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REVOLUCIÓN

PARA
TODOS
NUESTRO PROYECTO POLÍTICO
PARA LOS TRABAJADORES DE CHILE
REVOLUCIÓN PARA TODOS

Palabras al lector
Este librito, dirigido a trabajadores, estudiantes, y pobladores, presenta nuestros
principales planteamientos políticos y tiene por objetivo, compartir los análisis y
propuestas desarrolladas -que se han nutrido, en gran medida, de la síntesis de
la propia experiencia de lucha de nuestra clase-, y desde aquí, aportar a elevar
la educacion política del pueblo trabajador.

Hoy reconocemos como tarea primordial la necesidad de trabajar arduamente


por la organización y unidad de los trabajadores, de manera autónoma de los
partidos que defienden los intereses de los ricos, y la institucionalidad burguesa,
promoviendo la construcción de espacios de democracia popular donde nuestra
clase sea protagonista en la lucha y el ejercicio de sus derechos negados,
forjandose así como una verdadera fuerza motriz de la revolución.

Es por esto, que como organización revolucionaria de la clase trabajadora, de


forma honesta y comprometida, estamos dedicados a la construcción de
espacios organizativos, que permitan elevar la conciencia de clase y la
confianza en la inagotable potencialidad revolucionaria que tenemos los
trabajadores y que hemos demostrado una y otra vez a lo largo de la historia.

Saludamos de manera fraterna a todos quienes hoy, con este libro en sus
manos, se prestan a su lectura, ya sea por curiosidad, por interés politico o por
deseos de aprender, así como aquellos que se van sumando, como militantes, a
nuestro proyecto revolucionario, y optan por dedicar sus vidas a la construcción
de un camino que nos lleve, como trabajadores, a la verdadera victoria: La
conquista del poder político por parte de la clase obrera, y el fin de esta
sociedad basada en la explotación.

Dirección Nacional
Fuerza Acción Revolucionaria
REVOLUCIÓN PARA TODOS

Introducción
Los trabajadores de Chile atravesamos un momento difícil. Estos últimos 30
años de “democracia”, que nos vendieron como un futuro lleno de ilusiones, ha
sido en realidad una gran pesadilla para nuestra clase, trayendo solo “sueños y
alegrías” a los más ricos de este país.

No es que antes de la victoria de los que cantaban “la alegría ya viene” la cosa
fuera diferente. Al contrario, la historia del pueblo trabajador chileno, desde el
inicio del siglo XX, ha atravesado una lucha constante para alcanzar un mejor
porvenir, mientras que los grandes empresarios, ya sea por vía de dictaduras
brutales o de democracias adornadas, nos han puesto el pie encima una y otra
vez.

La necesidad urgente de que los trabajadores cambiemos nuestra realidad nos


lleva a pensar cómo funciona la sociedad capitalista, y cuáles son los
caminos que tiene el pueblo para alcanzar el verdadero bienestar,
derribando los mitos y mentiras que nos cuentan, tanto los políticos de izquierda
a derecha como los medios de comunicación masiva.

Decir sociedad capitalista y no sociedad a secas, es muy importante, pues


permite distinguir que el capitalismo no es la única forma de sociedad posible,
sino que simplemente la predominante en el presente.

De todos modos, para poder explicar nuestra realidad debemos entender cómo
se organiza económicamente nuestra sociedad, partiendo de una verdad
fundamental, la sociedad capitalista tiene SIEMPRE dos caras, una
corresponde a los que poseen la propiedad privada de los medios que
sirven para producir: los burgueses, empresarios o patrones según como
les llamemos; y otra a los que solo son dueños de su fuerza de trabajo, y
deben venderla para poder vivir; los trabajadores.

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Dar cuenta de esto es muy importante pues, de otro modo, jamás podríamos
entender que TODO lo que hoy vivimos, lo que nos pasa en el trabajo, la
realidad de nuestras poblaciones o barrios, los problemas en la salud pública, o
las escuelas, incluso los niveles de delincuencia y crecimiento del narcotráfico
es resultado de la forma en que se relacionan estas dos caras de la sociedad, y
esto es lo mismo, que de forma opuesta, explica la ostentosa realidad de los
grandes empresarios de este país, de donde nace su riqueza y como van
aumentando, cada vez mas, sus niveles de ganancias.

De manera sencilla, podemos decir que la riqueza de los patrones nace del
trabajo de los trabajadores. Es decir, nace de la parte del trabajo que se
apropia el patrón, y por la cual no paga al trabajador. Esto, siempre mirado
desde un punto de vista global e histórico, pues más allá del caso ´puntual del
patrón que “heredó” la empresa de su padre, del que se ganó el “loto”, o del que
se “esforzó” mucho y creció y creció, la realidad es que la creación de riqueza
es un fenómeno que no nace del azar ni de la herencia ni del esfuerzo,
nace SIEMPRE de la explotación.

Ahora, retrocediendo un poco, los ricos del país y del mundo, es decir los
grandes empresarios ¿siempre han sido así de ricos? Claramente no. En la
medida que la sociedad capitalista ha avanzado también se ha generado
una mayor concentración de riqueza en menos manos, pues por un lado, las
condiciones en que “compiten” los capitalistas tienden en la práctica a ser
desiguales, ya sea por acceso a materias primas más baratas, mejora en las
formas de producción que permite reducir los costos, etc. pero por sobre todo, y
esto es lo principal, los grandes capitalistas han aprendido a unir esfuerzos
para sacar las mejores ventajas, integrando diferentes sectores de la
economía, expandiéndose a otros países y regiones, tanto para producir
como para generar nuevos mercados.

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Los grandes patrones se han enterado entonces que la unión entre sí es
fundamental para acrecentar sus riquezas y lo han puesto en práctica de
forma efectiva. Esta unión económica entre los que más tienen les ha
permitido, a los grandes capitalistas en el mundo, sacar ventajas muy grandes
que les ha otorgado, a su vez, la posibilidad de tener el control de la economía
global. Esto es lo que entendemos como capitalismo monopolista.

El capitalismo monopolista se basa en la formación de grandes


monopolios resultado de la unión entre patrones, y que van concentrando
cada vez mayores riquezas. Estos monopolios junto a otros monopolios van
moviendo productos y recursos de país en país, controlando mediante esta
misma unión las formas de organización política de cada Estado, creando sus
propios partidos políticos, levantando sus propios medios de comunicación, y
dando las directrices que deben llevarse a cabo para asegurar que sus
intereses no se vean afectados.

Los grandes empresarios agrupados ya no solo en monopolios que controlan


sectores de la economía local, si no en grupos de capitalistas que dirigen
política, cultural y socialmente gran parte del mundo y que mediante ese
enorme poder pueden someter a los trabajadores de cada país, apoyados en
sus Estados -que funcionan como la principal herramienta política de los
patrones para mantener sus privilegios y cuidar sus riquezas-, definen lo que
hoy entendemos como el imperio del capital.

