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LLEGADA DE LOS PADRES

CARMELITAS AL PERÚ

POSTULANTE
Jonathan Breña Turín

AÑO
2023
LLEGADA DE LOS PADRES CARMELITAS AL PERÚ

Origen

La Orden del Carmen tiene su origen en el siglo XII. Alrededor del año 1191, un
grupo de hombres que querían experimentar la soledad y el retiro se
establecieron en el valle de Wadi es-Siah del ‘Monte Carmelo’, donde vivió de
acuerdo a la tradición bíblica, el profeta Elías (874 a.C.). En este profeta se
inspiran para vivir en soledad. Poco a poco se unieron otros ermitaños y entre
1206 y 1214 se reunieron para pedir al entonces Patriarca de Jerusalén,
Alberto, que les diese una regla sobre la que organizar su vida comunitaria. Así
nació la Orden Carmelitana.

¿Quiénes son los Carmelitas?

Los Carmelitas, hombres y mujeres que por los últimos 800 años escribieron
con su vida un comentario sobre el libro bíblico del Cantar de los Cantares.

Era tiempo de guerra en la tierra de la Biblia. Los cristianos estaban defiendo


estas tierras de la invasión musulmana. En los últimos años del siglo 11 era
mucho el esfuerzo, la decepción y muchos los decaídos de esta sed de
conquista y reconquista de la tierra bíblica que un grupo de hombres cristianos
que estaban peregrinando por esta zona decidieron congregarse en el
Carmelo. Este era el último rincón libre donde los cristianos podían vivir. El
propósito de esta comunidad de hermanos fue de seguir fielmente los pasos de
Jesucristo con la ayuda de las armas del amor, la fe, la justicia, los
pensamientos santos, el silencio y la salvación. En medio del convento las
ermitas del Carmelo construyeron una capilla y la dedicaron a la Madre de
Dios. Después de pocos decenios los musulmanes invadieron Akko donde está
el Carmelo y mataron a hermanos Carmelitas; otros escaparon por mar a
Europa.

Los hermanos Carmelitas volvieron a sus países de origen, y así de esta


pequeña comunidad inició el Carmelo que comenzó una nueva etapa. Esta
comunidad migrante tuvo que adaptarse a la nueva realidad no solamente en el
habito, sino que también en el estilo de vida asumiéndose al movimiento
mendicante. Los Carmelitas definieron su identidad con el pasar del tiempo y
se definieron como una comunidad de Contemplativos. Nuestro lema es: “Ser
una comunidad orante en medio del pueblo”.

¿Por qué Carmelitas?

En el siglo XII (quizás después de la tercera cruzada, 1189-1191) algunos


penitentes-peregrinos, provenientes de Europa, se establecieron junto a la
“fuente de Elías”, en una de las estrechas vaguadas del Monte Carmelo, para
vivir en forma eremítica y en la imitación del Profeta Elías su vida cristiana en la
misma tierra del Señor Jesucristo. Tanto entonces como después los
Carmelitas no reconocieron a ninguno en particular con el título de fundador,
permaneciendo fieles al modelo Elías ligado al Carmelo por episodios bíblicos y
por la tradición patrística greco-latina, que veía en el Profeta uno de los
fundadores de la vida monástica. Habiendo sido construida una pequeña
iglesia en medio de las celdas, la dedicaron a María, Madre de Jesús,
desarrollando el sentido de pertenencia a la Virgen como la Señora del lugar y
como Patrona, y tomaron de ahí el nombre de “Hermanos de Santa María del
Monte Carmelo”. El Carmelo por este motivo está profundamente ligado a Elías
y a María. 

Del Profeta ha heredado la pasión ardiente por el Dios vivo y verdadero y el


deseo de interiorizar la Palabra en el corazón para testimoniar su presencia en
el mundo; con María, la Virgen Purísima Madre de Dios, se empeña en vivir “en
obsequio de Jesucristo” con los mismos sentimientos de intimidad y
profundidad de relación que tuvo María.

Este grupo de ermitaños laicos para tener una cierta estabilidad jurídica se
dirigió al Patriarca de Jerusalén, Alberto Avogadro (1150-1214), residente en
aquel tiempo en San Juan de Acre, en las cercanías del Monte Carmelo. Este
escribió para ellos una norma de vida, entre el 1206-1214. Sucesivas
aprobaciones de esta norma de vida por parte de varios papas ayudaron al
proceso de transformación del grupo hacia una Orden Religiosa, cosa que
aconteció con la aprobación definitiva de tal texto como Regla por Inocencio IV
en el 1247. La Orden del Carmelo fue de este modo inserta en la corriente de
las Ordenes Mendicantes.

