Está en la página 1de 21

2.

TEXTO Y CONTEXTO DEL GÉNERO

2.1. Las definiciones del género. La confrontación entre gé-


nero y estilo. ·

Ha sido reiteradamente señalado el carácter de institución


-relativamente estable- de los géneros, que pueden definirse
como clases de textos u objetos culturales, discriminables en todo
lenguaje o soporte mediático, que presentan diferen.cias sistemáticas
entre sí y que en su recurrencía histórica instituyen condiciones de
previsibilidad en distintas áreas de desempeño semiótico e inter-
cambio social. En relación con los géneros discursivos, Bajtín
acuñó algunas de sus fórmulas de larga fecundidad para de-
finir ese efecto de previsibilidad y esas articulaciones históri-
cas: les adjudicó la condición de "horizontes de expectativas"
que operan como "correas de transmisión entre la historia de
la sociedad y la historia de la lengua"4 • Aunque muchos de
ellos insistan eri la larga duración histórica (como el cuento
popular y la comedia}, los géneros no suelen ser, salvo en los
casos de algunos géneros primarios o formas simples, como el
saludo o la adivinanza, universales; en este sentido debe en-
tenderse, también, su condición de expectativas y restriccio-
nes culturales (dan cuenta de diferencias entre culturas) .
Las definiciones de carácter puntual, funcionales o nor-
mativas, focalizan propiedades características y/ o rasgos di-
ferenciales de los géneros empíricos (ref. apartado anterior). En
las tipologías referidas a ellos, en cambio, se aplican los orde-
namientos producidos por los discursos teóricos y críticos.

4 Bajtin, Mijail: ªEl problema de los géneros discursivos", en Esté-


tica de la creación verbal, Siglo XXI, México, 1982.

41
En los textos no teóricos, es decir en aquellos que no ponen las de las propiedades que constituyen al género y al.estilo en
en cuestión la problemática general de los objetos de su críti- tanto conjuntos opuestos y complementarios de l_a organiza-
ca, esos _ordenamie'.':ºs no se explicitan o no presentan el gra- ción discursiva.
do de s1Stematrzac10n de los que constituyen la teoría de los
géneros. Sin embargo, las descripciones y los privilegios con-
ceptuales suelen coincidir en aspectos nucleares en ambos es-
pacios metadiscursivos. Como si, en este área de objetos cul-
turales, a los textos no específicamente teóricos les corres- 2.2. Género-estilo-género: diez proposiciones comparativas.
pondiera hacer visible el grado de competencia del lector O el
espectador informado, certificando con esas reiteraciones el 2.2.0 Tanto el estilo como el género se definen por características te-
carácter de institución social de criterios implicados en las máticas, retóricas y enunciativas.
clasificaciones de discursos que reconocen.
Una de las confluencias reiteradas, ya desde AristótelesS Tanto en las clasificaciones de estilo como en las de géne-
en distintas vertientes de la teoría de los géneros y también ro se circunscriben conjuntos de regularidades, que permiten
de la crítica y el ensayo histórico de tema literario, artístico 0 asociar entre sí componentes de una o varias áreas de pro-
etnológico, es la relacionada con el privilegio, en la definición ductos culturales. Tanto unas como otras han focalizado esos
de los rasgos que permiten describir un género -y diferen- componentes de repetición a lo largo de tradiciones clasifica-
ciarlo de otros- de factores retóricos, temáticos y enunciativos. torias milenarias, que han abarcado los más diversos tipos de
Pero la °;isma selección de rasgos representativos se registra lenguajes y medios (no existe aquel en el que haya fracasado
en relac1on con los textos sobre el estilo, entendido genérica- la empresa de circunscribir estilos y géneros). Y tanto en unas
mente como un modo de hacer postulado socialmente como como en otras el señalamiento de esas regularidades ha posi-
característico de distintos objetos de la cultura y perceptible bilitado la postulación de condiciones de previsibilidad en la
e~ ellos. El molde o la restricción del género se percibe a tra- lectura de textos, acciones u objetos culturales.
ves de operaciones de inclusión textual similares a las de los Las descripciones de género articulan con mayor nitidez
recursos productivos por los que se define el estilo, reconoci- rasgos temáticos y retóricos, sobre la base de regularidades
do sin embargo como un espacio de diferenciación, al menos, enunciativas. En las de estilo, en cambio -organizadas en tor-
comple~entario, y en ocasiones privilegiado como objeto de no de la descripción de un hacer- el componente enunciativo
mdagac10n a partrr del rechazo de la problemática del género. suele ocupar el primer lugar, entre conjuntos de rasgos que,
En las proposiciones que siguen se intenta exponer los alcan- cuando no se trata de grandes y distantes estilos históricos,
ces de las coincidencias que atraviesan la diversidad de esas pueden aparecer vaga o conflictivamente especificados; sin
formulaciones -de consideración no soslayable en un recorri- embargo, las definiciones abarcan también en este caso los
do de la vida social del género- y discutir su articulación con mismos registros.
5 La lectura actual de estas insistencias es deudora de traba-
Aristóteles, "poética" en Obras Completas, trad. de J. D. García
Bacca, UNAM, México, 1945, Cap. 3 (oposición en el tratamien- jos de la semiótica contemporánea no siempre coincidentes,
to de los medios, el objeto y el modo en los géneros épico y trági- pero relacionados todos con la irrupción de la preocupación
co). por los grandes registros discursivos. Sus redefiniciones afee-

42 4l
tan d~norninaciones de extenso y contradictorio empleo, y un "receptor" implícitos, no necesariamente personalizables
per1:1iten algunas elecc1one;5 _terminológicas acerca de Jo que 10 .
(Verón9, Mainguenea u ). .
a~u.1 entendemos como retorico, como temático y como enun- En los textos contemporáneos, teóricos y críticos, refen-
ciativo: dos a la problemática del género los tres paquetes de rasgos
~Se ha ,,Partido de un concepto de retórica por el que se Ja diferenciadores 'mencionados' no constituyen un sistema de
entiende no corno un ornamento del discurso, sino como clases mutuamente excluyentes: rasgos retóricos (corno el
una dimensión esencial a todo acto de significación" (C. Bre- empleo de una mezcla de jergas en u'.' texto narra,tivo o i'.'for-
n:'?nd6), abarcativa de todos los mecanismos de configura- rnativo) pueden .(o deben) circunscnbuse tarnb1en en terrn1-
cion de un texto que devienen en la "combinatoria" de ras- nos de sus efectos enunciativo¡; (el empleo de la ¡erga cons-
gos a Durand 7) que permite diferenciarlo de otros. truye una imagen de la emisión y también de la recepción). Y
-Se entiende por dimensión temática a aquella que en un lo mismo puede señalarse con respecto de los componentes
texto hace referencia (Segre8) a "acciones y situaciones según temáticos. En general, el análisis enunciativo, en la medida
esqu~rnas de representabilidad históricamente elaborados y en que trascienda la perspectiva lingüística, se presenta corno
relac10nados, prev10s al texto". El terna se diferencia del con- lógicamente posterior al retórico y temático, que contribuyen
tenido específico y puntual de un texto por ese carácter exte- a informarlo pero son diferenciables entre sí. El acuerdo so-
rior a él, ya circunscripto por la cultura, y se diferencia del bre estas u otras restricciones en el empleo de las tres entra-
motivo (en el sentido que suele adjudicarse a los motivos li- das clásicas dependerá, obviamente, de la perspectiva analí-
ter~rios o pictóricos), entre otros aspectos, porque el motivo, tica desde la que se las convoque; por ahora, puede señalar-
s1 bien puede caracterizarse por una relación de exterioridad se el poder descriptivo que surge de la coincidencia en su re-
similar, sólo se relaciona con los sentidos generales del texto conocimiento en textos de corrientes teóricas y críticas diver-
por su inclusión en un terna, y porque el terna (inversamen- sas.
te a lo qu':' ocurre con el_ ~otivo, que es reconocible en el frag- Puede advertirse la reiteración en la focalización de com-
mento) solo puede defmirse en función de los sentidos del ponentes de los tres órdenes rnencio~ados comparando las
texto en su globalidad. proposiciones de G. Genette y M. Ba¡tm sobre genero, con la
-Se define corno "enunciación" al efecto de sentido de los concepción de estilo presente en la obra de Auerbach. L~s
procesos de serniotización por los que en un texto se constru- momentos y corrientes teóricas diferentes en que puede ubi-
ye un~ situación comunicacional, a través de dispositivos que
podran ser o no de carácter lingüístico. La definición de esa
situación puede incluir la de la relación entre un "emisor" y
l
¡
!
carse a los tres autores no son obstáculo para que privilegien
el análisis de rasgos similares:
- En el trabajo sobre "Géneros, tipos, modos", G. Genet-

6
Bremo_nd, Claude: Presentación en Investigaciones retóricas, ed. 9 Se analizan estos procesos de producción en distintas áreas me-
cast. Tiempo Contemporáneo, Buenos Aires, 1974. diáticas en Verón, Eliseo: La mediatización, FFyL, UBA, Buenos
7
Durand, Jacques: "La retórica del número" en Investigaciones re- Aires, 1986.
tóricas, Op. cit.
8 10 Un recorrido de la problemática implicada en la noción se en-
Segre, Cesare: "Tema/motivo" en Principios de análisis del texto li- cuentra en Maingueneau, D.: Initiation aux méthodes de 1'analyse
terario, ed. cast. Crítica, Barcelona, 1985.
du discours, París, 1976.

