Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ISBN 968-36-8968-X
DR© 2018. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas
Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/348/cronica_convento.html
Crónica del Convento de Nuestra Señora de las Nieves
Santa Brígida de México
editado por el Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM,
se terminó de imprimir el 30 de marzo de 2001
en Editorial y Litografía Regina de los Ángeles, Antonio Rodríguez 57-bis.
Su composición, en tipo New Baskerville de 10.5:12, 10:11, 9:10
y 8:9 puntos, estuvo a cargo de Sigma Servicios Editoriales,
bajo la supervisión de Ramón Luna Soto.
La edición, en papel Cultural de 90 gramos, consta de 1 000 ejemplares
y estuvo al cuidado de Ricardo A. Sánchez Flores
1
IV Seminario de Historia de la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País,
México, 1995, t. I y 11. Todas las ponencias contenidas en esta publicación son importantes
para el conocimiento de los vascos en Nueva España.
2 .Josefina Muriel, La sociedad novohispana y sus Colegios de Niñas, México, UNAM, Institu
to de Investigaciones Históricas, 1995.
rra, 1995.
i:i Divorciadas en aquel tiempo indicaba sólo separación formal del marido, pero sin
ruptura del vínculo eclesiástico.
11 .Josefina Muriel, Los recogimientos de mujeres, respuesta a una problem.tílim soáal novohis
fHma, México, VNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1974.
DR© 2018. Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas
Disponible en: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/348/cronica_convento.html
10 .JOSEFINA MURIEL
1:·, "Informes realizados por el arzobispado", AHCV, 5-V-7. Francisco Sosa, El episcopado
� "Compra de dos casas hecha por el arzobispo Vizarrón y Eguiarreta y sucesivas com
0
pra-\'entas hasta el siglo XX", AHCV. Documentos donados por Josefina Muriel a este archi\'o
sin catalogar aún.
� Josefina Muriel, Culturafémenina novohispana, México, CNAM, Instituto de Investiga
1
11 Pilar Foz y Foz, La revohu:ión pedagó[!;ú:a m la Nueva Esj}{liía, Madrid, Instituto Gonza
lo Fernández de Oviedo, 1981, t. I, p. 44-103.
1� Marc. A. Bukholder y D. S. Chandler, Biograjical Dictionary o/Audiencia Ministers m Lh<'
Ameriws, 1687-1821, GreenWood Publíshing Co. 1986, p. 5.
11 Enrique <le Olavarría y Ferrari, El Real Colegi,o de San Ignacio de Layo/a, México, Im
prenta Francisco Díaz de León, 1889. Documentos I y 11, p. 1 y 15, respecLivamentc.
social, que ya era grande por haber sido el juez de residencia del vi
rrey don Juan de Acuña, marqués de Casafuerte, y nombrado miem
bro honorario del Consejo de Su Majestad; se incrementó socialmen
te cuando Francisco A gu irre ingresó a la orden de Calatrava el 17 de
julio de 1737, en solemne ceremonia efectuada en el convento de la
Encarnación. 25 A sus triunfos en todos los órdenes añadiría uno más,
que lo haría pasar a la posteridad: el de fundador y patrono de un
convento. Mas éste lo alcanzaría al lado de su mujer doña Gertrudis
Roldán Maldonado, la cual había recibido de su primer marido,
Melchor Surbano, una rica herencia con la recomendación de que la
emplease en la fundación de un convento. Algu nos años pasaron sin
que se decidiese a hacerlo hasta que, inclinada hacia la orden de San
ta Brígida y directamente al convento de Vitoria, con el que la familia
de su marido habían tenido gran amistad, se decidió a que fuesen
monjas brígidas del convento de Vitoria las que bajo su patrocinio fun
dasen en México.
El relato de la fundación del convento que conocemos como Santa
Brígida y cuya iglesia se dedicó a Nuestra Señora de las Nieves, está
contenido en la hermosa crónica que publicamos. Sus páginas están
escritas por mujeres que habiendo profesado de monjas fueron nom
bradas cronistas sucesivamente.
La doctora Anne Sofie Sifvert nos dirá en las páginas de su magní
fico estudio quién fue cada una de ellas y la obra que realizó.
Cada cronista nos dejó la información del periodo histórico que le
tocó reseñar, lo hizo con la claridad del que habla con la prístina ver
dad, con honradez, con la sencillez de quien no busca la perfección
literaria ni la exaltación de su pluma, y sólo expone la realidad de los
hechos que conoce y que ama. Al hacerlo nos van dando un bosquejo
de sí mismas que sólo llega a eso: a bosquejo, porque su personalidad
total queda oculta tras sus votos de obediencia y virtud de la humil
dad. Así, podemos decir de ellas, que son mujeres que se sienten rea
lizadas en su vida monástica, que la valoran apasionadamente, sólo
pretenden con sus escritos que la posteridad conozca lo que ha sido
esa institución, de la que ellas eran parte; que los trabajos y sufrimien
tos de las fundadoras, así como la generosidad de sus patronos valie
ron la pena, porque extendieron su orden para glorificar a Dios en
estas tierras, abriéndola a las novohispanas.
La obra si gu e los lineamientos generales de todas las crónicas, dán
donos primeramente los prolegómenos de la fundación, el patronato
��. Leopol<lo Martínez Cosío, Los caballeros de las órdenes militares en MéxiuJ, México, Edi
torial Santiago, 1946, p. 223.
'2fi Doce lugares que gratuita y perpetuamente quedaban dotados para jóvenes que de
searan ser mo�jas en el monasterio, ocupando los sitios de las fundadoras.
'27.José María Escrivá de Balaguer, La abadesa de las Huelgas, 2a. ed., Madrid, Ediciones
Rialp, p. 15-309 y ss.
18 A éndice, documento 1, sobre el otorgamiento dado por los señores Aguirre, 24 di
p
ciembre de 1735.
29
Justino Fernández, "El convento de Santa Brígida de México", Anales del Instituto de
Investigaciones Estéticas, n. 35, México, 1966, p. 15-24.
JOSEFINA MURIEL.
La fundación mexicana
1
e¡: Olsson, 1973.
Comentario lingüístico
[p. 50] Nuestro gran Dios y Señor, como tan amante esposo de nues
tra Madre Santa Brixida, a mirado siempre con expezialisima y
prodixiosa prouidenzia a la Relixion que por orden de su Magestad
fundo la Santa Madre, teniendola siempre debaxo de su amparo, como
lo experimenta esta Relixion o recoleccion del mismo ynstituto, que
su regalada esposa, nuestra venerable Madre y Señora Doña Marina 2
de Escobar, traxo a España por mandato de su Magestad, para que
fuese muro y defensa de esttos Reinos de España y lugares donde vbiese
Comventos de esta Sagrada Relixion que con sus exemplos y exsacta
obseruanzia siruiesen de edificazion a los pueblos.
Y las Hixas de la Santa Madre, deseando corresponder agradezidas
a la Divina Magestad, y que sea Alabado por sus grandes obras, an
procurado sea conozido este Santo instituto y en expezial en este San
to Convento de la Magdalena, recoletas de nuestra Madre Santa
Brixida. A ynfundido el Señor vn espiritu y anelo de la maior esttension
de nuestra Sagrada Relixion, mosttrando su Magestad es suya la
mocion 3 y que [p. 51] era de su agrado.
1
Va entre corchetes el número que corresponde a la numeración de la crónica general.
� En Marina hay una a borrada entre la i y la n (Mariana). Esta cronista escribe Mariana
vanas veces.
:i Es suya la moción, entre líneas, con tinta más negra que el resto, parece añadido pos
terior.
1
Ms Mariana.
-·• La forma n11n�a aparece una sola vez en todo el manuscrito por eso la consideramos
1111a l'n·ata nm· nnnt:n.
i; Con la palabra Iglesia empieza otra mano, la de la segunda cronista, Benita Francisca.
9
Ms. aqueerde (probablemente para marcar la pronunciación [kw].
10 Los dtvolos caballeros aluden a un matrimonio, un señor llamado Juan y su esposa, que
no tenían h�jos y que vivían en Roma en el siglo IV. Una noche estos señores y el entonces
papa Liberia, tuvieron el mismo sueño. Soñaron encontrar un pedazo de nieve en el monte
Esquilino, milagrosamente, porque era verano. En este lugar Juan costeó la construcción de
una basílica con el nombre de Nuestra Señora de las Nieves. (C/ Juan Croisset, Novisimo Año
Cristiano, México, 1903).
11 Ms. lenenian.
12 dando/as como bai,a; bai,a con valor de burla (M.M.).
l!l
Niquil lransed con n entre líneas, lat. nihil lransit con valor de "que nada sea realizado".
'.!O Ms. Buela.
'.!fi Asolinas cumveni auditor con valor de "Yo, Asolinas, acepté ser el auditor".
30 Ms. dependiensia.
31 Sobre las capitulaciones, véase el Apéndice, documento 1.
32 En el Archivo General (Bienes Nacionales, leg. 242, exp. 4) se conservan documentos
sobre la elección de las seis madres fundadoras.
1:1 Madre Maria Cathalina de la Consepsion puede ser la cronista de la primera parte
de la crónica (véase el capítulo "El manuscrito y las cronistas").
:i, Ms.fracisca.
suerte que con mucho trabajo y peligro se logro el paso, pues asta de
bajo de ellos entraba la gente. Vinieron para aconpañarlas todos los
Caballeros y el Diputado general, Alcalde y Regidores, todos mui
bisarros; y entre siete y media y ocho abiso el Confesor maior que de
horden de nuestro Prelado y gu sto de esta Comunidad fue acon
paflandolas asta Cadis. Bajo toda la Comunidad a la puerta reglar con
Co gullas y Belos y las fundadoras con todo el Abito, y dijo nuestra
Reverenda Madre Abbadesa era tiempo de que fuesen saliendo las fun
dadoras por el tropel de la gente que entro al abrir la puerta reglar en
la porteria, que aunque los Caballeros andavan apartando la gente y
asiendo calle, no se podia aser lugar.
Estaba prevenido en la puerta el Secretario, Don Eugenio Angel
de Erraso, para dar testimonio de la salida de las Religiosas y todo lo
<lemas que se resa · en dicho testimonio. Acompañaba[n] el Reve
rendisimo Padre Prior de Santo [p. 72] Domingo y los dos Capellanes
al Confesor, quien, llegando a la puerta reglar, dijo en alta vos a nuestra
Madre Abbadesa que saliesen. La Madre Teresa Brigida, que luego
yncandose de rodillas y besando la mano a la Prelada tomando su
bendision, salio, llevando de la mano a la sobrina de el fundado[r], que
abraso a su padre que estaba presente. Y la llevo el dicho al coche
que estava en la puerta. Y asi de la misma forma fue llamando y
condusiendo y acomodando en los coches a las fundadoras, asiendo
todas lo mismo que la primera con su Prelada, que las levantava y daba
tiernos abrasos. Y como se a dicho, a todo asistio el Rever�ndisimo
Padre Prior que fue de grande apresio para esta Comunidad.
Luego montaron todos los Caballeros para escoltar los coches, y ia
que estaban en forma, llego al en que iba la Madre Theresa el Seflor
Diputado general, su hermano, en nombre de esta mui noble y mui leal
provinsia, a aser su legasia y dar a su Reverenda y <lemas compafleras
los plasemes y cortesanas espresiones. Respondio su Reverenda, puesta
en pie en el coche, agradesiendo esta demostrasion tan singular de la
provinsia. Siguiose [a] aser la-legasia en la misma forma, montando al
estrivo de el coche el Señor Alcalde de parte de esta nobilissima ciudad.
Mientras estaban en estas funsiones serro la puerta reglar nuestra
Reverenda Madre Abbadesa, y fueron todas las Religiosas a desaogar %
los corazones en tiernas lagrimas y suspiros por sus amadas Herma
nas. que como los corazones abian estado comprimidos con la modes
tia y Religiosidad estaban de represa; pues en el ynter que duro la
funsion de la salida ni de unas ni de otras se oio un solloso ni palabra
sino un sumo silensio que admiro a todos los presentes. Tomaron su
37 Desde aquí la segunda cronista, Benita Francisca, que ya empezó en la página 54 del
manuscrito escribe al dictado de Ysabel Antonia, la tercera cronista.
37 Desde aquí la segunda cronista, Benita Francisca, que ya empezó en la página 54 del
manuscrito escribe al dictado de Ysabel Antonia, la tercera cronista.
:i!I Las Señoras Grandes; "un Grande es el que por su nobleza y merecimiento tiene en
España la preeminencia de poderse cubrir delante del Rey. Dásele assiento en la Capilla en
banco cubierto con bancál, seguido al taburéte del Mayordomo mayór, y en las Cartas y Des
pachos le trata el Rey de Primo. Hai Grandes de primera, segunda y tercera clase, que se
distinguen en el modo y tiempo de cubrirse quando toman la possesion; cubrir a alguno es
hacerle el Rey mercer de la Grandéza: y cubrirse es tomar la possession de ella. Dixose assi,
porque los que tienen esta Dignidad se ponen el sombrero delante del Rey; Grandes llaman
en España los Señores a quien el Rey manda cubrir la cabéza, frentar en actos y lugares
públicos" (Diccionario de Autoridades).
res. Bendito sea nuestro Señor que quiso consederles este benefisio y
acresentar la Devosion de nuestra gran Madre, a quien con tanta fee
lo suplicaron, como se conosio en los efectos.
Saliero[n] de Madrid nuestras Madres por el Santuario de Atocha
adonde se apearon por adorar aquella milagrossisima ymagen de nues
tra gran Reina, Patrona de la España. Y las condujeron por el camarin
los Reverendos Padres Martines y Pua, Capellanes de su Magestad y
conosidos de las Reverendas fundadoras por aber estado de lectores
de theologia en el Conbento de Victoria. Subieronlas al trono de su
Magestad para besarle los pies y manos y tomar su bendision para aser
tan largo viaje a honrra de su Santisimo Hijo, y que su Magestad las
librase de todos los peligros de mar y tierra y llevando cada una vna
ymagen y [p. 77] [un] Rosario de esta soberana Señora, que dichos
Padres tenian puestos en sus Santissimas y piadosas manos.
Y ban mui confiadas en su amparo y que las aiudaria por su piedad
Santisima, como les susedio, por que a poco mas de una legua de Ma
drid se lebanto (con ser por la mañana) una 39 furiosa tempestad de
truenos, relampagos y piedra que paresia que se abian 40 de romper
los coches en que benian. Pues eran mui grandes las que caian con tal
abundansia de a gua que paresia caminaban por al gun rio segun se puso
el camino. Quiso nuestro Señor se serenase luego. Otras tempestades,
aunque no fueron muchas, ubo en el discurso de el viaje, que siendo
como fue en el rigor de el verano y en lo ardiente de Castilla, la Man
cha y Andalusia, para lo que otros años desia la gente, salia ser. No
abia muchas, bendita sea la providensia y piedad de nuestro Señor
que asi cuido de sus esposas.
Ya que por los hombres permitio su Magestad tantas yncomo
didades y dessasones, pues fuera de las posadas que llevamos referi
das y diremos adelante, aunque estas fueron siempre cornadas por la
caridad y afecto de los dos Combentos que dejamos dicho, Puebla, Se
ñores de Bribiesca y Madrid, todas las <lemas posadas fueron los mas
yndignos mesones o cassillas que apenas tenian adonde reclinar la ca
beza, ni aun lugar para sentarse y descansar un poco, no, por que en
al gunos lugares no pudieran lograrlo, pues la caridad de muchos las
vbiera ospedado, espesialmente Conbentos de Religiosas que lo
solisitaron. Pero la contienda de los que las condusian y no se confor
maban, pues lo que querian unos lo repugnaban otros, y por sus fi
nes 41 particulares era presiso que nuestras Reverendas Madres funda-
12
Ms. uanque.
1:1
Ms. n entre líneas.
Ms. qualro y seú.
11
avido, pero quiso nuestro Señor que aquella noche llobiese tanto con
una tempestad que vbo que se llenaron los algibes, que no ai otra agua
en el lugar.
A nuestras Madres las ospedaron en la cassa de el Obispo, que
como estaban en sede bacante estaba desocupado lo de arriba. Y en lo
de abajo abia arta gente y al gunos enfermos. La cassa era tal que los
suelos eran de tablas que no encajaban unas en otras, y asi se beian los
quartos de abajo. Por los grandes resquisios y abujeros de las tablas
subia el fedor 48 de los enfermos que eran de bomito negro, con que
pasaron sus Reverendas la noche bien afligidas, porque era yntolerable.
Y como resien desenbarcadas tenia[n] los estomagas penosos y asi [a]
algunas les hiso arto mal. A esto se añadia estar oiendo los quejidos
de los enfermos y los clamores de los que estaban aiudando a morir.
Los truenos, aunque duraron poco, bendito sea Dios, fueron tan gran
des, que pasaron con mucho trabajo.
El dia siguiente las visito el Dean de aquella Yglesia y les [p.84]
hizo la caridad de mandar que sacasen [a] los enfermos, y [a] uno que
aquella noche muria. Pero por ynstansias que le hisieron sus Reveren
das que si tenian peligro en moberlos no lo hisiese, que Dios las
libraria. Los llevaron a otra cassa ynmediata, menos a uno que estaba
mas agrabado, y quiso nuestro Señor mejorase, y todos en la ciudad
con el benefisio de el agua, que de la gran sequedad [...]. Desian era
la epidemia.
Aqui estubieron nuestras Madres trese dias mientras se probeian
los nabios de lo nesesario. Y salieron de alli a proseguir su viaje con
alguna mas seguridad por aber llegado vn nabio de guerra a otro dia
que los nuestros y se les junto para benir a Veracruz. Este yba a condusir
al Obispo de la P uebla de los Angeles, que lo era el Señor Don
Pantaleon de Abreo Arsobispo de la ysla de Santo Domingo, que de
esta Yglesia asendio a la de los Angeles. Con esta escolta se encamina
ron todos y ia no temian [a] los Yngleses y assi prosiguieron con
felisidad, asta llegar a Coa, 49 adonde por esperar al Señor Obispo que
llegase para entrar en dicha nabe, echaron ancoras en todas, y
estubieron 50 paradas asta que llegase su Yllustrissima.
El paraje es un horno y sin correr viento y asi la calor ecsesiba era
tanta que mucha jente enfermo. Y aunque en el nabio en [que] nues
tras Madres venian no toco la enfermedad, era una gran conpasion
her de los otros dos echar cuerpos a la mar, de suerte que los Capita-
18
Ms.Jertor.
l!l
Coa es probablemente Cuba.
�.o Ms. n entre líneas.
51
ante que un solo signo de paréntesis.
