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ARGUMENTACIÓN DE FEYERABEND CONTRA EL MÉTODO:

Recusa todos los intentos de exponer un método científico capaz de captar su condición de especial, argumentando que no existe tal
método y que, en realidad, la ciencia no posee ninguna característica que la haga necesariamente superior a otras formas de
conocimiento. Feyerabend llegó a afirmar que, si existe un solo principio, inmutable, del método científico, éste es el de “todo vale".
Existen pasajes en los escritos de Feyerabend, tanto tempranos como tardíos, a los que se puede aludir para limitar fuertemente la
concepción anarquista extrema del grueso de Against method No obstante, será instructivo para nuestro propósito que nos ajustemos
a la teoría anarquista, sin matizaciones, de la ciencia para ver qué podemos aprender de ella.
La principal línea argumental de Feyerabend intenta minar las ideas de método y progreso presentadas por los filósofos como
características de la ciencia, retándolas en su propio terreno de la siguiente manera. Toma los ejemplos de cambio científico que sus
oponentes (que comprenden la inmensa mayoría de los filósofos) consideran como instancias clásicas del progreso científico y
muestra que, en cuanto hechos históricos, estos cambios no se ajustan a las teorías de la ciencia propuestas por dichos filósofos.

TRATADO CONTRA EL MÉTODO:

Hay dos problemas sobre la ciencia:

1) ¿Cuál es su estructura y cómo se desarrolla?


2) ¿Cuál es su importancia en relación a otras tradiciones?

1) ¿Cuál es su estructura y cómo se desarrolla?


La ciencia no presenta ninguna estructura fija que se presenta en cada desarrollo científico y que contribuyan a su éxito. Por supuesto
que hay teorías influyentes para otros científicos, pero no son la base de toda la ciencia. Pretenderlo sería como pretender que los
pasos del ballet clásico son la base de toda la locomoción. Por lo tanto, no tiene sentido formular de una forma general y al margen
de los problemas específicos cuestiones tales como “qué criterio seguiría para preferir una teoría a otra”.

2) ¿Cuál es su importancia en relación a otras tradiciones?


La respuesta es una consecuencia de la primer respuesta. Si la razón científica no puede separarse de la práctica de la ciencia,
entonces tampoco puede ser formulada ni entendida fuera de las situaciones específicas de investigación.

Problema: Para comprender la razón científica uno tiene que convertirse en parte de la propia ciencia. Esto puede conducir al
elitismo, donde la ciencia no podría ser juzgada por personas ajenas, sólo si se pasa por alto que la misma ciencia se la hace parte
de tradiciones más amplias, las tradiciones sociales de las sociedades a que pertenece y de sus correspondientes instituciones.
No son dirigidas desde el exterior, sino por aquellos que las ejercen haciendo uso de sus instituciones. Por tanto, los problemas y los
resultados se evalúan según los contextos políticos de las tradiciones más amplias.

Otras objeciones:
El lego cometerá errores. Se puede contestar que los expertos también se equivocan e imponen sus errores a los ciudadanos.

Recordemos contra qué ideas pretende ir Feyerabend:


Los modelos de demarcación, verificacionista y falsacionista, suponen que la ciencia tiene éxito porque utiliza un método adecuado o
un conjunto de reglas que garantiza el sello de ciencia, dicha forma de proceder es universal y estable. Por ejemplo, en el caso de
Popper se cambia la inducción por la deducción; además una vez falseada una hipótesis queda para siempre fuera de competencia.
También nos dice que la falsación nos asegura que nos acercamos a la verdad.

La ciencia es una empresa esencialmente anarquista; el anarquismo teórico es más humanista y más adecuado para estimular el
progreso que sus alternativas basadas en la ley y en el orden.

“¿Vamos a creer realmente que las simples e ingenuas reglas que los metodólogos tienen por guía sean capaces de explicar tal
'laberinto de interacciones'? ¿Y no está claro que una participación satisfactoria en un proceso de este tipo sólo será posible para
quien sea oportunista sin contemplaciones y no se encuentre comprometido con ninguna filosofía particular, y para quien adopte
cualquier procedimiento que parezca apropiado a la situación?

“La historia está repleta de 'accidentes y coyunturas, y curiosas yuxtaposiciones de eventos (…) Dos conclusiones prácticas muy
importantes se siguen de éste [carácter del proceso histórico], Primera, que para llevar a cabo su tarea, la clase revolucionaria debe
ser capaz de dominar, todas las formas y aspectos de la actividad social sin excepción [debe ser capaz de entender, y aplicar, no sólo
una metodología particular, sino cualquier metodología y cualquier variante de ella que pueda imaginar]...; segunda, debe estar
preparada para pasar de una a otra de la manera más rápida e inesperada”. (Cita de Lenin) “Las condiciones externas, escribe
Einstein, que se manifiestan por medio de los hechos experimentales, no le permiten al científico ser demasiado estricto en la
construcción de su mundo conceptual mediante la adhesión a un sistema epistemológico. Por eso debe aparecer ante el
epistemólogo sistemático como un oportunista sin escrúpulos...” (Cita de Einstein) “Lo que enseña la experiencia y la historia es lo
siguiente: las naciones y los gobiernos nunca han aprendido nada de la historia, y nunca han actuado según las reglas que podrían
haber inferido de ella. Cada período posee circunstancias peculiares tales, y se encuentra en una situación individual tal, que habrán
de tomarse decisiones, y tomar decisiones es lo único que puede hacerse, en él y fuera de él. —'Muy lúcido, sutil y muy lúcido':
escribe Lenin en sus notas marginales a este pasaje” (Cita de Hegel)
La historia de la ciencia contiene interpretaciones de hechos, ideas, problemas creados por las interpretaciones. Los hechos de la
ciencia contienen ya una interpretación y son por tanto esencialmente teóricos. Por lo tanto, la historia de la ciencia será tan compleja
como las ideas que contenga.

La educación científica busca depurar los contextos y circunstancias particulares:


-Se define un domino de investigación.
-El dominio se separa del resto de la historia y recibe una lógica propia: la física se separa de la metafísica y de la religión.
-Se brinda un entrenamiento completo en esa lógica a quienes trabajan en cierto dominio y así sus acciones son más uniformes. -Se
congelan grandes partes del proceso histórico, hechos estables surgen y se mantienen a pesar de las vicisitudes de la historia. -Una
parte esencial del entrenamiento consiste en el intento de inhibir las intuiciones que pudieran llevar a hacer borrosas las fronteras: la
religión de una persona, su metafísica, o sentido del humor.
-Su imaginación queda restringida.
-Los hechos científicos se experimentan como si fueran independientes de la opinión, creencia y trasfondo cultural.

Por lo tanto, resulta posible crear una tradición que se sostenga por medio de reglas estrictas y que alcance cierto éxito.
Problema:

¿Una tradición así es deseable que tenga todos los derechos sobre el conocimiento?
No. ¿Por qué? Feyerabend da dos razones:

1) Siendo que el mundo es una entidad en gran medida desconocida, debemos mantener abiertas las opciones y no restringirlas de
antemano. Además, las prescripciones metodológicas, pueden ser unas mejores que otras, pero eso no garantiza que sean el mejor
camino para descubrir la verdad o los secretos de la naturaleza.
2)Una educación científica es incompatible con una actitud humanista, ya que limita el cultivo de la individualidad que es el único que
produce seres humanos bien desarrollados.
Conclusión:
3)Por lo tanto, el intento de aumentar la libertad y el correspondiente intento de describir los secretos de la naturaleza y del ser
humano implican el rechazo de criterios universales y de todas las tradiciones rígidas.

CAPITULO 1
El único principio que no inhibe el progreso es: todo sirve.

Defiende la idea de que la argumentación racional tiene sus límites, y suele convertirse en un obstáculo y que por tanto puede
postularse que los intereses y la propaganda juegan un papel importante en el desarrollo de la ciencia.

1)Así como en el avance de la educación de los niños no todo se debe a la argumentación racional sino que en parte también influye
un crecimiento natural, también existe un crecimiento natural y no-argumentativo en los adultos y sus instituciones.
2)Así que debería esperarse que los cambios catastróficos del contorno físico, las guerras, el colapso de los sistemas de moralidad
imperantes, o las revoluciones políticas, habrán de transformar también los modelos de reacción del adulto, incluidos sus modelos de
argumentación.
3)Por lo tanto, si son los eventos y no los argumentos lo que cambia los criterios para aceptar razones, entonces un científico debería
aducir causas contrarias y recurrir a medios más fuertes e irracionales como la propaganda y la coerción.
4)Se sigue, que si de hecho ha habido cambios radicales en el desarrollo del conocimiento y que si además no han sido
acompañados por la reflexión epistemológica se debe a que el problema no se plantea tan claramente. Sino que un racionalista
amaestrado será obediente a la imagen mental de su amo, se conformará a los criterios de argumentación que ha aprendido y todo
por un efecto de entrenamiento.
5)Por lo tanto, se hace difícil para él descubrir que lo que cree racional no es otra cosa que una maniobra política y que por tanto los
intereses juegan un papel importante en el desarrollo del conocimiento.

Análisis de la relación entre idea y acción:


A menudo se da por supuesto que una comprensión de las ideas nuevas precede a su formulación y a su expresión institucional.
Pero así no se desarrollan los niños: ellos usan palabras, las combinan, juegan con ellas hasta que atrapan un significado que no
tenían a su disposición.
La actividad lúdica constituye un presupuesto esencial del acto de comprensión

Feyerabend hace uso de la analogía como herramienta argumentativa:


No existe ninguna razón por la que este mecanismo deje de funcionar en el adulto (ejemplo: la noción de libertad, sólo puede
aclararse mediante las acciones que la crean).
La creación y la comprensión de una cosa son partes del mismo proceso.
Por lo tanto, el proceso mismo no está dirigido por un programa bien definido, porque el proceso mismo contiene las condiciones de
realización de los programas para actuar.

“El desarrollo del punto de vista copernicano desde Galileo al siglo XX constituye un perfecto ejemplo de la situación que queremos
describir. Se parte de una fuerte creencia que va contra la razón y la experiencia contemporáneas. La creencia se extiende y
encuentra apoyo en otras creencias que son igualmente irrazonables, si no es que lo son más (ley de la inercia y telescopio). La
investigación se disgrega a partir de ahora en nuevas direcciones, se construyen nuevos tipos de instrumentos, se relaciona de forma
nueva la 'evidencia' con las teorías, hasta que surge una ideología que es bastante rica para proporcionar argumentos independientes
para cualquier zona particular de ella y bastante ágil para encontrar tales argumentos siempre que parezcan necesarios. Hoy
podemos decir que Galileo siguió el camino correcto, porque su persistente empeño en lo que en un tiempo parecía ser una
cosmología estúpida, consiguió crear el material necesario para defenderla contra todos aquellos que sólo están dispuestos a aceptar
un punto de vista en caso de que contenga ciertas frases mágicas, llamadas 'informes observacionales'. Y esto no es una excepción
sino el caso normal; las teorías devienen claras y 'razonables' sólo después de que las partes incoherentes de ellas han sido
utilizadas durante largo tiempo. Así pues, este prólogo irrazonable, ametódico y sin sentido resulta ser un prerrequisito inevitable de
claridad y éxito empírico.”

