
a ser de la misma manera, devastadoras.

La mujer con cáncer de mama tiene tres impactos en la psique que debe
resolver. Primero la depresión, que surgió cuando le diagnosticaron el
cáncer; segundo, metabolizar la enfermedad y tercero aceptarla como un
recurso para encontrar las posibilidades de recobrar la salud física, corporal
y mental.

Con las tres vertientes arriba mencionadas, puedes empezar a reaccionar


para que la enfermedad del cáncer, junto con la depresión, no se conviertan
en un problema grave.

Dolores, de 48 años tez morena clara, pelo negro, ojos verdes, nariz
pequeña, pelo corto y rizado es de origen brasileño. Estudió la carrera de
secretaria administrativa. Se tituló. Llegó a la Ciudad de México. Le
ofrecieron trabajo en una compañía farmacéutica. Ella aceptó y comenzó a
trabajar. Dolores tiene dos hermanas mayores y dos hermanos pequeños.
Todos viven en Brasil, casados y con sus respectivas familias.

Cuando Dolores tenía tres años, sus padres se divorciaron. Dos hijas se
quedaron con la mamá y dos hijos se quedaron con el papá. El papá
trabajaba en una ciudad diferente a donde Dolores vivía. Pocas veces lo veía,
al igual que a sus hermanos. Su abuela materna cuidaba de ella y de su
hermana de seis años. La madre de Dolores trabajaba de lunes a sábado.
Sólo el fin de semana veía a las dos hijas. Dolores recordó que la abuela
materna les pegaba y las castigaba poniéndolas en un cuarto obscuro y con
llave. Los fines de semana que la madre regresaba, iban al parque a comprar
regalos y dulces. La abuela cambiaba de actitud con las nietas en presencia
de la madre. Cuando la mamá iba a trabajar, las cosas cambiaban. Las ponía
a hacer quehaceres pesados, como lavar baños. Dolores comenta que la
abuela la trataba muy bien cuando estaba la mamá porque le daba muy buen
dinero para que las cuidara.

Dolores lloró mucho en la sesión, decía que no podía concentrarse. Tuvo


cáncer de mama, fue mastectomizada del lado derecho y le diagnosticaron
una fuerte depresión. Dijo que al día siguiente tenía cita con el oncólogo y
que sentía que otra vez iba a tener cáncer, que estaba segura de que era
cáncer.

Terapeuta: ¿Qué te indica que es cáncer?

Dolores: Me ha dolido todo el cuerpo, los huesos, la cabeza. Estoy


segura de que es cáncer.
Otra compañera del grupo interviene y le dice: Dolores, nosotros no
somos médicos. Todas las que tenemos cáncer, tenemos siempre análisis de
laboratorio. Yo trato de estar tranquila hasta llevarle los análisis a mi
médico. Antes, no gano nada. Me estreso más si pienso en cosas que van a
perjudicarme.

Dolores tiene muchos motivos para sentirse triste y deprimida. Vive en


otro país, sus familiares están a muchas horas en avión, tiene cáncer, artritis,
dolor de cuerpo y de cabeza. Se divorció en 2011. Su hija se fue a vivir con
su papá. No tiene trabajo, cuenta con la ayuda de su exmarido para cubrir
algunos gastos.

Los síntomas físicos que frecuentemente se presentan en ella son fatiga,


dolor de cuerpo, presión alta.

Los síntomas emocionales que frecuentemente se presentan son baja


autoestima, insomnio, pensamientos de muerte, soñar que muere; expresa
que se siente sola. No tiene deseos de salir de casa ni capacidad para
comunicarse con otros. Refiere que una amiga la ha apoyado en varias
circunstancias, pero que no tiene confianza para hablarle porque tiene mucho
trabajo. Llega a consulta sola. Quiere estar presente cuando su hija se titule.

El caso de Dolores es un ejemplo de una persona que padece depresión


severa. Para alguien con este padecimiento su plan de vida se remite al hoy,
mañana no sabe qué pasará.

El reto es que ella asista a terapia individual, a terapia de grupo, a ir con


el psiquiatra, que no pierda las citas con el oncólogo, buscar tener cerca a la
familia. Muchas veces los familiares cercanos a ella no entienden la
situación por la que está pasando, pero podrían aprender a ayudarla en el
proceso.

