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EL MISTERIO DEL FUTURO REVELADO

Seminario Profético del Libro de Daniel


Pr. Maximiliano Bernis
(Apunte N° 7)

Se completa el cuadro
(Daniel 7 - segunda parte)

Introducción.
Antes de entrar en la consideración de la segunda parte de esta profecía, recordemos
dónde estamos situados. Acabamos de dejar atrás el Imperio Romano, simbolizado por la bestia
espantosa y terrible. Hasta aquí, la estructura del sueño de Nabucodonosor (Daniel 2) y la del
sueño de Daniel (Daniel 7) son asombrosamente paralelas. Hemos encontrado a Babilonia, a
Medo-Persia, a Grecia, y a Roma. Y conforme al bosquejo profético, estamos ahora en el
tiempo de las tribus bárbaras, las cuales darían origen a naciones que jamás se unirían como un
gran imperio, y que están representadas en Daniel por los diez cuernos de esta bestia.
Como ya dijimos en otra ocasión, las profecías de Daniel van desde sus días hasta el
establecimiento del reino de Dios. Ahora bien, la segunda parte de Daniel 7 llega hasta el reino
escatológico de Dios,1 pero antes de ese evento nos señalará algunas otras cosas que habrían de
ocurrir. De este modo, la segunda parte de este capítulo se transforma, parcialmente, en una
ampliación de lo que ocurriría en los tiempos de los pies de la estatua, y a tal punto lo amplía
que es mayor la información sobre este aspecto que sobre las cuatro bestias anteriores.
Recuerde: estamos entre los diez cuernos de la estatua, que no serán diez por mucho tiempo
más...

El bosquejo profético se completa.


Hasta aquí veníamos manejándonos con un bosquejo abreviado que consistía en lo siguiente: Babilonia,
Medo-Persia, Grecia, Roma, Naciones Divididas, Reino de Dios. Pero al estudiar Daniel 7:8 en adelante
encontraremos que este bosquejo se modifica un tanto, quedando como sigue:

Reino o evento En Daniel 2 En Daniel 7


Babilonia Cabeza de oro León con alas de águila
Medo-Persia Pecho y brazos de plata Oso “chueco” con tres costillas en la boca
Grecia Vientre y muslos de bronce Leopardo con cuatro cabezas y cuatro alas
Roma Piernas de hierro Bestia espantosa y terrible
Europa / Roma papal Pies en parte de hierro y en parte de barro Diez cuernos / cuerno pequeño
Juicio celestial No se menciona (aunque puede inferirse) Escena de juicio
Reino de Dios Piedra no cortada con mano Reino de los santos del Altísimo.

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Pero como aún no hemos visto de qué manera se dan estos tres últimos elementos del
cuadro (el tiempo de dominio del cuerno pequeño—el cual es paralelo con los tiempos de las
naciones divididas—, el juicio de Dios, y el establecimiento del reino), vamos a ver cómo se da
esto en Daniel 7. Encontraremos una secuencia: Cuerno pequeño, juicio celestial, reino de los
santos. Se da en la visión:

“Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno


Cuerno pequeño pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los
primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca
que hablaba grandes cosas.
“Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un
Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su
Juicio en el cielo cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo,
fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de
millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se
sentó, y los libros fueron abiertos...
“Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo
Reino de Dios venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le
hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para
que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio
eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido.” (Daniel 7:8-
10,13,14).
¿Nota la secuencia? Es importante que lo haga para luego poder entender lo que sigue.
Vuelva a leer el relato de la visión hasta que quede claro en su mente, porque esta secuencia
volverá a aparecer dos veces más en este capítulo. La segunda vez es cuando Daniel desea una
explicación:

“Entonces tuve deseo de saber la verdad acerca de la cuarta bestia,...


asimismo acerca de los diez cuernos que tenía en su cabeza, y del otro que le
Cuerno pequeño había salido, delante del cual habían caído tres; y este mismo cuerno tenía
ojos, y boca que hablaba grandes cosas, y parecía más grande que sus
compañeros. Y veía yo que este cuerno hacía guerra contra los santos, y los
vencía,
Juicio en el cielo
“hasta que vino el Anciano de días, y se dio el juicio a los santos del
Reino de Dios Altísimo;
“y llegó el tiempo, y los santos recibieron el reino.” (Daniel 7:19-22)
Y la tercera vez que este esquema aparece se encuentra en la explicación que le da el
ángel:

