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Diseño de exhibiciones.
Pensamiento proyectual y prácticas museográficas.
Por Valeria Keller
Curso virtual de modalidad autoguiada. 2º ed 2023
Módulo 3: Circulación
Cuerpos, miradas y ritmos.
Introducción 2
1-Personas: miradas y cuerpos 6
Miradas 7
Cuerpos 9
2-Puntos de fuga 12
3- Ritmos 17
Tipologías de circulación 21
Bibliografía 33
Instituciones mencionadas 34
CIRCULACIÓN
Ferrowhite Museo Taller. Ing. White. Bahía Blanca, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Introducción
En el módulo anterior vimos cómo durante el proceso de diseño se construye un nuevo
terreno a partir de la topografía original de una sala. En éste veremos cómo esta nueva
topografía habilita formas de circulación y recorridos y toma vida cuando las y los visitantes
entran en ella.
La circulación en el museo
Según D.K. Ching (1979), “la circulación es como un hilo perceptivo que vincula los espacios
de un edificio”. Es importante concebir la circulación de una exposición de manera orgánica
e integrada, eslabonada con otras salas y espacios del museo (baños, auditorios, cafetería,
talleres, espacios al aire libre, etc.) y en diálogo con las necesidades de los públicos durante
todo su recorrido.
La circulación en el edificio
¿Cómo se conectan los diferentes espacios? El sistema circulatorio del museo comienza
desde la calle. Una forma de analizarlo es pensar en los caminos horizontales, dentro de un
mismo nivel del museo, y los verticales, entre varios niveles.
Por ejemplo, al observar la planta baja de un museo, podemos ver los caminos horizontales
entre el acceso, la recepción, las salas, los baños, los patios y jardines, etc. Si hay desniveles
o más de una planta, podremos analizar también los caminos verticales. A los pasillos,
aberturas y señalética, se agrega la observación de las herramientas necesarias para
acceder de un nivel a otro.
La pregunta que debe acompañar esta mirada de las circulaciones horizontales y verticales
es: ¿Son accesibles los diferentes espacios para quienes los visitan?
● La relación entre las aberturas para ingreso y salida de la sala y también los accesos
a otros espacios;
● El espacio perimetral propio de la sala;
● Las columnas;
● Las interacción entre los planos verticales (paredes y paneles);
● La cantidad, las dimensiones y la disposición de los soportes museográficos (por
ejemplo, vitrinas, tarimas, dispositivos).
Los espacios que diseñamos generan caminos que conectan puntos y ofrecen posibilidades
de circulación. Dentro de esas posibilidades de circulación, la exhibición, además, sugiere
recorridos a través de su propuesta comunicacional. Finalmente son las y los visitantes
quienes ponen en acción esos recorridos cuando entran a la sala, cada cual a su manera ¡y
no siempre moviéndose como nosotros esperamos!
Pensar los recorridos de las personas en la sala es imaginar la relación entre ellas y:
● el espacio y sus intervenciones;
● el patrimonio;
● la propuesta comunicacional de la exhibición;
● otras personas.
Además de ser claros y cómodos, los recorridos que propone una exhibición deberían ser
motivadores: despertar y sostener el interés del principio al final y llevar la atención de los
públicos a lo que el guion quiere comunicar.
A continuación analizaremos algunos factores claves para pensar los recorridos en nuestras
exhibiciones:
1. Las personas: miradas y cuerpos;
2. Los puntos de fuga;
3. Los ritmos.
“El elemento más importante en todo espacio museográfico es el visitante. Hacia él está
orientado -o debería estarlo- el esfuerzo de planeación, diseño, producción y evaluación que
acompaña a todo proyecto museográfico. Más aún, sin su presencia y participación, un
espacio museográfico es un espacio virtual, que no tiene razón de ser”.
Por lo tanto, la percepción de las y los visitantes es un factor clave para muchas de nuestras
decisiones de diseño. Como diseñadoras y diseñadores, buscamos anticipar los posibles
desplazamientos de las personas y enriquecer su campo perceptivo en cada punto del
recorrido para llevarlas a interactuar con la exhibición, y despertar y sostener su interés.