44 45
11
te se refiere a las características temáticas y enunciativas see. Desde nuestra perspectiva es posible asociar el primer
que definirían al género: cuando analiza la poética aristotéli- factor con las características temáticas, el segundo con las
c~, señala el hecho_ de que Aristóteles, para definir la trage- · enunciativas y el tercero con las retóricas.
dia, apunta s1multaneamente a dos realidades: una tiene que - Al estudiar las diversas manifestaciones de la narrativa
ver c~n- el modo enunciativo en que la tragedia imita (que es en Occidente, Auerbach13 distingue estilos -aún cuando no
dramahco, y que por lo tanto difiere del modo épico, que es "lo haga en forma sistemática- tomando en cuenta: a) proce-
narrativo, en lo que se refiere a los mecanismos de inclusión dimientos (d. La alusión a los elementos retardadores y los
/ exclusión del narrador en la obra), mientras que la otra es de tensión que caracterizarían a dos tipos de texto épico dife-
"puramente temática" (así, por ejemplo, el privilegio de as- rentes: el homérico y el bíblic0, respectivamente); b) visiones
pectos de la relación entre el destino individual y el colecti- del mundo o posibilidad de ingreso al texto de determinada
vo, que se acentúa en la tragedia pero que excede al género). temática (por ejemplo, en su estudio sobre el roman courtois
El componente retórico, menos acentuado en la descripción, aludirá al hecho de que toma como materia poética la vida de
aparece sin embargo en los rasgos en que se asientan las enu- una ·clase social); c) relación con el público (¿a quién se diri-
meraciones de géneros, dentro de cada modo; por ejemplo, ge la Canción de Rolando?, etc.). Los puntos señalados nos re-
cuando se incluye al tipo de obra escénica definido como miten, respectivamente, a las características retóricas, te1náli-
"comedia brillante". cas y enunciativas.
- En la concepción de M. Bajtín12, y en relación con los gé- Un carácter igualmente abarcativo de las tres instancias
neros discursivos en tanto "tipos relativamente estables de puede advertirse incluso en las obras de juventud de George
enunciados", uno de los rasgos característicos del enunciado: Lukacs 14• Dos variantes de la enunciación narrativa: la epope-
su conclusividad, es posible y se revela gracias a la presencia ya y la novela constituirían "diferentes formas que corres-
de tres factores interrelacionados: 1) el agotamiento del "sen, ponden a la estructuración del mundo"; al mismo tiempo te-
tido del objeto del enunciado"; 2) la "intencionalidad O vo- matizarán de modo opuesto la relación "vida-esencia", y lo ha-
hmtad discursiva del hablante"; 3) las "formas típicas, gené- rían a través de ordenamientos retóricos mutuamente inversos de
ncas y estructurales de conclusión", que todo enunciado po- un relato transformador: la tragedia responderá en su des-
11 Genette, Gerard: "Genres, types, modes'', en Poétique 32, Seuil,
pliegue narrativo a la pregunta "¿cómo la esencia puede de-
París, 19~7.. Posteriormente, en: Genette, Gerard, Jauss, H.R y venir vida?", mientras que la epopeya lo hará a la opuesta
~tros: Theone des genres, Seuil, París, 1986. Los compiladores se- "¿Cómo la vida puede devenir esencial? En su autocrítica
nalan_que los géneros se instalan "en el lugar bien particular que posterior Lukacs desdeña el carácter "abstracto" de la clasifi-
les asigna una definición casi siempre a la vez temática, modal cación pero no retoma su problemática, sustituida, en parte,
y formal". por la atención a procedimientos y efectos del "realismo" en
Coincidentemente: Schaeffer, Jean Marie: "Du texte au genre", tanto estilo transgenérico15 .
en Genette, G. y Jauss, H. R.: Théorie des genres, op. cit.: "Pienso
que uno de los criterios esenciales a retener (en la clasificación
13 Auerbach, Erich: Mímesis, Fondo de Cultura Económica, Méxi-
de géneros) es aquel de la copresencia de semejanzas en niveles
textuales diferentes, por ejemplo a la vez en los niveles modal co, 1950.
14 Luckacs, George: La théorie du roman, Gonthier, Laussane, 1963.
formal y temático". '
12 15 Ver, por ejemplo, la oposición entre los "realismos de detalle" de
Bajtin, Mijail: op. cit.

46 47
Una sistematización del problema aparece ya en la crítica otros autores, a Alton Becker, que privilegiaría cuatro relacio-
de Tzvetan Todorov 16 a Northrop Frye 17 corno respuesta a la nes textuales: coherencia, intertextualidad, intención y refe-
entrada fenoménica de Frye al universo de los géneros. Todo- rencia. Más. allá del elevado grado de generalidad que com-
rov reconduce el problema al de una teoría del género; si bien portan -y que Geertz encuentra no compensado por desarro-
la primera designación es de una amplia generalidad, ya que llos analíticos en los textos que comenta-, es evidente la com-
se focalizarían los aspectos "verbal, sintáctico y semántico", cidencia en las localizaciones ya señaladas: las nociones im-
las respectivas definiciones coinciden con la circunscripción plicadas por los atributos de "co,h~rencia' y distintos tipos, de
tripartita ya señalada: en el aspecto verbal incluye tanto re- intertextualidad son campos clas1cos de los estud10s reton-
gistros de habla corno, específicamente, "problemas de la cos, la "intención" se ubica en el área de interés de los prime-
enunciación"; el sintáctico da cuenta de las relaciones que
11
ros análisis enunciativos y la "referencia" es presentada co-
mantienen entre sí las partes de la obra" (antes se habló de rno el espacio de delimitaciones y remisiones de lo temático.
''.composición"), y el semántico puede designarse "si se pre- En cuanto a la aplicación del concepto de género a las ar-
fiere, corno el de los ternas del libro". tes plásticas, se ha señalado que el momento fundacional de
En el campo de los estudios antropológicos, R. D. Abra- los modernos géneros pictóricos en la pintura occidental (con
harns18 aclara: "Nombrarnos a la mayoría de los géneros me- su irrupción en el primer Renacimiento y su consolidación
diante una combinación de modelos formales, de contenido metadiscursiva -o de la doctrina .acompañante- en el Manie-
y de contexto". Una lectura enunciativa de sus modelos .de risrno) implicó, si se atiende a las descripciones de sus mo-
contexto queda justificada por la definición pbsterior según mentos de fractura planteadas, entre otros, por Gornbrich y
la cual se trata de "modelos de uso conectados con relaciones º,
Francastel2 la fijación de los tres rasgos en la definición (So-
entre los participantes de la transacción estética". Los mode- to21) de cada género. En términos generales puede postular-
los de contenido, por otra parte, serán definidos más adelan- se que los géneros pictóricos (paisaje, naturaleza muerta,
te, explícitamente, corno temáticos. Y Clifford Gertz 19 resume desnudo, "pintura histórica" ... ) acotan:
las propuestas de una "nueva filología" que remite, entre -un terna, o algunos de ellos, y/ o un repertorio de moti-
vos (si aceptarnos la restricción por la que "terna", en las his-
Hoffmann y Kafka en Lukacs, George: "¿Franz Kafka o Thomas torias del arte, define solo la remisión narrativa);
Mann?" en Landsberg y otros: Kafka, ed. Los Insurgentes,.Méxi- -un componente retórico, abarcando en la noción tanto las
co, 1961. "categorías formales" corno los tratamientos de la represen-
16
Todorov, Tzvetan: Introducción a la literatura fantástica, Tiempo tación que no pueden abandonarse sin quebrar las expectati-
Contemporáneo, Buenos Aires, 1972. vas de reconocimiento (por ejemplo, la relación espacial en-
17
Frye, Northrop: Anatomy of Criticism, Atheneurn, New York, tre los elementos de una naturaleza muerta, y la preponde-
1967.
18 rancia o aislamiento de la figura en el retrato); y
Abrahams, Roger O.: "Las complejas relaciones de las formas
simples", ed. cast. en Serie de Folklore, Nro. 5, FFyL, UBA, Bue-
nos Aires, 1988. 20 Francastel, P.: La figura y el lugar, Monte Avila, Caracas, 1969;
19
Geertz Clifford: "Géneros confusos: la reformulación del pensa- Gombrich, E. H.: Norma y forma, Alianza, Madrid, 1978.
miento social" en American Scholar, Vol. 49, Nro. 2,1980, trad. Bi- 21 Soto, Marita: Vida y Muerte de los géneros pictóricos, Fac. de Bellas
blioteca del INAF Buenos Aires, 1988. Artes, UNLP (ficha), La Plata, 1989.

48 49-
-un componente enunciativo con asentamientos múlti- 2.2 .1. No hay__ras_go!__""i,rz_c_iqj_/1201;,1e.iórif!'S,O terrzáti_c_o_S):!(':"njun-
ples pero que, sin embargo, el género también limita: en los tos deellos que permitan diferenciar losfenomenos de gene_rq~e los
modos de titular o firmar (Gandelman22 ), pero también en jstilísticos. · · ·
rasgos de la representación o la composición, más allá de la
variación estilística: la posición, por ejemplo, de abandono 2.2.1.1. Primeras observaciones sobre la relacicí_rz_estilo/género.
del privilegio del motivo elegido en obras como "Las señori-
tas de Avignon" de Picasso o "Las bañistas" de Cezanne im- Comencemos, aquí también, por una referencia a la teoría
piden ubicarlas en el género del desnudo. literaria de los formalistas rusos: al describir los rasgos de
24
En el campo de un transgénero que recorre habitualmen- una "vinculación orgánica" entre género y estilo, Bajtín se-
te los medios masivos: el de la anécdota, Juan Carlos Indart ñala que la conexión de un estilo con un determinado géne-
circunscribe23 un conjunto de rasgos definitorios que abarcan ro discursivo se expresa en su asociación "a determinadas
los dominios de una semiótica narrativa (con su particular unidades temáticas, a la forma en que se estructura una tota-
construcción de un relato aparentemente "sin carencia" y su lidad y a las relaciones que establece el hablante con los de-
brevedad), de una temática (con su privilegio de hechos ais- más participantes de la comunicación discursiva". _l':vjdente-
lados y "menores") y de una dependencia del sentido final mente, loscorrtponentes temáticos, retóricos y enunciativos
con respecto a las condiciones de enunciación: cada anécdo- fundan para Bajtín. cóitexioii.esf cóíridaenciasefiffe_ gefle!.os
ta despliega distintos sentidos según cuál sea la interpreta- y estilos, antes que diferencias. Puede postularse que el seña-
ción implicada o explicitada en cada recontextualización o lamiento de Bajtín es generalizable al conjunto de ambos ti-
actualización particular, o en cada recontextualización me- pos de discursos: si se quieren hallar diferencias entre "el"
dial, que es investigada en este caso en relación con la inclu- género y "el" estilo deberán buscarse más allá de la indaga-
sión en los géneros de la información. ción de esos atributos, aunque el registro de los rasgos temá-
ticos, retóricos y enunciativos sea imprescindible para deter-
minar los componentes diferenciales de cada género o estilo
en particular o sus mútuas interpenetraciones o articulacio-
nes históricas. En la descripción de los "estilos de época" se
hace necesaria la referencia a esas distintas áreas de produc-
ción de sentido lo mismo que cuando se describen las propiedades
de los géneros: el estilo Art-Déco, por ei<;~o, define enuncia-
tivamente modós de contácto consus practicantes o especta-
22 Gandelrnan, Claude: La semiótica de las firmas en la pintura, trad. dor~s (las fórmulas geométricas y espejadas éíe.fos afiches
ficha Fac de Bellas Artes, UNLP, La Plata, 1989. El autor desplie- Déco habían puesto fin a la apelación blanda y envolvente
ga, desde una perspectiva peirceana, un panorama sistemático del Nouveau anterior), ~ilegja_ret_2fic<1g,en!e JJ!"Cedi-
de los sucesivos sentidos de la firma en la pintura a partir del miento.s.consíructivos en lo ornamental, lo estru_ctural_~ªrqw-
Renacimiento.
23 te~tónico y aun.Ío lexícaf(conectados coneléfecto· de las van-
Indart, Juan C.: "Mecanismos ideológicos en la comunicación de
masas: el modelo de la anécdotaº, en Lenguajes, Nro. 1, Nueva
Visión, Buenos Aires, 1974. 24 Bajtín, Mijail: Op. Cit.

