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LA ÉTICA PROFESIONAL Y LA DEONTOLOGÍA

1. Ética y Deontología profesional


La ética y la deontología profesional se relacionan con la forma en que las
personas actúan y toman decisiones en su campo laboral. La ética se refiere a la
conciencia personal y los valores individuales, mientras que la deontología
establece un conjunto de normas y deberes que guían la conducta de una
colectividad.

En el ámbito de las profesiones, la ética se aborda en términos de principios


fundamentales, como el principio de beneficencia (hacer el bien), el principio de
autonomía (respetar la autonomía de los demás), el principio de justicia y el
principio de no maleficencia (evitar hacer daño). Por otro lado, la deontología se
enfoca en la aplicación de normas específicas a situaciones concretas.

Los principios son más generales que las normas, ya que representan valores y metas
valiosas para la vida y la acción. Las normas, por su parte, buscan aplicar los
principios en situaciones específicas, indicando cómo deben ser aplicados en casos
particulares.

Tanto los principios como las normas son universales, pero los principios tienen un
alcance más amplio y general, mientras que las normas son más específicas y se
aplican a situaciones concretas que se enmarcan dentro de un principio.

En resumen, la ética y la deontología profesional se basan en principios y normas


que guían la conducta en el ámbito laboral. Los principios representan valores y
metas valiosas, mientras que las normas aplican esos principios a situaciones
específicas. Ambos son universales, aunque los principios tienen un alcance más
amplio.

1.1 El concepto y el ámbito de la Deontología


La Deontología se refiere al estudio de los deberes y lo que es debido. En el
contexto de la Deontología profesional, se centra en los deberes específicos de
cada profesión. El término fue acuñado por el filósofo Jeremy Bentham en su obra
"Deontología o Ciencia de la Moral".

Bentham consideraba que la Deontología abarcaba acciones que no estaban reguladas


por la legislación pública. Distinguía entre el ámbito moral, donde se encuentran
los deberes deontológicos, y el ámbito legal o jurídico, donde se encuentran las
leyes y normas jurídicas. Por lo tanto, los deberes de una profesión se establecen
en los códigos éticos o deontológicos.

El propósito de los códigos deontológicos de cada profesión es explicar la


dimensión estrictamente moral de esa profesión, es decir, los comportamientos que
se esperan de los profesionales, independientemente de si están o no regulados por
las normas jurídicas.

En resumen, la Deontología se refiere a la ética de los deberes prácticos, basados


en la acción libre de la persona y en su conciencia moral, en contraposición a la
regulación jurídica.

1.2 Diferencias entre Ética y Deontología


La Ética y la Deontología son dos campos distintos pero relacionados. La
Deontología se ocupa de los deberes éticos o morales, mientras que el Derecho se
refiere a las normas jurídicas con fuerza coactiva. Aunque la Deontología no tiene
poder de coerción, su autoridad moral puede ser más respetable y confiable que la
autoridad basada en la fuerza o la ley.

Los códigos éticos y deontológicos pueden imponer exigencias y planteamientos


normativos más allá de lo que establece el derecho. Aunque carecen de fuerza
coactiva, el incumplimiento de estos códigos y su difusión pública pueden tener
consecuencias significativas para la reputación y el prestigio de una persona o
institución.

En el ámbito de la Ética, existen diferentes niveles. La Ética general o filosófica


se ocupa de determinar qué acciones son buenas y nos hacen buenas personas. La
Ética profesional se centra en el bien intrínseco que debe perseguir cada
profesión, incluyendo las virtudes que los profesionales deben practicar. Por su
parte, la Deontología profesional establece los deberes y obligaciones específicos
de los profesionales, que suelen estar codificados en códigos aprobados por los
colegios o colectivos profesionales.

Los códigos deontológicos contribuyen a la consolidación de una profesión al


expresar la contribución que los profesionales hacen a la sociedad y al defender el
prestigio y reconocimiento social de la profesión. Además, estos códigos sirven
como medio de comunicación entre los profesionales y la sociedad, ya que recogen
las expectativas de la sociedad hacia ellos.

La Ética profesional se ocupa de definir el bien intrínseco de cada profesión, lo


cual puede ser objeto de debate debido a la diversidad de situaciones y contextos.
Por otro lado, la Deontología establece las exigencias éticas mínimas que deben
aplicarse y exigirse a todos los profesionales, sin importar su entorno cultural o
circunstancias. La Deontología profesional se basa en normas éticas que son
vinculantes y obligatorias para todos los profesionales, y busca establecer
criterios compartidos por todo el colectivo profesional.

1.3 Los códigos deontológicos


Un código ético o deontológico es un conjunto de principios, derechos, deberes y
normas profesionales que los propios profesionales o una organización establecen
voluntariamente. Estos códigos reflejan las creencias y valores que la profesión
considera válidos y son una forma de entender la profesión y guiar su práctica.

Los códigos deontológicos cumplen varias funciones importantes. En primer lugar,


reconocen públicamente la dimensión ética de una profesión y su importancia moral.
También sirven como una tarjeta de presentación para los profesionales, permitiendo
que los clientes identifiquen y confíen en ellos.

Además, los códigos especifican los contenidos morales específicos de una


profesión, estableciendo normas y obligaciones que guían la práctica profesional.
Estos códigos brindan a los profesionales un punto de referencia para resolver
problemas éticos y promueven el consenso en torno a valores y principios éticos
comunes.

A medida que los códigos se actualizan, acumulan y abordan nuevos contenidos y


problemas éticos, lo que refleja el progreso ético de la profesión y construye un
acervo moral en constante evolución. Estos códigos también contribuyen a
desarrollar una sensibilidad hacia los valores éticos y profesionales, ayudando a
formar la conciencia moral personal de los profesionales.

Los códigos deontológicos brindan a los profesionales una defensa contra las
presiones externas y los intereses extrínsecos, como el dinero, el poder o el
prestigio. También comprometen a la profesión a llevar a cabo su misión de manera
moral y digna, mejorando continuamente las prácticas éticas.

En última instancia, los códigos deontológicos tienen como objetivo potenciar el


espíritu de servicio y garantizar un mejor desempeño profesional en beneficio de la
sociedad. Al permitir a la sociedad conocer las expectativas y exigencias hacia los
profesionales, estos códigos contribuyen a establecer confianza y distinguen entre
aquellos que trabajan de manera ética y aquellos que buscan solo sus propios
intereses.

En resumen, los códigos deontológicos son fundamentales para revalorizar la


profesión desde una perspectiva moral, establecer normas éticas mínimas, formar
conciencia moral y servir mejor a la sociedad. Son un medio para promover la
responsabilidad individual y colectiva de los profesionales y contribuir al
desarrollo ético y profesional de la profesión en su conjunto.

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