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Paseos

para
lectores
de a pie
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Paseos
para
lectores
Segunda temporada de a pie
Número 19 , verano del 2020

«Problema es, en efecto y por desgracia, el Perú;


pero también, felizmente, posibilidad».
Jorge Basadre

El decimonoveno número de Buensalvaje, segunda temporada, no sería lo que es sin


los textos, las ilustraciones, las fotos, el talento y la generosidad de Col Aged,
Fernando Ampuero, Dante Ayllón, Inés Bortagaray, Jaime Cabrera Junco,
María José Caro, Roxana Crisólogo, Familia Rose Gros, Gustavo Faverón Patriau,
Jorge Frisancho, Manuel Gomez Burns, Omar Guerrero, Gianfranco Hereña,
María del Rosario Laverde, Ricardo León, René Llatas Trejo, J. J. Maldonado,
Carla McKay, Gabriel Meseth, Mayte Mujica, Noé Obregón, Bruno Polack,
Dulce María Ramos, Gustavo Rodríguez, Raúl Rodríguez, Gabriel Ruiz Ortega,
Claudia Salazar Jiménez, Carlos M. Sotomayor, Eduardo Tokeshi, Juan Pablo Torres Muñiz,
Sebastián Uribe, José Carlos Yrigoyen y Carlos Yushimito.

Editor general: Dante Trujillo


Subeditora: Emilie Kesch
Editora gráfica: Angélica «Pepa» Parra
Editor de Buensalvaje.com: Fabrizio Piazze
Portada: Carla McKay

La revista no necesariamente suscribe el contenido de los textos de sus escritores


invitados. La decimonovena edición de Buensalvaje, correspondiente al verano
del 2020, se terminó de editar el 16 de diciembre, cuando ingresó a las rotativas de
Empresa Editora El Comercio SA.

El tiraje fue de diez mil ejemplares.


Proyecto editorial número 31501221200604, ISSN 2305-2570,
número de Depósito legal 2012-09653

12 34
LO QUE VIENE
DESPUÉS DE LA LO IMPORTANTE
LUCHA ES VIVIR

¿Qué queda tras el fin El amor y la contrariedad


del ciclo novelístico traducidas a la escritura de
autobiográfico de Juan Goytisolo
Karl Ove Knausgård?

14 36
NOTICIAS DEL EL OJO Y SUS
PASADO MOTIVOS
La invasión de lo
impensado en ‘Cuántas
aventuras nos aguardan’, Una primera y mínima
de la uruguaya reunión de poemas del
Inés Bortagaray. pintor Eduardo Tokeshi.

18 38
UNIVERSO GENIECILLOS
REVELADO DOMINICALES
Por las fronteras de Desde el capítulo 13 de
Europa, de Mercedes Rayuela, el Club de la
Monmany: monumento a Serpiente en la versión
una literatura por descubrir. cómic de Raúl Rodríguez.
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4

Foto: Difusion Penguin Random House

docena de personajes y sus contextos en la dinámica de la do-


minación caribeña por parte de Washington; también coinciden
en su denuncia de la barbarie del sistema capitalista cuando no
es controlado por una inclinación democrática, socialmente
inclusiva. No es el libro que esperan sus enemigos; es el que
esperan quienes han tratado de leer a Vargas Llosa sin prejui-
cios durante las últimas seis décadas.
En los sesenta y hasta principios de los setenta, las primeras
tres novelas de Vargas Llosa fueron saludadas por los gurúes
de la izquierda latinoamericana, —notoriamente Roberto
Fernández Retamar y su Casa de las Américas —, como for-
mas de ficción rigurosamente modernas, concienzudamente
historicistas, militantemente revolucionarias. Cuando Vargas
Llosa se alejó del castrismo, Casa de las Américas denunció
que La ciudad y los perros, La casa verde y Conversación
en La Catedral eran poco menos que manifiestos liberales,
escritos por quien no había sido nunca otra cosa que un
enemigo de la Revolución, un burgués equivocado, un lobo
con piel de cordero, un anacrónico, un reaccionario. Nunca
será posible señalar a ciencia cierta si esa retractación de la
crítica de izquierda fue una maniobra hipócrita, una relectura
partisana, destinada a destruir al adversario con argumentos
de birlibirloque. Sospecho que no hubieran podido hacerlo
si no fuera porque, en las ficciones de Vargas Llosa, siempre
late una contradicción, porque es uno de esos raros escritores

LA PARADOJA
capaces de crear ficciones que van contra sus propios ideales,
que abren un espacio para la genuina contrariedad y el disen-
so, donde todas las ideas son considerables y a cuya fuerza el

DEL CAPITAL
novelista se somete, en vez de controlarlas y llevarlas por un
camino programático.

***

Mario Vargas Llosa, Tiempos recios y la contrariedad de la ficción Tiempos recios ocupa un sitio extraño en esa tendencia que
atraviesa la obra de Vargas Llosa. Los resúmenes del argumen-
Por Gustavo Faverón Patriau to que circulan por ahí son engañosos, porque corresponden
más a la idea que da origen a la novela que a la novela misma.
Describen Tiempos recios como la historia de la caída del
gobierno guatemalteco de Jacobo Árbenz (1951-1954), un

E
reformista socialdemócrata que fue víctima de un complot de
s parcialmente cierta esta ya vieja observación: si hay La tía Julia y el escribidor, La guerra del fin del mundo); en la CIA, que lo caricaturizó como un comunista radical y animó
alguien que sepa poner en entredicho las ideas del el periodo en que más opinó a favor de la asimilación de las una sangrienta rebelión, una guerra civil, un golpe y el inicio
político Mario Vargas Llosa, ese alguien es el nove- culturas indígenas, escribió El hablador, que pone en escena de una serie de gobiernos títeres manejados desde la CIA y
lista Mario Vargas Llosa. Su notable Tiempos recios el debate sobre las ventajas de la asimilación contrastadas la Secretaría de Estado americana, que a su vez propiciaron
puede llevar a muchos a repetir el juicio. Retrato del infierno con su violencia, y que deja el resabio de que el debate lo ha persecuciones e inauguraron un sangriento periodo de viola-
pintado por un artista descreído, bajo un título tomado de la perdido el personaje Vargas Llosa y lo ha ganado su amigo y ciones de derechos humanos contra opositores, por un tiempo,
mística prosa de una santa (Teresa de Jesús), la novela parece contrincante, Mascarita, el sanmarquino convertido en fabu- y contra los indígenas guatemaltecos por varias décadas.
mirar a los ojos al lado demoniaco del capitalismo global. Que lista machiguenga. Entrado en años el giro vargasllosiano de Todo eso está en la novela. Pero el centro ideológico de la
su autor sea un proponente del capitalismo no la hace sino la novela experimental a la popular culta, que comienza con historia narrada incide, mucho más que en las culpas políticas
más interesante y más peligrosa, en el mejor de los sentidos. La guerra del fin del mundo, libros como El paraíso en la del intervencionismo, en su origen, y denuncia que ese origen
otra esquina y El sueño del celta parecen sugerir una duda es el desbocado poder del capital privado —hambreador,
*** superviviente acerca del ideal occidentalista, aunque Vargas abusivo, semiesclavista—, representado desde las primeras
Llosa, fuera de sus novelas, lo siga defendiendo. páginas, en esa suerte de capítulo prologal titulado «Antes»,
En los años en que se declaraba socialista, escribía ficciones en Entre sus ficciones escritas en el siglo XXI, las más atre- por los fundadores y los propagandistas de la United Fruit.
defensa de las libertades del individuo (La ciudad y los perros, vidas son las políticas, La fiesta del Chivo y Tiempos recios, Estos son dueños de un poder capaz de imponerse sobre la
La casa verde, Conversación en La Catedral); en los de su libro este último de experimentos inusitados y que, además, política internacional norteamericana, y convertirse en ella,
aprendizaje liberal, sus novelas criticaron la tecnocracia, la parece marcar el inicio de una nueva búsqueda formal. La ocupar su lugar, titeretear a gobernantes democráticos y a
violencia de la modernización, (Pantaleón y las visitadoras, fiesta del Chivo y Tiempos recios no solo comparten media gobernantes de facto, hacerlos convivir en una misma entidad
Reseñas 5

Tiempos recios
Mario Vargas Llosa
(Arequipa, 1936)
Alfaguara (2019) ■ 353 páginas

El lector puede acceder a una versión más


extensa de este texto en www.buensalvaje.com

infernal, asesina, ciega, que reemplaza los ideales de la política hay una naturaleza mezquina, prepotente y canibalizadora en viciada, impropia, sin telos y, por tanto, también, sin utopía.
internacional con los intereses de la empresa transnacional, que el capital, que se impone sobre programas políticos y que hace Esta es la forma novelística más compleja que Vargas Llosa
se mueve en América Latina como un criminal pervertido en su imperio incluso sobre los gobiernos más poderosos, y que ha puesto en marcha al menos desde la melancólica estructura
las calles oscuras de una ciudad en vilo. el descontrol de esa naturaleza es una barbarie, y que nunca de revelaciones metatextuales de Historia de Mayta, incluso
Una manera de diferenciar la evolución del pensamiento de se corregirá si la avaricia capitalista no tiene el contrapeso de más compleja porque en aquella la vuelta de tuerca estaba
las ficciones de Vargas Llosa desde La fiesta del Chivo hasta unos ideales humanistas, liberales en el sentido clásico, no muy solo en el capítulo final, mientras que en Tiempos recios el
Tiempos recios es prestarle atención al personaje de Leonidas lejanos de lo que en América Latina se llamarían progresistas. mecanismo se echa andar desde “Antes”, el proemio, y tiene
Trujillo, el dictador domincano, que en la primera novela es (Esto, por cierto, no disiente mucho de las declaraciones de su último eco en “Después”, el capítulo que cierra el libro.
el demonio encarnado a quien todos se someten, y que obra Vargas Llosa acerca de la actual crisis social chilena). Ambos parecen enteramente distintos. El primero es una
a voluntad sostenido por el apoyo de Washington; pero que, conversación entre los dueños de la United Fruit y los pro-
en Tiempos recios, es un mequetrefe, una marioneta ridícula, *** pagandistas que construyen la trampa de mentiras que habrá
aunque aún temible y despiadada, capaz de cualquier vileza de derribar al gobierno de Árbenz; el último es una entrevista
pero también de someterse a cualquier humillación con tal de Dije que, en Tiempos recios, Vargas Llosa explora una forma entre el narrador y una periodista anticomunista que ha pasado
no ofender al gobierno americano y a la United Fruit, (que narrativa nueva en él. A diferencia de la mayoría de sus novelas décadas contando verdades a medias sobre la historia política
no son aquí sus aliados, sino sus patrones). En La fiesta del de los últimos treinta años, esta no es una narración lineal, caribeña. Lo que ambos episodios tienen en común es que
Chivo el infierno era un producto caribeño y la barbarie era sin distinción entre trama y argumento. Pero tampoco es una desvelan sendos orígenes de la circulación de falsedades en
latinoamericana; en Tiempos recios el infierno es diseñado y construcción de relatos alternos rigurosamente estructurados, América Latina y con ello constituyen uno de los comenta-
manipulado por la ferocidad del capital privado a través de como en sus novelas del primer periodo, ni una en la que tres o rios más agudos de la novela sobre el presente: la novedosa
un gobierno americano que es poco más que su ejército de cuatro líneas argumentales se trencen o regresen cíclicamente, “postverdad” ha existido desde hace mucho, es el material del
guardaespaldas, y la barbarie es la omnipresencia y la omni- como en sus novelas del periodo intermedio, incluyendo La que están hechos nuestros relatos de la historia, mentiras que
potencia del capitalismo sin frenos. fiesta del Chivo. Hay, claro, núcleos narrativos que funcionan suplantan a la verdad, movidas por intereses políticos pero,
Pero, ¿esto va realmente en contra de las ideas políticas como centros de gravedad, pero el mecanismo de construcción más aun, por intereses financieros, originadas en el capital y
de Vargas Llosa? No lo creo. Vargas Llosa es un defensor del es la yuxtaposición de relatos, con saltos temporales que en propaladas por una prensa que no es otra cosa que la voz del
capitalismo y de los ideales del liberalismo clásico, pero tam- algunos casos implican décadas, sin un orden aparente, en capital vuelta espectáculo. (De hecho, no es exagerado decir
bién es enemigo del capitalismo fagocitador, de esa vertiente cuya secuencia los misterios de un fragmento pueden resol- que Tiempos recios contiene un alegato contra la sociedad
criminal que ya identificó en El sueño del celta, el colonialista verse más adelante, o quedar en la oscuridad para siempre. Si del espectáculo bastante más consistente y provocador que el
que inventó, en sus orígenes, la esclavitud moderna, y, en su recordamos otra vez La fiesta del Chivo, en aquella el gran libro de ensayos que Vargas Llosa dedicó al tema años atrás).
segundo impulso, la servidumbre disfrazada de empleo, y que hallazgo formal (e ideológico) fue hacerle pensar al lector que Una consecuencia de esa forma del relato, paradójica aca-
fue más bárbaro mientras más acusó de bárbaras a sus vícti- la muerte del Chivo, el magnicidio, sería el fin del desastre y so, es que esta novela, pese a la fulgurante vivacidad de perso-
mas. No es sorprendente, entonces, que su novela reivindique el comienzo de la recomposición, para de inmediato defraudar najes estupendos como Miss Guatemala o la patética sordidez
a Jacobo Árbenz como un político visionario, humanista, que esa expectativa con una triste revelación: muerto el Chivo, de otros, como el abismado Johnny Abbes (el mismo chacal
quiso transformar Guatemala fomentando simultáneamente sigue la fiesta. El infierno sobrevive a su fundador, genera irredento de La fiesta del Chivo) no tenga un número discreto
el capital y los sindicatos de trabajadores, la productividad demonios reemplazantes, se perpetúa. En Tiempos recios, de protagonistas en el sentido convencional. Cada personaje
modernizada y la repartición de la tierra, la asimilación de los esa es una verdad asumida desde el inicio: la abundancia de es el villano o el antihéroe de su propia pequeña desgracia
pueblos indígenas a la economía occidental y la protección de personajes malévolos, sus retorcidas relaciones, no emanan de secundaria. El protagonista real, en toda su miseria, en toda
sus derechos ciudadanos. ningún centro interior, no son promovidas por ninguna figura su pequeñez, es la incomprensible pero innegable realidad de
Es más sorprendente, en cambio, que esta ficción esceni- luciferina fundadora: está en el orden social, o en la decaden- que el mal, el odio, el crimen, el horror y el genocidio tengan
fique algo que Vargas Llosa, hasta donde sé, no ha formulado cia y la corrupción de un orden que nunca llega a serlo, y son orígenes tan nimios y banales: es la bajeza de la política y la
en sus especulaciones sobre la historia política de América exacerbadas desde fuera. crueldad que posee, como un íncubo que tentara hasta el último
Latina (la observación se la debo al sociólogo Félix Reátegui): Esa estructura de yuxtaposiciones produce en el lector una agujero de las almas y los cuerpos más débiles, al elenco de
que Estados Unidos y —esto es crucial— el capital privado suspensión en la perpetua anacronía, o más bien la impresión monstruos y espantajos que escenifican la estrafalaria tragedia
americano son responsables por la germinación en la región terrible de un tiempo detenido, en el que cada historia parece de la avaricia, el lado más turbio del capital: la explotación.
de las formas más radicales de autoritarismo de izquierda, in- fatalmente condenada a la eternidad, cada personaje encerrado Tiempos recios, una novela escrita bajo el aura fantasmal
cluido el comunismo cubano. No hablo del viejo relato acerca en su propio laberinto, cada desgracia y cada injusticia grabada de Nietzsche y de Balzac (con la nihilista certeza de la historia
de cómo el bloqueo estadounidense contra Cuba dejó a Fidel en un presente eterno, pero también produce otra sensación, como eterno retorno, al modo del primero, y la inmisericorde
Castro con la única salida de asimilarse al eje soviético para más extraña todavía: la intuición de que cada hecho del presen- vivisección de las más bajas proclividades del ser social, al
subsistir. Me refiero más bien a que, en la novela, se propone te tiene sus consecuencias en el pasado, de que cada crimen ya del segundo), es la historia de la prematura decrepitud de la
que la criminal y mitomaníaca ejecutoria de los conglomera- cometido será cometido otra vez, de que todas las formas del modernidad, y de la duda de que alguna vez tenga redención.
dos empresariales estadounidenses en el Caribe asfixió todos mal repercuten para siempre en otras, anteriores y posteriores. Hay un Vargas Llosa que piensa lo contrario; también hay un
los reformismos al crear, en conjunción con el macartismo ¿Es esto un devaneo antihistórico o antihistoricista? No lo Vargas Llosa que teme que el otro esté equivocado
y las dinámicas de la Guerra Fría, una situación en la que creo. Más bien es un sentimiento de fatalidad retrospectiva y
ningún gobierno latinoamericano podía fijarse un programa prospectiva, de callejón a la vuelta de la esquina: el instintivo
de rehabilitaciones reformistas en democracia, ni siquiera reconocimiento de que las mayores desgracias de la historia
uno de reivindicaciones humanitarias o de ayuda social o de son irredimibles, acaso incorregibles, y esto sí es un pesimismo
igualitarismo cívico, porque el ejemplo de la caída de Árbenz incompatible con los principios ilustrados del liberal Vargas Gustavo Faverón Patriau (Lima, 1966). Narrador, crítico literario y
sirvió como disuasivo para cualquiera que quisiera, simple- Llosa. Este es un temor que viene desde más allá de sus con- profesor del Bowdoin College en la Universidad de Maine. Ha escrito
la novela El Anticuario y coeditado la biografía Bolaño Salvaje. Vivir
mente, construir una sociedad más justa, sin radicalismos ni vicciones políticas y que magistralmente queda plasmado abajo, su última entrega, fue finalista del III Premio Bienal Mario Vargas
extremismos. En suma, Tiempos recios propone la idea de que en ese juego de flashbacks y prolepsis, en esa temporalidad Llosa 2019.
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El colgajo

Philippe Lançon (Vanves, 1963)


Anagrama (2019) ■ 448 páginas ■ 96 soles

Novela. «Nada de lo que es, es». Philippe


Lançon, colaborador del semanario Charlie
Hebdo, apunta esta cita en su cuaderno cuando
asiste al estreno de Noche de Reyes. Es la vís-
pera del atentado de los hermanos Saïd y Ché-
rif Kouachi. Ninguna señal presagia que, por la
Donde me encuentro mañana del 7 de enero de 2015, los terroristas
irrumpirán en la reunión editorial, vociferando
Jhumpa Lahiri (Londres, 1967) «Allahu Akbar» y descargando sus rifles de
Lumen (2019) ■ 144 páginas ■ 69 soles
asalto. Cuando Lançon despierta en una cama
de hospital, con la mandíbula destrozada por
Novela. Este es el relato de una mujer el impacto de una bala, lee y relee la obra de
que ha optado por vivir en completa Shakespeare en busca de la frase. Pero no la

LA CULPA SIEMPRE CAE soledad. En medio de su adultez, ob-


serva cada espacio y cada detalle como
encuentra. No existe. «Era como una de esas
frases que tan claras son en un sueño y que el

DOMINGO una inspección de lo cotidiano. Puede


situarse en la ciudad o en el campo, en
despertar borra», escribe. Desde entonces, se
convierte en el mantra que lo acompaña en un
la calle o en una villa, pero nunca deja padecimiento feroz, sometiéndose a una vein-
Sábado, domingo ■ Ray Loriga (Madrid, 1967) de mirar a su alrededor. Ella pasea por tena de cirugías para la reconstrucción de su
Alfaguara (2019) ■ 224 páginas 69 soles
una plaza, una librería, un museo, un rostro y buscando adaptarse a una vida donde
bar o una estación. A veces se refugia ha desaparecido lo ordinario.
Por Carlos M. Sotomayor en su propia casa, también en la casa Pocos libros de memorias son tan inquie-
de vacaciones de una amiga, la de un tantes como El colgajo. Lançon afronta su
Novela. Ray Loriga maneja la primera persona como muy po- examante o la de su madre. Cambia condición con el estoicismo que revela su prosa
cos. Basta una rápida mirada a sus libros iniciales para notar palabras con su psicoanalista, con la apaciguada, a ratos nostálgica. No emite juicio
aquella destreza. Una destreza que está ligada, en gran medida, mujer de su expareja, con un mesero, sobre sus verdugos, rara vez menciona la vio-
a la construcción de un tono narrativo particular. Encontrar esa con ciertos amigos y también con ex- lencia del islam, aunque un manto ominoso
voz narrativa pareciera ser una de sus prioridades como parte de traños. Después de estos encuentros envuelva el relato. Lançon medita acerca de los
su proceso creativo. Una prueba más: Sábado, domingo, su más vuelve a estar sola con la única inten- caprichos de su destino, cada circunstancia que
reciente entrega novelística. ción de entenderse a sí misma. Ella lo condujo a la reunión fatídica. La decisión
Otra virtud de Loriga es idear una estructura funcional a la historia que plantea contarnos no se juzga. Vive su día a día como si de visitar primero la oficina de Charlie, y no
en cada libro. En el caso de Sábado, domingo, la narración está dividida en dos partes (más fuera un pasatiempo. Así transcurren su otro trabajo en Libération. El encuentro
una suerte de epílogo). De esta forma, el autor hace énfasis en dos momentos temporales las estaciones o diversos momentos prolongado por un debate sobre Sumisión de
diferentes que sumados le dan sentido a la historia. Por un lado, lo sucedido un sábado del del año. Y cada capítulo, que corres- Michel Houellebecq, lanzado ese mismo día.
verano de 1988, y, por otro, las ocurrencias de un domingo del otoño del 2013. Ambos ponde a determinadas situaciones, se El libro de jazz que se queda comentando con
momentos acaecidos en Madrid. puede asumir como parte de un diario el dibujante Cabu antes de despedirse. A la
La historia está contada por Federico, el protagonista. En la primera parte, es muy joven, no fechado que pone en evidencia su distancia, calcula cada minuto que conspiró
casi un adolescente que narra, desde esa perspectiva, con un tono propio de esa edad, sus aislamiento y su libertad. No existe para que no escapase del baño de sangre donde
peripecias con Chino, otro muchacho con el que suele parar por aquellos tiempos. Un tono otro hilo narrativo más que la propia 12 de sus colegas perdieron la vida.
fresco que recuerda por momentos al tono de su primera novela Lo peor de todo. Aquí soledad. A pesar de la deformidad que le recuer-
aparece un personaje que resultará crucial, como una presencia casi fantasmal, en toda la Cada suceso es un hecho apartado, da el espejo, de planes desbaratados como
novela. Se trata de Fernanda, una camarera sudamericana que conocen en un bar y que solo con ella como principal protago- el reencuentro con su novia en Nueva York,
invitarán para una fiesta privada en la lujosa casa de Chino. Aquello sucederá un sábado, nista. Además de ser muy breve, lo Lançon no deja de aferrarse al humor y la
y ese momento quedará marcado en la psique de Federico y lo acompañará por siempre. contado nunca es consecutivo con lo energía vital. En el quirófano encuentra una
Así se desplegará la trama de la segunda parte, con un Federico con 25 años más a anterior ni mucho menos con lo que lección de anatomía, nutrida por las conver-
cuestas, divorciado, con una hija de 16, y una retahíla de trabajos y oficios en los cuales no precede. Los saltos de tiempo y de saciones con su cirujana. En la vida de sana-
ha logrado ni destacar ni sentirse a gusto. Acongojado por el temor y, sobre todo, por una espacio también son evidentes. Qui- torio consigue el lugar para escribir y volver
indescifrable sensación de culpa, no podrá quitarse de la cabeza aquella noche del verano zá no haya cabida para el asombro, a Proust o Thomas Mann. Desde ahí atestigua
de 1988, aunque sus recuerdos estén conformados apenas por retazos de memoria (aquella especialmente porque lo simple y lo con incredulidad cómo un semanario satírico al
vez sufrió un desmayo, propio de una enfermedad crónica que padece). común proceden a abarcarlo todo, lo borde de la inanición se convierte en la bandera
Loriga maneja a cabalidad la tensión narrativa, a través del recurso de la memoria entre- mismo con los afectos mencionados de la libertad. El testimonio de quien elige no
lazada con la narración en presente. El autor va dosificando, de manera natural y eficiente, la como parte de un recuerdo. Pero lo que sucumbir a la desgracia que le fue impuesta.
información que el propio lector irá armando en su cabeza. Emergen, entonces, los grandes sí llama la atención es la prosa de su Por Gabriel Meseth
temas de la novela. Por un lado, la culpa, fantasma que atormenta al protagonista. Y, por autora, tantas veces aplaudida y pre-
otro lado, como consecuencia del primero, un halo de fracaso constante que acompaña al miada desde sus primeras publicacio-
protagonista. Podríamos añadir, claro, el amor, o la idea del amor que se desliza en la mente de nes. Aquí un ejemplo: «Ser solitaria se
Federico, respecto a su prima Gini, convertida finalmente en una escritora de prestigio y éxito. ha convertido en mi oficio. Se trata de
Si como dicen algunos, el mejor Loriga, el de sus primeras novelas, volvió con Rendición, una disciplina, procuro perfeccionarla
la novela que la granjeó el Premio Alfaguara, añadiría por mi parte que Sábado, domingo aunque me cause sufrimiento; por más
es la muestra de que el autor de Héroes, de Caídos del cielo y otros tantos buenos libros, que esté acostumbrada, me desalienta;
está muy lejos de irse será la influencia de mi madre» (p.30:
En lo más íntimo).
Al final de cada reseña el lector encontrará dos títulos Por Omar Guerrero
más que podrían ser de su interes.

