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Muy buenos días hnos y hnas, agradezco a nuestro Padre

Celestial y al Señor Jesucristo por permitirme discursar sobre “Las


bendiciones del Santo Templo”
Unas de las preguntas que nosotros nos hacemos es
¿Qué importancia tiene el templo?
“El templo es un lugar donde se imparten enseñanzas, donde se revelan verdades
profundas pertenecientes al Reino de Dios. Es un lugar de paz donde la mente se
concentra en las cosas del espíritu y donde las preocupaciones del mundo se dejan a
un lado.

¿Qué aprendemos en el templo?


En el templo aprendemos más acerca de nuestro Padre Celestial y Jesucristo
y que podemos acercarnos más a Ellos. Aprendemos sobre el plan que tienen para
nosotros, el cual en las Escrituras lleva diferentes nombres, tales como plan de
redención o plan de salvación.
¿Qué bendiciones recibimos en el templo? El templo le brinda propósito a nuestras vidas; trae
paz a nuestras almas, no la paz que ofrecen los hombres, sino la paz que prometió el Hijo de Dios
cuando dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe
vuestro corazón ni tenga miedo” 

Las bendiciones del templo en mi vida


Mensaje de los Líderes del Área

El élder Helmut D. Wondra, Austria Setenta de Área


Sobre el umbral de las puertas del templo está grabado:  Santidad al Señor. La Casa del
Señor. El Señor Jesucristo es ciertamente el Señor del Templo. Estos edificios sagrados están
consagrados a Él y a nuestro Padre Celestial. Los templos son santificados por la presencia del
Espíritu Santo. Cristo es la fuente del poder y la luz que emana del templo. Todos los símbolos
y convenios, todas las ordenanzas del templo apuntan a Él y Su gran Expiación, y nos ayudan a
ser más como Él.

Nuestra vida cotidiana se caracteriza a menudo por estar llena de ruido y agitación. Dejarlo todo
atrás de vez en cuando, ir a la Casa del Señor y abrirnos a un ambiente de paz y santidad trae
paz a nuestra alma. En este ambiente puro es más fácil para nosotros encontrar respuestas a
nuestras preguntas y preocupaciones más profundas. En su primer mensaje como Presidente de
la Iglesia, el presidente Nelson prometió lo siguiente:
Las ordenanzas del templo y los convenios que ustedes hagan allí son clave para fortalecer su
vida, su matrimonio y su familia, y su habilidad para resistir los ataques del adversario. Su
adoración en el templo y el servicio que presten allí por sus antepasados los bendecirá con
mayor revelación personal y paz, y los fortalecerá en su compromiso de mantenerse en el
camino de los convenios.

El cumplimiento de las grandes promesas del templo depende de cuán fielmente guardemos los
convenios del templo y de cuánto nos consagremos realmente al Señor y a Su obra. No tenemos
que ser perfectos para ir al templo y recibir las maravillosas bendiciones que nos esperan allí.
Pero debemos luchar por conseguir la dignidad necesaria y llevar al templo el sacrificio de un
corazón quebrantado y un espíritu contrito.

El Señor ha prometido: 'Y bienaventurados son todos los que padecen hambre y sed de rectitud,
porque ellos serán llenos del Espíritu Santo'. La mayor bendición que experimenté en la Casa
del Señor fue que pude sentar las bases de una familia eterna junto con mi amada esposa.
Debido a los convenios del templo y la autoridad de sellamiento que se ejerce allí, tenemos la
promesa de que nuestro matrimonio durará por el tiempo y por toda la eternidad, si nos
mantenemos fieles a los convenios. Tenemos la promesa de que, junto con nuestros seres
queridos, podemos vivir para siempre en la presencia de Jesucristo y nuestro Padre Celestial.

La preparación personal para recibir las bendiciones del templo

Russell M. Nelson
Of the Quorum of the Twelve Apostles abril 2001
“Los que entren en el templo también deben llevar el distintivo de la santidad… Podemos adquirir la
santidad sólo mediante el esfuerzo constante y firme”.

