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TEMA II – RESUMEN DE LECTURA.

INTRODUCCIÓN.

A medida que la época feudal avanzaba, surgieron tensiones y conflictos, tanto entre los
señores feudales como entre los diferentes reinos. Estos conflictos, junto con otros factores
como la peste negra y los cambios en las estructuras económicas, eventualmente llevaron al
declive del feudalismo y al surgimiento de nuevas formas de gobierno y organización social.

La vida feudal estaba marcada por la jerarquía social rígida, donde los nobles ocupaban la
posición más alta, seguidos por los clérigos y los campesinos. La movilidad social era muy
limitada, y la mayoría de las personas nacían y morían en la misma posición social.

DESARROLLO.
2.1- CARACTERES GENERALES DE LA FORMA DE ORGANIZACIÓN SOCIAL
DE ANTIGUO ORIENTE.

La forma de organización social en el Antiguo Oriente, que abarca diversas civilizaciones


como Mesopotamia, Egipto, Persia y otros, presentaba varios caracteres generales:

1. Sociedad estratificada: La sociedad estaba dividida en diferentes estratos sociales


jerárquicos. En la cúspide se encontraba el gobernante o el faraón, seguido por la nobleza y
los sacerdotes. A continuación, estaban los comerciantes, artesanos y campesinos, mientras
que en la base se situaban los esclavos o siervos.

2. Autoridad centralizada: En muchas civilizaciones del Antiguo Oriente, el poder político y


el control social estaban concentrados en una sola figura, como el faraón en Egipto o el rey
en Mesopotamia. Estos líderes ejercían un control absoluto sobre sus territorios y se
consideraban representantes de los dioses.

3. Economía agraria: La agricultura era la base de la economía en el Antiguo Oriente. La


mayoría de las personas se dedicaban a la agricultura y cultivaban tierras propiedad de los
gobernantes o los templos. El riego y la utilización de sistemas hidráulicos eran comunes
para maximizar la producción.

4. Rol prominente de los sacerdotes: Los sacerdotes tenían un papel fundamental en la


sociedad, ya que se creía que tenían una conexión directa con los dioses. Además de sus
funciones religiosas, también desempeñaban un papel político y administrativo en muchos
casos.

5. Código legal y administración: En varias civilizaciones del Antiguo Oriente, se


desarrollaron códigos legales que regulaban la convivencia y la resolución de conflictos.
Estos códigos, como el Código de Hammurabi en Mesopotamia, establecían normas y penas
específicas para diferentes delitos y situaciones.
6. Esclavitud y trabajo forzado: La existencia de esclavos y trabajadores sometidos a trabajo
forzado era común en el Antiguo Oriente. Los esclavos podían ser prisioneros de guerra,
deudores o descendientes de generaciones anteriores de esclavos.

7. Importancia de la religión: La religión desempeñaba un papel central en la vida cotidiana


y en la organización social del Antiguo Oriente. Se construyeron templos y se realizaban
rituales y ofrendas para apaciguar a los dioses y asegurar la prosperidad y protección de la
sociedad.

Estos son algunos de los caracteres generales de la forma de organización social en el Antiguo
Oriente, aunque es importante destacar que existieron variaciones y particularidades propias
de cada civilización y período histórico dentro de la región.

2.2- LA MONARQUIA, ASPECTO PERSONAL.

La monarquía es una forma de gobierno en la cual un solo individuo, generalmente llamado


monarca o soberano, ejerce el poder supremo y vitalicio sobre un territorio y su población.
El monarca suele obtener su posición por herencia y tiene un estatus y autoridad superiores
al resto de los ciudadanos.

El aspecto personal de la monarquía se refiere al papel y la vida personal del monarca.


Dependiendo del país y del sistema monárquico específico, el monarca puede tener diferentes
responsabilidades y funciones. Estas pueden incluir actuar como símbolo nacional,
representar al país en eventos internacionales, participar en actividades caritativas y
culturales, y ejercer ciertos poderes constitucionales o ceremoniales.

La vida personal del monarca a menudo está sujeta a un escrutinio público, ya que su imagen
y comportamiento pueden ser considerados representativos de la nación. En algunas
monarquías, el monarca tiene una influencia significativa en los asuntos políticos y puede
tomar decisiones importantes, mientras que en otras monarquías, su papel puede ser
principalmente simbólico o protocolar.

La monarquía ha evolucionado a lo largo del tiempo y en la actualidad existen diferentes


tipos de monarquías, desde las absolutas, donde el monarca tiene un control total y absoluto
sobre el gobierno, hasta las constitucionales, donde el monarca tiene un papel limitado y sus
poderes están definidos por una constitución.

En resumen, el aspecto personal de la monarquía se refiere al papel y la vida del monarca,


quien ejerce el poder supremo sobre un territorio y su población. Dependiendo del país y del
sistema monárquico, el monarca puede tener diferentes responsabilidades y funciones, tanto
políticas como simbólicas.