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"El capitalismo monopolista se basa en la formación


de grandes monopolios resultado de la unión entre
patrones, y que van concentrando cada vez mayores
riquezas."

"Los grandes empresarios


agrupados ya no solo
en monopolios
que controlan
sectores de
la economía
local,

si no en grupos
de capitalistas
que dirigen
política, cultural
y socialmente
gran parte del
mundo, definen lo que
hoy entendemos como
el imperio del capital."
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El capitalismo en Chile
A partir de lo anterior se vuelve importante profundizar sobre la realidad
concreta de nuestro pais, y por lo mismo cabe preguntarnos ¿que distingue a
la sociedad capitalista chilena? Y, por tanto, ¿Qué explica la realidad de
nuestra clase trabajadora?

Los grandes empresarios chilenos concentran en


sus manos la mayor parte de las ventas y la
producción
Desde mediados del siglo pasado que es posible observar la existencia de
grandes grupos económicos chilenos que alcanzaron importantes niveles
de concentración de las riquezas. Particularmente, existían 11 grupos que
controlaban o influían en 290 de las 1.300 empresas que existían en el país.
Esto mediante una fuerte articulación y red de influencia generada por ellos.

Como ya mencionamos, los burgueses siempre comprendieron que la unión era


capaz de permitirles sacar las mejores ventajas, es por esto que compartían
directivos, vinculaban sus bancos o entidades financieras a sus negocios, y
generaban influencia política de forma directa, como en el caso emblemático del
presidente Jorge Alessandri, cuñado de Arturo Matte, representante de una de
las familias detrás de uno de los grupos económicos más importantes hasta
hoy: CMPC. Jorge Alessandri, además, fue presidente del directorio de La
Papelera, una de las empresas icónicas del grupo Matte.

En ese mismo periodo, tan solo el 9% de la población concentraba el 43% del


ingreso nacional, mientras el otro 91% recibía el otro 57% de los ingresos.

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Casi 100 años después es claro que los monopolios, la distribución desigual de
los ingresos, la concentración de las riquezas en manos de un puñado menor
de grandes empresarios, y la unión de los patrones para generar influencias y
alcanzar mejores condiciones en el mercado, son características de la
sociedad capitalista chilena que no solo no han cambiado si no que se
han profundizado a través del tiempo, gracias, en gran parte, a las medidas
económicas que adopta la dictadura y luego los gobiernos concertacionistas en
beneficio directo de las empresas monopolistas.

Sólo el 2020 las grandes empresas que representan el 1,4% del total de las
empresas en Chile se llevaron el 87% de las ventas registradas en el país. Así
mismo, para el 2022, el 1% más rico de la población concentró el 49,6% de
las riquezas totales de Chile.

Para medir el brutal nivel de acumulación de riquezas alcanzado por los


grandes empresarios chilenos basta con dar cuenta que 4 individuos
(controladores de los grupos económicos más importantes del país)
tienen un patrimonio total que alcanza los 32,6 mil millones de pesos. Iris
Fontbona (matriarca de la familia Luksic), Julio Ponce Lerou (ex yerno de
Pinochet), Horst Paulmann (Cencosud) y Sebastián Piñera son estos 4
personajes.

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Los grandes empresarios chilenos han expandido su
negocio a otros países demostrando que mientras a
los trabajadores cada vez nos va peor a ellos cada
vez les va mejor
Uno de los grandes cambios que trajo consigo la victoria del “NO” fue la alegría
de los grandes capitalistas chilenos que entre 1990 y el 2020 invirtieron en el
extranjero 135 billones de pesos, valor que aumenta de forma acelerada año
tras año.

El motivo que dan los grandes empresarios para explicar esto, es que el
mercado chileno ya les quedó “chico” y que necesitan nuevos lugares para
invertir y así mantener llenas sus abultadas billeteras. Así mismo, la unidad de
los empresarios chilenos no solo es entre la gran burguesía chilena, los datos
muestran que la gran mayoría se alía con empresarios extranjeros para
expandirse, nuevamente, la unidad de los burgueses les permite mejorar
sus negocios y aumentar sus riquezas a costa, ya no solo de los
trabajadores chilenos, si no del extranjero, principalmente de nuestro
continente.

Los pequeños y medianos empresarios dependen


de los grandes empresarios y su capacidad de
dinamizar la economía
El crecimiento de los grandes patrones ha traído consigo un nuevo
empresariado pequeño y mediano que depende directamente del financiamiento
que proveen las instituciones financieras, propiedad de los mayores grupos
económicos, la disponibilización de dinero a través del endeudamiento de las
familias y, a su vez, de la venta a los monopolistas de productos o servicios
menores. Esto se ve reflejado en que al menos la mitad de las pequeñas y
medianas empresas tienen un único cliente que compra al menos el 25% de sus
productos o servicios.
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Esta dependencia tiene como consecuencia que los intereses de los pequeños
y medianos empresarios vayan en oposición a los de la clase trabajadora, pues
del éxito de la gran burguesía depende también su realización como clase y su
propio desarrollo. Por lo que si bien, las condiciones de vida entre la pequeña y
mediana burguesía y algunos sectores de la clase trabajadora no son tan
drásticamente diferentes como con el gran empresariado, lo que nos distingue
es que mientras ellos alcanzan sus privilegios y “oportunidades” gracias
al crecimiento de los más ricos, en nuestra clase esto solo profundiza las
formas de explotación y la precariedad de nuestras vidas.

En definitiva, los trabajadores no tenemos los mismos intereses que los


pequeños y medianos empresarios, por el contrario, para que los trabajadores
podamos vivir una vida plena y feliz, necesitamos que los patrones dejen de
existir y no que sigan aumentando su riqueza a costa de nosotros.

La mayoría de los grandes empresarios generan


mayor concentración de ingresos gracias a la
explotación de los trabajadores industriales
Muchas veces los partidos políticos y los medios de comunicación nos hacen
creer que nuestras condiciones de vida no mejoran porque en nuestro país falta
desarrollo productivo. Así, algunos que dicen hablar en nombre del pueblo, nos
venden el discurso de que es necesario construir un “proyecto país” que
coloque al centro el desarrollo de la producción y la industrialización.

La verdad que no dicen es que en Chile ya existe una importante industria


productiva (industria manufacturera, de transportes y almacenamiento,
energética, agrícola, silvícola, ganadera y minera), que para el 2020 -por
ejemplo- obtuvo el 37% de los ingresos por venta anuales del país. Así
mismo, no es casualidad que el sector industrial productivo cuente con la mayor
cantidad de trabajadores después del sector de servicios, y con una
concentración promedio de ingresos por empresa que supera con creces
cualquier otro sector económico.
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Sin embargo, el problema es que toda la riqueza que hoy genera la
industria productiva va a parar a manos de los grandes empresarios. Es
por esto, que hablar de un proyecto país no tiene sentido cuando este responde
a los intereses de los más ricos.