Las dos muertes de Ray Loriga (Daniel Jiménez) El baile del reloj (Anne Tailer) La chica (Edna O’Brien)
Tres ataúdes blancos (Antonio Ungar) Acostarse con la reina y otras delicias Quién mató a mi padre (Édouard Louis)
(Roland Topor)
Reseñas 7

Todo es demasiado Resina

Cristhian Briceño (Lima, 1986) Richard Parra (Lima, 1976)


Emecé (2019) ■ 168 páginas ■ 49 soles Seix Barral (2019) ■ 186 páginas ■ 59 soles

Cuentos. No creo que sea cosa fácil, para un Cuentos. Hay narradores que se desem-
lector acostumbrado al hegemónico y clásico peñan con maestría en un solo registro
realismo peruano —con todos sus lugares y a partir de ahí elaboran una voz reco-
comunes y vicios narrativos, con todas sus nocible. Otros, en cambio, despliegan
limitaciones, falencias y aciertos—, acercarse diversos registros, y su manera de im-
a los relatos que componen Todo es demasia- primir una voz subyace en las pulsiones
do de Cristhian Briceño. En principio, porque de las temáticas elegidas. R esina , libro
cada uno de estos textos rompe con la noción de cuentos de Richard Parra, se ubica
clásica del «Cuento Peruano» (amplificando dentro del segundo grupo.
así las posibilidades de un género sin mucha En estos diez cuentos reunidos, Parra
evolución temática en nuestra literatura) y, varía constantemente su elección de re-
luego, porque el concepto de «cuento redon- gistros narrativos, en una estela que atra-
do», esa ficción que busca como uno de sus viesa clases sociales, géneros, ciudades,

LA REVOLUCIÓN Y EL elementos un final esclarecedor, cómico o


sorprendente, queda anulado para exponer
regiones y países. Va desde las voces de
los barrios lúmpenes de Lima (en la línea

ABISMO otro tipo de esquema narrativo que nos recuer-


da algunos de los extrañísimos y alegóricos
de Lima, hora cero de Enrique Congrains,
pero con el humo de la pasta y la lujuria
cuentos de Franz Kafka o Hebe Uhart. de sus personajes), pasa por los tonos de
Adiós a la revolución ■ Francisco Ángeles (Lima, 1977) Con Todo es demasiado, Cristhian Bri- la clase media, deriva en el contraste de
Literatura Random House (2019) ■ 364 páginas ■ 49 soles
ceño despliega un mecanismo ficcional que los términos de las crónicas coloniales que
horada la realidad inventada de sus narracio- se funden con destellos de imaginación, y
Por Sebastián Uribe nes con una violencia y crueldad aterradora. juega con las mezclas entre el inglés y el
El encapsulamiento de ese terror a través español neoyorquino (también en el uso
Novela. ¿Qué alternativas le restan a una generación desilu- del absurdo o, por ratos, de lo onírico, es lo de epígrafes en inglés a lo largo de todo
sionada y cansada de esperar los cambios que sus ideologías que configura la urdimbre de los cuentos, el libro). Si bien las temáticas que Parra
prometían? ¿Qué se hace con ese descontento? ¿Y acaso dicho convirtiendo así su conjunto en una metáfora enfrenta en sus relatos son variadas, pue-
deseo de cambio político no encubre también un deseo por de las fisuras secretas y pavorosas que tiene den distinguirse intereses que resuenan
modificar por completo un aspecto más íntimo? «Cuando un el ser humano. como eco de fondo a lo largo de todo el
guerrillero empuña las armas, en el fondo su único deseo es Desde el primer relato el universo del libro: la omnipresencia de una sexualidad
tirarse a quien los hábitos económicos, sociales, culturales o incluso estéticos no se libro será organizado a partir de la serenidad masculina que se impone sobre la feme-
lo permiten», menciona el protagonista de la cuarta novela de Francisco Ángeles y e impavidez de la voz narrativa que contro- nina, las drogas y el alcoholismo como
es a partir de esta afirmación que se empieza a deslizar la tensión entre las pulsiones la la ficción, diferenciando al autor de sus una forma de vida entre la sobrevivencia
sexuales y la teoría y praxis política que se desarrollará durante todo el libro. entregas anteriores en donde el lenguaje al- y la pobreza, algunas reflexiones sobre el
Emilio, catedrático peruano en una de las instituciones académicas de mayor canzaba lirismo, tensión y potencia narrativa, trabajo de la escritura y el lugar del escritor
prestigio en los Estados Unidos, casado y reducido, según sus propias palabras, y también otogándole al texto otra capa de en las formas que toma la vida literaria.
a un «revolucionario de escritorio», se ve confrontado con la oportunidad única lectura y significado. Sobre esta temática en particular, cuentos
de cambiar dicho escenario de aparente estancamiento al conocer a Sofía, joven Ciertamente, cada relato cierra de ma- como «Royal Burger» o «Resina» ponen
estudiante, inteligente y guapísima, perteneciente a la clase alta norteamericana, nera súbita y violenta, pasmando al lector y en evidencia el malestar de quien escribe
con la cual empezará a relacionarse valiéndose del conocimiento de este sobre las dejándolo como en el vacío. Sin embargo, o cuyos méritos no son reconocidos.
revoluciones latinoamericanas, específicamente la liderada por el subcomandante esta brusquedad no es gratuita ni una falta «Soñé que nos desangrábamos en el
Marcos en Chiapas. Ello expandirá la atracción carnal inicial hacia una obsesión de oficio, pues, desde el principio, Briceño arenal, que los gallinazos nos circunda-
intelectual y, en última instancia, una aventura capaz de llevarlo al corazón de los va dejando una semilla de incertidumbre y ban ávidos. Pero Calandria, piadosa, se
temas que ha abordado por años desde el plano puramente teórico y que ahora deberá ansiedad que, con el avance de la trama, aca- levantó y nos sanó con sus tersas manos.
confrontar con la realidad, aun cuando ello implique acercarse al borde del abismo y ba por brotar en sensaciones de incomodidad Nos volvió a pegar, esta vez por la cabe-
la posibilidad de perderlo todo, llevándolo a interrogarse si valen la pena los riesgos y turbación. za. Tú eras hembra, perro, y yo, varón.
de sacrificar su estabilidad conyugal y emocional. ¿Vale la pena acercarse a esta nueva en- ¿O tal vez era al revés? Apenas recuerdo.
Adiós a la revolución es una historia donde los principales conflictos parten trega de Briceño? Por supuesto. Sobre todo ¿Pesadilla o delirio, Asdrúbal? ¿Deslum-
de revisitar los anhelos y deseos fallidos de la adolescencia, exacerbados por la para conocer los mecanismos de la narrativa bramiento o fantasma? Borrosa quimera.
distinciones producidas a partir del choque de clases sociales y económicas en unas peruana última (pero última de verdad), a Yo qué sé.», dice uno de los personajes
de las esferas donde estas marcas puede alcanzar sus más altos extremos. Pero, ade- la que sin duda otorga otra puerta de acce- del cuento «Calandria».
más, con un trasfondo policial donde el misterio a resolver es de una profundidad so a través de su ficción. Muy bien por él. Resina. Un libro de cuentos que es un
más existencial a la que acostumbra este tipo de género, apoyándose en una galería Por J. J. Maldonado delirio. Por Claudia Salazar Jiménez
de inolvidables personajes como Licho Best, el Noventero y el mismísimo Emilio,
cuya transformación se alimenta de los sucesivos cuestionamientos en los que se
ve sumido y en los cuales estará acompañado por Sofía, quien también ve alteradas
sus creencias debido al resquebrajamiento de su fe en un cambio social que parecía
tan realizable.
Una estupenda novela, llena de guiños intertextuales a Bolaño, Fuguet, Marías,
Zambra y, como no podía ser de otra manera, Ricardo Piglia, en un homenaje que
profundiza en ese arrebato de perseguir una idea, una estética y soportar el impacto
que estas pueden tener en las existencias comunes, concibiendo la vida como un
terreno para ponerlas a prueba, restaurar de sentido a nuestras experiencias, y así
intentar salvarse de la terrible incertidumbre de nunca intentarlo, como lo hace este
libro tan desgarrador y redentor del que es imposible salir indemne tras su lectura

Stoner (John Williams) La mujer que hablaba sola (Melba Escobar) Es mi vida (Fortunata Barrios)
Madres e hijos (Colm Tóibín) El estupor y la maravilla (Pablo d’Ors) Japón no da dos oportunidades (Augusto Higa)
8

La casa redonda

Louis Erdich (Minnesota, 1954)


Siruela (2013) ■ 352 páginas ■ 75 soles

Novela. La relación entre realidad y verdad


en la Literatura suele incomodar. En tiem-
pos recientes, la novela realista de corte de-
cimonónico ha venido recuperando terreno,
sobre todo a través de la exploración de lo
íntimo y familiar. Las denuncias sociales, si
son abordadas, ocurren de forma tangencial Terra A lta
y, casi siempre, en función al drama entre
padres e hijos. Esta simplificación parece Javier Cercas (Cáceres, 1962)
Planeta (2019) ■ 384 páginas ■ 69 soles
dirigirse a no ofender a nadie, aunque los
mismos temas sean usados como carnada
para el público. Novela. Antes de su lectura, el último
En medio de este panorama, Louis título de Cercas era ya comentado por

CASTAÑEDA Y LAS
Erdrich irrumpe con L a casa redonda , haber ganado el (hasta hace poco ali-
novela penetrante con una variedad de caído) Premio Planeta; por significar

MAREAS
temas espinosos y con asombroso tacto. el pase del autor de Penguin Random
Su argumento empieza con una agresión House a su competencia; y por tratarse
sexual y un frustrado feminicidio. A par- de un alejamiento del estilo de relatos
El imperio de las mareas ■ Luis Hernán Castañeda (Lima, 1982) tir de entonces, la historia atraviesa otros sin ficción que el autor vino practicando
Alfaguara (2019) ■ 39 páginas
conflictos como la segregación racial y la casi desde S oldados de S alamina . Esta
desigualdad de trato hacia comunidades es, ante todo, una novela policial.
Por Fernando Ampuero originarias a las que se arrebataron sus La historia se desarrolla en dos planos
tierras. Todo desde la perspectiva del hijo temporales: el presente, cuando un viejo
Novela. El imperio de las mareas, la estupenda novela de Luis de la víctima, un muchacho de apenas 13 empresario y su esposa amanecen bru-
Hernán Castañeda, se inscribe en el universo fantástico de la años, cuya vida, por supuesto, cambia para talmente asesinados en una comarca ca-
distopía. ¿Y dónde queda tal universo? Aquí nomás, en Lima; siempre a partir de estos hechos. La am- talana, lo que moviliza la fuerza policial
el autor nos traslada a una ruinosa capital futura que luce más bientación ocurre en 1988. local, a la que pertenece Melchor Marín,
húmeda que la actual a causa de espeluznantes inundaciones En manos inexpertas esto podría ha- nuestro protagonista. Marín es un tipo
marítimas. Las pesadillas del cambio climático se han hecho ber derivado en otra cosa. Pero en las de silencioso y discreto, un detective con
realidad. Nuestra ciudad es fangosa, calurosa, en parte submarina, y sus habitantes se la escritora de origen chippewa, ganadora una mujer y una hija que son su redención
refugian en los cerros más altos. con este título del National Book Award en cotidiana, junto a la lectura apasionada
La narración acata la regla aristotélica: unidad de lugar, tiempo y acción. El 2012, el resultado es una narración ejem- (sobre todo de novelas del siglo XIX y,
lugar, en efecto, es uno de esos cerros, que sobrevivientes y turistas —¡nunca se plar. De lectura sencilla, lenguaje luminoso, muy en especial, de L os miserables ). El
extinguen los turistas!— llaman El Peñón. Funciona ahí un spa, Le bain du rocher con mucho gancho, toques de humor muy relato que alterna con la investigación es
(El baño de rocas), negocio regentado por un muchacho y su familia. El local cuenta bien calibrados, y sin rehuir ningún asunto la biografía de Marín (su gran secreto),
con cafetería y salones donde se ofrecen terapias por aguas curativas y un bonus álgido, la obra justifica de sobra la admira- desde su infancia desgraciada, su tránsito
track de servicios sexuales. Allí, además, se yergue la misteriosa casa familiar de ción de leyendas como el propio Philip Roth por la delincuencia, su encierro en pri-
la Duquesa del Peñón. a la trayectoria de su colega. sión y, entonces, la masacre de su madre.
El muchacho, hijo de la Duquesa, es el narrador; o más precisamente: narrador y En La casa redonda los protagonistas, Este es uno de los puntos de inflexión
también nadador, ¡eximio nadador!, ya que posee una peculiaridad: dos acordeones lo mismo que los abundantes personajes se- del personaje, que junto a la lectura de la
de branquias alrededor del cuello. Para decirlo de una vez, estamos ante un mutante cundarios, nunca renuncian a su voz propia. novela de Victor Hugo —donde lejos de
con capacidad para bucear media hora sin balón de oxígeno y que se hace llamar La reserva Ojibwe en que se desarrollan identificarse con Jean Valjean, se herma-
Sakana (su nombre verdadero es Gregor). El vocablo Sakana, de origen japonés, los hechos se convierte mágicamente en na con el tozudo Javert— logra la propia
significa pez. ¿Por qué un nombre japonés? Porque el muchacho, que es un nativo un escenario familiar, común a la tragedia transformación, que no redención. Es así
peruano, admira la cultura nipona e incluso estudia su idioma. Y en tanto ser anfibio, y la comedia humanas. La tradición de las que decide convertirse en policía. Y más,
por si fuera poco, nos revela otros poderes: disfruta de una potencia sexual más plena comunidades originarias, la historia de su en vengador. Un suceso fortuito terminará
que la de un humano común y corriente; por ejemplo, tiene dos penes, los cuales mestizaje y la forma en que ha cuajado su por convertirlo en héroe («a tiros», que
se entusiasman con erecciones diferentes; si uno requiere reposo, el pene suplente presente, en lucha por una ley justa, refle- parece ser la única manera que le alcanza)
entra en acción. Esto es muy útil para alguien que a menudo practica el sexo que jan una realidad amplísima que acaba por y, por su propia seguridad, es trasladado
le demanda el spa, pero por suerte para él es un tipo de hombre-pez que no pica cuestionarnos a todos. a la región que da nombre a la novela,
fácilmente el anzuelo sentimental. De ello se enterarán los lectores cuando aparezca ¿Qué hay de verdad en esta ficción? donde todo se engarza para avanzar hacia
Mayu, una linda chica que ejerce el periodismo de investigación y que interroga a El poder de la palabra. Dignidad. Y arte. un final truculento.
Sakana, pues sospecha asuntos turbios en El Peñón. Por Juan Pablo Torres Muñiz El tema del héroe, sea este puro o fal-
El imperio de las mareas consiente varias lecturas: puede leerse como una an- so, sigue siendo una constante en esta
gustiosa fantasía sobre el presunto destino colectivo que abatirá a nuestro planeta, entrega del extremeño. Más bien, la línea
pero asimismo como una historia policial o como un cuento de amor romántico. A policial, si bien tiene realidad —a lo que
la distancia, Kafka y Castañeda emparejan el paso: Gregor Samsa se convirtió en aportan los secundarios—, resulta previ-
un insecto y Gregor (alias Sakana) en una suerte de Aquamán, héroe de historieta, sible y, cuando peor, forzada, lo que no
lectura favorita del muchacho. impide su lectura, que resulta entretenida:
La novela, además, es narrada con una prosa limpia y fluida, colmada de bellas hablamos de Cercas, una máquina de na-
imágenes que evocan el mito de la Atlántida y el fenómeno de las grandes mareas rrar. Pero pierde al lado de la carrera del
que convierten en isla otro cerro y otra casa. Castañeda, autor de notable pulso protagonista. Esperemos a ver cómo sigue
narrativo, sigue adelante, digamos que por tierra y por mar, en la construcción de esta búsqueda de nuevos aires narrativos.
una valiosa obra literaria Por Dante Trujillo

Máquinas como yo (Ian McEwan) La luz negra (María Gainza) Desde el exilio (Mariella Sala)
El niño que fuimos (Alma Delia Murillo) Desierto sonoro (Valeria Luiselli) Sin llegar nunca a la cumbre (Paolo Cognetti)
Reseñas 9

Foto: Difusion Planeta

Zorro

Dubravka Ugrešić (Kutina, 1949)


Impedimenta (2019) ■ 376 páginas ■ 96 soles

Novela. «El zorro es el dios de la astucia y


de la traición (…) es el dios de los escrito-
res». Imaginemos una novela que a veces no
lo parece, aunque por su fragmentariedad
y multiplicidad de voces, se nos figura más
novela que muchas. Una que, con ingenio
y gracia, busca hacerse pasar por otros gé-
neros. Esta historia es la de un cuento sobre
cómo se crean los cuentos, pero también
es el diario de oficio de una narradora de
voz cálida y transparente. A través de ella
nos hablan sus objetos de estudio: Boris
Pliniak (dueño de la cita inicial), Taniza-

INCLUSIONES El futuro es una máquina ki, Nabokov, y muchos otros escritores,


consagrados y desconocidos, también sus
INCONCLUSAS
que nunca se apaga
amantes, viudas y descendientes. Se suman
Erick Benites (Lima, 1979) a estos hombres y mujeres de a pie, unidos
Alfaguara (2019) ■ 101 páginas ■ 49 soles
por lazos familiares, amorosos, literarios o
Ni amnésicos ni irracionales ■ Alberto Vergara (Lima, 1974) por simple azar: personajes periféricos que
Planeta (2019) ■ 247 páginas
El futuro es una máquina que nunca tornan de pronto a protagonistas efímeros,
se apaga es la primera novela de Erick vinculados emocionalmente a la autora.
Por Jorge Frisancho Benites, quien ya había incursionado en Esta va trazando su ruta propia entre todas
la ficción con C aja N egra , un muy in- aquellas voces, buscando, en la maraña de
Ensayo. Las elecciones de 2006 dejaron a muchos peruanos teresante libro de relatos de aprendizaje fibras que trenzan realidad y ficción, una
manoteando el aire en busca de explicaciones (doy fe: fui que también podría clasificarse como justificación para su propia existencia. Du-
uno de ellos). Ese año reelegimos a Alan García. Su primer una novela fragmentada. La prosa de bravka Ugrešić, escritora y personaje, con
gobierno había terminado en un desastre abismal; García Benites se caracteriza por ser concreta gran destreza, muestra u oculta las capas de
cargaba además con serias acusaciones por corrupción (es- y transparente, un estilo que conversa la red que ha tejido, con digresiones y repe-
peró en cómodo exilio a que prescriban) y violación de los de manera natural con el universo de su ticiones, y nos tiende trampas: difumina los
derechos humanos. Para el 75% de votantes que marcamos otra opción en primera autor: la familia, la Lima de los noventa límites del género. Como un animal sigiloso
vuelta, su retorno resultaba incomprensible. y una generación que creció frente a la y trasgresor, burla nuestra vigilancia para
Ni amnésicos ni irracionales, el libro de Alberto Vergara publicado en 2007 por la pantalla de un televisor. conseguir sus fines, roba nuestra credulidad,
editorial Solar, ayudó mucho a despejar el desconcierto (una vez más, doy fe: fue así En E l futuro es una máquina que nos hace suyos. Parece, pues, que la farsa
conmigo). Lo reedita ahora Planeta y su relectura es recomendable: lejos de envejecer, nunca se apaga se nos presenta a un na- y la magia son las dos caras de una misma
ha madurado de formas interesantes, y conserva muchas de sus virtudes originales. rrador atormentado en búsqueda de la moneda.
Moviéndose con fluidez de la teoría al trabajo académico y de ambos al ensayo, y verdad. Un joven decidido a comprender Y, por supuesto, está el zorro, dios me-
combinando ágilmente la instantánea política con la mirada de largo aliento, Vergara qué o quién mató a su primo Mauricio nor, errático y solitario, símbolo ambiva-
propuso en 2007 un esquema interpretativo según el cual el electorado peruano —contra (una suerte de antihéroe juvenil), a la par lente que sirve de tótem unificador de esta
lo que entonces eran todas las apariencias— actúa afincado en una memoria y una lógica que descubre su propia herida mientras historia construida como un laberinto o una
claramente discernibles, si uno sabe buscarlas. Su esquema se articula sobre tres ejes los conflictos del Perú de los ochenta y rapsodia. Fragmentos disímiles convergen:
binarios: el institucional, el económico y el histórico-cultural. Ni amnésicos ni irraciona- noventa hacen de telón de fondo. Uno investigaciones de literatura comparada,
les quiere demostrar la centralidad de este último eje en nuestras decisiones electorales, de los grandes méritos de la novela es ensayos sobre escritura creativa, bitácoras
determinadas por el grado de participación de cada quien en el proyecto del Estado. El que a partir de capítulos cortos y episó- de trotamundos, y, sobre todo, reflexiones
nudo del Perú, dice Vergara, son sus inclusiones inconclusas, tanto simbólicas como dicos, Benites logra una novela policial íntimas sobre la propia identidad. Zorro
materiales, y la búsqueda de resolverlas es un motor fundamental de nuestra vida política. de atmósfera asfixiante y enrarecida sin vislumbra un mapa hacia nuestra historia
Por razones obvias (la historia no se queda quieta), ese esquema no puede responder perder de vista la complejidad y fragili- personal, construida con olvidos y recuer-
todas las preguntas que cabría plantearse hoy, pero en términos generales parece soste- dad emotiva de sus personajes. Tal es el dos, e hilvanada por nuestra autoconcien-
nerse. Independientemente del debate categorial, en todo caso, el libro está cargado de caso de la relación entre el narrador y su cia que, como la astucia hace con el zorro
insights astutos y penetrantes, y ellos bastan para justificar su reedición y su relectura. abuelo, que luego de la muerte del padre literario, nos enaltece y nos condena al
Más aun, Vergara es un notable estilista, hábil para condensar y explicar ideas complejas, asume este rol; o la relación entre en el mismo tiempo. ¿Acaso la vida real, como la
pródigo en frases a la vez felices e iluminadoras, y leerlo es siempre un placer, incluso narrador y Javier, un amigo de la infancia creación ficcional, no es también una trama
cuando uno discrepa. que lo persuade para realizar actos maca- que nosotros, hábil o torpemente, urdimos?
Porque ciertamente es posible discrepar. Por ejemplo, las conexiones entre la estruc- bros como torturar a Nadir, el hijo de la Por Dante Ayllón
tura social, la estructura económica y la forma del Estado son borrosas, y eso oscurece empleada y que pronto se vuelve parte de
la posibilidad de que aquellas inclusiones sean no solo inconclusas sino imposibles para un experimento más ambicioso. Benites
un Estado que se funda necesariamente sobre esa brecha. Por otro lado, aunque Vergara acierta también al construir una ficción
admite (en el nuevo epílogo) que su inicial optimismo sobre la integración derivada del donde los referentes pop que acompañan
crecimiento económico se ha desdibujado, su renovada confianza en la solidez de la el relato también lo alimentan. La mú-
democracia liberal es difícil de explicar, a la luz del contexto internacional tanto como sica de Half Japanese y Nirvana como
del local, salvo como la reafirmación de una postura ideológica. sinónimo de paranoia y desamparo. La
Nada de lo anterior, sin embargo, desmerece Ni amnésicos ni irracionales. Al con- televisión y el sueño imperturbable de
trario, apunta a la que creo es una de sus virtudes, junto a la inteligencia del análisis y la clonazepam como un lugar para darle la
brillantez de la prosa. Vergara nos llama consistentemente a pensar y a enzarzarnos en espalda al mundo y por fin descansar.
la discusión, y no conozco mérito mayor para un ensayista Por María José Caro

No retiro nada (Alberto de Belaúnde) Noche sin fortuna (Andrés Caicedo) La vida a ratos (Juan José Millás)
De montesinos a los cuellos blancos (Luis Pásara) Nuestra parte de noche (Mariana Enríquez) Bienvenida a casa (Lucia Berlín)
10
Foto: Archivo personal

Las muchachas malas de la historia Riesgos de los viajes en el tiempo


Joyce Carol Oates (Nueva York, 1938)
Rocío Silva Santisteban (Lima, 1963) Alfaguara (2019) ■ 320 páginas ■ 84 soles
Mitin (2019) ■ 358 páginas ■ 60 soles
Novela. Riesgos de los viajes en el tiempo
es una historia estrictamente Orwelliana: el
Perfiles. ¿Qué podría tener en co- planeta se ha reordenado en bloques de países,
mún Francisca Pizarro —hija del con- uno de ellos liderado por Estados Unidos, los
quistador del Perú— con Barbie, la individuos son sometidos a una vigilancia per-
muñeca «símbolo» de femineidad? manente que opera a través de la paranoia co-
La respuesta más inmediata quizá se lectiva, el calendario ha sido recalculado —su
halle en un rasgo de ambas que pasa punto de partida son los atentados del 9/11—,
casi inadvertido: el poco cuestiona- los libros fueron eliminados a inicios del «nue-
miento en torno a sus orígenes. La vo tiempo» y las ideologías han desaparecido
primera, concebida como producto para dar paso a una sola forma de gobierno. A
de la negociación entre dos sistemas eso se le suma un guiño a la visión xenofóbica
de gobierno patriarcales (el español y de Trump: las personas son clasificadas por su
el inca), y la segunda, en esa misma «raza» y, como es predecible, los caucásicos
línea, como la explotación furiosa de están en la cima de la pirámide.

PASADOS IMPERFECTOS
un patrón de belleza. Además, igual que en 1984, el olvido es una
Las muchachas malas de la his- política pública. La diferencia: el régimen que
t o r i a de Rocío Silva Santisteban es propone Oates no se limita a un control riguroso
una lectura vital, que nos conduce a de la información, sino que suprime la existen-
través del tiempo y de una serie de Archivo expiatorio ■ Luis Jochamowitz (Lima, 1953) cia de sus enemigos potenciales enviándolos
Planeta (2019) ■ 248 páginas ■ 69 soles
preguntas que surgen en cada uno de al pasado. Específicamente a la universidad de
sus textos. El cuestionamiento que Wainscotia, en Wisconsin, 1959. Así ocurre con
genera a través de sus historias logra Por Ricardo León Adriane Stohl, que por una falta mínima —ser
situarnos en el porqué de las luchas de la más destacada de su promoción, preguntar
los colectivos feministas que vemos Columnas. «Abrir uno de esos periódicos, como descorchar abiertamente por el origen del nuevo gobierno
a diario hasta encontrar una relación una botella de vino de reserva, me lleva siempre a preguntar- en su discurso de fin de escuela— es secues-
imposible de evadir. me en qué lugar me encontraba yo en la época de su vendimia trada y enviada al exilio. Adriane, de diecisiete
La autora no solo brinda perfiles o de su publicación», dice Patrick Deville en Pura Vida, la años, se convierte en Mary Ellen Enright.
de mujeres que fueron obviadas o sim- fascinante historia de William Walker, antihéroe absoluto del Su exilio funciona como un reformatorio.
plemente tachadas del canon oficial, convulso siglo XIX en Centroamérica. Deville encontró, en En la universidad de Wainscotia de fines de
ya sea porque nunca se profundizó diarios de la época, retazos de un pasado que todavía latía cuando se sentó a escribir. los cincuenta, los físicos más renombrados se
demasiado en sus vidas o porque el Así ejerce su discreto encanto esa noble institución llamada archivo. esfuerzan por desmentir la teoría del Big Bang
sistema se encargó de arrinconarlas al Luis Jochamowitz, un especialista local en el género, deambula entre el perio- para validar la existencia de Dios, los profe-
olvido, sino también posturas críticas dismo, la literatura y el microensayo para rescatar momentos de la historia pasada sores de antropología defienden la «teoría de
que generan guiños de complicidad en y convertirlos en objetos actuales, que Caretas publica cada semana. De allí nace creación especial» sobre la selección natural
el lector y, también, unas ganas terri- Archivo expiatorio, una selección de esos textos publicados en el semanario, donde de Darwin y el conductismo de Skinner está
bles por redimir esa culpa histórica. el autor repasa aleatoriamente algunos episodios o aborda a personajes ya tocados en su auge. Esta es una de las fortalezas de la
Además de haber hecho una se- y estudiados, pero desde el deslumbramiento que le genera la exploración en textos novela: Oates consigue que una época —orto-
lección variada, donde también está antiguos. «Mi fuente son los escritos. Prefiero ir a un periódico que hablar con una doxa, desinformada, controladora— no solo sea
presente María Emilia Cornejo (de persona», dijo hace un par de años en un programa de televisión, espacio al que coherente con su futuro distópico, sino que lo
quien se toma prestado el título), se muy rara vez acude. legitime. La historia de la ciencia, en su punto
trata de una lectura enriquecida por En unos de estos textos, titulado «Mirando sin miedo a Juan», escribe sobre los más retrógrado, respalda al universo creado.
el talento narrativo de la autora, cuya mitos y verdades que nacieron después de que Velasco murió: que los académicos Mientras tanto, la política del olvido se
experiencia es puesta íntegramente se encarguen del antes y el durante. En «Bajo la carpa» cuenta lo que ocurre en el impone a lo largo de la novela. En Wainscotia,
al servicio de cada texto. Es un libro coliseo, ese tradicional espacio limeño donde cada domingo se reúnen «los invisibles Mary Ellen es atacada por dolores de cabe-
que se puede leer de un tirón dejan- que todavía no se dan cuenta de que son mayoría», es decir, los migrantes de provin- za cada vez que intenta pensar en su familia.
do espacio a más de una reflexión cias. Después cambia de giro bruscamente y escribe sobre Marco Aurelio Denegri, Recordarlos es su único recurso para mante-
posterior. Una reflexión por demás «un contestador innato, un contracultural». O sobre Friedrich Schwend, el más nerse a flote, pero también un acto de desobe-
necesaria para cuestionar el rol de peruanizado de los nazis, quien huyó de Alemania apenas Hitler se suicidó y acabó diencia y una manera silenciosa de protesta.
estas mujeres y el verdadero sitio que viviendo en Santa Clara. También sobre las viejas glorias del deporte, como Mauro Olvidar, siempre, es una forma de rendición.
ocupan o deberían ocupar dentro de Mina, muy querido y muy golpeado. Dos personajes aparecen en varios momentos Por Emilie Kesch
la historia. Por Gianfranco Hereña del libro de Jochamowitz, a veces como comedia, a veces como tragedia: Eudocio
Ravines y Haya de la Torre. Sobre el primero dice: «Cada cual tiene un Ravines
para elegir». Al líder histórico del APRA lo define como «indiscutible ganador de
elecciones perdidas o arrebatadas».
Párrafo aparte merece la historia que narra en torno a la figura del famoso
automovilista Arnaldo Alvarado, «el gran antagonista» de la mesa familiar de los
Jochamowitz (el padre de Luis era también piloto de carreras). Él junta aquí la cró-
nica deportiva, la anécdota de sobremesa y la inmersión periodística para un relato
memorioso y memorable.
En este trabajo recopilatorio sucede el mismo fenómeno que en El descuartiza-
dor del Hotel Comercio y otras crónicas policiales y Última noticia: en tiempos
de delirante hiperconexión informativa, el mérito de Jochamowitz es encontrar la
novedad en el pasado. «El presente está contaminado de nosotros mismos», dijo
hace más de una década en una entrevista publicada precisamente en un diario

Las hijas del capitán (María Dueñas) Crímenes en Lima (VVAA) Los testamentos (Margaret Atwood)
Memorias de una joven católica (Mary McCarthy) Los topos (Guillermo Thorndike) Marcovaldo (Italo Calvino)
Reseñas 11

Poemas de la realidad secreta no he de volver a escribir

Jorge Teillier (Lautaro, 1935 – Viña del Mar, 1996) Lizardo Cruzado (Trujillo, 1975)
Visor (2019) ■ 210 páginas Pesopluma (2019) ■ 168 páginas ■ 45 soles

Poesía. Parto desde una estación de tren Poesía. Cuando se levanta un mito alrede-
en algún lugar de Chile y viajo arriba del dor de un joven poeta, como se levantó con
último vagón sintiendo el viento en el ros- Lizardo Cruzado y su Este es mi cuerpo, es
tro, atravieso lugares jamás vistos a los que perfectamente entendible que al tener noti-
pertenezco desde ahora, me dirijo hacia cias de su regreso al escenario poético, luego
una realidad secreta e imaginada habitada de más de dos décadas de silencio, se arme
por fantasmas, familiares algunos, otros no, un pequeño revuelo.
y que me descubre al poeta Jorge Teillier, Por lo mismo, por toda esa expectativa,
que antes solo fue una referencia, pero que la pregunta aguafiestas resulta ineludible:
hoy, a través de esta antología reunida por ¿habrá podido el poeta saltar con éxito las
Francisco Véjar para la colección Visor de vallas de su propio mito, de su primer libro,
Poesía, se convierte en un descubrimiento del paso del tiempo? De arranque, y sin duda,
sin precedentes. la respuesta es afirmativa.

