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1. Caracterice cada período de intervención del estado sobre el sistema educativo según
la propuesta para la construcción de la Justicia Educativa, justificando cada paradigma
desde la legalidad. Como mínimo 5 leyes de cada período y justificar por qué
corresponde al mismo.
El modelo de justicia que se propicia no comienza de cero, sino que retoma y revisa las
herencias y las conquistas del sistema educativo argentino, es preciso partir de su historia para
contextualizar la propuesta, comprender mejor los obstáculos actuales e identificar los
criterios de justicia utilizados en el pasado. El modelo de justicia se plantea como una cuarta
vía para enfrentar las desigualdades. Se distingue de tres vías o modelos previos de abordaje
de las desigualdades socio-educativas. Las profundas transformaciones sociales y culturales
del país acontecidas en los últimos 30 años han puesto en jaque los tres modelos de abordaje
previos. El contexto del sistema educativo cambió. El aumento de la pobreza, la desigualdad y
la fragmentación social crecientes, son signos del deterioro social particularmente crítico que
atravesó la Argentina entre 1975 y 2003.
Se propone un modelo de justicia educativa para repensar la política educativa. Este modelo
tiene siete principios generales:
Los derechos humanos son universales, sitúan a todos los sujetos en un plano de igualdad. No
pueden comprarse ni venderse, ni dependen del talento o esfuerzo individuales. Considerar la
educación como derecho humano supone desplazar a la meritocracia como principio central.
La meritocracia ignora que el talento y el empeño no son dotes naturales sino que están
moldeados por las condiciones sociales. Una vez que se garanticen derechos educativos
fundamentales (una obligación del Estado frente a cada individuo) podrá usarse la
meritocracia como criterio.
Las políticas compensatorias (que básicamente ofrecen más recursos a los que menos tienen),
si bien han tenido efectos positivos, han generado dependencias y han definido a los sujetos
de los sectores populares como sujetos de necesidad en vez de como sujetos de derecho. No
se han analizado las razones estructurales de las dificultades educativas que viven. Se les
brinda recursos materiales pero no han cambiado las concepciones pedagógicas ni las
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Profesor: RIVADULLA, Pablo
Alumnas: CABRAL, Yuliana
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prácticas de enseñanza. Es un trabajo en los márgenes del sistema educativo, sin modificar su
centro.
Antes que proponer una escuela idealmente justa, es preferible buscar pasos concretos para
mejorar la justicia educativa en Argentina en su contexto y en el día a día. Esto implica tomar
decisiones en contextos de negociaciones, presiones y escasez de recursos, pero no es pasar a
un enfoque fragmentario sin sustentos teóricos. Es operar con las definiciones teóricas en la
vida real sin esperar la llegada de un estadio ideal.
Hay que revisar las concepciones implícitas en la forma de pensar y hacer política educativa
que obstaculizan la justicia educativa, lograr una reflexión autocrítica y explicitación de los
criterios de justicia utilizados.
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Poseer una mirada de la construcción de la justicia que no vaya de arriba hacia abajo, sino que
se logre en articulación, con diálogos democráticos entre los diversos sectores sociales.
La película refleja el sometimiento de los pueblos originarios a través de la historia de una
niña proveniente de una comunidad indígena del chaco paraguayo de principios del siglo XX. El
Museo de Ciencias Naturales de La Plata, (Argentina) tuvo indígenas cautivos como objeto de
estudio, y sus esqueletos fueron exhibidos durante décadas. La historia de (Damiana) fue un
disparador para indagar sobre algunos enfoques ideológicos.
Sarmiento: En el año 1845, durante su exilio en Chile, es enviado por encargo del presidente
Montt a recabar información sobre diferentes sistemas educativos en varios países. Ese viaje
es el punto de partida para la construcción de uno de sus escritos fundamentales: Educación
Popular.
En ese viaje crucial de 1945, Sarmiento visita los Estados Unidos y se vincula de manera
estrecha con el pedagogo Horace Mann. Mann había sido el impulsor, en la década del 30, del
llamado "movimiento de las escuelas populares" en el estado de Massachussets. La pedagogía
de Mann deslumbra a Sarmiento, quien mantendrá con firmeza, años después, varias de sus
ideas.
