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Estrategia de Evaluación.
Criterios de Evaluación:
HECHOS CLAVE
Miembros de las Tropas de Asalto (SA), con los carteles del boicot, bloquean la
entrada a comercios de propiedad judía. Uno de los carteles exhorta: "Alemanes:
¡Defiéndanse! ¡No les compren a los judíos!" Berlín, Alemania, 1 de abril de 1933.
Los nazis atacaron a los judíos porque eran radicalmente antisemitas. Esto
significa que tenían prejuicios contra los judíos y los odiaban. De hecho, el
antisemitismo fue un principio básico de su ideología y el fundamento de su visión
del mundo.
Los nazis acusaban falsamente a los judíos de ser los causantes de los problemas
sociales, económicos, políticos y culturales de Alemania. En particular, los
culpaban de la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial (1914-1918).
Algunos alemanes se mostraron receptivos a estas afirmaciones nazis. La ira por
la derrota en la guerra, y las crisis económicas y políticas que le siguieron,
contribuyeron a aumentar el antisemitismo en la sociedad alemana. La
inestabilidad de Alemania durante la República de Weimar (1918-1933), el temor
al comunismo y las crisis económicas de la Gran Depresión también hicieron que
muchos alemanes se mostraran más abiertos a las ideas nazis, entre ellas el
antisemitismo.
El Holocausto fue una iniciativa de la Alemania nazi que tuvo lugar en toda la
Europa controlada por Alemania y el Eje. Afectó a casi toda la población judía de
Europa, que en 1933 era de 9 millones de personas.
El Holocausto comenzó en Alemania después de que Adolf Hitler fue nombrado
canciller en enero de 1933. Casi de inmediato, el régimen alemán nazi (que se
autodenominó Tercer Reich) excluyó a los judíos de la vida económica, política,
social y cultural alemana. A lo largo de la década de 1930, el régimen presionó
cada vez más a los judíos para que emigraran.
Sin embargo, la persecución nazi de los judíos se extendió más allá de Alemania.
Durante la década de 1930, la Alemania nazi aplicó una política exterior agresiva.
Esto culminó en la Segunda Guerra Mundial, que comenzó en Europa en 1939.
La expansión territorial antes y durante la guerra acabó por poner a más millones
de judíos bajo el control alemán.
Estos países fueron los miembros europeos de la alianza del Eje, en la cual
también participó Japón. Para 1942 —como resultado de anexiones, invasiones,
ocupaciones y alianzas— la Alemania nazi controlaba la mayor parte de Europa y
algunas regiones del norte de África. El control nazi trajo consigo políticas duras y,
en última instancia, el asesinato en masa de civiles judíos en toda Europa.
Los nazis, sus aliados y sus colaboradores asesinaron a seis millones de judíos.
¿Quién fue responsable de llevar a cabo el Holocausto y la ―solución final‖?
La Alemania nazi no perpetró el Holocausto por sí sola, sino que contó con la
ayuda de sus aliados y colaboradores. En este contexto, ―aliados‖ se refiere a los
países del Eje que oficialmente fueron aliados de la Alemania nazi.
―Colaboradores‖ se refiere a los regímenes y organizaciones que cooperaron con
las autoridades alemanas de manera oficial o semioficial. Entre los aliados y los
colaboradores de la Alemania nazi se encontraban:
Las potencias europeas del Eje y otros regímenes colaboracionistas (como la
Francia de Vichy). Estos gobiernos aprobaron su propia legislación antisemita y
cooperaron con los objetivos alemanes.
Las burocracias locales respaldadas por Alemania, en especial las fuerzas
policiales locales. Estas organizaciones ayudaron a capturar, internar y deportar a
los judíos, incluso en países que no eran aliados de Alemania, como los Países
Bajos.
Unidades auxiliares locales formadas por funcionarios militares, policiales y
civiles. Estas unidades respaldadas por Alemania participaron en masacres de
judíos en Europa oriental (a menudo de forma voluntaria). Los términos ―aliados‖ y
―colaboradores‖ también pueden referirse a personas afiliadas a estos gobiernos y
organizaciones.
Consecuencias:
Aunque el Holocausto terminó al mismo tiempo
que la guerra, el legado de terror y genocidio no
desapareció. Para cuando terminó la Segunda
Guerra Mundial, seis millones de judíos y
millones de otras personas habían muerto. La
Alemania nazi, sus aliados y sus colaboradores
devastaron o destruyeron por completo miles de
comunidades judías en toda Europa.
Después del Holocausto, el mundo ha tenido dificultades para aceptar los horrores
del genocidio, recordar a las víctimas y responsabilizar a los autores. Estos
importantes esfuerzos continúan hasta hoy.
Figura 1.
En África se han descrito más de 30 especies de monos infectados naturalmente
con variedades de virus de la inmunodeficiencia del simio (SIV). El que infecta
al Sooty mangabey (SIVsm) es el origen del VIH-2 en humanos. El VIH-1 grupo M
procede del virus (SIVcpz-ptt) que infecta a una de las 4 variedades de chimpancé
(Pan troglodytes troglodytes) que habita en bosques del sur de Camerún. El
ancestro del VIH-1 grupo N también se ha encontrado en chimpancés de esa
misma zona. El origen del grupo O está menos claro, ya que hasta el momento no
se ha relacionado con ningún aislamiento en chimpancé y parece más relacionado
con el SIVgor que infecta a poblaciones de gorila. Recientemente se ha
identificado la infección en humanos por un VIH-1 más cercano que el grupo O al
SIVgor y se ha propuesto la denominación de grupo P.
