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Balambsgardener & Jal

Índice

La cuarta dimensión Pág. 3

Intuición de la cuarta dimensión Pág. 4

La cuarta dimensión como tiempo Pág. 6

Hipercubo Pág. 7

Proyección y construcción de un hipercubo Pág. 8

Henri Poincaré Pág. 11

Bibliografía Pág. 13

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La cuarta dimensión

Con un número podemos situar un punto sobre una recta previamente graduada. Para
situar un punto sobre un plano necesitaremos dos números, la coordenadas x e y; y tres
serán los números que especifiquen la posición de un punto en el espacio. Pero, ¿y si
tomamos cuatro números? En tal caso estaríamos hablando de un punto situado en un
lugar de ¡cuatro dimensiones! Pero, ¿existe eso?

La invención de la geometría analítica por Descartes permitió expresar los objetos


geométricos mediante ecuaciones que relacionan sus coordenadas: así, x = 7 describe un
punto en una recta; x + y = 7 una recta en el plano; y x + y + z = 7 un plano en el
espacio. ¿Y si hacemos lo mismo con cuatro coordenadas? Siguiendo este proceso
parece natural preguntarse si la ecuación x + y + z + t = 7 tiene algún sentido
geométrico.

Lo cierto es que, con independencia de su existencia real, la geometría analítica permite


estudiar la estructura y propiedades de espacios n-dimensionales, trabajo que
emprendieron a mediados del siglo XIX Cayley en Inglaterra y Grassman en Alemania
y con el que aumentaron el repertorio de nuevas geometrías que se había abierto con las
geometrías no euclídeas. Algo más tarde, el francés Henri Poincaré llegaría a describir
un método para visualizar la cuarta dimensión a base de entrenar la intuición mediante
proyecciones sucesivas de objetos tridimensionales sobre tres o dos dimensiones.

A principios del siglo XX un actuario de seguros y aficionado a la pintura, Maurice


Princet, introduciría el tema de la cuarta dimensión en los cenáculos artísticos parisinos.
Fue esta una de las influencias reconocidas por los pintores e intelectuales cubistas,
aunque estos otorgaron a la cuarta dimensión cualidades distintas de las otras tres y la
consideraron como un lugar casi espiritual desde
el que observar la realidad desde varias
perspectivas simultáneamente. Dalí, en su
Corpus hipercubus, volvería al tema de las
cuatro dimensiones, aunque de un modo
matemáticamente más riguroso.

La teoría de la Relatividad acabaría


provisionalmente con todo esto al considerar el
tiempo como la cuarta dimensión, aunque la
física de supercuerdas, al plantear un universo
de once dimensiones (una temporal y diez
espaciales), ha introducido nuevas e interesantes
variantes al asunto. De todas formas, hay que
señalar que ya en 1919 Theodor Kaluza propuso
la posibilidad de que hubiese físicamente más
de tres dimensiones espaciales. El hecho de que
nosotros solo percibamos tres se debe a que las
dimensiones adicionales está curvadas sobre sí
mismas, como explicitó Klein al refinar las
ideas de Kaluza. Su tamaño: aproximadamente
la longitud de Plank.

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Corpus hipercubus de Dalí

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Intuyendo la cuarta dimensión

Aunque lo intentemos, a nuestro cerebro le es imposible visualizar la cuarta dimensión


espacial. Las computadoras, por supuesto, no tienen problema para trabajar en un
espacio dimensional N, pero las dimensiones espaciales más allá de tres son
simplemente imposibles de conceptualizar para nuestros cerebros. (La razón de este
desafortunado accidente tiene más que ver con la biología que con la física. La
evolución del hombre puso como prioridad el ser capaz de visualizar objetos
moviéndose en tres dimensiones. Había una presión de selección sobre los humanos que
pudiesen esquivar el ataque de un tigre con colmillos de sable o acertar con una lanza a
un mamut lanzado a la carga. Dado que los tigres no nos atacan en la cuarta dimensión
espacial, simplemente no había ninguna ventaja en desarrollar un cerebro con la
habilidad para visualizar objetos moviéndose en cuatro dimensiones).