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Figura controvertida, el movimiento creado por este educador buscó, en su propuesta, generar
acceso masivo a la escolaridad para los niños en edad de asistir a las aulas. Entendía a la
educación como el gran igualador de las condiciones del ser humano y "volante de la
maquinaria social". Pero, a su vez, sus críticos sostienen que fue un pedagogo cuya máxima
preocupación se centró en crear y desarrollar instituciones capaces de generar y mantener el
control social, y alguien para quien el tiempo y su eficaz utilización eran máxima prioridad.
Entre sus influencias, también es importante destacar el papel de Francois Guizot, un liberal
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Resulta notable que muchos aspectos de la organización del sistema educativo ideado por
Sarmiento permanezcan con cambios leves hasta la actualidad.
Las escuelas argentinas han recibido siempre en sus aulas a una población heterogénea,
diversa. El mestizo y el aborigen, los hijos de los inmigrantes europeos y el criollo, y hoy, los
inmigrantes de países limítrofes y también los migrantes internos.
La mayor riqueza que tiene el colectivo escolar radica allí, en las diferencias que se manifiestan
día a día en las aulas. Nos preguntamos: ¿Qué significa trabajar la heterogeneidad, en la
escuela? ¿Qué significa reconocer al otro? ¿Son ambas cuestiones acaso resultado de una
moda que se origina en discursos floridos pero que finalmente no tienen correlato en las
prácticas áulicas?
Creemos que trabajar la heterogeneidad es más que respeto y cuidado por el otro, por la
diferencia. Es repensar la idea de diferencia. Es entender que todos tienen las mismas
posibilidades de ser educados, y de manera activa no poner en duda su educabilidad.
3. Indique algunos de los artículos del marco legalidad aplicable al sistema educativo que
guarden congruencia con los 7 principios para actuar en concreto sobre la política
educativa y construir la justicia educativa, justificar la relación.
La política educativa es responsabilidad del Estado, esto es: asegurar el rendimiento del
Sistema Educativo, su eficiencia, y su calidad. Se trata de la teoría y práctica de las actividades
del Estado en la materia educación, la manera como el Estado organiza la Educación tomando
decisiones basadas en un conocimiento científico de la materia. Este conocimiento científico
está apoyado por una concepción antropológica determinada, como así también de la
sociedad y de la cultura.
El sistema educativo argentino está regulado por la Ley de Educación Nacional, sancionada en
el año 2006. Allí se asigna al Estado la responsabilidad de garantizar la igualdad y la gratuidad
de la enseñanza. Esta ley permite que toda la población pueda acceder a una educación de
calidad, que garantice la igualdad de oportunidades y la equivalencia de los resultados, más
allá de las diferencias de origen
En este sentido, el Estado debe crear las condiciones necesarias para que esto sea posible.
Tiene que asegurar tanto el sostenimiento de la educación pública y gratuita, como la
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unificación nacional del sistema educativo con respecto a la organización y a los contenidos
que se enseñan en las escuelas de todo el país.
La Ley de Educación Nacional busca consolidar un sistema educativo integrado en todo el país,
lo que resulta de gran importancia en muchos sentidos:
Permite que todos los alumnos —con independencia de su condición social, cultural
geográfica o de género— reciban propuestas formativas equivalentes; de este modo,
se puede superar el problema de la desigualdad educativa.
Asegura la validez nacional de los títulos y certificados emitidos por las instituciones
del nivel inicial, primario, secundario, superior y universitario.
Para que la unidad del sistema educativo sea posible, el Estado nacional debe fijar la política
educativa en todo el territorio argentino y controlar su cumplimiento.
4. Principales diferencias entre la Ley 1420, Ley Federal de Educación y Ley 26206
Nacional de Educación y sus modificaciones.
Podemos afirmar que existen muchísimas diferencias entre las leyes anteriormente
mencionadas. Por otro lado al hacer esta comparación claramente se puede decir que los
derechos, los objetivos-fines, la fecha de promulgación, la fecha sancionada de cada ley, son
muy diferentes. Podemos afirmar que una ley es una norma jurídica dictada por el legislador,
es decir un precepto establecido por la autoridad competente en que se manda o prohíbe algo
en consonancia con la justicia. Su incumplimiento trae aparejada una sanción.
