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Por una Justicia para el Pueblo y no para los Empresarios y la Derecha!

Este primero de Febrero nos movilizamos para reclamar la renuncia de los miembros de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación y una urgente reforma judicial. Según las palabras de Pablo Moyano
“será una movilización muy importante para decirle a los integrantes de la Corte que hagan de una vez
justicia para el pueblo y no sólo para los empresarios, los dirigentes de la derecha o los políticos afines a
quienes nunca investigan".

¿Qué se acumuló contra la Corte?

De los tres poderes del Estado, el Judicial es el que tiene mayor descreimiento en la población y la
responsabilidad de la Corte Suprema en eso es central, por su dependencia y funcionalidad a los
intereses de grupos económicos concentrados, alejándose irremediablemente de la realidad y las
necesidades de su pueblo, y por tanto, de cualquier idea de justicia popular, como lo muestran las
siguientes acciones:

 El fallo del “2x1” en 2017 beneficiando a un represor de la última dictadura cívico-militar y


permitiendo su generalización al conjunto de condenados por lesa humanidad, lo que se revirtió
con una enorme movilización popular.
 La persecución política del gobierno de Macri dentro del Poder Judicial a quienes se oponían a
fallar a favor de políticas de ajuste y tarifazos o a quienes investigaban causas como Panamá
Papers y Correo, etc.
 La escandalosa publicación de audios ilegales en manos de la Corte por decreto Presidencial de
Macri emitido en diciembre de 2015.
 La “Doctrina Irurzun” que permitió la prisión política en nuestro país de dirigentes y referentes
políticos y la “parcialidad” para resolver los casos dependiendo de a quién se apunta: en días
Boudou estaba preso pero hace años que se espera pronunciamiento sobre el empresario
Blaquier por delitos de lesa humanidad; la injusta prisión de la compañera Milagro Sala desde
hace 6 años pese a los reclamos hasta de la ONU en sentido contrario, etc.
 El golpe institucional dado con el fallo sobre la Integración y el funcionamiento del Consejo de
la Magistratura que incluye la intromisión en otro Poder, el Congreso, para que dicte una ley
con plazo y sentido incluidos.
 El escándalo de la “Gestapo anti-sindical” -resultado del acuerdo entre el macrismo,
funcionarios judiciales y empresarios- dejando al desnudo la única posibilidad que la derecha y
los grupos económicos concentrados tienen de gobernar y de aplicar las políticas económicas y
sociales acordes a sus intereses.

¿Cuál es la naturaleza de todo este accionar en la Justicia?

No se trata de la persecución a algunos dirigentes u organizaciones sindicales puntuales por tal o cual
conflicto gremial sino que es una persecución de naturaleza política que intenta anticiparse y actuar
previendo hacia donde marcha el conflicto. Debemos analizar a qué necesidades profundas e intereses
refiere ese plan de acción.

La economía mundial está concentrada en un puñado de grupos económicos que para reproducirse
necesita diversos mecanismos de extorción financiera -como el endeudamiento externo, la devaluación
de las monedas nacionales frente al dólar, etc.-, para succionar riquezas producidas por nuestro trabajo
en todos los rincones del mundo hacia el centro de ese poder económico: EEUU y Europa.

El capitalismo está hundido en una crisis permanente de la cual no puede ni podrá salir y lo único que
pueden hacer es agravarla mediante el ajuste en todos lados para succionar bocanadas de aire que
dilaten esa agonía. Eso son las recetas que el FMI quiere que apliquemos una vez más en nuestro país:
en 2022 vencen pagos externos por 28.000 millones de dólares, y el año próximo por 30.000 millones.
Esto es casi el doble que las ganancias extraordinarias del intercambio comercial obtenidas en 2021.