Capítulo 2:
De “todo sirve”, se seguiría según Feyerabend que:
Es posible hacer avanzar la ciencia utilizando hipótesis que contradigan teorías bien confirmadas, es decir procediendo contra-
inductivamente.
¿Cuáles son las consecuencias de utilizar contra-reglas?
Considérese la regla: Los resultados experimentales miden el éxito teórico La contra-regla diría: introduzca hipótesis que sean
inconsistentes con teorías cuyos resultados experimentales están bien establecidos.
¿Es razonable este procedimiento? ¿Qué argumentos lo apoyan?

La contra-regla puede contradecir teorías:


La evidencia para refutar una teoría a menudo sólo se puede encontrar si se utiliza una teoría incompatible.
De modo que parte de la operación es comparar teorías, hacer que compitan. Ya que las contradicciones obligan a una mayor
articulación. Así que, cualquier elemento de la historia de la ciencia puede llegar a nutrir el material para generar la teoría
incompatible. De modo que, si decimos que una parte del desarrollo de la ciencia se basa en el material que le provee la historia de la
ciencia, entonces no puede decirse que el conocimiento solamente se trata de un acercamiento hacia la verdad. De modo que, una
descripción más coherente del conocimiento diría que se trata de un conjunto de teorías incompatibles entre sí. Por lo tanto, no hay
nada establecido para siempre. Por lo tanto, la tarea del científico no sería la búsqueda de la verdad sino “hacer de la causa más
débil la causa más fuerte”.

La contra-regla puede contradecir hechos:


No existe una teoría que concuerde con todos los hechos conocidos de su dominio.
Los informes de observación incluyen supuestos teóricos Dichos supuestos vienen con la teoría y por lo tanto se necesita un criterio
externo de crítica. Por lo tanto, se necesita un sistema conceptual alternativo. Por lo tanto, la contrainducción es razonable.

Capítulo 3:
Condición de consistencia:
Las nuevas hipótesis deben ser consistentes con las teorías bien establecidas.
Esta condición elimina una teoría porque está en desacuerdo con otra teoría. En eso se parece al efecto de los métodos tradicionales
donde se busca conservar lo antiguo y familiar.
Se piensa que para cambiar una teoría debería haber razones de peso, donde se discutan hechos incompatibles. Por lo tanto la
discusión sobre hipótesis incompatibles no conduce al progreso.
Pero este argumento da por supuesto que existen hechos y que están disponibles independientemente de que se consideren
alternativas a la teoría que ha de ser contrastada (Principio de autonomía).
Para Feyerabend aquí hay una simplificación del proceso real. Ya que los hechos y las teorías están íntimamente ligados. Así que, la
descripción de todo hecho no solo es dependiente de alguna teoría sino que además existen hechos que no pueden descubrirse sino
es con ayuda de alternativas a la teoría. Por lo tanto, la contrastación debe referirse al conjunto de teorías inconsistentes entre sí.
Además, si se eliminan hipótesis alternativas en la contrastación lo que resulta es una disminución del contenido empírico, porque
hay hechos que no aparecen. Hay por lo tanto una apariencia de éxito empírico. Por lo tanto, la teoría se ha convertido en una
ideología.

El éxito se debe a que no se ha especificado ningún hecho que pudiera constituir una contrastación y porque se han eliminado
algunos hechos.
Es una tautología: “Se tomó la decisión de adherirse, pase lo que pase, a ciertas ideas y el resultado fue la supervivencia de estas
ideas (…) Así es como puede crearse evidencia empírica a través de un proceso que aduce como justificación propia la mismísima
evidencia que dicho proceso ha provocado” (Pág. 27 del Tratado).
Capítulo 4:

Podemos denunciar un mito que se hace pasar por conocimiento objetivo por medio de una crítica desde el pasado. Por lo tanto, la
teoría más avanzada y que parece la más firme, no está segura.
Caso 1: Después de Aristóteles y Tolomeo, esa ridícula concepción pitagórica de que la tierra se mueve, fue desechada; fue revivida
por Copérnico y fue el arma que venció a los vencedores.
Caso 2: Resurgimiento de la medicina China.

Cómo defender a la sociedad contra la ciencia (artículo):


La ciencia se ha transformado en una ideología, es decir un cuento de hadas donde hay partes de la historia que son mentira. ¿Pero
acaso la ciencia no nos ha liberado de la mentalidad dogmática de la religión? Sí, pero eso ocurrió en los siglos XVII y XVIII. No se
sigue que sea liberadora para siempre. Hoy en día se enseña ciencia como antes se enseñaba religión, por lo tanto, la ciencia inhibe
la libertad de pensamiento. Una segunda Ilustración implica la separación entre ciencia y estado. La ciencia puede influir, pero como
cualquier otro grupo político. Las decisiones finales deben quedar en manos de “grupos de consultores democráticamente elegidos”.

10 tesis sobre las tradiciones (La ciencia en una sociedad libre):


I. Las tradiciones no son ni buenas ni malas: simplemente son. Objetivamente hablando, no hay evaluación posible por fuera de una
tradición.
II. Una tradición adopta propiedades deseables sólo cuando se compara con otra tradición. Así la visión de los participantes de una
tradición parace objetiva pero son subjetivas. Esto se muestra cuando los participantes advierten que tradiciones diferentes dan lugar
a juicios diferentes.
III. De I. y II. se sigue el relativismo del tipo de Protágoras.
IV. Cada tradición tiene sus formas peculiares de ganar adeptos. Según la tradición adoptada esta forma parecerá aceptable,
razonable, ridícula, totalitaria.
V. Los individuos que participan en la interacción de las tradiciones pueden basar sus juicios y acciones en criterios que no pueden
ser determinados por adelantado, sino que son introducidos por los propios juicios y acciones.
VI. Hay dos formas de decidir: cambio dirigido y cambio abierto Cambio dirigido: aquí los participantes adoptan una tradición y las
respuestas que permite el criterio de dicha tradición. La educación nada tiene que ver con discusiones críticas, una discusión racional
es un caso de cambio dirigido. Cambio abierto: es pragmático, al principio la tradición adoptada no está determinada. Las
concepciones del mundo se pueden modificar.
VII. Una sociedad libre es una sociedad en la que se conceden iguales derechos e igual posibilidad de acceso a la educación y otras
posiciones de poder a todas las tradiciones.
VIII. Una sociedad libre no se impondrá sino que surgirá cuando la gente colabore entre sí. A través de iniciativas de ciudadanos y
colaboración entre naciones.
IX. Las bases de una sociedad libre son discutibles, y el racionalismo no es necesario. No hay nada que objetar al racionalismo pero
tampoco puede convertirse en la ideología básica.
X. Una sociedad libre insiste en la separación de la ciencia y de la sociedad.

Todo vale / todo Sirve / anything goes:


Es un modo de criticar criterios de demarcación.
Como práctica la ciencia no puede determinar de antemano la evaluación.
Si una investigación científica conduce a una impredecible revisión de criterios, y si los criterios aceptados deben guiar nuestras
prácticas, entonces lo único que podemos decir es “todo vale”.
“Significa que el principio carece de contenido. Su contenido lo adquiere mediante un análisis de procesos concretos, lo mismo que el
concepto de Renacimiento, para tomar un ejemplo histórico, recibe su contenido desde la investigación histórica”.
“No hay estándares que tengan un contenido y den una explicación correcta de todos los descubrimientos hechos en las ciencias”
(Adiós a la razón, Pág. 29-30).

Para Feyerabend, la ciencia es una actividad esencialmente anárquica: escapa a cualquier teoría del conocimiento que pretenda
recoger en un único modelo de racionalidad el material de su propia historia. Las revoluciones científicas acontecen cuando los
grandes científicos sostienen teorías y puntos de vista incompatibles con los principios considerados evidentes, violando los criterios
de racionalidad aceptados.
Todas las metodologías tienen limitaciones y la única regla que queda en pie es la de que todo vale. No es aconsejable que las
elecciones y disociaciones de los científicos estén obligadas por las reglas establecidas por las metodologías de las ciencias o
implícitas en ella.
El anarquismo científico brinda la posibilidad de tener un punto diferente para cada problema, poner todos los puntos de vista y luego
aplicar una conclusión. Todo es aceptado por esta perspectiva.
La epistemología de Feyerabend desplaza la atención centrada en la dimensión racional de la ciencia para enfocarla en el contexto
histórico y sociocultural. Su trabajo da -a veces- la impresión de un análisis ejecutado por un etnógrafo que se afana en comprender
los elementos simbólicos y la forma de vida que han desarrollado los nativos del mundo occidental en la estructuración de una
peculiar cosmovisión.

1. El pluralismo metodológico.

En el prólogo a la edición castellana de su Tratado contra el método (TCM), Feyerabend afirma que uno de los problemas capitales
sobre la ciencia es saber cual es su estructura, cómo se construye y evoluciona.

Aquí es rotundo: la ciencia no presenta una estructura, no existen unos elementos que se presenten en cada desarrallo científico. O
sea, que no hay elementos que se den en toda investigación científica y que no aparezcan en otros dominios. Al tratar de resolver un
problema los científicos usan indistintamente un método u otro, no existe una racionalidad que guíe la investigación científica. Al
contrario, el científico hará uso de fuentes muy diversas que le vengan al caso para apoyar su investigación: sugerencias heurísticas,
concepciones del mundo, disparates metafísicos, y otros medios muy dispares.

Ya aquí se apunta el problema del método científico, y la conclusión que se sigue es que no tiene sentido formular de una forma
general, cuestiones tales como qué criterio seguiría para preferir una teoría a otra. Dicho más claro, la investigación con éxito no
obedece a estándares generales: ya se apoya en una regla, ya en otra, y no siempre se conocen explícitamente los movimientos que
la hacen avanzar. La consecuencia es drástica: se va a pique cualquier intento de formular una metodología racionalista de la ciencia,
y nos encontramos con que la ciencia se encuentra mucho más cerca de las artes de lo que nos pensabamos (este punto se
desarrollará en el último epígrafe de este texto).

