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Ensayo monográfico: Política educacional

“El proyecto educativo autoritario 1976-1983”

Profesor: Garcia Maximiliano

Alumnas: Taboada Atencio Aixa, Olivetti Gisela, Santamaria Alejandra.

Carrera: Licenciatura en educación

1° cuatrimestre 2023
Resumen
Este trabajo pretende dar cuenta del impacto que tuvieron las políticas públicas en la educación
durante la última dictadura cívico-militar en la Argentina (1976-1982). Para llevar adelante el
análisis tomaremos como base la bibliografía de diferentes autores que abordan este periodo. Al
finalizar, para profundizar y reflexionar sobre este contexto histórico, se incluyen testimonios y
relatos de lo que sucedía en algunas instituciones del nivel medio y superior durante esta etapa.

Introducción
Nos proponemos analizar el proyecto educativo durante la última Dictadura Cívico Militar en
Argentina entre el periodo de 1976-1982. Puntualmente abordaremos los efectos que tuvieron las
políticas públicas en torno a lo educativo en el nivel medio y universitario, revisando algunas
cuestiones tales como los actores sociales implicados en el desarrollo curricular, los contenidos y
su relación con factores culturales, sociales y políticos, así como también las actividades
propuestas como medio para alcanzar los objetivos del régimen.
Nos interesa destacar en este periodo cómo los fines a alcanzar, las formas de presentar las
situaciones de enseñanza para tales objetivos, así como también los roles deseables de los sujetos
involucrados están determinados por el contexto sociohistórico y político en el que las
instituciones educativas se insertan. Para llevar adelante el análisis del proyecto educativo
autoritario sucedido en Argentina entre los años 1976-1983 es necesario considerar que el
proceso de reforma no es solo una cuestión técnica o de reingeniería del aparato administrativo
del Estado, sino que el programa de reformas estatales son causa y efecto de la redefinición de las
relaciones entre el estado, las instituciones, el mercado y la sociedad civil.
Para la reconstrucción y el análisis del período nos basamos en fuentes tales como documentos
oficiales publicados por el Ministerio de Educación de la Nación Argentina. También nos
servimos de documentos elaborados por distintos organismos nacionales, testimonios y
declaraciones en primera persona de protagonistas y el aporte de diversos autores que realizaron
investigaciones sobre este contexto histórico.

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EDUCACIÓN Y DICTADURA (1976-1983).
En el marco del denominado “Proceso de Reorganización Nacional” llevado a cabo por las
fuerzas armadas en el periodo comprendido entre los años 1976-1983 se inició una
reorganización integral del sistema educativo en Argentina. Los integrantes de la última dictadura
militar pretendieron cambiar el sistema educativo y definirlo “acorde a las necesidades del país”.
En esta línea Pablo Pineau (2014) caracteriza como elementos constituyentes de las políticas
educativas de la época “la militarización del sistema educativo, y la burocratización y
verticalización de su estructura administrativa en aras de un mayor disciplinamiento social y la
pérdida de la especificidad pedagógica del sistema” (p. 105). El autor identifica dos estrategias
que se implementaron en el sistema educativo con el objetivo de restablecer el orden social. Por
un lado, la estrategia represiva, que se caracterizó por la desaparición forzada de estudiantes y
docentes y la encarcelación por motivos ideológicos, cuyo propósito era disciplinar al sistema
educativo considerado infectado por la “subversión”. El gobierno aconsejaba a las familias que se
cuidaran de los docentes que presentaban literatura comprometida y que ante cualquier sospecha
de un acto “indebido” debían hacer la denuncia. En este sentido, consideramos importante
mencionar el caso presentado en el documental “Abandono de cargo”, del director Alejandro
Vagnenkos, que reconstruye la historia de Pato Lacoste, profesor de literatura desaparecido en la
última dictadura militar. El documental relata, a través de testimonios, como la sociedad civil
denunció a un docente debido a que sus literaturas no eran acorde a la moral considerada apta por
la ideología que propagaba el régimen cívico-militar, lo que provocó la desaparición del docente.
Desde el mismo Ministerio de Educación se caratuló la ausencia del docente como “abandono de
cargo”. Esto evidencia la complicidad existente entre la sociedad civil y los represores. En
relación a ello, una de las medidas para reconstruir la educación argentina presentadas en el
Documento “Terrorismo en Argentina” era la de la integración de la familia y la comunidad en el
proceso educativo en pos de la trasmisión de los valores de la moral cristiana y tradición
nacional. Ello implicaba que las familias, compañeros y directivos debían estar atentos y cuidar la
patria de aquellas ideologías “subversivas”. La Editorial Atlántida era una de aquellas que
apoyaban al régimen y realizaba campañas para identificar “subversivos” en la escuela y a su vez
promovia la denuncia. Ese fue el destino de Pato Lacoste, denunciado en una reunión de padres,
por ir en contra de la moral cristiana y occidental como sostuvieron las familias que asistieron a
la reunión y dejaron testimonio de su denuncia en un acta que fue retomando en el documental.