OTERO CONTRA EL
La primera parada es en la nieve como El quid puede deberse a que, en estas
principio y fin del universo poético que Tei- casi 170 páginas, sin dejar de lado el «rea-

CANON
llier irá construyendo y habitando a través de lismo chistoso», la rebeldía y su temática
su obra: «¿Es que puede existir algo antes de familiar, Cruzado le imprime a este trabajo
la nieve?... ¿Y puede existir algo después de una especie de celebración y angustia por
la nieve...» Silencio y sonido, vida y muerte, Días laborables ■ Diego Otero (Lima, 1973) el paso del tiempo. Podemos encontrar ad-
Literatura Random House (2018) ■ 138 páginas ■ 49 soles
recuerdo y olvido, movimiento y quietud, mirables poemas en los que recrea con una
palabra y de nuevo silencio. Opuestos que bella sensibilidad su infancia en los arenales
plantean un mundo perpetuo que se termina Carlos Yushimito de Trujillo (que recuerdan vívidamente a
para volver a comenzar. Espejos que no con- otros dos poetas liberteños, como Vallejo
testan preguntas y que se resisten a reflejar a Novela. Una lectura inicial de Días laborables, de Diego Otero, y Watanabe); y ver también a un poeta que
quienes en ellos se ven, cuelgan de paredes convoca a algunos referentes literarios, rioplatenses en particular vive su adultez en una Lima apelmazante y
imaginarias de casas habitadas de recuerdos (Levrero, Soriano, etc.), que nos hacen pensar en una sensibi- que entiende que el tiempo va develando,
de seres ya idos y del gato Pedro, que alguna lidad postmoderna. No obstante, aunque lo anterior se haga día a día, su infalibilidad en las cosas más
vez acompañó al poeta y al otro poeta: «Sa- patente, su influencia debería hallarse principalmente en cierta sencillas y mundanas.
bio budista Zen/ que mira la lluvia». cinematografía de autor. A medida que la leemos, recordamos, En este libro que está dividido en tres sec-
De Tellier dice su antologador: «El méri- por ejemplo, los lentos travelling de Jim Jarmusch o la caracterización distante de ciones, Cruzado demuestra su versatilidad y
to de Teillier fue haberse mantenido inmune Paul Thomas Anderson o la ralentización escénica de David Lynch. De este último su madurez, demarcando en cada una de estas
a las influencias de Neruda y Parra y haber ha tomado, sin duda, el manierismo de sus personajes y el humor opaco que podría no solo un momento determinado de su vida,
conseguido crear un lenguaje y un universo encontrar, también, paralelos en la narrativa de Kafka. El tedio, se diría que casi sino un estilo poético diferente. Como ejem-
propios». Le sumo el mérito de hacer que psicopático del narrador, cuyo desapego radical de los acontecimientos nos habla por plo, la sección final, la cual plantea como un
mi viaje en tren sea a la vez a mi interior y igual de una alienación ante el mundo corporativo y de cierto cinismo paralizante, poema-río (que él, fiel a su estilo, denomina
al interior de mi casa, eso siento mientras acaba por generar un enorme extrañamiento en el lector, quien no encuentra nunca poema-acequia), en donde va relacionando
lo leo. La brevedad de un trayecto de tren modelos realistas con los cuales identificarse. hasta «confundir» hábilmente la idea del
comparada con la fugacidad de una botella El texto aspira a la realidad escénica, el discurso avanza en función de la efectividad tiempo con la propia corriente del río. Ambas
de vino en manos de un par de amigos, las de las imágenes. Prevalece la ausencia de una retórica. Ante el requerimiento mercantil inasibles e indetenibles.
huellas del tiempo en unos codos, la cele- de la legibilidad, la novela propone, por lo menos, dos incomodidades contemporá- Cruzado, como actor/poeta, sabe también
bración del buen licor, son solo unas pocas neas: la dilación y la digresión como apuestas narrativas. La de Otero parece ser, por (siempre supo) que no basta con el mero
imágenes que dan cuenta del poeta visitante consiguiente, una narrativa de la distracción, rebelde para un tiempo que proscribe ese juego y con ser un rebelde en la forma, sino
frecuente de bares que se refugia en ellos aparente defecto a favor de un claro ordenamiento realista. Por si fuera poco, muestra y sobre todo, ser un rebelde (y jugar) con el
para para filtrar «la rugosa realidad», como un interés mínimo por el desarrollo de la trama, siendo esta reemplazada por cierta propio lenguaje. En suma, No he de volver
diría Jean Arthur Rimbaud. sucesión de imágenes que se van construyendo, casi aleatoriamente, como una historia, a escribir no solo configura un buen regreso
Los días se parecen los unos a los en la acumulación estática de la lectura. De ello procede un tono moroso que se acentúa y un paso adelante para el autor, sino para
otros, pero los atraviesa la nostalgia de a medida que los sinsentidos en la conducta de los personajes, bien en el espacio “real” todos aquellos que pensamos que la poe-
un tiempo mejor o de un sueño de los de la historia, bien en el de los sueños que la complementan, se adecúan cada vez más sía no es exclusividad de lo solemne, sino
que no se desea despertar: la realidad se- a una atmósfera limítrofe o intermedia entre el absurdo y la conciencia. Aunque su na- que también puede ser parte de lo cotidiano.
creta brillaba como un fruto maduro. rrativa puede producir una impresión de monotonía –lo que se percibirá erróneamente Por Bruno Polack
Por María del Rosario Laverde como un defecto–, ocasiona también una interpelación a la lectura acomodaticia habitual,
precisamente por romper las expectativas de lo que las narrativas canónicas esperan que
encontremos en una reformulación del yo narrativo. En este texto en primera persona, en
el que la sensación de vacío e indiferencia del protagonista roza una radical neutralidad,
los seres humanos revelan su artificio, su cansancio y, naturalmente, su esperpentismo.
Todo se aletarga en el relato de su protagonista ante el apremio de una sociedad trivial
y mediocre de la que se incomunica.
Hay algo del hastío, del desencanto de los noventa en la subjetividad que, tras el filtro
irónico, queda como sedimento argumental. Eso lo convierte en un relato mucho más
generacional de lo que, a primera vista, aparenta ser. Es inevitable entonces encontrar un
diálogo con las novelas breves de Victoria Guerrero o Jerónimo Pimentel que reformulan el
realismo sucio —el inspirado por el pulp— y con la producción moderada de la vanguardia
de Carmen Ollé o Mario Bellatin, cuya naturaleza deliberadamente ficticia distancia e inti-
mida a un lector que no se encuentra preparado para un consumo subversivo de la realidad

Augurios de inocencia (Patti Smith) El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (Tatiana Ţîbuleac) Poesía completa (Manuel Vilas)
Conquistar el cielo (Paolo Giordano) La batalla por el paraíso (Naomi Klein) Migrantes (Issa Watanabe)
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Foto: Wikimedia Commons

EL FIN DE
KNAUSGÅRD
Por René Llatas Trejo

Qué queda de la obra del escritor noruego tras la publicación del


último tomo de su extenso proyecto autobiográfico

M
i lucha, la tremenda saga autobiográfica de «Lo que yo intentaba, y tal vez intentan todos los escrito- puede ser ajeno a la representación de ese pequeño vacío,
Karl Ove Knausgård (Oslo, 1968), ha ter- res era combatir la ficción con ficción», dice Knausgård. Era del gigantesco espacio por el que se desliza la literatura, el
minado este año con la publicación del más volver diáfano cualquier tipo de límite, todo lo que está fuera arte, la cultura, la modernidad, la política, la ciencia, y la
esperado de sus volúmenes: el sexto. El autor del texto y todo lo que está dentro del mismo, sin remordi- escritura desencadenada.
escribió las seis novelas entre 2009 y 2011, y Anagrama mientos, sin mayor recurso que la memoria y el análisis. A El tema en La muerte del padre es el padre no explo-
empezó a publicarlas desde setiembre de 2012. Luego de menudo se ha comparado a Knausgård con Marcel Proust. rado. Knausgård elabora un paneo del tópico de la muerte
siete años de entregas, de un recorrido así de dilatado, el No solo por la extensión de la obra, sino, esencialmente, por —desde el instante en que el corazón deja de martillar—,
proyecto ha conseguido dividir a los lectores en dos: los la naturaleza del relato autobiográfico. Una comparación el significado, su alegoría social, el trato que reciben los
knausgårdianos y los antiknausgårdianos, ambos con igual que puede ser ofensiva para muchos si se tiene en cuenta muertos por parte de los vivos (el padre muere, recordemos,
o similar pasión por el escritor noruego. la densidad y pureza del lenguaje proustiano, con párrafos debido a su alcoholismo). Luego, cuando el Knausgård-
Puede que el tiempo haya variado el entusiasmo por uno interminables, asmáticos, aromáticos. En Knausgård la den- narrador menciona el hundimiento de un barco pesquero
u otro título: La muerte del padre, Un hombre enamorado, sidad es otra, tal vez, más accesible y llevadera, orientada a en la costa norte de Noruega, realiza un flashback —hacia
La isla de la infancia, Bailando en la oscuridad, Tiene un continuum verbal y no a la evocación de las palabras, del una lejanísima tarde de 1976— para describirnos la vida
que llover; sin embargo, después de entregado el último, lenguaje, como el autor ha afirmado: «Escribir trata más de en familia, junto al padre, la madre y el hermano mayor,
intitulado por antonomasia Fin, ya no podemos realizar un destruir que de crear». Podemos observar del mismo modo abriendo sus sensiblerías más tristes y sueños (como el de
shortlist de los mismos. Porque convertirse en escritor).
ahora es distinto. Es la novela Un hombre enamorado
total, y la inmensidad de su pro- aborda la permanencia de la
ducción nos lleva a cuestionar vida familiar y la vida del escri-
el proyecto como un cosmos Es la novela total, y la inmensidad de su producción nos lleva a tor, y ciertamente del amor. La
que abarca más de 3.500 pági- cuestionar el proyecto como un cosmos que abarca más de 3.500 historia con la poeta y escritora
nas, una desmesura y la princi- sueca Linda Boström, con la que
páginas, una desmesura y la principal, tal vez, insignia de los
pal, tal vez, insignia de los de se casa y tiene cuatro hijos (en la
los detractores. de los detractores saga solo aparecen tres: Vanja,
El proyecto de Knausgård Heidi y John) es fundamental
nació tras la muerte de su padre para comprender el espíritu de la
por alcoholismo. En varios mo- novela. La virtud de Knausgård
mentos de las novelas —permítaseme identificarlas por se- que gran parte de En busca del tiempo perdido procede de no está en obrar obsesivamente en las personas, sino en sí
parado por ahora— justifica ese proceso aderezado, además, lo que su autor denominó el «recuerdo involuntario», a lo mismo, tras una tarea de perseverante y ferviente observa-
por el bloqueo creativo. Se la pasaba escribiendo poemas, que el escritor noruego ha respondido: «Crear es recordar y ción: novelar en el mayor de los sentidos y en el mínimo de
valgan verdades, bastante mediocres, noticias necrológicas, recordar es crear». los detalles. En todo acontecimiento intenta ser veraz consigo
y comienzos de novelas en un horario forzado, más bien mismo, fiel con su pasión e intensidad, para luego representar
apretado, porque la vida en solitario, la vida propiamente del Los primeros tomos y anatomizar todo en el papel.
escritor, había sido embutida por un matrimonio con hijos. La muerte del padre y Un hombre enamorado son los Knausgård parece contener toda la vida de un hombre
El trayecto hacia la escritura, la plenitud de la escritura, parámetros de Mi lucha. Lleva la narrativa a situaciones que lucha precisamente por ser escritor, pero a la vez por ser
se concentra en los dos primeros volúmenes. Podemos advertir inimaginables, a deconstruir no solo los hechos pasados sino esposo, enamorado, padre, aficionado al fútbol, a la música,
los cimientos, la estructura, el corpus lingüístico y narrativo de la realidad, el presente, el día a día, el devenir. Knausgård etc. Tuvo que aislarse, cerrar con absolutamente todo lo que
la Gran Novela del siglo XXI. Serge Doubrovsky, considerado aplica un naturalismo vertiginoso y excepcional. No solo es estaba fuera. Todo lo que acontecía a su alrededor, salvo la
una especie de padre de la autoficción, define el término de el escritor, también es el padre, el hijo, el hermano, el esposo, familia, debió dejarlo. «Me escondí totalmente y escribí. Y
la siguiente manera: «La autoficción es la ficción que, como pero sobre todo el ser humano que se muestra insatisfecho funcionó», ha dicho.
escritor, he decidido darme a mí mismo, incorporando a ella, que daría todo por escribir antes de llevar a los niños al Es importante mencionar el espacio de enunciación, la
en el sentido pleno del término, la experiencia del análisis, no jardín, ir a una reunión familiar, salir con amigos. Toda esta relación entre lugar y escritura, lugar y pensamiento, puesto
sólo en la temática, sino también en la producción del texto». cotidianidad parece insulsa, poco provocativa, tediosa. Nadie que Knausgård trasciende su contexto procedente y aporta
Ensayo 13

al mundo literario en general. La literatura del yo, como dad, un acto tan patético que termina en una acusación de ¿Por qué hacer un retrato o revivir la historia del hombre
también se ha querido denominar la autoficción, que, a violación. El descontrol provocado por la beodez hunde de más despreciable, quizá, de todos los tiempos? ¿Por qué se-
estas alturas poco importa si nos sometemos a las leyes de vergüenza el espíritu. El timbre del teléfono o de la puerta mejante incorporación? Desde compartir el mismo título de
la creación: «convertir lo que rige para uno en algo que rige lo pondrán en alerta. Entonces la única y última salvación su obra, que dicho sea de paso Knausgård no eligió, hasta «el
para todos» es un holón. Las fronteras han desaparecido y es escribir literatura de ficción, a lo que siempre ha querido antagonismo inherente entre el yo único y el nosotros social,
los viajes pueden convertirse en un videojuego a través de dedicarse, lo único suficientemente lleno de sentido. Y, por es decir, la moral que contiene la literatura», la comedia, la
Google Earth. supuesto, huir, renacer. tragedia del individuo, de la humanidad, historia y literatura,
Knausgård no intenta comprender el mundo con una este ensayo aproxima cuidadosamente ambos libros —Mi
visión occidental-nórdica, bañado de las formas políticas, El Fin lucha, de Hitler, y Mi lucha, de Knausgård— en un plano
económicas y sociales, puesto que no hubiera tenido sentido «En todo lo que escribo hay un anhelo de estar ahí afuera, teórico-textual. Knausgård lee a Hitler para leerse a sí mismo
tamaña empresa intelectual. La utilidad de su pensamiento de aquello que es real, que se halla ajeno al ámbito, mientras y viceversa.
radica más bien en cuestiones básicas, la lucha diaria de que al mismo tiempo soy consciente de que lo que hay ahí «La fascinación por la muerte, la fascinación por la per-
todos por alcanzar no la felicidad, sino una forma de satis- afuera, más allá de la luz de las caras, y de aquello de lo dición, la fascinación por la destrucción total» es también, de
facción, hasta llegar a una osificación o «fosilización de los que en ocasiones captamos un destello a través del arte, lo alguna manera, la fascinación del escritor como creador sin
sentimientos», pero sobre todo la búsqueda de la identidad, convierte todo en nada», dice en un pequeño ensayo titulado lugar a duda. Es la lucha visceral con el vacío, la opresión,
explorar los límites entre vida y literatura, escribir y vivir. «El otro lado de la cara» a propósito del libro Cuellos del el detenimiento, especialmente con la Historia.
Transmitir toda y cada una de sus contingencias, fracasos, fotógrafo Thomas Wågstrom.
frustraciones, banalidades y humillaciones diarias. En Fin todas las luces se abren por completo, todo parece ***
Mi lucha no es un selfie gigante, como también se ha estar capturado, revelado y recobrado. Es una vuelta a la
calificado. No se trata de la futilidad, del momento capturado realidad de la propia escritura, un rehacer de la historia que Con todo, Mi lucha no ha resuelto nada. Tampoco era su
en una foto, porque «lo que fotografiamos es la época, no los inició hace algunos años, con esos matices introspectivos finalidad. Pero ha sido un cuaderno de navegación sale
seres humanos dentro de ella: ellos no se dejan captar». Se que cristalizaron a sus lectores. imprescindible, por un momento infinito, por otro finito, y
trata más bien de la profundidad, por otro solo ito. Knausgård
del obturador que controla la luz, dice: «El proceso de escritura
la sensibilidad de una película. resulta sanador. Cuando aca-
Como una pintura. Como los re- Con todo, Mi lucha no ha resuelto nada. Tampoco era su finalidad. Pero bas de escribir, vuelves a ser
tratos de Rembrandt. ha sido un cuaderno de navegación sale imprescindible, por un momento el de siempre». Por eso tiene
que seguir escribiendo.
infinito, por otro finito, y por otro solo ito. Knausgård dice: «El proceso
Los siguientes tomos Dictar un sitio en la histo-
La isla de la infancia, Bailan- de escritura resulta sanador. Cuando acabas de escribir, vuelves a ser el de ria literaria dependerá única
do en la oscuridad y Tiene que siempre». Por eso tiene que seguir escribiendo. y exclusivamente del tiempo.
llover reconstruyen un pasado Las cualidades de una novela
a a pesar de que el autor men- son imperecederas. No cabe
ciona que no recuerda nada o duda de que Mi lucha ha sido
que todo es nubloso. En La isla de la infancia nos va Knausgård, ciertamente, se muestra extenuado y el un fenómeno literario mundial en lo que va del siglo XXI.
introduciendo en esos espacios de la vida que tampoco lector percibe y a la vez absorbe dicho agotamiento tan Quizá, con el fin de la saga, se logre suspender las pugnas
han sido explorados: la niñez, la pubertad. Knausgård físico como mental. Sin embargo, la literatura está aún retóricas entre los knausgårdianos y los antiknausgårdianos.
reconstruye aquellos mundos, el propio tiempo, sin más en carne viva: son los entretelones de la publicación del Será un placer.
ayuda que un par de fotografías y algunos recuerdos que primer volumen, las preguntas y repuestas en torno a la
parecían perdidos del todo. repercusión de esta que le provocaron demandas, comu- ***
Bailando en la oscuridad celebra la adolescencia, la nicados, y el título de «Judas», sin más, por parte de la
música y el alcohol, también la rebeldía de un muchacho que familia de su padre. Después de esta gigantesca autobiografía, Karl Ove Knausgård
decide irse de la casa, fumar hachís, embriagarse e incluso Nada parece agotarse aún. Si un escritor agotado debe- escribió un cuarteto íntimo sobre las estaciones evocando
denigrarse, porque ese estado le permite conocer el mundo ría dejar de escribir, simplemente. Ensaya con la novela, formas, sentidos, nociones de las cosas, a modo de diario y
crudamente, sin dubitaciones. Es la etapa de la separación Cervantes, Flaubert, Dostoievski, Proust, los límites de enciclopedia para su cuarto hijo, inédito en español. Al poco
familiar, el consumo de alcohol excesivo de su padre y la la verdad y de la literatura, del yo, del nosotros, de la tiempo se separó de Linda Boström, se volvió a casar, esta
vida de profesor en un pequeño pueblo al norte de Noruega sociedad y sus complejidades. Nos muestra la máxima: vez con la editora Michal Shavit, y tuvo otro hijo. Ahora vive
llamado Håfjord. En su primera novela, Fuera del mundo que un autor antes que todo es un lector. en Londres escribiendo una nueva novela de ficción. Este año
(1998), Knausgård cuenta la relación entre un profesor de La parte «El nombre y el número», que muchos ha sido elegido para el proyecto de la Biblioteca Futura, en
26 años con su alumna de 13 años. Esta historia regresa en críticos han visto forzado por tratarse de un texto Noruega, de la artista sueca Katie Paterson, en donde escritores
Un hombre enamorado como huella mnémica, como un plenamente ensayístico, funciona como un solenoide entregan un manuscrito que será leídos después de cien años.
acontecimiento del que tiene serias dudas si pasó o no. no solo en este último volumen sino en toda la estruc- Ciertamente una lotería innecesaria para un hombre que soñó
Tiene que llover sigue la ruta temporal, sucesiva: los tura novelística. Es un ensayo sobre Hitler, sus ideas, toda su vida ser escritor y que al fin y al cabo triunfó
viajes, la estadía en Bergen, la Academia de Escritura, los locuras y fundamentalismo político, de un modo dia-
primeros estudios literarios, el camino de la madurez hasta crónico desde luego, pero es también un estudio del
su matrimonio con Tonje Aursland. Sin embargo, la plenitud poder y la propaganda: reflexiones de la condición René Llatas Trejo (Lima, 1981). Estudió Literatura en la Universidad
Nacional Federico Villareal. Ha colaborado en revistas de literatura y
de la vida que parecía haber encontrado poco a poco se va humana, de la maldad. Knausgård ya no es un Proust, periódicos como El Comercio. Formó parte de la antología de cuentos
tornado en indolencia, egoísmo, hasta llegar a la infideli- es un Montaigne. Otros villanos y escribió la novela Aftersun.
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Ilustración: Col Aged

CUÁNTAS
AVENTURAS NOS
AGUARDAN
Por Inés Bortagaray

M
iguel y yo nos íbamos a casar a finales del in- y una vidriera donde se veían solitarios, gemelos, cadenas y Nos habló de la gran oportunidad que teníamos en junio,
vierno. No en la capital, sino en la ciudad donde caravanas tipo Cartier. Habían colgado un anuncio que ofrecía con las ofertas. Miguel y yo titubeamos un segundo, sonreí-
yo había nacido y donde había vivido hasta mi descuentos por el mes. El anuncio nos alentó y entramos. La mos, él dijo que sí, yo también, y encargamos unas iguales
adolescencia. Iba a ser un fin de semana largo, puerta abrió con un tintineo de campanilla. a esas que nos había mostrado. Le dejamos al hombre una
aprovechando el feriado. Nos proponíamos conseguir des- Detrás de un escritorio de roble, un hombre alto, pulcro, seña, firmamos un recibo y nos mandamos mudar.
cuentos en pasajes y en hoteles para los invitados. El festejo peinado a la gomina, con una camisa de manga larga bien No habría pasado un día cuando me entraron las dudas.
se convertiría en una expedición. Ya habíamos anunciado la planchada, se paró ni bien nos vio. Me miró una vez y luego Que si el oro rojo al final no resultaría demasiado llamativo,
noticia entre nuestros amigos. Algunos habían protestado una segunda vez. La segunda vez, como extraviado. Se pre- que si el oro blanco no sería más clásico, si nos convenía
por la lejanía, iban a tener que andar muchos kilómetros de sentó. Se llamaba Alberto y nos dio los buenos días. Pensé lo clásico o si había que ser más temerario, si nos íbamos
ida y de vuelta para acompañarnos. Les dijimos que ya era que habíamos migrado a 1940. a acostumbrar a usar alianzas, que esto y que aquello y que
hora de conocer el país, romper todo lo demás. Miguel me dijo:
la burbuja capitalina donde ha- —Le decimos que, si no
bían estado viviendo por casi tres las empezó, nos espere un
décadas, descubrir una ciudad Me buscó los ojos. Lo observé, pero sus modos me inhibieron par de días. Lo pensamos y
con un río serpenteante y rocas le avisamos.
y cascadas, ver atardeceres vio- un poco y la mirada se me resbalaba a los anillos de oro rojo que Me fijé en el recibo por la
lentos o ir a las aguas termales por fin nos mostraba. Eran unas alianzas sencillas, con un grosor seña y encontré una dirección
y, bajo los chorros hirvientes, de correo electrónico. Escribí.
escuchar canciones del melódi- perfecto. Ni ostentosas ni delgadas. La definición de una alianza. Pasaron dos días de silencio. Y
co internacional, mirando cómo entonces apareció la respuesta:
lentamente la piel va quedando Señora cliente, aunque ya
arrugada. Con nuestro alegato estoy limando con la media
a favor de la excursión convencimos a todos los indecisos. Miguel le dijo que queríamos alianzas de oro rojo, pero él se caña una alianza —la suya— aún está a tiempo de cam-
En junio estábamos en mi ciudad para anotarnos en el entretuvo mostrándonos unas antigüedades caras. Un anillo con biar... en todo. Hoy vuelvo a pensar en lo que pasó apenas
registro civil. Era un sábado de mañana. Faltaban tres meses un rubí antiguo, otro con un diamante, cosas así, imposibles para hace unos días. Tuve que apelar a todo mi control mental
para el casamiento. Llevamos los avisos al diario local y nosotros. Así que tuve que insistirle en que ya sabíamos lo que y cardíaco para enfriar mi sangre, apaciguar mi cabeza
anduvimos unas cuadras calle arriba. Yo quería ir al super- estábamos buscando, y él pareció disfrutar de mi intervención. y templar mi corazón, cuando tomé su mano —la mía es-
mercado a comprar miel. Me gusta más la miel de allá. Nos Me buscó los ojos. Lo observé, pero sus modos me inhibieron taba helada, ¿lo notó?— para probarle el anillero de las
metimos en el barullo del centro. Liquidación de abrigos en un poco y la mirada se me resbalaba a los anillos de oro rojo que medidas. Le pregunté el nombre, el apellido y la dirección
polar. Cardumen de motos. Chacinados. Colchones. Dimos por fin nos mostraba. Eran unas alianzas sencillas, con un grosor de su casa, pero me lo sé todo de memoria, obviamente.
con una joyería nueva, pequeña. Tenía un alero color café perfecto. Ni ostentosas ni delgadas. La definición de una alianza. Realmente, ¿no sabe quién soy?
Relato 15

«No, no tengo idea», pensé, mientras leía. Ah, llegó el momento en que se repiten las palabras en una movimiento y cada palabra de Alberto durante el encuentro.
Y no busco que responda: sí, el cortejante de una compañe- letanía demagógica. Excelente. Cómo me había tratado a mí. La indiferencia con que había
ra de la escuela. Ni tampoco vale que responda: aquel que Quiero que seas feliz. Y lo quiero desde el primer día atendido a Miguel. Reprodujimos nuestros pasos.
cuando se fue a Varsovia me escribió una carta rara y tonta. en que te vi, que fue coincidentemente el primer día en que ¿Por qué habíamos entrado ahí y no a la joyería que había
Ni siquiera: sí, aquel que conocía de vista cuando era ado- también me viste… el día en que supe tu nombre, nombre que sido toda la vida cercana a mi familia? Porque era un lugar
lescente y jugaba al tenis en el club. O el amigo del alma de repetí una y otra vez en mi mente infantil. Esa noche me juré nuevo. Porque cuando abrimos la puerta nos atendió al-
mi vecino Pancho de Oliveira. a mí mismo que, enamorado como estaba, enamorado para guien de nuestra edad. Porque eso nos pareció bueno. Y por
Ya sé quién es. Aquel que le hizo la vida imposible a Rosa- siempre, me casaría con ella, la Princesa de mis sueños. los descuentos durante junio, claro.
maría cuando teníamos diecisiete años. Uno que le dijo que me ¿Ella soy yo? Qué extraño es todo. Fuimos a dormir. Miguel se durmió enseguida. Yo seguía
amaba a mí. Habremos hablado tres veces en la vida. O cuatro. Y luego vino la foto: que se iba a transformar en una pensando en qué sería lo mejor: ¿ir a buscar los anillos y
No, no me refiero a nada de eso, sino a algo que lamenta- reliquia en tono sepia, la posesión más atesorada, una que llevarlos a un curandero?, ¿hacer una ceremonia con agua
blemente veo que olvidó en la ilusión que genera el pasar de cruzó conmigo a 10.000 metros de altura acompañándome al purificada?, ¿perder la seña y dejarlos ahí para siempre?
los años, haciendo que la contaminación del mundo enturbie la otro lado del Atlántico. Esa foto que fue y es la única testigo Al día siguiente, le escribí un correo de una sola línea.
preciada visión, que es siempre la de nuestro corazón de niño, de aquella hermosa noche, mágica y dulce. Esa foto nos vio Le decía que sí había recordado quién era él, que lamentaba
algo puro y hermoso y tan sencillo como eterno, aquello que nos jugando en el cumpleaños número siete de Pancho, enamora- haberle ocasionado algún daño en el pasado y que por favor
prometimos allá en el tiempo. dos en esa casa enorme, buscándonos entre todos los demás. le diera los anillos a mi cuñada. Esperábamos su aviso una
¿Aquello que nos prometimos allá en el tiempo? ¿Qué le Eras tan chiquita, y yo me sentía tan grande. Hermosa mía. vez que estuvieran prontos.
prometí a este señor? Reina de mi corazón. Conjuro de los dioses cautivados por Me puse a trabajar en la redacción de una serie de artículos
Pero no, realmente no sabe quién soy. Y anteayer de noche, tu ternura. Tierna, tierna, tierna, esplendor. Hoy, señora y sobre médicos rurales, escribí una carta dirigida al gerente de
al recordarla, lloré… Sí, señora cliente. cliente. ¡Qué burla del destino! una compañía de ómnibus interdepartamentales para pedir el
«Señora cliente» otra vez. Tengo que reírme un rato. Otro rato ¿Yo tenía siete años cuando jugué a algo con este hombre dichoso descuento en los viajes de nuestros invitados, fui con
más. Tengo que llamar a una amiga y contarle ya mismo esto. que considera que soy su prometida? ¿Mi complicidad mi madre a buscar una tela para el vestido, trabajé en la changa
Puede cambiar el color de sus de transcribir información
alianzas a su antojo (aunque sea la sobre productos nuevos, fui
suya una alianza muy singular en todo al cine, les conté el cuento a
sentido, porque está siendo hecha con tres amigos más (todos que-
Lo que me parecía más terrible era esa referencia a una
el más puro y elevado de los sentimien- daban entre boquiabiertos y
tos, uno que nos hace a los humanos promesa. Como si un presunto compromiso que presuntamente divertidos con el asunto, uno
casi divinos, y que nunca es posesivo, se asume a los siete años me hubiera puesto en alguna clase de me dijo que tirara los anillos
y todo lo aguanta, y todo lo espera, y al Río de la Plata y se ofreció
todo lo da, y todo lo cree). deuda ante este esperpento. a llevarnos o acompañarnos
Puedo cambiar mis alianzas por- en el acto de liberación). Pa-
que están hechas con un sentimiento saron dos días.
plenipotenciario, entiendo, pero: ¿cuál Llegó un nuevo mensaje,
es? Eso no me quedó claro. de los siete años le hace suponer que tiene algún poder ahora con alusiones al Rey, a los días finales del Tiempo y del
Mi trabajo será el más elevado, sincero y sacrificado regalo sobre mí? ¿Dijo «enamorados»? Basta. Todo y algunos brotes de sangre.
que podré hacer a aquella niña, que hoy mujer se despide total- Aún a esta hora tengo un tajo abierto en mi pulgar con Tú fuiste la primera antes que todas y yo el primero an-
mente de su promesa y, por tanto, también de él. Es decir, de mí. la forma de tu alianza. Tajo que sangró profusamente sin tes que todos. Lo que ocurre es que el corazón del hombre
Otra vez con la promesa. ¿Qué promesa? ¿Qué prometí? que sintiera dolor hasta que vi el color en el blanco oro del tiene más memoria que el de la mujer en estos días finales
¿Cuándo? metal y me sorprendí, porque nunca antes en diez años me del Tiempo y de Todo, en esta fría etapa de la Humanidad.
Bueno, he dicho lo que cuando llegaron a la joyería ob- había cortado manipulando una alianza… No me cortó el Ay, querida... Te repito que si no te gusta el color de las
viamente no podía decir. No pensaba escribir, hasta que vi tu filo de nada, sino la presión que hice sobre ella... Una sola alianzas podés cambiarlas, porque más caras no me pueden
misiva. No hay mucho más que decir, porque nunca me gustó ser alianza... la tuya. costar. Además de la marca redondita de media alianza
el tercero en discordia, aunque a decir verdad no lo soy, porque Qué asco. Ahora no voy a poder usar mi anillo. en el centro de mi pulgar izquierdo, me duele otra herida,
no creo que puedas recibir de otro un amor total como el que Perdoname todo esto tan fuera de protocolo. Es lo que tie- inoperable, en el centro del pecho, el hermoso y blindado
yo te profeso. ne cuando nosotros, los que sentimos en el pecho un corazón, palacio del Rey.
Ahora entró en confianza. Me da miedo. No sé cómo sigue, perdemos a nuestra mitad. Le pregunté a una amiga mística si conocía a un curandero.
pero estoy asustada. Lo que tengo que pensar es si corro alguna Cuando perdemos nuestra mitad de las neuronas, tal vez. Necesitaba saber que había una posible solución y que podía-
clase de peligro o me puedo reír, porque ahora no lo sé. Intenté olvidarme del asunto, pero no pude. Hablé con una mos llegar a usar esos anillos y quererlos, y que ellos se sintie-
Pero sí he de decirte con todo lo dolorido de mi corazón, pero amiga y le conté todo. Nos reímos, pero ella me preguntó si ran también nuestros y no la obra de un orfebre enloquecido.
también con toda la sinceridad, que quiero que te desarrolles en no debía estar asustada. Mi amiga me dijo que conocía a un hombre llamado Ópalo,
todo sentido y que por sobre todas las cosas seas mamá… Ese —Un poco —le dije. que podía recibirnos a mí y a Miguel y hacer un sortilegio
es el verdadero arte y el único, pues todo lo demás es simple Lo que me parecía más terrible era esa referencia a una para recuperar la «buena vibra» de los anillos. «Buena vibra»
vanidad, y te lo dice nada más y nada menos que Salomón en promesa. Como si un presunto compromiso que presuntamente dijo ella. Ojo, no fui yo.
su Eclesiastés. se asume a los siete años me hubiera puesto en alguna clase Al día siguiente llegó un nuevo mensaje. Evidentemente
No quiero seguir leyendo esto. Es repugnante. de deuda ante este esperpento. Alberto creía que debía hacer llegar una posdata, otra onda
Quiero que, si no puedo quererte te sientas querida, si no Cuando Miguel llegó a casa le conté lo que había pasado. expansiva de pavor. Pero por fin anunciaba una entrega.
puedo protegerte te sientas protegida, si no puedo abrazarte te Volví a leer el mensaje. Ahora, al lado de Miguel. Ambos Para el lunes 29 están prontas tus alianzas. No vengas por
sientas abrazada. estábamos atónitos. Empezamos a repasar cada gesto, cada ellas, enviá a alguien de tu confianza, tu madre, tu hermana,
16

