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A SOLAS

Agustín Battioni y la trágica


historia de su papá y su
hermano: “El humor me
salvó, pero antes me sentía
culpable cuando sonreía”
Su recorrido comenzó en las redes, y hoy es una de
las figuras de Estamos en una, de República Zeta.
Además del gran presente profesional, esperan con
ansiedad el nacimiento de su primera hija. Pero
antes, debió enfrentar muchas dificultades. Aquí, su
vida
Por Tatiana Schapiro
11 de Febrero de 2023

Agustín Battioni:"Empecé a hacer videos luego de la tragedia de mi


hermano"

“Estoy totalmente seguro de que me voy a


desmayar”, vislumbra Agustín Battioni a días de ser
papá, sobre lo que podría suceder en el nacimiento
de Filipa. Enamoradísimo y ansioso por la llegada de
su primogénita, el actor reparte su tiempo
profesional entre sus videos en redes sociales y la
conducción de Estamos en una
una, por República
Zeta.

La suya es una historia de resiliencia, con un pasado


doloroso que lo hizo fuerte. En sus 29 años debió
atravesar la perdida de su padre y de su hermano,
conoció la oscuridad, pero también entendió que el
humor podía salvarlo.

—¿Te sentís preparado para la paternidad?

—Me siento preparado, sí, porque voy a intentar


hacer lo mejor. Tengo una guía, pero sobre todo
tengo muchas ganas, que es lo importante. También
voy a aprender ahí, sobre la marcha.

—¿Hace cuánto están en pareja?

—Hace un año. Muy poco tiempo. Fue todo muy


rápido. Filipa fue buscada, por decisión de ambos.
Vino rápido. Nati es la mujer de mi vida.

—¿Cómo nació Agus Battioni, el actor?

—Nació de muy chiquito, sin darme cuenta. Mi


mamá no me podía llevar a castings porque estaba
sola; mi papá ya no estaba. Y seguí mi vida como
cualquier persona: rutina de colegio, casa, deporte
en el club. Egresé, empecé a trabajar en el Poder
Judicial de la Ciudad. Y a hacer videos con una
compañera, luego de la tragedia de mi hermano.

—¿Qué tipo de videos eran?

—Tratábamos de que sea humor. Nada que ver con


el Poder Judicial. De hecho, yo no quería mostrar
que trabajaba ahí.

—¿Cuál era tu trabajo?

—Estaba en la parte que se llama UFED, Unidad


Forense y Extracción de Datos. Por ejemplo en una
denuncia donde alguien está recibiendo amenazas,
yo agarraba el celular, lo conectaba a este aparato
UFED, y desgrababa toda la información necesaria
para seguir con una investigación.

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Agustín Battioni:"Me dolía mucho cuando iba a la casa de mis amigos


que tenían la familia completa"

—¿Nunca habías estudiado teatro?

—No, pero ya había tenido un par de frustraciones.


Nunca me destaqué por la altura, todo lo contrario.
Iba a básquet, parece un chiste pero es real. Y una
vez, una marca muy conocida de yogurt para niños
convocó para una publicidad a todos los que
jugaban en ese club al que yo iba. Quedaron todos
menos yo. Fue una frustración muy grande. A partir
de ahí mi mamá no me llevó nunca más a un casting.

—¿Qué edad tenías?

—Unos siete años, me dolió mucho. Creo que la


actuación resurgió recién cuando empecé a
necesitar un poco de risa, de mimo al alma. Ahí fue
cuando empecé a hacer los videos con Carla, que
era mi jefa en el Poder Judicial.

—Tu mamá te crio sola. ¿Cuándo murió tu papá?

—Yo estaba en la panza de mi mamá, no lo conocí.


Mi hermano tenía dos años. Papá tuvo un accidente
de auto en General Paz. Había un bondi mal
estacionado y lo quiso pasar por el costado, venía
otro auto y falleció en el momento. Si bien yo no lo
viví, según mi psicóloga hice el duelo después,
cuando falleció mi hermano. Mi mamá tiene unos
ovarios enormes. Es una leona: salió adelante en una
situación que no cualquier persona sale adelante,
con dos criaturas, una por nacer que era yo.

—Económicamente, ¿cómo era la situación?

—Siempre fuimos una familia de clase media. Mi


mamá era maestra jardinera. La gaseosa conocida
estaba los fines de semana: era una, y a compartir.
Éramos personas de clase media tirando a baja, si
querés, pero con ayuda de mi abuelo, que nos hizo
estar bien siempre.

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Agustín Battioni: "Mi mamá hizo una sanación del árbol genealógico,
había muchos fallecimientos jóvenes en mi familia"

—¿Cuándo entendiste que tu papá se había


muerto y no lo conociste?