Recuerdo que cuando mi abuela materna enfermó de cáncer no había


tantas posibilidades de apoyo multidisciplinario. Mi abuela no podía
levantarse de la cama y necesitaba un médico. No había tanta disponibilidad
de encontrar uno que visitara a un enfermo.
Afortunadamente, hoy existen muchas clínicas con especialistas que
pueden intervenir en caso de que el paciente oncológico requiera de servicio
a domicilio.

Dolores perdió la salud, su trabajo, al marido, a su hija. La abuela


materna también contribuyó a que Dolores tuviera pérdidas de bienestar y
amor.

Si requieres mayor información sobre este trabajo multidisciplinario


envía un correo a: mendezalba9luzmaria@gmail.com

La depresión no sólo se presenta en la mujer con cáncer de mama, la


padece el diabético, la persona con lupus, la persona con fibromialgia y
también el niño, el adolescente, el adulto de la tercera edad. A mi consulta
han llegado niños de ocho años con depresión, ¡y esto es muy lamentable!

Algunas mujeres diagnosticadas con cáncer se mantienen con un cuerpo


aparentemente sano y sienten que no necesitan cuidarlo ni protegerlo. No
toman el medicamento recetado, tampoco van a su consulta. Esta conducta
no les favorece y es una forma de negar la enfermedad. No se aceptan
teniendo un cuerpo enfermo. Piensan que, al seguir haciendo lo mismo,
conseguirán una buena salud. Esto es una falacia. Su cuerpo está enfermo y,
además, están en un estado depresivo, requieren atención especializada.

Debes detenerte y protegerte. Los tratamientos para cáncer son muy


agresivos. Lo más racional es buscar los recursos para sanar. Si ya estás en
tratamiento de quimioterapia o de radioterapia, lo mejor que puedes hacer
después de los tratamientos es descansar, hidratar tu cuerpo con agua
alcalina y esperar a que el cuerpo responda, hasta que desaparezcan los
efectos secundarios de la quimioterapia.

Marcela tuvo cáncer de mama. Ella decía que después del tratamiento de
quimios se sentía muy bien. Nunca cambió su forma de vivir. Salía a fiestas
aun cuando al día siguiente le tocaba ir al hospital, fumaba diario media
cajetilla de cigarros, su alimentación seguía siendo la misma de antes de ser
diagnosticada. Ella se justificaba con el pretexto de que no le gustaba tener
dietas. Sus problemas con la familia se detonaban cuando una de sus hijas le
pedía que se cuidara. Ella respondía: “No siento que tenga cáncer”.
Nunca asistió a sus terapias psicológicas, tampoco se acercó a un grupo
multidisciplinario. Y su lema era: “Yo venceré al cáncer”.

Marcela vivía mucho en la confusión. Primero decía que sentía que no


tenía cáncer y después que vencería el cáncer. Detrás de esta forma de pensar
había mucho miedo a morir.

Marcela nunca se dio cuenta de que estaba deprimida. Unos meses antes
de morir decía que se sentía muy triste. Marcela murió 10 meses después de
su diagnóstico.

Éste es un caso real. Muchas pacientes mueren por negligencia médica,


pero también por no tener conciencia de su enfermedad.

Si tú lees este libro y tienes cáncer, acércate conmigo y te mostraré todas


las herramientas y posibilidades que tienes para encontrarte a ti misma.

mendezalba9luzmaria@gmail.com

Si conoces a alguna persona que tenga cáncer, apóyala y háblale de este


libro.

Existen muchas formas de vivir y sentir la enfermedad, no te conviertas


en Marcela. No vivas en la incoherencia. Abre los ojos y busca ayuda y la
línea de tu vida será otra.

Las personas en general no saben que hay un gran porcentaje de


probabilidad de vivir y de ver de otra forma la enfermedad del cáncer.

Apóyate en todo lo que los expertos te dicen. Trabaja todas las


condiciones que favorezcan las áreas de la mente, las sensaciones corporales,
las emociones-corazón, así como al cuerpo físico, a la psicología, a la
libertad financiera.

¡No te pongas la máscara de Marcela!

Marcela nunca se preguntó: ¿Para qué me dio cáncer? ¿Qué debo hacer
para ayudarme? ¿A quién debo contactar para que me apoye?
Marcela no se dio cuenta de que sus comportamientos de desprotección
se debían a que estaba en estado depresivo severo. Al negar la enfermedad se
estaba negando la posibilidad de la vida. Ella nunca creyó que el cáncer de
mama estuviera desarrollándose tan rápido en su cuerpo.