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“Y los diez cuernos significan que de aquel reino se levantarán diez
reyes; y tras ellos se levantará otro, el cual será diferente de los primeros, y a
Cuerno pequeño tres reyes derribará. Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del
Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán
entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo.
Juicio en el cielo “Pero se sentará el Juez, y le quitarán su dominio para que sea
destruido y arruinado hasta el fin,
“y que el reino, y el dominio y la majestad de los reinos debajo de todo
Reino de Dios el cielo, sea dado al pueblo de los santos del Altísimo, cuyo reino es reino
eterno, y todos los dominios le servirán y obedecerán.” (Daniel 7:24-27).
Ahora que ha quedado claro este esquema, pasaremos al análisis de cada uno de estos
puntos proféticos.
El cuerno pequeño.
Aquí aparece en escena un personaje bastante peculiar, y que ha dado mucho de qué
discutir en el ámbito teológico. La Iglesia Adventista del Séptimo Día históricamente ha
interpretado que este cuerno pequeño no es otro que el poder de la Roma papal, interpretación
que, sin embargo, no es exclusiva. Así, ya en el siglo XIV, John Wyclef concordaba con esta
posición, y más tarde Lutero y Melanchton—con ciertas reservas—Tyndale, John Knox y otros
importantes reformadores.
La interpretación en la historia.
Pero el papado tomaría medidas conocidas en su conjunto como la Contrarreforma.
Dentro de las estrategias que se utilizaron, hubo dos escuelas de interpretación profética que se
originaron a través de los jesuitas Francisco Ribera y Luis de Alcázar. Estas escuelas de
interpretación eran muy diferentes entre sí, pero sin embargo coincidían en su propósito: Alejar
del papado la identificación del cuerno pequeño.
De esta manera, Ribera afirmaba que el cuerno pequeño representaba a un anticristo
futuro, de origen judío, que reinaría en Jerusalén y no en Roma. De esta línea saldría la escuela
futurista, que hoy domina a una gran mayoría del mundo evangélico protestante que aún no ha
abrazado la alta crítica, y que alcanza su mayor expresión en el dispensacionalismo. Del mismo
modo que Ribera, colocan al anticristo en el futuro, afirmando que hoy nos encontramos en un
“bache profético” entre Roma y la aparición del cuerno pequeño, bache que—según ellos—ya
lleva 15 siglos. No vamos a entrar aquí en demasiados detalles acerca de esto, pero ya por sí
sólo, este bache no tiene lugar en el marco de la profecía apocalíptica.
La otra línea—la de Alcázar—daría origen a la escuela preterista, que al día de hoy
afirma que el cuerno pequeño fue el rey seléucida Antíoco IV Epífanes. Este rey fue monarca
del reino fundado por Seleuco (uno de los cuatro reinos en que se dividió el Imperio Greco-
Macedónico), y tuvo en su dominio a Palestina. Su opresión fue fuerte en ese territorio,
llegando a prohibir el culto judío, lo que dio origen a las guerras macabeas en su contra. Esta
escuela parte del supuesto—compartido por la alta crítica—de que lo sobrenatural no se
encuentra presente en el libro de Daniel. Afirman que jamás hubo un Daniel profeta cautivo en

