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SMOG

El esmog es un tipo específico de contaminación atmosférica. Se trata de una


combinación de contaminantes nocivos (que suelen aparecer a una altura relativamente
baja al suelo como una neblina de color amarillo-marrón) que se introducen en la
atmósfera tanto por procesos naturales como inducidos por el ser humano[2] Se
describió por primera vez hace más de cinco décadas como una mezcla de humo y
niebla, de ahí el nombre de “esmog”, pero hoy en día tiene una definición y
composición más específicas.

El esmog está formado por muchas sustancias químicas, como los óxidos de nitrógeno
(NOx), el dióxido de azufre (SOx), el monóxido de carbono (CO) y los compuestos
orgánicos volátiles (COV), pero los dos componentes principales del esmog son las
partículas (PM) y el ozono troposférico (O3)[2][3]

El esmog normal (a menudo llamado esmog tipo Londres) es principalmente un


producto de la quema de grandes cantidades de carbón con alto contenido de azufre. Por
su parte, el esmog fotoquímico es un fenómeno más moderno que suele producirse por
las emisiones de los vehículos en contacto con la luz solar, principalmente por la quema
de gasolina y diésel[4] El esmog fotoquímico se forma en ciudades cálidas y
densamente pobladas con muchos vehículos. Visite la página aquí para saber más sobre
el esmog fotoquímico.

La contaminación del aire tiene un gran impacto en el proceso de evolución de la planta


al evitar la fotosíntesis en muchos casos, con graves consecuencias en la purificación
del aire que respiramos.

La acumulación de gases en la atmósfera también genera problemas ambientales con


consecuencias tristemente conocidas: lluvia ácida, agotamiento de la capa de ozono,
calentamiento global, efecto invernadero, etc. La concentración de estos gases en la
atmósfera, principalmente dióxido de carbono, aumenta en promedio en un 1% al año.
Este fenómeno se debe a las propiedades de ciertos gases (dióxido de carbono, metano,
óxido nitroso, ozono y clorofluorocarbonos) para atrapar el calor del sol en la atmósfera,
evitando que regrese al espacio después de ser reflejado por la Tierra.

La contaminación del aire contribuye a la formación de lluvia ácida, la precipitación


atmosférica en forma de lluvia, escarcha, nieve o niebla, que se liberan durante la
combustión de los combustibles fósiles y se transforman por contacto con el vapor de
agua en la atmósfera. La lluvia ácida afecta la cantidad de químicos en los suelos y el
agua dulce, afectando las cadenas alimenticias.

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