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Éxodo rural

Comarca de La Valdería, León, España. 1975.

El éxodo rural o éxodo campesino se refiere a la emigración, generalmente de gente joven


(adolescentes y adultos jóvenes) del campo a la ciudad. Este proceso es muy antiguo y se aceleró
con la Revolución industrial y, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo XX. Se suele
considerar como un tipo especial de migración porque en ella, no sólo se cambia de lugar de
residencia, sino también de profesión, por motivos más que evidentes, dadas las diferencias
geográficas tan grandes que existen entre las oportunidades, número y características de los
diferentes tipos de empleo que existen en el campo, con relación a la ciudad.

Contenido

1 La decisión de emigrar

1.1 Factores de rechazo en el medio rural

1.2 El atractivo de las ciudades

2 Las "leyes" de las migraciones

3 Consecuencias del éxodo rural

3.1 En el campo

3.2 En la ciudad

4 La oposición ciudad - campo

5 Éxodo campesino en Venezuela

6 Véase también

7 Referencias

La decisión de emigrar

Los seres humanos, lo mismo que sucede con la mayoría de las especies animales, se desplazan en
la superficie terrestre, en unos movimientos (individuales o colectivos) que se denominan
migraciones. La principal diferencia entre los seres humanos y las especies animales es que, en
este caso, los motivos de las migraciones son instintivos (el instinto de conservación o
supervivencia de la especie, el instinto de reproducción, la adaptación al medio, etc.) mientras que
las migraciones en los seres humanos obedecen a una decisión razonada más o menos libre (o más
o menos forzada),en la que el instinto animal hace que las personas lo re´pugnen y se vayan de alli
aunque también tiene su importancia, ocupa un lugar muy secundario. Esta idea puede dar pie a
una subdivisión de las migraciones en dos tipos: espontáneas y forzadas. Lo que sucede es que no
hay, por lo general, una clara delimitación entre ambas . Pero en el caso del éxodo rural es
bastante sencillo de analizar. La bibliografía anglosajona de las ciencias sociales ha acudido a
varios medios acuñado un término: "The push-pull theory" o "Teoría de la atracción - repulsión"
que sirve para explicar, al menos de una manera sencilla, la génesis del éxodo campesino hacia los
centros urbanos, como desplazamientos motivados por factores de rechazo en el medio rural y,
como contrapartida, de atracción en el urbano. En los países subdesarrollados existe una amplia
documentación en torno al tema del éxodo rural y del proceso creciente de crecimiento de las
mayores ciudades. Puede citarse como ejemplo, la obra de Breese[1] que, aunque hace referencia
a una época ya pasas da, puede dar una sencilla idea de todos los mecanismos que generan dicho
proceso.

Factores de rechazo en el medio rural

La carencia o escasez de fuentes de empleo: Este factor afecta en mayor grado a la población
femenina, por lo que las mujeres tienden a predominar en el éxodo rural.

La escasez de instituciones de enseñanza: Además, hay que sumar las largas distancias que hay
que cubrir para llegar a una escuela o colegio. Las dificultades en el transporte escolar son mucho
más graves en el medio rural y, sobre todo, en los países subdesarrollados. Entre todas las
instituciones educativas, son las de enseñanza secundaria y, desde luego, de la superior, las que
resultan más escasas en el medio rural.

La escasez de servicios: Entre ellos hay que destacar a los servicios asistenciales, de comercio, de
formación y asesoría técnica y muchos otros.

El desarrollo técnico de la agricultura: Este desarrollo técnico tiende a disminuir las necesidades
del trabajo asalariado y como consecuencia de eso, da origen a un motivo adicional para emigrar.

El atractivo de las ciudades

Las ciudades ejercen un atractivo muy poderoso sobre la población rural. Muy a menudo, los
campesinos de todo el mundo, quedan "deslumbrados" por la vida urbana, la cual se manifiesta en
la oferta de todos aquellos elementos que suelen ser más difíciles de lograr en el campo.
En las ciudades existe una mayor diversidad de empleo, especialmente para el sexo femenino. En
cambio, en el medio rural, casi no existen empleos fuera de las actividades relacionadas con las
labores agropecuarias.

