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intelectual.
Presentación�������������������������������������������������������������������������� 13
Prólogo����������������������������������������������������������������������������������� 25
CAPÍTULO 1
Vivencias y convicciones de mi vida militar��������������������� 41
CAPÍTULO 2
Una guerra interminable sin política de Estado������������� 105
CAPÍTULO 3
Familias campesinas, objetivo de las Farc����������������������� 147
CAPÍTULO 4
Las armas se impusieron a la política������������������������������ 177
CAPÍTULO 5
Narcotráfico: una realidad negada y camuflada������������� 205
CAPÍTULO 6
Engaño político, la constante del proceso����������������������� 255
CAPÍTULO 8
Intimidades del interesado cónclave�������������������������������� 363
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La victoria del gobierno sobre las Farc en el año 2008 fue con-
tundente aunque no se trató de una victoria total. El general Jorge
Enrique Mora Rangel, siendo todavía comandante de las Fuerzas
Armadas, a un año del gobierno de Uribe (2003) en un foro orga-
nizado por la Fundación Buen Gobierno, explicó el proceso de
cambio de mentalidad del Ejército como la clave de las transfor-
maciones que le habían posibilitado invertir a su favor la iniciativa
militar. Dejó claro en su conferencia que no se pretendía una vic-
toria total contra las Farc; lo que perseguía la estrategia militar era
una nueva situación que le permitiese al gobierno un nuevo diá-
logo de paz imponiendo condiciones de eficacia y dignidad. No se
podía repetir el humillante y estéril diálogo del Caguán.1
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El autor.
Hay que saludar con beneplácito esta obra del general Jorge
Enrique Mora, que viene a enriquecer la memoria histórica del
proceso de paz, en su condición de negociador plenipotencia-
rio del mismo, designado por el presidente Juan Manuel Santos.
Fascinante, porque de manera documentada informa al país
sobre los intríngulis de la negociación con las Farc, sus intimi-
dades, las tensiones internas que se presentaron entre los equi-
pos de plenipotenciarios y los principios, el método y la forma
bajo los cuales el gobierno asumió la responsabilidad de cons-
truir el acuerdo de paz con ese grupo guerrillero.
Es muy importante que los protagonistas de este hecho his-
tórico, uno de los más relevantes de nuestra vida republicana,
escriban en roca su versión vivencial sobre lo que conocieron,
edificaron y padecieron. En tema tan sensible para la formación
de nuestra propia identidad nacional, no hay que dejar a los his-
toriadores que reconstruyan los hechos y divulguen su propia
verdad. De otra manera serán ellos los que hagan el relato, ape-
lando a sus cargas ideológicas, sirviendo las mezquindades de
los protagonistas o acomodando los hechos a sus propios pun-
tos de vista. O, de otra forma, dictando el veredicto sobre el
proceso, a la luz de sus convicciones y valoraciones, en su con-
dición de “profetas al revés”, como los llamaba Ortega y Gasset.
En estos días, precisamente, afirmaba el profesor Álvaro
Tirado Mejía, que nuestra sociedad debe estimular las memorias
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EL SUBTENIENTE MORA
En diciembre de 1964 me gradué como subteniente del Ejército
de Colombia. No cambiaba por nada mi uniforme de oficial y a
partir del 1 de enero de 1965 empecé a recorrer ciudades, cam-
pos y montañas, con la absoluta decisión de defender el sistema
democrático y al pueblo colombiano, que a partir de entonces
se convirtieron en mi prioridad. Era parte del Ejército Nacional,
la institución a la que había decidido entregarle mi juventud y
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Los ejércitos vienen a ser entonces el más alto, puro, noble ser-
vicio nacional. No se entra a ellos por la paga, ni por ningún estímulo
pequeño. Sino porque se va a servir, de la manera más peligrosa, y
porque se va a vivir en función de gloria, con una constante pers-
pectiva de muerte. ¿Para qué? Para que los demás vivan en paz,
siembren, produzcan, duerman tranquilos, y sus hijos y los hijos de
sus hijos sientan que la patria es un sitio amable y bien guardado.
La política es el arte de la controversia por excelencia. La mili-
cia es el de la disciplina. Cuando las Fuerzas Armadas entran a la
política, lo primero que se quebranta es la unidad, porque se abre
la controversia en sus filas. El mantenerlas apartadas de la delibe-
ración pública no es un capricho de la Constitución sino una nece-
sidad de su función. Si entran a deliberar, entran armadas.
