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EL SOL SE DIVORCIÓ DE LA

LUNA
Parte 4

El Sol conoció a Titán. Ella, orgullosa,


lo evitaba como si ser otra de sus
conquistas fuera lo peor que pudiera
pasarle. Él, curioso por los rumores,
quería saber como era realmente la
luna más imponente de la corte. En su
primer encuentro lo rechazo por
completo con la cabeza en alto.
Aunque algunas lunas eran más
díficiles que otras, ninguna se había
resistido tanto como ella. El Sol lo
tomo como un reto "se hace la díficil,
pero se que me quiere" pensó ingenuo.
Titán se mantuvo firme exasperando al
Sol. Lo más importante para ella era
mantener su dignidad, perderla por
trivialidades no estaba en sus planes.
Le ofrecía todo lo que una mujer podía
querer, excepto la más importante, un
buen esposo. Con eso en mente rehusó
de qualquier invitación con un tono
cortante. Había decidido que no
importaba que tan alto sea el estatus
del Sol, no caería en sus redes.
Pero, como te debes de haber dado
cuenta, el Sol no se rendiría
fácilmente. Con mucho esfuerzo
consiguió su atención, y ella impusó
una condición: si quería verla, debía
divorciarse de su esposa. Esto hizo
dudar al Sol, quien busco negociarlo,
pero Titán no retrocedió más "si
quieres tenerme, debere ser la única".
El orgullo del Sol ya había sido
gravemente dañado por la actitud de
Titán hacía él, despues de tanto no
quería dejar ir la oportunidad. Y
aceptó el trato.
Despues de todo, su vida marital era
tan triste que solo se podía hablar de
ella con eufemismos por miedo de
impresionar a los oyentes. Y ya de por
sí el Sol era quien disfrutaba más la
vida de casados haciendo caso omiso
al sufrimiento de su esposa. Al
considerarlo, por un momento
cuestionó que ella no hubiera pedido
el divorció, pero lo dejo pasar pues
conocía bien su carácter dócil y manso
como un corderito. Por lo mismo
dudaba se opusiera a él, no queriendo
separarse.
La Luna dió su consentimiento. Y el
Sol se divorció de la Luna. El Sol fue
con Titán para ser rechazado por ella
"si le hiciste eso a la que fue tu
compañera desde tanto, seguro me
harías lo mismo". Entonces él sintió el
más agudo arrepetimiento pero
aparento que daba igual. Actuó como
si nada le importase en la corte y
siquió su rutina.
Y así, estimado lector, fue la historia
del matrimonio entre cuerpos celestes
más fallido de todos.
FIN

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