 Al vivir en un espacio euclidiano de tres dimensiones, unido por la fecha del tiempo, y,
en consecuencia, se nos hace muy difícil comprender que algo real  pueda existir más
allá de tales límites. Por lo tanto, el sólo intento de visualizar mentalmente otro mundo,
uno trascendente y ajeno a nuestras percepciones sensoriales, que escapa de lo que a
diario vemos, oímos, olemos, gustamos o tocamos, se transforma muy pronto, para
muchos, en un ejercicio exasperante; algo sin ton ni son. Desde luego, este tipo de
razonamiento "antrópico" desconoce, básicamente, que buena parte del mundo que nos
rodea está hecho de cosas que no vemos; a tal punto que la fascinación que despierta la
física moderna reside, precisamente, en la explicación de ese universo desconocido.

¿Cómo imaginar otras dimensiones?

     Para darnos una idea de cómo serían las cosas si acaso nos topáramos con un
visitante recién llegado de, digamos, una cuarta dimensión espacial, la mayoría de los
divulgadores científicos recurre frecuentemente a la analogía, haciéndonos imaginar un
extraño universo bidimensional al que denominan Flatland  o Planilandia, donde todo
tiene anchura y longitud pero carece de altura.

     Naturalmente, para los habitantes de Planilandia  la existencia en un mundo de dos


dimensiones espaciales no tiene nada de extraordinario. De hecho, ni siquiera piensan
que pueda haber algo diferente. Todos absolutamente planos como son, algunos con
forma de cuadrado, y otros de rectángulo o triángulo, se consideran a sí mismos
individuos perfectamente normales. Y en consecuencia, viven sus vidas planas
ocupándose de sus cosas planas, yendo y viniendo hacia atrás y adelante o tal vez  de
derecha a izquierda, sin la menor comprensión del "arriba" y el "abajo".

    Si un habitante de Planolandia se pierde,


podemos registrar rápidamente todo
planolandia, mirando directamente dentro de
las casas, edificios e incluso en los sitios más
escondidos. Si un habitante de Planolandia se
pone enfermo, podemos llegar a su interior
para operar, sin llegar siquiera a cortar su piel.

Sección de una esfera en un


mundo bidimensional.
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Si un habitante de Planolandia es encarcelado (un círculo que lo rodea) podemos
simplemente levantarlo de Planolandia dentro de la tercera dimensión para volver a
colocarlo en otra parte. Si metemos los dedos y los brazos en Planolandia , los
habitantes de Planolandia solo verán círculos de carne a su alrededor, constántemente
cambiando de forma fundiéndose con otros círculos. Y finalmente si traemos a un
habitante de Planolandia a nuestro mundo de tres dimensiones, solo vería secciones
bidimensionales, una fantasmagoría de círculos, cuadrados, etc cambiando de forma
constántemente y fundiéndose unos con otros.

Ahora imagina que somos habitantes tridimensionales de Planolandia siendo visitados


por un ser de una dimensión superior. Si nos perdemos, un ser de estas características
puede registrar de un vistazo el universo entero, mirando dentro incluso de los más
recónditos escondrijos. Si nos ponemos enfermos, un ser así podría operar en nuestro
interior sin necesidad de tocar siquiera nuestra piel. Si estuviésemos en una prisión de
máxima seguridad, podría sacarnos a una dimensión superior para colocarnos de vuelta
en algún otro lugar. Si un ser de una dimensión superior mete sus dedos en nuestro
universo, aparecerian como informes masas de carne sobre nosotros que constantemente
se juntan y dividen. Y finalmente, si fuésemos lanzados al hiperespacio, veríamos una
serie de esferas, masas informes y poliedros cambiando de forma y color que aparecen y
desaparecen misteriosamente.

De esta manera, la gente de dimensiones superiores tendría poderes parecidos a los de


un Dios: podrían caminar a través de las paredes, podrían aparecer y desaparecer según
su voluntad igual que podrían ver a través de los edificios. Serian omniscientes y
omnipotentes.

¿Vivimos en un universo de más de 3 dimensiones?

 En 1854, cuando Georg Riemann de la Universidad de Gottiengense preguntó qué


es lo que sentirían los seres bidimensionales, si la hoja en
que vivían era muy grande, lisa y curvada, (F1) en una
dimensión adicional, para ellos la tercera dimensión. Dedujo
que seguirían pensando que su mundo era plano de dos
dimensiones, igual que nosotros pensábamos de la Tierra,
sin embargo, si la hoja era como un papel arrugado
(montañas) (F2) y ellos trataban de
moverse, entonces sentirían una
misteriosa "fuerza", que les impediría moverse fácilmente,
es decir para Riemann, esa "Fuerza (Gravedad) era una
consecuencia de la Geometría".