52 Ms. les con la s borrada.
verendas asta poco mas aia de Piedras Negras, adonde tenían· los Se
ñores fundadores sus coches esperando, abiendo embiado a resibirlas
asta Jalapa a su sobrino, Don Pedro Antonio de Mendibil y A guirre y
otro Caballero paisano. Y en su compañia llegaron a una asienda de
los Padres Bedlemitas que esta mas aia de Piedras Negras, adonde las
esperaban los Señores fundadores que salieron al camino. El Patron
en su coche llego primero, y en viendo los en 53 que sus Reverendas
benian, salto de el suio con tantas demostrasiones de cariño y lagrimas
de goso que las enternesio. Y no menos la Señora Patrona, que a poca
distansia salio de la cassa, adonde las esperaba con tanto amor y cari
ño que todo era dar grasias a nuestro Señor de su llegada.
El día siguiente continuaron su jornada para la asienda de los Se
ñores fundadores, adonde se avian de detener al gunos dias a descan
sar, por la orden que dio el 54 Exelentissimo y Yllustrissimo Don Juan
Antonio de Visarron y Eguiarrecta, 55 Arsobispo de este Arsobispado y
Virrei y Capitan general (que fue por, espasio de siete años) de esta
Nueba España, de que esperasen-alli, asta que su Exelencia Yllustrisima
señalase el dia en que abian de entrar en Mexico; para cuio efecto
embio al dicha asienda de Padres Bedlemitas dos Comisarios (que fue
ron el Doctor Don Juan Losano, Cura de la Parrochia de la Santa
Veracruz de esta ciudad, y el Bachiller Don Felis de Villanueba) a dar
a nuestras Madres la bienvenida en nombre de su Exelencia y para
que las acompañasen las jornadas que les faltaban para llegar a la di
cha asitmda de los Señores fundadores,' como lo ysieron.
Luego que llegaron y supieron en Mexico que estaban ya en la
asienda nuestras Madres, [p. 86] les escrivieron la vienbenida el Señor
Arsobispo, la nobilissima ciudad, la Real Audiensia, el Cabildo
Eclesiastico, la Santa Yquisision, y todos los Prelados y Preladas de los
Comventos, con gran gratitud y consuelo, a que estubieron al gu nos
dias nuestras Madres, hasta que su Exelencia Yllustrissima ordeno que
viniesen, lo que executaron en tres dias por estar la asienda lejos, y
porque <como> estaban algo quebrantadas de la larga nabegasion
y camino de tierra, los Señores las quisieron traer con todo regalo y co
modidad.
En este camino les partisipo la Señora fundadora el motivo mila
groso de esta fundasion. Pues, viniendo nuestras Madres en el coche
con dicha Señora, les refirio que despues de la muerte de su primer
:;:, en interlineado.
,;1 el interlineado.
:;,; El nombre del arwbispo, traducido en lat.: )oannis Anlonii de Vizarron el Eguiarrela,
véase Osorio Romero (1980:329).
:ifi
Ms. n entre líneas.
''7 Este edificio existe todavía, situado en la calle de Regina, esquina con Bolívar, y fün
cicrna hoy como hospital. Una placa en el muro tiene la sigu iente inscripción: "Se han hos
pedado en este monasterio las muy reberendas madres fundadoras de Santa Brígida de 1743."
:iK Ms. m interlineado.
''7 Este edificio existe todavía, situado en la calle de Regina, esquina con Bolívar, y fün
cicrna hoy como hospital. Una placa en el muro tiene la sigu iente inscripción: "Se han hos
pedado en este monasterio las muy reberendas madres fundadoras de Santa Brígida de 1743."
:iK Ms. m interlineado.
59 Ms. bridriera.
Señores por delante en sus coches, seguian los de las Madres ( gu ian
dolos el Señor Ximenes) con el orden siguiente:
En el primero venian las Reverendas Madres Maria Thomasa de
San Fransisco y Maria Fransisca de Jhesus con Doña Maria Fernandes
de Castro, esposa de el Fiscal de el Rey, Don Pedro de Bedoia; en el
segundo la Reverenda Madre Maria Cathalina de la Consepsion y la
Hermana Jazinta de Santa Barbara con Doña Maria de Baeza, esposa
de el Oidor Don Clemente de el Campo, y Doña Ana Maria de Lobera,
esposa de el Oidor de el crimen, Don Ambrosio de Melgarejo; en el
tersero la Reverenda Madre Juana Petronila de el Patrosinio y la Niña
sobrina de el fundador, con Doña Ana de Belasco y Gorraes, esposa de
el Oidor Don Domingo Balcasar y Doña Maria de Ribas, esposa de el
Oidor Don Joseph Madrid. Venia la ultima en una rica estufa la mui
Reverenda Madre Presidenta y primera fundadora Theresa Brigida
Edu[a]rda de Jhesus con la Señora Patrona Doña Gertrudis Roldan y
Doña Maria Cuelo y Castro, esposa de Don Pedro Malo y Villa Visensio,
Oidor Decano de esta Real Audiensia y su Presidente.
Y a las dies de la mañana llegaron a esta ciudad con repique gene
ral de todas sus campanas, estando todas las calles por donde avian
de pasar tan llenas de forlones y gente de a pie que apenas se podian
transitar, y todas sus bentanas y asoleas de la misma manera. Y asta
las Religiosas Clarisas de el Combento de Santa Ysabel subieron a su
asotea, deseosas de conoser a las nuestras, lo que no pudieron lograr
por benir cubiertas con belos. Y al pasar por el Combento de el Serafin
llagado, salio a la ca- [p.90] lle toda su Religiosa Comunidad con su
Comisario y Probinsial, quienes con otros Religiosos grabes llegaron a
los forlones en que benian las Reverendas Madres a darles las
norabuena de su felis llegada, ofresiendoles asistirlas como vesinos en
todo lo que se les ofresiese. Y despidiendose dieron lugar a que si
guiesen su derrota para el Combento de Regina, adonde esperaba toda
su Religiosa Comunidad b con Cruz y Siriales a la puerta reglar. Y en
trando en ella nuestras Benerables fundadoras (con todas las Señoras
que las aconpañaban y quedan referidas) las llevaron en prosesion al
Coro bajo, y endo tambien su Exelencia Yllustrissima con todos sus fa
miliares y el Señor Patron Donjoseph Francisco de Aguirre.
Luego que entraron en dicho Coro entono el "Te Deum 60
La[u]damus" la Musica de la Cathedral (que estaba en la Yglesia), y
acabado canto la Orasion el Señor Doctor Don Fransisco Xabier Gomes
de Serbantes, Probisor 61 y Prebendado de esta Cathedral y despues
ñ:i Don Francisco Ximenes Caro certificó las primeras profesiones (l-4 y 7- 16) en el
Libro de Ingresos.
,.,a,"',/F=;íl..ri.... �
! !
=
:·.•; ...�;�..:.---..:.:i.:.rv---- o ¡
1 0--- -----U-----:.: - --..... ···�
PLATA-BAJA: r'CALl:t:DrS.JlM Dl:I.ITRAII
61
Ms. Gerlrudes con la segunda e corregida en i.
6
Aquí termina la segunda cronista, Benita Francisca. Continúa Ysabel Antonia, terce
·"
ra cronista, la que compone y escribe más de cien páginas de la crónica.
dores y la una de estas de tan quebrantada salud 66 que solo parese fue
su yngreso para mortificazion sulla y de las demas Religiosas, pues desde
el primer dia que enpeso a seguir Comunidad se sintio tan aquexada
de el abitual dolor y desbanecimiento de cabeza que avia mucho tiem
po que padesia, y hasta entonses lo avia ocultado a nuestras Madres
fundadoras, crellendo que en entrando en la Religion sanaria por la
grande confianza que tenia de que nuestro Señor la tenia escogida para
este estado. Pero le salio vana su confianza, pues por los efectos se
conozio no era aquella la boluntad de su Magestad. Pues en 11 meses
que estuvo en el Conbento no tuvo un dia de alivio, ni dejo de curarse
mandandose 67 los mejores Midicos, y todos la desauciaron de reme
dio, aunque le hizieron muchos que solo sirvieron para aumentarle el
merito y exercitar la paziencia asi a ella como a las otras Religiosas.
Pues siendo la vivienda que tenian en Regina tan estrecha, como
queda espresado, y la salita en que estava el Nobiciado era la mas pe
queña de las dos que quedan referidas en el parrafo 91, por cuya cau
sa no cavian en ella mas que las camas tan juntas que entre una y otra
apenas avia el estrecho de un taburete pequeño.
A esto se juntava el no tener libertad nuestras Madres fundadoras
para seguir su vida regular con la perfeccion que deseavan, ni con el
retiro ni abstrazion que pide nuestro Santo ystituto. Pues quando me
nos se pensavan, se allavan con las Religiosas de Regina en su
bi[bi]enda, que guiadas de su afecto para con nuestras Madres se
yntroducian en ella a qualquiera ora del dia. Y a mas de eso enviaban
muchas beses (con recados) a sus Niñas y Criadas. Que aunque esto lo
azian por el mucho cariño y devocion que tenian a las Madres funda
doras, era a sus Reberenzias de grande mortificasion, por las razones
arriva dichas, por cuya causa yxtavan sin sesar al Señor Arsobispo y a
los Señores fundadores, rogandoles que las trasladasen al nuevo
Conbento. Pues a mas de estar guespedas con tantas yncomodidades
avia muchas 68 [p. 95] Pretendientas que deseavan tomar el Santo Abito,
y en Regina no se les podia dar por no caver mas de las que avia.
Pero dichos Señores les clavan con la entretenida de que aun [n]o
estava el Conbento en disposicion de que se pudiera pasar a el. Y de
un dia en otro lo yvan dilatando sin darle prisa a la obra, porque para
hazer la traslacion (de las Religiosas) con la soblenidad que querian
dichos Señores nesecitavan de muchos reales, y estos parese que les
faltavan. Y por esto no clavan tin a la obra.
69 Ms. concluya.
69 Ms. concluya.
aguardo todo este tiempo por her si en el clava al guna prisa a la obra
su Exelencia Yllustrisima. Pero parese que en nin gu na cosa pensava
menos, pues en el referido tiempo de los sinco meses quasi havia ce
sado la obra. Y quando salieron de Regina nuestras Reverendas Ma
dres no trabajaban en ella mas que dos cucharas con pocos peones.
Estando las cosas en este estado, y haviendo cunplido su año de
probasion y nobiciado la primera que tomo el Santo Habito (que como
diximos en el folio 93 fue la Hermana Francisca Antonia de Santa
Gertrudis, sobrina de el Señor fundador), y no queriendo dicha Reli
giosa detenerse hasta que pasacen a su Conbento, se bieron presisadas
nuestras Reverendas Madres fundadoras ha darle en Regina la
Profecion, que hizo sodlegnemente el dia 15 de nobiembre de dicho
año en manos de nuestra mui Reverenda Madre Abbadesa Theresa
Brigida Eduarda de Jesus, asistiendo a ella y cantando la misa (como
Vicario del Señor Arsobispo)70 el Señor Penitenciario, Doctor Don Fran
cisco Ximenes Caro.
Y el dia 23, 24, 25 y 26 salieron a libertad quatro N obicias 71 que
tenían onse mes de Habito. Y en cada uno de estos días [p. 97] no
sezava nuestra Reverenda Madre Abbadesa de prebenir al referido Se
ñor Vicario (que asistía a este acto) que estuviese entendido que
despues de la ultima havian de salir todas para su Conbento. Y su
Señoría, si acaso lo entendía se hasia desentendido, echandolo a la
jococidad, por mas que se lo aseberavan. Pues aun el dia 26, que salio
ha libertad la postrera, le dixeron claramente, que al otro dia havian
de salir todas, como en realidad lo executaron, en la forma sigu iente:
Enbio a llamar nuestra Madre Abbadesa ha un Caballero paisano
suyo, de quien tenia toda confianza, y le suplico que con todo secreto
y sin que nadie lo entendiese, le traxera a la portería de Regina tres
forlones, señalandole el dia y la hora en que tenían determinado salir
y les paresia Mas a proposito, para no ser vistas de las Madres de
Regina, que eran de quien mas se reselaban. Porque temían (y con
razon) que les enbarazaran la salida, asi por el mucho favor que les
hasian, como porque podían dibulgarlo y llegar a notisia de los Seño
res fundadores antes de la execusion, aunque a estos Señores lo avían
dado a entender muchas veses nuestras Madres fundadoras y su sobri
na (aunque, claramente no les desian el como), y sus Mercedes
respondían que tendrían mucho gusto en ello. 72
70
Ms. Absobispo.
71
Las cuatro novicias fueron Josepha Maria del Salbador (el día 23), Ana Maria de la
Santisima Trinidad (el día 24), Ysabel Antonia de San Miguel -la autora misma- (el día
25) y Conzepzion del Corazon dejesus (el día 26) (p. 2 del Libro de Ingresos).
7
2 Cf Apéndice, documento 7, la declaración de la Madre abadesa Theresa Brigida
77
Ms. /anta.
78 Ms. eserciorados.
79 Ms. no hera otro su contesto.
80 La carta existe en el Archivo General de la Nación, véase Apéndice, documento 5.
81 aun de que: la adición de la preposición de ante la COf!junción que es un fenómeno
frecuente en el habla popular mexicano de hoy, conocido con el nombre de dequeísmo (AJ:jona,
1979: 167 y ss.). Otros usos de de (como fenómeno de ultracorrección) se encuentran en Kany
(1969:411 y ss.).
K, Ms. Terleun.
HK Ms.fri.\Oles por/i·ijoles: se encuentra la forma.frisolya en 1492 (Corominas, 1980:282).
en el Coro, la una delante del Altar (en que eslava el Santisimo Sacra
mento y se desia Misa) y la otra donde desiamos el Oficio Divino,
huviera estado el Sacerdote en la tierra, mientras selebrava el Santo
Sacrificio.
Sea bendito por todo nuestro gran Dios, quien mobio la piedad
de los conosidos y bienechores de las Religiosas, para que con el
pretesto de Pasquas las regalasen abundantemente con abes y cosas
comestibles. Aunque por no tener donde acomodar las abes (que eran
muchas) las embiaron todas a la Señora fundadora, de cuya probidenzia
estuvieron pendientes hasta el dia en que se dedico la Y glesia, que
comenzo a correr la renta.
Señalase en embiar las Pasquas regalandonos con magnanimidad
el Señor Virrey Conde de Fuenclara, quien no contentandose con esto,
bino en persona al Conbento ha darnos la bienbenida. Y hiendo la
pobreza de el Coro, nos envio para el (al otro dia) dos ricas laminas de
bronze, de elegante pinsel y los marcos de plata sobredorada a tre
chos. Son como de una bara de alto y quasi quadradas. La una es de
nuestra Señora de el Pilar y la otra de Señor Francisco Xavier.
Y porque a estos favores no les faltase el azibar de la mortificasion
pocos dias despues bino el Señor Probisor, embiado de el Señor Arzo
bispo y aconpañado de un Notario, ha tomar declarasion juridica 90 a
nuestras Madres fundadora[s], de el motivo que avian tenido para sa
lir de el Conbento de Regina, y de el modo con que lo avian executado,
con designio (a lo que se desia) de enbiar ynforme de ello a la Corte.
Pero como la declarazion de nuestras Madres no fue conforme a
estos yntentos, no llegaron ha execusion, y solo sirvio esta demostrazion
de justificar mas la [p. 11 O] ynocenzia de sus Reverendas y afinar su
pacienzia y sufrimiento, que bien lo abian menester para oyr la
bariedad de pareseres que avia en la ciudad sobre cada cosa de estas.
Y mas quando el Señor Arzobispo se mantenia enojado y sin que
rerlas ver hasta el dia primero de marzo de el año de 1745, que vino
su Exelenzia Yllustrisima hacompañado de los Señores fundadores y
otras personas de su familia ha darnos pocesion de lo restante de el
Conbento.
Rezivieronlo nuestras Madres fundadoras de rodillas, pidiendole
perdon (aunque no tenían de que), y su Exelencia Yllustrisima con
lagrimas las lebanto, dandole[s] los brazos y una amorosa reprenzion,
bien diferente de las que avian rezivido de el Señor Ximenes.
De la dedicasion de la Iglesia
De la dedicasion de la Iglesia
iii
Ms. bridio.
!IH
En el margen derecho en manuscrito hay una nota escrita por otra mano con el texto
siguiente: "Nota. Esta Carta ecxiste orig. en un Legajo numerado con 5. y que en el d�ja
señalava. Isabel del Corazón de Maria". Desafortunadamente no encontramos esta carta.
!l!I
Ms. bridio (metátesis).
1'"1 Terno se refiere a la vestidura del oficiante, diácono y subdiácono y consiste en casu
lla y capa pluvial para el oficiante, y dalmática para sus dos ministros; "dalmática" es la ves
tidura eclesiástica de seda en general ricamente adornada, semejante a una casulla con man
gas, formada por dos anchas bandas de tela, de modo que la prenda extendida forma una
cruz; la usan los diáconos en la misa mayor y ceremonias solemnes.
101
Estos dos "obalos" son cuadros de forma oval, que se guardan actualmente en el
convento brigidino de T..,cámbaro, según nos afirmó la abadesa del convento de Tláhuac,
María del Carmen, en el verano de 1987.
101
Estos dos "obalos" son cuadros de forma oval, que se guardan actualmente en el
convento brigidino de T..,cámbaro, según nos afirmó la abadesa del convento de Tláhuac,
María del Carmen, en el verano de 1987.
io'.! Atril (Ant., "!atril" del lat. "lectorile", de "legere", LEER). Soporte en donde se colo-
ca un libro para poder leer en él con comodidad (M.M.).
11i:-1
Ms. defue Clara.
1111
Ms. colgadora.
iw, Ysabel Antonia muchas veces confunde el grupo mn con el grupo gn.
ioc; Debe ser afelpada, que viene de felpa. Clase de tela sem�jante al terciopelo, pero de
pelo más largo; puede ser de seda, lana o cualquier otra fibra. (M.M.).
referido Señor Duque, como se lo avia dado por sus propias manos el
sumo Pontifice, anterior al reynante, que es nuestro Santisimo Padre
Benedicto desimoquarto. Y [p. 120] lo mismo afirmo el Secretario de
su Exelencia en carta, que escrivio a nuestra Madre Abbadesa desde
Madrid y se gu arda en el archivo de este Conbento.
Por contener a mas de lo referido el que la autentica la cogieron
los yngleses con los demas papeles de el Señor Duque y dos cuerpos
de Santos con otras muchas reliquias, que dicho Señor traya para co
locar en nuestra Yglesia, que por los secretos juicios 107 de Dios y nues
tros pecados, anduvieron en Xamaica rodando entre los pies de los
herejes, que les quitavan la plata en que estavan gu arnecidas. Y las
arojaban con desprezio y yrricion de nuestra Santa Fee.
Que a tanto llega la desbergu enza y perfidia de estos ynfelises, de
cuyas manos libro la Divina Probidenzia el Lignuncrucis de que trata
mos. <que> Luego que llego a las de nuestra Madre Abbadesa, lo
hizo enbutir en una cruz de ebano, guarnecida con las armas de nues
tra Religion, cantoneras y rallos de plata. Y de la misma materia tiene
al pie una ymagen de nuestra Santa en el paso de sus dolores. Y sirve
esta Cruz para la Adorazion en los Oficios del viernes Santo.