Como mantiene Javier Echeverría, entre otros, la idea de un método preciso y común a las ciencias adviene con la modernidad.
Recordemos, al margen, que Aristóteles en su Metafísica y en otros tantos escritos no se cansó nunca de repetir que no existe un
único método correcto en las ciencias y mucho menos que el hipotético deductivo sea el superior o más científico, sino que es el
objeto de una ciencia el que determina el método apropiado o correcto en dicha disciplina.

Feyerabend, deudor de las tesis kuhnianas y de la historia de la ciencia, mantendrá que “la idea de un método que contenga
principios firmes, inalterables y absolutamente obligatorios que rijan el quehacer científico tropieza con dificultades considerables al
ser confrontada con los resultados de la investigación histórica. Es más, no hay una sóla regla, por plausible que sea, y por
firmemente basada que esté en la epistemología, que no sea infringida en una ocasión o en otra”.

Afirma a continuación que estas infracciones, lejos de ser accidentales, son necesarias para el progreso. La violación de las reglas
metodológicas, o incluso adoptar la opuesta son siempre aconsejables en una determinada situación. Así a veces es aconsejable
elaborar e introducir hipótesis ad hoc, otras que contradicen resultados experimentales, etc. En suma, esta práctica liberal es
razonable y absolutamente necesaria para el desarrollo del conocimiento.

Es más, el atomismo antiguo, la revolución copernicana, o la teoría ondulatoria de la luz surgieron de la violación de reglas
metodológicas bien asentadas. Con esto se quiere ejemplificar que las revoluciones científicas generalmente han traído con ellas
cambios metodológicos importantes, de ahí que “la idea de un método fijo, o la idea de una teoría fija de la racionalidad, descansa
sobre una concepción excesivamente ingenua del hombre y de su entorno social”.
Al encontrarse con esto, Feyerabend se cobija en el anarquismo (epistemológico), y más concretamente con el liberalismo anarquista,
concebido como un intento de aumentar la libertad, y el correspondiente intento de descubrir los secretos de la naturaleza y del
hombre, por tanto el rechazo de criterios universales y de todas las tradiciones rígidas (que implicaría el rechazo de una gran parte de
la ciencia contemporánea).

El anarquista epistemológico se opondrá entonces a todo tipo de restricción de su libertad (en el quehacer científico y metodológico),
y mantendrán siempre la abolición de toda ley, obligación o deber. Su actitud será totalmente libre ante el juego científico. No
obstante el término anarquista está cargado de connotaciones políticas demasiado pesadas, y además no se encuadra debidamente
en lo que Feyerabend quería señalar. De manera que posteriormente preferirá el calificativo de dadaísta para su metodología: espero,
dice en la introducción de su TCM, que tras la lectura del presente panfleto, el lector me recuerde como un frívolo dadaísta, y no
como un anarquista serio.

El término dadaísta sin duda es más acertado, lejos de las connotaciones puritanas del anarquista, el dadaísta está convencido de
que la vida sólo empezará a merecer la pena cuando nos tomemos las cosas a la ligera, cuando eliminemos del lenguaje los
significados putrefactos acumulados durante siglos. Un dadaísta no sólo no tiene ningún programa, sino que está en contra de todos
los programas, e incluso para ser un buen dadaísta se ha de ser también un antidadaísta.

Pues bien, a la vista de todo lo anterior, y tras un minucioso análisis de la historia de la ciencia, Feyerabend afirmará que no hay
ninguna regla, por muy fundamental o necesaria que sea para la ciencia, que no haya sido violada. Si ha esto le unimos, como hemos
visto anteriormente, que esta continua infracción metodológica es totalmente necesaria para el progreso, se sigue facilmente que el
único principio que no inhibe el progreso es: todo sirve. Tal sería el único principio defendible (o sea el único que ha sido respetado
universalmente) bajo cualquier circunstancia y etapa del desarrollo de la humanidad.

Pero conviene matizar este principio. En Adios a la Razón, advierte que este principio puede leerse de dos maneras muy distintas.
Una vendría a decir: yo (o sea, Feyerabend) adopto dicho lema y sugiero que se use como base del pensamiento; y la otra: yo no la
adopto, pero describo simplemente el destino de un amante de los principios que toma en consideración la historia: el único principio
que le queda será el todo sirve. Feyerabend acusa de falta de pensamiento claro a los críticos irritados, que desgraciadamente no
han sido bendecidos con un exceso de inteligencia, ya que sólo han sabido leer el principio de la primera manera, cuando lo que se
decía explícitamente era lo segundo. Y de hecho remite a un pasaje de su TCM donde dice claramente: “mi intención no es sustituir
un conjunto de reglas generales por otro conjunto; por el contrario, mi intención es convencer al lector de que todas las metodologías,
incluidas las más obvias, tienen sus límites (...) e incluso de la irracionalidad de alguna de las reglas que la metodología considera
básicas. De hecho el argumento de la contrainducción es una parte de la crítica de métodos tradicionales, no el punto de partida de
una nueva metodología como parecen suponer muchos críticos”.

Por lo tanto para matizar y examinar esta tesis fuerte, Feyerabend tiene que analizar el desarrollo del advenimiento de las teorías
científicas, y ello le conduce en primer lugar a otra de sus tesis radicales: la contrainducción.

Su exposición comienza con la afirmación de que se puede hacer avanzar la ciencia procediendo contrainductivamente. Si partimos
de la regla de la contrastación, que mide el éxito de las teorías según el acuerdo entre la teoría y los datos que favorecen a la misma,
nos percatamos de que constituye la esencia del empirismo y de las teorías de la confirmación y de la corroboración. Pero si
hacemos caso de la contrarregla que nos dice que es aconsejable o necesaria para la ciencia, no sólo ignorar las reglas, sino adoptar
las opuestas, debemos pues, introducir y elaborar hipótesis que sean inconsistentes con las teorías y/o hechos bien establecidos,
esto es, debemos proceder contrainductivamente (además de inductivamente, señala en su Contra el Método). Esto por dos razones:

En primer lugar un científico debe adoptar una metodología pluralista, debiendo comparar sus ideas con otras ideas, en vez de con la
experiencia. Dicho de otra manera, la evidencia relevante para la contrastación de una teoría T a menudo sólo puede ser sacada a la
luz con la ayuda de otra teoría T' incompatible con T.

Y ello porque el conocimiento no consiste en una serie de teorías autoconsistentes que tiende a converger en una perspectiva ideal;
no consiste en un acercamiento gradual a la verdad. Por el contrario, el conocimiento es un océano, siempre en aumento, de
alternativas incompatibles entre sí (y tal vez inconmensurables).

La segunda contrarregla en favor de la contrainducción viene dada por el hecho de que no existe una sola teoría interesante que
concuerde con todos los hechos de su dominio.

Aquí habrá que señalar que ninguna experiencia, que ningún experimento está libre de teoría. Es decir, todo enunciado factual está
contaminado de una serie de supuestos ontológicos o metodológicos que vician la vara de medir. El supuesto empirista, que
podemos remontar a la Metafísica de Aristóteles, de que los sentidos son capaces de ver el mundo tal y como es, estaría (desde esta
perspectiva dadaísta) a años luz de acercarse a la verdadera situación del hombre en el mundo.

De acuerdo con Hume, afirma Feyerabend, “las teorías no pueden derivarse de los hechos”. El requisito de aceptar sólo aquellas
teorías que se sigan de los hechos nos deja sin ninguna teoría. De aquí que la ciencia, tal y como la conocemos, sólo puede existir si
abandonamos este requisito y revisamos nuestra metodología. Es más: casi ninguna teoría es consistente con los hechos.
A la luz de la fisiología, se advierte que la impresión sensorial se da en la medida en que existe un órgano receptor capaz de
registrarla. Esto muestra que la impresión es un acto subjetivo, sin ningún correlato objetivo. Por otra parte, como ya se ha señalado,
el examen histórico nos enseña que toda evidencia está contaminada de supuestos teóricos.

Todo este carácter histórico-fisiológico de la evidencia, le permite mantener que el hecho no describe meramente un estado de cosas
objetivo, sino que también expresa un punto de vista subjetivo y mítico que concierne a este estado de cosas, lo que nos obliga a
echar una ojeada nueva a la metodología. Por tanto, sería extremadamente imprudente dejar que la evidencia juzgue directamente
nuestras teorías sin mediación ninguna. Un juicio directo e indiscriminado de las teorías por los hechos está sujeto a eliminar ideas
simplemente porque no se ajusten al sistema de alguna cosmología más antigua.

De todo esto se deduce (como segunda regla contrametodológica) que hay que buscar sistemas conceptuales que choquen con los
datos experimentales aceptados, e incluso que propongan nuevas formas de percepción del mundo, hasta entonces ignoradas.
Actuando así, se procede contrainductivamente. En lugar de inferir hipótesis y leyes inductivamente a partir de las observaciones
contrastadas, el científico progresista actúa a la inversa.

Feyerabend emplea varios capítulos a la tarea de ejemplificar este supuesto mediante el argumento de la torre. En semejante análisis
(que va desde los capítulos 6 al 16) se tocan además del problema de las interpretaciones naturales (que es lo que ahora viene al
caso), el problema de la irracionalidad en la ciencia, y el de la inconmensurabilidad entre las teorías, que serán desarrollados en
epígrafes separados.

En cuanto al tema de la contrastación de las teorías, que como hemos visto hace proponer a la epistemología dadaísta las reglas
contrainductivas, se dedica el análisis histórico del argumento de la torre que emplearon los aristotélicos para refutar las teorías
copernicanas.

Este argumento involucra, en palabras del propio Feyerabend, interpretaciones naturales, que servirán para ilustrar tanto la tesis del
“todo vale”, como de la necesidad de proceder contrainductivamente como requisito necesario para el progreso científico.

Repetimos: la naturaleza del fenómeno es apariencia más enunciado. No se trataría de dos actos distintos, uno consistente en una
evidencia, un dato objetivo, y otro en su expresión mediante un lenguaje observacional que implicaría cierta cosmología, sino de un
sólo acto. Esta unidad sería el resultado de un proceso de aprendizaje que daría forma al fenómeno, dando la impresión de que los
hechos hablan por sí mismos. Pero como ya hemos advertido, eso no es cierto ya que los fenómenos son lo que los enunciados
afirman que son.

