Está en la página 1de 5

NO TE CREAS QUE TODO LO SABES, TEME A DIOS Y SABRAS LA VERDAD

DE TU VIDA

Sabios en su propia opinión

Cuando somos sabios en nuestra propia opinión, creemos que todo lo estamos
haciendo bien, pero no es así porque nos equivocamos, somos seres imperfectos
y solo Dios nos puede dar la sabiduría para poder seguir hacia a delante.

Muchas personas pretenden practicar la sabiduría, pero para sus propios


beneficios. Aunque ellos tienen momentos buenos, llegan momentos malos en los
que no saben qué hacer. Ellos dicen “yo sé hacer de todas las cosas”, “solo yo y
nadie más me puede enseñar porque lo sé todo”, pero cuando llega el momento
se están ahogando y con vergüenza porque no pudieron hacer nada de lo que se
proponían.

No te dejes impresionar por tu propia sabiduría. En cambio, teme al Señor y


aléjate del mal.

Entonces dará salud a tu cuerpo y fortaleza a tus huesos. (Proverbios 3:7-8).

El sabio en su propia opinion es terco para aceptar, se cree que todo lo sabe,
llevando de su parecer para dar respuestas a sus ideas, que en ocaciones no
tiene sentido.

»Te sentías segura en tu maldad. «Nadie me ve”, dijiste.

Pero tu “sabiduría” y tu “conocimiento” te han descarriado, y dijiste: “Yo soy la


única, y no hay otra”.

Por eso te alcanzará el desastre, y serás incapaz de alejarlo por medio de


encantos.

La calamidad caerá sobre ti, y no podrás comprar tu libertad.

Una catástrofe te sorprenderá; una para la cual no estás preparada. (Isaías 47:10-
11).

Muchas maldad se conjuga con los que se creen que se la saben toda, estos
personajes están llenos de formas de actuar y de justificar sus acciones,
haciendosen pasar por hombres generosos, pero sus corazones están llenos de
perjuicios y engaños. Se disfrazan de piadosos queriendo poder ayudar a la gente,
pero sólo quieren sacar provecho de sus astucias. Y hay quines caen en sus
manos dejándose encantar por sus me irás. Estos se reconocen como los
Adivinos, echiceros, los que predicen con brujería, creyendo saber el futuro de los
de más con engaños.
Esto dice el Señor, tu Redentor y Creador: Yo soy el Señor, que hizo todas las
cosas; yo solo extendí los cielos.

¿Quién estaba conmigo cuando hice la tierra?

Expongo a los falsos profetas como mentirosos y dejo en ridículo a los adivinos;
hago que los sabios den malos consejos, y así demuestro que son unos necios.
(Isaías 44:24-25).

No busques el consejo del sabio mentiroso, por que sus caminos están llenos de
iniqudad, y sus palabras de sabiduria terrenal, que hacen de la verdad una
mentira, engañaran a muchos y llevarán al fracaso a quienes confíen en ellos.
Estos hombres hablan de la evolución del hombre, de que todo es normal, hasta
aceptan el pecado como si fuera una condición humana que se puede vivir con
ella.

Como dicen las Escrituras: Destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé la


inteligencia de los inteligentes.

Así que, ¿dónde deja eso a los filósofos, a los estudiosos y a los especialistas en
debates de este mundo? Dios ha hecho que la sabiduría de este mundo parezca
una ridiculez.

Ya que Dios, en su sabiduría, se aseguró de que el mundo nunca lo conociera por


medio de la sabiduría humana, usó nuestra predicación «ridícula» para salvar a
los que creen. (1 Corintios 1:19-21).

Un sabio fue una vez a un maestro para preguntar sobre el cielo. Mientras el
maestro le explicaba, el sabio le interrumpía constantemente con observaciones
como: «¡Oh, sí, nosotros también tenemos eso…!», «Nosotros también hacemos
eso», y así sucesivamente. Finalmente el maestro y paró de hablar y empezó a
servir té al sabio. Le llenó la taza, y entonces continuó vertiendo té hasta que la
taza se desbordó. «¡Basta!», interrumpió una vez más el sabio. «¡Ya no cabe más
en la taza!» «Efectivamente, ya lo veo», respondió el maestro. Si no vacías
primero tu taza, ¿cómo puedes saborear mi taza de té?

Reflexión. Tus propias sabidurias he interpretaciones de la verdad y del


humanismo alejado de Dios, te llevarán a ser el ridículo ante los demas por tus
falsas doctrinas.

Palabras de Jesucristo. En esa ocasión, Jesús hizo la siguiente oración: «Oh


Padre, Señor del cielo y de la tierra, gracias por esconder estas cosas de los que
se creen sabios e inteligentes, y por revelárselas a los que son como niños.
(Mateo 11:25).
Tiempo de Pensar. No te creas que todo lo sabes, teme a Dios y sabrás la verdad
de tu vida.

Oración. Señor. Concedeme la capacidad de poder entender tu Palabra, la cual


está llena de tú sabiduria. Para ser fortalecido en tu verdad y conocimiento. Para
descubrir el engaño de aquellos falsos profetas. Amén.

