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Lizzie Lynn Lee - Juego Perverso - Relato Corto
Lizzie Lynn Lee - Juego Perverso - Relato Corto
Agradecimientos
Al Staff Excomulgado: Excopic por la Traducción, a Kiti08
por la Corrección, Diagramación y Lectura Final de este
Libro para el Club de Las Excomulgadas…
Gracias!!!
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El Club de las Excomulgadas
Juego Perverso
Craig movió su muñeca esposada. Él no iba a ir a ninguna parte. “Bueno, tengo que
admitir, me gusta hasta ahora”
Paige hizo una mueca, poniendo cara de desprecio; no le había hecho gracia su broma.
Se inclinó y esposó la otra muñeca de Craig. Él emitió un sonido urgiéndola,
pareciendo excitado. Ella rodó sus ojos. Hombres. Parecía que siempre se encendían
con la perversión “Fuera de la caja”
Ella no podía menos que decir que Craig tenía la polla más asombrosa que hubiese
visto alguna vez. Agradable, gruesa, con la longitud perfecta también. No demasiado
grande para montar, perfecta para ser jodida. Y también parecía saber usarla. Incluso
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El Club de las Excomulgadas
se podría decir que tenía talento con su polla. Tal vez eso era lo que
le otorgaba ese ego tan inflado. Pero eso no importaba ahora, porque
ella iba a enseñarle una lección. Ningún hombre se distanciaba de Paige Black y se salía
con la suya.
Sólo habían salido durante dos semanas. Él le había dicho que la amaba y todo iba
genial. Craig parecía un gran tipo y era todo lo que Paige había querido alguna vez en
un hombre. Incluso llegó a sospechar que Craig era el único.
Él la observó sacar una lata de nata montada del mini bar. “Oh, mierda”
“Regla número uno, cariño” le reprendió bruscamente, “Ninguna palabra a menos que
te lo indique. Voy a tener que castigarte si te atreves a romper mis normas”
La boca de Craig se abrió y se cerró, no atreviéndose a decir otra palabra. Pero no pudo
dejar de gemir cuando Paige espesó su dura polla con la nata montada. Ella le dio a la
punta un lametón, comiendo así la dulce crema. "Oh", gimió en voz alta.
Su mirada dura lo hizo callar. Se quedó en silencio cuando Paige lamió desde la base
hasta la punta de su polla. Agradable. Lento. Dándole completa atención. Su
respiración se volvió dificultosa mientras ella con su lengua bailaba sobre su duro eje,
haciendo piruetas sobre su punta hinchada. Su polla se estremeció. Su propietario
jadeó. Quizás el tratamiento era más de lo que él podía tomar.
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El Club de las Excomulgadas
de su climax. Su piel estaba tan caliente, que ella se sintió febril. El
sabor a dulce y a océano salado inundó su boca cuando ella lo llevó
al fondo de su garganta, saboreó una mezcla entre su pre-eyaculatorio y el resto de la
nata montada.
Craig aulló, olvidando que se suponía debía estar en silencio. Paige no se molestó en
reprenderle, sobre todo porque quería oírle gritar, completamente fuera de control.
Ella quería demostrarle cuan gran amante podría haber sido, si él no hubiera dejado a
medias sus citas. Había sido reservada durante sus dos semanas juntos, refrenando sus
Paige chupó más duramente, y su mano frotó sus pelotas. Él se retorció. Jadeando, se
retorcía como un gusano bajo el sol abrasador. No, no le mostraría piedad. No después
de lo que él le había hecho. Sin detenerse en su mamada, Paige dio a sus pelotas un
último apretón, a continuación, se aventuró más abajo, deslizando un dedo entre las
mejillas del culo, encontrando su ano.
Sin una pizca de modestia, Paige empujó su dedo en él. Craig saltó, con su espalda
arqueada, tal vez sintiéndose violado. A Paige no le importaba.
Ella no le contestó, pero siguió follándole con un dedo. Maldijo, pero no se opuso, y si
lo hubiera hecho, ella lo habría ignorado de todos modos. Movió su dedo, frotando las
paredes virginales, tratando de encontrar su próstata.
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El Club de las Excomulgadas
Paige encontró su secreto un minuto más tarde, después de una
breve exploración. Si Craig no hubiera estado gritado tan fuerte, lo
habría encontrado antes. La hinchazón, no más grande que una almendra, estaba a la
profundidad junto a su dedo. Ella lo rozó más fuerte, haciéndole cosquillas, aplicando
la suficiente presión, cual sabía demasiado bien por sus amantes pasados, que haría
llorar a un hombre adulto.
Craig se desgarró, resistió, gritó con una serie de sollozos que se atoraban en su
garganta. Temblaba de cabeza a los dedos de los pies, con la piel ardiendo. Paige
controló su respiración con cuidado y cogió su polla en ángulo, jodiéndole con su boca
al mismo ritmo que le jodía el culo con su dedo.
Ella empujó una vez, dos veces, golpeándolo en la marca de su punto dulce. Craig se
tensó, y con fuerza repentina, se corrió con un grito. Los chorros de su interminable
Paige sonrió. Se arrastró lentamente por la cama hasta que su cara se niveló con la de
él. “Así que, cariño, ¿eso es lo que te gusta?”
Él necesitó un minuto para elaborar una respuesta. “Eso fue increíble” Admitió.
“Apuesto a que lo fue” Paige asintió con la cabeza en tono burlón. “Y esto es sólo uno
de los pequeños trucos que conozco y que aún no te he mostrado”
“Sí, mierda” Paige le dio una mirada superficial a su entrepierna. “Pero creo que has
tenido bastante entusiasmo para un día”
“No” jadeó, retorciendo sus muñecas esposadas. “Podría correrme otra vez”
Paige se echó a reír. Estuvo sorprendida al encontrar que su voz salía sedosa, tan
disolutamente malvada. “No sé, cariño. Tengo dolor de cabeza”
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El Club de las Excomulgadas
La cara de Craig enrojeció. Él había dicho lo mismo cuando anuló su
última cita. “Nena, esto porque...”
“Nena...”
“Aquí está la llave a las esposas” Paige situó la llave sobre su estómago. Craig la miró
como si fuera un material ofensivo que se carbonizaría si, sus ojos la miraban
demasiado tiempo. No había ninguna forma que pudiese alcanzarla y liberarse a sí
mismo de las esposas. “Si no puedes conseguirlo, ya le he pedido a alguien que te eche
un vistazo en una hora. Y mientras tanto, cariño, quiero que pienses en lo tonto que has
sido, por haberme pisoteado en los dos últimos días. Podría haber sacudido tu mundo.
Y más”
Craig dejó mensajes en su contestador automático más tarde esa noche, pidiendo
perdón y preguntándole cuando podría verla, pero ella no tenía intención de verlo
pronto.
Probablemente más.
Fin
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El Club de las Excomulgadas
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