Miradas
El sentido más utilizado para analizar el campo perceptivo es la vista. Se ha reflexionado
mucho sobre el campo visual de las y los visitantes: la mirada mueve la cabeza; la cabeza
dirige al cuerpo en movimiento. En un museo miramos y caminamos. Hoy en día, los
principios de accesibilidad universal llaman también a profundizar el análisis de la
percepción global de los demás sentidos.
El campo visual del ser humano se define como aquel espacio en el que nuestro sistema
de visión puede detectar la presencia de estímulos. Se compone del punto en que los ojos
logran hacer foco en algo y también percibir aquello que sucede en su periferia.
“Cuando fijamos la mirada en un punto nos encontramos con una percepción central de detalle
y un campo periférico que, sin estar enfocado, completa el campo visual. A medida que
variamos el punto de atención, nuestra referencia periférica es conceptualmente la misma, de
modo de dar unidad al campo espacial percibido”.
En la instalación “Otra historia” (1991), Peter Cripps da cuenta del diagrama de Bayer en
forma tridimensional, acompañando los paneles planos de Bayer con superficies espejadas.
De esta manera pone en cuestión el sistema de observación de objetos solo de frente.
“(…) Las técnicas corporales de la visita al museo implican mucho más que saber mirar (…) Por
ejemplo, las técnicas de caminar y mirar invocada por la exhibición cronológica de la historia
del arte, no se aplican a las primeras exposiciones (…) donde se colgaban pinturas en forma
de mosaico en una pared en ángulo para que la mayoría de las obras se vieran desde abajo,
en lugar de a la altura de los ojos. En este espacio, se alentó a los ojos a deambular
verticalmente, así como horizontalmente, y la interacción social y la conversación animada
eran igualmente autorizadas para que los juicios estéticos puedan expresarse libremente y la
discriminación podría ejercerse públicamente”.
Cuerpos
Dado que la circulación y los recorridos se refieren inherentemente a la percepción y al
movimiento de las personas, no podemos tomar decisiones de diseño sin considerar los
cuerpos humanos.
La antropometría estudia las medidas de los cuerpos. Otras disciplinas se valen de ella para
tenerlos en cuenta en el proceso de diseño; por ejemplo, la arquitectura, al pensar el uso de
los espacios o el diseño industrial en la creación de objetos destinados a ser utilizados por
personas.
“El Modulor” fue un sistema de medidas creado y publicado por el Arquitecto Le Corbusier en
1948. Se basaba en tratados matemáticos y arquitectónicos de la Antigüedad para mantener
la escala humana en todos los espacios. El sistema partía de las medidas de un hombre con
la mano levantada (226 cm) y de su centro o mitad, la altura del ombligo (113 cm).
Esas primeras medidas se relacionaban con los usos de los espacios.
Pensar desde la accesibilidad nos ayudará a evaluar las propuestas y buscar apoyos
posibles a través de preguntas como:
¿Cuál es la altura ideal de un banco de descanso? ¿Dónde ubicar los textos para que los
pueda leer bien alguien de pie y alguien en silla de ruedas? ¿Cuáles son el tiempo y la energía
necesarios para moverse por toda la sala para quien lleva a un bebé en un cochecito? ¿Y
para una persona con un bastón? ¿Cuántos asientos debemos proveer para garantizar que
todos/todas puedan disfrutar de la experiencia y encontrar dónde detenerse cómodamente?
¿Qué apoyos requiere una persona ciega para percibir el espacio en forma global? ¿Qué
alternativa proponemos a los puntos de fuga?
Cuando pensamos el espacio en relación con los cuerpos, los pensamos en movimiento.
¿Qué estamos invitando a hacer a los públicos? ¿Qué movimientos podemos predecir que
realizarán? ¿Serán posibles de hacer cómodamente?
Es clave siempre pensar la relación del espacio existente (relevamiento topográfico), con el
espacio que ocuparán los soportes de propuestas didácticas y el espacio que necesitarán
las personas para activarlas.