Estos discursos “patrióticos”, “nacionalistas” o “populares” no reflejan los


intereses de los trabajadores por alcanzar un verdadero bienestar, pues
mientras los empresarios de la industria productiva abultan sus ganancias,
estas se sostiene sobre los hombros de los obreros, que por cierto, no reciben
por su trabajo mas que migajas.

El crecimiento y expansión de la gran burguesía


se sostiene en las facilidades que les da el
mercado financiero para acceder a préstamos y
a los ahorros de los trabajadores

Como ya sabemos, los empresarios cuentan con el control de los bancos y las
AFPs de las cuales ellos son dueños. De aquí acceden al dinero y ahorros de la
clase trabajadora que utilizan en su propio beneficio.

El caso de las AFPs es el más aberrante. Pues todos los ahorros de los
trabajadores chilenos para la vejez son fuente de financiamiento para el
crecimiento económico de las grandes empresas, mientras que -como otra
cara de la moneda- el pueblo trabajador no tiene más opción que acceder a
pensiones miserables.

Ejemplo de ello, son los datos que explican en qué es invertida la plata de los
trabajadores chilenos año a año. En el caso del 2018, nuestros fondos de
pensiones financiaron al grupo Luksic (Banco de Chile) con 8.956 millones
de dólares, y al grupo Said (Andina), Yarur (BCI), Saieh (Banco Itau), Matte
(Papelera) y Solari (Falabella) con 41.626 millones de dólares, cifra que
casi triplica el gasto anual del Estado en salud pública.
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El endeudamiento de las familias para el consumo
ha permitido que los grandes empresarios
produzcan sin límites, acrecentando su riqueza a
costa del empobrecimiento del pueblo trabajador
El capitalismo monopolista necesita que los grandes empresarios puedan no
solo mantener sus niveles de ganancias, si no que vayan aumentándolas
progresivamente.

Para cumplir con esto, es necesario que los bienes o servicios que
producen tengan cada vez mayor consumo. Por este motivo, la gran
burguesía -con apoyo de los Estados-, ha promovido la expansión de sus
empresas a nuevos países, buscando nuevos mercados. Pero no solo eso, al
interior de nuestro país, mediante el endeudamiento de los trabajadores,
han generado una estrategia eficaz para mantener un alto consumo de las
familias, esto gracias al rol que ha cumplido la banca u otras empresas
financieras, que como mencionamos antes, están estrechamente vinculadas al
gran empresariado.

El endeudamiento de las familias es, por tanto, una pieza clave para
acrecentar la riqueza de los grandes patrones. Esto ha llevado a que 5
millones de personas se encuentren endeudadas en nuestro país, lo que
representa alrededor del 65% de los hogares. Por otro lado, las cuotas
mensuales de préstamos o deudas en general, para el 15% de los deudores, es
excesivamente alta, ya que supera más de la mitad de sus ingresos mensuales.

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El incremento de la deuda de los hogares, y la alta carga financiera, nacen,
por un lado, de la cultura del consumo -basada en la compra compulsiva,
la búsqueda de ascenso social y el despilfarro, bajo el pretexto del
crecimiento económico-, que invade nuestro país en los años 90, donde se
promueve mediante los medios de comunicación y la publicidad el acceso a
bienes que no son de primera necesidad, pero que muchas veces compramos,
aun sin tener los recursos. Pero también, es el resultado concreto de la
privatización de los derechos básicos, donde es imposible acceder a una
atención de salud de calidad, a una educación de calidad, o a actividades de
recreación y cultura con nuestras familias si no es pagando un alto costo, que
solo se puede cubrir con la deuda personal.

Finalmente, el elemento más importante corresponde al problema de la


baja del salario real, lo que significa que para los trabajadores cada vez es
más caro subsistir solo con nuestros propios ingresos, lo que nos obliga
a endeudarnos para acceder a exámenes o tratamientos complejos de salud,
una educación menos precaria, o si quiera comprar los alimentos básicos para
que nuestras familias puedan llegar a fin de mes.

Esta situación hoy es insostenible, pues paradójicamente, se nos cobra a


quienes tenemos menores ingresos o mayor inestabilidad laboral, intereses
abrumantes, pues somos entendidos como personas de alto riesgo para las
entidades financieras, lo que significa, que en la medida que pasa el tiempo,
tenemos menos acceso a nuevos préstamos, pero además se nos castiga con
intereses que pueden hasta triplicar el valor inicial de la deuda.

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El 1% más rico de la población concentró


para el 2022 el 49,6% de las riquezas
totales de Chile.
Mientras que entre 1990 y el 2020 los
grandes empresarios invirtieron en el
extranjero 135 billones de pesos para
expandir sus monopolios.

El financiamiento de
estas inversiones
nace, en gran
medida, de
nuestros bolsillos, a
traves de nuestros
ahorros para la
vejez que son
utilizados como
fuente de recursos
para el beneficio de
los grandes
patrones.

En definitiva, no basta con explotarnos, ni con


empobrecernos cada vez más, - pues el salario cada
día vale menos-, si no que tambén nos roban los
ahorros, mediante el sistema de AFPs, y nos afixian
con absurdas tasas de interés, de prestamos y
créditos, que nos vemos obligados a utilizar para
poder cubrir nuestros gastos y llegar a fin de mes.
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La situación actual de los trabajadores de Chile

Los trabajadores hoy vivimos complejas condiciones. En primer lugar, más del
70% de quienes trabajamos lo hacemos bajo contrato con uno o más patrones.
Mientras que un 30% trabaja de manera informal.

Esta situación habla de una gran cantidad de trabajadores que están


expuestos a una fuerte precariedad laboral. Prácticamente 7 de cada 10
trabajadores informales realizan sus labores en el propio hogar (28,9%), en la
vivienda del cliente (23%) o en la calle (17,8%), y a su vez, sufren la ausencia
de protección social, legal y de salud, una alta inestabilidad, y extenuantes
jornadas de trabajo.

Por otro lado, 57% de los ingresos vinculados al trabajo informal no logran
superar el sueldo mínimo. La situación se agrava aún más si enfocamos el
análisis en las mujeres asociadas a este tipo de ocupación, pues además de la
ausencia de protección a la maternidad, un 73% no supera el equivalente a un
sueldo mínimo de ingreso.

