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Apocalipsis

Capítulo 1

Prólogo:

He Aquí, Él Viene en las Nubes

Versículo 1. ---“La revelación de Jesucristo, que Dios le dio para manifestar


a sus siervos lo que debe suceder pronto. Y lo declaró, enviando su ángel a su
siervo Juan.”

§ H Ap 465-466. ---"Y cuando yo le vi -escribió Juan,- caí como muerto a


sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas," (Apocalipsis.
1.17.)
Juan fue fortalecido para vivir en la presencia de su Señor glorificado.
Entonces ante sus maravillados ojos fueron abiertas las glorias del cielo. Le
fue permitido ver el trono de Dios y, mirando más allá de los conflictos de la
tierra, contemplar la hueste de los redimidos con sus vestiduras blancas. Oyó
la música de los ángeles del cielo, y los cantos de triunfo de los que habían
vencido por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio. En la
revelación que vio se desarrolló una escena tras otra de conmovedor
interés en la experiencia del pueblo de Dios, y la historia de la iglesia fue
predicha hasta el mismo fin del tiempo. En figuras y símbolos, se le
presentaron a Juan asuntos de gran importancia, que él debía registrar
para que los hijos de Dios que vivían en su tiempo y los que vivieran en
siglos futuros pudieran tener una comprensión inteligente de los peligros
y conflictos que los esperaban.
H Ap 466-467 ---Esa revelación fue dada para la orientación y el aliento de
la iglesia durante la dispensación cristiana. Y sin embargo ha habido maestros
religiosos que declararon que es un libro sellado y que sus secretos no pueden
explicarse. Como resultado, muchos han dejado de lado el registro profético y
rehusado dedicar tiempo al estudio de sus misterios. Pero Dios no desea que
su pueblo considere así ese libro. Es "la revelación de Jesucristo, que Dios le
dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder presto."
"Bienaventurado el que lee -dijo el Señor,- y los que oyen las palabras de esta
profecía, y guardan las cosas en ella escritas: porque el tiempo está cerca."
(Apoc. 1: 1, 3.) "Porque yo protesto a cualquiera que oye las palabras de la
profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios pondrá sobre él
las plagas que están escritas en este libro. Y si alguno quitare de las palabras
del libro de esta profecía, Dios quitaré su parte del libro de la vida, y de la
santa ciudad, y de las cosas que están escritas en este libro. El que da
testimonio de estas cosas, dice: Ciertamente, vengo en breve." (Apoc. 22: 18-
20.)
En el Apocalipsis entran reveladas las cosas profundas de Dios. El
nombre mismo que fue dado a sus páginas inspiradas: El Apocalipsis o
Revelación, contradice la afirmación de que es un libro sellado. Una
revelación es algo revelado. El Señor mismo reveló a su siervo los misterios
contenidos en dicho libro y es su propósito que estén abiertos al estudio de
todos. Sus verdades se dirigen tanto a los que viven en los últimos días de la
historia de esta tierra como a los que vivían los días de Juan. Algunas de las
escenas descritas en esa profecía pertenecen al pasado, otras se están
cumpliendo ahora; algunas tienen que ver con el fin del gran conflicto entre
los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo, y otras revelan los triunfos
y alegrías de los redimidos en la tierra nueva.
Nadie piense que al no poder explicar el significado de cada el significado de
cada símbolo del Apocalipsis, es inútil seguir escudriñando el libro en un
esfuerzo de conocer el significado de la verdad que contiene. El que reveló
esos misterios a Juan dará al Investigador diligente de la verdad un goce
anticipado de las cosas celestiales. Los que tengan sus corazones abiertos para
la recepción de la verdad, serán capacitados para entender sus enseñanzas, y se
les otorgará la bendición prometida a los que "oyen las palabras de esta
profecía, y guardan las cosas en ella escritas."
En el Apocalipsis todos los libros de la Biblia se encuentran y terminan.
En él está el complemento del libro de Daniel. Uno es una profecía, el
otro una revelación. El libro que fue sellado no fue el Apocalipsis, sino
aquella porción de la profecía de Daniel que se refiere a los últimos días.
El ángel ordenó: "Tú empero Daniel, cierra las palabras y sella el libro hasta el
tiempo del fin." (Dan. 12:4.)

7CBA 966. ---A Juan le fue revelado el plan de Dios para siglos futuros.
Las glorias del cielo se abrieron ante su visión embelesada. Vio el trono
de Dios y oyó las antífonas de gozo que resonaban por todos los atrios
celestiales. Cuando leemos su descripción de lo que vio en su visión,
anhelamos estar con los redimidos en la presencia de Dios.
Había pasado medio siglo desde que Jesús ascendió para presentar a su iglesia
delante de Dios y para preparar mansiones para sus fieles. Todavía amaba a su
pueblo, pues vino a su anciano siervo para revelar los planes de Dios para el
futuro.

CW 29 (Carta 97, 1902). ---Nuestra lección para este tiempo es: ¿Cómo
podemos más claramente comprender y presentar el evangelio de que
Cristo vino en persona para presentar a Juan en la isla de Patmos,----el
evangelio denominado: “la revelación de Cristo Jesús”? Hemos de
presentar a nuestro pueblo una clara explicación de Apocalipsis. Hemos
de llevarles la palabra de Dios justo como está escrita, con lo mínimo de
nuestras propias explicaciones. Nadie puede por sí solo hacer esta obra.
Aunque tenemos encomendadas las más grandes e importantes verdades jamás
presentadas al mundo, somos sólo bebés, en lo que toca a entender la verdad
en todos sus contornos. Cristo es el gran maestro, y aquello que él reveló a
Juan, hemos de esforzar la mente para entender y definir con claridad.
Estamos encarando los asuntos más importantes que jamás los hombres han
sido llamados a enfrentar.

DTG 73-74. ---Las palabras del ángel: "Yo soy Gabriel, que estoy delante
de Dios," demuestran que ocupa un puesto de alto honor en los atrios
celestiales. Cuando fue a Daniel con un mensaje, dijo: "Ninguno hay que se
esfuerce conmigo en estas cosas, sino Miguel [Cristo] vuestro príncipe.* El
Salvador habla de Gabriel en el Apocalipsis diciendo que "la declaró,
enviándola por su ángel a Juan su siervo." Y a Juan, el ángel declaró: "Yo soy
siervo contigo, y con tus hermanos los profetas." ¡ Admirable pensamiento,
que el ángel que sigue en honor al Hijo de Dios es el escogido para revelar los
propósitos de Dios a los hombres pecaminosos!

TM 113. ---En lo pasado algunos maestros declararon que Daniel y


Apocalipsis son libros sellados, y el pueblo se ha apartado de ellos. La
propia mano de Dios ha descorrido, de estas porciones de su Palabra, el
velo cuyo aparente misterio ha impedido que muchos lo levantaran. El
mismo nombre Apocalipsis [cuyo significado es revelación] contradice la
declaración de que es un libro sellado. "Revelación" significa que algo de
importancia es revelado. Las verdades de este libro se dirigen a los que viven
en estos últimos días. Nos encontramos en el lugar santo de las cosas sagradas,
con el velo quitado. No hemos de estar afuera. Hemos de entrar, no en forma
descuidada, con pensamientos irreverentes, no con pasos impetuosos, sino con
reverencia y piadoso temor. Nos acercamos al tiempo en que las profecías del
libro del Apocalipsis han de cumplirse...

§ DTG 25. ---Dios había hablado al mundo por medio de la naturaleza,


las figuras, los símbolos, los patriarcas y los profetas. Las lecciones debían
ser dadas a la humanidad en su propio lenguaje. El Mensajero del pacto
debía hablar. Su voz debía oírse en su propio templo. Cristo debía venir para
pronunciar palabras que pudiesen comprenderse clara y distintamente. Él, el
Autor de la verdad, debía separar la verdad del tamo de las declaraciones
humanas que habían anulado su efecto. Los principios del gobierno de Dios y
el plan de redención debían ser definidos claramente. Las lecciones del
Antiguo Testamento debían ser presentadas plenamente a los hombres.

PVGM 97. ---Cristo fue el Redentor del hombre en el principio del


mundo en igual grado en que lo es hoy. Antes de revestir él su divinidad
de humanidad y venir a nuestro mundo, el mensaje evangélico fue dado
por Adán, Set, Enoc, Matusalén y Noé. Abrahán en Canaán y Lot en
Sodoma llevaron el mensaje, y de generación en generación fieles mensajeros
proclamaron a Aquel que había de venir. Los ritos del sistema de culto judío
fueron establecidos por Cristo mismo. El fue el fundador de su sistema de
sacrificios, la gran realidad simbolizada por todo su servicio religioso. La
sangre que se vertía al ofrecerse los sacrificios señalaba el sacrificio del
Cordero de Dios. Todos los sacrificios simbólicos se cumplieron en él.

DTG 11. ---Al venir a morar con nosotros, Jesús iba a revelar a Dios
tanto a los hombres como a los ángeles. Él era la Palabra de Dios: el
pensamiento de Dios hecho audible. En su oración por sus discípulos,
dice: "Yo les he manifestado tu nombre"- "misericordioso y piadoso;
tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad, "-"para que el amor
con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos." Pero no sólo para sus
hijos nacidos en la tierra fue dada esta revelación. Nuestro pequeño mundo es
un libro de texto para el universo. El maravilloso y misericordioso propósito
de Dios, el misterio del amor redentor, es el tema en el cual "desean mirar los
ángeles," y será su estudio a través de los siglos sin fin.

9T 138. ---La obra delineada en estos versículos indica el trabajo que se nos
pide hacer. Los términos: “Mi siervo,” “Israel,” “el siervo del Señor,”
significan cualquier a quien el Señor escoja y encomiende cierta tarea. Él los
hace ministros de su voluntad, aunque algunos que son seleccionados puedan
ser tan ignorantes de su voluntad como lo fue Nabucodonosor.

H Ap. 297. --- No hay nada más precioso a la vista de Dios que los
ministros de su Palabra, que penetran en los desiertos de la tierra para sembrar
las semillas de verdad, esperando la cosecha. Ninguno sino Cristo puede
medir la solicitud de sus siervos mientras buscan al perdido. El les imparte su
Espíritu, y por sus esfuerzos las almas son inducidas a volverse del pecado a la
justicia.

§ CS 575-576. ---La Biblia estaba destinada a ser una gula para todos
aquellos que deseasen conocer la voluntad de su Creador. Dios dio a los
hombres la firme palabra profética; ángeles, y hasta el mismo Cristo,
vinieron para dar a conocer a Daniel y a Juan las cosas que deben
acontecer en breve. Las cosas importantes que conciernen a nuestra
salvación no quedaron envueltas en el misterio. No fueron reveladas de
manera que confundan y extravíen al que busca sinceramente la verdad. El
Señor dijo al profeta Habacuc: "Escribe la visión para que se pueda leer
corrientemente." (Habacuc 2: 2, V.M.) La Palabra de Dios es clara para todos
aquellos que la estudian con espíritu de oración. Toda alma verdaderamente
sincera alcanzará la luz de la verdad. "Luz está sembrada para el justo."
(Salmo 97: 11.) Y ninguna iglesia puede progresar en santidad si sus
miembros no buscan ardientemente la verdad como si fuera un tesoro
escondido.

7CBA 965. --- [Se cita Apoc. 1: 1-2.] Toda la Biblia es una revelación, pues
toda revelación para los hombres viene a través de Cristo y toda se centra en
él. Dios nos ha hablado por su Hijo, a quien pertenecemos por creación y por
redención. Cristo; vino a Juan, desterrado en la isla de Patmos, para darle
la verdad para estos últimos días, para mostrarle lo que debe suceder
pronto. Jesucristo es el gran depositario de la revelación divina. Por
medio de él tenemos un conocimiento de lo que debemos esperar en las
escenas finales de la historia de esta tierra. Dios le dio esta revelación a
Cristo, y Cristo la comunicó a Juan.
Juan, el discípulo amado, fue el elegido para recibir esta revelación. Fue el
último sobreviviente de los primeros discípulos escogidos. En la dispensación
del Nuevo Testamento recibió esta honra, así como el profeta Daniel recibió la
misma honra en la dispensación del Antiguo Testamento.
La instrucción que iba a ser comunicada a Juan era tan importante, que
Cristo vino del ciclo para darla a su siervo, y le dijo que la enviara a las
iglesias. Esta instrucción debe ser el objeto de nuestro estudio cuidadoso y
con oración, pues estamos viviendo en un tiempo cuando hombres que no
siguen la enseñanza del Espíritu Santo introducirán falsas teorías. Esos
hombres han estado en puestos encumbrados y tienen proyectos ambiciosos
que cumplir. Procuran ensalzarse y revolucionar el desarrollo completo de las
cosas. Dios nos ha dado una instrucción especial para que estemos en guardia
contra tales personas. Ordenó a Juan que escribiera en un libro lo que
sucedería en las escenas finales de la historia de esta tierra (MS 129, 1905).

H Ap 466-467. ---En el Apocalipsis entran reveladas las cosas profundas de


Dios. El nombre mismo que fue dado a sus páginas inspiradas: El Apocalipsis
o Revelación, contradice la afirmación de que es un libro sellado. Una
revelación es algo revelado. El Señor mismo reveló a su siervo los
misterios contenidos en dicho libro y es su propósito que estén abiertos al
estudio de todos. Sus verdades se dirigen tanto a los que viven en los
últimos días de la historia de esta tierra como a los que vivían los días de
Juan. Algunas de las escenas descritas en esa profecía pertenecen al
pasado, otras se están cumpliendo ahora; algunas tienen que ver con el fin
del gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo,
y otras revelan los triunfos y alegrías de los redimidos en la tierra nueva.

TM 115. ---Fue el León de la tribu de Judá quien quitó el sello del libro y le
dio a Juan la revelación de lo que sucedería en estos últimos días.

§ H Ap 123. ---El relato de estas visitas angélicas debe proporcionar fuerza


y valor a aquel que trabaja por Dios. Hoy día, tan ciertamente como en el
tiempo de los apóstoles, los mensajeros celestiales recorren toda la anchura y
longitud de la tierra, tratando de consolar a los tristes, proteger a los
impenitentes, ganar los corazones de los hombres a Cristo. No podemos
verlos personalmente; pero no obstante, ellos están constantemente con
nosotros para dirigirnos, guiarnos y protegernos.

§ DTG 201. ---Fue Gabriel, el ángel que sigue en jerarquía al Hijo de Dios,
quien trajo el mensaje divino a Daniel. Fue a Gabriel, "su ángel," a quien
envió Cristo para revelar el futuro al amado Juan; y se pronuncia una
bendición sobre aquellos que leen y oyen las palabras de la profecía y guardan
las cosas en ella escritas.

PE 230-231. ---El ángel del cielo llegóse majestuosamente a Juan,


reflejando en su semblante la excelsa gloria de Dios. Reveló a Juan
escenas de profundo y conmovedor interés en la historia de la iglesia de
Dios, y le presentó los conflictos peligrosos que habrían de sufrir los
discípulos de Cristo. Juan los vio atravesando durísimas pruebas en que
se fortalecían y purificaban para triunfar por fin victoriosa y
gloriosamente salvados en el reino de Dios. El aspecto del ángel rebosaba
de gozo y refulgía extremadamente mientras mostraba a Juan el triunfo final
de la iglesia de Dios. Al contemplar el apóstol la liberación final de la iglesia,
quedó arrobado por la magnificencia del espectáculo, y con profunda
reverencia y pavor postróse a los pies del ángel para adorarle. El mensajero
celestial lo alzó instantáneamente del suelo y suavemente le reconvino
diciendo: "Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que
retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús
es el espíritu de la profecía." Después el ángel le mostró a Juan la ciudad
celestial en todo su esplendor y refulgente gloria; y él, absorto y abrumado,
olvidándose de la anterior reconvención del ángel, postróse de nuevo a sus
pies para adorarle. También esta vez le reconvino el ángel, diciéndole: "Mira,
no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de
los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios."

CS 565. ---LA RELACIÓN entre el mundo visible y el invisible, el


ministerio de los ángeles de Dios y la influencia o intervención de los
espíritus malos, son asuntos claramente revelados en las Sagradas
Escrituras y como indisolublemente entretejidos con la historia humana.
Nótase en nuestros días una tendencia creciente a no creer en la existencia de
los malos espíritus, mientras que por otro lado muchas personas ven espíritus
de seres humanos difuntos en los santos ángeles, que son "enviados para"
servir a "los que han de heredar la salvación." (Hebreos 1: 14, V.M.) Pero las
Escrituras no sólo enseñan la existencia de los ángeles, tanto buenos como
malos, sino que contienen pruebas terminantes de que éstos no son espíritus
desencarnados de hombres que hayan dejado de existir.

§ 7T 288. ---Cuando Juan se hizo viejo y de cabello gris, le fue


encomendado un mensaje para las iglesias bajo persecución. Los judíos
hicieron varios atentados contra su vida, pero el Señor dijo: “Que viva. Yo
quien lo crié, estaré con él y lo guardaré.” Este anciano discípulo
constantemente testificó por el Maestro. En hermoso lenguaje, con voz
musical y hablando de tal forma que impresionó los corazones de todos los
que le escucharon, relató las palabras y las obras de Cristo. Se le llevó como
exiliado a la isla de Patmos, pero Cristo lo visitó en su destierro y le comunicó
las grandes verdades encontradas en el Apocalipsis.
Al llegar cerca del final de su historia terrenal, aquellos que han gastado sus
vidas en el servicio de Dios serán impresionados mediante el Espíritu Santo a
hacer un recuento de las experiencias que han tenido en conexión con Su obra.
El registro de su maravilloso trato con su pueblo, de su bondad manifestada al
traer liberación en la prueba, debe ser repetido a los que recién han llegado
a la fe. Las pruebas que han tenido los siervos de Dios debido a la apostasía
de aquellos que una vez estuvieron unidos con ellos en la obra, y la
manifestación del Espíritu Santo haciendo nulo el efecto de las falsedades
dichas contra los que estaban sosteniendo con firmeza el inicio de su
confianza hasta el fin, deben ser relatadas.

H Ap 430. ---JUAN se distingue de los otros apóstoles como el


"discípulo al cual amaba Jesús." (Juan 21: 20.) Parece haber gozado en
un grado preeminente de la amistad de Cristo, y recibió muchas pruebas
de la confianza y el amor del Salvador. Juan era uno de los tres a los cuales
les fue permitido presenciar la gloria de Cristo sobre el monte de la
transfiguración, así como su agonía en el Getsemaní, y fue a él a quien nuestro
Señor confió la custodia de su madre en aquellas últimas horas de angustia
sobre la cruz.

PE 230. ---Se me transportó a la era apostólica y se me mostró que Dios


había confiado una obra especial a su amado discípulo Juan. Satanás quiso
impedir esta obra e indujo a sus siervos a que matasen a Juan; pero Dios le
libró milagrosamente por medio de su ángel. Todos cuantos presenciaron el
gran poder de Dios en la liberación de Juan, quedaron atónitos, y muchos se
convencieron de que Dios estaba con él, y que era verdadero el testimonio que
daba de Jesús. Quienes trataban de matarlo temieron atentar de nuevo contra
su vida, y le fue permitido seguir sufriendo por Jesús. Finalmente sus
enemigos le acusaron calumniosamente y fue desterrado a una isla
solitaria, donde el Señor envió a su ángel para revelarle eventos que iban
a suceder en la tierra y la condición de la iglesia hasta el tiempo del fin,
sus apostasías y la posición que ocuparía si agradaba a Dios y obtenía la
victoria final.
FE 423-424. ---Cuando los perseguidores de Juan, el discípulo amado,
procuraron silenciar su voz y destruir su influencia entre el pueblo, lo
exiliaron a la isla de Patmos. Pero no podían separarlo del Divino Maestro. En
la solitaria Patmos, Juan podía estudiar las cosas que Dios había creado.
En las escarpadas rocas, en las aguas que rodeaban la isla, podía
contemplar la grandeza y majestad de Dios. Y mientras estaba en
comunión con Dios y estudiando el libro de la naturaleza, escuchó una voz
hablándole, la voz del Hijo de Dios. Jesús fue el maestro de Juan en la isla
de Patmos, y él allí desenvolvió a su siervo cosas maravillosas que habrían
de realizarse en el devenir del tiempo.
Dios desearía que apreciáramos las bendiciones manifiestas en sus obras
creadas. Cuántos niños hay en las atestadas ciudades que no tienen siquiera un
trozo de césped verde en el cual caminar. Si pudieran ser educados en el
campo, entre la belleza, la paz, y la pureza de la naturaleza, les fuera como el
lugar más cerca del cielo. En lugares retirados, donde estemos lo más lejos
de las corruptoras máximas, costumbres, y excitaciones del mundo, y más
cerca del corazón de la naturaleza, Cristo hace real su presencia, y habla
de su paz y amor a nuestros corazones.--- “Special Testimonies on
Education,” 11 de mayo, 1896.

CS 390. ---A San Juan le fueron descubiertos cuadros de la experiencia


de la iglesia que resultaban de interés profundo y conmovedor. Vio las
circunstancias, los peligros, las luchas y la liberación final del pueblo de
Dios. Consigna los mensajes finales que han de hacer madurar la mies de
la tierra, ya sea en gavillas para el granero celestial, o en manojos para los
fuegos de la destrucción. Fuéronle revelados asuntos de suma
importancia, especialmente para la última iglesia, con el objeto de que los
que se volviesen del error a la verdad pudiesen ser instruidos con respecto
a los peligros y luchas que les esperaban. Nadie necesita estar a obscuras
en lo que concierne a lo que ha de acontecer en la tierra.
¿Por qué existe, pues, esta ignorancia general acerca de tan importante porción
de las Escrituras? ¿Por qué es tan universal la falta de voluntad para investigar
sus enseñanzas? Es resultado de un esfuerzo del príncipe de las tinieblas para
ocultar a los hombres lo que revela sus engaños. Por esto Cristo, el Revelador,
previendo la guerra que se haría al estudio del Apocalipsis, pronunció una
bendición sobre cuantos leyesen, oyesen y guardasen las palabras de la
profecía.

H Ap 443. ---Como testigo de Cristo, Juan no entró en controversias ni


en fastidiosas disputas. Declaró lo que sabía, lo que había visto y oído.
Estuvo asociado íntimamente con Cristo, oyó sus enseñanzas y fue testigo
de sus poderosos milagros. Pocos pudieron ver las bellezas del carácter de
Cristo como Juan las vio. Para él las tinieblas habían pasado; sobre él brillaba
la luz verdadera. Su testimonio acerca de la vida y muerte del Señor era claro
y eficaz. Hablaba con un corazón que rebosaba de amor hacia su Salvador; y
ningún poder podía detener sus palabras.

H Ap 465. ---Fue ricamente favorecido el discípulo amado. Había visto a su


Maestro en el Getsemaní con su rostro marcado con el sudor de sangre de su
agonía; "tan desfigurado, era su aspecto más que el de cualquier hombre, y su
forma más que la de los hijos de Adam." (Isa. 52: 14, V. M.) Le había visto en
manos de los soldados romanos, vestido con el viejo manto purpúreo y
coronado de espinas. Le había visto pendiendo de la cruz del Calvario, siendo
objeto de cruel burla y abuso. Ahora se le permite contemplar una vez más a
su Señor. Pero, ¡cuán distinta es su apariencia! Ya no es varón de dolores,
despreciado y humillado por los hombres. Lleva vestiduras de brillantez
celestial.

Versículo 2. ---“El testifica de todo lo que vio; a saber, de la Palabra de Dios


y del testimonio de Jesucristo.”

§ PP 11-12. ---El soberano del universo no estaba solo en su obra benéfica.


Tuvo un compañero, un colaborador que podía apreciar sus designios, y que
podía compartir su regocijo al brindar felicidad a los seres creados. "En el
principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era
en el principio con Dios." (Juan 1: 1, 2.) Cristo, el Verbo, el Unigénito de
Dios, era uno solo con el Padre eterno, uno solo en naturaleza, en carácter
y en propósitos; era el único ser que podía penetrar en todos los designios
y fines de Dios.

6T 132. ---En la palabra de Dios se encuentra sabiduría incuestionable,


sabiduría inexhausta que se originó, no en la mente finita sino en la
infinita. Pero mucho de lo que Dios ha revelado en su Palabra es oscuro para
el hombre porque las gemas de la verdad están enterradas bajo la escoria de la
humana sabiduría y tradición. Para muchos los tesoros de la Palabra
permanecen escondidos, pues no los han buscado con sincera perseverancia
hasta ser entendidos los áureos preceptos. La Palabra debe ser escudriñada
para poder purificar y preparar al receptor y así llegue a ser miembro de la
familia real, hijo del Rey celestial.
PVGM 82. ---Las Escrituras no necesitan ser leídas a la luz empañada de la
tradición o la especulación humana. El explicar las Escrituras por la
especulación o la imaginación del hombre es como tratar de alumbrar el sol
con una antorcha. La santa Palabra de Dios no necesita de la débil luz de la
iluminación terrenal para que sus glorias sean visibles. Es luz en sí
misma: la gloria de Dios revelada; y fuera de ella toda otra luz queda
empañada.

PVGM 97. ---La Palabra de Dios incluye las escrituras del Antiguo
Testamento así como las del Nuevo. El uno no es completo sin el otro.
Cristo declaró que las verdades del Antiguo Testamento son tan valiosas
como las del Nuevo.

DTG 354. ---La vida de Cristo, que da vida al mundo, está en su


palabra. Fue por su palabra como Jesús sanó la enfermedad y echó los
demonios; por su palabra calmó el mar y resucitó los muertos; y la gente
dio testimonio de que su palabra era con autoridad. Él hablaba la palabra
de Dios, como había hablado por medio de todos los profetas y los maestros
del Antiguo Testamento. Toda la Biblia es una manifestación de Cristo, y el
Salvador deseaba fijar la fe de sus seguidores en la Palabra. Cuando su
presencia visible se hubiese retirado, la Palabra sería fuente de poder para
ellos. Como su Maestro, habían de vivir "con toda palabra que sale de la boca
de Dios."

8T 302. ---El testimonio de Cristo, un testimonio del carácter más


solemne, ha de ser llevado al mundo. A través de todo el libro de
Apocalipsis existen las más preciosas y elevadoras promesas, y también hay
advertencias de la más temible y solemne importancia. ¿Acaso los que
profesan tener conocimiento de la verdad no leerán el testimonio dado a Juan
por Cristo? Aquí no hay trabajo hecho al tanteo, ningún engaño científico.
Aquí están las verdades que conciernen nuestro bienestar presente y futuro.
¿Qué comparación tiene la paja con el trigo?

PM 360-361. ---Satanás está....constantemente introduciendo lo espurio—


para desviarnos de la verdad. El último engaño de Satanás será tornar de
ningún efecto el testimonio del Espíritu de Dios. “Donde no hay visión, el
pueblo perece” (Proverbios 29:18). Satanás obrará con artimaña, en diferentes
formas y mediante diferentes agencias, para desestabilizar la confianza del
pueblo remanente de Dios en el verdadero testimonio....

4T 147-148. ---En tiempos antiguos Dios habló a los hombres por boca
de los profetas y apóstoles. En estos días él habla a ellos mediante los
testimonios de Su Espíritu. Nunca hubo ocasión cuando Dios instruyó a su
pueblo con tanto ahínco como ahora cuando lo instruye tocante a Su voluntad
y el curso que desearía para ellos. ¿Pero aprovecharán sus enseñanzas? Dios
no aceptará obediencia parcial; él no respaldará un compromiso con el yo.

PP 382. ---Fue Cristo quien habló a su pueblo por medio de los profetas.
El apóstol Pedro, escribiendo a la iglesia cristiana, dice que los que
"profetizaron de la gracia que había de venir a vosotros, han inquirido y
diligentemente buscado, escudriñando cuándo y en qué punto de tiempo
significaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual prenunciaba
las aflicciones que habían de venir a Cristo, y las glorias después de
ellas." (1 Ped. 1: 10, 11.) Es la voz de Cristo la que nos habla por medio del
Antiguo Testamento. "Porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la
profecía." (Apoc. 19: 10.)

Versículo 3. ---“¡Dichoso el que lee las palabras de esta profecía, y dichosos


los que la oyen, y guardan lo que está escrito en ella, porque el tiempo está
cerca!”

§ PR 402. ---A medida que nos acercamos al término de la historia de


este mundo, las profecías registradas por Daniel exigen nuestra atención
especial, puesto que se relacionan con el tiempo mismo en que estamos
viviendo. Con ellas deben vincularse las enseñanzas del último libro del
Nuevo Testamento. Satanás ha inducido a muchos a creer que las porciones
proféticas de los escritos de Daniel y de Juan el revelador no pueden
comprenderse. Pero se ha prometido claramente que una bendición
especial acompañará el estudio de esas profecías. "Entenderán los
entendidos" (Dan. 12: 10), fue dicho acerca de las visiones de Daniel cuyo
sello iba a ser quitado en los últimos días; y acerca de la revelación que
Cristo dio a su siervo Juan para guiar al pueblo de Dios a través de los
siglos, se prometió: "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las
palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas." (Apoc. 1:
3.)

HC 380. ---Se debe enseñar a los niños a rechazar las historias triviales y
excitantes, y a buscar lecturas sensatas, que inducirán a la mente a interesarse
en los relatos bíblicos, en la historia y sus argumentos. La lectura que arroje
luz sobre el Sagrado Volumen y vivifique el deseo de estudiarlo, no es
peligrosa sino beneficiosa.

7CBA 965. ---Muchos han albergado la idea de que el libro del Apocalipsis
es un libro sellado, y no quieren dedicar tiempo a estudiar sus misterios. Dicen
que deben mantenerse contemplando las glorias de la salvación, y que los
misterios revelados a Juan en la isla de Patmos son dignos de una
consideración menor que aquéllas. Pero Dios no considera así este libro...
El libro del Apocalipsis revela al mundo lo que ha sido, lo que es y lo que ha
de venir; es para nuestra instrucción, para quienes han alcanzado los fines de
los siglos. Debe estudiarse con temor reverente. Tenemos el privilegio de
conocer lo que es para nuestra instrucción...
El Señor mismo reveló a su siervo Juan los misterios del libro del Apocalipsis,
y su propósito es que sean manifestados para el estudio de todos. En este libro
se describen escenas que ahora están en el pasado, y algunas de interés eterno
que están sucediendo alrededor de nosotros; otras de sus profecías no se
cumplirán plenamente sino en el fin del tiempo, cuando tenga lugar el último
gran conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del ciclo (RH 31-
8-1897).

TM 113. ---Considerad las circunstancias de la nación judía cuando las


profecías de Daniel fueron dadas.
Dediquemos más tiempo al estudio de la Biblia. No entendemos la Palabra
como debemos. El libro del Apocalipsis se inicia con una orden a entender
la instrucción que contiene. "Bienaventurado el que lee, y los que oyen las
palabras de esta profecía -declara Dios-, y guardan las cosas en ella
escritas: porque el tiempo está cerca". Cuando como pueblo
comprendamos lo qué significa este libro para nosotros, se verá entre
nosotros un gran reavivamiento. No entendemos plenamente las lecciones
que enseña, a pesar del mandato que nos fue dado de escudriñarlo y
estudiarlo.

CS 389-390. ---El profeta dice: "Bienaventurado el que lee" -hay


quienes no quieren leer; la bendición no es para ellos. "Y los que oyen" -
hay algunos, también, que se niegan a oír cualquier cosa relativa a las
profecías; la bendición no es tampoco para esa clase de personas. "Y
guardan las cosas en ella escritas"- muchos se niegan a tomar en cuenta las
amonestaciones e instrucciones contenidas en el Apocalipsis. Ninguno de ellos
tiene derecho a la bendición prometida. Todos los que ridiculizan los
argumentos de la profecía y se mofan de los símbolos dados solemnemente en
ella, todos los que se niegan a reformar sus vidas y a prepararse para la venida
del Hijo del hombre, no serán bendecidos.
Ante semejante testimonio de la Inspiración, ¿cómo se atreven los hombres a
enseñar que el Apocalipsis es un misterio fuera del alcance de la inteligencia
humana? Es un misterio revelado, un libro abierto. El estudio del Apocalipsis
nos lleva a las profecías de Daniel, y ambos libros contienen enseñanzas de
suma importancia, dadas por Dios a los hombres, acerca de los
acontecimientos que han de desarrollarse al fin de la historia de este mundo.

PVGM 103. ---Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las


profecías que se relacionan con los últimos días requieren en forma
especial nuestro estudio. El último libro del Nuevo Testamento está lleno
de verdades que necesitamos entender. Satanás ha cegado las mentes de
muchos, de manera que se han regocijado de encontrar alguna excusa
para no estudiar el Apocalipsis. Pero Cristo, por medio de su siervo Juan,
ha declarado allí lo que acontecerá en los postreros días, y dice:
"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y
guardan las cosas en ella escritas".
"Esta empero es la vida eterna -dice Cristo-: que te conozcan el solo Dios
verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado." ¿Por qué es que no
comprendemos el valor de este conocimiento? ¿Por qué no arden estas
preciosas verdades en nuestro corazón? ¿Por qué no hacen temblar nuestros
labios y penetran todo nuestro ser?

CW 101. ---Supóngase que nuestros maestros y alumnos tuvieran más para


enseñar y escribir tocante a las cosas que ahora han de cumplirse, y que
conciernen el bienestar eterno de las almas. Supóngase que pluma y voz den
alimento a tiempo a ancianos y jóvenes, y santos y pecadores. Que las muchas
cosas dichas para despertar la iglesia de su sueño se digan sin perder más
tiempo espaciándonos en aquellas cosas que no son esenciales, y que no tienen
relevancia sobre las presentes necesidades de nuestro pueblo o sobre aquellos
que no tienen conocimiento de la verdad. Leed los primeros tres versículos
de Apocalipsis, y ved la obra especial que es encomendada a los que
pretenden creer la Palabra de Dios....

CW 175-176. ---Nuestra lección para el tiempo presente trata de cómo


pudiéramos más claramente comprender y presentar el evangelio que
Cristo vino en persona para presentar a Juan en la isla de Patmos,---el
evangelio denominado: “La Revelación de Cristo Jesús, que Dios dio a Él,
para mostrar a sus siervos las cosas que pronto habrán de suceder.”
“Bienaventurado aquel que lee, y aquellos que escuchan la palabras de esta
profecía,....porque el tiempo está cercano.”
Hemos de proclamar al mundo las grandes y solemnes verdades de
Apocalipsis. En los mismos designios y principios de la iglesia de Dios han
de entrar estas verdades...
Tenemos una muy importante obra para hacer,---la obra de proclamar el
mensaje de tercer ángel. Estamos encarando los asuntos más importantes que
los hombres hayan sido llamados a enfrentar. Todos debieran entender las
verdades que contienen los tres mensajes; pues son esenciales para la
salvación.
Mis hermanos, ¿no daréis a la grey de Dios pan y no una piedra? Nunca
imprimáis en nuestra revistas alguna palabra que baje la norma que él tiene
para su pueblo. No llaméis lúcido a ningún hombre que no tenga la sabiduría
para escoger al Señor Jesucristo---la luz y vida del mundo. La excelencia del
hombre es determinada mediante su posesión de las virtudes de Cristo.
No apartemos la mirada de Cristo para fijarla en seres humanos pecadores. La
verdad debe siempre presentarse ante el pueblo. La norma de pureza,
temperancia, y santidad debe ser enaltecida.

5T 388. ---La pisoteada ley de Dios ha de ser exaltada ante el pueblo;


tan pronto como se tornen con sinceridad y reverencia a las Santas
Escrituras, la luz del cielo les revelará cosas maravillosas de la ley de
Dios. Grandes verdades que por mucho tiempo han quedado obscurecidas
por la superstición y doctrina falsa, resplandecerán de las iluminadas
páginas de la Sagrada Palabra. Los oráculos vivientes derraman sus tesoros
antiguos y nuevos, trayendo luz y gozo a todo el que los reciba. Muchos son
despertados de su estupor. Se levantan como si fuera de los muertos y reciben
la luz y vida que sólo Cristo puede dar. Verdades que han sido
incomprensibles para gigantes intelectos son entendidas por los bebés en
Cristo. A estos es claramente revelado aquello que ha entenebrecido la
percepción espiritual de los más eruditos expositores de la Palabra, porque,
como los saduceos de antaño, los tales son ignorantes de las Escrituras y del
poder de Dios.