En las últimas décadas, se han producido cambios en el conjunto social que afectan tanto la
composición como las demandas en torno de la educación de adultos, sin que se hayan
producido modificaciones estructurales en sus aspectos organizativos y curriculares
concomitantes. En ese sentido, la educación de adultos, definida en la actualidad como
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educación de jóvenes y adultos, incorpora en sus instituciones cada vez un número mayor de
estudiantes que traen consigo un conjunto de prácticas sociales propias y que interpelan a las
instituciones otrora pobladas casi exclusivamente por adultos.
Es preciso que la escuela de jóvenes y adultos sea promotora de espacios sociales y centro de
la vida cultural de la comunidad dentro de la cual está inmersa. Al mismo tiempo, es necesario
profundizar articulaciones en dos sentidos: por un lado, entre la propuesta educativa y los
saberes ligados al mundo del trabajo, no sólo con criterios de inserción en la estructura
ocupacional sino con saberes más generales vinculados al ámbito de la ciudadanía, en tanto los
sujetos que la transitan y aquellos a quienes aún se debe incorporar, son portadores de
derechos sociales; por otro lado, entre esa propuesta y la continuidad con otras ofertas
educativas que se abren después de obtener la finalización de la primaria, en especial, con los
estudios secundarios.
Esta nueva propuesta guarda continuidad con la concepción política-pedagógica de los sujetos
destinatarios –siempre diversos, múltiples, portadores de prácticas, saberes, valores y hábitos
diferentes entre sí- y se traduce en una nueva estructura para la educación primaria de
jóvenes y adultos, que garantiza la inclusión, la permanencia con aprendizajes y la acreditación
del nivel para todas las personas mayores de 14 años de la provincia de Buenos Aires. A la vez,
marca un profundo cambio dado que se aprueba un diseño curricular propio de la modalidad.
Para el logro de los propósitos que persigue, se impone la necesidad de una propuesta de
enseñanza, acorde con los lineamientos de política educativa vigentes, que sea capaz de
incorporar también a todos quienes hoy no están en sus aulas.
En ese sentido esta propuesta retoma la Ley Nacional de Educación Nº 26206, que ratifica el
carácter federal de la educación estableciendo que el Estado Nacional como las provincias
tienen la responsabilidad principal e innegable de proveer una educación integral, permanente
y de calidad para todos los habitantes de la Nación, garantizando la igualdad, gratuidad y
equidad en el ejercicio de ese derecho
El nuevo paradigma educativo significa EDUCACIÓN PARA TODOS, CON CALIDAD, CON
EQUIDAD Y MÁS COSTO EFICIENTE.
LINCk https://youtu.be/N2fLPXqS5WA
políticos, sociológicos, económicos y pedagógicos, ámbitos desde los cuales CIPPEC confía
pueda conjugarse el cumplimiento integral del derecho a la educación.
El análisis se presenta en cuatro capítulos: las grandes tendencias del sistema educativo
argentino; la comparación internacional; la dimensión provincial de un sistema educativo
federal; y las cuestiones cruciales de nuestra actualidad educativa.
ASISTENCIA ESCOLAR
Argentina ha sido el país de América Latina con un desarrollo más temprano de su educación,
en particular la educación de nivel primario. Esto se sigue reflejando hoy en la dimensión del
sistema: 11 millones de alumnos y más de 825 mil docentes repartidos en 48 mil
establecimientos educativos de distintos niveles.