Para quienes trabajamos por un salario las condiciones no son mucho mejores.
Cada vez son más quienes deben acceder a dos trabajos para llegar a fin
de mes superando incluso las 50 horas semanales. Esto considerando,
además, que cada día trabajamos en peores condiciones, vamos perdiendo
derechos laborales, nuestros salarios valen menos, y existe una enorme
represión contra quienes deciden denunciar las injusticias en los lugares de
trabajo, mientras que, a su vez, la gran mayoría de las organizaciones de
trabajadores existentes, principalmente sindicatos, funcionan como
plataformas electorales de los partidos políticos de izquierda y derecha, o
simplemente son vendidos al patrón.
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La realidad es que hoy somos más pobres y trabajamos en peores
condiciones. Para el año 2022 un estudio del Instituto Nacional de Estadísticas
en Chile daba cuenta de que la mitad de los ocupados ganaban menos de 457
mil pesos, mientras que según la información del mismo organismo el gasto
promedio mensual de las familias solo en alimentos, transportes, vivienda y
servicios básicos corresponde a 538 mil pesos. Sin contar los gastos en
educación, salud, vestuario u otros, las familias solo podrían cubrir sus gastos
básicos si son biparentales y ambos adultos trabajan. De lo contrario, una
familia monoparental o donde solo uno de los dos adultos trabaje, simplemente
con su salario NO llega a fin de mes.

En esta misma línea, podemos observar que las condiciones de trabajo son
cada vez más malas para los trabajadores en general. Concretamente, solo la
mitad de los trabajadores que reciben un salario tienen un trabajo
protegido. Es decir, con contrato escrito, indefinido, liquidación de sueldo
y cotizaciones para pensión, salud y seguro de desempleo.

Estando a más de 100 años del inicio de las enormes y heroicas movilizaciones
de los trabajadores de Chile por condiciones dignas de trabajo, salarios justos y
su derecho a organizarse libremente, hoy debemos reconocer un enorme
retroceso en las conquistas obtenidas por nuestros padres, abuelos y
bisabuelos, a través de las luchas que dieron por una mejor vida para ellos
y las futuras generaciones.

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El Estado y su forma de cuidar los intereses del
patrón se basa en el resguardo de la paz social,
apropiándose de las demandas de la clase
obrera y criminalizando a los trabajadores que
luchan por mejorar sus condiciones de vida

El Estado NUNCA ha cumplido un rol neutral. Por el contrario, este aparato es


la herramienta que tienen los ricos para ordenar la sociedad y subordinar a las
más amplias mayorías a los intereses de una minoría. Es por eso que decimos
que el Estado tiene un carácter de clase, pues su rol es promover,
impulsar y concretar el mayor objetivo de los grandes empresarios que es
seguir acumulando riquezas.

Sabemos, entonces, que el Estado buscará ante todo defender los intereses de
quienes están a la cabeza del país -es decir el gran empresariado-, y la
democracia de los ricos, que es la forma política que ellos mismos se han
dotado para asegurar tener grandes ganancias en una perspectiva de largo
plazo.

Es por esto, que los trabajadores -que no tenemos otra alternativa que
rebelarnos y organizarnos para enfrentar la injusta realidad-, debemos conocer
como el Estado busca mantenernos en silencio y pasivos.

Las formas concretas que adopta el Estado para aquello son diferentes según el
nivel de movilización y organización del pueblo trabajador, por lo que, si bien
puede variar en cada momento, siempre responde a los principios generales de
lo que ellos han llamado estrategia contrainsurgente.

La estrategia contrainsurgente es la base de las prácticas del Estado para


evitar cualquier organización, movilización o sublevación por parte del
pueblo que ponga en riesgo su democracia y los intereses de los grandes
patrones.
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Concretamente, llevan a cabo la neutralización de quienes se levantan contra
sus intereses, mediante métodos que pueden ir desde la represión a la
movilización de trabajadores, el amedrentamiento, el asesinato de dirigentes
sociales, como también, el despido de trabajadores que han participado en una
huelga, la expulsión de estudiantes movilizados, u otras formas de castigo
ejemplificador que impacte en el resto y genere miedo a las posibles
represalias.

Luego, está el aislamiento de los dirigentes o los compañeros más radicales. Es


común ver que quienes han asumido posiciones más decididas en cualquier
movilización son denostados o denigrados, mientras que se busca restarles
legitimidad, criminalizando su actuar.

Finalmente integran, en el discurso, las demandas de los trabajadores con el fin


de aparentar que representan nuestro “sentir”, y con este mismo objetivo,
entregan dinero en forma de bonos, ayuda a “emprendedores”, etc. Así también,
ejercen el clientelismo político a través de la donación de recursos municipales
y estatales a las organizaciones e iniciativas sociales, o "compran" a sus
dirigentes, mediante lo cual el aparato estatal ejerce control sobre los espacios
de participación del pueblo trabajador.

En definitiva, la doctrina contrainsurgente del Estado, en el marco de la


democracia burguesa, se desarrolla a través de la combinación de tres
elementos: la neutralización y aniquilamiento moral, el aislamiento de los
sectores radicales y la cooptación de las organizaciones sociales y sus
reivindicaciones.
REVOLUCIÓN PARA TODOS

¿Qué proponemos para enfrentar la


injusta realidad de la clase
trabajadora?
De todo el análisis expuesto, podemos
concluir que, en las últimas décadas, los
grandes patrones han aumentado sus riquezas y se han constituido en
enormes monopolios, controladores de los mercados más estratégicos,
mientras que los trabajadores nos encontramos en condiciones laborales cada
vez más precarias y con peores salarios.

Dicha situación, avalada por todos los gobiernos de turno -de izquierda a
derecha-, demuestra que esos partidos políticos representan -matices más,
matices menos-, únicamente los intereses de los ricos.

Dejar de confiar en los discursos y posiciones de los partidos existentes es


fundamental para dar cuenta que nosotros, la clase trabajadora, no
necesitamos de ellos para construir un futuro digno para nuestro pueblo.

Por el contrario, lejos de los partidos burgueses o conciliadores con la patronal,


lo que los trabajadores necesitamos es creer en nuestras propias fuerzas,
y en la capacidad histórica que hemos tenido para cambiar las cosas cuando
nos organizamos y unimos con un norte claro, junto al entusiasmo y optimismo
que genera el saber que en la lucha no tenemos nada que perder y todo por
ganar.
REVOLUCIÓN PARA TODOS

Como ya sabemos, la base de las injusticias y las condiciones precarias de vida


que nos toca sobrellevar en lo cotidiano, no son el producto de una ley divina, ni
del destino. Son el resultado de la explotación, de quienes parasitan de nuestro
trabajo, y que bajo la bandera del “desarrollo” y el “crecimiento económico” se
llenan los bolsillos de forma exorbitante.