—Me dolía mucho cuando en la primaria iba a la casa


de mis amigos, que tenían a la familia completa. No
me olvido más. Una vez en la casa de un compañero,
Javier, empecé a mirar a los perros, la mamá, el papá,
la hermana, y decía: “¡Guau, qué locura tener todo
esto!”. Yo no era infeliz, eh. Eso de que me imaginaba
la vida con mi papá eran como lapsos, no era
permanente, ¿me explico?

—¿Qué te contaban de él?

—Mi papá era un cago de la risa, era buena onda con


todo el mundo, muy histriónico. De hecho, me dicen
que a veces me parezco muchísimo a él, y eso me
enorgullece. Pero a la vez digo: “¿Por qué no está
acá?”. De todas maneras, creo que si estuvieran mi
papá y mi hermano, yo nunca hubiese sido el que
soy hoy en día. Porque mi vida era normal, común,
como la de cualquier otra persona.

—¿El humor siempre estuvo en vos, en la familia?

—Sí, en mí. No es de egocéntrico, pero mi mamá y mi


abuela se fueron “contagiando” para volver a
sonreír, ¿no? Yo no sé... no sé de dónde saqué las
ganas de sonreír y no mirar siempre para atrás (se
emociona).

—¿Cómo fue el momento en que te enteraste del


accidente de tu hermano?

—Uff... Ese sí fue el momento más fuerte de mi vida.


Estaba en el Poder Judicial, en la oficina, y me llama
mi mamá diciéndome que mi hermano había tenido
un accidente de auto. Acostumbrado, porque mi
hermano era muy adrenalínico, manejaba con las
rodillas, vivía como el Rayo McQueen
McQueen, no imaginé
la gravedad. Y mi mamá me dice: “Tenés que venir
porque está grave”. Cuando me tomo un taxi desde
San Telmo hasta el Hospital de Haedo, yo iba
sintiendo todo. Era un día de mucho frío y me quedé
en cueros pidiéndole perdón al taxista, diciéndole
que estaba transpirando en frío; sabía que se venía
algo muy malo. Cuando llegué, efectivamente
estaba lleno de gente el hospital. Lo quisimos
trasladar a un hospital privado pero le agarró un
paro en la ambulancia. Lo reanimaron y estuvo como
13 días internado en coma farmacológico. Nunca
supimos bien qué había pasado.

—¿Pudiste despedirte?

—No quise despedirme cuando vinieron tipo


película a decirme: “Federico no aguantó más...”.
Sentía que no me iba a hacer para nada bien. Yo no
podía imaginarme en mi vida por qué pasaba esto.
En mi familia no hay nadie malo, no merecemos eso.
Bienvenido a la vida. Y ahí yo creo que crecí
muchísimo, porque antes era un pendejo. Hoy, veo
de otra manera la vida.

—Cuando muere el hijo de alguien, uno siempre


piensa en los padres y se habla menos de los
hermanos.

—No se habla de los hermanos. Mi hermano era


también mi viejo, la persona que tenía al lado mío si
me pasaba algo. Era todo. Y a mí en ese duelo toda
la gente que me venía a dar un abrazo me decía:
“Tenés que estar fuerte por tu mamá y por tus
abuelos”, y nadie me decía: “Tenés que estar fuerte
por vos”.

—¿Cómo fue para tu mamá ese momento?

—Uff... Me pasó algo muy loco que lo saben muy


pocas personas, algo que yo investigué porque me
llamaba mucho la atención. No podía ni verla a mi
mamá, que era la que realmente había sufrido el
fallecimiento de mi viejo joven y ahora de su hijo
joven. Casi a la misma edad, mi papá a los 26 y mi
hermano, a los 23. Supe que son cosas que suelen
suceder en el duelo de hermanos, que te enojás con
tus papás. ¿Hay un por qué? No lo sé. Era como que
yo tampoco quería estar en un pozo, tenía miedo.
Barajé muchas posibilidades en mi vida. Pensaba:
“¿Qué hago? ¿Me suicido, sigo adelante, me quedo
en este pozo depresivo?”. Después hicimos terapia
con mi mamá. Es mi compañera, siempre tuve una
excelente relación con mi vieja.

—¿Apareció la idea del suicidio?

—Sí, pero breve. Mi hermano era una persona


conocida en Ramos Mejía y yo odiaba la mirada del
resto como diciendo “pobre...”. La victimización.
Entonces un día caminando por el barrio dije:
“Bueno, tenés diferentes opciones”, pero la primera
que despejé fue la del suicidio. Creo que tenemos
que afrontar la vida. Me fui por ese lado, dije: “Quiero
volver a ser feliz”.

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Agustín Battioni: "Me sentía culpable por sonreír"

—El que fuera una muerte similar a la de tu papá


¿creés que marca algo?

—Yo me cago todo. Y mi mamá tuvo que hacer una


sanación del árbol genealógico porque nos dimos
cuenta que habían muchos fallecimientos jóvenes
en mi familia. Y ella, con poca fuerza, hizo todo. Fue a
un grupo de autoayuda de padres. Esto que me
pasaba a mí, que yo me sentía totalmente culpable,
y un hdp en ese momento por no querer estar con
mi mamá, no querer verla sufrir, menos mal que lo
investigué y lo entendí. Sino, te juro que me iba a
sentir la persona más horrible del planeta tierra.