Colombia, como toda nación, pero en este momento más que
cualquier otro, necesita tanto de un buen gobierno como de unas
Fuerzas Armadas poderosas, no solo por su capacidad física de
defensa sino por el respeto y el amor que el pueblo les profese. Yo no
quiero que las Fuerzas Armadas decidan cómo se debe gobernar a
la nación, en vez de que lo decida el pueblo; pero no quiero, en
manera alguna, que los políticos decidan cómo se deben manejar
las Fuerzas Armadas en su función técnica, en su disciplina, en sus
reglamentos, en su personal. Estas dos invasiones son funestas, pero
en ambos casos salen perdiendo las Fuerzas Armadas. La política
mina la moral y la disciplina de las Fuerzas Armadas.
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ESTADÍSTICAS Acciones más significativas de la guerrilla de las Farc contra el Ejército. Década 1990 - 2000
FECHA NOVEDAD
ACCIÓN SITIO DEPARTAMENTO TOTAL
M A MUERTOS HERIDOS DESAPARECIDOS
01 91 Ataque Cerro Girasol Meta 2 2 17 21
03 91 Toma rehenes San José del Nus Antioquia 0 0 42 42
02 92 Explosivos Puerto Berrío Antioquia 13 13 0 26
07 94 Asalto Guamuez Putumayo 17 0 1 18
07 94 Ataque Orito Putumayo 22 0 0 22
04 96 Ataque Puerres Nariño 31 11 0 42
08 96 Ataque Las Delicias Putumayo 27 22 60 109
09 96 Ataque La Carpa Guaviare 24 2 0 26
10 96 Ataque Urabá Antioquia 15 2 0 17
02 97 Ataque San Juanito Meta 16 0 0 16
12 97 Ataque Patascoy Nariño 10 0 18 28
03 98 Ataque El Billar Caquetá 64 19 43 126
06 98 Ataque El Bagre Antioquia 15 0 0 15
08 98 Ataque Pavarando Antioquia 14 14 9 37
08 98 Ataque Miraflores Guaviare 16 26 73 115
08 98 Ataque La Uribe Meta 29 0 7 36
08 98 Ataque Río Sucio Chocó 42 24 21 87
10 98 Ataque Cartagena del Chairá Caquetá 14 0 0 14
11 98 Ataque Mitú Vaupés 16 12 0 28
11 98 Ataque El Retorno Guaviare 21 31 3 55
02 99 Ataque Arauquita Arauca 12 8 0 20
04 99 Ataque Mutatá Antioquia 19 0 0 19
06 99 Ataque Puerto Libertador Cordova 35 0 0 35
07 99 Ataque Gutiérrez Cundimanarca 38 6 0 44
10 00 Ataque Dabeiba Antioquia 54 0 0 54
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10 Álvaro Valencia Tovar. El cuarto momento militar del siglo XX. Historia
Proceso de reestructuración del Ejército, pág. 2.
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11 Juan Manuel Santos. La batalla por la paz. Editorial Planeta, 2019, pág.
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INQUIETUDES Y CERTEZAS
Para aceptar con tranquilidad mi nueva labor, consideraba fun-
damental conocer sus opiniones y preocupaciones. Luego de
escuchar los términos del ofrecimiento del presidente, me feli-
citaron y se mostraron satisfechos por la designación, la respon-
sabilidad que implicaba y lo trascendental de la misión.
Obviamente expresaron su inquietud por las incomprensiones
y críticas que muy seguramente llegarían. Esta reunión familiar
fue decisiva porque no era posible comprometerme sin su cono-
cimiento, apoyo y respaldo.
Ese día por la noche escribí lo siguiente en mi libreta de
apuntes:
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RUMBO A LA CASA 25
Una vez salimos de palacio reiniciamos los preparativos para el
comienzo en firme del proceso en La Habana. Las negociacio-
nes empezarían con el punto uno de la agenda, “Política de desa-
rrollo agrario integral”. Iniciar el proceso de esta manera era vital
para las Farc pues tendrían el viento a su favor y, por supuesto,
no ocultaban la satisfacción de iniciar con un tema que hacía
parte de sus banderas y lo recibían como un reconocimiento a
sus argumentos de lucha.
Al presidente Santos y a Sergio Jaramillo les parecía que la
discusión debía iniciar con un tema atractivo y conforta-
ble para las Farc. Supuestamente era una ventaja calculada.
Nunca estuve de acuerdo con esa visión del presidente, pues la
consideraba innecesaria. Conociendo a las Farc, entendían estas
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“Qué peligro”.
Nunca lo hicieron.
El campo de los campesinos, indígenas, negritudes y comu-
nidad en general, fue invadido indiscriminadamente de arte-
factos explosivos improvisados que causaron miles de muertos,
civiles y soldados, violando todos los parámetros de los dere-
chos humanos y el derecho internacional humanitario. “¿El sis-
tema jurídico creado en el acuerdo se ocupará de estos crímenes?
¿O serán ignorados y sometidos a la interpretación ideológica
del sistema? ¿Pagaran por este crimen?”, me preguntaba.
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