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Fortalecimiento de la capacidad de
respuesta de líderes, lideresas sociales y
defensores (ras) de derechos humanos,
frente a factores de riesgo
Bogotá, Septiembre 2021 Página 2 de 139
MÓDULO 2
Contrato CD-426-2021 Suscrito entre la Defensoría del Pueblo y la Universidad Nacional de Colombia
Instituto De Estudios Políticos y Relaciones Internacionales –IEPRI, Sede Bogotá.
CONTENIDO
MÓDULO 2 ................................................................................................... 2
INFORMACIÓN ............................................................................................... 7
Objetivo ................................................................................................... 7
Objetivos específicos.................................................................................... 7
Público objetivo.......................................................................................... 7
Resumen .................................................................................................. 8
Modalidad ................................................................................................. 8
Duración................................................................................................... 8
Información del docente................................................................................ 9
Programa académico ................................................................................... 11
Unidad 1: Conceptos básicos para el análisis de riesgos ............................................. 12
Amenaza: factores desencadenantes de daño a las personas y comunidades ................. 12
Vulnerabilidad: factores pre existentes que definen la mayor o menor posibilidad de sufrir un
daño ...................................................................................................... 16
La vulnerabilidad es relativa ....................................................................... 17
Factores que ayudar a determinar la vulnerabilidad ........................................... 17
Capacidad: herramientas de que se dispone para afrontar las amenazas ...................... 19
Riesgo: probabilidad de ocurrencia de un daño .................................................... 21
Caso Practico ............................................................................................ 22
Influencia de los distintos factores para la detección y gestión del riesgo .................... 22
Ideas maestras o relevantes........................................................................... 24
Bibliografía .............................................................................................. 26
Unidad 2: Análisis de contexto .......................................................................... 27
El análisis de contexto, como herramienta de acción social y/o política ...................... 27
El análisis de contexto, como herramienta para la evaluación de riesgos. Similitudes y
diferencias. .............................................................................................. 28
Diferencias y coincidencias entre los análisis de contexto por diversos actores sociales . 28
El análisis de contexto para evaluar el riesgo de daño a los derechos de las comunidades
......................................................................................................... 30
El análisis de contexto como base en la determinación de amenazas ....................... 32
Elementos a considerar en los análisis de contexto para la evaluación de riesgos ........... 34
INFORMACIÓN
Modalidad
Virtual
Duración
20 Horas
Jaime Prieto
Economista, con especialización en Derechos Humanos.
Consultor en temas relacionados con el análisis de riesgo y la
adopción de medidas de protección. Entre 1997 y 2003 se
desempeñó como delegado de las organizaciones no
gubernamentales de derechos humanos ante Comité de
Reglamentación y Evaluación de Riesgos del Programa del
Ministerio del Interior para la Protección de Defensores de
Derechos Humanos y líderes sindicales. En 2012 coordinó un
equipo de 40 analistas en la realización de estudios de riesgo de
defensores, sindicalistas y líderes sociales para la Unidad
Nacional de Protección. Entre 2013 y 2015 participó como consultor en un equipo que formuló
propuestas de diseño de metodología de análisis de riesgo y definición de medidas de protección
al Programa de Protección de Defensores y Periodistas de México.
SABER HACER
Realizar análisis de contexto regional y local para determinar posibles factores de riesgo para
las personas líderes sociales y defensoras.
Capacidad para evaluar los riesgos individuales y colectivos que las comunidades y las
personas líderes sociales y defensoras afrontan como consecuencia de los conflictos sociales
en que participan o los derechos que defienden.
Capacidad para definir estrategias de incidencia ante las autoridades correspondientes para
la adopción de medidas de prevención y protección, orientadas a disminuir riesgos inminentes
y a generar un ambiente favorable para el desarrollo de los liderazgos sociales y la defensa
de los derechos humanos.
SER
Adoptar actitudes que dispongan a los participantes a una mejor disposición para la discusión,
concertación y aplicación de medidas de autoprotección comunitarias. Fortalecer el auto
reconocimiento como actores capaces de incidir favorablemente ante las autoridades para
obtener respuestas satisfactorias a las demandas de protección.
Resultados de aprendizaje
Programa académico
Horas
Unidad 1
Conceptos básicos para el análisis de riesgos
4
Unidad 2
Análisis de contexto
4
Unidad 3
Evaluación del riesgo
4
Unidad 4
Medidas de prevención y autoprotección
4
Unidad 5
Estrategias de incidencia para la prevención y protección
4
1
Las personas que solicitan protección a la Unidad Nacional de Protección (UNP), que no habiendo recibido una amenaza explícita
de un tercero, consideran estar en riesgo dado que su labor es percibida con hostilidad por actores armados o por actores sociales
y políticos con vínculos con actores armados, tienen grandes dificultades para que su situación de riesgo sea reconocida, dado que
la matriz de riesgo empleada por la UNP, otorga una valoración excesivamente alta a las “amenazas” (50 puntos sobre 100), las
que son interpretadas por los funcionarios del Grupo de Valoración Preliminar (GVP) como la existencia de panfletos, grabaciones,
llamadas telefónicas o cualquiera otra forma de manifestación explícita de la intención de un actor armado de ocasionar daño a la
vida, a la integridad o a la libertad de la persona. En la práctica, la ausencia de una amenaza explícita, conduce generalmente a
una calificación de riesgo menor al puntaje de 50, que se define como riesgo ordinario, el cual no amerita la intervención de las
autoridades para adoptar medidas de protección. Aunque la matriz de riesgo de la UNP admite el análisis de contexto, el peso de
este factor es menor.
En materia de riesgos a los derechos de las personas y de las comunidades, las amenazas
constituyen situaciones, actos o hechos externos a ellas que pueden provocar daños leves
o graves a uno o varios derechos, bien como consecuencia de acciones deliberadas o
incidentales, con independencia de que estén precedidos de anuncios o advertencias
explícitas de su ocurrencia.
• El ejemplo presentado por la Red para un aprendizaje activo sobre rendición de cuentas
y resultados de la Acción Humanitaria (ALNAP, por sus siglas en inglés) ilustra el
concepto de amenaza al describir la situación de mujeres y niñas de comunidades locales
en medio de conflictos armados:
“Las mujeres y niñas que recogen agua de los pozos en las afueras de sus
pequeños pueblos y aldeas corren un enorme riesgo de violación o estupro, por
cuanto enfrentan la amenaza de soldados reclutados por el gobierno que estén
borrachos en los retenes de incursiones militares de fuerzas rebeldes que
utilicen la violencia sexual, y también de combatientes que acuden por agua a
los mismos puntos ubicados en tierra de nadie. Los pozos y tuberías municipales
que existen en medios de sus asentamientos pero están mal mantenidos o en
ruinas, constituyen la fuente clave de vulnerabilidad para la comunidad, pues
dan a las mujeres pocas opciones para evitar permanecer mucho tiempo cada día
en territorio militarizado”.2
2
(Slim, H. Bonwick, A. Protección: Una guía de Alnap para las agencias humanitarias. Intermón Oxfam, Barcelona 2006, p. 58).
• En el ejemplo de ALNAP la amenaza contra los derechos de las niñas y las mujeres de
comunidades locales que deben acudir a aprovisionarse de agua en “tierra de nadie”
donde hay presencia de soldados en estado de embriaguez. Obsérvese el ejemplo no
muestra que la amenaza surja de un anuncio previo por parte de los posibles agresores
de su intención de ejecutar actos de violencia sexual contra las mujeres y niñas que
acuden a los pozos a recolectar agua; por el contrario, la amenaza se presume dadas las
circunstancias descritas.
Por otra parte, la amenaza, además de la intención deliberada de causar un daño, puede
ser producto de un daño incidental o colateral ocasionado por acciones o situaciones que
no tienen como objetivo causar daño contra una persona o comunidad determinada, sino
que están dirigidas contra terceros, pero que pueden terminar afectándolas, dada su
proximidad, o su circulación por determinados lugares donde tales acciones o situaciones
ocurren.
Esta distinción es importante, por cuanto permite a las potenciales víctimas conocer si la
amenaza existente se dirige directamente a ellas, lo que les indica la necesidad de
adoptar medidas conducentes a evitar una posible acción en su contra, o si el blanco de
posibles ataques es más difuso, por lo que las precauciones a adoptar serán de naturaleza
diferente, orientadas a mantener distancia con respecto a las personas blanco del posible
ataque o evitar circular por determinados lugares, o permanecer temporalmente en
lugares protegidos mientras tales acciones ocurren.
3
En el tema 4 de este módulo “Medidas de prevención y protección”, se explican las diferencias en la repercusión –negativa o
positiva- que tiene una misma medida de protección frente a amenazas de naturaleza distinta, como es el caso de amenazas
resultado de una deliberada intención de causar daño o amenazas provocadas por efectos colaterales o incidentales.
4
En los temas siguientes de este módulo se explica más a profundidad el tipo de amenazas que las personas y las comunidades
pueden afrontar que afecten sus derechos como defensoras de derechos humanos y liderazgos sociales.
5
Los Incidentes de riesgo o agresiones se definen como hechos de daño a la integridad física o psicológica, hostigamiento o
intimidación, seguimientos y vigilancias por personas desconocidas, que ocurren contra personas defensoras de derechos
humanos y líderes sociales en ejercicio de su actividad.
6
En el tema 2 de este módulo se desarrolla el concepto de Análisis de contexto como herramienta para la detección del riesgo para
personas o comunidades. En el tema 3 “Evaluación de riesgos”, se muestra la forma específica en que el análisis de contexto
incide en la determinación del riesgo.
Una cartilla del Programa Somos Defensores define la vulnerabilidad como “el nivel de
susceptibilidad de las personas a experimentar pérdidas, daños, sufrimientos y la
muerte, en caso de producirse una situación determinada”.7 La misma cartilla, al indicar
la actividad que deben llevar a cabo los participantes durante las actividades de
formación para determinar sus vulnerabilidades, indica que se deben describir “los puntos
débiles que tienen los defensores, defensoras y sus organizaciones, que facilitarían la
ocurrencia de un daño en su contra”.8
7
Programa Somos Defensores. Un canto para resistir: Manual de protección de defensoras y defensores de derechos humanos en
Colombia. Bogotá, 2010.
8
Ibídem, p. 89.
9
Por tratarse de un factor externo a las mujeres y a las niñas de los poblados, resulta más difícil y muy poco probable para ellas
reducir o eliminar las amenazas, pues ello requiere modificar situaciones o propósitos de terceros sobre las cuales no tienen
control; en este caso, la decisión de instalar retenes militares en esos lugares. Por esta razón, la autoprotección tiene pocas
posibilidades de obtener resultados para eliminar las amenazas, y se hace necesaria la actuación de las autoridades para que
adopten medidas orientadas a contener las amenazas.
que las comunidades están en la posibilidad de adoptar y aplicar, dado que, como se
indicó antes, la vulnerabilidad obedece a las condiciones propias de las personas y de las
comunidades y no a circunstancias o hechos externos a ellas y que, por tanto, dependen
de las decisiones que puedan y quieran adoptar otros.
La vulnerabilidad es relativa
El mismo caso facilita comprender que ante un mismo tipo de amenaza, unas
personas pueden estar más propensas o más sensibles que otras de la misma
comunidad u organización a sufrir un daño en caso de un ataque o incidente de
riesgo.
10
Una comunidad con un nivel adecuado de cohesión social se encuentra menos débil frente a una amenaza, por ejemplo, de un
desastre natural, por cuanto puede poner en marcha un sistema de alarma y respuesta en el cual, cualquier persona que advierta
un peligro inminente lo anuncie a todas las personas, y ellas sepan cómo reaccionar para protegerse. En una comunidad
cohesionada es más probable que el suministro propio o por parte de entidades públicas de instrumentos de alarma (sirenas, pitos,
celulares) tengan un efecto de protección eficaz que si esos mismos instrumentos son entregados a una comunidad con baja o nula
cohesión social, en el que cada quien piensa en el “sálvese quien pueda”.
una reacción emocional excesiva puede producir en sí misma un daño a la salud mental
(sensación de angustia, de desesperanza), y puede generar reacciones que pongan en
mayor riesgo a la persona.
“La capacidad (de respuesta) en protección alude a los puntos fuertes y a los
recursos que tiene un grupo o una persona para conseguir un grado razonable de
seguridad. Algunos ejemplos son los cursos de formación dedicados a temas de
seguridad o en temas legales, el trabajo en equipo, la posibilidad de usar un
teléfono o un medio de transporte seguro, una buena red de contactos, una
buena estrategia para controlar el miedo, etc.
11
Cruz Roja Colombiana. Programa de reducción del riesgo. Previniendo desastres y salvando vidas en Zonas de población civil en
riesgo. Bogotá, 2007. Citado por Programa Somos Defensores, op. cit., p. 34.
Como lo advierte Protección Internacional, puede afirmarse que las capacidades y las
vulnerabilidades obran en sentido contrario respecto del peligro. Las primeras como
fortalezas o habilidades que favorecen afrontar el peligro, disminuyendo la probabilidad
de daño; las segundas como debilidades o flaquezas que desfavorecen el afrontamiento
del peligro, aumentando la probabilidad del daño.
Las capacidades pueden cambiar de una comunidad a otra y de una persona a otra, de
forma que ante un mismo tipo y nivel de amenaza la exposición al peligro puede cambiar,
según la valoración que se haga en cada caso de las capacidades existentes y el grado en
que éstas pueden ser suficientes o no para evitar el daño. Un ejemplo ilustrativo de ello,
en casos de desastres naturales causados por tormentas tropicales o huracanes, es la
diferencia en la situación entre una comunidad o persona que ha reforzado sus casas y
construido refugios a otra u otras comunidades o personas que no lo han hecho. La
capacidad para afrontar el daño que puede causar un huracán de quienes han reforzado
sus casas y construido refugios es muy superior a la que tienen quienes no lo han hecho.
Dicho de otra forma, quienes no lo han hecho son más vulnerables que quienes obraron
con precaución.
En el desarrollo del tema 3 del presente módulo se pueden encontrar mayores elementos
de información acerca de la forma de evaluar las capacidades y de valorar su incidencia
en la disminución del riesgo. En el tema 4, se profundizará sobre las medidas de
prevención y protección consistentes en aumentar las capacidades de las personas y las
comunidades para afrontar el peligro, así como sobre las recomendaciones de utilización
de ese tipo de medidas y la forma de evaluar su eficacia.
12
Eguren, E., Caraj, M. Nuevo manual de protección para los defensores de derechos humanos. Protección Internacional.
Bruselas, 2009, pp. 31-32.
Así, puede decirse que una persona o comunidad está en riesgo porque existe una
amenaza externa a ella, como desastre natural o acción humana, capaz de causar un daño
a sus derechos, y el riesgo subsistirá mientras la amenaza persista y no sea contenida. La
medida del riesgo depende de la probabilidad que existe de que la amenaza se convierta
en un impacto negativo, y que éste sea de mayor o menor gravedad, es decir el grado en
que la amenaza es capaz de ocasionar daños a la vida de una o varias personas o a otros
derechos.
Pero la probabilidad de que se produzca un daño está relacionada también con las
vulnerabilidades y las capacidades de las personas y comunidades expuestas a una
amenaza, quienes pueden estar en menor o mayor capacidad de afrontar el peligro y, por
tanto, pueden ser más débiles o susceptibles a sufrir daños o estar más fortalecidas para
evitarlos o minimizarlos.
De esta manera, la definición clásica del nivel de riesgo se resume en la fórmula siguiente:
capacidad
Según esta fórmula, a mayor grado de amenaza, mayor probabilidad de ocurrencia del
daño, es decir, mayor nivel de riesgo; y a menor grado de amenaza, menor probabilidad
de ocurrencia del daño, o menor nivel de gravedad del daño.
Por otra parte, la fórmula muestra que a mayor capacidad de la persona o comunidad
para afrontar la amenaza, menor probabilidad de ocurrencia de eventos de daño, esto es,
menor nivel de riesgo; en contrario, a menor capacidad para afrontar el peligro, mayor
probabilidad de impacto negativo sobre los derechos, es decir, mayor nivel de riesgo.
13 Daños resultantes de acusaciones, deslegitimaciones u hostilidades verbales, provengan o no de actores armados, que podrían
afectar derechos como la honra y el buen nombre; daños como consecuencia del cierre de espacios de participación o deliberación
que afectan los derechos a la libertad de opinión y expresión; daños que podrían escalar a acusaciones judiciales, privaciones de
libertad y juicios arbitrarios; y finalmente, en un ambiente de violencia generalizada, con tintes políticos, podrían constituir
amenazas a los derechos a la vida, a la integridad, a la libertad y a la seguridad personal como consecuencia de acciones de
violencia.
capacidad
Caso Practico
Influencia de los distintos factores para la detección y gestión
del riesgo
https://www.youtube.com/watch?v=yaWs5HIzv5M
Los participantes, al observar el video deben describir con detalle el factor de amenaza:
qué características definen el mayor o menor grado en que representa peligro para su
objeto de ataque; así mismo deben identificar, con el mayor detalle las vulnerabilidades
y capacidades del sujeto en peligro. En cada una de las secuencias del video, deben
calcular qué tan probable es que se produzca el daño y cuáles razones tiene para explicar
su predicción. Al final de la observación del video, los participantes deben tratar de
explicar qué incidencia tuvieron los distintos factores (amenaza, vulnerabilidad y
capacidad) en el resultado diferente en cada una de las situaciones que aparecen en el
video.
https://www.youtube.com/watch?v=HiC46k4psP8
14
Como se indicó antes al mostrar los diversos factores de vulnerabilidad, en este módulo se ha incluido como un factor asociado a
la vulnerabilidad, no como un factor independiente. En cualquier caso, lo importante es que el factor “tiempo de exposición” sea
considerado en la evaluación de riesgo, dado que incide sobre la probabilidad de ocurrencia del daño.
