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Ki Zerbo - Fuentes Historia de Africa
Ki Zerbo - Fuentes Historia de Africa
FUENTES Y TECNICAS
ESPECIFICAS
DE LA HISTORIA AFRICANA
IDEA GENERAL
TH.OBENGA
Las reglas generales de la crítica histórica_, qµe _hacen de la historia una técni~a
del documento y_del es11íritu histórico g_u~_ex_ig!! estt!_di~_la sociedad hum~_!!a en
su camino a ![ªvés de los ti~Il!Pº§, son experiencias fundamentales utilizables por
todos los historiadores de todos los países. El olvido de ese postulado ha
mantenido mucho tiempo a los pueblos africanos fuera del campo de los
historiadores occidentales, para quienes Europa era, en exclusiva, toda la historia.
En realidad, lo que estaba subyacente y no se manifestaba con claridad era la
creencia persistente en la inexistencia de la historia en Africa por falta de textos y
de arqueología monumental.
Por consiguiente, está claro que el primer trabajo histórico se confunde con el
'{ ~stabfo~imléit9 a¡ {_g_:j_[_uf!ntd Ese trabajo está por sí mismo unido a un problema
teórico esencial,. a saber: _el ex~men _cie_los procedimientos técnicos del trabaj_o
histórico.
------rovestigadores sostenidos por una nueva y profunda necesidad de conocer y
com¡:1render, unida a la ll~gada de la era postcolonial, han fundamentado
definitivamente la historia africana, aunque todavía prosiga la construcción de
una metodología propia. Se han revelado inmensos sectores de documentaci_ón
q~e han permitido a la investigación plantearse nuevas cuestiones. Cuanto más
conocido¡¡ son los fondos de la historia africana, más se diversifica esa historia y se
edifica de diferente modo y de manera ines~rada. Desde hace unos quince años se
ha producido una conmoción de los instrumentos de trabajo, admitiéndose hoy
de buena gana que existen unas fuentes más particularmente utilizadás para la
historia africana: geo_logía y paleontología, prehistoria y arqueología, paleobotá-·
nica, palinología, medidas de radioactividad de los isótopos -susceptibles de
facilitar datos cronológicos absolutos sobre la duración de los tiempos huma-
nos-, geografía física, observación y análisis etnosociológicos, tradición oral,
lingüística histórica o comparada, documentos escritos europeos, árabes, indi.os,
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1
J. B. Birdsell, 1972, pág. 299.
FUENTES Y TECNICAS DE LA HISTORIA AFRICANA 95
de mil maneras a lo largo de toda la historia de la humanidad: «¿Dónde· ha nacido
el hombre? ¿Cuándo?>> ·
Se modifican ahora por completo las viejas ideas estereotipadas que situaban a
Afr.ica en las· fronteras y los márgenes del Imperio ~t: Clío. Lo. s h~~estos en
evidencia por fuentes y métodos variados ~ontologia humanaj y :Fí.!>i~~
.!!._Uclear~, claramente muestran; por el contrario, toda la profundidad de la
. historia' africana cuyos orígenes se confunden precisamente con los orígenes
mismos de la humanidad fabricante. ·
Informaciones sacadas de otras fuentes, las ciencias de la Tierra, por ejemplo,
iluminan igualmente la historia de Africa, independientemente de tod0 documen-
to escrito. La vida y la historia de las poblaciones de la cuenca lacustre del Chad,
por ejemplo, serían bastante difíciles de comprender sin la intervención de la
Geografía física. Conviene subrayar el valor metodológico de esta aproximación.
