Está en la página 1de 56

CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

El Camino a la Recuperación - Parte 1

EL PRIMER PASO A LA LIBERTAD


Isaías 57:18
Un padre de familia estaba tratando de dormir su siesta un domingo por la tarde en la sala de su
casa, mientras su pequeño hijo lo molestaba continuamente diciéndole: “Papi, estoy aburrido”.
Tratando de buscar la forma de entretenerlo, su padre tomó de un periódico una foto del mundo, la
cortó en casi cincuenta pedazos y le dijo: “Hijo, este es un rompecabezas. Quiero que lo armes”.
Luego se acostó para terminar su siesta, pensando que por lo menos dormiría de una hora y media a
dos. Habían pasado apenas quince minutos cuando su hijo lo despertó diciendo: “Papi, ya terminé. Ya
está armado”. El padre sabía que su hijo no conocía todas las posiciones de los países y cosas como
esas, por lo que era imposible que lo hubiera terminado tan pronto, así que le preguntó: “¿Cómo lo
hiciste?” El niño contestó: “Papá, había una foto de una persona en el reverso de la página de ese
periódico y cuando terminé de armar esa persona el mundo quedó arreglado”.
Hoy estamos comenzando una nueva serie a la que hemos llamado el Camino a la Recuperación,
y esperamos que la misma obre grandemente en su persona. Es sorprenderte cómo el mundo se ve
mejor cuando su persona es puesta en orden en la forma correcta. En esta serie hablaremos de cómo
manejar y vencer las heridas de su vida, los hábitos que están destruyendo su vida y los complejos
que han causado dolor en ella. Heridas, hábitos y complejos.
El versículo que hemos elegido como base para este paso de nuestra serie “El Camino a la
Recuperación” es Isaías 57:18 (DHH), donde Dios dice: “He visto como han actuado, pero los sanaré.
Los guiaré y les ayudaré, y consolaré a los que lloran. Ofrezco paz a todos, a los que están cerca y a los
que estén lejos”.

Esta es una gran promesa de Dios. Note que hay cinco partes en la recuperación que Dios
desea hacer en su vida.
1. Si usted ha sido herido, Dios dice: “Quiero sanarte”.
2. Si está confundido: “Quiero guiarte”.
3. Si alguna vez se ha sentido sin ayuda para cambiar algo: “Deseo ayudarte a cambiar eso”.
4. Si alguna vez ha sentido que nadie entiende su problema: “Quiero consolarte.”
5. Si se siente ansioso, preocupado y temeroso: “Quiero ofrecerte paz”.
El hecho es que la vida es dura. Vivimos en un mundo imperfecto. Somos daña- dos por otros,
herimos a otros y nos herimos a nosotros mismos. La Biblia dice que todos hemos pecado. Eso
significa que ninguno de nosotros es perfecto, todos nos hemos equivocado, todos hemos cometido
errores. Nos dañamos y dañamos a otros.
Esta serie es para todos. Todos necesitamos recuperación, a menos que alguien haya vivido una
vida perfecta. Pero si no ha sido así, si no ha vivido una vida perfecta, si ha sido herido, si ha tenido un
complejo o hábito del que le gustaría deshacerse, necesita recuperación.

¿DE QUÉ NECESITA RECUPERARSE?


La buena noticia es que sin importar el problema del cual necesite recuperarse, ya sea
emocional, financiero, relacional, espiritual, sexual o de otro tipo, los pasos para recuperarse son
siempre los mismos. Estos no varían.
Los principios para la recuperación se encuentran en la Biblia. Esta es el manual original para la
recuperación. En 1935 un par de muchachos formularon, basados en las Escrituras, los que hoy se
conocen como los doce pasos clásicos de los Alcohólicos Anónimos, una guía que también usan cientos
de otros grupos de recuperación. En los Estados Unidos, veinte millones de personas están en un grupo

1
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

de recuperación cada semana y hay quinientos mil diferentes grupos de recuperación. La base de
todos ellos es la Palabra de Dios.
He resumido estos principios en torno a la palabra “R.E.C.U.P.E.R.A”. Estudiaremos una letra
cada semana y miraremos los ocho pasos resumidos en el camino a la recuperación.

EL PRIMER PASO: LA “R” EN RECUPERA SIGNIFICA RECONOCER.

