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La Conferencia de NNUU sobre el Agua del 2023 y la vida de 2 mil millones de personas

en riesgo
Por: Vladimir Arana (*)

El destino del mundo está en función de aquello que las personas hacen para
desarrollarse y como esto afecta la vida de los demás, incluyendo la naturaleza. Es ahí
que nacen preocupaciones globales como la necesidad de proteger la biodiversidad,
reducir las emisiones que causan el efecto invernadero o eliminar las armas químicas,
entre otros, para cual para cada uno de estos temas globales existe una Convención (es
decir un Tratado) y un Órgano de Gobierno en el seno de las Naciones Unidas al cual se
le llama COP, o Conferencia de las Partes, formado por los países miembros de cada una
de las Convenciones.

En el caso del Agua, un tema global a todas luces crítico y en emergencia, no existe una
Convención ni tampoco una COP, que integre, valorice y operativice su conservación y
uso sostenible, ni tampoco que haga posible el acceso al agua y al saneamiento, los
cuales son Derechos Humanos reconocidos por la Asamblea de las Naciones Unidas,
pero que, como muchos Derechos, se han quedado en la letra y no se les ha compuesto
la música. No obstante, si existen algunos acuerdos internacionales que tocan algunos
aspectos vinculados a la conservación y al uso del agua, como por ejemplo UNECE, o la
Convención de Protección y Uso de las Aguas Transfronterizas, o la Convención de
Ramsar, para proteger los humedales de importancia internacional. Pero lo que
tenemos son Convenciones muy dispersas que abordan problemáticas muy específicas y
que no resuelven la integralidad de la problemática del agua en el mundo.

La última Conferencia de las Naciones Unidas dedicada al Agua tuvo lugar en Mar del
Plata, Argentina, en 1974, pero ante la preocupación creciente por los temas vinculados
al agua, se ha decidido organizar una nueva Conferencia dedicada al agua para Marzo
del 2023. Efectivamente, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó el 20 de
diciembre de 2018 una Resolución sobre el "examen profundo de medio término de la
puesta en marcha del Decenio Internacional por el Agua y el Desarrollo Sostenible”. Esta
resolución prevé la celebración de esta Conferencia los días 22, 23 y 24 de marzo de
2023 para evaluar los avances de la aplicación de los objetivos y metas relacionados con
el agua y a la que se la ha denominado la Conferencia de las Naciones Unidas por el
Agua.

Sin embargo, esta Conferencia será una reunión “No Vinculante”. ¿Qué significa esto?
Esto significa que los Estados no tienen ninguna obligación de cumplir o implementar las
conclusiones o recomendaciones que salgan de esta Conferencia. ¿Entonces para qué se
reúnen? Esta es una buena pregunta, la cual representa un reto de comprensión para
muchos miembros de la Sociedad Civil.
Según la Resolución de la Asamblea General de la ONU que aprueba organizar esta
Conferencia sobre el agua, solo tres documentos No Vinculantes saldrán de esta
reunión: 1) El Informe de los Presidentes de la Conferencia (Holanda y Tayikistán),
conocido también como el “Chair Summary”, 2) el Informe del Secretario General de la
ONU, y 3) las Contribuciones Voluntarias, es decir, se ha invitado a los Estados a que
anuncien las metas que los países se pondrán a sí mismos para lograr los Objetivos de
Desarrollo Sostenible relacionados al acceso y uso del agua en los próximos años.
Cualquier otro documento que se proponga, escriba o publique sobre esta temática
durante el periodo de la Conferencia no formará parte de esta.

Mientras esto sigue por su camino, hubo una reunión preparatoria del 6 al 9 de Junio en
Dushanbé, Tayikistán, en la cual algunos representantes de países y de la sociedad civil
que trabaja temas de agua se juntaron para hablar sobre lo que siempre hablan, es
decir, hacer un análisis de la situación del agua en el mundo, sensibilizar a la opinión
pública, y presentar propuestas y recomendaciones que teóricamente serán llevados a
la Conferencia de la ONU por el Agua en Marzo del 2023. Al mismo tiempo, los co-
Presidentes de la Conferencia (Tayikistán y Holanda) con el claro liderazgo de este
último, anunciaron el lanzamiento de algo que llamaron el “Pacto Azul”, el cual sería una
especie de “compromisos” que aparentemente los Estados asumirían (no se sabe cómo)
en una Conferencia que ya se sabe que no es vinculante. Lo último que se sabe es que el
“Pacto Azul” habría cambiado de nombre y que se estaría buscando un nombre más
modesto.