50 51
guardias cubistas y constructivistas) y recorta los "temas de diferencias entre género y estilo, _un recordatorio de superficie
la modernidad" a través de los componentes narrativos de resumirá en el capítulo siguiente algunas líneas del trata-
diversos géneros. Y cualquiera de esos géneros requeriría de miento histórico de la problemática estilística.
una descripción paralela en los tres niveles.
Con el propósito explícito de superar las oscuridades de
una definición de estilo que no estableciera oposiciones cla- 2.'.2.1.2. Recordatorio sobre algunos conceptos de estilo.
ras con otros niveles de configuración de los discursos, Todo-
rov intenta, en un momento de su obra25, conservar única- La palabra "estilo" no forma parte, en principio, de una
mente dentro del concepto de estilo el de los registros de la jerga técnica; sus significados en el uso cotidiano y en textos
lengua (estilo directo, indirecto, indirecto libre), expulsando to- críticos y teóricos son múltiples, aunque referidos siempre a
dos los otros fenómenos abarcados por la noción a otros cam- propiedades que permiten advertir una cierta condición de
pos conceptuales: "período, género, tipo". Pero el descarte unidad en la factura de una variedad de objetos o comporta-
-si bien es circunscripto, en su tratamiento, al área de los es- mientos sociales. La descripción de esa condición de unidad
tilos literarios- no parece solucionar la cuestión, ya que mul- ha dado lugar a formulaciones diversas u opuestas: normati-
tiplica el problema de las superposiciones conceptuales: la vas en algunos casos, cuando se indica qué rasgos estilísticos
noción de período es más amplia y vaga que la de estilo y no son pertinentes o positivos en relación con la producción de
incluye, por supuesto, más que "estilos de época", aunque un área de textos u otros objetos culturales; descriptivas en
(pero) no puede restringirse a ellos; y las de género y tipo son otros, cuando se señalan los aspectos que permiten diferen-
demasiado específicas como para abarcar las áreas engloba- ciar o clasificar estilos individuales, de época o de región cul-
das por la noción tanto en el habla cotidiana como en las ver- tural o social. Atendiendo al desarrollo histórico de la noción,
siones de la crítica y la teoría. Sin abandonar el campo de los puede acordarse que las definiciones de estilo han implicado, en
estilos literarios, pueden citarse al respecto los desarrollos de sus distintas acepciones, la descripción de conjuntos de rasgos que,
autores de perspectivas tan diversas como Leo Spitzer26, Mi- por su repetición y su remisión a modalidades de producción carac-
chael Riffaterre 27 o Nils Enkvist28, respectivamente con la terísticas, permiten asociar entre sí objetos culturales diversos, per-
acentuación de una búsqueda inmanente a la obra del "espí- tenecientes o no al mismo medio, lenguaje o género.
ritu de autor", el privilegio del "procedimiento estilístico" re- Un recordatorio de superficie de esas formulaciones (que
cortado estructuralmente sobre su propio contexto textual y se tratarán en algunos casos, con sus remisiones bibliográfi-
la focalización de la variación sobre otros contextos y situa- cas, en las proposiciones siguientes) puede comenzar con la
ciones. referencia a los distintos tipos de descripción, asimilables a la
Antes de continuar con la discusión de las similaridades y posterior diferenciación de estilos o maneras, que constituye-
ron en la Antigüedad clásica la base de la clasificación de ti-
25 pos de oratoria, y también de obras literarias, plásticas o es-
Todorov, Tzvetan: Op. cit.
26
Spitzer, Leo: Lingüística e historia literaria, Gredos, Madrid, 1955.
cénicas. Ya en Aristóteles, series de invariantes de carácter re-
27
Riffaterre, Michael: Ensayos de estilística general, Seix Barral, Bar- tórico -como la elección de un cierto nivel de lenguaje, fami-
celona, 1976. liar o elevado-, y otras que pueden definirse como temáticas
28
Enkvist, Nils: Linguistic Stylistics, Mouton, The Bague, 1973. (la referencia a asuntos privados u, opuestamente, a otros re-

52
lacionados con el destino de los hombres y de la ciudad, por propio del Imperio (Cicerón se ve obligado a defender el ofi-
ejemplo) y enunciativas (como el planteo de una determina- cio retórico de los ataques de esa nueva normativa de la sen-
da relación con el público, distinta en la tragedia y la come- cillez). Lejanamente, insistía el sentido de la expulsión de de-
dia) permitían oponer lo correcto a lo incorrecto en relación terminadas artes y modos decidida por Platón para su Repú-
con la estructuración de diferentes tipos de textos. Se trataba blica, y alentaba por otra parte un antirretoricismo que habría
sin embargo, en este caso, de conjuntos de rasgos que po- ·de repetirse cada vez que la voz de una institución o un Es-
drían definirse como lo estilístico propio de cada género (la ma- tado reclamara para sí la condición de expresión directa de
nera legítima de producir un tipo de obra). Posteriormente un pueblo, de la verdad o de la realidad social o política de
0
-y si bien la postulación de una conexión entre cada género su tiempo.
y el que se supondría su estilo, que generalmente es sólo su Había consiguientemente, según distintas perspectivas
retórica insiste en ciertas obras críticas y didácticas aún hasta clásicas, no solo la puesta en relación de determinados temas
hoy-, crece la descripción de modos de producción textual y contextos con ciertos atributos de la narración o la argu-
que recorren géneros diversos, aunque puedan manifestarse mentación; existía ya también en la Antigüedad la postula-
inicialmente a través de diferenciaciones internas surgidas en ción de la existencia de determinaciones o capacidades de la
uno de ellos: se expande la clasificación de estilos que se re- producción textual o artística relacionada~ con un contexto
gistran en distintos tipos de obras, identificando al conjunto cultural o étnico, real o ideal. Se recorta as1 una de las prefi-
de la producción de un autor, de una época o de un sector guraciones de las concepciones modernas acerca de los esti-
cultural o social. Una vertiente reciente de la "estilística fun- los nacionales y regionales.
cional rusa" propuso sin embargo una nueva variante de la Por otra parte, de la obra de San Agustín surge, a comien-
primera "estilística de género", basada en objetivos de una zos de la Edad Media, el concepto fundador de que no hay
"estilística práctica" que coadyuvara a elevar la "cultura del texto sin estilo (frente a quienes oponían a la ornamentación
lenguaje" (Rozental y otros según Ludmilla Kaida). retórica pagana el carácter directo, aparentemente libre de
Un momento intermedio es el de la circunscripción de to- construcciones estilísticas, de la escritura bíblica) y también
nos o niveles estilísticos que se articularían naturalmente con el requerimiento de que el tratamiento de los estilos siga in-
temas y personajes narrativos: los textos de un mismo autor cluyendo los aspectos temáticos (y no solamente los "forma-
-Virgilio-constituyeron para los estudiosos de la latinidad les").
tardía el modelo de una tripartición largamente respetada Estas y otras proposiciones abrirían paso, después, a l_a
entre el estilo simple, el medio y el sublime, cada uno con consolidación de las concepciones para las que el rasgo esti-
nombres, condiciones sociales y entornos que le son propios. lístico -presente en todos los textos- procede de las comple-
Pastores ubicados en una naturaleza semisilvestre reclama- jas orientaciones de haceres emplazados en su época y en su
rían un estilo "humilde" en el léxico y las propiedades narra- región cultural.
tivas y descriptivas; guerreros emplazados en su campamen- En una enumeración de momentos ya modernos de este
to o en la ciudad que defienden o atacan requerirían un esti- desarrollo -de ninguna manera abarcativa de su diversidad
lo elevado en los mismos niveles. de etapas y corrientes teóricas, aunque sí de algunas líneas
En un momento de la oratoria romana, se había impuesto aun vigentes en la indagación de su problemática-, debe des-
por otra parte el criterio de que Un estilo -llano, directo- era tacarse la importancia de la sistematización de estilos históri-