En consecuencia, estas operaciones mentales que están tan conectadas a las sensaciones serán lo que Feyerabend llamará
interpretaciones naturales. Es más, hablando en boca de Galileo, estas serían necesarias ya que los sentidos por sí solos sin la
ayuda de la razón no pueden darnos una descripción verdadera de la naturaleza. Y lo que es todavía más rotundo, es imposible
eliminar, ni siquiera parcialmente, el manojo de las interpretaciones naturales.

Luego la única manera de eliminar un determinado punto de vista del dominio de la observación, es proceder contrainductivamente y
emplear otras interpretaciones y ver lo que pasa. Y precisamente esto es lo que ocurrió con la discusión entre Galileo y los
aristotélicos, ya que este introdujo un nuevo lenguaje observacional, que le permitió reinterpretar las observaciones y llevárselas a su
terreno. Creo que no hace falta decir que gracias a este proceso contrainductivo hubo cierto progreso.

Por si queda alguna duda, para Feyerabend, el procedimiento de Galileo es totalmente legítimo. Entonces es completamente
razonable introducir lenguajes observacionales alternativos y compararlos, tanto con el idioma original como con la teoría bajo
examen. Procediendo de esta forma podemos estar seguros de que la comparación es correcta.

Pero acabar aquí el análisis histórico, y mantener que la teoría heliocéntrica salió adelante gracias, tan solo, al proceso
contrainductivo es dejar las cosas a medias. Si Galileo tuvo éxito fue gracias a que utilizó la propaganda y otros trucos. Con esto
entramos con la crítica de la racionalidad.

2. La oposición a la razón como fuente de progreso.


Comencemos por el problema de la 'adhoccidad'. Para la mayoría de los filósofos de la ciencia (como Popper y Lakatos), sostener y
aceptar teorías ad hoc resulta siempre irracional. Es habitual sostener, dice Feyerabend, que los buenos científicos deben rehusar a
hacer hipótesis de tal tipo. No obstante mantienen que es necesario que estas se insinúen de vez en cuando, aunque halla que
oponerse a ellas y mantenerlas bajo control (Popper), o que la adhoccidad ni es despreciable ni está ausente del juego científico
(Lakatos). Ambos coinciden en las nuevas ideas, al ir más allá de la evidencia disponible, son comúnmente ad hoc e incluso, dice
Lakatos, no puede ser de otra forma.

Para Lakatos, los científicos que defienden una teoría siempre tratan de preservar de la refutación a su centro firme, y para ello
construyen en su torno un cinturón protector de hipótesis auxiliares, cambios de significado de los términos, etc. Esta actitud en
algunos casos puede ser perfectamente racional.
Feyerabend, tras el análisis histórico, añade que se puede dar total apoyo a Lakatos sin ninguna ambigüedad. Yo me permitiría
añadir, que podría existir una diferencia entre ambos planteamientos, en la cita anterior, salvo que Javier Echeverría quiera
engañarnos, cosa que dudo, Lakatos estaría (cerca del planteamiento de Laudan, aunque desde otra perspectiva) dispuesto a
permitir cierta racionalidad en la adhocidad. Por el contrario Feyerabend no puede admitir esto, ya que el problema de las hipótesis ad
hoc es uno de los frentes de batalla para postular su oposición a la razón como fuente de progreso.

Elucubraciones aparte, lo que sostiene Feyerabend es que la adhocidad es mirada con malos ojos por la mayoría de los
epistemólogos racionalistas, mientras que el cree que es una buena estrategia liberadora, estimulante y progresista, y que ya que no
se puede evitar ser ad hoc es mejor serlo respecto a una teoría nueva.

De hecho el análisis histórico nos muestra que Galileo usó hipótesis ad hoc para salirse con la suya y convertir el argumento de la
torre de una refutación de Copérnico a una confirmación.

Pero los métodos que utiliza Galileo para imponer sus ideas no se limitan al uso de la adhocidad, sino que pasa por un elenco de
medios irracionales, tales como la propaganda, la persuasión, o la utilización de una lengua vulgar (el italiano) en vez del latín para
sus escritos.

El copernicanismo estaba amenazado por eventos observables, pero Galileo, sin tapujos, para eliminar el peligro introdujo obstáculos
con la ayuda de hipótesis ad hoc, considerándolas como tendencias definidas por la obvia discrepancia que existe entre hechos y
teoría. (...) las refutaciones se hicieron ineficaces por medio de hipótesis ad hoc y de hábiles técnicas de persuasión.

Pero este no es el caso tan sólo de Galileo, sino que la historia de la ciencia nos hace generalizar y afirmar que la lealtad a las
nuevas ideas tendrá que conseguirse por medios irracionales tales como la propaganda, sensibilidad, hipótesis ad hoc y apelación a
los prejuicios de todas clases. Necesitamos estos medios irracionales para defender lo que no es otra cosa que una fe ciega, hasta
que hayamos descubierto las ciencias auxiliares, los hechos, los argumentos que conviertan la fe en puro conocimiento.

Por lo tanto el progreso en la ciencia surge gracias a que la razón es dejada de lado.

Pero yendo más allá, la argumentación necesaria para desarrollar esta tesis, muestra que es aconsejable suprimir la distinción entre
contexto de descubrimiento y contexto de justificación y prescindir de la distinción afín entre términos observacionales y términos
teóricos. Ya que ninguna de estas distinciones desempeña papel alguno en la práctica científica.

Como hemos visto la fase de descubrimiento puede ser, y a menudo lo es, irracional, e incluso estar en oposición a las
reconstrucciones racionales que suelen hacer los epistemólogos. El pluralismo metodológico nos muestra que el descubrimiento
científico no está sujeto a un método fijo y en cambio si esta fundamentado en un elenco de creencias y esperanzas. Por otra parte la
ciencia sólo puede existir si se emplean estas artimañas y se deja de lado la razón (o el contexto de justificación). De manera que a la
vista de las cosas la distinción debe ser abandonada.

De la misma manera la distinción entre términos observacionales y términos teóricos ha de ser rechazada a la luz del análisis que se
ha llevado a cabo. Ya ha quedado claro que el aprendizaje no va desde la observación a la teoría sino que implica ambos elementos.
De ahí que tanto las teorías como las observaciones pueden ser rechazadas, las teorías por estar en conflicto con las observaciones,
pero también las observaciones pueden ser abandonadas por razones teóricas. La experiencia surge siempre junto con las
suposiciones teóricas, no antes que ellas, y una experiencia sin teoría es tan incomprensible como lo es una teoría sin experiencia, y
continúa, eliminad parte del conocimiento teórico de un sujeto inteligente y tendréis una persona completamente desorientada e
incapaz de realizar la acción más simple.

Pues bien, con todo esto queda seriamente tocada cualquier consideración meramente racional de la empresa científica, y por si
fuera poco, con esta última tesis sobre la percepción y su ligazón al esquema conceptual se abre el camino al problema de la
inconmensurabilidad, uno de los puntos más importantes de su crítica a la metodología racionalista de la ciencia.

3. La inconmensurabilidad de las teorías científicas.

Comencemos por el principio. El término inconmensurabilidad quiere decir, literalmente, imposibilidad de relacionar con la misma
medida magnitudes diversas. En filosofía de la ciencia, se refiere a la afirmación de que no es posible establecer relaciones y
comparaciones entre diversas teorías científicas -sean producto de la evolución del conocimiento científico, sean simples teorías
rivales- para decidir cuál de ellas es más verosímil, o para reducirlas o traducirlas unas a otras, cuando se presenten como maneras
de hablar distintas acerca de lo mismo.

Pues bien, quienes se niegan a admitir, comenta Echeverría, que los científicos usan teorías inconmensurables lo hacen para
mantener el primado de la razón en la actividad científica. Y si bien Feyerabend no negó que la ciencia tenga componentes
racionales, en cambio no aceptó que la ciencia sea sólo racional.

Como sabemos el TCM es un extenso diálogo entre Lakatos y el propio Feyerabend, el apéndice 3 da buena cuenta de ello y del
intento de Lakatos por mantener o restaurar la racionalidad en la actividad científica, no obstante el anarquismo epistemológico
intenta desterrar por varias vías esta concepción racionalista. Uno de estos caminos es el de la inconmensurabilidad, que Feyerabend
manifiesta al final de dicho apéndice: el fenómeno de la inconmensurabilidad en mi opinión plantea problemas a todas las teorías de
la racionalidad, incluida la metodología de programas de investigación. La metodología de programas de investigación asume que las
teorías rivales y los programas de investigación rivales pueden compararse siempre haciendo referencia a su contenido. El fenómeno
de la inconmensurabilidad parece implicar que éste no es el caso.

Las tesis de la inconmensurabilidad de las teorías científicas fue formulada por Kuhn y Feyerabend el mismo año de 1962, y ya
contaba con antecedentes históricos como las tesis de Quine, sobre la imposibilidad de someter a contrastación hipótesis aisladas;
las tesis de la carga teórica de toda observación (aceptadas por Popper y Hanson); y sobre todo las tesis de Quine sobre la
indeterminación de la traducción y la inescrutabilidad de la referencia.

No obstante Kuhn y Feyerabend usaron el término de la inconmensurabilidad con independencia, el primero lo aplicaba a los
problemas, métodos y normas científicas, mientras que el segundo hacía de él un uso más restringido (lo aplicaba sólo al lenguaje), a
la vez que más radical (afectaba a todos los términos primitivos de las teorías rivales, y no sólo a unos pocos.

Existe un telón de fondo que lleva a ambos a mantener esta tesis. Se trata de que ambos se consideran relativistas epistemológicos
en el sentido de niegan que exista una verdad externa a la que los conceptos y teorías científicas se acerquen cada vez más. No se
trata de negar el progreso, se trata de negar que existan verdades universales independientemente de la apreciación del sujeto. La
inconmensurabilidad se trataría entonces en un fuerte ataque contra el realismo, adoptando una concepción relativista de la verdad
en la que esta sólo adquiere sentido dentro de cada uno de esos marcos conceptuales.

De hecho, para fundamentar su tesis de la inconmensurabilidad, Feyerabend remite a la hipótesis Sapir-Whorf y a la psicogénesis
piagetiana. Trabajos consagrados que recalcan la relatividad de la conceptualización de la experiencia del mundo según la cultura,
que crea conceptos y concepciones del mundo inconmensurables (Whorf) y las estructuras lógicas (y prelógicas) del desarrollo de la
inteligencia (Piaget).