una empleada, no sé, da igual. Por poca plata te la graban en piel? ¿Creyeron los árboles que era una isla, o supieron desde zona del anillo. Tomé el dedo de Miguel y lo observé: el café
la capital, porque yo no las voy a grabar. No me quiero clavar un principio que aquella superficie era la de un animal? de la piel se oscurecía en una línea que rodeaba todo el dedo
la filosa punta del duro acero del buril en mi blanca garganta. Ópalo pegó el puño a su boca y apretó los ojos, fruncien- a la altura de la alianza. Nos ganó el espanto.
Busqué información sobre cómo bloquear contactos in- do el ceño. «Putris», «putris», decía. Y luego «Simbad», o Llevamos las alianzas a la joyería en donde las había graba-
deseables. Puse el filtro para no recibir ningún otro mensaje «mbad», o «isbad». En la televisión los hombres hablaban de do. La misma señora con voz fumadora que nos había recibido
del orfebre. Mi cuñada fue a buscar las alianzas el lunes 29 y un tal Cantera, un compañero de trabajo que había hecho un entonces las analizó con una lupa y nos dijo que la que tenía
las mandó por encomienda. La cajita era minúscula. La abrí informe imperdible y que en segundos nada más iba a com- la mancha no parecía ser igual a la otra. Nos preguntó por qué
con un pánico entusiasta. Ahí estaban. Eran lindas y maca- partirlo con toda la audiencia. no las llevábamos a la joyería donde las habíamos comprado.
bras, como macabra es la manzana que debe comer Blanca- El sortilegio estaba hecho. Ya podía volver a casa con los Seguramente ahí nos podrían ayudar mejor. Nos excusamos,
nieves dudando en el último instante antes de desvanecerse anillos, me dijo Ópalo, soltándolos sobre el hule. Agregó que eso era imposible.
si no será que esa señora que ahora mismo sonríe mientras habíamos actuado a tiempo. —Entonces vayan a una casa de empeño —dijo. Y nos las
ella da un mordisco la estará embaucando. Las tiré sobre la —No es moco de pavo esto —dijo. devolvió, encogiéndose de hombros.
mesa y ambas brillaron con una luz irisada. Las dos juntas, Yo estaba aliviada, pero no sé si tanto porque confiara en el Me obsesioné. Caminamos a otra joyería y el encargado
puestas sobre la superficie de cármica de la mesa de casa, antídoto como porque había hecho lo que me había propuesto (un hombre de pelo blanco tupido y gran bigote, parecido
parecían de a ratos inofensivas, de a ratos sobrevivientes, hacer y ya me podía volver a casa. Me cobró doscientos pesos. a Mark Twain) nos observó con desconfianza tras observar
y en un momento creí también que podrían irradiarme con Coloqué los anillos en su cajita, pagué y salí rauda. En casa detenidamente la alianza de Miguel.
alguna clase de veneno. ¿Y si —Esto no sé qué es, pero no
el orfebre era alquimista? Ya no es oro.
sabía qué pensar. Nunca com- Las soltó con algo de re-
pré jabones de la descarga o
Habíamos resuelto que «Cuántas aventuras nos aguardan» era la pugnancia en mi mano, y nos
algo semejante. No sé cómo se fuimos.
lee la borra del café. La única mejor. El caso es que no entraba toda la frase en un solo anillo, nos Yo estaba mustia. Por enton-
superstición que profeso es una explicó la señora que nos atendió. Con voz cascada, de fumadora ces yo creía que algunas cosas
fe que me hace suplicar a Dios solo se hacían de la manera en
por ayuda cuando la necesito, impenitente, nos dijo: «Van a tener que separar la frase en dos». que siempre se habían hecho. A
y cada tanto agradecerle, para Miguel en el fondo no le impor-
estar al día. taba demasiado, no solo perder
Fui a ver Ópalo a su casa, en esas alianzas (algo que a esas
Manga. En el patio frontal había una gallina colorada pico- lavé los anillos con agua y mucho jabón, y desde ese día los alturas era del todo deseable), sino dejar de usar para siem-
teando el suelo. Pasé y me miró con sus ojos tiesos, de mirada usamos con un ápice de optimismo y una actitud de entusiasmo pre un anillo. Lo cierto era que toda la idea de las alianzas
absorta. Él era un señor de unos 60 años, muy delgado y total- desenfadado. Ya podíamos empezar a olvidarnos del asunto. había sido mía. Él prefería no usarla, le quedaba incómoda
mente calvo, con la piel curtida y manos de uñas perfectamente Alguna vez me pregunté si habrían seguido llegando los y le parecía algo ridículo llevarla puesta. Ahora las alianzas
limpias. Vestía una camisa blanca y un pantalón negro. En su mensajes lunáticos de Alberto, pero cuando la idea aparecía estaban guardadas en su cajita, en el fondo de un cajón de la
casa la televisión estaba prendida y en la pantalla dos hombres yo intentaba borrarla, y un día se borró del todo. habitación de huéspedes.
discutían sobre quién era el mejor corredor de Fórmula 1 de El casamiento se acercaba y todavía no nos habíamos Pocos días después íbamos a recibir a una pareja de amigos
todos los tiempos. ¿Era Senna o era Lauda? Frente al televisor mandado grabar las alianzas. Una mañana Miguel y yo fuimos asturianos en casa, y teníamos que organizar esa habitación,
había una anciana de pelo blanco, que parecía dormida, pero al Centro y nos metimos en una joyería. La primera que vimos que también era un trastero, depósito de absolutamente todo
estaba tan quieta que tal vez la vida la hubiera abandonado cuando bajamos del ómnibus. Ya sabíamos muy exactamente tipo de papeles, ropa y recuerdos que habíamos guardado en
hacía un instante. Ópalo no parecía alarmado por la quietud qué queríamos grabar en los anillos. La noche anterior nos cajas que hacían una torre en el techo del ropero. Aquello era
de su madre. habíamos tomado una botella entera de vino probando varias una pocilga. Miguel abrió una caña y sirvió dos vasitos. Yo
Con un ademán, me indicó una silla. Me senté ante una opciones en un cuaderno. Habíamos resuelto que «Cuántas exprimí un limón. Nos dieron ganas de ir a la playa. Tal vez
mesa redonda, con un mantel de hule rosado. Encima de la aventuras nos aguardan» era la mejor. El caso es que no entraba ese verano pudiéramos salir de vacaciones. Hacía años que
mesa, un plato con lo que parecían los restos de una ensala- toda la frase en un solo anillo, nos explicó la señora que nos no lo hacíamos. Pusimos música y empezamos a ordenar y
da. Un gato dorado y enormemente obeso se frotó entre mis atendió. Con voz cascada, de fumadora impenitente, nos dijo: limpiar. Era una noche tibia, la primavera bullía en los parques
piernas. Ópalo trajo dos grandes cuencos de madera. En uno «Van a tener que separar la frase en dos». y en el aire. Todo iba a estar bien. Abríamos cajas. Tirábamos
había un polvo verde, como hecho de orégano. En otro, un Tiramos una moneda y elegí cara. Elegía segunda. Me tocó papeles. Dejábamos a un lado la ropa que íbamos a regalar.
polvo similar al azafrán. Le mostré los anillos y le dije que «Nos aguardan». Nos aguardan. Qué desgracia. Siempre tengo Nos abrazamos y quise bailar con una canción que me gustaba
los había hecho alguien que se había lastimado durante la mala suerte cuando elijo cara. mucho. Sonaba, terminaba y yo la ponía de nuevo, una y otra
confección. Y que de haber sabido quién era el autor jamás se Un par de meses después de la fiesta de casamiento (que es- vez. Nos besamos. De reojo, nos miré en los dos espejos de las
los habríamos encargado. Ópalo los colocó en la palma de su tuvo preciosa y divertida y que juntó a una cantidad de amigos) puertas del ropero. Éramos jóvenes. Estábamos enamorados.
mano y luego apretó el puño. Sumergió su puño en el azafrán estábamos desayunando en casa con Miguel cuando en medio Faltaba plata, tal vez yo debiera conseguir un trabajo de verdad
y cerró los ojos. de un juego con su alianza (él la hacía girar como un trompo) y abandonar mis changas, pero eso no era nada suficientemente
Sus labios se movían rápidamente, como si estuviera vimos algo que resultó extraño. Una pequeña mancha blanca grave como para desanimarnos. Ya no importaban las alianzas.
apretando una canción entre sus dientes. La canción decía la en el interior de la alianza. Miguel la frotó, pero la mancha no Que ese estafador se fuera al diablo.
palabra «putris» y luego otra que sonaba como «Simbad». se borró. Se la arrebaté y la vi: una larva pálida dibujada en el Puse otra vez la canción, ahora como banda sonora de un
Yo pensé en el marino y en los árboles enraizados en el lomo metal. Me saqué mi alianza. La revisé. Se la pasé a Miguel. destello de felicidad. Nos pareció que en medio de todo ese
de la ballena. ¿Eran palmeras? ¿Eran tipas? ¿Eran fresnos? La mía estaba bien. Y entonces descubrimos algo aun más caos tal vez pudiéramos probar un cambio en la habitación:
¿Qué árboles pudieron crecer en la arena que ha quedado horripilante: la piel del dedo anular de la mano izquierda de moveríamos ese viejo ropero de lugar. En vez de estar en esa
prendada a la grasa que cubría toda la enormidad de aquella Miguel tenía un tizne del color del estaño, exactamente en la pared, que estuviera del lado de enfrente. Era una buena idea.
Relato 17

Rápidamente le sacamos el contenido más pesado, pusimos los dejé apoyados contra la pared. Terminé transpirando. habían costado, pero suficiente como para comprar dos latas
unos cartones bajo las patas y, con todos nuestros cuerpos, Hacía calor. Un calor insólito para octubre. de cerveza. Tomé la mía de un trago. Faltaba la otra empresa.
intentamos moverlo. Era pesadísimo. Miguel había quedado en averiguar con un pariente —¿Cuál? —preguntó Miguel.
—Un, dos, tres. Ahora —me dijo Miguel. Y ambos hici- orfebre el dato de la casa de empeños. Pasé a buscarlo a la —El contrahechizo —dije yo.
mos fuerza. Un movimiento. salida de su trabajo y caminamos por el Centro, cerca del Miguel se rio. Una cosa era trasnochar buscando contra-
—Un, dos, tres. Otra vez —arengó. puerto. Fuimos a la casa de empeños oficial, en la sede de hechizos en Internet, y otra esta ridiculez de ir a bañar todas
Y el ropero avanzó un tramo más. Ya estábamos cerca. un banco. Cada piso parecía atrasar un siglo en el tiempo. esas partes del espejo al Río de la Plata.
A la tercera voz de aura se desprendieron las dos puertas Cuando subíamos la escalera entre el segundo y el tercer —Por favor —le dije tres veces.
espejadas y se cayeron con un estrépito gravísimo. «Pobre piso, yo ya imaginaba que nos toparíamos con una serie Pasamos a buscar los espejos por casa. Tenía miedo de que
la vecina de abajo», pensé primero. «Tal vez crea que nos de escribientes con manguitos en los antebrazos. Personas Miguel se arrepintiera, le dije que me esperara abajo e hice toda
morimos o algo», pensé después. Miguel se agachó sobre los del 1800, preservadas del paso del tiempo, munidas de la vuelta rapidísimo: ascensor, casa, ascensor, fuera. Bajé con
restos. Un sinfín de trozos y nosotros recortados a la manera de lupas de alta precisión y escoltadas por una especie de todo. Miguel recién había prendido un cigarro. Nos sentamos
Picasso: un ojo distante del otro, un mentón que se duplicaba, órgano de iglesia pero con tubos de ensayo y el vapor en el murito de la fachada del edificio. Atardecía. Él terminó su
tres narices, toda clase de pómulos. Triángulos,medialunas, emergiendo de las bocas de cada tubo. Nos encontramos cigarro y caminamos a la Playa Ramírez, cargando los trozos.
añicos. Y nuestra estupefacción. La canción dejó de sonar y con un laberinto de cubículos revestidos en madera oscura. Se venía una tormenta y en el cielo había un veteado fosfo-
quedamos en silencio. Sacamos número. Me moría de sed. Busqué un bebedero, rescente. La luz se puso amarilla cuando llegamos a la arena.
No pude dormir esa noche. Me pareció que todo tenía pero no había. —Queríamos ir a la playa y acá estamos —le dije. Nos
que ver con todo y que la larva en la alianza de Miguel, su Por fin nos tocó el turno. Nos atendió un hombre de unos descalzamos. Nos remangamos los pantalones. Sacamos los
dedo oscurecido, era tal vez un veneno en plena actividad, y sesenta años, sentado ante un escritorio de madera. Nos in- pedazos de espejo de sus envoltorios de diario. Con cuidado,
ahora este desastre de dos espejos rotos en la habitación de dicó que nos sentáramos en las dos sillas que había ante él. apoyamos cada resto en la orilla. Miguel entró primero al
huéspedes donde se guardaba la cajita (habitación que un día Lo hicimos y le entregamos las alianzas. Se puso unos lentes agua y llevó los trozos más grandes. Se agachó, los sumergió,
se convertiría en el cuarto de un niño que desde hacía un año de aumento. Buscó algo en un cajoncito y sacó otro par de y me miró con una sonrisa, mientras las olitas crespas le sal-
estábamos buscando engendrar) eran un maleficio. No en vano lentes. Se encimó los dos pares. Miguel y yo nos miramos, picaban la ropa. Entré. Lavamos los espejos, tal como decían
el orfebre me había hablado de días finales del tiempo y de tentados de risa. Tomó las alianzas con sus manos de dedos las instrucciones de la página web. La corriente no iba hacia
todo. Y del rey. «Quizá se refiere a un rey que gobierna entre de un blanco brillante y de uñas largas. ¿Tocaría la guitarra? el sur. A decir verdad, esa posibilidad de que las olas en vez
tinieblas», me dije. Yo, que había pasado casi toda mi vida al ¿O necesitaría esas uñas para su trabajo de analista? No supe de avanzar de sur a norte se adentraran en dirección contraria
margen de las cábalas. responderme. Carraspeaba mientras veía los anillos a través de era remota. Y era difícil saber cuándo el antídoto estaba cum-
En Internet encontré algunos antídotos contra el problema sus gafas dobles. De golpe me parecieron desvalidos, pobres. plido. Miguel quería irse. Iba a ver a unos amigos esa noche,
de los espejos rotos (se llamaban contrahechizos). Para evitar Los pesó. Los limó, frotándolos contra una piedra. Soltó en lo esperaban. Salió a la costa y se quedó mirándome con su
los siete años de mala suerte que nos iban a ahogar si no to- cada uno una gota de ácido. parte de los espejos mojados. Hice una reverencia al horizonte
mábamos alguna medida, la opción más fácil era enterrar los Nos mostró el que tenía grabado «Cuántas aventuras». y volví a él con mi parte.
fragmentos del espejo roto bajo tierra. Pero no teníamos tierra. No estaba hecho con oro. El otro, «Nos aguardan», era de 18 Nos abrazamos brevemente. Subimos la escalera. Bus-
La segunda opción, más fácil, era arrojar los fragmentos a una quilates. Fin del comunicado. El experto preparó un informe camos una volqueta. Sabíamos que estaba mal usurpar una
corriente de agua que fluyera hacia el sur. Eso sí podíamos con el breve diagnóstico que ya nos había dado. Le puso un volqueta con restos de espejos. Alguien podía lastimarse. Me
hacerlo. Tal vez justo en esos días el Río de la Plata tuviera sello y nos entregó las alianzas, que ahora oficialmente ya no pareció que tal vez hubiera que forrarlos de vuelta. Miguel me
unas olitas que se replegaran o algo así, pensé. Si hacíamos lo eran, porque no habían nacido del mismo material. dijo que ni loco él iba a seguir dando vueltas con todo aquello.
eso podíamos estar a salvo de ese problema. Miguel me dijo: Cruzamos la rambla y un par de cuadras adentro vimos una
Luego teníamos el otro problema, ya gravísimo. Recor- —El hijo de puta se quedó con el anillo que se aliaba volqueta y nos deshicimos de todo. Al llegar a la esquina él
dé a la joyera fumadora. Me pareció que casa de empeño con el tuyo. tomó un camino y yo el otro
era un buen salvoconducto. Convencí a Miguel de que Yo me reí, pero lo miré y me hablaba en serio. No parpa-
debíamos saber toda la verdad sobre las alianzas y luego deamos. Era muy probable. «Nos aguardan» imantadas quién
sacarlas de la vida. Eso era lo primero. Lo segundo era sabe a qué otras dos palabras. No quise ni invocar las que se me
deshacernos de esos espejos. Solo una vez que lográramos ocurrieron en ese instante. Tenía la lengua seca. Quería irme Inés Bortagaray (Salto, 1975). Narradora y guionista. Trabajó en
los guiones de los largometrajes Una novia errante, Otra historia del
las dos misiones podríamos estar tranquilos y sentirnos de ahí. Salimos. Miguel señaló un local que había enfrente: mundo, Mi amiga del parque, entre otros. Ha publicado los libros de
vencedores. Guardé la cajita con las alianzas en mi mochila. una casa de compraventa de oro. Cruzamos. Entregamos cuentos Ahora tendré que matarte, Prontos, listos, ya y Cuantas
aventuras nos aguardan.
Embalé todos los trozos del espejo con papel de diario y las alianzas. Nos pagaron una onceava parte de lo que nos
18

MONUMENTO
A LA LECTURA Por las fronteras de Europa
Mercedes Monmany ((Barcelona,, 1957)
Mercedes Mommany: la crítica literaria Galaxia Gutenberg (2016) ■ 1472 páginas
fuera del canon

Por Gabriel Ruiz Ortega

¿ Qué tiene que ocurrir para que un libro sea considerado


un clásico? ¿Cuál es el camino que debe recorrer para ser
considerado tal? ¿Quién o quiénes son los encargados de
estampar el rótulo que asegura la posteridad o, en el menor
de los casos, la nominación referencial por un par de generacio-
Lago ordena para el lector en español toda esta tradición post
Generación perdida, erigiendo a David Foster Wallace como el
mayor representante de la misma. No es un trabajo que goce de
éxito inmediato, en verdad no creo que suscite una conmoción
comercial, pero sí un suceso en los lectores que ya han hecho
en medios escritos incidían en esa cartografía europea. De esta
forma, plumas como Kjell Askildsen, Lars Gustaffson, Arto
Paasilinna, Vasili Aksiónov, Evgenia Ginzburg, Viktor Pelevin,
Brendan Behan, Seumas O´Kelly, Monica Ali, Sybille Bedford,
Rachel Cusk, Stella Gibbons, Izraíl Métter, Ivo Andrić, Mil-
nes más? Me hago estas preguntas no pensando en un libro de suyo las avenidas principales y atajos de la narrativa gringa del ton Hatoum, Giorgio Manganelli, y otras, llegaron a los ojos
ficción importante o un poemario determinante, sino en uno que siglo XX y que siguen con atención la que se escribe en estos de los lectores fagocitadores, que dejaron de estar dispersos
ubicaríamos en los terrenos de la crítica literaria, aunque fuera del años del siglo XXI. para construir una comunidad, una pequeña gran minoría
código críptico exclusivo de los claustros académico. Me refiero Nos referimos, bajo todo punto de vista, a un triunfo de la que encontraba identificación y revelación en la tradición que
a un género que bebe de los ríos del ensayo (no confundir con lectura y sus consumidores, que demuestran su independencia difundía Monmany.
papers, por favor), de la verdad emocional, del impresionismo a cuenta de su curiosidad sin estar pendientes de las últimas Las 1.468 páginas de Por las fronteras de Europa de-
puro tal y como lo proyectó Montaigne en el ensayo, sus Ensayos, tendencias impuestas por las grandes editoriales y del canon rrochan una cualidad mayor: la escritura diáfana como canal
a decir de los entendidos, el fundador del género. académico que prefiere transitar por lo seguro en vez de arries- para el conocimiento y sensibilidad de Monmany. Monmany
Se suele creer que el sello de clásico viene a cuenta del gar por lo nuevo (que no es igual a novedad). lee muchísimo, fijando su atención en el universo europeo que
oficialismo letrado, lo cual hasta cierto punto es cierto. Como En lo personal, me gusta cuando los lectores practican la la obsesiona, releyendo autores, descubriendo nuevas voces,
también lo es que, para que aquello suceda y no haya dudas de crítica literaria, guiados por el afán de compartir títulos, po- incentivando traducciones de alguna rara avis aún no publicada
la decisión, este tiene que partir de una legitimidad, de un favor, niendo de manifiesto la verdad emocional, que es el sello de en español. La claridad de la escritura es la ética de la autora.
digamos, democrático, el cual solo puede ser deparado por los agua de la lectura como experiencia total, en la que entran en Es un símbolo de generosidad, porque pudiendo ser críptica
lectores. Pero no nos equivoquemos. Si bien la lectoría legaliza comunión todos los sentidos encaminados por el placer, que en en el registro, no lo hace porque suponemos que su intención
un libro, existen distintos grados de diferencia en su conjunto. algunos casos podría ser equiparable al disfrute sexual. Es así no es para ser aceptada en los círculos de la Academia, sino
Por un lado, tenemos los lectores que prefieren los títulos de como debe asumirse el acto de leer, al menos de esta manera para que los otros accedan también a esa experiencia vital
divertimento y por otro están aquellos que en silencio (aunque la asumo yo. que es la lectura de una tradición que, de otro modo, estaría
esta cualidad deja de ser tal en estos tiempos virtuales pautados Lo que salvará a la crítica será la vuelta al primer amor de la oculta y dispersa, seguramente en manos de los falsos lectores
por la metralleta de likes, en los que se ha entrado en una absurda lectura, a esa felicidad que significó el libro que nos hizo ver el que usan su bagaje para imponer una superioridad imbécil en
carrera por ver quién lee más y quién se hace dueño de la última mundo de otra manera y que no dudamos recomendar a quienes quienes aún no conozcan esta tradición (lamentablemente, estos
novedad editorial) forjan una tradición personal de lecturas. deseamos que también sean parte de ese acontecimiento. Esa especímenes existen).
En el imaginario de los lectores de ficción en español, se es la razón por la nunca he dejado de fijarme en críticos como Cada página de este monumento a la lectura está bendecida
manifiestan distintos terruños de consumo. Pensemos en la Harold Bloom, James Wood, Frank Kermode, Christopher por una luz, que no solo es prosa, sino también conocimiento
idea que atesoran de la tradición narrativa norteamericana, que Domínguez Michael, Rodrigo Pinto, Ignacio Echevarría y y análisis de quienes aborda. El lector queda pues con una
hasta la década de los sesenta dependía de plumas canónicas de Mercedes Monmany. adicción por partida doble: leer todo lo que Monmany ha leído
la tradición narrativa gringa de entre siglos y que gracias a los o comenzar a recorrer de a pocos este universo. Como muestra
autores del Boom pudieron acceder a otras voces que pasaron *** del conocimiento de la autora, señalemos el capítulo dedicado
de la ubicación de oídas a una demanda por traducciones de sus a la última Premio Nobel de Literatura Olga Tokarczuk, quien
libros. Fueron los Fab Four (Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Desde hace un tiempo circula un título que es todo un monu- antes de ser galardonada era casi desconocida aun para los
Gabriel García Márquez y Julio Cortázar) y allegados del Boom mento. Ese monumento es ensayo, crítica, impresionismo y lectores atentos, menos para Monmany, que la puso en órbita
(José Donoso y Cía), quienes promocionaron sus influencias generosidad. El monumento: Por las fronteras de Europa. Un a la espera de que alguien haga suyo el dato. Por su carácter
directas e indirectas de los autores estadounidenses de la primera viaje por la narrativa de los siglos XX y XXI de la crítica, enciclopédico, esta publicación se extiende como un sendero
mitad del siglo XX. No nos referimos a un suceso menor, porque ensayista y editora española Mercedes Monmany. sin acceso fijo. Se puede leer linealmente, tomando nota de
no solo se quedó en la justificada algarabía del Boom, sino que Antes de leer a Monmany ya había leído a Monmany. los títulos consignados, pero también en desorden, con la ex-
permitió que los lectores que empezaban a conocer a los enton- Me explico: lo hice mediante su prólogo a Los días contados pectativa ligada al azar, que es también un suceso, la sorpresa
ces extraños (William Faulkner, John Dos Passon, Francis Scott (Libros del Asteroide, 2009) del extraordinario autor húngaro de una narrativa a ser considerada en un futuro inmediato o a
Fitzgerald y Ernest Hemingway) fuesen tras otros autores que Miklós Bánfly. Esta novela conforma junto a Las almas juz- mediano plazo.
obedecieran a la influencia de la sombra benigna de la tradición gadas y El reino dividido la Trilogía Transilvana, uno de los El escritor italiano Claudio Magris señala lo siguiente, y
narrativa norteamericana. De esta manera se armó un ejército de mayores proyectos novelísticos de la primera mitad del siglo con mucho acierto, en el prólogo: «A Mercedes Monmany la
lectores (editores, traductores, agentes y periodistas culturales) pasado. Al igual que yo, algunos lectores más comenzaron a mueve el amor, un amor extraordinariamente generoso por los
que rastrearon a esos autores y libros fuera de la élite de los tener un inicial contacto con la difusión de Monmany de ciertos autores y las obras que descubre». Sin duda, este es un libro
promocionados por los machos del Boom. autores europeos no muy conocidos, y no solo en Lima, sino para (re)leerlo toda la vida
Se armó una cadena bibliográfica que permitió acceder a un también en el ámbito libresco hispanoamericano. A lo largo
universo distinto, quizá no con las luces de los integrantes de de los años me fui encontrando con otros prólogos y trabajos
la llamada Generación perdida, pero no menos importantes en de edición de Monmany, siempre difundiendo a escritores
cuanto a aliento formal y estilístico. Al respecto, recomiendo la hasta entonces escondidos para la idea que tenemos de los Gabriel Ruiz Ortega (Lima, 1977). Narrador y crítico literario. Es autor de
lectura de Walt Whitman ya no vive aquí (Sexto Piso, 2018) del autores europeos, la mayoría marcados por los estertores de la novela La cacería y las antologías Disidentes y Disidentes 1. Antología
de nuevas narradoras peruanas.
traductor y escritor español Eduardo Lago. En esta publicación, las dos guerras mundiales. Además, sus artículos y ensayos
Ensayos 19

El miedo del portero al penalti (1970) es muestra de


ello: un guardameta caído en el olvido y su descenso a una
violencia banal. O La mujer zurda (1976), que detalla el de-
rrumbe de un matrimonio hastiado por la rutina y las barreras
de comunicación. En Carta breve para un largo adiós (1972),
un alma solitaria busca escapar de un divorcio y los traumas
de infancia, embarcándose en un road trip por la vastedad del
territorio americano, donde los paisajes se convierten en un
reflejo de su interior.