Reconozco que no soy Dios. Admito que soy incapaz de controlar mi tendencia a hacer lo malo
y que mi vida es inmanejable.
¿Se queda despierto hasta tarde cuando sabe que necesita dormir?
¿Come o bebe más calorías de las que su cuerpo necesita?
¿Siente que debe hacer ejercicios pero no los hace?
¿Conoce lo que es correcto pero no lo hace?
¿Sabe que algo está malo pero de todas formas lo hace?
¿Se ha dado cuenta alguna vez de que no debe ser egoísta pero de todas maneras lo es?
¿Ha intentado alguna vez controlar a alguien o algo y se ha dado cuenta de que usted mismo era
incontrolable?

Si su respuesta es “sí” a cualquiera de estas preguntas, bienvenido a la raza humana. Todos


necesitamos recuperación.

I. LA CAUSA DE MI PROBLEMA: MI NATURALEZA PECAMINOSA


La Biblia tiene una forma de expresar esto. En ella se le llama a esta tendencia nuestra
“naturaleza pecaminosa”. La naturaleza de pecado nos lleva tanto a usted como a mí a toda clase de
problemas. Hago cosas que no son buenas para mí, las hago aun cuando son auto destructivas. Sin
embargo, no hago las cosas que son buenas para mí. Respondo de la manera incorrecta cuando soy
herido y con esto solo consigo aumentar el daño, en lugar de disminuirlo. Reacciono de la manera
incorrecta con las personas. Las trato de la manera equivocada y luego, cuando me doy cuenta de
que esa actitud no va a funcionar, esto me afecta a mí. Intento resolver problemas y a menudo, cuando
creo que los he arreglado, compruebo que se vuelven peor de lo que estaban antes.
Proverbios 14:12 (NVI) dice: “Hay caminos que al hombre le parecen rectos, pero
que acaban por ser caminos de muerte”.
Usted siempre va a tener esa naturaleza pecaminosa, ese deseo de hacer lo malo. Este
permanecerá siempre con usted hasta que llegue al cielo. Y aun cuando sea cristiano, todavía tendrá
deseos que lo empujen hacia el mal. Pablo entendió esto. En Romanos 7:15 él dijo: “No entiendo
lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco”.
¿Le suenan familiares estas palabras? “Termino haciendo lo que no quiero hacer y termino no
haciendo lo que quiero hacer”.
El primer paso para la recuperación es que usted entienda la causa de este problema. ¿Por qué
sucede esto en mi vida?
1. Primero, necesita entender la causa del problema,
2. luego las consecuencias y
3. más tarde la cura para el mismo.

2
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

1. ¿Cuál es la causa de mi problema?


La causa de todos sus problemas es esta: “Quiero ser Dios”.
¿Le gustaría decidir lo que es bueno y lo que es malo? Usted dice: “No quiero que nadie me diga
lo que es bueno y lo que es malo; quiero decidirlo por mí mismo. Quiero hacer lo que quiera, quiero
hacer mis propias reglas. Quiero ser el centro del universo. Quiero ser mi propio jefe, vivir a mi
manera, si me siento bien haciendo algo, pues, adelante. No quiero que nadie me diga qué hacer con
mi vida”. Eso se llama jugar a ser Dios. Lo que en realidad está diciendo es: “Quiero controlar”. Y
mientras más inseguro sea usted, más empeñado estará en controlar. Mientas más inseguro sea,
más desea controlarse a sí mismo, controlar a otras personas, controlar su ambiente. A eso se le
llama querer jugar a ser Dios.
Este es el problema más antiguo del hombre. Aun Adán y Eva lo tuvieron. Dios los puso en el
paraíso y ellos trataron de controlarlo. Dios dijo: “Pueden hacer todo lo que quieran en todo este
paraíso excepto una sola cosa: No coman de este árbol”.
¿Y qué hicieron ellos? Fueron directamente hacia ese árbol, que era lo único en el Paraíso a lo
que Dios le había puesto límites. Satanás dijo: “Coman esta manzana (o lo que haya sido) y sean
dioses”. Ese ha sido el problema desde el principio. Querer ser Dios. Querer tomar las decisiones uno
mismo. Querer vivir nuestra propia vida.
Queremos estar en control. ¿Cómo jugamos a ser Dios? Negando nuestra
humanidad y tratando de controlar todo por razones egoístas. Queremos estar en el centro de
nuestro universo. El control es el asunto real. Queremos estar en control y tratamos de controlarnos
a nosotros mismos, a otras personas, a todo lo que está a nuestro alrededor.

