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En un tranquilo vecindario, vivía una joven llamada Sofía.

Sofía era una chica tímida que


prefería pasar su tiempo leyendo libros y soñando despierta en lugar de salir y explorar el
mundo exterior. Sin embargo, tenía una ventana que daba al jardín de al lado, donde vivía su
vecino, Luis.

A través de su ventana, Sofía observaba a Lucas todos los días. Luis era un chico aventurero y
siempre se encontraba metido en alguna travesura divertida. Desde su ventana, Sofía
admiraba su valentía y anhelaba experimentar el mundo como él lo hacía.

Un día, mientras observaba a Luis desde su ventana, Sofía notó que había dejado olvidado un
libro en su jardín. Sin pensarlo dos veces, decidió aprovechar la oportunidad para acercarse a
su vecino. Reuniendo todo su coraje, salió de su casa y se aventuró en el jardín.

Cuando Sofía llegó al libro, se dio cuenta de que era una novela de aventuras emocionante.
Mientras lo hojeaba, Luis apareció sorprendido. "¡Hola, Sofía!", exclamó con una sonrisa. Sofía
se sonrojo , pero le devolvió la sonrisa.

A partir de ese momento, Sofía y Luis comenzaron a pasar tiempo juntos. Luis le mostraba el
mundo más allá de su ventana, llevándola a emocionantes expediciones por el bosque y
descubriendo tesoros escondidos en los rincones más inesperados.

Sofía, inspirada por las aventuras de Luis, comenzó a dejar de lado su timidez y a disfrutar de
cada momento. Juntos, superaron obstáculos, exploraron lugares nuevos y crearon recuerdos
inolvidables. La ventana que los separaba se convirtió en un símbolo de su amistad especial.

A medida que pasaba el tiempo, Sofía descubrió que no necesitaba mirar a través de su
ventana para encontrar la valentía y la emoción en su vida. La verdadera aventura estaba
dentro de ella, esperando a ser descubierta. Sofía y Lucas se convirtieron en compañeros
inseparables y juntos, encontraron el valor para abrir nuevas ventanas y explorar el mundo
juntos.

El amor y la amistad que florecieron entre ellos demostraron que a veces, las mayores
aventuras pueden comenzar a través de una simple ventana. Y así, Sofía y Luis se dieron
cuenta de que el mundo estaba lleno de posibilidades, esperando a ser explorado, y que todo
lo que necesitaban era dar el primer paso fuera de su zona de confort.

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