54 55
cos propuesta por Giorgio Vasari para las artes plásticas. Sus Un primer acercamiento al tratamiento dentífico de los te-
vidas forman parte, en el Renacimiento tardío, de la reflexión mas estilísticos fue señalado en los trabajos (última parte del
que se produce en las academias manieristas ocupadas en las siglo XVIII} de Winckdman, _que b_asa sus descri_rciones de
artes visuales, y que es acompañada por la multiplicación de las obras del arte clásico en· mvestigac1ones h1stoncas y ar-
tratamientos de los problemas retóricos y estilísticos que se queológicas. La suya, por otra parte, es la primera obra mo-
registra en las academias literarias de la misma época. Vasari derna en la que se recorta una concepción negativa del arte
privilegia por primera vez la posibilidad de reproducir, ade- de su contemporaneidad; preanuncio de las otras, posterio-
más de imitar, el movimiento creador de un momento del pa- res y numerosas, que focaliza~. estilos de época a p~rtir de la
sado. En ese primer revivalismo el período convocado desde preocupación por la supuesta decadencia de las practicas ar-
su modernidad es el del arte clásico. Vasari diferencia tres tísticas. Sin embargo, sus textos tuvieron otro efecto cercano:
grandes maneras históricas, a partir de la irrupción de una el fortalecimiento, a principios del siglo XIX, de la valoriza-
pintura con los rasgos representativos y compositivos que se ción por los románticos -de quienes surge la voz estilísica- no
desplegarían en el Renacimiento, principalmente en el italia- sólo de los rasgos del genio individual sino también de todo
no: con el Giotto se abriría, (contra las maneras medievales, nuevo saber sobre las artes nacionales; los estilos regionales,
una era de recuperación de la representación y la expresión in- populares y de época son objeto a partir de,entonces de ~úl-
dividual; el momento posterior de Leonardo y Boticelli cons- tiples recuperaciones. Pero la preocupac10n por _los estilos
tituiría al respecto una etapa de estructuración y equilibrio, y históricos experimenta después otras transformac10nes en el
el comienzo de la época de Miguel Angel comportaría la in- siglo de la historia:
corporación de la libertad y la Gracia a las artes ya renovadas -Hegel define a los momentos estilísticos como partes de
en las dos etapas anteriores. En sus "vidas", Vasari relaciona una tríada que se repite en cada cultura: estilos severo, ideal
los rasgos de cada etapa u obra individual con condiciona- y gracioso, considerados tanto por sus rasgos constructivos
mientos psicológicos y socioeconómicos y con los de una geo- -manteniendo la oposición entre materia y forma- como por
grafía cultural de su época, así como con descripciones de sus sus efectos, y que se sucederían en una reiteración sistemáti-
particularidades técnicas y sus modos de transmisión del sa- ca opuesta a la originalidad intransferible que investía cada
ber artístico El conjunto de perspectivas de análisis incluido estilo histórico para la perspectiva romántica anterior;
en las "Vidas" preanuncia el de los tratamientos posteriores -El positivismo relaciona los estilos regionales con deter-
-aún los actuales- de los condicionamientos y efectos de los minaciones de medio, raza y momento, que procura defirnr
fenómenos estilísticos. Lo hace de un modo más perceptible con métodos similares a los de las ciencias naturales y que ar-
que algunos textos posteriores como el de Buffon, que, en el ticula con una nueva idea de progreso.
siglo XVIII, en su famoso Discurso ante la Academia Francesa -Distintas corrientes marxistas establecen conexiones en-
circunscribe al estilo como la buena manera de escribir, opues- tre rasgos de estilo y pertenencia de clase, o bien entre estilos
ta a aquellas en las que no habría estilo alguno (perspectiva y aspectos o momentos de la cultura de una clase dominan-
característica, aún hoy, de las definiciones silvestres originadas te. Conceptos que muestran su diversidad dentro de los pro-
en la defensa de un estilo determinado, y que implicaba ya pios textos de Marx sobre arte: un cierto determinismo s~-
entonces el retorno a concepciones relegadas, como se vio, a cioeconómico, por un lado (los obreros de la era de las ma-
partir de los tratamientos del primer Medioevo). quinas de vapor no podrían ya gustar de obras literarias es-

56 57 H
tilísticamente pasatistas) y una valoraciói, de la producción En otros espacios de la estilística literaria contempmánea,
artística que la convierte en espacio de ruptura y preanuncio la acentuación de distintas áreas de problemas permite dife-
del futuro trabajo humano, por otro, se proyectan sobre lí- renciar escuelas en las que pi:evalece la indagación de estilos
neas de trabajo posteriores (Plejanov con su concepción de la de autor con s;_, remisión a determinaciones globalizadoras
obra como reflejo de su contexto, Trotsky con su valoración en términos de personalidad o inserción social, de_ aquellas
de las vanguardias artísticas). en las que se privilegia la búsqueda del rasgo desvrnnte o el
En la última parte del siglo XI y primeras décadas del XX procedimiento estilístico de um obra o grupo de obras, foc:a-
se desarrollan en el campo de la teoría de las artes visuales los lizando el estudio de las redes ¡ntertextuales que lo cond1c10-
trabajos de los visibi/istas (Riegl y Wolfflin entre otros) que, ale- nan históricamente.
jados de toda noción de progreso artístico, y también de la tra- A partir del momento inicial de Bally, que produce a prin-
dicional oposición entre materia, por un lado, y forma, por cipios de siglo una estilística lingüística por la que se intenta-
otro, procuran establecer criterios de descripción específica ría determinar los componentes afectivos expresados en la
que permitan oponer con rigor los rasgos de distintas etapas elecciones del hablante, se desarrollan distintas corrientes en
históricas de las artes visuales. En cada una, una particular el estudio de los estilos verbales, principalmente literarios. Es
kunstwollen -voluntad formal- se expresaría en un estilo de importante la influencia de Leo_ Spitzer, que trata de circuns-
época. Sus proposiciones son en muchos puntos articulables cribir el sistema psicológico-poetico subyacente a la estructu-
con las de las corrientes estructuralistas que procuran deter- ra de una obra, en una búsqueda de cada "constelación" de
minar el sistema de articulaciones internas de cada área de autor (se ha dicho -Segre- que Spitzer -a quien se ubica co-
producción o intercambio de signos (dentro y fuera del campo mo continuador de Croce y Voss!er- es el creador de una es-
artístico) . Un fuerte punto de referencia de las corrientes es- tilística de la obra literaria así como Bally de una estilística de
tructuralistas es el del "formalismo" ruso que constituyó, con la lengua; debe aclararse que se trata de una estilística _de 'la
autores como Tinianov, Shklovsky, Bajtin y otros, una corrien- obra individual, opuesta, por ejemplo, a las preocupac10nes
te según la cual los fenómenos de estilo debían ser observados teórico-descriptivas de los formalistas rusos). .
en términos de sus cualidades diferenciales atendiendo a pro- Más allá de las diferencias entre escuelas o cornentes, ex-
piedades sistemáticas presentes tanto en "grandes obras" co- positores actuales, como Nils Enkvist, han señalado el carác-
mo en los trabajos de los imitadores o epígonos, donde el dis- ter complementario del análi_s(s de las tres ~elacwnes en que
positivo se muestra con menor complejidad. Los formalistas puede inscribirse el rasgo estihstico: de desvw con resp~cto a
desarrollaron el análisis narrativo, el estilístico y la teoría de una norma, de adición a un contexto no marc~do est11Ist1ca-
los géneros, y sus ideas insistieron en distintas corrientes de mente O de connotación, cuando extrae su sentido de una re-
investigación posteriores. Roman Jakobson, continuador dife- lación particular con el texto y la situación comunicacional en
renciado de la corriente, incorpora a la descripción de géneros que se ubica.
y estilos concepciones analíticas provenientes de la lingüística Entre los autores que contemporáneamente han tratado el
y la retórica. Así, circunscribe estilos y géneros metafóricos y tema del estilo se cuenta, en distintas etapas de su obra, Ro-
metonímicos; los primeros, con predominio de la sustitución land Barthes. A partir de sus textos de juventud -:como "El
(ejemplo, el cuento romántico), y los segundos, con predomi- mundo objeto", referido a la pintura flamenca del_ siglo XVII-
nio de la contigüidad (ejemplo, el cuento realista). Barthes va incorporando en algunos de sus traba¡os las pers-

58
pectivas semióticas y psicoanalíticas contemporáneas a la de- dor y enunciatario que crean a través del conjunto de sus dis-
terminación de estilos individuales y de época. En relación positivos de producción de sentido. La descripción de un es-
con la necesidad de.atender a la pluralidad de componentes tilo o su diferenciación con respecto a otros exige la conside-
que definen al obJeto del análisis estilístico, en una conferen- ración de esos' tres paquete~ de rasgos constitutivos, pero
cia de 1969 dice sobre "el problema del estilo" que "si bien otros mecanismos intra y extra textuales (a los que se refieren
hasta el presente se ha visto al texto con la apariencia de un las proposiciones siguientes) deben focalizarse para discutir
fruto con carozo (un durazno, por ejemplo), cuya pulpa sería las diferencias entre estilo y género.
la forma y la almendra sería el fondo, hoy conviene verlo
más bien con la apariencia de una cebolla, organizada a base
de pieles (niveles, sistemas), cuyo volumen no conlleva nin- 2.2.2. Es condición de la existencia del género su inclusión en un
gún corazón, ningún hueso ... ". Para indagar el sentido histó- campo social de desempe110s o juegos de lenguaje; no ocurre lo mis-
nco de esas organizaciones, en uno de sus últimos libros mo con el estilo.
"Barthes por Barthes", apela en un análisis de su propia es~
entura de Juventud tanto a la circun~cripción de actitudes Los estilos de época, los de región o corriente artística o
políticas corno a la de las cuestiones filosóficas incluidas y a los correspondientes a un área socialmente restringida .de in-
la de sus figuras retóricas. Estableciendo un paralelo con el tercambios culturales son trans-sernióticos: no se circunscri-
trata1:;1ento ~el terna de los géneros, podernos advertir que, ben a ningún lenguaje, práctica o materia significante. En.
tarnb1en aqm, en el comienzo y el final del recorrido biblio- cambio, el género debe restringirse sea en su soporte percep-
g_r~fico nos encontrarnos con el privilegio de la circunscrip- tual (géneros pictóricos o musicales, p.e), sea en su "forma de
cion de componentes enunciativos, temáticos y retóricos. El contenido" 29, agregando previsibilidad a su acotación retóri-
estilo define sus productos de manera similar al género; pero ca, enunciativa y temática. Aun los transgéneros -que reco-
su doble emplazamiento, definido tanto en el espacio de una rren distintos medios y lenguajes, como el cuento popular o
relativa previsibilidad social corno en el del acto sintomático la adivinanza- se mantienen dentro de las fronteras de un
y diferenciador (con respecto a la historia o al contexto cultu- área de desempeño semiótico (la narración ficcional, el entre-
ral presente), nos remite más ft¡erternente a la consideración tenimiento, la prueba). Esta inclusión es constitutiva de su vi-
del cambio histórico y el carácter original de cada momento gencia; no ocurre lo mismo con los estilos, que si bien pueden
de la P;oducción discursiva. En cada etapa histórica, insiste asentarse, en algunos casos, en un soporte específico (un es-
en el genero un p~sado semiótico aún vigente, mientras que tilo de objetos cerámicos, p.e.), exhiben históricamente la
en el estilo se rnarnf,esta la conflictiva imbricación de ese pa- condición centrífuga, expansiva y abarcativa propia de una
sado con un presente de producción sígnica todavía en arti-
cubdón. El malestar que suscitan las obras de vanguardia se
ongma en su _desenganche simultáneo con ese pasado vigen- 29 Apelamos aquí a la partición materia y forma del contenido-
te (el de los generos) y con las articulaciones socialmente per- / materia y forma de la expresión -Hjemslev, Louis: Prolegóme-
ceptibles que los estilos de época establecen con la contempo- nos a una teoría del lenguaje, Credos, Madrid, 1974-, en las refor-
raneidad, a través de sus configuraciones retóricas, de los te- mulaciones y aplicaciones a los "lenguajes de la imagen" pro-
rnas que legitiman y rechazan y de las imágenes de enuncia- puestas en Metz, Christian: Langage et cinema, Larousse, París,
1971.