En efecto, la vida y los hombres no se han extendido al azar por esa cuenca del
lago Chad que presenta esquemáticamente el cuadro hipsométrico siguiente: una
llanura central de acumulación situada entre 185 y 300 m. de altura; alrededor, un
anillo bastante discontinuo de viejas mesetas desgastadas en las que la penillanura
a veces ha estado oculta por actividades volcánicas recientes; uniendo esas
mesetas de 1.000 m. de altura por término medio y las zonas bajas de acumula-
ción, hay pendientes generalmente pronunciadas afectadas por una erosión activa
en un clima húmedo. Precisamente, la zona de los suelos detríticos muy blandos
que recibe la lluvia presenta la mayor densidad demográfica, de 6 a 15 habitantes
por km 2 . Con clima sabeliano se presenta todavía una considerable densidad en
los aluviones fecundados por las infiltraciones o inundaciones del Chad. Sobre las
altas mesetas del Este y del Sur, Darfour y Adamawa, de donde descienden los
tributarios del lago, la población se reduce a un habitante por km 2 • En el Norte,
ya sahariano, la densidad disminuye más aún. El rostro humane de la cuenca está,
por consiguiente, estrechamente unido a un problema de\ geografía físic~ y
lgeomorfolog~- que condiciona el desarrollo humano. La civilización ha retrocedí-
.do, pues, ante· el desierto. Y se ha replegado sobre el límite del cultivo del mijo y
del sorgo sin riego, en la latitud aproximada del nuevo Chad (los cultivos de
regadío de legumbres, tabaco, trigo duro se realizan en las orillas del Logone y del
Chari). Cultivadores, pastores y pescadores viven en la zona meridional donde las
aguas fluvio-lacustres fecundan las tierras, reverdecen los pastos y atraen periódi-
camente a una multitud de pescadores. Por el contrario, la erosión en las zonas
desérticas septentrionales hace inestable el suelo y precaria la vegetación, caracte~
rizada por una maleza espinosa xerófila.
Pero esas estructuras ~feorriodológicas\ han condicionado también otras
actividades humanas. Por ejemplo, las invasiones de los cor:i.quistadores han
expulsado frecuentemente a los autóctonos cultivadores de las mesetas salubres y
de las llanuras fértiles para echarlos sobre las zonas (pendientes o cimas)
impropias para la ganadería. De ese modo, los fulbé han arrojado a los boum y a
los dqurou sobre los terrenos menos fértiles del Adamawa, y a los kiroi del norte
de Camerún sobre los desprendimientos graníticos del macizo montañoso del
Mandara. Ahora bien, el trabaj_o de los sµelos antes ondulados y en pendiente es,
ciertamente, rudo e ingrato para esos pueblos; pero responde mejor a su utillaje
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Trabajos de Ffan~ois Rodhain, entomólogo, y de Serge ºTornay, etnólogo; miembros de la
misión francesa de Omo, dirigida por M. Yves Coppens (1971-1972).
FUEN'.fES Y TECNICAS DE LA HISTORIA AFRICANA 97
y cuándo se extendió la domesticación de las plantas por los diversos continentes?
La tradición oral y la mitología son aquí únicamente una pequeña ayuda. Sólo la
arqueología y los métodos paleobotánicos pueden dar alguna respuesta válida a
esas importantes cuestiones relativas a esa inestimable, herencia neolítica que es la
agricultura.
El esqueleto de_l_¡,ole!}_es muy resistente al tiempo en un suelo favorable y no
ácido. Lualeo¡,alinol'ogíi proporciona un análisis microscópico de tales vesti-
gios botánicos. Los pólenes fósiles pueden recogerse solubilizando progresiva-
mente una muestra de tierra por medio de ácidos en caliente (ácidos fluorídrico o
clorhídrico) que eliminan el sílice y la caliza sin atacar a.los pólenes, y después los
humus orgánicos (potasa). El residuo, centrifugado y teñido, es entonces puesto en
gelatina. Sólo le queda al operador reconocer y .contar cada semilla para formar
un cuadro de porcentaje. Este da el perfil polínico del sedimento estudiado. La
presencia de la agricuitura sobre un lugar determinado queda así establecida,
precisada la evolución del paisaje, y diagnosticado el clima a través de las
variaciones de la vegetación, así como la acción eventual del hombre y de los
animales sobre el manto vegetal.
Tales análisis han permitido descubrir actividades de~domestícación agricoU.
en Africa, actividades localizadas en varios centros y distribuidas-por vastas
regiones. El sorgo (inicialmente domesticado sobre la sabana que se extiende
desde el lago Chad hasta la·frontera entre Sudán y Etiopía), el pequeño mijo, el
arroz africano, el voandzou, los guisantes, el cocotero (domesticado en las orillas
de los bosques), el «finger-millet», el gonibo, el ñame africano, etc., eran entonces
las principales plantas cultivadas.