El templo El templo es la casa del Señor. La base de toda ordenanza y convenio del
templo --el corazón del plan de salvación-- es la expiación de Jesucristo. Toda actividad, toda
lección, todo lo que hacemos en la Iglesia señalan hacia el Señor y Su Santa Casa. Nuestras labores
de proclamar el Evangelio, perfeccionar a los santos y redimir a los muertos conducen todas ellas al
templo. Cada santo templo es un símbolo de nuestra calidad de miembros de la Iglesia 4, es una
señal de nuestra fe en la vida después de la muerte y constituye un paso sagrado hacia la gloria
eterna tanto para nosotros como para nuestros familiares.

Entrar en el templo es una bendición extraordinaria. Pero primero debemos ser dignos

Las ordenanzas, los convenios, la investidura y los sellamientos permiten a las personas
reconciliarse con el Señor y a las familias ser selladas más allá del velo de la muerte. La obediencia
a los convenios del templo nos hace merecedores de la vida eterna, el mayor de todos los dones de
Dios al hombre10. La vida eterna es más que la inmortalidad. La vida eterna es la exaltación en el
cielo más alto: la clase de vida que vive Dios.
Con cada ordenanza se hace un convenio: una promesa. Un convenio que se hace con Dios no es
una restricción, sino una protección.
El presidente Boyd K. Packer puso de relieve que “las ordenanzas y los convenios constituyen
nuestra credencial para ser admitidos en la presencia de [Dios]. Recibirlos dignamente es lo que se
busca toda la vida; cumplir con ellos de allí en adelante es el desafío de la vida terrenal” 40.
Las ordenanzas del templo están relacionadas con el progreso personal y también con el progreso
de los antepasados que han muerto. “Porque su salvación es necesaria y esencial para la nuestra…
ellos sin nosotros no pueden ser perfeccionados, ni tampoco podemos nosotros ser perfeccionados
sin nuestros muertos”
Un día compareceremos ante nuestro Hacedor y estaremos ante él en juicio 42. Seremos juzgados
segÚn las ordenanzas y los convenios que hayamos hecho, segÚn nuestras obras y segÚn el deseo
de nuestros corazones43.
Las bendiciones del Santo Templo“Las ordenanzas del templo se convierten en las
bendiciones supremas que la Iglesia tiene para ofrecer”.
De la vida de Gordon B. Hinckley
“Creo que ningún miembro de la Iglesia recibe lo máximo que esta Iglesia tiene para dar mientras
no reciba sus bendiciones del templo en la Casa del Señor”, dijo el presidente Gordon B. Hinckley
en la sesión del sacerdocio de la Conferencia General de octubre de 1997.
recordaba a los Santos de los Últimos Días el propósito de aquellos edificios sagrados: bendecir a
las personas y a las familias, una por una.
En otra ocasión, dijo: “Ninguna persona tiene todo el Evangelio hasta que pueda recibir [las
ordenanzas del templo
Enseñanzas de Gordon B. Hinckley
Los templos son una expresión de nuestro testimonio y representan la forma
más elevada de nuestra adoración.
Cada uno de los templos edificados por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
es una expresión del testimonio de este pueblo de que Dios, nuestro Padre Eterno, vive; de que Él
tiene un plan para bendición de Sus hijos e hijas de todas las generaciones; de que Su Amado Hijo
Jesucristo, que nació en Belén de Judea y fue crucificado en la cruz del Gólgota, es el Salvador y el
Redentor del mundo, cuyo sacrificio expiatorio posibilita el cumplimiento de ese plan en la vida
eterna de toda persona que acepte el Evangelio y lo viva 8.
Todo lo que ocurre en [el] templo es de naturaleza edificante y ennoblecedora. Habla de la vida
aquí y de la vida más allá del sepulcro. Habla de la importancia de las personas como hijos de Dios.
Habla de la importancia de la familia como creación del Todopoderoso. Habla de lo eterno de los
lazos matrimoniales. Habla de avanzar a una gloria mayor. Es un lugar de luz, un lugar de paz, un
lugar de amor donde tratamos las cosas de la eternidad 9.