2-Puntos de fuga
Un punto de fuga tiene el poder de atraer la mirada de la persona más allá de donde está
parada, cuando mira “al horizonte”. Está dentro de su campo visual pero la atrae
a moverse a un nuevo espacio y generar un nuevo campo visual. De esta manera, en cada
sector de la exhibición, el punto de fuga puede establecer una posible secuencia de
movimiento porque informa hacia dónde puede seguir el recorrido.
Ubicar los puntos de fuga es clave en el proceso de diseño para incorporar estímulos que
guíen y sostengan la atención. Pueden asociarse con las piezas, contenidos o propuestas
participativas centrales del guion. A través de una secuencia de puntos focales, podemos
proponer el tipo de recorrido ideal según los objetivos que se hayan definido para la
exposición.
Centro de Artes Visuales Museo del Barro. Asunción del Paraguay, Paraguay.
Los puntos de fuga se establecen a la altura de los ojos de cada visitante, donde, en su
percepción, convergen los planos verticales (paredes, paneles) y horizontales (piso,
cielorraso) del espacio. Por este motivo, los puntos de fuga pueden ser preexistentes en el
espacio o creados durante el diseño por medio de la incorporación de panelería.
Durante el diseño del espacio definimos una propuesta de recorrido que lleve
a las y los visitantes por los distintos núcleos conceptuales, temas y
mensajes del guion.
Esto implica explorar y crear puntos focales y sus posibles secuencias para
establecer una dinámica que cree una “tensión” que mantenga la curiosidad
y la atención hasta el final del recorrido.
Los puntos de fuga y lo que ubiquemos en ellos influyen en los tiempos del recorrido de los
públicos, sugiriendo instancias de velocidad, de movimiento y de pausa. Nuestro diseño del
espacio propone (y a veces impone) ritmos. Una buena propuesta será a la vez fluida y
dinámica.
También podemos preguntarnos para cada punto del recorrido ¿Cómo es el ambiente que
rodea a la persona (luz, color, sonidos, aromas)? ¿Qué sensaciones la envuelven?
Profundizaremos en ese tema en el próximo módulo.
3- Ritmos
Las secuencias y repeticiones de formas, espacios y colores generan ritmos perceptivos. Por
ejemplo, la cantidad y la ubicación de los elementos arquitectónicos ya existentes (y que
observamos en el relevamiento topográfico) pueden generar secuencias de ritmos
por sí mismos: vigas, cielorrasos, columnas, aberturas.
Algunas preguntas que podemos hacernos durante el proceso de diseño o al observar una
exhibición existente son: ¿Qué ritmos ofrece esta exhibición a la mirada? ¿Qué velocidad de
movimiento favorece o cuál dificulta? ¿Provee pausas?
Los ritmos son parte de la nueva topografía que construimos sobre el “terreno” original. Los
ritmos morfológicos se construyen al armar conjuntos de elementos o recursos semejantes
entre sí según su tamaño, forma y relación con el espacio.
En la imagen siguiente, los conjuntos de pantallas construyen columnas con una morfología
particular, que a la vez se repite y se distribuye en el espacio de forma geométrica. Esta
morfología es el hilo que vincula los temas que se presentan en las pantallas.
En la imágen siguiente vemos un subespacio que invita a una pausa en el recorrido: dejar de
leer y mirar para jugar y compartir con otros. Este nuevo ritmo se establece dejando
suficiente espacio entre los paneles y la mesa y destacando ésta con una alfombra y luz
puntual.
En la imágen siguiente vemos cómo mantener un color para las tarimas y para los paneles
ayuda a una percepción de conjunto de las piezas, y desvía la atención del ritmo de las
columnas y arcos. La gran tarima blanca con bordes curvos agrupa la tipología de cada
subconjunto de objetos, a la vez que sugiere un movimiento sinuoso, fluido y lento. Entre las
dos tarimas se crea un punto de fuga que lleva la atención hacia la figura ecuestre del fondo.