En particular, el trabajo de Whorf muestra que la gramática de los lenguajes contiene una cosmología, una concepción
comprehensiva del mundo, de la sociedad y de la situación humana. Pues de la misma manera en que los lenguajes naturales no se
limitan a reproducir ideas o eventos, sino que conforman los hechos y los estados de cosas, también las teorías científicas conllevan
concepciones del mundo. Por eso mismo hay inconmensurabilidad entre ellas, en el sentido de que no pueden ser interrelacionadas
por medio de las relaciones lógicas ususales: inclusión, exclusión, solapamiento, etc. También las percepciones pueden ser
inconmensurables entre sí (como muestra la Gestalt).

Con esto tocamos un punto crucial ya que en una obra posterior a su TCM, quizá para distanciarse del sentido de
inconmensurabilidad dado por Kuhn, quizá para suavizar su propia tesis, manifiesta que al usar el término inconmensurable siempre
quiso decir desconexión deductiva y nada más. Lo cual no deja de ser algo casi trivial. No obstante aquí señalaremos sus primeras
definiciones de la inconmensurabilidad, sin los matices posteriores.

En TCM expone tres tesis sobre la inconmensurabilidad (pág. 267, 269 y 270):

A) La primera tesis es que existen sistemas de pensamiento (acción, representación) que son inconmensurables.

Se trata de una tesis histórica (antropológica) que debe apoyarse en evidencia histórica (antropológica).

B) El desarrollo de la percepción y del pensamiento en el individuo pasa por etapas que son inconmensurables entre sí.

C) Mi tercera tesis afirma que los puntos de vista sobre materias básicas, son a menudo tan diferentes unos de otros como lo son las
ideologías subyacentes a las distintas culturas. Más aún: existen teorías científicas que son mutuamente inconmensurables aunque
en apariencia se ocupen del mismo objeto. No todas las teorías rivales tienen esta propiedad y aquellas que tienen la propiedad, sólo
la tienen mientras sean interpretadas de una forma especial, por ejemplo, sin hacer referencia a un lenguaje de observación
independiente.

Este es en grosso modo el sentido de inconmensurabilidad entre teorías que defiende Feyerabend en su TCM. Ejemplos de teorías
inconmensurables entre sí serían el materialismo frente al dualismo mente/cuerpo o la teoría cuántica frente a la mecánica clásica.

4. La crítica del criterio de demarcación.

Frente al demarcacionismo, Feyerabend trató de aproximar el conocimiento científico a otras formas del saber. La ciencia, comenta,
es mucho más semejante al mito que cualquier filosofía científica está dispuesta a reconocer. La ciencia constituye una de las formas
de pensamiento desarrolladas por el hombre, pero no necesariamente la mejor.

La ciencia posee un completo sistema de creencias que son defendidos a capa y espada por los científicos adscritos a ese
paradigma. Es más, como hemos visto hasta ahora la ausencia de un método científico es la norma (pluralismo metodológico), y en la
práctica científica el progreso acaece gracias a métodos irracionales y acientíficos (todo sirve). De manera que la ciencia es un mito,
un dogma al que un científico se aferra, es más el dogmatismo desempeña una función importante. La ciencia sería imposible sin él.
Por tanto como toda secta o religión, sus acérrimos creyentes creen en su ciencia por encima de todas las cosas. No se trata de que
la ciencia sea el mejor tipo de conocimiento dotado con el mejor método, sino que los científicos o los sectarios cientificistas creen
que es el modo más elevado de conocimiento, porque así han sido adoctrinados.
Así pues la ciencia se ha impuesto por la fuerza y no por el convencimiento. La ciencia no sería más que una ideología, y como tal ha
de ser tratada. Así pues, si en una sociedad democrática la separación Estado-Iglesia es un hecho, debe complementarse con la
separación entre Ciencia y Estado.

Mientras un americano puede elegir hoy la religión que prefiera, todavía no le está permitido exigir que sus hijos aprendan en la
escuela magia en lugar de ciencia. Existe una separación entre estado e iglesia, pero no separación entre estado y ciencia.

Otra vez más, la historia nos muestra un exceso de racionalismo, y esta vez viene de la mano del criterio de demarcación. En
numerosas ocasiones la ciencia ha adoptado métodos, conocimientos, etc. de saberes considerados como pseudocientíficos. Así, la
astrología sacó provecho del pitagorismo, y la medicina actual de la antigua medicina china (acupuntura, diagnóstico por el iris, etc.).

Combinando esta observación con la idea de que la ciencia no posee ningún método particular, llegamos a la conclusión de que la
separación de ciencia y no ciencia no sólo es artificial, sino que va en prejuicio del avance del conocimiento.

ANARQUISMO EPISTEMOLÓGICO
El anarquismo epistemológico, o dadaísmo epistemológico, es una teoría epistemológica, desarrollada por el filósofo de la ciencia
austríaco Paul Feyerabend, que sostiene que no hay reglas metodológicas útiles o libres de excepciones, que rijan el progreso de la
ciencia o del desarrollo de los conocimientos. Se sostiene la idea de que la ciencia que funciona de acuerdo con normas fijas y
universales no es realista, sino perniciosa y perjudicial para la ciencia en sí. Su propuesta es una epistemología abierta, a manera de
una serie de herramientas de investigación científica adaptables a cada contexto pero no postuladas como leyes inamovibles.
El uso del término anarquismo en el nombre refleja la prescripción del pluralismo metodológico de la teoría; tal como el pretendido
método científico no tiene el monopolio de la verdad o de la obtención de resultados útiles, el enfoque pragmático es una actitud de
"todo vale" hacia las metodologías.
“La ciencia es una empresa esencialmente anarquista; el anarquismo teórico es más humanista y más adecuado para estimular el
progreso que sus alternativas basadas en la ley y el orden.”
El anarquismo de la ciencia, que se constituye entonces, en primera instancia en una crítica a la historia de la ciencia, esto es, en un
cuestionamiento al retrato discursivo construido por filósofos y metodólogos en torno a los procedimientos del quehacer científico. En
lo señalado por Feyerabend, lo que ha ocurrido es una simplificación del trabajo científico, toda vez que la ciencia no conoce hechos
desnudos sino que su trabajo constituye interpretaciones de estos hechos lo que los vuelve esencialmente teóricos. Por esta razón,
nos dirá el autor, la historia de la ciencia es tan compleja, caótica y llena de errores como las ideas que contiene, sin embargo ha sido
reconstruida como bajo la forma de un relato "objetivo" y accesible a un planteamiento constituido por reglas estrictas e incambiables.
En segunda instancia, el anarquismo epistemológico se configura como una crítica a los procedimientos de reproducción del
conocimiento científico y a su posición hegemónica en las sociedades contemporáneas. La ciencia, sostiene Feyerabend, posee una
doble autoridad, por un lado autoridad teórica, y por otra autoridad social. Bajo esta perspectiva la educación científica se constituye
como un dispositivo de reproducción de esta actitud reduccionista, procediendo a partir de la delimitación de un dominio de
investigación en que se aísla una parcela de conocimiento a la que se le confiere una lógica propia. De ello se sigue que este dominio
uniformice sus acciones y el proceso histórico sea presentado a partir de "hechos" estables que parecen mantenerse a pesar de las
vicisitudes de la historia.
Esta perspectiva, que pone énfasis en la ciencia como una construcción efectuada en un contexto específico, se aproxima a los
planteamientos de la contingencia, que encontrarán nuevos desarrollos en La ciencia en una sociedad libre y en Adiós a la razón. En
esta concepción el autor enfatiza la necesidad de no perder de vista el hecho de que la ciencia es una creación de seres humanos
concretos que viven en una época determinada, cuya producción, como ha señalado Lakatos, está cargada de valoraciones y juicios
de valor básicos aceptados por la élite científica. Es decir, que se trata de una construcción discursiva realizada a partir de una
determinada tradición y por esta razón es posible transformar las condiciones en que circula en tanto discurso dominante: "es bueno
recordar constantemente el hecho de que es posible escapar de la ciencia tal como hoy la conocemos, y que podemos construir un
mundo en donde no juegue ningún papel".
Propuesta:
Ante esta constatación Feyerabend propone una epistemología anarquista, lo que significa hablar de lo que parece o no parece
apropiado cuando se considera desde un punto de vista particular y restringido, de manera que visiones diferentes, temperamentos y
actitudes diferentes darán lugar a juicios y métodos de acercamiento diferentes. Esta multiplicidad de perspectivas hará posible
mejorar el conocimiento y al mismo tiempo entender la historia de una manera más plural. El propio autor ha buscado enmarcar su
teoría anarquista en un planteamiento pluralista, por ello ha señalado que su búsqueda no ha sido encuadrarse dentro de una postura
o de una doctrina que sea susceptible de ser convertida en una disciplina académica, sino que la más bien se ha orientado hacia un
modo de vivir al margen de cualquier disciplina. Esto significa que el planteamiento de una teoría anarquista aparece más como un
modo de abordar los problemas que como un corpus cerrado que prescribe normas específicas al trabajo del científico. Ello nos lleva
a comprender la epistemología y el propio planteamiento anarquista, como una suerte de caja de herramientas, siguiendo el
planteamiento de Guattari, es decir como una serie abierta para la construcción de un itinerario que el investigador puede ajustar a las
especificidades sociales, afectivas, tecnológicas, ambientales de su contexto cultural específico.

Consecuencias:

El anarquismo epistemológico posee una doble dimensión: metodológico-epistemológica y ética-política. Consecuencia de lo primero
es que no existen reglas definitivas ni leyes universales que orienten la práctica científica, y junto con ello la aceptación de la
concurrencia de elementos no racionales y extra-científicos en la construcción del conocimiento científico. La segunda va en contra
de los conceptos universales que devienen totalitarios y excluyentes, lo que traerá como consecuencia la apertura a nuevas
perspectivas y explicaciones de mundos posibles.
LAKATOS
(1922-1974)

A continuación esbozaré cuatro 'lógicas del descubrimiento' diferentes. Cada una de ellas será caracterizada por reglas que rigen la
aceptación y el rechazo (científicos) de teorías o programas de investigación. Estas reglas tienen una doble función. En primer lugar,
actúan como un código de honestidad científica cuya violación es intolerable; después, como centros firmes de los programas de
investigación historiográfica (normativa). Es en esta segunda función sobre la que preferiría centrar la atención.

1- Inductivismo
Una de las metodologías de la ciencia más influyente ha sido el inductivismo. Según el inductivismo sólo pueden aceptarse en el
cuerpo de la ciencia, aquellas proposiciones que o bien describen hechos firmes o son infalibles generalizaciones inductivas de
aquéllos. Cuando el inductivista acepta una proposición científica, la acepta como verdadera por prueba; en otro caso la rechaza. Su
rigor científico es estricto: una proposición debe estar probada por los hechos o bien debe ser una proposición derivada —deductiva o
inductivamente— a partir de otras proposiciones ya demostradas.