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Babilonia, y que este libro no fue escrito por el profeta en el siglo VI a.C.; habría sido escrito
por un tal Dan-nel en el siglo II a.C., durante el dominio de Antíoco, a fin de promover la
revuelta contra él. De esta manera, el libro de Daniel no sería profecía, sino historia. No estaría
mirando hacia delante al enumerar los reinos, sino que estaría mirando hacia atrás (se descarta
Roma), identificando a Antíoco como el cuerno pequeño a fin de fomentar la guerra para
eliminarlo. ¿Cómo sabemos que no es Antíoco el cuerno pequeño?
1. En primer lugar, no podemos aceptar la presuposición de falsedad en la autoría del
libro de Daniel, negando su carácter inspirado.
2. Antíoco pertenece al tercer imperio (griego), mientras que el cuerno pequeño viene
después del cuarto imperio (Roma).
3. La cuarta bestia tiene 10 cuernos, pero la greco -.macedónica sólo 4 divisiones: Las
resultantes de la división entre Casandro, Lisímaco, Seleuco y Ptolomeo. Además
Antíoco no sería un cuerno diferente, sino parte de una de las cuatro cabezas del
leopardo.
4. No se levantó después de los 10 cuernos de la bestia. Antíoco fue el octavo de los
seléucidas. Por otra parte, el cuerno pequeño se vuelve contemporáneo de los otros
10 cuernos, mientras que Antíoco perteneció a una sucesión. Pero el hecho
fundamental es que el cuerno pequeño es décimo primero, no octavo.
5. Antíoco no fue diferente de sus predecesores, en contra de lo que señala Dn 7:24.
6. No fue ni más fuerte ni más grande que los demás. A su padre se lo llamó grande,
pero no a él.
7. Es verdad que blasfemó, cambió las leyes de culto, y persiguió al pueblo de Dios.
Pero su persecución no duró tres tiempos y medio, ni proféticos ni literales, ni 1.260
días ni 1.260 años.2 En diciembre del 167 a.C. Antíoco coloca la abominación, y el
18 de diciembre del 164 a.C. ocurre la restauración (3 años y 10 días). 3 Por otra
parte, en esta profecía que abarca todo el panorama desde el tiempo de Daniel hasta
la segunda venida de Cristo, el infructuoso ataque de Antíoco contra el pueblo de
Dios, de menos de tres años de duración, estaría magnificado y fuera de foco en
Daniel 7.
8. No permaneció hasta el juicio ante el Anciano de días ni sus grandes palabras fueron
la causa de su destrucción.
9. El imperio que siguió al de Antíoco fue el romano, no el reino de los santos.
10. Apocalipsis, alrededor del 95 d.C., me presenta ese mismo poder perseguidor como
aún en el futuro, y para ese entonces Antíoco ya llevaba unos 250 años de muerto.
La tercera escuela de interpretación es la historicista, que es a la que adherimos.
Creemos que la profecía apocalíptica presente en el libro de Daniel es precisamente eso:
profecía, y que es continua en el tiempo, sin baches de 1.500 años como afirma el futurismo.
Esta escuela afirma, como los reformadores, que el cuerno pequeño es el poder papal. ¿Qué
evidencias tenemos de esto? Las que el texto bíblico presenta:

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Identificación del cuerno pequeño.
Vamos a enumerar los diferentes aspectos que Daniel presenta acerca de este poder
diferente, y vamos a ir comentándolos uno por uno:
1. Este cuerno nace de entre los diez. Esto representa que el surgimiento de este poder
tendría lugar en medio de las naciones europeas. Y en efecto, el poder papal alcanzó
su poder en medio de los despojos del Imperio Romano, cuando ya estaba
absolutamente fragmentado en lo político, cuando ya las invasiones bárbaras habían
hecho lo suyo, y cuando se le abría un vacío de poder para que lo ocupara.
2. Es una prolongación de la bestia. De Roma recibió la sede, ya que el obispo de
Roma, en un principio había sido no más que un primum ínter pares (primero entre
iguales), llegando luego a erigirse como papa. ¿Recuerda que al estudiar Daniel 2
vimos que el hierro continuaba de alguna manera después de la caída de Roma? Pues
aquí tenemos el cómo.
3. Delante de él son arrancados tres cuernos de los primeros. En sus primeros intentos
de erigirse como autoridad, el papado debió enfrentar a su más formidable rival: el
arrianismo.4 Había tres de las naciones bárbaras que eran poderes arrianos: los
hérulos, los vándalos y los ostrogodos. No fue sino hasta que cayeron ellos que el
papado se erigió con poder. Los primeros en caer fueron los hérulos, en el 493 d.C.,
luego de haber dominado Roma bajo su líder, Odoacro, desde el 476 d.C., quien
sería reemplazado por Teodorico, caudillo de los ostrogodos. Los siguientes en caer
fueron los vándalos, en el 534 d.C., cuando el general Belisario los derrotó en
Cartago. Finalmente, caerían los ostrogodos. Habiendo abandonado Roma, volvieron
a sitiarla en el 537, hasta que un año después fueron expulsados, marcándose el fin
de la amenaza. En esa fecha entró en vigor un código imperial de Justiniano, dado en
el 533, en el cual se incluían dos cartas oficiales con la fuerza de un edicto real. En la
primera de ellas se nombraba al obispo de Roma como “cabeza de todas las santas
iglesias” y “cabeza de todos los santos sacerdotes de Dios”, mientras que en la
segunda se alaba las actividades del papa como corrector de herejes. A partir del 538,
el poder papal tendría la facultad y el poder de perseguir a quien quisiese, pero
recién cuando los tres cuernos fueron arrancados.5
4. Tenía ojos como de hombre. Notable por su astucia, perspicacia y previsión.
5. Parecía más grande que sus compañeros. El Papado se erigió en una Europa
desmembrada y desunida como poder centralizado. Especialmente en la Edad Media,
cuando floreció el sistema feudal, el poder papal, centralizado y organizado, se
consolidó como referente y ente controlador de todo.
6. Sería diferente. No era un poder político, sino religioso. Uniría el poder religioso con
el secular, produciendo la unión entre iglesia y estado y tomando el rol de conciencia
de los demás.
7. Haría guerra contra los santos del Altísimo. Esto despeja las dudas acerca de que se
trataría de un poder religioso, ya que sus luchas estarían en el plano de lo espiritual y
no de lo secular solamente. Basta con recordar la Inquisición o la contrarreforma
para tener una ilustración bien clara de este punto. Otro claro ejemplo de esto fue la