DTG 201. ---Fue Gabriel, el ángel que sigue en jerarquía al Hijo de Dios,
quien trajo el mensaje divino a Daniel. Fue a Gabriel, "su ángel," a quien
envió Cristo para revelar el futuro al amado Juan; y se pronuncia una
bendición sobre aquellos que leen y oyen las palabras de la profecía y
guardan las cosas en ella escritas.
"No hará nada el Señor Jehová, sin que revele su secreto a sus siervos los
profetas." Aunque "las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, . . .
las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos por siempre.' Dios nos ha
dado estas cosas, y su bendición acompañará al estudio reverente, con oración,
de las escrituras proféticas.

Ed 191. ---El libro de Apocalipsis, junto con el de Daniel, merece estudio


especial. Cada maestro temeroso de Dios debería considerar cómo
comprender y presentar más claramente el Evangelio que nuestro
Salvador en persona vino a dar a conocer a su siervo Juan: "La
revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las
cosas que deben suceder pronto". Nadie debería desanimarse al estudiar
el Apocalipsis a causa de sus símbolos aparentemente místicos. "Y si
alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a
todos abundantemente y sin reproche, y le será dada".
"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de la profecía, y
guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca".
Cuando se despierte un amor verdadero por la Biblia, y el estudiante empiece
a ver cuán vasto es el campo y cuán precioso su tesoro, deseará echar mano de
toda oportunidad que se le presente para familiarizarse con la Palabra de Dios.
Su estudio no se limitará a un tiempo y un lugar determinados. Y este estudio
continuo es uno de los mejores medios de cultivar el amor hacia las Escrituras.
El estudiante debería tener siempre consigo la Biblia. Si tenéis una
oportunidad, leed un texto y meditad en él. Mientras andáis por la calle,
esperáis en la estación del ferrocarril, o en el lugar de una cita, aprovechad la
oportunidad de adquirir algún pensamiento del tesoro de la verdad.

Ev 93. ---Al apóstol Juan, en la isla de Patmos, se le revelaron las cosas


que Dios quería que él transmitiera a su pueblo. Estudiad esas
revelaciones. Ellas contienen temas dignos de nuestra contemplación,
lecciones amplias y abarcantes, que toda la hueste angélica ahora está
procurando comunicarnos. Contemplad la vida y el carácter de Cristo, y
estudiad su obra de mediación. Contienen sabiduría infinita, amor infinito,
justicia infinita y misericordia infinita. Contienen profundidades y alturas,
longitudes y anchuras, para nuestra consideración. Innumerables plumas se
han ocupado en la presentación al mundo de la vida, el carácter y la obra
mediadora de Cristo; sin embargo, cada mente por medio de la cual el Espíritu
Santo ha obrado, ha presentado estos temas con un nuevo enfoque, de acuerdo
con la mente y el espíritu del instrumento humano. .
Ev 114-115. --- Los que se presentan ante el pueblo como maestros de la
verdad deben tratar con grandes temas. No deben ocupar el tiempo precioso
en hablar de temas triviales. Estudien la Palabra y prediquen la Palabra. Esté
la Palabra en sus manos como una afilada espada de dos filos. Testifique de
las verdades pasadas y muestre lo que ha de acontecer en el futuro.
Cristo vino del cielo para dar a Juan las grandes y maravillosas verdades
que han de conformar nuestras vidas y que han de ser proclamadas por
nosotros al mundo. Debemos guardar el paso con el tiempo y dar un
testimonio claro e inteligente 115 guiados por la unción del Espíritu Santo
(Review and Herald, 19 de abril, 1906).

Ev 146-147. ---Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y en


nuestro trabajo hemos de amonestar a la gente acerca del peligro en que
está. No se dejen sin tratar las solemnes escenas que la profecía ha
revelado. Si nuestros hermanos estuvieran despiertos, aunque fuera a medias,
si se dieran cuenta de la cercanía de los sucesos descriptos en el Apocalipsis,
se realizaría una reforma en nuestras iglesias, y muchos más creerían el
mensaje.
No tenemos tiempo que perder; Dios nos pide que velemos por las almas
como quienes han de dar cuenta. Presentad nuevos principios, y acumulad la
clara verdad. Ella será como espada de doble filo. Pero no os manifestéis
demasiado dispuestos a asumir una actitud polémica. Hay ocasiones en que
hemos de quedar quietos para ver la salvación de Dios. Dejad que hablen
Daniel y el Apocalipsis, y digan cuál es la verdad. Pero sea cual fuere el
aspecto del tema que se presente, ensalzad a Jesús como el centro de toda
esperanza, "la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la
mañana" (Testimonios para los Ministros, pág. 118. Año 1896).
No permitáis que la enseñanza se efectúe de una forma seca y abstracta, que
ha sido la manera de enseñar en demasiados casos, mas presentad las verdades
de la Palabra de Dios de una manera nueva e impresionante. . .
El libro del Apocalipsis debe ser abierto ante la gente. A muchos se les ha
enseñado que es un libro sellado; pero es un libro sellado únicamente para
aquellos que rechazan la luz y, la verdad. La verdad que contiene, debe ser
proclamada, a fin de que la gente tenga una oportunidad de prepararse para los
acontecimientos que pronto han de ocurrir. El mensaje del tercer ángel debe
ser presentado como la única esperanza para la salvación de un mundo que
perece (Carta 87, 1896). 147
El tema de mayor importancia es el mensaje del tercer ángel que abarca los
mensajes del primero y del segundo ángeles. Todos deben entender las
verdades contenidas en estos mensajes y demostrarlos en la vida diaria, porque
esto es esencial para la salvación. Tendremos que estudiar con fervor y con
oración a fin de comprender estas grandes verdades; y nuestro poder
para aprender y comprender, será esforzado hasta el extremo (Carta 97,
1902).
Los predicadores deben presentar la segura palabra profética como
fundamento de la fe de los adventistas del séptimo día. Deben estudiar
detenidamente las profecías de Daniel y del Apocalipsis, y en relación con
ellas las palabras: "He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del
mundo".
El capítulo 24 de Mateo me ha sido presentado repetidas veces como algo a
que debe ser atraída la atención de todos. Vivimos hoy en el tiempo en que las
predicciones de este capítulo se están cumpliendo. Expliquen nuestros
predicadores y maestros estas profecías a aquellos a quienes instruyen.
Excluyan de sus discursos los asuntos de menor importancia, y presenten las
verdades que decidirán el destino de las almas (Obreros Evangélicos, pág.
154. Año 1915).
Hemos de proclamar al mundo las grandes y solemnes verdades del
Apocalipsis. Estas verdades han de entrar en la misma trama y principios de
la iglesia de Dios. Se pronuncia una bendición sobre los que prestan la debida
consideración a esta comunicación. La bendición es prometida para
estimular el estudio de este libro. De ninguna manera hemos de
cansarnos de estudiarlo debido a sus símbolos aparentemente místicos.
Cristo puede darnos comprensión. . .
Debe haber un estudio más completo y más diligente del Apocalipsis, y una
presentación más fervorosa de las verdades que contiene: verdades que
conciernen a todos los que viven en estos últimos días (Manuscrito 105,
1902).

Ev 266-267. --- Toda experiencia genuina en materia de doctrinas religiosas


llevará la impronta de Jehová. Todos deben ver la necesidad de comprender la
verdad por sí mismos, individualmente. Debemos comprender las doctrinas
que hemos estado estudiando cuidadosamente y con oración. Se me ha
revelado que hay entre nuestros hermanos una gran falta de conocimiento con
respecto al surgimiento y progreso del mensaje del tercer ángel. Existe una
gran necesidad de investigar el libro de Daniel y el Apocalipsis y aprender
los textos cuidadosamente, para que sepamos lo que está escrito.

5T 753-754. --- Estamos en el mismo umbral de acontecimientos grandes y


solemnes. La profecía se está cumpliendo rápidamente. El Señor está a la
puerta. Pronto ha de empezar un período de interés abrumador para todos los
vivientes. Las controversias pasadas han de revivir y surgirán otras nuevas.
Nadie sueña siquiera en las escenas que han de producirse en nuestro mundo.
Satanás está trabajando por medios humanos. Los que están haciendo un
esfuerzo para cambiar la constitución y obtener una ley que imponga la
observancia del domingo, no se dan cuenta de lo que será el resultado. Una
crisis está por sobrecogernos.
En el umbral de eventos solemnes
Pero los siervos de Dios no han de confiar en sí mismos en esta gran
emergencia. En las visiones dadas a Isaías, a Ezequiel y a Juan, vemos
cuán íntimamente está relacionado el cielo con los acontecimientos que
suceden en la tierra, y cuán grande es el cuidado de Dios para con los que
son leales. El mundo no está sin gobernante. El programa de los
acontecimientos venideros está en las manos del Señor. La Majestad del cielo
tiene a su cargo el destino de las naciones, como también lo que concierne a su
iglesia.
Nos permitimos sentir demasiada congoja, preocupación y perplejidad en la
obra del Señor. No son los hombres finitos quienes han de llevar la carga de la
responsabilidad. Necesitamos confiar en Dios, creer en él y avanzar. La
incansable vigilancia de los mensajeros celestiales, y su incesante actividad en
su ministerio en relación con los seres terrenales, nos muestra cómo la mano
de Dios está guiando una rueda dentro de otra rueda. El Instructor divino dice
a todo aquel que desempeña una parte en su obra, como dijo antiguamente a
Ciro: "Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste." (Isa. 45: 5.)

6T 127-128. ---En el libro de Apocalipsis leemos de una obra especial que


Dios desea que su pueblo haga en estos últimos días. Él ha revelado su ley y
nos ha mostrado la verdad para este tiempo. Esta verdad está constantemente
desenvolviéndose, y Dios ha designado que seamos inteligentes respecto a la
misma, y que seamos capaces para distinguir entre lo correcto y lo erróneo,
entre la justicia y la injusticia.
El mensaje del tercer ángel, las grandes verdades probatorias para este tiempo,
ha de ser enseñado en todas nuestras instituciones. Dios desea que mediante
tal mensaje esta alarma especial sea dada, y que brillen lucientes rayos de luz
sobre el mundo. El tiempo es corto. Los peligros de los últimos días están
sobre nosotros, y debemos velar y orar, y estudiar y acatar las lecciones
que nos son dadas en los libros de Daniel y Apocalipsis.
No es en vano que él declara: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen
las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ellas escritas: porque
el tiempo está cercano.” Apocalipsis 1:9, 10:1-3.
7T 157-158. --- Tengan todos más para enseñar, escribir y publicar
acerca de las cosas que se han de cumplir ahora y que conciernen al
bienestar eterno de las almas. Den alimento a su tiempo a ancianos y
jóvenes, a santos y pecadores. Preséntese sin dilación todo lo que pueda
decirse para despertar a la iglesia de su somnolencia. No se pierda tiempo en
las cosas que no son esenciales y que no tienen relación con las necesidades
actuales de la gente. Léanse los primeros tres versículos del Apocalipsis y
véase qué obra se recomienda a los que aseveran creer en la Palabra de
Dios:

TM 114. ---Una cosa se comprenderá con certeza por el estudio del


Apocalipsis: que la relación entre Dios y su pueblo es estrecha y decidida. Se
ve una maravillosa conexión entre el universo del cielo y este mundo. Lo que
le fue revelado a Daniel fue complementado más tarde por la revelación
que se le hizo a Juan en la isla de Patmos. Estos dos libros deben ser
cuidadosamente estudiados. Dos veces Daniel preguntó: ¿Cuándo será el fin
del tiempo?

8T 301-302. --- El Señor hizo conocer a Juan las cosas que veía útiles para
su pueblo de los últimos días. Las instrucciones que le diera están
consignadas en el libro del Apocalipsis. Los que quieran ser colaboradores
de nuestro Señor y Salvador Jesucristo manifestarán intenso interés en las
verdades contenidas en ese libro. De viva voz y por escrito, se esforzarán en
explicar las cosas maravillosas que Cristo vino a revelar.
"La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las
cosas que deben suceder presto; y la declaró, enviándola por su ángel a Juan
su siervo, el cual ha dado testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio de
Jesucristo, y de todas las cosas que ha visto. Bienaventurado el que lee, y los
que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas:
porque el tiempo está cerca." (Apoc. 1: 1-3.)
Los solemnes mensajes que en el Apocalipsis se dieron en su orden deben
ocupar el primer lugar en el pensamiento de los hijos de Dios. No
debemos permitir que nuestra atención sea cautivada por otra cosa.
Un tiempo precioso pasa rápidamente y hay peligro de que muchos se dejen
robar el tiempo que debieran dedicar a la proclamación del mensaje que Dios
envió a un mundo caído. Satanás está satisfecho cuando nota cómo se dejan
desviar las mentes que debieran estar ocupadas en el estudio que concierne a
las realidades eternas.
El testimonio de Cristo, que reviste el carácter más solemne, debe ser dado al
mundo. En todo el libro del Apocalipsis se encuentran promesas preciosas y
alentadoras, así como advertencias del significado más solemne. ¿No querrán
leer el testimonio dado por Cristo a su discípulo Juan los que pretenden
poseer un conocimiento de la verdad? En él, no hay suposiciones ni
engaños científicos. Contiene verdades que atañen a nuestro bienestar
presente y futuro. ¿Por qué mezclar la paja con el grano? . . .

TM 433-434.--- De nuevo pregunto: En vista de la revelación que le fue


hecha a Juan en la isla de Patmos, la cual desde el comienzo del primer
capítulo hasta el fin del último es luz, gran luz, revelada a nosotros por Cristo
Jesús, quien escogió a Juan para que fuera el medio por el cual esta luz brillara
sobre el mundo: con verdades tan maravillosas y solemnes reveladas, con tan
grandiosas verdades desplegadas ante nosotros en los sucesos que han de
ocurrir precisamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes
del cielo con poder y grande gloria, ¿cómo pueden, los que pretenden ver:
cosas maravillosas fuera de la ley de Dios, integrar la lista de los impuros,
fornicarios y adúlteros, que constantemente evaden la verdad, y
secretamente obran iniquidad? ¿Creéis que ellos pueden esconder sus
caminos al Señor? ¿Creéis que Dios no ve? ¿Creéis que Dios no lo tiene en
cuenta?

H Ap 466-477. ---En Apocalipsis entran reveladas las cosas profundas de


Dios. El nombre mismo que fue dado a sus páginas inspiradas: El Apocalipsis
o Revelación, contradice la afirmación de que es un libro sellado. Una
revelación es algo revelado. El Señor mismo reveló a su siervo los
misterios contenidos en dicho libro y es su propósito que sean abiertos al
estudio de todos. Sus verdades se dirigen tanto a los que viven en los
últimos días de la historia de esta tierra como a los que vivían los días de
Juan. Algunas de las escenas descritas en esa profecía pertenecen al pasado,
otras se están cumpliendo ahora; algunas tienen que ver con el fin del gran
conflicto entre los poderes de las tinieblas y el Príncipe del cielo, y otras
revelan los triunfos y alegrías de los redimidos en la tierra nueva.
Nadie piense que al no poder explicar el significado de cada el significado de
cada símbolo del Apocalipsis, es inútil seguir escudriñando el libro en un
esfuerzo de conocer el significado de la verdad que contiene. El que reveló
esos misterios a Juan dará al Investigador diligente de la verdad un goce
anticipado de las cosas celestiales. Los que tengan sus corazones abiertos
para la recepción de la verdad, serán capacitados para entender sus
enseñanzas, y se les otorgará la bendición prometida a los que "oyen las
palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas."

MM 328-329. (Carta 110, 1902). ---Se me instruye a decir a nuestro


pueblo que será necesario que ofrenden todo lo posible de sus recursos para el
establecimiento de sanatorios que hagan la obra que el Señor les manda hacer.
Estos sanatorios han de estar bajo la supervisión de hombres que están
controlados por el Espíritu Santo, hombres que llevarán a cabo, no sus propios
planes, sino los planes de Dios....
Hemos de cooperar con el Señor Jesús en la gran obra de presentar la verdad
para este tiempo a la gente del mundo. Necesitamos salud, necesitamos
fortaleza; necesitamos una fe pura y sin adulterar en el mensaje del
evangelio. Necesitamos estudiar el libro de Apocalipsis, especialmente los
mensajes importantes que han de ser presentados a nuestro mundo.
¿Cuándo, si no ahora, han de ser dados estos mensajes?
Ahora y siempre hemos de presentarnos como un pueblo distinto y peculiar,
libro de toda práctica mundanal, no enmarañados de la confederación con
aquellos que no tienen sabiduría para discernir los reclamos de Dios tan
claramente expuestos en su ley

TM 440-441. ---De nuevo pregunto: En vista de la revelación que le fue


hecha a Juan en la isla de Patmos, la cual desde el comienzo del primer
capítulo hasta el fin del último es luz, gran luz, revelada a nosotros por Cristo
Jesús, quien escogió a Juan para que fuera el medio por el cual esta luz brillara
sobre el mundo: con verdades tan maravillosas y solemnes reveladas, con tan
grandiosas verdades desplegadas ante nosotros en los sucesos que han de
ocurrir precisamente antes de la segunda venida de Cristo en las nubes del
cielo con poder y grande gloria, ¿cómo pueden, los que pretenden ver: cosas
maravillosas fuera de la ley de Dios, integrar la lista de los impuros,
fornicarios y adúlteros, que constantemente evaden la verdad, y secretamente
obran iniquidad? ¿Creéis que ellos pueden esconder sus caminos al Señor?
¿Creéis que Dios no ve? ¿Creéis que Dios no lo tiene en cuenta?

TM 115. ---Al libro de Daniel se le quita el sello en la revelación que se le


hace a Juan, lo cual nos permite avanzar hasta las últimas escenas de la
historia de este mundo. ¿Tendrán en cuenta nuestros hermanos que estamos
viviendo en medio de los peligros de los últimos días? Leed el Apocalipsis
en relación con Daniel. Enseñad estas cosas.

3SG 95-96. ---“Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios; pero las
que son reveladas pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para siempre.”
Hombres profesando ser y dicen al pueblo que las profecías,
especialmente de Daniel y Juan, son obscuras, y que no las podemos
entender. Pero algunos de los mismos hombres que se oponen a la
investigación de la profecía porque sea obscura, gustosamente reciben las
suposiciones de geólogos, que disputan el registro de Moisés. Si la voluntad
revelada de Dios es tan difícil de entender, ciertamente los hombres no
debieran basar su fe sobre meras suposiciones respecto a lo que él no ha
revelado. Los caminos de Dios no son lo nuestros, tampoco sus pensamientos
son como los nuestros. La ciencia humana nunca puede dar razón de Sus obras
maravillosas. Dios ordenó de tal forma que hombres, bestias, y árboles,
muchas veces más grandes que los que ahora están sobre la tierra, y otras
cosas, quedaran enterrados en ocasión del diluvio, y allí fueran preservados
para evidenciar al hombre que los habitantes del antiguo mundo perecieron
mediante un diluvio. Dios designó que el descubrimiento de estas cosas en la
tierra pudiera establecer la fe de hombres en la historia inspirada. Pero los
hombres, con su vano razonamiento, hacen mal uso de estas cosas que Dios ha
designado para dirigirlos a exaltarle. Ellos caen en el mismo error del pueblo
antediluviano---las cosas que Dios les dio como beneficio, las transformaron
en una maldición, al hacer mal uso de ellas.

TM 116-117. ---Los que comen la carne y beben la sangre del Hijo de


Dios, recibirán de los libros de Daniel y el Apocalipsis la verdad que es
inspirada por el Espíritu Santo. Pondrán en marcha fuerzas que no puedan
ser reprimidas. Los labios de los niños se abrirán para proclamar los misterios
que han estado ocultos de la mente de los hombres.
Nos hallamos en el umbral de grandes y solemnes acontecimientos. Muchas
de las profecías están por cumplirse en rápida sucesión. Todo elemento de
poder está por ser puesto en acción. La historia pasada se repetirá; conflictos
viejos resurgirán a una nueva vida, y el peligro asediará a los hijos de Dios por
doquiera. La ansiedad está tomando posesión de la familia humana. Está
saturando todas las cosas que hay sobre la tierra. . .
Estudiad el Apocalipsis en relación con Daniel, porque la historia será
repetida. . . Nosotros, con todas nuestras ventajas religiosas, debemos saber
hoy mucho más de lo que sabemos.
Los ángeles desean mirar en las verdades que le son reveladas al pueblo que,
con corazón contrito, investiga la Palabra de Dios y ora para obtener mayores
longitudes y anchuras y profundidades y alturas del conocimiento que sólo el
Señor puede dar.
Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las profecías que se
relacionan con los últimos días exigen especialmente nuestro estudio. El
último libro del Nuevo Testamento se halla lleno de una verdad que
necesitamos entender. Satanás ha cegado las mentes de muchos de manera
que se alegrarán de cualquier excusa para no hacer del libro del Apocalipsis su
tema de estudio. Pero Cristo, por medio de su siervo Juan, ha declarado aquí
lo que será en los últimos días; y él dice: "Bienaventurado el que lee, y los que
oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas".
Los libros de Daniel y Apocalipsis deben ser unidos y publicados. Unas
pocas explicaciones de ciertas partes pueden añadirse, pero no estoy
segura de que éstas sean necesarias.
Esta es la sugestión que le hice al pastor Haskell y que dio como resultado el
libro que él publicó. No se ha llenado la necesidad con este libro. Mi idea era
que los dos libros fueran unidos, el Apocalipsis después de Daniel, como un
libro que da más luz sobre los temas tratados en Daniel. El objeto es colocar
estos libros juntos, mostrando que ambos se refieren a los mismos temas.
Ha de proclamarse un mensaje que despierte a las iglesias. Ha de hacerse todo
esfuerzo para dar la luz, no sólo a nuestro pueblo, sino al mundo. Se me ha
instruido en el sentido de que las profecías de Daniel y el Apocalipsis
deben imprimirse en libros pequeños, con las explicaciones necesarias, y
deben enviarse al mundo entero. Nuestros hermanos necesitan tener la
luz puesta ante ellos con contornos más claros

§ 1MS 76-77. --- Tal como el asunto me fue presentado, el período de la


ministración de Cristo parecía casi cumplido ¿Se me acusa de falsedad
porque el tiempo ha continuado más de lo que mi testimonio parecía
indicar? ¿Cómo es el caso en los testimonios de Cristo y sus discípulos?
¿Estaban engañados? Pablo escribió a los corintios:
"Pero esto os digo, hermanos que el tiempo es corto; resta, pues, que los que
tienen esposa sean como si no la tuviesen; y los que lloran, como si no
llorasen; y los que se alegran, como si no se alegrasen" (1 Cor. 7: 29, 30)
También en su Epístola a los Romanos dice:
"La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de
las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz" (Rom. 13: 12).
Y desde Patmos Cristo nos habla mediante el amado Juan :
"Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y
guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca" ( Apoc. 1: 3).
"El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para
mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. ¡He aquí, vengo
pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro"
(Apoc. 22: 6, 7)
Los ángeles de Dios, en sus mensajes para los hombres, representan el
tiempo como muy corto. Así me ha sido siempre presentado. Es cierto que
el tiempo se ha extendido más de lo que esperábamos en los primeros días de
este mensaje Nuestro Salvador no apareció tan pronto como lo esperábamos.
Pero, ha fallado la palabra del Señor? ¡Nunca! Debiera recordarse que las
promesas y amenazas de Dios son igualmente condicionales.

PE 64. --- En una visión dada el 27 de junio de 1850, mi ángel acompañante


dijo: "El tiempo está casi agotado. ¿Reflejáis como debierais hacerlo la
hermosa imagen de Jesús?" Luego se me señaló la tierra y vi que era necesario
realizar preparativos entre aquellos que han abrazado últimamente el mensaje
del tercer ángel. Dijo el ángel: "¡Preparaos, preparaos, preparaos! Tendréis
que morir mucho más al mundo de lo que habéis muerto hasta aquí." Vi que
tenían una obra que hacer y poco tiempo en que hacerla.

TM 113. ---En lo pasado algunos maestros declararon que Daniel y


Apocalipsis son libros sellados, y el pueblo se ha apartado de ellos. La propia
mano de Dios ha descorrido, de estas porciones de su Palabra, el velo cuyo
aparente misterio ha impedido que muchos lo levantaran. El mismo nombre
Apocalipsis [cuyo significado es revelación] contradice la declaración de que
es un libro sellado. "Revelación" significa que algo de importancia es
revelado. Las verdades de este libro se dirigen a los que viven en estos
últimos días. Nos encontramos en el lugar santo de las cosas sagradas, con el
velo quitado. No hemos de estar afuera. Hemos de entrar, no en forma
descuidada, con pensamientos irreverentes, no con pasos impetuosos, sino con
reverencia y piadoso temor. Nos acercamos al tiempo en que las profecías
del libro del Apocalipsis han de cumplirse...

Versículo 4. ---“ Juan a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a
vosotros, de parte del que es, del que era y que ha de venir; de parte de los
siete Espíritus que están ante su trono;”

§ 6T 268. ---Todos necesitamos sembrar una cosecha de paciencia,


compasión, y amor. Segaremos la mies que estamos sembrando. Nuestros
caracteres ahora se están formando para la eternidad. Aquí en la tierra
nos estamos preparando para el cielo. Debemos todo a la gracia, la libre
gracia. La gracia en el pacto ordenó nuestra adopción. La gracia en el
Salvador efectuó nuestra redención, nuestra regeneración, y nuestra
adopción a herederos con Cristo. Revélese esta gracia a otros.
MC 119. --- La gracia es un atributo de Dios puesto al servicio de los
indignos seres humanos. Nosotros no la buscamos, sino que fue enviada en
busca de nosotros. Dios se complace en concedernos su gracia, no porque
seamos dignos de ella, sino porque somos rematadamente indignos. Lo
único que nos da derecho a ella es nuestra gran necesidad.

RH 15 de septiembre, 1896. ---Al desobedecer los mandamientos de Dios,


el hombre cayó bajo la condenación de Su ley. Esta caída hizo que la gracia de
Dios se mostrara a favor de los pecadores. Nunca deberíamos haber
aprendido el significado de esta palabra “gracia” si no hubiéramos caído.
Dios ama a los ángeles no caídos que le sirven y son obedientes a todos sus
mandatos; pero él no les imparte gracia. Estos seres celestiales no conocen
la gracia; nunca la han necesitado; pues ellos nunca han pecado. Gracia
es un atributo de Dios mostrado hacia los ingratos seres humanos. No la
hemos buscado, sino que fue enviada en búsqueda de nosotros. Dios se
regocija en conceder esta gracia sobre todo aquel que la añora. A todo ser él
presenta los términos de su misericordia, no porque seamos merecedores, sino
porque somos de plano indignos. Nuestra necesidad es la calificación que
nos da la seguridad de que recibiremos este don.

RH 31 de enero, 1899. ---Aquellos que reciben e imparten la gracia de


Cristo reciben gracia por gracia. “Todos los que le han recibido, a esos les
dio poder para ser hechos hijos de Dios,” “habiéndonos predestinado a la
adopción como hijos de Cristo Jesús, según el beneplácito de su voluntad, para
la alabanza de la gloria de su gracia, en la cual nos ha hecho aceptos en el
Amado, en quien tenemos redención mediante su sangre, el perdón de los
pecados, según las riquezas de su gracia.”

BEcho 15 de abril, 1892. ---No es evidencia real que uno es cristiano porque
sus emociones son excitadas, o su espíritu es conmovido mediante la
presentación de la verdad. La pregunta es: ¿Estás creciendo en Cristo, tu jefe
viviente? ¿Se manifiesta la gracia de Cristo en tu vida? Dios da su gracia a los
hombres, para que así lleguen a desear más de la misma. La gracia de Dios
siempre está obrando sobre el corazón humano; y cuando es recibida, la
evidencia de su recepción aparecerá en la vida y carácter del recipiente,
pues será visto que la vida espiritual se desarrolla desde adentro.. La
gracia de Cristo en el corazón siempre promoverá la vida espiritual, y
habrá progreso espiritual. Necesitamos un Salvador personal o pereceremos
en nuestros pecados. Haga el corazón esta pregunta: ¿Estoy creciendo en
Cristo mi cabeza viviente? ¿Estoy obteniendo conocimiento avanzado de
Dios, y de Cristo Jesús, a quien él ha enviado? No vemos las plantas creciendo
en el campo, y no obstante estamos seguros que sí crecen; ¿y acaso no
podemos estar enterados de nuestra propia fuerza y crecimiento espiritual?

19 MR 350-351. ---Aquel que no asciende la escalera del progreso y


añade gracia sobre gracia “está ciego, y no puede ver de lejos,”. No puede
discernir que sin tomar estos pasos en sucesión, al subir la escalera paso
por paso, creciendo en la gracia y el conocimiento de Nuestro Señor
Jesucristo, deja de ubicarse en una posición donde la luz de Dios
brillando desde arriba se refleja sobre él. Como no añade gracia sobre
gracia, eso significa que ha olvidado los derechos que Dios tiene sobre él, y
que la culpabilidad de sus pecados le sería remitida y no recaería sobre él
si se mantiene en obediencia a los requerimientos divinos. A la vista de
Dios, él se encuentra en posición de pecador. Si se posesiona de las gracias de
Cristo, las ejercerá y las aumentará; pero si no produce el fruto de buenas
obras para la gloria de Dios, permanece en estado de ceguedad e ignorancia, la
auto complacencia, y el pecado. Él “no puede ver a la distancia.” Su vista está
fija en lo terrenal, no en Dios quien se encuentra arriba al final de la escalera.

FO 104. ---Sin la gracia de Cristo, el pecador está en una condición


desvalida. No puede hacerse nada por él, pero mediante la gracia divina
se imparte al hombre poder sobrenatural que obra en la mente, el
corazón y el carácter. Mediante la comunicación de la gracia 104 de
Cristo, el pecado es discernido en su aborrecible naturaleza y finalmente
expulsado del templo del alma. Mediante la gracia, somos puestos en
comunión con Cristo para estar asociados con Él en la obra de la
salvación. La fe es la condición por la cual Dios ha visto conveniente
prometer perdón a los pecadores; no porque haya virtud alguna en la fe que
haga merecer la salvación, sino porque la fe puede aferrarse a los méritos de
Cristo, el remedio provisto para el pecado. La fe puede presentar la perfecta
obediencia de Cristo en lugar de la transgresión y la apostasía del pecador.
Cuando el pecador cree que Cristo es su Salvador personal, entonces, de
acuerdo con la promesa infalible de Jesús, Dios le perdona su pecado y lo
justifica gratuitamente. El alma arrepentida comprende que su justificación
viene de Cristo que, como su Sustituto y Garante, ha muerto por ella, y es su
expiación y justificación.

SpTAO2a 16. ---Sin la gracia de Cristo, toda alma estaría en bancarrota


por la eternidad; por tanto no tenemos derecho a reclamar bendición
alguna. Pero mientras nada podemos reclamar, cuando somos fieles
mayordomos, el Señor nos recompensa como si el mérito fuese sólo el
nuestro. Él dice: “Bien hecho, buen siervo y fiel; has sido fiel sobre poco, te
pondré sobre mucho: entra en el gozo de tu Señor.” 3 de julio, 1892.

§ CsS 400. ---La paz de Cristo, esa paz que el dinero no puede comprar,
que el talento no puede conseguir, que el intelecto no puede obtener, es el
don de Dios. La religión de Cristo: ¿cómo podría hacer que todos
comprendieran su gran perdida si dejaran de obedecer sus principios santos en
su vida diaria? La mansedumbre y humildad de Cristo es el poder del
cristiano. Es en realidad más precioso que todas las cosas que el genio pueda
crear o la riqueza pueda adquirir. De todas las cosas que se buscan, que se
anhelan y se cultivan, no hay nada tan valioso ante la vista de Dios como un
corazón puro, una disposición llena de agradecimiento y de paz.

CS 50-51. --- ¿Cómo pues, puede llamarse el Evangelio un mensaje de paz?


Cuando Isaías predijo el nacimiento del Mesías, le confirió el título de
"Príncipe de Paz." Cuando los ángeles anunciaron a los pastores que Cristo
había nacido, cantaron sobre los valles de Belén: "Gloria en las alturas a Dios,
y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres." (S. Lucas 2: 14.) Hay
contradicción aparente entre estas declaraciones proféticas y las palabras de
Cristo: "No vine a traer paz, sino espada." (S. Mateo 10: 34. V.M.) Pero si se
las entiende correctamente, se nota armonía perfecta entre ellas. El Evangelio
es un mensaje de paz. El cristianismo es un sistema que, de ser recibido y
practicado, derramaría paz, armonía y dicha por toda la tierra. La
religión de Cristo unirá en estrecha fraternidad a todos los que acepten
sus enseñanzas. La misión de Jesús consistió en reconciliar a los hombres
con Dios, y así a unos con otros;

H Ap 452-453. --- "Porque la voluntad de Dios -acerca de vosotros- es


vuestra santificación." (1 Tes. 4: 3.) ¿Es la vuestra también? Vuestros pecados
pueden aparecer ante vosotros como montañas; pero si humilláis vuestro
corazón, y los confesáis, creyendo en los méritos de un Salvador crucificado y
resucitado, os perdonará y limpiará de toda injusticia. Dios demanda de
vosotros una completa conformidad con su ley. Esa ley es el eco de su voz que
nos dice: Más santo, sí, más santo aún. Desead la plenitud de la gracia de
Cristo. Permitid que vuestro corazón se llene con un intenso anhelo de su
justicia, cuya obra, declara la Palabra de Dios, es paz, y su efecto quietud
y seguridad para siempre.
DTG 270. --- "Bienaventurados los pacificadores." La paz de Cristo
nace de la verdad. Está en armonía con Dios. El mundo está en enemistad
con la ley de Dios; los pecadores están en enemistad con su Hacedor; y como
resultado, están en enemistad unos con otros. Pero el salmista declara: "Mucha
paz tienen los que aman tu ley; y no hay para ellos tropiezo." Los hombres no
pueden fabricar la paz. Los planes humanos, para la purificación y
elevación de los individuos o de la sociedad, no lograrán la paz, porque no
alcanzan al corazón. El único poder que puede crear o perpetuar la paz
verdadera es la gracia de Cristo. Cuando ésta esté implantada en el corazón,
desalojará las malas pasiones que causan luchas y disensiones. "En lugar de la
zarza crecerá haya, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán;" y el desierto de la
vida "se gozará, y florecerá como la rosa."

H Ap 69. ---Poco antes de su crucifixión, Cristo había dejado a sus


discípulos un legado de paz: "La paz os dejo -dijo,- mi paz os doy: no como el
mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo." (Juan
14: 27.) Esta paz no es la paz que proviene de la conformidad con el mundo.
Cristo nunca procuró paz transigiendo con el mal. La que Cristo dejó a sus
discípulos es interior más bien que exterior, y había de permanecer para
siempre con sus testigos a través de las luchas y contiendas.

TM 518. ---La paz viene con la dependencia del poder divino. Tan
pronto como el alma resuelve obrar de acuerdo con la luz que ha recibido,
el Espíritu Santo da más luz y fuerza. La gracia del Espíritu es
proporcionada para cooperar con la resolución del alma, pero no es un
sustituto para el ejercicio individual de la fe.

§ 8T 270. ---En la palabra, Dios es conocido como “el Dios eterno.” Este
nombre abarca el pasado, el presente, y el futuro. Dios existe desde la
eternidad hasta la eternidad. Él es El Eterno.

Versículo 5. ---“ y de parte de Jesucristo, el Testigo Fiel, primogénito de los


muertos y de los reyes de la tierra. Al que nos ama, y con su sangre nos libró
de nuestros pecados,”

§ EL TESTIGO FIEL. ---Véase EGW sobre Revelación 3:15.

