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CANONES DE BELLEZA ALUMNA: FLOR DELFINO 3°2

PREHISTORIA:
En la época prehistórica y más concretamente en la Edad de Piedra ya existía un canon de
belleza sobre las mujeres, puesto que en aquellos tiempos lo más importante para las
personas era la supervivencia y el crecimiento de los asentamientos nómadas. Gracias a
ciertas muestras escultóricas que han pervivido de aquellos tiempos hoy podemos decir que
posiblemente los hombres escogían mujeres con los órganos reproductores muy marcados
(pechos, vientre, caderas anchas…) para que a la hora del alumbramiento les resultase más
fácil y no muriesen durante el parto ni la mujer ni el niño.

Esto se sabe gracias a los estudios y los descubrimientos arqueológicos de las diferentes
esculturas denominadas Venus o diosas de la fertilidad femenina que se han encontrado en
numerosos descubrimientos arqueológicos, una de estas esculturas donde podemos apreciar
todos estos rasgos anatómicos es en la Venus de Willendorf o el relieve de la Venus del
Cuerno.

EGIPTO:
El cuerpo humano debía estar armónicamente proporcionado, utilizaban el puño como unidad
de medida, así codificaron la estatura perfecta de las personas en 18 puños: 2 para el rostro,
10 desde los hombros hasta las rodillas y los 6 restantes para las piernas y los pies.

Según el canon de belleza egipcio una mujer debía ser delgada, con pequeños miembros
pero de caderas anchas y pechos pequeños y torneados, solían ensalzar su belleza mediante
joyas y bisutería. La higiene corporal era un sinónimo de belleza, por lo que dada la
climatología del país se duchaban varias veces al día, lo que llevaba consigo un ritual de
belleza antes, durante y después del baño mediante la utilización de aceites y ungüentos. Las
preocupaciones estéticas, tanto en mujeres como en hombres, por el paso del tiempo
(arrugas de la piel) podemos encontrarlas en este pueblo ya que ellos trataban de combatir
este hecho mediante la utilización de diferentes cremas.

GRECIA:
En la Antigua Grecia poseían un canon estético y habían encontrado una relación entre las
matemáticas y la belleza, por lo que preferían personas con rasgos simétricos y se regían por
el canon de que el cuerpo debía de medir siete veces la cabeza y en el siglo IV, pasan a ser
ocho cabezas( número áurico). El ideal de belleza femenino era de miembros pequeños,
delgada, pero con anchas caderas y muslos generosos, de cabello ondulado detrás de la
cabeza y ojos grandes; la nariz afilada y boca, mejillas y mentón ovalados, y los senos
pequeños y bien torneados, y el ideal de belleza masculino era atlético, y se les atribuían
cualidades como voluntad, valor, equilibrio y belleza. El hombre era alto y musculoso, de
piernas largas, con mucho cabello y en la cabeza destacaban signos como frente y ojos
amplios, una nariz y una mandíbula poderosa y una boca pequeña, que mostraban un perfil
perfecto.
ARCAICO:
Es el momento en que surge la estatuaria de piedra de gran formato. La escultura nace con
una motivación religiosa (servir de estatuas de culto o de ofrenda a los dioses) o funeraria
(para indicar la tumba). El tipo de estatua dominante será el joven desnudo (kouros) y la joven
vestida (koré), realizados en piedra. La estatua del kouros suele ser de tamaño natural o
mayor (a veces colosal, de más de 3 m de altura), mientras que la koré nunca llegó a tener
tanta altura. El esquema del cuerpo (frontal, rígido y tosco) y su gran tamaño parece que se
debió a un influjo del arte egipcio.

El ideal de belleza masculina lo representaban las estatuas llamadas kouros (kouroi en plural).
Se caracterizaban por su rigidez, brazos rectos y puños cerrados. Aparecen con un pie
adelantado. Muestran siempre el cabello largo. En ese momento lo importante es reflejar –
con bastante simplicidad – la masculinidad y la fortaleza. Por eso no es extraño ver cómo las
figuras representan a jóvenes, la mejor edad para mostrar la fuerza y el vigor. No podemos
afirmar rotundamente que se trate de atletas porque no se representan haciendo actividades
deportivas (como más adelante ocurrirá), pero sí que eran jóvenes que habían modelado su
cuerpo a través del esfuerzo, ya sea con el deporte o con la guerra. En esta época el desnudo
masculino es la imagen de la belleza del aristócrata, que dispone de tiempo libre para
entrenarse diariamente en el gimnasio y la palestra.

En época ARCAICA el ideal femenino de belleza lo representaba la koré (korai en plural) o


estatua de una mujer joven vestida con una túnica larga y fina (quitón) que llega hasta los
pies, cubierta con un manto grueso de lana (himatión), que se abrocha sobre el hombro
derecho y pasa en diagonal por debajo del brazo izquierdo. Al igual que el prototipo
masculino, adelantan una pierna. Con una mano se levantan ligeramente el vestido (quizás
indicando desplazamiento al andar) y con el otro brazo siempre ofrecen algo. Sus peinados
son muy elaborados.