La Señora Condeza de Revillagegeo, Doña Antonia de Padilla,
virreina que fue de esta Nueba España, nos dejo en muestras de su
gratitud un quadro de San Antonio de Padua, esculpido con eleganzia
con su marco de madera muy esquisita y los perfiles dorados, mos
trando su Exelencia el favor que nos hazia en algunos bazos de christal
y otras cosas semejantes, que nos envio de su palacio al tiempo de
partirse para España.
El Señor Licenciado Don Francisco Antonio de Echabarri, Oydor
Decano 108 y presidente de esta Real Audienzia, dono al Conbento un
hermoso Cmsifixo de marfil con peana y Cruz de ebano con cantoneras
de plata. Esta puesto en el Altar mayor. Y dicho Cavallero acresento esta
dadiva con un abalo de pincel con marco dorado, en que esta nuestra
Madre Santa Brigida reziviendo la Regla de mano del Salvador.
No se mostro menos liberal el Señor Ynquisidm� Don J oaquin Arias
de Revina, (consan gu íneo de nuestra Madre Abbadesa) que hizo [p.
121 J pintar (para nuestra sala de labor) la vida de Santa Maria Mag
dalena en dies quadros grandes con sus marcos dorados, ajustados a
la medida de dicha sala. Y dio para el Altar de nuestro Padre San
J oaquin un Crusifixo pequeño, labrado de madreperla, de que es
tambien la Cruz en que esta, debajo de un docel de terziopel[o] con
1117 Ms.juirion.
1118
Ms. de Cano.
1111
Ms. hamas.
111 Aqui Ysabel Antonia ha escrito una nota en la margen izquierda: Nota, aunque aqui se
dis1' que in. autentica de la reliquia de San Felis e.1· con .facultad para desir Misa y rezar del Santo,
1•xa11tmandola con cuidado el Ordinario allo no tener tal facultad.
111
Ms. corioso, asimilación.
En que se trata de las alayas que ha echo el Conbento y de las que han traido
las Religiosas
l li �jemplo de yeísmo.
118
Otra vez la escritora utiliza el grupo el en lugar de pt.
11 ii
Ms. pilud.
En que se trata de las alayas que ha echo el Conbento y de las que han traido
las Religiosas
l li �jemplo de yeísmo.
118
Otra vez la escritora utiliza el grupo el en lugar de pt.
11 ii
Ms. pilud.
1 0
� Probablemente cenefa. Banda de adorno puesta al borde de algo, de prendas de tela
como toallas o pañuelos, o alrededor de techos, muros, pisos, etc.; suele constituir en un
motivo o dib�jo repetido indefinidamente. (M.M.).
1�1 Ms. decacer.
12�
Ms. Guadalepe.
121;
Ms. sulud.
127
Ms. honeste.
12
1-1 Generalmente escribe emos, pero algunas veces utiliza esta forma antigua.
12!1
Ms. qui.
i:io Nota al margen por otra mano, probablemente la de Madre Rosalía, quien escribió
la última parte en tiempo moderno: obséniese aquí que el "Conbento" hizo nombramiento
de segundo Confesor.
1:11
En el margen: Notese.
13
:z Ms. secedio.
Porque allnque fue su muerte tan acelerada, que solo tuvo tiempo
de apretar la mano al Padre Don Juan Pardo, que por Divina
dispocizion estava en conberzazion con su Merced, quando le dio el
adcidente, razon porque pudo adsolverlo y darle la Santa Vncion, que
llevaron de este Conbento con la mayor brevedad.
Y luego que la rezivio, espiro, entre ocho y nueve de la mañana.
Era su chris- [p. 144] tiana y ajustada vida una continua preparazion
para la muerte, ocupando continuamente todo el tiempo que le sobrava
del Coro en los Confesionarios de las Religiosas y en el nuestro.
A mas de los dias de Confesion de Regla espendia 133 muchas oras
entrando en el todos los dias del año a las sinco y media de la mañana
ha reconsiliar a las Religiosas, para que, por falta de este medio, no
dejasen la Comunion cotidiana, que avia establecido en esta Comuni
dad y duro el tiempo de su vida.
Tal era su devozion con el Divinissimo Sacramento, que, porque
en nuestra Y glesia se manifestara los juebes, pagava todos ellos las
Misas de renobazion. Y clava todas las belas de cera, que tocava en
todas las funciones y entierros a que asistia. Y nos salia desir con grazia,
que no faltava de ellos, porque no perdieramos la vela.
La llama de su caridad era tan grande que espendio en socorrer
nececidades su rico patrimonio y la renta, que le clava la Y glesia, sin
recervar para si mas que lo muy precizo.
Ya dejamos dicho en el capitulo "I 4 el vien que rezivio este
Conbento de su liberal mano. Restamos referir el amor y caridad con
que nos asistio, no perdonando a trabajo ni fatiga por contentar y dar
gusto aun a la mas pequeña de esta Comunidad, con que se da ha
entender bastantemente el sentimiento, que haria nuestra gratitud por
su perdida, y en la manera que podemos reconpenzarnos tantos
benefisios con hazer muchos sufragios y oraziones por su Alma, que
en Paz descanse.
En el sigu iente año de 1752, el dia 5 de henero, ocupo su lugar el
Señor Doctor y Maestro Don Francisco Antonio Fernandes de Ballejo,
Prebendado de esta Santa Y glesia, que por su mucha literatura y gran
des partes enjugo en al guna manera las lagrimas, que por el Seúor
Gallo se vertian. Y permaneze hasta oy desenpeñando su ministerio,
conforme a la espectacion que de sus raras [p. 145] prendas se tenia, y
mostrando su desinteres en no tomar estipendio por los Oficios de
Semana Santa y demas Misas, que canta en las funciones, acresentando
este benefisio con al gunas limosnas, que ha espendido su liberalidad
i :FJ Expender, gastar, hacer expensas y gastos. Es del latín expendere (Diccionario de Aulo
rúl,ules ).
los designios del Marques, que eran de que se ynclinase a ser Reli
giosa de nuestra Horden, que fue el fin principal por que la dejo en
Victoria.
Y lo logro sin dificultad por el buen yndole de la niña, que siendo
de una candides colunbina y criandose con la adbertenzia de que avía
quedado allí para ser Religiosa nuestra, no pensava ni deseaba otra
cosa. Pero antes de que lo lograse le acaesio un trabajo, que le duro
toda su vida.
Y fue que, siendo de edad de tres o quatro años, se arrimo un día
a ver jugar a las bolas. Y no reparando en el peligro se aserco tanto,
que sin adbertirlo le dieron con una de ellas tan fiero golpe en el
quadril, que le desencaxaron el hueso y hirieron ta[n] malamente, que
despues [p. 147] de muy largas y penosas coraziones quedo coja para
siempre, sin que batieran humanas diligenzias, que solo servían de
mortificarla y aumentarle los dolores, que los padesio tales, que fue
este uno de los mayores trabajos que tuvo.
Aunque no fue solo, como beremos en el discurso de esta breve
relacion, que por no alargarla pasamos a referir su yngreso, que fue
en nuestro Conbento de la ciudad de Victoria en 22 de abril de 1709 a
los 9 [años] y tres meses de su edad.
Que siendo tan tierna y teniendo tan poca malisia, como 136 emos
dicho, ya se deja entender 137 la pureza de su Alma que procuro conser
var toda su vida, siendo tan temerosa de concienzia que escrupulisaba
de cosas menudisimas, de manera que handaba en una continua
ynquietud por confesarse.
Y era la primera que acudía al confesionario siempre que lo avía.
Y quando no, consultava sus dudas con qualquiera Religiosa, aunque
fuese una niña recien Profesa, lo que le costo tantas mortificasiones que
fue este uno de sus mayores trabajos. Pero era tanta su humildad que lo
llevaba no solo con pacienzia sino con tan grande alegria, que muchas
beses nos persuadíamos a que buscava de proposito ocasiones, para
que la mortificasen. Porque fue tan estremado en el despresio de si
misma y mal tratamiento de su persona, que muchas veses p[r]obocava
a risa, con que contentaba el deseo que tenia de ser despreciada y
abatida.
Con esta virtud, rais y fundamento de todas se dispuso para su
Profesion, que hizo en 30 días del mes de diciembre de 1715 años. Y
creciendo (con la mayor obligasion) sus virtudes la hizieron digna de
ser elegida para quarta fundadora de este Conbento [p. 148] en cuya
empresa paso a mas de los trabajos que fueron comunes a todas las
Reverendas Madres fundadoras. Y quedan referidos en el discurso de
esta ystoria los de la enfermedad de su pierna que teniendo baldada y
los huesos fuera de su lugar, ya se deja entender los dolores e
yncomodidades que padeseria en tan dilatado camino, aunque los lle
vaba con mucha Paz 138 y grande silenzio, en cuya virtud fue estremada,
de manera que aun en las recreasiones se le oyan muy pocas palabras
con que tenia edificado este Conbento, en el que fue primera Supriora,
Depositaria -y Cantora de Coro y tercera Consultora.
Este y el primero exercio hasta los dos años antes de su muerte en
que, creciendo la nimiedad de sus escrupulos, le perturbaron la razon,
trabajo que le duro hasta los ultimas dias de su vida. 139 Y lo fue muy
grande asi para su Reverenda como para toda la Comunidad, que sentia
el verla padecer los aprietos en que la ponia la delicadeza de su con
cienzia y los temores de la muerte, que eran los que la sacaban de juisio.
Pero como nuestro buen Dios es tan piadoso, permitio que en
los vltimos dias de su vida se le quitaran los escrupulos y temores, de
manera que su Reverenda misma se admiraba de la cerenidad de su
concienzia. Y todas lo tomamos por pronostico de que se acercava
su muerte, que fue el dia 11 de septiembre de 1760, a las seis y
quarto de la tarde, al mismo tiempo que la Comunidad cantaba en
el Coro la Salve de nuestra Señora, que por costitusion cantamos
despues de Conpletas, haviendo resivido dies dias antes los Santos Sa
cramentos de Veatico y estrema V ncion, con entero conosimiento y
grande jubilo de su Alma, [p. 149] que mostraba en la esterior alegria.
Esta manifesto mas el dia antes de su fallecimiento despidiendose
de las Religiosas con un apretado abrazo, que, rebosando en goso con
una apasible alegria, daba a cada una, diciendoles que las llebava en
su corazon todas señas de su futura bienabenturanza. Y el dia siguien
te, a la ora que emos dicho, llamando al Señor Confesor que la asistia,
se reconsilio brevemente. Y al acabarla de adsolver dando una peque
ña boqueada sin hazer otro estremo ni mobimiento, dio su Espiritu al
que para tanta gloria sulla lo avia criado, quedando 140 su cuerpo tan
sin horror que causaba admirasion a las que la mirabamos, mas hermo
sa que lo havia sido en vida, con un senblante tan apasible y alagueño
que clava a entender la pureza del Alma de que fue deposito.
1311
La palabra paz interlineada.
i:i!l Aunque fue depositaria, título que indica que tenía a su cargo asuntos de secretaria,
no creemos que fuera ella la primera copista, por razones de su salud, sino mús bien la ma
dre Maria Catalina.
110
Ms. do de quedando sobrepuesto.
1 11 Ms. la interlineado.
1 1� Blanco tachado.
IH La monja Maria Catharina recibe tres capítulos (25 páginas) por su biografía. Cree
1 11 Ms. la interlineado.
1 1� Blanco tachado.
IH La monja Maria Catharina recibe tres capítulos (25 páginas) por su biografía. Cree
111
Ms. liJ?:Timas.
1
''º Ms. segerio.
1; 1 Ejemplo de laísmo.
1�,2 Otro <:iemplo de laísmo.
n:i Ms. mo en como sobrepuesto.
Ordeno que por este fueran desde luego estas dos Madres un
corazon y una Alma en propagar su mayor Gloria en el Zelo y aumen
to de nuestra Religion, donde se trato del yngreso de la Madre Maria
Catharina en ella con tanta eficasia, que a los ocho dias de llegada a
Victoria le dieron el Habito a los 11 [dias] de abril del año de 1709,
siendo su Reverenda de edad de 15 años y quatro meses y de buena
salud y fuerzas, que aconpañadas de una grande viveza y habilidad
para todo ayudada de su natural docil y afable y de tan rara
yngenuidad, 154 que se puede decir, con propiedad de su Reverenda lo
que dijo Christo de N atanael, porque verdaderamente,no se allaba en
su Reverenda dobles ni engaño, con que desde luego gano las
boluntades de todas.
Y comenzo a bolar en el servisio de Dios y de la Religion profe
sando en ella a 29 de abril de 171 O años. Y sin tener un ysctante ocio
sos sus grandes talentos, la comensaron a ocupar en los Oficios de
mayor trabajo y confianza, sin dejarle un trinio de descanzo. Antes, si
por al gun adcidente faltava al guna Oficiala, le suplia el Oficio sin fal
tar al suyo.
Y le acaecio en una ocasion servir por muchos meses dos Oficios
de los mas trabajosos y en medio de esto ayudar continuamente a las
Hermanas de Belo Blanco ha amasar el pan y demas Oficios humil
des, sin faltar, de la labor de manos en que fue primorosa especial
mente en bordar, que lo hazia a dos [f]azes con tanta destreza como
los ytalianos, sin faltar del Coro sirviendolo no solo con la melodia de
su vos sino tambien en lo resada.
Porque leya y pronunciaba el latin con tanta eleganzia como el
mejor Estudiante, y haziendo tambien las ceremonias del Oficio Divi
no arreglandose a nuestras costituciones que parecian naturales en su
Reverenda, por la modestia, devocion y conpostlJra con que las hazia
sin turbarse ni embarasarze en nada.
Porque Dios, que la abia escogido para po- [p. 156] nernosla por
exemplar 155 y modelo, le dio dispocicion y grazia para todo, con tan
grande vocacion a todas las obcerbanzias de nuestro Ystituto que parecía
aber nacido en la Re[li]gion, pues para servirla parecía yncansable.
Tal era su fervor y la robustes de su salud, pues en 30 años que
estuvo en aquel Conbento, no tuvo mas emfermedad que unas
terzianas, 156 con que podía libremente soltar las belas a su estremada
rn; Terciana; especie de calentura intermitente, que repite al tercer dia, de donde tomó
el nombre. Lat. Febris lerciono. "Había entrado un Soldado á curarse unas tercianas" (Diccio-
11ario de Autoridades).
io1 "fachado.
lti'.! La n entre líneas.
1 li:�
La z tachada.
ltil
Ms. dislil11ÚÚ1.
1t,.·, Ms. tnlewnlrmdamw, y sin comillas.
culpa por el mal modo con que adbertia las faltas. Y con esto quedavan
sepultadas las que eran en ynjuria de su persona, sin que se volviera
acordar de ellas, [p. 163] sino para 170 benificiar a quien se las hazia.
Y tenia echo tan bajo consecto de si, que con averle fiado el Señor
los talentos que quedan referidos y de que ay perpetuos monumentos
en los borradores, que se guardan en el deposito, en los propositos
que se le hazen a nuestra Señora el dia de su presentacion al Templo
y en la tabla de las obligaciones que esta en el Antecoro, que todo es
de su letra 171 le paresia que en nada asertava.
Y quando hazia alguna obra de manos, pre guntaba muchas veses
si estaria mejor de otra manera. Y siempre quedava disgustada de sus
labores, porque su mayor gusto eran los Oficios humildes. Por eso siem
pre que podia, no se le caya la escoba de las manos, barriendo no solo
los Coros y Sachristia sino tambien lo demas de la Casa hasta linpiar
los caños.
Y esta era su recreasion, quando hiva con todas a la gu erta, que
mientras nos divertiamos con las flores, su Reverenda linpiava las
targeas mostrando especial complacenzia en semejantes exercisios.
Y aunque nosotras la tendriamos grande en referir muy por me
nor todas sus virtudas, no lo permite la vrevedad con que escrivimos.
Y en lo que se ha dicho de estas dos, que la vna es Reyna y la otra raza
y fundamento de las demas, se puede conoser el grado en que tuvo
las otras. Pero no omitiremos el tratar de su castidad y pureza por
haverla acreditado Dios (despues de su muerte) con un caso raro.
Y fue que queriendola amortajar al mudarle la camisa, no adbir
tieron en que por ser la advertura grande, podia por ella registarse el
cadaver, pero aqui lo admirable del prodigio que dejo asombradas a
tres Religiosas que asistian a este ministerio, lebantando la difunta su
mano diestra asio con ella los dos cavos de la adbertura. Y serrandola
sobre el pecho la estuvo teniendo hasta que acavaron de vestirla, en
ceñandonos con esto (despues de muerta) el recato que <levemos tener
en una materia tan delicada, que el mas legero ambiente la empaña.
Por eso su Reverenda aborrecia tan de veras el visio contrario, que
con tener tan grande caridad del proximo como emos visto, que se
lastimaba sobremanera de sus trabajo[s], de los que eran originados
por aver yncurrido en este visio. No solo no se conpadecia, sino que
haziendo un grande estremo bolvia a un lado el rostro y escupia
tratandolos de sucios.
medi- [p. 165] camento casero, hasta que llego a estar tan estenµada
que no pudiendo dicimular la gravedad de su dolencia.
Se rindio (a persuacion de las Religiosas y por orden de la Prelada)
a her al Medico y quedarse en la emfermeria ( el dia 26 de nobiembre
del referido año) donde padecio por tiempo de dies meses, lo que no
es facil de esplicar en pocas palabras. Porque a mas de que los medi
camentos le yrritavan, el achaque en ves de aliviarla se le hizo un tu
mor en la puente del pecho, que paresiendole[s] a los Medicas y
Sirujanos que con abrírsela sanaria facilmente.
Le hizieron la operacion, que no sirvio sino para darle en que
mereser a la paciente, que sufrio los rigores y efectos de la cirujia has
ta el vltimo dia de su vida con tanta pacienzia, que en lugar de quexarse
disminuya su trabajo diciendo que no era grande el dolor que sentia,
aunque se le apretaban con pre guntas (por no faltar a la verdad).
Confesaba llanamente el grande tormento que padesia, no solo
en la herida del pecho sino en otros dolores que le ocasionaba la prin
cipal dolenzia, y en dos llagas que al fin de sus dias le hizo en el lado
derecho la continuacion de estar acostada sobre el. Y quando las emfer
meras no podian curarla sin lagrimas, a su Reverenda no se le oya el
menor "ay"
Tal era _el amor con que padesia por Christo, de culla 173 Sagrada
pacion fue muy devota, en particular de las sinco precios[i]simas lla
gas que resivio en la Santa Cruz. 174 Y parese que en premio de esta
devocion le consedio su Magestad el que en alguna manera lo himitara
en el padeser, que nos lo haze mas berocimil el que ni para morir se le
aliviaron los dolores, como sucede a todos los que llegan a este transe.
Antes a su Reverenda le sobrebino, dos dias antes, un bemente y
estraordinario dolor en la cabeza, que le mortificava mas en el serco
de ella, con que parese quiso el Señor darle a gustar del tormento,
que su Magestad padesio en la coronacion de espinas.