No obstante, según el último censo nacional de población y vivienda del año 2001, la cantidad
de niños, niñas y jóvenes que no asistía a la escuela en ese momento era más de 1,5 millones
(aproximadamente el 15,2% del total de población de 3 a 17 años). La reducción de este
número es sin dudas el más significativo desafío de la política educativa ya que como se dice
en el más reciente informe de CIPPEC “cada uno de ellos resume las deudas pendientes por
lograr no sólo mayores niveles de financiamiento y acciones que generen una oferta educativa
inclusiva, sino también la gran batalla por un modelo de desarrollo económico más igualitario,
fuente de toda inclusión educativa verdadera”. Siguiendo con los datos del Censo 2001,
además se destaca la disparidad regional existente ya que en las provincias con mayor
exclusión educativa (Misiones, Chaco, Santiago del Estero, Tucumán, Formosa y Corrientes)
más del 20% de su población en edad escolar se encontraba fuera del sistema educativo
El sistema educativo argentino estuvo dividido históricamente en dos niveles con culturas
educativas distintas: la primaria que desde sus orígenes fue definida como obligatoria y
gratuita, y la secundaria que con la intención de formar cuadros para la administración pública
marcó un carácter elitista de origen al nivel medio. El reconocimiento del derecho a la
educación secundaria termina de sellarse en el plano legal recién con la sanción de la Ley de
Educación Nacional (Ley 26.026) en 2006, que establece la obligatoriedad del nivel. Quizás otro
de los desafíos actuales para la política educativa consista en modificar ese mito fundacional
de la escuela secundaria para la selección social. La evolución histórica de la matrícula de los
niveles primario y secundario da cuenta de esta distinción. Mientras la primaria sostuvo tasas
de escolarización creciente, creció más que la población, hasta los años sesenta y llegó a casi el
98% en el año 2001, la expansión de la educación secundaria se inició más tarde y
observándose grandes saltos o “explosiones de acceso” hasta alcanzar una tasa neta de
escolarización de 71,5% en 2001, es decir que siete de cada diez jóvenes (de 12 a 17 años)
asistían al nivel secundario (INDEC). La etapa posterior a la crisis de 2002 dejó un panorama
más incierto para el nivel secundario, dado que la matrícula total del nivel decae levemente
(16.000 estudiantes menos entre 2003 y 2007), lo cual tiene un correlato en el aumento de la
educación de adultos (31.000 alumnos más entre 2003 y 2007). Aquí se plantean desafíos
diferentes respecto de cómo escolarizar a los jóvenes que han dejado el secundario, ya sea
porque encontraron posibilidades de trabajo o porque no ven en la escuela un valor social
relevante como para finalizar sus estudios.
La etapa posterior a la crisis de 2002 dejó un panorama más incierto para el nivel secundario,
dado que la matrícula total del nivel decae levemente (16.000 estudiantes menos entre 2003 y
2007), lo cual tiene un correlato en el aumento de la educación de adultos (31.000 alumnos
más entre 2003 y 2007). Aquí se plantean desafíos diferentes respecto de cómo escolarizar a
los jóvenes que han dejado el secundario, ya sea porque encontraron posibilidades de trabajo
o porque no ven en la escuela un valor social relevante como para finalizar sus estudios.
En el caso del acceso al nivel inicial se profundiza la brecha entre las familias de mayores y
menores ingresos. De los niños y niñas de 3 a 5 años, sólo el 47,0% de los pertenecientes al
quintil (20% de población) de menores recursos asiste a algún establecimiento educativo,
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mientras que ese porcentaje aumenta al 79,2% en el quintil de mayores ingresos. (CEDLAS,
2006). En la sala de cuatro años, que también se planea universalizar según el Plan Nacional de
Educación Obligatoria (PNEO), la cobertura es 92,2% para aquellos pertenecientes al primer
quintil y 40,8% para los del último. En los niños de tres años, la cobertura es de 63,9% y 13,6%,
respectivamente (Vera, 2005). Si bien el aumento de la matrícula observado en los últimos
años ha sido muy importante, los objetivos para el nivel inicial del PNEO, requieren aún de un
gran esfuerzo: entre 1998 y 2008 la matrícula del nivel inicial creció 22,4%, aproximadamente
318.000 alumnos se sumaron al mismo, hasta alcanzar un total de 1,5 millón de alumnos
matriculados..