Los participantes, al observar el video deben realizar el mismo ejercicio que respecto al
video anterior, identificando los factores de amenaza, vulnerabilidad y capacidad y tratar
de explicar las causas del desenlace de la situación. Adicionalmente, hacer el ejercicio
de comparación con el video anterior, tratando de indicar las diferencias en uno y otro
video en relación con el factor de amenaza, y las características de las vulnerabilidades
y capacidades observadas en las víctimas de ataque.
https://www.youtube.com/watch?v=wqGeADkwAGg
Los participantes pueden repetir el mismo ejercicio con tras la observación del tercer
video.
Los casos presentados en los videos, referidos a situaciones de peligro de animales objeto
de ataque por predadores, muestran el comportamiento del riesgo según las
circunstancias en que se combinen los factores de amenaza, vulnerabilidad y capacidad,
dependiendo en cada caso de las distintas características de la amenaza según la
capacidad diferenciada de los predadores de consumar su interés de daño, y de la
naturaleza diferenciada de las vulnerabilidades y capacidades de los blancos de ataque,
que los hace más o menos exitosos. Así mismo, permiten observar cómo capacidades,
habilidades y debilidades diferenciadas se combinan en forma tal que inciden en la
probabilidad de que el daño ocurra. En efecto, la menor velocidad del conejo respecto
de la liebre y, por supuesto, de sus predadores, resulta compensada con su capacidad de
construir madrigueras donde puede ocultarse. Por su parte, la liebre, habituada a vivir en
praderas y hojarascas, no tiene capacidad de construir madrigueras, y sólo puede
ocultarse en hojarascas lo que la hace vulnerable, lo cual es compensado por su gran
habilidad para desarrollar grandes velocidades, al tiempo que puede realizar cambios de
ritmo que dificulta ser atrapada por sus predadores que desarrollan igualmente grandes
velocidades, pero dado su mayor tamaño reaccionan tardíamente a los cambios de
velocidad de la liebre.
Al margen de los ejemplos que ilustran la forma como puede analizarse la incidencia que
ejercen los factores de amenaza, vulnerabilidad y capacidad sobre el nivel o grado de
riesgo, es importante advertir que el riesgo es un concepto dinámico que puede cambiar
con el paso del tiempo, según que se produzcan variaciones más o menos significativos en
el comportamiento de la amenaza, de la vulnerabilidad y de la capacidad.
Por ejemplo, el ingreso a un territorio de uno o varios nuevos actores armados dispuestos
a controlar la población que allí habita, generalmente produce la aparición de nuevas
amenazas, contra personas que antes no eran blancos de ataque, y con niveles de impacto
más graves. Por supuesto, cambios en las condiciones de las personas blancos de ataque
o decisiones que éstas adoptan y aplican pueden modificar el grado de riesgo, según que
esos cambios disminuyan o aumenten sus vulnerabilidades y capacidades.
Por lo anterior, es importante que las personas y comunidades que afrontan riesgos de
afectación a sus derechos deben adoptar el hábito de realizar evaluaciones periódicas del
riesgo con el propósito de determinar si se han producido cambios en el nivel de riesgo
que requieran adoptar nuevas medidas para afrontarlos o, en contrario, descartar o
disminuir las medidas protectivas que estuvieran siendo aplicadas.
15
Se trata de un nivel en el cual la persona sólo se ve amenazada en su existencia e integridad por factores individuales y
biológicos.
16
Se trata de los riesgos ordinarios, implícitos en la vida social.
17
Este es el nivel de los riesgos que, por su intensidad, entran bajo la órbita de protección directa de los derechos a la vida e
integridad personal.
18
Este es el nivel de las violaciones a los derechos, no ya de los riesgos, a la vida e integridad personal: la muerte, la tortura, el
trato cruel, inhumano o degradante, representan riesgos que ya se han concretado y materializado en la persona del afectado.
• Ante un mismo tipo de amenaza, unas personas pueden estar más propensas o más
sensibles que otras de la misma comunidad u organización a sufrir un daño en caso de
un ataque o incidente de riesgo.
• La definición del concepto de riesgo, que tanto en la literatura referida a los desastres
naturales como en la relativa a los daños producidos por la acción humana, en particular
–pero no solamente- por acciones de violencia , se refiere a la probabilidad de que un
daño pueda producirse como impacto sobre las personas y las comunidades y sus
derechos.
• Así, puede decirse que una persona o comunidad está en riesgo porque existe una
amenaza externa a ella, como desastre natural o acción humana, capaz de causar un
daño a sus derechos, y el riesgo subsistirá mientras la amenaza persista y no sea
contenida.
Bibliografía
- Slim, H. Bonwick, A. Protección: Una guía de Alnap para las agencias
humanitarias. Intermón Oxfam, Barcelona 2006, p. 58
- Programa Somos Defensores. Un canto para resistir: Manual de protección de
defensoras y defensores de derechos humanos en Colombia. Bogotá, 2010.
- Cruz Roja Colombiana. Programa de reducción del riesgo. Previniendo desastres
y salvando vidas en Zonas de población civil en riesgo. Bogotá, 2007. Citado por
Programa Somos Defensores, op. cit., p. 34.
- Eguren, E., Caraj, M. Nuevo manual de protección para los defensores de
derechos humanos. Protección Internacional. Bruselas, 2009, pp. 31-32.
“El análisis de contexto es una herramienta que permite considerar una multiplicidad
de factores significativos (hechos, conductas, discursos) de acuerdo con las hipótesis
que se tengan. Dichos factores se encuentran alrededor de un evento focal determinado,
y sirven para su adecuada comprensión. A través del análisis de contexto, toda esa
información no se descarta o desecha sino que se considera ‘potencialmente’ relevante
para la realización de la investigación”.20
El análisis de contexto es una herramienta, o una metodología, que se utiliza por distintos
actores sociales y variadas disciplinas académicas para comprender el entorno geográfico,
poblacional, social, cultural y económico que rodea y, en cierto grado, determina los resultados
probables de una acción o conjunto de acciones que realiza o pretende realizar una persona,
grupo social u organización, en un espacio temporal determinado.
El análisis de contexto puede tener diversos alcances, según qué actores sociales o políticos lo
realicen y los propósitos que éstos le asignen.
Las organizaciones sociales y las comunidades pueden realizar análisis de contexto para conocer
mejor la realidad que pretenden influir o modificar con su acción (legislación, inequidades
sociales, prácticas culturales, gestión gubernamental), y con las circunstancias del entorno en
que desarrollan su actuación (capacidades, recursos, actores sociales y políticos, alianzas,
etc.), de forma que cuenten con mayores elementos de juicio para la toma de decisiones
respecto de los objetivos y propósitos de sus acciones y para determinar las estrategias a aplicar
en función del logro de los resultados esperados, aumentando las posibilidades de éxito y
eficacia.
Cabe decir que si bien las organizaciones sociales pueden lograr resultados favorables aún sin
realizar análisis de contexto, resulta evidente que la eficacia de las estrategias de acción de
19 Violaciones, derechos humanos y contexto: herramientas propuestas para documentar e investigar. Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales –FLACSO- sede México. International Bar Association’s Human Rights Institute. 2017, p. 34.
20 Ibídem, p. 37.
El análisis de contexto no es una herramienta o metodología que sólo puedan utilizar las
organizaciones sociales y las comunidades. Esta herramienta es utilizada con frecuencia por las
empresas como base esencial para la toma de decisiones sobre la conveniencia de iniciar o de
continuar una operación empresarial. Las empresas realizan análisis de contexto para adoptar
decisiones relacionadas con: i) la seguridad de las operaciones (seguridad de las instalaciones
y del personal internacional y local); ii) la seguridad jurídica (legislación local en materias
laboral, ambiental, de impuestos, de comercio internacional, de derechos humanos); iii) la
estabilidad política, dependiendo del tiempo calculado de duración de la operación; iv) la
rentabilidad de las operaciones, según los costos de referencia local y a incidencia de la
legislación local sobre tales costos; entre otros.
Por ejemplo, las comunidades ubicadas en la zona donde una gran empresa minera
pretende iniciar operaciones y sus organizaciones, podrán realizar un análisis de
21
Ibídem., pp. 33-34.
contexto sobre los impactos ambientales, sociales, económicos y culturales que podrá
causar en la región la operación de una gran empresa minera, con el propósito de
adoptar decisiones acerca de la forma como deben afrontar el diálogo con la empresa
para prevenir, reducir o minimizar dichos impactos y el tipo de exigencias que deban
hacer a la compañía para otorgar la “licencia social” del proyecto.
Por su parte, la gran empresa minera que requiere tomar decisiones sobre la rentabilidad
de la operación que pretende iniciar con una inversión cuantiosa de recursos financieros,
realizará su análisis de contexto, para el cual utilizará variables diferentes a las
utilizadas por las comunidades. Para definir la rentabilidad de la operación, el análisis
de contexto de la empresa tomará en cuenta variables como: i) la cantidad de reservas
de mineral aprovechable (medida en toneladas); ii) la existencia o no de restricciones
legales de los volúmenes exportables; iii) el precio internacional del mineral, su
probable evolución durante el tiempo de operación y la estabilidad de la moneda local
frente a las divisas internacionales; iv) la existencia o no de regulación local que
imponga precios nacionales de referencia y de ser así, el precio de referencia nacional
vigente; iii) los costos de operación, según los precios de referencia locales en
maquinaria, mano de obra, adquisición de tierras, etc.; iv) los costos financieros y de
impuestos, según la legislación local; v) los competidores locales y garantías de libre
competencia; entre otros.
Puede ser probable que un análisis de contexto sobre la viabilidad social realizado por
la empresa encuentre coincidencias en las variables utilizadas por las comunidades y sus
organizaciones, aunque para su valoración utilice información diferente o use criterios
de análisis distintos a los que emplean las comunidades. Algunas variables comunes a un
análisis de contexto realizado por las comunidades y las empresas para definir la
viabilidad social, pueden ser: i) presencia o no de pueblos indígenas o comunidades
afrodescendientes; ii) régimen de propiedad y uso de la tierra vigente en la zona; iii)
condiciones económicas y sociales de la población; iv) expectativas de la población
local; v) impactos ambientales previos por actividades mineras en el territorio.
Sin embargo, en sus análisis de contexto para definir la viabilidad social de la operación,
con frecuencia las empresas suelen incluir variables que un análisis de contexto
comunitario no toma en cuenta o no estima relevantes, como: i) requerimientos de
empleo en la zona; ii) capacidad local para prestación de servicios a la operación. Así
mismo, los análisis de contexto que realizan las empresas no consideran ciertas variables
o les otorgan poca relevancia, como: i) presencia o no de mineros artesanales o
ancestrales previa a la operación; ii) impactos sociales y económicos negativos en la
población (déficit de servicios públicos e inflación como efecto del arribo masivo de
operarios y otros a la región).
Los ejemplos anteriores ilustran cómo un mismo actor social (comunitario, organización
social o empresarial) puede realizar diversos análisis de contexto sobre un mismo
espacio geográfico y temporal, dependiendo de los propósitos que persiga con su
realización, para lo cual, deberá definir el tipo de variables a tomar en cuenta en uno y
otro caso. Así mismo ilustran cómo diversos actores sociales pueden realizar análisis de
contexto respecto del mismo espacio geográfico y temporal, con un propósito
equivalente (la viabilidad social de una operación empresarial), arribando muy
posiblemente a conclusiones distintas. La no coincidencia en las conclusiones puede
obedecer a que, aunque puedan coincidir en la elección de algunas variables, se
diferencien en la elección de otras, y, por otra parte, utilicen información y criterios
diversos, incluso contrarios, para valorar las variables utilizadas.
Es importante indicar que, no obstante que los análisis de contexto divergen según el
actor social que lo realiza y el propósito que se le asigna, ello no significa, como se
aprecia en los ejemplos, que no puedan establecerse relaciones entre los resultados de
uno y otro tipo de análisis de contexto. En efecto, con frecuencia los resultados de un
análisis de contexto con propósitos de viabilidad social pueden tener implicaciones sobre
los análisis de contexto sobre la viabilidad financiera de una operación, en tanto, por
ejemplo, una empresa, como resultado de su propio análisis de contexto de viabilidad
social o del diálogo con el análisis de contexto realizado por las comunidades,
comprenda que deberá destinar recursos para atender compromisos derivados de un
proceso de consulta previa con pueblos indígenas o comunidades afrodescendientes, o
destinar áreas específicas para que los mineros artesanales realicen sus actividades de
aprovechamiento económico, lo cual tendría implicaciones en el volumen de las reservas
de mineral calculadas en el análisis de rentabilidad.
22
Ibídem., p. 34.
Es probable que entre esos dos tipos de diagnóstico existan factores o variables
comunes, por ejemplo, la naturaleza y dimensión de la operación empresarial o de la
obra de infraestructura; los actores sociales o políticos que intervienen; u otras. Sin
embargo, seguramente factores o variables útiles para la realización de un análisis de
contexto orientado a determinar los peligros de daño a los derechos de las comunidades,
no tengan ninguna aplicación o no sean considerados para realizar un análisis de
contexto para definir estrategias de acción; o algunos factores o variables relevantes
para un tipo de análisis de contexto tengan una relevancia y significado distinto si se
consideran dentro de otro tipo de análisis.
La idea anterior es clave por cuanto puede ocurrir que las comunidades y sus
organizaciones, y sobre todo, sus líderes y lideresas, no tengan suficientemente claras
las diferencias antes expuestas y las razones de tales diferencias, y puedan caer en la
tentación de utilizar el mismo análisis de contexto que han realizado para definir sus
estrategias de acción, como base de sus análisis de los riesgos a los derechos de las
personas que a ellas pertenecen.
Más todavía esa diferencia es crucial, cuando existan potenciales impactos graves e
irremediables que pueden comprometer la vida, la integridad, la libertad y la seguridad
de las personas e incluso la pervivencia misma del sujeto social, que no sean advertidos
por la utilización inadecuada del análisis de contexto. En tales casos, muy seguramente
los líderes y las lideresas sociales advertirán la insuficiencia del análisis de contexto
para la incidencia social y política, para advertir impactos graves contra los derechos de
las personas y adoptar medidas de prevención y autoprotección eficaces.
Sobre este asunto se volverá más adelante al momento de considerar el tipo de medidas
de prevención y autoprotección que pueden adoptar las comunidades y organizaciones
cuando afrontan ciertas circunstancias de riesgo grave. Lo relevante aquí para los
propósitos de este módulo es insistir en la importancia de que los líderes y las lideresas
de las comunidades y las organizaciones sociales entiendan que no pueden echar mano
de cualquier análisis de contexto realizado respecto de un espacio geográfico o
temporal, al momento de disponerse a adoptar decisiones sobre la prevención y la
autoprotección de las personas frente a amenazas de daño a sus derechos.
Como se indicó en el tema 1 de este módulo, con frecuencia ocurren atentados o ataques
contra los derechos de las personas defensoras o líderes sociales sin que previamente se
hayan presentado amenazas declaradas o explícitas de algún actor indicando su
intención de causar el daño. Frente a esta realidad, surge una pregunta clave para la
adopción de medidas de prevención y autoprotección por parte de las comunidades:
¿cómo advertir las amenazas cuando éstas no son anunciadas previamente? La misma
pregunta es relevante para los programas estatales y gubernamentales de prevención
protección, que tienden a minimizar los riesgos de las personas cuando éstas no
suministran información sobre la existencia de una amenaza explícita o existe duda
sobre la veracidad de ésta (panfleto, llamada, mensaje directo, sufragio, etc.).
23
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Segundo informe sobre la situación de las defensoras y los defensores
de derechos humanos en las Américas. OEA/Ser.L/V/II. Doc.66, 31 de diciembre 2011, párr. 511.
24
Violaciones, derechos humanos y contexto: herramientas propuestas para documentar e investigar. Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales –FLACSO- sede México. International Bar Association’s Human Rights Institute. 2017, p. 9.
Basado en sus conocimientos y experiencia, el médico indaga con el paciente sobre una
serie de aspectos que le permiten tener elementos de juicio para acercarse a un
diagnóstico sobre la existencia o no de enfermedad (enfermedades familiares o
hereditarias; enfermedades y/o cirugías previas; hábitos de consumo; ingesta de licor;
tiempo y calidad del descanso y el sueño; realización de ejercicio físico; estados de
estrés o angustia; etc.). Cuando de la información recibida del paciente, el médico
advierte signos de enfermedad, y en caso necesario, acude a pruebas de laboratorio
generales o especializadas para un diagnóstico más preciso.
25
Recuérdese que cuando un médico concluye que no existe enfermedad porque no hay síntomas, incurre en una actuación
negligente que puede tener consecuencias fatales, en el caso de que la persona sufra una enfermedad silenciosa grave en
desarrollo, impidiendo el suministro del tratamiento requerido.
Preguntas sugeridas:
• ¿Existen o se están promoviendo normas legales que establezcan restricciones
a los derechos al acceso a la información y la libertad de opinión y expresión
de las comunidades?