De igual manera, imaginó que nuestro mundo podría estar arrugado en una Cuarta
Dimensión Espacial y concluyó que la electricidad, el magnetismo y la gravedad
eran causadas por esas arrugas, es decir, dedujo que nuestra naturaleza requiere
de más Dimensiones Físicas que las que podemos percibir. Ese concepto utiliza
actualmente la comunidad científica, para tratar de unificar las leyes de la
naturaleza y la teoría más aceptada, es que nuestro universo tiene 10 dimensiones.

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  La Cuarta Dimensión como tiempo

 Artículo de José Juan Tablada en El Universal el 20 de Abril de 1924

El ruso Ouspensky, el más asombroso expositor de la Cuarta Dimensión y del


hiperespacio dice: "El espacio cuadrimensional, sería, si quisiéramos imaginarlo, la
repetición infinita de nuestro espacio, como la línea es la infinita repetición de un
punto".

Un cuerpo de cuatro dimensiones es según Hinton, el trazo que deja un sólido nuestro al
moverse en una dirección nueva, en una dirección desconocida. Esa dirección no puede
ser sino el tiempo. Nosotros no vemos ese cuerpo de cuatro dimensiones por la
limitación de nuestro aparato receptivo, sólo vemos su sección, que es el sólido de tres
dimensiones. Por tanto, concluye Ouspensky, hay un error al considerar como real
cualquier sólido nuestro de tres dimensiones que en verdad no es sino la proyección del
cuerpo de cuatro dimensiones, su apariencia, su imagen, en nuestro plano. El cuerpo de
cuatro dimensiones es el número infinito de cuerpos relativos de tres dimensiones. El
tessaracto de que habla Hinton, es el número infinito de momentos de existencia de
nuestro cubo de tres dimensiones.

    La magnífica concepción de Ouspensky en su asombroso libro, considerado como el


evangelio del nuevo pensamiento, Ouspensky hace portentosas afirmaciones basadas en
lo que a grandes líneas hemos dicho anteriormente.

     "...nada nace y nada muere; solamente se nos representa así porque no vemos sino
las secciones de las cosas. En realidad el círculo de vida es sólo la sección de algo y ese
algo sin duda existe antes del nacimiento; es decir, antes de su aparición en el círculo de
nuestro espacio y continúa existiendo después de la muerte; es decir, después de su
desaparición del campo de nuestra visión".

     Otro ejemplo aclarará a los lectores la concepción del sabio ruso.  Las cosas reales
del superespacio "la cosa en sí" es algo como una cinta cinematográfica encerrada en su
caja; allí está todo, allí existe todo, pasado y futuro, que no son pasado y futuro, sino en
relación con nuestras percepciones, que son la pantalla, el momento de la proyección, el
presente. ¡Todas esas condiciones de nuestra propia percepción, condiciones
temporales, presente, pasado y futuro no existen, sino como tales y en el superespacio
son quizás simultáneas!

     Y lo inefable de las concepciones de la Cuarta Dimensión y del superespacio que


promulga la nueva ciencia, es que por ellas resultan vivificadas en su esencia todas las
religiones.

    

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Hipercubo tetradimensional

 
A fines del Siglo XIX, cuando Federico Gauss y su discípulo G. Riemann, ya habían
dado a luz el concepto de universos de más dimensiones, C. Hinton desarrolló formas de
mentalizar la 4D, pero sin verla, pues nuestra percepción de seres 3D nos limita; sin
embargo, sus métodos nos dijeron que la 4D, a través de la geometría, es mas fácil de lo
que pensamos.

 Para hacernos una idea de qué es un cubo tetradimensional vamos a razonar por
analogía: pensemos en un punto situado sobre una mesa que se desplaza a lo ancho una
unidad: lo que describe es un segmento, del que diremos que tiene dimensión 1. Si este
segmento lo desplazamos a lo largo de la mesa una unidad describirá un cuadrado, del
que diremos que tiene dimensión 2. El tercer paso es igual de sencillo: si levantamos el
cuadrado en perpendicular una unidad, el cuadrado barrerá un volumen al que llamamos
cubo y del que podemos decir que tiene dimensión 3. Pues ahora viene el paso crucial:
si en vez de vivir en un universo de tres dimensiones espaciales viviésemos en uno de
cuatro podríamos repetir el proceso y desplazar el cubo en esa cuarta dimensión
adicional y en perpendicular a las otras tres. Lo que obtendríamos en ese caso tiene un
nombre: hipercubo.

