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Fusilamientos masivos
El régimen nazi llevó a cabo fusilamientos masivos de civiles en una escala nunca
antes vista. Después de que Alemania invadió la Unión Soviética en junio de 1941,
las unidades alemanas comenzaron a realizar fusilamientos masivos de los judíos
locales. Al principio, estas unidades solamente fusilaban a hombres judíos en
edad militar, pero para agosto de 1941, comenzaron a masacrar a comunidades
judías enteras. Estas masacres solían producirse a plena luz del día, y a la vista y
oído de los residentes locales.
Las operaciones de fusilamiento masivo tuvieron lugar en más de 1,500 ciudades,
pueblos y aldeas de toda Europa oriental. Las unidades alemanas encargadas de
asesinar a la población judía local se desplazaban por toda la región cometiendo
horribles masacres. Por lo general, estas unidades entraban en las ciudades y
acorralaban a los civiles judíos. Después los llevaban a un lugar en las afueras de
la ciudad. A continuación, los obligaban a cavar una fosa común o los llevaban a
fosas comunes abiertas de antemano. Por último, los alemanes o los
colaboradores locales fusilaban a todos los hombres, las mujeres y los niños para
que cayeran en estas fosas. A veces, estas masacres incluían el uso de
camionetas de gaseo especialmente diseñadas. Los autores de las masacres
utilizaban estas camionetas para asfixiar a las víctimas con el monóxido de
carbono que emanaba de sus propios escapes.
A finales de 1941, el régimen nazi comenzó a construir centros de exterminio fijos
y diseñados específicamente con ese fin en la Polonia ocupada por los alemanes.
Los centros de exterminio se conocían también como “campos de exterminio”. La
Alemania nazi operó cinco centros de
exterminio: Chelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka y Auschwitz-Birkenau. Estos
centros de exterminio se construyeron con el único propósito de asesinar
eficazmente a los judíos a gran escala. El principal medio de asesinato en los
centros de exterminio era el gas venenoso emitido en cámaras de gas selladas o
en camionetas.
Las autoridades alemanas, con la ayuda de sus aliados y sus colaboradores,
transportaron a los judíos de toda Europa a estos centros de exterminio.
Disimulaban sus intenciones diciendo que los transportes a los centros de
exterminio eran “acciones de reasentamiento” o “transportes de evacuación”. En
español esto se conoce como “deportación”. La mayoría de estas deportaciones
se realizaba en tren. Para transportar eficazmente a los judíos a los centros de
exterminio, las autoridades alemanas utilizaron el amplio sistema ferroviario
europeo, así como otros medios de transporte. En muchos casos, los vagones de
los trenes eran vagones de carga; en otros casos, eran vagones de pasajeros.
Las condiciones en los transportes de deportación eran horribles. Las autoridades
alemanas y sus colaboradores locales obligaban a los judíos de todas las edades
a subir a los atestados vagones. A menudo tenían que permanecer de pie, a veces
durante días, hasta que el tren llegaba a su destino. Los responsables los privaban
de alimentos, agua, baños, calefacción y atención médica. Los judíos solían morir
en el camino debido a estas condiciones inhumanas.
La gran mayoría de los judíos deportados a los centros de exterminio murió
asesinada con gas casi inmediatamente después de su llegada. Los funcionarios
alemanes seleccionaban a algunos judíos a quienes consideraban sanos y fuertes
para hacer trabajos forzados.
Mi madre corrió hacia mí, me sujetó por los hombros y me dijo: “Leibele, ya
no voy a volver a verte nunca más. Cuida a tu hermano”.
—Leo Schneiderman describiendo su llegada a Auschwitz, donde fue
seleccionado y separado de su familia.
En los cinco centros de exterminio, los oficiales alemanes obligaban a algunos
prisioneros judíos a colaborar en el proceso de matanza. Entre otras tareas, estos
prisioneros tenían que clasificar las pertenencias de las víctimas y sacar sus
cuerpos de las cámaras de gas. Las unidades especiales se deshicieron de los
millones de cadáveres en fosas comunes, en fosas de incineración o quemándolos
en grandes crematorios diseñados especialmente para ese fin.
Casi 2.7 millones de hombres, mujeres y niños judíos fueron asesinados en los
cinco centros de exterminio.