§ DTG 729-730. ---Cristo resucitó de entre los muertos como primicia


de aquellos que dormían. Estaba representado por la gavilla agitada, y su
resurrección se realizó en el mismo día en que esa gavilla era presentada
delante del Señor. Durante más de mil años, se había realizado esa ceremonia
simbólica. Se juntaban las primeras espigas de grano maduro de los campos de
la mies, y cuando la gente subía a Jerusalén para la Pascua, se agitaba la
gavilla de primicias como ofrenda de agradecimiento delante de Jehová. No
podía ponerse la hoz a la mies para juntarla en gavillas antes que esa ofrenda
fuese presentada. La gavilla dedicada a Dios representaba la mies. Así
también Cristo, las primicias, representaba la gran mies espiritual que ha
de ser juntada para el reino de Dios. Su resurrección es símbolo y
garantía de la resurrección de todos los justos muertos. "Porque si creemos
que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con él a los que durmieron
en Jesús."

PP 14-15. --- El Rey del universo convocó a las huestes celestiales a


comparecer ante él, a fin de que en su presencia él pudiese manifestar cuál era
el verdadero lugar que ocupaba su Hijo y manifestar cuál era la relación que él
tenía para con todos los seres creados. El Hijo de Dios compartió el trono del
Padre, y la gloria del Ser eterno, que existía por sí mismo, cubrió a ambos.
Alrededor del trono se congregaron los santos ángeles, una vasta e
innumerable muchedumbre, "millones de millones," y los ángeles más
elevados, como ministros y súbditos, se regocijaron en la luz que de la
presencia de la Deidad caía sobre ellos. Ante los habitantes del cielo
reunidos, el Rey declaró que ninguno, excepto Cristo, el Hijo unigénito de
Dios, podía penetrar en la plenitud de sus designios y que a éste le estaba
encomendada la ejecución de los grandes propósitos de su voluntad. El
Hijo de Dios había ejecutado la voluntad del Padre en la creación de todas las
huestes del cielo, y a él, así como a Dios, debían ellas tributar homenaje y
lealtad. Cristo había de ejercer aún el poder divino en la creación de la tierra y
sus habitantes. Pero en todo esto no buscaría poder o ensalzamiento para sí
mismo, en contra del plan de Dios, sino que exaltaría la gloria del Padre, y
ejecutaría sus fines de beneficencia y amor.

§ DTG 103-104. ---Cuando el tentador ofreció a Cristo el reino y la


gloria del mundo, se propuso que Cristo renunciase al verdadero reino del
mundo y ejerciese el dominio sujeto a Satanás. Tal era la clase de dominio
en que se cifraban las esperanzas de los judíos. Deseaban el reino de este
mundo. Si Cristo hubiese consentido en ofrecerles semejante reino, le habrían
recibido gustosamente. Pero la maldición del pecado, con toda su desgracia,
pesaba sobre él. Cristo declaró al tentador: "Vete, Satanás, que escrito está: Al
Señor tu Dios adorarás y a él solo servirás."
DTG 688-689. ---Cuando Cristo vuelva a la tierra, los hombres no le verán
como preso rodeado por una turba. Le verán como Rey del cielo. Cristo
volverá en su gloria, en la gloria de su Padre y en la gloria de los santos
ángeles.

DTG 242. ---El Príncipe del cielo estaba entre su pueblo. El mayor don
de Dios había sido dado al mundo. Había gozo para los pobres; porque
Cristo había venido a hacerlos herederos de su reino. Había gozo para los
ricos; porque les iba a enseñar a obtener las riquezas eternas. Había gozo para
los ignorantes; porque los iba a hacer sabios para la salvación. Había gozo
para los sabios; pues él les iba a abrir misterios más profundos que los que
jamás hubieran sondeado; verdades que habían estado ocultas desde la
fundación del mundo iban a ser reveladas a los hombres por la misión del
Salvador.

DTG 395. ---El Príncipe de la vida y el príncipe de las potestades de las


tinieblas habían vuelto a encontrarse en el campo de batalla: Cristo, en
cumplimiento de su misión de "pregonar a los cautivos libertad, y . . . para
poner en libertad a los quebrantados;'* Satanás tratando de retener a su víctima
bajo su dominio. Invisibles, los ángeles de luz y las huestes de los malos
ángeles se cernían cerca del lugar para contemplar el conflicto. Por un
momento, Jesús permitió al mal espíritu que manifestase su poder, a fin de que
los espectadores comprendiesen el libramiento que se iba a producir.

§ 7CBA 934. --- Los ángeles actúan como agentes invisibles por medio de
seres humanos para proclamar los mandamientos de Dios. Los ángeles tienen
mucho más que ver con la familia humana de lo que muchos suponen. Y
hablando de los ángeles: "¿No son todos espíritus ministradores, enviados para
servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?"
Santos ángeles se unirán en el cántico de los redimidos. Aunque no
pueden cantar por experiencia propia: "Él nos lavó en su propia sangre y
nos redimió para Dios", sin embargo, comprenden el gran peligro del cual
han sido salvados los hijos de Dios. ¿Acaso no fueron enviados ellos para
levantar una bandera contra el enemigo? Pueden simpatizar plenamente con
el glorioso éxtasis de aquellos que han vencido mediante la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio de ellos (Carta 79, 1900).

PE 209. ---Cuando el soldado atravesó con la lanza el costado de Jesús


mientras pendía de la cruz, salieron dos raudales distintos: uno de sangre, y el
otro de agua. La sangre era para lavar los pecados de aquellos que
creyesen en su nombre, y el agua había de representar aquella agua viva
que se obtiene de Jesús para dar vida al creyente.

6T 311. ---Los redimidos encontrarán y reconocerán a aquellos que han


llevado al conocimiento del Salvador levantado. ¡Cuán grata la conversación
es con estas almas! “Yo fui un pecador,” será dicho, “sin Dios y sin esperanza
en el mundo, y tú viniste a mí, y dirigiste mi atención al precioso Salvador
como mi única esperanza. Y creí en Él. Me arrepentí de mis pecados, y se me
concedió el sentarme junto con los santos en lugares celestiales en Cristo
Jesús.” Otros dicen: “Yo fui un pagano en tierras paganas. Tu dejaste tus
amigos y la confortabilidad de tu hogar, y viniste a enseñarme cómo
encontrar a Jesús y creer en él como el único Dios verdadero. Destruí mis
ídolos y adoré a Dios, y ahora lo veo cara a cara. Soy salvo, eternamente
salvo para siempre contemplar a Aquel que amo. En aquel tiempo le veía
con el ojo de la fe, pero ahora lo veo tal como él es. Ahora puedo expresar
mi gratitud por la misericordia redentora de Aquel que me amó y me lavó
de mis pecados en su propia sangre.”

PVGM 126. --- Debemos evitar todo lo que estimule el orgullo y la


suficiencia propia; por lo tanto, debemos estar apercibidos para no dar ni
recibir lisonjas o alabanzas. La adulación es obra de Satanás. El se ocupa
tanto en adular como en acusar y condenar, y así procura la ruina del alma.
Los que alaban a los hombres son usados como agentes por Satanás. Alejen
de sí las palabras de alabanza los obreros de Cristo. Sea ocultado el yo.
Sólo Cristo debe ser exaltado. Diríjase todo ojo, y ascienda alabanza de
todo corazón "al que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su
sangre".

6T 366-367. --- La iglesia de Dios en la tierra es una con la iglesia de Dios


en el cielo. Los creyentes de la tierra, y los seres del cielo que nunca han
caído, constituyen una sola iglesia. Todo ser celestial está interesado en las
asambleas de los santos que en la tierra se congregan para adorar a Dios. En
el atrio interior del cielo escuchan el testimonio que dan los testigos de Cristo
en el atrio exterior de la tierra, y las alabanzas de los adoradores de este
mundo hallan su complemento en la antífona celestial, y el loor y el regocijo
repercuten por todos los atrios celestiales, porque Cristo no murió en vano por
los caídos hijos de Adán. Mientras que los ángeles beben en el manantial
principal, los santos de la tierra beben los raudales puros que fluyen del trono
y alegran la ciudad de nuestro Dios. ¡Ojalá que todos pudiesen comprender
cuán cerca está el cielo de la tierra! Aun cuando los hijos nacidos en la
tierra no lo saben, tienen ángeles de luz por compañeros. Un testigo
silencioso vela sobre toda alma, tratando de atraerla a Cristo. Mientras haya
esperanza, hasta que los hombres resistan al Espíritu Santo para eterna ruina
suya, son guardados por los seres celestiales. Recordemos todos que en cada
asamblea de los santos realizada en la tierra, hay ángeles de Dios escuchando
los testimonios, himnos y oraciones. Recordemos que nuestras alabanzas
quedan seguidas por los coros de las huestes angélicas en lo alto.
Por lo tanto, mientras nos reunimos sábado tras sábado, cantemos
alabanzas a Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. "Al
que nos amó, y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre," rinda
adoración el corazón. Sea el amor de Cristo el tema principal de lo que
dice el predicador. Sea lo que se exprese con sencillo lenguaje en todo himno
de alabanza. Dicte la inspiración del Espíritu de Dios nuestras oraciones.
Mientras se pronuncie la palabra de vida, atestigüe nuestra sentida respuesta
que hemos recibido el mensaje como mensaje del cielo. Esto es muy
anticuado, lo sé, pero es una ofrenda de agradecimiento a Dios por el pan de
vida dado al alma hambrienta. Esta respuesta a la inspiración del Espíritu
Santo será una fuerza en nuestra propia alma y un estímulo para otros. Dará
cierta evidencia de que hay en el edificio de Dios piedras vivas que emiten
luz.

CS 468. --- "Y llevará sobre sí la gloria." Es a Cristo a quien pertenece la


gloria de la redención de la raza caída. Por toda la eternidad, el canto de los
redimidos será: "A Aquel que nos ama, y nos ha lavado de nuestros pecados en
su misma sangre, . . . a él sea la gloria y el dominio por los siglos de los
siglos." (Apocalipsis 1: 5, 6, V.M.)

CS 703-704. --- Antes de entrar en la ciudad de Dios, el Salvador confiere a


sus discípulos los emblemas de la victoria, y los cubre con las insignias de su
dignidad real. Las huestes resplandecientes son dispuestas en forma de un
cuadrado hueco en derredor de su Rey, cuya majestuosa estatura sobrepasa en
mucho a la de los santos y de los ángeles, y cuyo rostro irradia amor benigno
sobre ellos. De un cabo a otro de la innumerable hueste de los redimidos, toda
mirada está fija en él, todo ojo contempla la gloria de Aquel cuyo aspecto fue
desfigurado "más que el de cualquier hombre, y su forma más que la de los
hijos de Adan."
Sobre la cabeza de los vencedores, Jesús coloca con su propia diestra la
corona de gloria. Cada cual recibe una corona que lleva su propio "nombre
nuevo" (Apocalipsis 2:17), y la inscripción: "Santidad a Jehová." A todos se
les pone en la mano la palma de la victoria y el arpa brillante. Luego que los
ángeles que mandan dan la nota, todas las manos tocan con maestría las
cuerdas de las arpas, produciendo dulce música en ricos y melodiosos acordes.
Dicha indecible estremece todos los corazones, y cada voz se eleva en
alabanzas de agradecimiento. "Al que nos amó, y nos ha lavado de
nuestros pecados con su sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para
Dios y su Padre; a él sea gloria e imperio para siempre jamás."
(Apocalipsis 1: 5, 6.)

HH 289. --- Debemos cultivar diariamente la confianza en Aquel que se ha


encargado de nuestro caso, que es nuestro sumo sacerdote fiel y
misericordioso, y también diariamente debemos contemplarlo, "porque en
cuanto él mismo padeció siendo tentado [no en unas pocas cosas, sino en todo,
como nosotros], es poderoso para socorrer a los que son tentados". "Porque
no tenemos un Pontífice que no se pueda compadecer de nuestras flaquezas".
Aún ahora, en el cielo, se aflige con nuestras aflicciones; y como un Salvador
viviente, como un Abogado interesado, está intercediendo por nosotros.
Debiésemos ejercitar diariamente la fe; y esa fe debiera crecer
diariamente al ser ejercitada, al reconocer que él no sólo nos ha redimido,
sino que nos ha amado, y nos ha lavado de nuestros pecados en Su propia
sangre, y nos ha hecho reyes y sacerdotes para con Dios y el Padre. -YI
18-10-1894.

Versículo 6. ---“ y nos constituyó en un reino de sacerdotes para servir a


Dios, su Padre. A él sea gloria e imperio para siempre jamás. Amén.”

§ CS 718-719. ---Durante los mil años que transcurrirán entre la primera


resurrección y la segunda, se verificará el juicio de los impíos. El apóstol
Pablo señala este juicio como un acontecimiento que sigue al segundo
advenimiento. "No juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor; el
cual sacará a luz las obras encubiertas de las tinieblas, y pondrá de manifiesto
los propósitos de los corazones." (1 Corintios 4: 5, V.M.) Daniel declara que
cuando vino el Anciano de días, "se dio el juicio a los santos del Altísimo."
(Daniel 7: 22.) En ese entonces reinarán los justos como reyes y sacerdotes de
Dios.

[PH086] 11 ---¿En cuál lado estáis parados? ¿Del lado de los que adoran la
bestia y su imagen? ¿Estáis conectados con aquellos que han perdido los
principios espirituales que los distinguen como hombres, y los aliaban con
Dios, y han llegado a ser subordinados secundarios, unidos con el gran
apóstata? Cristo murió para hacer posible que estéis aliados con ángeles,
herederos de Dios y coherederos con Cristo. Si sois obedientes a todos sus
mandamientos, reinaréis como reyes y sacerdotes para con Dios.
¿Escogeréis la degradante cautividad de la desobediencia y la
transgresión? ¿Os vincularéis con aquellos que anulan la ley de Dios?

1MR 113. ---En una ocasión, dirigiéndose a sus discípulos, quienes habrían
de sufrir por su causa, les hizo la promesa, diciendo: “En el mundo tendréis
aflicción: pero sed de buen ánimo; yo he vencido al mundo” (Juan 16:33). Él
se auto declaró el Ayudador de todo el que se une a su ejército, para cooperar
con él en pelear sus batallas contra enemigos visibles e invisibles. Ha
prometido que serán herederos de Dios y coherederos con Cristo, que
reinarán como reyes y sacerdotes con Dios. ¡Qué pacto es este! Los que
aceptan a Cristo, los que están dispuestos a compartir su humillación ante
el mundo, llegarán a ser miembros de la familia real, hijos del Rey
celestial. Aquellos que escogen sufrir aflicción con el pueblo de Dios en lugar
de gozar de los placeres del pecado por un tiempo, serán participantes con
Cristo en su gloria. Él les dará la dignidad de su nombre. Carta 79, 1900,
página 7. (Para el Señor William Kerr, 10 de mayo, 1900.)

5MR 339. ---El que coopera con Dios, esforzándose fielmente para
apartarse del mundo y sus influencias corruptoras, llega a ser participante de la
naturaleza divina, “habiendo escapado la corrupción que hay en el mundo
mediante la lascivia.” ¿Pueden aquellos que reconocen que son miembros de
la familia real, hijos del Rey celestial, herederos de Dios y coherederos con
Cristo, degradar una naturaleza que, mediante los méritos de Cristo, está
relacionada con los ángeles, con Cristo, sí, y con Dios mismo? ¿Pueden
aquellos que reconocen las posibilidades que están ante ellos, que saben
que son llamados para recibir una herencia inmortal, para reinar como
reyes y sacerdotes en la tierra, dejar de usar toda facultad de su ser para
llegar a ser uno con Cristo?

Versículo 7. ---“Mirad que viene con las nubes; y todo ojo lo verá, aun los
que lo traspasaron. Y todos los linajes de la tierra se lamentarán por él. ¡Así
sea! ¡Amén!”

§ YI 11 de agosto, 1898. ---Al ascender Cristo mientras en el acto de


bendecir a sus discípulos, un ejército de ángeles le rodea como si fuera
una nube. Cristo se lleva la multitud de cautivos. Él mismo traerá al Padre los
primeros frutos de aquellos que durmieron, como evidencia que él es
vencedor de la muerte y del sepulcro. En los portales de la ciudad de Dios, una
innumerable compañía de ángeles espera su llegada.

PE 34-35. ---Entonces comenzó el jubileo, durante el cual la tierra debía


descansar. Vi al piadoso esclavo levantarse en triunfal victoria, y desligarse de
las cadenas que lo ataban, mientras que su malvado dueño quedaba confuso
sin saber qué hacer; porque los impíos no podían comprender las palabras que
emitía la voz de Dios. Pronto apareció la gran nube blanca. Parecióme
mucho más hermosa que antes. En ella iba sentado el Hijo del hombre.
Al principio no distinguimos a Jesús en la nube; pero al acercarse más a
la tierra, pudimos contemplar su bellísima figura. Esta nube fue, en
cuanto apareció, la señal del Hijo del hombre en el cielo. La voz del Hijo
de Dios despertó a los santos dormidos y los levantó revestidos de gloriosa
inmortalidad. Los santos vivientes fueron transformados en un instante y
arrebatados con aquellos en el carro de nubes. Este resplandecía en extremo
mientras rodaba hacia las alturas. El carro tenía alas a uno y otro lado, y
debajo, ruedas. Cuando el carro ascendía, las ruedas exclamaban. "¡Santo!" y
las alas, al batir, gritaban: "¡Santo!" y la comitiva de santos ángeles que
rodeaba la nube exclamaba: "¡Santo, Santo, Santo, Señor Dios
Todopoderoso!" Y los santos en la nube cantaban: "¡Gloria! ¡Aleluya!" El
carro subió a la santa ciudad. Abrió Jesús las puertas de esa ciudad de oro y
nos condujo adentro. Fuimos bien recibidos, porque habíamos guardado "los
mandamientos de Dios" y teníamos derecho "al árbol de la vida."

CS 698-699. ---Pronto aparece en el este una pequeña nube negra, de un


tamaño como la mitad de la palma de la mano. Es la nube que envuelve al
Salvador y que a la distancia parece rodeada de oscuridad. El pueblo de
Dios sabe que es la señal del Hijo del hombre. En silencio solemne la
contemplan mientras va acercándose a la tierra, volviéndose más luminosa y
más gloriosa hasta convertirse en una gran nube blanca, cuya base es como
fuego consumidor, y sobre ella el arco iris del pacto. Jesús marcha al frente
como un gran conquistador. Ya no es "varón de dolores," que haya de beber el
amargo cáliz de la ignominia y de la maldición; victorioso en el cielo y en la
tierra, viene a juzgar a vivos y muertos.

DTG 770-771. --- Al llegar al monte de las Olivas, Jesús condujo al grupo a
través de la cumbre, hasta llegar cerca de Betania. Allí se detuvo y los
discípulos le rodearon. Rayos de luz parecían irradiar de su semblante
mientras los miraba con amor. No los reprendió por sus faltas y fracasos; las
últimas palabras que oyeron de los labios del Señor fueron palabras de la más
profunda ternura. Con las manos extendidas para bendecirlos, como si quisiera
asegurarles su cuidado protector, ascendió lentamente de entre ellos, atraído
hacia el cielo por un poder más fuerte que cualquier atracción terrenal. Y
mientras él subía, los discípulos, llenos de reverente asombro y esforzando
la vista, miraban para alcanzar la última vislumbre de su Salvador que
ascendía. Una nube de gloria le ocultó de su vista; y llegaron hasta ellos
las palabras: "He aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo," mientras la nube formada por un carro de ángeles le recibía. Al
mismo tiempo, flotaban hasta ellos los más dulces y gozosos acordes del coro
celestial.

§ CS 683. --- Pero el pueblo de Dios no se extraviará. Las enseñanzas del


falso Cristo no están de acuerdo con las Sagradas Escrituras. Su bendición va
dirigida a los que adoran la bestia y su imagen, precisamente aquellos sobre
quienes dice la Biblia que la ira de Dios será derramada sin mezcla.
Además, no se le permitirá a Satanás contrahacer la manera en que
vendrá Jesús. El Salvador previno a su pueblo contra este engaño y
predijo claramente cómo será su segundo advenimiento. "Porque se
levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y darán señales grandes y
prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los escogidos....
Así que, si os dijeren: He aquí en el desierto está; no salgáis: He aquí en las
cámaras; no creáis. Porque como el relámpago que sale del oriente y se
muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del hombre."
(S. Mateo 24: 24-27, 31; 25: 31; Apocalipsis 1: 7; 1 Tesalonicenses 4: 16, 17.)
No se puede remedar semejante aparición. Todos la conocerán y el mundo
entero la presenciará.
Sólo los que hayan estudiado diligentemente las Escrituras y hayan recibido el
amor de la verdad en sus corazones, serán protegidos de los poderosos
engaños que cautivarán al mundo. Merced al testimonio bíblico descubrirán al
engañador bajo su disfraz. El tiempo de prueba llegará para todos. Por medio
de la criba de la tentación se reconocerá a los verdaderos cristianos. ¿Se
sienten los hijos de Dios actualmente bastante firmes en la Palabra divina para
no ceder al testimonio de sus sentidos? ¿Se atendrán ellos en semejante crisis
a la Biblia y a la Biblia sola? Si ello le resulta posible, Satanás les impedirá
que logren la preparación necesaria para estar firmes en aquel día. Dispondrá
las cosas de modo que el camino les esté obstruido; los aturdirá con bienes
terrenales, les hará llevar una carga pesada y abrumadora para que sus
corazones se sientan recargados con los cuidados de esta vida y que el día de
la prueba los sorprenda como ladrón.
2T 41-42. ---Los que escogen hacer excusas y continuar en pecado y
conformidad al mundo, serán dejados a sus ídolos. Llegará el día cuando no
rogarán que se les excuse, cuando ni uno deseará que se le excuse. Cuando
Cristo venga en su gloria y la gloria de su Padre, con todos los ángeles
celestiales rodeándole, escoltándole en su camino con voces de triunfo,
mientras que notas de la música más hermosa caen sobre el oído, todos
entonces se interesarán; no habrá ni un solo espectador indiferente. Las
especulaciones en esa ocasión no envolverán el corazón. Los montones de
oro del avaro, que han dado fiesta a sus ojos, ya no son atractivos. Los
palacios que los orgullosos hombres de la tierra han erigido, y que han sido
sus ídolos, ahora son considerados con disgusto. Nadie postula sus tierras, sus
bueyes, su esposa con quien recién contrajo nupcias, como razón para ser
disculpado de no compartir la gloria que irrumpe sobre su atónita visión.
Todos esos desean compartir esa gloria, pero saben que no es para ellos.
En oración sincera y agonizante piden a Dios que no los pase de alto. Los
reyes, los poderosos, los altaneros, los orgullosos, el hombre malo, todos
juntos se postran bajo el peso de culpabilidad, desolación, y miseria
inexpresable; oraciones de angustia salen de sus labios. ¡Misericordia!
¡Misericordia! ¡Sálvennos de la ira de un Dios ofendido! Una voz contesta con
terrible distinción; firmeza, y majestad: “Porque he llamado, y vosotros
rechazasteis; he estrechado mi brazo, y nadie hizo caso; pero vosotros habéis
desdeñado todo mi consejo, no quisisteis mi reprensión: yo también me reiré
de vuestra calamidad; me burlaré cuando venga lo que teméis.”
Entonces reyes y nobles, el hombre poderoso, y el pobre, y el hombre
impío, por igual, se lamentan con amargura. Aquellos que en días de su
prosperidad rechazaron a Cristo y a sus humildes siervos que siguieron
sus pisadas, que no quisieron humillar su dignidad para postrarse ante
Cristo, quienes aborrecieron la ignominia de la cruz, ahora se encuentran
postrados en el lodo de la tierra. Su grandeza de pronto los ha abandonado,
y no vacilan en postrarse a la tierra a los pies de los santos. Entonces
reconocen con terrible remordimiento que están comiendo el fruto de sus
propios caminos, y están recibiendo lo que sembraron. En su supuesta
sabiduría se apartaron de la gran y eterna recompensa, rechazando el premio
celestial por ganancia terrenal. Las luces y atracciones del mundo los fascinó,
en su supuesta sabiduría se hicieron necios. Se hincharon en su prosperidad
mundanal como si dicha ventaja fuera tan grande como para proporcionarles
mérito delante de Dios y así asegurar entrada al cielo.

§ DTG 688-689. ---Cuando Pilato se declaró inocente de la sangre de


Cristo, Caifás contestó desafiante: "Su sangre sea sobre nosotros sobre
nuestros hijos." Estas terribles palabras fueron repetidas por los sacerdotes y
gobernantes, y luego por la muchedumbre en un inhumano rugir de voces.
Toda la multitud contestó y dijo: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre
nuestros hijos."
El pueblo de Israel había hecho su elección. Señalando a Jesús, habían dicho:
"Quita a éste, y suéltanos a Barrabás." Barrabás, el ladrón y homicida, era
representante de Satanás. Cristo era el representante de Dios. Cristo había
sido rechazado; Barrabás había sido elegido. Iban a tener a Barrabás. Al
hacer su elección, aceptaban al que desde el principio es mentiroso y
homicida. Satanás era su dirigente. Como nación, iban a cumplir sus
dictados. Iban a hacer sus obras. Tendrían que soportar su gobierno. El
pueblo que eligió a Barrabás en lugar de Cristo iba a sentir la crueldad de
Barrabás mientras durase el tiempo.
Mirando al herido Cordero de Dios, los judíos habían clamado: "Su sangre sea
sobre nosotros, y sobre nuestros hijos." Este espantoso clamor ascendió al
trono de Dios. Esa sentencia, que pronunciaron sobre sí mismos, fue escrita
en el cielo. Esa oración fue oída. La sangre del Hijo de Dios fue como una
maldición perpetua sobre sus hijos y los hijos sus hijos.
Esto se cumplió en forma espantosa en la destrucción de Jerusalén y durante
dieciocho siglos en la condición de la nación judía que fue como un sarmiento
cortado de la vid, una rama muerta y estéril, destinada a ser juntada y
quemada. ¡De país a país a través del mundo, de siglo a siglo, muertos,
muertos en delitos y pecados!
Terriblemente se habrá de cumplir esta oración en el gran día del juicio.
Cuando Cristo vuelva a la tierra, los hombres no le verán como preso
rodeado por una turba. Le verán como Rey del cielo. Cristo volverá en su
gloria, en la gloria de su Padre y en la gloria de los santos ángeles. Miríadas y
miríadas, y miles de miles de ángeles, hermosos y triunfantes hijos de Dios
que poseen una belleza y gloria superiores a todo lo que conocemos, le
escoltarán en su regreso. Entonces se sentará sobre el trono de su gloria y
delante de él se congregarán todas las naciones. Entonces todo ojo le verá y
también los que le traspasaron. En lugar de una corona de espinas,
llevará una corona de gloria, una corona dentro de otra corona. En lugar
de aquel viejo manto de grana, llevará un vestido del blanco más puro, "tanto
que ningún lavador en la tierra los puede hacer tan blancos." Y en su vestidura
y en su muslo estará escrito un nombre: "Rey de reyes y Señor de señores."
Los que le escarnecieron e hirieron estarán allí. Los sacerdotes y
príncipes contemplarán de nuevo la escena del pretorio. Cada
circunstancia se les presentará como escrita en letras de fuego. Entonces
los que pidieron: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos,"
recibirán la respuesta a su oración. Entonces el mundo entero conocerá y
entenderá. Los pobres, débiles y finitos seres humanos comprenderán contra
quién y contra qué estuvieron guerreando. Con terrible agonía y horror,
clamarán a las montañas y a las rocas: "Caed sobre nosotros, y escondednos
de la cara de Aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero:
porque el gran día de su ira es venido; ¿y quién podrá estar firme?"

DTG 771-772. ---Cristo había ascendido al cielo en forma humana. Los


discípulos habían contemplado la nube que le recibió. El mismo Jesús que
había andado, hablado y orado con ellos; que había quebrado el pan con ellos;
que había estado con ellos en sus barcos sobre el lago; y que ese mismo día
había subido con ellos hasta la cumbre del monte de las Olivas, el mismo
Jesús había ido a participar del trono de su Padre. Y los ángeles les habían
asegurado que este mismo Jesús a quien habían visto subir al cielo, vendría
otra vez como había ascendido. Vendrá "con las nubes, y todo ojo le verá." "El
mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán." "Cuando el Hijo del
hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se
sentará sobre el trono de su gloria."* Así se cumplirá la promesa que el Señor
hizo a sus discípulos: "Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y
os tomaré a mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis.".
Bien podían los discípulos regocijarse en la esperanza del regreso de su Señor.

PE 52-53. ---Después que los santos hayan sido transformados en


inmortales y arrebatados con Jesús, después que hayan recibido sus arpas, sus
mantos y sus coronas, y hayan entrado en la ciudad, se sentarán en juicio con
Jesús. Serán abiertos, el libro de la vida y el de la muerte. El libro de la vida
lleva anotadas las buenas acciones de los santos; y el de la muerte contiene las
malas acciones de los impíos. Estos libros son comparados con el de los
estatutos, la Biblia, y de acuerdo con ella son juzgados los hombres. Los
santos, al unísono con Jesús, pronuncian su juicio sobre los impíos muertos.
"He aquí --dijo el ángel--que los santos, unidos con Jesús, están sentados en
juicio y juzgan a los impíos según las obras que hicieron en el cuerpo, y frente
a sus nombres se anota lo que habrán de recibir cuando se ejecute el juicio."
Tal era, según vi, la obra de los santos con Jesús durante los mil años que
pasan en la santa ciudad antes que ésta descienda a la tierra. Luego, al fin de
los mil años, Jesús, con los ángeles y todos los santos, deja la santa ciudad,
y mientras él baja a la tierra con ellos, los impíos muertos resucitan, y
entonces, habiendo resucitado, los mismos que "le traspasaron" lo verán
de lejos en toda su gloria, acompañado de los ángeles y de los santos, y se
lamentarán a causa de él. Verán las señales de los clavos en sus manos y en
sus pies, y donde atravesaron su costado con la lanza. Es al fin de los mil años
cuando Jesús se para sobre el Monte de las Olivas, y éste se parte y llega a ser
una gran llanura. Los que huyen en ese momento son los impíos, que acaban
de resucitar. Entonces baja la santa ciudad y se asienta en la llanura. Satanás
llena entonces a los impíos de su espíritu. Con lisonjas les hace ver que el
ejército de la ciudad es pequeño, y el suyo grande, y que ellos pueden vencer a
los santos y tomar la ciudad.

PE 170. ---La multitud clamaba por la sangre de Jesús. Lo azotaron


cruelmente, le vistieron un viejo manto de púrpura y ciñeron su sagrada
cabeza con una corona de espinas. Después le pusieron una caña en las manos,
e inclinándose por burla ante él, le saludaban sarcásticamente diciendo:
"¡Salve, Rey de los judíos¡" Luego le quitaban la caña de las manos y le
golpeaban con ella la cabeza, de modo que las espinas de la corona le
penetraban las sienes, ensangrentándose el rostro y la barba.
Era difícil para los ángeles soportar la vista de aquel espectáculo. Hubieran
libertado a Jesús, pero sus caudillos se lo prohibían diciendo que era grande el
rescate que se había de pagar por el hombre; pero que sería completo y
causaría la muerte aun del que tenía el imperio de la muerte. Jesús sabía que
los ángeles presenciaban la escena de su humillación. El más débil de entre,
ellos; hubiera bastado para derribar aquella turba de moradores y libertar a
Jesús, quien sabía también que, con sólo pedírselo a su Padre, los ángeles le
hubieran librado instantáneamente. Pero era necesario que sufriese la violencia
de los malvados para cumplir el Plan de salvación.
Jesús se mantenía manso y humilde ante la enfurecida multitud que tan
vilmente lo maltrataba. Le escupían en el rostro, aquel rostro del que algún
día querrán ocultarse, y que ha de iluminar la ciudad de Dios con mayor
refulgencia que el sol. Cristo no echó sobre sus verdugos ni una mirada de
cólera. Cubriéndole la cabeza con una vestidura vieja, le vendaron los ojos y,
abofeteándole, exclamaban: "Profetiza, ¿quien es el que te golpeó?" Los
ángeles se conmovieron; hubieran libertado a Jesús en un momento, pero sus
dirigentes los retuvieron.

PE 178-179. ---Cristo había vivido sin riquezas ni honores ni pompas


mundanas. Su abnegación y humildad contrastaban señaladamente con el
orgullo y el egoísmo de los sacerdotes y ancianos. La inmaculada pureza de
Jesús reprobaba de continuo los pecados de ellos. Le despreciaban por su
humildad, pureza y santidad. Pero los que le despreciaron en la tierra han
de verle un día en la grandeza del cielo, en la insuperable gloria de su
Padre.
En el patio del tribunal, estuvo rodeado de enemigos sedientos del su sangre;
pero aquellos empedernidos que, vociferaban: "Su sangre sea sobre nosotros.
y sobre nuestros hijos," le contemplarán honrado como Rey, escoltado en su
regreso por todas las huestes angélicas que con cánticos de victoria, atribuirán
majestad y poderío al que fue muerto, y sin embargo, vive aún como,
poderoso vencedor.
El pobre, débil y mísero hombre escupió en el rostro del Rey de gloria, y, las
turbas respondieron con una brutal. gritería de triunfo al degradante insulto.
Con crueles bofetadas desfiguraron aquel rostro que henchía los cielos de
admiración. Pero quienes le maltrataron volverán a contemplar aquel rostro
brillante como el sol meridiano e intentarán huir delante de su mirada. En vez
de la brutal gritería de triunfo, se lamentarán acerca de él.
Jesús mostrará sus manos señaladas por los estigmas de su crucifixión,
Siempre perdurarán los rastros de esa crueldad. Cada estigma de los clavos
hablará de la maravillosa redención del hombre y del subidísimo precio que
costó. Quienes le traspasaron con la lanza verán la herida y deplorarán con
profunda angustia la parte que tomaron en desfigurar su cuerpo.
Sus asesinos se sintieron muy molestados por la inscripción: "Rey de los
judíos," colocada en la cruz sobre la cabeza del Salvador; pero ha de
llegar el día en que estarán obligados a verle en toda su gloria y regio
poderío. Contemplarán la inscripción: "Rey de reyes y Señor de señores"
escrita con vívidos caracteres en su túnica y en su muslo. Al verle
pendiente de la cruz, clamaron en son de mofa los príncipes de los sacerdotes
"El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que veamos y
creamos." Pero cuando vuelva le verán con regio poder y autoridad, y no
pedirán pruebas de si es Rey de Israel, sino que, abrumados por el influjo de
su majestad y excelsa gloria no tendrán más remedio que reconocer: "Bendito
el que viene en nombré del Señor."

CS 695. ---Los sepulcros se abren y "muchos de los que duermen en el


polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para
vergüenza y confusión perpetua." (Daniel 12: 2.) Todos los que murieron en la
fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oír el
pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. "Los que le traspasa
ron" (Apocalipsis 1: 7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de
Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son
resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán
recompensados los fieles y obedientes.
CS 700-701. ---Allí están los que se mofaron de Cristo en su humillación.
Con fuerza penetrante acuden a su mente las palabras del Varón de dolores,
cuando, conjurado por el sumo sacerdote, declaró solemnemente: "Desde
ahora habéis de ver al Hijo del hombre sentado a la diestra de la potencia de
Dios, y que viene en las nubes del cielo." (S. Mateo 26: 64.) Ahora le ven en
su gloria, y deben verlo aún sentado a la diestra del poder divino.
Los que pusieron en ridículo su aserto de ser el Hijo de Dios enmudecen
ahora. Allí está el altivo Herodes que se burló de su título real y mandó a los
soldados escarnecedores que le coronaran. Allí están los hombres mismos que
con manos impías pusieron sobre su cuerpo el manto de grana, sobre sus
sagradas sienes la corona de espinas y en su dócil mano un cetro burlesco, y se
inclinaron ante él con burlas de blasfemia. Los hombres que golpearon y
escupieron al Príncipe de la vida, tratan de evitar ahora su mirada
penetrante y de huir de la gloria abrumadora de su presencia. Los que
atravesaron con clavos sus manos y sus pies, los soldados que le abrieron
el costado, consideran esas señales con terror y remordimiento.
Los sacerdotes y los escribas recuerdan los acontecimientos del Calvario con
claridad aterradora. Llenos de horror recuerdan cómo, moviendo sus cabezas
con arrebato satánico, exclamaron: "A otros salvó, a sí mismo no puede salvar:
si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en
Dios; líbrele ahora si le quiere." (S. Mateo 27: 42, 43.)
Recuerdan a lo vivo la parábola de los labradores que se negaron a entregar a
su señor los frutos de la viña, que maltrataron a sus siervos y mataron a su
hijo. También recuerdan la sentencia que ellos mismos pronunciaron: "A los
malos destruirá miserablemente" el señor de la viña. Los sacerdotes y escribas
ven en el pecado y en el castigo de aquellos malos labradores su propia
conducta y su propia y merecida suerte. Y entonces se levanta un grito de
agonía mortal. Más fuerte que los gritos de "¡Sea crucificado! ¡Sea
crucificado!" que resonaron por las calles de Jerusalén, estalla el clamor
terrible y desesperado: "¡Es el Hijo de Dios! ¡Es el verdadero Mesías!" Tratan
de huir de la presencia del Rey de reyes. En vano tratan de esconderse en las
hondas cuevas de la tierra desgarrada por la conmoción de los elementos.