Por medio de las ordenanzas del templo recibimos las bendiciones


supremas del Evangelio.
Esos templos, que ahora llenan la tierra, son necesarios para el pleno cumplimiento de la expiación
del Salvador. Aquí, bajo la autoridad del Santo Sacerdocio, se administrarán las ordenanzas que
conducen no solo a la salvación, sino también a la exaltación eterna 13.
Jesucristo, el Hijo de Dios, dio Su vida en la cruz del Calvario como expiación por los pecados del
género humano; Su sacrificio fue un sacrificio vicario por cada uno de nosotros. Mediante ese
sacrificio todos recibimos la promesa de la resurrección, lo cual llega a ser realidad por la gracia de
Dios, sin esfuerzo alguno de parte de los hombres; y más allá de ello, por medio de las llaves del
Santo Sacerdocio que el Señor confirió a los Doce cuando anduvo entre ellos, las cuales fueron
restauradas en esta dispensación por quienes las poseían en la antigüedad, se han recibido grandes
bendiciones adicionales, incluso las singulares y extraordinarias ordenanzas que se administran en
la Casa del Señor. Solo en esas ordenanzas se logra el ejercicio de “la plenitud del sacerdocio” ( D.
y C. 124:28)14.
Las ordenanzas del templo [son] las bendiciones supremas que la Iglesia tiene para ofrecer 15.
Las bendiciones del templo tanto para los hombres como las mujeres dignos de entrar en él…
incluyen nuestros lavamientos y unciones para que podamos estar limpios ante el Señor;
comprenden los servicios de instrucción, en los que se nos imparte una investidura de obligaciones
y bendiciones que nos motivan a comportarnos de conformidad con los principios del Evangelio.
También incluyen las ordenanzas selladoras por las cuales lo que se ata en la tierra también es
atado en el cielo, haciendo posible la continuidad de la familia 16.
El templo es también un lugar para recibir inspiración y revelación personales. Innumerables
personas han acudido al templo en espíritu de ayuno y oración en busca de guía divina en
momentos de tensión, cuando hay que tomar decisiones difíciles y cuando deben abordar problemas
desconcertantes. Muchas de ellas han testificado que, a pesar de no haber oído ninguna voz de
revelación, han recibido en esa ocasión, o tiempo después, inspiración concerniente al camino a
seguir que se ha convertido en respuestas a sus oraciones.

“Vayan a la Casa del Señor, sientan Su Espíritu allí y estén en comunión con Él, y
conocerán una paz que no hallarán en ningún otro lugar”.
Este templo es una fuente de verdad eterna. “Mas el que bebiere del agua que yo le daré no tendrá
sed jamás” (Juan 4:14). Aquí se enseñan las verdades que son de naturaleza divina y que tienen
consecuencias eternas.
Para los que entran en sus recintos, este lugar llega a ser una casa de convenios. Aquí prometemos,
de modo solemne y sagrado, vivir el evangelio de Jesucristo en su máxima expresión; hacemos un
convenio con Dios, nuestro Padre Eterno, de que viviremos los principios que son el fundamento de
toda religión verdadera28.
BENDICIONES PROMETIDAS POR ASISTIR AL TEMPLO
Asistir al templo es una de las mejores maneras de encontrar respuestas a las
oraciones, aprender sobre el Evangelio y sentirse cerca del Salvador.
En la sesión general de mujeres de la Conferencia General de Octubre, el
presidente Russell M. Nelson emitió cuatro desafíos a los miembros de la Iglesia.
Uno de estos desafíos fue asistir al templo regularmente. Agregó: “Procuren
saber más, comprender más, para sentir más sobre los templos que nunca
antes.”
Al seguir su consejo y asistir de manera regular al templo, es importante aprender
sobre el templo y comprender que la adoración en el templo es una bendición
increíble en sí misma. A medida que pasas el tiempo en la casa del Señor, Él
bendecirá tu vida inmensamente.
Algunas de las bendiciones prometidas de la adoración en el templo escritas en las
Escrituras y dichas por profetas y apóstoles.
1.- "Los de corazón puro que allí entren verán a Dios"
D. y C. 97: 15-16 promete que cuando vamos a la casa del Señor con un corazón
puro, veremos a Dios. Cuando hacemos un esfuerzo para asistir al templo con
regularidad, sentiremos el Espíritu con frecuencia y veremos la mano de Dios en
los detalles de nuestras vidas.
 "Y si mi pueblo me edifica una casa en el nombre del Señor, y no permite que entre en ella
ninguna cosa inmunda para profanarla, mi gloria descansará sobre ella. Sí, y mi presencia estará
allí, porque vendré a ella; y todos los de corazón puro que allí entren verán a Dios." (D. y C. 97: 15-
16)

2. Sentirás paz. 
Servir en el templo te permite dejar atrás las preocupaciones y las distracciones y
sentir paz. En su discurso “Las bendiciones del templo” de la Conferencia General
de abril de 2015 del presidente Thomas S. Monson dijo:
 "Cuando asistimos al templo, podemos recibir un nivel de espiritualidad y un sentimiento de paz
que superarán cualquier otro sentimiento que podría penetrar el corazón humano.
Comprendemos el verdadero significado de las palabras del Salvador cuando dijo: “La paz os dejo,
mi paz os doy... No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo."