2.3- ASPECTO RELIGIOSO Y TEOCRÁTICO.

El aspecto religioso y teocrático se refiere a una forma de gobierno en la cual la autoridad


política está estrechamente ligada a la religión. En un sistema teocrático, el poder supremo
se atribuye a una deidad o a un grupo de líderes religiosos que actúan en su nombre.
En este tipo de gobierno, la religión desempeña un papel central en la vida política, social y
legal de la sociedad. Las leyes y normas están basadas en principios religiosos y se espera
que los líderes políticos sean también líderes religiosos o estén estrechamente vinculados con
ellos.

En una teocracia, los líderes religiosos o el clero tienen un poder significativo y su influencia
se extiende a diversas esferas de la sociedad. Ellos interpretan la voluntad divina y su
autoridad es considerada suprema. Los rituales religiosos y las prácticas espirituales son
fundamentales y se considera que el gobierno y la sociedad están guiados por la voluntad
divina.

En este tipo de sistema, las decisiones políticas y legales se basan en la interpretación de los
textos sagrados y en los preceptos religiosos. La participación y obediencia a la religión y
sus líderes son esenciales para mantener la estabilidad y la legitimidad del gobierno.

Es importante destacar que no todas las sociedades teocráticas son iguales y pueden variar
en la forma en que se establece y ejerce el poder religioso. Algunos ejemplos históricos de
sociedades teocráticas incluyen el antiguo Egipto, donde los faraones eran considerados
dioses vivientes, y el Irán actual, donde el sistema político se basa en los principios islámicos
y es liderado por un clero religioso.

En resumen, en un sistema religioso y teocrático, la autoridad política está estrechamente


vinculada a la religión y los líderes religiosos desempeñan un papel central en la toma de
decisiones políticas y sociales. Las leyes y normas están basadas en principios religiosos y la
sociedad se rige por la voluntad divina según la interpretación de los líderes religiosos.

2.4- CARÁCTER ABSOLUTO.

El carácter absoluto se refiere a un sistema de gobierno en el cual el monarca o gobernante


posee un poder absoluto y sin restricciones sobre el Estado y su población. En este tipo de
gobierno, el monarca no está sujeto a limitaciones legales, constitucionales o institucionales
y puede tomar decisiones unilaterales sin la necesidad de consultar a otros poderes o
instituciones.

Bajo un gobierno de carácter absoluto, el monarca tiene un control total y sin contrapesos
sobre el poder ejecutivo, legislativo y judicial. Puede promulgar leyes, dictar políticas, tomar
decisiones judiciales y ejercer autoridad militar sin rendir cuentas a ninguna entidad o grupo
de poder.

Históricamente, los regímenes absolutistas han existido en varias épocas y lugares, con
ejemplos notables como el Antiguo Régimen en Europa, donde los monarcas tenían un poder
supremo y hereditario. En estos sistemas, el monarca gobernaba de forma autocrática y su
voluntad era considerada la ley suprema.

El gobierno absoluto a menudo se asocia con la concentración de poder y la falta de


mecanismos de control y equilibrio. Esto puede llevar a la opresión, la represión y la falta de
participación ciudadana en la toma de decisiones políticas. Además, la ausencia de
restricciones y controles puede propiciar la corrupción y el abuso de poder. A lo largo de la
historia, el carácter absoluto del gobierno ha sido cuestionado y ha dado lugar a movimientos
y luchas en busca de una mayor participación ciudadana, la separación de poderes y la
garantía de derechos y libertades individuales.

En resumen, el carácter absoluto se refiere a un sistema de gobierno en el cual el monarca o


gobernante tiene un poder ilimitado y sin restricciones sobre el Estado y su población. Esto
implica un control total sobre el poder ejecutivo, legislativo y judicial, sin la necesidad de
rendir cuentas o consultar a otros poderes o instituciones.

2.5- FEUDALISMO.

El feudalismo fue un sistema socioeconómico y político predominante en Europa occidental


durante la Edad Media, desde el siglo IX hasta el XV. Se caracterizó por la descentralización
del poder y la organización de la sociedad en una jerarquía de relaciones de dependencia y
lealtad mutua.

En el feudalismo, el señor feudal era el propietario de grandes extensiones de tierra llamadas


feudos. Estos feudos eran otorgados a los vasallos, quienes a cambio juraban fidelidad y
servicio militar al señor feudal. El señor proporcionaba protección y justicia a sus vasallos,
mientras que los vasallos debían prestar apoyo militar y trabajar la tierra.

La sociedad feudal estaba estructurada en diferentes estamentos o clases. En la cima se


encontraban los señores feudales y la nobleza, seguidos por los clérigos y el clero. Luego
estaban los campesinos, que trabajaban la tierra y proporcionaban los recursos necesarios
para la subsistencia de la sociedad. También existían los siervos, que eran campesinos
vinculados a la tierra y que estaban sujetos a la autoridad del señor feudal.