—Con todo esto, ¿nunca te dio miedo manejar?

—Muchas veces. Y le tuve mucho miedo al número


23 también. Porque mi hermano falleció a los 23.
Cuando cumplí 23, manejaba y tenía mucho miedo
de que se repitiera la historia. Y cuando cumplí 26
también, por mi viejo. Esos numeritos te quedan en
la cabeza, boyando. Yo manejo tranquilo, nunca me
gustó la velocidad. Me he mandado las mías de
pendejo, de lo que por supuesto que me arrepiento,
aprendí mucho respecto de manejar saliendo de
bailar, cosas así. Pero no creo que haya alguien que
no lo haya hecho. Lo bueno está en darse cuenta
que está mal. No hay que manejar con alcohol. Hoy
en día me tomé una birra y no te manejo. Me cuido a
mí y a los demás.

—Aquel dolor tan profundo, ¿te dejó también un


aprendizaje?

—Pensar qué quiero hacer con mi vida que valga la


pena, pensar que quiero volver a ser feliz. Era como
mi eslogan. Lo veía muy lejano eso. De hecho, me
sentía culpable cuando sonreía. No entendía de qué
me estaba riendo. Cuando empecé a necesitar
reírme, ahí empezaron a surgir los videos de
Instagram. Y de repente se empezaron a viralizar, y
dije: “¡Ey!, acá está sucediendo lo que quise toda mi
vida, sin buscarlo de manera directa”. Después sí,
una vez que vinieron las agencias o me llamaban de
un programa de televisión, me di cuenta de que
todos los videos los hacía para actuar, que era lo que
verdaderamente me hacía bien al alma.

—¿Cómo decidiste renunciar en el Poder Judicial


luego de seis años?

—Tenía un muy buen sueldo, unas muy buenas


vacaciones y una muy buena obra social. Y renuncié
por menos de un cuarto del sueldo. Terrible... Pero
fue gracias al apoyo de mi vieja, sin duda. Me dijo
que si (el trabajo en la oficina) no me hacía bien, que
me vaya.

—¿En qué momento entendiste que las redes


sociales son un trabajo?

—Cuando empecé a ganar plata: lo entendí muy


rápido y lo supe separar. Y eso muchas veces lo
hablo con Nati, que es mi novia. Mucha gente se
enoja porque no la seguís en las redes. Yo no veo mi
red social como algo social: el no seguirte no es que
no te quiera, porque lo veo más como trabajo.

—¿Cuánto te afecta si un video no tiene las


visualizaciones que esperás?

—Me afecta bastante. Es mi trabajo: depende de mí


el ingreso. Si a un video veo que le va mal, lo borro.
Me reanimo a decirte eso. Pero lo hago para ir
aprendiendo. Cuando le va mal a un video es porque
quiero jugármela con algo nuevo. El algoritmo
cambia todo el tiempo. La otra vez, a un video mío le
estaba yendo muy normal, lo dejé y a la hora se fue
al carajo. Entonces es como más raro. Se viralizan
quizás mucho tiempo después.

—Las redes pueden generar ansiedad y una


intolerancia a la frustración.

—Para mí es peligrosísimo. Re. Yo lo supe moderar


después de mucho tiempo. Hoy, si entro a una
reunión no toco el celular. Antes no podía hacer eso.

Agustín Battioni en Teleshow (Foto: Maximiliano Luna)

—¿TikTok es más fácil que Instagram?

—No. Me saco el sombrero por todos los creadores


de contenidos de TikTok, porque para mí es más
exigente. Si bien puede ser más fácil que se te
viralice un video, no quiere decir que todos los
videos se vayan a viralizar. Y TikTok para mí fue la
red social que más incentivó la ansiedad.

—¿Cómo te sentís respecto de los medios


tradicionales?

—Me encantan. Hay cosas que no me gustan y no


las miro pero amo la televisión. Para mí no va a morir
nunca. Yo en particular miro Gran Hermano. Los
realities para mí son lo nuevo; es lo que más garpa.

—¿Y en República Z cómo estás?

—Muy bien, con Estamos en una. Es un proyecto


muy lindo y es algo medio televisivo, porque de
alguna manera lo estás viendo. Eso es lo que elige
más la gente hoy en día me parece, en la oficina o
los pibes de nuestra edad. La radio audiovisual. A mí
me parece increíble, un formato hermoso.

—¿Tenemos noticias de teatro?

—En el teatro me parece que este año vuelvo, pero


está “ahí”. Estoy con muchos proyectos y no quiero
abarcar todo y no dar la misma energía, prefiero
darle el 100% de energía a algo y después, si puedo,
darle el 100% a otra cosa.

Mirá la entrevista completa:

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