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P. Pineau (2014) menciona que el dispositivo de control social ejercido por el Estado represivo
tuvo sus bases en un esquema con las siguientes premisas: “Todo hecho social es un hecho
político; todo hecho político es un hecho subversivo; todo hecho subversivo debe ser
reprimido”(p.106). Considerando este esquema, los sujetos debían evitar cualquier práctica social
ya que corrían el riesgo de ser reprimidos por la fuerza pública, todo hecho educativo era
susceptible de ser reprimido. A diferencia de la lógica del Estado de derecho que indica que todo
el mundo es inocente hasta demostrar lo contrario, para el régimen militar se daba lo contrario,
todos son culpables hasta demostrar su inocencia frente a cualquier hecho considerado
“subversivo”.
En concordancia con el párrafo anterior y, de acuerdo a lo expresado por la autora Carolina
Kaufmann (2018), las metas y objetivos del gobierno de facto mantuvieron una misma línea en
relación a lo político/ educativo durante todo el proceso, tutelando todos los niveles del sistema
educativo argentino, ya que consideraban que existía una estrecha relación entre educación y .
seguridad nacional. Según esta autora, la política educativa procesista se dedicó no solamente a
desmantelar los contenidos programáticos, sino que tuvieron una fuerte intervención en las
editoriales y, por ende lograron tener un control absoluto sobre la bibliografía a la cual tenían
acceso los estudiantes.
El control social y la homogeneización ideológica a la que se pretendía someter a alumnos y
docentes se concreta en los contenidos y se ve materializada con la incorporación de la asignatura
Formación Cívica–Formación Moral y Cívica, la cual fue impuesta a través del Decreto Nº 1259
del 8 de julio de 1976 en reemplazo de Estudio de la Realidad Social Argentina. Aquí se puede
visualizar claramente la manipulación que se efectuó de los contenidos de enseñanza y el
autoritarismo dogmático que predominó en las propuestas curriculares. Posteriormente, en julio
de 1978 la materia cambia de nombre y pasa a denominarse Formación Moral y Cívica. Esta
modificación fue acompañada por el cambio de algunos contenidos, en esta modificación se
podía evidenciar una mayor tendencia católica- conservadora. En 1979 sufre una nueva
modificación en donde se incluía, además, un núcleo de temas especiales de correlación entre las
asignaturas de Historia, Geografía y Formación Moral y Cívica. Finalmente en 1981 sufren una
nueva modificación los programas de esta materia la cual buscaba acentuar en el alumno su
formación cívico-nacional y perfeccionar su desarrollo de actitudes ético-religiosas.