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matanza de San Bartolomé, en 1572. Miles de hugonotes (protestantes franceses)
habían ido a París a presenciar la boda de su rey, Enrique de Navarra, quien era
hugonote. Éste les había prometido protección, pero en realidad se le había puesto
como condición—para ser rey—de que abjurara al protestantismo. Así fue que en la
noche del 23 de agosto de 1572, con el tañido de una campana a medianoche como
señal, comenzó la matanza, sacando a los hugonotes de sus camas y sin respetar
hombres, mujeres, niños, ni bebés. Esta matanza se extendería por dos meses y por el
resto de las provincias de Francia. En total, murieron unos 70.000 hugonotes. Pero lo
peor fue que “Cuando la noticia de la matanza llegó a Roma, el regocijo del clero no
tuvo límites. El cardenal de Lorena premió al mensajero con mil duros; el cañón de
San Angelo tronó en alegres salvas; se oyeron las campanas de todas las torres;
innumerables fogatas convirtieron la noche en día; y Gregorio XIII acompañado de
los cardenales y otros dignatarios eclesiásticos, se encaminó en larga procesión hacia
la iglesia de San Luis, donde el cardenal de Lorena cantó el Te Deum.... Se acuñó
una medalla para conmemorar la matanza, y aun pueden verse en el Vaticano tres
frescos de Vasari, representando la agresión contra el almirante, al rey en el concilio
maquinando la matanza, y la matanza misma. Gregorio envió a Carlos la Rosa de
Oro; y a los cuatro meses de la matanza, . . . escuchó complacido el sermón de un
sacerdote francés, . . . que habló de 'ese día tan lleno de dicha y alegría, cuando el
santísimo padre recibió la noticia y se encaminó hacia San Luis en solemne comitiva
para dar gracias a Dios.’”6
8. Tendría una boca que hablaría grandes cosas. Estas grandes cosas serían palabras
contra el Altísimo. Una mejor traducción de “contra” es “en lugar de”. En otras
palabras, hablaría blasfemias al pretender ponerse en el lugar de Dios. Cosa que hizo,
al tomar para sí prerrogativas y títulos divinos. No vamos a entrar aquí en detalle, ya
que lo haremos en el estudio del capítulo 8, pero sí vamos a mencionar algunas cosas
que muestran a las claras esta soberbia:
a. Hay declaraciones que son llamativas por cómo usurpan el lugar de Dios.
Tomamos como ejemplo una de ellas: “El papa es de una dignidad tan grande y
es tan excelso, que no es un mero hombre, sino como si fuera Dios y el vicario de
Dios...El papa está coronado con una triple corona, como rey del cielo y de la
tierra y de la regiones inferiores...El papa es como si fuera Dios sobre la tierra,
único soberano de los fieles de Cristo, jefe de los reyes, tiene plenitud de poder, a
él le ha sido encomendada por Dios omnipotente la dirección no sólo del reino
terrenal sino también del reino celestial...El papa tiene tan grande autoridad y
poder que puede modificar, explicar e interpretar aun las leyes divinas...El papa
puede modificar la ley divina, ya que su poder no es de hombre sino de Dios, y
actúa como vicerregente de Dios sobre la tierra con el más amplio poder de atar y
soltar a sus ovejas. Cualquier cosa que se diga que hace el Señor Dios mismo, y
el Redentor, eso hace su vicario, con tal que no haga nada contrario a la fe”. 7
¿Hace falta más?
b. Su pretensión de cambiar los tiempos y la ley (Dn 7:25). “Una de las
declaraciones más audaces a este respecto quizás sea la que hiciese el Papa
Nicolás ‘El Grande’ (858-867):... ‘No os maravilléis, pues, si está en mi poder el