26
Podría indicarse que la constatación de un clima favorable al ejercicio de la labor de las comunidades y organizaciones
defensoras de los derechos humanos, puede ser entendido como un signo de baja probabilidad de que ocurran agresiones o actos
de violencia contra ellas, en tanto idealmente la existencia de un clima de libertad para el ejercicio de la labor de las defensoras y
defensores de derechos humanos es la mejor forma de prevenir la ocurrencia de violencias contra ellas; pero es preciso examinar
otros factores que inciden en el análisis de contexto.
Es conveniente que las respuestas a las preguntas sugeridas permitan distinguir si esas
prácticas son generalizadas y si en ellas incurren algunos o todos los actores
institucionales, sociales y económicos con poder (quiénes sí y quiénes no), por cuanto
esto permite advertir si existe la posibilidad de convencer o disuadir a determinados
actores, o incluso procurar su apoyo para superar las restricciones.
En relación con las preguntas sobre las práctica de otorgar “beneficios” a una parte de
la comunidad o de comprar la conciencia y la opinión de algunos liderazgos, es
igualmente importante basar las respuestas en información lo más completa y fidedigna,
y aplicar criterios adecuados para valorar cada caso concreto, a fin de identificar
claramente si se está frente a prácticas de corrupción que atentan contra los derechos
de asociación, participación y libertad de opinión y expresión, o si podrían admitirse
como prácticas de responsabilidad social sin finalidades de afectar el curso de los
diálogos sobre las controversias. Prácticas de corrupción a las personas con liderazgo
dentro de las comunidades y las organizaciones, pueden significar amenazas a la
cohesión de las comunidades y al derecho de asociación, en cuanto genera rupturas,
estimula la desconfianza entre sus miembros y promueve agendas individuales y
contrarias a la agenda colectiva. En el mismo sentido, la utilización de la entrega de
beneficios a una parte de las comunidades no como resultado de la concertación entre
las comunidades y las empresas, puede debilitar la capacidad de negociación de las
comunidades.
27
De conformidad con la Declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las instituciones de promover y
proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales universalmente reconocidos. (A/RES/53/144 8 de marzo de 1999),
toda persona tiene derecho a: “(…) conocer, recabar, obtener, recibir y poseer información sobre todos los derechos humanos y
libertades fundamentales; a publicar, impartir o difundir libremente a terceros opiniones, informaciones y conocimientos relativos a
todos los derechos humanos y las libertades fundamentales; c) A estudiar y debatir si esos derechos y libertades fundamentales se
observan, tanto en la ley como en la práctica, y a formarse y mantener una opinión al respecto, así como a señalar a la atención del
público esas cuestiones por conducto de esos medios y de otros medios adecuados. (Art. 6); (…) a desarrollar y debatir ideas y
principios nuevos relacionados con los derechos humanos, y a preconizar su aceptación (Art 7)”.
28
Según la misma Declaración, toda persona tiene derecho: “(…) a) A reunirse o manifestarse pacíficamente; b) A formar
organizaciones, asociaciones o grupos no gubernamentales, y a afiliarse a ellos o a participar en ellos; c) A comunicarse con las
organizaciones no gubernamentales e intergubernamentales (Art 5.); (…) a presentar a los órganos y organismos gubernamentales
(…) críticas y propuestas para mejorar su funcionamiento, y a llamar la atención sobre cualquier aspecto de su labor que pueda
obstaculizar o impedir la promoción, protección y realización de los derechos humanos y las libertades fundamentales (Art. 8.2.);
(…) a presentar una denuncia ante una autoridad judicial independiente, imparcial y competente (…) y a que esa denuncia sea
examinada rápidamente en audiencia pública, y a obtener de esa autoridad una decisión, de conformidad con la ley, que disponga
la reparación, incluida la indemnización que corresponda (Art. 9.2); (…) a denunciar las políticas y acciones de los funcionarios y
órganos gubernamentales en relación con violaciones de los derechos humanos y las libertades fundamentales mediante
peticiones u otros medios adecuados ante las autoridades judiciales, administrativas o legislativas internas; Asistir a las audiencias,
los procedimientos y los juicios públicos para formarse una opinión sobre el cumplimiento de las normas nacionales y de las
obligaciones y los compromisos internacionales aplicables; Ofrecer y prestar asistencia letrada profesional u otro asesoramiento y
asistencia pertinentes para defender los derechos humanos y las libertades fundamentales (Art. 9.3); (…) a dirigirse sin trabas a los
organismos internacionales que tengan competencia general o especial para recibir y examinar comunicaciones sobre cuestiones
de derechos humanos y libertades fundamentales, y a comunicarse sin trabas con ellos (Art. 9.4.)”
29
Según la misma Declaración, toda persona tiene derecho “a solicitar, recibir y utilizar recursos con el objeto expreso de promover
y proteger, por medios pacíficos, los derechos humanos y las libertades fundamentales, en concordancia con el artículo 3 de la
presente Declaración (Art. 13). (…) Incumbe al Estado la responsabilidad de adoptar medidas legislativas, judiciales,
administrativas o de otra índole apropiadas para promover en todas las personas sometidas a su jurisdicción la comprensión de sus
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales (Art. 14.1).
Preguntas sugeridas:
• ¿Se tiene noticia de prédicas, escritos, arengas, discursos o movilizaciones,
mediante las cuales sectores de población o autoridades de cualquier índole
hayan expresado públicamente opiniones y consignas orientadas a promover
prejuicios y formas de discriminación basados en motivos étnicos, de género,
de preferencia o identidad sexual y otros, contra las personas de la
comunidad o parte de ella?
• ¿Se tiene información sobre agresiones violentas por parte de grupos armados
irregulares contra personas de la comunidad por su pertenencia a
determinado tipo de población, en aplicación tales “sanciones”?
Conviene tomar en cuenta para este efecto que la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos se ha referido en varios de sus informes a los riesgos que enfrentan las personas
pertenecientes a determinados grupos de población, y ha señalado que los prejuicios y la
discriminación presentes en las sociedades, en las legislaciones y en las autoridades,
frecuentemente son la causa de agresiones y violencias que ocurren contra esas personas.
La Comisión se ha referido a la existencia de ambientes de violencia social o de grupos
armados contra personas objeto de prejuicio y discriminación, y a los niveles de tolerancia
por parte de las autoridades, cuando no de involucramiento de agentes estatales.
“Además de los asesinatos y amenazas que sufren las y los defensores de las
personas LGTBI, un problema recurrente en la región es la falta de legitimación
de su trabajo. La CIDH ha recibido información sobre grupos opositores o
pertenecientes a las iglesias que promueven constantemente campañas de
desprestigio contra organizaciones defensoras de las personas LGTBI, lo cual
acentúa un clima de hostilidad y rechazo a sus actividades, y repercute
seriamente en la posibilidad de reunirse para defender y promover sus derechos,
así como a participar en la formulación de políticas públicas, o bien, obtener
financiamiento para el desarrollo de sus actividades.
“En Colombia, las personas defensoras LGBTI han sido víctimas constantes de
violencia y discriminación estructural bajo el contexto del conflicto armado.
Durante su visita, la Comisión fue informada sobre el riesgo agravado que
enfrentan las personas defensoras de esta población, habiéndose registrado un
aumento significativo de los asesinatos y amenazas. Las organizaciones de
sociedad civil señalaron que ello se debe al doble riesgo que enfrentan, tanto
por su trabajo como defensores de una población históricamente discriminada
como por los prejuicios hacia su orientación sexual o identidad de género y la
ausencia de medidas diferenciales de prevención, protección y garantías para la
defensa de los derechos de esta población”. CIDH. Informe sobre la situación de personas
defensoras de derechos humanos y líderes sociales en Colombia. OEA/Ser.L/V/II. Doc. 262, 6 diciembre 2019,
párr. 77.
Se debe insistir, como hasta ahora, en la importancia que para un análisis objetivo de
este factor del contexto tiene la realización de un ejercicio de documentación
(entrevistas, búsqueda activa de información) que indague por información suficiente y
verificable, evitando responder las preguntas acudiendo a prejuicios o a información no
verificada. El ejercicio debe evitar que la constatación del poder económico, social o
político de una institución, empresa o persona, las convierta automáticamente en una
amenaza a la vida, a la integridad y a la libertad de las personas.
Preguntas sugeridas:
• ¿Qué tipo de intereses económicos, sociales o políticos se afectarían si la
acción comunitaria logra los propósitos definidos?
• ¿Han utilizado el diálogo social para la solución de las controversias con las
comunidades?
Se trata de que el análisis de este factor arroje como resultado conclusiones que le
permitan a las comunidades saber si las controversias que se suscitan por el grado en
que pueden afectar intereses de actores económicos, sociales o políticos pudieran llegar
a ser fuente de amenaza a sus derechos o, por el contrario, si el trámite de esas
controversias podrá transcurrir por cauces de diálogo, litigio jurídico o cualquiera otra
forma de trámite que no ponga en riesgo el ejercicio de sus derechos, caso en el cual la
amenaza, y por lo tanto el riesgo, deben descartarse.
El análisis de este factor puede constituir, además, un reto para las comunidades, en
tanto involucra preguntarse por las formas que adquiere la acción comunitaria y el grado
en que éstas contribuyen a generar un clima favorable a la solución civilizada de las
controversias o exacerbar un ambiente de hostilidad entre las partes. Esta pregunta
resulta pertinente para la adopción de medidas de prevención y autoprotección,
particularmente cuando se perciben ambientes que pueden favorecer agresiones contra
la comunidad30; sin embargo, puede presentar dificultades al momento de resolverla,
por cuanto puede llevar a discusiones sobre las formas de acción que provoquen
desacuerdos o incluso divisiones internas. Puede ocurrir que al discutir sobre este asunto
ciertos líderes y lideresas consideren que el ambiente de agresiones y violencia no puede
condicionar la adopción de las formas de acción de las comunidades pues resultaría una
afectación de la libertad de asociación y el derecho a la protesta social.
30
Sobre este asunto se volverá en la unidad temática 4 del módulo 2.
Se apunta en esta análisis a revisar, con base en información lo más fidedigna posible
(recurriendo a fuentes primarias y secundarias – entrevistas, revisión de prensa, etc.),
las formas como las controversias y diferencias se han resuelto en la región; si existe
información que indique que diferencias y controversias de similares características han
conducido a escenarios de violencia, o si, por el contrario, se puede constatar la
existencia de experiencias de trámite y solución pacífica de las controversias. Por
solución pacífica no sólo debe entenderse el logro de acuerdos entre las partes como
resultado del diálogo para solucionar las controversias. También un litigio jurídico puede
constituir una solución pacífica, si las partes están dispuestas a aceptar, y efectivamente
aceptan, el resultado del litigio, cualquiera sea el sentido del mismo.
Conviene además si el lenguaje utilizado para expresar las controversias pueden advertir
un clima de hostilidad y exacerbación, en lugar del uso de los argumentos, la información
y el razonamiento, que puede provocar formas de descalificación y estigmatización que
podrían anunciar potenciales amenazas de daño a los derechos de las personas de las
comunidades.
“La CIDH observa que quienes defienden el ambiente o la tierra ante proyectos
extractivos, de igual manera se encuentran en una situación de riesgo particular.
Es por ello que de acuerdo con organizaciones de la sociedad civil, Colombia es
considerada como el tercer país más peligroso en el mundo para defender la
tierra o el ambiente. La Comisión ha tenido conocimiento sobre el particular
riesgo de personas defensoras del ambiente a través de su mecanismo de medidas
cautelares (…).
La Comisión advierte que las agresiones contra líderes sociales han afectado
gravemente la cohesión y continuidad de la organización social, en muchos casos
ha derivado en el silenciamiento de sus luchas y el desplazamiento forzado de
sus integrantes. En el caso de los líderes y lideresas comunales, comunitarios y
campesinos, estos actos de violencia han traído como consecuencia cambios de
agendas reivindicativas, renuncias masivas y una mayor desconfianza para
participar en los proyecto ofrecidos por el Estado.” CIDH. Informe sobre la situación de
personas defensoras de derechos humanos y líderes sociales en Colombia. Op. Cit., párrs. 53-54.
De otra parte, conviene revisar las experiencias de controversias o conflictos que se han
expresado en formas de protesta social, así como la forma en que las autoridades han
gestionado o respondido (garantizando el ejercicio de ese derecho, restringiéndolo o,
eventualmente, mediante el uso desproporcionado de la fuerza), y el papel que han jugado los
actores contra quienes se dirigen las reclamaciones que han provocado las protestas.
Del análisis de la forma como se han producido las protestas sociales y las reacciones frente a
ellas, se pueden deducir o descartar posibles fuentes de amenaza contra personas que ejercen
liderazgo o activismo durante la realización de las movilizaciones sociales.
En el examen del clima existente para el tratamiento de los conflictos resulta obvio tomar en
cuenta la presencia o no de actores armados que, por diversos motivos e intereses, puedan
resultar involucrados en los conflictos, determinando el carácter violento de la resolución de
los mismos, a favor de los intereses que tales actores defiendan como propios o por encargo a
cambio de reconocimiento de su “autoridad” en el territorio. Ver desarrollo en el punto 2.4.
“En relación con los presuntos autores de estas campañas (…) organizaciones de
la sociedad civil advirtieron a la CIDH sobre pronunciamientos por parte de
autoridades estatales posterior a la realización de protestas sociales, en los
cuales descalificarían a estos movimientos como una forma de impulsar la
animosidad social y afectar la gobernabilidad. La CIDH también fue informada de
manera reciente sobre pronunciamientos por parte de autoridades estatales en
contra de los integrantes del Comité por la Defensa del Agua y del Páramo de
Santurbán, Colombia. (…) en el marco de unas protestas en contra de nuevo
proyectos extractivos, el Alcalde del municipio de Vetas, departamento de
Santander, manifestó que dichas protestas habrían sido organizadas por grupos
armados ilegales”. CIDH. Informe sobre la situación de personas defensoras de derechos humanos y
líderes sociales en Colombia. Op. Cit., párr. 140.
En presencia de esos grupos, las personas de las comunidades y las organizaciones están
expuestas a una amenaza general de sufrir los efectos de esa violencia, y corresponde
al análisis de contexto tratar de precisar el grado en que esa amenaza general afecta
de manera particular a personas de determinada condición o que ejercen determinadas
labores o acciones dentro de las comunidades, de forma que se puedan adoptar medidas
preventivas de carácter general para evitar daños a las personas, al tiempo que aplicar
medidas especiales para proteger a las personas que tienen mayor riesgo de sufrir
ataques deliberados de esos grupos.
El análisis de contexto en este punto procura identificar la forma como ciertos hechos,
declaraciones o situaciones pueden indicar la existencia de una potencial amenaza de
daño contras las personas, las comunidades y las organizaciones, tales como: la
presencia de uno o más grupos armados irregulares en la región; si existen disputas
territoriales entre esos grupos; las formas de control territorial; si realizan ataques de
forma generalizada contra la población o dirigen los ataques contra blancos específicos;
si pueden identificarse qué tipo de personas han sido blanco de ataques deliberados;
qué tipo de actividades económicas lícitas o ilícitas están bajo el control directo o
indirecto de esos grupos; si los grupos han emitido y divulgado “reglas o normas de
comportamiento” que imponen a las comunidades con la amenaza de “drásticas
sanciones”; si tienen alianzas abiertas o veladas con determinados actores sociales,
económicos o políticos de la región; si las comunidades mantienen controversias o
conflictos sociales con esos actores económicos, sociales o políticos.
Preguntas sugeridas:
• ¿En la región hay presencia de grupos armados irregulares?
• ¿Se tiene noticia de la emisión de panfletos en los que los grupos armados
amenacen con tomar represalias contra determinado tipos de personas?
• ¿Qué tipo de personas han sido blanco deliberado de ataque por parte de esos
grupos?
“La Comisión advierte que la labor que desempeñan las y los líderes sociales es
uno de los factores que aumentan su vulnerabilidad. En este sentido, la Comisión
ha observado que aquellos que expresan su oposición a actividades ilícitas, como
por ejemplo a través del apoyo a programas oficiales de sustitución de cultivos
ilícitos, o bien que apoyan procesos de restitución de tierras y el
restablecimiento de derechos territoriales por parte del Estado, son quienes han
sido más afectados por la violencia…” CIDH. Informe sobre la situación de personas defensoras
de derechos humanos y líderes sociales en Colombia. Op. Cit., pp. 51.
“De especial preocupación son los señalamientos, tanto a líderes indígenas como
afrodescendientes y sus organizaciones, de ser colaboradores de alguno de los
bandos que se enfrentan en situaciones de un conflicto. La Comisión ha
considerado que estos señalamientos generan en sí mismos un riesgo inmediato
para las personas, familias y comunidades enteras. En algunos Estados que
enfrentan problemas relacionados con el crimen organizado, se observa con
mayor intensidad esta práctica. CIDH. Segundo informe… Op. Cit., párr.300
Caso practico
Diferencias y coincidencias entre los análisis de contexto por diversos
actores sociales
Para ilustrar lo anterior, unos ejemplos prácticos a continuación. Enseguida de leerlos
el participante debe analizar y expresar su opinión sobre el tipo y grado de riesgo que
afrontan las personas, las comunidades y las organizaciones:
Ejemplo # 2:
31
El GVP es una instancia previa a la adopción de una decisión sobre la solicitud de protección por parte de la UNP.
32
Con base en la declaración del líder campesino acerca de la inexistencia de anuncios de amenazas, en el GVP se propuso
calificar el riesgo como ordinario, dada la inexistencia de amenaza. Luego de constatar las pruebas allegadas por el analista,
referidas al contexto, los funcionarios del GVP admitieron declarar la existencia de un riesgo extraordinario en el caso, y
recomendaron la adopción de medidas protectivas.
