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Definir una sociedad ideal es una actividad compleja, después de todo, hasta el día
de hoy, sentimos que no hemos alcanzado ese objetivo y la lucha por diversas categorías
sigue siendo pertinente. Sin embargo, para reflejar este ideal, primero es necesario pensar
en los valores ideales que deben fundamentar esta sociedad, tomando como ejemplo lo
contrario al actual en el que vivimos. Hoy en día, estamos definidos por fronteras, razas,
clases, culturas, género, todo lo que nos diferencia, y es aquí donde encontramos nuestro
principal problema: esta diferencia no se utiliza para sumar, sino para disminuir al prójimo.
Nuestra sociedad está estructurada a través de opresiones.
En su libro "Mujer, raza y clase", Angela Davis muestra la necesidad de no jerarquizar
las opresiones, es decir, la importancia de considerar la intersección de raza, clase y género
para posibilitar un nuevo modelo de sociedad (RIBEIRO, 2016). Entonces, para pensar en una
resignificación de nuestra sociedad, seguiremos basándonos en los valores de estos tres
pilares: mujer, raza y clase, que siguen siendo extremadamente marcantes y definen lugares
de individuos. Son tres dimensiones extremadamente interconectadas y sus distinciones son
las que más influyen directamente en las desigualdades e injusticias sociales. No se puede
pensar en una sociedad justa sin entender el racismo, el capitalismo y su burguesía y el
machismo.
Después de entender sus principales problemas, el siguiente paso para reflexionar
sobre una nueva sociedad son los valores que la fundamentarán. Para pensar en este nuevo
camino, creo que se deben levantar los siguientes valores: justicia social, equidad,
solidaridad, diversidad, participación ciudadana, educación y respeto a los derechos
humanos. Aquí, la justicia social implica reconocer y corregir las desigualdades históricas y
actuales que existen en la sociedad y promover la igualdad de oportunidades para todas las
personas, independientemente de su raza, clase o género. Seguimos con la equidad para
poder tratar a todas las personas con igualdad y justicia, considerando sus diferencias y
necesidades particulares. La solidaridad viene a fomentar la colaboración y el apoyo mutuo
entre las personas y los grupos sociales, especialmente aquellos que están en situación de
vulnerabilidad. La diversidad viene a enseñar la valoración y el respeto entre culturas,
tradiciones, identidades y modos de vida que existen en la sociedad, sin discriminar ni
excluir a ninguna de ellas. Queremos una participación ciudadana para tener una ciudadanía
activa durante la toma de decisiones políticas y sociales, incluyendo grupos que fueron
históricamente marginados y excluidos. La educación es uno de nuestros principales valores,
es a través de ella que se promueve una conciencia y un cambio social actual. Y, sobre todo,
el respeto a los derechos humanos, que implica garantizar los derechos fundamentales de
todas las personas, incluyendo los derechos a la vida, la libertad y la igualdad.
Entendiendo estos valores, un sistema político ideal para poner todo esto en práctica
sería una democracia representativa, en la que todas las personas tendrían el derecho a voto
y podrían participar plenamente en el proceso político. O, como cita Robert Dahl, una
poliarquía, donde hay una libertad de oposición para cuestionar decisiones y una efectiva
participación de la población en las decisiones políticas. Esta democracia estaría
acompañada por un Estado de derecho fuerte que protegiera los derechos individuales y
colectivos, incluyendo los derechos de las minorías y de los grupos marginados. Un gobierno
de muchos.
Para un sistema económico se idealiza una economía mixta, que combina elementos
de mercado y planificación centralizada, aboliendo la explotación del trabajo. Esta economía
estaría guiada por el principio de justicia social, con una distribución equitativa de recursos y
oportunidades para todos los miembros de la sociedad. Los bienes y servicios esenciales
serían accesibles para todas las personas, independientemente de su ingreso o posición
social. Aquí combatimos la diferencia de clase y el hambre, garantizando un estado igual
para todos.
El sistema ideal para una sociedad que combate las diferencias de género, clase y
raza sería aquel en el que todas las personas fueran tratadas con igualdad, justicia y respeto.
Esta sociedad estaría caracterizada por un compromiso con la igualdad de oportunidades y
un rechazo a todas las formas de discriminación. Los valores definidos deben estar presentes
en todas las políticas y prácticas sociales, económicas y políticas y deben ser promovidos y
defendidos por toda la sociedad. Sería una sociedad verdaderamente inclusiva, en la que
todos los miembros tendrían voz y participación plenas e igualitarias.
Consideraciones Finales
Referencias Bibliograficas