60
~
~~-,
'
(·'
''

manera de hacer, en oposición al carácter especificativo, aco- rácter más lábil e implícito de la definición del espacio y el
tado y confirmatorio de los límites de un área de intercam- tiempo característico de los otros géneros no los,convierte en
bios sociales que es propio del género. El "estilo de hierro y , formaciones de emplazamiento universal: la condición eróti-
cristal" (característico de un momento espectacular del dise- ca, de mofa, etc. del epigrama no puede dejar de definir un
ño_de las estaciones ferroviarias, mercados, galerías de expo- espacio discursivo con posiciones interlocutivas acotadas co-
s1C1ones y otras grandes construcciones europeas y america- , mo el de otros géneros dialógicos (caso de la adivinanza tra-
nas del siglo XIX) fue inicialmente propio de una arquitectu- dicional), aunque subsista la oposición de base con los géne-
ra; pero se proyectó a objetos diversos (adornos, elementos ros más ritualizados.
del equipamiento) y fue tomando además los rasgos de suce- La necesidad de considerar estos emplazamientos sociales
sivos estilos regionales y de época, proyectados a distintos del género puede definirse en términos correlativos de la in-
medios y lenguajes: el clasicismo, la Secesión Vienesa, el Art dicada por Lévi-Strauss en relación con el mito, cuando pos-
Nouveau, el expresionismo, el racionalismo. El género puede tula la imposibilidad de su indagación si se prescinde de la
ºir a buscarse" a sus emplazamientos o momentos sociales determinación de los problemas "sociológicos o socio-lógicos
d~ emisión; el estilo aparecerá en obras o desempeños que que resuelve" 33 . Aun en géneros estrictamente ficcionales,
solo excepcionalmente le son específicos. Al respecto Bajtin30 Jauss34 muestra la posibilidad de circunscribir géneros del
señala que los "tipos relativamente estables de enunciados" "estar afuera" de la experiencia cotidiana, que diferencian
característicos del género se instalan en determinadas "esfe" distintas maneras de la salida hacia la novedad y el desvío;
ras de la praxis humana". Propp 31 , por su parte, muestra que recíprocamente, esas reglas de desvío pueden convertirse en
el Epos heroico ruso no puede describirse sin la referencia a "molde de una praxis social": el ceremonial (literario) del
la condición de canto y reunión social de "profunda partici- amor cortés en la poesía trovadoresca termina por fijar las
pación" que entrañaba. Serguei Avérintsev, investigador de normas de una ética amorosa, a través de géneros interme-
la literatura bizantina, señala el carácter tajante de la diferen- diarios como el del ceremonial de las "cortes de amor".
ciación, en las "literaturas tradicionalistas", entre géneros
que pueden diferenciarse mediante criterios "intraliterarios"
(el epigrama, por ejemplo, contiene juego de ingenio, tema 2.2.3. La vida social del género supone la vigencia de fenómenos
tradicional en clave erótica, de mofa, etc.) de otros, de carác- metadiscursivos permanentes y contemporáneos.
ter sacro, que contenían la indicación explícita acerca del mo-
mento de su inclusión en los ritos, el orden con respecto a Puede extrapolarse a otros campos del comentario y la crí-
otros textos, etc. 32 Podría observarse sin embargo que el ca- tica cultural el señalamiento que Paul Goodman35 formula
acerca de la historia de la crítica formal a partir del Renací-
3o Bajtin, Mijail: Op. Cit.
31
Propp, Vladimir: El Epas heroico ruso, Fundamentos, Madrid,
33 Lévi-Strauss, Claude: Mitológicas III, Siglo XXI, México, 1971.
1983, vol. l. 34 Jauss, Hans R.: Experiencia estética y hermenéutica, Taurus, Ma-
32 drid, 1986.
Avér~ntsev, Ser?uei S.: "La movilidad histórica de la categoría
de genero: un mtento de periodización", Criterios, Nros. 25-28,
35 Goodman, Paul: La estructura de la obra literaria, Siglo XXI, Ma-
La Habana, 1990. drid, 1971.

62 63
miento: aseguraba, dice, la disposición de "un órgano o ins- cusión del tema por Umberto Eco en "Lector in fabula" 38 . "El
trumento de crítica". Se contrastaba cada obra con este órga- texto -postula en las "aplicaciones" finales de la obra- acota
no y se percibía en consecuencia "el uso correcto del género". un tipo de lector como elemento constitµtivo de sí mismo. Y
En las artes visuales, y en el campo específico de las artes para constituir ese lector modelo recurre a algunos artificios
plásticas, operan como textos metadiscursivos los de distintos semánticos y pragmáticos. Susan Suleiman39 señala que,
géneros (textos literarios, científicos, religiosos, históricos). ,; siendo el género una cierta relación establecida entre el texto
Por supuesto, tanto en los géneros literarios como en los y el lector( ... ), se hace leer de determinado modo, cuya condi-
pictóricos y los de las "artes combinadas" son los títulos los ción no se agota en las características de su estilo, ni de su con-
primeros elementos metadiscursivos, en la medida en que tenido, ni de su organización discursiva". Y Wolfgang Iser4°,
por sus rasgos conceptuales y retóricos constituyen la prime- en un señalamiento no relacionado con la problemática del gé-
ra acotación de género de la obra a la que se refieren. Lo mis- nero pero sí con la más amplia de la determinación de los "po-
mo ocurre con los otros dispositivos de lo que Gerard Genet- tenciales de sentido" de un texto, formula un concepto de "lec-
te36 denomina "paratexto" (entre los que se encuentran los tí- tor implícito" aplicable a lo que aquí definimos como efecto
tulos, los subtítulos, los epígrafes, las ilustraciones, etc.). Pero enunciativo: "Todo texto tiene preparada una determinada
tanto en estos soportes genéricos como en el área de los len- oferta de roles ( ... ) que no puede coincidir con la ficción de
guajes masivos las acotaciones metadiscursivas son intra y lector del texto", en la que "el receptor está ya (creo que corres-
extramediales. Ejemplos múltiples pueden señalarse. actual- pondería decir: 'aparece como') pensado de antemano". En el
mente en el medio televisivo, cuyos programas son anuncia- mismo sentido es aplicable lo que Elíseo Verón41 , también des-
dos, definidos, ubicados en sus espacios genéricos por textos de una perspectiva que excede la tipología genérica, define co-
del periodismo impreso o de la radio pero también son defi- mo contrato de lectura: efecto de conjunto de las diversas es-
nidos en los mismos programas y en los anuncios, avances y tructuras enunciativas de un texto, que en una publicación pe-
comentarios de la televisión misma. En este sentido, la trama riodística abarcan "desde los dispositivos de apelación hasta
metadiscursiva de los géneros en la televisión es sustancial- las modalidades de construcción de las imágenes y la de los ti-
mente diferente de la socialmente establecida desde hace dé- pos de recorridos propuestos al lector".
cadas para el cine, definida por Osear Traversa 37 en sus traba- En el contexto de una exposición en la que se investiga la
jos sobre lo que denomina "cine no fílmico": los. textos que lógica de las clasificaciones de género dentro de las del uni-
desde otros medios definen y preanuncian la ubicación gené- verso de discurso de la literatura, Walter Mignolo42 señala
rica de los productos cinematográficos y guían las formas de
su consumo; en ese caso, prioritariamente, el comentario pe-
riodístico y la publicidad gráfica. 38 Eco, Humberto: Lector in fabula, Lumen, Barcelona, 1981.
En cuanto a las definiciones metadiscursivas intratextuales 39 Suleiman, Susan: "Le récit exemplaire", en Poétique, 32, Seuil,
en cualquier género o soporte medial, puede apelarse a la dis- París, 1977.
40 !ser, Wolfgang: El acto de leer, Taurus, Madrid, 1987.
41 Verán, Eliseo: El contrato de lectura, ed. cast. ficha Fac. de Cien-
36 Genette, Gerard: Palimpsestos, Taurus, Madrid, 1989. cias Sociales, UBA, Buenos Aires, 1988.
37
Traversa, Osear: Cine, el significante negado, Hachette, Buenos Ai- 42 I'vlignolo, Walter: Teoría de textos e interpretación de textos, UNAM,
res, 1984. México, 1986.