Es por esto, que mientras ellos nos venden maquillajes para creer que podemos
vivir mejor bajo esta sociedad basada en la explotación del hombre sobre el
hombre, nosotros planteamos abiertamente, que la única forma real de
alcanzar un mejor porvenir es acabar con la raíz de nuestros problemas,
es decir, con esta sociedad que le da a una minoría el poder sobre una
mayoría.

Acabar por tanto, con el poder en manos de una minoría, y que seamos la
mayoría, es decir, los trabajadores quienes podamos tener la decisión en
nuestras manos de cómo vivir, percibiendo la riqueza que nosotros mismos
producimos, solo puede llevarse a cabo mediante una revolución
Socialista, es decir, que se plantee abiertamente acabar con la propiedad
privada de los medios de producción y con los ricos del país, colocando en
manos de la clase trabajadora las maquinas, empresas y la decisión de
organizar la sociedad de forma tal que la base de esta sea el bienestar común
de todas y todos; Proletaria, ósea que sea organizada y dirigida por los
trabajadores de Chile, colocando al centro nuestros intereses y anhelos; y
Continental, en definitiva, que pueda golpear de forma profunda a los grandes
burgueses, y que nos proponga un camino de futuro junto a nuestros hermanos
y hermanas de clase en cada rincón del continente.

La base económica de esta sociedad capitalista nos enseña de que, así como
los grandes empresarios se unen más allá de las fronteras de sus países,
nuestra tarea es la unidad con todos los trabajadores, bajo la idea de que
nuestros únicos aliados son quienes sufren la misma realidad, sea donde sea
que estén.
REVOLUCIÓN PARA TODOS

¿Cuál es el objetivo de nuestra lucha?



que los trabajadores alcancemos el
El mayor objetivo de nuestra lucha es
poder, gobernando para concretar nuestros anhelos de una vida digna y
disfrutar de la riqueza que producimos, despojándonos de este modo, de toda
forma de explotación e injusticia.

Conquistar un gobierno de y para los trabajadores es entonces nuestro mayor


desafío, siempre poniendo como base el bienestar de nuestra clase y su
desarrollo integral humano, social y material.

El socialismo, no es en ningún caso, lo que hemos conocido hasta ahora en la


realidad chilena, ni el partido socialista o comunista, ni Lagos, Bachelet, Vallejo
o Boric, podrían siquiera acercarse a nuestra verdadera aspiración. Por el
contrario, todos estos, solo son títeres de los patrones, que nunca han vivido
nuestra realidad, y menos aún lucharán por cambiarla.

El verdadero socialismo, ese que nos han ocultado por miedo a generar en
nosotros, el deseo y la esperanza de vivir de otro modo, corresponde a un
proceso que va cambiando en el tiempo, y que se encamina, en la medida que
avanza, a acabar con las clases sociales, la propiedad privada y el Estado,
elevando la vida de los trabajadores en todo plano, transformando
también la idea de que cada uno debe luchar por separado, para darnos
cuenta que una nueva sociedad solo podremos construirla con la unidad,
la organización y la cooperación entre nosotros mismos.
REVOLUCIÓN PARA TODOS

Es a partir de esto, que comprendemos como base de la sociedad socialista


los siguientes principios:

Aspiramos a la construcción de una sociedad donde todos los seres


humanos puedan alcanzar su desarrollo individual y colectivo de forma
plena.

Lograr el bienestar material y espiritual de todos, bajo el principio de que


cada uno entregue lo mejor de sus capacidades para el bien colectivo.

Colocar en manos del conjunto del pueblo trabajador todos los medios de
producción, y reproducción social, para el desarrollo productivo y humano, y
de esta forma poder cubrir todas las necesidades sociales.

La organización de la producción se definirá a partir de las necesidades de


la población, y bajo la premisa de que ningún bien puede ser acumulado de
forma individual y todo debe ser redistribuido de forma colectiva.

La democracia popular, como base del poder popular, ha de ser la única


forma de participación social y de toma de decisiones, tanto en la
organización del trabajo y la producción, como la vida comunitaria.

De aquí, es que proponemos las medidas que hemos de tomar los trabajadores
en un primer momento del gobierno de los y para los trabajadores, con el fin de
avanzar en concordancia a los principios expuestos:

Eliminación del actual Estado empresarial, y sus organismos dependientes,


para ser reemplazados por espacios de participación democrática
integrados por trabajadores, pobladores, estudiantes e intelectuales,
académicos y científicos de todo el país, elegidos por sus propias
organizaciones y comunidades para legislar y aprobar los planes nacionales
del gobierno y una nueva constitución.
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Creación de una organización nacional de trabajadores, constituida por


delegados, electos de forma directa en todas las fábricas y empresas
expropiadas con el fin de planificar la producción nacional y la organización
del trabajo, estableciendo una sola escala de salario, vigilando a su vez, el
cumplimiento de los deberes y compromisos con el trabajo colectivo, como
en los derechos económicos y sociales, y las condiciones de seguridad y
bienestar.

Estos cambios, permitirán implementar las principales medidas que entendemos


debe llevar a cabo el gobierno de los y para los trabajadores.

Para esto, la primera tarea es la defensa de la revolución, que tiene por


objetivo garantizar el resguardo, integridad y continuidad del gobierno de los y
para los trabajadores, ante la ofensiva de los patrones para reestablecer su
poder político.

REVOLUCIÓN PARA TODOS


15 medidas del gobierno de los y para los trabajadores

Expropiación de las empresas y


tierras productivas y de peso
estratégico, bajo la
administración de los Fortalecimiento de la democracia
trabajadores popular y desarrollo de los espacios de
participación y organización de la clase
trabajadora, para que el futuro de los
trabajadores esté en manos de los
trabajadores
Importación de maquinaria para la
elaboración de bienes procesados
de litio, cobre, y minerales
adyacentes
Desarrollo de la infraestructura y
capacidad técnica para la exploración y
explotación de litio
Nuevo sistema jurídico con enfoque
en la prevención, reparación,
reformación e integración social

Revolución científica y tecnológica para


transformar la industria
manufacturera, agricultura, ganadería
y pesca
Desarrollo de un plan de construcción,
expropiación, redistribución y mejoramiento de
viviendas para acabar con el deficit habitacional, y
llevar a cabo un mejoramiento y reordenamiento
urbano para descomprimir el hacinamiento y
combatir la precariedad de nuestros barrios y
poblaciones
REVOLUCIÓN PARA TODOS
15 medidas del gobierno de los y para los trabajadores
Sistema nacional de fijación de precios, y
expropiación de la banca privada
Acceso, sin requisitos ni condiciones, a los derechos y
bienes escenciales mediante la elaborción de un plan de
produccción y distribución de alimentos y bienes básicos
de consumo , y generación, distribución y suministro
nacional de energía, gas y agua para todas las
comunidades, promoviendo el uso de energias renovables