Al interior del nivel inicial, fueron mayormente las salas de tres y cuatro años las que
explicaron la expansión ya que la sala de cinco años se mantiene estancada en torno a los 700
mil matriculados (DiNIECE). Según el propio PNEO falta escolarizar aproximadamente unos
33.000 niños y niñas que no asisten a la sala de 5 años y garantizar el acceso de 236.000 niños
y niñas de 4 años. Las posibilidades de acceso tienen una estrecha relación con las condiciones
socioeconómicas y las limitaciones de la oferta educativa pública para ese nivel, y presentan
además una gran dispersión entre provincias ya que por ejemplo en Mendoza, Misiones,
Tucumán, Salta y La Pampa, la proporción de niños de 4 años escolarizados es menor al 50%
(Vera, 2007). En la Argentina del presente se suman a los desafíos vinculados a la complejidad
propia del sistema educativo, aquellos que son consecuencia del abandono por parte del
Estado nacional durante el decenio posterior a la reforma de 1992. Recordemos que para no
pocos de sus impulsores esa reforma intentaba adaptar el sistema educativo al modelo
económico neoliberal imperante. Tal como lo recuerda la entonces Ministra de Educación, el
debate de la Ley Federal de Educación coincidió con las discusiones acerca de la
transformación del rol del Estado y el proceso de privatizaciones de las principales empresas
públicas. En ese contexto “ideológicamente confuso, contribuyeron las concepciones que
sostenían algunos miembros del Ministerio de Economía y la actividad de centros de
investigación económica cercanos al mismo, que soñaban con dejar a cargo del Estado
únicamente los servicios de educación básica para los sectores populares mientras se pensaba
en un financiamiento por lo menos compartido entre el Estado y los 'usuarios' para el resto de
los servicios”. Pero a eso debemos agregar los nuevos desafíos que plantearon las
consecuencias económicas y sociales de ese modelo neoliberal: desigualdad social, pobreza y
fragmentación del mercado de trabajo con un inédito nivel de desempleo. Ese proceso de
carencia de empleo y desigualdad creciente resultó un condicionante central de la
escolarización de quienes ingresaron en ese mismo período a la escuela. La precariedad laboral
se transformó en un elemento que modificó la estructura familiar, los hábitos y la autoestima
del trabajador. Las consecuencias educativas de esta transformación en la estructura social
fueron inevitables. Las escuelas vieron desjerarquizar su rol pedagógico en atención a las
problemáticas sociales de los alumnos. Desde entonces, la política educativa se complementó
con diversas políticas de contención social y se masificó el servicio de comedor en las escuelas,
donde aproximadamente 1,8 millón de niños y niñas almuerzan cada día, lo que representa el
25% de la matrícula de la educación básica en el sector de gestión estatal (CIPPEC, 2007). Es
decir, uno de cada cuatro alumnos accede al servicio de almuerzo en los comedores escolares.
Sin duda, las circunstancias descriptas de expansión de la escolarización, descentralización y
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Calidad educativa
En cuanto a la calidad educativa, a fines de la década de los noventa, nuestro país se incorporó
en la agenda internacional en materia de evaluaciones de calidad estimulada por los
organismos internacionales de crédito, en especial el Banco Mundial, con el argumento de
buscar indicios para mejorar la eficiencia del sistema y consecuentemente la competitividad
global, y también el mejoramiento de las capacidades locales para evaluar. La evaluación más
rigurosa a nivel internacional es la prueba PISA (Programa para la Evaluación Internacional de
Alumnos). Se trata de un proyecto de la OCDE (Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económicos), cuyo objetivo es evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al
final de la etapa de enseñanza obligatoria, hacia los 15 años de edad. El último informe PISA (el
siguiente corresponderá a la encuesta de 2009 pero aún no se dieron a conocer los resultados)
es del año 2006, es decir que los alumnos argentinos que rindieron la prueba ese año
ingresaron al sistema educativo a mediados de los noventa. En esa oportunidad, además de los
países de la OCDE, participaron 27 países invitados entre los que se encontraba la Argentina.
Los resultados de dicha prueba colocan a laArgentina en los últimos lugares de rendimiento. El
Gráfico muestra los resultados de 2006 en todas las áreas evaluadas (Ciencias, Lectura y
Matemática) como prueba de rendimiento y la varianza de los resultados por escuelas como
indicador de las desigualdades de calidad para una serie de países participantes. Allí se observa
que la Argentina obtuvo resultados de calidad muy por debajo del promedio de los países
desarrollados de la OCDE, e incluso claramente por debajo del promedio deAmérica Latina.
Según esa información, en la Argentina se combinan el bajo rendimiento en promedio y la
fuerte dispersión en los resultados, lo cual da cuentas de las desigualdades al interior del
sistema también en materia de calidad.