64
distintos momentos iniciales de asociación entre géneros en 2.2.4. Los fenómenos metadiscursívos del género se registran tanto
proceso de diferenciación y textos que permitieron incluirlos en la instancia de la producción como en la del reconoc1m1ento.
"en el conjunto de conocimientos que la comunidad interpre-
tativa asocia a un concepto". Ese metatexto "sería la expresión Esto implica que debe_n coi'.,t~ner propiedad~~ comunes, lo
de superficie que nos permite reconstruir los criterios bajo los que hace posible el func1onam1ento social d eI honzonte dde
cuales la comunidad interpretativa organiza los discursos en pectativas" que define al género, desde 1a perspectiva e
clasesu. ~~stintas corrientes descríptivas; la (al menos) doble inst~l,a-
En relación con definiciones internas propias de los géne- . , n de ciertos mecanismos rneJadiscursivos es la cond1c1on
ros folklóricos, Ben Arnos43 indica que "es posible considerar ~: su constrictividad, expresada según Bajtín en distintos
--con Alan Dundes- el sistema popular de géneros corno un grados de estabilidad. _
rnetafolklore cultural". Y cita corno ejemplos las distinciones Esto no implica, sin embargo, que esos rnec~rus'.1;os sean,
formales, las designaciones, el pautado de las oportunidades en conjunto, idénticos. La distancia entre _la defm1c10n de un
de la práctica. Rayrnond Williarns, por su parte, reconoce el género operada en sus instancias productivas y_I~ implicada,
componente de "autoevidencia" que caracteriza a la repro- y también operada en sus instancias de rec~pc1on y ci:cula-
ducción social del género44 . . ón puede generar la progresiva muerte social de un genero.
Cl j , .
Los rasgos de permanencia, contemporaneidad y copre- La lectura de esa distancia es, por otra parte, a uruca que
sencia de los mecanismos rnetadiscursivos del género son, uede dar cuenta de los efectos ·de una circulación discursi-
por otra parte, los que permiten establecer diferencias con los pva (Verón45), si se rechaza una concepc10n "'d e "eclor
t" enter
a
que pueden registrarse en relación con el estilo. También los y pasivamente receptivo. Y la distancia puede ser cond_1c10-
estilos se articulan con operaciones rnetadiscursivas internas nada por alteraciones en cualqmera de los polos de esa ~ircu-
y externas, pero las que son contemporáneas de su momento lación. En relación con subgéneros de la literatura fantast1ca,
de vigencia no son permanentes ni universalmente compar- se han señalado (Barrenechea 46 ) transformaciones que han
tidas en su espacio de circulación, y presentan el carácter determinado que "los códigos con que se_ ha conforma~o ~¡
fragmentario, valorativo y no evidente característico de su lector implícito" se convirtieran progresivamente en ma_s
articulación con opciones, conflictivas, de una producción de ambiguos, menos localizables, más heterodoxos en la maru-
época. pulación de los datos y en las convenciones de_! extratexto";
recíprocamente, los códigos del lector de esos tipos de obras
no dejarían de funcionar "en constante contrapunto, nunca
totalmente acallado".
La "instancia de la producción" debe ser entendida aquí
en un sentido no autora!. Tenney Frank señala, en relación

43 Ben Amos, D.: "Categories analytiques et genres populaires", 45 Verón, Eliseo: La semiosis social, Gedisa, Buenos Aires, 1987.
Poétique, Nro. 19, Seuil, París, 1974. 46 Barrenechea Ana María: "La literatura fantástica: función de los
44 Williarns, Raymond: Cultura, Sociología de la comunicación y del códigos soci~culturales en la constitución de un género", Sitio,
arte, Paidós, Barcelona, 1981. Nro. 1, Buenos Aires, 1981.

66 67
con la vigencia histórica de la tragedia griega 47, que siguió te- tido que Borges 50 puede definir a la poesía gauchesca como
niendo éxito de público cien años después del momento "un género tan artificial como cualquier_~tro". fü1yende que
aproximado en que dejaron de escribirse tragedias en la épo- sus obras se perciben como pre~entadas en func10n del gau-
ca clásica. Géneros de circulación popular autoralmente cho, como dichas por gauchos para que el lector las lea con
"muertos" ofrecen ejemplos similares: entre nosotros la zar- una entonación gauchesca".
zuela sigue teniendo cultores muchos decenios después de Alicia Páez5 1 señala, en .relación con el género conversa-
que hayamos dejado de conocer nuevos autores de zarzue- cional, la razón por la que adquiere en la exposición, de Baj-
las48_ tín un carácter ejemplar: "exhibe en forma parad1gmallca los
Acerca de este tema, una vez más, el tipo de producción rasgos esenciales de todo género discursfvo". Esa exhibición
naturalmente circunscripto en los medios echa luz sobre los privilegia, entre otros rasgos,. el del car~cter compartido de
otros: la instancia de la producción no puede circunscribirse las definiciones autorreferenciales del genero.
a una instancia de escritura en un sentido literario, y tampo-
co a la instancia del guión. La tragedia y la zarzuela siguen
produciéndose en el sentido en el que Roland Barthes49 ve re- 2.2.5. Los géneros hacen sistema en sincronía; no así los estilos.
producirse la Fedra de Racine ante los críticos teatrales fran-
ceses del siglo XX, que contarían sus años de oficio por el nú- Desde Buffon52 -en realidad desde mucho antes que él,
mero de Fedras (de puestas de Fedra) que han criticado. La pero es probable que con su Discurso a la Acade:"_ia cierta
instancia de la producción, en este caso, es la de la dirección, confusión se estabilizara-, una parte de las definiciones de
la representación, la interpretación teatral; como dijimos, en estilo han solido confundirse con aquellas referidas a un su-
el ámbito de los medios esta multiplicación de la instancia puesto buen estilo, definitivo y único. Como,,se sabe, Buffon
productiva adquiere una importancia capital y es perceptible no intentaba en su "Discurso sobre el esl!lo clasificar algo
en la mayor parte de sus textos. parecido a estilos literarios o de cualquier otro campo de los
El mencionado carácter no idéntico de los fenómenos me- intercambios discursivos (como, en una referencia a su texto,
tadiscursivos de la instancia de la producción y de la instan- llegó a entender el mismo Helmuth Hatzfeld_53 ). Apenas pre-
cia del reconocimiento del género no puede, de todos modos, tendía describir ciertos rasgos de lo que consideraba el modo
llegar a abolir el componente de redundancia necesario para más espléndidamente humano de comunicarse o escri~ir. ~a-
que el género siga siendo el mismo, en los términos de un in- ra Buffon había sólo un estilo y lo demás era falta de el, sm-
tercambio sígnico que lo reconoce en tanto tal. Es en este sen-
so Borges, Jorge Luis: "El escritor argentino y la tradición", en Dis-
47 cusión, Emecé, Buenos Aires, 1972.
Frank, Tenney: Vida y literatura en la República Romana, Eudeba,
Buenos Aires, 1961. 51 Páez, Alicia: La conversación como género, 2do. Congresd Na-
48
Son también pertinentes en relación con este tema las observa- cional de Semiótica, San Juan, 1987.
ciones de Silvia Tabachnik: Código y símbolo en la canción román- 52 Buffon, Conde de (Georges Louis Leclerc): "Discours a l'Acade-
tica, INAH, México, 1985, sobre el lugar del intérprete en la can- mie Frarn;aise", en Pages Choisies, Larousse, París, 1948.
ción popular. 53 Hatzfeld, Helmuth: Bibliografía crítica de la nueva estilística, Gre-
49
Barthes, Roland: Sur Racine, Seuil, París, 1963. dos, Madrid, 1955.