EL AMIGO DEL
Últimamente, Handke se ha entregado con la misma ob-
cecación a ensayos destilados, casi proverbiales. Cultivados
durante largas caminatas en solitario, muestran al escritor

CARNICERO
circundando una idea como un perro ante su presa. La agota,
la caza, la devora. Ocurre con sus cavilaciones sobre el cuarto
de baño, refugio de sus fobias y ataques de pánico. O en su
bella meditación sobre el cansancio, un espectro que va de la
experiencia íntima a su acepción como enfermedad colectiva.
¿Qué hacemos con el Nobel a Peter Handke? La lógica tan singular de Handke parece emparentarse con
la de Kaspar Hauser, a quien le dedicó una obra de teatro. El
Por Gabriel Meseth
niño salvaje que una mañana apareció en una plaza de Baviera,
sin saber ni una palabra a sus 16 años y con el aspecto de un
animal aterrado, desafió las convenciones de su época. Tanto,

E
que terminó exhibido como una atracción de feria en las cortes
l Nobel de Literatura volvió con ruido y furia. Dicta Handke ofrece un caso tan problemático como el de Louis- de Europa. La obra de Peter Handke revela un sentimiento de
el estatuto de la Academia Sueca que, si el premio Ferdinand Céline, el último maldito de Francia. El autor de orfandad, cercano a la soledad de Kaspar. De sentirse extranjero
se suspende un año, debe concederse dos veces a su obras geniales como Viaje al final de la noche (1932), también en su propia tierra. Acaso porque Handke fue abandonado por
restitución. Ocurrió anteriormente debido a las guerras estampó su firma en panfletos antisemitas. De haber premiado a su padre antes de nacer, o por los maltratos de su padrastro
mundiales. En esta ocasión, por un escándalo sexual en plena Céline, difícil creer que el comité hubiera defendido su decisión alcohólico.
ola del #MeToo. Natural que hubiese expectativa por los nuevos del mismo modo que lo ha hecho con Handke, limitándose a No ha temido enfrentarse a las heridas de su memoria fa-
ganadores. ¿Resarciría la Academia a algún gigante como Milan razones estéticas. miliar. Como en La Repetición (1986), donde viaja a Eslovenia
Kundera? ¿Buscaría condescender con Murakami, el eterno Hay quienes ven una naturaleza perversa en la decisión de tras las pistas de su hermano desaparecido. O en Desgracia
nominado? ¿Se lo llevaría Margaret Atwood, que pagaba 6/1 la Academia Sueca. Que podría poner en jaque los esfuerzos impeorable (1972), que aborda el suicidio de su madre, una exi-
en las casas de apuestas? Nada de eso. La polaca Olga Tokar- de Angela Merkel y Emmanuel Macron por restablecer el liada serbia. «El horror es algo perfectamente natural: el vacío
czuk dejó bastante fríos a tantos que no sabían ni pronunciar diálogo entre Serbia y Kosovo, cuya legitimidad como Estado de la mente», escribió sobre aquella muerte por mano propia.
su nombre. Aunque, con Peter Handke, el jurado se compró un permanece en debate. ¿Podría el Nobel a Handke mover las «Un pensamiento está tomando cuerpo y luego, de repente,
tremendo pleito. El autor, quien una vez llamó a la abolición del agujas en el destino de la Unión Europea, hoy polarizada por no hay nada más que pensar. Se estrella contra el suelo como
premio, fue el más sorprendido por esta decisión, que calificó el nacionalismo? un dibujo animado que de pronto se da cuenta que ha estado
de valiente. Después de esto, cuán lejana e inofensiva se ve la caminando en el aire».
polémica por el Nobel a Bob Dylan. ***
La mañana del fallo, declaró a los reporteros que visitaron ***
su casa a las afueras de París: «No sé si estoy feliz, pero estoy No es fácil abordar su carrera, hermética, difusa, ni mucho me-
emocionado. Se siente como una extraña forma de libertad. nos dar con la puerta para acceder a ella. Se tiene la impresión de Sin la tragedia de su madre sería incomprensible la postura que
Como si fuera, lo cual no es cierto, inocente. Un escritor nace que ya no se leía tanto a Peter Handke. Pero su obra ha ejercido abrazó Handke en las guerras yugoslavas. La forma en que se
culpable. Ahora me siento libre». Por entonces, la noticia se una influencia sutil, anticipándose a varios de los caminos por convirtió en un apestado por defender a Milošević. Cómo, a
hacía viral en las redes junto a escenas de El cielo sobre Berlín los que se aventuran tantos narradores en la actualidad. pesar de las evidencias de torturas y matanzas ordenadas por el
(1987), película de Wim Wenders con guion de Handke. Pero la Desde que irrumpió en la escena austriaca, luego de tirano, Handke se esforzó desviar la responsabilidad de Serbia.
imagen de un ángel guardián que renuncia a sus alas por amor, renunciar a sus estudios de Derecho, Handke ha sido una Cómo condenó a la OTAN y a la cobertura internacional, para
no aplacó el rechazo masivo por la decisión del jurado. figura divisiva. Poco después de llamar la atención con luego viajar a Serbia durante los bombardeos y acompañar en
A una carta abierta de la Asociación de Víctimas de la Guerra Los avispones (1966), su primera novela, fue invitado a dar una su destino al pueblo que nombró su hogar.
de Bosnia, se sumaron protestas frente a embajadas suecas y conferencia en Princeton. Aprovechó para soltar su instinto Tampoco ocultó sus entrevistas con Milošević, recluido en
un petitorio para revocar el fallo vía Change.org (bordea ya las parricida contra el Gruppe 47, movimiento al que pertenecían una celda de La Haya. Ni ha dejado de justificar su presencia en
sesenta mil firmas). Joyce Carol Oates, Slavoj Žižek y Salman Heinrich Böll y Günter Grass, presentes en el auditorio. Las los funerales del carnicero, flanqueado por un reducido grupo de
Rushdie resonaron la gran mancha en la trayectoria de Handke: vacas sagradas palidecían con las burlas de un mocoso de bigote ultranacionalistas. «Creo que fue una figura trágica», declaró al
su proximidad al dictador Slobodan Milošević, el Carnicero de ralo y melena hasta los hombros. New York Times. «No un héroe, pero sí un ser humano trágico.
los Balcanes, y sus cuestionamientos a las atrocidades del régi- Un golpe que Handke perseguía con su obra Insultos al Pero soy un escritor y no un juez».
men serbio en los noventa. De la existencia de campos de con- público (1966), donde son los actores los que juzgan a la platea. Que se entienda como una suerte de expiación por la muerte
centración a las limpiezas étnicas como la de Srebrenica, donde El ánimo insolente de Handke, no lejano de la rabia de Thomas de su madre es algo que podría competerle al psicoanálisis.
más de ocho mil bosnios musulmanes fueron exterminados. Bernhard, conectaría con la juventud que se preparaba para Campo que Handke ha considerado «un divertimento, como
No es la primera vez que celebrar a Peter Handke desata bullir en mayo del 68. el horóscopo». Puede que su inminente discurso de aceptación
un fuego cruzado. Ocurrió en el 2006 con el Premio Heinrich Herederas de Kafka y Camus, las novelas de Handke traje- en Estocolmo sea momento de dilucidar sus argumentos, más
Heine, al que terminó renunciando. «Atengámonos a los he- ron la ruptura con el realismo alemán. Situadas en la periferia de emocionales que propios de la razón. Por lo pronto, ha esqui-
chos —que son terribles en todas partes— de una guerra civil sociedades cada vez más hostiles y codificadas hasta el absurdo, vado el asunto citando una canción de The Kinks: There’s too
maquinada, o al menos coproducida, por una Europa deshonesta, hurgan en las tribulaciones de seres que deambulan sin rumbo much on my mind
o al menos ignorante», descargó en un artículo para Libération. fijo, con pasividad y al filo de la enajenación. Son narradas a
«Dejemos de comparar a Slobodan Milošević con Hitler. De- tientas, sin esconder los entresijos de su construcción, revelando
jemos de ver en él y en su mujer, Mira Marković, a Macbeth aquella búsqueda sin tregua —lingüística, formal, metafísica— Gabriel Meseth (Lima, 1985). Periodista, comunicador y profesor
y a su señora». que distingue a Handke. universitario.
20
Central 21

LOS OJOS EN EL COSMOS,


LOS PIES EN LA TIERRA
Nona Fernández y el despegue de Voyager

Por Dante Trujillo


Fotos de Carla McKay

L
a salida hace apenas unas semanas de Voyager de nosotros, haciéndonos. En pocas páginas concentra una rotos y desordenados que contienen nuestra biografía. Viví mi
la encontró en el centro mismo de las revueltas rica diversidad temática que va de lo íntimo a lo político, de niñez y mi adolescencia —que son etapas claves en la vida
en Chile. No estaba previsto que así fuera (nada lo familiar a lo científico y viceversa, todo amarrado delicada, de toda persona— en un contexto especial, oscuro, extraño.
lo estaba) y, a la vez, siguiendo el espíritu de este naturalmente, haciendo de la digresión un estilo poderoso y Tengo muchos espejos reflejando instantes confusos de ese
ensayo novelado, podríamos creer que sí, que tal ejercicio de conmovedor. La voz narrativa, pura profundidad e intuición entonces. Costaba entender lo que ocurría porque los adultos
memoria, aproximación científica, reflexión y confrontación que representa a la misma Fernández, puede hablarnos del tenían la cabeza en otra parte, porque nos protegían con su
con la realidad no pudo llegar en un momento más oportuno; origen de la vida, de un cangrejo del sur, de Giordano Bru- silencio, o porque no estaban o tampoco entendían mucho.
que más bien todo está conectado, como en el libro mismo, no, de un astrónomo conmovido en la noche del desierto, Crecí pensando que ese mapa incompleto en el que viví iba
con la fe puesta en que quizá, del caos que viene sacudiendo de los crímenes de la dictadura, del infame Julio Guzmán, a aclararse con la llegada de la democracia, pero no fue así.
la sociedad chilena hasta sus bases, pueda surgir una nueva de su abuela yendo a votar durante el referéndum de 1988, Una democracia en la medida de lo posible que pactó muchas
vida, un nuevo relato, un nuevo país. de los recuerdos y del cumpleaños número 80 de su madre cosas para ser, entre ellas parte de su memoria. Entonces
Desde hace dos meses Nona Fernández (Santiago, 1971) (que también ocurrió hace unos días), y de lo que le toca a quedé frustrada, con la sensación de que había episodios de
ha estado presente en todas las marchas, en todos los comités, la generación de su hijo. El libro fue escrito tiempo atrás, mi propia vida que se me estaban clausurando. Y comencé,
organizando acciones ciudadanas, participando en conversa- siguiendo una propuesta de la editorial, pero despegó cuando sin plan, una investigación escritural sobre todo aquello que
torios con el colectivo Las Tesis, hablando fuerte sobre arte, comenzaron las revueltas. vivencié, que escuché, que vi, que no tuvo lugar en la historia
feminismo, paridad, resistencia oficial. He estado en eso ya 20
frente los vejámenes del poder; años, en revelar y contar esas
escribiendo tanto pancartas como «En un examen neuronal al que la acompañé le pidieron convocar un vivencias que se me cruzaron
artículos para la prensa desde el y que sentí que merecían un es-
nervio mismo del conflicto. A la recuerdo amigable para que se relajara. Cuando pensó en él vi cómo pacio de enfoque, de memoria.
vez, trabajaba en el montaje de una un grupo de neuronas se encendían con la forma de una constelación. Escribiéndolas he ido comple-
obra de teatro sobre el suicidio de tando mi propio espejo.
adolescentes y en la reposición de
Esa fue la imagen madre de esta escritura. De ahí el paralelo que La gran historia no está
su pieza El taller, una comedia establece el libro entre los recuerdos y las estrellas». aparte de nuestra historia do-
negra original del 2012. Por si fue- méstica, pequeña. Somos parte
ra poco, el 18 de noviembre, du- de ella, estamos involucrados y
rante la breve visita de Patti Smith tenemos la obligación de apor-
a la capital chilena, esta leyenda del rock y la poesía la llenó Interrumpimos la urgencia de los días de Fernández para tar a ese álbum fotográfico, de no dejar que nos la cuenten ni
de halagos durante una presentación en la Cátedra Bolaño. hablar de Voyager y del proceso que transitó para escribir que la escriban por nosotros.
Smith le pidió a Fernández subir al escenario para abrazarla, algo tan breve como intenso, tan verdadero como necesario
no sin antes agradecerle su literatura. y conmovedor y entretenido. Sin ninguna duda, uno de los ¿Cuál consideras que es la esencia del libro, tan breve, pero
Y en esta coyuntura salió el libro, editado por Literatura mejores títulos recientes en nuestra lengua a la vez tan cargado de sentido, información y sentimiento?
Random House. Su octavo título —sin contar la presencia en . Las constelaciones son grupos de estrellas asociadas
antologías, piezas teatrales y guiones para la televisión— tras Haber crecido bajo la atroz dictadura pinochetista recorre arbitrariamente por alguien. Un ojo en la antigüedad miró el
la publicación de La dimensión desconocida, novela por la como un ruido de fondo tu producción. En Voyager, como cielo, en un grupo de estrellas vio la forma de un cangrejo
que en 2017 ganó el Premio Sor Juana Inés de la Cruz, que en tus libros anteriores, se mezclan la memoria personal y con un hilo invisible ató esas estrellas y las convirtió en
reconoce la excelencia literaria de las mujeres en español. con la colectiva, la familiar con la de todos. Escribes una constelación que, además, porta una historia. Este libro
Voyager es difícil de clasificar: es una memoria personal, mirando para adentro y viajando hacia atrás, con valor, sigue esa lógica. Mi ojo metiche fue explorando materiales
una novela, un ensayo. Es un libro sobre las señales del espa- para volver con regalos duros y a la vez luminosos. ¿Cómo documentales relacionados con la memoria en muchos frentes,
cio y sobre los recuerdos, sobre el nacimiento de los astros y pesa ese pasado?  neuronal, universal, doméstico, histórico, científico, y los fue
de los humanos, sobre las causas cósmicas, inefables, y todos Los recuerdos son como nuestra huella digital, un sello de organizando, asociando, con la forma de constelaciones. La
los efectos de la naturaleza que terminan dentro de cada uno identidad. Ahí nos encontramos, en ese montón de espejitos hebra que me llevó ahí fue un recuerdo de mi madre. En un
22

examen neuronal al que la acompañé le pidieron convocar un madre esté grande y haya cumplido 80 años me pone en una
Carl Sagan, mencionado en el libro, tuvo gran importancia
recuerdo amigable para que se relajara. Cuando pensó en él situación sensible al respecto. Cuando se me abrió la prime-
en la formación de mi imaginario desde niña. Con él se tejió la
vi cómo un grupo de neuronas se encendían con la forma de ra imagen al ver su recuerdo en una pantalla médica, entendí
seducción que tengo por la ciencia. A comienzo de los ochenta,
una constelación. Esa fue la imagen madre de esta escritura. que el libro iba a estar convocado por ella. La memoria del
en plena dictadura, me sentaba ansiosa frente al televisor para ver
De ahí el paralelo que establece el libro entre los recuerdos infinito, la de Chile, la mía propia, todas enredadas con esa
los capítulos de Cosmos. Ahí existía la certeza de que podíamos
y las estrellas. Y si además pensamos que las estrellas son cabeza voluntariosa de mi madre que hasta el día de hoy
emprender un viaje de conocimiento. Una puerta de escape a
postales del pasado, luces que vienen del ayer a iluminar se resiste a olvidar. Repasar también parte de su historia
otra realidad, lejos de las balaceras y los toques de queda. En
nuestro presente, entonces finalmente este libro es un intento como un reflejo de la historia de muchas mujeres que han
esas aventuras televisivas comprendí que el tiempo presente era
por constelar mensajes que vienen de otro tiempo. Y que, por hecho su vida solas, sin el apoyo masculino, prescindiendo
insignificante en el plano cósmico, que los puntos de vista sobre
lo demás, son mensajes enviados por una parte de nosotros de él, me pareció un gesto relevante. En momentos donde
un tema eran infinitos, y que cualquier saber era el fruto de un
mismos. Ya para nadie es una novedad el hecho de que esta- las mujeres estamos trabajando a diario por democratizar
profundo e imparable cuestionamiento. Y aunque Sagan hablaba
mos constituidos por material estelar. Entonces quizá este libro la vida para nosotras en completa igualdad, enfocar esa
de ciencia, yo sentía que sus palabras eran un mensaje secreto
es un intento por cazar mensajes que nosotras y nosotros nos historia sencilla de mi madre y de su capacidad de acción
para mí, una niña sudaca que intentaba entender el quebrado país
estamos enviado desde hace mucho y que por alguna razón solitaria y resuelta es una manera de valorizar la tremenda
donde le había tocado vivir.
no hemos querido escuchar. energía que tienen las mujeres. Creo que todo el despliegue en tono de divulgación cien-
tífica que el libro tiene, y que
Voyager combina el ensayo con por supuesto fue fruto de mucha
el aliento de la novela, y salta investigación, es un homenaje
de un tema a otro, el dato y la
«Cada vez me siento más cómoda en estos libros híbridos, sin a Sagan y a ese talento maravi-
anécdota, hilvanando todo con clasificación posible, lejos de cualquier etiqueta. Estamos viviendo lloso de hacer simple y cercano
delicadeza e inteligencia. ¿Estaba tiempos tan extraños, donde se nos impone la importancia de los algo tremendamente complejo.
previsto así, en camino entre los
géneros? límites en todos los aspectos —territorial, racial, social, político, V oyager salió en Chile
Cada vez me siento más cómo- de género—, inventos para ejercer el control sobre nosotros». hace apenas unas semanas,
da en estos libros híbridos, sin clasi- en plena crisis, como si su
ficación posible, lejos de cualquier escritura hubiera sido cla-
etiqueta. Estamos viviendo tiempos rividente. Tras los años del
tan extraños, donde se nos impone la importancia de los lími- espanto, nos vendieron la idea del crecimiento económico
tes en todos los aspectos —territorial, racial, social, político, Una idea central del libro, bellísima, es la de la memoria de y el bienestar común ejemplares; recién nos dimos cuenta
de género—, inventos para ejercer el control sobre nosotros. todos contenida ya en el origen, en las estrellas; un paralelo de la verdadera dimensión del asunto. ¿Cuán presente
Entonces desarrollar esta escritura híbrida ha comenzado a ser entre el cosmos y nuestros cerebros, lo infinito y lo privado. está el pasado?
una postura no solo estética, sino que ética. Por lo menos en Esa doble dimensión del pasado, a escala neuronal en Desde el día uno, cuando el gobierno nos decretó la guerra,
el territorio de mis libros no hay muros ni fronteras. nuestros cerebros y a escala estelar en el universo, fue tejién- nuestros ojos comenzaron a registrar las imágenes más horro-
dose para reflexionar sobre ese estrecho vínculo de la memoria rosas que hayamos visto en años. Violencia sexual, golpes,
El libro comienza con ese pasaje potente que mencionaste universal y personal. Somos capítulos de una memoria que malos tratos, tortura, vejaciones, allanamientos, perdigones
—las imágenes que resultan de un examen neurológico a tu viene corriendo en nuestros cuerpos desde hace tanto y que acumulados en los cuerpos. No se nos perdona el reclamo y
madre, en el cual la ves recodando—, lo que da pie a una nos vincula al universo porque solo somos un pedacito insig- la protesta. No se nos perdona el caceroleo y las pancartas.
serie de alegorías y reflexiones. Entre otros, el asunto de la nificante del todo. Hasta la fecha hay aproximadamente 6.000 detenidos, 3.500
maternidad y de la conexión entre generaciones vibra en heridos, 22 muertos, de los cuales cinco son por acción di-
las páginas. ¿Llegó en un momento especial de tu propia A propósito, en el libro hay muchas referencias científi- recta del Estado. Han disparado a los rostros y tenemos cerca
vida, o se trata de algo que estuviste barruntando? cas —hay astronomía, biología, historia y más— tratadas de 250 traumas oculares que han devenido en la pérdida de
Creo que la posta de la vida y de la memoria han estado con espíritu divulgativo, y al servicio del relato. ¿Hiciste ojos. «Chile despertó» es la consigna. Despertamos juntos,
siempre presentes en mis libros, ligadas a la maternidad o trabajo de investigación y documentación, o tenías ya esta dejamos el letargo atrás, abrimos los ojos en colectivo y,
al traspaso generacional. Pero sin duda el hecho de que mi información o acaso esta inclinación por la ciencia?  porque vimos el presente, nos han querido dejar ciegos. Pero
Central 23

Foto: María José Durán, UDP

tenemos memoria y es tozuda y hace de oráculo en este déja Chilena incómoda, y a ratos rabiosa». ¿Te reafirmas respetan las diferencias ni las versiones disidentes en esta lógica
vù autoritario en el que circulamos. Nos culpan igual que ayer. en todo ello? ¿Cómo te cuidas para que tu compromiso de la prudencia. Racistas, misóginos, clasistas, fascistas han tenido
Nos dicen otra vez que la responsabilidad es nuestra. Nos político-ciudadano no desbarre hacia el panfleto?  su espacio impúdicamente. Y por eso hoy toda la revuelta social
tachan a todos de delincuentes. Condenan la violencia como Es curioso, pero me sigo reafirmando en esa aproximación nos explota en la cara, y luego nos dicen que no se veía venir.
si no fueran ellos con su brutalidad sistematizada los que la a mí misma que tampoco la pensé mucho cuando la escribí. Y Las ideas disconformes han estado presentes desde la llegada a la
han incitado. Y nos castigarán. Y nos golpearán en nombre del sobre cómo no desbordarme en el panfleto, la verdad es que democracia, pero nunca las han querido escuchar para mantener
orden público y la paz ciudadana. Y nos dispararán mañana me rio sola mientras porque en este mes de revuelta he estado la fiesta en paz con los intolerantes. Y mira cómo estamos hoy. Mi
igual que hoy. Igual que ayer. Igual que siempre. Y serán dedicada exclusivamente a la escritura de manifiestos y pan- hijo, en su micromundo, sufrió las consecuencias de ese statu quo
incapaces de asumir sus culpas, como han sido incapaces fletos y guiones de acciones públicas. La autoría fue enviada heredado de la Concertación, que no supo defender la democracia
de escuchar las demandas ciudadanas expresadas por años al carajo, aquí la pluma debe ser útil. No digo que la literatura y que le dio espacio a los que atentan contra ella.
y generar las políticas públicas que necesitamos para acabar no lo sea, a mí siempre me ha salvado la vida. Pero ya volveré
con tanta, tanta, tanta frustración. a tomar un escritorio. Por ahora soy más útil en la calle. ¿Y cómo vives con él, y con el resto de su generación va-
Es como si nunca hubiéramos salido de la dictadura. liente, lo que está sucediendo?
Probablemente no lo hicimos. La democracia solo fue un Recientemente en Santiago Patti Smith —conocida fan de La generación de mi hijo es la protagonista de esta re-
espejismo para mantenernos fuera del reclamo. Bolaño— habló de ti. Dijo, entre otras cosas, que Space vuelta. Una generación a la que no le interesa para nada la
Invaders (finalista del National Book Awards) es el mejor realidad tal cual se la estamos heredando. Eso se traduce en
Otra referencia del libro en la que te explayas es la del libro publicado este año en Estados Unidos; también aña- dos síntomas: el primero es que se trata de un sector muy
surgimiento de la vida tras el caos. ¿Saldrá algo bueno dió «Casi me hizo llorar. Me enamoré tanto que tuve que frágil emocionalmente, muy deprimido, con estadísticas altas
de todo lo que está pasando, de la rabia, más allá del volver a la librería a comprar cinco ejemplares más». Y de problemas anímicos serios y con índices de suicidio muy
despertar cívico? te agradeció por escribirlo. ¿Cómo fue eso? altos también. Y otro sector kamikaze, dispuesto a inmolarse
El caos es temido, pareciera ser un lugar imposible de Todavía tiemblo después de mi encuentro con ella y de sus por el cambio, sin miedo. En ambos casos hay una negación
habitar. Pero si nos remitimos a la memoria universal, tenemos palabras tan generosas. No sé si he terminado de procesarlo. completa al escenario que se les propone vivir. Ellos fueron y
que convenir que ese caos ha sido la manera en la que hemos Una mujer tan inspiradora, que siempre he observado con siguen siendo la chispa de la llama. Los que nos obligaron y
llegado a ser lo que somos. Para bien y para mal, por supues- tanto interés, y de pronto siento que hago contacto con ella. No nos siguen obligando a abrir los ojos.
to. La sabiduría del caos es la que ha configurado el mundo solo soy depositaria de su energía y de su trabajo, que es el rol
y ha sido justamente el intento del ser humano por dirigir el normal que uno tiene con la gente que admira, sino que hago Si fueras una nueva Ann Druyan y se te encomendara enviar
caos, por organizar y encausar tomándose el protagonismo, contacto. Contribuyo a encender sus propias chispas. ¡Guau! al espacio una cápsula registrando nuestra humanidad, tras
lo que nos ha llevado a este momento tan crítico, sobre todo Es uno de los más lindos regalos que he recibido en mi vida. 42 años del lanzamiento de las Voyager ¿qué añadirías?
en términos medioambientales. Qué linda pregunta. Pondría algunas instantáneas lu-
La naturaleza está llena de violencia, la violencia del Un pregunta directa del libro: ¿al final tu hijo tuvo que minosas de esta revuelta. La mejor cara de un país que ha
que nace, del que rompe un cascarón, del volcán que hace suprimir las tres frases «ofensivas e intolerantes» de su decidido hacer un cambio importante. Trocitos del espejo
erupción, de las placas tectónicas que se acomodan. Los mo- discurso sobre el 5 de Octubre? roto de nuestra memoria actual con marchas multitudinarias,
vimientos naturales son violentos y gracias a ellos el mundo La experiencia de censura que vivió mi hijo en su colegio es pancartas festivas, poesía callejera, bailes, música, carros
ha evolucionado. Pero otra cosa muy distinta es la brutalidad una manera de graficar cómo desde los relatos oficiales siempre alegóricos, asambleas, cabildos, estatuas transformadas en arte
sistematizada que ejerce el hombre. El saqueo constante a la se está dejando de lado a las versiones disidentes. Se busca un moderno, creatividad desbordada en las paredes, una alegría
tierra, al agua, al mar, a los derechos fundamentales de los guión que no problematice, que nos deje tranquilos, que no que habíamos olvidado que teníamos. Y para cerrar el listado
otros. La organización del caos para el bien de unos pocos. proponga nuevas lecturas. Al punto que personas que se dicen enviaría una foto específica que vi en el muro de una calle de
Hay que distinguir la violencia de la brutalidad. Y observar demócratas ejercen la autocensura o la censura para no molestar Santiago que resume para mí el gran despertar que vivimos y
el caos como un mecanismo de la sabiduría universal para a nadie. Es una herencia directa de la lógica concertacionista de que puede servir de advertencia o de mensaje para el futuro:
decantar en un devenir armónico. los acuerdos, donde se debió respetar y dar un lugar a la opinión «No era depresión era capitalismo».
de los militares, de los antidemocráticos, de los que no respetan.
Hace ocho años te definiste así: «Actriz por gusto. Na- En ese ejercicio, que está en ADN de nuestra sociedad, hemos ¿Qué tal salió el cumpleaños 80 de tu mamá?
rradora por hinchar las pelotas, por no olvidar lo que no llegado hasta el extremo en el que nos encontramos hoy. Hemos Muy lindo. Puras viejas queridas celebrándola en una
debe olvidarse. Guionista de culebrones por necesidad. cedido demasiado. Hemos dejado mucho espacio a los que no fiesta sorpresa
24 Relato