(0,27MB).
¿Cuál ha sido la vía de diseminación más probable del VIH-1 desde los
reservorios naturales?
Por medio del estudio evolutivo de secuencias se piensa que el SIVcpz pasó del
chimpancé a la especie humana alrededor de 1900. El mecanismo de exposición
más probable ha sido la caza y el consumo de carne de chimpancé, práctica muy
popular en la zona donde se han descrito infecciones en humanos de agentes que
son característicos de simios como SFV (Espumavirus de simio) y nuevas
variedades de HTLV7; estos virus no tienen potencial patogénico aparente pero
son marcadores de la transmisión de agentes entre simios y humanos. La
infección en humanos por el VIH-1 probablemente se mantuvo inicialmente
limitada a pequeños grupos de población hasta que alcanzó, seguramente a
través del Río Congo, un núcleo urbano en rápida expansión como era la ciudad
de Kinshasa alrededor de 1930-408. En esta ciudad existe la mayor variedad de
cepas y los indicios de la divergencia del virus en una nueva especie, los
humanos, en lo que hoy conocemos como subtipos. A partir de este punto el VIH
se diseminó por el continente por contacto sexual, y muy probablemente por
prácticas sanitarias con material contaminado, hasta que se introdujo en el mundo
desarrollado durante los años setenta, causando los primeros casos de sida
detectados inicialmente en EE.UU. a principios de los ochenta. El VIH-1 grupo M
es el reponsable principal de la pandemia de sida. Dentro de este grupo, las cepas
del subtipo B predominan en Europa y América y son poco frecuentes en África.
Este hecho es todavía motivo de discusión aunque la explicación más probable es
que el VIH-1 subtipo B entrase en EE.UU, y posteriormente en los países
desarrollados, vía Haití. De nuevo el estudio evolutivo de las secuencias nos da la
clave: los aislamientos de VIH-1 en Haití durante los años ochenta son las
secuencias ancestrales del subtipo B y han dado lugar a los primeros aislamientos
en EE.UU. y posterioremente en Europa, Australia y Japón. En el Congo pos-
colonial francófono está confirmada la presencia de nativos de Haití en tareas de
cooperación sanitaria y educación. La hipótesis más probable es que durante los
años sesenta unos pocos individuos, incluso un solo individuo, de Haití llevase una
variedad muy particular de VIH-1, el subtipo B, desde Congo hasta Haití donde se
expandió e introdujo en EE.UU. a finales de los años sesenta, dando lugar a una
rapidísima diseminación9. Actualmente, y en relación principalmente con la
inmigraciónal, al menos el 25% de las nuevas infecciones en Europa se producen
por variantes no-B procedentes de África y Asia, siendo los subtipos A, C y los
recombinantes CRF01_AE y CRF02_AG las variantes más frecuentes (fig. 2). Los
virus N y O, han pasado también a la especie humana pero no han tenido
diseminación epidémica y han dado solo lugar a unos pocos casos de infección en
humanos detectados principalmente en África occidental. Recientemente se ha
descrito un cuarto grupo de VIH-1, denominado ―P‖. Este virus está más cercano
filogenéticamente al SIVgor que infecta al gorila occidental (Gorilla gorilla)
habitante de las mismas áreas donde se han identificado chimpancés infectados
con los ancestros del grupo M y N10. Las vías de la trasmisión entre chimpaces y
gorilas del ancestro del grupo P, y posiblemente del O, no están totalmente
aclaradas.
Figura 2.
Distribución geográfica de la diversidad de VIH-1 (subtipos del Grupo M) y VIH2.
Datos y cifras
El VIH, que continúa siendo uno de los mayores problemas para la salud
pública mundial, se ha cobrado 40,1 millones de vidas (los cálculos oscilan
entre los (33,6 y los 48,6 millones).
En ese año fallecieron 650 000 personas (510 000–860 000 personas ) por
causas relacionadas con el VIH y contrajeron el virus 1,5 millones (1,1– 2,0
millones)
No hay cura para la infección por el VIH. Con todo, habida cuenta del
acceso creciente a la prevención, el diagnóstico, el tratamiento y la atención
eficaces del VIH y de las infecciones oportunistas, la infección por el VIH se
ha convertido en un problema de salud crónico tratable que permite a las
personas que viven con el virus llevar una vida larga y saludable.
Signos y síntomas
Los síntomas de la infección por el VIH difieren según la etapa de que se trate.
Aunque el máximo de infectividad se tiende a alcanzar en los primeros meses,
muchos infectados ignoran que son portadores hasta fases más avanzadas. A
veces, en las primeras semanas posteriores al contagio, la persona no manifiesta
ningún síntoma, mientras que en otras ocasiones presenta un cuadro pseudogripal
con fiebre, cefalea, erupciones o dolor de garganta.
Transmisión
Es importante tener en cuenta que las personas con VIH que están en tratamiento
antirretrovírico (TAR) y han suprimido la carga vírica no transmiten el virus a sus
parejas sexuales. El acceso temprano al TAR y el apoyo para continuar el
tratamiento son, por tanto, cruciales no solo para mejorar la salud de las personas
con el VIH, sino para prevenir la transmisión del virus.
Factores de riesgo