Privatización
Mayor compromiso Otra de las consecuencias del abandono del Estado y la merma en la
calidad de la escuela de gestión estatal fue una mayor polarización social entre la escuela
estatal y privada: cuanto más alto es el nivel socioeconómico, mayor resultó el pasaje al sector
privado. En efecto, el 92% del tercio de menores ingresos de la población asiste a escuelas de
gestión estatal mientras que el 58% del tercio de mayores ingresos asiste a escuelas privadas
(CIPPEC, 2006), con grandes disparidades entre provincias. Según los datos del relevamiento
anual de 2007, la matrícula que asiste al sector de gestión privada asciende en promedio al
27,5% de la matrícula total, con porcentajes en torno al 50% para el caso de la Ciudad de
Buenos Aires (CABA) y en un rango aproximado de entre 34% y 30% para las provincias de
Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. El resto del país presenta una incidencia de la gestión
privada inferior a la media del país con un mínimo en los casos de Formosa y Chaco donde
asisten a escuelas privadas menos del 10% de la matrícula de alumnos
Mayor compromiso
Además, existen compromisos nacionales vinculados a la sanción desde 2003 de las leyes “de
Educación Nacional” (Ley N°26.206, 2006), “de Financiamiento Educativo” (Ley N°26.075,
2005), “de Educación Técnico Profesional” (Ley N° 26.058, 2005), “Nacional de Educación
Sexual Integral” (Ley N°26.150, 2006), “de Garantía del Salario Docente y 180 días de clase”
(Ley N°25.864, 2003), “del Fondo Nacional de Incentivo Docente” (Ley N°25.919, 2004) y “de
Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños yAdolescentes” (Ley N°26.061, 2005).
Resulta claro entonces que para dar cumplimiento a los compromisos internacionales en la
materia y a la política educativa plasmada en las leyes nacionales y garantizar una educación
de calidad para todos, el sistema educativo argentino debe atender un conjunto de problemas
y desafíos. No es tarea fácil. Revertir las tendencias desintegradoras sobre el sistema educativo
no será fácil.
Se necesitarán años de políticas educativas, pero también económicas y sociales que resulten
coherentes y acompañen -en términos de equidad en el acceso, equiparación de las
desigualdades regionales y de las evaluaciones de calidad , para que las mejoras en los
resultados se produzcan. Es decir políticas de largo plazo, sustentadas en una inversión
educativa constante y que formen parte de una decisión de Estado. Aquí es donde hay lugar
para la esperanza, porque así lo empiezan a demostrar los hechos. En lo que se refiere al rol
del Estado nacional como garante del derecho a la educación, se puede apreciar un cambio
sustancial a partir de la evolución del financiamiento educativo en el último quinquenio, con el
cumplimiento de lo dispuesto por la Ley 26.075 de Financiamiento Educativo, sancionada en
diciembre de 2005. Como puede apreciarse en el GRAFICO el Gasto público consolidado (GPC)
en la función educación, cultura y ciencia y técnica, había caído luego de la última dictadura
militar a 2,3% del Producto Interno Bruto (PIB). Con el regreso a la democracia en los años
ochenta, la inversión educativa volvió a subir a 3,9% del PIB durante el bienio 1986-87, luego la
crisis de finales de los 80´s significó una nueva caída que se recuperó recién para 1992-94, años
en los que se llevó a cabo la reforma. Cinco años después, a finales del gobierno de Menem, el
GPC se había incrementado 0,3 p.p. incumpliendo la propia Ley Federal de Educación (Ley
24.195) que planteaba un incremento del 20% por año (sólo se cumplió en 1993) en el
financiamiento a la educación a partir del piso del 4% del PIB. A partir de la trasferencia de
servicios educativos nacionales a las provincias entre 1992 y 1994, se agudizaron las
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desigualdades entre las provincias. La disparidad de recursos fiscales tuvo un correlato directo
en la inversión educativa. Esto implicó que las provincias más pobladas (Buenos Aires) fueran
perjudicadas, en comparación con aquellas que contaban con recursos fiscales propios (la
Ciudad de Buenos Aires). Más aún, fueron las provincias más pobres las que recibieron menos
recursos del Estado para invertir en Educación, reproduciendo y ampliando las desigualdades
de origen. Finalmente, volvió a caer el financiamiento a la educación (incluso en valores
nominales) durante la recesión y crisis de principios de los años 2000 y volvió a estabilizarse en
4,1% del PIB en los años previos a la sanción de la Ley 26.075.
