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Lic. Lic. Oscar Mejía Mejía.

Docente de Educación Superior, Filósofo, Teólogo, Catedrático, Conferencista,


Consultor Externo y Escritor.

CAJAMARCA – PERÚ.
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GRACIAS PAPÁ, POR TI SOY COMO SOY.

En cierta ocasión, se me acercó un borrachín, andrajoso, sucio, maloliente y de


aspecto indigente; y me pidió S/1.00, le di una moneda de S/2. 00.
- Me dijo: “Muchas gracias jefe que Dios se lo pague".
- Le dije: ¡Cuídate!
No me quitaba la mirada de encima, de pronto su rostro se iluminó de alegría y
me dijo:
- ¿No te acuerdas de mí? Estudiamos juntos en la Primaria y Secundaria, soy
Antonio, el gallo fino me decían, porque era bueno para los golpes.
Lo mire bien...
- ¡Ah, Antonio!, claro que recuerdo, una vez nos peleamos y me ganaste, pero otra
me defendiste de un tipo que me iba a golpear.
- ¿Qué te pasó? le dije.
- Con lágrimas en los ojos me dijo: ¡Pues me pasó de todo! Me metí a una banda de
ladrones, de ahí a drogas, alcohol, mujeres, embaracé a dos, robé, golpeé gente,
estuve en el reclusorio cuatro veces, mis hijos son un desastre, no me quieren;
pensé en suicidarme dos veces y ahora ando mendigando, para comer y para
beber... ¡Nomás eso me pasó!
- Con el corazón sangrante de humanidad le dije: ¡Qué pena!
- Él con una sonrisa me dijo: ¡Ya tengo para mí cañazo de hoy, cuídate! Y se fue
con su paso tambaleante.
De camino a casa y con el alma adolorida, me puse a pensar del porqué nuestras
vidas tomaron rumbos distintos, si de niños y de adolescentes tuvimos las mismas
oportunidades; y me respondí en ese momento.
Lic. Lic. Oscar Mejía Mejía.
Docente de Educación Superior, Filósofo, Teólogo, Catedrático, Conferencista,
Consultor Externo y Escritor.

CAJAMARCA – PERÚ.
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La diferencia entre su presente y el mío fue MI PADRE. ¡Sí, porque yo tuve el papá
más bueno del mundo!
Fui formado en un hogar cristiano en donde se practicaban los valores
trascendentales. Mi padre era ejemplo de dignidad y decencia paternal en nuestra
familia.
Mientras a él lo dejaban estar en la calle jugando y haciendo lo que se le pegara la
regalada gana; y a mí me tenían puesto un horario establecido y sanciones por no
cumplir. Mientras a él no le decían nada por no ir a la escuela, a mí me castigaban
si faltaba, o si tan sólo se me hacía tarde...
Mientras a él le dejaban comer lo que fuera en la calle, fumar, tomar, contestar mal
a sus mayores.
Yo, me tenía que comer lo que se servía a la mesa sin murmuración alguna. ¿Fumar
y tomar? Ni siquiera en broma era permitido pronunciar esas palabras. ¿Decir
malas palabras o contestar mal? Con una cachetada en la boca, era santo remedio
para que no se repita jamás.
Gracias, mi Dios, por tener el papá más bueno del mundo, por eso soy yo, y no soy
él.

El sacrificio que realiza el padre por el bienestar de sus hijos y de su hogar, no


tiene límites. Hablar del padre, es hablar de responsabilidad, trabajo fecundo,
honradez, tenacidad y sufrimiento. El principio y el fin del padre son sus hijos, por
ellos trabaja sin descanso, sufre y se proyecta hacia el éxito.

En este día de tanta recordación, doy gracias al autor de mi vida por haberme
encaminado por el sendero de amor y disciplina.

Gracias, muchas gracias mi querido viejo, te llevo en mi corazón hoy, mañana y


siempre.

¡GRACIAS PAPÁ!
Lic. Lic. Oscar Mejía Mejía.
Docente de Educación Superior, Filósofo, Teólogo, Catedrático, Conferencista,
Consultor Externo y Escritor.

CAJAMARCA – PERÚ.
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