Tipologías de circulación
● Circulación bloque
● Circulación simple
● Circulación arterial
● Circulación peine
● Circulación mixta
● Circulación libre
Circulación bloque
Este tipo de circulación clásica es una de las que más podemos encontrar en los museos. Se
da en una sala con una única abertura de ingreso y salida, con un espacio central vacío y la
concentración de las piezas u obras en exhibición en el perímetro.
Circulación arterial
Este tipo de circulación se da también en una sala con ingreso y salida por una misma
abertura, pero en la que se incorpora alguna situación de plano vertical en el centro. Además
de generar físicamente una bifurcación en la circulación, la ubicación central de un panel
permite crear un foco de atención particular y un poco de “misterio”. Invita a imaginar qué
habrá detrás.
En una sala con gran profundidad, la ubicación de múltiples paneles centrales puede ayudar
a crear subespacios y un ritmo de sucesivas entradas y salidas. Estos subespacios pueden
agrupar diferentes momentos de la narración del guion.
Una variante de circulación arterial reemplaza el panel central paneles en cruz, lo que genera
cuatro subdivisiones.
Circulación simple
Este tipo de circulación se da en una sala con dos aberturas diferentes para ingreso y salida,
ubicadas en el centro y en forma longitudinal al recorrido. Los espacios de ese tipo tienden a
tener muy marcado su punto de fuga y generar la percepción de “pasillo”.
A fin de que los públicos no “sigan de largo”, cuando diseñamos para este tipo de salas
debemos pensar muy cuidadosamente cómo ubicar cada pieza en el campo visual de las
personas para captar su atención y desviarla del fondo.
Circulación peine
Circulación mixta
Es una variante de la circulación simple: en una sala con un ingreso y una salida diferentes,
opuestos longitudinalmente, se incorporan planos verticales de variada forma y posición. Así
se generan múltiples ritmos y dinámicas de recorrido.
A lo largo de este apartado, pusimos el foco en cómo el diseño del espacio habilita formas
de circulación y recorridos para los públicos.
Bibliografía
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CHING, F.D.K. (1979/2008). Arquitectura. Forma, Espacio y Orden. Barcelona: Editorial GG.
CHING, F.D.K. (2016). Manual del dibujo arquitectónico (5.° edición; 1.° 1976). Barcelona:
Editorial GG.
HUGHES, P. (2015). Diseño de exposiciones (2.° edición en español; trad. Jesús De Cos
Pinto; título original “Exhibition Design: An Introduction”). Barcelona: Promopress, 75.
REES LEAHY, H. (2012). Museum Bodies: The Politics and Practices of Visiting and Viewing.
Ashgate Publishing, Ltd., 5.
ZAVALA, L. (2012). Antimanual del museólogo. Hacia una museología de la vida cotidiana.
México: UNAM/INAH/Conaculta, 92.
Instituciones mencionadas
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Centro de Artes Visuales / Museo del Barro. Asunción del Paraguay, Paraguay.
Ferrowhite Museo Taller. Bahía Blanca, Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
La Redonda, Arte y Vida Cotidiana. Pcia. de Santa Fe, Argentina.
LUM Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social. Lima, Perú.
MAC Museo de Arte Contemporáneo de Lima. Lima, Perú.
Museo Amparo. Puebla, México.
Museo Casa de la Memoria. Medellín, Colombia.
Museo Nacional de Antropología e Historia. Ciudad de México, México.
Museo de Arte Contemporáneo. Sidney, Australia.
MASP Museo de Arte de San Pablo. San Pablo, Brasil.
Museo de Arte Moderno de Medellín. Medellín, Colombia.
Museo del Fútbol. Pacaembú. San Pablo, Brasil.
Museo del Holocausto. Curitiba, Brasil.
Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti. CABA, Argentina.
Museo Franz Mayer. Ciudad de México, México.
Museo Nacional de Bellas Artes. CABA, Argentina.
Museo Regional de Querétaro. Santiago de Querétaro, México.
Museo Sitio de Memoria ESMA. CABA, Argentina.
Museo Taller. Santiago de Chile, Chile.
SESC San Pablo. San Pablo, Brasil.