Las plantas americanas son de introducción relativamente reciente, como lo
atestiguan esta vez ciertas fuentes escritas. La mandioca, por ejemplo, alimento
hoy básico para varios pueblos del Africa centi:al no ha penetrado en el reino del
Congo por la costa atlántica sino después del siglo XVI. En efecto, entre las plantas
cultivadas sobre la meseta de Mbanza Kongo, capital del reino, la Relation, de
Pigaf~tta-López (1591), menciona solamente el luko, es decir, la eleusina corocana,
cuya «simiente es originaria de la ribera del Nilo, en la región donde ese río llena el
segundo lago» 3 ; el masa ma Kongo, gramínea que es una especie de sorgo; el maíz,
masangu, o también masa ma Mputu, «que es el menos estimado, con el que se
alimenta a los cerdos» 4; el arroz, loso, que «no tiene mucho valor tampoco» 5 ;
finalmente, el platanero tropical, dikondo, y el cocotero, ba.
Menos conocido es el hecho de que plantas africanas serán difundidas también
a partir del continente. El paso de las especies african¡is a la India, por ejemplo, y
a otras regiones asiáticas es cierto pero tardío. En efecto, las dos especies de mijo
(«pequeño mijo>> y «finger-rnillet») están arque0lógicamente comprobadas en la
India, alrededor del año 1000 antes de la era cristiana. El sorgo es conocido allí
con posterioridad, porque el sánscrito no emplea palabra alguna para designarlo.
3
Pigafetta-López, 1591, pág. 40: «Venendo sementa dal fiume Nilo, in quella parte dove empie il
secondo lago».
4
Pigafetta-López, ibíd.: «Ed -il Maiz che é il piu vile de tutti, che dassi a porci».
5
Pigafetta-López, ib(d.: «il roso ·e in poco prézzo».
98 METODOLOGIA Y PREHISTORIA AFRICANA
6
Ernst Doblhofer, 1959.
FUENTES Y TECNICAS DE LA HISTORIA AFRICANA 10.l
les, actas administrativas, himnos religiosos, obras filosóficas, tratados de medici-
na o de matemáticas, composíciones literarias (novelas, cuentos y fábulas).
Una serie de textos muestra claramente que la barrera que se quería poner
entre el l;giQ!_o_far-ªónifQ_ y_ el resto de las regione_s africanas vec:i_nai¡Len esl:!S ~RQ9l§.
remotas, no está conforme con la materialidad de lgs h~c'1o!i,
- A este respeéto, se puede mencionar la carta que Neferkaré (Pepi 11), faraón de
la VI dinastía hacia el año 2370 antes de la era cristiana, envía a Herkhouf,jefe de
una expedición económica dirigida a las regiones meridionales alejadas, en el
«País del Límite del Mundo», como dice el texto, esto es, probablemente, la región
de los Grandes Lagos africanos; habían traído un pigmeo de esa lejana expedi-
ción, que fue la cuarta de la serie. Otro texto egipcio que data del siglo xx antes de
la era cristiana (a principios de la XII dinastía) propoFciona informaciones
precisas y muy interesantes sobre la vida de los marinos de aquella época, la
navegación por el !\far Rojo y las relaciones económicas entre la costa oriental
africana y el valle del Nilo. Se trata del Cuento del náufrago. La_reina Hatshepsout,
que permaneció en el trono egipcio durante veintiún años (1504-1483), organizó
varias expediciones comerciales, principalmente la del año 9 de su reinado, al país
de Pount (costa somalí), representada porlos espléndidos bajorrelieves de Deir el-
Bahari, en el Alto Egipto.
Ahí tenemos toda una dirección de investigación nueva, c¡ue no puede dejar
indiferente al historiador de Africa. Se vislumbra qué importancia tiene la
introducción de la enseñanza del egipcio antiguo en las universidades africanas, de
las que se espera mucho para el. estu__gio vivo del patrimonio cultural africano en
toda su profundidad<~spacio-temporá1>
Por lo que se refiere a la _Eertenencia lingüística del egipcio antiguo, las
precisiones siguientes están contenidas en el Informe final del importante coloquio
internacional sobre la Población del Egipto antiguo y el descifre de la escritura)
!lmeroítica (El C~iro, 28 enero-3 ~~brero 1974)_: «Lo·egip~io. no puede ser aisla~~ de
su contexto africano y lo sem1tico no exphca su nac1m1ento; es, pues, leg1t1mo
1
\ iencontrade parientes o primos en Africa» (informe final; p. 29,5).
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