68 69
ha indicado que los géneros no sólo hacen sistema en ·los dis-
toma de la pertenencia a estadios inferiores del hacer huma- tintos campos de desempeño semiótico (géneros de la infor-
no. Más allá de las clasificaciones y las tomas de distancia mación, del entretenimiento, etc.) sino taI¡1bién en los medios
con respecto al juicio valorativo sobre el rasgo estilístico in- en los que se asientan: las jerarquías entre géneros elevados
troducidos por la teoría y la crítica literaria a partir del siglo. y populares, y sus niveles intermedios, se reproduc_en en ca-
XIX, ha persistido tanto en sectores de la crítica como, plena- da soporte y sus lenguajes (Carlón56). La importancia de este
mente, en el uso popular, una noción de estilo muy cercana a carácter multisistémico de los géneros es destacada en los
aquella, ya poco conocida en sus fuentes, de Buffon. Aún se términos mas abarcativos por P1erre. Smil. hs7, para qmen
. 1os
dice "tiene estilo" de alguien que posee la manera elevada, etnólogos deberían considerar el estudio de esas organizacio-
estilísticamente "legítima" de hacer o de decir. Nada de esto nes en la escala en que son confrontados "los sistemas de pa-
ha ocurrido nunca con el género. Ya desde Aristóteles, la de- rentesco, políticos y religiosos". Y en el espacio de los estu-
finición de un género pasaba por la comparación y la oposi- dios literarios Todorov señala una consecuencia de amplios
ción de sus rasgos con los de otro género que pudiera con- alcances de la condición sistemática da las relaciones interge-
frontarse con él en sus elementos constitutivos y aun en sus néricasss, cada género "se redefinirá, en cada momento de la
efectos sociales. Tomando como objeto la literatura del siglo historia literaria, en relación con los otros géneros existen-
XIX y principios del siglo XX, Tinianov54 dice al respecto que tes". La formulación no es obvia si se la confronta con la
"el estudio de los géneros es imposible fuera del sistema en práctica analítica, en lo que se refiere a la si';mpre conflictiva
el cual y con el cual están en correlación". La proposición de aceptación de las conexiones entre obra_ y genero; la conside-
Tinianov importa, además, por la aclaración que inmediata- ración de las relaciones internas del coniunto se revela en ella
mente la sigue: "La novela de Tolstoi", dice, "entra en corre- como necesaria para el seguimiento de los cambios puntua-
lación no con la novela histórica de Zagoskin, sino con la pro- les que emplazan cada género en una historia y perm!len
sa que le es contemporánea". Esta reflexión tiene valor, como también diferenciarlo dentro de ella.
es obvio, y muy particularmente, para la teoría de los géne- El carácter de sistema en sincronía 59 adjudicado así a los
ros en los medios. Se conecta con el tema de la cita, el carác-
ter transmediático de ciertos géneros o macrogéneros y el 56 Carlon, Mario: Lo "alto" y lo "bajo" en la cultura y los medios, ficha,
conjunto más global de fenómenos de la transposición. Inten- Carrera de Ciencias de la Comunicación, Fdad. de Cs. Ss., UBA,
té definir algunos aspectos de la problemática de la transpo- Buenos Aires, 1990.
sición en relación con los medios masivos en un trabajo ante- 57 Smith, Pierre: "Des genres et des hommes", Poétique, Nro. 19,
rior55 y en "El pasaje a los medios en los géneros populares", Seuil, París, 1974.
también incluido aquí. 58 Todorov, Tzvetan: "Genre" en Ducrot, Oswald y Todorov, Tzve-
En relación con cuestiones conexas a las clasificaciones so- tan: Dictionnaire encyclopédique des sciencies du langage, Seuil, Pa-
ciales de lo "alto" y lo "bajo" en la cultura de los medios, se rís, 1972.
59 Entiendo que ,lo expuesto hasta aquí permite advertir que, aun-
que insista habitualmente en una larga duración histó~ica, c~da
54 Tinianov, Iuri: "Sobre la evolución literaria'', en Teoría de la lite- conjunto de géneros no constituye un sistema cerrad~ smo abier-
ratura de los formalismos rusos, op. cit. to móvil, es histórico, con nacimientos, muertes y revwals perma-
55 Steimberg, Oscar:"Libro y transposición: la literatura en los me- n~ntes, como se viene señalando desde la proposición inidial.
dios masivos" y apéndice, en este volumen.
71w
70
géneros no es aplicable a los estilos: el carácter más lábil y sociales se hacen cargo de clasificaciones de género compar-
menos compartido y consolidado de sus mecanismos meta- tidas, que no son valorativas en su globalidad. En la asunción
discursivos hace que no puedan reconocerse socialmente en social del estilo, inversamente, se manifiesta constitutiva-
términos de un sentido de conjunto; y también conspira con- mente la diferenciación con respecto a "esa parte de lengua-
tra ese reconocimiento su condición expansiva y centrífuga, je que el otro (o sea yo) no comprende (... ); el aburrimiento,
señalado en una proposición anterior (2.3). Las oposiciones la vulgaridad, la estupidez son, entonces, los distintos nom-
sistemáticas entre estilos surgen de los textos que focalizan bres de la secesión de los ·lenguajes" (Barthes 61 ). En el mismo
oposiciones en la diacronía (Renacimiento vs. Barroco, Art texto, y acerca de -la condición de los lenguajes sectoriales
Nouveau vs. Art Déco), y también de aquellos que describen (sociales, profesionales) en su contemporaneidad, Barthes
a la distancia (distancia temporal o social) las relaciones o postula algo que vale aun más para los diferentes estilos de
conflictos entre estilos de una época histórica o una región época: "a cada cual le basta con su lenguaje. Nos instalamos
social que no comparten; es este último caso, no se produce en el lenguaje de nuestro cantón social, profesional, y esta
de todos modos, como en relación con los géneros, la vigen- instalación tiene un valor neurótico: nos permite adaptarnos
cia social de un sistema en presencia. mejor, o peor, al desmenuzamiento de nuestra sociedad".
Un correlato, en el campo de los estilos, de las clasificacio-
nes sociales de los géneros -espontáneas y en sincronía con
su existencia histórica- es el de los sistemas binarios a lama- 2.6. Entre los géneros se establecen relaciones sistemáticas de pri-
nera de Buffon: estilo bueno / malo, presencia de estilo o su- macía, secundaridad o figura-fondo; no así entre los estilos.
puesta ausencia de él. Pero se trata de clasificaciones valora-
tivas, que suelen manifestarse como tales en la reducción del Levin L. Schücking, en su historia del gusto literario62,
estilo (del otro) a síntoma simple y directo de un lugar social; describe estas relaciones recortándolas sobre el contexto de
efecto del "sense of one's place" que una sociología atenta a las los cambios de centro de gravedad sociológico sufridos por
confrontaciones por los espacios simbólicos de nuestra con- distintos géneros literarios en la última parte del siglo XIX y
temporaneidad suele descubrir en frases del tipo de "Huele a en las primeras décadas del presente. "Es falso -dice Schuc-
peque110 burgués" (Bourdieu60). Si bien algunos géneros en king- hablar de un período determinado como período de tal
particular pueden ser rechazados de esa misma manera des- o cual autor, convirtiéndolo en representante virtual de la
de un emplazamiento sociocultural y apreciados desde otro época. Lo que sí es evidente es que en cada época hay ciertos
(como pasa en la Argentina con alguna "música tropical" o grupos que se convierten en factores dirigentes (siempre es
con los "programas de entretenimientos" de la televisión, y posible identificar cada tipo de lector con alguna capa profe-
ocurrió más fuertemente, hace algunas décadas, con ciertos sional, y hablar, por ejemplo, del tipo de periodista de la gran
deportes o ciertos géneros literarios o cinematográficos), la ciudad)". Y en esa circulación discursiva acotada describe las
vigencia de la valorización, en esos casos, no impide la per-
cepción del sistema de géneros como tal: ambos segmentos 61 Barthes, Roland: "Lenguaje y estilo", en El susurro del lenguaje,
60
Paidós, Buenos Aires, 1987.
Bourdieu, Pierre: "Espacio social y poder simbólico", en Cosas 62 Schuking, Levin L.: El gusto literario, Fondo de Cultura Económi-
dichas, Gedisa, Buenos Aires, 1988. ca, México, 1954.

72
relaciones de figura-fondo que dentro de la literatura culta (eventualmente, con la "serie de acción", también televisiva)
termmaron por afectar al círculo de lectores de la poesía líri- o con los transgéneros (como el relato policial, el de terror,
ca convertida gradualmente 'en un género destinado sola- etc., no asentados en un medio en particular).
~~nte a las mu~~achas jóvenes". La interpenetración, y tam-
b1en la val_orac1on social de los géneros, depende de estos
despl~zam1entos históricos y del carácter permanente de su Z.2.7. Como efecto de sus relaciones de primacía, secundaridad y fi-
pluralidad. gura-fondo, un género puede convertirse en la dominante de un
En relación con las artes plásticas, Erwin Panofsky señala momento estilístico.
~as determ'.n~c10n~s que, en la pintura costumbrista de la
epoca ma_mensta, imponían una relación de subsidiariedad Roman Jakobson66 señaló que un arte o un género puede
de es'.e _genero con respecto a, por ejemplo, el de la pintura convertirse en la "dominante" de un momento cultural. Se
mito_log1ca.,, Podían aparecer, en tales cuadros, cocineros y hacía cargo así de una proposición que en distintos trabajos
ca_rmceros siempre que fueran representados como héroes de la escuela formalista rusa se había constituido como orga-
m1guelangelescos" 63, De este modo "los diversos géneros, nizadora de una parte de la reflexión acerca de las relaciones
como la pmtura de historia, el retrato o el paisaje comenza- entre obras, géneros y estilos.
ban a descubru sus leyes particulares, y sin embargo reafir- "Es evidente -dice en un ejemplo, relacionado en este ca-
maban sus mutuas relaciones". so no con un género sino con la primacía de una práctica ar-
En relación con los medios masivos, y con la historia cul- tística y sus lenguajes- que, en el arte del Renacimiento, la
tural arg_entma, puede pensarse en el momento sainetesco de dominante, el summum de los criterios estéticos de la época
la histoneta humorística, que instala, en un género .de la se- estaba representado por las artes visuales. Las otras estaban
cuencia_ d1bu¡~da, los personajes, los relatos y el modo de orientadas en su conjunto hacia esas artes y se situaban en la
apelac10n al publico de un género escénico64_ escala de valores según su alejamiento o proximidad con
, Como indicador de una elección estilística de época un ellas. Por el contrario -agrega- en el arte romántico el valor
ge_nero puede también (Jauss, Hans R 65) operar como co~tra- fue atribuido a la música". Los formalistas habían colocado
rrephca de otros: sería el caso, para Jauss, precisamente de un bajo la denominación de "rasgo dominante" a procedimien-
momen~o del sainete con respecto al simbolismo de los "gé- tos que no se confundían con el género aunque contribuye-
neros mayores". ran a definirlo; al menos así ocurría en la obra.de Tomachevs-
A_ estas relaciones se agregan aquellas, más estables, que ki67. Jakobson es uno de los que especifican el alcance del
un ge~ero espedfico,asentado en un medio o lenguaje (como concepto en relación con la definición de las conexiones y je-
el policial televisivo) mantiene en un sentido con los subgéne- rarquías entre modos y géneros.
ros (el policial unitario, p.e.) y en otro con los macrogéneros Es posible relacionar la teoría formalista de "la dominan-

63
Panofski, Erwin: Idea, Cátedra, Madrid, 1977. 66 Jakobson, Roman: "La dominante" en Questions de poétique,
64
Ste.imberg, Osear: "La historieta argentina desde 1960", en His- Seuil, Paris, 1973.
toria de los Coniícs, Toutain, Barcelona, 1983. 67 Tornachevsky, B.: "Temática", en Teoría de la literatura de los for-
65
Jauss, Hans: op. cit. malistas rusos, op. cit.

