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EL ANÁLISIS DEL RITMO Y LA

MÉTRICA
OBJETIVOS DIDÁCTICOS
Valorar la importancia del ritmo como elemento de ordenación y organización
del discurso musical.

Conocer e identificar los parámetros rítmico-métricos básicos que intervienen


en la construcción de una obra musical.

Reconocer la función que desarrollan los diversos elementos rítmico-métricos en


la morfosintaxis musical.

Aplicar los resultados obtenidos del análisis a la interpretación.

Analizar desde el punto de vista rítmico-métrico obras de diferentes épocas que


permitan avanzar en su comprensión.

lnteriorizar los elementos y procedimientos rítmicos analizados.


“El ritmo es el orden
en el movimiento.”

– Platón
Las civilizaciones antiguas estudiaban el ritmo bajo la base de la
acentuación, estableciendo un equilibrio entre los tiempos
fuertes o acentuados y los tiempos débiles o no acentuados, que
se consideraban como preparación o como consecuencia del
acento.
El término metro fue empleado por los griegos en la poesía para
medir la cantidad de sílabas que componían un verso, mientras
que el término ritmo hacía referencia a la disposición de los
acentos sobre dichas sílabas.

A partir de estos conceptos derivan los términos de ritmo y


métrica aplicados a la música.
Así, el ritmo musical es la ordenación de los sonidos en el tiempo
y viene determinado por la acentuación.

El ritmo se caracteriza, por tanto, por la secuenciación de


acentos fuertes y débiles.

La métrica es la medida del movimiento, esto es, la agrupación del


ritmo en unidades standard que llamamos compases.

La métrica, evidentemente, está supeditada al ritmo, ya que, en


definitiva, refleja la periodicidad en la acentuación rítmica.

Así, por ejemplo, aunque un compás de 4/4 equivale a la suma de


dos de 2/4, rítmicamente son inconfundibles debido a la diferente
acentuación.
En la métrica griega se llamaba arsis al tiempo débil y tesis al
tiempo fuerte o acentuado.

Cada una de las partes de que se componía un verso, atendiendo


a la medida silábica se denominaban pies métricos.

La misma expresión se puede aplicar al ritmo musical, donde el


pie rítmico más corto es el formado por dos unidades que, aún
siendo idénticas, poseen una función diferenciada de arsis o
arranque y tesis o reposo:
LOS PIES MÉTRICOS ANTIGUOS QUE HAN
INSPIRADO BUENA PARTE DE LA MÚSICA A
TRAVÉS DE LA HISTORIA SON:

Troqueo

Yambo

Dáctilo

Anapesto

Espondeo

Tribraqueo
El ritmo puede tomar dos formas, constituyendo series en las
que los tiempos marchan de 2 en 2 (acentuación cada dos
tiempos) originando un ritmo binario o bien marchando de 3 en
3 tiempos (acentuación cada tres tiempos) dando lugar a un
ritmo temario.

En el Canto Gregoriano, en la Polifonía y en las canciones


medievales el ritmo se manifestaba con independencia de la
métrica y la acentuación dependía del texto al que acompañaba la
música.
En el siglo XVI aparecen los primeros ensayos de barras de
compás, siendo éste establecido definitivamente en en el XVII.

La barra de compás procede de manera automática, cuadrando


los acentos con sus partes fuertes y débiles, remedo imperfecto
de los dos tiempos rítmicos, arsis y tesis.
De todos modos, el compositor es dueño absoluto del ritmo y
puede acentuar libremente tanto las partes fuertes como las
débiles del compás.

Hay mucho de artificioso y falso en las acentuaciones


automáticas de los compases, regidas por una barra de medida.

Por ejemplo, en los movimientos muy rápidos los acentos se


pueden repartir entre varios compases (ritmo de dos, tres o más
compases), mientras que en los tiempos lentos suele ocurrir que
la fracción rítmica esté representada por media parte
(subdivisión). En este último caso cada parte del compás contiene
los dos acentos rítmicos: arsis y tesis.

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