Hacia el 1235, sin embargo, los Carmelitas debieron en parte abandonar el


lugar de origen, a causa de las incursiones y persecuciones de los sarracenos,
que estaban reconquistando la Tierra Santa, retomándola a los cruzados.
Regresaron en general a los países de origen en Europa.

Bien pronto se multiplicaron y florecieron en la ciencia y en la santidad. Con el


tiempo se acercaron a los religiosos algunas mujeres, que se transformaron en
el 1452 en monjas que vivían en propias comunidades.

En los siglos XV-XVI hubo cierto relajamiento en diversas comunidades,


combatido por obra de Priores Generales como el Beato Juan Soreth (+1471),
Nicolás Audet (+1562) y Juan Bautista Rubeo (+1578) y por algunas reformas
(entre las cuáles la de Mantua y la del Monte Oliveti en Italia y la de Albi en
Francia) para poner freno a la profusión de abusos y mitigaciones. La más
conocida es ciertamente la llevada a cabo en España por Santa Teresa de
Jesús para la reforma de las monjas y después de los religiosos, ayudada por
San Juan de la Cruz y el P. Jerónimo Gracián. El aspecto más importante de la
labor de Santa Teresa es no tanto el haber combatido la mitigación introducida
en la vida del Carmelo, cuanto más bien el haber integrado en su proyecto
elementos vitales y eclesiales de su época. En el 1592 esta reforma, llamada
de los «Carmelitas Descalzos» o «Teresianos» se hizo independiente de la
Orden Carmelita y tuvo un gran desarrollo en las dos Congregaciones de
España e Italia, reunidas después en el 1875. Se tienen así dos Órdenes del
Carmelo: la de «Los Carmelitas», llamados también de la «Antigua
Observancia» o «Calzados», y la de «Los Carmelitas Descalzos» o
«Teresianos», que consideran a Santa Teresa de Jesús como su reformadora y
fundadora.

A pesar de esta división, en los siglos sucesivos la Orden Carmelita continuó su


camino espiritual. Numerosos religiosos y religiosas ilustres dieron vida al
Carmelo con su espiritualidad y su genio. Grandes avances se dieron también
entre los seglares con la institución de la Tercera Orden del Carmen y de las
Cofradías del Escapulario del Carmen en varias partes del mundo. En los siglos
XVII y XVIII se expandió por algunas partes el movimiento de la más estrecha
observancia con la Reforma Turonense en Francia y con las de Monte Santo,
Santa María della Vita, Piemonte y Santa María della Scala en Italia.

Al inicio de la Revolución Francesa la Orden Carmelita estaba ya establecida


en todo el mundo con 54 Provincias y 13,000 religiosos. Precisamente a causa
de la Revolución Francesa la Orden del Carmelo sufrió graves daños, de modo
que al final del siglo XIX se vio reducida a 8 Provincias y 727 religiosos. Sin
embargo, fueron estos pocos religiosos los que, durante el siglo XX, con valor y
determinación, restablecieron la Orden en aquellos países donde habían
estado presentes anteriormente, así como también implantaron el Carmelo en
nuevos continentes.

Llegada al Perú

En 1896 comenzó la presencia de los Carmelitas Descalzos en América,


cuando comenzaron las peticiones para una fundación en el Perú. Así, los
padres Ernesto y Epifanio llegaron al puerto del Callao el 2 de julio de 1897 y
con el tren llegaron al Monasterio de las Hermanas Carmelitas de Carmen Alto,
en Lima. La sorpresa de las monjas fue muy grande porque nunca habían visto,
hasta entonces, un carmelita descalzo. El 7 de julio, partieron en barco hacia
Arequipa, a donde llegaron el 10 de julio, desembarcando en el puerto de
Mollendo.

En Perú, los Carmelitas llegaron al final del siglo XIX, atendiendo a solicitudes
de la orden. Primeramente, se fijaron en el Monasterio de las Madres
Carmelitas de Carmen Alto y después partieron a Arequipa, donde iniciaron
oficialmente la historia de la orden masculina en el país.

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