3. Sentirás el Poder de Dios. 


Se nos promete sentir el poder de Dios cuando adoramos en su templo. D. y C.
109: 13 declara: “Y para que todas las personas que pasen por el umbral de la
casa del Señor sientan tu poder y se sientan constreñidas a reconocer que tú la
has santificado y que es tu casa, lugar de tu santidad.” 
4. Aprenderás palabras de sabiduría. 
D. y C. 109: 14-15 establece la increíble promesa de que aprenderemos las
verdades del Evangelio cuando asistimos al templo. Estos versículos también
prometen la plenitud del Espíritu Santo. 
 "Y concede, Padre Santo, que todos los que adoren en esta casa aprendan palabras de sabiduría
de los mejores libros, y que busquen conocimiento, tanto por el estudio como por la fe, así como
tú has dicho; y que crezcan en ti y reciban la plenitud del Espíritu Santo; y se organicen de acuerdo
con tus leyes y se preparen para recibir cuanto fuere necesario" (D. y C. 109: 14-15)

5. Tendrás una mente clara. 


Con todo lo que sucede en el mundo y en nuestra ajetreada vida, puede ser difícil
aclarar nuestra mente y enfocarnos en el Salvador. "Leales a la Fe" describe
bellamente esta bendición diciendo: 
 "Tal vez sientas que no puedes pensar con claridad porque tienes la mente tan apesadumbrada
con problemas y con tantas cosas que exigen tu atención. En el templo, podrás recobrar la calma,
se disiparán la neblina y la bruma y entenderás cosas que nunca has entendido, y encontrarás
nuevas formas de enfrentar tus dificultades." 

6. Serás bendecido en todos los aspectos de tu vida. 


Las bendiciones de la adoración en el templo no terminan cuando te vas y
regresas a tu vida diaria. Probablemente hayas experimentado esto
personalmente en un momento u otro, y la promesa es increíble. En el párrafo
en  Leales a la Fe continúa:
 “El Señor te bendecirá cuando te ocupes de la obra sagrada de las ordenanzas del templo, y las
bendiciones que Él te dé no se limitarán al tiempo que esté allí, sino que te bendecirá en todos los
aspectos de tu vida. Tus labores en el templo te fortalecerán y refinarán espiritualmente.". 

7. Aprenderás a “recurrir al poder de Su sacerdocio”.


Hombres y mujeres son bendecidos con el poder del Sacerdocio. En su
discurso “La participación de las hermanas en el recogimiento de Israel” del
presidente Nelson, durante la sesión de mujeres de octubre de 2018, dijo: "Más
tiempo regular en el templo permitirá que el Señor les enseñe a recurrir al
poder de Su sacerdocio con el cual han sido investidas en Su templo.". 
8. El Señor proveerá milagros. 
El presidente Nelson hizo hincapié en la importancia de la asistencia al templo en
sus comentarios finales de la Conferencia General de octubre de 2018 antes de
anunciar 12 nuevos templos en todo el mundo. 
Había un sentido de urgencia en su voz cuando dijo : "Nuestra necesidad de
estar en el templo regularmente nunca ha sido mayor... Si tienen acceso
posible a un templo, les insto a que encuentren la manera de fijar con
regularidad una cita con el Señor para estar en Su sagrada casa, y después
asistan a esa cita con exactitud y gozo."
Él continuó: "Les prometo que el Señor les proporcionará milagros que Él sabe
que necesitan al hacer sacrificios de servir y adorar en Sus templos."  El Padre
Celestial nos conoce y nos ama a todos de manera individual y sabe exactamente
lo que necesitamos. Estas bendiciones personales vendrán a medida que
dediquemos nuestro tiempo y energía a servirle.

Testifico que al asistir a la casa del Señor sentimos el espíritu con nosotros y vemos su
mano en cada detalle de nuestras vidas, sentimos paz, gozo
Y esto lo dejo en el nombre de Jesucristo
amén

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