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LOS ESTUDIOS DE CASO

En las siguientes secciones, detallaremos los conflictos que genera el aprendizaje de la


escritura académica en los estudiantes, sobre la base de dos estudios de caso realizados en la
UNSCH. Emilia y Félix estudian Derecho y Ciencias de la Comunicación, respectivamente. La
familia de Emilia tuvo que migrar a Huamanga como consecuencia de la violencia política
cuando ella era aún pequeña. Esto explica el hecho de que no maneje el quechua con
solvencia, aunque sí se puede comunicar. Pese a haber sido afectada por la violencia, la familia
de Félix continúa residiendo en su comunidad y él sí demuestra un manejo fluido del quechua.
Es importante señalar que tanto el padre de Emilia como el de Félix lograron acceder a la
educación superior. Mientras que el padre de Emilia se retiró de la universidad y finalmente
pudo concluir con un programa especial de profesionalización, el padre de Félix truncó
definitivamente su carrera universitaria. En contraste con los padres, las madres de ambos
jóvenes no pudieron concluir la educación primaria. Lo descrito nos sitúa ante un tipo de
estudiante HATUN ÑAN que no necesariamente representa a todo el conjunto. Sin embargo –
como lo hemos discutido también en el primer capítulo– una cantidad considerable de los
estudiantes de estos programas vienen de familias con estas características y, por lo tanto, no
estaríamos ante casos excepcionales. Quedaría pendiente realizar estudios con estudiantes que
provienen de otro perfil familiar, pues sus características podrían arrojar otro tipo de hallazgos.

Sabemos que los estudios de caso no solo se enfocan en un individuo que representa a un
grupo, sino que suelen tratar un fenómeno (como un evento, situación, programa o actividad)
en su contexto natural y a profundidad, y por lo general son más exploratorios que
confirmatorios (Hancock y Algozzine 2006). En el caso estudiado, hemos tratado de dar cuenta
de una situación de aprendizaje del lenguaje académico en un contexto particular a partir de
múltiples fuentes de información. Asimismo, queremos relevar que los datos mostrados en las
secciones que siguen fueron recogidos cuando estos dos estudiantes cursaban los primeros
ciclos de sus carreras, aunque a medida que ellos avanzaban con los ciclos durante el desarrollo
del trabajo hemos seguido en contacto y hemos podido constatar los cambios ocurridos con
relación a su escritura académica. Finalmente, el análisis que proponemos a continuación se
hace sobre la base de los conflictos que surgen en los estudiantes en torno a la escritura
académica desde una perspectiva general. Por eso, la intención no es puntualizar las
particularidades que existen entre las disciplinas y entre los géneros textuales (Swales 1990),
aunque para este último aspecto nos hemos enfocado en el texto de tipo monográfico. Como
veremos, los escritos de Emilia y Félix se enmarcan en una práctica social de resistencia hacia
una manera prototípica de ser universitario que se impone en la institución y, al mismo tiempo,
de construcción de una identidad alternativa al imperativo social. En el caso de Emilia, por
ejemplo, su lucha implica tratar de que los demás la acepten como es sin tener que convertirse
en lo que los demás quieren: “Hay un perder algo de ti para poder ser aceptada, para poder
adaptarte”. Emilia no quiere dejar de ser ella: quiere ser universitaria, pero “seguir comiendo el
yuyo, seguir hablando quechua con una mamita, seguir caminando por los lugares que
caminaba, o seguir acompañando a mi mamá al mercado”. En ese sentido, los estudiantes que
provienen del campo saben que cuando hablan castellano con interferencias provenientes del
quechua, cuando escuchan huayno o cuando no se visten de manera formal a la hora de
exponer en el aula están en riesgo de ser excluidos y, además, inferiorizados, porque están
desplegando una identidad que no corresponde con el mandato social. Ahora bien, ser
universitario además implica leer y escribir de una manera “académica”, manera que a su vez
se conecta con todo lo anterior, y se asocia con una forma particular de construir el
conocimiento, de desarrollar el aprendizaje y de asumir el sentido de pertenencia a una
comunidad con la que los estudiantes no siempre se sienten cómodos. A partir de formas
vernáculas o autogeneradas de escritura (Ivanic y Moss 2004), que ambos desarrollan en torno
a temas que los inquietan y les interesan, Emilia y Félix hacen lo que sienten que no les permite
hacer la escritura académica: construir conocimiento “a su manera” para proyectar una
identidad deseada. De esta forma, Emilia usa un “diario académico” por cada semestre, en el
que escribe sobre temas académicos que se discuten en sus cursos: “Todos esos temas
académicos sobre los conflictos sociales, el cambio en la universidad, la realidad social, lo
involucro conmigo, algo personal, y sale un texto ya no ya académico sino emocional, que
expresa esa realidad y que muestra lo que yo pienso más que nada”. Así, escribe sobre la
Comisión de la Verdad, Amnistía Internacional, la política, la ética de los abogados, la utilidad
de las leyes, entre otros temas vinculados con su carrera. Emilia escribe en su diario académico
sobre todo cuando está en horas de clase escuchando al profesor o cuando está en la
biblioteca leyendo, porque –en el caso del aula– “surgen preguntas y como no puedo
exaltarme con el profesor me exalto con la hoja” y –en el caso de la biblioteca– surgen dudas
sobre las lecturas y entonces tiene necesidad de hacer algunos comentarios al respecto. Por su
parte, Félix escribe “monografías en estilo poético” sobre la historia de su papá y de la
comunidad, la violencia política de la década de 1980, el terremoto que afectó la ciudad de Ica,
entre otros temas; también escribe correos electrónicos en los que analiza temas de la realidad
“desde una perspectiva subjetiva” y reflexiones más personales en las que utiliza estrategias
literarias.

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