El feudalismo se basaba en la idea de reciprocidad y obligaciones mutuas. Los vasallos


debían lealtad y servicio al señor feudal, mientras que el señor feudal brindaba protección y
justicia a sus vasallos. Este sistema permitía el mantenimiento del orden y la seguridad en un
período histórico caracterizado por la inestabilidad y las amenazas externas.

2.6- CARÁCTER VASTO.

El carácter vasto del feudalismo se refiere a su amplia influencia y alcance en la sociedad y


en la organización política, económica y social de la época medieval. En primer lugar, el
feudalismo abarcó gran parte de Europa occidental durante la Edad Media. Aunque tuvo
variaciones regionales, se extendió desde Francia, Inglaterra y Alemania hasta Italia, España
y otras áreas. Esto significaba que el feudalismo afectaba a una vasta cantidad de territorios
y poblaciones. En términos de organización política, el feudalismo se basaba en una
estructura jerárquica y descentralizada. Los señores feudales gobernaban sus feudos y tenían
una autoridad considerable sobre sus territorios y la población que los habitaba. Estos señores
feudales a menudo tenían la capacidad de hacer la guerra, administrar justicia y establecer
leyes en sus dominios. Además, el sistema feudal influyó en la vida económica de la época.
La producción agrícola era la base económica principal, y la mayoría de las tierras estaban
en manos de los señores feudales. Los campesinos trabajaban la tierra a cambio de protección
y el derecho a subsistir. Además, existía el comercio local y los talleres artesanales en los
feudos, contribuyendo al desarrollo económico en esos ámbitos.

2.7- CENTRALIZACIÓN ADMINISTRATIVA. BREVE ANÁLISIS DEL PASO


DE LA COMUNIDAD PRIMITIVA EN LOS IMPERIOS.

El paso de la comunidad primitiva a los imperios implicó un cambio significativo en la forma


de organización social y administrativa. Mientras que en la comunidad primitiva
predominaba una estructura social más igualitaria y descentralizada, los imperios se
caracterizaron por una mayor centralización administrativa y control por parte de una
autoridad central. En la comunidad primitiva, las sociedades se organizaban en torno a la
cooperación y la reciprocidad. No existía una autoridad centralizada y las decisiones se
tomaban de forma colectiva en base a normas y costumbres compartidas. Los recursos eran
generalmente de propiedad común y se distribuían de manera equitativa entre los miembros
de la comunidad. A medida que las sociedades evolucionaron y se volvieron más complejas,
surgieron los imperios. Estos eran estructuras políticas más grandes y consolidadas que
abarcaban múltiples territorios y poblaciones. Los imperios se caracterizaban por un gobierno
centralizado, donde el poder y la autoridad recaían en un monarca o emperador, respaldado
por una burocracia administrativa. La centralización administrativa en los imperios implicaba
el establecimiento de una estructura jerárquica y la concentración del poder en manos del
gobernante central. El monarca tenía la autoridad para tomar decisiones políticas,
administrativas y militares, así como para establecer leyes y recaudar impuestos en todos los
territorios que conformaban el imperio. La centralización administrativa permitía una mayor
eficiencia en la gestión de los recursos y la toma de decisiones a nivel imperial. Además,
facilitaba el control y la supervisión de los territorios conquistados, asegurando la lealtad y
el cumplimiento de las políticas imperiales. Sin embargo, este sistema centralizado también
implicaba la concentración del poder en manos de una élite gobernante y la pérdida de
autonomía de las comunidades locales. Además, la administración imperial a menudo
requería la imposición de tributos y el reclutamiento forzoso de mano de obra, lo que
generaba tensiones y conflictos en los territorios conquistados.

CONCLUSION.

En resumen, el paso de la comunidad primitiva a los imperios implicó una transición hacia
una mayor centralización administrativa y control por parte de una autoridad central. Esto
tuvo implicaciones tanto positivas, en términos de eficiencia administrativa, como negativas,
en términos de pérdida de autonomía y tensiones sociales. En conclusión, el paso de la
comunidad primitiva a los imperios representó un cambio significativo en la forma de
organización social y administrativa. Mientras que en la comunidad primitiva prevalecía una
estructura descentralizada y una toma de decisiones colectiva, los imperios se caracterizaron
por una mayor centralización administrativa y el poder concentrado en manos de un
gobernante central. La centralización administrativa en los imperios permitió una gestión
más eficiente de los recursos y una toma de decisiones más rápida a nivel imperial. Sin
embargo, también implicó la pérdida de autonomía de las comunidades locales y generó
tensiones y conflictos debido a la imposición de tributos y el reclutamiento forzoso de mano
de obra.

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