74 75-
te" con sus implicaciones (especialmente en la obra de Tinia- cen, a lo largo de siglos, en el plano de los "tipos" arquitectó-
nov) con respecto al nacimiento de nuevos géneros, a partir nicos; el ejemplo elegido es el de la "arquitectura basilical".
del que asume el carácter prevaleciente, con distintos mo- Esos rasgos habían sido los de una arquitectura profana, em-
mentos de la historia de las artes plásticas. De grandes géne- pleada en un caso en un espacio con funciones acotadas, co-
ros -narrativos- como la pintura religiosa o histórica parecen mo era el de las Termas de Caracalla, pero no circunscripta,
desprenderse -la descripción puede consultarse en Elsen68- en general, a una función específica; sin embargo, posterior-
y aún independizarse, otros nuevos: paisaje, retrato y "géne- mente esos mismos rasgos se convierten en los de un género
ro costumbrista", primero; naturaleza muerta, después. arquitectónico, con .denominaciones que remiten de manera
En una etapa histórica, todo mantiene relación de figura- unívoca a espacios relacionados con el culto religioso. Un es-
fondo con los géneros principales. pacio abierto de acceso, por ejemplo, pasa a significar social-
Para Hauser69, en un largo momento del siglo XIX "todos mente un momento del tránsito a la inclusión en el mundo de
los géneros son tratados •Como paisaje o como naturaleza los adeptos al culto. En una tercera etapa la misma planta, y
muerta". Robert Nisbet7°, indagando las similaridades es- por efecto de las transformaciones de otro momento estilísti-
tructurales que permitían asociar entre sí a los grandes textos co (el del siglo XIX), vuelve a utilizarse en obras de funciones
del pensamiento político, filosófico y sociológico del mismo diversas (bancos u hospitales se diseñan con los componen-
siglo XIX, circunscribe el carácter dominante, en la exposi- tes de planta y constructivos de la "arquitectura de templo"
ción y la argumentación, de géneros como el del retrato y el -en otros casos, del palacio renacentista-, con espacios de in-
paisaje, aún en esos campos externos a los del arte y la litera- greso que son réplicas del atrio pero de significación "abier-
tura. ta", circulaciones laterales interiores similares pero de signi-
ficados también diversos, etc.): el tipo de construcción que
había devenido de estilo en género vuelve a su condición de
2.2.8. Un estilo se convierte en género cuando se produce la acota- producto estilístico transgenérico.
ción de su campo de desempeño y la consolidación social de 'sus dis- En la historia de los medios, la conversión de un estilo o
positivos metadiscursivos. sub-estilo en género puede ser también ejemplificada. Las
llamadas "películas de complejo", que entre los años '40 y '50
. Tanto Sedlmayr 71 como Argan72 señalan la fijación de ras- constituyeron un género cinematográfico, habían irrumpido
,,
gos espaciales y a la vez, también, funcionales que se estable- antes como una diferenciación estilística dentro de las "pelí- 1
!i''
culas de amor".
68 Asimismo, pueden señalarse los casos en los que se regis-
Elsen, Albert: Los propósitos del arte, Aguilar, Madrid, 1980.
69 tra la constitución (es decir, la implantación social) de un
Hauser, Arnold: Historia social de la literatura y del arte, Labor,
Madrid, 1976 tomo 3. nuevo género como efecto de la inclusión de un género ya
70
Nisbet, R.: La sociología como forma de arte, Espasa-Calpe, Madrid, existente en un campo estilístico que le era ajeno. Se ha cir-
1979. cunscripto este efecto analizando (Carlón73 ) las oscilaciones
71
Sedlmayr, Hans: Epocas y obras artísticas, Rialp, Madrid, 1965.
72
Argan, Giulio Carlo: El concepto del espacio arquitectónico, Nueva 73 Carlón, Mario: Lo "alto" y lo "bajo" en la cultura y los medios, op.
Visión, Buenos Aires, 1973.
cit.

76
del discurso crítico acerca de los géneros "bajos" de la narra- narración, la introducción de unq ornamentación re~argada o
tiva impresa. Comentando sus propios recuerdos de lector, grotesca, etc.). En estos casos, la novedad referencial ro':'pe
Isaac Asimov destaca el ascenso social experimentado por las con la costumbre temática; la enunc1allva con las regulanda-
revistas de ciencia-ficción al pasar de la condición de "pulp- des de la relación emisión-recepción; la del estilo, con las pre-
magazines" (con su ausencia de búsqueda gráfica, su papel visibilidades en el nivel retórico. En el primer caso, puede
barato y su mala impresión) a la de publicaciones de alta re- tratarse como en el ejemplo, de un cambio en los motivos y
solución visual, con la estabilización entonces de un género temas de un género narrativo, o en los objetos? _contextos re-
diferenciado del "anterior". Pueden citarse parecidos efectos presentados en un género pictórico o fot~graf1co; ~n el se-
del cambio del soporte gráfico en la irrupción de nuevos gé- gundo (nivel enunciativo), de una 1rrupc10n de la figura de
neros historietísticos a partir de la recuperación, especial- autor O director en un género narra!Jvo en el que el autor
mente de los años '60 en adelante, de ciertas historietas co- nunca es "visible" (así ocurre en el western), o de un lengua-
nectadas con las búsquedas plásticas y gráficas de distintos je coloquial o lunfardesco en un géne~o argume'.'t~llvo que
períodos del siglo. or principio no lo incluye (como el discurso ¡und1co); en el
~ivel retórico, puede tratarse de una novedad intertextual
(relación de subordinación del texto con respecto a otro Cita-
2.2.9. Las obras "antigénero" quiebran los paradigmas genéricos en do marcado estilísticamente, o de un nuevo tipo de conftgu-
tres direcciones: la referencial, la enunciativa y la estilística. ra~ión y acentuación de los componentes propio_s._ Pero no
siempre el abandono de algún sector de las repetmones del
Debe entenderse como antigénero a la obra que produce género producirá el apartamiento de la obra con respecto a
rupturas en los tres niveles sobre la base del mantenimiento él· esto sólo ocurrirá en los casos en que la ruptura se produz-
de indicadores habituales del género. En los films narrativos c; en el conjunto de las áreas mencionadas. Propp74, en
(por ejemplo, en los westerns), los indicadores que se mantie- "Morfología del cuento", describe cómo un cuento permane-
nen estables -impidiendo que se interrumpa la referencia de ce estructuralmente idéntico al cambiar el tema.
la obra antigénero a las del género con el que se confronta- Jacques Derrida ha discurrido sobre el carácter de norma
pueden consistir en un conjunto de índices y motivos: regula- a violar de la "ley del género" 75 : trabajando sobre un, ejemplo
ndades en la ambientación rural y urbana, en la contextuali- límite recuerda la imposibilidad de la obra -pero mas, de to-
zación histórica, en la definición de ciertas situaciones dra- \ do ente- de no pertenecer al género, pero también la de iden-
máticas y su coreografía. Pero sobre la base de esas similari- tificarse con él. Esta reflexión induce a pensar como obhga-
dades la obra antigénero quiebra la previsibilidad instalada das las "novedades" dentro de cada género; no así, por_s~-
en los tres órdenes: para el caso de los westerns, los spaghetti puesto, los desvíos, que se ubican en la posición del anl!ge-
westerns produjeron en su primera época esa quiebra tanto en nero·o inician géneros nuevos. . .
el orden del tema (con respecto al de la justicia, ya que el hé- El triple carácter (temátko, retórico, enunCJa!Jv~) del des-
roe podía no ser ya, cabalmente, un justiciero) como en el vío que funda la posición antigénero aparece registrado en
enunciativo (abandonando la narración con "emisor borra-
do" para incluir "guiños" de complicidad humorística hacia
74 Propp, Vladimir: Morphologie du cante, Seuil, París, 1970.
el espectador) y el retórico (por la alteración en el ritmo de la
75 Derrida, Jacques "La loi du genre", en Glyph, Nro. 7,1980.

78 79
disti1;tas obras descriptivas. Thornas Shatz76, investigador de permite discriminar un tipo de westerns del otro, y un·cono-
los g;neros, de Hollywood, si bien pone el acento sobre el cirniento público que posibilitó inclusive el contagio de algu-
desv10 tematzco de los filrns anti-género, y su distancia con nas de las propiedades de los nuevos westerns a los "serios".
respecto a lo que ha sido definido corno "mundo real" seña- El antigénem pictórico o esc'ultórico, también ya mencio-
la tarnbié1: sus neces_arias disrupciones narrativas (niv¡l retó- nado, constituido inicialmente por los objetos dadaístas de
rico) Y la importancia de su posición de desafío (nivel enun- Marce! Ducharnp, se convirtió a partir de la etapa final del
ciativo) con respecto a las experiencias de la audiencia. pop-art de los años '60 en un nuevo género de las ar,tes visua-
. El caso lírni'.~ es, naturalmente, el de la obra de vanguar- les: inicialmente recuperado en un reviva/ del Dada, termina
dia: _su d1srupc1on con respecto a las normas de género y es- por ser incorporado corno una d~ las opciones.de la cre~dón
t:Io_ 1rnphca una ruptura general de la previsibilidad caracte- plástica; en tanto tal, el rendy-rnade es reconocido y clas1hca-
r:stzca de un, c_arnpo del intercambio sígnico. Enunciativa, re- do con naturalidad por la crítica periodística o el catálogo de
tonca y ternatzcarnente un artículo de bazar corno los expues- la galería de arte.
tos :;n la s_egunda d~cada del siglo por Marce! Ducharnp en Se ha dado ya el ejemplo de la conversión en género de un
un espacio de a~te rompe con las regularidades que fun- subes tilo fílmico que suscitó, inicialmente, sorpresas y recha- i i

dan _una circulacwn de género, pero también disuelve la po- zos: el de las "películas de complejo" En determinado mo-
sibilidad de _las srntornzaciones obra-receptor que tienen Ju- mento, ese producto desviante pasa a ser definido corno tal
ga~ en el registro no explicitado ni sistematizado de la previ- por los medios y por el público de cine (en aquel caso tanto
s1b1hdad estilística.77 el que lo aceptaba: un público joven y femenino, corno el que
lo rechazaba: casi todo el resto del público cinematográfico, e 1
ingresa con nuevas producciones en el sistema de la oferta
2.2.10. Las obras, antigénero pueden definirse como género a partir dramática. Las obras antigénero pasan a formar parte de al-
de la estabzl1zaczon de sus mecanismos metadiscursivos, cuando in- guno de los "horizontes de expectativa". de un medio cuan-
gresan en una circulación establecida y socialmente previsible. do se estabilizan sus mecanismos rnetad1scurs1vos y pueden
ser lanzados al mercado, comprados y consumidos en térmi-
. Un caso de ant,género comentado en la proposición ante- nos de una información o de un placer previsibles.
rior. el de los spaghetti-western, remite también al terna de ]a
eventual conversión en (otro) género de la serie de ruptura.
En este caso la transformación de los desvíos en fórmulas de
una nueva previsibilidad fílmica contribuyó a constituir un
nuevo tzpo d~ film de cowboys, planificable y consumible co-
mo los antenores, con una comunicación extrafílmica que

76
Shatz, Thomas: Hollywood genres: fórmulas, filmaking and the stu-
77 d,o system, Temple Umversity Press, Philade!phia, 1981.
Ste1mberg, Osear: Arte y antitarte, ficha Agrupación Otras Músi-
cas, Buenos Aires, 1985.

80 81 '

También podría gustarte