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cambiar el tiempo y los tiempos, mudar y abrogar las leyes, disponer de todas las
cosas hasta de los preceptos de Cristo...” 8 Pretensión que se ve a las claras
cuando uno toma los Diez Mandamientos de la Biblia, y los compara con los del
catecismo: Se encuentra que se ha omitido el segundo mandamiento, partiendo el
décimo en dos a fin de cubrir el hueco, y que se ha modificado el cuarto de un
“Acuérdate del sábado para santificarlo” a un ambiguo “Santificar las fiestas”
Note la tabla comparativa de la página siguiente:

Según la Biblia (Éx 20:3-17) (Biblia de Jerusalén) Según el catecismo


I. No habrá para ti otros dioses delante de mí. I. Amar a Dios sobre todas las cosas.
II. No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que II. No tomar el nombre de Dios en vano.
hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la
tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.
No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo
Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la
iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y
cuarta generación de los que me odian, y tengo
misericordia por millares con los que me aman y
guardan mis mandamientos.
III. No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios; III. Santificar las fiestas.
porque Yahveh no dejará sin castigo a quien toma su
nombre en falso.
IV. Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis IV. Honrar padre y madre.
días trabajarás y harás todos tus trabajos, pero el día
séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No
harás ningún trabajo ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu
siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que
habita en tu ciudad. Pues en seis días hizo Yahveh el
cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el
séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del
sábado y lo hizo sagrado.
V. Honra a tu padre y a tu madre, para que se V. No matar.
prolonguen tus días sobre la tierra que Yahveh, tu
Dios, te va a dar.
VI. No matarás. VI. No fornicar.
VII. No cometerás adulterio. VII. No robar.
VIII. No robarás. VIII. No levantar falso testimonio ni mentir.
IX. No darás testimonio falso contra tu prójimo. IX. No desearás la mujer de tu prójimo.
X. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la X. No codiciar los bienes ajenos.
mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su
buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.

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Tiempos y tiempos, y el medio de un tiempo.
Tal vez una de las informaciones más importantes que Daniel 7 nos da al respecto de la
obra del cuerno pequeño sea la del tiempo de su dominio sobre los santos, arriba mencionada.
¿Qué significa esta fórmula? De aquí en más, para abreviarla, la anotaremos como T + 2T +
½T. Vamos a analizarla:
1. Tiempo: Palabra que se usaba como equivalente a “año”. Un tiempo es un año.
2. Tiempos: Son dos años. En arameo y en hebreo existen el singular, el plural y el
dual. Éste último es el caso.
3. Medio tiempo: Son 6 meses.
Veamos entonces: tenemos 3 años y medio. Ahora bien ¿son estos literales o simbólicos?
El contexto es claramente simbólico, por lo cual debemos asumir que también lo es el período
dado. Por otra parte, se podría haber dicho directamente “tres tiempos y la mitad de un tiempo”
en vez de esta forma tan compleja; si se usó T + 2T + ½T, sin duda fue para dejar más claro que
la cifra es simbólica. ¿Cómo entendemos el simbolismo? La Biblia es clara que en la profecía el
símbolo de un día equivale a un año literal:
 “...cumplidos éstos, te acostarás sobre tu lado derecho, y llevarás la maldad de la
casa de Judá cuarenta días. Día por año, día por año te lo he dado.” (Ezequiel 4:6).
 “Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra,
llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi
castigo.” (Números 14:34).
Muy bien, procedamos entonces a calcular cuántos días son T + 2T + ½T. Recuerde un
hecho antes de hacer el cálculo: Los meses del calendario solar hebreo tenían todos 30 días,
dando un año de 360 días, sin tener meses de 28 o de 31 días.9

Años Meses Días


Tiempo (un año) 12 meses 360 días
Tiempos (dos años) 24 meses 720 días
½ tiempo (medio año) 6 meses 180 días
3 años y medio 42 meses 1260 días
Ahora bien, no es casualidad que estos tres términos (T + 2T + ½T; 42 meses; y 1260
días) aparezcan en las Escrituras, y todos en el marco de una opresión y persecución hacia el
pueblo de Dios. La primera de estas cifras nos traza un puente con el Apocalipsis, en donde
encontraremos las otras dos.
 “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y
pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta
tiempo, y tiempos, y medio tiempo.” (Daniel 7:25).