La depresión es un problema grave de salud, se ha convertido en el


asesino silencioso número uno en este siglo. No respeta edad, sexo, raza,
profesión, nivel económico.

Es por ello que en el siguiente capítulo te daré una propuesta de trabajo


para que inicies una actividad. En donde te encuentres, ya sea en el hospital,
en la casa, en reposo. Simplemente lee los apartados y escribe lo que se te
pide. Vamos a vencer juntas la depresión.

9.
Seis claves para identificar la depresión
A continuación, enumero seis condiciones con las que puedes darte
cuenta de que el miedo siempre te hace actuar de una manera que no te deja
avanzar.

1. Incredulidad ante la enfermedad

Se revela en las preguntas que te haces porque no crees en el diagnóstico.


Aparece un sentimiento de negación ante la enfermedad de cáncer.

¿Es cierto? ¿Es posible que me haya sucedido? ¿Por qué a mí? Esto no
me puede estar pasando a mí.

Se caracteriza por un sentido inicial de desidia, de inercia y, pasando este


momento, la persona hace uso de la negación como escudo, como defensa
temporal contra la realidad de la situación.

“No admito que estoy enferma”. Todos los pensamientos inconscientes


te repiten una y otra vez que la enfermedad es sinónimo de muerte.

En esta etapa las noticias externas se vuelven absurdas para nuestra


forma de entender el mundo, nos tornamos inestables, sabemos que tenemos
dosis de insensibilidad y nos preguntamos a nosotras mismas si somos
capaces de seguir adelante o no.

Nos conviene hablar claramente con nuestros familiares cercanos. No es


lo mismo estar sola que pasar este trance acompañada.

2. Presencia del miedo a través del enojo

Hay que entender que el enojo es un sentimiento básico y necesario, pero


que detrás del enojo hay muchos miedos, por ejemplo, a no recuperar la
salud y a perder la integridad como mujer.

También se caracteriza por sentimientos de coraje y el deseo de


desquitarse con personas cercanas, esposo, hijos. Enojo contra Dios, la
iglesia u otras personas que no están padeciendo o sufriendo lo mismo. Está
acompañado de pensamientos sin análisis porque se cree que las personas
más cercanas contribuyen o han causado que la persona afectada tenga más
pérdidas.

La ira es una reacción natural de la persona que ha perdido la salud. Hay


que cuestionarla y darnos cuenta de que puede generar violencia hacia las
personas que nos rodean, nunca pararla. Si sientes mucho enojo busca a una
amiga y habla con ella, externaliza lo que estás sintiendo. Haz ejercicio en tu
lugar favorito, eso ayudará a tranquilizarte.

3. Regateo

El sentimiento más frecuente es tener la necesidad de volver atrás una y


otra vez, para tratar de remediar la situación con imaginar que las cosas
pudieron ser de otra manera.

Tenemos pensamientos persistentes ubicados en el pasado, antes de que


suceda el cambio en nosotras mismas. Negociamos cualquier cosa para
sentirnos mejor, por ejemplo con pensamientos de este tipo:

¡Ojalá hubiera dejado de comer cosas que me hicieron perder la


salud!

¡Si pudiera repetirlo, lo haría de otra manera!


¡Si me hubieran dicho que hacer corajes y tener resentimientos con
las personas me iban a causar esta enfermedad, lo hubiese
considerado!

¡Si sigo viviendo y encuentro mi tranquilidad, prometo ayudar a los


enfermos!

Piensas que hacer un trato con Dios es una opción para que Él se
encargue de arreglar las cosas y te devuelva la salud.

Piensas que hacer varios tratos, con el cónyuge, hijos o familia,


servirán para no sentirte sola.

4. Depresión

Este padecimiento llega por la pérdida de la salud que has tenido en la


vida. Se presenta después de haber tenido un evento traumático que te hizo
vivir un golpe durísimo. Buscas respuestas y no encuentras la solución. Es
una situación en la que no puedes hablar con las personas que te rodean
porque piensas que no es necesario. Tu llanto puede ser descontrolado. Te
sientes sin esperanza, sin deseos de vivir y no quieres ver a nadie. Pasas
mucho tiempo en tu cuarto sin querer moverte. Sientes mucho miedo de no
poder manejar el dolor y la angustia. Piensas que sobrepasar la enfermedad
sería maravilloso, pero crees que no podrás lograrlo porque existen muchas
ideas confusas.