Secciones del hipercubo

¿Podemos ver un hipercubo? Evidentemente no, si lo que queremos es percibirlo de un


solo vistazo como hacemos con un cubo. Pero lo que sí podemos hacer es ver sus
secciones tridimensionales. Lo mejor para entender esto es poner un ejemplo en dos
dimensiones: imaginemos que fuesemos seres planos para los que arriba y abajo fuesen
palabras sin sentido. Naturalmente, no podríamos ver un cubo, porque literalmente no
cabría entero en nuestro mundo: pero sí podríamos ver parte de él, aquella que
correspondería a una "tajada" o sección plana de su volumen. Esta "tajada" dependería
de la forma en que el cubo entrase en contacto con nuestro universo plano. Veamos un
par de ejemplos:

En los dibujos anteriores, las líneas verdes muestran lo que unos sencillos seres
planiformes podrían ver en cada caso de un cubo.

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¿Está claro? Pues esto mismo es lo que podemos hacer con el hipercubo. Al entrar éste
en contacto con nuestro mundo, parte de su hipervolumen, una sección, una "tajada"
tridimensional, será accesible a nuestra vista.

Proyección del hipercubo

También podemos hacer otra cosa: ver la proyección de todas sus


aristas. En nuestro mundo es lo que hacemos cuando dibujamos un
cubo en una hoja de papel: representamos mediante líneas (las líneas
grises de los ejemplos de arriba) la sombra de cada una de sus aristas
y después dejamos que nuestro cerebro se imagine que aquello es
realmente un cubo, aunque no lo es: solo es su proyección (de hecho,
nuesto cerebro a veces se hace un lío, como pasa con el cubo de
Necker).
Cubo de Necker

Pues con el hipercubo podemos hacer lo mismo y representar la sombra de todas sus
aristas.

CÓMO ARMAR UN CUBO


En la figura F C3D-1, se ve un cubo desarmado en 6 cuadrados. Si existieran seres de 2
dimensiones (2D), en su universo plano ellos verían esos cuadrados de perfil. Si
nosotros doblamos dos lados hacia arriba, como se indica en F C3D-2, para ellos habrán
desaparecido de su plano y si doblamos los otros lados, formaremos el cubo completo
en F C3D-3, pero para ellos, en su mundo solo quedará el cuadrado de la base, pues el

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resto subió a la 3D. Un ser que en F C3D-1 caminaba por el Cubo desarmado, podía
salir a 'terreno abierto' por cualquier borde, pero luego de armar el Cubo, uniendo entre
sí ABSOLUTAMENTE TODAS las aristas, si el mismo ser cruza cualquiera de ellas,
siempre pasará a otra cara interna del Cubo y ya nunca podrá salir, es decir será su
cárcel en la 3D.
 

PROYECCIONES EN MUNDOS DE MENOS DIMENSIONES


En la F E1, nuestro amigo alumbra un Cubo 3D y la sombra de las aristas dibuja en un
plano un cuadrado dentro de otro cuadrado, unidos por los vértices que es la imagen que
verían los seres 2D si existieran, es decir, basándonos en figuras geométricas y
conceptos de un universo 2D, podemos ver los efectos de nuestro universo 3D en su
plano y de igual manera, es posible proyectar un Hipercubo (4D) a nuestro mundo y
también mentalizar como podríamos armarlo a partir de sus componentes, que son
Cubos 3D, tal como lo veremos a continuación.
 

 
COMO DIBUJAR UN HIPERCUBO EN LA 3D

De acuerdo a la F CH-1, al mover un punto se


genera una línea y al mover una línea en forma
perpendicular a su dirección, se forma un
cuadrado F CH-2. Los lados del cuadrado son
perpendiculares entre sí, pero se los dibuja en
perspectiva.

Al mover el cuadrado en forma perpendicular a


sus dos lados, se genera un Cubo F CH-3. En
cada vértice, el tercer lado es perpendicular a los
dos originales y se lo dibuja en perspectiva. Cada
arista del cuadrado original genera otro cuadrado,
que será una cara del Cubo, es decir se forman 4 nuevos cuadrados. Si a los 4 sumamos
el cuadrado original y el mismo en su posición final, tendremos las 6 caras del Cubo.