Esas medidas no pueden traer más que rechazo y conflicto en la inmensa mayoría de la población y
particularmente en los trabajadores que vemos reducir nuestro salario en forma constante frente a la
inflación.
Por lo tanto, la “Gestapo anti-sindical” en realidad es una muestra bien cruda de lo que necesita la
derecha para gobernar porque sus políticas profundizarán el conflicto, como se puso de manifiesto el 14
y 18 de diciembre de 2017 cuando un conjunto de gremios, organizaciones sociales y políticas junto a
trabajadores que desbordaron a sus propias conducciones se movilizaron al Congreso y se enfrentaron
contra las fuerzas policiales que desataron una feroz represión para rechazar las reformas previsional y
laboral.

El propio Macri reconoció que el fin de su gobierno comenzó ese día, cuando tronó la consigna “unidad
de los trabajadores y al que no le gusta se jode”, repetida por la noche incluso por las capas medias
porteñas en sus tradicionales cacerolazos. Fue un “basta” de Macri y la aplicación de las políticas
neoliberales de ajuste, que son las únicas posibles en el grado actual de desarrollo del capitalismo. El
único capitalismo posible es ese y los trabajadores ese día dijimos basta.

Plan de ajuste del FMI y Gestapo anti-sindical son, por lo tanto, dos caras de la misma moneda. La cara
económica es el fundamento profundo de la cara política. Y viceversa: ese plan político es el único plan
posible para esa necesidad e interés económico. La política no es más que la economía concentrada.

Las peleas políticas que vemos diariamente responden a esa concentración económica, siendo
imposibles los consensos porque suenan todos. Las guerras en diversas partes del planeta con epicentro
en la movilización de las tropas de la OTAN (EE.UU. y Europa) apuntando hacia Rusia y China y que nos
tienen en vilo actualmente por el peligro de una escalada nuclear son expresión de ello también. La
política es la economía concentrada y la guerra no es más que la política por otros medios.

Las fracturas en las corporaciones empresarias y la feroz interna en JxC (PRO-UCR) hablan por sí solas:
no hay lugar para todos. La necesidad de pinchar teléfonos y de filmarse clandestinamente incluso en
sus propias reuniones y también la propia filtración de esas escuchas y filmaciones hablan a las claras de
toda esa podredumbre, desnudando su carácter antipopular y antidemocrático.

Solo pueden gobernar así y esa es la Justicia que tienen para ofrecer, que responde a esas necesidades e
intereses. Todo lo demás es acusado de autoritario, populista, etc., y lo que se oponga a ese plan debe
ser perseguido, reprimido y, siempre que se pueda, anticipado para que no logre organizarse contra sus
intereses mediante la difamación, las causas armadas, etc.

Es el lawfare operando a cara descubierta. El golpe a Dilma y la prisión de Lula en Brasil, la persecución
judicial y proscripción electoral a Correa en Ecuador, etc., son todas muestras de un mismo plan con un
mismo origen: EE.UU. Es desde allí desde donde se planifican, dirigen y financian a través de la
Embajada las políticas a aplicarse en cada país bajo su órbita de influencia. El caso más emblemático es
el del brasileño Juez Moro -que persiguió y encarceló a Lula- cuyos vínculos con EE.UU. son
públicamente conocidos, pero esa política es diaria y permanente: fiscales y jueces tienen abiertas las
puertas de la Embajada yanqui para recibir directivas, formación y financiamiento.

Es todo amedrentar mediante el terror, la mentira, la guerra económica, etc. para disciplinar a los
trabajadores y sectores populares, condenando a la mayoría de la población a la desesperación de caer
en el descarte social y el hambre.