A pesar de no contar con datos oficiales a nivel consolidado, las estimaciones realizadas sobre
la ejecución del gasto público nacional y de las principales provincias, permiten afirmar que el
gasto público educativo no ha descendido en valores absolutos ni en términos del PIB, más
aún, ya estaría cumpliendo la meta del 6% del PIB establecida en la ley para este año, lo cual
significaría un hito de indudable importancia de cara al futuro. Sumado a que se realizó en el
marco de una crisis internacional que debilitó los ingresos fiscales.
En el aspecto pedagógico, la reforma promueve nuevas modalidades para estimular una mayor
presencia docente y apoyar a los alumnos para contenerlos dentro de la escolarización
obligatoria de trece años.
Esta medida se complementa también con la Asignación Universal por Hijo (AUH) que
establece como condicionalidad para su cobro la presentación de la escolarización de los hijos
del beneficiario hasta los 18 años. Se espera que esta medida permita un crecimiento de la
matrícula en el nivel medio donde se registra el mayor nivel de exclusión y abandono, en
especial en los centros urbanos más poblados y marginales donde tendrá mayor impacto el
nuevo componente de asignaciones familiares.
Estas iniciativas se suman a la continuidad de otras ya vigentes, como los programas de becas
del Plan Nacional de Inclusión Educativa, destinado a favorecer la incorporación al sistema de
los niños que aún no se encuentran escolarizados y del Plan Nacional de Becas
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El documental “Una clase dividida” dirigido y producido por Williams Peters en 1985, es una
propuesta para tratar el racismo y la intolerancia. Relata la puesta en práctica y los resultados
de un experimento que llevó a cabo en 1970 una profesora, Jane Elliot, con su grupo de
alumnos, mediante el cual pretendió dar a conocer las consecuencias del racismo. Se trataba a
grandes rasgos de que vivieran la discriminación, motivada por una falsa creencia, en su propia
piel. Otro aspecto importante que resalta esta película es, en mi opinión, el hecho de la
supremacía y la discriminación, de esta forma reflejando la crueldad y la injusticia del
momento histórico en el que se encontraban, aunque creo que se puede aplicar
perfectamente también a la sociedad actual debido a la todavía gran cantidad de agresiones
racistas que se sufren en todo el mundo.
Jane Elliot consigue que nos hagamos una profunda reflexión sobre la igualdad entre las
personas. Este tipo de experimentos nos ayuda a saber cómo y por qué se produce la
discriminación y se justifica la intolerancia entre grupos sociales. Hay que tener en cuenta,
como dice la propia maestra Jane Elliot, que se trata de un experimento muy controvertido y
puede resultar peligroso llevarlo a cabo si no se tienen los conocimientos necesarios para
hacerlo.
Poner el foco en comprender a la educación como derecho implica tener como punto de
partida la comprensión del otro como “sujeto de derechos”. El otro - alumno no es un sujeto
incompleto, un futuro peligro social o un “portador de intereses”, sino alguien que posee
ciertos derechos, con “derecho” a ejercerlos, ampliarlos, y sumar nuevos.
-La igualdad que implica tanto valorar la singularidad de cada uno -sin por eso negar o
convalidar la desigualdad social- como reconocer un territorio común que nos une en términos
colectivos. En este sentido, sostenemos la idea de que la educación no sólo debe resistir a la
desigualdad sino que debe abrir en cada momento una oportunidad para construir una vida
más justa para todos. la educación se rebela y se resiste a ser cómplice de transformar las
diferencias en desigualdades.
-Esta igualdad de base que implica pensar la educación como derecho se articula con generar
espacios de cuidado basados en una apuesta en confiar en las posibilidades de aprender del
otro -contra todo diagnóstico “objetivo” que pronostique lo contrario-, y con brindar
conocimientos como medios de orientación para interpretar los contextos y permitir la
comprensión de la propia historia.