Vale la pena recordar que el 28 de julio de 2010, a través de la Resolución 64/292, la


Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano
al agua y al saneamiento y señaló que el agua potable y el saneamiento son esenciales
para la realización de todos los derechos humanos. La Resolución hace un llamado a los
Estados y a las organizaciones internacionales para que proporcionen recursos
financieros, ayuden a la creación de capacidad y a la transferencia de tecnología para
ayudar a los países, en particular a los países en desarrollo, a proporcionar agua potable
y saneamiento seguro, limpio, accesible y asequible para todos. Sin embargo, hasta la
fecha no existe ningún acuerdo vinculante entre los Estados, a través de la Asamblea de
la ONU, que busque implementar los Derechos esenciales de esta Resolución. Entonces
si la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua no es vinculante, ¿Qué opciones
tienen los 2 mil millones de personas que no tienen agua ni saneamiento en el mundo?

Una primera opción sería la de proponer la adopción de una Resolución vinculante a la


Asamblea de la ONU que reafirme los compromisos del Objetivo de Desarrollo
Sostenible 6 (dedicado al agua), y los de la Resolución 64/292 para:
1) Fijar un plazo para suministrar agua y saneamiento al mundo en desarrollo, siendo lo
más lógico que este plazo no sea superior a 10 años, lo cual requeriría:
2) Crear el Fondo Mundial de Agua y Saneamiento, en el seno de las Naciones Unidas
capaz de financiar los proyectos que se requieran para cumplir con el ODS6 y la
Resolución 64/292. Adicionalmente se necesitaría:
3) Crear la Organización de las Naciones Unidas para el Agua y el Saneamiento
(UNWASO). Esta organización no existe por el momento, y se encargaría de supervisar la
aplicación del Derecho al Agua y al Saneamiento. En la actualidad, la ONU cuenta con
ONU-Agua, una oficina administrativa sin capacidad para promover el agua y el
saneamiento en el mundo. Sin embargo, será necesario el consenso de varios países y el
compromiso de la Asamblea de la ONU para dar este importante paso para dar vida y
dignidad a los que menos tienen.

Una segunda opción consistiría en en esperar hasta el final de la Conferencia de la ONU


sobre el Agua 2023, de modo que las conclusiones de esta Conferencia (que ya sabemos
que serán No Vinculantes) pasen a ECOSOC, organismo dentro de las NNUU, el cual
preguntaría a las delegaciones de la ONU si estarían interesadas en llevar adelante las
Conclusiones. Esta alternativa tiene varios puntos en contra: El primero es que trataría
muchos temas de agua, que son más difíciles de aprobar en conjunto. El segundo, es
que se perdería el "momentum" (creado por la atención prestada al tema de la
Conferencia) y la propuesta de resolución del ECOSOC (si existiese) se perdería en el
sistema burocrático de la ONU, o tendría que esperar hasta septiembre de 2023, que es
el mes en el que se pueden presentar propuestas de Resolución de la ONU.

Una tercera opción, buscaría influir en los líderes regionales, por ejemplo, a través de la
acción de las organizaciones regionales de la sociedad civil. De esta manera, los líderes
regionales podrían influir en la asamblea de la ONU. Se trataría de una iniciativa de
abajo hacia arriba que buscaría transmitir demandas descentralizadas de nivel regional
al nivel global. Aunque esta propuesta asegura un enfoque participativo, la viabilidad de
esta opción es débil, ya que habría que movilizar importantes recursos a corto plazo
para buscar diálogos regionales, conclusiones, hacer lobby y asegurarse de que los
líderes regionales puedan "llevar el mensaje" o la propuesta de Resolución, para antes
de la Conferencia de la ONU. Teniendo en cuenta que septiembre es el mes en el que se
pueden presentar las propuestas de Resolución de la ONU, el calendario de esta opción
iría muy probablemente más allá del mes de Setiembre. Esta es, en efecto, una
excelente opción para "elevar" una propuesta de Resolución, pero es la menos eficaz.

La mejor opción, la ideal, sería la primera y que se focaliza en la aprobación de una


Resolución vinculante de la ONU en la que se reafirmen los compromisos del Objetivo
de Desarrollo Sostenible 6 (dedicado al agua) y los de la Resolución 64/292, y que
además fije un plazo para suministrar agua y saneamiento al mundo en desarrollo y que
cree la organización y el fondo mundial para el agua y el saneamiento. Esta propuesta
necesitaría que varios Estados elaboren una propuesta conjunta de Resolución en este
sentido, y que se presente idealmente en Setiembre de este año. Sin embargo, lo ideal
no es necesariamente lo más fácil. Se requerirá del consenso de varios países y del
compromiso de la Asamblea de la ONU para dar este paso importante para darle vida y
dignidad a los que menos tienen.
(*) Coordinador de Programas del International Secretariat for Water, Montreal,
Canada.

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