2- El convencionalismo
El convencionalismo acepta la construcción de cualquier sistema de casillas que organice los hechos en algún todo coherente.
Decide mantener intacto el núcleo del sistema de casillas mientras sea posible: cuando se presentan dificultades a cuenta de una
invasión de anomalías, sólo cambia y complica los alineamientos periféricos. Sin embargo el convencionalismo no considera ningún
sistema de casillas verdadero por prueba, sino sólo verdadero por convención (o incluso, ni verdadero ni falso). En las ramas
revolucionarias del convencionalismo no hay obligación de adherirse para siempre a un determinado sistema de casillas: puede
abandonarse si deviene intolerablemente burdo y si se propone otro más simple que lo reemplace.

Variantes del convencionalismo: el instrumentalismo


La historiografía convencionalista no puede ofrecer una explicación racional de por qué determinados hechos fueron seleccionados
con preferencia a otros, ni de por qué fueron aceptados ciertos sistemas de casillas particulares en lugar de otros, en una época en la
que sus relativos méritos todavía eran discutibles. De este modo el convencionalismo, como el inductivismo, es compatible con varios
programas empírico-externos diferentes.

Metodología de los programas de investigación científica:


Según mi metodología, los más grandes descubrimientos científicos son programas de investigación que pueden evaluarse en
términos de problemáticas progresivas y estancadas. Las revoluciones científicas consisten en que un programa de investigación
reemplaza a otro (superándolo de modo progresivo). Esta metodología proporciona una nueva reconstrucción racional de la ciencia.

Programas de investigación:
El programa consiste en reglas metodológicas: algunas nos dicen las rutas de investigación que deben ser evitadas (heurística
negativa), y otras, los caminos que deben seguirse (heurística positiva).
Programas de investigación progresivos /estancados Un programa de investigación se dice que es progresivo mientras su desarrollo
teórico anticipa su desarrollo empírico, esto es, mientras continúe prediciendo nuevos hechos con cierto éxito ('problemática
progresiva'); está estancado si su desarrollo teórico queda rezagado respecto a su desarrollo empírico. Esto es, cuando sólo aduce
explicaciones post-hoc, o bien sólo proporciona descubrimientos por casualidad, o predice hechos anticipados por y descubiertos en
un programa rival, ('problemática estancada'). Si un programa de investigación explica de modo progresivo más que otro rival, el
primero 'reemplaza' al segundo, y el programa rival puede eliminarse (o si se prefiere, 'archivarse' indefinidamente).
La unidad básica de estimación no debe ser una teoría aislada ni una conjunción de teorías, sino mas bien un programa de
investigación con un 'centro firme' convencionalmente aceptado y por una decisión provisional irrefutable y con una heurística positiva
que defina problemas, esboce la construcción de un cinturón de hipótesis auxiliares, prevea anomalías y las transforme en ejemplos
victoriosos; todo ello según un plan preconcebido. El científico registra las anomalías, pero mientras su programa de investigación
mantenga su fuerza, puede con toda libertad dejarlas de lado. Es primordialmente la heurística positiva de su programa, no las
anomalías, la que determina la elección de sus problemas. Sólo cuando la fuerza rectora de la heurística positiva disminuya, se
puede conceder más atención a las anomalías. La metodología de los programas de investigación puede explicar de este modo el
elevado grado de autonomía de la ciencia teórica; los eslabones inconexos de conjeturas y refutaciones del falsacionismo ingenuo no
son admisibles.
Según Popper un experimento crucial se define por un enunciado básico aceptado que sea inconsistente con una teoría. Según la
metodología de programas de investigación científica ningún enunciado básico aceptado autoriza por sí solo al científico a rechazar
una teoría. Un tal antagonismo puede representar un problema (mayor o menor), pero en ninguna circunstancia una 'victoria'. La
naturaleza puede decir no, pero la inventiva humana siempre puede gritar más fuerte. Con suficientes recursos y algo de suerte,
cualquier teoría puede ser defendida 'progresivamente' durante mucho tiempo, incluso siendo falsa. El diseño popperiano de
'conjeturas y refutaciones', a saber, el diseño: ensayo-de-hipótesis seguido de error mostrado por el experimento, ha de ser
abandonado: ningún experimento es crucial en la época en que es llevado a cabo (excepto, posiblemente, desde un punto de vista
psicológico). Sólo a posteriori podrá ser considerado como tal experimento crucial.
La Ciencia no evalúa una teoría aislada, sino un conjunto de ellas que conforman lo que Lakatos llama “Programa de Investigación
Científica”. Un programa de investigación se rechaza por completo cuando se disponga de un sustituto superior, que explique todo lo
que explicaba el anterior, más otros hechos adicionales. Lakatos reconoce que la dificultad de este esquema radica en que, en la
práctica, puede costar años llevarlo a cabo, o incluso ser inaplicable en programas de investigación muy complejos. El concepto
central de Lakatos es por tanto el de Programa de Investigación: “es una estructura que sirve de guía a la futura investigación tanto
de modo positivo como negativo”.
Veamos con algo más de detalle los conceptos básicos asociados al Programa de Investigación:
Núcleo central: es la característica definitoria de un programa. Toma la forma de hipótesis teóricas muy generales que constituyen la
base a partir de la cual se desarrolla el programa. Resulta difícil de falsar, y en principio no se le atribuyen las deficiencias explicativas
de un programa, sino que se intenta localizarlas en el cinturón protector. Cinturón protector: red de supuestos que envuelve al núcleo
central. Consta de hipótesis auxiliares explícitas que completan el núcleo central, de supuestos subyacentes a la descripción de las
condiciones iniciales y de enunciados observacionales.
Heurística negativa: exigencia metodológica de que, en principio, el núcleo central quede intacto y no sea vea afectado por el
desarrollo del programa. El científico debe decidirse por un programa y “tener fe” en su núcleo. La heurística negativa de un programa
estipula que no se pueden rechazar ni modificar los supuestos básicos subyacentes al programa, su núcleo central. Está protegido de
la falsación mediante un cinturón protector de hipótesis auxiliares, condiciones iniciales, etc.
Heurística positiva: indica las líneas de investigación, lo que se puede (y se debe) hacer. Es un “conjunto parcialmente articulado de
sugerencias, o indicaciones sobre cómo cambiar y desarrollar las “variantes refutables” del programa de investigación, cómo
modificar y refinar el cinturón protector “refutable”. Junto a estas hipótesis auxiliares, incluye el desarrollo de técnicas matemáticas y
experimentales adecuadas. La heurística positiva está compuesta por líneas maestras que indican cómo se puede desarrollar el
programa de investigación. Dicho desarrollo conllevará completar el núcleo central con supuestos adicionales en un intento de
explicar fenómenos previamente conocidos y de predecir fenómenos nuevos. Los programas de investigación serán progresivos o
degenerativos según consigan o no conducir al descubrimiento de fenómenos nuevos.
Sophisticated methodological falsificationism offers new standards for intellectual honesty. Justificationist honesty demanded the
acceptance of only what was proven and the rejection of everything unproven. Neojustificationist honesty demanded the specification
of the probability of any hypothesis in the light of the available empirical evidence. The honesty of naive falsificationism demanded the
testing of the falsifiable and the rejection of the unfalsifiable and the falsified. Finally, the honesty of sophisticated falsificationism
demanded that one should try to look at things from different points of view, to put forward new theories which anticipate novel facts,
and to reject theories which have been superseded by more powerful ones.

Historia interna vs. historia externa:

-Toda historia de la ciencia supone un concepto de ciencia y un ideal de racionalidad.


-“La historia de la ciencia sin la filosofía de la ciencia es ciega, la filosofía de la ciencia sin la historia de la ciencia es vacía.”
-Historia interna (racional). Se deriva del concepto de ciencia introducido por cada metodología.
-Historia externa (social): explicación sociológica y psicológica.
-Cuanto más historia pueda reconstruir como interna, más aceptable es una metodología.

Heurística positiva:
-Conjunto de pistas y sugerencias sobre cómo desarrollar el programa de investigación.
-Selección racional de problemas a trabajar.
-Indica los tipos de rutas de investigación deben seguirse. Ampliación y desarrollo (comparables de forma independiente).
-Flexible.
Programas rivales de investigación:

-Programa progresivo: el contenido teórico excede el contenido empírico (realiza descubrimientos, predice nuevos hechos).
-Programa degenerativo: el contenido empírico excede el contenido teórico (no anticipa los hechos, explica a posteriori los hechos
descubiertos por el programa rival).
-No es posible dar por muerto un programa de investigación. Posibilidad del éxito imprevisto.

Una teoría científica T queda superada si y sólo si otra teoría T' ha sido propuesta y tiene las siguientes características:

1) T' tiene un exceso de contenido empírico con relación a T; esto es, predice hechos nuevos, improbables o incluso excluidos por T
2) T' explica el éxito previo de T; esto es, todo el contenido no refutado de T está incluido (dentro de los límites del error
observacional) en el contenido de T', y
3) una parte del exceso de contenido de T' resulta corroborado.
Si desarrollamos una teoría para resolver una contradicción entre un programa de investigación y un contraejemplo, de forma tal que
la nueva teoría en lugar de ofrecer una explicación incrementadora de contenido (científica), sólo ofrece una reinterpretación
(lingüística) que disminuye tal contenido, la contradicción queda resuelta sólo de una forma semántica y acientífica.

Programas de investigación progresivos:


-Predicción y corroboración de algunos hechos nuevos (contenido fáctico - producción de novedades).
-La única evidencia relevante es la evidencia anticipada por una teoría, y el carácter empírico y el progreso teórico están
inseparablemente relacionados.

Lakatos y las ciencias sociales


¿Alguna vez ha predicho el marxismo con éxito algún hecho nuevo? Nunca. Tiene algunas famosas predicciones que no se
cumplieron. Empobrecimiento absoluto de la clase trabajadora. Primera revolución socialista sucedería en la sociedad industrial más
desarrollada. Las primeras predicciones del marxismo eran audaces y sorprendentes, pero fracasaron. Explicaron todos los fracasos:
explicaron la elevación de niveles de vida de la clase trabajadora creando una teoría del imperialismo; incluso explicaron las razones
por las que la primera revolución socialista se había producido en un país industrialmente atrasado como Rusia.

Todas sus hipótesis auxiliares fueron manufacturadas tras los acontecimientos para proteger a la teoría de los hechos. El programa
newtoniano originó hechos nuevos; el programa marxista se retrasó con relación a los hechos y desde entonces ha estado corriendo
para alcanzarlos.