Ejemplo # 3:
Ejemplo # 4:
Una persona activista ambiental que promueve campañas ciudadanas para evitar
que se arroje basura a las fuentes de agua, estimula la siembra de árboles y la
limpieza de las fuentes de agua contaminadas por basuras (…)
Ejemplo # 5:
Una persona promotora de una veeduría ciudadana del uso de fondos públicos… en
una región donde las autoridades reconocen las veedurías como una forma de
participación ciudadana que contribuye al saneamiento de las finanzas públicas y la
moralidad de la administración (…)
Ejemplo # 6:
▪ Las comunidades y las organizaciones sociales deben distinguir con toda claridad
entre un análisis de contexto que realizan con el propósito de tomar decisiones
sobre la estrategia a seguir para afrontar situaciones que inciden positiva o
negativamente sobre ellas (un proyecto de operación empresarial, una obra de
infraestructura, una determinada política pública nacional o local, etc), y un
análisis de contexto para determinar los potenciales peligros de daño a los
derechos de las personas pertenecientes a esas comunidades y organizaciones
como efecto de esas mismas situaciones y de otras, asociadas o coincidentes.
▪ Una forma de detectar potenciales amenazas contra los derechos de las personas
de comunidades y organizaciones consiste en indagar por las consecuencias
negativas que su acción puede tener respecto de los intereses (económicos,
políticos o cualquiera otra índole) de terceras personas, instituciones o
empresas, en particular aquéllas que gozan de poder económico, social y
político.
33
Según la misma Declaración, toda persona tiene derecho “a solicitar, recibir y utilizar recursos con el objeto expreso de promover
y proteger, por medios pacíficos, los derechos humanos y las libertades fundamentales, en concordancia con el artículo 3 de la
presente Declaración (Art. 13). (…) Incumbe al Estado la responsabilidad de adoptar medidas legislativas, judiciales,
administrativas o de otra índole apropiadas para promover en todas las personas sometidas a su jurisdicción la comprensión de sus
derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales (Art. 14.1).
soplones”; “comunistas”; una población que vive en una llamada “zona roja”
puede ser (es) estigmatizada como guerrillera, miliciana, cómplice.
▪ En relación con las amenazas de daño grave a los derechos a la vida, a la libertad
y a la integridad, uno de los factores más relevantes para el análisis de contexto
es la identificación de si las comunidades y las organizaciones habitan o
desarrollan su trabajo en regiones lejanas de los efectos de la violencia de grupos
armados irregulares o, por el contrario, en zonas con presencia de uno o varios
grupos armados irregulares, que se disputan el control territorial y poblacional y
que han provocado o pueden provocar escenarios de violencia generalizada.
Bibliografía
- Eguren, E., Caraj, M. Nuevo Manual de Protección para los Defensores de
Derechos Humanos. Protection International. Bruselas, 2009.
- CIDH. Segundo informe sobre la situación de las defensoras y los defensores de
derechos humanos en las Américas. Op. Cit.
- CIDH. Informe sobre la situación de personas defensoras de derechos humanos y
líderes sociales en Colombia. OEA/Ser.L/V/II. Doc. 262, 6 diciembre 2019
- CIDH. Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de los derechos
humanos en las Américas. OEA/Ser.L/V/II.124 Doc. 5 rev.1, 7 marzo 2006.
- Violaciones, derechos humanos y contexto: herramientas propuestas para
documentar e investigar. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales –
FLACSO- sede México. International Bar Association’s Human Rights Institute.
2017
Una buena evaluación de riesgo debe arrojar información creíble y suficiente para
determinar, con la mayor precisión posible: i) el tipo de amenaza de que se trata (qué
o quién causa la amenaza); ii) el grado de la amenaza (qué tanta fuerza –natural o de
violencia- podría desplegarse en el evento de ocurrir el hecho); iii) la dimensión del
daño que pueda ocasionarse (qué derechos podrían ser afectados y cuántas personas
sufrir daños); iv) la probabilidad de su ocurrencia; y v) las capacidades y vulnerabilidades
de los potenciales afectados para afrontar el evento de riesgo.
Es posible que siempre subsistan controversias acerca de las alertas emitidas sobre
amenazas contra comunidades y personas: controversias sobre la veracidad de la
amenaza o riesgo, sobre la probabilidad de su ocurrencia, sobre su nivel de gravedad, o
sobre los posibles factores que la ocasionan.
En relación con los riesgos asociados a fenómenos de violencia política, con frecuencia
algunas autoridades se muestran renuentes a atender los llamados de alerta producidos
por comunidades, organizaciones no gubernamentales y autoridades locales, o a atender
las conclusiones y recomendaciones de diagnósticos de riesgo emitidos por entidades
estatales de derechos humanos.
No pocas veces las amenazas advertidas se han cumplido, dejando un saldo trágico de
víctimas indefensas asesinadas, torturadas o desaparecidas, sin que las autoridades
responsables hayan puesto en marcha acciones dirigidas a contener la amenaza y evitar
el daño, generándose presuntas responsabilidades por omisión del deber de garantía.34
Examen de la amenaza
La importancia de información adecuada y suficiente
El examen de la amenaza requiere, en primer lugar, tanta información como sea posible
para determinar: i) si existe efectivamente una amenaza; ii) de qué tipo de amenaza se
trata, es decir qué derechos podrían ser afectados; iii) cuáles son los motivos de la
amenaza; iv) qué impacto puede causar en caso de materializarse; y v) qué
circunstancias o condiciones favorecen su materialización y qué otras la dificultan o la
evitan;
34
En la unidad temática 5 de este módulo se ilustran algunas de las dificultades en la atención y gestión de los informes de riesgo
emitidos por el Sistema de Alertas Tempranas (SAT) de la Defensoría del Pueblo.
Se entiende que una evaluación de riesgo ofrece mayor certeza o credibilidad cuando al
pronosticar una probabilidad mayor, menor o nula, de que un hecho natural o acto
violento ocurra y provoque afectaciones a las personas, se pueda demostrar que para
llegar a esa conclusión se agotó al máximo posible la búsqueda de información relevante
y pertinente, además de veraz y creíble, y se aplicó una metodología rigurosa para
analizar la información disponible.
A este respecto debe decirse que la humanidad ha realizado importantes avances para
mejorar la capacidad de predecir la ocurrencia de ciertos desastres naturales, en
algunos casos con grados de precisión sobre su intensidad y temporalidad que ofrecen
credibilidad a las autoridades y a las personas que podrían resultar afectadas, lo cual
favorece la adopción de medidas preventivas con mucha certeza. Este es el caso de los
sistemas de diagnóstico y prevención de desastres ocasionados por huracanes, que están
en capacidad de indicar con alto grado de precisión y de certeza, el volumen de agua
que arrastran, la velocidad de los vientos que la mueven, la fecha y hora probable en
que arribarán y las localidades que podrían sufrir afectaciones.
En caso de la predicción de eventos de violencia, ocurre algo similar. Exigir que la alerta
producida como resultado de la aplicación de una metodología de evaluación de riesgo
de hechos de violencia ofrezca niveles de certeza y precisión respecto de cuándo podrá
ocurrir un hecho de violencia puede conducir a una omisión grave de las autoridades
para tomar medidas de prevención y protección. Tómese en cuenta que la evaluación
del riesgo no es un proceso judicial en el que deben estar probados todos los hechos,
declaraciones y situaciones que son recaudados para su realización: no se trata de
establecer “pruebas irrefutables del riesgo”, sino de realizar un ejercicio de
aproximación razonada y razonable a predecir la probabilidad de que un evento de
violencia ocurra en el futuro.
De igual forma, una evaluación de riesgo realizada por una comunidad con una
metodología que pueda ser presentada y dialogada con las autoridades responsables de
la protección, puede contribuir a superar las resistencias que dichas autoridades tengan
respecto a una alerta de riesgo o una solicitud de protección. Este punto se desarrollará
en la unidad temática 5 de este módulo.
También se indicó que el análisis de contexto ofrece elementos de juicio para detectar
amenazas no anunciadas pero que tienen la probabilidad de provocar daños aún más
graves que las amenazas explícitas dirigidas contra las personas.
El análisis de contexto es útil también para evaluar las amenazas que actores armados
o anónimos divulgan para anunciar que han convertido en blanco de ataque a una o
varias personas. En la mayoría de los casos, tales anuncios resultan insuficientes para
determinar con claridad el riesgo a que las personas estarían expuestas y la probabilidad
de su ocurrencia, cuestiones sobre las cuales el análisis de contexto puede contribuir a
ofrecer respuesta.
35
A manera de ejemplo se mencionaron factores como: i) normas legales y prácticas sociales que pueden impactar negativamente
la labor de las organizaciones; ii) la existencia de prejuicios y discriminaciones respecto de parte o toda la comunidad; iii) afectación
de intereses de potenciales agresores; iv) clima local para el trámite de los conflictos y controversias; v) la existencia de formas de
estigmatización; vi) la respuesta a formas de protesta social; y vii) la presencia de confrontaciones armadas o de violencia
generalizada.
159. La Comisión ha recibido denuncias de amenazas directas e indirectas. Las amenazas directas
son recibidas por las propias defensoras o defensores advirtiéndoles posibles atentados en su contra
o en contra de sus familiares; las indirectas están dirigidas a los familiares o personas cercanas para
que envíen un mensaje de desistimiento de la causa de la defensora o defensor.
Al respecto, resulta pertinente traer una cita del manual sobre la protección a las
personas defensoras de derechos humanos, publicado por la organización Protection
International:
“Se amenaza a las defensoras y los defensores por muchas razones, pero sólo algunas de
las personas que amenazan tienen de hecho la intención o la capacidad de cometer un
acto violento. Por otro lado, algunos individuos pueden representar un grave peligro
aunque no formulen ninguna amenaza. La distinción entre amenazar y ser una amenaza
real es importante:
Una amenaza solo es creíble si indica que el actor que hay detrás tiene la capacidad de
actuar en nuestra contra; debe mostrar un nivel mínimo de fuerza o incluir algún
elemento que provoque miedo. Quien amenaza puede demostrar su capacidad de
actuación fácilmente, como por ejemplo, dejando una nota en un coche que está
cerrado, (…) cuando nos envían una invitación a nuestro propio funeral o nos dejan un
animal muerto a la entrada de casa o en nuestra cama. Muchas amenazas combinan
todas estas características. Es importante distinguirlas todas, porque algunas de las
personas que amenazan usan elementos simbólicos o que dan miedo para convencernos
de que van a actuar, sin ser eso necesariamente cierto.
Cualquiera puede amenazar, pero no todo el mundo puede consumar una amenaza.
Al fin y al cabo, tenemos que saber si nos estamos enfrentando a una amenaza real, que
puede ser consumada. Si tenemos una certeza relativa de que no es probable, estaremos
en una posición muy distinta a si pensamos que es factible que se produzca.
Valoración de la amenaza
En este punto se indican, a manera de sugerencia, algunos de los pasos que, según la
experiencia de importantes entidades públicas y organizaciones no gubernamentales,
nacionales e internacionales, deben seguirse para valorar las amenazas que afronta una
persona, comunidad u organización en un determinado momento.
Estos pasos se aplican de la misma manera para valorar amenazas explícitas o amenazas
derivadas del análisis de contexto.
36
Eguren, E., Caraj, M. Nuevo Manual de Protección para los Defensores de Derechos Humanos. Protection International.
Bruselas, 2009, pp. 42-43. El resaltado es de los autores.
37
Incidentes de riesgo o Incidentes de seguridad son hechos o situaciones que alteran la cotidianidad de lo que ocurre en una
localidad y que motivan preocupación por cuanto hayan ocasionado daños menores o puedan indicar la posibilidad de daños en el
futuro. Ejemplo: personas de la comunidad abordadas por hombre armados en los caminos que preguntan por personas de la
comunidad, por los hábitos de éstas o por la labor que realizan, o por los horarios en que permanecen en sus hogares; cambio de
los conductores habituales de los vehículos en que se transportan personas de la comunidad en forma sorpresiva y sin explicación;
presencia de personas extrañas sin explicación en lugares cercanos a las viviendas, a los caminos, afuera de la sede de la
organización o donde se realizan las reuniones; seguimientos o vigilancias a las personas; ocultamiento de identidad de personas
que realizan seguimientos o vigilancias o las placas de los vehículos que utilizan.
Es cierto que para causar una agresión no se requiere una gran capacidad y que
cualquier persona, con muy pocos medios a su disposición, puede causar
agresiones fatales. Por esta razón, la amenaza producida por un actor con
intención de causar daño no puede subestimarse totalmente; en este caso,
corresponde a las personas, las comunidades o las organizaciones adoptar
medidas adecuadas para prevenir el daño que pueda producirse por agresiones
que un actos con baja capacidad pueda causar.
Ahora bien, no debe perderse de vista que al examinar la capacidad del actor
para causar el daño, se debe indagar por la posibilidad de que éste, aun no siendo
capaz de llevar a cabo un acto de agresión por sí mismo, pueda recurrir a un
tercero para perpetrarlo, Para ello, hay que responder preguntas sobre si ese
actor tiene vínculos con grupos armados irregulares o es posible que los construya
Siempre es necesario preguntarse por el tipo de agresión que ese actor sería
capaz de llevar a cabo por sí mismo o por intermedio de un tercero, puesto que
ello indicaría la potencialidad de la amenaza para causar daño y el tipo de
impacto que causaría en la víctima. Esto es, no es lo mismo que un actor pueda
hacer uso de su arma de fuego para causar la agresión o pagar a un sicario para
ello, a que ese mismo actor disponga de los medios para contratar un grupo de
sicarios o contar con el concurso de un grupo armado irregular para ejecutar la
agresión. En un caso y otro la potencialidad de la amenaza y su impacto son
diferentes, y por tanto, la posibilidad de protegerse varían según si la agresión
puede ser causada por una persona o por una organización armada.
38
Es preciso indagar si los grupos armados irregulares que actúan en la localidad o región realizan con frecuencia acciones de
agresión “por encargo” de terceros, bien a cambio de un pago o en ejercicio de una pretensión de “administrar justicia” como
demostración del control territorial que ejercen. En este caso, según el tipo de grupo armado irregular de que se trata, examinar si
una agresión contra una comunidad por una controversia con determinado actor cabría dentro de su idea de “administrar justicia”.
Por lo tanto, el empleo de expresiones como impacto alto, medio o bajo, debe
interpretarse en el contexto de que pudieran ocurrir afectaciones significativos
a la vida, la libertad, la integridad y la dignidad de las personas de una
comunidad, los cuales constituyen impactos de mayor gravedad para las personas
que si se afectaran otros derechos, entre otras razones porque muy
probablemente tales agresiones tendrán efectos negativos sobre esos otros
derechos (participación, asociación, reunión pacífica, etc.) puesto que, en el
caso de personas que ejercen liderazgos sociales o defensa de derechos humanos,
es frecuente que la intención de daño tenga como propósito silenciar las voces
de personas que ejercen sus derechos afectando intereses de instituciones,
empresas o personas revestidas de poder.
No se trata de que la persona con mayor riesgo deba ser, por definición, quien
ocupe el cargo de mayor dignidad (presidente, representante legal u otro); puede
ser que esa persona resulte ser la que tiene mayor riesgo, pero puede ocurrir que
alguien que no ocupe cargos en la dirección de la organización o en la comunidad
sea quien esté en la mira de la fuente de la amenaza. Lo relevante para
individualizar la amenaza es evaluar cuáles labores que realizan la comunidad o
la organización pueden provocar mayores niveles de hostilidad con terceros, lo
que puede indicar que las personas que realicen esas labores son las que la fuente
de la amenaza percibe con mayor interés como blanco probable de amenaza. Al
constatar quién o quiénes en la comunidad realizan esas labores, se puede
deducir que esas personas están en mayor peligro que otras, así no ocupen cargos
en la organización o en la comunidad.
El nivel de riesgo será muy alto en el caso de calificarse como alto el impacto
de la amenaza y la probabilidad de su ocurrencia sea igualmente alta. El nivel de
riesgo será muy bajo cuando el impacto de la amenaza sea bajo y la probabilidad
de que ocurra igualmente baja.
39
Esta situación puede ilustrarse con el ejemplo de una represa para producir energía que según la empresa constructora ha sido
levantada aplicando la experiencia acumulada durante varios años en ejecución de obras de esta naturaleza, con los estándares
más altos en su diseño y construcción, lo que le permite afirmar que las personas que habitan aguas debajo de la presa se
encuentran totalmente seguras pues no hay probabilidad de que la presa ceda. La confianza de la empresa en su propia capacidad
e idoneidad la han llevado a desestimar las críticas de organizaciones ambientalistas y comunitarias las cuales consideran que
decisiones recientes adoptadas por la empresa para reducir el tiempo para la puesta en marcha de la producción de energía
podrían poner en riesgo la estabilidad de la presa y provocar un desastre de proporciones incalculables. La compañía ha
expresado que las críticas de tales organizaciones son infundadas y no deben ser tomadas en cuenta. Un tiempo después, se
presenta una emergencia que produce la ruptura de un dique provisional de contención del agua, inundando varios municipios
aguas abajo y amenazando con un desastre mayor por la probable ruptura de la presa. Las primeras investigaciones sobre lo
ocurrido consideran que la causa más probable de la emergencia consistió en la toma de decisiones no previstas en la licencia
ambiental para reducir el tiempo de construcción.