Pues para no apartar nuestra paciente de su memoria, este, ni los
demas tormentos, hazia que le leyeran todos los dias al gun paso de la
Sagrada pacion, mostrando grande ternura y conpacion al oirlo ala
bando al Señor con amorosos afectos y ensendidas xaculatorias, que
mostraban bien el fuego de caridad que ardia en su pecho. Que era
tal que no contentandose con lo que padecia de mano del Señor,
thomaba por la suya resias diciplinas, lebantandose para ello de la
cama, despues de que la avian vntado y echo barios medicamento[s],
como lo afirman contestes al gunas Religiosas, que [p. 166] por casua
lidad oyeron los golpes. Porque su Reverenda lo hazia con tanto secre
to que esperaba a que la Comunidad se fuera a Maitines. Y enbiando
a ellos a las emfermeras despedia a la[s] Hermanas, con pretesto de
que quena recogerse.
Y ya que emos tocado el punto de su rara mortificasion, no pasa
remos en cilenzio la que exercio tomando quantos medicamentos le
ordenaba el Medico, aunque fueran muy asperos y le hizieran (ebidente
daño, respondiendo a las que querian persuadirle que los dejara: "El
Medico que lo entiendo ha mandado que se aga asi."
Lo mismo observava en la comida, que con padeser tan suma
ynapetensia que el comer le era de grandisimo tormento, comia lo
que le daba la emferrilera, haziendose grande biolensia y ofreciendole
a Dios este trabajo. Aunque no era menor el que le ocasionaba la sed,
que es yntolerable en los que padesen el achaque de que adolesia su
Reverenda, quien la sufrio con tan grande costanzia y mortificasion,
que nunca exedio de la vevida que el Medico le permitia. Antes mu
chas veses no la thomava toda, diciendo a la que se la ministraba: "De
jemos este trago por amor de Dios."
Que esta palabra no se le caia de la boca, claro yndisio de la actua
lidad 175 con que handaba en la Divina presenzia, haziendo todas las
cosas en Dios y por Dios, que a no ser asi no huviera podido llebar
con tan grande pacienzia y conformidad) 176 las dos mayores
mortificasiones que tuvo en el discurso de los dies vltimos meses de su
vida, originadas de su mucha humildad y del grande amor y fervor,
con que servia a la Religion procurando con ynfatigable tesan su ma
yor obserbanzia.
Esto la tenia como en una prenza en la estrecha Clausura de la
celda. Y quando le clava (al guna legera) tregua su achaque, se aparesia
en el Coro, como 1 77 lo hizo la vispera y dia de la Purificasion que oficio
la terzia y visperas cantadas. Y anduvo en 1 78 la Prosecion sobresalien
do entre todas su vos. Pero queriendo comer en refectorio le faltaron
las fuerzas. Y fue nesezario que la subieran a la celda con arto senti
miento suyo y de toda la Comunidad, que deseava tener el consuelo
de que la presidiese en todos sus actos.
Lo mismo le sucedio el domingo de Ramos y jueves Santo, que
haviendo asistido a todos los Oficios con yntento de yr al refectorio, la
9
17 Ms. acumpañando.
itio Debe ser septica; portadora de gérmenes infecciosos (M.M.).
[p. 168] Pero el mayor torcedor para su Reverenda fue su rara hu
mildad, que con el bajo consecto que tenia de si, le apretaba la cuerda
de mancha que esclamaba (con lagrimas): "Bendito sea Dios, quando
pense yo que avia de llegar a este estado, en que no puedo servir de
nada, y de todas maneras soi tan grabosa a la Comunidad," y bol
viendose a su Magestad con una amorosa quexa le disia: "Señor, hasta
quando e de estar dando que hazer, tan ynutil, sin servir de nada."
Por esto qualquier servisio que le hazian le servia de grande
mortificasion, diciendo que era demasiado para lo que su Reverenda
meresia, que no servia mas que de dar cosijo. Y que a ser a la Comuni
dad la que estava tan lejos de cansarse, <que> handaban todas a por
fia para servirla.
Y se tenia por afortunada la que podia darle al gun alivio, porque
cada una tenia hinculados los suyos en la conservacion de una vida tan
hamable y nesesaria para todas, que handaban azoradas y afligidas con
el temor de que la avian de perder muy presto, por las señales
estraordinarias que pronosticaban la sercania de su dichoso transito y
se esperimentavan cada dia con asombro, porque a mas de las que se
han observado que atesede[n] a la muerte de las otras Religiosas, que
son tocarse por si solas las campanas de la torre y oyr la Comunidad
desde el Coro alto golpes como de clavar el caxon en el bajo.
En la [muerte] de la Madre Maria Catharina comensaron los presa
gios, desde que se le descompuso el estomago, que como queda referi
do fue seis años antes, en cuyo discurso oian sus pasos las, que la
ayudavan en la Sachristia estando su Reverenda ausente. Y les sucedio
mas de una ves que por estar seguras de que no avia de yr alli [a] aque
lla ora, se ponian a hazer alguna cosa que no querrian que la supiera.
Y luego oyan de ynprobiso sus pasos con tanta ebidensia, que asus
tadas escondian lo que tenian entre manos, porque no las cogiera con
el vrto en ellas. Y luego hallaban (con mayor asombro) que su Reve
renda eslava en la sala de labor y en la Sachristia no; avia entrado otra
alguna, para cuya haberiguacion hazian (con prestesa) esquisitas pes
quisas, las que repitieron con mayor exacion en una ocasion, que vie
ron entrar por la puerta una Religiosa, que se les desaparesio luego.
Mas que esto esperimento una Religiosa, que [p. 169] asistio en la
Sachristia los mismos años que su Reverenda, porque allandose sola
en el quarto principal, oyo claramente los pasos de la Madre Maria
Catharina, que se encaminaban a los otros quartos. Y creyendo que
era su Reverenda le comenso ha abiar en vos alta, avisandole que estava
alli, y lo que asia.
Y en lugar de respuesta oyo en dichos quartos ruydo como de que
trasteaban. Con esto se confirmo en el juisio, de que era su Reverenda. Y
Hendo alla para ayudarla, allo dos aposentos serrados hasta las bentanas,
y abriendo no allo alma biviente. Y llendose de alli a la guerta allo a la
Madre Maria Catharina en su ordinario exer[ci]sio de linpiar las tarjeas.
(Fue esto al prinsipio de los seis años) en cuyo tiempo fueron
ynumerables las veses, que dicha Religiosa esperimento semejantes
ruidos. Porque allandose sola en el plancheador oya los pasos y trasie
go de trastes en el quarto de adentro, y otras veses en el principal
abrir y serrar los caxones estando las dos puertas serradas y la Comu
nidad en el Coro.
Y esto era con tanta continuasion, que muchas veses, en lugar de
asustarse, se enfadava, sospechando que seria al gun Duende que
pretendia ynquietarla. Porque el grande amor que tenia a la Madre
Maria Catharina no le clava lugar a pensar, en que serian anuncios de
su muerte, aunque esperimentaba con ebidenzia, que todas eran re
presentaciones de su persona.
Y con mayor bivesa el año cabal antes de su muerte que estando
su Reverenda en el Coro resando Sesta con la Comunidad, la referida
Religiosa ( que se avia quedado encarrujando) oyo los pasos, que se
encaminaban al quarto principal y ynmediatamente thomar las llaves,
abrir la puerta, el tornillo y caxon por donde se dan los ornamentos,
poner los Calises y xicarlas sobre la mesa con los otros trasiegos co
rrespondientes, a recoger los recados de las Misas, con tanta claridad,
que formo juisio de que nuestra Madre Maria Catharina havia bajado,
llamada del Sachristia para alguna cosa presisa y quedadose a thomar
los ornamentos. Y llendo a verla hallo que estaba el quarto serrado y
las llaves gu ardadas en su lugar, lo que esperimento en adelante tan
tas veses, que si se huvieran de escrivir fuera nesezario otro libro.
Por este mismo tiempo estando otra Religiosa (con la Comunidad)
en el examen de medio dia. Abrio los ojos que tenia serrado[s] y vio en
medio del Coro, tendida como muerta y con las manos juntas sobre el
pecho, a tina Religiosa que no conosio.
[p. 170] A la misma le sucedio otro dia que por aver llamado a la
Comunidad abrio el Coro a las quatro de la mañana, y se allo en el a
una Religiosa puesta de rodillas delante del Altar, a cuya vista despa
borida le bolvio las espaldas.
El disernir como se obran estas cosas, y quien las obra, pertenese
a los theologos y a nosotras el referirlas llana y sinzeramente,
adbirtiendo que estamos tan lejos de hazer misterios, donde no los ay,
que con grande dificultad damos asenzo a semejantes viciones.
Pero estas fueron tan notorias y tienen tantos y tan abonados
testigo[s], que seria grosera desatencion poner en ellas la menor duda,
como no la ay en averse tocado por si solas las campanas repetidas
veses, siendo la mas notable a seis de febrero de este año de 64, a las
dos y media de la mañana, estando el tiempo sereno si[n] ayre ni rui
do de hanimales en la asotea.
Dio siete o ocho campanadas la esquila gran[de]. La noche ante
cedente no pudieron moberla entre muchas Religiosas (que se empe
ñaron a ello por estar enrredada y ser necezario, quando esto le susede,
que suba un hombre al campanario para desatorarla[)].
En el mismo mes ymmediatamente a que apagaron la luz despues
de leido el punto para la Orazion de la mañana, sintieron tres Religio
sas, que estavan en la reja ynmediata a la puerta, que entraba en el
Coro una Religiosa que pasando por entre todas asta la misma reja,
obligo a la que estava pegada a ella, a que se apartara para hazerle
lugar. Y sintiendo que se le ponia cave si crello, que era alguna de las
que no se lebantaban a las quatro por emfermas y queria a escuzas de
las Preladas, si le hazia notable daño.
El mismo juisio formo la que estava quasi en la misma puerta, pero
picandole la curiosidad de saver quien era, se estuvo en sentinela es
perando a que entrara alguna luz por las bentanas para reconoserla.
Pero con la luz vio frustradas todas sus diligenzias, porque no havia en
el Coro ninguna mas de las, que estaban antes de que mataran la luz,
cresiendo con esta desengaño el deseo de aberi guar la causa.
Y aunque la jusgaba sobrenatural, repitio las diligenzias en los dias
subcequente[s], en que esperimentaron con asombro lo mismo que el
primero. Pero la que en este le hizo lugar para que se yncara, no la
espero el segundo, porque en sintiendo los pasos corrio despaborida
a lo mas retirado del Coro.
La terzera que estaba en la reja no hizo la menor de- [p. 171] mos
tracion, ni dejo su puesto, dando por razon que desde luego avia cono
sido, que eran los pasos de la Madre Maria Catharina. Y creido que,
como su Reverenda era tan obserbante y en la ocazion por estar emfer
ma, no podia asistir en el Coro, benia su Angel de Guarda a representar
su persona.
A fines de mayo, estando la Comunidad en Maitines, oyo los gol
pes del Coro bajo, y pocos dias despues en la caxa del Nacimiento
(que esta a espaldas de las sillas del Coro ysquierdo) sonar unos
golpesitos como de quien llama con tiento, que duraron todo el tiem
po que se resaron los Laudes y sufragios, que alabados acudieron las
Religiosas a essaminar la causa con luzes en Nacimiento y lo demas
del Coro. Pero no allaron cosa que pudiera causar el referido ruydo
que se repitio otro dia antes de las tres de la tarde.
Era la ymagen de nuestra Señora (que esta en dicho misterio) el
himan del corazon de nuestra Madre Maria Catharina. Y por eso to-
(como se ha dicho) hasta que se costipo, el dia que se dieron los Ofi
cios. Y deslumbrado el Medico hizo el desatino de hazerle tomar to
das las bebidas enfriadas con niebe, con que le cresio el resfriado y se
le serro el pecho, por lo qual le ordeno segunda ves el Sagrado Beatico
a primero de junio y la estrema Vncion a ocho.
Ambos Sacramentos resivio con singular devocion y reberenzia,
respondiendo a todo lo que desia el Ministro, con mucha humildad y
no menos edificasion de la Comunidad, que la asistia con copiosas
lagrimas. Y desde este dia se persuadio su Reverenda, a que tendrian
fin los suyos muy presto, con esto pidiendo una Toca, Belo y Corona.
Se lo prendio con sus propias manos en la cabeza. Y llamando a la
Ropera se la dio con la Cogulla, diciendo que con aquello la havian
de amortajar para enterrarla, que lo guardase junto para quando
llegara el caso.
Y a la Sachristana le adbirtio las belas que avia de dar para la Co
munidad y para los Sacerdotes, con todas las <lemas cosas tocantes al
entierro de las Religiosas, adbirtiendole aun las mas menudas
circusctanzias.
Y lo mismo a la Cantora de Coro, diciendole lo que havian de can
tar a el entrar con su cuerpo en el Coro. Y todo con tanta entereza
como si no hablara de si, procurando cada dia vnirse mas estrecha
mente con su Divino Esposo y deseando con amorosas ansias su benida.
Asi paso hasta seis de septiembre, que por estar muy agravada le
administraron terzera ves el Santisimo Beatico y la estrema Vncion,
cresiendo en su Reverenda las admirables dispocisiones con que lo
resivio las otras, pidiendo perdon a la Comunidad con pocas palabras
[p. 173] pero con mucha humildad y sumision rematando con desir:
"Y que no se aquerden de mi sino para cumplir lo que ofresimos en la
Profecion."
El dia trese de dicho mes pidio que le llevaran las ymagenes del
Señor de la cologna de nuestra Madre Santa Brigida, que estuvieron
em frente de su cama hasta que espiro. A 16 le dio al Medico las grazias
de la caridad con que la avia asistido, despidiendose del con su acos
tumbrada entereza de que quedo muy edificado y conpungido,
haziendo misterio (no sin fundamento) el que haviendo estado su Re
verenda (al pareser de el) tantas beses en el vltimo estremo, no avia
echo semejante demostracion hasta la presente.
La tarde de esta dia (que fue domingo) pidio su Reverenda que,
presente la Comunidad, le dexeran la recomendacion del Alma. Que
ayo respondiendo a la Letania con tanta atenzion, que como el Señor
Confesor seguia por el Breviario el Orden de la Yglesia en la
ynvocasion de los Santos, no se acordo de nuestra Madre Santa Brigida.
11i::1 Hie.rta puede ser abierta. Abierto, ta; vale también desembarazado, patente, llano,
espacioso y libre de qualesquier embarazos y tropiezos (Diccionario de Autoridades).
1111 Ms. supullaronla.
Aun [n]o avia esta Comunidad enjugado las lagrimas, que vertia a fuer
za del dolor de verse privada del magisterio y direcion de su terzera
fundadora, la Muy Reverenda Madre Maria Catharina de la Con
cepcion, quando con mayor golpe la hirio (en lo mas sencible) aquel
Señor que, gloriandose de ver padecer (con pacienzia) a sus escogi
dos, les remunera la toleranzia de unos trabajos con embiarles otros
mayores para aumentarles el merito y la Corona, cuyo conocimiento
solo puede servirnos de consuelo en el fallecimiento de nuestra Muy
Aun [n]o avia esta Comunidad enjugado las lagrimas, que vertia a fuer
za del dolor de verse privada del magisterio y direcion de su terzera
fundadora, la Muy Reverenda Madre Maria Catharina de la Con
cepcion, quando con mayor golpe la hirio (en lo mas sencible) aquel
Señor que, gloriandose de ver padecer (con pacienzia) a sus escogi
dos, les remunera la toleranzia de unos trabajos con embiarles otros
mayores para aumentarles el merito y la Corona, cuyo conocimiento
solo puede servirnos de consuelo en el fallecimiento de nuestra Muy
1115 En el capítulo siete de la crónica se llaman los padres don.Joseph de Sarria I>-aternina
y Liques y doña Maria Ana Thomasa de Ynarra y Atodo, cf Sifvert (1992: 81, 82).
IK6
Ms. eslrano.
Por eso quando apenas contaba seis años de edad queriendole cor
tar el pelo porque adolecia de unas (mortales) biruelas. Y defen
diendolo su Reverenda con muchas lagrimas, porque lo tenia muy agra
ciado. Se balieron de la Beata de nuestro Conbento para que
suponiendo un recado de la Madre Abbadesa le significara de su par
te, que nececitava del pelo para hazerle [p. 179] una cabellera al Niño
Jesus, a que respondio pronta nuestra niña: "Para el Niño Jesus, si,
que me corten luego, espere vsted la llebara."
Con tal generosidad pago al Divino Niño las primacias del encen
dido amor, con que le sirvio hasta el vltimo haliento de su vida, acion
que le premio su Magestad, no solo con conserbarle la vida del
pestilencia! contagio, que en aquella ocacion la quito a muchos, sino
que le restitullo milagrosamente la vista, que, al parecer del Medico y
demas personas que la asistian, havia perdido. Porque le cargaron tan
tas biruelas en los ojos, que en muchos dias no pudieron conse guir
que los abriera por mas medicamentos que le aplicaron, hasta que,
acudiendo sus padres a los Divinos con repetidas ofrendas y prome
sas, los abrio de ynproviso tan claros y hermos[os], como si no huviera
padesido ningu n mal atribullendolo todos ha ebidente milagro.
No fue menor el que obro la Divina Probidenzia (4 años despues)
para conserbarle la vida en ebidente riesgo de perderla. Porque estan
do su Reverenda jugando a las matatenas con otra niña de su edad, al
tiempo que ynclino la cabeza para echarlas, le disparo una pistola un
deudo suyo (de pocos años y menos cordura), con que no adbirtiendo
en lo que hazia, pasaron las balas por encima de la espalda de nuestra
Madre con tanta ynmediacion, que sintio en ella el fuego de los tacos y
polvor ': rie manera que callo en tierra sin sentido. Y crellendo su ma
dre que estaba herida de muerte, al registrarla la allo sin ninguna lexion.
Este pasaje referia su Reverenda muchas veses ponderando la
Probidenzia del Señor en hordenar que bajara por casualidad la cabeza
al tiempo, que ha no haverlo echo asi se la huvieran traspasado las balas.
Ya en este tiempo la havia llamado su Divina Magestad con par
ticular y sencible mocion, para que le sirviese en nuestra Religion, a
lo que se puede ynferir de lo que oymos a su Reverenda en diver
sas 187 ocasiones.
Dijonos en una, que quando le dio la gana de entrar Monja, le
sobrevino tal copia de lagrimas que no haviendo podido reprimirlas,
havian puesto en cuidado a sus padres y a toda la familia, que, pen
sando que le havia asaltado al gu n dolor o otro ynfortunio, no sesaban
188 Esta información sobre la habilidad de la madre abadesa de saber pintar, nos hace
ercer que fue ella quien pintaba, en la segunda hqja de la crónica, el escudo de la orden
hrigidina, con una corona en la parte de encima y sus cuatro cuarteles de colores plata, oro,
azul y rojo, con la inscripción siguiente: HAEC SUNT ARMA MILITIAE ET RELIGIONl'
NOSTRAE, en tinta rqja. C{ la reproducción en la tapa anterior de la tesis de doctorado de
Sifrert ( 1992).