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Como podemos observar, esta asignatura fue sufriendo diversos cambios, sin embargo en todos
ellos prevalecía la recreación de conductas ético religiosas y lógicamente se mantenía el eje
autoritario del proyecto educativo. No es casual que la mirada de este modelo estuviese enfocada
en las transformaciones de los núcleos básicos de esta materia ya que uno de sus objetivos
principales, consistía en transformar, intervenir en el accionar, en el pensamiento y tener un
control sobre la moral y sobre el accionar ciudadano:
“Así, durante la Dictadura, aquellos manuales de Formación Moral y Cívica que lograron
«reproducir» la norma oficial, pretendieron contribuir a consolidar el «nuevo orden
educativo»(moralizante/represivo). La intencionalidad reproductora/adoctrinadora en una
asignatura como Formación Moral y Cívica puede no resultar extraña, pues la misma ha
sido utilizada como el ámbito disputado de ideologización por gobiernos de diferentes
signos y orientaciones políticas” (Kaufmann. Doval p 184).
En el documento “Subversión en el ámbito educativo (Conozcamos a nuestro enemigo)” del
Ministerio de Educación (1977), se manifiestan las propuestas educativas del periodo, con la
instalación de dispositivos para el control ideológico. Respecto de los niveles secundario y
terciario no universitario el texto señalaba:
“El accionar subversivo se desarrolla tratando de lograr en el estudiantado una
personalidad hostil a la sociedad, a las autoridades y a todos los principios e instituciones
fundamentales (...) que lleva a una parte de los estudiantes a convertirse en enemigos de la
organización social en la cual viven en paz y en amigos de los responsables de los
disturbios que los fanatizan en favor del triunfo de esta otro ideología ajena al ser
nacional” (p.50).
Por este motivo todos los textos que ingresaban a la escuela eran considerados peligrosos y
debían controlarse para evitar que generen una penetración ideológica, por ejemplo en el nivel
medio se controlaron los textos de la materia “Estudio de la Realidad Social Argentina”, en los
Institutos de Formación Docente se prohibió el uso de las obras del pedagogo Paulo Freire y no
solo se prohibió su uso si no que se hizo desaparecer todos sus libros. Las prácticas represivas
buscaron adicionalmente disciplinar autoritariamente los comportamientos de los sujetos. En el
nivel medio y universitario la circular N°137 de 1979 establecía la vestimenta de varones y
mujeres, la prohibición de barba, bigotes, maquillajes y tacos. También determinaba cómo debía
ser el trato entre los docentes, autoridades y entre los mismos compañeros. En este punto nos

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resulta importante retomar un fragmento del documento “Subversión en el ámbito educativo
(Conozcamos a nuestro enemigo)” (1977) que comenta sobre la acción docente que había que
controlar:
“Personal docente marxista, aprovechando la intimidad de las aulas, imparte el contenido
de sus materias bajo el enfoque ideológico que lo caracteriza. Existen materias que, por su
contenido, se prestan más que otras para este accionar, no obstante, cualquier profesor de
cualquier materia puede llegar a través de charlas informales a expresar tendenciosamente
sus impresiones respecto a temas que interesan a los alumnos, y en especial, los
preceptores que aprovechan las horas libres para realizar adoctrinamiento” (p.50).
En definitiva lo que Pineau (2014) denominó como estrategia represiva, “buscaba eliminar los
elementos de democratización y renovación presentes en el sistema, y disciplinarlo alrededor de
la cosmovisión del fundamentalismo católico. Para lograr este fin no dudó en violar los más
básicos derechos humanos.” (p.120).
En relación a la estrategia represiva en el sistema educativo, las estadísticas del informe de la
Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) nos indica que un 21% de
los desaparecidos eran estudiantes y 5,7% docentes. Es decir 26,7% de personas pertenecientes
al sistema educativo fueron víctimas del “control social” que, a través de la tortura y secuestro de
personas, propiciaban los dirigentes dictatoriales.
Dentro de la política educativa autoritaria también se identifica la estrategia discriminadora. El
principal objetivo fue el de romper con la unidad del sistema educación pública para dar lugar a
un sistema donde se evidencien las diferencias de los sectores sociales y darle prioridad a las
demandas del mercado. Vinculado a esto Pablo Pineau (2014) menciona los siguientes
mecanismos para lograr este propósito:

● la transferencia de las escuelas primarias


● los exámenes de ingreso,
● el arancelamiento universitario
● la adopción de los subsidios
● el estímulo a las cooperadoras escolares
● el plan Dual en la enseñanza técnica
● el vaciamiento de contenidos

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● la segmentación interna del sistema
● Estimulación de la educación privada.