Vivir la pérdida de tu cuerpo sano, te desequilibra. Imaginas que es una


loza de cemento en tu espalda. Muchas mujeres que han tenido cáncer así lo
describen porque no lo pueden superar. Este tipo de pensamiento las pone
muy tristes.

Una persona que se encuentra en esta etapa se siente errática, desvalida,


perdida, inestable, deprimida, sin vida, sin ánimo y, en el último de los
casos, al borde del suicidio. Además vive el desamparo y el vacío en su alma
en forma desbordada. Se culpa por admitir que la enfermedad la está
acabando y siente que nadie la comprende.
Pero lo que debes saber es que cada día que sobrevives das pasos para
disminuir todos estos sentimientos de desamparo.

5. Aceptación

A esta etapa no llegas sola, alguien siempre te acompaña y te cuida.

La aceptación no es alegría, sino ausencia de dolor. Después de muchos


altibajos, aprendes a admitir la situación.

Comienzas a sentir paz y esperanza. Un inicio renovado se empieza a


experimentar. Te dispones a crecer, a pesar de que algunas de tus heridas son
huellas indelebles que se activaron cuando te informaron que el diagnóstico
era de cáncer. La herida de rechazo, separación o abandono no desaparece,
sin embargo, con trabajo personal y asistido, puede perder fuerza hasta sentir
que desaparece.

Aprendes a vivir con la pérdida desde otro ángulo donde la enfermedad


ya no es un monstruo. Vives en el presente con buena actitud y te sientes en
paz contigo misma. En ese momento te das cuenta de que la enfermedad nos
transforma y que eres otra persona, con experiencias que te ayudan a ayudar
a otros.

Continúas tu vida, teniendo presentes ciertos factores que favorecen la


creatividad, la salud, tus relaciones personales, con tu familia. Buscas la
forma de enfrentar los retos financieros.

6. Renovación

Es la alegría de vivir. Llegar a esta etapa de renovación como


crecimiento personal es el resultado de hacer uso de tu conciencia en todos
los sentidos, te das cuenta de que tener un proceso de duelo es algo natural
que debe suceder.

Debes tener claro que recuperar la salud y trabajar el tema del


autoconocimiento depende de ti. Son elementos que permiten desarrollarte
como una persona fuerte y sensible, así como hacer frente a tus sentimientos,
expresándolos de una manera positiva.
Ejercicio 1.

La siguiente es una lista de afirmaciones que te servirán como guía


para autoevaluarte. Lee cada oración y después elige con una “x” la
opción “Sí” o “No".

El resentimiento y el enojo hacia mí o hacia las demás


personas dejan de ser una obsesión cada día y van disminuyendo
hasta que son solamente destellos de cólera poco frecuentes. Las
conversaciones con las demás personas son más accesibles y
congruentes al sentimiento de paz interna.

Sí __ No __

Me doy cuenta de que ocupo menos tiempo en quejarme de


los problemas y más en tratar de resolverlos. Tengo deseos de
apoyar a otras personas.

Sí __ No __

Comienzo a ponerme en contacto con viejos amigos y a hacer


nuevas amistades. Me doy cuenta de que no tengo nada de qué
avergonzarme. Hablar de la enfermedad no me cuesta trabajo ya
que tener cáncer ha cobrado otro valor. Ya no me angustio.

Sí __ No __

Acepto que la enfermedad del cáncer no significa acabar con


la vida, sino encontrar otro sentido diferente a mi camino. Es una
realidad pensar que lo que venía haciendo no fue correcto y que
ha perjudicado mis emociones.

Sí __ No __

Empiezo a tomar decisiones según mis propios intereses, doy


gracias y pido ayuda.

Sí __ No __

Pienso que es de suma importancia hacer metas a corto y


largo plazo.

Sí __ No __

Enfatizo la importancia que tiene ayudar a otros para su


crecimiento y recuperación, lo cual a su vez se verá reflejando en
mi propio crecimiento.

Sí __ No __

Puedo hablar de mis miedos, pues es algo normal y útil.