Al mover el Cubo en una dirección 'perpendicular a sus tres lados', se genera un


Hipercubo (Cubo 4D) F CH-5. El 'cuarto' lado en cada vértice es perpendicular a los 3
originales y también se dibuja en perspectiva. Cada una de las 6 caras del Cubo original,
genera un nuevo Cubo que será parte del Hipercubo, es decir, se forman 6 nuevos
cubos. (Ej: Cara azul en F CH-5) Si a esos 6 sumamos el Cubo original y el mismo en

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su posición final, tendremos que un Hipercubo esta formado por 8 Cubos 3D.
Realmente, el dibujo es una proyección del Hipercubo en una superficie 2D.

La figura F CH-4, nos muestra como los vértices y las caras de un Cubo, empiezan a
dibujar los nuevos 6 cubos. Se puede analizar el cuadrado azul y su proyección hasta
llegar a formar el Hipercubo en F CH-5.
 

 
UN TESSERACT
Otra forma de representar un Hipercubo
consta en la figura F 3D, pues al igual que un
Cubo se desarma en sus 6 cuadrados, un
Hipercubo se desarma en sus 8 cubos. Si para
armar el Cubo uníamos TODAS las aristas,
SIN DEJAR NI UNA SOLA SUELTA, para
armar el Hipercubo debemos unir TODAS las
caras, SIN DEJAR NI UNA SOLA SUELTA.
El ejercicio requiere imaginar la posibilidad
geométrica, de que las caras se van uniendo en la Cuarta Dimensión, hasta desaparecer.
Al unir entre si las caras con el número 1, haciéndolas girar en la arista común, TODAS
desaparecen de nuestra vista. De igual manera, las caras 2 desaparecen al unirlas entre
si. Luego unimos entre si las caras 3 y las 4 y también desaparecen. Finalmente, unimos
las caras 5 superior e inferior y con eso todas las caras externas del Hipercubo
desaparecen de nuestro mundo y se van a la 4D...

Puesto que TODAS las caras se juntaron, un ser que viviera dentro de uno de los cubos
del Hipercubo, jamas podrá 'salir', puesto que al cruzar una cara, SIEMPRE entrará en
otro Cubo.
Este universo que sembraron F. Gauss y G. Riemann, luego se vio que talvez podía ser
nuestro propio mundo

El programa d4

D4 obtiene la sección y la proyección del hipercubo en la pantalla del ordenador; nos


permite acercarlo o alejarlo de nuestro mundo; y, además, nos permite girarlo de seis
modos distintos. Esto último exige una pequeña explicación:

Los giros son movimientos que se realizan en paralelo a un plano. En tres dimensiones
para poder ver un objeto desde cualquier ángulo nos basta considerar tres giros, uno por
cada plano coordenado. Pero en cuatro dimensiones tenemos cuatro ejes y, por lo tanto,
seis planos coordenados

Algo digno de ver es cómo el hipercubo aparece y desaparece de nuestro mundo. Según
la posición relativa de ambos, el hipercubo puede aparecer como un punto que de
inmediato se convierte en un tetraedro, o como un cuadrado, o incluso como un cubo
que de pronto surge de la nada.

Descarga del programa: http://www.epsilones.com/programas/d4.exe

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Henri Poincaré

"Ninguna de nuestras sensaciones, aislada, habría podido


conducirnos a la idea de espacio; hemos sido conducidos a ella
solamente estudiando las leyes según las cuales esas sensaciones se
suceden". Henri Poincaré.

Para Poincaré, los objetos eran grupos de sensaciones "unidas por una liga permanente",
que es el objetivo o campo de estudio de la ciencia. Nuestros sentidos registran todo lo
que existe relacionado en el mundo; la ciencia no nos enseña la verdadera naturaleza de
las cosas sino sólo las relaciones que existen entre ellas. El resultado de la investigación
científica no es un retrato del contenido de la naturaleza, sino de sus interrelaciones; por
ejemplo, lo que nos revela la teoría de la luz no es la esencia de este fenómeno sino la
naturaleza y extensión de las relaciones de la luz con otros hechos o procesos, al margen
de lo que la luz es.