Los argumentos que utilizaban para estos propósitos eran considerar que de esta manera se
favorecía la autonomía institucional y se privilegiaba la participación de las familias. Las
cooperadoras reemplazaron al sujeto en clientes siguiendo la lógica empresarial en los espacios
públicos. Estas políticas educativas tendientes a la segmentación del sistema generaron una
educación excluyente y meritocrática donde el Estado se corrió de su rol principal como
educador. En términos de Braslavsky (1983) la educación se enmarcó en un proyecto privatista de
la vida social mediante la privatización de la educación pública y la cuestión educativa fue
considerada un problema de particulares donde el estado solo cumpliría una función
compensatoria de la acción de los particulares.
En este marco las medidas político-educativas circunscribieron la prescindencia del Estado en
materia educativa, por lo que se tomaron medidas que condujeron a una creciente subsidiaridad
financiero-administrativa del Estado Nacional que impactó en los niveles pre-primario, primario,
y superior universitario (Braslavsky, 1983 p. 81). Durante esta etapa se definieron una serie de
orientaciones en torno al financiamiento de la educación entre 1976 y 1982 a cargo del Ministro
Llerena Amadeo. Mencionamos a continuación algunas orientaciones de política financiera de la
educación que comparte el texto de C. Braslavsky (1983. p. 90-91):
- “Conducir el proceso de transferencias de las escuelas primarias y plantear la
necesidad de transferir los establecimientos de enseñanza media”.
- “ Invertir donde rinde más de lo que se invierte” (Declaración del secretario de
Hacienda Juan Aleman, LA PRENSA, 25/11/80): debido al cobro de aranceles por
alumno es más bajo para el estado en la enseñanza privada: por lo tanto, ésta es
más barata que la pública”.
- “Iniciar el arancelamiento de la enseñanza estatal legislando en una primera etapa
el pago de los estudios universitarios” (art. 89 de la Ley Universitaria, CLARÍN,
22/4/80)
Sobre las bases del principio de subsidiaridad del estado, a partir de 1978 se llevó a cabo la
transferencia definitiva del servicio de educación primaria a las distintas jurisdicciones
provinciales. Una de las consecuencias más significativas fue la aceleración del proceso de

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segmentación interna del sistema educativo nacional que se manifestó, por ejemplo, en los
diferentes niveles de remuneración que percibían los docentes con iguales funciones en
establecimientos primarios de distintas dependencias. En el caso de la universidad se arancelaron
los estudios, hubo una reducción de la matrícula y de recursos y presupuestos destinados al nivel.

Retomando los aportes de Cecilia Braslavsky (1983) podemos señalar que los modos de
funcionamiento del Estado, de la burocracia estatal y de la sociedad política y civil contribuyeron
a la definición de modelos y estilos educativos tecnocráticos, de modernización social y de
congelación política. Los “roles tecnocráticos” penetraron en la burocracia educativa en relación
a la planificación y conducción, como por ejemplo en las cátedras de las carreras universitarias de
educación y sociología. Según O'Donnell (1972) podemos concebir como “roles tecnocrático” a
las “Posiciones en la estructura social que para su desempeño requieren un cercano contacto con
la tecnología moderna su aplicación como una parte importante de la rutina diaria de desempeño
para dicho rol” (p. 44). En este sentido, el papel específico de estos roles en la burocracia
educativa permitió definir ciertas tomas de posición y medidas político-educativas. En línea con
lo anterior Oszlak (1977) afirma que la burocracia educativa cumple los mismos roles que la
burocracia estatal. En primer lugar el rol “sectorial”, ya que la burocracia educativa defiende
aquellos intereses de los miembros que la integran. En segundo lugar, el rol “mediador” que
asume la representación de los intereses de la clase dominante. Por último, el rol
“infraestructural” donde las instituciones de la burocracia estatal actúan de acuerdo a los intereses
generales o del bien común. En este contexto, tal como señala Cecilia Braslavsky (1983), las
medidas político-educativas del periodo se pusieron en práctica en y desde la burocracia estatal, y
están ligadas a estos tres roles. Además es importante mencionar que la burocracia educativa
actuó en interacción con organizaciones y grupos del Estado, de la sociedad política y de la
sociedad civil, como es el caso de las Fuerzas Armadas, los partidos políticos, gremios y diversas
asociaciones. Uno de los rasgos relacionados con el funcionamiento de la burocracia educativa
durante 1976 y 1982 fue la creciente participación y nombramiento de militares con puestos en el
Ministerio de Educación para la toma de decisiones referentes a los planes de educación.
Durante este contexto el régimen hizo hincapié en la ineficiencia del sistema educativo, referido
al funcionamiento inadecuado de las dependencias institucionales. Uno de los objetivos de la

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gestión educativa fue la “racionalización” de los organismos centrales encargados de planificar y
conducir la educación.

RELATOS Y TESTIMONIOS
Teniendo en cuenta todo lo mencionado hasta el momento es posible sostener que las políticas
educativas del periodo han impactado fuertemente en las instituciones educativas y en la sociedad
en general. Es por ello que nos proponemos a continuación compartir brevemente y reflexionar a
través de los testimonios, relatos y experiencias de la comunidad educativa de dos instituciones
durante la dictadura militar de 1976: el Instituto Santa Lucia de Florencio Varela y el caso de la
Facultad de Psicología de la UNLP.