IH!l Puede ser huelga del verbo holgar. Cessar en el trab�jo, suspender la labór, o no te
ner que hacer (Diccionario de Autoridades).
l!Hi
Las últimas letras la en tanta sobrepuestas.
l!Hi
Las últimas letras la en tanta sobrepuestas.
Porque tiene unidos los piesitos a la misma peana, como que todo se
labro de una pieza.
Su estatura fue de poco mas de un palmo. Tiene en la mano dere
cha un bordan de Peregrino con su calabasito pendiente y en la
ysquierda un mundo. Esta bestido con tunica talar esclavina y sombre
ro caido a la espalda. El rostro lo tiene muy agraciado con mages
tuosidad, el color encendido y los ojos asules, el pelo rojo y en la cabeza
una diadema de plata sobredorada, con tres esmeraldas. Y de la misma
materia es el bordan y calabazo, que aunque de Victoria lo trajo de
madera, aqui se lo hizo con ricos vestidos y una peana de plata nues
tra Madre Abbadesa, a quien con licenzia de la Prelada de Victoria se
lo dejo encomendado la Religiosa viuda quando muria, que fue pocos
años despues de que nuestra Madre thomo el Habito.
Y desde entonses se encargo su Reverenda de su adorno, siendo
todo el blanco 191 de sus amores, razon porque lo eligio para t[r]aerlo
consigo a esta fundacion sin apartarlo de si, hasta que lo coloco en el
Altar principal del Coro de este Conbento, como triunfante y bencedor
de todas las dificultades que opuso el comun enemigo para la
consecucion de tan grande obra.
Que porque se refieren largamente desde el capitulo octavo hasta
el duodesimo de este libro, no las repetimos aquí 192 contentandonos
con ynsinuar, como todos los golpes de pesadumbres, cuidados y ne
gocios descargaba sobre nuestra Madre, como cabeza del cuerpo
místico de sus compañeras. Que a no tener un corazon tan magnanimo,
fortalecido de la Divina gracia huviera desfallecido con el peso de tan
tas tribulaciones. Pero estas le servian de estimulo para exercitar con
mas perfecion las virtudes que ya refiero.
Luego que su Reverenda hizo en su Profecion los tres ecenciales
votos de la Religion, se aplico con la mayor exacion a cumplirlos, como
lo conprueba un papel escrito de su mano, que se le allo despues de
muerta, colgado al cuello dentro de una bolsita de badana, tan gasta
do y rotos los dobleses que dan a conocer su antiguedad, el qual tras
ladado a la letra clise asi:
[p. 184] "Jesus, Maria,Joseph, Brigida, Catarina, Franciscos Xavier
y Asis. Yo, Sor Theresa Brigida Eduarda de J esus, hago Profecion y
l!II
Metaphoricamente significa el o�jéto a que se dirígen nuestros afectos, o el fin a
que se caminan con reflexión nuestras acciónes, o nuestros pensamientos (Diccionario de Au
toridades).
1'12 La estatuita del niño Jesús peregrino se menciona en la página 82 de la crónica,
capítulo ocho, y fue la que la abadesa tenía en su mano, haciéndo la señal de la cruz, cuando
encontraron el enemigo inglés durante su viaje marítimo en el año de 1743. Cf Sitvert
(1992:98).
l!l'.l
Ms. me.
l!ll
Ms. per.
19
� Ms. encubril.
l!ki
Ms. y�necelsio.
l!I?
Ms. tachado.
l!lK
Ms. gastigandolo.
CAPilVLO DECIMONOVENO[XXV]
CAPilVLO DECIMONOVENO[XXV]
En que se trata del estado en que dejo nuestra Muy Reverenda Madre Abbadesa
y primer[aj fundadora, las cosas del Conbento y de las alajas que dieron a el
en el tiempo de su Gobierno diferentes 214 vienechores
�11
Ms. deferentes.
21•• Xeme; la distancia, que hai desde la extremidad del dedo pulgar a la del d1·do índi
ce, que sirve de medida. Viene del latino Semis, o Semipes (Diráonrniu de Autoruiru/,--. -
�11•
Ms. t;1chado.
(que tiene mas de una terzia) para dar agua [...] manos al Sacerdo
te que celebra en las solegnidades. Y para la del Corpus mando hazer
dos faroles de plata con hermosos hidrias.
Y aunque en los folios 126 y 128 digimos que los Altares de nues
tra Señora de Aranzazu y de Señor San J oseph los costearon los
vienechores que alli se espresan. Haviendose deslucido con el curso
del tiempo y no ciendo de la moda ni acomodados al tamaño de los
arcos, eran lunares que afeaban la Yglesia, por culla razon nuestra
Madre Abbadesa mando labrar otros mucho mas pulidos y hermosos
bajo de la misma adbocacion que tenian antes, añadiendoles quatro
efigies grandes (de talla) a cada uno. Y le echo a nuestra Señora de
Aranzazu una bidriera que costo 100 pesos y mucho mas las del nicho
de Señor San J oseph, sobre cuyo retablo se puso un lienzo del patrocinio
con marco dorado que llega< s > hasta la bobeda, y otro de la Purissima
Concepcion, ygual en todo al que acabamos de referir, encima del Altar
de nuestro Padre San J oaquin que los dos y el retablo de Señor San
Joseph cosctaron como 1500 pesos, de los quales dio de limosna 340
el Señor Arzobispo Don Manuel Ruvio que de Dios gose.
Y aunque en el folio 121 se clise que no havia dado su Yllustrisima
ninguna alaja a este Conbento, despues del referido año de 55 nos
dono un primoroso relicario de plata, echo en forma de Custodia que
tiene dos terzia..; de alto y en medio una cera de Agnus con su bidriera
y en el circulo .res nichos con guesos de diferentes 217 Santos, cuyas
autenticas se guardan [p. 198] en el archivo de este Conbento. Y las
enbio a el su ' llustrisima con dos ymagenes de nuestra Señora de
Guadalope 218 t chas de pasta de reliquias de Santos. Y para que estu
vieran con decenzia les mando hazer nuestra Madre Abbadesa dos
obalos de plata de mas de media vara de alto con sus bidrieras.
Y para acompañar el relicario mando hazer otro en todo ygual al
que embio su Yllustrissima. Y uno un poco mas mediano en que se
coloca una reliquia de nuestra Madre Santa Brigida, que nos trajo de
Roma guarnecida en plata de filigrana el Padre Francisco Seballos, Pro
feso de la Sagrada conpañia de J esus.
Y para concluir con las alajas con que su Reverenda enrriquesio la
Yglesia, dejando los tizues de oro que mando pintar para el Altar ma
yor y otras muchas cosa[s] que por no alargar demasiado este capitulo
se omiten. Referiremos solamente la primorosa Cruz de christal, que
con su peana de lo mismo llena de guesos de Santos Martires y las
�17 M s. deférenles.
�18
Ms. G1uidalepe.
:!I!l
La nen vieran sobrepuesta.
22º Aquí termina la tercera escritora, también autora. En esta su última página nos ex
plica varios detalles acerca de la génesis de la crónica.
221 Este capítulo lo escribe la cuarta escritora y autora, Ines Joachina de Señor San
:!I!l
La nen vieran sobrepuesta.
22º Aquí termina la tercera escritora, también autora. En esta su última página nos ex
plica varios detalles acerca de la génesis de la crónica.
221 Este capítulo lo escribe la cuarta escritora y autora, Ines Joachina de Señor San
222 Aquí en el manuscrito hay una nota, escrita en la margen izquierda por Rosalía del
Patrocinio de Nuestra Señora, añadida después de 1944: véase aquí el prinsipio de 3o Confesor
y Cappelan de Altar.
223 Todavía no se ha establecido la diferencia de ortografia entre a y ha.
w; Debe ser cartulina; material consistente en papel grueso o cartón delgado, flexible y
más suave y de mejor calidad que el llamado corrientemente cartón (M.M.).
229Tachado.
230 Don Pedro Antonio y su hermano Don Manuel Antonio (de Mendívil y Aguirre)
eran ambos sobrinos del fundador, Joseph Francisco de Aguirre. Lo eran también Juaquín y
su hermano Agustín (de Mendívil y Aguirre), los que acompañaron a las madres fundadoras
de Vitoria hasta México. Se puede conjeturar por eso que los cuatro eran hermanos.
231 Ms. otros interlineado.
2 :12 Aquí empieza la parte E de la crónica. La autora escribe las páginas 206-230. Con
respecto a lo que se sabe acerca de la redacción de esta parte, coinciden la letra y los datos
biográficos con una monja que nació en 1747 en la ciudad de México. Se llama María Antonia
de San Pedro, entró en la comunidad en 1770, profesó en 1771 y murió en 1822. Podemos
suponer que aquí tenemos a la cronista de la parte E.
2:n Sólo doce años después de la muerte de Theresa Brigida, es decir en el año de 1777,
murió la 'hermana J asinta de Santa Barbara, la sexta de las fundadoras del primer convento
brigidino en México. Su muerte no se menciona hasta en el capítulo 31, p. 225. Quizás por
ser ella sólo hermana de velo blanco y no madre de velo negro.
:ni En el capítulo VII de la crónica sus nombres se escriben: don Pedro Teleche y doña
Maria Martines de Murgia vesinos de el lugar de Sarria en el valle de Suia (véase Sifvert
1992:82).
:ff; "fachado.
rn, Este signo de interrogación existe en el manmcrito, como también en esta parte hay
cierta puntuación (aunque no con mayúscula detrás del punto) y tendencias de dividir el
texto en partes menores. Esta autora w;a tambien guiones de esta manera: =
na, exercio los Oficios de Tornera y Portera mayor y dos años y dos
meses el de Maestra de Navicias, que para este efecto la quitaron del
torno por haverse emfermado gravemente la Maestra actual, que lo
era la Madre Juana Petronila. Despues bolvio por muchos años al Ofi
cio de Portera y Tornera. Fue Consultora perpetua y el de Priora
exercio año y 4 meses, el que dejo porque entro de Presidenta por
haver muerto nuestra Madre fundadora T heresa Brigida de Jhesus.
Y haviendose concluido el trienio en la eleccion fue electa
Abbadesa, cuyo cargo obtubo 18 años con entera satis- [p. 211] faccion
de todos. Pues parecia haver sido echa para el mando y nacida para el
Govierno. Y con tan grande amor y humanidad que aun siendo su
Reverenda de genio serio se mudo de tal modo, que despues era toda
dulzura y suavidad con no poca admiracion nuestra, que haviamos ex
perimentado lo contrario.
Luego que nuestra Madre hizo en su Profession los tres essenciales vo
tos de la Religion, se aplico con la mayor exactitud a cumplirlos, como
lo conprueban los grandes exemplos que nos dio y varios propositos
escritos de su pufio, que se hallaron despues de su muerte. Su obedien
cia fue estremada, pues no solo obedecía a sus Prelados y Preladas con
grande promptitud, pero aun a sus Hijas y Subditas, siendo Prelada,
con tanta sumission que nos causaba admiracion. Y esto no solo en cosas
de poca ymportancia sino aun las dificultosas y contrarias a su genio.
Al Sefior Confesor mayor obedecía, quando Prelada, ciegamente,
siendo assi que por esta causa se le originaron muchas vezes grandes
mortificaciones y dezasones, dentro y fuera del Convento, por lo que
todas estabamos persuadidas que sin duda le tenia echo voto de obe
diencia, por el cuidado tan grande que tenia en no faltar en nada de
quanto le ordenava. Y si assi obedecia al que estaba en lugar de Dios
como obedecería a los preceptos y mandados de su Magestad, en que
fue exactissima procurando siempre lo mas perfecto y agradable a sus
Divinos ojos.
Su pobreza fue estremada pues era menester a fuerza de ruegos
hacerla vestir de nuevo. Porque a puros remiendos mantenía muchos
afias la ropa precisa. Y en sus emfermedades sentia mucho qualquiera
cosa que se hiciera para su alivio en todas materias. En la castidad
na, exercio los Oficios de Tornera y Portera mayor y dos años y dos
meses el de Maestra de Navicias, que para este efecto la quitaron del
torno por haverse emfermado gravemente la Maestra actual, que lo
era la Madre Juana Petronila. Despues bolvio por muchos años al Ofi
cio de Portera y Tornera. Fue Consultora perpetua y el de Priora
exercio año y 4 meses, el que dejo porque entro de Presidenta por
haver muerto nuestra Madre fundadora T heresa Brigida de Jhesus.
Y haviendose concluido el trienio en la eleccion fue electa
Abbadesa, cuyo cargo obtubo 18 años con entera satis- [p. 211] faccion
de todos. Pues parecia haver sido echa para el mando y nacida para el
Govierno. Y con tan grande amor y humanidad que aun siendo su
Reverenda de genio serio se mudo de tal modo, que despues era toda
dulzura y suavidad con no poca admiracion nuestra, que haviamos ex
perimentado lo contrario.
Luego que nuestra Madre hizo en su Profession los tres essenciales vo
tos de la Religion, se aplico con la mayor exactitud a cumplirlos, como
lo conprueban los grandes exemplos que nos dio y varios propositos
escritos de su pufio, que se hallaron despues de su muerte. Su obedien
cia fue estremada, pues no solo obedecía a sus Prelados y Preladas con
grande promptitud, pero aun a sus Hijas y Subditas, siendo Prelada,
con tanta sumission que nos causaba admiracion. Y esto no solo en cosas
de poca ymportancia sino aun las dificultosas y contrarias a su genio.
Al Sefior Confesor mayor obedecía, quando Prelada, ciegamente,
siendo assi que por esta causa se le originaron muchas vezes grandes
mortificaciones y dezasones, dentro y fuera del Convento, por lo que
todas estabamos persuadidas que sin duda le tenia echo voto de obe
diencia, por el cuidado tan grande que tenia en no faltar en nada de
quanto le ordenava. Y si assi obedecia al que estaba en lugar de Dios
como obedecería a los preceptos y mandados de su Magestad, en que
fue exactissima procurando siempre lo mas perfecto y agradable a sus
Divinos ojos.
Su pobreza fue estremada pues era menester a fuerza de ruegos
hacerla vestir de nuevo. Porque a puros remiendos mantenía muchos
afias la ropa precisa. Y en sus emfermedades sentia mucho qualquiera
cosa que se hiciera para su alivio en todas materias. En la castidad
como has- [p. 213] ta ahora se observa, cinco Ave Marias a las cinco
letras del Divisimo nombre de Maria antes de tocar a silencio en la
sala de lavor.
Fue tambien devotissima de los Santos Angeles y particularmente
del Archangel Señor San Mi guel. No se pasaba dia sin que le tributara
algun obsequio. De nuestras Santas Madres fue tambien mui grande
el amor y devocion con que las amaba y obsequiaba. Y a otros muchos
Santos y Santas que para cada uno de los de su especial devocion tenia
repartidas las horas del dia y de la noche, para que la acompañasen y
favoreciessen en todas sus necessidades y peli gros velando y durmien
do, que assi lo dice el papel que se le hallo.
Y haviendo muerto su Reverenda a los dos y media de la madru
gada buscamos que Santos tenia para esa hora. Y hallamos que eran
San Francisco Xavier y Santa Margarita virgen y Maria. En el Coro era
raro el exemplo que nos clava con su fervor y el silencio, compostura y
puntualidad y devocion con que estaba.
En la charidad para con Dios fue eminentissima. Siempre estaba
haciendo actos de amor de Dios y le dolian mucho las ofensas que se
hacian contra su Magestad y contra la Yglesia, pues fue mucha parte
para consumirla las noticias que vinieron de que en el Ymperio ivan
extin guiendo las Religiones, por cuya causa fueron muchos los desve
los y lagrimas. Y por ello hacia continuas plegarias y mortificaciones.
No fue menor su charidad para con los proximos, porque le dolian
mucho las necessidades que padecian. Las Espirituales procuraba re
mediar con oraciones y las corporales con limosnas. Su prudencia y
sufrimiento fue admirable, que si se pudieran referir muchos casos,
havia bastante que decir en el particular.
En la observancia y gu arda de nuestra Santa Regla fue exactissima,
cumpliendo puntualmente no solo lo esencial de ella sino aun lo mas
minimo. Su silencio fue admirable en todo tiempo y lugar, como lo
prescribe nuestra Santa Regla. Y en tantos años como la tratamos mui
rara vez se lo oyo levantar la voz, porque solamente pidiendo el caso
por urgente reprehencion lo ha- [p. 214] cia. Su mortificacion fue tan
rara que jamas dixo si estaba dulce o amargo, bien o mal sazonado, lo
que comia, ni nunca pidio lo que apetecia sino que comia lo que se
daba. Y si de esta iva algo bueno le echava azivar 237 que para esso
siempre tenia prevencion.
Y desde que tomo nuestro Santo Abito se acostumbro a comer solo
por conservar la vida, sin tomarle jamas gusto a lo que comia. De con-
237
Azivar = Acibar, acibarar; echar acibar en algu na cosa para ponerla amarga. Viene
de la palabra Acibar. Lat. Aloe quid inspergere (Diccionario de Autoridades).
m Cabalonga = Haba de San Ignacio. Cierto arbusto logoniáceo de Filipinas que tiene
flores blancas de olor de jazmín y cuyas semillas contienen estricnina y se emplean en medi
cina (M.M.).
:i:iii Vestidura de tela blanca fina de mangas anchas, que se ponen sobre la sotana los
que celebran o ayudan en las funciones de iglesia, legos o eclesiásticos (M.M.).
21º Dib�jo hecho sólo con los tratos fundamentales y sin precisión (M.M.).
211 Ahorafleco (M.M.).
ra y subiera. Y otras varias cosas nos costeo que no fueron pocas, hasta
que nuestro Señor se lo llevo el dia 3 de octubre del año de 1791, a
darle el premio de su ynsigne charidad como esperamos, de la bon
dad de Dios que le habra pagado los muchos benificios que nos hizo.
Tambien deseamos quede para perpetua memoria lo mucho que
trabajo y ayudo en la fundacion y despues a nuestras Madres fundado
ras la Reverenda Madre Ysabel Antonia de Señor San Miguel. Nacio
esta Religiosa en la hazienda de Pomaguaro [en Patzcuaro] en el Obis
pado de Michoacan el dia 11 de henero del año de 1715. Fueron sus
padres Don J oseph de Villaseñor y Ortega y su madre Doña Ynacencia
[Paula] Ortiz Cortez, ambos de distinguida nobleza. Su padre fue so
brino del Exelentisimo e Yllustrisimo Señor Don Juan de Ortega, pri
mero Obispo de Michoacan y despues Virrey y Arzobispo de Mexico.