8T 116. --- Se me ha indicado que presente palabras de amonestación a


nuestros hermanos y hermanas que están en peligro de perder de vista la obra
especial para este tiempo. En todo país hemos de promulgar la segunda
venida de Cristo, en el lenguaje del revelador, quien proclama: "He aquí
que viene con las nubes, y todo ojo le verá" (Testimonies, tomo 8, pág. 116.
Año 1904)
TM 231-232. --- Los que obedecen la luz que tienen, recibirán iluminación
de lo alto; pues los mensajeros celestiales están esperando para cooperar con
los hombres para amonestar a un mundo engañado y pecaminoso. Cuando el
pueblo de Dios se empeñe en esta obra con verdadera aflicción de alma, se
manifestará un cambio decidido en las ciudades y los pueblos. Esto de
revolotear en torno a las iglesias para mantenerlas afianzadas las hace más
dependientes del esfuerzo humano. Aprenden a confiarse en la experiencia de
sus semejantes y no dependen de Dios para su eficiencia.
Es tiempo de que las ciudades y los pueblos por donde quiera estén
oyendo la solemne nota de amonestación: "He aquí que viene con las
nubes, y todo ojo le verá". Preparaos para que seáis hallados por él en
paz.
Os ruego a vosotros a quienes Dios ha favorecido con un conocimiento de la
verdad: Id a trabajar; hay obra, que hacer por doquiera. Los campos están
blancos para la siega. Se necesitan precisamente ahora, sembradores y
cosechadores. El tiempo que dedicáis a impartir constantemente a aquellos
que entienden el mensaje de amonestación, no rendirá ni siquiera, una décima
parte de la fuerza que ellos recibirían al hacerse cargo de la obra de comunicar
vida para salvar a las almas que perecen. Los ángeles están esperando para
bendecir a los obreros consagrado. La parábola de la oveja perdida debe ser
una lección para cada alma que ha sido rescatada de la trampa de Satanás. No
hemos del revolotear sobre las noventa y nueve, sino que hemos de ir a salvar
a los perdidos, cazándolos en los desiertos de las grandes ciudades y pueblos.
En esta obra los obreros, serán inducidos a sentir su debilidad, y huirán a la
fortaleza. La presencia divina estará con ellos, para darles fuerza y valor, fe y
esperanza. Los obreros de corazón sincero serán colaboradores con Dios.
Las amonestaciones que Cristo dio, a Jerusalén no habían de terminar
con sus habitantes. Los Juicios sobre Jerusalén eran símbolos de los
acontecimientos relativos a la venida de Cristo al juicio, en el día final,
cuando ante él sean juntadas todas las naciones. "Y enviará sus ángeles
con gran voz de trompeta, juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de un
cabo del cielo hasta el otro"

Versículo 8. ---"Yo Soy el Alfa y la Omega -dice el Señor Dios-, el que es, el
que era y que ha de venir, el Todopoderoso".

§ 6CBA 1092. ---Cuando los estudiantes de la profecía se dediquen de


corazón a conocer las verdades del Apocalipsis, se darán cuenta de cuánta
importancia tiene esa búsqueda. Cristo Jesús es el Alfa y el Omega, el
Génesis del Antiguo Testamento y el Apocalipsis del Nuevo Testamento.
Ambos se reúnen en Cristo. Adán y Dios son reconciliados por la obediencia
del segundo Adán, quien cumplió la obra de vencer las tentaciones de Satanás
y de reparar el vergonzoso fracaso y caída de Adán.
Los dos Adanes se encontrarán en el paraíso y se abrazarán, mientras que el
dragón, la bestia, el falso profeta y todos los que han rechazado las
oportunidades y los privilegios que se les dieron a un costo tan infinito, y no
han vuelto a su lealtad, quedarán excluidos del paraíso (MS 33, 1897).

8T 299. ---La palabra de señal será: “A la ley y al testimonio: si no hablaren


conforme a esta palabra, es porque no tienen luz en sí.” Isaías 8:20. Tenemos
una Biblia llena de la verdad más preciosa. Las Escrituras, dadas por
inspiración divina, son “provechosas para enseñar, para amonestar, para
corregir, para instruir en justicia: para que el hombre de Dios sea perfecto,
cabalmente capacitado para toda buena obra.” 2ª Timoteo 3:16, 17. Tomad la
Biblia como vuestro libro de texto. Todos pueden entender su instrucción.

CsS 366-367. ---Dios desea que los que se desempeñan como misioneros
médicos del Evangelio aprendan con diligencia las lecciones del Gran
Maestro. Deben hacerlo si desean encontrar paz y reposo. Al aprender de
Cristo, sus corazones se llenarán de la paz que solamente él puede
proporcionar.
El libro que es indispensable que todos estudien es la Biblia. Estudiadla con
reverencia y temor piadoso, resulta el mayor de todos los educadores. En ella
no hay engaño. Sus páginas rebosan de verdad. ¿Deseamos obtener
conocimiento de Dios y de Cristo, a quien él envió al mundo para vivir y
morir por los pecadores? Un estudio fervoroso y diligente de la Biblia es
necesario para obtener este conocimiento.
Muchos de los libros que se amontonan en las grandes bibliotecas confunden
la mente más de lo que ayudan al entendimiento. Sin embargo, hay personas
que gastan grandes sumas de dinero en la adquisición de tales obras y
emplean años en su estudio, cuando tienen a su alcance el Libro que
contiene las palabras de Aquel que es el Alfa y Omega de la sabiduría. El
tiempo pasado en un estudio de esos libros podría emplearse mejor en conocer
a Aquel cuyo conocimiento adecuado es vida eterna. Unicamente los que
adquieren este conocimiento podrán escuchar las palabras: "Estáis completos
en él" (Colosenses 2: 10).
Estudiad más la Biblia y menos las teorías de la fraternidad médica, y gozaréis
de mejor salud espiritual. Vuestra mente estará más clara y vigorosa. Mucho
de lo que se abarca en un curso de medicina es positivamente innecesario.
Los estudiantes de medicina dedican una gran cantidad de tiempo a un
aprendizaje que es inútil. Muchas de las teorías que aprenden pueden
compararse en valor a las tradiciones y máximas enseñadas por los escribas y
fariseos. Muchas de las complicaciones con que tienen que familiarizarse
perjudican su mente.

FE 387. ---El testimonio del Alfa y el Omega respecto al castigo por hacer
de ningún efecto una sola palabra dicha por la boca de Dios, es le temible
denuncia de que ellos recibirán las plagas que están escritas en el libro; sus
nombres serán quitados del libro de la vida, y de la ciudad santa.

PP 383. --- Jesús era ya la luz de su pueblo, la luz del mundo, antes de venir
a la tierra en forma humana. El primer rayo de luz que penetró la de
lobreguez en que el pecado había envuelto al mundo, provino de Cristo. Y de
él ha emanado todo rayo de resplandor celestial que ha caído sobre los
habitantes de la tierra. En el plan de la redención, Cristo es el Alfa y la
Omega, el Primero y el Ultimo.

DTG 739-740. ---Empezando con Moisés, alfa de la historia bíblica,


Cristo expuso en todas las Escrituras las cosas concernientes a él. Si se
hubiese dado a conocer primero, el corazón de ellos habría quedado
satisfecho. En la plenitud de su gozo, no habrían deseado más. Pero era
necesario que comprendiesen el testimonio que le daban los símbolos y las
profecías del Antiguo Testamento. Su fe debía establecerse sobre éstas. Cristo
no realizó ningún milagro para convencerlos, sino que su primera obra
consistió en explicar las Escrituras. Ellos habían considerado su muerte como
la destrucción de todas sus esperanzas. Ahora les demostró por los profetas
que era la evidencia más categórica para su fe.

1MS 446-447. --- No presente nadie la idea de que el hombre tiene poco o
nada que hacer en la gran obra de vencer, pues Dios no hace nada para el
hombre sin su cooperación. Tampoco se diga que después de que habéis hecho
todo lo que podéis de vuestra parte, Jesús os ayudará. Cristo ha dicho:
"Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15: 5). Desde el principio hasta el
fin, el hombre ha de ser colaborador con Dios. A menos que el Espíritu Santo
actúe sobre el corazón humano, tropezaremos y caeremos a cada paso. Los
esfuerzos del hombre solo no son nada sino inutilidad, pero la cooperación
con Cristo significa victoria. Por nosotros mismos, no tenemos poder para
arrepentirnos del pecado. A menos que aceptemos la ayuda divina, no
podemos dar el primer paso hacia el Salvador. El dice: "Yo soy el Alfa y la
Omega, el principio y el fin" (Apoc. 21: 6) en la salvación de cada alma.
Pero aunque Cristo es todo, hemos de inspirar en cada hombre una diligencia
incansable. Hemos de esforzarnos, luchar, sufrir intensamente, velar, orar para
que no seamos vencidos por el astuto enemigo. Puesto que el poder y la gracia
con los cuales podemos hacer esto provienen de Dios, siempre hemos de
confiar en Aquel que puede salvar hasta lo sumo a todos los que se allegan a
Dios por él. Nunca dejéis en la mente la impresión de que hay poco o nada
que hacer de parte del hombre, sino más bien enseñad que el hombre ha de
cooperar con Dios para que pueda vencer.

Versículo 9. “Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en la tribulación, en el


reino y en la paciencia de Jesús, estaba en la isla de Patmos, por causa de la
Palabra de Dios y del testimonio de Jesús.”

§ DTG 593. ---Todos los que han nacido en la familia celestial son en un
sentido especial los hermanos de nuestro Señor. El amor de Cristo liga a los
miembros de su familia, y dondequiera que se hace manifiesto este amor se
revela la filiación divina. "Cualquiera que ama, es nacido de Dios, y conoce a
Dios."

3T 52-53. ---Los hijos de Dios, en todo el mundo, son una gran


hermandad. Nuestro Salvador ha definido claramente el espíritu y los
principios que deben regir las acciones de los que, mediante sus vidas
consistentes y santas, se distinguen del mundo. El amor mutuo, y amor
supremo a su Padre celestial, debe ser ejemplificado en su conversación y sus
obras. La presente condición de muchos de los hijos de Dios es como la de
una familia de hijos ingratos y querellosos.

§ 7CBA 965-966. ---Juan fue enviado a la isla de Patmos donde,


separado de sus compañeros en la fe, sus enemigos suponían que moriría
debido a las penalidades y el abandono; pero aun allí Juan ganó amigos y
conversos. Pensaban que por fin habían puesto al fiel testigo donde ya no
podría molestar más a Israel o a los impíos gobernantes del mundo.
Pero todo el universo celestial vio el resultado del conflicto con el anciano
discípulo y su separación de sus compañeros en la fe. Dios, Cristo y la hueste
celestial fueron compañeros de Juan en la isla de Patmos. De ellos recibió
instrucciones que impartió a aquellos que con él estaban separados del mundo.
Allí escribió las revelaciones y visiones que recibió de Dios para narrar las
cosas que ocurrirían en el período final de la historia de esta tierra. Cuando su
voz ya no testificara más por la verdad, cuando no pudiera testificar más por
Aquel que amaba y servía, los mensajes que se le dieron en aquella costa
rocosa y árida se esparcirían como una lámpara que alumbra (MS 150, 1899).
(1 Juan 1: 1-10.) Gloriosas verdades confiadas a Juan.-
A menudo los mejores hombres, los que Dios usa para la gloria de su nombre,
no son reconocidos por la sabiduría humana; pero ni por un momento son
olvidados por Dios. Cuando Juan estaba desterrado en la isla de Patmos hubo
muchos que pensaron que ya estaba fuera de servicio, que era una caña vieja y
débil que caería en cualquier momento. Pero al Señor le pareció conveniente
usarlo en aquella isla solitaria donde su siervo estaba preso. El mundo y los
fanáticos sacerdotes y gobernantes se regocijaban de que al fin se habían
liberado de su testimonio siempre nuevo. [Se cita 1 Juan 1:1- 3.]
Todo este capítulo rebosa de esforzado valor, de esperanza, fe y certeza.
Debido a este testimonio, tan asombroso para los que deseaban olvidar a
Cristo y odiaban al Redentor crucificado a quien habían rechazado, era por lo
que querían que estuviera fuera del alcance de sus oídos, para que sus palabras
no fueran más un testigo contra sus hechos impíos al crucificar al Señor de la
gloria. Pero no podían poner a Juan en ningún lugar donde no pudiera
encontrarlo su Señor y Salvador Jesucristo.
Los siervos de Cristo que son leales y fieles quizá no sean reconocidos ni
honrados por los hombres..., pero el señor los honra. No será olvidados
por Dios. Los honrará mediante su presencia porque han sido hallados
leales y fieles. Los que han envejecido en la causa y la obra de Dios tienen
una experiencia de gran valor para la iglesia. Dios honra a sus siervos que han
envejecido en su servicio. Las más gloriosa verdades de los últimos capítulos
de la historia de esta tierra fueron dadas al anciano discípulos a quien Jesús
amaba (MS 109, 1897).

7CBA 966-967. --- Juan fue dejado a solas con Dios y su fe en la escabrosa
y desolada isla. Aquí, entre las rocas y los acantilados, estuvo en comunión
con su Hacedor. Repasó su vida pasada, y ante el pensamiento de las
bendiciones que había recibido de manos de Dios, la paz llenó
su corazón. Había vivido la vida de un cristiano, y podía decir con fe:
"Mi alma está bien". No así el emperador que lo había desterrado, pues al
mirar atrás sólo podía ver campos de batallas y carnicerías, hogares desolados,
viudas sollozantes y huérfanos, como resultado de su ambicioso deseo de
preeminencia (MS 99, 1902).

H Ap 455-456. ---Juan fue echado en una caldera de aceite hirviente;


pero el Señor preservó la vida de su fiel siervo, así como protegió a los tres
hebreos en el horno de fuego. Mientras se pronunciaban las palabras: Así
perezcan todos los que creen en ese engañador, Jesucristo de Nazaret, Juan
declaró: Mi Maestro se sometió pacientemente a todo lo que hicieron Satanás
y sus ángeles para humillarlo y torturarlo. Dio su vida para salvar al mundo.
Me siento honrado de que se me permita sufrir por su causa. Soy un hombre
débil y pecador. Solamente Cristo fue santo, inocente e inmaculado. No
cometió pecado, ni fue hallado engaño en su boca.
Estas palabras tuvieron su influencia, y Juan fue retirado de la caldera por los
mismos hombres que lo habían echado en ella.
Nuevamente la mano de la persecución cayó pesadamente sobre el
apóstol. Por decreto del emperador, fue desterrado a la isla de Patmos,
condenado "por la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo."
(Apocalipsis 1: 9.) Sus enemigos pensaron que allí no se haría sentir más su
influencia, y que finalmente moriría de penurias y angustia.
Patmos, una isla árida y rocosa del mar Egeo, había sido escogida por las
autoridades romanas para desterrar allí a los criminales; pero para el
siervo de Dios esa lóbrega residencia llegó a ser la puerta del cielo. Allí,
alejado de las bulliciosas actividades de la vida, y de sus intensas labores
de años anteriores, disfrutó de la compañía de Dios, de Cristo y de los
ángeles del cielo, y de ellos recibió instrucciones para guiar a la iglesia de
todo tiempo futuro. Le fueron bosquejados los acontecimientos que se
verificarían en las últimas escenas de la historia del mundo; y allí escribió las
visiones que recibió de Dios. Cuando su voz no pudiera testificar más de
Aquel a quien amó y sirvió, los mensajes que se le dieron en aquella costa
estéril iban a alumbrar como una lámpara encendida, anunciando el seguro
propósito del Señor acerca de cada nación de la tierra.

H Ap 459-460. --- En todos los tiempos los testigos señalados por Dios se
han expuesto al vituperio y la persecución por amor a la verdad. José fue
calumniado y perseguido porque mantuvo su virtud e integridad. David, el
mensajero escogido de Dios, fue perseguido por sus enemigos como una fiera.
Daniel fue echado al foso de los leones porque se mantuvo fiel al cielo. Job
fue privado de sus posesiones terrenales y estuvo tan enfermo que le
aborrecieron sus parientes y amigos; pero aun así mantuvo su integridad.
Jeremías no pudo ser disuadido de decir las palabras que Dios le había
ordenado hablar; y su testimonio enfureció tanto al rey y a los príncipes que le
echaron en una inmunda mazmorra. Esteban fue apedreado porque predicó a
Cristo y su crucifixión. Pablo fue encarcelado, azotado con varas, apedreado
y finalmente muerto porque fue un fiel mensajero de Dios a los gentiles. Y
Juan fue desterrado a la isla de Patmos "por la palabra de Dios y el testimonio
de Jesucristo."

6T 59. ---Al apóstol Juan en la isla de Patmos fueron reveladas las cosas
que Dios deseaba que el pueblo recibiera. Estúdiense estas revelaciones.
Aquí hay temas dignos de nuestra contemplación, lecciones amplias y
exhaustas que las huestes angélicas ahora están procurando comunicar.
Meditad en la vida y el carácter de Cristo, y estúdiese su obra intercesora.
Aquí hay sabiduría infinita, amor infinito, justicia infinita, y misericordia
infinita. Aquí existen profundidades y alturas, longitudes, y anchuras para
nuestra consideración. Lapiceros innumerables han sido empleados para
presentar al mundo la vida, el carácter, y la obra intercesora de Cristo, y no
obstante toda mente, mediante la cual el Espíritu Santo ha trabajado, ha
presentado estos temas en una luz que es nueva y con vida.
Deseamos llevar al pueblo a un entendimiento de lo que Cristo significa para
ellos y cuales son las responsabilidades que se les pide aceptar en él. Como
sus representantes y testigos, nosotros mismos necesitamos llegar a un pleno
entendimiento de las verdades salvadoras obtenidas mediante un conocimiento
experimental.

9T 61-62. ---Nuestros obreros ahora deben ser animados a dedicar su


primordial atención a libros que tratan con las evidencias de nuestra fe—libros
que enseñan las doctrinas de la Biblia y que prepararán a un pueblo para estar
de pie en los tiempos de prueba ante nosotros. Habiendo traído a un pueblo al
alumbramiento de la verdad mediante trabajo piadoso en instrucción bíblica, y
mediante un uso sabio de nuestras publicaciones, hemos de enseñarles a ser
obreros en palabra y doctrina. Hemos de animarlos a dispersar los libros
que tratan con temas bíblicos---libros cuya enseñanza preparará a un pueblo
para estar de pie, teniendo sus lomos ceñidos con la verdad y sus lámparas
encendidas.
Hemos estado durmiendo, como si lo fuera, tocante a la obra que se puede
lograr mediante la circulación de literatura bien preparada. Prediquemos
ahora, mediante el uso sabio de revistas y libros, la palabra con
determinada energía para que el mundo entienda el mensaje que Cristo
dio a Juan en la isla de Patmos. Que cada inteligencia humana que profesa el
nombre de Cristo diga: “el fin de todas las cosas está cerca; preparaos para
venir al encuentro de vuestro Dios.”

H Ap 464. ---Fue en esa hora crítica de la historia de la iglesia cuando Juan


fue sentenciado al destierro. Nunca antes había necesitado la iglesia su voz
como ahora. Casi todos sus anteriores asociados en el ministerio habían
sufrido el martirio. El remanente de los creyentes sufría una terrible oposición.
Según todas las apariencias, no estaba distante el día cuando los enemigos de
la iglesia de Cristo triunfarían.
Pero la mano del Señor se movía invisiblemente en las tinieblas. En la
providencia de Dios, Juan fue colocado en un lugar donde Cristo podía darle
una maravillosa revelación de sí mismo y de la verdad divina para la
iluminación de las iglesias.
Los enemigos de la verdad confiaban que al mantener a Juan en el destierro,
silenciarían para siempre la voz de un fiel testigo de Dios; pero en Patmos, el
discípulo recibió un mensaje cuya influencia continuaría fortaleciendo a la
iglesia hasta el fin del tiempo. Aunque no se libraron de la responsabilidad de
su mala acción, los que desterraron a Juan llegaron a ser instrumentos en las
manos de Dios para realizar los propósitos del Cielo; y el mismo esfuerzo para
extinguir la luz destacó vívidamente la verdad.

H Ap 469-470. ---Por medio de uno que se declaró ser "hermano, y


participante en la tribulación" (Apocalipsis 1:9), Cristo reveló a su iglesia
las cosas que ella debía sufrir por su causa. Al penetrar con su vista a través
de largos siglos de tinieblas y superstición, el anciano desterrado vio a
multitudes sufrir el martirio por causa de su amor hacia la verdad. Pero
también vio que Aquel que sostuvo a sus primeros testigos, no olvidaría a sus
fieles seguidores durante los siglos de persecución que debían venir antes del
fin del tiempo. "No tengas ningún temor de las cosas que has de padecer -
declara el Señor,- He aquí, el diablo ha de enviar algunos de vosotros a la
cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación. . . . Sé fiel hasta la
muerte, y yo te daré la corona de la vida." (Apoc. 2:10.)

H Ap 477. ---Uno tras otro, los primeros edificadores cayeron a mano


del enemigo. Esteban fue apedreado; Santiago, muerto por la espada;
Pablo, decapitado; Pedro, crucificado; Juan, desterrado. A pesar de ello la
iglesia crecía. Nuevos obreros tomaban el lugar de los que caían, y piedra tras
piedra se colocaba en el edificio. Así, lentamente se levantaba el templo de la
iglesia de Dios.
Siglos de fiera persecución siguieron al establecimiento de la iglesia cristiana,
pero nunca faltaron hombres que consideraban la edificación del templo mas
preciosa que su propia vida. De los tales se escribió: "Otros experimentaron
vituperios y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles; fueron apedreados,
aserrados, tentados, muertos a cuchillo, anduvieron de acá para allá cubiertos
de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales
el mundo no era digno; perdidos Por los desiertos, por los montes, por las
cuevas y por las cavernas de la tierra." (Heb. 11:36-38.)

CE 201. ---Nuestros periódicos contienen verdades bíblicas benditas y


salvadoras. Muchas personas pueden contribuir a la venta de nuestros
periódicos (Joyas de los Testimonios, tomo 31, página 313. Año 1909).
Hemos estado dormidos, por así decirlo, con respecto a la obra que debe
hacerse por medio de la circulación de publicaciones bien preparadas.
Prediquemos ahora la palabra, por el uso inteligente de revistas y libros,
con energía resuelta, a fin de que el mundo comprenda el mensaje que
Cristo le dio a Juan en la Isla de Patmos. Que toda inteligencia humana que
profesa el nombre de Cristo testifique: El fin de todas las cosas está cerca;
preparaos para encontrarnos con Dios (Review and Herald, 30-7-1908)

DTG 623. ---"El que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me


manifestaré a él." Jesús leía el futuro de sus discípulos. Veía a uno llevado al
cadalso, otro a la cruz, otro al destierro entre las solitarias rocas del mar,
otros a la persecución y la muerte. Los animó con la promesa de que en
toda prueba estaría con ellos. Esta promesa no ha perdido nada de su
fuerza. El Señor sabe todo lo relativo a los fieles siervos suyos que por su
causa están en la cárcel o desterrados en islas solitarias. Él los consuela
con su propia presencia. Cuando por causa de la verdad, el creyente está
frente a tribunales inicuos, Cristo está a su lado. Todos los oprobios que caen
sobre él, caen sobre Cristo. Cristo vuelve a ser condenado en la persona de su
discípulo. Cuando uno está encerrado entre las paredes de la cárcel, Cristo
arroba el corazón con su amor. Cuando uno sufre la muerte por causa suya,
Cristo dice: "Yo soy ... el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por
siglos de siglos. . . . Y tengo las llaves del infierno y de la muerte." La vida
que es sacrificada por mí se conserva para llegar a disfrutar la gloria eterna.
En toda ocasión y lugar, en todas las tristezas y aflicciones, cuando la
perspectiva parece sombría y el futuro nos deja perplejos y nos sentimos
impotentes y solos, se envía el Consolador en respuesta a la oración de fe. Las
circunstancias pueden separarnos de todo amigo terrenal, pero ninguna
circunstancia ni distancia puede separarnos del Consolador celestial.
Dondequiera que estemos, dondequiera que vayamos, esta siempre a nuestra
diestra para apoyarnos, sostenernos y animarnos.

Ed 86. ---De los doce discípulos, cuatro iban a desempeñar una parte
importante, cada uno en su esfera. Previendo todo, Cristo les enseñó para
prepararlos. Santiago, destinado a morir pronto decapitado; Juan, su
hermano, que por más tiempo seguiría a su Maestro en trabajos y
persecuciones; Pedro, el primero que derribaría barreras seculares y enseñaría
al mundo pagano; y Judas, que en el servicio era capaz de sobrepasar a sus
hermanos, y sin embargo abrigaba en su alma propósitos cuyos frutos no
vislumbraba. Tales fueron los objetos de la mayor solicitud de Cristo, y los
que recibieron su instrucción más frecuente y cuidadosa.

Ev 93. ---Al apóstol Juan, en la isla de Patmos, se le revelaron las cosas


que Dios quería que él transmitiera a su pueblo. Estudiad esas
revelaciones. Ellas contienen temas dignos de nuestra contemplación,
lecciones amplias y abarcantes, que toda la hueste angélica ahora está
procurando comunicarnos. Contemplad la vida y el carácter de Cristo, y
estudiad su obra de mediación. Contienen sabiduría infinita, amor infinito,
justicia infinita y misericordia infinita. Contienen profundidades y alturas,
longitudes y anchuras, para nuestra consideración. Innumerables plumas se
han ocupado en la presentación al mundo de la vida, el carácter y la obra
mediadora de Cristo; sin embargo, cada mente por medio de la cual el Espíritu
Santo ha obrado, ha presentado estos temas con un nuevo enfoque, de acuerdo
con la mente y el espíritu del instrumento humano. . .

PE 230-231. ---Se me transportó a la era apostólica y se me mostró que Dios


había confiado una obra especial a su amado discípulo Juan. Satanás quiso
impedir esta obra e indujo a sus siervos a que matasen a Juan; pero Dios le
libró milagrosamente por medio de su ángel. Todos cuantos presenciaron el
gran poder de Dios en la liberación de Juan, quedaron atónitos, y muchos se
convencieron de que Dios estaba con él, y que era verdadero el testimonio que
daba de Jesús. Quienes trataban de matarlo temieron atentar de nuevo
contra su vida, y le fue permitido seguir sufriendo por Jesús. Finalmente
sus enemigos le acusaron calumniosamente y fue desterrado a una isla
solitaria, donde el Señor envió a su ángel para revelarle eventos que iban
a suceder en la tierra y la condición de la iglesia hasta el tiempo del fin,
sus apostasías y la posición que ocuparía si agradaba a Dios y obtenía la
victoria final.
El ángel del cielo llegóse majestuosamente a Juan, reflejando en su semblante
la excelsa gloria de Dios. Reveló a Juan escenas de profundo y conmovedor
interés en la historia de la iglesia de Dios, y le presentó los conflictos
peligrosos que habrían de sufrir los discípulos de Cristo. Juan los vio
atravesando durísimas pruebas en que se fortalecían y purificaban para
triunfar por fin victoriosa y gloriosamente salvados en el reino de Dios. El
aspecto del ángel rebosaba de gozo y refulgía extremadamente mientras
mostraba a Juan el triunfo final de la iglesia de Dios. Al contemplar el apóstol
la liberación final de la iglesia, quedó arrobado por la magnificencia del
espectáculo, y con profunda reverencia y pavor postróse a los pies del ángel
para adorarle. El mensajero celestial lo alzó instantáneamente del suelo y
suavemente le reconvino diciendo: "Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo,
y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque
el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía." Después el ángel le mostró
a Juan la ciudad celestial en todo su esplendor y refulgente gloria; y él, absorto
y abrumado, olvidándose de la anterior reconvención del ángel, postróse de
nuevo a sus pies para adorarle. También esta vez le reconvino el ángel,
diciéndole: "Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos
los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios."

FE 109. ---Existe el peligro de que el obrero inexperto, mientras procura


calificarse para la obra, se sienta competente para ubicarse en cualquier clase
de posición, donde diversos vientos de doctrina le rodean. Esto él no puede
hacer sin hacer peligrar su alma. Si pruebas y tentaciones le sobrevienen, el
Señor dará fuerzas para vencerlas; pero cuando alguno se ubica en el camino
de la tentación, a menudo sucede que Satanás mediante sus agentes propone
sus sentimientos de tal manera como para confundir y desestabilizar la mente.
Mediante la comunión con Dios y un cerrado escudriñamiento de las
Escrituras, el obrero debe cabalmente establecerse antes de entrar tiempo
completo en la obra de enseñar a otros. Juan el discípulo amado, fue
exiliado a la solitaria Patmos para que estuviera separado de toda
agitación, y aun de la obra que él tanto amaba, para que el Señor pudiera
estar en comunión con él y abrir ante su siervo las escenas finales de la
historia de este mundo. Fue en el desierto donde Juan el Bautista aprendió el
mensaje que habría de llevar, para preparar el camino de Aquel que habría de
venir.

OE 18. ---Los siervos de Dios no reciben honores ni reconocimiento del


mundo. Esteban fue apedreado porque predicaba a Cristo y Cristo
crucificado. Pablo fue encarcelado, azotado, apedreado y finalmente muerto,
porque era un fiel mensajero de Dios a los gentiles. Los siervos de Dios no
reciben honores ni reconocimiento del mundo. Esteban fue apedreado porque
predicaba a Cristo y Cristo crucificado. Pablo fue encarcelado, azotado,
apedreado y finalmente muerto, porque era un fiel mensajero de Dios a los
gentiles. El apóstol Juan fue desterrado a la isla de Patmos, "por la
palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo."* Estos ejemplos humanos
de constancia en la fuerza del poder divino, son para el mundo un
testimonio de la fidelidad de Dios a sus promesas, de su constante
presencia y gracia sostenedora.

OE 80. ---El que está tratando de obtener calificaciones para ocuparse en la


sagrada obra de Dios debe cuidar de no colocarse en el terreno del enemigo.
Más bien, debe elegir la sociedad de aquellos que le ayudarán a obtener
conocimiento divino. Dios permitió que Juan, el discípulo amado, fuese
desterrado a Patmos, donde estuvo separado del bullicio y disensión del
mundo, apartado de toda influencia externa, y aun de la obra que él
amaba. Entonces pudo el Señor comulgar con él, y revelarle las escenas
finales de la historia de este mundo. Juan el Bautista se estableció en el
desierto, para recibir allí de Dios el mensaje que había de proclamar, -un
mensaje que había de preparar el camino de Aquel que vendría.
En cuanto podamos, debemos rehuir toda influencia que pueda tender a
distraer la mente de la obra de Dios. Y especialmente los que son jóvenes en
la fe y experiencia deben cuidar de no exponerse, confiados en sí mismos, a la
tentación.
Aquellos que quieran emprender debidamente la obra, sentirán la necesidad de
que Jesús esté con ellos a cada paso, y considerarán la cultura de la mente y de
los modales como un deber para consigo mismos y requerido por Dios, -un
deber que es esencial para el éxito de la obra.

SpM 482. ---Si veo que los que están en posiciones de responsabilidad
descuidan a los ministros ancianos, debo presentar el asunto a aquellos cuyo
deber es cuidarlos. Los ministros que han realizado fielmente su obra no han
de ser olvidados ni descuidados cuando se quebrante su salud. Nuestras
asociaciones no han de descuidar las necesidades de los que han llevado las
responsabilidades de la obra. Después de que Juan había envejecido en el
servicio del Señor fue desterrado a Patmos. Y en esa isla solitaria recibió
más comunicaciones del cielo que las que había recibido durante el resto
de su vida.

SL 72. ---Patmos, una isla desértica y sin vida en el Mar Ageo, había sido
escogida por el gobierno romano como lugar de destierro para criminales.
Pero para el siervo de Dios esta sombría vivienda probó ser el portal del
cielo. Él fue apartado de las agitadas escenas de la vida y de labor activa
como evangelista, pero no fue excluido de la presencia de Dios. En su
solitaria habitación podía conversar con el Rey de reyes y estudiar más de
cerca las manifestaciones del poder divino en el libro de la naturaleza y
las páginas de inspiración. De deleitaba en meditar sobre la gran obra de la
creación y en adorar el poder del Arquitecto Divino. En años pasados había
visto los paisajes de arboladas lomas, verdes valles, y fructíferos llanos; y en
todas las bellezas de la naturaleza se había gozado en trazar la sabiduría y el
ingenio del Creador. Ahora estaba rodeado de escenas que a muchos les
parecerían sombrías y de poco interés. Pero para Juan no era lo contrario. Él
podía leer las lecciones más importantes en las piedras rasposas y sin
atracción, los misterios de las grandes profundidades, y las glorias del
firmamento. Para él todo llevaba la impresión del poder divino y declaraba su
gloria.

§ CS 394-395. ---Lo que los discípulos habían anunciado en nombre de su


Señor, era exacto en todo sentido, y los acontecimientos predichos estaban
realizándose en ese mismo momento. "Se ha cumplido el tiempo, y se ha
acercado el reino de Dios," había sido el mensaje de ellos. Transcurrido "el
tiempo" -las sesenta y nueve semanas del capítulo noveno de Daniel, que
debían extenderse hasta el Mesías, "el Ungido"- Cristo había recibido la
unción del Espíritu después de haber sido bautizado por Juan en el Jordán, y el
"reino de Dios" que habían declarado estar próximo, fue establecido por
la muerte de Cristo. Este reino no era un imperio terrenal como se les
había enseñado a creer. No era tampoco el reino venidero e inmortal que
se establecerá cuando "el reino, y el dominio, y el señorío de los reinos por
debajo de todos los cielos, será dado al pueblo de los santos del Altísimo;"
ese reino eterno en que "todos los dominios le servirán y le obedecerán a
él." (Daniel 7: 27, V.M.) La expresión "reino de Dios," tal cual la emplea
la Biblia, significa tanto el reino de la gracia como el de la gloria. El reino
de la gracia es presentado por San Pablo en la Epístola a los Hebreos. Después
de haber hablado de Cristo como del intercesor que puede "compadecerse de
nuestras flaquezas," el apóstol dice: "Lleguémonos pues confiadamente al
trono de la gracia, para alcanzar misericordia, y hallar gracia." (Hebreos 4:
16.) El trono de la gracia representa el reino de la gracia; pues la existencia de
un trono envuelve la existencia de un reino. En muchas de sus parábolas,
Cristo emplea la expresión, "el reino de los cielos," para designar la obra de la
gracia divina en los corazones de los hombres.

§ 7CBA 966. ---Después de que Juan envejeció en el servicio del Señor,


fue desterrado a Patmos. Y en esa isla solitaria recibió más comunicaciones
procedentes del ciclo que las que había recibido durante toda su existencia
(RH 26-7-1906).
El anciano representante de Cristo fue desterrado para que su testimonio
no fuera escuchado más, pues era un poder viviente de parte de la
justicia; pero aunque estaba separado de sus hermanos, fue visitado por
Cristo, a quien no había visto desde la ascensión (RH 16-5-1899).