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 “Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su
diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por
tiempo, tiempos, y la mitad de un tiempo. Y cuando se acabe la dispersión del poder
del pueblo santo, todas estas cosas serán cumplidas.” (Daniel 12:7).
 “Y se le dieron a la mujer las dos
alas de la gran águila, para que
volase de delante de la serpiente al
desierto, a su lugar, donde es
sustentada por un tiempo, y tiempos,
y la mitad de un tiempo.”
(Apocalipsis 12:14).
 “Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido
entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.”
(Apocalipsis 11:2).
 “También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio
autoridad para actuar cuarenta y dos meses.” (Apocalipsis 13:5).
 “Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos
de cilicio.” (Apocalipsis 11:3).

1?
Nuestro Señor anunció que el reino de Dios se había acercado a nosotros, hablando del reino de la
gracia. Sin embargo, al hablar del reino de Dios, también podemos estar hablando del reino de la gloria, el cual
será establecido en ocasión de la segunda venida de Cristo. La palabra escatología deriva del gr. eschaton, “fin,
día final”, por lo que reino escatológico es el reino establecido en el fin del tiempo.
2

?
Ver 1 Macabeos 1:54-59.
3
Ver además 1 Macabeos 4:51,52 y 2 Macabeos 10:2.
4
Arrio, fundador del arrianismo, afirmaba que Cristo era un dios creado, no siendo eternamente Dios, de
una forma similar a la que utilizan hoy los Testigos de Jehová, con lo que se enfrentó al cristianismo y—en forma
especial—al catolicismo, llegando a la guerra.
5

?
Para mayor información acerca de las campañas en contra de los poderes arrianos, ver Francis Nichol,
editor, “Tres cuernos de los primeros” [Dn 7:8], Comentario Bíblico Adventista (CBA), (Buenos Aires:
Asociación Casa Editora Sudamericana, 1995) 4: 853,854.
6
H. White, The Masacre os St. Bartholomew, cap. 14, citado por Elena G. de White, El Conflicto de los
Siglos (CS) (Mountain View: Pacific Press Publishing Association, 1954), 316.
7
Lucio Ferraris, traductor, Prompta Bibliotheca, VI: 25-29, citado por Nichol, “Contra” [Dn 7:25], CBA
4: 857. El subrayado no se encuentra en el original.
8

?
José Luis Argumedo, La Verdad os Hará Libres (Glendale: Jac Davis, 1994), 35.
9
Esto hacía que de vez en cuando tuvieran años más largos a fin de compensar el desfasaje entre su
calendario y el movimiento del sol. Algo parecido a lo que hacemos hoy en día con los años bisiestos, pero en
una escala mayor (nosotros perdemos solamente algunas horas por año, ellos perdían 5 días y algunas horas en
cada ciclo anual).

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 “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la
sustenten por mil doscientos sesenta días.” (Apocalipsis 12:6).
Queda de esta manera confirmado el hecho de que la fórmula encontrada en Daniel 7:25
corresponde a 1.260 días simbólicos. Estos 1.260 días representan, en virtud del principio día
por año, 1.260 años. Esto es lo que debería durar el dominio del cuerno pequeño. ¿Fue así? Sí,
así fue.
Ya señalamos que fue en el año 538 d.C. que el papado obtuvo la facultad y el poder de
perseguir a quienes señalaran como herejes, en virtud del edicto de Justiniano y con la caída de
los ostrogodos, último de los poderes arrianos. Quiere decir que estos 1.260 años de supremacía
arrancan en esta fecha. Muy bien, pues 538 + 1260 = 1798. ¿Ocurrió algo en 1798 que marque
el fin de esa capacidad de perseguir? En 1798, y por órdenes de Napoleón Bonaparte, el general
Berthier entró en Roma con un ejército, declaró que el régimen político del papado había
concluido, le quitó los estados papales (amplios territorios), y llevó al Papa Pío VI prisionero a
Francia, lugar en el que murió exiliado, 1.260 años después del ascenso del mismo poder.
Una aclaración necesaria.
Al hablar de estas cosas, no estamos juzgando absolutamente a nadie, ya que la profecía
marca a un poder, no a una persona. Lo condenable del papado fueron sus actividades, basadas
ellas en su doctrina y pensamiento. Es el sistema papal con sus consecuencias lo que Dios
condena. No quiere decir esto que alguno o algunos de los papas hayan sido sinceros en lo que
hacían. En el catolicismo encontraremos excelentes personas, así como en la iglesia remanente
de Dios habrá cizaña en medio del trigo. Por ello la invitación al pueblo de Dios que está en
Babilonia para que la abandone (Apocalipsis 18:1-4). Repetimos: No se están juzgando
personas; se están evaluando doctrinas y consecuencias de las mismas a través de la historia, a la
luz de lo que dice la Palabra de Dios.
El juicio celestial y el reino de Dios.
Inmediatamente después de explayarse en las actividades del cuerno pequeño, la visión
marca una escena de juicio en el cielo. Tampoco vamos a explayarnos demasiado en este caso
sobre el juicio, ya que al hablar de la purificación del santuario de Daniel 8, veremos ampliado
el tema. Lo que sí haremos será resaltar los puntos principales:
Los juicios en la Biblia.
En la Palabra de Dios vamos a encontrar varios juicios, algunos de ellos de alcance
local, y otros de alcance universal. Los primeros referentes al remanente de Dios del Antiguo
Testamento: Israel, y los últimos referidos a toda la humanidad. Los que podemos enumerar, sin
hacer una lista exhaustiva de los primeros, son los siguientes:
1. La Tierra cayó bajo juicio después del pecado de Adán.
2. El diluvio fue un juicio.
3. El antiguo Israel enfrentó numerosos juicios.
4. En la cruz, hubo un juicio.
5. El juicio investigador.