Muchos tienen su seguridad y confianza en sus propias fuerzas, en


sus capacidades y habilidades, en su inteligencia, en su empleo, en
el dinero que poseen. Seguramente les irá bien, pero caminan lejos
de la voluntad de Dios, pues no hay mayor enemigo para el temor
del Señor que la arrogancia de su propia sabiduría.
Temer a Dios significa obedecer su Palabra, pues Él sabe lo que es
correcto y lo que es bueno para cada uno. Dios está profundamente
interesado en el ser humano y por eso ha dictado mandamientos y
estatutos para protegerlo.
Ahora, al hombre le corresponde tomar la decisión de confiar y
obedecer a Dios o hacer según sus propios criterios confiando en sí
mismo. Ambas opciones traen resultados. El obedecer a Dios
resulta en bendición, pero desobedecer resulta en maldición.
Pablo le dijo a Timoteo: “Procura con diligencia presentarte a Dios
aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa
bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). En otras palabras, el
consejo dice: “Confía en el Señor de todo tu corazón, y no en tu
propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y Él allanará
tus sendas”
Confiar en el Señor con todo nuestro corazón, es lo que Él mismo
nos solicita y sabemos que esto sólo puede lograrse a través de la
fe en Jesucristo. Confiar es depender de Él, y también buscar ser
guiados por su Palabra en cada circunstancia de nuestra vida.
¿Qué es la sabiduría y quien la ostenta, a partir de lo que leemos en las
páginas de la Biblia? Consideremos, por contraste, tal y como es tan
habitual tantas veces en el texto bíblico, algunas de las características del
hombre sabio y también del necio: · El verdaderamente sabio no cree serlo
en su propia opinión. Más bien es prudente. Es justamente el necio el que se
ve sabio ante sus ojos. El mensaje es bin claro: “No seas sabio en tu propia
opinión” (Prov. 3:7) “porque más esperanza hay del necio que de él” (Prov.
26:12) · El sabio se caracteriza por escuchar. Es el oír lo que aumenta su
consejo. (Proverbios 1:5). El que desoye, por el contrario, es considerado
necio. También mira y observa a otros que son considerados sabios y
aprende de ellos. (Prov. 6:6) (Prov. 19:20) · El sabio acepta la corrección y
aprende de ella. Es más, ama al que le corrige porque sabe que es la única
manera de crecer en sabiduría y porque entiende que no es una amenaza en
ningún sentido. (Prov. 9:8) · El sabio produce alegría a su alrededor, no
como el necio, que lleva a tristeza a los que le escuchan. (Prov. 10:1) · El
sabio se caracteriza más por callar que por hablar. Como diríamos hoy, al
necio “le pierde la boca”. (Prov. 17:28) · El sabio teme y se aparta del mal,
mientras que el necio se muestra insolente y confiado en su propia
sabiduría. (Prov. 14:16) · Tanto sabios como necios se agrupan con
aquellos que les son afines, aunque obviamente los resultados son bien
distintos. (Prov. 13:20) · Es el testimonio de Dios es que hace sabio al
sencillo. (Salmo 19:7). “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría,
y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia.” (Prov. 9:10) · Así,
principalmente, lo que caracteriza al necio por encima de cualquier otra
cosa y lo distingue del sabio es que dice en su corazón: “No hay Dios”.
(Salmo 14:1) La gran tragedia del necio es que Dios, como castigo a su
propia necedad, le permite ir por los derroteros que escoge. Este y no
otros es muchas veces el peor castigo, el que Dios nos entregue “a una
mente reprobada, para hacer cosas que no convienen”. Termino como
empecé, haciendo referencia al texto bíblico, con la apertura del libro
considerado de sabiduría por excelencia, los Proverbios, y con un llamado a
considerar y, más allá, a retener y grabar en nuestro corazón, lo que nos
hace sabios verdaderamente. El principio de la sabiduría es el temor de
Jehová; Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza. (…) ¿Hasta
cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el
burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia? Volveos a mi
reprensión; He aquí yo derramaré mi espíritu sobre vosotros, Y os haré
saber mis palabras. Por cuanto llamé, y no quisisteis oír, Extendí mi mano,
y no hubo quien atendiese, Sino que desechasteis todo consejo mío Y mi
reprensión no quisisteis, También yo me reiré en vuestra calamidad, Y me
burlaré cuando os viniere lo que teméis; Cuando viniere como una
destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un
torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia. Entonces
me llamarán, y no responderé; Me buscarán de mañana, y no me
hallarán. Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor
de Jehová, Ni quisieron mi consejo, Y menospreciaron toda reprensión
mía, Comerán del fruto de su camino, Y serán hastiados de sus propios
consejos. Porque el desvío de los ignorantes los matará, Y la prosperidad
de los necios los echará a perder; Mas el que me oyere, habitará
confiadamente Y vivirá tranquilo, sin temor del mal. (Proverbios 1: 7 y 22-
33) En términos puramente laicos, alguno podría llamar al necio, en su
propia tragedia personal, a la atención diciéndole, “¡Ojo, que el que ríe el
último, ríe mejor!” Yo sigo prefiriendo la Biblia, que nos advierte una y
otra vez, como Cristo mismo hizo, diciéndonos “El que tenga oídos para
oír, oiga”.

También podría gustarte