Las vulnerabilidades deben evaluarse en función del tipo de amenaza que se deba
afrontar. Una determinada vulnerabilidad puede ser relevante para afrontar un tipo de
amenaza, pero no serlo frente a una amenaza de naturaleza diferente. Por ejemplo, no
disponer de una buena asesoría legal constituye una vulnerabilidad frente a la amenaza
de una acusación penal o una detención arbitraria, pero no respecto de la amenaza de
una agresión violenta, puesto que disponer o no de asesoría legal no hace más o menos
débil a la persona frente a ese tipo de agresión.
Lo que es una vulnerabilidad en una persona o comunidad, puede no serlo para otra u
otras comunidades que no estén bajo el mismo tipo de amenaza. En el caso de las
condiciones de las viviendas, en una comunidad determinada las viviendas pueden estar
construidas con materiales resistentes y tener puertas metálicas, mientras otra
comunidad sólo dispone de viviendas con materiales débiles como tela asfáltica (paroy)
o madera y no contar con puertas. La vulnerabilidad de las dos comunidades dependerá
del tipo de amenaza que deban afrontar. Si la comunidad que dispone de viviendas
construidas con materiales resistentes está expuesta a un ataque de un grupo armado
irregular que dispone de armamento pesado, su vulnerabilidad es alta por cuanto las
viviendas no ofrecen una seguridad significativa frente al nivel de agresión que podría
ocurrir. En el caso de la comunidad cuyas viviendas son muy débiles, su vulnerabilidad
será menor o ninguna si la amenaza que afronta es una acusación penal y no una agresión
armada.
Las capacidades deben medirse en función del tipo de amenaza que se deba afrontar.
Una determinada capacidad puede ser relevante para afrontar un tipo de amenaza, pero
puede ser inútil o se puede convertir en una vulnerabilidad frente a una amenaza de
naturaleza diferente. Por ejemplo, disponer de una buena asesoría legal constituye una
capacidad frente a la amenaza de una acusación penal o una detención arbitraria, pero
no respecto de la amenaza de una agresión violenta contra la vida o la integridad.
capacidades menos alto nivel de riesgo, y viceversa, a menores capacidades, más alto
nivel de riesgo.
Es importante entender que las vulnerabilidades y las capacidades son diferentes entre
una persona y otra, de una comunidad a otra o de una organización a otra, aún que se
trate de personas, comunidades y organizaciones de naturaleza similar. Un ejemplo útil
para entender lo anterior es el de las capacidades y vulnerabilidades de una liebre y un
conejo; siendo animales que pertenecen a una misma especie y tienen características
similares, cuentan con destrezas y vulnerabilidades diferentes, que aprovechan de
forma distinta. En efecto, el conejo construye madrigueras que le permiten esconderse
y escapar, así sea momentáneamente de los depredadores, lo cual constituye una
capacidad de este animal para protegerse del peligro. La liebre, en cambio no construye
madrigueras y sólo busca esconderse entre la vegetación, lo que la hace una presa más
fácil o vulnerable frente a sus depredadores. Por otra parte, una vez fuera de la
madriguera y siendo percibido por sus depredadores, el conejo no desarrolla grandes
velocidades, lo que lo hace presa fácil de aquéllos. La liebre, en cambio, no pudiendo
esconderse fácilmente de sus depredadores es capaz de desarrollar grandes velocidades
y además tiene la habilidad de producir bruscos cambios de velocidad y de orientación
de su carrera, de forma que sus predadores, aún pudiendo desarrollar mayor velocidad,
tienen dificultades para cazarla pues siendo de mayor tamaño no tienen la misma
40
Eguren, E., Caraj, M. Nuevo manual de protección para los defensores de derechos humanos. Protección Internacional.
Bruselas, 2009, pp. 31-32.
Dado que las vulnerabilidades y las capacidades son dos caras de una misma moneda, el
ejercicio de valoración de éstas puede hacerse al mismo tiempo, mediante la
elaboración de preguntas que apunten a conocer, de la forma más fidedigna y precisa,
atributos y deficiencias de las comunidades, las organizaciones y las personas en relación
con condiciones físicas (lugares de vivienda, de reunión, de trabajo, estado de vías,
otros), de conocimiento (leyes, derechos humanos, recursos de protección de derechos,
etc.), de relacionamiento (dentro de la comunidad, con otras comunidades, con
autoridades, con potenciales aliados).
El ejemplo de una vivienda o sede de una organización social que ha sido blindada como
barrera para evitar una agresión armada, que por la falta de un mínimo de hábitos de
cuidado en la utilización de las puertas de acceso, termina facilitando el acceso de una
persona armada que ocasiona una agresión. La ausencia de hábitos de cuidado de las
personas que habitan en esa vivienda o laboran en esa sede de la organización hace nulo
el efecto del blindaje de las puertas, de forma tal que daría lo mismo que en lugar de
puerta blindada, la construcción tuviera una cortina de tela. La falta de hábitos de
cuidado puede reflejarse en que, por motivos diversos, la puerta permanezca abierta
siempre o por lapsos largos, o en que la puerta sea abierta sin realizar control alguno
respecto de la persona que golpea con el interés de acceder a la construcción.
Esta indagación puede resultar compleja en una comunidad y debe ser realizada
con la mayor prudencia y sigilo posibles, en un ambiente de confianza, por cuanto
con ella no se pretende hacer juicios respecto de las personas, sino detectar
posibles factores de riesgo.
2. Cohesión social: este criterio aplica principalmente frente a riesgos que puedan
afectar a un colectivo de personas, y hace referencia a la capacidad de representación
y de acción colectiva de las organizaciones y las comunidades. Se entiende que una
comunidad u organización es más vulnerable frente a un peligro colectivo cuando no
está habituada o tiene dificultades para adoptar decisiones colectivas; cuando las
decisiones adoptadas no son acatadas por buena parte de sus miembros; cuando existen
desconfianzas internas que impiden hablar sobre los factores de riesgo. En éstas o en
otras circunstancias similares, la comunidad o la organización puede tener serias
dificultades para evaluar los riesgos o para adoptar y aplicar medidas de protección,
bien porque no tiene la habilidad de llegar a decisiones y acuerdos al respecto, o porque
prevalece la idea de “sálvese quien pueda”.
En tales casos, la imposibilidad de superar una baja cohesión social pueden hacer
ineficaces los esfuerzos de diagnóstico y las medidas de prevención, de protección o de
autoprotección, en la medida en que un riesgo colectivo que sólo es afrontado por
medidas que adoptan u aplican solo unas pocas personas de la comunidad no logran el
efecto de protección esperado.
El nivel de incorporación al que hacer cotidiano de las personas, las organizaciones y las
comunidades de medios y hábitos de autoprotección determina el grado de
vulnerabilidad o de capacidad de aquellas para afrontar los riesgos que sobre ellas pesan
y, de esa forma, poder permanecer en los territorios y realizar sus labores en condiciones
más seguras
podrían ser adoptadas para la protección y los tiempos en que una solicitud debe ser
respondida.
con las que mantiene una controversia o un conflicto social, ambiental o de otra
naturaleza, que favorezcan la gestión adecuada y razonable de los motivos del conflicto
en la búsqueda de alternativas concertadas para su superación. Se entiende que disponer
de un espacio de esa naturaleza constituye una capacidad, que aumenta la probabilidad
de que una solución pacífica y concertada del conflicto reduzca la posibilidad de que
una amenaza surja como mecanismo para acallar la voz de la comunidad o, en caso de
que haya surgido, que la amenaza tienda a desaparecer. Este tema se menciona más en
detalle en la unidad temática 5.
“Es necesario que los Estados realicen una evaluación del riesgo para decidir
sobre la pertinencia de levantar las medidas de protección, en la cual resulta
fundamental la participación de los beneficiarios con la finalidad de conocer su
parecer respecto a dicho levantamiento. Con independencia de que las medidas
de protección especiales sean retiradas, el artículo 1.1 de la Convención
establece obligaciones generales que tienen los Estados de respetar los derechos
y libertades en ella consagrados y de garantizar su libre y pleno ejercicio a toda
persona”. CIDH, Segundo informe sobre la situación de las defensoras y los defensores de derechos humanos
en las Américas. Op. Cit., párr. 531
• Es posible que siempre subsistan controversias acerca de las alertas emitidas sobre
amenazas contra comunidades y personas: controversias sobre la veracidad de la
amenaza o riesgo, sobre la probabilidad de su ocurrencia, sobre su nivel de gravedad, o
sobre los posibles factores que la ocasionan.
• En caso de la predicción de eventos de violencia, ocurre algo similar. Exigir que la alerta
producida como resultado de la aplicación de una metodología de evaluación de riesgo
de hechos de violencia ofrezca niveles de certeza y precisión respecto de cuándo podrá
ocurrir un hecho de violencia puede conducir a una omisión grave de las autoridades
para tomar medidas de prevención y protección.
• El análisis de contexto es útil también para evaluar las amenazas que actores armados
o anónimos divulgan para anunciar que han convertido en blanco de ataque a una o
varias personas. En la mayoría de los casos, tales anuncios resultan insuficientes para
determinar con claridad el riesgo a que las personas estarían expuestas y la probabilidad
de su ocurrencia, cuestiones sobre las cuales el análisis de contexto puede contribuir a
ofrecer respuesta.
• Lo que es una vulnerabilidad en una persona o comunidad, puede no serlo para otra u
otras comunidades que no estén bajo el mismo tipo de amenaza. En el caso de las
condiciones de las viviendas, en una comunidad determinada las viviendas pueden estar
construidas con materiales resistentes y tener puertas metálicas, mientras otra
comunidad sólo dispone de viviendas con materiales débiles como tela asfáltica (paroy)
o madera y no contar con puertas. La vulnerabilidad de las dos comunidades dependerá
del tipo de amenaza que deban afrontar.
Bibliografía
- CIDH. Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de los derechos
humanos en las Américas. OEA/Ser.L/V/II.124 Doc. 5 rev.1, 7 marzo 2006.
- Eguren, E., Caraj, M. Nuevo Manual de Protección para los Defensores de
Derechos Humanos. Protection International. Bruselas, 2009.
- CIDH. Segundo Informe sobre la situación de defensores de derechos humanos de
las Américas. Op. Cit
En esta unidad se hace referencia a los criterios que deben orientar el tipo de medidas a ser
adoptadas para gestión de los riesgos advertidos en el ejercicio de evaluación, y se presentan
los retos y dificultades que enfrentan habitualmente los programas gubernamentales de
protección y los planes de autoprotección al momento de decidir las medidas que deben
aplicarse.
41
Cabe decir aquí que con frecuencia las evaluaciones de riesgo son sometidas a crítica por las autoridades responsables de la
protección, que tienden a considerar que el riesgo advertido es inexistente o que existiendo no es un riesgo grave. También es
frecuente que la crítica provenga de las personas que han solicitado protección, quienes alegan que la evaluación ha desconocido
o subvalorado el nivel de riesgo que afrontan. Una metodología de evaluación de riesgo debería generar credibilidad tanto en las
personas que requieren la protección como en las autoridades responsables de brindarla.
Las medidas que se adopten deben corresponder al tipo y grado de amenaza, evitando
siempre asumir fórmulas o modelos únicos o estándar. Acudir a la experiencia de
prevención de desastres naturales contribuye a comprender mejor la necesidad de la
concordancia entre el diagnóstico de riesgo y las medidas de protección, que aconseja
diferenciar las formas de prevenir o atender las emergencias según se trate de incendios,
de inundaciones o de terremotos.43
Así mismo, deberían preverse medidas y acciones diferenciadas para evitar o controlar
los riesgos, según el grupo armado irregular que amenace, dada su distinta naturaleza y
comportamiento esperado. De igual forma, deberían existir medidas de prevención
diferenciadas cuando se trate de los riesgos que puedan generarse como resultado de
acciones de las fuerzas armadas regulares.
42
Como se indicó en la unidad temática 3 de este módulo, un buen análisis de riesgo debe arrojar información creíble y suficiente
para determinar, con la mayor precisión posible, el tipo de amenaza de que se trata (quién causa la amenaza y por qué motivos); el
grado de la amenaza (qué tanta violencia podría desplegarse en un momento dado); la probabilidad de la ocurrencia de un daño; la
dimensión del daño que pueda ocasionarse (qué derechos se verían afectados, cuántas personas y en qué grado pueden ser
afectadas); el grado y los tipos de vulnerabilidad de la persona o colectivo; y las capacidad y habilidades de los potenciales
afectados para afrontar el riesgo.
43
No cabe duda de la falta de pertinencia de dotar de extintores a una comunidad que afronta el riesgo de una inundación.
44
En ciertas regiones o localidades, de fuerte presencia y control de grupos armados irregulares, la aprobación de escoltas
armados a una persona o colectivo para protegerla de un ataque, puede resultar ineficaz por cuanto una escolta de tres o cuatro
personas armadas no están en capacidad de enfrentar con éxito una agresión armada proveniente de un grupo armado; además,
podría resultar contraproducente para la seguridad de la persona o colectivo que se pretenden proteger, en tanto podría estimular
ataques del grupo armado irregular con el propósito de robar las armas de la escolta.
45
Las medidas orientadas a favorecer que las personas en riesgo puedan salir temporalmente de la zona de riesgo son
frecuentemente cuestionadas con base en el argumento de que favorecen el desarraigo de las personas que ejercen liderazgos
locales en sus comunidades, y por tanto, contribuyen al éxito de las pretensiones de quien amenaza. Sobre este tema se vuelve
más adelante en esta misma unidad temática.
46
Los niveles de riesgo habitualmente se determinan bajo distintas denominaciones. En algunos casos se determina el riesgo
mediante parámetros cualitativos (Alto, Medio o Bajo, incluyendo medidas intermedias como Muy Alto, Alto, Medio Alto, Medio
Medio, Medio Bajo, y Bajo). En otros casos, como en el caso de la evaluación de riesgo que realiza la Unidad Nacional de
Protección en Colombia, el nivel de riesgo se determina mediante una matriz de riesgo que asigna valores cuantitativos a diferentes
factores de riesgo; que según el resultado en la sumatoria de la calificación, la UNP califica el riesgo como “ordinario” –calificación
menor a 50 puntos-, “extraordinario” –puntaje entre 50 y 75- y “extremo” –puntaje superior a 75 puntos-.
La idoneidad de una medida hace referencia a las condiciones que ésta debe tener en
términos de ser necesaria y óptima para la función que se espera que ella cumpla en la
protección de las personas o colectivos. Una medida que es óptima para atender a una
situación de riesgo, puede resultar innecesaria para afrontar un riesgo de naturaleza o
intensidad distintos, lo que puede implicar un mal empleo de los recursos disponibles,
por lo general escasos. La noción de óptima hace referencia a la suficiencia que la
medida tiene para cumplir la función que se le asigna.
Más adelante se menciona que algunas medidas de protección pueden resultar por sí
solas insuficientes, esto es, no necesariamente óptimas, desde la perspectiva de la
definición contenida en el párrafo anterior. Sin embargo, ello no siempre debe llevar a
la conclusión de no adoptar tales medidas, sino a pensar en la complementariedad de
éstas con otras que refuercen su efecto de protección, dada la complejidad de los
riesgos que se afrontan, en particular cuando las medidas no se dirigen a contener o
eliminar la amenaza sino apuntan a disminuir las vulnerabilidades y aumentar las
capacidades.
La pertinencia de una medida de protección hace relación de causa efecto que ésta
tiene con la vulnerabilidad que se pretende disminuir, la capacidad que se busca
aumentar y/o la amenaza que se trata de eliminar o contender. Cuando se evalúa la
pertinencia de una medida de protección, se revisa que al aplicar la medida
efectivamente se incide en mayor o menor grado en la situación que se pretende
modificar. Por ejemplo, no resulta pertinente adoptar la medida de otorgar medios de
comunicación o vehículos de transporte para disminuir los riesgos de una persona de
sufrir una detención arbitraria, puesto que tales medidas no tienen capacidad para
incidir en los factores que determinan una detención arbitraria.
La eficacia de las medidas de prevención y protección se mide por el grado en que con
su implementación se produce el efecto esperado o logra el propósito de prevenir los
riesgos, minimizarlos o mitigarlos. La eficacia de las medidas de prevención y protección
depende, por una parte, de la capacidad que se espera de ellas por su idoneidad y
pertinencia, y, por otra, de la forma como se lleve a cabo su implementación. Una
medida puede ser idónea y pertinente para afrontar un riesgo determinado, pero puede
resultar ineficaz si se aplica en forma inoportuna, o si los responsables de su
implementación desatienden las recomendaciones sobre la forma de su aplicación, las
contraindicaciones a la misma o los cambios inesperados del contexto. Igualmente, una
medida idónea, pertinente y oportuna en su implementación puede resultar ineficaz si
la persona cobijada por la medida tiene comportamientos que anulan el efecto protector
de ésta.
47
Con frecuencia, algunas críticas a la ineficacia de las medidas de protección no toman en cuenta que éstas tienen propósitos
concretos y diferenciados y no tienen la condición de servir para afrontar todo tipo de riesgo en cualquier circunstancia.
48
Eguren, E., Caraj, M. Op. Cit., p. 33.
Las situaciones de riesgo no pueden ser reducidas a “situaciones tipo” que liberen a
quien evalúa el riesgo y aplica medidas de protección de realizar el análisis detallado
de circunstancias complejas y cambiantes del contexto de riesgo. Las características
complejas y cambiantes de los factores de riesgo hacen poco aconsejable adoptar un
sistema modelo de medidas de protección que resulte atractivo por su simplicidad, pero
precario en eficacia.