CLÁSICO:
En época CLÁSICA, lo que interesa ya no es mostrar solamente la fuerza y el vigor sino el
equilibrio, la armonía y la proporción. El interés se concentra ahora en representar
proporciones más reales. El atleta pasa a ser ahora la figura modélica. Realmente no son
esculturas de un hombre concreto, sino de un hombre “ideal”. Es la representación de la
belleza en sí.
Aparece el desnudo femenino, unos siglos más tarde que el masculino, y no se tratará de una
mujer sino de una diosa: la Afrodita de Cnido, realizada hacia el 360 a.C. por el escultor
Praxíteles. La intención fue representar a la diosa en un momento del baño en el que se le
sorprende desnuda. Es el ejemplo del pudor femenino. Al igual que el prototipo de atleta
desnudo, Afrodita representa la belleza en sí, y con más razón por tratarse de una diosa.
HELENÍSTICO:
La belleza consistirá en mostrar el cuerpo real, tal y como es, con sus defectos si los hubiese.
Ahora se valorará el realismo, por eso aparecerán personajes barrigudos, hombres de edad
avanzada con sus arrugas y defectos, personas de otras etnias (por ejemplo, africanos),
enfermos o deformes, etc. Parece que a lo bello y perfecto se le une ahora lo feo.
Se realizan imágenes de mujeres ancianas o gruesas, prototipos contrarios a los cánones de
época Clásica. Siguen habiendo representaciones de mujeres jóvenes vestidas, de pequeño
tamaño y en terracota, pero ahora parece que toda la importancia la tiene el vestido y no la
persona: mujeres acomodadas a la última moda, con largas vestimentas llenas de pliegues y
algunas con sombrero. También se representan bellos cuerpos desnudos cuando se trata de
reproducir la imagen de la diosa Afrodita.

EDAD MEDIA:
Durante este período se produce un auge de la religión católica, llegando a dominar la vida de
las personas. Para los cristianos, la belleza dependía de la intervención de Dios.
Por lo tanto, todo lo que se consideraba bello significaba que era una creación divina. La
religión influyó en el canon de belleza haciendo que desapareciera el uso del maquillaje ya
que se consideraba que éste atentaba contra lo que Dios había creado. Por lo que se
intentaba conservar la pureza de la mujer y evitar todos los matices sexuales.
En el ideal de mujer medieval se muestra a la perfección las dos influencias que hubo en la
Edad Media: invasión bárbara y desarrollo del cristianismo. La mujer presenta una piel blanca,
cabello rubio y largo, rostro ovalado, ojos pequeños, claros y brillantes, nariz pequeña y
aguda, labios pequeños y rosados, torso delgado correspondiente a las nórdicas. La blancura
de la piel era de vital importancia ya que indicaba la pureza de la mujer.
RENACIMIENTO:
Se basaba principalmente en la armonía y la proporción. En esta época, todo el continente
reflejó este canon de belleza en sus artes, por lo que Italia se convirtió en el referente
artístico. Bajo los parámetros anteriormente mencionados, legados de la Antigüedad, los
artistas compusieron sus obras a las que les dieron su sello personal. Tanto sea escultores
como arquitectos, pintores como poetas cuando incluyeron en sus obras figuras femeninas,
plasmaron/eligieron aquellas que ostentan la plenitud de la beldad y de la juventud: vírgenes,
damas de la nobleza o diosas erigen su lozanía como mandato inexorable de los nuevos
tiempos; mandato que retoma antiguos tópicos, el carpe diem y el tempus fugit, y los pone en
vigencia. Dentro de las características femeninas, destacan: la piel blanca, mejillas
sonrosadas y labios rojos, cabello rubio y largo, frente despejada, ojos grandes y claros,
hombros estrechos, como la cintura, caderas y estómagos redondeados, manos delgadas y
pequeñas, lo cual era señal de elegancia y delicadeza, pies delgados y proporcionados,
dedos largos y finos, cuello largo y delgado, cadera levemente marcada y senos pequeños,
firmes y torneados.
BARROCO:

En esta época destacan tanto el uso y abuso de perfumes, carmines, lunares postizos o
pintados y peinados muy pomposos, como el uso de prendas de vestir muy ceñidos al cuerpo,
como pueden ser los corsés. También predominaban los encajes, las ropas suntuosas, los
zapatos de tacón, los espejos y las joyas. Es en este periodo en el que nace la palabra
“maquillaje” por lo que el ideal de belleza femenino se clasifica como bastante artificial.
En cuanto al aspecto físico, bajo los ropajes se encontraban cuerpos más rellenitos que en el
Renacimiento, pechos más prominentes resaltados por el uso de los corsés, caderas anchas
y cinturas estrechas, hombros estrechos y brazos redondeados y carnosos, y la piel blanca
sigue siendo un referente de belleza.
Refiriéndonos a los hombres, destaca mucho el pelo, con el continuo uso de pelucas, la piel
muy blanca y las mejillas rosadas y, por encima de todo, unos trajes suntuosos de infinitas
capas.

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