[p. 221] Merecio la niña mas amor y ternura que los otros hijos,
por haver sido la primera que tubieron sus padres. Estos le dieron una
educacion mui Christiana y hasta lo[s] 20 años se mantubo sin pensa
miento alguno de ser Monja. Pero el Señor, que ya la tenia escogida
para que lo fuera, le dio un desengaño con la muerte de una prima
suya, que en la flor de su edad en pocos dias se desaparecio de una
fiebre aguda. Como las dos se amaban tanto y la difunta era mui ale
gre y graciosa y se mantubo en su misma alegria en los primeros dias
de su emfermedad, viendola de esta manera no creian los de su casa
ni la emferma que se havia de morir. Pero de repente se agravo de tal
modo, que se puso como un tronco y a poco muria.
Esto la conpungio de manera que luego determino el entrar en
Religion y que fuera de la mas estrecha. Para este efecto emprendio el
viaje de Paztquaro 243 hasta esta ciudad con vivissimos deseos de verse
en el Claustro Religioso. Y para esto puso su pretencion en el Con
vento anti gu o de Santa T heresa. Y aunque a las Religiosas les agrada
ba la pretendenta por su gran capazidad y prendas y le daban espe
ranzas ciertas de su admission, nuestro Señor, que ya la tenia escogida
para este Convento, permitio su Magestad 244 que por dos vezes que
hubo vacante fueron otras admitidas.
Viendo que no lo conseguia determino volverse a Paztguaro. Pero
su Confesor le dijo que primero hiciese una Novena al Santo Christo
renovado que se venera en aquella Y glesia. Y le pidiera que les
ynspirara a ambos lo que fuera mas conveniente. Luego puso por obra
con el mayor fervor la dicha Novena. El dia que la acabo fue a dar cuen
ta a su Confesor. Este le dijo: 245 "El dia de ayer entraron en esta ciudad
las fundadoras de una Religion estrechissima, con que parece que el
Señor de Santa Theresa te ha oydo. Ve al convento de Regina, que alli
estan hospedadas, y pon tu pretencion", decia su Reverendo que como
si nuestro Señor se lo huviera dicho, assi fue el gozo que sintio.
Y a las dos dias fue al Convento de Regina y estubo con nuestras
Madres fundadoras, las que luego la admitieron con mucha benevo
lencia. Porque conocieron sus grandes prendas y capacidad de [p.222]
que Dios la doto. Y deseavan que fuera la primera que tomara nuestro
Santo Habito. Pero por ser preciso el atender a una prima hermana
de la Señora fundadora, 246 despues de ella lo tomo la Madre Ysabel el
dia 5 de henero del año de 1744.
Desde el noviciado comenzo a servir a la Religion. Pues aunque
estaba separada el noviciado, las Madres siempre la ocupaban en lo
que se ofrecia de escrivir y coser. Y como era tanto el Zelo de la obser
vancia que desde Novicia tubo, las otras Novicias, sus compañeras, se
recataban de hacer en su presencia qualquiera cosa menos arreglada. Y
casi le tenian el mismo respecto que a la Madre Maestra. Con el mismo
tezon y fervor que empezo su noviciado lo concluyo. Y le sirvio de gran
mortificacion a los grandes deseos que tenia de profesar el no poderlo
hacer a su tiempo por no estar dedicada nuestra Y glesia. Y por este
motivo no hizo su profession hasta el dia 26 de marzo del año de 45.
A pocos dias de haver professado la sacaron del noviciado para
ponerla de 2a Sachristana, 2a Depositaria y Guarda de hombres. 247
Hizo estos Oficios con el mayor esmero y a todos clava cumplimiento
procurando siempre no faltar a la sequela Religiosa. Y desde entonzes
zelaba el que las demas acudiessen promptas al toque de la canpana.
En la primera eleccion que se celebro en este Convento, el año de
48, la hicieron Depositaria mayor quedando tambien en el Oficio de
2a Sachristana. Que este lo exercio hasta el año de 54 y en el de De
positaria continuo hasta la muerte, excepto 3 trienios en que por ser
Priora descanzo de este Oficio. Fue la primera Subpriora criolla y sin
embargo de que actualmente era Depositaria mayor no faltaba ni al
Coro ni a la sala de lavar. Porque solo despues de V isperas se ocupaba
en las cosas del deposito, porque si se ofrecia entre dia, embiava a su
compañera para no faltar del Coro ni de otro acto de Comunidad.
215
Este le dijo[. ..}, decia su Reverendo, también ejemplo de anacoluto.
216Debe haber sido la sobrina del fundador, Francisca Antonia de Santa Gertrudis, que
entró en la comunidad el 25 de octubre de 1743.
217 Guarda
de hombres; monja que acompaña a los hombres que visitan un convento,
para cuidar de que sea observada la debida compostura (M.M.).
Quando cumplio los 5 años del Abito, que ya tubo voto, la hicieron
Consultora. Y lo fue perpetua hasta que murio.
Quando fallecio nuestra Reverenda Madre T heresa Brigida [p. 223]
de Jhesus, que entro de Presidenta nuestra Madre Maria Francisca de
Jhesus, que era actual Priora, nombro de Priora al dia siguiente a la
Madre Ysabel. Y no ay palabras con que ponderar la exactitud con
que cumplio con este Oficio. Porque como era tan grande su Zelo pro
curaba la observancia en todas y que no se faltase ni en un apice a
todo lo que ordena nuestra Santa Regla. Y como su Reverenda no solo
de Priora sino desde que tomo el Santo Abito siguio con tanto tezon el
cumplimiento de todas sus obligaciones que no faltaba en lo mas
mínimo, porque toda su vida fue observantissima y assi de Priora iva
adelante con su exemplo. Y en todo siguio las huellas de nuestras Ma
dres fundadoras y cumplio con el Oficio se gun vio el como sus Reve-
rendas lo havian exercido.
Nuestro Señor la doto de grandes talentos y capacidad y por esso,
desde que professo, ayudo no solo en lo material de las obras que ha
cia sino tambien en los negocios que se ofrecían. Porque como eran
patentes sus talentos nuestras Madres le tomaban parecer conociendo
que siempre era acertado y enderezado al Servicio de Dios y de la
Religion, porque jamas se noto en su Reverenda que, por complacer a
alguna criatura, diera dictamen en contra de lo que juzgaba era en
Dios y por Dios, aunque se le originara por ello algunas contradiciones
y dis gustos.
Estos los llevo siempre con tanta serenidad que daban bien a mostrar
su humildad en semejantes lanzes. Pues nunca dio muestras de senti
miento, aunque conociera que era en desprecio de su persona, y si al gu
na vez se ofrecía por algun motivo el que refiriera algun pasaje a alguna
de las de su confianza, nunca se le oyo que dijese de las personas ningu
na palabra ofensiva, porque su virtud fue mui solida y mui estable.
Pues las devociones que tenia nunca las omitía, ni por ocupacion
ni por emfermedad, y mucho menos las que le obligaban por nuestra
Santa Regla. Y estando ya gravemente emferma de diarrea y man
dandole el Medico que comie- [p. 224] ra de carne y dejara el ayuno,
no se pudo conse guir. Y quando solo le faltaba poco mas de un mes
para morir y estaba ya mui postrada, se esforw a hacer la Vispera de
la Assumpcion de nuestra Señora el ayuno a pan y agu a.
Todas esperabamos, se gun la vimos, que le diera algun accidente,
mas por yntercession de su proctetor 248 y Abogado, San Gregario el
Magno, salio con bien aunque con mucho trabajo por la suma devilidad
Assi la tubo entretenida hasta que fue a tomar el Habito una pri
ma hermana suya . Y con este motivo estubo con las Madres y les
manifesto sus deseos. Les gu sto tanto a las Religiosas, que dentro de
pocos meses se le proporciono el que la recivieran por haver muerto
una Religiosa de Velo Blanco.
Tomo nuestro Santo Habito el dia 14 de henero del año de 1726,
siendo de edad de 23 años y 4 meses y profeso en 16 de henero de
1727. Luego que recivio el Santo Habito, comenzo a trabajar en servi
cio del Convento y de las emfermas con mucha exactitud y esmero y
con mucho amor y charidad y grande alegria, porque era de un genio
mui amable y chistoso y juntamente mui vivo.
Y assi se mantuvo hasta que muria. Y por su genio vivo y prompto
se le originaron al gunas mortificaciones que despues le servian de bas
tante tormento. Porque se afligia y lloraba, viendo no se podia venzer.
No porque dijese palabra picante o descompuesta, que [p. 226] en esso
era mui mirada y de una conciencia mui timida, sino que no se podia
contener en decir lo que primero se le ponia a su promptitud. Y en
esto tubo mucho que venzerse. 249 Mas por su amabilidad era mui ama
da de todas, por lo que la eligieron para 6a fundadora de este Con
vento. Y assi en el viaje como en el Convento de Regina trabajo mu
cho. Pues como sola hacia todas las cosas de su Ministerio se le doblava
el trabajo. Y a mas de lo que le pertenecia de casina y demas quehace
res que les toca a las de Velo Blanco, tambien hacia los Oficios de las
de Velo Negro, porque exercitaba los de Provisora, Emfermera y
Refectolera.
Y despues de venida a este Convento continuo en ellos hasta que
professaron las primeras que tomaron el Habito, que entonzes la exi
mieron de la emfermeria y refectorio, dejandola de Provisora por
espacio de otros quatro años. Y desde que vinieron al Convento fue
perpetua Hortelana hasta poco antes de su muerte. Pues la continua
ban en este Oficio porque ahorraba mucho al Convento con el cuida
do que tenia de la hortaliza que cojia mucha, y otros fructos que a
fuerza de su trabajo y cultivo se lograban en la huerta, porque tenia
especial gracia para ello.
No dejo de hacer semana de casina hasta que estubo ya en una
edad mui avanzada y se emfermo de un brazo. Y aunque la exonera
ron no por esso se eximio de ir todos los dias a ayudar a sus compa
ñeras y alibiarlas en quanto podia. Tampoco dejo de barrer todas las
semanas la Casa, lo que le costaba gran trabajo, y iva a labar los lunes.
A las emfermas assistia con todo lo que podia.
:irn Tachado.
ULTIMO CAPilVLO
2"º Como se verá en esta última parte de la crónica, escrita entre 1944 y 1952, después de
una larga pausa de 170 años, se ha modernizado la ortografia. Por supuesto se conservan los
acentos en las formas verbales: fué,fuí, vió, dió. Las "Nuevas Normas de Prosodia y Ortografía"
publicadas en 1 de Enero de 1959 establecen como norma general que no se acentúe ningún
monosílabo y que, por tanto, dejen de acentuarse "fue, fui, vio, dio" que antes se acentuaban
(M.M.) Esta última parte la queremos incluir en la edición, si no por el interés lingüístico, sí
por el histórico, como que aquí se refieren los acontecimientos de la exclaustración.
ULTIMO CAPilVLO
2"º Como se verá en esta última parte de la crónica, escrita entre 1944 y 1952, después de
una larga pausa de 170 años, se ha modernizado la ortografia. Por supuesto se conservan los
acentos en las formas verbales: fué,fuí, vió, dió. Las "Nuevas Normas de Prosodia y Ortografía"
publicadas en 1 de Enero de 1959 establecen como norma general que no se acentúe ningún
monosílabo y que, por tanto, dejen de acentuarse "fue, fui, vio, dio" que antes se acentuaban
(M.M.) Esta última parte la queremos incluir en la edición, si no por el interés lingüístico, sí
por el histórico, como que aquí se refieren los acontecimientos de la exclaustración.
mos aquí un manuscrito antigu o que parece ser letra de la Madre Lui
sa de los Ríos que entró al Convento de edad de 20 años en el de
1854 con el nombre de Luisa de la Madre de Dios. Dicho manuscrito
copiado a la letra es como sigue:
"J. M. J. y B.
["] Comenzaba el año de 1861, año de tristísima memoria, en que
por fin, desatándose la tormenta que ya amenazaba años atrás, vino a
cubrir de negras nubes el cielo de los Claustros... iAy!, [i] quién me
diera espresiones (si es que las hay bastante enérgicas) para manifes
tar los sentimientos de mi corazón al traer a la memoria acon
te<n>cimientos tan amargos que no hacen más que nublar mis ojos y
aturdir mi cabeza!
Pero, en fin, haré lo que pueda, fiada en que la pluma de Usted,
que es bastante espedita, pondrá en arreglo los malforjados apuntes que
yo le de.
Como decía, a principios de enero del mencionado 61, entre ocho
y nueve de la noche, penetraron en la clausura ocho hombres con el
objeto (según dijeron) de buscar un tesoro que, según su imaginación,
estaba escondido al pié de una escalera. Con tal motivo rompieron en
las tres escaleras que existían en el Convento, y aunque no lograron
encontrar nada, se hicieron pedazos los corazones de las Religiosas,
de las que se apoderó un terror inesplicable hasta apresurar la muer
te de una Leguita que tenían enferma.
Este fué como el preludio de los grandes y amargos acontecimientos
por que teníamos que pasar, y de los que libró nuestro Señor a la mencio
nada Leguita, pues en el mismo mes tuvo la dicha de volar al cielo (como
lo esperamos de la misericordia de nuestro Señor) el dia 11. Entre tan
to, las noticias no podían ser más funestas, y sin embargo, las Religiosas
permanecían no queriendo creer lo que no querían que sucediera.
Pero la hora había sonado en los decretos del Señor, y el día 13 de
febrero de 1861 (de eterna memoria) se presentaron a la casa del Ca
pellán [p. 233] con el pretexto de tomar el punto. Esto pasaba a las 8
de la noche, hora en que tranquilamente comenzaban a rezar maiti
nes, los que concluidos, se recogieron a descansar. Pero iay! ... cual
sería el susto... el pesar y terror pánico que se apoderó de los corazo
nes de estas Religiosas, cuando a las 12 de la noche tuvieron la amar
gura de enterarse que había llegado la hora de abandonar su "Paraiso",
su Convento. P ues los comisionados estaban a la puerta intimando que
por grado o por fuerza habían de salir de aquel asilo de paz, de quie
tud y de felicidad.
Lo que pasó por el alma de cada una nadie será capaz de descri
birlo, sino es Aquel que siendo dueño de los corazones es también tes-
tigo de sus sentimientos. Yo no podré hacer más que narrar los acon
tecimientos con la verdad, brevedad y sencillez que pueda.
Reunida que estuvo la Comunidad en el coro bajo renovamos nues
tros santos votos prometiendo a nuestro Dulce Dueño, ayudadas de su
gracia, ser fieles hasta la muerte; y devorando el más profundo dolor
en el más conpleto silencio, se formó una procesión respetable, hasta
el punto de no oirse un suspiro, un sollozo, ni la más ligera voz, y esto
aun de los cuarenta hombres que servían de escolta. [ ¿] Adonde las
llevarán? Nada saben... van como ovejas al matadero, sin exalar un
balido. Aquí pudiera decir algo de lo que pasó en nuestras almas, pero
siendo más fácil comprenderlo que esplicarlo me remito al inteligente
conocedor de las sensaciones del corazón en casos tan excepcionales
como el que vamos tratando.
A la puerta nos esperaban los guallines en los que mal acomodadas
caminamos hasta el Convento de San Juan de la Penitencia; y al encon
trar con Religiosas respiramos, pues al abandonar nuestro hogar, el do
lor, susto y la duda suspendieron nuestra respiración. Algunos momentos
más encontramos almas que, además de comprendernos, nos prestaron
sus caritativos servicios hasta donde los alcanzaban sus cortísimos re
cursos. Y esto por espacio de cuatro días que transcurrieron desde la
madrugada del 14 hasta la prima noche del 17 del mismo febrero, que
en coches particulares nos pasaron [p. 234] a la casa de Ejercicios de
Belén (hoy cárcel pública) en donde permanecimos desde esta fecha
hasta el 26 de agosto del mismo año de 61, en que permitió nuestro
Señor mover los corazones y que nos volvieran a nuestro Convento.
iCuanto quisiera decir de este acontecimiento tan notable! Pero
los recuerdos son tan conmovedores que apenas podré dar estos lige
ros apuntes, y dejarlo todo a la consideración del que los tiene que
poner en orden.
Una esperanza era la que abrigaba nuestro corazón; que no se ocu
paran de las que con toda voluntad se habían refugiado en los claus
tros deseando desaparecer para siempre de la memoria del mundo
para ocuparse exclusivamente de su único necesario. Pero Dios lo de
cretaba de otro modo por sus altos fines. Así fué que transcurriendo el
tiempo de 61 a 63 entre temores y esperanzas, el 25 de febrero de 63
se publicó la orden de completa exclaustración.
Decir lo que sintieron estas Religios·as es imposible describir, 251 y
menos lo que cada una tuvo que sufrir, pues las más tuvieron que
mendi < n > gar el pan ageno tres meses desde principios de marzo a
2''1
Decir [. . .] es imposible describir, otro �jemplo de anacoluto; es decir, que la frase se
pierde y no se desarrolla lógic.imente. Cf Sifvert, 1992:53.
los primeros de junio del mencionado 63, pues unas no tenían fami
lia, y por esta razón tuvieron que acogerse a la caridad, de la que no
tuvieron que quejarse en esta vez, pues las familias más distingu idas
de la Capital se mostraron ansiosas por albergar en sus casas a las
pobres de Jesucristo. De estas en particular quisiera mencionar a la
nunca bien alabada familia Escandón, que tantos favores le debe esta
Comunidad que no sería posible numerarlos ni agradecerlos.
Bien sabido es que el Imperio que comenzó en dicho año nos pro
porcionó una tregu a de reposo en nuestro dulce asilo de paz, nuestro
Convento, pero caido este el año de 1867, desde luego volvieron a
dar la orden de exclaustración, y tuvimos que dar un tierno "adios"
a aquella mansión de paz y de consuelo. Desperdigadas aquí y acullá
nos hemos encontrado como el pez fuera del agua, sin consuelo, sin
abrigo y sin descanso sobre la tierra, esperando, isí! que llegará una
hora en que acabe nuestra peregrinación, y con ella los amargos sufri
mientos de la vida.
Mas esa tendencia innata que todos tenemos de buscar la felici
dad, según las ideas y las inclinaciones de cada persona, nos hace es
tar aspirando a cierto método de vida, de retiro y soledad, por lo cual,
animadas por al guna persona que nos aseguraba haber al guna seguri
dad, nos reunimos en una casa de la Calle de los Arcos de Belén, en
donde apenas estuvimos un año escaso, pues los enemigos de nuestro
repo- [p. 235] so nos persiguían hasta el último rincón solo por arre
batarnos la tranquilidad. Y en esta lucha hemos permanecido hasta
la época presente, aspirando siempre al lleno de nuestra vocación
en la soledad, buscando a solo Dios, y sufriendo el susto y el sobresalto
del que tiene siempre suspendida sobre su cabeza la mano vengadora
que la castiga.
Todo sea para gloria de Dios a quien pedimos con toda la efusión
de nuestro corazón sea glorifiado en nuestros trabajos y halla miseri
cordia de los que nos los proporcionan. Amen."