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6. Cuando Cristo regrese.
7. Estaremos involucrados en un juicio durante el milenio en el cielo (1 Co 6:3).
8. El juicio ejecutivo (Ap 20:15).
En especial, nos interesan los puntos referentes a la entrada del pecado, a la cruz, al
juicio investigador, a la segunda venida de Cristo, al milenio, y al juicio ejecutivo. Todos ellos
de alcance universal para todos los seres humanos de todas las épocas.
El juicio que cayó sobre la tierra en ocasión del pecado de Adán lo encontramos en la
Biblia en las siguientes palabras: “Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer,
y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu
causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y
comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la
tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.” (Gn 3:17-19). Juicio
que afectó a todos los hombres, ya que “como el pecado entró en el mundo por un hombre, y
por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.” (Ro
5:12).
Y esto nos lleva al segundo juicio, el de la cruz. Satanás acusaba a Dios de la
imposibilidad de vivir en conformidad con su voluntad. El fracaso de Adán, un ser que había
salido perfecto de las manos de su Hacedor, parecía darle la razón al diablo. Pero Cristo vino a
demoler esas acusaciones (ejes del Gran Conflicto). Vivió su vida siendo “tentado en todo según
nuestra semejanza, pero sin pecado” (He 4:15), y siendo que “la paga del pecado es muerte” (Ro
6:23), su muerte vino a saldar nuestra deuda de pecado. Pero no sólo hizo eso, sino que dejó a
las claras que las acusaciones de Satanás eran falsas. Por ello dijo: “Ahora es el juicio de este
mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera.” (Jn 12:31).
Pero esto no cerró el Gran Conflicto. No todas las preguntas en los cielos quedaron
respondidas. En la cruz quedó claro que el villano era Satanás. Ahora bien, supongamos que
Cristo regresa a la tierra y, entre los justos que heredan el reino, aparece Adolf Hitler. ¿No
surgirían interrogantes? Sin duda. Algún ángel podría pensar algo como lo que sigue “muy bien,
en la cruz Satanás se equivocó, no hay dudas de eso... pero esto me parece un poco raro... ¿no
será que...?” Y se correría el riesgo de que el pecado se levantara nuevamente. Por ello, en el
cielo “los libros fueron abiertos” (Dn 7:9). Por ello, dice la epístola a los Hebreos “el Señor
juzgará a su pueblo” (He 10:30). Dios será tenido por puro y justo según la manera en la que
trate el pecado de su pueblo.
Cuando este juicio haya terminado, Cristo vendrá a la tierra y realizará otro juicio:
separará a los justos de los impíos (ver Mt 25). Los justos recibirán su recompensa: vida eterna;
mas los impíos no recibirán inmediatamente su castigo: la segunda muerte o muerte eterna, sino
que hasta eso pasarán mil años. Durante esos mil años “los que recibieron facultad de juzgar”
(Ap 20:4) revisarán la sentencia. Porque no sólo en los ángeles del cielo podrían aparecer
interrogantes. Supongamos por un instante que llega Ud. al cielo, y no sólo ve allí a Hitler, sino
que además percibe que no está allí la Madre Teresa de Calcuta, un ejemplo de entrega y amor
al prójimo. ¿Acaso no surgirían dudas y preguntas en su mente? Podría ocurrir. Para evitar eso
se realizará esta fase milenial del juicio. Aún la sentencia de Satanás será revisada, “¿O no
sabéis que hemos de juzgar a los ángeles?” (1 Co 6:3). Y entonces sí, con todas las dudas
resueltas, Dios pondrá fin de una vez y para siempre al pecado, mediante el así llamado “juicio