Sí __ No __

Una vez que superes los “No” de la lista anterior, serás una persona más
segura y fuerte, y podrás orientar a otras mujeres con la misma enfermedad.
10.
El poder para contrarrestar la depresión

1. Haz ejercicio diariamente, por lo menos una hora. Busca una


actividad de acuerdo con tus gustos. Puedes elegir caminar,
natación, tai-chi, yoga, etcétera.
2. Escucha audiolibros de tu elección, que te hagan sentir
satisfecha, feliz y plena.
3. El propósito es hacer un hábito al leer. Haz una visita a la
librería más cercana y selecciona un libro con un tema que te
apasione puede ser una novela, un cómic, un libro de literatura
universal, una publicación de desarrollo personal o simplemente
retomar un libro que nunca pudiste terminar.
4. Te sugiero que adquieras un cuaderno. Cuando despiertes,
procura escribir inmediatamente lo que te venga a la mente. No
revises lo que escribes. Te sentirás más ligera porque has puesto en
el bote de basura todo lo que traías cargando.
5. Busca a tu mejor amiga y compártele que te sientes feliz. Nada
de pensamientos negativos. Si pasan por tu mente, escríbelos y
analiza qué es lo que te llevó a tenerlos. Acéptalos, hazlos
conscientes y transfórmalos en pensamientos positivos.
6. Elige a tus amigos y amigas. Reúnete con ellos y emprende
actividades que te cultiven y que te hagan mejor ser humano.
7. Organiza una reunión de apoyo con la gente que estimas para
buscar una actividad en tu comunidad en la que puedan ayudar y
cooperar de forma altruista. Contribuye y participa con un granito
de labor social.
8. Habla con alguien de tu familia y cuéntale sobre las
actividades que estás haciendo, que te sientes mejor y que estás
muy contenta. Invítalo a hacer una reunión.
9. Busca apoyo multidisciplinario y psicológico. Siempre es
bueno tener un mentor psicológico para que te ayude a organizar
los pensamientos, metas y proyectos de tu nueva vida.

Puedes llamar al teléfono 55 7997 5282 y con gusto te


atenderemos. mendezalba9luzmaria@gmail.com
10. Busca una actividad que contribuya a aumentar tus ingresos
para que puedas hacerte cargo de algunos gastos personales en un
futuro inmediato.
11. Cuando tengas que ir a consulta de quimioterapia, pide que
alguien te acompañe. Nunca vayas sola. Después del tratamiento
ve a tu casa y descansa.
12. Pregúntale a tu médico si puedes tomar algún complemento
alimenticio que no intervenga con tus tratamientos para el cáncer.
13. Si hay algún evento que te hace sentir triste, no vayas o
simplemente aléjate de ello. Aprende a decir “no”.
14. En la medida de lo posible, no te enojes con las personas,
intenta hablar con ellas. Si no lo logras las primeras veces,
inténtalo después que te tranquilices.
15. No contribuyas a sentirte deprimida. Cuando estés en casa y tu
salud te lo permita, busca compañía, a una amiga, a tu hija, a tu
hijo, haz una llamada por teléfono o simplemente sal de casa.
16. Duerme por lo menos de seis a ocho horas.
17. Si sientes que estás en desequilibrio emocional y logras
identificar que es otra cosa que no se relaciona con los síntomas
del cáncer de mama, aléjate de la rutina y haz algo que te apasione
y que rompa con ese sentimiento de tristeza.
18. Hábitos y costumbres. Si estabas acostumbrada a comer
alimentos con sal, azucarados, condimentados, grasos, es hora de
tomar conciencia y empezar a hacer cambios en tu alimentación.
Aumenta la ingesta de verduras verdes. En tu mercado más
cercano puedes elegir verduras frescas, semillas, fruta de
temporada. Toma agua alcalina suficiente para prevenir la
deshidratación. Come proteínas.

Si eliges por lo menos 15 puntos de la lista arriba mencionada y los


llevas a cabo 30 días antes o después de tu tratamiento de quimios y de
radios, verás que tu cuerpo responde de la forma que siempre has
deseado. Saldrás del hospital después de un tratamiento de
quimioterapia con ánimos, con hambre, contenta y feliz. Sentirás tu
cuerpo con más energía. ¡Esto es mejor que salir triste! ¿No crees?
Los tratamientos y las intervenciones que te ofrecemos son para
apoyar a toda persona que desee darle otro sentido a su vida.

Mi sugerencia es que nos escribas al correo


mendezalba9luzmaria@gmail.com

Con nosotros encontrarás el mejor tratamiento multidisciplinario


para transformar tu vida. Hay talleres, conferencias, terapias para ti.
DOS OBSEQUIOS
Si decides tomar los entrenamientos como prevención, conocerte a ti
misma, o si estás en un proceso de cáncer, éste es el mejor ejercicio para ti.

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[1] Consulta.mx/.../mexico.../738-mexico-depresion-y-estado-de-animo

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