Marzo de 1952
que estar alerta. Y así fué que cierto día avisaron los Reverendos Pa
dres Pasionistas que estaba nuestra Comunidad en la lista de las de
nunciadas, y tuvieron que salir varias, habiéndose abrigado siete Ma
dres en la casa de "la Condesa" propiedad de la bondadosísima
señora Dolores Escandón. Esta casa era conocido albergue de la Co
munidad, pues estuvo toda ella, formada de diecisiete Religiosas, abri
gada allí, y por algún tiempo cuando fué la exclaustración de Don Be
nito J uárez, 1847.
Después de dos o tres semanas regresaron todas a casa y se volvió
a establecer la vida de comunidad. Aunque los rumores nunca se disi
paron del todo, produciendo al gunas salidas, aunque cortas, y no de
toda la Comunidad.
En el año de 1903 estaba formada la Comunidad como sigue: Muy
Reverenda Madre Soledad del Espíritu Santo, Abadesa. Muy Reveren
da Madre Luisa de la Madre de Dios, Priora. Reverenda Madre María
de la Luz de los Santos Ángeles, Subpriora y Sacristana mayor, Reve
renda Madre Concepción de la Preciosa Sangre, Maestra, Reverendas
Madres Teresa, Catalina María Dolores, Asunción e Ysabel, las dos en
fermeras, María del Carmen, María de los Angeles. Clara y Brígida;
Hermanas Josefa, María de Jesús, Magdalena y Rosario.
En este año de 1903, viernes 30 de octubre, venciendo dificulta
des sin cuanto salió la fundación para Chiapas, apoyada por el Exce
lentísimo y Reverendísimo Señor entonces Obispo Don Francisco
Orozco y Giménez y llevando por fundadora a la Muy Reverenda Ma
dre Luisa Ríos de la Madre de Dios, quien llevó por compañeras a las
Madres Concepción, Clara y Brígida y a la Hermana Josefa de San
Ricardo, quienes tuviero_n que sufrir muchísimo en esta travesía que
hicieron en parte hasta en carreta y en parte en la espalda de los
chamulas por aquellas serranías que no admitían vehículo alguno.
Nos cuentan que un día se desvió un chamula con la carga que
llevaba, y era nada menos que la entonces joven Madre Clara. Ya se
deja comprender la angustia de ese día, sin poder darle alcance a aquel
hombre, ni saber que iba a ser de la pobre Madre. Todo era aflicción y
fervorosa oración, hasta que ya en la tarde pudieron volver a reunirse,
y prose gu ir el siguiente día su camino para Chiapas.
No pudieron permanecer allá más de un año poco más o menos,
pues dicen que aquella gente estaba por conquistar. Sólo entró una
señorita de alguna edad, y viendo que no podían prosperar allá se
cambiaron a Puebla bajo la protección del Excelentísimo y Reverendí
simo Señor Arzobispo, Don Ramón Ybarra. A la fecha se han aumen
tado notablemente a <a> fuerza de privaciones y mucho trabajo y son
muy queridas de todas las clases sociales.
Por ahora son 24. Tuvieron una época de dificultades por haber
recibido una Madre Josefina que dió muchos dolores de cabeza a la
Muy [p. 238] Reverenda Madre Clara, pues las Madres Luisita y Con
cepción ya habían muerto. Ultimamente entró la hermana de la Reve
renda Madre Clara la que, aunque de 75 años pero llevó buen capi
tal, 2 :í 2 pues luego pudieron agrandar su oratorio en 7 metros, según
nos lo avisó oportunamente la misma Reverenda Madre Clara.
Una vez terminada y bendecida la casa de Tacubaya gozaron las
Religiosas por algún tiempo de relativa paz en la vida de comunidad,
pero como siempre corrían rumores de persecusión. Había que estar
alerta, y así fué que cierto día avisaron los Reverendos Padres
Pasionistas que estaba nuestra Comunidad en la lista de las denuncia
das, y como ya se dijo se refugiaron algunas en la casa de la Condesa.
Parece conveniente poner alguno que otro rasgo sobresaliente de
las Religiosas que formaban la Comunidad en 1903 antes de la sepa
ración. La Muy Reverenda Madre A. Soledad Ynés del Espíritu Santo
fué un alma verdaderamente limpia, pues se sabe que cuando tomó el
Santo Hábito en el Convento, un protestante que fué por curiosidad a
la ceremonia y la veía desde el coro alto, dió testimonio que al impo
nerle el anillo a la Novicia bajó una paloma en ademán de colocárselo
en el dedo. Prodigio que ocasionó la conversión de dicho señor.
Una profunda humildad y gran silencio en las penas fué también
notable en esta Religiosa, ya que tuvo mucho que padecer en los vein
te años que gobernó la Comunidad. Cuando dejó el cargo se la veía,
con edificación, ser la primera en besar la mano a la nueva superiora,
a quien llevaba más de cincuenta años de ventaja en la edad.
Tres años antes de su muerte, al despedirse en la noche, tropezó
con un petate, 25:� cayó y se dislocó una pierna en tal forma que no vol
vió a dar un paso, y fué necesario que en adelante en sillón de ruedas
se le llevara al coro para la misa, comunión y confesiones. Con inalte
rable paciencia sufrió todos los tres años hasta el 22 de diciembre de
1913 en que el Señor fué senrido llamarla para Sí con una muerte que
fué solo un suspiro que la pasó a la eternidad bienaventurada, como
fundadamente esperamos, pues sus confesores estuvieron de acuerdo
en decir que nunca perdió la gracia bautismal a pesar de sus 86 años
de vida.
Compañera de noviciado y de trabajos, hasta 1903 fué de la ante
rior la Muy Reverenda Madre Luisa de la Madre de Dios, de carácter
�-,� la que, aunque de 75 años pero llevó buen capital; otro �jemplo de anacoluto.
�--,� Del azteca petlatl. Estera de palma; en los países cálidos se usa para dormir sobre
ella(M.M.).
2,;,, Aquí tenemos a la sexta y última cronista, cuya autoría ha sido corroborada por la
abadesa, madre María del Carmen, durante nuestras conversaciones en mayo de 1987.
tuvieron que andar de casa en casa, donde las personas caritativas les
ofrecían hospitalidad.
Y raras veces estuvo reunida la Comunidad, a tal grado que solo
por el impulso del Excelentísimo y Reverendísimo Señor Arwbispo, Don
Próspero María Alarcón, se pudo abrir el noviciado, formándolo desde
luego las cuatro señoritas que ingresaron para ser después la Muy Re
verenda Madre María de la Luz Sandoval, la Reverenda Madre Dolores
Basurto, la Madre Catalina Rebollar y la Madre Ysabel de San Luis.
En 191O, tratamos de hacer las obras materiales para dar a la casa
de Tacubaya forma de clausura, y a pesar de la oposición de algunas
Religiosas, las lástimas de los sirvientes y la suma pobreza, ayudadas
de la Divina Providencia que se valió del Señor Canónigo Don Rafael
Salinas, nos concedió el Señor que el 26 de febrero de 1911 el Señor
Canónigo Don Melesio Rodríguez, Vicario entonces de Religiosas,
acompañado del Padre Confesor Don Jesús Franco, el Señor Presbíte
ro Don Pedro Barna y el Señor Presbítero Don José Martínez Gofay, a
las 5 de la tarde, en medio del jardín. Y después de una hermosa plá
tica entonara la bendición de la tan deseada clausura. Es cierto que
hasta un año después, y habiendo perdonado el bondadoso Señor Sa
linas un buen resto de los gastos, pudimos liquidar cuentas.
En el mismo año de 1911 en que España celebró su magno Con
greso Eucarístico, accediendo a la invitación que hizo a todos los paises,
para que se honrara a Jesús Sacramentado, con todo entusiasmo y en
medio de nuestra pobreza, celebramos el Jueves de Corpus con solemne
procesión por toda la casa, sus correspondientes altares, tres Sacerdotes,
cantos y santa alegría. Desde esa fecha solo un año o dos se ha omitido
tan significativa procesión por estar muy repartida la Comunidad.
Entre tanto se guía propagándose la inquietud a causa -de los le
vantamientos armados que se registraban en el país, y por esta fecha,
1912, nos avisaron que estábamos denunciadas como Comunidad.
Nuestra Muy Reverenda Madre Soledad acudió a la bondadosa Seño
ra Dolores Escandón de Rubín, pues en lo [que] entonces era "la casa
de Guardia" esa caritativa familia había alber- [p. 243] gado hasta quin
ce Religiosas. Con la misma voluntad ofrecieron su casa en esta oca
sión, pero por favor de Dios no fué necesario aceptarla, y renaciendo
la paz en la Comunidad nos pudimos dedicar a celebrar el mes de
mayo con la solemnidad posible, ayudadas de nuestro bondadoso Pa
dre Capellán Presbítero Don Miguel Cejudo. Casi a diario platica en
el rosario cantado, bendición con el Santísimo, y como fruto, estable
cer la práctica del rosario diariamente, pues antes solo se rezaba en
particular. A fines de este año, el 22 de diciembre, tuvimos que la
mentar la muerte repentina de nuestra querida Madre Soledad, cuan-
como un niño dispersa sus jugu etes, cuando está cansado de ellos ...
Ojalá que pronto los reuna para complacerse de nuevo en su pose
sión... ojalá."
Pronto teníamos que volver 2 o 3 a la casa, pues las Religiosas dis
persas tenían necesidades que solo desde allí se les podían socorrer.
Tuvimos para suavizar tantas penas, el consuelo de contribuir el acer
camiento del Señor Brito a los Santos Sacramentos, pues el 4 de di
ciembre se llegó a recibir a Jesús Sacramentado, lo que nos llenó de
santa alegría. Bendito sea Dios.
1915. Para la cuaresma de este año no pudimos esconder en el
centro de la casa sus Religiosas dando principio a al gunos trabajos aje
nos para cubrir muchos gastos. Pues las pérdidas económicas fueron
muchas debido a los continuos cambios de papel moneda, ya que cada
partido que lograba imponerse tenía los propios, que invalidaban los
del partido vencido. Así fué como, a pesar de la constante oposición
del Señor Licenciado, tuvo la bondad el Señor Bezares de entregar su
capital de$ 15.000.00 sabiendo que al sigu iente día los pesos valdrían
un centavo.
1916. En febrero de este año obligadas por el hambre y por la per
secución, fué preciso hacer nueva repartición de las Religiosas, que
por turnos se habían refugiado en la casa de Tacubaya.
191 7. Para grande consuelo y auxilio de la Comunidad nos dió
Nuestro Señor en este año al Señor Probítero Don Cipriano Blanco.
Desde este Jueves Santo hasta el año en que murió, 36 años después,
siempre nos acompañó los Jueves Santos para la bendición de la cera
y solemne hora santa, y los Jueves de Corpus con su octava 256 para la
solemne y entusiasta procesión. Como se daba cuenta en este año que
por la mucha pobreza nunca comíamos carne, un domingo que fué a
celebrar la santa misa, como lo hacía a costumbre, llegó con un bulto
de bistec debajo del abrigo. Otro llegó quemándose con un manojo de
elotes 257 que acababa de comprar en la esquina. Así nos ayudaba en
todo lo que podía con inmensa caridad. En el cielo estará recogiendo
el premio. E[n] P[az] D[escanse].
1918. Para fines de septiembre estaba reunida casi toda la Comu
nidad, ya que en el año anterior había muerto la Madre Ygnacia de la
Visitación dejándonos grandes ejemplos de muchas virtudes; su res
peto y cariño a la Superiora era notable. La compadecía mucho por
las penas tan graves por que pasaba la Comunidad. Como solo cada
256 Espacio de ocho días que dura la celebración de una fiesta o conmemoración reli
giosa. La octava del Corpus (M.M.).
r,7 Mazorca tierna de maíz cocida, que come la gente del pueblo (M.M.).
1
Agradecemos mucho a la madre María del Carmen por su ayuda a identificar a mu
chas monjas y por explicarnos muchos términos y costumbres del convento. Esto se realizó
durante los años de 1987 v 1997.
APÉNDICE DOCUMENTAL
DOCUMENTO l
Sobre el otorgarmiento dado por los señores de Aguirre para tres señores espa
ñoles de arreglar las licencias en España y unos extractos de las capitulaciones
[Expediente 2]
Prosi gu e
Y usando del preincerto poder que confesaron no esta revocado
ni limitado y tener aceptado, y siendo nesesario, aceptandolo de nue
vo de la vna parte y de la otra las Señoras Madre Abadesa y Religiozas
profesas de Choro y Velo negro de este Convento dicho, que juntas y
congregadas se hallan en la reja y locutorio del, a son de campana,
como lo tienen de constumbre para tratar conferir y resolver las cosas
tocantes al Servicio de Dios, nuestro Señor, de la Sacratisima Virgen y
Madre de Dios, conzeuida sin mancha de pecado original, nuestra
Madre Santa Brigida, y extencion de su Sagrada Religion, bien y utili
dad de este dicho Conventto, nombradamente las Madres Alfonza de
San Bernardo, Abadesa, Maria Francisca de la Asumpcion, Priora,
Maria Zezilia del Salvador, supriora, Antonia de la Concepcion, Juana
de la V isitazion, Maria Theresa de San Joseph, Theresa de Jesus, Jua
na Petronila del Patrocinio, Theresa Brigida Eduarda de Jesus, Maria
Catharina de la Concepcion, Maria Florentina del Nacimiento, Ma
ria Thomasa de San Francisco,Juana Ignacia de San Miguel, Geronima
Antonia de Santo Domingo, Joachina Isavel de Jhesus, Maria Thereza
de Santa Brigida, Maria Josepha de Santo Thomas, Maria Antonia de
San Ignacio, Maria Francisca de Jhesus, Maria Luija del Rosario,
Thereza de la Vicitazion, Maria Ventura de SanJoseph, Maria Thereza
de la Presentazion y Antonia Margarita de la Esclavitud. 1
( ... )
Los dichos Señores Don Joseph Francisco de A guirre y Doña
Gertrudis Antonia Roldan y Maldonado, su muger, hauiendo deter
minado mutuamente emplear sus quantiosos caudales en llevar y
transplantar la Religion de nuestra Madre Santa Brigida, segun y como
viue en estos Reinos de España, a lo recoleto, a aquel nuevo mundo y
principalmente en la dicha ciudad y Corte de Mexico, costeando di
chos Señores a sus expensas todos y qualesquiera gastos precizos para
la ereccion de vn nuevo Convento con los alimentos y con prisa sufi
ciente para la manutenzion del numero de Religiosas arreglado a las
constituciones de dicha Religion.
Y que para el efecto salieren de este Convento seis Religiosas fun
dadoras, cinco de Choro y Velo negro y vna de Velo blanco en confor
midad de dichos estatutos, practica y constumbre de dicha Sagrada
1
Ésta es toda la comunidad del convento de Vitoria, entre los nombres de las mo�jas
se notan los de cinco de las fundadoras venideras, a saber: Juana Petronila del Patrocinio,
Theresa Brigida Eduarda de Jesus, Maria Catharina de la Concepcion, Maria Thomasa de
San Francisco, Maria Francisca de Jhesus. (La sexta fundadora fue la hermana Jazinta
de Santa Barbara, de velo blanco.)
Religion, para que con el buen espíritu, doctrina y exemplo de las fun
dadoras se crien nuevas y fertiles plantas que Alaven a Dios, estiendan
y augmenten su Sagrada Religion, para lo que por parte de dichos
Señores fundadores se ocurrio a la clemencia y benignidad de nuestro
Santísimo Padre Clemente por la Divina misericordia Papa duodecimo,
suplicando con el maior rendimiento y profunda humildad que admi
tiendo su buen Zelo y deseo se dignase su Veatitud Santísima conce
der su permiso y lizencia para la dicha fundazion.
Y haviendo admitido a dicha suplica por sus Bulas y letras Appos
tolicas, expedidas en dos de maio de el año pasado de mili setecientos
y treinta y ocho, fue seruido conceder su lizencia para la ereccion y
fundazion de el dicho nuevo Convento en la ciudad de Mexico.
2 Ms. coraleral.
ltem que la renta de los sobredichos cinco mili pesos deua empesar
a correr desde el dia en que tomaran posecion de el dicho Convento
sin que hasta el dicho tiempo puedan pretender cosa al gu na de los
expresados fundadores. 3 Y finalmente, en caso de que no se haga (]o
que Dios no quiera) la dicha fundazidn por esta instruczion ni por el
poder que se embia ni otros instrumentos, se <leva entender que los
dichos fundadores en ningu n tiempo quedan obligados para esta ni
otra fundazion ni para otra cosa alguna.
Fecho en Mexico en veinte y tres de diziembre del año de mili
setecientos y treinta y cinco. Don J oseph Francisco de A guirre. Doña
Gertrudis Antonia Roldan. Conquerda con su original.
DOCUMENTO 2
:i Ésta debe ser una de las razones por las cuales las monjas tenían prisa para tomar
posesión de su propio convento. Cf la crónica (XI: 167-8) donde se dice que la renta no
empieza a correr hasta que las monjas hayan tomado posesión de la iglesia, hecho que no tuvo
lugar hasta un año más tarde.
1 Lo referido es el hecho de que las mo�jas brígidas de Vitoria hicieran una nueva fun-
9ación en México. Consiste en un certificado signado el 10 de mayo de 1739 por Eugenio
Angel de Herrasu (en la crónica escrito Erraso; VII:700), secretario.
DOCUMENTO 3
DOCUMENTO 4
6 Empiezan siempre las monjas sus cartas con la enumeracion de estos nombres; apare
cen también en el Libro de Ingresos.
DOCUMENTO 5
8
Ms. funda, fundadora.
DOCUMENTO 6*
• Este documento fue encontrado por Glorinela González Franco. Nosotros no lo encon
tramos, por cuya razón reproduciremos aquí la transcripción modernizada hecha por ella. Sólo
hemos intervenido en cuanto a la puntuación y la repartición en apartados menores.
DOCUMENTO 7
línea trajesen.
10 La novicia Rosas debe ser Josepha Joachina de los Dolores, de velo negro, h�ja de
don Manuel Rodríguez de la Rosa y doña Rosa Maria Polanco, probablemante llamada Ro
sas por causa de los nombres de sus padres. Esta novicia entró el 26 de enero de 1744 y salió
de la comunidad por falta de salud, cf la crónica (IX:263).
11 Podría ser que lo que no se anota en el papel tenga algo que ver con el hecho de que
no empiece a correr la renta de los cinco mil pesos de los fundadores antes de que las mon
jas hayan tomado posesión de su convento.
con instancias, y que los plazos que fueron distintos que se les pusieron,
se hauian passado, informadas de estar ya por lo alto interior lo mas y
casi todo lo por al que dice a Clausura de este su Conuento hauitable, 12
cuia noticia tubieron la Reverenda Madre Declarante y <lemas sus Reli
giosas aun por los mismos Señores Patronos.