Eliminación del sistema de AFPs, y sustitución por un


modelo de financiamiento compartido y reparto solidario,
garantizar el acceso de los adultos mayores a pensiones
dignas, salud, vivienda, alimentación, bienes básicos y
desarrollo social

Acceso gratuito y de calidad de toda la población al


sistema de salud, y el total traspaso de recursos del Estado
al mejoramiento y creación de hospitales, centros de salud
familiar, servicios de urgencia, centros de salud mental,
donde el eje central será la promoción de la salud
comunitaria mediante centros de prevención y atención
primaria
Pasar todas las instituciones educacionales a manos del
Estado bajo un sistema nacional de educación , elaborar un
plan de alfabetización nacional para adultos y un programa
de educación en gestión obrera y productiva para todos los
trabajadores. Acceso gratuito, total y obligatorio para toda
la población al plan nacional de estudios.
REVOLUCIÓN PARA TODOS
15 medidas del gobierno de los y para los trabajadores
Eliminación de la explotación
doméstica y reproductiva, Desarrollo integral de la niñez ,
mediante un programa estableciendo las bases del
comunitario a nivel nacional plan alimentario, desarrollo
para el cuidado de hijos y físico, motor y psicosocial para
trabajo doméstico cooperativo. la niñez, asegurar el bienestar
Protección a la maternidad de cada niño y niña que viva en
desde la concepción hasta el el país, indistintamente de su
primer año de vida, a través de nacionalidad, origen, historia
centros de maternidad familiar, condición política o
respetada. Vigilancia social de sus padres. Eliminar el
preventiva contra la violencia SENAME y todos sus centros,
hacia la mujer para ser reemplazados por
hogares de bienestar y
Promoción de la cultura y desarrollo de la niñez, donde se
desarrollo artistico , acceso acogerán a todos los niños y
libre y gratuito a todos los niñas que por diversas razones
espacios, talleres, no puedan estar al cuidado de
escuelas, actividades y adultos, garantizando una
eventos relacionados con la infraestructura acorde a sus
cultura y las artes necesidades. Garantizar la
participación activa y
deliberativa de niños
y niñas en todos
los espacios
comunitarios
REVOLUCIÓN PARA TODOS

¿Cómo podemos alcanzar el socialismo


y la conquista de un gobierno de los y
para los trabajadores?

con la explotación y una sociedad
Para alcanzar la vida que anhelamos, acabar
dividida entre ricos -dueños de los medios de producción y las riquezas-, y la
gran mayoría que somos los trabajadores, es fundamental construir un camino
realista, por más complejo que parezca.

La historia de la humanidad no siempre ha estado dividida en clases


sociales, y menos aún entre patrones y trabajadores. Es en la sociedad
capitalista, cuando se da esta forma de organización social y productiva, que
lejos está de entregarnos un verdadero bienestar.

Es por esto, y porque somos conscientes que la división en clases sociales no


es una realidad inmutable, que desarrollamos un camino, es decir una
estrategia (entendida como un conjunto de acciones coherentes vinculadas al
cumplimiento de un objetivo determinado) que nos lleve a la conquista del
poder por parte de la clase trabajadora.

Muchas veces, nos han intentado vender que los trabajadores podemos
alcanzar mejoras dentro de la sociedad capitalista, políticos de izquierda
(incluso quienes sin descaro se autodenominan socialistas o comunistas) y
derecha invierten millones de pesos en publicidad que tiene por único objetivo
decirnos que dentro de los márgenes de la democracia de los ricos podemos
obtener un mejor vivir, vendiéndonos sus ideas y aspiraciones como soluciones
a nuestros problemas. La verdad es que no hay nada más lejos de la realidad.
REVOLUCIÓN PARA TODOS
Detrás de su discurso se esconde el rol que esos partidos políticos tienen
para reproducir y mantener la sociedad de clases, asegurar el cuidado de
las riquezas de los grandes empresarios, y cuidar su tan preciada democracia,
donde nuestra participación está condicionada a un voto cada 4 años para
elegir al títere de turno, con mejor cara, para sentarse en el gobierno a defender
al gran capital.

Desde el retorno a esta falsa democracia, movilizaciones más, movilizaciones


menos, nada ha podido entregarnos un mejor vivir, hoy más endeudados y
empobrecidos que hace 30 años, vemos como los grandes empresarios
crecen y crecen a costa nuestra. Esta situación es el fondo de la sociedad de
clases.

Los patrones, que reconocen mucho mejor que nosotros, la clase a la que
pertenecen y tienen conciencia de sus propios privilegios, actuando en unidad y
coherencia, son capaces de hacer lo que sea para defender sus intereses. Es
por esto, que jamás por medio del dialogo o el consenso la clase
trabajadora ha ganado nada, menos el poder político para gobernar.

Por este motivo, nuestra posición al respecto es clara, la democracia de los


ricos, sólo nos coarta y limita en la búsqueda por alcanzar mayores
conquistas como trabajadores, y cada vez que sus intereses se ven en riesgo
producto de nuestras luchas, somos llamados sin titubeos, vándalos,
delincuentes o terroristas.

El pueblo trabajador, no debe dejarse llevar por este discurso falaz, pues, por el
contrario, somos hombres y mujeres de esfuerzo y sacrificio, honestos,
luchadores y perseverantes. Intentamos darles a nuestras familias el mejor vivir
posible en un contexto donde parece imposible, pero seguimos día a día
haciéndonos cargo de quienes amamos y por quienes todas las mañanas nos
levantamos para someternos a este sistema de explotación indigno.
REVOLUCIÓN PARA TODOS
Todo aquello, nos lleva a exponer que la democracia burguesa, NO ES
nuestra democracia, ni es la forma en la que resolveremos nuestros
problemas o alcanzaremos una vida digna.

Para nosotros, el pueblo trabajador, el único camino posible es el camino de


la revolución, una verdadera revolución, no en manos de partidos populistas o
grandes caudillos, como hemos visto en tantas experiencias de América y el
mundo, si no en manos de los mismos trabajadores.

De aquí, que reconocemos que la insurrección de masas es la única forma


que puede adoptar la revolución en Chile para ser victoriosa. De lo
contrario, corremos el riesgo de derrotas profundas y sangrientas como lo fue el
golpe de estado y los casi 20 años de dictadura.

La insurrección de masas la entendemos como el despliegue de una lucha que


asume una porción amplia de la clase obrera, que, organizada en sus centros
de trabajo, en sus barrios y poblaciones, y lugares de estudio, es capaz de
poner en jaque la gobernabilidad de los grandes empresarios, y su democracia
de cartón.

En este plano, la insurrección de masas comprende el desarrollo legítimo


de la defensa de nuestras luchas, mediante la violencia política pero
también la auto defensa y el cuidado de nuestra gente, así como la
construcción de la verdadera democracia: la democracia popular.