LA SOPA FRÍA
Por Gustavo Rodríguez

—¡Ya sabes, hasta que termines! el primer bostezo. Arrimó el plato y sus brazos se cruzaron, Su madre, entre tanto, ya había cambiado varias veces
El niño le devolvió una mirada furiosa. Por un instante como un nido, para recibir su rostro adormilado. de apariencia. De tener el pelo largo, como la cascada más
pensó obedecer y coger la cuchara, pero la terminó arri- A la mañana siguiente lo despertaron los ruidos de alta, había pasado a usarlo cada vez más recortado. Los
mando lejos, como al cómplice de su propia tortura. Quizá los trastos en el lavadero. Un sol blanco entraba por la tintes variaban, pero no demasiado. A lo más que se atrevió
si su reclamo no hubiera salido tan rabioso, esta historia ventana mientras su madre fingía indiferencia de espal- fue a mostrarse coronada por un caoba rojizo que al joven le
hubiera resultado distinta. das. En la mesa, junto al plato intacto, descubrió el pote pareció en el límite. Así se lo hizo saber a las amigas de su
—¡Nooo! de margarina y la canasta de pan junto a unas cuantas madre que, a veces, se sentaban a la mesa para tomar el té
Ella intuyó que si se quedaba un segundo más junto a migajas esparcidas. Su madre tarareó una canción al vue- con ella. Las visitas, cada vez más espaciadas, le satisfacían
su hijo podía acabar cometiendo un acto abominable, así lo, le dio una mirada a modo de despedida y se marchó porque eran la forma más directa de conocer lo que ocurría
que dio la media vuelta y sus pasos se alejaron con un eco a trabajar. Mientras cogía uno de los panes por encima fuera de esa cocina. Se enteró de guerras lejanas que nadie
furioso. del plato de sopa, el niño se conformó con el empate que recordaba cómo habían empezado, de revueltas civiles en
El niño sintió cierto alivio al verse solo. Sin embargo, iba consiguiendo. las proximidades, de una plaga que abatió un continente y
también lo visitaron una serie de inquietudes. ¿Hasta Al final de la tarde tuvo algo de hambre, pero pudo haber de ciertos adelantos científicos que de tanto en tanto mara-
cuándo debía permanecer así? ¿Valía la pena perderse sido mucho peor si es que la señora que hacía limpieza no villaban a esas señoras ya bastante maduras. Sin embargo,
la tele, por ejemplo, para salirse con la suya? Quizá no. se hubiera aparecido en un día que no le estaba asignado. cuando un día les preguntó si es que se había encontrado
Tal vez lo mejor sería tomársela ahora que al menos Cuando la señora le puso al lado un sándwich, el chiquillo alguna cura para la joroba, no supieron qué responderle.
estaba caliente. ¿Y si se comía Le miraron la espalda con
solo los fideos y tiraba el líquido sutileza y arrimaron el tema,
por el lavadero? Podía ser. Pero lejos de esa colina que se le
al pensarlo mejor, se dijo que había formado.
aquella sería una victoria men- Estuvo tentado de llamarla en voz alta, pero aquella palabra que Un día su madre no entró
tirosa: su madre tenía que saber a la cocina y temió lo mejor.
que él era indoblegable, como había usado cuando era niño no le salió. Quizá tuvo miedo de Aguzó el oído y lo trató de
el hueso rodeado de carne que derrumbarse con solo pronunciarla. dirigir hacia el pasillo desde
asomaba del plato. donde tantas veces la había
El humo de la sopa se fue adel- visto aparecer. Sin embargo,
gazando y, luego de un tiempo, en vez de sus pisadas, solo
cierto brillo empezó a formarse en recibió el motor de la refri-
la superficie. Cuando los pasos de su madre se volvieron a pensó en la posibilidad de que su madre le hubiera dado geradora y el risrás de su barba gris mientras se la frotaba
sentir en el pasillo, la sopa ya estaba fría. esas instrucciones y suspiró con un cariño fugaz. inquieto. Estuvo tentado de llamarla en voz alta, pero
—¿Todavía? Allá tú. Hasta mañana. Esa noche soñó con una piscina sin agua, donde un par aquella palabra que había usado cuando era niño no le salió.
La vio guardar en la alacena un par de platos lim- de flotadores y una pelota desinflada yacían abandonados Quizá tuvo miedo de derrumbarse con solo pronunciarla.
pios antes de irse. Mientras la escuchaba alejarse notó sobre mayólicas rajadas al sol. Con el tiempo, al plato de Al cabo de un par de días, el aire fue tomado por un
que apagaba la luz del pasillo, un recurso efectista sopa terminó por ocurrirle algo parecido. El caldo terminó olor insidioso.
para acentuar el abandono en que lo dejaba. Pero él por evaporarse y una película de grasa recubrió la cerá- Entonces miró fijamente el plato. Una telaraña lo unía,
no se inmutó. mica. Los fideos, secos, terminaron formando una loma como un puente colgante, a la cuchara que alguna vez
Los sonidos del vecindario se fueron extinguiendo hasta de aspecto plástico. El trozo de carne, oscurecido, parecía había apartado.
que solo se sintió en compañía del rumor de la refrigera- un galeón encallado a su suerte. Hubo una noche en que Se preguntó, temblando como un pajarillo, si se acor-
dora. Hubo un momento en que una polilla aleteó junto al el niño se sobresaltó en la duermevela al notar que unas daría de caminar
foco mortecino que pendía sobre la mesa, pero fue solo cucarachas exploraban esa piedra de carne, pero pronto les
por un instante. restó importancia.
Gustavo Rodríguez (Lima, 1968). Publicista, columnista y escritor. Es
Su espalda, que había estado recta contra el respaldar, No lo supo entonces, pero era la señal de que había autor entre otras, de las novelas La semana tiene siete mujeres, Te escribí
poco a poco se fue doblando hacia la mesa. Entonces llegó dejado de ser un niño. mañana y Madrugada.
Semblanza 25

ATREVERSE
A TODO
Patricia de Souza, in memoriam

Por Claudia Salazar Jiménez

E
l penúltimo domingo de octubre recibí un email Pero además, es dueña de una prosa muy meticulosa con la Esta exploración será continuada en sus novelas poste-
de Patricia de Souza para coordinar la revisión de materia prima de toda escritora: el lenguaje. riores: Stabat Mater (2001), Electra en la ciudad (2006),
algunos textos. Sobre su salud decía, escuetamente: Después de su segunda novela, La mentira de un fauno Ellos dos (2007), Erótika, escenas de la vida sexual
«Más o menos, Claudia, hay que ponerle mucha (1995), publica en la editorial Seix Barral El último cuerpo (2008), Tristán (2010), Vergüenza (2014). En la última,
energía». Pocos días después nos enteramos de su falleci- de Úrsula (2000) y se posiciona de manera irrefutable dentro Mujeres que trepan a los árboles (2017), queda manifiesta
miento a través de un post de Facebook escrito por su pareja, de la narrativa peruana. En esta magnífica novela se presentan su poética: la narrativa como una aventura del lenguaje, un
Oliver Guyonneau. «Porque ha llegado la noche. Porque su con particular intensidad la experiencia del cuerpo, la cons- terreno de desafíos, un camino experimentación que se va
último cuerpo se cansó de luchar. Nos deja con sus libros y trucción de la propia identidad y las relaciones humanas. Está orientando al reclamo desde su situación de mujer escritora.
sus artículos y su potente mirada». Palabras conmovedoras escrita a modo de confesión, desde la voz y perspectiva de «Nunca he podido renunciar y algo en mí se rebela contra
que marcan un vacío, cada vez más profundo, a medida que una protagonista paralizada y que nos embarca en una serie esa fatalidad, siente ganas de revancha, necesidad de escribir
avanzan los días. De Souza tenía 55 años. de reflexiones sobre la escritura y el erotismo: «Las ciudades para vengar una raza, la de las mujeres». Sobre el proceso
¿Cómo escribir sobre ella? ¿Cómo aproximarse a una son invisibles ante mis ojos y se mantienen, digamos, puras; de creación, el personaje principal llega a una poderoso ve-
vida entregada a la literatura y a la constante reflexión? Me pero no ante mi imaginación. Es lo que han hecho muchos redicto: «Poco a poco siento un retorno al pasado, al inicio,
pregunto también qué impresión le provocarían los textos de escritores: Yourcenar, Garcilaso, Kafka. Quizá desde la ciudad al origen de toda esta fiebre de escribir y desear hablar en
homenaje que continúan apareciendo en redes sociales y pu- engendró esta necesidad de hablar desde dentro del individuo, voz alta. Atreverse a todo».
blicaciones impresas. Frente a tanto tiempo de silencio sobre desde la emoción y la sensación, abandonando lo externo, Parte de este atrevimiento tomará cuerpo en su produc-
su obra, este desborde de memorias y homenaje. ¿Qué dirías la naturaleza; es algo que con frecuencia me he dicho: esta ción ensayística, enfocada en el pensamiento sobre la situa-
de todo esto, Patricia? Cosas de la muerte, quizá. Imagino necesidad de escribir nace de esa confrontación con nuestra ción de la mujer y en construir una literatura que muestre
una sonrisa, tu aguda inteligencia brillando, acaso con cierta existencia arrancada del mundo y sobre todo de la naturaleza, las tensiones de la dominación poscolonial. En Eva no tiene
ironía, dando por sentada la necesidad de tu ausencia para nace de ese sentimiento inefable de soledad que produce la paraíso (2011), Descolonizar el lenguaje (2015) y Ecofe-
que, por fin, tu escritura comience a recibir el reconocimiento vida en las ciudades. Y así se puede entender por qué nacen minismo decolonial: hacia el final del patriarcado (2018),
que se merece. los libros y la necesidad de leerlos». De Souza identifica la importancia del acceso de las mujeres
Patricia de Souza es una de las autoras peruanas contem- Leer El último cuerpo de Úrsula fue una experiencia al discurso: «Por eso las mujeres sin libros, las mujeres sin
poráneas más importantes. Acercarse a su narrativa es estar en muy impactante en mi formación literaria: ver de qué otras literatura, las mujeres sin texto, sin relato, sin significante,
contacto con una escritura poderosa, que respeta a sus lectores maneras se podía hacer una novela siendo peruana, en una sin palabra unida al deseo, son mujeres inexistentes, como
poniendo a prueba su sensibilidad e inteligencia. Sus textos traidición donde no hay muchas mujeres novelistas. La propia lo es cualquier sujeto que no sea soberano y esté sometido
complejizan diversas temáticas: las escrituras del yo, el cuerpo autora señala que este libro le «obtiene la desconfianza de todo a la alienación». Siempre resaltando el ineludible vínculo
y su relación con el mundo, la situación de las mujeres en la el patriarcado literario», por escribir desde la perspectiva de entre la literatura y lo político, la escritura de Patricia De
historia y la literatura, el exilio y el desarraigo en sus diferentes una mujer fuera de las convenciones. Busqué la manera de Souza abre un nuevo camino, una nueva manera de pen-
formas, los procesos de traducción. Una escritura que, a pesar contactarla. Por suerte, accedió al encuentro y se inició una sarnos en relación con el lenguaje, el poder y la identidad.
de ser innovadora, nunca fue bien atendida por la prensa na- conversación que se mantuvo a través de la distancia y algunas La decolonización implica no solamente una posición fe-
cional. Parte de este distanciamiento pudo deberse, tal vez, a reuniones en ciudades como Lima, Bogotá y Nueva York. minista frente a la narrativa sino una ética de la existencia
que De Souza radicaba desde hace varios años fuera del Perú, De particular importancia para De Souza eran las que nos permita pensar en otros mundos posibles, alejados
principalmente en Francia (con una estadía también en Vene- escrituras del yo, tema de su tesis doctoral dedicada a del capitalismo extractivista que nos está llevando a una
zuela) y, con más seguridad, a su vehemencia al expresar sus Flora Tristán y el conde de Lautréamont, sustentada en catástrofe ecológica. Como lo señala al hablar sobre Flora
opiniones. Una intelectual de primer orden que no se callaba la Universidad de La Sorbona. En esta investigación aca- Tristán: «una voluntad por existir a través de la escritura
ante nada. Una luchadora de la literatura y del feminismo. démica, reflexiona sobre las relaciones entre el viaje, la que elige sus propios signos para interpretar la vida». Esa
Su presencia podía resultar incómoda para quienes esperan escritura y la construcción del yo. Ella encuentra en estos voluntad de vida seguirá, como rugido y murmullo, en la
sumisión de una escritora. Nada más lejos de su espíritu textos un modo de lidiar con el desarraigo, con dos idio- escritura de Patricia De Souza. Sigamos leyéndola
siempre agudo, crítico y rompedor. Una voz constantemente mas distintos y con su condición de mujer. Muy alejada
crítica del poder. No resultaba difícil discrepar con ella, pero de una perspectiva comercializada y espectacularizante
la honestidad intelectual formaba parte de su personalidad y que tiñe contemporáneamente la autoficción, De Souza
era un trato que ella apreciaba mucho. recupera el uso de la primera persona como un lugar desde
Su primer libro Cuando llegue la noche (1994) marca el que es posible crear otro lenguaje y desestabilizar las Claudia Salazar Jiménez (Lima, 1976). Doctora en Literatura
Latinoamericana por la Universidad de Nueva York, y autora, entre
el inicio de una ruta novelística que irrumpirá con fuerza en convenciones. Se trata de exploración estética para darle otros, de la novela, La sangre de la aurora, y del libro de relatos
el campo literario local. De Souza se enfrenta con coraje a un valor simbólico a la experiencia femenina e inscribirla Coordenadas temporales.
aspectos vitales como la violencia, la soledad y el desarraigo. en la historia.
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ESCRIBIR CONTRA LA
DESAPARICIÓN
Vilas, antes y después de Ordesa

Por Emilie Kesch

«Ojalá pudiera medirse el dolor humano con números cla- ha recomendado públicamente. Ordesa ha mandado de gira coche sea mejor que el tuyo./ La industria automovilística
ros y no con palabras inciertas. Ojalá hubiera una forma de al autor por París, Berlín, Zúrich, Roma, Lisboa, Guadalajara, occidental oferta/ a la clase baja algún modelo con sexta
saber cuánto hemos sufrido, y que el dolor tuviera materia Bogotá o Arequipa, y por más de una decena de ciudades es- marcha/ e incluso con aire acondicionado./ El salario, sin
y medición. Todo hombre acaba un día u otro enfrentán- pañolas. Y como efecto secundario le ha impulsado a escribir embargo, es el mismo./ El país, sin embargo, también es el
dose a la ingravidez de su paso por el mundo. Hay seres Alegría, desde un cuaderno o en un procesador de textos, en mismo (…)». El recuerdo del padre, la España costumbrista
humanos que pueden soportarlo, yo nunca lo soportaré». El decenas de habitaciones de hotel, entre un aeropuerto y otro, contrapuesta a la contemporánea, ambas hostiles con las
primer párrafo de Ordesa, la penúltima entrega de Manuel al borde del Mediterráneo y también cruzando el Atlántico. clases bajas, la pobreza y la soledad: temas recurrentes en
Vilas (Barbastro, 1962), es un martillazo en el cráneo, pero Esa, su última novela, quedó segunda en el Premio Planeta lo más nuevo de Vilas. Y otros, como la muerte de la madre
también una introducción a lo que será el resto de la novela: de este año. En este momento aparece entre los cinco libros («El hundimiento», «Acapulco»), sus llamadas obsesivas
un mecanismo de defensa del narrador contra el olvido, el más leídos en España. («974310439»), el alcoholismo («Los nadadores nocturnos»,
registro obsesivo de un hombre que después de la muerte de «Baudelaire y el mal», «Daddy») y la muerte («After the
su madre y un divorcio, se encuentra show»). El tono, por otro lado, parece
de frente con una certeza biológica, ser un ensayo de su penúltima novela:
sabida desde siempre, pero incómoda resignado, nostálgico, a veces rabioso
de mirar a los ojos: que tarde o tem- y desgarrado.
prano estaremos solos. Un año después, el 2016, el autor
Pero Vilas no solo planta cara, sino publicó Lou Reed era español, un libro
que acoge esas verdades lacerantes sobre Lou Reed, claro, y, en específico,
como parte de su vida cotidiana. Hace sus giras por España. Pero también
cuentas, expía culpas y, en el proceso, es la historia de un adolescente que
se transforma en un detective de su persigue esa voz —desde ahora, Voz,
pasado familiar. Sigue el rastro de con mayúscula— a lo largo de su país
tragedias que ocurrieron antes de que siempre que esta decide presentarse. Y
él ocupara un lugar en el mundo como a la vez, el recuento de la transforma-
si quisiera detectar el punto donde ción de ese país entre los años setenta
todavía prevalece su onda expansiva hasta los dos miles; desde la dictadura
o, por lo menos, una coincidencia con franquista, los viejos buses con sus ex-
el hombre que es ahora. La novela, a tintas estaciones interprovinciales y los
ratos, parece decirnos que somos la Seats de la época, hasta la democracia,
suma de todos nuestros muertos. el AVE, las autopistas y los Nissan
Vista desde fuera, Ordesa se ha Primera 1.6 SLX. «Parecía como uno
convertido en un propulsor a reac- de esos viajes mitológicos, como si
ción para el escritor. Antes del libro, fuese a la búsqueda del Santo Grial.
la fama de Manuel Vilas se limitaba Se da cuenta, con quince años, de que
a determinados círculos. En el 2014 Lou Reed lo está haciendo viajar por
ganó el Premio Generación del 27 una geografía delirante, una geografía
con el poemario El hundimiento, y un año antes, le dieron Autoficción y autobiografía polvorienta, rural» (p. 15). El muchacho de 15 años es, claro,
el primer Premio Antonio Machado de poesía por su poema En 2015 Visor de Poesía publicó El hundimiento, un libro una versión del propio Vilas.
«Creo». Aunque ya había escrito cuentos y novelas, se le evidentemente autobiográfico que, incluso, podría definirse En la novela el adolescente crece, conoce casi toda Es-
identificaba sobre todo como poeta. Al grano: en España como un preámbulo a las últimas dos novelas de Vilas. Basta paña, también otros países, se hace escritor, se convierte en
lo conocían, pero en la mayoría de Hispanoamérica ni por con leer «1980», el primer poema, que además aparece en un hombre adulto. Lo que no cambia es su persecución de
asomo. O casi. el epílogo de Ordesa: «Me miro todas las mañanas, aún es la Voz, invocándola desde un cedé en el reproductor de su
Ahora mismo, la novela ya ha superado los cien mil ejem- de noche/ bajo la luz eléctrica,/ en el espejo del miserable auto o vía Spotify, manejando hasta Murcia para escucharla
plares vendidos, se ha traducido a 14 idiomas, incluyendo cuarto de baño,/ ya con cincuenta y un años mal cumplidos y en un palacio de deportes, regresando a las ciudades donde
el árabe. En Francia quedó finalista del Médicis y ganó el bien solo,/ y te veo a ti/ con la misma edad/en el invierno de alguna vez —usualmente en plazas de toros y estadios—
Fémina Étranger; en Italia ya la editaron siete veces y en Por- 1980./ Te veo a las siete de la mañana cargando tus maletas/ decidió manifestarse. Sin embargo, la presencia del hombre
tugal, el mismísimo presidente Marcelo Rebelo de Sousa la y los muestrarios en el maletero de tu Seat 1430./ Tal vez mi no es permanente, sino que ocurre en capítulos intermitentes,
Ensayo 27

algunos autobiográficos y otros inventados. Vilas-personaje que es hereditario. Yo también soy pobre. No tengo donde Ordesa y Alegría
es, a lo mucho, un hilo conductor y poco más. caerme muerto, lo bueno es que ahora nadie tiene donde Mientras en Ordesa los padres del narrador son invocados
El libro, por otro lado, rompe con cualquier registro. No caerse muerto» (p. 144). Una España que en Alegría cam- desde un departamento de divorciado, en Alegría se pasean
solo ficciona conversaciones de Lou Reed con John Cale, bia notoriamente: a la injusticia social del capitalismo y la por Cartagena, las faldas del Misti o la noche inundada de
sus exnovias o con un vendedor de drogas que le muestra corrupción de la clase política, se le imponen los trenes de Venecia. La novela también cambia de tono: la desolación
a Goya en El Prado, sino que propone una discusión entre alta velocidad, las playas y los repartidores de Glovo. es doblegada por una mirada más reflexiva, serena y a ve-
el fantasma de la Voz y sus fanáticos españoles muertos por ces hasta plena. Vilas no se encierra en el pasado porque
sobredosis. España, sea a través de sus jóvenes difuntos o Los padres y sus otros muertos su búsqueda ahora ocurre en el presente. En aeropuertos,
por sí misma, le pide reconocimiento, que la guarde en sus Manuel Vilas comenzó Ordesa a fines del 2014. Su madre playas, ríos, canales y montañas, desde donde rescata la
recuerdos y, de ser posible, que la ame. La ficción llega a su acababa de morir y, aunque ya había incinerado a su padre belleza de su familia para contemplarla y, de ser posible,
límite cuando, el 27 de octubre de 2513, el espíritu de Lou hacía años, la conciencia de una orfandad integral le estalló convertirla en alegría.
Reed y de España acaban tocándose a través de la oscuridad en la cara. Su madre, además, murió sin saber que fue la En el otro extremo, pelea contra su ansiedad. Cambia
y confesándose mutuamente su amor en la noche del final responsable de su divorcio. Ni siquiera supo que Vilas esta- obsesivamente de habitaciones de hotel, necesita de una
de los tiempos. ba divorciándose. Tampoco que él empezaría a escribir una temperatura perfecta y un silencio absoluto, advierte que
En una entrevista para el ABC, la periodista Inés Martín carta para ella y su esposo. Una carta de casi 400 páginas. la causa de su angustia es transformar el espacio temporal
Rodrigo le pregunta a Manuel Vilas si puede usar el término En Ordesa el narrador renuncia al mundo de los vivos en una mímesis, lo más cercana posible, de su primera
autoficción para describir Ordesa. Su respuesta es con- para empezar una larga conversación con sus propios muer- infancia. Al antagonista de esa lucha interna le llama —no
tundente: «No, no es autoficción. He hecho autoficción en tos. Necesita encerrarse para abrirle la puerta a sus padres. podría ser de otra forma— Arnold Schönberg. Sublima su
otros libros, pero ahora no me interesa para nada». Luego el También para dedicarse por entero a una tarea imposible: depresión, la convierte en otro personaje de la Historia de
escritor profundiza un poco más: «Esto es un libro autobio- llenar los espacios en blanco cuando los únicos que podían la Música y la silencia con ansiolíticos. Es decir, la man-
gráfico, lo que pasa es que tiene la arquitectura de una novela. llenarlos ya se han ido. Sus recursos son modestos, unas tiene a raya.
Está en la línea de un libro de memorias, sobre mi pasado». cuantas fotografías y su memoria. A eso se le suma su Para muchos —basta con revisar la prensa española—,
El lugar que ocupa Lou Reed en Lou Reed era español es imaginación: propone hipótesis, convive con sus fantasmas, Alegría es una especie de Ordesa 2. Podría serlo si acorda-
proporcional al lugar de los padres del autor en Ordesa. La los observa en la sala de su departamento de divorciado, en mos que el tema continúa siendo el mismo; sin embargo, la
diferencia: en el último caso la verdad se impone por encima el baño, permite que lo despierten de madrugada. Los deja segunda novela se muestra, en realidad, como un registro de
de cualquier licencia literaria. Lo que se mantiene: ambas entrar porque requiere de ellos en su vida. Porque no impor- las consecuencias de la primera. El hilo conductor ya no es
novelas presentan como protagonistas a personajes de la ta si tiene más de 50 años, sigue necesitando a sus padres. la historia familiar sino el recorrido del narrador alrededor
Historia de la Música —sí, también en mayúsculas. El narrador es directo, a veces desgarrado, otras ácido del mundo. Vilas, en sus giras, es abordado por hombres
y tragicómico. No da espacio a la piedad consigo mismo, y mujeres que conocieron a sus padres y que llegan a él
Música y España tampoco a la autocomplacencia. Se transforma en un esca- empujados por la onda expansiva de su libro. Escucha sus
Bach es el padre y Wagner es la madre, Vivaldi y Brahms ner de rayos X de su árbol genealógico más próximo. No testimonios, indaga en sus percepciones y se esfuerza por
son los hijos, Monteverdi, el tío materno que persiguió al disimula los defectos porque su intención es llegar hasta el detectar la veracidad de lo que dicen. Pero también se en-
autor con un cuchillo en la mano, María Callas, la tía materna fondo. Encontrar la verdad: esa mezcla de escándalos, ho- cuentra con personas de su propio pasado o recuerdos de su
que acogió al pariente del cuchillo en su casa, Rachmaninov rrores, silencios, belleza y sacrificio que caracteriza a todas juventud y, al igual que en la novela anterior, da testimonio
es el hermano del padre que se separó de su mujer, cambió las familias del mundo. Poco a poco da con ciertas pistas: sobre ellos. Los consigna en páginas como prueba de que
su Simca 1200 por un Chrysler 180 y se hizo alcohólico. la ansiedad y las obsesiones de su madre son su herencia existieron. Sea una amiga de la adolescencia, el cura que le
Emparentados entre sí por la sangre, unos más desespera- inexorable. Lo mismo con la distancia y la incapacidad para enseñó latín, el padre de ese cura o su perro. Vilas-personaje
dos y delirantes que otros, algunos pocos sensatos, todos el calor humano. Pero también lo son la bondad, la huma- es, ahora sí, el protagonista.
perdidos en el anonimato de la clase media baja española, nidad y la elegancia de las camisas blancas de su padre. El papel de los padres, por defecto, se modifica. Por un
pero rebautizados con nombres de compositores como una En agosto de 2017 Manuel Vilas corrige la última lado, son su escala de aprobación: el narrador se cuestio-
manera de dignificarlos. Wagner apenas acabó la secundaria, versión de la novela en Iowa City. «Quité muchos pasajes. na sobre cuáles serían sus posturas frente a un libro que
Bach viajaba vendiendo telas por las provincias de España, Los escritores al final se miden por los aciertos a la hora de cuenta sus historias, y también los busca en medio de la
Monteverdi perdió un pulmón por la tuberculosis, el abuelo quitar páginas de sus libros. En saber lo que sobra reside la incertidumbre que provocan las compras del supermercado
materno —sin nombre en la Historia de la Música— se habilidad más importante de este oficio», escribe el escritor o la elección de un modelo de zapatos. Pero, en esencia, se
mató de un disparo cuando su hijo primogénito murió en un para Zenda. En la novela las frases de remate abundan, manifiestan a manera de un tributo, alegre y sin remordi-
accidente de tráfico. La historia de una familia corriente con su estilo remite a la poesía. La historia de los padres y mientos, de lo que dejaron tras sus vidas. Si Ordesa es un
sus propias tragedias. Una familia como cualquier otra. Una la familia avanza poco a poco, destapándose de manera diario desgarrado, Alegría es una postal nostálgica, pero
familia que se comporta como el espejo de todo un estrato progresiva. El presente del narrador solo se manifiesta en cargada de dulzura.
social al filo entre la pobreza y un giro de suerte. función al pasado. Y, por supuesto, están los hijos. Ya no rodeados por
Y España, siempre de fondo. En Lou Reed era español Ordesa es un homenaje a la memoria de los suyos, pero la culpa del divorcio ni el temor a una distancia, casi bio-
como un país en transición, entre Francisco Franco, Juan también una lucha contra su desaparición. La estrategia es lógica, que podría repetirse inexorablemente, sino como
Carlos I y Adolfo Suarez; en Ordesa con su clase trabajadora, convertirlos en personajes de un libro. Patentar sus exis- parte fundamental de la postal: el presente y el futuro, el
sus reyes retratados por Goya y Velásquez, sus profesores tencias, dejarlas por escrito. El resultado: una narración resultado de un árbol genealógico bello a pesar del caos,
mal pagados, su pésima gestión, sus hijos de obreros delin- desgarradora y universal. Un análisis a profundidad de o bello por eso mismo, y de igual modo que al final de un
cuentes y su desesperanza masiva, convertida en sentimiento nuestro destino inapelable como huérfanos. Y de las fuerzas largo viaje, especialmente porque de eso se trata, como los
nacional: «No había manera de hacer dinero. Y eso creo internas que nos unen como familia. destinatarios de una promesa de permanencia
28

Ilustración: Manuel Gómez Burns

LA
BALSA DE
LA MEDUSA
Por Mayte Mujica

I
rme de casa en Navidad me hacía sentir libre y adulta.
Enrique y Leo llegaron puntuales, escuché la música
antes de que tocaran el timbre. Sonaba una de Aerosmith.
Quédate adelante, Leo. Argo me saludó con un montón
de entusiasmo. El perro ocupaba casi todo el asiento trasero.
Metieron mi mochila a la maletera. La acomodaron junto
a otros bultos y una caja de cerveza. Las botellas se habían
calentado. Papá y mamá hicieron adiós desde la puerta hasta
que nuestro auto desapareció de su vista. El viaje habría durado
una hora si no fuera porque nos detuvimos en un restaurante de
carretera a comer pan con chicharrón.
Enrique era mi novio, un estudiante de Economía que leía
a John Grisham y punto. Yo cursaba el último año de colegio
y aún no tenía claro qué estudiar. Transitaba de sociología a
literatura y de literatura a psicología. Enrique tenía los ojos
color granadilla y no sabía bailar. Leo era su mejor amigo.
Habían estado juntos en el colegio y ahora compartían clases
en la misma facultad. La diferencia es que a Leo le gustaba
pintar y, además, tenía ritmo. La primera vez que entré en
su habitación me sorprendió ver las paredes cubiertas con
dibujos suyos. Enrique y yo íbamos disfrazados de vaqueros.
Nos reunimos ahí y luego salimos a una fiesta de Halloween.
La novia de Leo se llamaba Alejandra. Era delgada y bailaba
flamenco. Nos hicimos amigas, pero luego ella y Leo
pelearon y me quedé como la única chica del grupo. Raúl
también había terminado con su novia y, al parecer, todos
andaban en plan de querer estar solos. Enrique, Leo, Raúl,
Álvaro, Diego. A mí me gustaba ser la única entre ellos,
sentía cierto privilegio de pertenecer a un mundo masculino,
grosero, despreocupado. Las noches en las que no había
ningún plan especial, ni fiestas, ni reuniones, ni cine, nos
juntábamos en el bar de El Gordo a tomar unas cervezas. El
local no tenía gracia, quedaba en medio de un complejo de
edificios. A veces aparecía el dueño, se sentaba con nosotros
y pedía una jarra que no nos cobraba; esta va en nombre
de la casa, decía, y nosotros lo celebrábamos chocando los
vasos. Nos trataba bien, con una mezcla de amabilidad,
ternura y condescendencia. Otras noches, cuando salíamos a
la discoteca del papá de Raúl, nos reuníamos en el malecón,
abríamos las puertas de los autos y bebíamos en la calle hasta
que nos sentíamos listos. Jamás sentíamos frío. Luego Raúl
nos hacía pasar: uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, hasta acá
vienen conmigo.
Leo y yo siempre terminábamos al margen, buscando un
espacio que no temblara por la estridencia de los parlantes
mientras los demás seguían bebiendo hasta la estupidez,
incapaces de mantenerse en pie, arrastrando las palabras. A
veces se peleaban por nada. En esa mesa vacía, o en esa esquina
junto a la puerta, nosotros dos sosteníamos conversaciones
afectadas. Yo le hablaba de libros y él a mí de pintores. Le
gustaba la soledad de Hopper y estaba obsesionado con un
cuadro de Guéricault, «La balsa de la Medusa», donde se veía,
según decía Leo, el momento en que un grupo de náufragos
avista, en el horizonte, una fragata que jamás los salvará. Me
gustaba conversar con él más que con mi novio. Una noche
ocurrió: me hubiera gustado conocerte antes, me dijo, antes que
Enrique. Me habría enamorado de ti. Tú también me gustas,
le dije, y el abrazo que nos dimos contenía al mismo tiempo
resignación y posibilidad. Luego regresamos con el resto del
grupo, un mozo dejó en el centro de la mesa El Balde y nos
abalanzamos a coger una cañita y a aspirar al mismo tiempo
esa mezcla de vodka, ron y jarabes dulces de colores. Alguien
gritó ¡Hasta el fondo!
Relato 29