§ 4T 525. ---Aquellos que se conectan de cerca con Cristo quizás no


puedan ser prósperos en las cosas de esta vida; a menudo podrán ser
severamente probados y afligidos. José fue acusado falsamente y perseguido
porque preservó en su virtud e integridad. David, ese escogido mensajero de
Dios, fue perseguido como bestia de caza por sus impíos enemigos. Daniel fue
echado a la fosa de los leones por ser leal y por no ceder en su fidelidad a
Dios. Job fue privado de sus posesiones terrenales y afligido en su cuerpo de
tal forma que lo aborrecieron sus familiares y amigos, preservando, no
obstante, su integridad y fidelidad a Dios. Jeremías diría las palabras que Dios
le mandó, y su claro testimonio causó tanta ira al rey y los príncipes que fue
echado a la insalubre fosa. Esteban fue apedreado por predicar a Cristo y a Él
crucificado. Pablo fue encarcelado, azotado con hierros, apedreado, y
finalmente puesto a muerte por ser un fiel mensajero llevando el evangelio a
los gentiles. El amado Juan fue desterrado a la isla de Patmos “por la
palabra de Dios, y por el testimonio de Cristo Jesús.”

CS 84. ---Las persecuciones que por muchos siglos cayeron sobre esta gente
temerosa de Dios fueron soportadas por ella con una paciencia y constancia
que honraban a su Redentor. No obstante las cruzadas lanzadas contra ellos y
la inhumana matanza a que fueron entregados, siguieron enviando a sus
misioneros a diseminar la preciosa verdad. Se los buscaba para darles muerte;
y con todo, su sangre regó la semilla sembrada, que no dejó de dar fruto. De
esta manera fueron los valdenses testigos de Dios siglos antes del nacimiento
de Lutero. Esparcidos por muchas tierras, arrojaron la semilla de la
Reforma que brotó en tiempo de Wiclef, se desarrolló y echó raíces en
días de Lutero, para seguir creciendo hasta el fin de los tiempos mediante
el esfuerzo de todos cuantos estén listos para sufrirlo todo "a causa de la
Palabra de Dios y del testimonio de Jesús." (Apocalipsis 1: 9, V.M.)

CS 84. ---Las persecuciones que por muchos siglos cayeron sobre esta gente
temerosa de Dios fueron soportadas por ella con una paciencia y constancia
que honraban a su Redentor. No obstante las cruzadas lanzadas contra ellos y
la inhumana matanza a que fueron entregados, siguieron enviando a sus
misioneros a diseminar la preciosa verdad. Se los buscaba para darles muerte;
y con todo, su sangre regó la semilla sembrada, que no dejó de dar fruto. De
esta manera fueron los valdenses testigos de Dios siglos antes del nacimiento
de Lutero. Esparcidos por muchas tierras, arrojaron la semilla de la
Reforma que brotó en tiempo de Wiclef, se desarrolló y echó raíces en
días de Lutero, para seguir creciendo hasta el fin de los tiempos mediante
el esfuerzo de todos cuantos estén listos para sufrirlo todo "a causa de la
Palabra de Dios y del testimonio de Jesús." (Apocalipsis 1: 9, V.M.)

CS 314. ---"En donde también el Señor de ellos fue crucificado." En


Francia se cumplió también este rasgo de la profecía. En ningún otro país se
había desarrollado tanto el espíritu de enemistad contra Cristo. En ninguno
había hallado la verdad tan acerba y cruel oposición. En la persecución con
que Francia afligió a los que profesaban el Evangelio, crucificó también a
Cristo en la persona de sus discípulos.
Siglo tras siglo la sangre de los santos había sido derramada. Mientras los
valdenses sucumbían en las montañas del Piamonte "a causa de la
Palabra de Dios y del testimonio de Jesús," sus hermanos, los albigenses
de Francia, testificaban de la misma manera por la verdad. En los días de la
Reforma los discípulos de ésta habían sucumbido en medio de horribles
tormentos. Reyes y nobles, mujeres de elevada alcurnia, delicadas doncellas,
la flor y nata de la nación, se habían recreado viendo las agonías de los
mártires de Jesús. Los valientes hugonotes, en su lucha por los derechos más
sagrados al corazón humano, habían derramado su sangre en muchos y rudos
combates. Los protestantes eran considerados como fuera de la ley; sus
cabezas eran puestas a precio y se les cazaba como a fieras.

OE 18. ---Los siervos de Dios no reciben honores ni reconocimiento del


mundo. Esteban fue apedreado porque predicaba a Cristo y Cristo
crucificado. Pablo fue encarcelado, azotado, apedreado y finalmente muerto,
porque era un fiel mensajero de Dios a los gentiles. El apóstol Juan fue
desterrado a la isla de Patmos, "por la palabra de Dios y el testimonio de
Jesucristo." Estos ejemplos humanos de constancia en la fuerza del poder
divino, son para el mundo un testimonio de la fidelidad de Dios a sus
promesas, de su constante presencia y gracia sostenedora.

MC 388-389. ---Si no os sentís de buen ánimo y alegres, no habléis de ello.


No arrojéis sombra sobre la vida de los demás. Una religión fría y desolada
no atrae nunca almas a Cristo. Las aparta de él para empujarlas a las redes
que Satanás tendió ante los pies de los descarriados. En vez de pensar en
vuestros desalientos, pensad en el poder a que podéis aspirar en el nombre de
Cristo. Aférrese vuestra imaginación a las cosas invisibles. Dirigid vuestros
pensamientos hacia las manifestaciones evidentes del gran amor de Dios por
vosotros. La fe puede sobrellevar la prueba, resistir a la tentación y
mantenerse firme ante los desengaños. Jesús vive y es nuestro abogado. Todo
lo que su mediación nos asegura es nuestro.
¿No creéis que Cristo aprecia a los que viven enteramente para él? ¿No
pensáis que visita a los que, como el amado Juan en el destierro, se
encuentran por su causa en situaciones difíciles? Dios no consentirá en
que sea dejado solo uno de sus fieles obreros, para que luche con gran
desventaja y sea vencido. El guarda como preciosa joya a todo aquel cuya
vida está escondida con Cristo en él. De cada uno de ellos dice: "Ponerte he
como anillo de sellar: porque yo te escogí." (Haggeo 2:23.)
Hablad por tanto de las promesas; hablad de la buena voluntad de Jesús para
bendecir. No nos olvida ni un solo instante. Cuando, a pesar de
circunstancias desagradables, sigamos confiados en su amor y unidos
íntimamente con él, el sentimiento de su presencia nos inspirará un gozo
profundo y tranquilo. Acerca de sí mismo Cristo dijo: "Nada hago de mí
mismo; mas como el Padre me enseñó, esto hablo. Porque el que me envió,
conmigo está; no me ha dejado solo el Padre; porque yo, lo que a él agrada,
hago siempre." (S. Juan 8:28, 29.)

HH 262. ---El Señor considera de supremo valor la santidad de su pueblo, y


permite que sobrevengan reveses sobre individuos, familias e iglesias, con el
propósito de que su pueblo pueda discernir el peligro en que se halla y se
sienta inducido a humillar su corazón en arrepentimiento delante de él.
Tratará con ternura a los que yerran. Les dirigirá palabras de perdón y los
vestirá con el manto de la justicia de Cristo. Los honrará con su presencia.
Hoy, en el gran día de la expiación, es nuestro deber confesar nuestros
pecados y reconocer la misericordia y el amor de Dios al perdonar nuestras
transgresiones. Agradezcamos a Dios por las amonestaciones que nos ha dado
para salvarnos de nuestros perversos caminos. Ofrezcamos un testimonio de
su bondad manifestando un cambio en nuestra vida. Si se arrepienten aquellos
a quienes el Señor ha enviado reprensiones, advirtiéndoles por ese medio que
no estáis andando por el camino que él trazó, y con humildad y contrición de
corazón confiesan su falta, de cierto que podrán contar otra vez con el favor
del Señor . . .
Una gran hora de prueba está ante nosotros. Tócanos pues emplear todas
nuestras capacidades y dones para contribuir al progreso de la obra de Dios.
Hemos de emplear todos los talentos que Dios nos ha dado para construir, no
para desanimar y derribar . . . En todos los períodos de la historia de la
iglesia, los mensajeros escogidos por Dios se han expuesto al vituperio y la
persecución por causa de la verdad. Pero dondequiera se vean obligados
a ir sus discípulos, aun cuando, como el discípulo amado, sean
desterrados a una isla solitaria, Cristo sabrá dónde están y los fortalecerá
y bendecirá, llenándolos de paz y gozo.-GCB T3, 1900.

9T 227-228. ---Cercano está el tiempo cuando los que proclaman la verdad


serán perseguidos. La perspectiva no es halagüeña; pero no deben cesar
nuestros esfuerzos en favor de los que van a perecer, y por cuyo rescate dio su
preciosa vida el Príncipe del cielo. Cuando un medio fracasa, probemos con
otro. Pongamos vida en nuestros esfuerzos. Trabajemos por Dios entretanto
la vida nos es concedida. En todas las épocas de la historia, los mensajeros de
Dios han estado expuestos al oprobio y a las persecuciones por causa de la
verdad. Pero dondequiera que los hijos de Dios estén obligados a ir, aun si
son desterrados a las islas desiertas, como lo estuvo el discípulo amado,
Cristo sabrá donde están; él los confirmará y los bendecirá; los llenará de
paz y de alegría.

SL 69-72. ---El más acérrimo odio fue incitado contra Juan a causa de su
firme posición en la causa de Cristo. Él fue el último sobreviviente de los
discípulos que estuvieron íntimamente conectados con Jesús, y sus enemigos
decidieron que su testimonio debía ser silenciado. Si esto pudiera lograrse,
ellos pensaron que la doctrina de Cristo no se esparciría; y si tratado con
severidad, pronto podría se extinguida del mundo. Así fue como Juan fue
llamado a comparecer en Roma para dar razón de su fe. Sus doctrinas fueron
tergiversadas. Testigos falsos lo acusaron como elemento de conspiración,
enseñando públicamente doctrinas que derrocarían a la nación.
El apóstol presentó su fe en forma clara y convincente, con tal sencillez y
candor que sus palabras tuvieron un poderoso efecto. Sus oyentes quedaron
atónitos ante su sabiduría y elocuencia. Pero cuanto más convincente su
testimonio, cuanto más profundo el odio de los que se oponían a la verdad. El
emperador se llenó de ira, y blasfemó el nombre de Dios y el de Cristo. Él no
podía convertir el razonamiento del apóstol ni igualar el poder que atendía las
palabras de verdad, y se propuso silenciar a su fiel abogado.
Aquí vemos cuan duro el corazón llega a ser cuando se fija obstinadamente
contra los propósitos de Dios. Los enemigos de la iglesia determinaron
sostener su orgullo y poder ante el pueblo. Mediante el decreto del
emperador, Juan fue desterrado a la isla de Patmos, condenado, como él
nos dice, “por la palabra de Dios, y por el testimonio de Cristo Jesús”
(Apocalipsis 1:9). Pero los enemigos de Cristo fracasaron rotundamente
en su propósito de acallar a su fiel testigo. Desde su lugar de exilio viene la
voz del apóstol, alcanzando aun hasta el fin del tiempo, proclamando las
verdades más animadoras jamás presentadas a mortales.
6T 128. ---Cuando Juan fue separado de aquellos que amaba, y llevado
a la solitaria Patmos, Cristo sabía donde encontrar a su fiel testigo. Juan
dijo: “Yo Juan, quien también es vuestro hermano, y compañero en
tribulación, y en el reino y paciencia de Cristo Jesús, estuve en la isla que
es llamada Patmos, por la palabra de Dios y por el testimonio de Cristo
Jesús.

PP 122. ---En su providencia, el Señor proporcionó esta prueba a Abrahán


para enseñarle lecciones de sumisión, paciencia y fe, lecciones que habían de
conservarse por escrito para beneficio de todos los que posteriormente iban a
ser llamados a soportar aflicciones. Dios dirige a sus hijos por senderos que
ellos desconocen; pero no olvida ni desecha a los que depositan su confianza
en él. Permitió que Job fuese atribulado pero no le abandonó. Consintió en
que el amado Juan fuese desterrado a la solitaria isla de Patmos, pero el
Hijo de Dios le visitó allí, y pudo ver escenas de gloria inmortal.
Dios permite que las pruebas asedien a los suyos, para que mediante su
constancia y obediencia puedan enriquecerse espiritualmente, y para que su
ejemplo sea una fuente de poder para otros. "Porque yo sé los pensamientos
que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal."
(Jer. 29: 11.) Los mismos sufrimientos que prueban más severamente nuestra
fe, y que nos hacen pensar que Dios nos ha olvidado, sirven para llevarnos
más cerca de Cristo, para que echemos todas nuestras cargas a sus pies, y para
que sintamos la paz que nos ha de dar en cambio.

8T 17. ---A nosotros también se dirige la promesa de la presencia


permanente de Cristo. El transcurso del tiempo no ha cambiado la promesa
que hizo al partir. Él está con nosotros hoy tan ciertamente como estuvo con
los discípulos, y estará con nosotros "hasta el fin."
"Id a predicar el Evangelio a todas las naciones -nos dice el Salvador,- para
que puedan llegar a ser hijos de Dios. Os acompaño en esta obra,
enseñándoos, guiándoos, y fortaleciéndoos, dándoos éxito en vuestra obra
impregnada de abnegación y sacrificio. Obraré en los corazones,
convenciéndolos de pecado y apartándolos de las tinieblas a la luz, de la
desobediencia a la justicia. En mi luz verán luz. Arrostraréis los agentes
satánicos; pero confiad en mí. Nunca os faltaré."
¿No pensáis que Cristo aprecia a los que viven totalmente para él? ¿No
pensáis que él visita a los que, como el amado Juan, se hallan por su causa
en condiciones penosas y difíciles? Él encuentra a sus fieles, mantiene
comunión con ellos, los alienta y los fortalece. Y los ángeles de Dios,
excelsos en fortaleza, son enviados por Dios a ministrar a sus obreros
humanos que predican la verdad a los que no la conocen.

Versículo 10. ---“En un día del Señor caí en éxtasis, y oí detrás de mí una
fuerte voz como de trompeta.”

§ H Ap 464-465. ---Fue en un sábado cuando la gloria del Señor se


manifestó al desterrado apóstol. Juan observaba el sábado tan
reverentemente en Patmos como cuando predicaba al pueblo de las aldeas
y ciudades de Judea. Se aplicaba las preciosas promesas que fueron dadas
respecto a ese día. "Yo fui en Espíritu en el día del Señor -escribió Juan,- y oí
detrás de mí una gran voz como de trompeta, que decía: Yo soy el Alpha y
Omega, el 465 primero y el último. . . . Y me volví a ver la voz que hablaba
conmigo: y vuelto, vi siete candeleros de oro; y en medio de los siete
candeleros, uno semejante al Hijo del hombre." (Apoc. 1:10-13.)

6T 128. ---El día del Señor es el séptimo día, el sábado de la creación.


En el día que Dios santificó y bendijo, Cristo indicó “mediante su ángel a
su siervo Juan” las cosas que habrían de suceder antes del fin de la
historia de este mundo, y él desea que lleguemos a ser inteligentes tocante a
las mismas.

7CBA 967. ---El sábado que Dios instituyó en el Edén era tan precioso
para Juan en la solitaria isla como cuando estaba con sus compañeros en
ciudades y pueblos. Las preciosas promesas que Cristo había dado acerca de
ese día eran repetidas por Juan, y las reclamaba como suyas. Para él era la
señal de que Dios era suyo... El Salvador resucitado hizo conocer su presencia
a Juan en el día sábado. [Se cita Apoc. 1: 10- 1 3, 17-18.]
La persecución sufrida por Juan se convirtió en un medio de gracia. Patmos
resplandeció con la gloria del Salvador resucitado. Juan había visto a Cristo
en forma humana, con las señales de los clavos que siempre serán su gloria, en
las manos y en los pies. Ahora se le permitía contemplar de nuevo a su Señor
resucitado, revestido con toda la gloria que un ser humano pudiese contemplar
sin perder la vida. ¡Qué sábado fue aquel para el solitario desterrado,
siempre precioso a la vista de Cristo, pero ahora honrado más que nunca!
Nunca había aprendido tanto de Jesús, nunca había oído verdades tan sublimes
(YI 5-4-1900).

§ HS 244. ---Hace mil ochocientos años la voz de Jesús, clara y distinta,


como el sonido de la trompeta, se hizo sentir a la multitud cansada y
sedienta en las cortes del templo: “Si alguno tiene sed, venga a mí, y
beba.” “El que beba del agua que yo le daré nunca más tendrá sed; pero el
agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”
¡O que la voz de Jesús alcanzara los adormecidos sentidos de este pueblo!
¡O que pudieran sentir su verdadera necesidad, y reconocer cuánto Jesús
está dispuesto y listo para hacer por ellos!

PP 352. ---No está lejos el tiempo en que Dios se levantará para vindicar su
autoridad agraviada. "He aquí que Jehová sale de su lugar, para visitar la
maldad del morador de la tierra contra él." (Isa. 26: 21.) "¿Quién podrá sufrir
el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar cuando él se mostrará?" (Mal. 3:
2.) A causa de su pecaminosidad, se le prohibió al pueblo de Israel acercarse al
monte cuando Dios estaba por descender sobre él para proclamar su ley, para
evitar que fuese consumido por la abrasadora gloria de su presencia. Si tales
manifestaciones de su poder señalaron el sitio escogido para la proclamación
de su ley, ¡cuán pavoroso no será su tribunal cuando venga para aplicar el
juicio de estos sagrados estatutos! ¿Cómo soportarán su gloria en el gran día
de la retribución final los que pisotearon su autoridad?
Los terrores del Sinaí debían darle al pueblo una idea de las escenas del juicio.
El sonido de una trompeta llamó a Israel a presentarse ante Dios. La voz
del arcángel y la trompeta de Dios llamarán a la presencia del Juez desde
todos los confines de la tierra tanto a los vivos como a los muertos. El
Padre y el Hijo, asistidos por una multitud de ángeles, estaban presentes en el
monte. En el gran día del juicio, Cristo vendrá "en la gloria de su Padre con
sus ángeles." "Entonces se sentará sobre el trono de su gloria. Y serán
reunidas delante de él todas las gentes." (Mat. 16: 27; 25: 31, 32.)

Becho 15 de enero, 1889. ---Y los que están en sus sepulcros oirán su voz,
y saldrán. Jesús vendrá y los ángeles de Dios con él; y la gloria de su
venida caerá sobre la vista humana como el resplandeciente relámpago o
como fuego consumidor. Descenderá con grito y con voz de gran
trompeta, y los que escuchan esa voz vivificante saldrán del sepulcro
regocijándose. Y ellos reconocerán la voz que los despierta a vida inmortal
como la de Aquel que dijo: “Venid a mí, todos los trabajados y cargados, y os
daré descanso.” Es la voz de Aquel que estuvo con ojos llorosos en el sepulcro
de Lázaro, y quien lloró sobre Jerusalém, diciendo: “O Jerusalém, Jerusalem,
que matas a los profetas y apedreas a los que son enviados a ti, cuánto quise
juntar tus hijos como la gallina junta sus hijos bajo sus alas, y no quisisteis.”
VEUC 396. ---La voz de Juan resonó como una trompeta. Su comisión
era: "Anuncia a mi pueblo su rebelión, y a la casa de Jacob su pecado"
(Isa. 58: 1). No había recibido educación en las escuelas humanas. Dios y la
naturaleza habían sido sus maestros. En la tarea de preparar el camino para el
advenimiento de Cristo, se necesitaba a uno que fuera tan valiente, como para
hacer oír su voz al igual que los profetas de la antigüedad, y amonestar a la
nación degenerada, para que se arrepintiera.

2SP 47-48. ---La condición de asuntos del gobierno cuando empezó la obra
de Juan, estaba inestable. La discordia y la insurrección prevalecían
cuando la voz de Juan se escuchó por vez primera como el sonido de una
trompeta saliendo del desierto, animando los corazones de todos los que
escuchaban con un poder nuevo y extraño. Juan valientemente denunció lo
pecados del pueblo, diciendo: “Arrepentíos porque el reino del cielo está
cerca.” Multitudes respondieron a la voz del profeta y fueron al desierto. Ellos
vieron en el sencillo vestir y apariencia del profeta una semejanza a la
descripción de los antiguos videntes, y la opinión prevaleció de que él era uno
de los profetas levantados de los muertos.

RH 29 de abril, 1875. ---El Señor hizo de la ocasión del Sinaí una escena
tremenda y sublime, de acuerdo con su exaltado carácter. Los diez
mandamientos fueron expresados en medio de truenos y fuego, y en gran
poder y gloria. La voz del Señor fue como trompeta, aumentando más y
más, y en pleno volumen fue bajando de la montaña. La tierra tembló y se
sacudió, y la misma montaña parecía estarse moviendo de su cimiento.
Los más valientes de Israel temblaron de miedo y cayeron sobre sus
rostros ante el Señor. La prepotente voz y la majestuosa gloria desplegada
en la montaña fueron para ellos lo más impresionante.

Versículo 11. ---“que dijo: "[Yo Soy el Alfa y la Omega, el Primero y el


Ultimo.] Escribe en un libro lo que veas, y envíalo a las siete iglesias: A Efeso,
Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea".

§ YO SOY EL ALFA Y LA OMEGA. ---Véase EGW sobre 1:8.

§ H Ap 467. ---Fue Cristo quien ordenó al apóstol que escribiera lo que


le iba a ser revelado. "Escribe en un libro lo que ves -le mandó,- y envíalo
a las siete iglesias que están en Asia; a Efeso, y a Smirna, y a Pérgamo, y a
Tiatira, y a Sardis, Y a Filadelfia, y a Laodicea." "Yo soy . . . el que vivo, y
he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos. . . . Escribe las cosas
que has visto, y las que son, y las que han de ser después de éstas: el misterio
de las siete estrellas que has visto en mi diestra, y los siete candeleros de oro.
Las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias; y los siete candeleros
que has visto, son las siete iglesias." (Apoc. 1: 11, 17-20.)
Los nombres de éstas son un símbolo de la iglesia en diferentes períodos
de la era cristiana. El número siete indica algo completo, y significa que los
mensajes se extienden hasta el fin del tiempo, mientras que los símbolos
usados revelan la condición de la iglesia en diferentes períodos de la historia.

MM 37. ---El Señor espera que nuestros médicos hagan de la salvación


de las almas su obra primordial. Si ellos hablan y trabajan con Dios, en su
amor y temor, recibirán hojas del árbol de vida para dar a los que sufren. Su
paz los acompañará, haciendo de ellos mensajeros de paz.
No nos basta que sólo leamos las Escrituras. Hemos de pedir al Señor que
llene nuestras almas errantes con su Espíritu, y así podamos entender el
significado de sus palabras. Para poder ser beneficiados por la lectura de las
palabras de Cristo, debemos hacer la correcta aplicación de las mismas a
nuestro caso individual.
Se nos ha dado un mensaje que excede en importancia a cualquier otro
mensaje jamás encomendado a mortales. Este mensaje Cristo vino en
persona a la isla de Patmos para presentar a Juan. Él dijo a Juan que
escribiera lo que vio y escuchó durante la visión, para que las iglesias
pudieran conocer lo que vendría sobre la tierra. ¿Reconocen nuestros
obreros médicos la importancia del mensaje de Apocalipsis?....

§ H Ap Muchos tienen la idea de que son responsables ante Cristo solo por
la luz y experiencia, y que no dependen de sus seguidores reconocidos en la
tierra. Jesús es el amigo de los pecadores, y su corazón simpatiza con el dolor
de ellos. Tiene toda potestad, tanto en el cielo como en la tierra; pero respeta
los medios que ha dispuesto para la iluminación y salvación de los hombres;
dirige a los pecadores a la iglesia, que él ha puesto como un medio de
comunicar luz al mundo.

H Ap 462. ---EN LOS días de los apóstoles, los creyentes cristianos


estaban llenos de celo y entusiasmo. Tan incansablemente trabajaban por
su Maestro que, en un tiempo relativamente corto, a pesar de la terrible
oposición, el Evangelio del reino se divulgó en todas las partes habitadas
de la tierra. El celo manifestado en ese tiempo por los seguidores de Jesús
fue registrado por la pluma inspirada como estímulo para los creyentes de
todas las épocas.

H Ap 479-480. ---La iglesia es la agencia de Dios para la proclamación


de la verdad, facultada por él para hacer una obra especial; y si le es leal
y obediente a todos sus mandamientos, habitará en ella la excelencia de la
gracia divina. Si manifiesta verdadera fidelidad, si honra al Señor Dios de
Israel, no habrá poder capaz de resistirle.

Versículo 12. ---“Me volví para ver quién hablaba conmigo. Y al volverme,
vi siete candelabros de oro,”

§ PP 359. ---Al sur, estaba el candelero de siete brazos, con sus siete
lámparas. Sus brazos estaban decorados con flores exquisitamente labradas y
parecidas a lirios; el conjunto estaba hecho de una pieza sólida de oro.

Versículo 13. ---“y entre los siete candelabros vi a uno semejante al Hijo del
Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los pies. Tenía el pecho ceñido
con una cinta de oro.”
§ H Ap 465-466. ---Fue ricamente favorecido el discípulo amado. Había
visto a su Maestro en el Getsemaní con su rostro marcado con el sudor de
sangre de su agonía; "tan desfigurado, era su aspecto más que el de cualquier
hombre, y su forma más que la de los hijos de Adan." (Isa. 52: 14, V. M.) Le
había visto en manos de los soldados romanos, vestido con el viejo manto
purpúreo y coronado de espinas. Le había visto pendiendo de la cruz del
Calvario, siendo objeto de cruel burla y abuso. Ahora se le permite
contemplar una vez más a su Señor. Pero, ¡cuán distinta es su apariencia!
Ya no es varón de dolores, despreciado y humillado por los hombres.
Lleva vestiduras de brillantez celestial. "Su cabeza y sus cabellos eran
blancos como la lana blanca, como la nieve; y sus ojos como llama de
fuego; y sus pies semejantes al latón fino, ardientes como en un horno."
(Apoc. 1: 14, 15.) Su voz era como el estruendo de muchas aguas. Su rostro
brillaba como el sol. En su mano tenía siete estrellas, y de su boca salía una
espada aguda de dos filos, emblema del poder de su palabra. Patmos
resplandeció con la gloria del Señor resucitado.
"Y cuando yo le vi -escribió Juan,- caí como muerto a sus pies. Y él puso su
diestra sobre mí, diciéndome: No temas," (Apoc. 1.17.)
Juan fue fortalecido para vivir en la presencia de su Señor glorificado.
Entonces ante sus maravillados ojos fueron abiertas las glorias del cielo.
Le fue permitido ver el trono de Dios y, mirando más allá de los conflictos de
la tierra, contemplar la hueste de los redimidos con sus vestiduras blancas.
Oyó la música de los ángeles del cielo, y los cantos de triunfo de los que
habían vencido por la sangre del Cordero y la palabra de su testimonio. En la
revelación que vio se desarrolló una escena tras otra de conmovedor interés en
la experiencia del pueblo de Dios, y la historia de la iglesia fue predicha hasta
el mismo fin del tiempo. En figuras y símbolos, se le presentaron a Juan
asuntos de gran importancia, que él debía registrar para que los hijos de Dios
que vivían en su tiempo y los que vivieran en siglos futuros pudieran tener una
comprensión inteligente de los peligros y conflictos que los esperaban.

7CBA 966. ---La mano de la persecución cae pesadamente sobre el apóstol;


es desterrado a la isla de Patmos "por causa de la palabra de Dios y el
testimonio de Jesucristo", y escribe: "Yo estaba en el Espíritu en el día del
Señor". Fue lleno de gozo inexpresable porque el cielo pareció estar abierto
delante de él. Una voz le habló con tonos claros y distintos, y le dijo: "Yo soy
el Alfa y la Omega, principio y fin". Dio media vuelta y contempló a su
Maestro, con quien había caminado y conversado en Judea y sobre cuyo
pecho se había recostado.
Pero, ¡oh, cómo había cambiado la apariencia del Señor! Juan lo había
visto vestido con un viejo manto de púrpura y coronado de espinas.
Ahora estaba vestido con un ropaje de brillo celestial y ceñido con un
cinto de oro. Juan dice al escribir de su apariencia: "Su cabeza y sus cabellos
eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama de fuego; y
sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz
como estruendo de muchas aguas"...

SL 77-78. ---Juan trae a la memoria los maravillosos incidentes que ha visto


en la vida de Cristo. En imaginación nuevamente goza de las preciosas
oportunidades con la cuales una vez fue favorecido, y es grandemente
confortado. Repentinamente su meditación es interrumpida; se le habla en
tonos distintos y claros. Se voltea para ver de dónde viene la voz, y, ¡he
aquí!, él ve a su Señor, a quien ha amado, con quien ha caminado y
conversado, y cuyos sufrimientos en la cruz él ha atestiguado. ¡Pero cuán
cambiado es el rostro del Salvador! Él ya no es “varón de dolores y
Acostumbrado al quebranto” (Isaías 53: 3). Él no lleva las huellas de su
humillación. Sus ojos son como llama de fuego; sus pies como bronce
bruñido, así como brilla en el horno. Los tonos de su voz son como el sonido
musical de muchas aguas. Su rostro brilla como el sol en su gloria meridiana.
En su mano están siete estrellas, representando los ministros de la iglesia.

2SAT 215-216. ---“El que camina en medio de los siete candeleros de


oro.” La presencia de Cristo está constantemente con su iglesia.
Constantemente está impartiendo conocimiento y gracia a sus
representantes; y él espera que ellos impartan a otros los dones que ellos
reciben. A sus discípulos él dice: “¡Id, id! Al estar los discípulos con él justo
antes de su ascensión, él les dio la comisión del evangelio. “Todo poder me es
dado en el cielo y en la tierra,” declaró él. “Id pues, y enseñad a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo:
enseñándoles que guarden todo lo que os he mandado: y, he aquí, yo estoy con
vosotros siempre, aun hasta el fin del mundo.”

17MR 242. ---Aquí, entonces, se presenta la obra del Redentor. Satanás


estuvo al lado del ángel como un adversario, para acusar a Josué como
transgresor de la ley. Este ángel, el que es nuestro Salvador, fue visto por Juan
el Revelador, y representado como caminando en medio de los siete
candeleros de oro, vestido con ropaje llegando hasta los pies, y ceñido del
pecho con una vestimenta de oro. Cristo es representado en real ministerio
por su pueblo como lo fue Josué en el día de expiación a favor de los hijos
de Israel.

AO 205. --- Estas palabras proceden de los labios de Alguien que no puede
mentir. La descripción revela eterna vigilancia. Cristo está en medio de los
siete candeleros de oro, caminando de iglesia en iglesia, de congregación en
congregación, de corazón en corazón. El que guarda a Israel no duerme ni
descansa. Si el candelero fuera dejado al cuidado de agentes humanos, cuán a
menudo la luz titilaría y se extinguiría. Pero Dios no ha puesto a la iglesia en
manos de hombres. Cristo, el que dio su vida por el mundo para que todo
aquel que en él cree no se pierda mas tenga vida eterna, es el genuino
Guardián de la casa. Es el Vigilante fiel y verdadero de los atrios del templo
del Señor. Tenemos motivos para agradecer a Dios porque no dependemos de
la presencia de sacerdotes o ministros terrenales. Somos guardados por el
poder de Dios. La presencia y la gracia de Cristo es el secreto de toda vida
y luz.

RH 31 de mayo, 1887. ---Él camina en medio de los candeleros de oro.


Así es simbolizada la relación de Cristo con sus iglesias, y las estrellas son
usadas para representar sus ministros. Él es representado como
caminando de aquí para allá entre los candeleros de oro. Él está en
comunión con su pueblo. Él conoce su verdadera condición. Observa su
orden, su vigilancia, su piedad, y su devoción; y toma placer en ellos si ve
manifiestos estos frutos. Aunque Cristo es mediador en el santuario
celestial, él camina de aquí para allá en medio de las iglesias en la tierra.
Se pasea de iglesia en iglesia, de congregación en congregación, de
corazón a corazón. Él observa su real condición---lo que es omitido, lo que
está en desorden, y lo que se necesita hacer. Es representado como caminando,
lo que significa sana preocupación, despertar, y una vigilancia incansable. Él
está observando si la luz de alguno de sus centinelas o candeleros se está
debilitando o apagando. Estos sub-pastores pueden dormir, pero el que guarda
a Israel ni se adormece ni duerme. Si estos candeleros fueran dejados al
cuidado de poderes humanos, la llama débil languidecería y moriría. Pero él es
el verdadero vigilante de la casa, el incansable guardián de las cortes del
templo. El continuo cuidado y presencia y gracia sustentadora de Cristo son la
fuente de toda vida y luz.

[1888] 1019. ---Aquel que fue visto por Juan en visión en medio de los
candeleros de oro, se representa como caminando entre ellos, yendo de
iglesia en iglesia, de congregación en congregación y de corazón en
corazón. Aquí se ve una vigilancia incansable. Mientras los sub-pastores
pudieran dormir, o estar envueltos con asuntos de poca importancia, el que
guarda a Israel no se adormece ni duerme. Él es el verdadero Atalaya. La
presencia y gracia sustentadora de Cristo son el secreto de toda luz y vida.
Somos guardados por el poder de Dios, mediante la fe, y eso no de nosotros
mismos; es el don de Dios. ----SpTAO2a, página 26.

5T 752-753. --- Esta visión fue dada a Ezequiel en un tiempo en que su


mente estaba llena de presentimientos lóbregos. Veía la tierra de sus padres
desolada. La ciudad que había estado llena de habitantes ya no los tenía. La
voz de la alegría y el canto de alabanza no se oían más en sus muros. El
profeta mismo era forastero en un país extraño, donde reinaban supremas la
ambición ilimitada y la crueldad salvaje. Lo que veía y oía acerca de la tiranía
humana y el mal angustiaba su alma, y lloraba amargamente día y noche.
Pero los símbolos admirables presentados delante de él al lado del río Quebar,
le revelaron un poder predominante que era más poderoso que el de los
gobernantes terrenales. Sobre los monarcas orgullosos y crueles de Asiria y
Babilonia, se entronizaba el Dios de misericordia y verdad.
Las complicadas ruedas que al profeta le parecían envuelta, en confusión,
estaban bajo la dirección de una mano infinita. El Espíritu de Dios que, según
la revelación, movía y dirigía estas ruedas, sacaba armonía de la confusión; de
tal manera que todo el mundo estaba bajo su dominio. Miríadas de seres
glorificados estaban listos para predominar a su orden contra el poder y la
política de los hombres malos, y reportar beneficio a sus fieles.
De igual manera, cuando Dios estaba por revelar al amado Juan la
historia de la iglesia durante los siglos futuros, le reveló el interés y
cuidada del Salvador por su pueblo, mostrándole "uno semejante al Hijo
del hombre," que andaba entre los candeleros que simbolizaban a las siete
iglesias. Mientras se le mostraban a Juan las últimas grandes luchas de la
iglesia con las potencias terrenales, también se le permitió contemplar la
victoria final y la liberación de los fieles. Vio a la iglesia en conflicto
mortífero con la bestia y su imagen, y la adoración de esa bestia impuesta bajo
la pena de muerte. Pero mirando más allá del humo y el estruendo de la
batalla, contempló a una hueste sobre el monte de Sión con el Cordero,
llevando, en vez de la marca de la bestia, "el nombre de su Padre escrito en
sus frentes." Y también vio a "los que habían alcanzado la victoria de la bestia,
y de su imagen, y de su señal, y del número de su nombre, estar sobre el mar
de vidrio, teniendo las arpas de Dios" (Apocalipsis 1: 13; 14: 1;15: 2), y
cantando el himno de Moisés y del Cordero.

8T 263. ---Como ser personal, Dios se ha revelado en su Hijo. Jesús, el


resplandor de la gloria del Padre, "y la misma imagen de su sustancia"
(Heb 1: 3), vino a esta tierra en forma de hombre. Como Salvador
personal, vino al mundo. Como Salvador personal, ascendió al cielo. Como
Salvador personal, intercede en los atrios celestiales. Ante el trono de Dios
ministra en nuestro favor como "uno semejante al Hijo del hombre." (Apoc. 1:
13.)

MC 326. --- Como ser personal, Dios se ha revelado en su Hijo. Esplendor


de la gloria del Padre "y la misma imagen de su sustancia," Jesús, como
Salvador personal, vino al mundo. Como Salvador personal, ascendió
también al cielo. Como Salvador personal, intercede en las cortes celestiales.
Ante el trono de Dios intercede en nuestro favor "Uno semejante al Hijo del
Hombre."(Hebreos 1:3; Apocalipsis 1:13.)