BLOOR:

Sociología ‘débil’ de la ciencia:


- Explicación asimétrica: solo las creencias falsas son objeto de explicación sociológica.
- Las creencias verdaderas responden a factores cognitivos genuinos (no a factores sociales).
- Supone la autonomía del conocimiento.
- La influencias sociales aparecen como un factor externo y eventualmente distorsivo de la
ciencia.

“Todas las épocas y culturas circundan ciertos ámbitos de saber con una serie de reglas
protectoras que preservan sus contenidos de cualquier contaminación social (…) es el ámbito
de lo sagrado (…) La sociología del conocimiento, que nace precisamente del decidido
propósito de desenmascarar esas ilusiones colectivas y devolver las ideas de descarnadas a
los cuerpos sociales que las habían alumbrado, tampoco dejó de excluir de esa voluntad
prometeica ciertos contenidos especiales: aquellos que afectan al conocimiento científico,
lógico y matemático. Para Marx, Mannheim, Durkheim, Merton y toda la sociología moderna e
ilustrada, esas formas de saber escapan a toda determinación social (…) Pues bien, el
objetivo del programa fuerte en sociología del conocimiento que aquí propone David Bloor no
es otro que el de irrumpir en ese ámbito” (13) Los sociólogos han estado demasiado
dispuestos a limitar su preocupación por la ciencia a su marco institucional y a factores
externos (…) lo cual deja sin tocar la naturaleza del conocimiento que así se crea (34) ¿Por
qué? ¿Cuál es la causa de esta duda y de este pesimismo? “Es solo falta de valor y de
voluntad, pues se la considera una empresa condenada al fracaso (…) Así, los sociólogos
están convencidos de que la ciencia es un caso especial (…) El propósito de este libro es
combatir estas razones (…) Mi propósito es suministrar armas.”

Sociología fuerte de la ciencia:


- Estudio científico de las ciencia.
- Influencia de T. S. Kuhn
- Se opone a la autonomía social del conocimiento.
- Naturalismo: la ciencia como hecho social.
- Identificación de las condiciones sociales e históricas que dan surgimiento a la ciencia.
- Creencia: individual / Conocimiento: social.
Principios del programa fuerte:
- Causal: se ocupa de las causas que generan las creencias y los estados de conocimiento.
- Imparcial: explica la verdad y la falsedad, la racionalidad y la irracionalidad.
- Simétrico: los mismos tipos de causas explican las creencias falsas y las verdaderas.
- Reflexivo: sus explicaciones se aplican a la misma sociología.

- “No hay dos tipos diferentes de factores, sociales y cognitivos. El que algo sea probatorio, y sea capaz de funcionar como tal, es por
sí mismo un fenómeno que requiere un análisis sociológico; por decirlo brevemente, la prueba o evidencia es un fenómeno social.”
(CIS, 25)
- “características culturales que usualmente se consideran no científicas influyen en gran medida tanto en la creación como en la
evaluación de teorías y descubrimientos científicos.” (CIS, 36-37)
- “A este trabajo se le han imputado con bastante frecuencia y ligereza actitudes anticientíficas. Nada más lejos de la verdad. Mi
propósito no es otro que examinar el conocimiento científico tal y como creo que los propios científicos examinan cualquier otro
objeto.” (CIS, 23).

¿Qué supone ver el conocimiento como una institución? ¿Qué implica tomar en consideración los elementos convencionales que
intervienen en cualquier cuerpo de trabajo científico? El programa fuerte intenta abrir la “caja negra” del conocimiento. Es decir,
terminar con la división del trabajo que asignaba a la sociología el contexto de descubrimiento y a las cuestiones de aplicación de
metodología el contexto de justificación. No hay dos tipos de cuestiones: las sociales y las probatorias. Sino el que algo sea
probatorio es ya un fenómeno social. “Antes de que un fenómeno e sea una prueba de la proposición p, debe haber algún tipo de
entendimiento previo que establezca su relevancia respectiva”

INFLUENCIA DE T. KUHN: “algo se constituye como paradigma a través de un proceso social similar a aquéllos por los que algo se
constituye como moneda: algo es dinero cuando los miembros de un grupo lo tratan como dinero y creen que es dinero. Todo esto
podría expresarse diciendo que ser un paradigma es por sí mismo un status social; y cuando un conjunto de trabajos obtiene ese
status social, va estampando cierta forma y contenido en las investigaciones y resultados subsiguientes. El paradigma define los
términos en que se plantean los problemas y suministra un modelo para que una solución se considere aceptable (…) de esta manera
va conformando los rasgos fundamentales del contenido del conocimiento que se sigue de él. Podemos ver entonces cómo tal
conformación de los contenidos del conocimiento fluye del proceso social original a través del cual algo se constituye como
paradigma.”

HOLISMO: tesis que atribuye una realidad mayor o igual, al todo de un sistema en relación a lo que son sus partes. En el contexto de
descripción, el holismo mantiene que el todo tiene algunas propiedades de la que carecen sus partes y, además, las propiedades del
todo no pueden ser definidas a través de las propiedades de las partes.

Definición de conocimiento del Sociólogo: Cualquier cosa que la gente tome como conocimiento, que tienen una aprobación colectiva,
que están institucionalizadas, que tienen autoridad.
Definición de conocimiento del Filósofo: Creencia verdadera justificada.

-La sociología del conocimiento (S.C.) apunta hacia la distribución de las creencias colectivas.
-La S.C. se pregunta ¿cómo se organizan las creencias? ¿Cómo se trasmiten?
-La S. C. busca explicar Se expresa en un lenguaje causal, al igual que otros científicos.
-Busca localizar regularidades y principios generales dentro del campo.
-Su meta será construir teorías que expliquen dichas regularidades.
-Si los principios generales son correctos entonces explicaran tanto las creencias verdaderas como las falsas.

CONCLUSION;
El programa débil no trató de explicar creencias científicas particulares en términos sociológicos. En cambio, el programa fuerte
pretende utilizar métodos sociológicos para explicar por qué los científicos creen lo que hacen, por qué se comportan como lo hacen,
y cómo el pensamiento y la práctica científica cambian con el tiempo. La idea central del programa fuerte es el "principio de simetría".
Este principio sostiene que todas las formas de creencia y comportamiento deben abordarse usando el mismo tipo de explicaciones.
En particular, no debemos dar diferentes tipos de explicaciones para creencias que creemos que son verdaderas y creencias que
creemos que son falsos. Nuestra propia evaluación de una idea no debería tener ningún efecto sobre cómo explicamos su historia y
su rol social. Los científicos no son una raza especial de pensadores puros y desinteresados que prestan atención a nada más que
datos y lógica. Gente de todo tipo vive en comunidades que tienen normas locales establecidas socialmente para regular las
creencias, normas para respaldar reclamos, para manejar desacuerdos, para resolver quién será escuchado y quién será ignorado.
Estas normas a menudo serán hábitos sutiles, en lugar de reglas explícitamente establecidas. Los científicos son personas que
trabajan en un tipo inusual de comunidad. Esta comunidad se caracteriza por un alto prestigio, un largo entrenamiento e iniciación.
Pero para los sociólogos, todavía es una comunidad en la que se establecen creencias y son defendidas a través de normas locales
que son creaciones humanas, mantenidas mediante la interacción.

OBJECIONES:
La autonomía del conocimiento Un tipo de objeciones al programa fuerte se derivan de la convicción de que algunas creencias no
requieren explicación. Cuando somos racionales nos guiamos por criterios de razonabilidad, basados en los principios de la inferencia
lógica. Es como una locomotora sobre sus rieles. Así que no es el sociólogo el que brinda la parte importante de la explicación sino el
lógico. Pero si hay una desviación, entonces la lógica no sirve para explicar qué pasó.
Hay una estructura general de la explicación que divide las creencias en correctas e incorrectas. Se aducen causas sociológicas para
el lado negativo de la explicación. Es decir, si ocurre un accidente con la locomotora se abre una investigación pero no se investiga
para saber por qué no ocurren accidentes. De hecho, en el lado positivo de la explicación se da por entendido que la lógica constituye
su propia explicación. Si se sigue el método entonces no hay problemas y por tanto no hay casusas psicosociales. La actividad
racional aparece como auto-explicativa y autoimpulsada.
¿Por qué? ¿Qué significa que no haya nada que provoque que la gente haga cosas racionales?
Existe un supuesto implícito que es una visión teleológica del conocimiento. Es decir, encaminada a metas. La verdad y la
racionalidad son nuestras metas naturales y la dirección hacia la cual nuestras tendencias naturales nos conducen. Somos animales
racionales que razonamos y nos aferramos a la verdad en cuanto se nos pone a la vista. Las creencias verdaderas no requieren
explicación y las que obstaculizan el progreso auto-impulsado deben tener algún tipo de causa psicosocial.
La objeción empirista: La idea en bruto del empirismo dice que: “las influencias sociales distorsionan nuestras creencias, en tanto
que el libre uso de nuestras facultades de percepción produce creencias verdaderas”.
Si el empirismo es correcto, entonces la sociología del conocimiento se encarga del error. El punto es que la experiencia individual
puede explicarse bajo el modelo empirista, ya que si el aparato perceptivo actúa bajo condiciones normales entonces aporta
creencias verdaderas. ¿Pero cuánto del conocimiento humano y de su ciencia se construye mediante la experiencia individual? Muy
poco, dice Bloor. El enfoque de la experiencia individual deja sin explicar el componente social.

-La experiencia individual tiene lugar dentro de un marco de suposiciones, modelos, propósitos y significados compartidos.
-La sociedad aporta dicho marco al individuo y aporta las condiciones normativas.
-Tanto como existe la experiencia sensorial individual del mundo natural, también hay algo que apunta más allá de dicha experiencia,
que le da un marco de referencia y una significación, completando el sentido individual del o que es la realidad general, aquello de lo
cual su experiencia es experiencia.
-El conocimiento de una sociedad se proyecta en sus visiones colectivas de la realidad.
-El conocimiento de nuestra cultura, no es un conocimiento de una realidad que cualquier individuo pueda experimentar, sino lo que
nuestras teorías mejor contrastadas y nuestros pensamientos más elaborados nos dicen.
-El conocimiento se equipara mejor con la cultura que con la experiencia.
-Solo dentro de este marco social se puede distinguir la verdad y el error. Por lo tanto es plausible la explicación simétrica de los
mismos tipos de causa.

La objeción de autorrefutación: El programa fuerte asegura que hay causas sociales de las creencias de los científicos sobre el
conocimiento de la realidad. Pero si la sociología es una ciencia entonces también sus tesis tienen causas sociales y por tanto no
puede pretender ser una verdad absoluta. La sociología debe confinarse a una sociología del error. Por tanto se está afirmando que
la verdad y el conocimiento dependen de un punto de vista exterior a la sociedad, auto-explicativo.

