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No se engañen: Dios no puede ser burlado. Cada uno cosecha lo que siembra. (Gálatas
6:7)
NO SE ENGAÑEN
Somos especialistas en auto- engañarnos. A todos nos pasó alguna vez que
tratamos de auto-convencernos de que lo que estamos por hacer no está mal,
¡cuando sabemos que sí!. Hoy hay mucho engaño en todos los lugares donde nos
movemos, pero la realidad es que muchas cosas que hacemos mal y erramos son
porque nos aferramos al auto- engaño.
-“Salgo con mis amigos de nuevo hoy, pero mañana mismo me pongo a estudiar”.
José podría haberle dicho a la esposa de Potifar: “Bueno, una vez y nunca más”.
¡No se engañen a ustedes mismos! Nos engañamos para justificar nuestros errores.
El apóstol Pablo pide que no nos engañemos. Mucho de lo que hemos vivido es
producto de nuestros propios engaños, solitos nos vendimos la idea de cometer
ese pecado, nos justificamos muy bien y metimos la pata. Pablo le dijo a
Timoteo “Cuídate de ti mismo”. 1 Timoteo 4:16. Vos podes ver a tu alrededor muy
cerquita tuyo cómo tus compañeros, tus parientes, tus amigos se auto-destruyen
con las decisiones que toman.
DIOS NO PUEDE SER BURLADO O ENGAÑADO
Si el Apóstol Pablo dice esto es porque hay personas que sí creen consciente o
inconscientemente que pueden burlarse de Dios, aún cuando la probabilidad es
nula.
Creer que podemos evadir la ley de la siembra y la cosecha es una forma de querer
burlarse de Dios. Es un problema querer “tener sin dar, triunfar sin sacrificarse, ser
amado sin amar, o intentar cosechar sin sembrar”. Todo lo que siembres,
cosecharás.
Muchas veces sembramos cosas buenas pero no vemos llegar los frutos… No te
desesperes, resistí porque te lo garantizo, Dios no puede ser burlado. Y tal vez te
preguntás: “¿Y qué me garantiza esto?” ¡Lo garantiza que Dios no puede ser
burlado!
Muchas veces o la mayoría de las veces a este versículo lo aplicamos con una
connotación negativa. Pero es tan eficaz para lo bueno también.
– Estudiá todos los días. Sentate con paciencia y vas a ver los resultados.
Los que viven solo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa
cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al
Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna. (Gálatas 6:8).
LA SANTIDAD NO ES COMPLICADA
Los que viven sin controlar sus malos deseos, sólo piensan en hacer lo malo. Pero los que
viven obedeciendo al Espíritu Santo sólo piensan en hacer lo que desea el Espíritu. Si
vivimos pensando en todo lo malo que nuestros cuerpos desean, entonces quedaremos
separados de Dios. Pero si pensamos sólo en lo que desea el Espíritu Santo, entonces
tendremos vida eterna y paz. Los que no controlan sus malos deseos sólo piensan en hacer
lo malo. Son enemigos de Dios, porque no quieren ni pueden obedecer la ley de Dios. Por
eso, los que viven obedeciendo sus malos deseos no pueden agradarlo. (Romanos 8:5-8
TLA).
José pensaba en las cosas que Dios le había prometido (no olvidaba los sueños que
Dios le había mostrado), se ocupaba de hacer todas las cosas con excelencia y
están a la vista las consecuencias. Terminó siendo el más importante después de
faraón.
Quiero que veamos juntos que es más fácil ser santos que andar pecando:
Porque lo dice la Biblia.
En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y éstos no son
difíciles de cumplir, (1 Juan 5:3 NVI)
Por eso les digo: dejen que el Espíritu Santo los guíe en la vida. Entonces no se dejarán
llevar por los impulsos de la naturaleza pecaminosa. La naturaleza pecaminosa desea
hacer el mal, que es precisamente lo contrario de lo que quiere el Espíritu. Y el Espíritu
nos da deseos que se oponen a lo que desea la naturaleza pecaminosa. Estas dos fuerzas
luchan constantemente entre sí, entonces ustedes no son libres para llevar a cabo sus
buenas intenciones (…) Cuando ustedes siguen los deseos de la naturaleza pecaminosa, los
resultados son más que claros: inmoralidad sexual, impureza, pasiones
sensuales, idolatría, hechicería, hostilidad, peleas, celos, arrebatos de furia, ambición
egoísta, discordias, divisiones, envidia, borracheras, fiestas desenfrenadas y otros pecados
parecidos. Permítanme repetirles lo que les dije antes: cualquiera que lleve esa clase de
vida no heredará el reino de Dios. En cambio, la clase de fruto que el Espíritu Santo
produce en nuestra vida es: amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad,
fidelidad, humildad y control propio. ¡No existen leyes contra esas cosas! (Gálatas 5:16-
17, 19-23 NTV).
Miremos con algunos ejemplos lo complicado que nos vuelve la vida pecar.
VER PRONOGRAFIA. Tenés que ver que nadie te vea, borrar el historial, etc.
Arruina tu forma de ver y de relacionarte con el sexo opuesto y arruina tu
futura familia. Podría contarte infinitas historia de familias rotas por la
pornografía. ES MÁS FÁCIL MANTENERSE PUROS.
Ni qué hablar de lo complicada que se puede volver la vida si nos
volvemos adictos al alcohol o a alguna droga. Lo complicado que se
vuelve mantener el trabajo, o conseguir uno, y relacionarse con los demás
parece imposible.
Qué complicado puede tornarse jugar con el pecado, pero qué paz trae la santidad.
En cambio el fruto del Espíritu no tiene nada de complicado, a nadie lo juzgan por
estas cosas.
Los peores problemas son causa del pecado. No te compliques, es más fácil vivir en
el Señor. Buscalo, reconciliate con Dios que no puede ser burlado. Tomá la mejor
decisión, renovate y anhelá la santidad para poder sembrar y cosechar.
José fue un tipo al que se le notaba que caminaba con Dios. No se complicaba la
vida pecando. Estaba comprometido hasta la médula con su Dios. Qué cosa fea
que es la tibieza. Estar y no estar. Que en un lugar sos de una manera y con tus
amigos sos de otra… José le habló de su Dios al que se le cruzaba. Le habló de su
Dios a la esposa de Potifar, al copero del rey, al Faraón y a su familia. Qué ejemplo
el de José, qué vida para imitar