El objetivo de los ghettos
Las autoridades alemanas establecieron originalmente los ghettos para aislar y
controlar a las grandes poblaciones judías locales en la Europa oriental ocupada.
Al principio, concentraban a los residentes judíos de una ciudad y de la zona o
región circundante. Sin embargo, a partir de 1941, los funcionarios alemanes
también deportaron a los judíos de otras partes de Europa (incluida Alemania) a
algunos de estos ghettos.
Los trabajos forzados de los judíos se convirtieron en una característica central de
la vida en muchos ghettos. En teoría, ese trabajo debía ayudar a pagar la
administración del ghetto y apoyar el esfuerzo bélico alemán. A veces, se
establecían fábricas y talleres en las cercanías para explotar con trabajos forzados
a los prisioneros judíos. El trabajo era a menudo manual y agotador.
La vida en los ghettos
La vida en los ghettos era miserable y peligrosa. Había poca comida y escasos
servicios sanitarios y médicos. Cientos de miles de personas murieron de
inanición, por enfermedades descontroladas, por exposición a temperaturas
extremas y por agotamiento debido a los trabajos forzados. Los alemanes también
asesinaban a los prisioneros judíos mediante brutales palizas, torturas,
fusilamientos al azar y otras formas de violencia arbitraria.
Los judíos de los ghettos trataban de mantener un sentido de dignidad y de vida
en comunidad. Formaban escuelas, bibliotecas, servicios de bienestar común e
instituciones religiosas para proporcionar una cierta conexión entre los residentes.
Los intentos de documentar la vida en los ghettos, como el archivo Oneg Shabat y
la fotografía clandestina, son poderosos ejemplos de resistencia espiritual. En
muchos ghettos también hubo movimientos clandestinos organizados por la
resistencia armada. El más famoso de ellos es el levantamiento del ghetto de
Varsovia en 1943.
Liquidación de los ghettos
A partir de 1941-1942, los alemanes, sus aliados y sus colaboradores asesinaron
en masa a los residentes de los ghettos y disolvieron sus estructuras
administrativas. A este proceso lo denominaron “liquidación”, y formó parte de la
“solución final al problema judío”. La mayoría de los judíos de los ghettos fueron
asesinados durante fusilamientos masivos en lugares de matanza cercanos o
después de ser deportados a centros de exterminio. Casi todos los centros de
exterminio estaban situados deliberadamente cerca de los grandes ghettos de la
Polonia ocupada por Alemania o a lo largo de rutas ferroviarias de fácil acceso.
¿Quién fue responsable de llevar a cabo el Holocausto y la “solución final”?
Hubo muchas personas responsables de llevar a cabo el Holocausto y la “solución
final”. Al más alto nivel, Adolf Hitler inspiró, ordenó, aprobó y apoyó el genocidio de
los judíos de Europa. Sin embargo, Hitler no actuó solo. Tampoco presentó un
plan exacto para la aplicación de la solución final. Otros líderes nazis fueron
quienes coordinaron, planificaron e implementaron directamente los asesinatos en
masa. Entre ellos estuvieron Hermann Göring, Heinrich Himmler, Reinhard
Heydrich y Adolf Eichmann.
Sin embargo, hubo millones de alemanes y otros europeos que participaron en el
Holocausto. Sin dicha participación, el genocidio del pueblo judío en Europa no
habría sido posible. Los líderes nazis se apoyaron en las instituciones y las
organizaciones alemanas, en otras potencias del Eje, en las burocracias e
instituciones locales y en las personas.
Estas organizaciones fueron en especial el Partido Nazi, las SA (tropas de asalto o
Camisas Pardas) y las SS (Schutzstaffel, los escuadrones de protección). Una vez
iniciada la guerra, las SS y las organizaciones policiales afiliadas a ellas se
volvieron especialmente mortíferas. Los miembros del Sicherheitsdienst (el SD), la
Gestapo, la Policía Criminal (Kripo) y la policía del orden desempeñaron un papel
especialmente activo y mortífero en el asesinato en masa de los judíos de Europa.
Otras instituciones alemanas que participaron en la ejecución de la “solución final”
fueron el ejército, los sistemas nacionales de ferrocarriles y de salud, la
administración pública y el sistema de justicia penal, así como empresas,
compañías de seguros y bancos.