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Los humanos ya cosían su ropa hace 40.

000 años
en la costa catalana
Un hueso perforado hallado cerca de Barcelona era usado para
coser pieles miles de años antes de la llegada de la aguja a Europa

Sobre este hueso perforado, arriba, se


colocaba la piel que era percutida con un buril como aún hacen los zapateros. Abajo, piel usada en los
experimentos.FRANCESCO D'ERRICO Y LUC DOYON

MIGUEL ÁNGEL CRIADO 12 ABR 2023 - 20:00 CEST


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Hace 39.600 años hacía mucho frío en Europa. Los icebergs bajaban hasta la costa portuguesa y casi
toda la península Ibérica era una estepa siberiana donde vivían mamuts lanudos. La última glaciación,
la de Würm, se acercaba a su clímax cuando grupos de humanos modernos, los Homo sapiens, llegaron
a este confín de Europa, arrinconando a los neandertales. Y debieron de hacerlo vestidos de pieles
bien ajustadas: en un yacimiento cercano a Barcelona se ha identificado un objeto de hueso usado,
según un estudio publicado este miércoles, para perforar y coser el cuero.

“Ya lo identificamos sobre el terreno, tenía una serie de marcas que no eran dentelladas de carnívoros
ni cortes ni nada frecuente”, dice Montserrat Sanz, arqueóloga de la Universidad de Barcelona. Junto a
un grupo de colegas, Sanz estaba excavando en 2007 en una gravera situada en la confluencia de las
rieras de Canyars y Can Llong, a unos kilómetros de Gavá, donde encontraron la pieza. Situada en una
terraza fluvial, debía ser una zona de caza de hienas y félidos, por la elevada concentración de huesos
de caballos, bóvidos y otros herbívoros que encontraron. Pero entre tanta osamenta animal, hallaron
media docena de piedras de cuarzo y sílex talladas de tal manera que solo podían haberlo hecho
algunos de los primeros humanos modernos que estaban llegando desde el este. Junto a las piedras
también encontraron ese hueso que tanto les llamó la atención. “Quizá había un campamento cercano
o pasaron por allí y los dejaron”, piensa Sanz. Ahora, el análisis microscópico y una serie de
experimentos han permitido a sus descubridores determinar que era una herramienta para coser
pieles.

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La pieza, de unos 10 centímetros, está incompleta, lo que complica su identificación. Pero por el
tamaño y forma debería ser parte de una cadera o quijada de un gran herbívoro, quizá un caballo o
bóvido. Aunque no se conserva su colágeno para poder datarla, la ayuda de otros restos y su
localización en el estrato en el que fue hallada ha permitido a los investigadores ponerle fecha:
debieron de hacerla hace unos 39.600 años, en pleno Paleolítico superior. La fecha encajaría con los
inicios de la cultura auriñaciense, que llevaron los H. sapiens a la mayor parte de Europa. Lo especial
de este objeto de hueso son las perforaciones que tiene.

“Por un lado, tiene varios grupos de perforaciones, pero lo más llamativo es la serie de marcas
simétricas que tiene por el otro”, destaca la arqueóloga catalana. Se trata de una decena de hendiduras
paralelas y casi equidistantes que ya les intrigaron en 2007 y ahora creen haber descubierto para qué
eran. “Del Paleolítico superior ya se habían encontrado buriles [una especie de punzón] que debían
usarse para trabajar la piel, pero faltaba la base”, sigue Sanz. Y ahora la han encontrado.

“Ya se habían encontrado buriles que debían usarse para trabajar la piel, pero faltaba la base”
Montserrat Sanz, arqueóloga de la Universidad de Barcelona

En este descubrimiento ha sido clave Luc Doyon, experto en arqueología ósea de la Universidad de
Burdeos. Estando claro que era un trabajo humano y no el resultado azaroso de las mordeduras de
algún animal, pero había que determinar para qué era. Podría tratarse de un elemento decorativo o
simbólico. Pero Doyon lo descarta: “En el contexto auriñaciense, el diseño ornamental que imita
características naturales o de las prendas de vestir suele aparecer en objetos sustancialmente tallados.
Este no es el caso del objeto de Canyars. También descartamos que sea un objeto simbólico porque las
modificaciones deben ser claramente visibles y organizadas para garantizar que el significado que
deben transmitir pueda ser entendido por los diferentes miembros del grupo. Aparte de los 10
pinchazos alineados que son fáciles de detectar, los otros 18 están dispuestos de forma desordenada”.

La excavación de la riera de Canyars se


desarrolló en 2007, antes de que un proyecto urbanístico enterrara toda la zona.M. SANZ / J.
DAURA (UNIVERSIDAD DE BARCELONA)

El estudio, cuyos resultados acaban de ser publicados en Science Advances, apoya estas conclusiones
en una serie de experimentos usando réplicas del hueso tallado y buriles de piedra. “Un análisis
cuidadoso de las 28 perforaciones reveló que se habían hecho con la misma técnica, pero con al menos
seis herramientas de piedra diferentes, lo que sugiere que se usó durante un período de tiempo
bastante prolongado”, cuenta Doyon. “Al pinchar muestras de cuero grueso, pudimos producir
pinchazos con características redondeadas similares”, termina. Comparando los resultados, todo
indica que la distribución de las marcas en la superficie ósea tenía como objetivo producir una
puntada lineal.

La manufactura de ropa a medida debió ser fundamental para la supervivencia de la gente del
Paleolítico que vivía en ambientes de clima frío. Según sondeos marinos en la zona de la isla de
Alborán, la temperatura en la península Ibérica se parecía más a la existente en la Siberia actual que a
la de un país mediterráneo de ahora. En los tiempos del yacimiento de Canyars, la temperatura media
del mes más frío no subía de los -8º, frente a los 5º de la actualidad.

“La cuestión clave para la adaptación humana a ambientes fríos es poder crear ropa a medida”

Para combatir el frío, abriga más una piel pegada al cuerpo. Tradicionalmente, los arqueólogos han
relacionado la aparición de ropa ajustada con la de la tecnología de las agujas de coser de hueso. El
problema aquí es que, encontradas en el sur de África hace unos 73.000 años y en Siberia y China hace
unos 45.000 años, las agujas no llegaron a Europa hasta hace unos 26.000 años. Sin embargo, el hueso
con perforaciones sugiere que en Canyars ya cosían pieles unos 14.000 años antes. Además, las agujas
de hueso no son bastante resistentes para perforar repetidamente el cuero grueso.

Francesco d’Enrrico, investigador del Centro sobre la Conducta de los Primeros Sapiens de la
Universidad de Bergen (Noruega), defiende que “la cuestión clave para la adaptación humana a
ambientes fríos es poder crear ropa a medida”. Para coserla, debió de haber, como hoy, distintas
herramientas. Perforar la piel y pasar un hilo por los agujeros así producidos, posiblemente con el
golpeo de un punzón sobre el cuero y con una base perforada, sería una de ellas. Sobre lo encontrado
en Canyars, d’Enrrico cuenta en un correo: “Las agujas con ojo son importantes porque
probablemente representan un refinamiento de técnicas anteriores. Sin embargo, ser capaz de
perforar pieles para hacer ropa a medida representa el verdadero punto de inflexión en la historia de
la adaptación humana”. Y además de ropa, también debieron coser zapatos, zurrones o tiendas.

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