La casa de playa era antigua, de las primeras que se parece un cementerio, ¿jugamos algo? No hay dados, míster,
habían construido por los setenta. Estaba vacía. Tuvimos que responde el chico que nos atiende. ¿El General?, dice Enrique. Me fui corriendo, levantando la tierra y me senté ahí donde
quitar las fundas de los sillones y limpiar un poco. Pasado Sale, pero no se maleen con los castigos. Yo empiezo como el todo era negro, sin pensar en los breves pasos de las arañas y
mañana llegarían los demás. Como éramos demasiados, General, dice Leo. Yo soy Sargento, dice Enrique. Chiquita, lo alacranes. Lloraba cuando ellos llegaron. Leo se quedó más
convenimos en que yo me quedaría en una habitación, sola, siento, serás el Cabo. No por mucho tiempo, digo. lejos. El aliento de Enrique me bañó la cara. Se asustó cuando
y ellos compartirían cuarto, tirarían los colchones al suelo, se me escuchó gritar. Trató de abrazarme y lo empujé. Me sujetó.
las arreglarían. Reclamé, además, la exclusividad de un baño. General: El General, pasando revista a sus tropas, vio que Te has vuelto loca, qué haces acá. Vamos a la casa. Le dije que
Con excepción de Leo, todos acababan vomitando y orinando faltaba el Sargento. no iría a ningún lado. Tienes un ataque de nervios. Llamó a
por cualquier lugar. Guardamos los víveres y las cervezas. Sargento: El Sargento no faltaba. Leo. Me dijo que Leo quería hablar conmigo, que lo escuchara,
Sacamos unas mantas gruesas con motivos felinos. Enrique General: ¿Entonces quién? se va a disculpar, dijo. Yo los espero en casa. Arréglense,
tenía dos hermanos mayores. Los tres habían heredado esa Sargento: Faltaba el Cabo. hablen. Se despidió. No podía ver sus caras. Todo se silenció.
casa después de que su padre murió de un infarto al corazón. Cabo: El Cabo no faltaba. Tuve ganas de vomitar. Incliné mi cuerpo hacia adelante. Sentí
Decían que consumía cocaína y que Gislaine, su mujer, lo había General: ¿Entonces quién? que me sujetaban la cabeza. Lo siguiente, fue una mano entre
dejado una noche en la que, poseído por la noica, la amenazó mis piernas. Pero no podía ver. Cuando me incorporé, escuché
con un revólver. También habían heredado un pequeño Nadie perdió en las primeras rondas, pero cuando ya a Leo decirme: te llevo a casa, no pasó nada, era un juego. Por
departamento en la avenida La Paz, en Miraflores. La casa estábamos borrachos los castigos se sucedieron uno tras otro y qué te lo tomas así. Tú me conoces. Me tocó la frente. Estás
grande se la había quedado Gislaine y ahora vivían ahí con su en eso consistía el juego. helada. Has bebido demasiado. Yo te ayudo, dijo. Me sostuve
padrastro, un ingeniero alemán que tenía un puesto altísimo de su brazo sin voluntad, como alguien que lo ha perdido todo,
en una farmacéutica. Carlos, el hermano mayor de Enrique, General: Sargento, párese y baile ballet. y recuerdo el camino de regreso como los primeros pasos en un
ocupaba el departamento de La Paz, pero todos tenían un juego Sargento: Cabo, séquese el vaso mientras está parada en planeta gaseoso y sin atmósfera. Enrique me esperaba con un
de llaves y cuando él salía de viaje, aprovechábamos para un solo pie. vaso de agua. Me llevó al baño, me lavó la cara, me acostó en
usarlo. Abríamos la puerta con sigilo y nos tendíamos sobre General: Haga como bebé. la cama y me sacó las zapatillas, la falda, la casaca, me puso
la cama, provistos de cigarros, condones y cervezas, como en Sargento: Corra dos vueltas alrededor de este local. piyama, me arropó y apagó la luz.
una isla desierta, abandonados, ignorantes, mientras el futuro General: Sargento, usted es una mujer y está pariendo.
se confabulaba contra nosotros, como un león que se relame, Actúe. Me desperté al medio día del 26 de diciembre. Había bulla
agazapado, frente a sus presas. Sargento: Cabo, cántese una de Luis Miguel. en la sala. Los demás ya estaban acá y acomodaban sus cosas en
Vamos a la playa con Argo, propongo. Al escuchar su General: Sargento, diga lo siguiente: me gusta la pinga. los cuartos y en la cocina. Me sentía mal. Tenía vergüenza. Si
nombre, el perro levanta las orejas. Atravesamos las casas que hubiese podido, me habría quedado encerrada en esa habitación
esperan, quietas, a sus familias. Por ahora solo son cáscara. El Tuve que ir al baño. Cuando me levanté de la silla, me para siempre. Pensé en cómo debía comportarme con Leo y
perro orina en un arbusto. Enrique y Leo hacen planes para más sentí mareada y me reí. El wáter estaba sucio. Tampoco había con Enrique. Pensé en que ya nada volvería a ser como antes.
tarde: en un rato iremos a la cabaña. ¿Tienes fuego?, pregunta papel. Pero estaba acostumbrada a eso y había desarrollado una La cabeza me pesaba. Me vestí con un short y un polo y salí.
Leo. Enrique le lanza un zippo y Leo lo coge en el aire. Yo técnica impecable para orinar parada. Volví a la mesa. Leo y Qué tal juerga, me dijo Diego mientras lo saludaba. Te hubieras
también quiero un cigarro, digo. ¿Son rojos?. Nos sentamos Enrique tenían los ojos rojos y la voz alta y la lengua trabada. guardado para esta noche, dijo Raúl, y me mostró una Etiqueta
en la arena fría y me saco un arete. Introduzco el palo en el Azul. Mira lo que he traído. Apúrense, dijo Enrique, ¿no
cigarro, le hago un agujero para no sentirlo tan fuerte. Argo General: Cabo, le ordeno que se siente. querían salir ya? Se sentó junto a mí y me abrazó. Luego, nos
corre de un lado a otro, husmea, huele, orina, babea, vuelve metimos todos a la camioneta de Raúl. Leo iba a adelante. No
a nosotros para asegurarse de que seguimos acá. Le ladra al ¿Seguimos jugando? Seguimos. nos saludamos. Pensé que debía estar molesto conmigo. Fuimos
mar. ¿Vamos a Playa Chica? Uy, me olvidé de llamar a mi Leo había perdido su delicadeza y él y Enrique eran una por la Panamericana y tomamos el desvío a Mala y luego otro
mamá. Enrique estira sus brazos para levantarme. Mientras misma cosa. Dos tipos ebrios. desvío más. Estábamos apretados en el carro, Metallica a todo
caminamos me agarra el culo. Leo, a que este es el hembrón volumen. La camioneta se detuvo frente a un portón. Yo ya sabía
más rico de la playa. Idiota, le digo. Un poquito de respeto General: Cabo, acérquese a mí, siéntese en mis faldas y que vendríamos. Era lo usual. Además, el fin de semana pasado
para la señorita, pide Leo, y otra cosa, ¿no te han enseñado deme un beso. lo habían planeado todo, día a día, de jueves a domingo. Leo
que no se come pan delante de los pobres? Enrique silba y había dicho que él no iría. Son una sarta de salvajes. Entonces
Argo corre hacia nosotros. Playa Chica tiene una naturaleza Hice lo que Enrique me pidió, luego me sequé el contorno te quedas conmigo y con Argo en la playa, le propuse. Mucho
tosca. Alguien ha dejado cosas entre los peñascos, mira. Nos de la boca con la manga de mi casaca. Mientras besaba a mi mejor, respondió, y le dijeron hembrita. Pero esta mañana yo
acercamos y vemos que dentro de una cueva hay velas que en novio, Leo acercó su cara a las nuestras. solo los había seguido. Y ahora cuando dije que me quedaría
algún momento debieron estar encendidas y una espada. Magia en el auto, Leo tampoco se pronunció. La puerta del camal se
negra, dice Enrique, que ha visto demasiadas películas de Sargento: Cabo, métale más la lengua a mi General. abrió y se cerró. Hasta acá se podían escuchar los gritos de los
horror. Quizá es la ofrenda de un pescador al mar, piensa Leo. animales. Quise encender la radio, pero se habían llevado la
Y hablando de mar aprovecha para hacer un comentario sobre En algún momento, los papeles se invirtieron y Enrique llave. A ellos les gustaba ver cómo sacrificaban a los toros y a
las olas que hoy parecen especialmente furiosas y se pone a perdió su rango, que pasó a Leo, y yo seguí siendo Cabo, y las vacas, luego hacían bromas al respecto, la sangre, los ojos,
hablar de «La balsa de la Medusa». Ya, qué tanta huevada, dice como todo sujeto sometido a una autoridad agresiva, dejé de la resistencia. Les gustaba ver cómo la fuerza no les servía de
Enrique. La única Medusa que hay acá es esta, y se sujeta el sentir ese pequeño y torcido placer del juego y empezó el nada ante las sierras y cuchillos. Imaginé que alguien empujaba
pene con las dos manos. Tengo frío, digo, ¿volvemos a la casa? desconcierto, la frustración, la rabia. a Leo y a Enrique a una de las máquinas. Luego, pensé en los
Lo que tú digas, reina, y me pone su casaca sobre los hombros Leo volteó a mirarme con unos ojos torvos. Me señaló y hombres de la Medusa, en las expresiones de sus rostros al ver
y pasa su brazo por mi espalda para protegerme del viento que dijo: que su vida era otro barco que se alejaba en el horizonte. Hacía
se abalanza sobre nosotros. calor. Abrí una puerta y la volví a cerrar. Cuando regresaron,
Llegamos La Cabaña cuando todavía hay luz. Está a mitad El General: Cabo, repita conmigo. Soy una perra. Ahora traían el corazón de un toro envuelto en papel periódico. Ese
de camino entre la playa y la carretera, entre los cerros bajos de arrodíllense en el suelo y ladre como perra y orine como perra conchesumadre, dijo Diego, y todos rieron.
la costa. La Cabaña se va a tomar cerveza y nada más. Es una y camine en cuatro patas como perra.
construcción rústica con techo de paja. Ocupamos una mesa y Enrique y él se reían a carcajadas.
pedimos una jarra. Nos traen, además, cancha serrana. Cuando Solo estallé:
ya estamos picados, uno de nosotros dice: hay que animar esto, —Leo, vete a la concha de tu madre. Mayte Mujica (Lima, 1978) Editora y autora de la novela Una ciudad
para perderse.
30

LOS EXILIOS DE
JUAN GONZALO ROSE
Como adelanto de un proyecto documental de la Casa de la Literatura Peruana,
una semblanza de Juan Gonzalo Rose, el poeta de la ternura

Por Jaime Cabrera Junco

E
n su poesía hay profundos hallazgos, mientras Bolognesi, cuando fue expulsado por haberse opuesto al constructores de días esplendentes/ ¡constructores!/ sentad
que, en su biografía, algunos extravíos. Juguetón y maltrato físico de uno de sus compañeros. «Agarré a patadas esta palabra en la conciencia/ para que ella presida/ el diario
ocurrente con sus amigos y familiares, era más bien al inspector de disciplina porque golpeó a mi amigo ‘Sapi- acaecer del movimiento». Así inicia el poema «Los jóvenes
huraño con los desconocidos y de una expresión to’ Aguirre», diría en aquella conferencia en la Biblioteca que luchan por la paz», escrito a los 24 años y incluido en
melancólica mientras bebía un café o una copa en alguna Nacional. El padre lo reenvió a Lima para que complete sus edición facsimilar junto a otros siete poemas en Tu voz. An-
mesa solitaria. Sus versos, en papel y en las melodías de sus estudios. Rose se alojó en casa de su abuela paterna y fue tología de poemas y canciones (La píldora púrpura, 2019).
valses, encierran sabiduría en palabras simples. matriculado en el Claretiano de Magdalena. Este cambio de El Vallejo de España aparta de mí este cáliz refulge en estos
Le tomó la posta a Felipe Pinglo, aunque primero fue ambiente lo alejó momentáneamente de su afición musical poemas firmados con dos sus nombres, como se le conocerá
discípulo de Vallejo. De una generación de poetas virtuosos y lo perfiló como deportista. La música se alejaba al compás literariamente: Juan Gonzalo. Dos años después, en 1953,
—la del cincuenta—, su voz era la más sencilla. Su mirada de los dribles y zancadas con el balón, pero volvería más viajó a México y fue recibido por el poeta Gustavo Valcárcel,
se posaba sobre el vaso que contiene el agua de la infancia adelante envuelta de poesía. quien permanecía en el exilio por su filiación comunista. A
y añoraba aquello que se ha alejado acaso para siempre. Un año después llegaría un nuevo exilio también por la casa de este fueron llegando, entre otros, Manuel Scorza
Reconcilió en nuevo matrimonio la palabra y la música. convicciones políticas. «En el Claretiano encontró unos cu- y Luis de la Puente Uceda, futuro guerrillero. En la capital
Prueba de que lo logró es el vigente vals «Tu voz», como ras fascistas españoles, que hablaban mal de la República, y conoció a Fidel Castro y al Che Guevara, quienes preparaban
también sus poemas de melodía incorporada. Retornar a Juan por rebelde lo amenazaron con no tomarle los exámenes de su primera y fallida incursión a Cuba. Aunque la política
Gonzalo Rose es volver a las canciones, conectarse con el fin de año», señaló su amigo César Lévano. Fue trasladado lo encandilaba, la poesía no lo dejó, y bajo el auspicio del
autodenominado «cartero de los tristes» y el artífice de la al José María Eguren. Lo que más le ardía del franquismo español León Felipe salió su primer libro: La luz armada
ironía como aquella de «para comerse un hombre en el Perú era la muerte de Lorca, uno de sus poetas favoritos. En el (1954). Los nueve poemas de esta plaqueta son también de
hay que sacarle antes las espinas, las vísceras heridas, los colegio barranquino descubrió a su primera gran influencia: corte vallejista y de marcado compromiso político.
residuos de llanto y de tabaco». Los misterios de su vida se César Vallejo. Gustavo Gutiérrez, impulsor de la teología
desprenden de su espíritu burlón que en su momento más de la liberación, fue compañero de Rose y en un testimonio Vivencias y extravíos 
triste le llevó a decir: «estoy muy gordo, pero aún puedo en la revista Múltiple recuerda una experiencia poética: A diferencia de los poemas y canciones escritas, hay un relato
entrar por la puerta de la felicidad».  «Un buen día estando yo en silla de ruedas, se apareció en por editar que es el de la vida de Juan Gonzalo Rose. Sus
mi casa un joven desconocido. “Soy Gonzalo Rose”, me amistades y familiares coinciden en algo: vivió intensamente.
dijo. Te he traído algo, añadió, y me entregó un poema es- Las incontables anécdotas sazonarían cualquier remembran-
Poesía, luz armada crito a mano, con una cuidadosa caligrafía, en una hoja de za y faltaría espacio para dar cuenta de las muchas que han
«Parece que nací bajo el signo del exilio», pronunció en una cuaderno escolar; se llamaba “Niños azules comulgan”, lo quedado. La más célebre es la de su encuentro en un evento
conferencia organizada por la Biblioteca Nacional en febrero firmaba con un seudónimo: César Vélez». El poema, según con Víctor Raúl Haya de la Torre, quien al verlo le dijo:
de 1976. El primer exilio fue gozoso. Nació el 10 de enero el religioso, insinuaba ya un estilo que se afirmaría después «¡Usted fue aprista!», y Rose contestó: «¡Usted también!».
de 1927, en Barrios Altos, muy cerca de la actual Materni- y que tendría inicialmente una impronta vallejiana. Su primer César Calvo le preguntó en una ocasión al líder político si
dad de Lima. Él mismo se encargó de hacer creer que había poema, sin embargo, se llamaría «Calama», y lo escribiría tal diálogo fue real y él simplemente le contestó: «ahora ya
nacido en Tacna, en 1928, pero en realidad viajó recién ahí al poco tiempo de mudarse a Lima. De este y otros escritos lo es». Alimentados por su ingenio y convertidos en leyenda
cuando tenía un año y medio. Sus padres se habían sumado adolescentes no hay rastros.  con el tiempo, encontramos otros hechos curiosos: en 1956
voluntariamente al contingente de profesores que se encar- El próximo exilio será voluntario y a la larga doloroso. estuvo a punto de embarcarse en el Granma junto a los
garían de la educación de los escolares de una ciudad que Decidido a ser docente como sus padres, ingresó a Letras barbudos cubanos, pero una noche de bohemia hizo que se
volvía al Perú luego de casi 50 años de cautiverio chileno. de San Marcos en 1945. El Perú vivía una fugaz primave- quedara dormido. Rose buscaba llenar de humor la pena que
La infancia en el sur fue de descubrimiento pleno. Junto a su ra democrática y hacer política era inevitable en aquellos le causaba el destierro. Le enviaba cartas y fotografías a su
hermano Francisco conseguían los cancioneros de valses y tiempos recios. Como dirigente estudiantil fue seducido por madre, una de ellas vestido de vaquero mexicano y con una
boleros para ensayar en casa, pero no con su padre, hombre el discurso del APRA, pero se desvincularía decepcionado pistola de juguete apuntando a la cámara. De aquella época
callado y de costumbres frugales. «De mi mamá viene lo de cuando, en una convención, los militantes de pifiaron a di- de añoranza surgió uno de sus poemas más sentidos: «Carta
la música», recuerda Francisco Rose, psiquiatra y composi- rigentes puertorriqueños que buscaban respaldo a su anhelo a María Teresa».
tor aficionado. Doña Jesús Gros cantaba tangos y cambiaba independentista. «Me alejé del partido, desconcertado y «Para ti debo ser, pequeña hermana,/ el hombre malo
las letras de los boleros mexicanos adaptándolos a temas dolorido, con mis 18 meses de fanática militancia». Abrazó que hace llorar a mamá». Esta misiva hecha poema tuvo un
educativos para sus estudiantes de primaria. Juan Gonzalo el comunismo y fue secretario del Movimiento por la Paz. trasfondo y destinatario real: su hermana. «El poema llegó
se perfilaba como cantante e iba a la radio a cantar valses. En 1948 el golpe del general Odría se tradujo en persecu- cuando tenía 15 años. Cuando lo leí me sorprendió ver cómo
El segundo exilio de Juan Gonzalo fue su primer gesto ción contra apristas y comunistas, muchos de ellos estuvieron es que mi hermano entendía lo que sentía adentro», recuerda
político. Tenía 14 años y cursaba secundaria en el nacional en la cárcel y otros optaron por el destierro. «Somos los Teruca, como la conocen de cariño. Si bien estaba dirigido a
Perfil 31
Foto: Archivo Familia Rose Gros

ella, el poema evidencia el fuerte lazo del poeta con su ma- Jamaica, Río de Janeiro, Trinidad y Tobago o Martinica. El Heraud. Como proyecto trunco quedó una obra inspirada en
dre. Un vínculo que se intensificaría en los últimos años de poemario fue incomprendido en su momento. Sebastián Sa- la rebelión de Juan Santos Atahualpa, iniciada en 1742 en la
vida de ambos: Jesús Gros falleció en 1981; Juan Gonzalo, lazar Bondy lo denominó «libro de transición» y le echó en selva central con el propósito de restaurar el incanato. 
en 1983. Luego de tres años y poco más de exilio, volvió a cara las influencias de André Gide y Saint-John Perse. Para
Lima en 1956 con un poemario nuevo: Cantos desde lejos. el poeta Marco Martos en este libro están integrados lo lírico, Despedida
Publicado un año después de su retorno, incluía los nueve lo narrativo y lo dramático, pero «sustancialmente significa Algunos extravíos en la vida del poeta. Se ha hablado mu-
poemas de La luz armada, además de otros de índole social el cultivo de una de las posibilidades que solo habían sido cho y se ha escrito poco menos sobre la depresión que lo
pero que serían el embrión de su propia voz: poemas como enunciadas tímidamente: la esfera de la sensualidad». Los aquejaba, de su adicción al alcohol y de su vida sentimental,
«La pregunta» y «El vaso». «En Cantos desde lejos Rose versos de Las comarcas fueron leídos entre líneas y se los más precisamente si fue o no homosexual. Una señal de su
supo asimilar los recursos de los poetas españoles León relacionó con un interés homoerótico del poeta. «Juan Gon- colapso anímico fueron sus declaraciones en la entrevista que
Felipe y Miguel Hernández», dice Ricardo González Vigil. zalo estaba muy dolido por las críticas», recuerda su amigo le concedió a César Hildebrandt para la revista Caretas en
Con Simple canción (1960) emergería su dimensión más Germán Carnero Roqué.  marzo de 1980. «Esta depresión me conduce a encerrarme
melancólica y también más musical. Se desprende un tanto Con Informe al rey y otros libros secretos (1969) apeló en mi cuarto, y pasan semanas y semanas y no converso
de la sombra de Vallejo y adopta un camino propio. «Cada a la ironía para hacer una crítica al poder y la sociedad. Ade- con nadie», dijo. Su sobrina y albacea literaria, Gryzel
tarde te pierdo/ como se pierde el tiempo/ o la esperanza», más, en un juego de espejos con el cronista Guamán Poma de Matallana Rose, tiene la imagen de su tío acostado en cama
dice en «Letanía del solitario». «Exacta dimensión» es el Ayala, cuestiona también el rol del escritor. La recepción fue largas horas, pensativo y con un cigarro en los labios. Ese
poema paradigmático del libro, donde la expectativa del mucho más favorable, pero una convicción mayor lo llevó ensimismamiento representaba acaso otra forma de exilio,
lector aumenta línea tras línea de cada verso hasta que con- a reencontrarse con su antigua pasión. Para él la poesía era un asilo dentro de sí mismo. «La primera impresión que daba
cluye de manera contundente: «me gustas porque te amo». música de pocos, y la música, poesía de muchos. Motivado era la de un hombre melancólico, alejado y distante. Y como
Sus definiciones de poesía quedaron registradas en di- por esa idea compuso valses y alcanzó gran prestigio. El hacía reír sin cambiar de gesto, solo sus ojos brillaban, su
versas entrevistas. En la más solemne indica que es «el punto de partida fue «Tu voz», tema que, en el Festival de la apariencia seguía siendo nostálgica», recordaba César Calvo.
camino más corto entre la palabra y la emoción». En la más Canción de Chiclayo de 1970, se impuso a «Siempre aquí», La presencia del padre Gutiérrez, su compañero del colegio,
desconcertante dice que «es el camino más corto para llegar de Armando Manzanero. Aunque la elegida para interpretar influiría en su declarada conversión al cristianismo: «de
a ninguna parte». Y su definición más gráfica: la poesía es «la el tema fue Lucha Reyes, esta no pudo viajar al festival. De modo trascendental, soy, o creo ser, un socialista cristiano».
vía expresa de la literatura». En una de sus últimas charlas, en emergencia fue elegida Tania Libertad, joven cantante aún La dependencia del alcohol le causaría la cirrosis que acabó
1982, le diría a su amigo el poeta Julio Heredia que, a través desconocida que había sido descalificada del certamen el día con su vida. Durante el tiempo que estuvo internado en el
de la poesía, «uno se libra de ciertos recuerdos enquistados previo en una performance poco feliz debido a una afonía. hospital Rebagliati escribió algunos poemas que la familia
que no se manifiestan en una comunicación normal». Debía cantar «Tu voz» y la suya casi no existía. «La noche espera publicar próximamente.
Las descripciones sobre su personalidad son también anterior me habían abucheado y cuando salí empecé a cantar «Mi alcoholismo constituía una especie de suicidio ab-
diversas, sin embargo, el poeta Gustavo Valcárcel es quien llorando, entonces me salió una voz con mucho sentimiento solutamente consciente. Pero siempre rechacé la idea de la
resumió mejor todas ellas: «El espíritu de Gonzalo tenía y la gente se conmovió», recuerda desde México la hoy eliminación directa», revelará en otra entrevista, donde re-
dos leit motiv inmanentes. A veces se burlaba de las cosas consagrada intérprete, quien luego sería muy cercana a Rose mite a su interlocutor a encontrar una respuesta en su poema
más serias con espontáneas picardías infantiles. Y otras, se y, junto al músico Víctor Merino, grabarían los poemas y «Despedida»: «Quédate dormido sobre los helechos/ de una
sentaba cabizbajo y actuaba como médium de una tristeza composiciones del artista. «Antes de conocer a Juan Gonzalo antigua/ breve/ solitaria infancia.../ Muérete en las tierras,/
venida de otro mundo», escribió en una columna de 1984 no había cantado poesía. Le estoy tan agradecida por haber- muérete en los mares.../ muérete viviendo/ muere enamorado
al conmemorarse el primer año de la muerte de su amigo.  me abierto camino en ese mundo. Fue un parteaguas en mi de tu propia muerte». En la poesía de Rose encontramos las
La capacidad para sorprender con sus afilados juegos carrera», añade Libertad. «Si un rosal se muere» y «Pescador claves que resumen su actitud ante la vida: la sensibilidad
de palabras la trasladó en su poesía a través de su libro más de luz», tema este dedicado a José Olaya, fueron los otros política, la nostalgia, el amor en estado puro, la sensualidad
complejo y del que se desprendió definitivamente de Vallejo: dos éxitos. El nuevo matrimonio entre poesía y música había sutil y la ironía para criticar el mundo que nos rodea. En todo
Las comarcas (1964). «Incapaz de ser héroe, me hice pere- quedado consumado.  caso, es mejor sumergirse en el mar de su poesía que intentar
grino», así resumió Rose el periplo que lo llevó por más de La dramaturgia también le interesó. En 1966, en el teatro descifrar los secretos de una persona que eligió siempre vivir
seis meses por Latinoamérica y el Caribe. «Este pudo ser uno La Cabaña, estrenó Carnet de identidad, un unipersonal intensamente.
de sus viajes más importantes porque no estaba impregnado interpretado por Edgard Guillén, en quien Rose pensó al
de las connotaciones políticas de sus otros peregrinajes», momento de escribir dicha puesta de ciencia-ficción sobre
señala Yvo Pérez Barreto, quien realizó esa travesía junto al un reflexivo sobreviviente de la Tercera Guerra Mundial. En
Jaime Cabrera Junco (Lima, 1979). Periodista y gestor del blog
poeta. En sus poemas en prosa concentra una mirada desde la 1974, en el Teatro de San Marcos, estrenó una breve pieza literario Lee por gusto. Coordina el área de Promoción Literaria de la
mitología sobre cada uno de los lugares citados, tales como teatral llamada Un momento con Javier, en homenaje al poeta Casa de la Literatura Peruana.
32

Fotos: Noé Obregón

lo que la medicina ha llamado «discapacidad intelectual»,


aunque su condición no es un impedimento para cuestio-
nar las estructuras de dominación que les ha tocado sufrir
y el discurso del heteropatriarcado. Es un libro incómodo,
eminentemente feminista, a pesar de que su lector no esté
necesariamente determinado por esta postura. Morales trata
de construir su feminismo desde lo que en la novela se llama
el bovarismo y el bastardismo, criticando así al feminismo que
hoy predomina; también a la feminista castradora o autocas-
trada: «Podría decirse que el bastardismo es mi ideología, a
pesar que la acuñadora del concepto abomina del de ideología
por lo que tiene de vanguardia, de academia y, por lo tanto,
de estructura jerárquica y patriarcal. De hecho María Galindo
no habla de bastardista sino de meras y simples bastardas. Lo
de bastardista, con esa terminación en-ista, que designa la
clásica adherencia ideológica, es cosa mía (…) Creo que el
tránsito del bovarismo al bastardismo es algo normal y una
muestra de adultez. Creo que no terminar de leer Madame
Bovary también es una muestra de adultez y un primer gesto
bastardista». Este fragmento aparece en Lectura fácil cuan-
do se menciona una charla de la activista María Galindo en
Barcelona. Vale acotar también que esta autora fue reveladora
para Morales durante la escritura de su novela, en especial el

