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DENNNISSE CRUZ APOLINAR

ENSAYO “EL ORADOR”

Cicerón empieza contándonos por qué de su obra y todo eso en solución a los continuos
ruegos de brutus un personaje de su libro, trata de resolver algunas dudas de brutus sobre
cuál es el género que él prefiere para recitar oraciones. donde llega a la conclusión de que
no hay un estilo oratorio perfecto, que valga por sí sólo en todo momento, a veces será
elevado, otras tenue y otro medio; el estilo perfecto es el que se ajusta al decorum, a lo
conveniente en todo momento, circunstancia y personas.

así la búsqueda del mejor estilo oratorio se hace desde distintos puntos de vista, definición
del orador perfecto en lo referente a los tres estilos narratorios, al género oratorio, a las
funciones del orador, a sus tres son las cosas que se deben considerar en un orador: lo que
dice, cómo lo dice, cuando lo dice el primer punto se dice utilizando la invención y la elección
de lo que se va a decir. cuando queremos decir algo necesitamos más prudencia que
elocuencia. esto se hace obvio pues el cómo se dice de la manera y la manera en este caso
sería la elocuencia. por otro lado, el orden de los argumentos también pertenece a este
punto los argumentos más sólidos debemos ponerlos al principio y los más
débiles después.
el último punto se debe deducir del propio orador porque es necesario saber cuándo y
dónde decir las cosas que pretende decir.
conocimientos y finalmente al uso de la propia rítmica.

Cicerón une las dos disciplinas la de filosofía y la de retórica que se habían separado incluso
desde que existía Sócrates y los sofistas, una buscaba la verdad, la esencia, y otra la
opinión, la apariencia. cicerón, en cambio, que reclama la necesidad de una profunda
formación filosófica en el orador.

La acción es una cierta elocución del cuerpo que consta de voz y movimiento. Para
conmover a la audiencia el orador siempre utilizará un tono de pasión en su discurso.
Por lo demás, el tener una buena voz no depende del hombre, pues la buena voz sólo se
da por naturaleza.
Un aspecto importantísimo del buen orador es saber la postura que debe tener, el autor nos
aconseja que los pies y la cabeza deben estar levantada, siendo el acercamiento a la
audiencia de manera prudente, es decir, rara vez y no a pasos largos.
en la Elocuencia hay dos conceptos fundamentales que probar y deleitar una vez que haya
convencimiento ente la audiencia podremos decir que dicho orador es elocuente. Por otro
lado, el orador elocuente debe ser moderado, pero teniendo en cuenta que lo mucho ofende
mucho más que lo poco.
Uno de los mejores estilos de oratoria de acuerdo con Cicerón debido a la moderación que
tiene este frente a otros estilos.
Templado: Este estilo tiene como objetivo fundamental no mostrar las verdaderas
intenciones o propósitos a la audiencia por decir que no sea tan evidente ante el público
Severo: por más que sea duro y un poco tosco, el estilo severo no carece de elegancia.
Sutil y agudo: Es el estilo más deseado y uno de los que existió tardíamente en la antigua
Grecia. Implica todas las características de los demás estilos sin caer en los
arrebatamientos de los demás.
las funciones aristotélicas del orador y los genera de Teofrasto, en el siguiente: elocuente
aquel que en las causas forenses y civiles habla de forma que pruebe, agrade y convenza:
probar, la necesidad; agradar, en aras de la belleza; y convencer
¿Cuál es entonces el mejor estilo para el orador perfecto que se intenta definir? Los tres lo
son, pues el mejor orador es el que los sabe conjugar y emplear según convenga a la causa
en cada momento
Cicerón nos dice como seria “un perfecto orador”, dice que el que más se acerca al perfil
de mejor orador es Craso y Antonio (Marco Antonio). El orador perfecto debe conocer de
filosofía y sobre todo los temas, ya sean humanos o divinos, incluso debe aprender del
derecho civil. De todos modos, también se considera por sus defensas y acusaciones a sus
clientes como los mencionados anteriormente, la dialéctica es una técnica importante tanto
en la retórica como en la oratoria. En efecto, a los dialécticos pertenece el arte de la disputa,
mientras que a los oradores les pertenece el arte del buen decir.

La forma de combinar los estilos se trata decidir cuándo emplear uno u otro, viene
determinada por el decorum, que constituye el hilo conductor de la obra junto con la
polémica contra los neoáticos. Es elocuente, dice Cicerón, el que es capaz de decir las
cosas sencillas con sencillez, las cosas elevadas con fuerza, y las cosas intermedias con
tono medio

Partes de la oración los exordios deben ser modestos y con palabras agudas más que de
palabras altisonantes. Las narraciones no deben de ser de estilo histórico, sino que más
bien simples y familiares. Todas las argumentaciones las tendrá que explicar de todas las
formas posibles para que no queden (mentalmente) preguntas entre su audiencia.

Cicerón consideraba que no era necesaria para ser buen orador. Es más, consideraban que
ni siquiera el derecho podría ser útil. De todas formas, Cicerón no se queda atrás y también
se propone el mismo, no como un perfecto orador, pero sí como alguien que está cerca.

el orador debe sobresalir fundamentalmente en la elocución, debe dominar la invención, la


actuación y la expresión. Debe producir sentimientos en el auditorio, con temas que les
causen o motiven interés a las demás personas, debe parecer libre, persuadir, deleitar, lo
más importante discernir qué es lo conveniente en cada caso. Con lo cual la base de un
buen orador es el buen criterio o el buen sentido, en cuanto ideas, palabras, auditorio, tonos,
etc. Ha de adaptarse a las circunstancias que en cada caso convengan.

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