Existe también una mayor diversidad y disponibilidad de servicios. Los centros urbanos, sobre todo
los más grandes, tienen un nivel superior al del medio rural en lo que a oferta de servicios se
refiere (servicios asistenciales, educativos y culturales, transporte y comunicaciones, servicios
informativos, recreacionales, etc).

Empleo poco cualificado. Muy a menudo, las ciudades necesitan mano de obra para aquellos
empleos de escasas exigencias y de menor remuneración y estos empleos tienden a ser cubiertos
por los inmigrantes del medio rural. Como señalaba Clyde V. Kiser[2] en 1967 al referirse a la
inmigración en la América Latina:

En realidad, cuando los latinoamericanos piensan en la inmigración, no están pensando en obreros


industriales. Piensan en trabajadores del campo y agricultores, porque estos son los que ellos
desean. Como la gente de cualquier otra parte, desean que otros hagan lo que ellos mismos están
poco dispuestos a hacer, en este caso, el trabajo duro de las grandes propiedades y el cultivo del
campo en el interior del país.

Y esta idea se extiende, aún hoy, a situaciones similares en todo el mundo. Sólo que con la mayor
facilidad de los medios de transporte y la disminución de la población rural a unos niveles muy
exiguos, los puestos de trabajo de menores exigencias tienden a ser ocupados por inmigrantes, a
veces ilegales y procedentes de países cada vez más alejados.

Las "leyes" de las migraciones

Fue E. G. Ravenstein el que primero habló de las "leyes" de las migraciones al analizar desde el
punto de vista estadístico, los lugares de residencia de la población inglesa de dos censos
consecutivos, a finales del siglo XIX. Desde luego, hablar de leyes en un análisis demográfico
parece ser algo demasiado tajante, y por eso se indica entrecomillado el término. Esas leyes serían
pues, una especie de estructuras o patrones, es decir, rasgos o características que pueden
observarse mediante la comparación de los datos demográficos en los que se reflejan los cambios
espaciales de la población. Sus conclusiones, que se aplican en su mayor parte al éxodo rural,
fueron, en aquella ocasión,[3] [4] las siguientes:

La mayoría de los migrantes procede de una corta distancia.

Las mujeres emigran en mayor número que los hombres.


Cuando la distancia es muy grande, predomina el sexo masculino. Los emigrantes del medio rural
se dirigen, cuando realizan largos desplazamientos, únicamente a las ciudades más grandes.

Si la distancia es bastante grande, tiene lugar una especie de migración por etapas. En esta
migración por etapas, los lugares dejados vacantes al emigrar, pueden ser ocupados por migrantes
de áreas más alejadas. La migración por etapas suele dirigirse a centros poblados progresivamente
mayores.

Las corrientes migratorias principales generan unas corrientes secundarias que suelen ser
compensatorias, de menores proporciones y en sentido inverso.

En el éxodo rural predomina la población joven (adolescentes y adultos jóvenes).

Los nacidos en las ciudades son menos migrantes que los nacidos en el medio rural.

Consecuencias del éxodo rural

En el campo

Positivas: disminuye la presión de la población sobre los recursos, disminuye el desempleo y la


miseria. Se reciben las remesas de dinero enviadas por los emigrantes a sus familias. Mejoran las
técnicas empleadas en las actividades agropecuarias, como una manera de contrarrestar los
efectos de la emigración.

Negativas: disminuye la vitalidad de la población (empobrecimiento demográfico, envejecimiento),


desequilibrios en la composición de la población por edad y sexo, etc. En el éxodo rural emigran,
precisamente, las personas con mayor afán de superación, cuya labor en el campo podría ser más
positiva que la de los que permanecen en él. Se encarecen los costes de los servicios al disminuir el
número de personas que reciben esos servicios. Al quedar la población de mayor edad, esta se va
volviendo más reacia al cambio y no mira con buenos ojos las adaptaciones que tiene que hacer
para acostumbrarse a una vida cotidiana cada vez más compleja. Tradicionalmente ha existido un
intento por evitar o limitar el éxodo rural, tanto por parte de la población rural que desea retener
los posibles emigrantes, especialmente del sexo femenino, como puede verse en el folclore de
algunos países ([5] ), como de la población urbana, que mira con recelo la especie de invasión de
forasteros procedentes del campo.