No siendo aconsejable la estandarización de las medidas, quien evalúa los riesgos, bien
sea con el propósito de elaborar un plan de autoprotección o como parte de un programa
gubernamental, debe recurrir a la aplicación razonada y razonable de elementos de
juicio que guíen y orienten el ejercicio de elaboración y aprobación del plan de
protección, señalando pautas de análisis e indicando la pertinencia de cada medida de
protección según las características del riesgo. Conviene consultar las observaciones y
recomendaciones que a ese respecto han elaborado la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la Oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Relatora Especial
de Naciones Unidas sobre la situación de los defensores y defensoras de derechos
humanos.49 Igualmente, es importante tomar en cuenta la experiencia de organizaciones
no gubernamentales en temas de autoprotección y de incidencia para reclamar la
adopción de políticas públicas de prevención y protección a las personas, las
comunidades y las organizaciones que dedican esfuerzos a la defensa de sus derechos.
49
En la unidad temática 5 se hará mención con algún detalle a los criterios orientadores que organismos internacionales han
producido, a manera de recomendación a los Estados para que éstos guíen su acción al momento de diseñar programas de
protección, realizar evaluaciones de riesgo y adoptar y aplicar medidas de prevención y protección.
De esta forma, quien consulta el manual dispone de elementos de juicio para guiar sus
decisiones sobre el plan de protección, una vez que ha identificado con claridad los
factores de riesgo presentes en el caso específico y podrá revisar, de acuerdo con el tipo
de agresión que podría ocurrir, cuales medidas pueden ser útiles y pertinentes, y cuáles
resultan ineficaces en el caso analizado.
Puede decirse que este tipo de medidas de protección hacen más factible la definición
de lo que debe hacerse para controlar un hecho desencadenante y evitar un daño;
igualmente, hacen más fácil determinar las responsabilidades en la implementación de
las medidas. Esto, sin duda constituye una ventaja respecto de otro tipo de medidas de
protección que deban actuar sobre los factores causales que comprometen la decisión
de diversas entidades para afrontar problemas de diversa índole.
50
Esta información es útil para decidir cuál de las medidas que pueden adoptarse para atender un riesgo ofrece mejores
condiciones en su aplicación en el entorno en que se aplica, pues es probable que una medida que en principio resulta pertinente
para afrontar una determinada situación de riesgo, no sea aconsejable que se incluya en el plan de protección porque su aplicación
en el contexto del caso pueda generar un riesgo similar o más grave al que la persona soporta.
Seguimiento a la implementación
En el entendido de que la eficacia de las medidas no se satisface plenamente con el
hecho de adoptar una decisión razonable sobre las medidas para afrontar el riesgo, y
que depende de que en su implementación aplicación se asegure el cumplimiento de las
condiciones de aplicación en forma adecuada y permanente, un manual de medidas de
protección debería incluir algunos criterios y procedimientos para hacer seguimiento a
la implementación de las medidas.
Por supuesto, no es lo mismo que una persona pueda eventualmente ser víctima de una
agresión dirigida a violentar su intimidad y la reserva de la información de que dispone
en razón de su actividad, o a afectar su honra y buen nombre, a que la agresión que se
prevé pretenda afectar su vida o integridad personal. La diferencia en los tipos de
agresión que se prevén como probables no sólo tiene que ver con la gravedad de las
afectaciones que pueden ser causadas, importante para definir la urgencia e
importancia de adoptar decisiones de protección; hace relación también a la idoneidad
de las medidas que deban adoptarse, como quiera que cada tipo de medida tiene
propósitos y alcances limitados, y no tienen la capacidad de atender cualquier finalidad.
Por lo tanto, al evaluar las medidas a ser incluidas en el plan de protección, previamente
se deberá identificar, con el mayor grado de claridad posible según la información
Una vez seleccionado un cierto número de medidas que pueden reunir la condición de
pertinencia, es importante revisar si las condiciones de aplicación de éstas corresponden
a las circunstancias del contexto y se adecuan a las características de la persona.
Suele ocurrir en zonas rurales muy aisladas de los centros urbanos, donde la falta de
energía eléctrica, el difícil acceso a las redes de comunicación, la precaria
infraestructura vial u otros factores, hacen poco probable la aplicación de ciertas
medidas de protección o que su funcionamiento sea de tal forma irregular que no
satisface los propósitos de protección.
De cualquier manera, afrontar los riesgos asociados a los efectos colaterales de los
combates, para prevenir y proteger a las personas vecinas a éstos, puede tener mejores
posibilidades de ser eficaz, dado que las medidas a adoptar no se enfrentan a la decisión
deliberada de alguien de causar el daño, y en determinadas circunstancias la protección
puede incluso ser aceptada por los actores enfrentados, mejorando la posibilidad de su
eficacia.
Por supuesto, la eficacia de las medidas antes sugeridas dependerá de que las partes
enfrentadas se abstengan de pretender obtener ventajas militares acudiendo a
confundirse entre los civiles o a utilizar los refugios para proteger a sus miembros del
fuego enemigo.
Proteger en la emergencia
Los programas de protección y los planes de autoprotección deben disponer de
procedimientos y formas de actuación para atender llamados de alerta urgente que
indiquen que una amenaza no anunciada se encuentra en curso o en la fase de
preparación final para materializarse en forma de un ataque contra una persona o
comunidad. En tales casos, se hace necesaria la adopción de una respuesta urgente que
no admite la posibilidad de una evaluación de riesgo rigurosa, como se describió en la
unidad temática 3.
En estos casos, los programas deben prever procedimientos ágiles para evaluar en muy
breve tiempo los datos e información sobre los riesgos advertidos en la alerta de
emergencia; la consulta de algunas fuentes locales que ofrezcan credibilidad puede
resultar suficiente para verificar la alerta producida, y para precisar el alcance del
riesgo y la probabilidad de su ocurrencia, y adoptar medidas urgentes de protección en
aplicación del principio de precaución. Pasada la emergencia y asegurado que la persona
está cobijada con medidas de protección, se puede retomar el procedimiento de la
evaluación de riesgo para confirmar, mejorar o retirar las medidas de protección, de
acuerdo con los resultados de la evaluación.
Sin embargo, la protección urgente tiene las dificultades propias de actuar sobre la
marcha, con la celeridad que requiere la emergencia, con información escasa sobre los
factores de riesgo, sin poder asegurar que se cuenta con los recursos necesarios para
actuar y con pocas posibilidades de gestionar y obtener recursos en forma inmediata. El
éxito de la protección en estos casos dependerá fundamentalmente de la capacidad de
que se disponga para determinar la amenaza, para comunicarla a quienes están en
potencial riesgo y a las instituciones que pueden y deben actuar para evitarlo o
controlarlo, y de los recursos que estén disponibles en tales instituciones para atender
la emergencia.
51
Debe tomarse en cuenta que en zonas donde ocurren disputas por el control territorial entre grupos armados irregulares, donde
tales grupos consideren que los medios de comunicación pueden ser usados con fines de inteligencia por su adversario, la
dotación de medios de comunicación a una persona para protegerla puede convertirse en un riesgo mayor.
o Alarmas comunitarias
o Sitios de refugio temporal
o Dotación de sitios de refugio
• Aprovechar capacidades locales y experiencias de reacción colectiva frente al riesgo
(sistemas de alarma comunitaria; zonas seguras fuera del alcance de quien amenaza;
prever respuesta de apoyo de las autoridades).
Este tipo de medidas toman en consideración tan sólo una de las variables de riesgo: la
vulnerabilidad que la persona o colectivo presenta frente a un probable ataque contra
sus derechos a la seguridad, a la integridad, a la libertad personal o a la vida.
En este sentido, la Comisión considera que sería conveniente que los Estados miembros
adoptaran estrategias efectivas y exhaustivas de prevención con el fin de evitar los
ataques en contra de las defensoras y los defensores de los derechos humanos. Esta
política de prevención y protección debería tener en cuenta los períodos de mayor
vulnerabilidad de las defensoras y defensores. Las autoridades estatales deben
mantenerse vigilantes durante dichos períodos y hacer público su compromiso de apoyo
y protección.
La Comisión estima que para que un programa de protección sea eficaz, es decir,
produzca los resultados esperados, debe estar respaldado por un fuerte compromiso
político del Estado. El programa debería hacer parte de un plan nacional de derechos
humanos que sea asumido como una política prioritaria en todas las instancias decisorias
institucionales, tanto a nivel central, como a nivel local. Para ello, debería asegurarse
la existencia de normas que delimiten claramente las competencias y responsabilidades
de las autoridades centrales y descentralizadas (gobiernos estaduales y gobierno federal
para los casos de Estados federados), garantizando que exista coherencia entre el nivel
de transferencia de competencias y recursos de la instancia nacional a las locales. (…)
Por otra parte, con frecuencia los riesgos están asociados a conflictos sociales, étnicos,
religiosos o políticos, que se producen entre una comunidad y los gobernantes; entre
una comunidad y una proyecto empresarial; entre dos o más comunidades; o al interior
de una comunidad. Tales conflictos, al no encontrar canales de resolución adecuados,
suelen dar lugar al escalamiento de las tensiones propias de los intereses enfrentados y
llegar a la utilización de “vías de hecho”, que provocan la intervención de las fuerzas
de Policía, llegando en ocasiones a producir abusos en el uso de la fuerza y
enfrentamientos con diversos grados de violencia. En este clima de escalamiento de las
tensiones, defensoras y defensores de derechos humanos, y periodistas, pueden estar
en situación de riesgo, y es probable que ocurran atentados contra la seguridad, la
integridad y la vida de las personas.
En estos contextos, además de las medidas que resulten adecuadas para disminuir la
vulnerabilidad de las personas en riesgo, resulta de suma importancia la intervención
para procurar el desescalamiento de los conflictos y favorecer su resolución pacífica.
Tender puentes de diálogo entre las partes, desestimular los lenguajes descalificadores
y ofensivos (desarmar la palabra), intentar el restablecimiento de la confianza, facilitar
fórmulas de solución y, en cualquier caso, lograr que las partes reconozcan la
legitimidad del adversario y renuncien explícitamente al uso de la violencia, puede ser
una contribución enorme a la reducción de factores de riesgo asociados a diversas formas
de conflictividad social.
En ocasiones, aunque se admita la bondad de este tipo de medidas para superar factores
causales de riesgo, con frecuencia los programas de prevención y protección no logran
avanzar en esta vía, bien porque no resulta fácil obtener acuerdos entre las diversas
52
CIDH. Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos en las Américas. Op. Cit., párrs. 131-133,
y 135.
entidades sobre las medidas específicas que pueden resultar útiles y eficaces o sobre
qué entidad o entidades deben ser responsables por su adopción; bien por la
inexperiencia o falta de idoneidad en afrontar tareas de resolución de conflictos; o bien
porque alguna o varias de las entidades tienen dificultad para mantener una posición de
neutralidad.
Por supuesto, se entenderá que las personas pertenecientes una comunidad o a una
organización social no disponen de los recursos financieros a los que puede acceder un
programa no gubernamental. Sin embargo, como también se ha dicho antes, la
pertinencia y aplicabilidad de tales criterios a los planes de autoprotección de las
comunidades y organizaciones no dependen sola ni principalmente de la disposición de
recursos financieros, y cuando éstos se requieren pueden ser adecuadamente
administrados de forma que se reduzcan a lo mínimo necesario, haciendo un uso
eficiente53 de los recursos.
Como se indicó antes, en esta misma unidad temática, en ciertos contextos geográficos
de aislamiento, de ausencia de prestación de ciertos servicios básicos y de dominio
territorial de grupos armados irregulares que impiden y/o castigan la utilización de
ciertos recursos (celulares, radios de comunicación, vehículos, etc), las comunidades
pueden acudir a medios tradicionales para sustituir tales recursos, con similar propósito
y eficacia, a un costo mucho menor. Por ejemplo, un sistema de alarma basado en
tambores o sirenas artesanales, puede sustituir un costoso sistema de comunicaciones
de celulares, que además no funciona adecuadamente por las condiciones de la zona.
Puede ser que la insistencia a lo largo de este módulo en la aplicación rigurosa de una
metodología adecuada que favorezca un análisis razonado y razonable en cada uno de
los pasos de la autoprotección, genere en los participantes la sensación de excesiva
complejidad que les lleve a pensar que ésta sólo es aplicable por expertos en el tema
de la protección.
53
Nótese aquí el uso de la expresión “uso eficiente de los recursos”, que significa lograr los resultados esperados de las iniciativas
o planes de autoprotección (eficacia), con el mínimo de recursos posibles (eficiencia).
La autoprotección no debe ser entendida por las personas en riesgo –menos aún por las
autoridades gubernamentales- como excusa para desechar o dejar de lado la protección
que puede y debe ser brindada por los programas gubernamentales. Tampoco puede
utilizarse para disminuir o relativizar la responsabilidad estatal de protección, aunque
exista la conciencia de cualquier tipo de medidas preventivas o protectivas que se
implementen por las autoridades requieren la adopción de hábitos de autoprotección
por parte de la persona sujeta a protección para asegurar su eficacia y evitar efectos
contraproducentes para su seguridad.
54
No pocas veces la desconfianza es el resultado de acciones u omisiones de las autoridades que han promovido o tolerado
acciones de agresión contra personas pertenecientes a organizaciones sociales y comunidades campesinas y étnicas. Superar la
desconfianza constituye un reto clave para la eficacia de las medidas adoptadas por los programas gubernamentales de
protección. Se trata de afrontar la pregunta sobre qué y cómo hacer que las medidas funcionen cuando las personas protegidas
creen que los programas gubernamentales “le han pedido al ratón que cuide el queso”. En la unidad temática se hará referencia
más extensa a este tema.
Como se indicó en el acápite 4.3 de esta unidad temática, la protección debe ser el
resultado del diálogo con las personas y colectivos afectados, para identificar y
fortalecer las formas propias mediante las cuales puedan protegerse y hacer realidad
sus derechos, así como para adoptar medidas a cargo del Estado que fortalezcan y/o
complementen las medidas que las personas y colectivos aplican como medidas de
autoprotección.
Experiencias de autoprotección
En diversas circunstancias y contextos, las personas y los colectivos han aprendido a
afrontar su sobrevivencia frente al riesgo, sin apoyo alguno del Estado, y han
desarrollado formas propias y eficaces de hacerlo. Conocer y aprender de la experiencia
de las comunidades de sobrevivir frente al riesgo aún en condiciones extremas,
constituye una fuente importante de conocimiento, de ideas para poner en marcha
iniciativas y planes de autoprotección, igual que para la adopción de medidas por parte
de un programa no gubernamental de protección.
afrontado los riesgos, a manera de memoria grupal sobre los riesgos que han afrontado
–incluyendo los hechos victimizantes-; las diversas formas de reacción y acción frente al
riesgo; la medida en que tales formas de reacción resultaron más o menos eficaces para
evitar o mitigar los daños; el costo social, emocional y comunitario que implicó adoptar
una u otra forma de reacción frente al peligro; si las reacciones fueron producto de la
decisión de cada quien de “sálvese quien pueda”, o resultado de concertación
comunitaria –toda la comunidad o parte de ella.
Preguntarse por lo que hubiera ocurrido o dejado de ocurrir en caso de que las
reacciones frente al peligro hubieran sido diferentes, permite a las comunidades
reflexionar sobre la eficacia de las medidas de protección. Éste es un ejercicio para el
que las comunidades están mejor preparadas que cualquier persona con experiencia en
temas de protección y autoprotección, por cuanto sólo ellas han experimentado
sensaciones de peligro extraordinario, en las condiciones más adversas de indefensión –
vulnerabilidad- y han logrado sortear las situaciones de violencia, con mayor o menor
eficacia.
La memoria sobre la forma como las comunidades han reaccionado frente a situaciones
de peligro en un país que ha soportado altísimos niveles de victimización en el contexto
de un conflicto armado y/o de violencia generalizada acentuada en algunas regiones,
constituye un aporte muy significativo para la comprensión de las posibilidades de la
autoprotección, y la adopción de iniciativas y planes que promuevan hábitos,
comportamientos y medidas que fortalezcan las capacidades físicas, emocionales,
cognitivas, sociales y culturales para resistir a la violencia que amenaza sus derechos.
55
https://www.cric-colombia.org/portal/proyecto-politico/defensa-vida-ddhh-cric/guardia-indigena/
56
Brigadas Internacionales de Paz. https://pbicolombiablog.org/organizaciones-acompanadas/comunidad-de-paz/
57
https://revistacontroversia.com/index.php?journal=controversia&page=article&op=view&path%5B%5D=302
58
https://www.justiciaypazcolombia.com/wp-content/uploads/2009/01/Uexternado_Finalvb.pdf
59
https://centrodememoriahistorica.gov.co/tag/atcc/
60
http://museodememoria.gov.co/programacion/acuerdos-de-paz-entre-el-resguardo-de-gaitania-y-las-farc/
61
https://somosdefensores.org/
En relación con las medidas de autoprotección, las personas de las comunidades pueden
enfrentar retos más relacionados con las actitudes, los sentimientos, las percepciones,
incluso los prejuicios de las personas, que con el conocimiento sobre las medidas
mismas. De hecho, como ya se indicó, muchas comunidades tienen una experiencia
invaluable en la adopción de medidas de protección.
