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ANALISIS Y REFLEXIONES DE NOTICIAS COTIDIANAS

NOTICIA: Una Guerra Civil


Tema: Guerra
¿Porque existen las guerras?
Según Richard Holmes, la guerra es una experiencia universal que comparten todos los países
y todas las culturas.5

Su origen puede ser el control político de un territorio, su población y sus recursos naturales, o
el choque de diferentes ideologías o religiones. En los casos más extremos, la guerra persigue
conscientemente la destrucción total del enemigo. Cada año permanecen abiertos en el mundo
más de 30 conflictos.

La guerra civil tiene lugar cuando dos o más organizaciones militares distintas, una de las
cuales al menos está vinculada al gobierno previamente existente, luchan entre sí por el
control de medios gubernamentales relevantes dentro de un régimen político determinado.
Historia LA GUERRA DE LOS 4 DIAS
La renuncia del presidente Isidro Ayora en 1931 produjo la convocatoria de
nuevas elecciones presidenciales para escoger a su sucesor.
Neptalí Bonifaz Ascázubi es elegido Presidente del Ecuador, sin embargo, el 20 de agosto de
1932, el presidente electo fue descalificado por el Congreso del Ecuador siendo
declarado No Apto para ejercer la Presidencia, por atribuirse nacionalidad peruana a través
de correspondencia, en medio de acusaciones políticas.3 http://andes.info.ec/2009-
2011.php/?p=84688

Pero quien realmente era Neptalí Bonifaz Ascásubi ?

Había nacido en Quito, en 1870. Su padre era un diplomático peruano, mientras


que su madre pertenecía a una familia tradicional capitalina.

Se educó en el Colegio San Gabriel de los jesuitas, en el antiguo anexo a la


Iglesia de La Compañía. En la adolescencia viajó a Europa para continuar su
formación en Ciencias Económicas, Políticas y Comerciales, en la universidad de
Ginebra, y luego en la prestigiosa Sorbona de París.

Estaba dedicado a la explotación agrícola y agropecuaria de las haciendas


familiares, cuando en 1927 fue llamado por el gobierno provisional de Ayora para
presidir el Banco Central del Ecuador, recientemente creado.

“Los conservadores veían en él algo así como una nuevo García Moreno por su
honradez, rectitud y energía. Los liberales simpatizaban con quien afirmaba que
daría lustre al liberalismo corrigiendo sus quiebras y fallas”, al decir de su
copartidario José Rafael Bustamante.

Bonifaz se definía como un liberal moderado que estaba cansado de las discusiones
metafísico- literarias sobre las diferentes doctrinas políticas; que repudiaba a los
gobiernos de argolla que excluían a los hombres más honrados y competentes so
pretexto de que no eran “amigos de la causa”.

Con la consigna de impedir su llegada al poder, la prensa facciosa del liberalismo y


de los sectores de izquierda inició una campaña ventilando dudas sobre la
nacionalidad del presidente electo.

Bajo presión, Bonifaz dirigió un escrito al legislador electo Leopoldo Izquieta


Pérez, quien le había retirado su apoyo, reconociendo un momento de vacilación:
“Mi peruanismo se limita a la época de dominación de Alfaro, durante la cual, por
la súplica de mi madre que quería, como todos los ecuatorianos de entonces
defender sus propiedades, consentí en llamarme peruano”.

Afianzando su defensa presentó un documento de la Cancillería


peruana certificando que jamás había constado en el registro civil como
ciudadano de ese país.

La aspereza de su carácter se avenía mal a una situación en la que tenía que atraer a
congresistas que dudaban. “Y en cada día que pasaba perdía algún legislador que
por un gesto del candidato o un saludo menos, rectificaba su primitiva adhesión; lo
mismo aconteció en sus relaciones con el Gobierno”, refiere en sus memorias el
diplomático Francisco Guarderas.
El 19 de agosto de 1932, en sesión reservada que se prolongó hasta la madrugada
del día siguiente, 46 legisladores votaron por la descalificación, mientras que 38 lo
hicieron por la calificación.
Los congresistas de minoría publicaron un Manifiesto a la Nación en el que
denunciaban el golpe de Estado de la Legislatura, destacando que apenas 8 votos
habían desconocido el legítimo pronunciamiento popular de decenas de miles.
Bonifaz advirtió preocupado que si se cumplía la decisión, “la sangre subiría a los
tobillos”.

Ante el impasse, el 28 de agosto al grito de “¡Viva la Constitución!” cuatro


batallones emplazados en Quito se sublevaron con el apoyo de la Compactación
Obrera, la principal central sindical conservadora, y la poblada, en general, que
buscó armas en los cuarteles. Baquerizo Moreno se vio obligado a renunciar
asilándose en la legación argentina; nombró como encargado del poder a Carlos
Freile Larrea, líder bonifacista.

Conocedor del suceso, Bonifaz regresó apresurado de su


hacienda Guachalá en Cayambe, para dirigir una arenga desde el balcón de su
casa para instar a la población a mantener la paz, aceptando la decisión del
Congreso. Era demasiado tarde.

Los jefes y oficiales que escaparon de la rebelión se concentraron en Tambillo a la


espera de refuerzos. Teniendo el control de los ferrocarriles, 5.000 efectivos se
concentraron rápidamente para sitiar la capital bajo el mando del general Ángel
Isaac Chiriboga.

A las 08:45 del 29 de agosto, inició un duelo de artillería en las inmediaciones del
Panecillo que se fue generalizando. Hacia las 10:00 se combatía en los frentes sur,
este y norte. En el puente del Manchángara como en el Itchimbía se repelió con
bravura a los atacantes. El cañoneo dejó sin luz eléctrica a la ciudad, al destruir
postes y cableado; al tiempo colapsó el suministro de agua y el abastecimiento de
víveres se tornó crítico.

El 30 al rayar el alba se reanudó la batalla en todo el perímetro del cerco. A las


11:00 no solo se combatía en los alrededores sino dentro de la ciudad
con nutridos disparos de fusiles y ametralladoras desde ventanas y azoteas,
aumentando la mortandad no solo de los combatientes sino de civiles inocentes.

El 31 sería la jornada de mayor fragor y violencia al ampliarse la lucha urbana, con


partidas de izquierdistas armados que atacaban desde la retaguardia los parapetos
de los defensores. Presionado por encontrar un arreglo, el encargado del poder,
Freile Larrea, argumentó que su mandato expiraba el 1 de septiembre, fecha en la
cual debía posesionarse el nuevo presidente. La rebelión “constitucionalista” se
quedaba sin piso.
El 28 de agosto de 1932, a consecuencia de la decisión del Congreso la guarnición de
la capital (Quito) conjuntamente con la Compactación Obrera Nacional y el pueblo
partidario de Neptalí Bonifaz inicia una sublevación.

Hubo un sangriento enfrentamiento entre los rebeldes con las tropas leales al Gobierno que
llegando desde las demás provincias buscaban conquistar Quito y acabar con la
sublevación.4 Enciclopedia del Ecuador. Neptalí Bonifaz.
Los historiadores fijan en 1.000 el número de muertos de la “Guerra de los cuatro días” y
algunos lo elevan hasta 2.000. Quito sólo había vivido medio siglo antes una batalla urbana,
cuando en 1883 el ejército de la “Restauración” tomó la capital, venciendo a las fuerzas de la
dictadura del general Ignacio de Veintemilla, comandadas por su sobrina Marietta, la
célebre “Generalita”. El ccomercio

Efrain Yuquilema

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