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Artrosis es un proceso degenerativo de las articulaciones móviles que

se caracteriza por el deterioro del cartílago articular y el hueso


subyacente comienza a cambiar. Estos cambios por lo general
comienzan lentamente y empeoran con el tiempo. La artrosis puede
causar dolor, rigidez e inflamación. En algunos casos, también causa
un funcionamiento reducido y discapacidad; algunas personas ya no
pueden hacer tareas diarias o trabajar.

El cartílago articular es indispensable para el buen funcionamiento de


la articulación ya que es la superficie de amortiguación y
deslizamiento entre los extremos óseos que forma cualquier
articulación.

SÍNTOMAS DE LA ARTROSIS

Los síntomas principales son:

*Dolor, que es más intenso al iniciar el movimiento, disminuyendo a


medida que la articulación se moviliza y reaparece con el ejercicio
más o menos prolongado, y con el reposo cede. El dolor nocturno es
raro que aparezca. El dolor artrósico es un dolor que no siempre es
constante, por lo que los pacientes pueden estar durante largos
periodos de tiempo sin padecer dolor.

*Limitación de la movilidad articular, activa y pasiva.

*Rigidez matutina de breve duración.

*Derrames articulares, espacialmente en las rodillas.

*Deformidades

*Contracturas

*Atrofia muscular por desuso.

*Crujidos articulares frecuentes, sobretodo en la artrosis de rodilla.


Este síntoma no tiene valor si no se acompaña de algunos de los
signos anteriores.

¿Cuáles son los factores de riesgo de la artrosis?


Lesión o uso excesivo de las articulaciones: la lesión o el uso excesivo,
tales como como doblar la rodilla y ejercer un esfuerzo repetido en
una articulación, pueden causar daño y aumentar el riesgo de artrosis
en esa articulación.

Edad: el riesgo de presentar artrosis aumenta con la edad.

Género: las mujeres tienen una mayor probabilidad de presentar


artrosis que los hombres, especialmente luego de cumplir los 50
años.

Obesidad: un mayor peso pone más esfuerzo en las articulaciones,


especialmente las que cargan con el peso, como la cadera y las
rodillas. Este esfuerzo aumenta el riesgo de artrosis en esa
articulación. La obesidad también podría tener efectos metabólicos
que aumentan el riesgo de artrosis.

Genética: las personas que tienen familiares con artrosis tienen una
mayor probabilidad de presentar la enfermedad. Las personas que
tienen artrosis de las manos tienen una mayor probabilidad de
presentar artrosis de rodilla.

Raza: algunas poblaciones asiáticas tienen menor riesgo de artrosis.

¿Cómo se diagnostica la artrosis?

Un médico diagnostica la artrosis mediante una revisión de los


síntomas, un examen físico, radiografías y un análisis de laboratorio.

La artrosis se representa en cuatro áreas principalmente:


Artrosis de rodilla: En este caso la enfermedad afecta a las partes
interna y/o frontal de la rodilla provocando dolor cuando se realiza un
esfuerzo. Como consecuencia el paciente puede tener cojera si la
enfermedad se encuentra en un estadio avanzado. En este tipo de
artrosis el movimiento de la articulación suele causar chasquidos.

Artrosis de manos: ligado al sexo femenino y a la herencia genética


del paciente. La artrosis de manos se origina en una articulación y se
va extendiendo al resto de la mano.

La funcionalidad de la mano es normal salvo que la articulación


quede un poco flexionada o desviada.

Artrosis de cadera: suele dar dolor en la ingle y en la zona interna del


muslo, pudiéndose reflejar en la rodilla.

En estadios avanzados puede presentar dolor nocturno y dificultad


para flexionar las piernas o caminar.

Artrosis de columna: frecuentemente en el área lumbar y cervical.


Puede no originar síntomas por lo que en muchas ocasiones no está
diagnosticada y se localiza al realizar una radiografía por otro motivo.

El dolor puede aparecer al realizar actividades mecánicas, como


movimientos y sobrecargas en la zona afecta. Además, los cambios de
tiempo y de presión suelen agravar el dolor.

