Las técnicas de exposición consisten en afrontar, de forma sistemática y
deliberada, situaciones, coger el metro, hablar en público, recibir críticas, comer alimentos prohibidos, ver, tocar y oler la bebida alcohólica preferida) o estímulos internos, sensación de desmayarse, miedo a tener una enfermedad, preocupaciones, obsesiones, que generan ansiedad u otras emociones negativas asco, ira y/o provocan el impulso de realizar una acción determinada, lavarse las manos compulsivamente, vomitar, beber.
La persona debe mantenerse en la situación o bien afrontar el estímulo
interno hasta que la emoción o el impulso se reduzcan significativamente y/o hasta que compruebe que las consecuencias anticipadas no ocurren. En el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo es frecuente hablar de exposición con prevención de respuesta, ya que el cliente debe exponerse a una situación que genera ansiedad, tocar el pomo de la puerta de un lavabo y, además, controlar el impulso a realizar una acción, lavarse las manos.
De todos modos, lo normal a la hora de aplicar la exposición en diverso
problemas es que haya una prevención más o menos gradual de acciones que se consideran inadecuadas (rituales, conductas defensivas, vomitar, beber, conductas agresivas.