A
libro Feminismo urgente: ¡A despatriarcar!
finales del año pasado, un jurado integrado por A pesar de la controversia (o también por ello) Lectura Lectura fácil se puede definir como una doble metáfora.
Rafael Arias, Gonzalo Pontón Gijón, Marta Sanz, fácil va por su sexta edición. Y no solo eso: si alguien que Por un lado, porque estas cuatro muchachas representan los
Jesús Trueba, Juan Pablo Villalobos y Silvia Sesé vive en Madrid o Barcelona desea pedir la novela en una miedos y opresiones casi inmanentes a cualquier mujer del
otorgó el 36° Premio Herralde de Novela a Lectu- biblioteca pública debe esperar cinco meses. Por lo pronto mundo, si se entiende que, desde el discurso del patriarcado
ra fácil de Cristina Morales. Desde ese momento, la autora Anagrama está por editar toda la obra de Morales, desde su y dentro de una sociedad machista, todas son consideradas,
granadina no pasa inadvertida. Su presencia en la prensa es primer libro, La merienda de las niñas, publicado por Cua- de una u otra manera, como discapacitadas. Y también, por
recurrente, ya sea por las muchas reseñas que han hecho de derno del Vigía (2008), hasta Los combatientes (Caballo de el título del libro, una ironía en sí misma para el lector y los
su novela en todo Hispanoamérica, o por sus controversiales Troya, 2013), Malas palabras (Lumen, 2015) y Terroristas críticos, especialmente porque la novela de Morales es todo lo
declaraciones. En octubre de este año, el efecto se duplicó: modernos (Candaya, 2017). Vale informar que Lectura contrario. No resulta fácil de asimilar o leer al primer intento
la novela ganó el Premio Nacional de Narrativa, y con eso fácil, antes de ganar el Herralde, fue presentada a Seix Ba- y, para hacerlo, es necesaria una postura política y feminista:
regresaron los cuestionamientos. Se ha señalado una aparente rral, que consideró no publicar el texto a través del fanzine «Cuando era pequeña no entendía las letras de las canciones
incoherencia entre la postura política y rebelde de la escritora Yo, también quiero ser un macho, que contiene uno de sus porque estaban cuajadas de eufemismos, de metáforas, de
con el hecho de aceptar dichos premios. capítulos. Para Morales su obra es un fanzine alrededor de elipsis, en fin, de asquerosa retórica, de asquerosos marcos de
Pero a Morales no le interesan las polémicas que han la novela, formato que considera pedagógico y también con significado predeterminados en los que mujer contra mujer
surgido a su alrededor, ni lo que opinen o dejen de opinar mucho sentido político. Incluso en sus presentaciones lleva no quiere decir dos mujeres peleándose sino dos mujeres
los críticos. Ni siquiera tiene redes sociales. Hace unas ejemplares e invita al público a fotocopiarlo y distribuirlo: follando. Qué retorcido, qué subliminal y qué rancio. Si por
semanas, mientras estaba en Cuba dando unos talleres, «Lo que sucedió con Seix Barral fue en su momento muy lo menos dijera mujer con mujer… Pero no: tiene que notarse
declaró: «es una alegría que haya fuego en vez de cafeterías revelador porque me mostró que una no puede escribir lo lo menos posible que ahí hay dos tías lamiéndose el coño».
abiertas en Barcelona». Le acababan de comunicar que mismo en una casa okupa y publicar su texto en fotocopias
había ganado el Premio Nacional de Narrativa. «Pozuelo que con una editorial». ***
Yvancos dijo que mi novela era un atentado contra el buen
gusto literario. Para mí que un crítico me diga eso es mi *** ¿Cómo es Cristina Morales? Intenta sobrevivir de su trabajo
fantasía más salvaje. Sí, mi novela es punki y este crítico como escritora, se preocupa por su familia, cuestiona el cuar-
ha sido un buen lector. La literatura siempre debe buscar La novela de Morales (1985) cuenta la historia de cuatro mu- to propio que propone Virginia Woolf, le gusta disfrutar la
salir de su corset». jeres en Barcelona: Nati, Patri, Marga y Ángels; todas sufren vida como cualquier persona de su edad, ama bailar —tiene
Entrevista 33

«LA LITERATURA
SIEMPRE DEBE BUSCAR
SALIR DE SU CORSET»
Cristina Morales: Lectura fácil y las intenciones de una escritora punki

Por Dulce María Ramos

un grupo de danza llamado Iniciativa Sexual Femenina—, mujer como Marga, que sale a la calle y quiere follar con el ¿Cómo es tu feminismo?
prefiere estar en cualquier bar del centro de Bogotá que en un primero que venga, se la trata como «hipersexualizada», que Es cierto que hay personajes públicos que lo tienen claro y te sueltan
hotel cinco estrellas, es cercana a sus verdaderos amigos y no es una forma suave de decirle a alguien «puta». un speech. Una vez un periodista de la agencia EFE me preguntó
suele ser indiferente ante un necesitado en la calle. Su pecado De los otros personajes femeninos, en el caso de Patri por mi posición política, y cuando le dije que era anarquista no
sería lo punki, opinar sin tapujos, luchar por sus convicciones. quería significar que, por mucho que intentes adoptar el hubo diálogo. Imagino que si le hubiera dicho que era feminista
Morales se ha convertido, le guste o no, en la Rosalía de las lenguaje del poder para tratar de sacar beneficios, eso no hubiéramos podido hablar. Callar a un periodista está súper bien,
letras hispanoamericanas. va a funcionar, siempre hay una relación de desigualdad, y además sin violencia. No me interesa un feminismo atado a lo
una relación de poder y sometimiento. De ahí que en vez de teórico y a la lectura, ese feminismo de las mujeres privilegiadas
Algunos consideran que tu novela es la voz de los discapa- hablar desde el lenguaje del poder, debemos crear nuestro blancas. Quiero un feminismo que no pase necesariamente por lo
citados, cuando otros dicen que es la del nuevo feminismo. propio lenguaje. Finalmente, con Ángels, quien escribe su intelectual. Para mí la lucha debe ser la iniciativa sexual femenina,
No soy la representante de nadie, más que de mí misma. Yo vida siguiendo el método de la lectura fácil, quería criticar reapropiarnos del concepto de putas, de sentirnos dueñas de nuestro
escribí una novela donde los personajes tienen una supuesta la forma de integración al diverso y cómo puede convertirse deseo sexual y afectivo, y que no esté siempre mediatizado por
discapacidad física para hablar de mi realidad. Esas discapaci- en una herramienta contra sí mismo. Yo quería dinamitar la el romanticismo y la seducción como las francesas del #MeToo.
tadas de las que yo hablo son figuras más universalizables. En lectura fácil con la lectura fácil. Recuerdo cuando decían que de tanto señalar a los acosadores
su origen, la novela está hablando de la opresión que sufren y abusadores se estaba perdiendo la seducción, con lo chic que
todas las mujeres normalizadas y no normalizadas. Durante la En el grupo de mujeres discapacitadas Ángels es la es- es seducir. En mi novela el personaje de Marga lo que quiere es
escritura me surgían preguntas: ¿Te piensas que por levantarte critora. follar, dejando de lado todo. La lucha debe ser de primer orden,
por las mañanas, ir a trabajar, hacerte el almuerzo, tener un Ángels es la menos discapacitada de todas. Tiene grandes desde los lugares más conservadores y radicales. Debemos lograr
novio, echarte un polvo, tomar una cerveza, fumarte un porro, deseos de ser escritora, grandes deseos que la publiquen y la emancipación de nuestros propios deseos.
meterte una raya, irte de fiesta, tener una resaca, levantarte al de hacerse entender por los lectores. Hay mucho de eso en
otro día a las ocho de la mañana eres más libre que aquella mí como en mis colegas. Para mí era divertido ver la figura Se ha cuestionado la contradicción que existiría entre tus
que está encerrada en un instituto por discapacidad? ¡Pobre de la escritora como un personaje reaccionario. He visto en posturas políticas y el hecho de que aceptaras el Premio
de ti! Puedo tener ciertos privilegios que una discapacitada no algunas críticas que han leído literalmente los fragmentos Nacional de Narrativa.
posee, pero eso no me da una autoridad moral para creerme finales de la novela, cuando Ángels dice que quiere ser una Yo he dedicado muy poco tiempo lo que dicen estos machos
más libre o superior a ellas. Es muy diferente sentirse libre escritora de culto, rebelde y universal. En realidad cuando machistas. Yo estaba en Cuba tomando daiquiris cuando pasó
que privilegiado, de hecho es algo optimista sentirse libre. mi personaje dice eso es una carcajada contra el elefante toda la polémica en las redes, mientras mi familia y amigos
La segunda pregunta que me formulé fue: ¿Cómo hacer que blanco y contras aquellos que pueden ser mis lectores aliados, estaban preocupados por lo que se decía. Yo no tendría que
esas mujeres universitarias, cultas, viajadas se sintieran iden- aquellos que consagran la obra en un altar. También cuando justificar el porqué estaba en Cuba, pero si estaba ahí fue por
tificadas con estas que viven encerradas en un piso tutelado? en el discurso de Ángels aparece la palabra democratizar es una invitación del mismo gobierno español que me envió para
Una mujer normalizada se cree libre y ciudadana del mundo, una crítica precisamente contra la democracia, contra lo que dar unos talleres literarios. Recuerdo cuando hace 15 años le
por eso quería que las lectoras se sintieran identificadas con se supone debería ser el objetivo de la lectura fácil: democra- dieron el Cervantes a Rafael Sánchez Ferlosio y dijo: «Yo
las discapacitadas viendo su propia opresión y sumisión y no tizar la lectura para todos, y la democratización significa el odio a España desde que nací». No recibió ninguna crítica y
a través de tener ciertas actitudes: cantar, bailar o hacer una aplanamiento de la literatura, la consagración de lo mediocre fue tratado por la prensa de derecha y de izquierda como un
tortilla de patatas. como valor de lo literario. intelectual que se expresó libremente.
En teoría el mundo ha evolucionado y estamos en el momento
¿Qué buscaste representar con las protagonistas de Lec- Llama la atención el lenguaje que estas mujeres emplean, dulce del feminismo, pero me gano un premio y los comentarios
tura fácil? cero recatado, incluso escatológico: nada que pudieran son de cuántas pollas me he comido y por qué no lo rechacé como
Yo me llamo mujer porque así me han educado, porque me suponer los biempensantes. en su momento hizo Javier Marías. Yo no tendría que explicar o
han dicho que este cuerpo y forma de pensar es de una mujer, El empleo del lenguaje simplemente responde a que traté justificar por qué acepto o rechazo un premio. Es muy tramposo
no tengo respuesta para eso. Sí tengo respuesta sobre cuáles de escribir lo que me daba la gana y como me daba la gana. colocarme en el mismo lugar de privilegios que Marías, él se
eran mis intenciones a la hora de hacer expresarse a estas Vamos a descubrir qué es lo que me da la gana, cuáles son puede permitir rechazar un premio, es un elefante blanco, vive de
cuatro mujeres. Para mí el hecho de que la más discapacitada mis deseos como escritora cuando enfrento la página en la literatura. A nadie le tendría que importar cuánto dinero tengo
de todas sea la que habla con ese rigor politológico quería blanco, cuando tengo un proyecto literario, la posibilidad de en la cuenta, de qué vivo, qué hago o dejo de hacer con mi dinero.
significar que la radicalidad política está patologizada en la publicar o no, mis deseos prioritarios o pensar en cómo seré Javier Marías y yo no jugamos en la misma liga, así que tratarme
sociedad contemporánea, al menos en Europa; que el disiden- leída, o publicada. A veces las escritoras se autocensuran. bajo los mismos patrones es tramposo, solo sirve para devastarme
te político es tratado como un tarado, como alguien que no Durante la escritura de Lectura fácil para mí esto estaba a mí y seguir privilegiando a escritores como él.
entiende, al igual como las personas con discapacidad. Ese muy claro, no pensaba en el editor, estaba pensado en mis
señalamiento de terrorista cuando alguien rompe un cajero motivaciones, escribir como hablan en los espacios dónde Dulce María Ramos (Caracas, 1978). Es narradora y periodista cultural
automático en una manifestación, del mismo modo que una frecuento y estoy. al servicio de medios de varios países.
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LAS VIRTUDES DE DOS


PÁJAROS SOLITARIOS
Juan Goytisolo, Monique Lange, el amor y la verdad

Por José Carlos Yrigoyen

D
esde hace varios meses me he dedicado a leer todo ¡Habla usted como los pederastas anglosajones! Yo me refería ruinoso hotel de las cercanías. Mientras Monique delibera en
lo que he podido conseguir de Juan Goytisolo. Ya a sueños, deseos, fantasmas». No volverá a dirigirle la palabra Corfú junto a los demás miembros del jurado del premio For-
había consumido con fervor su libro más conocido, en toda la noche. mentor, Juan inicia una endeble pero intensa relación con ese
Don Julián (1970), en medio de las áridas clases Sin embargo, Goytisolo en esa reunión cortejará a Mo- muchacho magrebí que le reconciliará con el placer y le hará
de Derecho que debí apurar en la universidad; su atrabiliario nique Lange. sentir la plenitud física que era incapaz de sentir con Lange.
discurso contra España y contra todos los nacionalismos en Cinco años mayor que él, simpática, brillante, una escritora Goytisolo se sabe diferente a los demás, pero no acepta esa
general, emitido con incontrolable rabia desde las costas de elegante, imaginativa, casi secreta. diversidad, sino que la toma como una traición hacia la mujer
Marruecos, me sobrecogió tanto como su capacidad de adaptar También el amor de su vida. que quiere. Todo esto lo cuenta en el segundo volumen de su
las lecciones de El almuerzo desnudo de Burroughs sin caer La había conocido poco tiempo atrás, en la sede de Ga- autobiografía, En los reinos de taifa (1986). En esas mismas
en lo meramente epigonal. No sé por qué no proseguí con los llimard. Ella se encargaba de la sección de traducciones. A páginas cuenta que aprovechó un nuevo viaje de Monique, esta
demás títulos de Goytisolo, pero nunca es tarde para enmendar diferencia del atormentado Genet, Monique fue atenta con él, vez a la Unión Soviética, para sentarse, durante un día entero,
nuestras lagunas literarias. conversaron hasta la madrugada, quedaron para verse al día a escribirle una carta.
No es un autor fácil. Comenzó escribiendo ficciones de siguiente. Y el siguiente, y el siguiente. Y el idilio se fundó en Es una carta elaborada con honestidad luminosa, con since-
tónica socialrealista que se alejaban saludablemente del pan- aquellos encuentros donde Goytisolo se maravillaba por las ridad conmovedora. Debe ser una de las epístolas más perfectas,
fleto, pero que tampoco iban más allá de lo que su tradición palabras inteligentes, sensibles y a la vez rotundas que Monique dolorosas y plenas de honda sensibilidad que he leído. Goytisolo
nacional establecía. De esa primera etapa he leído dos novelas: le regalaba, casi sin darse cuenta. le confirma a Monique que la ama, reconociendo que este senti-
La resaca y Fiestas (ambas de 1958), donde los protagonistas Los escritores optan casi siempre por las palabras en des- miento no podrá nunca traducirse en una aceptable relación sexual
son niños sometidos a la miseria de la España aislada de los medro de las personas. Monique Lange era uno de esos raros pero sí en todos los otros aspectos; acepta cualquier consecuencia
cincuenta. Jaime Gil de Biedma escribió en su diario que seres que hacen innecesario escoger entre esas posibilidades, que su confesión acarree, pero mantiene sin condiciones su fide-
cuando las leyó su impresión fue que Goytisolo era un escritor pues encarnaba ambas. Podemos pasar por la vida sin conocer lidad hacia ella. «Sé que destruyo mi dicha de estar junto a ti y la
malísimo. No es para tanto, pero lo cierto es que, a pesar de ese privilegio. Juan Goytisolo tuvo la gran suerte de topárselo. tuya de estar junto a mí, que siento tan fuerte. He comenzado la
que esos libros lo convirtieron en un autor popular, también Si bien en un principio acordaron que la suya sería una carta muchas veces con el ánimo encogido. Hago preces por que
desataron la sospecha y el desdén entre sus colegas. Tanto así relación abierta y sin compromisos burgueses, el afecto que no la tomes por una ruptura, aunque no puedo hacer nada contra
que cuando su hermano Luis ganó el Premio Biblioteca Breve se tenían acabó por imponer sus propias reglas y terminaron esta». Y la remata con esta dramática conclusión: «Tengo miedo
en 1958 por su notable Las afueras, los escritores españoles viviendo juntos en un departamento de la rue Poissonniere, en a vivir sin ti; y hay tu rostro, tu capacidad de amar, tus ojos, tu
hicieron una cruel distinción entre los Goytisolo: Juan era París. Durante los primeros años la relación se desenvolverá sin cariño. No he estado nunca tan cerca de nadie como de ti. Ni he
Juan, mientras que Luis era «el bueno». mayores problemas; Goytisolo se describe como un compañero ido más lejos en el amor que contigo».
Pasados los 30 años, Juan Goytisolo hizo una dura autocrítica «monógamo, conyugal, posesivo, sutilmente celoso», aunque Lange recibe la carta unos días después y responde con
que lo condujo a renegar de toda su obra anterior. A la mitad de su vida sexual con Lange nunca trascenderá la mediocridad. un escueto telegrama: «semana inhumana, pero te quiero».
su carrera eligió el camino de una literatura experimental que Había dejado atrás sus pulsiones homoeróticas, pero no encontró Morirá en 1996, al lado de Juan, no sin antes casarse por
desafiara al lector tanto formal como argumentalmente, que lo nada que pudiera sustituirlas. Eso no importaba, al menos hasta civil con él en 1978.
obligara a trepar al elevado árbol de sus imágenes para poder ese momento. Tras este episodio de revelación, Goytisolo ya estaba listo
acceder así a la belleza compleja que proponía. Así fue como Pienso que su unión con Lange fue fundamental para el para emprender el periodo más personal y afortunado de su
escribió la llamada Trilogía de Álvaro Mendiola, un proyecto viraje radical que transformó sus novelas, que lo animó a romper obra, compuesto por novelas cuya ficción en el fondo no
vanguardista compuesto por Señas de identidad (1966), Don los límites de la cárcel del lenguaje donde estaba encerrado, miente nunca, aunque lo que deba admitirse sea angustiante
Julián (1970) y Juan sin tierra (1975). Es un amplio fresco que lo liberó de sus ideas preconcebidas sobre la ficción y la y terrible. Eso es lo que lo hace tan atrayente y formidable
cuyo hilo conector es el repudio al lugar que lo vio nacer («tierra realidad. Le ofreció, con sus lecturas compartidas, diálogos el mundo que nos invita a conocer, porque está conformado
ingrata, entre todas espuria y mezquina, jamás volveré a ti») y interminables e ideas audaces, una noción de riesgo que hasta por la maleable, intempestiva y contradictora materia hu-
a los símbolos y tradiciones de ese «país de siervos y señores». entonces no se había atrevido a asumir. Ya no sería más ese autor mana en la que podemos contemplarnos y cuestionarnos, en
Pero otro de los motivos recurrentes de la trilogía —y que atendible pero indiferenciable de otros colegas englobados en la la que es factible encarar los intersticios de nuestra latente
se hace más presente libro a libro— es la homosexualidad. misma corriente que se podría definir como un neorrealismo a animalidad y locura. Nada de eso hubiera sido posible sin
Según el primer tomo de sus memorias, Coto vedado (1985), la española. Esas nuevas inquietudes literarias, paulatinamente, Monique Lange; en cada página de las novelas de ella y de
Goytisolo tuvo una iniciación sexual bastante traumática: fue fueron abriendo paso a sus auténticos deseos uranistas, largo Juan se adivina esa voluntad de «forjar una modesta victoria
abusado por su abuelo cuando contaba escasos años de edad. tiempo reprimidos. Y ya no habría marcha atrás para ese proceso de ambos contra el destino». Una victoria más que modesta,
Esto generó en él una visión tortuosa del sexo que lo acompañó de autorreconocimiento. vale acotar. Más bien un triunfo enorme, bello, total.
hasta su estancia en París, donde conoce en una reunión a su ídolo Una tarde en la que Lange se hallaba ausente, lejos, en
máximo, Jean Genet, quien lo confronta sobre sus apetencias ni Grecia, Goytisolo salió a pasear por el barrio árabe. Merodeó
bien son presentados. El autor de Nuestra Señora de las Flores entre los jóvenes que bebían cerveza y jugaban dominó en la
José Carlos Yrigoyen (Lima, 1976). Poeta, narrador y crítico literario.
le pregunta si es maricón. Goytisolo, confundido, musita que calle, sin saber cómo hablarles, desconociendo sus costumbres, Es autor de los poemarios El libro de las moscas, El libro de las
ha tenido algunas experiencias con hombres. Genet, olímpico, hasta que en una esquina conoce a Mohamed, un obrero alto, señales, Horoskop, Los días y las noches de José Carlos Yrigoyen; y de
replica: «¡Experiencias! ¡todo el mundo ha tenido experiencias! moreno, nervudo, con el que se acostará esa misma tarde en un las novelas Pequeña novela con cenizas y Orgullosamente solos.
Poesía 35

Alguien me corrige la ortografía


temo que una cirugía de nariz no sea suficiente
mi expresión que desdibuja
esta calamidad que llueve como una tormenta tropical sobre la hoja
tú dices cerro sobre habitado
corrección d e s o l a d o
yo le llamo el peso de mis palabras
nunca quise seguir los consejos de mi profesora
de lengua española

me hace hablar tapándome la boca [risitas al fondo]


me enseñó a quedarme en silencio

POEMAS
entre mis hombros escondida en mí
entre mis piernas

Nunca quise escribir


Ella que trabaja de moza en un bar
Del próximo De la belleza (Filodecaballos, febrero del 2020) deshizo la suciedad con químicos y trapitos húmedos
cuando parecía que los viejos muebles de la casa cobraban vida
y empezábamos a escuchar sonidos raros
Por Roxana Crisólogo
El bar
cubierto de eso que no se quita con nada
por un salario mísero Ella
no tiene tiempo ni para mirarse al espejo
no le da tiempo al poema para saltar

la hipérbole
Este es un viaje forzado y no exagero
un aterrizaje forzado que me obliga a pasar seis horas en Kiev
cuando el avión se acerca a la pista de aterrizaje mientras escribo este poema alguien me corrige la ortografía
y parece que entramos a un almacén que conduce a otros almacenes alguien que me acusa de dejar los colores sueltos [mucho polvo]
más sofisticados más solitarios más tristes de hacer demasiado ruido de usar palabras feas
se ha escrito demasiado sobre gente forzada a quedarse en un lugar encender la lámpara
forzada a partir sin explicación forzada a dejar
geografía forzada
alimentos genéticamente manipulados Últimamente me protejo de la poesía
forzados a abandonar su ser a mi lado un grupo de hombres reunidos se hace más grande
matan el tiempo comparando sus relojes mostrándose sus zapatillas
Soy de K un país forzado ¿Qué hablan?
Ella habla en estadísticas ¿Cómo podría hacerme de al menos una de sus preocupaciones?
no le quita la mirada a una familia judío ortodoxa ¿En su mundo de hombres las preocupaciones serán más graves más elevadas?
que arrastra varios niños y muchas maletas ¿El grado de responsabilidad mayor que mis banalidades?
solo escribo poesía
el número de muertos es tal que sobrepasa a los que lucharán quizás ya dije todo lo que tenía que decir
por la independencia de cualquier país forzado del mundo cumplí con el tiempo que la poesía me dio para sacarle brillo a la loza
¿de qué lado estás? cumplí con mi cupo de palabras de llanto
¿del que viaja por curiosidad o por necesidad? hice despecho de la poesía
¿remueve cartuchos proyectiles minas? y ¿si la poesía me abandonó en la estepa
¿deja mensajes descifra descompone? para que aprenda a defenderme?
¿acumula pólvora? ¿si no hice bien mi trabajo de inventar mentiras?
¿si dejé a la poesía abandonada en el desierto que levantó mi ciudad?
¿de los que queman o son quemados? ¿abandoné a la poesía en la sala de espera de un ministerio?
¿de la cooperación técnico-militar? ¿en una sala de parto?
¿de la United Nations o de la OTAN? ¿si esperaba a un médico pero llegó un extirpador?
¿de la fotografía del país que no es el país? ¿si la poesía me abandonó porque fui mala madre?
¿de la postal? ¿si la poesía necesita una prueba de amor?
¿de la botánica de no tomar partido por nadie? ¿cómo convenzo a la poesía de que no fue mi intención ofenderla?
¿de las semillas de las flores que no conocen de territorios? la hice limpiar pisos fregar todo lo que no brilla
¿de los laboratorios? la despojé de su inocencia ensuciándole el vestido
¿de los experimentos? no
¿de la química celular? no la abandoné por desgano
¿de la nación impura? sino que las palabras un día tomaron el poder

De todas las muchachitas con las cejas demarcadas como sistemas solares
que habitarán en mí Roxana Crisólogo (Lima, 1966) es una activista y poeta radicada en Finlandia. Es autora, entre otros, de los
Ser o no ser no es un dilema sino alinearse en un ejército de un lado poemarios Abajo sobre el cielo, Ludy D y Trenes, recientemente reeditado por Libros del Cardo.
o del otro del río Jordán
36

INÉDITOS
Poemas e ilustraciones por Eduardo Tokeshi

T.
a los doce años
con mi amigo T.
fuimos a robar libros
a la librería la familia
de la calle carabaya
fuimos decididos
era nuestra primera vez
era sábado por la mañana
nunca robamos nada
me quedé viendo los dibujos 4
de un libro de tom sawyer aguanta la respiración durante 28 segundos
y unas novelistas de vaqueros. e
imagina que la persona que más amas
el truco para atrapar lectores ya no está en este mundo
es hacerles creer que son ladrones. INSTRUCCIONES deja de imaginar eso
suelta la respiración
1
compra caramelos así es.
anda a una función de matinée
un lunes
busca una película aburrida
esas que tienen una densa calma 5
y público cero. consigue un piano desármalo y construye con él una casa
habítala.
empieza a mascar los caramelos cuando escuches
inunda la sala con tus dientes un silencio insoportable
machacando el dulce consigue un piano.

así es la soledad 6
toma un libro
L. ese ruido en el silencio que ames
mi ciudad arruinándote los dientes. busca la página 23
tiene
una isla que fue cárcel 2 memorízala
un cerro que fue sagrado busca una casa abandonada
un río que hablaba bastante en una pared escribe: te amo luego quémala
un poeta que murió lejos y en otra: te odio habrás hecho tuyo para siempre

mi ciudad tumba la casa ese libro.


tiene construye otra nueva
unas nubes bajas que rebuznan
esta vez sin paredes.
y 7
trata de imaginar
por si fuera poco 3 tu nuca
pídele a una persona y luego
también tiene que ensarte siete agujas tu espalda
unos hombres en tu cama
tristes poco a poco
como tú no sabrás
almohadas dónde las ha colocado anda alejándote
agotadas
de tanto échate a dormir a las dos de la mañana poco a poco
soñar.
así es la muerte
nunca sabes cuándo te tocará. nunca es tarde para aprender a estar solo.
Poesía 37

1
de niño me forraban con periódicos por dentro.
era asmático y el papel absorbería a la maldita humedad.
por la noche mi cuerpo parecía tatuado con letras borrosas.
por eso
cada vez que me falta el aire

escribo

3 hallazgo amoroso en la montaña


de niño tuve asma cuando esos arqueólogos encuentren
no podía comer nuestra ropa fosilizada nunca entenderán
chocolates naranjas helados raspadillas la prisa que tuvimos para deshacernos de ella a la hora de copular
tampoco sabrán cuánto nos quisimos, seguiran nuestros rastros
me salvó dibujar recostruyendo lo que suponen fue nuestra vida
observarán la vajilla rota y
dibujar el laboratorio hará trizas nuestros suspiros y
chocolates naranjas helados raspadillas harán análisis de partículas con nuestros fluidos dispersos
y sabrán que fuiste hombre pero no sabrán cuán hombre fuiste
a sabrán que tuve hijos por el ancho de mis caderas,
un niño sabrán que los hijos se fueron
que no tuviera asma. pero no sabrán de mi pena inclasificable,
no quitarán todo el polvo pues tendremos
que ser siempre vestigios de algo,
sabrán mucho de nosotros pero no sabrán nada.

hay un sueño
donde
conversas con los muertos
tus abuelos, tíos y amigos
y
en un bar
ellos
te spoilean
el final:
tú también estás muerto
mis poetas favoritos pero
tienen en sus mesas de noche tienes que despertar.
al lado de una tambaleante columna de libros
un enorme rallador de queso parmesano
perritos
en las noches dos perros eran los mejores amigos
cuando sienten la pulsión de la poesía
no necesitaban del hombre.

toman el rallador
y fin
se lo pasan
por el pecho
por la lengua
por el alma

luego
duermen Eduardo Tokeshi (Lima, 1960) Pintor e ilustrador.
tranquilos.
38

Raúl Rodríguez (Lima, 1979) Es historiador del arte y trabaja como infografista e ilustrador en el Diario El Comercio
Ahora también en Pueblo Libre y Santa Catalina.

Plaza Santa Catalina


Calle Tarapacá 197 Pje. Julio C. Tello 886
Av. Carlos Villarán 500
MIRAFLORES PUEBLO LIBRE
LA VICTORIA

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