- Los pibes del Santa: Represión estudiantil en Florencio Varela (1976-1983), Rafael Britez y
Néstor Denza.
Durante la última dictadura militar diez estudiantes del Instituto Santa Lucia de Florencio Varela
fueron secuestrados y desaparecidos. Eran alumnos que habían egresado dos años antes del golpe
de 1976 y estaban comprometidos con la militancia, convivian con los obreros, trabajaban en las
fábricas y participaban de actividades de solidaridad social. Según R. Britez y N. Denza (2012)
resulta significativo que muchos de los estudiantes actuales de la institución desconocen quiénes
eran esos compañeros que en un momento también pasaron por esas aulas. Una institución que
mantuvo silencio sobre sus desaparecidos y que rinde homenaje a su rector fundador Modesto
Evaristo Rodriguez, defensor de la dictadura.
El libro comenta que cuando aparecían los volantes del Grupo de Resistencia Estudiantil
Secundario en la escuela “la reacción del rector Rodriguez era activar de inmediato un operativo
de limpieza. El mismo consistía en que los preceptores recogieran todos los papeles y los
entregarán en su despacho (...)” (R. Britez y N. Denza, 2012, p. 65). Cuando el rector detectaba
un intento de organización de centros de estudiantes, de debate político los identificaba como
“subversivo” o “forajido” en voz alta en el patio o en los pasillos, en este contexto se naturalizó
un perfil: el del alumno inadaptado y rebelde. Al inicio de la dictadura el rector reunió a todos los
alumnos y les dijo: “(...) a partir de ahora, ya saben, se acabó la joda, van a tener que marcar el
paso (...) Y sepan que yo soy como Benito Mussolini” (p.84). En otra ocasión el libro relata que
un estudiante había arrojado una fruta al pizarrón y ante esta situación el rector convocó a su

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despacho a los varones para entrevistarlos uno por uno y les señaló: “Tengan cuidado con lo que
hacen. El otro dia vi cómo terminaron unos subversivos: cuando volvía de La Plata en la ruta
hubo un operativo, el auto de los guerrilleros se quemó con todos adentro, pase despacito para ver
y lo único que no se había carbonizado era la punta del pie de uno que sobresalía por la puerta”
(p.87). Esta breve reseña pretende dar cuenta de la represión ejercida sobre la juventud y la forma
estratégica desde la que se colaboró desde el ámbito educativo con la dictadura.

- Cupo cero en la Facultad de Psicología de la UNLP


El denominado “Proceso de Reorganización Nacional” encontró en la Universidad un campo
propicio para su desenvolvimiento de la subversión. Por esa razón, el presidente de facto dispuso
que las universidades quedarían bajo el control del Poder Ejecutivo Nacional. Bajo ese control se
determinó la potestad del presidente para la designación de rectores y decanos y se designaron
militares para que estén al frente de las Universidades Nacionales. En septiembre de 1976 la
mayoría de esos delegados fue reemplazada por rectores civiles. En el caso de la Universidad de
La Plata el designado como rector fue Guillermo Gallo, quién ordenó cerrar la inscripción de
carreras consideradas con “saturación de profesionales”: Cinematografía, Canto, Violoncello,
Piano, Violín, Guitarra y Pintura Mural y las inscripciones a Psicología y Antropología.
En el caso de la carrera de Psicología se produce un cierre denominado “Cupón cero”, donde se
interrumpe la inscripción de nuevos alumnos a la carrera. La mayoría de los alumnos que ya se
encontraban cursando migraron hacia las universidades privadas.
En relación a lo sucedido durante estos oscuros años en lo que respecta a la carrera de Psicología
Sanz Ferramola (2000) hace mención a que no solo se interrumpieron los debates acerca del rol
del psicólogo, sino también se secuestraron una enorme cantidad de psicólogos y estudiantes de
Psicología y se visualizó la carrera como una de las ideologías que iban en contra de la visión
tradicional del país.