Al respecto, Pablo Moyano unía la economía con la política y la justicia explicando: “esa Corte no dice
nada sobre los más de 50 mil millones de dólares de préstamo (otorgado por el FMI) que se llevó
Mauricio Macri, porque es preferible perseguir e inventar causas judiciales que investigar a quienes
destruyeron el país”. “Debe hacerse justicia y que no ocurra lo mismo que con la causa del espionaje,
que fue sacada de la provincia para enviarla a 'Comodoro Pro' -donde hay todo un sistema armado con
jueces y fiscales- para luego plancharla. Por eso hay que marchar y continuar instalando todas esas
denuncias. No puede quedar en el olvido. Muy grave fue lo que intentó armar Macri. Ahora están todos
escondidos”. Y proseguía con las conclusiones políticas asegurando que la oposición procura armar “una
nueva Unión Democrática recalcitrante para intentar gobernar el país a partir de 2023 y quitar y eliminar
derechos, en la que confluirán todos, desde (José Luis) Espert y (Javier) Milei hasta (Patricia) Bullrich y el
resto de la derecha, que desea y apuesta a que no haya acuerdo con el FMI para que se pudra todo. El
único objetivo de esa alianza es aniquilar todos los derechos de los trabajadores”. “Los mandantes de la
oposición de la derecha recalcitrante son el Fondo Monetario Internacional (FMI), la embajada
estadounidense, el Grupo Clarín y los grandes empresarios como Mercado Libre y Paolo Rocca que la
irán ordenando para que confluya en una gran alianza con vistas a las elecciones presidenciales de
2023”.

En síntesis, el FMI busca además de recuperar dólares condenar al país al chaleco de fuerzas de una
recesión sin límites, para “terminar con el populismo” y los proyectos de Soberanía y Justicia social.

Las mentiras abiertas reemplazan a los hechos, generando en la población confusión y miedo al caos
social y a la impunidad de una mafia que opera abiertamente al interior de las instituciones políticas y
judiciales. La incapacidad del gobierno ante esta situación genera en los ciudadanos desesperanza,
apatía y miedo y contrasta con la promesa electoral de “limpiar las cloacas de la democracia”. Frente a
esto los trabajadores salimos a la calle.

Mas allá de los actuales miembros de la Corte, el problema reside en la estructura institucional
misma, parida a la luz de la derrota de los proyectos nacionales frente a los intereses de la oligarquía y
el poder del imperialismo inglés y luego yanki y los grupos económicos concentrados. No puede
apelarse a soluciones “gatopardistas” que se limiten a cambiar personas, pues ello no impedirá
futuros avasallamientos.

Por lo tanto, el pedido de renuncia de la Corte y de reforma judicial requiere continuidad y salida por la
positiva: ¿con qué la vamos a reemplazar? No con tal o cual nombre, sino con qué Justicia. ¿Cuál es la
Justicia que responde a nuestros intereses? ¿Qué Justicia necesitamos para las tareas que tenemos
planteadas en el enfrentamiento con los grupos económicos concentrados y su reemplazo por parte de
los trabajadores y el pueblo en el manejo de la economía?

El camino de unidad que se va conformando en la calle en dicho enfrentamiento que acerca sectores
políticos, gremiales y sociales que parecían hasta no hace mucho distantes o indiferentes reflexionado
sobre el pasado y el presente pero fundamentalmente sobre cómo diseñar el futuro, cómo tomar en
nuestras manos los problemas, dan indicaciones de esa búsqueda. No se trata de juntarse para reclamar
que otro haga y resuelva los problemas, sino de planificar y actuar en función de ese destino común,
como lo muestran los acercamientos que se vienen dando y que irán conformando no un cúmulo de
reclamos gremiales o sectoriales unidos por el espanto sino una corriente política de trabajadores que
asuman las tareas planteadas.

La movilización contra la Corte Suprema y por una profunda Reforma Judicial este 1 de Febrero
constituye un momento de ese camino de la lucha contra los “poderes fácticos” que señala Cristina y
al mismo tiempo de constitución práctica de esa corriente de trabajadores que se ponga a la cabeza
de las tareas que el conjunto del pueblo tiene planteadas para tomar en nuestras manos los destinos
del país, como momento del desarrollo de una estrategia común encarnada en un “Perón Colectivo”
que derrote definitivamente a la pata local de los grupos económicos concentrados mediante la
construcción de la Democracia popular, directa y participativa y una Justicia acorde a esos intereses.

Por ello nos convocamos y sumamos a Plaza Lavalle el 1 de febrero de 2022, y en todos los demás
puntos previstos de nuestro país.

Enero de 2022.

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