-“Dar amparo” tiene que ver con instalar una red de significaciones ante una realidad
inexplicable que proteja, resguarde y posibilite el acceso a la sociedad y la cultura, que brinde
a los sujetos las herramientas necesarias para que pueda incorporar e incorporarse en ellas
aún en las situaciones más extremas y penosas. No tiene que ver con engañar, sino cono
ayudar a establecer una distancia necesaria con los hechos que permita aproximarse a ellos sin
sentirse arrasado por ellos.
Estamos proponiendo recuperar el horizonte de igualdad que implica la concepción del otro
como sujeto de derecho para pensar desde allí propuestas pedagógicas que no sólo
prevengan, sino que sobre todo habiliten situaciones que permitan la irrupción de algo nuevo,
no predecible de antemano, que aporte a la construcción de situaciones de mayor justicia.
en la persona que lo sufre, que consecuencias personales reales tiene ser tratado bajo esa falta
de valores.
Así, Jane Elliot consigue que nos hagamos una profunda reflexión sobre la igualdad entre las
personas. Este tipo de experimentos nos ayuda a saber cómo y por qué se produce la
discriminación y se justifica la intolerancia entre grupos sociales.
Siguiendo esta línea, la Ley de Educación Nacional Nº 26.206 propone garantizar la inclusión
educativa a través de políticas universales, estrategias pedagógicas y asignación de recursos
que otorguen prioridad a los sectores más desfavorecidos; lo que da cuenta de un nuevo
paradigma, una nueva mirada y posición frente a la infancia y los niños, los niños son hoy
sujeto de derecho. Esta ley, brinda el marco normativo para orientar acuerdos sobre el diseño
e implementación de las políticas educativas y para llevarse a cabo es necesario no solo la
buena voluntad política del gobierno nacional y de los gobiernos provinciales, sino de acciones
concretas y tomar la decisión de hacerla efectiva.
La Ley de Educación Nacional establece que la educación y el conocimiento son un bien
público y un derecho personal y social, garantizados por el Estado y que tiene que brindar las
oportunidades necesarias para desarrollar y fortalecer la formación integral de las personas a
lo largo de toda la vida y promover en cada educando la capacidad de definir su proyecto de
vida, basado en los valores de libertad, paz, solidaridad, igualdad, respeto a la diversidad,
justicia, responsabilidad y bien común. En este contexto la idea sería pensar sobre que la
verdadera inclusión educativa puede ser una realidad si todos los niños pueden crecer y
educarse juntos, en un sistema que los aloje y acompañe respetando sus características,
necesidades y potencialidades, apuntando a una educación de calidad.
Desde cada región, provincia, municipio, escuela, y teniendo como eje la Ley Nacional de
Educación, se deberían hacer efectivas las diversas acciones que harían de este modelo de
inclusión una realidad; asegurando una educación de calidad con igualdad de oportunidades y
posibilidades sin desequilibrios regionales ni sociales; garantizando la inclusión educativa a
través de estrategias pedagógicas y recursos que permitan llevar a cabo las ideas; donde las
condiciones de igual y respeto por las diferencias no admita discriminación de género ni de
ningún otro tipo.
La inclusión educativa se basa en la diversidad como cualidad intrínseca del ser humano,
en la aceptación y valoración de las diferencias y en que es la escuela, en tanto recorte de la
sociedad, la que sienta las bases para la inclusión social.
Esta película nos enseña sobre cómo debe ser en realidad la educación, siendo el sistema
educativo actual, simplemente un sistema esclavista en la que se oprime a la persona, donde
no se le enseña a ser un individuo, sino un elemento de una sociedad que debe adaptarse a
ella y ser igual a todos. Se usa una educación bancaria donde enseña a repetir una y otra vez
diferentes conceptos que el estudiante probablemente olvidará y no le servirá de nada en su
futuro, en lugar de enseñar valores y con amor.
Por otro lado, la película motiva a los padres a formar parte del proceso de aprendizaje de sus
hijos, a involucrarse en él y no dejarle todo a los profesores por ser “profesionales”, nos dice
que la mejor educación que puede recibir un niño es la que viene de sus padres, los cuales, en
su mayoría, no se involucran en ella por no poseer un título universitario.