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CONCLUSIÓN

Sin duda alguna el proceso militar comprendido entre 1976 y 1983 fue uno de los períodos más
cruentos de nuestra historia, un período que dejó heridas tan profundas que aún hoy no se logran
terminar de cicatrizar. Se trató de un punto de inflexión en todas las dimensiones socioculturales
y económicas de nuestro país que tuvo consecuencias devastadoras.
En el ámbito educativo, en particular, logró afectar a todos los niveles del sistema. Sin embargo,
en la escuela media y en el nivel universitario se pudieron ver cristalizadas sus intervenciones con
mayor claridad debido a que se produjo un total vaciamiento económico e intelectual. Tal como
afirma Myriam Southwell (2002):
“El régimen intervino sobre todos aquellos aspectos que conforman el discurso
pedagógico, y que –por lo tanto– hacen pedagogía: sobre los planes de estudio, sobre el
cuerpo de profesores, sobre las reuniones y los modos de relacionarse, sobre el control
bibliográfico, sobre los modos de evaluar a los pares y a aquellos que no los son, sobre
los modos de habitar el espacio físico, etc.” (p.151).
En concordancia con lo expresado por Southwell (2002), durante este período dominado por el
control y el “orden”, no se ha dejado nada librado al azar, lograron dominar todos los ámbitos
educativos y sociales tanto de alumnos como del cuerpo docente, arrebatándoles
despiadadamente aspectos irrecuperables y a algunos hasta la propia vida.
Tal como destacamos en nuestro análisis y hemos mencionado anteriormente, las prácticas
represivas repercutieron más fuertemente en el nivel medio y universitario, con una intervención
no solamente en cuestiones relacionadas con lo pedagógico sino también sobre los
comportamientos de los sujetos, reglamentando a través de circulares aspectos tales como: la
vestimenta, la prohibición de barba, bigotes, maquillajes y tacos; como así también el trato en las
relaciones interpersonales.
En el caso específico de las universidades, claramente se buscaba reducir notablemente la
matrícula tal como en el caso de la Universidad de La Plata en donde el rector designado ordenó
cerrar la inscripción de carreras consideradas con “saturación de profesionales”. Evidentemente,
el objetivo era un estudiantado reducido, pasivo y disciplinado. Con todas estas cuestiones,
sumadas a la prohibición de todo accionar político dentro de las instituciones, las universidades
dejaban de tener su característica autonomía y pasaban a ser instrumentos serviles a la causa.

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En los testimonios relatados en la presente investigación podemos visualizar el cruel
ensañamiento del que han sido víctimas estos sectores. Tanto alumnos como docentes sufrieron
torturas, “desapariciones” y, en el mejor de los casos, encarcelaciones por el simple hecho de no
compartir las ideas del gobierno oficial.
En la actualidad, si bien es cierto que parte de la sociedad prefiere el silencio, la ignorancia o el
olvido; tal como se puede observar con las autoridades del Instituto Santa Lucía de Florencio
Varela donde algunos de sus alumnos no tienen conocimiento de las atrocidades sufridas en dicha
institución durante la última dictadura militar; afortunadamente, la mayor parte de ella, repudia
tales delitos de lesa humanidad y se unen en un unísono grito de “NUNCA MÄS”.

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ANEXO.

Convocatoria al acto de conmemoración y colocación de un mural fotográfico de los desaparecidos.

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Leyenda pintada en el frente del establecimiento.

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Bibliografía:

- Tedesco Juan Carlos; Braslavsky Cecilia; Carciofi Ricardo: El proyecto educativo autoritario.
Argentina 1976-1982. Cap III. FLACSO, Buenos Aires, 1983.

- MINISTERIO DE EDUCACIÒN. Subversión en el ámbito educativo. Conozcamos a nuestro


enemigo. Prensa del Ministerio de Educaciòn de la Naciòn, 1977.

- Pineau, Pablo. Reprimir y discriminar. La educación en la última dictadura cívico-militar en


Argentina (1976-1983). Educar em Revista, núm. 51, enero-marzo, 2014, pp. 103-122
Universidade Federal do Paraná Paraná, Brasil

- Rafael Britez y Néstor Denza. Los pibes del Santa: Represión estudiantil en Florencio Varela
(1976-1983). Editorial Universidad Nacional de Quilmes, 2012.

-Vagnenkos, Aleandro (Director). (2023). Abandono de cargo. [Documental].

-Kaufmann, C. (Dir.). (2018). Dictadura y Educación. Tomo 2: Depuraciones y vigilancia en las


universidades nacionales argentinas. Salamanca: FahrenHouse.

-Kaufmann, C., & Doval, D. (1997). Una pedagogía de la renuncia. El perenialismo en Argentina
(1976-1982). Paraná: Universidad Nacional de Entre Ríos.

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