EL TRATAMIENTO FISIOTERÁPICO DE LA ARTROSIS

Tratamiento fisioterápico en la artrosis:

Sus objetivos principales son aliviar el dolor, mantener la movilidad


articular y la fuerza muscular evitando en lo posible el progreso de la
enfermedad mediante la enseñanza de un régimen de vida de
economía articular y la corrección de las deformidades y de la estática
general éstas añadirán sobrecarga y estrés sobre las estructuras y
articulaciones vecinas pudiendo acelerar el desarrollo de cambios
degenerativos en otras articulaciones.

Aliviar el dolor: Termoterapia o calor local. Para disminuir el dolor


(superficial) y preparar las articulaciones para los ejercicios
(profunda); masaje descontracturante de la musculatura adyacente.

Mantener la movilidad y la fuerza muscular: Ejercicios activos,


preferentemente en suspensión y sin carga; tonificación muscular con
contracciones isométricas.

Hidroterapia: los ejercicios en piscina son muy beneficiosos.

Proteger las articulaciones afectadas de los movimientos extremos y


los traumatismos.

Control de la obesidad y del transporte de pesos.

Evitar marchas prolongadas.

Evitar subir y bajar escaleras.

Utilizar un bastón en el lado contrario en artrosis de miembros


inferiores.

Intercalar periodos de descanso durante el día.

Debido a la cronicidad del proceso será importante confeccionar un


programa de fisioterapia a domicilio adaptado a cada paciente, que
deberá ser revisado periódicamente.

Tratamiento quirúrgico: Puede ser necesario en caso de dolor


persistente e intenso, aunque también deberá considerarse el
número de articulaciones afectadas ya que el resultado final será más
satisfactorio cuando exista sólo una articulación seriamente afectada
que cuando sean varias. Se opta por este tratamiento cuando a nivel
radiológico y clínico la artrosis suponga muchos dolores e incapacidad
para la vida diaria.

La artritis es la hinchazón y la sensibilidad de una o más de las


articulaciones. Los principales síntomas de la artritis son dolor y
rigidez de las articulaciones, que suelen empeorar con la edad.
Síntomas

Algunos de los signos y síntomas más comunes de la artritis afectan las articulaciones.
Dependiendo del tipo de artritis, los signos y síntomas pueden incluir los siguientes:

Dolor

Rigidez

Hinchazón

Enrojecimiento

Disminución de la amplitud de movimiento.

Causas

Daños en las articulaciones. ( Las Rodillas, las manos y los pies entre otras ).

Factores de riesgo

Los factores de riesgo de la artritis comprenden lo siguiente:

Antecedentes familiares. Algunos tipos de artritis son hereditarios, por lo que es probable que
contraigas artritis si tus padres o hermanos tienen este trastorno.

Edad. El riesgo de muchos tipos de artritis, entre ellos la artrosis, la artritis reumatoide y la
gota, aumenta con la edad.

Sexo. Las mujeres son más propensas que los hombres a desarrollar artritis reumatoide,
mientras que la mayoría de las personas que tienen gota, otro tipo de artritis, son hombres.

Lesión articular previa. Las personas que se han lesionado una articulación, tal vez mientras
hacían deporte, con el tiempo tienen más probabilidades de sufrir artritis en esa articulación.

Obesidad. El peso extra fuerza las articulaciones, en especial las rodillas, las caderas y la
columna. Las personas con obesidad tienen un mayor riesgo de desarrollar artritis.

Diagnóstico

Durante la exploración física, los médicos revisarán las articulaciones para detectar hinchazón,
enrojecimiento y temperatura. También querrán observar tu capacidad para mover las
articulaciones.

Análisis de laboratorio

El análisis de diferentes tipos de líquidos corporales puede ayudar a identificar el tipo de


artritis que tengas. Los líquidos comúnmente analizados comprenden la sangre, la orina y el
líquido sinovial. Para obtener una muestra del líquido sinovial, los médicos limpiarán e
insensibilizarán la zona antes de insertar una aguja en el espacio de la articulación para extraer
líquido.

Diagnóstico por imágenes

Estos tipos de pruebas pueden detectar problemas dentro de la articulación que pueden estar
provocando los síntomas. Entre los ejemplos, se incluyen los siguientes:
Radiografías. Las radiografías, que usan niveles bajos de radiación para visualizar el hueso,
pueden mostrar si hay pérdida del cartílago, daño en los huesos y espolones óseos. Las
radiografías no pueden revelar el daño artrítico temprano, pero a menudo se utilizan para
seguir la evolución de la enfermedad.