BOURDIEU:

“La sociología de la ciencia descansa sobre el postulado de que la verdad del producto -la verdad científica- reside en una especie
particular de condiciones de producción; más precisamente, en un estado determinado de la estructura y del funcionamiento del
campo científico. El universo 'puro' de la ciencia más 'pura' es un campo social como cualquier otro, con sus relaciones de fuerza y
sus monopolios, sus luchas y sus estrategias, sus intereses y sus beneficios, pero donde todos estos invariantes revisten formas
específicas.” Pierre Bourdieu: “El campo científico”, en Intelectuales, política y poder.

El sujeto de la ciencia no es el científico individual, sino el campo científico en cuanto universo de relaciones objetivas de
comunicación y de concurrencia reguladas en materia de argumentación y de verificación. Los científicos jamás son los «genios
singulares» en que los convierte la historia hagiográfica: son sujetos colectivos que, en tanto que historia colectiva incorporada,
actualizan toda la historia pertinente de su ciencia pienso, por ejemplo, en Newton o en Einstein-, y que trabajan en el seno de
colectivos con unos instrumentos que son en sí mismos la historia colectiva objetivada. En suma, la ciencia es un inmenso aparato de
construcción colectiva utilizado de modo colectivo.

Campo científico:
“De una definición rigurosa del campo científico como espacio objetivo de un juego donde se encuentran comprometidas apuestas
científicas, se desprende que es en vano distinguir entre determinaciones propiamente científicas y determinaciones propiamente
sociales de prácticas esencialmente sobredeterminadas”
“En el campo científico, como en el campo de las relaciones de clase, no existe instancia que legitime las instancias de legitimidad;
las reivindicaciones de legitimidad obtienen su legitimidad de la fuerza relativa de los grupos cuyos intereses ellas expresan: en la
medida en que la definición misma de los criterios de juicio y de los principios de jerarquización es el objeto de una lucha, nadie es
buen juez, porque no hay juez que no sea juez y parte.”
Un sabio [científico] es un campo científico hecho hombre, cuyas estructuras cognitivas son homólogas de la estructura del campo y,
por ello, se ajustan de manera constante a las expectativas inscritas en e! campo. Las reglas y las regularidades que determinan, por
decirlo de algún modo, el comportamiento del científico sólo existen como tales, es decir, en cuanto instancias eficientes. capaces de
orientar la práctica de los científicos en el sentido de la conformidad con las exigencias de cientificidad, porque son percibidas por
unos científicos dotados del habitus que les permite percibirlas y apreciarlas, y a la vez predispuestos y capaces de ponerlas en
práctica.

Habitus
Reintroducir la idea de habitus equivale a poner al principio de las prácticas científicas no una conciencia conocedora que actúa de
acuerdo con las normas explícitas de la lógica y del método experimental, sino un «oficio», es decir, un sentido práctico de los
problemas que se van a tratar, unas maneras adecuadas de tratarlos, etcétera.

Capital científico:
“La autoridad científica es una especie particular de capital que puede ser acumulado, transmitido e incluso reconvertido en otras
especies bajo ciertas condiciones.”

“El reconocimiento socialmente marcado y garantizado (por todo un conjunto de signos específicos de consagración que el grupo de
los pares-concurrentes otorga a cada uno de sus miembros) es función del valor distintivo de sus productos y de la originalidad
colectivamente reconocida a la contribución que él aporta a los recursos científicos ya acumulados”

Racionalidad científica:
El hecho de que los productores tiendan a tener como únicos clientes a sus competidores más rigurosos y más vigorosos, más
competentes y más críticos, y, por tanto, más propensos y más preparados para conferir toda su fuerza a su crítica, es, en mi opinión,
el punto de Arquímedes sobre el que podemos sustentarnos para ofrecer una razón científica de la razón científica, para arrancar a la
razón científica de la seducción relativista y explicar que la ciencia puede avanzar incesantemente hacia una mayor racionalidad sin
verse obligada a apelar a una especie de milagro fundador.

Conocimiento y Verdad científica


El conocimiento no se basa en la evidencia subjetiva de un individuo aislado, sino en la experiencia colectiva, regulada a partir de las
normas de comunicación y argumentación.

Pensamos tácitamente que la construcción debe ser validada por la experiencia, en una relación entre el experimentador y su objeto.
En realidad, el proceso de validación del conocimiento como legitimación (que asegura el monopolio de la opinión científica legítima)
implica la relación entre el sujeto y el objeto, pero también la relación entre los sujetos y, muy especialmente, las relaciones entre los
sujetos en relación al objeto. El hecho es conquistado, construido y verificado en y por la comunicación dialéctica entre los sujetos, o
sea, a través del proceso de verificación y de producción colectiva de la verdad, en y por la negociación y la transacción, así como por
la homologación, que es su ratificación mediante el consenso explícitamente expresado (y no sólo en la dialéctica entre la hipótesis y
el experimento). El hecho sólo se convierte realmente en hecho científico si es reconocido.

Legitimación del conocimiento científico:


Las luchas a propósito de la representación científicamente legítima deben su especificidad (convendría decir su excepcionalidad) al
hecho de que, a diferencia, y de manera muy especial, de lo que se observa en el campo artístico, la lógica de la competencia
conduce (o fuerza) a los científicos a utilizar en cada momento todos los instrumentos de conocimiento disponibles y todos los medios
de verificación acumulados a lo largo de toda la historia de la ciencia, y a conceder, de ese modo, toda su eficacia al poder de
arbitraje de la «realidad» (construida y estructurada de acuerdo con unos principios socialmente definidos).

Estructura del campo científico:


“La estructura del campo científico es definida en cada momento por el estado de la relación de fuerzas entre los protagonistas de la
lucha, agentes o instituciones; es decir, por la estructura de la distribución de capital específico, resultado de luchas anteriores que se
encuentra objetivado en instituciones y disposiciones, y que dirige las estrategias y las posibilidades objetivas de los diferentes
agentes o instituciones en las luchas presentes.”

Estructura y transformación del campo científico:


“La estructura de distribución de capital científico es el fundamento de las transformaciones del campo científico por mediación de las
estrategias de subversión o conservación de la estructura que la estructura misma produce.”

“La forma que reviste la lucha inseparablemente científica y política por la legitimidad científica depende de la estructura del campo,
es decir, de la estructura de la distribución del capital específico de reconocimientos científico entre los participantes de la lucha.”
“Esta estructura puede teóricamente variar entre dos límites teóricos, de hecho jamás alcanzados: por un lado, la situación de
monopolio de capital específico de autoridad científica y, por otro, la situación de concurrencia perfecta que supone la distribución
igual de capital entre todos los concurrentes”.

“El campo científico es siempre el lugar de una lucha, más o menos desigual, entre agentes desigualmente provistos de capital
específico, por tanto, en condiciones desiguales para apropiarse del producto del trabajo científico (y también en ciertos casos de los
beneficios externos, tales como gratificaciones económicas o políticas) que producen, por su colaboración objetiva, el conjunto de los
concurrentes, poniendo en práctica el conjunto de los medios de producción científica disponibles.”

El orden del campo científico:


“Es el campo quien asigna a cada agente sus estrategias, incluyendo la que consiste en invertir el orden científico establecido.”
Según la posición que ocupan en la estructura del campo, los “recién llegados” pueden orientarse hacia estrategias de sucesión o
estrategias de subversión”.

El campo de la ciencias sociales:


“El campo de las ciencias sociales está en una situación muy diferente a la de otros campos científicos: por el hecho de que tiene por
objeto al mundo social y porque pretende producir de él una representación científica, cada uno de los especialistas está allí en
concurrencia no solamente con los otros científicos, sino también con los profesionales de la producción simbólica (escritores,
políticos, periodistas) y, más ampliamente, con todos los agentes sociales que trabajan por imponer su visión del mundo social.”

El método:
“...sostengo que a pesar de todas las discusiones académicas sobre lo distintivo de las ciencias humanas, éstas se hallan sujetas a
las mismas reglas que se aplican a todas las ciencias. Uno tiene que producir sistemas de variables explicativos y coherentes,
proposiciones reunidas en modelos discretos que expliquen un gran número de hechos empíricamente observables y a los que sólo
pueden oponerse otros modelos más poderosos que obedezcan a las mismas condiciones de coherencia lógica, sistematicidad y
refutabilidad empírica”. P. Bourdieu, en Bourdieu y Wacquant: Una invitación a la sociología reflexiva. S. XXI, Bs. As. 2005. p.262

Instrumentos de conocimiento y de comunicación, los “sistemas simbólicos” no pueden ejercer un poder estructurante sino porque
son estructurados. El poder simbólico es un poder de construcción de la realidad que tiende a establecer un orden gnoseológico: el
sentido inmediato del mundo (y, en particular, del mundo social) supone lo que Durkheim llama el conformismo lógico, es decir “una
concepción homogénea del tiempo, del espacio, del número, de la causa, que hace posible el acuerdo entre las inteligencias”.
Durkheim –o, después de él, Radcliffe-Brown, que hace descansar la “solidaridad social” en el hecho de compartir un sistema
simbólico– tiene el mérito de señalar explícitamente la función social (en el sentido del estructural-funcionalismo) del simbolismo,
auténtica función política que no se reduce a la función de comunicación de los estructuralistas. Los símbolos son los instrumentos
por excelencia de la “integración social”: en cuanto que instrumentos de conocimiento y de comunicación hacen posible el consenso
sobre el sentido del mundo social, que contribuye fundamentalmente a la reproducción del orden social: la integración “lógica” es la
condición de la integración moral”.

Contra todas las formas del error “interaccionista” que consiste en reducir las relaciones de fuerza a relaciones de comunicación, no
es suficiente señalar que las relaciones de comunicación son siempre, inseparablemente, relaciones de poder que dependen, en su
forma y contenido, del poder material o simbólico acumulado por los agentes (o las instituciones) comprometidos en esas relaciones y
que, como el don o el potalch, pueden permitir acumular poder simbólico. En cuanto instrumentos estructurados y estructurantes de
comunicación y de conocimiento, “los sistemas simbólicos” cumplen su función de instrumentos o de imposición de legitimación de la
dominación que contribuyen a asegurar la dominación de una clase sobre otra (violencia simbólica) aportando el refuerzo de su
propia fuerza a las relaciones de fuerza que las fundan, y contribuyendo así, según la expresión de Weber, a la “domesticación de los
dominados”.

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