En la ciudad

Positivas: aumenta la tasa de vitalidad de la población, ya que en el éxodo rural predominan los
jóvenes. Aportes de capital, ya que muchos campesinos venden sus propiedades para crear sus
propias empresas industriales, artesanales o comerciales de pequeña escala en las ciudades.

Negativas: competencia con la población urbana en el mercado de trabajo. Competencia en los


servicios que reciben los habitantes de las ciudades. Disminuye, al menos en un primer momento,
el nivel de vida de la población urbana en su totalidad. Aumenta la marginalidad de parte de la
población, con todas las implicaciones que ello acarrea. Suelen aumentar los precios, no sólo por
el mayor consumo, sino porque las remesas de los inmigrantes a sus lugares de origen generan
una cierta inflación disfrazada. Abarata los costes en el mercado laboral, ya que los campesinos
suelen recibir menores salarios que los nacidos en las ciudades.

La oposición ciudad - campo

La villa de Escamilla, en La Alcarria de Guadalajara disminuyó su población de 591 personas en


1960 a tan solo 40 habitantes en el 2005, debido al éxodo rural y al envejecimiento.

Las diferencias entre el medio rural y el urbano en una fecha relativamente reciente, no eran tan
grandes como ahora. Ha sido el extraordinario desarrollo tecnológico y económico del último
medio siglo (aproximadamente, a partir de la Segunda Guerra Mundial) el que ha creado una
diferenciación creciente entre el campo y la ciudad. La situación actual es relativamente sencilla:
en los países desarrollados, la antigua inmigración procedente del campo ha venido siendo
sustituida por inmigrantes (muchas veces ilegales) procedentes de países subdesarrollados,
teniendo en cuenta que el término subdesarrollo suele ser un concepto relativo, que surge de la
percepción del nivel de vida que tiene el que va a emigrar y de las mejoras que podría llegar a
tener al llegar a la ciudad.

La gran mayoría de los habitantes de las ciudades subestiman y hasta menosprecian a los
campesinos y estos, por su parte, no se adaptan a la vida urbana: cuando llegan a una ciudad
grande (probablemente invitados por algún hijo u otro familiar) no suelen permanecer mucho
tiempo y al final prefieren irse a su aldea y vivir solos a tener que lidiar con un mundo tan distinto
al que ellos conocieron hace muchos años. La solución al problema, desde luego, sería la de
mejorar la calidad de vida de las pequeñas poblaciones empleando para ello, precisamente, ese
desarrollo tecnológico que muchos de los habitantes del medio rural no suelen e incluso no
quieren entender.

En muchos países desarrollados, se ha querido lograr un sistema de vida que toma lo mejor de los
dos mundos, el rural y el urbano. En Inglaterra, por ejemplo, muchas personas que trabajan en las
grandes ciudades viven en el campo y viajan diariamente para poder tener las ventajas de los dos
entornos. En los Estados Unidos, el commuting, es decir, el traslado diario entre alguna
urbanización o población en el medio rural (y suburbano, con mayor frecuencia) y las grandes
ciudades viene a ser algo habitual e involucra a una cantidad creciente de personas.

En España, el abandono del campo ha creado una serie de problemas bastante complejos, tanto
en el medio rural como en el urbano. En La Alcarria (provincia de Guadalajara), por ejemplo, esa
despoblación fue la responsable, aunque tal vez en una pequeña parte, del pavoroso incendio que
se produjo en el verano de 2005. Pero es muy difícil corregir este problema ya que, por ejemplo,
dos actividades tradicionales de esta comarca de La Alcarria (el cultivo del espliego y la apicultura)
se han venido abandonando por la competencia con otros países en un mundo muy globalizado.
Además, es precisamente la despoblación la que ha creado una especie de círculo vicioso, ya que
si se quisiera retomar de nuevo alguna de esas actividades (u otras) se necesitaría de una
población que no existe debido a la emigración.