Por esto y de conosiendo que aunque en el Sagrado Conuento de
Regina donde estaban, por lo exemplar de sus Religiossas no tenian
otro incomodo mas que el de serle precisso a esta Comunidad y las
que le componen, aun por los mismos fauores y estimacion que
deuieron a aquellas Señoras, el irse cada día familiarizando mas y mas,
siendo precisso para esto contravenir en algun modo a las
dispocissiones de la Santa Regla que la muy Reverenda Madre Decla
rante y su Sagrada Comunidad profesan, por serles precisso omitir
algunos de sus exercissios, y para lo de silencio y <lemas no tener aque
lla correspondiente quietud y total retiro que se requiere.
Y a mas de esto padecían el desconsuelo de no poder excusarse a
la vista y aun por política a tal qual comunicassion de las muchas
seglaras que ai en aquella Clausura, de que unas entran y otras salen.
Y assi experimentada de que no podía alli cumplirse cavalmente
en lo que es tocante y correspondiente a la Religion que profesa, vivía
sumamente mortificada y sentida de veer la retardacion que hauia o
iba hauiendo en llegar con efecto a plantear su fundacion, a que fue
ron venidas. Y por esto se precisso a (con el asumpto de dar a su
Exelencia Yllustrissima el Reverendissimo y Exelentissimo Señor Ar
zobispo los días del Señor San Juan el año proximo passado) escriuirle
cersiorandole, emformandole de estos y los <lemas motivos que no
expressa, y por ellos pidiendole en obsequio del Santo Sagrado Baso
el que le permitiesse su venir para vn día passarse callanditas a este
Conuento, cuia venia tubo la muy Reverenda Madre Declarante, la muy
Reverenda Madre Priora y <lemas Officiales por otorgada tacitamente,
pues la respuesta fue solamente el que decia su Exelencia Yllustrissima
que estaba bien; y que aunque despues aca se les ha dicho, por el Se
ñor Visitador de este Arzobispado, no hauer otorgado tal pegmisso, pues
antes se les hauia negado, quando en vna visita de su Exelencia
Yllustrissima les hauia dicho que para el dia de la Concepcion vendría
a decir el día cierto de su venida a este Convento.
No oieron tal, y assi lo han despuesto a dicho Provisor, digo Visita
dor, porque a hauer entendido tal exprecion no se huuieron mouido
hasta nuebo orden de su Exelencia Illustrissima, pero que en inteli
gencia del tacito consentimiento, fundadas en esta presumpta y cada
13 Ms. ano.
ello. Y dichos sus tios con esta noticia, le ordenaron pasase como paso
yncontinenti a dar de ello quenta a su Exelencia Illustrissima,
serciorandole de el repentino e ynnopinado acaezimiento que coxio
tan desprevenidos a dichos Señores sus tios como al Declarante. Como
que nunca pudiera pensarse tal cosa, y como que ni la mas minima
razon o suspecha hauian tenido para poderlo ynferir, pues tan fuera
estauan de todo esto que ni avn con el motiuo de hauer ydo el Decla
rante dos dias antes a Regu ina a despedirse (por estar para yrse a las
haziendas) de dichas Religiosas Bri guidas, estas no le expresaron cosa
al guna, y avn estrañaron, aquel dia que vinieron, el que el Declarante
no se hubiera todavia ydo, juzgandolo ya en camino.
Y asi es zierto que a todos les coxio sin noticia ni la menor
prevenzion, que no saue si tubieron para esto dichas Religiosas otro
motiuo mas que los referidos, y que solo se le expreso al Declarante la
Reverenda Madre Abadesa que de lo hecho no tenia escrupolo ningu
no, ni tomaria agua vendicta para ello, pues lo hauia consultado con
hombres doctos que no la quiso preguntar ni con zerteza a ya sauido
quienes sean estos suxetos y solo ynfiere, por la prontitud con que vino
a verlas y segun el recaudo que las trajo de parte del Señor Birrey de
este Reyno su Mayordomo, aplaudiendo de azierto su resolucion, el que
su Exelencia dicho Señor Birrey tubiese preuiamente noticia y conoze
influxo patrozinarse, lo que le persuade tambien a creher ser assi.
Otros antecedentes <que> hauian precedido en varias expresio
nes que a el mismo Declarante hauia hecho dicho Exelentissimo Se
ñor Birrey en orden a manifestarle el gran deseo con que anelaba se
acelerase la conclusion de la fabrica del Convento para que se pasasen
a el dichas Religiosas. Y tambien lo persuade a lo dicho el hauer sauido
de publico y notorio que los que fueron conductores en el transpor
te de dichas Religiosas fueron Don Manuel Senarro, su compañero 14
Don Narziso Barguin Montecuesta, y con ellos venia el escrivano de
Govierno Don Juan Martinez de Soria. Y que vno de los tres forlones
en que vinieron dichas Religiosas fue el de dicho Don Juan Martinez,
y que los otros dos el vno de Don Francisco Paulin Cauezon, vezino
del comerzio de esta ciudad, y el otro del Lizenziado Don Baltasar
Rodri gu ez Medrana, Abogado de esta Real Audienzia; zircunstanzias
todas que juntas con hauer visto el grande empeño con que dicho Se
ñor Birrey procuro azelerar despues la perfeccion de los altos interio
res del Convento para que pasasen a el las Religiosas, le hazen per
suadir a lo dicho, como otras que tiene le hazen tambien ynferir puede
hauer concurrido con dictamen para la temeraria resoluzion de di-
11 Ms. companero.
i;, Debe ser el señor don Francisco de Echabarri, natural de Vitoria y mencionado en la
crónica (IX: 11 ).
16 Ms. senal.
17 Debe ser cinco años. Las monjas salieron de España el 18 de mayo de 1739 y aban
donaron el convento de Regina el 27 de noviembre de 1744.
18 Ms. anm.
DOCUMENTO 8 19
La Reyna Gouernadora. 20
• Del archivo General de la Nación, Reales cédulas duplicadas, volumen 30, expediente
20, fqja 25. Desde hace diez años, este documento lo creímos inexistente o perdido, por lo
que nos es un gran gusto reproducirlo aquí.
19
Reproducimos aquí otros tres documentos, dos encontrados en el Archivo General
de la Nación, en la ciudad de México, en 1997, y una carta escrita por la madre Marina de
Escobar el 12 de octubre de 1632. En la transcripción de estos textos se sigu en los mismos
principios de edición que en la del manuscrito de la crónica misma. Presentamos cada docu
mento con una aclaración nuestra, en cursiva.
20 La reina entonces debe haber sido Mariana de Austria, madre de Carlos 11, encarga
da del gobierno durante la minoría de edad del rey. Carlos II vivió entre 1661 y 1700 y el
documento se escribió el 1 de febrero de 1672.
Yo la Reyna
Por mandato de su Magestad
Francisco B de Madrigal
A la Audiencia de Mexico que informe lo que se le ofreciere de la
fundazion, que el Contador Don Francisco de Cordoua Villafranca y
su muger pretenden hazer en la ciudad de Mexico de un Combento
de Religiosas de la Orden de Santa Brigida.
DOCUMENT09
Acerca de una imagen de Cristo crucificado, que había sido ultrajada y que se
entregó a la Comunidad Brigidina en marzo de l 812•
[Esta parte está escrita por la madre María Antonia de San Pedro, consultora
y quinta cronista]
22
La cuarta cronista de la crónica, de las páginas 201-205. Nació el 20 de marzo de 1744,
hUa de Don Pedro Antonio Zerruto y de doña Ana de Naba y Mota. Entró el 16 de octubre de
1760, salió a libertad el 16 de noviembre de 1761, profesó el 22 de noviembre de 1761 con
nombramiento del Patron. Murió el 5 de julio de 1823, de edad de 79 años, tres meses y
15 días.
DOCUMENTO l 0
Morales y de doña Maria J osepha Romero y Pino. Entró el 15 de agosto de 1781, salió a
livertad el 16 de julio de 1782, profesó el 28 de agosto de 1782 con nombramiento del
Patron. Murió el 3 de marzo de 1829.
2'; Nació el 15 de junio de 1739, hija de don Antonio Ponpa y doña Juana Maria Briones,
sienpre abra sido eso, oy mas y mas en al gunas cosas, gracias a Dios. Y
a Vsted me guarde muchos años con la salud y aumentos de su dibina
gracia que deseo.
A mi Señora Doña Mariana beso las manos muchas heces. Y supli
co a su merced me perdone este atrebimiento de serbir a su merced
con eza cajhita de rrosarios para Vstedes y esos mis señores niños, que
por estar benditas y ser de muy grande debocion y estima, mas de lo
que podre decir, y tocados a grandes rreliquias, me atrevo a ynbiarlos
a su merced. Y quisiera que fueran de piedras preciosas, pero su balor
prencipal es mucho mayor sin coparacion. Gracias a Dios que de tan
tas maneras nos ace misericordias.
De Balladolid a doce de octubre del año 1632.
d[e] Marina d[e] Escobar. 29
29 Ms + dmarina + descobar.
ARCHIVOS CONSULTADOS
rie, 35). De los siglos XVII y XVIII hasta la creación de la Secretaría de Salu
bridad y Asistencia, México, Universidad Nacional Autónoma de Méxi
co, Instituto de Historia, 1960, t. 11, 444 p. (Publicaciones del Instituto
de Historia. Primera serie, 62). Segunda edición corregida y aumen
tada, 2v., México, Universidad Nacional Autónoma de México, Insti
tuto de Investigaciones Históricas, Cruz Roja Mexicana, 1990-1991,
ils., cuadros, mapas (Serie Historia Novohispana, 12, 15).
----, "La Capilla de la Cena en la Catedral de México", en Estudios de
Historia Novohispana, México, Universidad Nacional Autónoma de
México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1970, v. III, p. 35-58.
----, Los recogimientos de mujeres, respuesta a una problemática social no
vohispana, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Insti
tuto de Investigaciones Históricas, 1974, 260 p., ils., cuadros (Serie
Historia Novohispana, 24).
----, La sociedad novohispana y sus Colegios de Niñas, l. Fundaciones del
siglo XVI, primera edición, 1955. Segunda edición, México, Universi
dad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones His
tóricas, 1995, 264 p., ils., cuadros (Serie Historia Novohispana, 52).
---- y Pérez San Vicente, Guadalupe (ed.), Libro de cocina del Convento
de San .Jerónimo. Selección de Sor .Juana Inés de la Cruz, versión
paleográfica y prólogo de Josefina Muriel, México, Imprenta de la
Enciclopedia de México, 1979. Segunda edición, Toluca, México, Ins
tituto Mexiquense de Cultura, 1996.
----, "De Isabel de Urdiñola a María Ignacia de Azlor y Echevers",
en Amaya Garritz (coord.), Los vascos en las regiones de México, v. III,
México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de In
vestigaciones Históricas, 1997, p. 153-164.
----, "El Real Colegio de San Ignacio de Loyola", en Josefina Muriel
(coord.), Los vascos en México y su Colegio de las Vizcaínas, México, Uni
versidad Nacional Autónoma de México, Cigatam, 1987.
ÜLAVARRÍA Y FERRAR!, Enrique de, El Real Colegio de San Ignacio de Loyola,
México, Imprenta Francisco Díaz de León, 1889, 130 p.
ÜLSSON, Hilding. Birgittanunnorna i México, Boletín Escandinavo, año III,
n. 5, México, 1973.
OROZCO Y BERRA, Manuel, Historia de la ciudad de México desde su fundación
hasta 1854, México, Secretaría de Educación Pública, 1973, 188 p., ils.
(Sep/Setentas, 112).
PORRAS MUÑOZ, Guillermo, "La situación jurídica del colegio de los vas
cos en México y el Colegio de las Vizcaínas", en Josefina Muriel
Abgola,José, padre jesuita 195 Ayala y Cantú, María del Carmen, véa
Abreo, Pantaleón de,arzobispo 61 se Espíritu Santo,Maria del Carmen,
Acuña,Juan de,marqués de Casafuerte madre
13 Azcárate y U stóriz,J oaquina, monja 19
Adalid, Francisco 216 Azcoitia, Guipúzcoa 24,42, 44,227
Adalid y Miranda, María del Carmen, Azlor y Echevers,María Ignacia de 11,19
madre, véase Señor San Gabriel,
María del CarmenJosefa de Baeza, María de 67
Aguirre, Francisca Antonia de 16,104, Balcazar, Domingo, oidor 67
210 Barcia,ilustrísimo señor 33
Aguirre, José Francisco de, oidor 12, Barna,Pedro,presbítero 202
13, 16,17,24,31,32,33,34,35,37, Barreda,Antonio 211
64,67,101,210,219,220,221,222, Barreda y Miramón, Loreto, véase Je-
223,226,229,233,243 sús Sacramentado, Loreto de
Aguirre Zuaznabar,Tomás 8 Barrete,María de la Luz 212
Alarcón, María Inés 217 Basurto,Esteban 21 O
Alarcón, Próspero María, arzobispo Basurto,Herenlana 21O
194,195,202,217 Basurto y Basurto, Dolores,véaseJesús,
Alcántara, marqueses de 55 María, Dolores Brígida de,madre
Aldaco, Manuel de 1O,11,95 Bedoia, Pedro de, fiscal 67,92
�varez,Cayetano,sacerdote 167 Bedolla, Pedro de, véase Bedoia, Pe
Angeles, María Ana de los,madre 212 dro de
Añoa, Francisco de, obispo y arzobispo Benaben,Pedro de 215
40 Benaben y Navarrete, María de, véase
Antillón, Isidro Antonio de 5 San Antonio, María de, hermana
Arana.Josefa de 47,115,212 Benítez,Gregorio 21 O
Aránzazu, nuestra señora de 86 Benitez y Larena Concepción 194,199,
Arias de Revina,Joaquín,inquisidor 91 210
Aris y Tobar.Juana de 47,211 Beramendi, María Lucía, monja 20
Asbaje,Juana de 8 Berrio y Saldivar,Andrés de,presbítero
Asbaje y Vargas Machuca,Pedro Manuel 94
de 8 Berrio y Saldivar, Francisca de 94
Asunción, María Francisca de la,madre Berrios,señoras 70
priora 222 Betolaza,doctor 85
Audelo,Juan de, carpintero 233 Beye de Cisneros,Ignacio,doctor 181
Ayala, Anselmo 216 Bezares, señor 204
.Josefa Joaquina de los Dolores, novicia Martínez de Murguia, María 47, 170,
238 213
.Josefa Joaquina de los Dolores, madre Martínez de Soria,.Juan,escribano 239,
72 244
.Josefina,madre 211 Martínez Gofay,José,presbítero 202
Josefina, madre 211 Martínez,Migu el 212
.Juárez,Benito 25,195,196,201 Martínez y Pua,padres capellanes de su
majestad 53,54
Labastida y Dávalos, Pelagio Antonio Martínez y Zúñiga, María Margarita,
de,arzobispo 194,195,216 véase Santísimo Sacramento,Marga
Lanciego y Eguilaz,José de 9 rita María del,madre
Landazuri de Aris y Tovar,Juana Petro Meave,Ambrosio de 1O,11
nila de, véase Patrocinio, Juana Pe Medinasidonia,duquesa de 53
tronila del, madre fundadora Medinas,patronos de la capilla de los 70
Landazuri,Juan Bautista de 47, 211 Melgarejo,Ambrosio de,oidor 67
Lardizábal y Elorza,Antonio de,obispo Mena,José de,fray 33,35,37
10 Mendívil Aguirre,familia 14
Lardizabal y Elorza, Francisco Ignacio Mendívil y Aguirre,Agustín de 50
de 93,214 Mendívil y Aguirre,Joaquín Dionisio de
Lardizabal y Urive, María Josefa,véase 50,219,220
Santa Catarina de Suecia, María Jo Mendívil y Aguirre, Manuel Antonio
sefa de,madre de 168,179
Larena, Estefanía de 21O Mendívil y Aguirre, Pedro Antonio de
Lasarte, Guipúzcoa 24, 40,42,44,227 18, 46, 62, 63, 104, 168, 233, 236,
Legazpi,Melchor 5 243,245
Lesaca,Navarra 19 Mendívil y de Aguirre, Francisca Anto
Lituriondo, Pedro de, vecino y del co- nia de, véase Santa Gertrudis, Fran
mercio 97 cisca Antonia de,hermana
Lobera,María de 67 Mendívil y Olmos, Pedro Antonio de
López de Cárdenas, Ignacia 214 16,37,210,219,220
Lopez de Elorza,Salvador 221 Mendoza,Juan de 40,41
López de Legazpi Gorrochategui, Mi Meoño,Gregorio,deán 180
guel 7 Miguel Garay,Francisca o Josefa de 47,
Lorravaquio, Domingo de 8 186,210
Lorravaquio Muñoz, María Magdalena Migu el.Juan Bautista de 47,186,210
de,sor 7 Miguel y Garay,Jacinta de,véase Santa
Lozano,Juan,doctor cura 63,229 Bárbara,Jacinta de,hermana funda
dora
Madero, Francisco l.,presidente 203 Miramón,Josefa 211
Madrid,José,oidor 67 Miranda,José 212
Madrigal, Francisco B. de 248 Miranda, María de Jesús 216
Malo y Villa Vicencio,Pedro,oidor 67 Miranda y Gil,Magdalena,véase Nues
Mancilla,Ana 215 tra Señora de las Nieves,Magdalena
Margil de Jesús,Antonio,fray 168 de,hermana
María Catalina de la Concepción, ma- Mireles,Justa 216
dre fundadora, 16,47,247 Molina,cardenal de, eminentísimo 53, 55
María Luisa de la Madre de Dios, ma Monjon, Hipólito de,escribano 221
dre,191,194,196,197,211,213,214 Montecuesta,Narciso Barguin 244,246
María del Carmen, madre, 201 Monteros,María 214
Martínez de Murguia, Domingo 171 Mora,Micaela de 212
INTRODUCCIÓN HISTÓRICA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
ADVERTENCIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
Documento 4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 230
La carta de despedida escrita por Theresa Brigida a la aba
desa de Regina Coelli, entregada a la portera menor a la
puga muy de madrugada en viernes el 27 de noviembre de
1744
Documento 5 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 231
Carta de la madre Theresa Brigida al arzobispo, escrita el
27 de noviembre de 1744, el mismo dia que la carta anterior
Documento 6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233
Carta de Don Francisco Ximenes Caro al arzobispo, descri
biendo la situación y el estado en gue se halla el nuevo con
vento el 28 de noviembre de 1744
Documento 7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
Decreto del arzobispo y algunas de las declaraciones juridicas
que se hicieron despues de la salida de las monjas Brigidas
del convento de Regina Coelli
Documento 8 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247
Sobre la petición que hicieron Don Francisco de Cordoua
Villafranca y su esposa Doña Ines de Icita en el año de 1672,
de fundar un convento de Religiosas Brigidas provenientes
de Valladolid, España
Documento 9 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 249
Acerca de una imagen de Cristo crucificado, que había sido
ultrajada y que se entregó a la Comunidad Brigidina en mar
zo de 1812
Documento 10 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251
Carta en original, escrita por Doña Marina de Escobar
(introductora de la orden brigidina en España), el 12 de oc-
tubre de 1632
FUENTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 253
Jll�ll,l ll�l l ll ll
ISBN 961-36-1961-X