De acuerdo con Poincaré, las matemáticas y la ciencia comparten sus métodos de


descubrimiento pero difieren en sus técnicas de confirmación; este punto de vista se
sustenta en la comparación de la geometría con la ciencia (también en este caso, como
en la mayoría, la ciencia = la física). El ámbito de la geometría no es el de la ciencia, en
vista de que es perfectamente posible manipular objetos de tal manera que dos de ellos,
idénticos a un tercero, no lo sean entre sí. El divorcio entre la exactitud matemática y la
realidad llevó a Poincaré a postular que los axiomas geométricos no son ni verdades a
priori ni hechos experimentales, sino que simplemente son verdades disfrazadas, o
mejor aún, convenciones. No se trata de postulados arbitrarios, en vista de que se
apoyan en observaciones, experimentos y el principio de la no contradicción; de todos
modos, no pertenecen a la polaridad verdadero-falso. Se aceptan porque en ciertas
circunstancias contribuyen a establecer la configuración verdadera de la realidad. Para
la mayor parte de los propósitos, la geometría euclideana es la más conveniente; pero
como todos sabemos, no es la única que existe. Además, no es posible ofrecer apoyo
experimental ni para la geometría euclideana ni para ninguna de las otras, porque los
experimentos sólo se refieren a las relaciones entre los cuerpos y no a las relaciones
entre los cuerpos y el espacio, o entre dos o más partes del espacio entre sí. Poincaré
sostuvo que las ciencias físicas contienen, además de elementos matemáticos,
hipotéticos y experimentales, otros más de tipo convencional, lo que había pasado
inadvertido para la mayor parte de los científicos; por ejemplo, el principio de la
inercia, según el cual en ausencia de alguna fuerza un cuerpo sólo puede moverse a
velocidad constante y en línea recta, no es ni a priori ni experimental sino que se ha
convertido en una definición y por lo tanto no puede refutarse por medio de
experimentos. Las conclusiones científicas son siempre más o menos convencionales,
en vista de que siempre hay hipótesis alternativas y lo que el investigador hace es
escoger la más económica, pero como no existe manera de saber si las propiedades
cualitativas de la hipótesis seleccionada corresponden a la realidad, no tiene sentido que
la considere como "verdadera".

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En las ciencias físicas, de acuerdo con Poincaré, hay dos clases de postulados: las leyes,
que son resúmenes de resultados experimentales y se verifican de manera aproximada
en sistemas relativamente aislados, y los principios, que son proposiciones
convencionales de máxima generalidad, rigurosamente ciertas y más allá de toda
posible verificación experimental, ya que por razones de conveniencia así se han
definido. Por lo tanto, como la ciencia no consiste solamente de principios no es
totalmente convencional; se inicia con una conclusión experimental o ley primitiva, que
se divide en un principio absoluto o definición, y una ley que puede revisarse y
perfeccionarse. El ejemplo que da Poincaré es la proposición empírica: "Las estrellas
obedecen la ley de Newton", que se desdobla en la definición, "La gravitación obedece
la ley de Newton", y en la ley provisional, "La gravitación es la única fuerza que actúa
sobre las estrellas". La gravitación es un concepto ideal inventado, mientras que la ley
provisional es empírica y no convencional puesto que predice hechos verificables. Otro
ejemplo es la ley de la conservación de la energía, que es completamente convencional
porque lo que hace es definir el concepto de energía. La predicción implica
generalización, y ésta a su vez requiere idealización. De esta manera Poincaré se opuso
a los principios a priori postulados por Kant y Whewell, así como a la idea de Mill, de
que los axiomas geométricos son proposiciones de carácter empírico.

Uno de los episodios más famosos en la historia de la ciencia, y que los popperianos
citan infaliblemente, es el relato de Poincaré sobre sus vanos descubrimientos
matemáticos en forma de ideas de aparición súbita y sin conexión con sus actividades o
pensamientos del momento, aunque casi siempre habían sido precedidas por un periodo
previo de intenso trabajo en el problema, también casi siempre infructuoso. El relato es
compatible con la teoría de la retroducción de Peirce, sobre todo porque introduce el
concepto de un "ego subliminal" que se encarga de continuar el trabajo hasta que se
encuentra la solución al problema y surge con ella a la conciencia. Pero aunque un
positivista estricto como Mach hubiera rechazado al "ego subliminal" como un ente
metafísico, el convencionalismo de Poincaré se acerca mucho al instrumentalismo y al
pragmatismo, que como ya hemos mencionado, están relacionados muy de cerca con el
positivismo.

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Bibliografía

http://www.epsilones.com

http://www.fabiozerpa.com

http://www.dlh.lahora.com.ec

http://www.mercurialis.com

http://biblioweb.dgsca.unam.mx

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