Para desarrollar esas regiones deprimidas por el éxodo rural, será necesario incorporar a los
antiguos emigrantes, a través de políticas destinadas a una especie de rehabilitación del medio
rural: fincas y huertos de fin de semana, casas vacacionales, viviendas de interés social, etc. Con el
incremento de este tipo de solución, se adoptaría una medida que es muy popular en algunos
países (Alemania, por ejemplo) y combatiría en cierto modo, el carácter espasmódico de la salida
masiva de habitantes de las ciudades (el "éxodo urbano", como podríamos denominarlo), al
hacerlo algo más estable y extendido en el tiempo ya que en España, lo mismo que se suele hacer
en Italia con el Ferragosto, tanto con los movimientos de turistas extranjeros como de los
nacionales, las épocas de vacaciones se vuelven bastante conflictivas por estos desplazamientos
tan masivos de la población.

Éxodo campesino en Venezuela

En Venezuela se conoce el éxodo campesino como la migración de los campesinos hacia los
campos petroleros a mediados del siglo XX y a las ciudades hasta la actualidad, motivado esto a los
cambios económicos ocurridos a partir de la segunda década del siglo XX, cuando se pasó de una
economía basada en rubros del campo a una economía petrolera. Ya las ciudades y pueblos
petroleros no tienen el mismo atractivo para los campesinos que tenían hace tiempo, por el hecho
de que la población rural ya no busca fuentes de empleo en la industria, sino en los servicios: de
hecho, a escala mundial el sector servicios es el que concentra la mayor parte de la población
activa.

La mayor consecuencia de esta migración es la desaparición de poblaciones rurales enteras en


diversas zonas, las cuales quedaron abandonadas como pueblos fantasma. A ello se refiere Miguel
Otero Silva en una de sus mejores obras: Casas muertas, ambientada en unos pueblos llaneros
(Ortiz y Parapara de Ortiz), donde la emigración a las ciudades los convierte en despoblados ([6] ).
Y el folclore venezolano también ha producido páginas excelentes sobre la emigración de los
pequeños pueblos, como Mi nostalgia, en la voz de Lilia Vera y Pueblos Tristes, que también
interpretó originalmente Lilia Vera ([7] )
Venezuela pasó de ser un país eminentemente rural (en 1936, 66% de la población era rural) a un
país altamente urbanizado, con 87% o más de la población residenciada en áreas urbanas, con
Caracas, Maracaibo, Maracay, Valencia, Barquisimeto y Ciudad Guayana como las principales
ciudades. Esta situación obedeció en un primer momento al desarrollo de la actividad petrolera,
cuya exportación genero una gran cantidad de divisas que sirvieron para la inversión de recursos
de capital (obras de infraestructura) en las ciudades más importantes, comenzando a
incrementarse los flujos migratorios del campo a los centros urbanos. Aunque se trata de un texto
de fines de los años 60 del siglo XX, la obra de Chi-Yi Chen Movimientos migratorios en Venezuela
([8] ) resulta, tanto desde el punto de vista metodológico como del conceptual, una obra muy
interesante para consultar el tema de la emigración rural en Venezuela.

Véase también

Ver el portal sobre Rural Portal:Rural. Contenido relacionado con Rural.

Concentración de la población

Despoblación

Dispersión de la población

E. G. Ravenstein

Emigración

Geografía de la población

Geografía rural

Población y recursos

Referencias

↑ BREESE, G. La urbanización en los países de desarrollo reciente. México: UTEHA, 1968.

↑ KISER, Clyde V. Estudios de Demografía. Buenos Aires: Milbank Memorial Fund, 1967.

↑ RAVENSTEIN, E. G. (1885): "THE LAWS OF MIGRATION", en London: Journal of the Royal


Statistical Society - vol. 48, nº. june, 1885, pp. 167 - 227.

↑ RAVENSTEIN, E. G. (1889): "THE LAWS OF MIGRATION", en London: Journal of the Royal


Statistical Society - vol.. 52, nº. june, 1889, pp. 241 - 301

↑ Pedro Infante en La Casita [1]


↑ Miguel Otero Silva. Casas muertas. Caracas: Ediciones Monte Ávila, 1996 (la primera edición es
de 1955) [2]

↑ Lilia Vera en Mi nostalgia [3]

↑ Chi-Yi Chen. Movimientos migratorios en Venezuela. Caracas: Corporación Venezolana de


Fomento y The Population Council, 1968

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