Sabemos que hablar de violencia política es complejo cuando vivimos en una


sociedad tremendamente violenta, pero ¿qué pasa cuando el narcotráfico
asesina a nuestros hijos e hijas? ¿O cuando el Estado toma medidas que van
en perjuicio de nuestras familias? ¿O el alcalde desfalca los recursos de todos
los vecinos?, ¿O el patrón despide a un compañero solo por plantear que tal
medida es injusta?
REVOLUCIÓN PARA TODOS
Luchar como forma de defender nuestros derechos o por la búsqueda de
justicia, o defendernos de la violencia que pacos, narcotraficantes, patrones y
políticos desatan sobre nosotros, no solo es legítimo, sino que es indispensable
en la conquista de un mejor futuro.

Ningún trabajador honesto, ejercería la violencia solo por gusto, o con la mala
intención de dañar a nadie. Pero cuando se trata de nuestro porvenir, del futuro
de nuestras familias y nosotros mismos, la violencia política puede y debe ser
una herramienta necesaria para alcanzar nuestras conquistas, sobre todo
si la mayor conquista es poner en nuestras propias manos como
trabajadores el poder político de nuestro país.

Recordemos una vez más, que los ricos jamás nos entregarán por medio del
dialogo o el consenso mejores condiciones de vida, pues eso atenta
contra sus propios intereses de clase. Ellos, siempre que ha sido necesario,
han ocupado la violencia del Estado, y sus fuerzas represivas, contra nosotros.
La matanza de santa maría, la represión en la huelga de la carne, la huelga de
ferroviarios, la huelga de la chaucha, o el mismísimo golpe militar son ejemplo
de ello.

Es por esto, que la insurrección de masas, bajo la organización fuerte y


amplia del pueblo trabajador es el camino que debemos llevar a cabo para
alcanzar de forma victoriosa una sociedad radicalmente distinta y que nos
permita la conquista plena de nuestra felicidad y bienestar.

Poder popular

La historia de las luchas de la clase trabajadora ha demostrado que no basta


con revueltas espontaneas, ni con reconocer en los ricos a nuestros enemigos
de clase para transformar la realidad. Los trabajadores debemos avanzar en
crear y fortalecer nuestras propias organizaciones, así como nuestra
educación política y unidad como clase.
REVOLUCIÓN PARA TODOS
En este contexto, el poder popular es el ejercicio de la autonomía y auto
deliberación de los trabajadores sobre nuestras aspiraciones y medios
para alcanzarlas. Es un poder que se sustenta en la articulación y fuerza de
nuestras propias organizaciones sociales para hacer frente a las necesidades y
tareas, presentes y futuras.

Así mismo, el poder popular también es el comienzo de la construcción de


la sociedad futura, desarrollando prácticas opuestas a las del burocratismo, el
caudillismo, el asistencialismo, o el clientelismo, gestando a partir de la
experiencia misma, una fuerza moral, pero sobro todo una nueva forma de
entendimiento de como ha de ser la vida politica y social de los trabajadores
cuando alcancemos el poder, materializando estas ideas en el presente, y
transformando así las relaciones sociales, ideas y sentidos comunes que nos
impone el gran capital.

El ejercicio democrático del pueblo es central en el desarrollo del poder


popular, pues la democracia popular es la forma concreta en que se ejerce
y construye. Dicho esto, podemos decir que no es posible construir poder
popular si no ejercemos la democracia popular, y forjamos, a partir de su
práctica misma, las bases del poder político del pueblo.

Pero entonces, cabe preguntarse ¿qué es la democracia popular? La


democracia popular, no es otra cosa que la forma que adoptamos los
trabajadores en nuestros espacios de organización con el fin de alcanzar
nuestros objetivos, que son principalmente, la necesidad de defender las
aspiraciones de una vida digna y plena. Luchando en lo cotidiano por
resolver nuestras necesidades materiales de forma colectiva, a través de
la participación, planificación, preparación, estudio, y conocimiento de la
realidad. Es, en definitiva, el verdadero protagonismo del pueblo
trabajador, lejos de la falsa participación que nos dan los espacios
institucionales como concejalías, comités paritarios, entre otros, o la
subordinación a los partidos burgueses, o a dirigentes que nos instrumentalizan
para sus beneficios.
REVOLUCIÓN PARA TODOS

A partir de las prácticas más simples y concretas de democracia popular, en


cada espacio local se van gestando los embriones de poder popular, ya sea en
una fábrica, una población, o un liceo, y bajo ese mismo ejercicio
desarrollamos nuestro potencial y capacidades individuales, para
ponerlas al servicio del proyecto colectivo.

De la huelga general a la huelga insurreccional


Cuando nuestras condiciones de lucha como trabajadores se elevan, se dan
momentos de explosión social que remecen al gobierno, a los empresarios y
sus partidos políticos, pues la crisis social generada no les permite gobernar,
mientras que el pueblo toma una iniciativa en las calles a través de su
movilización activa y decidida. Esto, que fue parte de lo que pudimos vivir en las
inéditas movilizaciones del 2019, es lo que definimos como una situación
insurreccional y tiene una enorme potencialidad pues nos entrega invaluables
aprendizajes como clase.

Sin embargo, por más que exista una clara vocación de lucha y un estado de
ánimo álgido y optimista, sin la existencia de un proceso de organización
fuerte y robusto por parte de los trabajadores, y de un partido
revolucionario que defienda nuestros intereses y oriente la lucha, es
infactible poder dar un salto a una victoria real para el pueblo trabajador.

La forma en que se cristaliza el desarrollo de la lucha de los trabajadores a


través del tiempo es mediante el ejercicio de la huelga, donde se mide la
capacidad organizativa, preparación y fuerza de nuestra clase, y en mayor
grado a través de la huelga general, paso fundamental a la huelga
insurreccional.
REVOLUCIÓN PARA TODOS

La huelga insurreccional es la expresión más elevada de lucha de la clase


obrera y el pueblo en su conjunto, y el eje central de una revolución en curso.
En definitiva, es el resultado de la maduración de la lucha insurreccional y de la
construcción de poder popular. Es por esto que, las huelgas parciales y la
huelga general son las experiencias de lucha más significativas en el ejercicio
de la práctica revolucionaria de los trabajadores.