• Erradicar la idea sobre la fatalidad de los riesgos que se enfrentan, que motiva
a las personas a no asumir medidas de autoprotección porque nada de lo que
hagan impedirá que un actor más poderoso cumpla su propósito de causar un
daño;
• Erradicar la idea de que los ánimos de lucha se estimulan con actos heroicos, o
cierta preferencia por los héroes;
• Recordar que no hay remedios salvadores que puedan por sí solos curar la
enfermedad; el hecho de que una medida no ofrezca una eficacia plena no debe
llevar a no aplicarla, sino a aplicar otras medidas complementarias;
• No desesperarse por percibir que las medidas sólo están combatiendo los
síntomas pero no la enfermedad y abandonar su aplicación; recordar que no
atacar los síntomas puede ser fatal, aunque atacarlos no cure del todo, y que
mientras tanto, se buscan medidas que combatan la enfermedad;
• Antes de aplicar o desechar una medida que otras comunidades han aplicado,
preguntar bajo que condiciones fue aplicada esa medida y por qué se explica su
éxito o fracaso en el caso concreto;
o Entender que los propósitos de una lucha son alcanzables por caminos
diversos, que el diálogo y la concertación puede ser uno de ellos, que la
confrontación no es el único camino, aunque haya sido el único permitido
• Las situaciones de riesgo no pueden ser reducidas a “situaciones tipo” que liberen a
quien evalúa el riesgo y aplica medidas de protección de realizar el análisis detallado
de circunstancias complejas y cambiantes del contexto de riesgo. Las características
complejas y cambiantes de los factores de riesgo hacen poco aconsejable adoptar un
sistema modelo de medidas de protección que resulte atractivo por su simplicidad, pero
precario en eficacia.
• Suele ocurrir en zonas rurales muy aisladas de los centros urbanos, donde la falta de
energía eléctrica, el difícil acceso a las redes de comunicación, la precaria
infraestructura vial u otros factores, hacen poco probable la aplicación de ciertas
medidas de protección o que su funcionamiento sea de tal forma irregular que no
satisface los propósitos de protección.
• La memoria sobre la forma como las comunidades han reaccionado frente a situaciones
de peligro en un país que ha soportado altísimos niveles de victimización en el contexto
de un conflicto armado y/o de violencia generalizada acentuada en algunas regiones,
constituye un aporte muy significativo para la comprensión de las posibilidades de la
autoprotección, y la adopción de iniciativas y planes que promuevan hábitos,
comportamientos y medidas que fortalezcan las capacidades físicas, emocionales,
cognitivas, sociales y culturales para resistir a la violencia que amenaza sus derechos.
Bibliografía
- Eguren, E., Caraj, M. Nuevo Manual de Protección para los Defensores de Derechos
Humanos. Protection International. Bruselas, 2009, pp. 42-43
- CIDH. Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos
en las Américas. Op. Cit., párrs. 131-133, y 135.
- https://www.cric-colombia.org/portal/proyecto-politico/defensa-vida-ddhh-cric/guardia-
indigena/
- Brigadas Internacionales de Paz. https://pbicolombiablog.org/organizaciones-
acompanadas/comunidad-de-paz/
- https://revistacontroversia.com/index.php?journal=controversia&page=article&op=view&
path%5B%5D=302
- https://www.justiciaypazcolombia.com/wp-
content/uploads/2009/01/Uexternado_Finalvb.pdf
- https://centrodememoriahistorica.gov.co/tag/atcc/
- http://museodememoria.gov.co/programacion/acuerdos-de-paz-entre-el-resguardo-de-
gaitania-y-las-farc/
- https://somosdefensores.org/
Esta noción limitada ha sido motivada en parte por la presión que produce la
atención de situaciones de gravedad extrema, que motivan a destinar buena
parte de los esfuerzos institucionales y comunitarios, así como los recursos
financieros disponibles, a atender la emergencia, olvidando ocuparse las
acciones a mediano y largo plazo.
Aunque resulta explicable que se destinen los esfuerzos necesarios para atender la emergencia,
protegiendo la vida, la integridad, la libertad y la seguridad de las personas que afrontan la
inminencia de agresiones armadas, ello no debe llevar a admitir que se aplace indefinidamente
el abordaje de las acciones que se requieren para poner fin a las amenazas o, en el caso de que
éstas apenas se insinúan, actuar tempranamente para evitar que ciertas situaciones escalen
hasta producir acciones de violencia.
Esta unidad temática tiene un sentido práctico. Está dirigida a sugerir qué pueden hacer los
líderes y las lideresas de comunidades y organizaciones locales cuando afrontan situaciones de
riesgo para procurar la intervención de las autoridades responsables, con el propósito de que
éstas apliquen acciones de prevención y protección. Tales acciones pueden estar orientadas
bien a fortalecer las medidas de autoprotección puestas en marcha por las comunidades, bien
a la contención de amenazas ya existentes o bien a una prevención temprana de la violencia,
mediante estrategias de incidencia que procuren crear un ambiente favorable para la gestión
de controversias y conflictos ambientales y sociales.
En tal sentido, las estrategias de incidencia pueden orientarse a: i) tener acceso a los
mecanismos gubernamentales y estatales que favorezcan la protección; ii) lograr efectos
disuasivos sobre potenciales factores de amenaza; y iii) persuadir a las partes involucradas en
controversias sociales o ambientales de promover escenarios de diálogo que contribuyan a crear
un clima favorable para la solución pacífica de los conflictos. Estos propósitos son diferentes
pero no excluyentes, pueden formar parte de una misma estrategia, según cada situación
específica.
En el acápite 5.1 se aporta la información básica que debe conocer una persona que se
propone realizar una solicitud o requerimiento al programa gubernamental de
protección, a cargo de la Unidad Nacional de Protección y se indica cómo y dónde
consultar información más detallada, en caso de que fuera necesario.
Esta obligación faculta a los ciudadanos para reclamar de las autoridades que ejerzan
un control adecuado sobre el comportamiento de las tropas y de la policía, en especial
en las zonas más apartadas y aisladas donde persisten situaciones de conflicto armado
y se despliegan operaciones militares. Las comunidades están habilitadas para exigir de
las autoridades la aplicación del principio de distinción que protege a la población civil
y abstenerse de promover formas de estigmatización que califiquen a las comunidades
como hostiles, poniendo en riesgo a las personas de sufrir ataques armados.
En razón de lo anterior, los Estados deben adoptar las medidas necesarias para
crear un marco normativo adecuado que disuada cualquier amenaza al derecho
a la vida; establecer un sistema de justicia efectivo capaz de investigar, castigar
y dar reparación por la privación de la vida por parte de agentes estatales o
particulares; y salvaguardar el derecho a que no se impida el acceso a las
condiciones que garanticen una existencia digna. De manera especial los Estados
deben vigilar que sus cuerpos de seguridad, a quienes les está atribuido el uso de
la fuerza legítima, respeten el derecho a la vida de quienes se encuentren bajo
su jurisdicción.”63
62
Sobre obligaciones de prevención de los Estados, se sugiere consultar: Cuadernillo de jurisprudencia de la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, No. 21: Derecho a la vida. https://www.corteidh.or.cr/sitios/libros/todos/docs/cuadernillo21.pdf
63
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sentencia caso Montero Aranguren y otros Vs. Venezuela, 5 de julio de 2006,
párrs. 64, 65 y 66. https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_150_esp.pdf
“Al mismo tiempo, los Estados no son responsables por cualquier violación de
derechos humanos cometida entre particulares dentro de su jurisdicción. En
efecto, las obligaciones convencionales de garantía a cargo de los Estados no
implican una responsabilidad ilimitada de los Estados frente a cualquier acto o
hecho de particulares, pues sus deberes de adoptar medidas de prevención y
protección de los particulares en sus relaciones entre sí se encuentran
condicionados al conocimiento de una situación de riesgo real e inmediato para
un individuo o grupo de individuos determinado y a las posibilidades razonables
de prevenir o evitar ese riesgo.
(…) No basta que los Estados se abstengan de violar estos derechos, sino que
deben adoptar medidas positivas, determinables en función de las particulares
necesidades de protección del sujeto de derecho, ya sea por su condición
personal o por la situación específica en que se encuentra. Los Estados tienen
la obligación de garantizar la creación de las condiciones necesarias para evitar
la vulneración del derecho a la vida (…).
64
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Informe sobre seguridad ciudadana y derechos humanos. OEA/Ser.L/V/II. Doc.
57, 31 diciembre 2009, párrs. 42-44.
65
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1992/t-439-92.htm
66
En relación con el derecho fundamental a la vida es de obligatorio cumplimiento para el Estado: en primer lugar, el deber de
respetarla y, en segundo lugar, la obligación de protegerla. Es decir, las autoridades públicas estén doblemente obligadas a no
vulnerar el derecho a la vida y a evitar que terceros lo afecten. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1993/T-102-
93.htm
67
La jurisprudencia ha definido las amenazas contra el derecho a la vida como una violación potencial, inminente y próxima. La
función protectora del juez consiste en evitarla. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1993/T-349-93.htm
68
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1994/T-135-94.htm
69
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1998/T-590-98.htm
70
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/1999/T-212-99.htm
71
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2001/T-258-01.htm
72 El Estado debe responder a las demandas de protección de manera efectiva cuando se tenga conocimiento de amenazas sobre
la existencia y tranquilidad de individuos o grupos que habitan zonas de confrontación o que desarrollan actividades de riesgo. No
es aceptable que el Estado pretenda incumplir con sus deberes minimizando la realidad que afecta a ciertos grupos vulnerables y
que requieren de especial protección por parte de las diferentes instituciones.
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2001/T-981-01.htm
73
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2001/T-1206-01.htm
74
Establece criterios de apreciación de los hechos de amenaza que implican un peligro inminente y para determinar la procedencia
de la protección especial al derecho a la vida: realidad de la amenaza; individualización de la amenaza; situación específica del
amenazado; escenario donde ocurre la amenaza; e inminencia de peligro. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2002/t-
1026-02.htm
75
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2003/T-558-03.htm
76
Adoptó la escala de riesgos: mínimo, ordinario, extraordinario y extremo. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2003/T-
719-03.htm
77
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2003/T-915-03.htm
78
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2003/T-952-03.htm
79
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2004/T-327-04.htm
80
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2004/T-539-04.htm
81
Enfatiza el enfoque diferencial de género que debe aplicarse al valorar los riesgos; analiza el contexto de riesgo que afrontan las
mujeres víctimas; y evalúa críticamente el programa de protección a víctimas. Ordena al Ministerio del Interior realizar una
evaluación y ajuste al programa de protección a víctimas y proteger a las demandantes de tutela.
https://www.corteconstitucional.gov.co/RELATORIA/2008/T-496-08.htm
82
Adoptó la definición del derecho a la seguridad personal como aquel que faculta a las personas a recibir protección adecuada de
las autoridades cuando están expuestas a riesgos excepcionales. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2008/T-1101-
08.htm
83
Desarrolló la escala de riesgo que inicialmente fue formulada por la Corte en la sentencia T-719-203.
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2010/t-339-10.htm
84
Define la necesidad de conceder especial atención al caso de los defensores de derechos humanos, altos funcionarios,
periodistas, líderes sindicales, docentes en zona de conflicto, minorías políticas o sociales, reinsertados, personas en condiciones
de indigencia, desplazados por el conflicto armado, personas privadas de la libertad, menores y sujetos de un especial grado de
protección por su notoria situación de indefensión. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2013/T-078-13.htm
85
Los líderes sociales por el papel que cumplen se encuentran entre las personas con amenaza mayor. Las políticas de seguridad
deben trascender el plano formal, para ubicarse en un contexto en el que la efectividad de sus derechos fundamentales debe ser la
principal premisa. Ordena a la UNP hacer una nueva valoración del riesgo del solicitante, y le insta a aplicar un enfoque diferencial
en los estudios de riesgo y las medidas de protección. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2014/t-924-14.htm
86
El estudio de riesgo no tuvo en cuenta los múltiples factores que permitirían presumir la existencia de un nivel de riesgo
extraordinario o extremo en cabeza de los accionantes, en su condición de activistas de derechos humanos, víctimas de
desplazamiento forzado, intimidaciones, agresiones, amenazas y violencia sexual, que evidentemente comprometen sus derechos
fundamentales a la vida, a la integridad física, a la libertad y a la seguridad personal. Se ordena a la UNP adoptar medidas de
protección, con enfoque diferencial. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2015/T-124-15.htm
87
Al analizar las razones de la UNP para retirar las medidas de protección a una persona, considera que no fueron tomados en
cuenta los criterios que la Corte ha establecido para la valoración de las amenazas, y ordena a la UNP restablecer las medidas de
protección. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2018/T-473-18.htm
88
La UNP no cumplió con su deber de valorar los elementos relevantes que deben evaluarse cuando se pretende medir el riesgo
de una persona. Se ordena hacer una nueva evaluación que tome en cuenta los elementos relevantes de la labor de un periodista.
https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2019/T-199-19.htm
89
A pesar de haberse definido el riesgo como extraordinario, se retiró la protección. Se ordena a UNP restablecer la medida de
protección. https://www.corteconstitucional.gov.co/relatoria/2020/T-002-20.htm
una noción equívoca que se ha extendido entre las autoridades nacionales, regionales y
locales, así como entre las comunidades y las organizaciones, que consideran que la UNP
es la única entidad que tiene responsabilidades en materia de protección.
En efecto, si bien la UNP tiene como función principal brindar protección a las personas
en situación de riesgo excepcional, otras entidades del ámbito nacional y territorial
también tienen responsabilidades en materia de protección.
Por otra parte, la UNP tiene además la función de brindar apoyo93 a la Dirección de
Derechos Humanos del Ministerio del Interior y a las entidades territoriales en la
implementación de la estrategia de prevención y en la formulación e implementación
de planes de prevención y de contingencia.
Es importante resaltar que mediante el Decreto 2078 de 2017, se adoptó “la ruta de
protección colectiva de los derechos a la vida, la integridad, la libertad la seguridad
personal de grupos y comunidades”, que crea la posibilidad de que la UNP, en
coordinación con la Dirección de Derechos Humanos del Ministerio del Interior adopten
medidas protectivas colectivas en los casos en que las situaciones de riesgo afecten a
grupos de personas o comunidades pertenecientes a las poblaciones definidas en el
Artículo 2.4.1.2.6 del Decreto 1066 de 2015.94
Con estas precisiones acerca de las funciones de la UNP, y las que se harán en el acápite
5.1.6 sobre las funciones de otras entidades nacionales y territoriales, los participantes
pueden tener mejor claridad respecto a las instituciones a las cuáles pueden acudir en
caso de que requieran la adopción de medidas complementarias al plan de
autoprotección que han adoptado por cuenta propia.
90
Las disposiciones del Decreto 4912 de 2011 fueron incorporadas en el capítulo 2, del título 1, de la parte 4, del libro 2 del Decreto
1066 de 2015, que reglamentó el Sector Administrativo del Ministerio del Interior, bajo el nombre Prevención y Protección de los
Derechos a la Vida, la Libertad, la Integridad y la Seguridad de personas, grupos y comunidades. Las citas siguientes se referirán al
Decreto 1066 de 2015.
91
Artículo 2.4.1.2.25 del Decreto 1066 de 2015. Los 2.4.1.2.26 menciona las entidades nacionales y territoriales con
responsabilidades en la estrategia de protección y los siguientes, hasta el 2.4.1.2.32 definen las responsabilidades de algunas de
ellas.
92
El Artículo 2.4.1.2.6, parágrafos 1 y 2 del Decreto 1066 de 2015, se enumeran 19 categorías de población a ser protegidas, y se
indica la responsabilidad directa de la UNP para la protección de 15 de ellas, y la responsabilidad compartida con la Policía
Nacional para la protección de cuatro categorías (ex presidentes y sus familiares; servidores públicos; embajadores y cónsules
extranjeros acreditados en Colombia; y autoridades religiosas).
93
Decreto 1066 de 2015, Artículo 2.4.1.2.14.
94
El Decreto 2078 de 2017, hace referencia a las poblaciones objeto definidas en el Artículo 2.1.4.2.6 del Decreto 1066 de 2015.
Medidas de protección
Como se pudo apreciar en la unidad temática 4 del módulo 1, referida a la evolución de
la política púbica de prevención y protección, el tema de las medidas que deben aplicar
las autoridades para proteger a las personas y colectivos que afrontan situaciones de
riesgo ha sido fuente permanente de controversia. Y lo seguirá siendo, a pesar de que,
como resultado del diálogo entre las organizaciones de la sociedad civil y las autoridades
gubernamentales, se hayan producido avances en la definición de medidas que cumplan
los propósitos de idoneidad, pertinencia, oportunidad, eficacia y complementariedad96.
Al margen de las controversias sobre el tipo de medidas de protección que deben aplicar
las autoridades, en este acápite se ilustra a los participantes acerca del tipo de medidas
que, según la normatividad vigente, podrían ser aplicadas por las autoridades. De esta
forma, los participantes disponen de lo que podría llamarse un menú de medidas de
protección disponibles, que les permite, de acuerdo con la propia evaluación de riesgo
que una comunidad ha realizado, hacer una selección de las medidas que podrían
resultar complementarias a las medidas de autoprotección, lo que fortalece la capacidad
de incidencia ante las autoridades territoriales y ante la UNP.97
95
Recuérdese que en el acápite 5.1.1. se aportaron elementos de la jurisprudencia nacional e internacional a los que podría
recurrirse para fundamentar la incidencia cuando las solicitudes de protección no reciban la atención oportuna y eficaz de las
autoridades.
96
En la unidad temática 4 del módulo 2, se hizo amplia referencia a las características que deben reunir las medidas de protección.
97
Aquí es preciso anotar, como se verá en el acápite 5.1.4 de procedimientos, que las personas y colectivos que solicitan
protección no son tenidos en cuenta como sujetos con capacidad de participar en la determinación de las medidas de protección.