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ejecutivo” (en realidad la fase ejecutiva de un mismo juicio) el cual jamás volverá a levantarse
ni a causar dolor. Y así quedará finalmente establecido para siempre el reino sempiterno de
Dios.
El juicio en Daniel 7.
¿Cuál es el juicio presente en este capítulo? Veamos: Es posterior al tiempo de dominio
del cuerno pequeño, teniendo que venir después de 1798; por lo cual no puede ser ni la entrada
del pecado, ni la muerte de Cristo en la cruz, que son previos a esto. También vemos que es
anterior al reino escatológico de Dios, el cual es su resultado, por lo que tampoco puede ser el
juicio de las naciones de Mateo 25, ni el milenial, ni el ejecutivo. Sólo puede ser entonces el
juicio investigador.
Repasemos dos puntos importantes:
1. Los libros son abiertos. Eso implica un examen de la vida de cada uno, no para ver si
nuestras obras nos salvan, sino si ellas dan evidencia de nuestra profesión de fe. Este
juicio representa un claro equilibrio en la doctrina de la justificación por la fe. No
somos salvos por nuestra obediencia a Dios, ella no nos gana nada. Pero nuestra
obediencia es la que da testimonio de nuestra salvación. Si no hay tal testimonio en
nuestra vida, pues entonces no estamos salvos y nuestra fe es solamente una
profesión de fe. Si no estamos siendo santificados, es porque no fuimos justificados.
Debemos recordar siempre que Dios nos ama tanto que nos acepta tal cual somos,
pero nos ama demasiado para dejarnos así. Cuando el hijo pródigo fue a su padre,
estaba vestido con harapos, y su padre de todas maneras le dio la bienvenida pero,
acto seguido, le hizo quitar los harapos y vestirlo de fiesta.
2. Este juicio es dado a favor de los santos del Altísimo. No es un juicio destinado a
revisar nuestra vida a fin de descubrir la más mínima mancha que nos prohiba la
entrada a cielo, sino que está destinado a hacer todo lo posible por vindicarnos y
mostrar que nuestra fe en Cristo fue precisamente eso: fe, y que hemos permitido a la
gracia de Cristo actuar en nosotros. Todo esto para que nadie pueda, el día de
mañana, objetar nuestra presencia en el cielo. En el primer caso, tendríamos temor y
buscaríamos limpiarnos nosotros, lo que resultaría inútil. En el segundo caso,
confiaremos en el Dios que nos juzga, nos ampararemos en sus méritos, ya que el
Padre “todo el juicio dio al Hijo” (Jn 5:22), y será Él quien nos limpie. Sea como
fuere, seremos limpiados hechos aptos para disfrutar del reino de Dios.
En resumen, este juicio no debe ser temido, sino que es parte del evangelio. Debemos
confiar en Cristo, en los méritos obrados por él en su vida, y puestos en la cruz del Calvario
para perdón de nuestros pecados pasados. Debemos ampararnos en su justicia perfecta y
permitir que su Santo Espíritu obre en nosotros a fin de ser santificados y hechos dignos de
recibir la heredad. Esto será lo que hará que seamos vindicados como su pueblo delante del
universo expectante, y lo que nos dará la entrada al cielo, y—lo más importante—responderá
todas las acusaciones de Satanás respecto de Dios y de su pueblo y comenzará a zanjar las
cuestiones referentes al Gran Conflicto, terminando de hacerlo en sus dos fases posteriores: la
milenial y la ejecutiva, que no son sino dos fases más de una misma obra de juicio. En ese día
dejaremos atrás los reinos de este mundo, que serán “como tamo de las eras del verano” (Dn

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2:35), y heredaremos el reino de Aquel cuyo “dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y
su reino uno que no será destruido.” (Dn 7:14).
En conclusión.
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos,
despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por
el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del
trono de Dios.” (Hebreos 12:1,2).

Bibliografía
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Gullón, David Pío. Daniel. Apuntes de clase (material no editado). Universidad Adventista del Plata, 1994.
Maxwell, Mervyn. El Misterio del Futuro Revelado Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana,
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Nichol, Francis, editor. Comentario Bíblico Adventista. 1ª edición argentina. Trad. V.E. Ampuero Matta.
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White, Elena G. de. El Conflicto de los Siglos. Mountain View: Asociación Publicadora Interamericana, 1955.

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