CS 681-682. --- Pronto aparecerán en el cielo signos pavorosos de carácter


sobrenatural, en prueba del poder milagroso de los demonios. Los espíritus de
los demonios irán en busca de los reyes de la tierra y por todo el mundo para
aprisionar a los hombres con engaños e inducirlos a que se unan a Satanás en
su última lucha contra el gobierno de Dios. Mediante estos agentes, tanto los
príncipes como los súbditos serán engañados. Surgirán entes que se darán por
el mismo Cristo y reclamarán los títulos y el culto que pertenecen al Redentor
del mundo. Harán curaciones milagrosas y asegurarán haber recibido del cielo
revelaciones contrarias al testimonio de las Sagradas Escrituras.
El acto capital que coronará el gran drama del engaño será que el mismo
Satanás se dará por el Cristo. Hace mucho que la iglesia profesa esperar
el advenimiento del Salvador como consumación de sus esperanzas. Pues
bien, el gran engañador simulará que Cristo habrá venido. En varias
partes de la tierra, Satanás se manifestará a los hombres como ser
majestuoso, de un brillo deslumbrador, parecido a la descripción que del
Hijo de Dios da San Juan en el Apocalipsis. (Apocalipsis 1:13-15.) La
gloria que le rodee superará cuanto hayan visto los ojos de los mortales.
El grito de triunfo repercutirá por los aires: "¡Cristo ha venido! ¡Cristo ha
venido!" El pueblo se postrará en adoración ante él, mientras levanta sus
manos y pronuncia una bendición sobre ellos como Cristo bendecía a sus
discípulos cuando estaba en la tierra. Su voz es suave y acompasada aunque
llena de melodía. En tono amable y compasivo, enuncia algunas de las
verdades celestiales y llenas de gracia que pronunciaba el Salvador; cura las
dolencias del pueblo, y luego, en su fementido carácter de Cristo, asegura
haber mudado el día de reposo del sábado al domingo y manda a todos que
santifiquen el día bendecido por él. Declara que aquellos que persisten en
santificar el séptimo día blasfeman su nombre porque se niegan a oír a sus
ángeles, que les fueron enviados con la luz de la verdad. Es el engaño más
poderoso y resulta casi irresistible. Como los samaritanos fueron engañados
por Simón el Mago, así también las multitudes, desde los más pequeños hasta
los mayores, creen en ese sortilegio y dicen: "Este es el poder de Dios llamado
grande." (Hechos 8: 10, V. N-C.)

4CBA 1194. --- Nada menos que un personaje como el Hijo de Dios se
apareció a Daniel. Esta descripción es similar a la que presenta Juan cuando
Cristo se le reveló en la isla de Patmos. Ahora viene nuestro Señor con otro
mensajero celestial para enseñarle a Daniel lo que sucedería en los últimos
días. Este conocimiento le fue dado a Daniel y ha sido registrado por la
Inspiración para nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos (RH
8-2-1881).

H Ap 468. ---Se habla de Cristo como caminando en medio de los


candeleros de oro. Así se simboliza su relación con las iglesias. Está en
constante comunicación con su pueblo. Conoce su real condición. Observa
su orden, su piedad, su devoción. Aunque es el sumo sacerdote y mediador en
el santuario celestial, se le representa como caminando de aquí para allá en
medio de sus iglesias en la tierra. Con incansable desvelo y constante
vigilancia, observa para ver si la luz de alguno de sus centinelas arde
débilmente o si se apaga. Si el candelero fuera dejado al mero cuidado
humano, la vacilante llama languidecería y moriría; pero él es el verdadero
centinela en la casa del Señor, el fiel guardián de los atrios del templo. Su
cuidado constante y su gracia sostenedora son la fuente de la vida y la luz.

§ PVGM 252-253. ---La ropa blanca de la inocencia era llevada por


nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el santo Edén.
Ellos vivían en perfecta conformidad con la voluntad de Dios. Toda la fuerza
de sus afectos era dada a su Padre celestial. Una hermosa y suave luz, la luz de
Dios, envolvía a la santa pareja. Este manto de luz era un símbolo de sus
vestiduras espirituales de celestial inocencia. Si hubieran permanecido
fieles a Dios, habría continuado envolviéndolos. Pero cuando entró el pecado,
rompieron su relación con Dios, y la luz que los había circuido se apartó.
Desnudos y avergonzados, procuraron suplir la falta de los mantos celestiales
cosiendo hojas de higuera para cubrirse.
Esto es lo que los transgresores de la ley de Dios han hecho desde el día en
que Adán y Eva desobedecieron. Han cosido hojas de higuera para cubrir la
desnudez causada por la transgresión. Han usado los mantos de su propia
invención; mediante sus propias obras han tratado de cubrir sus pecados y
hacerse aceptables a Dios.
Pero esto no pueden lograrlo jamás. El hombre no puede idear nada que pueda
ocupar el lugar de su perdido manto de inocencia. Ningún manto hecho de
hojas de higuera, ningún vestido común a la usanza mundana, podrán emplear
aquellos que se sienten con Cristo y los ángeles en la cena de las bodas del
Cordero.
Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos
dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto,
esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente.
"Yo te amonesto -dice él- que de mí compres... vestiduras blancas, para que no
se descubra la vergüenza de tu desnudez".

YI 11 de agosto, 1886. ---Si habéis de sentaros a la mesa de Cristo y


participar de las provisiones que él ha proporcionado en la cena de las
bodas del Cordero, debéis tener una vestimenta especial, llamada el
vestido de bodas, el cual es el manto blanco de la justicia de Cristo. Todo
el que tiene esta vestimenta tiene derecho a entrar en la ciudad de Dios; y
si Jesús no hubiera deseado que tuvierais un lugar en las mansiones que él
ha ido a preparar para aquellos que le aman, él no hubiera, a tan grande
precio, hecho todos los arreglos para que fuerais felices y os sentarais en
su mesa y gozarais del hogar que él ha ido a preparar para su redimida
familia. Vuestras propias vestimentas están sucias y vuestro propio carácter y
hábitos son terrenales y corruptos. Jesús desea que os quitéis esas vestimentas
y os pongáis las vestiduras que él ha preparado para vosotros. ¿Os quitareis
vuestras vestiduras de justicia propia y aceptareis a Cristo Jesús como
vuestro Salvador? Haciendo esto, aceptáis la justicia del Señor Jesús, y
rechazando vuestras propias vestimentas de pecado y corrupción, os ponéis las
vestimentas de la justicia de Cristo.

§ DTG 601. ---Así expresó Cristo su amor por sus discípulos. El espíritu
egoísta de ellos le llenó de tristeza, pero no entró en controversia con ellos
acerca de la dificultad. En vez de eso, les dio un ejemplo que nunca
olvidarían. Su amor hacia ellos no se perturbaba ni se apagaba fácilmente.
Sabía que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que él
provenía de Dios e iba a Dios. Tenía plena conciencia de su divinidad; pero
había puesto a un lado su corona y vestiduras reales, y había tomado forma de
siervo. Uno de los últimos actos de su vida en la tierra consistió en ceñirse
como siervo y cumplir la tarea de un siervo.

DTG 16. ---Al condescender a tomar sobre sí la humanidad, Cristo reveló un


carácter opuesto al carácter de Satanás. Pero se rebajó aun más en la senda de
la humillación. "Hallado en la condición como hombre, se humilló a sí mismo,
hecho obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." Así como el sumo
sacerdote ponía a un lado sus magníficas ropas pontificias, y oficiaba en la
ropa blanca de lino del sacerdote común, así también Cristo tomó forma de
siervo, y ofreció sacrificio, siendo él mismo a la vez el sacerdote y la víctima.
"El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados: el castigo
de nuestra paz sobre él."

RH 4 de enero, 1887. ---¿Si yo profeso ser siervo de Cristo Jesús, debo


seguir una norma mundana, y hacer que mi curso de acción sea tal que
acuerde con las demandas del mundo? ¿O debiera yo tomar por ejemplo a
Aquel quien fue varón de dolores y acostumbrado al quebranto, ---Aquel que
tanto amó a la raza caída que puso de lado su manto real, dejó las cortes
reales del cielo, y bajó a este mundo de contaminación y pecado, y tomó
sobre sí la forma de hombre, y por amor a nosotros se hizo pobre, para
que nosotros mediante su pobreza fuésemos hechos ricos? ¿Qué haremos
nosotros? ¿Tomaremos por ejemplo a Aquel que fue la luz del mundo,
aunque el mundo no le conoció? ¿O seguiremos tras el patrón del mundo?
Versículos 14-15 --“Su cabeza y sus cabellos eran blancos como blanca lana,
como nieve. Sus ojos eran como llama de fuego. Sus pies eran semejantes al
bronce bruñido, acrisolado en un horno. Y su voz era como estruendo de
muchas aguas.”

PE 15-16. ---Pronto se volvieron nuestros ojos hacia el oriente, donde había


aparecido una nubecilla negra del tamaño de la mitad de la mano de un
hombre, que era, según todos comprendían, la señal del Hijo del hombre. En
solemne silencio, contemplábamos cómo iba acercándose la nubecilla,
volviéndose cada vez más esplendorosa hasta que se convirtió en una gran
nube blanca cuya parte inferior parecía fuego. Sobre la nube lucía el arco iris
y en torno de ella aleteaban diez mil ángeles cantando un hermosísimo himno.
En la nube estaba sentado el Hijo del hombre. Sus cabellos, blancos y
rizados, le caían sobre los hombros; y llevaba muchas coronas en la
cabeza. Sus pies parecían de fuego; en la mano derecha tenía una hoz
aguda y en la izquierda llevaba una trompeta de plata. Sus ojos eran
como llama de fuego, y escudriñaban de par en par a sus hijos.
Palidecieron entonces todos los semblantes y se tornaron negros los de
aquellos a quienes Dios había rechazado. Todos nosotros exclamamos:
"¿Quién podrá permanecer? ¿Está mi vestidura sin manchas?" Después
cesaron de cantar los ángeles, y por un rato quedó todo en pavoroso silencio
cuando Jesús dijo: "Quienes tengan las manos limpias y puro el corazón
podrán subsistir. Bastaos mi gracia." Al escuchar estas palabras, se iluminaron
nuestros rostros y el gozo llenó todos los corazones. Los ángeles pulsaron una
nota más alta y volvieron a cantar, mientras la nube se acercaba a la tierra.

Versículo 16. ---“ Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía
una espada aguda de dos filos. Su rostro era como el sol cuando resplandece
en toda su fuerza.”

§ H Ap 468. ---Cristo fue presentado como sosteniendo las siete estrellas en


su mano derecha. Esto nos asegura que ninguna iglesia que sea fiel a su
cometido necesita temer la destrucción; porque ninguna estrella que tiene la
protección del Omnipotente puede ser arrancada de la mano de Cristo.

3MR 359. ---El Cristo de Patmos tenía en su mano derecha siete


estrellas. Esto nos asegura que ninguna iglesia que sea fiel a su cometido
necesita temer el llegar a la nada; pues ninguna estrella que tiene la
protección del Omnipotente puede ser sacada de la mano de Cristo. Si una
estrella se separa de Dios y cae de su derrotero, otra tomará su lugar. Nunca
habrá menos que siete, este número siendo el símbolo divino de aquello que
está completo.---MS 1ª, 1890.

6T 414. ---Aquellos que son como estrellas en la mano de Cristo recuerden


que siempre han de preservar una dignidad sagrada y santa. Son los
representantes de Cristo. Sencillez en Cristo es la dignidad pura y sagrada de
la verdad.

OE 13-14. ---Los ministros de Dios están simbolizados por las siete


estrellas, las cuales se hallan bajo el cuidado y protección especiales de
Aquel que es el primero y el postrero. Las suaves influencias que han de
abundar en la iglesia están ligadas con estos ministros de Dios, que han de
representar el amor de Cristo. Las estrellas del cielo están bajo el gobierno de
Dios. Él las llena de luz. El guía y dirige sus movimientos. Si no lo hiciese,
pasarían a ser estrellas caídas. Así sucede con sus ministros. No son sino
instrumentos en sus manos, y todo el bien que pueden hacer se realiza por su
poder.
Es para honor suyo para lo que Cristo hace a sus ministros una bendición
mayor para la iglesia de lo que son las estrellas para el mundo, por medio de la
obra del Espíritu Santo. El Salvador ha de ser su eficiencia. Si quieren mirar
a él como él miraba a su Padre, harán sus obras. A medida que ellos dependan
más y más de Dios, él les dará su resplandor para que lo reflejen sobre el
mundo.

6T 418. --- Los que sirven a Dios deben manifestar ánimo y firmeza en la
obra de salvar almas. Recordemos que hay quienes perecerán a menos que
nosotros, como instrumentos de Dios, obremos con resolución
inquebrantable. Debemos depender de continuo del trono de la gracia.
Es inexcusable que la fe de nuestras iglesias sea tan débil. "Tornaos a la
fortaleza, o presos de esperanza." (Zacarías 9: 12.) En Cristo hay fuerza para
nosotros. Él es nuestro Abogado ante el Padre. Envía sus mensajeros a todas
partes de su dominio para comunicar su voluntad a su pueblo. Anda en medio
de sus iglesias. Desea santificar, elevar y ennoblecer a sus discípulos. La
influencia de los que creen verdaderamente en él será un sabor de vida en el
mundo. Él tiene las estrellas en su diestra y es su propósito dejar que, por
intermedio de ellas, su luz brille para el mundo. Desea preparar así a su
pueblo para un servicio más sublime en la iglesia celestial. Nos ha
confiado una gran obra. Hagámosla con exactitud y resolución.
Demostremos por nuestra vida lo que la verdad ha hecho para nosotros.

8T 23. --- Cristo envía a sus mensajeros a toda parte de su dominio para
comunicar su voluntad a sus siervos. Él anda en medio de sus iglesias. Desea
santificar, elevar y ennoblecer a quienes le siguen. La influencia de los que
creen en él, será en el mundo un sabor de vida para vida. Cristo tiene las
estrellas en su diestra, y es su propósito dejar brillar por intermedio de
ellas su luz para el mundo. Así desea preparar a su pueblo para un servicio
más elevado en la iglesia celestial. Nos ha confiado una gran obra.
Hagámosla fielmente. Demostremos en nuestra vida lo que la gracia divina
puede hacer por la humanidad.

Ev 104. --- Es la verdad desnuda la que, como espada aguda de dos filos que
corta de ambos lados,

CW 13. ---Hay tiempos cuando se requieren palabras de reprensión y


amonestación. Aquellos que se encuentran fuera del camino recto deben ser
despertados para que vean su peligro. Debe darse un mensaje que los
despierte del letargo que tiene atados sus sentidos. Debe llevarse a cabo una
renovación moral, no sea que las almas perezcan en sus pecados. Que el
mensaje de la verdad, como espada de dos filos, se abra paso hacia el
corazón. Háganse apelaciones que despierten a los incautos, y que hagan
que las mentes necias y distraídas regresen de nuevo a Dios.

[SpTA10] 9. ---Verdad práctica debe ser introducida a la vida, y la


palabra como espada de dos filos debe cortar el exceso del yo que allí
existe en nuestros caracteres. “La palabra de Dios es viva y eficaz, y más
aguda que una espada de dos filos, llegando aun hasta dividir el espíritu y el
alma, y las coyunturas y el tuétano; y discierne los pensamientos e intenciones
del corazón.”

BEcho 2 de septiembre, 1895. ---Pablo dice de la palabra escrita que


también es “viva y eficaz, y más aguda que cualquier espada de dos filos,
llegando aun hasta dividir el espíritu y el alma, y de las coyunturas y el
tuétano, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Convence a la razón, llega directamente a la conciencia, y obra
efectivamente en el corazón que no tiene barreras contra la verdad. Pues
es la palabra de Dios, de la cual es dicho: “Tampoco existe criatura alguna que
no está manifiesta a su vista; sino que todas las cosas están abiertas a los ojos
de Aquel con quien estamos tratando.”

§ PE 51. --- Contemplé entonces la pureza y hermosura de Jesús. Su ropaje


era más blanco que el blanco más deslumbrante. No hay lengua alguna que
pueda describir su gloria y ensalzada belleza. Todos los que guarden los
mandamientos de Dios entrarán por las puertas en la ciudad, y tendrán derecho
al árbol de la vida y a estar siempre en la presencia de Jesús, cuyo rostro brilla
más que el sol al mediodía.
DTG 111. ---Había entre la multitud algunos de los que en ocasión del
bautismo de Cristo habían contemplado la gloria divina y oído la voz de Dios.
Pero desde entonces el aspecto del Salvador había cambiado mucho. En
ocasión de su bautismo, habían visto su rostro transfigurado por la luz del
cielo; ahora, pálido, cansado y demacrado, fue reconocido únicamente
por el profeta Juan.

CS 735. --- En la ciudad de Dios "no habrá ya más noche." Nadie necesitará
ni deseará descanso. No habrá quien se canse haciendo la voluntad de Dios ni
ofreciendo alabanzas a su nombre. Sentiremos siempre la frescura de la
mañana, que nunca se agostará. "No necesitan luz de lámpara, ni luz del sol;
porque el Señor Dios los alumbrará." (Apocalipsis 22: 5, V.M.) La luz del sol
será sobrepujada por un brillo que sin deslumbrar la vista excederá sin
medida la claridad de nuestro mediodía. La gloria de Dios y del Cordero
inunda la ciudad santa con una luz que nunca se desvanece. Los
redimidos andan en la luz gloriosa de un día eterno que no necesita sol.

H Ap 94. --- Temerosos y casi cegados por la intensidad de la luz, los


compañeros de Saulo oían la voz, pero no veían a nadie. Sin embargo, Saulo
comprendió lo que se le decía, y se le reveló claramente que quien hablaba era
el Hijo de Dios. En el glorioso Ser que estaba ante él, reconoció al
Crucificado. La imagen del Salvador quedó para siempre grabada en el
alma del humillado judío. Las palabras oídas conmovieron su corazón con
irresistible fuerza. Su mente se iluminó con un torrente de luz que esclareció
la ignorancia y el error de su pasada vida, y le demostró la necesidad que tenía
de la iluminación del Espíritu Santo.

Versículo 17. ---“Cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. Pero él puso su
mano derecha sobre mí, y me dijo: "¡No temas! Yo Soy el Primero y el
Ultimo.”

§ SL 78. ---Juan, quien tanto ha amado a su Señor, y quien firmemente


se ha apegado a la verdad frente al encarcelamiento, los azotes, y la
amenaza de muerte, no puede soportar la excelente gloria de la presencia
de Cristo, y cae postrado a la tierra como muerto. Jesús entonces pone su
mano sobre la postrada forma de su siervo, diciendo: “No temas;...Yo soy
el que vive, y fue muerto; y, he aquí, vivo para siempre” (Revelación 1:17,
18). Juan fue fortalecido para vivir en la presencia de su Señor glorificado, y
entonces fueron presentados delante de él en visión santa los propósitos de
Dios para las edades futuras. Las gloriosas atracciones del hogar celestial le
fueron mostradas. Se le permitió contemplar el trono de Dios y ver la redimida
multitud vestida de mantos blancos. Escuchó la música de los ángeles
celestiales, y los cantos de triunfo de los que habían vencido por la sangre del
Cordero y la palabra de su testimonio.

CS 524. ---Y cuando más tarde el Hijo de Dios apareció para instruirle,
Daniel dijo: "Mi lozanía se me demudó en palidez de muerte, y no retuve
fuerza alguna." (Daniel 9: 18, 15, 20; 10: 8, V.M.)

CS 524-525. ---Cuando Job oyó la voz del Señor de entre el torbellino,


exclamó: "Me aborrezco, y me arrepiento en el polvo y la ceniza." (Job 42: 6.)
Cuando Isaías contempló la gloria del Señor, y oyó a los querubines que
clamaban: "¡Santo, santo, santo es Jehová de los ejércitos!" dijo abrumado:
"¡Ay de mí, pues soy perdido!" (Isaías 6: 3, 5, V.M.) Después de haber sido
arrebatado hasta el tercer cielo y haber oído cosas que no le es dado al hombre
expresar, San Pablo habló de sí mismo como del "más pequeño de todos los
santos." (2 Corintios 12: 2-4; Efesios 3: 8.) Y el amado Juan, el que había
descansado en el pecho de Jesús y contemplado su gloria, fue el que cayó
como muerto a los pies del ángel. (Apocalipsis 1: 17.)
No puede haber glorificación de sí mismo, ni arrogantes pretensiones de estar
libre de pecado, por parte de aquellos que andan a la sombra de la cruz del
Calvario. Harta cuenta se dan de que fueron sus pecados los que causaron la
agonía del Hijo de Dios y destrozaron su corazón; y este pensamiento les
inspira profunda humildad. Los que viven más cerca de Jesús son también los
que mejor ven la fragilidad y culpabilidad de la humanidad, y su sola
esperanza se cifra en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado.

5T 467. ---"Si permaneciere la obra de alguno. . . . recibirá recompensa." (1


Corintios 3: 14.) Gloriosa será la recompensa concedida cuando los fieles
obreros se reúnan en derredor del trono de Dios y del Cordero. Cuando, en su
estado mortal, Juan contempló la gloria de Dios, cayó como muerto; no pudo
soportar la visión. Pero cuando los hijos de Dios hayan recibido la
inmortalidad, le verán "como él es." (1 Juan 3: 2.) Estarán delante del trono,
aceptos en el Amado. Todos sus pecados habrán sido borrados, todas sus
transgresiones expiadas. Entonces podrán mirar sin velo la gloria del trono de
Dios. Habrán participado con Cristo en sus sufrimientos, habrán
trabajado con él en el plan de la salvación, y participarán con él del gozo
de ver las almas salvadas en el reino de Dios, para alabar allí a Dios
durante toda la eternidad.

Versículo 18. ---"Y Soy el que vivo. Estuve muerto, pero ahora vivo por los
siglos de siglos. Y tengo las llaves de la muerte y del sepulcro.”

§ 7CBA 967. ---[Se cita Apoc. l: 18-20.] Estas son afirmaciones admirables,
solemnes y significativas. Aquel que es la Fuente de toda misericordia y de
todo perdón, de toda paz y gracia, el que existe por sí mismo, el Eterno e
inmutable, fue quien visitó a su siervo desterrado en la isla llamada Patmos
(MS 81, 1900).

TM 95. ---Esta es precisamente la obra que el Señor se ha propuesto que


realice el mensaje que él ha dado a sus siervos en la mente y en el corazón de
todo agente humano. Es la vida perpetua de la iglesia el que sus miembros
amen a Dios en forma suprema, y amen a los demás como se aman a sí
mismos. Había sólo poco amor a Dios o al hombre, y Dios dio a sus
mensajeros precisamente lo que el pueblo necesitaba. Los que recibieron el
mensaje fueron grandemente bendecidos, porque vieron los brillantes
rayos del sol de Justicia, y surgieron vida y esperanza en sus corazones.
Contemplaban a Cristo. "No temas es la eterna seguridad que nos da -:
Yo soy... el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de
siglos". "Porque yo vivo, y vosotros también viviréis". Los creyentes
aplican la sangre del inmaculado Cordero de Dios a su propio corazón.
Mirando al gran símbolo, podemos decir: "Cristo es el que murió; más
aún, el que también resucitó, quien además está a la diestra de Dios, el
que también intercede por nosotros". El Sol de Justicia brilla en nuestros
corazones para dar el conocimiento de la gloria de Jesucristo. Acerca de la
función del Espíritu Santo el Señor dice: "Él me glorificará: porque tomará de
lo mío y os lo hará saber". El salmista ofrece esta oración: "Purifícame con
hisopo, y seré limpio: Lávame, y seré emblanquecido más que la nieve... Crea
en mí, o Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí.
No me eches de delante de ti; y no quites de mi tu santo espíritu. Vuélveme el
gozo de tu salud; y el espíritu libre me sustente. Enseñaré a los prevaricadores
tus caminos; y los pecadores se convertirán a ti".
DTG 286-287. ---Jesús cambió el pesar de la madre en gozo cuando le
devolvió su hijo; sin embargo, el joven no fue sino restaurado a esta vida
terrenal, para soportar sus tristezas, sus afanes, sus peligros, y para volver a
caer bajo el poder de la muerte. Pero Jesús consuela nuestra tristeza por los
muertos con un mensaje de esperanza infinita: "Yo soy . . . el que vivo, y
he sido muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos.... Y tengo las llaves
del infierno y de la muerte." "Así que, por cuanto los hijos participaron de
carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por la muerte al
que tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo, y librar a los que por el
temor de la muerte estaban por toda la vida sujetos a servidumbre."*
Satanás no puede retener los muertos en su poder cuando el Hijo de Dios
les ordena que vivan. No puede retener en la muerte espiritual a una sola
alma que con fe reciba la palabra de poder de Cristo. Dios dice a todos los
que están muertos en el pecado: "Despiértate, tú que duermes, y levántate
de los muertos." Esa palabra es vida eterna. Como la palabra de Dios, que
ordenó al primer hombre que viviera, sigue dándonos vida; como la palabra de
Cristo: "Mancebo, a ti digo, levántate," dio la vida al joven de Naín, así
también aquella palabra: "Levántate de los muertos," es vida para el alma que
la recibe. Dios "nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al
reino de su amado Hijo." * En su palabra, todo nos es ofrecido. Si la
recibimos, tenemos liberación.
"Y si el Espíritu de Aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en
vosotros, el que levantó a Cristo Jesús de los muertos, vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros." "Porque el
mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: luego
nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos
arrebatados en las nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre
con el Señor." Tales son las palabras de consuelo con que él nos invita a que
nos consolemos unos a otros.

DTG 446-447. ---Aunque ascendió a la presencia de Dios y comparte el


trono del universo, Jesús no ha perdido nada de su naturaleza compasiva. Hoy
el mismo tierno y simpatizante corazón está abierto a todos los pesares de la
humanidad. Hoy las manos que fueron horadadas se extienden para bendecir
abundantemente a su pueblo que está en el mundo. "No perecerán para
siempre, ni nadie las arrebatará de mi mano." El alma que se ha entregado a
Cristo es más preciosa a sus ojos que el mundo entero. El Salvador habría
pasado por la agonía del Calvario para que uno solo pudiera salvarse en su
reino. Nunca abandona a un alma por la cual murió. A menos que sus
seguidores escojan abandonarle, él los sostendrá siempre.
En todas nuestras pruebas, tenemos un Ayudador que nunca nos falta. El no
nos deja solos para que luchemos con la tentación, batallemos contra el mal, y
seamos finalmente aplastados por las cargas y tristezas. Aunque ahora esté
oculto para los ojos mortales, el oído de la fe puede oír su voz que dice: No
temas; yo estoy contigo. Yo soy "el que vivo, y he sido muerto; y he aquí
que vivo por siglos de siglos." He soportado vuestras tristezas,
experimentado vuestras luchas, y hecho frente a vuestras tentaciones.
Conozco vuestras lágrimas; yo también he llorado. Conozco los pesares
demasiado hondos para ser susurrados a ningún oído humano. No penséis que
estáis solitarios y desamparados. Aunque en la tierra vuestro dolor no toque
cuerda sensible alguna en ningún corazón, miradme a mí, y vivid. "Porque los
montes se moverán, y los collados temblarán; mas no se apartará de ti mi
misericordia, ni el pacto de mi paz vacilará, dijo Jehová, el que tiene
misericordia de ti.

DTG 488-489. ---Con compasión humana y divina, Jesús miró el rostro


entristecido y acongojado de Marta. Esta no tenía deseo de relatar lo sucedido;
todo estaba expresado por las palabras patéticas: "Señor, si hubieses estado
aquí, mi hermano no fuera muerto." Pero mirando aquel rostro lleno de amor,
añadió: "Mas también sé ahora, que todo lo que pidieres de Dios, te dará
Dios."
Jesús animó su fe diciendo: "Resucitará tu hermano." Su respuesta no estaba
destinada a inspirar esperanza en un cambio inmediato. Dirigía el Señor los
pensamientos de Marta más allá de la restauración actual de su hermano, y los
fijaba en la resurrección de los justos. Lo hizo para que pudiese ver en la
resurrección de Lázaro una garantía de la resurrección de todos los justos y la
seguridad de que sucedería por el poder del Salvador.
Marta contestó: "Yo sé que resucitará en la resurrección en el día postrero."
Tratando todavía de dar la verdadera dirección a su fe, Jesús declaró: "Yo soy
la resurrección y la vida." En Cristo hay vida original, que no proviene ni
deriva de otra. "El que tiene al Hijo, tiene la vida." La divinidad de
Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna. "El que cree
en mí --dijo Jesús,-- aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y
cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees eso?" Cristo miraba hacia
adelante, a su segunda venida. Entonces los justos muertos serán resucitados
incorruptibles, y los justos vivos serán trasladados al cielo sin ver la muerte.
El milagro que Cristo estaba por realizar, al resucitar a Lázaro de los muertos,
representaría la resurrección de todos los justos muertos. Por sus palabras y
por sus obras, se declaró el Autor de la resurrección. El que iba a morir pronto
en la cruz, estaba allí con las llaves de la muerte, vencedor del sepulcro, y
aseveraba su derecho y poder para dar vida eterna.

DTG 488-489. ---Con compasión humana y divina, Jesús miró el rostro


entristecido y acongojado de Marta. Esta no tenía deseo de relatar lo sucedido;
todo estaba expresado por las palabras patéticas: "Señor, si hubieses estado
aquí, mi hermano no fuera muerto." Pero mirando aquel rostro lleno de amor,
añadió: "Mas también sé ahora, que todo lo que pidieres de Dios, te dará
Dios."
Jesús animó su fe diciendo: "Resucitará tu hermano." Su respuesta no estaba
destinada a inspirar esperanza en un cambio inmediato. Dirigía el Señor los
pensamientos de Marta más allá de la restauración actual de su hermano, y los
fijaba en la resurrección de los justos. Lo hizo para que pudiese ver en la
resurrección de Lázaro una garantía de la resurrección de todos los justos y la
seguridad de que sucedería por el poder del Salvador.
Marta contestó: "Yo sé que resucitará en la resurrección en el día postrero."
Tratando todavía de dar la verdadera dirección a su fe, Jesús declaró: "Yo soy
la resurrección y la vida." En Cristo hay vida original, que no proviene ni
deriva de otra. "El que tiene al Hijo, tiene la vida."* La divinidad de
Cristo es la garantía que el creyente tiene de la vida eterna. "El que cree
en mí --dijo Jesús,-- aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y
cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees eso?" Cristo miraba hacia
adelante, a su segunda venida. Entonces los justos muertos serán resucitados
incorruptibles, y los justos vivos serán trasladados al cielo sin ver la muerte.
El milagro que Cristo estaba por realizar, al resucitar a Lázaro de los muertos,
representaría la resurrección de todos los justos muertos. Por sus palabras y
por sus obras, se declaró el Autor de la resurrección. El que iba a morir pronto
en la cruz, estaba allí con las llaves de la muerte, vencedor del sepulcro, y
aseveraba su derecho y poder para dar vida eterna.

ML 349. ---Tenemos un Salvador viviente y resucitado. Él rompió las


cadenas de la tumba después de haber estado allí por tres días, y en
triunfo proclamó sobre el sepulcro abierto de José, “Yo soy la
resurrección, y la vida.” Y él viene. ¿Estamos preparados para recibirle?
¿Estamos listos para que si nos toca morir, lo podemos hacer con la esperanza
en Cristo?...
El Dador de la Vida pronto ha de venir...para romper las cadenas de la
tumba. Él ha de sacar de allí a los cautivos... Los últimos pensamientos que
tuvieron fueron del sepulcro y de la tumba, pero ahora ellos proclaman: “O
muerte, ¿dónde está tu aguijón? O sepulcro, ¿dónde está tu victoria? Los
dolores de la muerte fueron lo último que sintieron.... Cuando despiertan todo
el dolor se ha ido. “O sepulcro, ¿dónde está tu victoria? Aquí se encuentran, y
el toque final de inmortalidad les es puesto, y suben para encontrar al Señor en
el aire. Los portales de la ciudad de Dios se abren sobre sus bisagras,.... y los
rescatados de Dios entran pasando los querubines y serafines. Cristo les da la
bienvenida y pronuncia sobre ellos su bendición. “Bien hecho, buen siervo y
fiel:.... entra en el gozo de tu Señor.” ¿Qué es ese gozo? Él ve el trabajo de su
alma, y queda satisfecho... Aquí se encuentra uno a favor del cual en las horas
de la madrugada intercedimos delante de Dios. Allí está uno con quien
hablamos en el lecho de la muerte, y él descansó su desamparada alma en
Jesús. Aquí está uno que era un pobre ebrio. Procuramos hacer que fijara su
vista en Aquel que es poderoso para salvar, y le dijimos que Cristo podía darle
la victoria. Se ven las coronas de gloria inmortal sobre sus cabezas.
Allí no existe el chasco, ningún pesar, ningún pecado, nadie dirá, “Estoy
enfermo.” Allí no se ve el séquito fúnebre, ningún llanto ni muerte, o
separación, o corazones quebrantados; y Jesús está allí, allí hay paz.... ¡En su
presencia hay plenitud de gozo, a su diestra hay placeres eternos!

1MS 96. ---Los gergesenos deseaban que Cristo los dejara. Los de
Capernaum lo recibieron, y entre ellos él efectuó maravillosos milagros.
Cristo tiene todo el poder en el cielo y en la tierra. El es el gran Médico a
quien debemos acudir cuando sufrimos alguna enfermedad física o espiritual.
Mostró que poseía absoluto dominio sobre los vientos y las olas y sobre los
poseídos de demonios. Le han sido dadas las llaves de la muerte y del
infierno [sepulcro]. Le fueron sujetados los principados y las potestades,
aun estando en su humillación . . .
¿Por qué no ejerceremos mayor fe en el Médico divino? Como trabajó para el
paralítico, así actuará hoy en favor de los que lo buscan para su curación.
Tenemos gran necesidad de más fe. Estoy alarmada cuando veo la falta de fe
entre los nuestros. Necesitamos ir directamente a la presencia de Cristo,
creyendo que curará nuestras dolencias físicas y espirituales

PR 180-181. ---Con un mensaje de esperanza infinita Jesús consuela


nuestro pesar por los que fallecieron: "De la mano del sepulcro los
redimiré, librarélos de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu
destrucción, oh sepulcro." (Oseas 13: 14.) "Y el que vivo, y he sido
muerto; y he aquí que vivo por siglos de siglos, . . . y tengo las llaves del
infierno y de la muerte." (Apoc. 1:18.) "Porque el mismo Señor con
aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del
cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero: luego nosotros, los que
vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las
nubes a recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor." (1
Tes. 4: 16, 17.)

CS 231. ---La miserable carreta en que lo llevaban, las miradas de


enojo que le echaban sus perseguidores, la muerte espantosa que le
esperaba -nada de esto le importaba; el que vive, si bien estuvo muerto,
pero ahora vive para siempre y tiene las llaves de la muerte y del infierno,
estaba a su lado. El semblante de Berquin estaba radiante de luz y paz del
cielo. Vestía lujosa ropa, y llevaba "capa de terciopelo, justillo de raso y de
damasco, calzas de oro." -D'Aubigné, Histoire de la Réformation au temps de
Calvin, lib. 2, cap. 16. Iba a dar testimonio de su fe en presencia del Rey de
reyes y ante todo el universo, y ninguna señal de duelo empañaba su alegría.

DTG 286-287. ---Satanás no puede retener los muertos en su poder


cuando el Hijo de Dios les ordena que vivan. No puede retener en la
muerte espiritual a una sola alma que con fe reciba la palabra de poder
de Cristo. Dios dice a todos los que están muertos en el pecado:
"Despiértate, tú que duermes, y levántate de los muertos." Esa palabra es
vida eterna. Como la palabra de Dios, que ordenó al primer hombre que
viviera, sigue dándonos vida; como la palabra de Cristo: "Mancebo, a ti digo,
levántate," dio la vida al joven de Naín, así también aquella palabra:
"Levántate de los muertos," es vida para el alma que la recibe. Dios "nos ha
librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo."
En su palabra, todo nos es ofrecido. Si la recibimos, tenemos liberación.