Para dar paso de una huelga general a una huelga insurreccional se requiere el
desarrollo de ciertas condiciones, que expresan la maduración de la clase
trabajadora y de la lucha de clases, y por lo tanto es fundamental trabajar con
rigor y perseverancia en desarrollarlas:

La superación del paternalismo y la burocracia sindical, y su


sustitución por el ejercicio amplio de la democracia popular. Una
huelga que responde a las problemáticas genuinas de los trabajadores, pero
que no ha desarrollado en su base la democracia directa como forma de
poner el poder de la huelga y la organización en los trabajadores, y en su
defecto delega ese poder -de forma voluntaria o no- en las dirigencias, no
podrá dar un salto real a una huelga insurreccional, pues la huelga
insurreccional requiere una base material donde los trabajadores hayan
madurado en su conciencia de clase, adquirido educación política e
incorporado métodos organizativos que le otorguen protagonismo y
determinación para afrontar su tarea como fuerza motriz de la revolución.

La organización de los trabajadores más consientes y determinados, al


interior de la clase obrera organizada, es una necesidad para impulsar la
lucha de las ideas y las formas de hacer política en el seno del movimiento
obrero contra las corrientes burguesas y reformistas, que en nada
contribuyen para las luchas de nuestra clase. De este modo, es fundamental
conformar una franja de trabajadores de avanzada capaces de motorizar,
dirigir e impulsar el proceso de articulación y organización de nuestra clase,
con vocación de poder y una clara perspectiva revolucionaria.
REVOLUCIÓN PARA TODOS

Una huelga insurreccional, necesita mucho más que un conjunto de


reivindicaciones económicas o inmediatas para poder colocarse a la
cabeza del pueblo trabajador en una situación revolucionaria, la
capacidad política y determinación, en tanto las demandas se elevan
en su carácter y abrazan las bases de un programa radicalmente
transformador, son indispensables para orientar políticamente al
pueblo y saber persistir sin concesiones contra los enemigos de clase, que
intentarán por medio de la represión o la cooptación, encaminar nuestras
luchas por el cauce institucional.

La dirección de la clase obrera a partir del poder local cumple un rol


fundamental si comprendemos que el ejercicio real de poder solo puede
darse en base a condiciones materiales y relaciones sociales existentes.

REVOLUCIÓN PARA TODOS

"La huelga insurreccional es la expresión más elevada de lucha de la


clase obrera y el pueblo en su conjunto, y el eje central de una
revolución en curso. En definitiva, es el resultado de la maduración de la
lucha insurreccional y de la construcción de poder popular. Es por esto
que, las huelgas parciales y la huelga general son las experiencias de
lucha más significativas en el ejercicio de la práctica revolucionaria de
los trabajadores."
REVOLUCIÓN PARA TODOS

¿Qué organización debemos levantar


los trabajadores para llevar a cabo el
camino de la revolución y defender
nuestros verdaderos intereses?
Como hemos mencionado anteriormente, los patrones han desarrollado su
propia conciencia de clase, y son capaces de unirse para defender sus
intereses y sacar mejores ventajas.

En la práctica han aprendido que la unidad les da la fuerza para seguir


siendo la clase dominante a pesar de ser una ridícula minoría de la
sociedad.

La forma en que representan la defensa de sus intereses es a través de sus


propios partidos, que indistintamente sean de izquierda o derecha,
cumplen el mismo rol: garantizar las mejores condiciones para mantener a
los burgueses en el poder, y asegurar las ganancias de los grandes
empresarios, bajo un régimen “democrático” que se sustente en la paz social y
la legitimidad de sus instituciones. Esto, mediante la conciliación de clases
(apuesta preferente del Frente Amplio, Partido Socialista, Partido Comunista y
cercanos) o del ejercicio autoritario y represivo del gobierno y sus fuerzas de
orden (propio de los partidos reaccionarios como UDI, Democracia Cristiana,
Renovación Nacional, Republicanos entre otros)
REVOLUCIÓN PARA TODOS
En definitiva, más allá de los matices, vemos un variopinto de partidos que
cumplen el mismo fin. Pero ¿Qué pasa con la clase obrera? Hoy por hoy, los
trabajadores estamos lejos aún de tener un partido que represente nuestra
aspiración de futuro y oriente nuestro que hacer, sin embargo, por más
lejano que parezca, construir un partido revolucionario de la clase
trabajadora es fundamental para articular nuestras luchas, tener una
propuesta de sociedad más allá de las reivindicaciones inmediatas y motorizar
nuestras fuerzas hacia un cambio que nos permita la conquista del poder y
alcanzar mediante ello el verdadero bienestar social y humano de nuestro
pueblo.

El Partido revolucionario de la clase trabajadora

La ausencia de un partido revolucionario en Chile no solo es resultado del


estado de nuestra fragmentación organizativa como clase, o de la falta de
conciencia de clase. Si no que también, la seria dificultad que han tenido las
organizaciones revolucionarias para avanzar en dicho camino.

Sin embargo, tras la revuelta popular, la necesidad de forjar la construcción


partidaria es indiscutiblemente uno de los desafíos más importantes a
llevar a cabo, sobre todo al dar cuenta de la ausencia de una alternativa
revolucionaria para nuestra clase, y como eso derivó en una profunda
dispersión de las masas, lo que finalmente dio paso a que esta situación
insurreccional vivida tuviera una salida institucional a través del acuerdo “por la
paz”.

REVOLUCIÓN PARA TODOS

¿Como debe ser nuestro partido?


Desde nuestra concepción, un partido de la clase trabajadora debe ser capaz
de desarrollar algunos elementos fundamentales, que determinan la vida de
cada militante, pero también cohesionan y dan coherencia a su que hacer. En
este sentido, entendemos que el partido revolucionario debe ser:

Un partido de militantes preparados que, mediante la experiencia, el debate y


el estudio vayan cualificándose constantemente, y que se constituyan en
ejemplo por su compromiso, entrega, valentía, responsabilidad, humildad,
franqueza y generosidad con el resto de los trabajadores.

Un partido con vocación de clase, expresada en un trabajo honesto y


dedicado a la construcción de espacios organizativos del pueblo
trabajador, y el desarrollo de la autonomía, la unidad y el protagonismo de
nuestra clase, mediante el ejercicio de la democracia popular.

Un partido con estrategia de poder, que establezca un camino claro y


coherente para avanzar en nuestras luchas y en la conquista del poder por
parte de la clase obrera. Capaz de dirigir y orientar a los trabajadores a partir
de esta estrategia, pero también con la capacidad para robustecerla y mejorarla
desde la propia experiencia de lucha de nuestro pueblo. Así mismo, con la
capacidad de tener una amplia flexibilidad en el trabajo cotidiano, respetando
siempre las decisiones colectivas de los espacios de organización de la clase.

Un partido donde cada uno pueda aportar lo mejor de sí, se valoren las
capacidades individuales y se potencien al máximo. Si bien entendemos
que el militante debe tener un desarrollo integral, también identificamos que
cada uno tiene particulares virtudes, y que es preciso fortalecerlas al interior del
partido. Militar lejos de estandarizar y homogeneizar a los compañeros, explora
sus cualidades y las coloca al servicio de la revolución.

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