Esta falencia podría ser superada por comunidades y personas que realicen una labor de incidencia mejor informada ante la UNP,
como ocurre en los casos de medidas cautelares ordenadas por la CIDH, en los que el gobierno concierta las medidas de
protección con las personas cobijadas y los peticionarios ante la CIDH.
El Artículo 2.4.1.2.11 del Decreto 1066 de 2015 establece las medidas de protección que
pueden ser adoptadas por la UNP, tanto para las personas protegidas en razón de los
riesgos que afrontan, como para aquéllas cuya protección se define en virtud del cargo
que ocupan.98 Interesa para este diplomado la mención de las medidas de protección
que según dicho artículo, pueden otorgarse a las personas protegidas en razón de los
riesgos.
98
El Artículo 2.4.1.2.7 del Decreto 1066 de 2015 señala las personas que reciben protección en virtud del cargo que ocupan; se
trata de altos funcionarios de entidades gubernamentales y estatales.
99
Las medidas que se relacionan enseguida se entregan con un manual de uso, según el parágrafo 3 del Art. 2.4.1.2.11 del
Decreto 1066 de 2015.
100
Para conocer los detalles sobre las características de esta medida, ver el Art. 2.4.1.2.11 del Decreto 1066 de 2015.
101
Ibídem.
102
Ibídem.
103
Para los detalles sobre las características de esta medida, ver el Art. 2.4.1.2.11 del Decreto 1066 de 2015.
104
Ver el parágrafo 2 del artículo 2.4.1.2.11 del Decreto 1066 de 2015.
105
Estas medidas se establecieron mediante el Decreto 2078 de 2017, que adicionó el capítulo 5, del título 1, de la parte 4, del libro
2 del Decreto 1066 de 2015, que reglamentó el Sector Administrativo del Ministerio del Interior, y están contenidas en el Artículo
2.4.1.5.5. Medidas de protección colectiva.
En efecto, obsérvese que las medidas aplicables no se limitan a medidas físicas como
barreras de protección, sino que abren la posibilidad de adoptar medidas de diversa
naturaleza, incluidas “otras medidas integrales” con “enfoque diferencial, territorial y
de género”. Además, incluyen la participación de las comunidades para proponer el tipo
de medidas que deberían ser aplicadas, lo cual abre una posibilidad importante para la
incidencia de las comunidades y las organizaciones en la definición de la protección que
requieren. Cuestión que en el caso de las medidas de protección individual no está
permitido por el procedimiento108, salvo en los casos de medidas cautelares de la
Comisión Interamericana o medias provisionales de la Corte Interamericana.
106
Comité de Evaluación de Riesgos y Recomendación de Medidas.
107
La opción de adoptar “otras medidas integrales de protección colectiva, se establece en el parágrafo 1, del Artículo 2.4.1.5.5.
108
En el caso de protección individual la posibilidad de incidir en la evaluación del riesgo y en la definición de las medidas de
protección se limita a la participación de un delegado de la población objeto de protección ante el Comité de Reglamentación y
Recomendación de Medidas (CERREM). Este es una de las principales dificultades de la protección individual.
Procedimientos de acceso
En este acápite se presentan los procedimientos previstos en la legislación vigente, para
que los participantes tomen en cuenta los pasos a seguir en caso de necesitar la
presentación de una solicitud de protección especial. Así mismo, se indican a grandes
rasgos el trámite que sigue la UNP para la atención y resolución de las solicitudes y los
recursos que pueden interponerse en caso de una inconformidad con las decisiones que
adopte la UNP.
Los participantes pueden usar los formatos en PDF contenidos en la plataforma del
diplomado para conocerlos y simular la presentación de solicitudes, lo que les puede
ayudar a percibir qué tan fácil es preparar la solicitud o qué dificultades encuentran y
cómo resolverlas, dado que si una solicitud no es presentada en el formato no hay
posibilidad de acceder al programa.
En los mismos enlaces de las citas 44 y 45, los participantes encontrarán información
sobre los pasos a seguir, que se resumen así para el caso de la solicitud de medidas de
protección individual:
109
https://www.unp.gov.co/atencion-y-servicios-a-la-ciudadania/formulario-de-solicitud-de-proteccion-individual/
110
https://www.unp.gov.co/atencion-y-servicios-a-la-ciudadania/formulario-de-solicitud-de-proteccion-colectiva/
Superado el paso inicial, la solicitud pasa a los analistas de riesgo, adscritos al Cuerpo
Técnico de Recopilación y Análisis de Información (CTRAI)111 quienes realizan las
evaluaciones de riesgo, mediante la aplicación de una entrevista a la persona
solicitante, durante la cual se recibe la información documental o testimonial aportada
por aquélla; posteriormente se recauda información de diversas fuentes que resulte
pertinente para corroborar o contrastar la información recibida en la entrevista; y se
prepara un informe de análisis de la situación de riesgo de la persona, considerando la
amenaza, el contexto de riesgo y las vulnerabilidades de la persona. El informe se
acompaña de una calificación cuantitativa de cada uno de los factores de riesgo
evaluados y la sumatoria de éstos. Si el resultado de la sumatoria es igual o mayor de 50
puntos, el riesgo es calificado como extraordinario, lo que indica la necesidad de
adoptar medidas de protección.
111
El CTRAI es una unidad dentro de la UNP definido en el Artículo 2.4.1.2.33 del Decreto 1066 de 2015.
112
La composición y las funciones del GVP se pueden consultar en los Artículos 2.4.1.2.34 y 2.4.1.2.35 del Decreto 1066/15.
El cuarto paso del procedimiento es la presentación del concepto sobre el riesgo y las
medidas de protección sugeridas por el GVP ante el CERREM113 para que éste determine
el nivel de riesgo y recomiende al director de la UNP las medidas de protección, su
temporalidad. En los casos de revaluación el CERREM decide sobre el ajuste de las
mismas, su suspensión o finalización. Las medidas adoptadas deben ser notificadas
oportunamente a las personas solicitantes, para que éstas puedan ejercer los recursos
en caso de inconformidad.
113
La conformación del CERREM y sus funciones están establecidas en los Artículos 2.4.1.2.36 hasta 2.4.1.2.38 del Decreto 1066
de 2015.
114
El reconocimiento jurídico se acreditará mediante certificación de existencia y representación por parte de autoridad competente,
y el reconocimiento social será verificado previo al inicio de la evaluación de riesgo en sesión del CERREM de Colectivos, donde se
verificarán para el efecto los siguientes requisitos, sin que estos sean taxativos: a) tener objetivos claramente definidos; b)
compartir rasgos culturales, sociales y/o políticos; c) estar ubicado geográficamente en un lugar determinado; estar organizados y
debidamente cohesionados; d) reunirse de manera temporal o permanente para alcanzar objetivos concretos o específicos;
pertenecer a una población objeto conforme al marco jurídico vigente.
115
Sin modificar el trámite de evaluación de riesgo de las solicitudes individuales, el procedimiento descrito en el Artículo 2.4.1.5.7
del Decreto 1066 de 2015 describe con mayor detalle la labor del CTRAI.
El Decreto que creó la ruta de protección colectiva no incluyó la intervención del GVP
en el trámite de las solicitudes, de forma que el CERREM colectivo recibe directamente
del CTRAI la valoración realizada por los analistas de riesgo y decide sobre el nivel de
riesgo del colectivo o comunidad solicitante y sobre las medidas de protección a aplicar,
con la participación del representante de la comunidad.116
Procedimiento de emergencia
En los casos de solicitudes de protección, individuales o colectivas, existe un
procedimiento de emergencia para dar trámite a casos de riesgo excepcional o
inminente, mediante el cual se faculta al director de la UNP para adoptar medidas
provisionales de protección, previa una evaluación preliminar de riesgo, de conformidad
con el menú de medidas disponibles y el nivel de riesgo apreciado preliminarmente.
Durante las últimas dos décadas, numerosas organizaciones locales y regionales de varios
países de América Latina han desarrollado acciones de incidencia ante sus gobiernos,
gobiernos extranjeros, organismos internacionales, incluidas empresas multinacionales,
y han aprendido la importancia de llevar su propia voz para obtener escucha, solidaridad
y apoyo a sus reclamaciones de respeto y garantía de sus derechos.
116
Adviértase que no se menciona la participación de una persona delegada de “las poblaciones objeto de protección”, sino de una
persona representante directamente del colectivo o comunidad solicitante de protección, lo que permite la posibilidad de incidir de
forma directa –y no por interpuesta persona- en las decisiones del CERREM colectivo.
Cabe mencionar, sin entrar en detalle, la experiencia del Proceso Nacional de Garantías,
mencionado en la unidad temática 4 del módulo 1, la cual, gracias a la vinculación más
o menos activa de algunas embajadas, ha logrado mantener durante más de una década
un diálogo por momentos muy difícil entre las organizaciones de la sociedad civil y el
gobierno, centrado precisamente en la necesidad de adoptar e implementar una política
pública de prevención que favorezca el ejercicio de la defensa de los derechos humanos,
libre de amenazas y riesgos de violencia. El acápite 5.2.2 de esta unidad temática se
refiere precisamente al papel que pueden cumplir las mesas territoriales de garantías
para impulsar las estrategias de prevención en los territorios.
En el acápite 5.2.1 presenta el papel que puede cumplir una gestión de las comunidades
en riesgo ante la Defensoría del Pueblo para que, luego de aplicar su propia metodología,
produzca llamados de alerta sobre la situación de riesgo con el propósito de activar la
respuesta de las entidades responsables de la prevención de riesgos.
117
La definición de la meta suele presentar dificultades. Se puede aspirar a una meta excesivamente ambiciosa o demasiado
tímida. La clave es no tener temor de fijarse una meta en apariencia ambiciosa, si se tiene certeza de la capacidad propia y de
aliados relevantes con el peso adecuado para ejercer la “presión” necesaria para quien determina sobre la meta esperada. La
definición de la meta contribuye a definir el tipo de alianzas y apoyos requeridos, de forma que una meta menos ambiciosa o tímida
puede sugerir un menor esfuerzo en actores o aliados para lograr los resultados, o incluso puede no requerir de apoyo externo.
118
La Resolución 250 de 2003 emitida por la Defensoría del Pueblo dio origen al SAT al establecer como función específica la
facultad de promover y apoyar la formulación e implementación de un Sistema Nacional de Prevención de Violaciones Masivas de
los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario.
119
En ocasiones los argumentos para controvertir los informes de riesgo estuvieron asociados a la defensa de políticas de
seguridad ciudadana a cargo del gobierno nacional o de gobiernos locales, citando cifras de disminución aparente o real de ciertas
modalidades delictivas; en otras, se han mencionado los efectos negativos de los informes de riesgo sobre las expectativas de
inversión o de turismo internacional.
120
Con el nombre de Comisión Interinstitucional de Alertas Tempranas, la CIAT había surgido desde 2003 con funciones similares
a la Comisión Intersectorial de Alertas Tempranas creada por el Decreto 2780 de 2010.
El papel que ha cumplido el SAT, merece ser tenido en cuenta por las comunidades y
organizaciones sociales que, luego de hacer una evaluación propia del potencial riesgo
que enfrentan, concluyen que son necesarias medidas y acciones que permitan actuar
de forma temprana para evitar que los riesgos emerjan o adquieran un nivel más alto,
que amenace en materia grave los derechos de las personas.
En efecto, dada la naturaleza y funciones del SAT, así como las dificultades que las
comunidades afrontan con frecuencia para que su voz sea escuchada, las comunidades
pueden entrar en contacto con la oficina regional de la Defensoría del Pueblo más
cercana y solicitar al funcionario local responsable del SAT que estudie la posibilidad de
elaborar un informe de riesgo sobre la situación que afecta a esa comunidad. La solicitud
puede ser enviada también a la Defensoría Delegada para la Prevención de Riesgos y
Sistema de Alertas Tempranas121, con sede en Bogotá.
En caso de que la sede regional de la Defensoría del Pueblo se encuentre muy distante
geográficamente de la localidad, los líderes y lideresas de las comunidades pueden
acudir al Personero Municipal, la autoridad de defensa de derechos humanos más
próxima, para solicitar su intervención para favorecer la comunicación con el SAT de la
Defensoría del Pueblo, previa valoración del nivel de confianza de la comunidad en el
personero. En cualquier caso, de recurrir al personero, es importante dar seguimiento a
su gestión, con el propósito de asegurarse de que la solicitud ha sido tramitada y
respondida.
121
Para consultar las funciones de esta Delegada, ver: https://www.defensoria.gov.co/es/delegadas/4/
Así mismo, el Decreto 660 de 2018 avanzó en una política de prevención, mediante
algunas acciones a ser implementadas en los territorios por alcaldías y gobernaciones,
con el impulso y asistencia del Ministerio del Interior, que incluyó como “medidas
orientadas a generar un entorno favorable al respeto, la garantía y protección de los
Derechos Humanos, de convivencia ciudadana y a remover los obstáculos de tipo
normativo, social, administrativo o judicial para el ejercicio de estos”.123 Dada la
importancia que la adopción práctica de ese tipo de medidas puede tener para la
prevención de violaciones a los derechos a la vida, la libertad, la integridad y la
seguridad de las comunidades, se mencionan a continuación:
122
Decreto 1581 de 2017, Artículo 2.4.3.1.2.
123
Decreto 660 de 2018. Artículo 2.4.1.7.2.6.
Repudiar los actos que directa o indirectamente impiden o dificultan las tareas
que desarrollan los defensores de derechos humanos.
124
Ibídem.
El reto para las comunidades y organizaciones sociales que afrontan situaciones de riesgo
es cómo incidir para que estos avances en la política de prevención no sean letra muerta
y puedan implementarse en forma práctica en las localidades donde se presentan los
riesgos.
Conocido por las comunidades que, según la normatividad, este tipo de medidas pueden
ser adoptadas en las regiones, la pregunta que sigue es de qué forma hacer la incidencia,
para lo cual es relevante saber que tales medidas pueden ser adoptadas como parte de
los Planes Integrales de Prevención, a cargo de gobernaciones y alcaldías, con la
asistencia técnica del Ministerio del Interior.126
125
CIDH. Informe sobre la situación de personas defensoras de derechos humanos y líderes sociales en Colombia. Op. Cit., párr.
313.
126
La descripción de los Planes Integrales de Prevención y de la metodología para su formulación, se pueden consultar en los
Artículos 2.1.4.7.2.2. y siguientes del Decreto 660 de 2018.
127
En la unidad temática 4 del módulo 1 se hizo mención a las “mesas territoriales de garantías”, cuyos objetivos son evaluar la
situación de las personas defensoras de derechos humanos en la región; construir confianza entre las autoridades locales y
departamentales y la sociedad civil; e identificar acciones, lograr acuerdos, adoptar medidas concretas y fijar una agenda de trabajo
propia para garantizar el ejercicio de defensa de derechos humanos en cada región.
128
Una mención exhaustiva de las recomendaciones no es posible hacer en este módulo, pero se sugiere consultar los informes
que han sido referidos en la presentación de las cinco unidades temáticas del mismo.
Una medida cautelar puede ser expedida por la Comisión en dos circunstancias: i) en el
marco de una petición o caso que está bajo conocimiento de la Comisión; y ii) por
requerimiento de la persona o personas en riesgo, sin que obre una petición o caso.
Es importante tomar en cuenta que las medidas cautelares de la CIDH, pese a que se
refieren a situación de urgencia, tienen un trámite que no es inmediato, por lo que hay
que evaluar en cada caso si resulta oportuno acudir a la solicitud ante la CIDH si la
persona dispone de un mecanismo local de protección y el acceso a éste puede resultar
más expedito.
En caso de que una persona o comunidad considere necesario acudir a la CIDH para
solicitar la emisión de medidas cautelares, el procedimiento puede consultarse en la
página de la Comisión.129
129
https://www.oas.org/es/CIDH/jsForm/?File=/es/cidh/decisiones/mc/presente-cautelar.asp
• Dada la naturaleza y funciones del SAT, así como las dificultades que las
comunidades afrontan con frecuencia para que su voz sea escuchada, las
comunidades pueden entrar en contacto con la oficina regional de la Defensoría
del Pueblo más cercana y solicitar al funcionario local responsable del SAT que
estudie la posibilidad de elaborar un informe de riesgo sobre la situación que
afecta a esa comunidad. La solicitud puede ser enviada también a la Defensoría
Delegada para la Prevención de Riesgos y Sistema de Alertas Tempranas , con
sede en Bogotá.
Bibliografía
- Eguren, E., Caraj, M. Nuevo Manual de Protección para los Defensores de Derechos
Humanos. Protection International. Bruselas, 2009
- CIDH. Informe sobre la situación de las defensoras y defensores de derechos humanos
en las Américas.
- CIDH. Informe sobre la situación de personas defensoras de derechos humanos y líderes
sociales en Colombia.
- Cuadernillo de jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, No. 21:
Derecho a la vida.
https://www.corteidh.or.cr/sitios/libros/todos/docs/cuadernillo21.pdf
- Corte Interamericana de Derechos Humanos. Sentencia caso Montero Aranguren y otros
Vs. Venezuela, 5 de julio de 2006, párrs. 64, 65 y 66.
https://www.corteidh.or.cr/docs/casos/articulos/seriec_150_esp.pdf
- https://www.unp.gov.co/atencion-y-servicios-a-la-ciudadania/formulario-de-solicitud-
de-proteccion-individual/
- https://www.unp.gov.co/atencion-y-servicios-a-la-ciudadania/formulario-de-solicitud-
de-proteccion-colectiva/
- https://www.oas.org/es/CIDH/jsForm/?File=/es/cidh/decisiones/mc/presente-
cautelar.asp