2T 271. ---A través de todas vuestras pruebas, que nunca han sido
plenamente reveladas a otros, habéis tenido un Amigo que no falla, el cual ha
dicho: “Yo estoy con vosotros siempre, aun hasta el fin del mundo.” Mientras
estuvo sobre la tierra, siempre fue tocado por el dolor humano. Aunque ahora
ha ascendido al Padre, y es adorado por los ángeles quienes prestamente
obedecen sus mandatos, su corazón, que amó, sintió lástima, y simpatizó, no
conoce cambio. Permanece un corazón de ternura incambiable. Ese mismo
Jesús estuvo atento a todas vuestras pruebas, y no os abandonó en vuestra
lucha contra las tentaciones, las batallas contra el mal, para que finalmente
fueseis quebrantados con cargas y tristezas. Mediante sus ángeles os
susurró: “ ‘No temáis, pues yo estoy contigo.’ ‘Yo soy el que vive, y estuve
muerto; y, he aquí, vivo para siempre.’ Conozco tus pesares; los he
soportado. Estoy familiarizado con tus luchas; las he experimentado.
Conozco tus tentaciones; las he enfrentado. He visto tus lágrimas; yo también
he llorado. Tus esperanzas terrenales están destruidas; pero dejad que el ojo de
la fe se alce y penetre el velo, y allí afínquense vuestras esperanzas. La
seguridad eterna será vuestra de que tenéis un Amigo que está más cercano
que un hermano.”
O mi querida hermana, si tan sólo pudierais ver, como yo he visto, los caminos
y obras de Dios manifestadas a través de todas vuestras perplejidades y
pruebas en la primer parte de vuestra experiencia, cuando oprimida por la
mano de la pobreza, no le olvidaríais, sino que vuestro amor aumentaría,
vuestro celo en promover Su gloria sería incansable.

ML 47. ---El Espíritu Santo habría de descender sobre aquellos que aman a
Cristo. Mediante esto estarían calificados, por y en la glorificación de su
Cabeza, para recibir todo don necesario para el cumplimiento de su misión. El
Dador de la Vida sostuvo en su mano no sólo las llaves de la muerte sino
todo un cielo de ricas bendiciones. Todo poder en el cielo y la tierra le fue
dado, y habiendo ocupado su lugar en las cortes del cielo, podía dispensar
estas bendiciones a todo el que le recibe. La iglesia fue bautizada con el
poder del Espíritu. Los discípulos fueron preparados para salir y proclamar a
Cristo, primero en Jerusalem, donde la vergonzosa obra de deshonrar al
legítimo Rey había sido hecha; y luego hasta lo último de la tierra. La
evidencia de la entronización de Cristo en su obra intercesora fue dada.

ST 16 de abril, 1902. ---A los discípulos, justo antes de la crucifixión, Cristo


dijo: “El que me ama será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me
manifestaré a él.” Jesús leyó el futuro de los discípulos. Él vio a uno llevado a
la mazmorra, a otro a la cruz, uno exiliado a las solitarias rocas del mar, otros
bajo amenaza de persecución y muerte. Los animó con la promesa de que en
cada prueba él estaría con ellos. Esa promesa no ha perdido su fuerza. El
Señor conoce todo respecto a sus fieles siervos quienes por su causa están en
la prisión o que son desterrados a solitarias islas. Él los conforta con su propia
presencia. Cuando a causa de la verdad el creyente se encuentra en el
juicio de tribunales de injusticia, Cristo está a su lado. Cristo es
condenado nuevamente en la persona de su discípulo. Cuando alguno es
encarcelado tras las paredes de prisión, Cristo inunda el corazón con su
amor. Cuando alguno atraviesa la muerte por su causa, Cristo dice: “Yo
soy el que vive y estuvo muerto; y, he aquí, yo vivo para siempre,...y tengo
las llaves del infierno y de la muerte.” La vida que es sacrificada por mí es
preservada para la gloria eterna.
Versículo 19. ---“"Escribe lo que has visto, lo que ahora es, y lo que ha de
suceder después.”

§ Ev 476. ---Su error ha sido el siguiente: No bien Ud. inicia una serie de
reuniones de evangelización, comienza a escribir mucho. Ahora bien, si su
parte en la obra consiste en escribir, si Dios le ha dicho tal como ordenó a
Juan: "Escribe estas cosas", entonces dedíquese a eso, y no trate de hacer
otra cosa. Si Ud. debe pronunciar discursos, su mente no es suficientemente
vigorosa, aunque sea intensamente activa, para soportar la tensión de hablar,
realizar visitas y escribir. Ud. debiera dejar descansar su mente en gran
medida cuando se dedica a la tarea de presentar ante la gente verdades nuevas
y alarmantes, cuya aceptación incluye una cruz. Ud. debe elegir
cuidadosamente su tema, hacer sus discursos cortos y presentar con toda
claridad los puntos doctrinales importantes. . .
Para tener éxito en esta obra debe hacer una cosa a la vez, concentrar sus
facultades sobre una sola tarea. Ud. ha errado con relación a esto. Cuando
comienza a dar una serie de discursos haga que esos discursos sean su
preocupación principal. No comience a escribir cartas y artículos para los
periódicos, porque Ud. divide sus fuerzas al hacerlo así. El pastor ____ y el
pastor ____ fueron corregidos en esto. El Señor me mostró que la obra
importante de presentar la verdad estaba sufriendo en sus manos; ni la mitad
de la fuerza era aplicada a su trabajo, porque dedicaban demasiado tiempo a
escribir cartas. La obra de visitación es la parte importante de la tarea;
pero esos hermanos ocupaban su tiempo escribiendo casi constantemente, lo
cual los fatigaba, ocupaba su tiempo y no ayudaba a presentar la verdad, más
bien entorpecía esa tarea. Privaban a la gente de una exposición clara y
convincente de la Escritura y se descuidaba la parte devocional de la obra...

Versículo 20. ---"El misterio de las siete estrellas que viste en mi mano
derecha, y de los siete candelabros de oro es éste: Las siete estrellas son los
ángeles de las siete iglesias, y los siete candelabros son las siete iglesias".

§ OE 13-15. ---Desde su ascensión, Cristo, la gran cabeza de la iglesia, ha


llevado a cabo su obra en el mundo por medio de embajadores escogidos,
mediante los cuales habla a los hijos de los hombres, y atiende a sus
necesidades. La posición de aquellos que han sido llamados por Dios a
trabajar en palabra y doctrina para la edificación de su iglesia, está rodeada de
grave responsabilidad. Ocupan ellos el lugar de Cristo, en la obra de exhortar
a hombres y mujeres a reconciliarse con Dios; y únicamente en la medida en
que reciban de lo alto sabiduría y poder podrán cumplir su misión.
Los ministros de Dios están simbolizados por las siete estrellas, la cuales
se hallan bajo el cuidado y protección especiales de Aquel que es el
primero y el postrero. Las suaves influencias que han de abundar en la
iglesia están ligadas con estos ministros de Dios, que han de representar el
amor de Cristo. Las estrellas del cielo están bajo el gobierno de Dios. El las
llena de luz. El guía y dirige sus movimientos. Si no lo hiciese, pasarían a ser
estrellas caídas. Así sucede con sus ministros. No son sino instrumentos en
sus manos, y todo el bien que pueden hacer se realiza por su poder.
Es para honor suyo para lo que Cristo hace a sus ministros una bendición
mayor para la iglesia de lo que son las estrellas para el mundo, por medio de la
obra del Espíritu Santo. El Salvador ha de ser su eficiencia. Si quieren mirar
a él como él miraba a su Padre, harán sus obras. A medida que ellos dependan
más y más de Dios, él les dará su resplandor para que lo reflejen sobre el
mundo.
Guardias Espirituales
Los ministros de Cristo son los guardianes espirituales de la gente confiada a
su cuidado. Su obra ha sido comparada a la de los centinelas. En los tiempos
antiguos, se colocaban a menudo centinelas en las murallas de las ciudades,
donde, desde puntos ventajosamente situados, podía su mirada dominar
importantes puntos que habían de ser guardados, a fin de advertir la
proximidad del enemigo. De la fidelidad de estos centinelas dependía la
seguridad de todos los habitantes. A intervalos fijos debían llamarse unos a
otros, para asegurarse de que no dormían y de que ningún mal les había
acontecido. El clamor de ánimo o advertencia se transmitía de uno a otro,
repetido por cada uno hasta que repercutía en todo el contorno de la ciudad.
A cada ministro suyo declara el Señor: "Tú pues, hijo del hombre, yo te he
puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los
apercibirás de mi parte. Diciendo yo al impío: Impío, de cierto morirás; si tú
no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su
pecado, mas su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío
de su camino para que él se aparte, . . . tú libraste tu vida."

§ RH 31 de mayo, 1887. ---Aquí los ministros de justicia están


simbolizados por las siete estrellas, las cuales están bajo el cuidado y
protección especial del Primero y el Último. El Señor Jesucristo está
familiarizado con el número de las estrellas. Él las llama por su nombre, ata la
dulce influencia de la Pléyades, y desata las cuerdas del Orión. Los ministros
del evangelio de Cristo son de mayor bendición a la iglesia que lo que son
las estrellas para nuestro mundo. Todo está en manos de Dios. Él dirige
sus movimientos y dispone de ellas en los diferentes orbes en sus
posiciones. Las llena con luz e influencia. Él las sostiene, pues de otra manera
serían estrellas sin rumbo. Son instrumentos en sus manos, y todo el bien que
hagan es hecho por Su mano y mediante el poder de su Espíritu.

RH 31 mayo, 1887. ---La obra del ministro representada por las siete
estrellas es una obra sagrada y elevada. Cuando él entretiene la idea de que
su trabajo consiste en sermonear, entonces pasa de alto, y de seguro olvida, la
obra que gira sobre al pastor de la grey. Es su trabajo encargarse de ella,
supervisar las ovejas, arreglar de tal forma los elementos de la iglesia de
modo que cada uno tenga algo que hacer.

RH 5 de febrero, 1914. ---“El mensaje del Señor a Israel mediante Amós


fue: “Así dice el Señor a la casa de Israel: "Buscadme, y viviréis.
"No busquéis a Betel, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beerseba; porque Gilgal
irá en cautiverio, y Betel será deshecha. "Buscad al Eterno, y vivid. No sea
que él envíe fuego a la casa de José y la consuma, sin haber en Betel quien lo
apague, "vosotros que convertís el juicio en ajenjo y echáis por tierra la
justicia". Él hizo las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y
oscurece el día en noche; él llama al agua del mar y la derrama sobre la tierra,
el Eterno es su Nombre.”

LAS SIETE ESTRELLAS SON LOS SIETE ÁNGELES DE LAS SIETE


IGLESIAS.---Véase también EGW sobre 1:16.

§ H Ap 467. ---Los nombres de éstas son un símbolo de la iglesia en


diferentes períodos de la era cristiana. El número siete indica algo completo,
y significa que los mensajes se extienden hasta el fin del tiempo, mientras que
los símbolos usados revelan la condición de la iglesia en diferentes períodos
de la historia.

1MS 433-434. ---HABLÉ a los hermanos de Otsego acerca de los


versículos 4 y 5 del segundo capítulo de Apocalipsis: "Tengo contra ti, que has
dejado tu primer amor. Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y
arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y
quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido"
( Apocalipsis 2: 4, 5). Aquellos a quienes se dirigieron estas palabras
tenían muchas excelentes cualidades que son reconocidas por el Testigo
fiel. "Pero dice él tengo contra ti, que has dejado tu primer amor". Aquí
hay una necesidad que tendrá que ser suplida. Todas las otras virtudes no
compensan esta deficiencia. Cristo aconseja a la iglesia: "Recuerda, por
tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no,
vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres
arrepentido... El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al
que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del
paraíso de Dios" (Apocalipsis 2: 4- 7) .
En estas palabras hay amonestaciones, reproches, amenazas, promesas del
Testigo fiel, del que tiene las siete estrellas en su diestra. "Las siete estrellas
son los ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros que has visto son las
siete iglesias" (Apocalipsis 1: 20).
Comentario Bíblico Adventista:

1.
Revelación.
Gr. apokálupsis, "descubrimiento" (ver p. 733). "La revelación de Jesucristo"
puede considerarse como el título que Juan le dio a este libro. Este título
niega categóricamente el concepto de que el Apocalipsis es un libro sellado y
por lo tanto no puede ser entendido. Contiene un mensaje que Dios se
propuso que sus "siervos" en la tierra deberían oír y guardar (vers. 3), y no
podrían hacerlo a menos que primero lo entendiesen.
De Jesucristo.
Tanto en griego como en español estas palabras pueden significar que el
Apocalipsis es una revelación que se origina en Jesús o que lo revela a él. El
contexto parece implicar que la primera interpretación 746 es en este caso la
principal, porque es la revelación "que Dios le dio, para manifestar a sus
siervos". Al mismo tiempo debe recordarse la verdad del segundo significado,
porque este libro revela a Jesús en su obra celestial después de su ascensión.
En este sentido el Apocalipsis en realidad complementa a los Evangelios.
Estos registran el ministerio de Jesús en la tierra; el Apocalipsis revela su obra
en el plan de la redención a partir de ese tiempo. Cf. cap. 19: 10. En cuanto a
los nombres de Jesús y Cristo, ver com. Mat. l: l.
Le dio.
Desde la entrada del pecado toda comunicación entre el cielo y la tierra ha
sido por medio de Cristo (PP 382).
Siervos.
Gr. dóulos, "esclavo" (ver com. Rom. l: l). Los primeros cristianos a menudo
se designaban a sí mismos como "esclavos".
Que deben suceder pronto.
El pensamiento de que los diversos acontecimientos predichos en el libro del
Apocalipsis debían suceder en un futuro cercano se declara específicamente
siete veces: "Las cosas que deben suceder pronto" (cap. l: l; 22:6), "el tiempo
está cerca" (cap. 1:3) y "He aquí [o 'ciertamente'] yo vengo pronto" (cap. 3:11;
22:7, 12, 20). También hay referencias indirectas a la misma idea (cap. 6: 11;
12:12; 17: 10). La respuesta personal de Juan a estas declaraciones del pronto
cumplimiento del propósito divino fue: "Amén; sí, ven, Señor Jesús" (cap.
22:20). Por lo tanto, el concepto de la inminencia del regreso de Jesús se halla
explícito e implícito a través de todo el libro.
La segunda venida de Cristo es el gran acontecimiento culminante del
antiquísimo conflicto entre el bien y el mal que comenzó cuando Lucifer puso
en tela de juicio el carácter y el gobierno de Dios. Las declaraciones en el
Apocalipsis y en otros pasajes bíblicos respecto a la inminencia del retorno de
Cristo, deben entenderse dentro de los límites de este gran conflicto. Dios
podría haber aniquilado con toda justicia a Lucifer cuando con obstinada
impenitencia persistió en su rebelión; pero la sabiduría divina difirió la
exterminación del mal hasta que la naturaleza y los resultados del pecado se
hiciesen plenamente visibles para los habitantes del universo (PP 21-23). En
cualquiera de los diversos momentos cruciales de la historia de este mundo, la
justicia divina podría haber pregonado " ¡Hecho está!", y Cristo podría haber
venido para inaugurar su reino de justicia. Hace mucho tiempo que podría
haber culminado sus planes para la redención de este mundo. Así como se
ofreció a Israel la oportunidad de preparar el camino para el reino eterno de
Dios en la tierra cuando ese pueblo se estableció en la tierra prometida, y
nuevamente cuando volvió de su destierro en Babilonia, así también le dio a la
iglesia de los tiempos apostólicos el privilegio de completar la comisión
evangélica. Otra oportunidad semejante llegó con el gran despertar del
segundo advenimiento en el siglo XIX. Pero en todos esos casos, el pueblo
escogido de Dios no supo aprovechar la oportunidad que le fue ofrecida con
tanta bondad.
El movimiento adventista, animado por el consejo inspirado, esperaba que
Cristo viniese muy pronto después de 1844. Cuando Jesús aún no había
aparecido a fines del siglo, se recordó repetidas veces a los creyentes
adventistas que el Señor podría haber venido antes de ese tiempo (3JT 73; 8T
115-116; 3JT 297; DTG 587-588; CS 511). Cuando se le pidió a Elena G. de
White que explicara por qué el tiempo había continuado más de lo que sus
primeros testimonios parecían indicar, respondió: "¿Cómo es el caso del
testimonio de Cristo y de sus discípulos? ¿Estaban engañados?... Los ángeles
de Dios en sus mensajes para los hombres representan el tiempo como muy
corto... ¿Pero ha fallado la Palabra de Dios? ¡Nunca! Debe recordarse que las
promesas y las amenazas son igualmente condicionales" (1MS 76-77).
Por lo tanto, es claro que aunque la segunda venida de Cristo no depende de
ninguna condición, las repetidas declaraciones de las Escrituras de que su
venida era inminente estaban condicionadas por la respuesta de la iglesia a la
exhortación de que terminara la obra de predicar el Evangelio en su
generación. No ha fallado la Palabra de Dios que declaró hace siglos que el
día de Cristo "se acerca" (Rom. 13:12). Jesús hubiera venido muy pronto si la
iglesia hubiese hecho la obra que se le encomendó. La iglesia no tenía
derecho a esperar a su Señor porque no había cumplido con las condiciones.
Ver Ev 503-505.
De modo que las declaraciones del ángel del Apocalipsis a Juan respecto a la
inminencia del regreso de Cristo para poner fin al reinado del pecado, deben
ser entendidas como una expresión de la voluntad de Dios y de su propósito.
Dios nunca ha pensado en demorar la consumación del plan de salvación;
siempre ha expresado su voluntad de 747 que el regreso de nuestro Señor no
se retarde mucho.
Estas declaraciones no deben entenderse en términos de la presciencia de Dios
de que habría una demora tal, ni tampoco a la luz de la perspectiva histórica de
lo que en realidad ha sucedido en la historia del mundo desde ese tiempo. Es
verdad que Dios sabía de antemano que la venida de Cristo sería demorada
unos dos mil años; pero cuando envió sus mensajes a la iglesia por intermedio
de los apóstoles, expresó esos mensajes en términos de su voluntad y
propósito respecto a dicho acontecimiento para que su pueblo estuviese
informado de que, en la providencia divina, no había necesidad de una
demora. Por consiguiente, las siete declaraciones del Apocalipsis respecto a la
proximidad de la venida de Cristo deben entenderse como una expresión de la
voluntad y el propósito de Dios, como promesas expresadas
condicionalmente, y no como declaraciones basadas en el conocimiento previo
de Dios. En este hecho debe hallarse sin duda la armonía entre los pasajes que
exhortan a estar preparados para la pronta venida de Cristo y aquellos períodos
proféticos que revelan cuán distante se halla en realidad el día de nuestro
Señor Jesucristo.
La declaró.
Gr. semáinÇ, "señalar", "indicar", "dar señal"; "declaró", "explicó".
Ángel.
Gr. ággelos, "mensajero". Los ángeles frecuentemente cumplen la función de
ser portadores de revelaciones divinas (cf. Dan. 8:16; 9.21; Luc. 1: 19, 26,
etc.). Este ángel ha sido identificado como Gabriel (ver com. Luc. l: 19).
Juan.
Es decir, Juan el apóstol (ver pp. 733-738; cf. com. Mar. 3:17). El
Apocalipsis es el único libro de Juan en el que éste se identifica por nombre
(ver t. V, p. 869; cf. 2 Juan l; 3 Juan l).
2.
Ha dado testimonio.
Mejor "dio testimonio". Gr. marturéÇ, "dar testimonio", "testificar". El
pretérito (emartúr'sen) muestra que el autor se refiere a lo que está por escribir
desde el punto de vista de sus lectores, para quienes la acción ya sería algo
pasado cuando recibieran el mensaje. Las epístolas de Pablo (ver com. Gál.
6:11; Fil. 2:25) presentan numerosos ejemplos de este uso del pretérito; lo
mismo se ve en escritos de autores griegos y romanos antiguos. Esta
costumbre se consideraba como un acto de cortesía para el lector. Juan
declara que es testigo, que da testimonio de todo lo que Dios te había
revelado.
Palabra.
Gr. lógos, "palabra", "declaración", "mensaje", "oráculo" (ver com. Juan 1: 1).
De Dios.
Es decir, que se origina en Dios, o es hablada por Dios. Juan se refiere a "la
revelación de Jesucristo, que Dios le dio" (vers. l). "La palabra de Dios", "el
testimonio de Jesús", y "todas las cosas que ha visto", se refieren a lo mismo:
a "la revelación" del vers. 1.
El testimonio de Jesucristo.
Puede referirse a que el libro del Apocalipsis es un mensaje proveniente de
Jesús o acerca de Jesús (ver com. vers. l). El contexto favorece la primera
interpretación; pero, por supuesto, es ambas cosas.
Los vers. 1 y 2 tipifican un típico paralelismo invertido, en el cual las líneas
primera y cuarta son paralelas, y la segunda es paralela a la tercera:
"La revelación de Jesucristo,
que Dios le dio...
La palabra de Dios....
del testimonio de Jesucristo".
Ha visto.
Mejor "vio". Vocablos que significan comunicación y percepción visual,
aparecen 73 veces en el Apocalipsis; y palabras que denotan comunicación y
percepción auditiva, 38 veces. El Apocalipsis es un informe real de lo que
Juan vio y oyó mientras estaba en visión.
3.
Bienaventurado.
Gr. makários, "feliz" (ver com. Mat. 5:3). Algunos sugieren que aquí puede
haber una alusión a Luc. 11: 28.
El que lee.
Sin duda es una referencia en primer lugar a la persona que se escogía en la
iglesia antigua para leer en público los escritos sagrados. Juan anticipa la
lectura pública del libro que ahora dirige a "las siete iglesias que están en
Asia" (vers. 4), en la presencia de los miembros reunidos de cada
congregación (cf. Col. 4:16; 1 Tes. 5:27). Esta práctica cristiana refleja la
costumbre judía de leer "la ley y los profetas" en la sinagoga cada sábado
(Hech. 13:15, 27; 15:21; etc.; ver t. V, pp. 59-60). La orden implícita de que
se leyera el Apocalipsis en las iglesias de Asia sugiere que sus mensajes eran
aplicables a la iglesia en los días de Juan (ver com. Apoc. 1:11).
Los que oyen.
O sea los miembros de iglesia. Nótese que hay sólo un lector en cada iglesia,
pero hay muchos que "oyen" lo que se lee. La bendición que acompañaba la
lectura del Apocalipsis en las "siete iglesias" de 748 la provincia romana de
Asia, pertenece a todos los cristianos que leen este libro con el deseo de
comprender más perfectamente las verdades que allí se registran.
Esta profecía.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "la profecía". Algunos
sugieren que Juan pide aquí específicamente que se le dé igual oportunidad a
la lectura del Apocalipsis como a los libros proféticos del AT, los cuales se
leían en la sinagoga cada sábado. Aunque la palabra "profecía", como se usa
en la Biblia, se refiere a un mensaje específico de Dios, sea cual fuere su
naturaleza (ver com. Rom. 12:6), el libro de Apocalipsis puede ser llamado
acertadamente una profecía en el sentido más estricto porque es una
predicción de acontecimientos futuros.
Guardan.
La flexión del verbo en griego implica la observancia habitual de las
admoniciones de este libro como una norma de vida. Ver com. Mat. 7:21-24.
Escritas.
Mejor "han sido escritas", con el sentido de que "permanecen escritas".
Tiempo.
Gr. kairós, "tiempo", con el significado de un momento particular, una ocasión
propicia, un tiempo establecido de antemano para un acontecimiento particular
(ver com. Mar. l: 15). Este "tiempo" que "está cerca" es el tiempo para el
cumplimiento de "las cosas en ella escritas", "las cosas que deben suceder
pronto" de Apoc. 1: 1 (ver este com.). La inminencia de esos acontecimientos
es el motivo para observar atentamente "las palabras de esta profecía". Por lo
tanto, el Apocalipsis es de importancia muy especial para los que creen que "el
tiempo" de la venida de Cristo "está cerca". Compárese con la Nota Adicional
de Romanos 13.
Está cerca.
Como vivimos en los últimos momentos del "tiempo", las profecías del
Apocalipsis tienen una importancia capital para nosotros. "Especialmente
Daniel y Apocalipsis deben recibir atención como nunca antes en la historia de
nuestra obra" (TM 112). "Los solemnes mensajes que en el Apocalipsis se
dieron en su orden, deben ocupar el primer lugar en el pensamiento de los
hijos de Dios" (3JT 279).
"Al libro de Daniel se le quita el sello en la revelación que se le hace a Juan"
(TM 115). Mientras que el libro de Daniel presenta a grandes rasgos los
sucesos de los últimos días, el libro de Apocalipsis da vívidos detalles acerca
de dichos sucesos, de los cuales ahora se declara que están "cerca".
4.
Juan.
Ver com. vers. l. El hecho de que el escritor no sienta la necesidad de una
mayor identificación, demuestra que era bien conocido en las iglesias "en
Asia". Es también un testimonio de la autenticidad del libro porque es de
esperar que otro escritor que no fuera Juan, a quien los creyentes "en Asia"
conocían por este nombre, pretendiera tener autoridad y poder. La sencillez
con que el escritor se refiere a sí mismo coincide con la humilde actitud del
escritor del Evangelio de Juan (ver t. V, p. 869).
A las siete iglesias.
Desde aquí hasta el fin del cap. 3, el Apocalipsis se parece por su forma a una
carta antigua, o más bien a una serie de cartas. Esta sección epistolar es una
introducción al resto del libro, que se caracteriza por una sucesión de visiones
dramáticas. Para un comentario sobre el uso del número "siete" en el
Apocalipsis y acerca de las siete iglesias, ver com. cap. 1:11.
Asia.
Es decir, la provincia romana de Asia, territorio de unos 500 km de este a
oeste y 420 km de norte a sur, en la parte occidental de Asia Menor, en la
actual república de Turquía (ver t. VI, mapa frente a p. 33). En los tiempos
helenísticos esa región se transformó en el importante reino de Pérgamo,
destacado centro de la cultura helenística. En cuanto a las circunstancias en
que Pérgamo se convirtió en la provincia romana de Asia, ver t. V, p. 37. Asia
siguió siendo un centro importante de la cultura greco-romana en los tiempos
del NT. Pablo pasó muchos meses allí (Hech. I8: 19-21; 19: 1, 10), y el éxito
de sus labores en esa región es evidente porque tres de sus epístolas fueron
dirigidas a los cristianos que vivían en ese territorio (Efesios, Colosenses,
Filemón). Su primera Epístola a Timoteo, que estaba entonces a cargo de la
iglesia de Efeso y tal vez de las iglesias de toda la provincia, es una prueba de
que allí había una comunidad cristiana bien establecida. Pablo era el apóstol
de los gentiles, y es probable que los miembros de estas iglesias de la
provincia romana de Asia fueran en su mayoría gentiles.
Después de que la congregación cristiana de Jerusalén fue esparcida poco
antes de 70 d.C., parece que Asia aumentó en importancia como centro del
cristianismo. Sin duda se debió a la presencia y dirección del apóstol Juan
quien, según la tradición, residía en Efeso y viajaba por la región circundante,
"aquí para nombrar obispos, allí para poner 749 en orden iglesias enteras, y
allá para ordenar a los que eran indicados por el Espíritu" (Clemente de
Alejandría, ¿Quién es el rico que se salvará? xlii). Esta declaración parece
reflejar una relación íntima entre el apóstol y las iglesias de Asia.
Gracia y paz.
Ver com. Rom. 1:7; 2 Cor. 1:2. Se ha sugerido que este saludo derivó de una
combinación del saludo común griego jáirein, "salud" (como en Sant. l: l), y el
saludo hebreo shalom, en su equivalente griego eir'en', "paz".Jáirein
probablemente tiene relación con járis, "gracia", el término más religioso que
se usa aquí. "Gracia" y "paz" aparecen comúnmente en los saludos de las
antiguas epístolas cristianas, y juntas sin duda constituyen una forma
característica de saludo de la iglesia apostólica (Rom. 1:7; 1 Cor. 1:3; 2 Con
1:2; Gál. 1:3; Efe. 1:2; Fil. l: 2; Col. 1: 2; 1 Tes. l: l; 2 Tes. l: 2; 1 Tim. 1:2; 2
Tim. 1:2; Tito 1:4; File. 3; 1 Ped. 1:2; 2 Ped. 1:2; 2 Juan 3).
Del que es.
Gr. ho Çn, "el que es", expresión sin duda tomada de Exo. 3:14 según la LXX,
donde se usa para traducir el nombre divino YO SOY. Esta expresión implica,
como en hebreo, existencia de Dios sin límite alguno de tiempo. El texto
griego presenta un error gramatical, pues a la preposición apó, "de parte de",
"del", debe seguir el caso genitivo y no el nominativo, que se usa aquí. Sin
embargo, esto no demuestra que Juan ignoraba la gramática; su negativa de
declinar en griego la palabra que representa al Ser divino quizá fue una
manera sutil de destacar la absoluta inmutabilidad de Dios. Por el contexto de
los vers. 4 y 5 es claro que la frase en cuestión se refiere al Padre.
Que era.
Dios ha existido desde toda la eternidad (Sal. 90:2).
Que ha de venir.
O "el que viene". La tríada "que es", "que era" y "que ha de venir" indica que
la tercera frase es un sustituto futuro del verbo, que equivale a decir "que
será". Se ha sugerido que también se refiere a la segunda venida de Cristo.
Esta interpretación, verbalmente posible, no concuerda con el contexto, el cual
muestra que éste no era el pensamiento del autor.
La referencia al Padre expone su eternidad y declara que el mismo Ser que
ahora continuamente existe, siempre ha existido y siempre existirá. La
existencia personal de Dios trasciende al tiempo, pero una eternidad infinita
sólo puede ser expresada en palabras humanas por medio de términos
limitados y temporales como los que aquí emplea Juan.
Siete espíritus.
En cuanto al significado del número "siete" en el Apocalipsis, ver com. vers. 1
l. Estos siete espíritus también se describen como siete lámparas de fuego
(cap. 4:5) y como los siete ojos del Cordero (cap. 5:6). La relación de los
"siete espíritus" con el Padre y con Cristo, como que también fueran la fuente
de la gracia y paz del cristiano, implica que representan al Espíritu Santo. El
nombre de "siete" tal vez es una expresión simbólica de su perfección, y
también puede implicar la variedad de dones por medio de los cuales obra en
los seres humanos (1 Cor. 12:4-11; cf. Apoc. 3: 1).
Delante de su trono.
Es decir, delante del trono "del que es, y que era y que ha de venir". Esta
posición tal vez signifique disposición para un servicio inmediato. Ver com.
cap. 4:2-5.
5.
Jesucristo.
Ver com. vers. 1. Los otros miembros de la Deidad ya han sido mencionados
en el vers. 4.
Testigo fiel.
En el texto griego este título está en aposición con "Jesucristo", que aparece en
el caso genitivo-ablativo. Normalmente estas palabras deberían estar en el
mismo caso; sin embargo quedan, como el título divino para el Padre (ver
com. vers. 4), aquí en caso nominativo, sin cambio ninguno. Algunos
sugieren que Juan implica así la divinidad de Cristo y su igualdad con el Padre
(ver Nota Adicional de Juan 1). Cristo es el "testigo fiel" porque es el
representante perfecto del carácter, la mente y la voluntad de Dios delante de
la humanidad (ver com. Juan 1: 1, 14). Su vida sin pecado en la tierra y su
muerte como sacrificio testifican de la santidad del Padre y de su amor (Juan
14:10; ver com. cap. 3:16).
Primogénito.
Gr. prÇtótokos, "primogénito" (ver com. Mat. 1:25; Rom. 8:29; cf. com. Juan
1: 14). Jesús no fue cronológicamente el primero que resucitó de entre los
muertos, pero puede considerarse como el primero en el sentido de que todos
los que resucitaron antes y después de él, fueron liberados de las ataduras de la
muerte sólo en virtud del triunfo de Cristo sobre el sepulcro. Su poder para
poner su vida y para volverla a tomar (Juan 10: 18) lo coloca en una posición
superior a todos los otros hombres que hayan salido alguna vez de la tumba, y
lo caracteriza 750 como el origen de toda vida (Rom. 14:9; 1 Cor. 15:12-23;
ver com. Juan 1: 4, 7-9). Este título, como el que sigue, refleja el
pensamiento de Sal. 89:27.
Soberano.
O "gobernante". Este mundo pertenece legítimamente a Cristo. Cristo triunfó
sobre el pecado y recobró la heredad que perdió Adán, y es el gobernante
legítimo de la humanidad (Col. 2:15; cf. Col. 1:20; Apoc. 11: 15). En el día
final todos los seres humanos lo reconocerán como tal (Apoc. 5:13). Pero ya
sea que se lo reconozca o no, Cristo ha tomado el dominio de los asuntos
terrenales para el cumplimiento de su propósito eterno (ver com. Dan. 4:17).
El plan de la redención, que se ha convertido en una verdad histórica mediante
su vida, muerte y resurrección, ha ido avanzando paso tras paso hacia el gran
día del triunfo definitivo. Ver Apoc. 19:15-16.
Que nos amó.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "que nos ama" (BJ, BA, BC).
El amor de Dios, revelado en Jesucristo, es ahora un hecho histórico; pero él
"nos ama" ahora tanto como cuando entregó la dádiva suprema de su Hijo.
Lavó.
La evidencia textual favorece la variante "soltó"; "libertó" (BA). Esta
diferencia sin duda surgió por la similitud entre las palabras griegas lóuÇ,
"lavar", y lúÇ, "soltar". Ser "soltado" de los pecados es ser libertado del
castigo y del poder del pecado (ver com. Juan 3:16; Rom. 6:16-18, 21-22).
Con su sangre.
O "por su sangre", es decir por la muerte de Cristo en la cruz. Fue un
sacrificio vicario (ver com. Isa. 53:4-6; cf. DTG 16).
6.
Reyes y sacerdotes.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "un reino, sacerdotes" (BC),
quizá una alusión a Exo. 19:6 (cf. Apoc. 5: 10). Cristo ha constituido a su
iglesia en un "reino" y a sus miembros individuales en sacerdotes. Ser
miembro del reino es ser "sacerdote". Compárese con el "real sacerdocio" de
1 Ped. 2: 9. Los que han aceptado la salvación en Cristo, constituyen un reino
cuyo rey es Cristo. Es una referencia al reino de la gracia divina en los
corazones de los seres humanos (ver com. Mat. 4:17). Un sacerdote puede
ser considerado como uno que presenta ofrendas a Dios (cf. Heb. 5: l; 8:3), y
en este sentido todo cristiano tiene el privilegio de presentar "sacrificios
espirituales" -oración, intercesión, acción de gracias, gloria- a Dios (1 Ped.
2:5, 9). Como cada cristiano es un sacerdote, puede acercarse a Dios
personalmente, sin la mediación de otro ser humano, y también acercarse -
interceder- por otros. Cristo es nuestro mediador (1 Tim. 2:5), nuestro gran
"sumo sacerdote", y por medio de él tenemos el privilegio de llegarnos
"confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro" (Heb. 4:15-16).
A él sea gloria.
Literalmente "a él la gloria" (BJ, BC, NC), es decir, a Cristo (vers. 5). El
artículo definido que acompaña al sustantivo sugiere una gloria específica,
quizá la gloria total. Para un comentario sobre dóxa, la palabra que se traduce
"gloria", ver com. Rom. 3:23.
Imperio.
El atribuirle "imperio" a Cristo es reconocerlo como el gobernante legítimo
del universo. Después de la resurrección recibió "toda potestad... en el cielo y
en la tierra" (ver com. Mat. 28:18). Cristo merece la alabanza siempre
continua de la humanidad como agradecimiento por su triunfo sobre el pecado
y la muerte (Col. 2:15). Satanás había puesto en tela de juicio el derecho de
Cristo a la "gloria" y al "imperio", pero éstos pertenecen legítimamente a
Cristo. Con esta doxología o atribución de alabanza, termina Juan el saludo
en su carta (Apoc. 1:4-6).
Por los siglos de los siglos.
Gr. eis tóus aiÇnás tÇn aiÇnÇn, "para los siglos de los siglos" y por lo tanto,
"para siempre". En cuanto a la palabra aiÇn, ver com. Mat. 13:39. Juan no
percibe límite alguno de tiempo al derecho de Cristo a la "gloria e imperio".
Amén.
Ver com. Mat. 5:18.
7.
He aquí que viene.
Después de terminar el saludo en el vers. 6, Juan anuncia el tema del
Apocalipsis: la segunda venida de Cristo. Esta es la meta hacia la cual se
mueve todo lo demás. Es significativo que Juan use el tiempo presente, "que
viene", con lo cual destaca la certeza del acontecimiento, quizá también su
inminencia (ver com. vers. 1).
Con las nubes.
Ver com. Hech. 1:9-11.
Traspasaron.
Gr. ekkentéÇ. Esta palabra la usa Juan en su Evangelio (cap. 19:37) cuando
cita a Zac. 12:10. Los traductores de la LXX sin duda se equivocaron al leer
en Zac. 12:10 la palabra hebrea daqaru, "traspasaron", como raqadu,
"danzaron en triunfo", y así la tradujeron al griego. El Evangelio de Juan es el
único en donde se registra que el costado de Jesús fue herido por un lanzazo
(Juan 19:31-37). Este punto de similitud entre 751los dos libros es una
evidencia indirecta de que el Apocalipsis fue escrito por la misma mano que
redactó el cuarto Evangelio. Aunque Juan sin duda escribe en griego, no tiene
en cuenta la LXX en ambos casos, y da una traducción correcta del hebreo.
La afirmación de Apoc. 1:7 claramente implica que los responsables de la
muerte de Cristo serán levantados de entre los muertos para presenciar su
venida en gloria (ver com. Dan. 12:2). Durante su enjuiciamiento Jesús
advirtió a los dirigentes judíos en cuanto a este temible suceso (Mat. 26:64).
Lamentación.
Literalmente "se cortarán", referencia a la costumbre antigua de cortar o herir
el cuerpo como señal de tristeza. En sentido figurado, como aquí, describe el
dolor más bien que la acción física de herirse el cuerpo. Refleja el
remordimiento que se apoderará de los impíos (ver com. Jer. 8:20).
8.
Yo soy.
Gr. egÇ eimí (ver com. Juan 6:20).
El Alfa y la Omega.
La primera letra y la última del alfabeto griego; es como si dijéramos: "desde
la A hasta la Z". La frase indica integridad, plenitud, y tiene el mismo
significado que "el principio y el fin, el primero y el último" (cap. 22:13). En
este caso el que habla es "el Señor, el que es y que era y que ha de venir",
identificado como Dios el Padre (ver com. cap 1:4); sin embargo, en los vers.
11-18 la expresión "el Alfa y la Omega" se identifica claramente con Cristo,
quien también declara que es "el primero y el último". En el cap. 22:13 la
frase "el Alfa y la Omega" se refiere a Cristo, lo que es evidente por el vers.
16. El Padre y el Hijo comparten estos atributos eternos (ver Nota Adicional
de Juan 1).
Principio y fin.
La evidencia textual favorece (cf. p. 10) la omisión de estas palabras aquí y en
el vers. 11, pero su inclusión en el cap. 22:13 está establecida.
El Señor.
La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "Señor Dios" (BJ, BA, BC,
NC).
Que es.
Ver com. vers. 4.
Todopoderoso.
Gr. pantokrátÇr, "omnipotente". El título se repite con frecuencia en el
Apocalipsis (cap. 4:8; 11: 17; 15:3; 16:7, 14; 19:6, 15; 21:22). En Ose. 12:5
(LXX) se usa pantokrátÇr para traducir la palabra hebrea tseba'oth, "ejércitos",
comúnmente usada con Yahweh como un apelativo de Dios (ver t. 1, p. 182).
Este título recalca la omnipotencia de Dios. Cf. 1 Sam. 1: 11; Isa. 1:9; Jer.
2:19; Amós 9:5.
9.
Yo Juan.
Ver pp. 733-738.
Copartícipe vuestro en la tribulación.
Sin duda Juan no era el único que sufría persecución en ese tiempo.
El reino.
Es decir, el reino de la gracia divina (ver com. Mat. 4:17). "Es necesario que
a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios" (Hech. 14: 22).
Paciencia.
La raíz del vocablo quiere decir "permanecer debajo". "Paciencia" indica aquí
"aguante", "perseverancia", el ejercicio del dominio propio para poder
soportar una situación difícil, cuando con sólo negar la fe se podría evitar la
presión de la persecución. Los cristianos tienen en Cristo fuerza suficiente
para "aguantar" "en Jesús". Ver com. Rom. 2:7; Apoc. 14:12.
De Jesucristo.
La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto "en Jesús" (BJ, BA, BC, NC).
La paciencia es una relación vital con él.
Estaba.
Mejor "vine a estar", lo que implica que Patmos no era el lugar de residencia
permanente de Juan, sino que las circunstancias lo habían llevado hasta allí.
Patmos.
Islita del mar Egeo, a unos 80 km al suroeste de Efeso. Mide unos 15 km de
norte a sur, y unos 10 km de este a oeste en su parte más ancha. Patmos es
rocosa y árida; su costa, sumamente irregular, forma muchas ensenadas.
Plinio escribió en el año 77 d. C., que la isla se usaba como una colonia penal
(Historia natural iv. 12. 23). Esto explica la declaración de Juan de que era
"copartícipe... en la tribulación". El apóstol estaba en Patmos como preso de
los romanos (ver pp. 86-90).
Victorino de Petavio (m. c. 303 d. C.) declaró unos dos siglos más tarde acerca
del Apocalipsis: "Cuando Juan dijo estas cosas estaba en la isla de Patmos,
condenado a trabajar en las minas [en latín metallum] por el césar Domiciano"
(Comentario sobre Apocalipsis, com. cap. 10: 11). La palabra latina metallum
puede referirse tanto a una cantera como a una mina, pero como Patmos tiene
canteras y no hay vestigios de que hubiera tenido minas, es probable que quiso
decir lo primero. La declaración de Plinio de que Patmos era una colonia
penal, es la de un contemporáneo de Juan bien informado, mientras que la de
Victorino, aunque probable, debe clasificarse como una tradición.
Por causa de la palabra.
El texto griego no 752 apoya la opinión de que esta frase significa que Juan
estaba en Patmos con el fin de recibir y registrar las visiones que allí le serían
dadas (ver com. vers. 2). Las frases "palabra de Dios" y "testimonio de
[respecto a] Jesucristo" se refieren a su testimonio inspirado a favor del
Evangelio durante más de medio siglo. Este había sido el único propósito que
motivaba la vida de Juan. Durante los amargos días de persecución en tiempo
de Domiciano, su intrépido testimonio fue la causa de que lo desterraran a
Patmos (ver pp. 738-739).
10.
En el Espíritu.
Literalmente "en espíritu", que puede significar "en estado de éxtasis". Juan
se abstrajo de las cosas terrenales; sólo estaba consciente de las impresiones
que le llegaban del Espíritu Santo. La percepción natural de los sentidos fue
sustituida completamente por una percepción espiritual.
Día del Señor.
Gr. Kuriak' h'méra. Se han hecho varios intentos para explicar esta frase, que
sólo aparece aquí en las Escrituras. Algunos intérpretes la hacen equivaler con
"el día de Jehová", de los profetas del AT (Joel 2: 11, 31; Sof. 1: 14; Mal. 4: 5;
cf. Hech. 2: 20). Puede concederse que estas palabras podrían tener tal
interpretación si se toman aisladamente. Los que así las explican, destacan
que el Apocalipsis centra la atención en el gran día final del Señor y en los
acontecimientos que conducen a él (ver com. Apoc. 1: 1). Estar "en el Espíritu
en el día del Señor" quizá pudiera entenderse como que significa ser
arrebatado en visión a través del tiempo para presenciar acontecimientos
relacionados con el día del Señor.
Sin embargo, hay razones para rechazar esta interpretación. En primer lugar,
cuando la frase "día del Señor" claramente designa el gran día de Dios, el
texto griego siempre dice h'méra tou kuríou o h'méra kúriou (1 Cor. 5: 5; 2
Cor. 1: 14; 1 Tes. 5: 2; 2 Ped. 3: 10). En segundo lugar, el contexto (Apoc. 1:
9-10) sugiere que el "día del Señor" se refiere al tiempo cuando Juan
contempló la visión y no al tema de la visión. De modo que Juan da su
ubicación: "la isla llamada Patmos" (vers. 9); la razón por la cual está allí:
"por causa de las palabras de Dios" (vers. 9), y su estado durante la visión: "en
el Espíritu". Todas estas frases tienen que ver con las circunstancias en las
cuales le fue dada la visión, y es lógico concluir que la cuarta también
coincide al dar el tiempo específico de la revelación. La mayoría de los
expositores apoyan esta conclusión.
Aunque la expresión kuriak' heméra es única en la Escritura, tiene una larga
historia en el griego postbíblico. Como forma abreviada, kuriak' es un
término común en los escritos de los padres de la iglesia para designar al
primer día de la semana, y en el griego moderno kuriaké es el nombre del
domingo. Su equivalente latino dominica dies designa el mismo día, y ha
pasado a varios idiomas modernos como domingo, y en francés como
dimanche. Por eso muchos eruditos sostienen que kuriak' h'méra en este
pasaje también se refiere al domingo, y que Juan no sólo recibió su visión en
este día, sino que también lo reconoció como "el día del Señor" quizá porque
en ese día Cristo resucitó de los muertos.
Hay razones negativas y positivas para rechazar esta interpretación. En primer
lugar está el reconocido principio del método histórico; es decir, que una
alusión debe ser interpretada solamente por medio de evidencias anteriores a
ella o contemporáneas con ella, y no por datos históricos de un período
posterior. Este principio tiene mucha importancia en el problema del
significado de la expresión "día del Señor" tal como aparece en este pasaje.
Aunque este término es frecuente en los padres de la iglesia para indicar el
domingo, la primera evidencia decisiva de tal uso no aparece sino hasta fines
del siglo II en el libro apócrifo Evangelio según Pedro (9, 12), donde el día de
la resurrección de Cristo se denomina "día del Señor". Como este documento
fue escrito por lo menos tres cuartos de siglo después de que Juan escribió el
Apocalipsis, no puede presentarse como una prueba de que la frase "día del
Señor" en el tiempo de Juan se refería al domingo. Podrían citarse numerosos
ejemplos para mostrar la rapidez con que las palabras pueden cambiar de
significado. Por lo tanto, el significado de "día del Señor" se determina mejor
en este caso recurriendo a las Escrituras antes que a la literatura posterior.
En cuanto al aspecto positivo de esta cuestión, está el hecho de que aunque la
Escritura en ninguna parte indica que el domingo tiene alguna relación
religiosa con el Señor, repetidas veces reconoce que el séptimo día, el sábado,
es el día especial del Señor. Se nos dice que Dios bendijo y santificó el
séptimo día (Gén. 2: 3); lo constituyó como recordativo de su obra de creación
(Exo. 20: 11); lo llamó específicamente "mi día santo" (Isa. 58: 13); y Jesús se
proclamó como "Señor aún 753 del día de reposo [sábado]" (Mar. 2: 28), en el
sentido de que como Señor de los hombres era también Señor de lo que fue
hecho para el hombre: el sábado. De manera que cuando se interpreta la frase
"día del Señor" de acuerdo con pruebas anteriores y contemporáneas del
tiempo de Juan, se concluye que hay sólo un día al cual puede referirse, y ése
es el sábado, el séptimo día. Ver 2JT 411; HAp 464.
Los descubrimientos arqueológicos han proyectado más luz sobre la expresión
kuriak' h'méra. Papiros e inscripciones del período imperial de la historia
romana, hallados en Egipto y Asia Menor, emplean la palabra kuriakós (el
masculino de kuriak') para referirse a la tesorería y el servicio imperial. Esto
es comprensible, pues el emperador romano a menudo era llamado en griego
el kúrios, "señor", y por consiguiente su tesorería y servicio eran la "tesorería
del señor" y "el servicio del señor". Por lo tanto kuriakós era una palabra
familiar en el idioma oficial romano para las cosas relacionadas con el
emperador. Una de esas inscripciones procede de una época tan antigua como
lo es el año 68 d. C. De manera que es claro que este uso de kuriakós era
corriente en el tiempo de Juan (ver Adolf Deissmann, Light From the Ancient
East, pp. 357-361).
En esta misma inscripción aparece una referencia a un día al que se le dio el
nombre de la emperatriz Julia, o Livia como es mejor conocida.
En otras inscripciones de Egipto y de Asia Menor aparece con frecuencia el
término sebast', el equivalente griego de Augustus, como nombre de un día.
Sin duda éstas son referencias a días especiales en honor del emperador (ver
Deissmann, loc. cit.). Algunos han sugerido que la expresión kuriak' h'méra,
como la usa Juan, también se refiere a un día imperial; pero esto parece
dudoso por dos razones. Primero: aunque había días imperiales y el término
kuriakós se usaba para otras cosas relativas al emperador, aún no se ha
encontrado ningún caso en que kuriak' se hubiera aplicado a un día imperial.
Esto, por supuesto, no es una prueba final, porque es un argumento basado en
el silencio. Pero el segundo argumento que puede esgrimirse contra la
identificación de kuriak' h'méra de Juan con un día imperial, parece ser
concluyente: se sabe que tanto los judíos del siglo I (ver Josefo, Guerra vii.
101), como los cristianos, por lo menos en el siglo II (ver Martirio de
Policarpo 8), se negaron a llamar al César kúrios, "señor". Por lo tanto, llega a
ser extremadamente difícil pensar que Juan se hubiera referido a un día
imperial como el "día del Señor", especialmente en sin tiempo cuando él y sus
hermanos cristianos eran terriblemente perseguidos por negarse a adorar al
emperador (ver pp. 738-740). Es más probable que Juan escogiera la
expresión kuriak' h'méra para referirse al sábado, como un medio sutil de
proclamar el hecho de que así como el emperador tenía días especiales
dedicados en su honor, así también el Señor de Juan, por amor de quien ahora
sufría, también tenía su día especial. Para un estudio del origen de la
observancia del día domingo y de la designación del domingo como "día del
Señor", ver com. Dan. 7: 25 y HAp 464-465.
Algunos estudiosos han sugerido que kuriak' h'méra debe entenderse como
"domingo de pascua". Esta frase se usó posteriormente para designar a la
fiesta anual que recordaba la resurrección de Jesús. Sin embargo, esta
explicación no necesariamente se aplica al siglo I. Por lo tanto, no sirve para
aclarar este pasaje.
Como de trompeta.
La comparación con una trompeta indica la intensidad de la voz.
11.
Yo soy el Alfa.
Ver com. vers. 8. De acuerdo a los vers. 17 y 18 es claro que estos títulos se
aplican en este caso específicamente a Cristo; sin embargo, la evidencia
textual establece (cf. p. 10) la omisión de las palabras "Yo soy el Alfa y la
Omega, el primero y el último". Están omitidas en la BJ, BA, BC y NC.
En los vers. 4-10 Juan dirige a las siete iglesias su propia declaración
introductoria de las circunstancias en las cuales le fue dado el Apocalipsis.
Comenzando con el vers. 11 presenta la autorización que recibió directamente
de Cristo para escribir el Apocalipsis. Es apropiado que así lo hiciera, porque
ésta es "la revelación de Jesucristo" (vers. 1). La revelación empieza con el
vers. 11.
Un libro.
Gr. biblíon, "libro", generalmente e hojas de papiro, el tipo de libro más
común en los días de Juan. Ver t. V, p. 114.
Lo que ves.
La comunicación visual y la percepción predominan en el Apocalipsis (ver
com. vers. 2). Juan vio visiones, escenas panorámicas simbólicas, las que
describe tan plena y exactamente como es posible hacerlo 754 dentro de los
límites que impone el lenguaje humano. Muchos de esos símbolos superan a
las palabras y las experiencias humanas. Al apóstol a veces le faltan palabras
para describir apropiadamente lo que ve, como por ejemplo cuando contempla
el trono de Dios (cap. 4: 3, 6). Sin embargo, a través del Apocalipsis la
grandeza de la forma en que Dios dirige el universo, la intensidad del gran
conflicto entre Cristo y Satanás y la gloria del triunfo final, se describen más
vívida y magníficamente que en otras partes de las Escrituras.
Las siete iglesias.
El orden en que se enumeran las iglesias aquí y en los cap. 2 y 3, representa el
orden geográfico en que viajaba un mensajero que llevaba una carta desde
Patmos a esas siete ciudades de la provincia de Asia. Hay más información
acerca de la geografia de las siete iglesias en las pp. 91- 106 y en el t. VI,
mapa frente a p. 33. Se puede saber más acerca de cada una de estas iglesias
en los mensajes particulares dirigidos a ellas en los cap. 2 y 3.
Las siete iglesias son la primera de una serie de "sietes" que se hallan en el
Apocalipsis: siete espíritus (vers. 4), siete candeleros (vers. 12), siete estrellas
(vers. 16), siete lámparas de fuego (cap. 4: 5), un libro con siete sellos (cap. 5:
1), los siete cuernos y siete ojos del Cordero (cap. 5: 6), siete ángeles con siete
trompetas (cap. 8: 2), siete truenos (cap. 10: 4), un dragón con siete cabezas y
siete coronas (cap. 12: 3), una bestia con siete cabezas (cap. 13: l), siete
ángeles que tienen las siete copas que contienen las siete últimas plagas (cap.
15: 1, 7) y la bestia con siete cabezas, que se dice que también son siete
montes y siete reyes (cap. 17: 3, 9-10). Este uso repetido del número siete con
tantos símbolos diferentes, significa que esa cifra también debe entenderse en
sentido simbólico. A través de toda la Escritura el número siete, cuando se usa
simbólicamente, por lo general representa plenitud, perfección.
Por lo tanto, cuando se aplica a las siete iglesias es de esperarse que tenga un
propósito definido. Había más de siete iglesias en la provincia de Asia, pues
dos iglesias de esa región -la de Colosas y la de Hierápolis- también se
mencionan en el NT (Col. 1: 2; 4: 13). Por consiguiente, es razonable deducir
que el Señor escogió a las siete iglesias que aquí se nombran porque eran y
serían típicas de la condición de toda la iglesia en los tiempos apostólicos y
también a través de toda la era cristiana (ver p. 742; cf. HAp 466-467).
Los mensajes a las siete iglesias eran aplicables a condiciones específicas de la
iglesia en los días de Juan. Si no hubiese sido así, estos mensajes hubieran
desconcertado y desanimado a los cristianos de las iglesias de Asia cuando los
leyeran (ver com. Apoc. 1: 3). Juan hubiera resultado ser entonces un falso
profeta si los mensajes que dirigía a sus iglesias no hubiesen revelado la
verdadera condición de esas congregaciones y no hubieran sido adecuados
para sus necesidades espirituales. Estos mensajes fueron enviados en una
época en que los cristianos de Asia estaban sufriendo una gran tribulación (ver
pp. 738-740), y su firme reproche, alentador consuelo y gloriosas promesas,
deben haber tenido el propósito de responder a esas necesidades (ver HAp
462-470). Si las iglesias cristianas de Asia aceptaban y prestaban atención a
estos mensajes, estarían preparadas espiritualmente para comprender el drama
del gran conflicto descrito en el resto del Apocalipsis, y para mantener una
esperanza firme en el triunfo final de Cristo y de su iglesia.
Aunque los diversos mensajes a las siete iglesias tuvieron que haberse
aplicado en primer lugar a las iglesias de Asia de los días de Juan, también se
aplicarían a la historia futura de la iglesia (ver p. 742). Un estudio de la
historia revela que estos mensajes ciertamente son aplicables de una manera
especial a siete períodos o épocas que abarcan la historia de la iglesia hasta el
fin del tiempo.
Como ya lo hicimos notar, el número siete implica plenitud, y por esa razón
también parece razonable entender que estos mensajes en cierta medida
describen a toda la iglesia en cualquier momento de su historia, pues sin duda
cada congregación a través de la historia cristiana podría hallar que se
describían sus características y necesidades en uno o más de estos mensajes.
Por lo tanto, puede decirse que tienen triple aplicación: universal, local (en los
días de Juan) e histórica (o en períodos sucesivos). Un escritor cristiano de
alrededor del año 200 d. C. afirmó: "Juan escribe a las siete iglesias, y sin
embargo, habla a todas" (Texto latino en S. P. Tregelles, ed., Canon
Muriatorianus, p. 19). Por ejemplo, el mensaje a la iglesia de Laodicea es
particularmente apropiado para la iglesia de hoy, sin embargo, los mensajes a
las otras iglesias también contienen palabras de admonición 755 con las cuales
ella puede beneficiarse (ver 2JT 125, 187, 210, 255; 8T 98-99).
12.
Ver la voz.
Es decir, ver quién le hablaba.
Candeleros.
Gr. lujnía, "portalámparas". La vela, tal como se conoce hoy, generalmente no
se usaba en los tiempos antiguos. Las lámparas solían tener forma de una taza
poco profunda en la cual se ponía aceite y se insertaba una mecha. Por lo
tanto, los "candeleros" que vio Juan sin duda eran portalámparas en los cuales
se colocaban las lámparas.
En el vers. 20 se declara que estos candeleros representan a las siete iglesias, y
por lo tanto a toda la iglesia (ver com. vers. 11). El hecho de que sean de oro
parece indicar cuán preciosa es la iglesia a la vista de Dios. Juan ve a Cristo
que camina en medio de ellos (vers. 13-18), lo que indica su presencia
continua en medio de la iglesia (ver Mat. 28: 20; cf. Col. 1: 18).
Esta referencia a siete candeleros de oro recuerda al candelero de siete brazos
del lugar santo del santuario terrenal (Exo. 25: 31-37). Sin embargo, es obvio
que son diferentes, porque Juan vio a Cristo que andaba entre ellos (Apoc. 1:
13; 2: 1). Se dice específicamente que estos "siete candeleros" representan a
iglesias en la tierra, y por lo tanto no deben ser considerados como el
equivalente celestial del candelero de siete brazos del antiguo santuario
terrenal.
13.
Hijo del Hombre.
Gr. huiós anthropou. El texto griego no tiene el artículo definido. Es una
traducción exacta del kebar 'enash arameo (ver com. Dan. 7:13), y parece
tener aquí el mismo significado. Lo que se comenta de kebar 'enash se puede,
por lo tanto, aplicar a huiós anthrÇpou, pues sabemos por Apoc. 1: 11, 18 que
Aquel a quien se hace referencia, como en Dan. 7: 13, es a Cristo. El título "el
Hijo del Hombre", con el artículo definido, se usa más de 80 veces para
referirse a Cristo en el NT, mientras que la expresión "Hijo del Hombre", sin
el artículo definido, se usa para él en el NT en griego sólo en otros dos casos:
en Apoc. 14: 14, que es una clara alusión a Dan. 7: 13, y en Juan 5: 27, donde
se recalca la humanidad de Jesús.
Si se aplica el mismo principio como en el caso de kebar 'enash (ver com.
Dan. 7: 13), llegamos a la conclusión de que Juan está contemplando aquí a
Cristo en visión por primera vez. ¿Quién es este ser glorioso? No tiene la
forma de un ángel ni de otro ser celestial, sino de un hombre. Su forma es
humana a pesar de su deslumbrante brillo.
Aunque Juan escribió el Apocalipsis en griego, su manera de expresarse a
menudo es la de su arameo materno (el idioma que hablaban los judíos de
Palestina en tiempos del NT). Esto puede verse en sus expresiones
idiomáticas, y es posible que huiós anthrópou "hijo de hombre", sea una de
éstas. Si es así, "hijo de hombre" significaría simplemente "ser humano",
"hombre" (ver com. Dan. 7: 13). Los "hijos de la resurrección" (Luc. 20: 36)
son simplemente personas resucitadas, e "hijos del reino" (Mat. 8: 12) son, de
la misma manera, personas aptas para el reino. Así también "los que están de
bodas" (Mar. 2: 19) son los convidados a las bodas; los "hijos de este siglo"
(Luc. 16: 8) son los que viven para este mundo; los "hijos de ira" (Efe. 2: 3)
son los que se acarrean el castigo a causa de sus malas obras, y los "hijos de
Belial" (1 Rey. 21: 10, RVA, margen) son personas malvadas, despreciables.
Cuando el Cristo glorificado se manifestó a Juan con esplendor celestial,
todavía se le presentó con la semejanza de un ser humano. Aunque Cristo es
eternamente preexistente en su condición de segunda persona de la Deidad y
siempre lo será, tomó sobre sí la humanidad para toda la eternidad futura (ver
t. V, pp. 894-896). ¡Qué consuelo es saber que nuestro Señor, que ascendió y
fue glorificado, es aún nuestro hermano en la humanidad y, sin embargo,
también es Dios! Para una mejor comprensión de este pasaje, ver Problems in
Bible Translation, pp. 241-243.
Hasta los pies.
Un vestido largo es símbolo de dignidad.
14.
Blancos como blanca lana.
Juan trata en vano de hallar palabras para describir exactamente lo que
contempla en visión. La blancura del cabello de Aquel que aparece en visión
le recuerda a primera vista la blancura de la lana; pero no bien lo ha escrito
cuando piensa en algo aún más blanco: la nieve, y la añade para lograr una
descripción más perfecta. A su mente quizá también acudió la descripción de
Dan. 7: 9.
Llama de fuego. O una "llama ardiente", lo que hace resaltar el brillo de su
rostro y la intensidad de su mirada.
15.
Bronce bruñido.
Gr. jalkolíbanon, una sustancia de identificación incierta. Quizá un metal
parecido al oro, lustroso y radiante.756
Refulgente.
O "como encendido o acrisolado en horno". Los pies se parecían al bronce
que ha sido sometido a un calor intenso.
Muchas aguas.
En los días de Juan el estruendo del océano y el estrépito del trueno eran los
sonidos más fuertes e intensos que conocía el hombre. Su profundidad y
majestad aún no han sido sobrepujados como símbolos de la voz del Creador.
16.
Su diestra.
La mano de Dios representa aquí su poder para sostener.
Siete estrellas.
Símbolo que representa a los "ángeles" o mensajeros enviados a las siete
iglesias (ver com. vers. 20).
Salía.
La flexión del verbo en griego implica una acción continua. El poder de
Cristo obra constantemente.
Espada aguda de dos filos.
Gr. romfáia dístomos, literalmente "espada de dos bocas". La romfáia era una
espada grande y pesada de dos filos. Es la palabra que usa la LXX para
describir la espada que Dios colocó en la entrada del Edén (ver com. Gén. 3:
24) y la espada de Goliat (1 Sam. 17: 51).
La frase "espada de dos bocas" es sin duda un semitismo aunque aparece en
griego ya en el siglo V a. C. en las piezas teatrales de Eurípides; sin embargo,
se encuentra mucho antes en el AT, donde la frase equivalente en hebreo es pi
jéreb, "boca de espada" (Gén. 34: 26; 2 Sam. 15-14). Cuando el autor de
jueces cuenta la historia de Aod, dice literalmente: "y Aod se hizo para sí una
espada, y para ella dos bocas" (Juec. 3: 16). Y en Prov. 5: 4 también se habla
de una jereb pioth, "una espada de bocas", traducida como "espada de dos
filos". Esta interesante figura de dicción puede derivarse o del pensamiento de
que la espada de un hombre devora -el filo es su boca- a sus enemigos (ver 2
Sam. 11: 25; Isa. 1: 20; Jer. 2: 30), o por la forma de ciertas espadas antiguas
cuyos mangos parecían la cabeza de un animal, de cuya boca salía la hoja del
arma.
Juan repite el símbolo en los cap. 2: 12, 16; 19: 15, 21. El significado es que
como sale de la boca de Cristo, es un instrumento de castigo divino. En este
versículo parece mejor entenderlo con el mismo sentido: como símbolo de la
autoridad de Cristo para juzgar, y, especialmente, de su poder para ejecutar el
castigo. "Una espada aguda de dos filos" implica cuán penetrantes son sus
decisiones y la eficacia de sus castigos.
Como el sol.
El sol es la luz más brillante que conoce normalmente el hombre.
17.
Como muerto.
El primer efecto sobre los que recibían una visión de un ser divino revestido
con toda la gloria del cielo era privados de su fuerza física (Eze. 1: 28; 3: 23;
Dan. 8: 17; 10: 7-10; Hech. 9: 4; cf. Isa. 1: 5). Compárese con el caso de
Daniel (ver com. cap. 10: 7-10). "persona que recibía ese honor quedaba
completamente anonadada por el sentimiento de su propia debilidad e
indignidad. Un estudio del estado físico del profeta en visión, lo hace E D.
Nichol en su obra Ellen G. White and her Critics, pp. 51-61. Otros ejemplos
de la reacción emotiva de Juan ante lo que vio en visión aparecen en Apoc. 5:
4; 17: 6. Juan cayó dos veces en adoración a los pies de un ángel (cap. 19: 10;
22: 8).
No temas.
Después de que un profeta perdía su fuerza natural, era fortalecido
sobrenaturalmente, por lo general mediante el toque de una mano (Eze. 2: 1-2;
3: 24; Dan. 8: 18; 10: 8-12, 19; cf. Isa. 6: 6- 7). A menudo un visitante
celestial pronunciaba la orden: "No temas", para calmar los temores que
espontáneamente surgían del corazón humano frente a un ser tal (Juec. 6: 22-
23; 13: 20-22; Mat. 28: 5; Luc. 1: 13, 30; 2: 10).
El primero y el último.
Ver com. vers. 8. Esta expresión es sin duda una cita de Isa. 44: 6; es una
traducción directa del texto hebreo y no una cita de la LXX, como en el vers.
8.
18.
El que vivo.
Gr. ho zÇn "el Viviente", indudablemente el término común del AT 'El jai,
"Dios viviente" (Jos. 3: 10; etc.). La flexión del verbo implica una vida
continua, permanente. Esta declaración tiene un significado especial porque
Cristo había estado muerto. "En Cristo hay vida original, que no proviene ni
deriva de otra" (DTG 489; ver 729). "En él estaba la vida, y la vida era la luz
de los hombres" (ver com. Juan 1: 4).
Estuve muerto.
Literalmente "llegué a estar muerto", una referencia a la crucifixión. Una
clara indicación de que Aquel que apareció a Juan en visión era Cristo.
Vivo.
Gr. zón eimí, "viviendo estoy", es decir, tengo vida continua, vida que no
termina, vida autoexistente (ver t. V, pp. 894-896; ver com. Juan 5: 26). A
pesar de la muerte que Cristo sufrió por la raza humana, sigue siendo "el que
vive" porque es Dios. "La divinidad de Cristo es la garantía que el creyente
tiene de la vida eterna" (DTG 489). Ver com. Apoc. 1: 5. Eimí, "Yo soy",
implica existencia 757 continua y contrasta notablemente con egenóm'n,
"estuve", "llegué a estar" muerto.
Por los siglos de los siglos.
Ver com. vers. 6.
Amén.
La evidencia textual establece (cf. p.10) la omisión de esta palabra.
Llaves.
Las llaves son un símbolo de poder, autoridad. Cf. com. Mat. 16: 19; Luc. 11:
52.
Hades.
Gr. Hád's, "la morada de los muertos", "el sepulcro" (ver com. Mat. 11: 23).
La resurrección de Cristo es la garantía de que los justos se levantarán "en la
resurrección en el día postrero" (Juan 11: 24) para vida eterna (ver com. Juan
11: 25; Apoc. 1: 5).
19.
Escribe.
Se repite la orden del vers. 11.
Has visto.
Lo que ha visto en visión hasta ese momento (vers. 10-18).
Las que son.
Algunos sostienen que esta frase describe la situación histórica de ese
momento, particularmente en lo que se refería a la iglesia. Creen que en
contraste con "las cosas que has visto" -la visión de Cristo (vers. 10-18)-, "las
que son, y las que han de ser después de éstas" se refieren a los verdaderos
sucesos históricos presentados simbólicamente.
Otros sostienen que "las cosas que has visto, y las que son, y las que han de
ser después de éstas", simplemente se refieren a las cosas que Juan ya había
visto en visión, lo que estaba viendo y lo que vería en el futuro (cf. vers. 11).
20.
Misterio.
Gr. must'rion, "secreto", misterio"; deriva de una palabra que describe al que
ha sido iniciado en una religión (ver com. Rom. 11: 25). La palabra
"misterio", como la usaban originalmente los cristianos, no significaba algo
que no podía ser entendido, como se entiende hoy, sino algo que sólo podían
entenderlo los iniciados, es decir los que tenían el derecho de saber. Por eso
Cristo les dijo a sus discípulos que les era "dado saber los misterios del reino
de los cielos", pero no a las multitudes (ver com. Mat. 13: 11). Pablo habla de
la resurrección como de un "misterio" (1 Cor. 15: 51), y con frecuencia
también se refiere en la misma forma al plan de salvación mismo (ver com.
Rom. 16: 25-26).
Los antecedentes judíos de esta expresión aparecen en un pasaje del Manual
de disciplina de los esenios de Qumrán (ver t. V, p. 92-93), donde dice al
hablar de la salvación: "La luz de mi corazón penetra en el misterio que ha de
ser" (1QS xi. 3; en Millar Burrows, The Dead Sea Scrols, p. 387). La palabra
"misterio" aparece repetidas veces en el documento citado. Esta expresión
también era común en las religiones paganas basadas en misterios.
"Misterio" se aplica aquí a las siete "estrellas", símbolo que hasta este
momento no se ha explicado; pero ahora este símbolo se denomina "misterio"
porque la interpretación está a punto de ser dada a conocen Por lo tanto, en el
libro del Apocalipsis un "misterio" es un símbolo oculto que está por ser
explicado a los que están dispuestos a "guardar" (ver com. vers. 3) las cosas
reveladas en este libro (cf. cap. 17: 7, 9), o a uno a quien Dios decide darlas a
conocen Los símbolos del Apocalipsis también son llamados "señales" (ver
com. cap. 12: 1 y 15: 1).
Siete estrellas.
Ver com. vers. 11, 16. Este versículo es un puente que une los vers. 12-19 con
los mensajes de los cap. 2 y 3. Explica los símbolos de los vers. 12 y 16 y
prepara el camino para los mensajes a las diferentes iglesias.
Ángeles.
Gr. ággelos, "mensajero", ya sea celestial o humano. Aggelos se aplica a seres
humanos en Mat. 11: 10; Mar. 1: 2; Luc. 7: 24, 27; 9: 52; cf. 2 Cor 12: 7. Se
ha sugerido que los "ángeles" de las siete iglesias son sus respectivos ancianos
o supervisores del tiempo de Juan, y que el Señor les dirige los mensajes para
que los transmitan a sus respectivas congregaciones. Sin embargo, con la
posible excepción de los "ángeles" de las siete iglesias, la palabra ággelos no
se refiere a seres humanos en los 75 casos en que Juan la usa en el Apocalipsis
los "ángeles" con los dirigentes de las iglesias (cf. OE 1314- HAp 468).
Siete candeleros.
ver com. vers. 12.
Siete iglesias.
Ver com. vers. 4, 11.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1 CS 389; CW 175; DTG 73; Ed 185; HAp 466; 6T 128758
1-3 3JT 278; 7T 158
3 CS 389; CW 175; DTG 201; Ed 186; Ev 146-147; HAp 466; 3JT 11; PR
402; PVGM 103; 5T 15; 6T 128; TM 113, 116
5 3J 32; OE 535; PVGM 126
5-6 CS 468, 704
6 CMC 135; 2JT 179
7 CS 346, 683, 695; DTG 77 l; PE 53, 178, 292; 8T 116; TM 232
9 CS 15, 84; ECFP 64, 93; FE 109, 423; HAp 456, 460, 469; OE 18; PP 122;
7T 288; 3TS 376
9-10 MM 37; 6T 128
10 ECFP 96
10-13 HAp 464
11 HAp 467
13 2JT 351; 3JT 263; MC 326
13-15 CS 682
14 NB 73
14-15 PE 16, 286
14-17 HAp 465
14-18 ECFP 101
15 NB 73; PE 15, 34
16 OE 13; (más bajo cap. 2: 1)
17 CS 524; ECFP 103; 2JT 168
17-18 CM 18; Ed 79; TM 95
18 DTG 286, 447, 489, 623; 3JT 111; PR 180; 2T 271
18-20 HAp 467

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