Tomografía computarizada. Los escáneres para la tomografía computarizada realizan


radiografías desde muchos ángulos diferentes y combinan la información para crear vistas
transversales de las estructuras internas. Las tomografías computarizadas pueden visualizar el
hueso y los tejidos blandos que los rodean.

Imágenes por resonancia magnética. La resonancia magnética, que combina ondas de radio
con un campo magnético potente, puede producir imágenes transversales más detalladas de
tejidos blandos tales como cartílagos, tendones y ligamentos.

Ecografía. Esta tecnología utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para obtener imágenes de
los tejidos blandos, los cartílagos y las estructuras que contienen líquido cerca de las
articulaciones (bursas). La ecografía también se utiliza para guiar la colocación de las agujas
para extraer líquido articular o inyectar medicamentos en la articulación.

Tratamientos

Terapia

La fisioterapia puede ser útil para algunos tipos de artritis. Los ejercicios pueden mejorar la
amplitud de movimiento y fortalecer los músculos que rodean las articulaciones. En algunos
casos, puede justificarse el uso de una férula o de dispositivos de inmovilización.

Hacer ejercicio. El ejercicio regular puede ayudar a mantener las articulaciones flexibles. Nadar
y hacer ejercicios aeróbicos acuáticos pueden ser buenas opciones, ya que la capacidad que
uno tiene para flotar en el agua reduce la tensión en las articulaciones que soportan el peso.

Dispositivos de asistencia. El uso de bastones, plantillas de zapatos, andadores, asientos de


inodoro elevados y otros dispositivos de asistencia pueden ayudar a proteger las articulaciones
y mejorar la capacidad para realizar las tareas diarias

Laser de baja potencia y TENS: disminuyen el dolor a corto plazo.

La combinación de parafina y ejercicios activos también son eficaces contra el dolor.

La aplicación de frío/calor.

Uso de férulas para ayudar a mantener posturas y prevenir deformidades.

Masoterapia y terapia manual. Se debe evitar en períodos de inflamación. Deben de ser


suaves, superficiales y progresivas, tienen efectos sedativos, circulatorios y tróficos.

Reeducación muscular. Se realiza mediante ejercicios isométricos de todos los movimientos


posibles dependiendo de la articulación afectada. En caso de una mano se pueden realizar
ejercicios isométricos hacia la flexión, extensión y desviaciones cubitales y radiales, se sostiene
durante unos segundos la resistencia y se relaja. Estos ejercicios tienen la ventaja que como no
existe movimiento articular en momentos de inflamación no están desaconsejados.
Movilización articular. Es importante para mantener lo más flexible posible las articulaciones.
Hay que prestar más atención a los períodos de inflamación. Se puede realizar ejercicio activo,
recomendados en la fase aguda, si el paciente no completa arco de movimiento se puede
realizar activo-asistido; por otro lado los ejercicios pasivos, en fase aguda no se recomienda ya
que pueden aumentar la inflamación, aumentando la presión intraarticular y provocando una
rotura de la cápsula articular.

Estiramientos. Para evitar contracturas y mantener la amplitud articular. Contraindicados


cuando existe inflamación.

Hidroterapia. El trabajo en piscina es muy recomendable en estados de inflamación, la


flotación ayuda a proteger las articulaciones y facilita los movimientos.

Ejercicio aeróbico: Puede ser caminar o montar en bici, ayuda a bienestar general y a
mantener una salud física buena.

Cirugía

Si los métodos tradicionales no sirven, los médicos pueden sugerir una cirugía, como:

Reparación de la articulación. En algunos casos, las superficies articulares pueden repararse o


realinearse para reducir el dolor y mejorar la función. Estos tipos de procedimientos suelen
realizarse de manera artroscópica, a través de pequeñas incisiones en la articulación.

Reemplazo de la articulación. Este procedimiento consiste en extraer la articulación dañada y


sustituirla por una artificial. Las articulaciones que se reemplazan con mayor frecuencia son las
de caderas y las de rodillas.

Fusión de la articulación. Este procedimiento se utiliza más a menudo para las articulaciones
más pequeñas, como las de la muñeca, el tobillo y los dedos. Se quitan los extremos de los dos
huesos en la articulación y luego se fijan los extremos entre sí hasta que se curan y forman una
unidad rígida.

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