¿CÓMO JUGAMOS A SER DIOS?


a) Tratamos de controlar nuestra imagen. Deseamos controlar lo que otros piensan de
nosotros. No queremos que otras personas conozcan realmente cómo somos.
Jugamos, usamos máscaras, pretendemos ser otros, somos falsos, queremos que la gente
vea ciertos aspectos nuestros y escondemos lo que no queremos mostrar, y negamos nuestras
debilidades y nuestros sentimientos. (“No estoy molesto, no estoy dis- gustado, no estoy
preocupado, no estoy asustado”.) No queremos que las personas vean nuestro verdadero yo.
¿Por qué tengo miedo de decirle quién soy? Ese es el título de un libro. La respuesta es: Si le
digo quien soy realmente y no le gusta, eso es malo para mí, porque soy todo lo que tengo. Es
por esto que tratamos de esconder y controlar nuestra imagen.
b) Tratamos de controlar a otras personas. Los padres tratan de controlar a sus hijos; los
hijos tratan de controlar a sus padres. Las esposas tratan de controlar a sus esposos; los
esposos tratan de controlar a sus esposas. Las personas tratan de controlar a otras personas.
Hay reglamentos en su lugar de trabajo. Los países tratan de controlar a otros países.
Usamos muchas estrategias para manipularnos unos a otros. Usamos la culpa para controlar,
usamos el temor, usamos la alabanza. Algunos de ustedes usan el látigo del silencio, del enojo y
de la ira para controlar. Tratamos de controlar a las personas.
c) Tratamos de controlar los problemas, nuestros problemas. Somos buenos para esto.
Usamos frases como: “Lo puedo manejar, realmente no es un problema”. Eso es tratar de jugar
a ser Dios. “Puedo manejarlo, estoy bien. Realmente estoy bien”. Queremos estar en control:
no necesitamos ayuda y realmente no necesitamos consejo. Tratamos de controlar nuestros
problemas: “Puedo dejarlo en cualquier momento. Lo haré a mi manera”. Pero mientras más
trate de arreglar su problema por sí mismo, peor será.
d) Tratamos de controlar nuestro dolor. ¿Ha pensado alguna vez cuánto tiempo desperdicia
huyendo del dolor? Tratamos de evitarlo, negarlo, reducirlo, posponerlo y de escapar de él. Y
tratamos de hacer esto de diferentes maneras. Algunas veces tratamos de evitarlo comiendo o

3
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

dejando de comer. Tratamos de posponerlo bebiendo, fuman- do, consumiendo drogas, o


involucrándonos en una y otra relación. “Esta relación es lo que verdaderamente necesitaba para
sentirme completo y realizado”... y entonces iniciamos esa relación. “Oh, me equivoqué, no era
lo que pensaba”... y terminamos la relación. Y así continuamos una relación tras otra. O
desarrollamos algún tipo de hábito compulsivo para tratar de controlar el dolor. O nos
volvemos abusivos y nos enojamos con otras personas o nos volvemos críticos o prejuiciosos
para esconder el dolor. O nos deprimimos. Hay muchas, muchas formas de tratar de controlar
nuestro dolor.
El dolor viene cuando nos damos cuenta, en nuestros tiempos a solas, que nos somos Dios y
que no podemos controlar nada, y eso nos atemoriza. (Recuerdo que Chevy Chase solía
aparecer en el programa televisivo en vivo sábado por la Noche, diciendo: “Hola, soy Chevy
Chase, y usted no”. Y entonces solamente me imagino a Dios diciendo: “Hola, soy Dios y tu
no”.)
Ese es el primer paso hacia la recuperación. Usted no va a mejorar por usted mismo,
reconózcalo. No lo niegue.

2. ¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS DE JUGAR A SER DIOS?

He aquí cuatro problemas que siempre aparecen cuando tratamos de jugar a ser Dios:

1. TEMOR. Cuando trato de controlar todo, me atemorizo. Adán dijo: “Tuve miedo porque
estoy desnudo. Por eso me escondí”. Nos atemoriza el que alguien descubra quiénes somos
realmente, que somos falsos, farsantes, que realmente no tenemos el control, que no somos
perfectos. Es por eso que no permitimos que nadie se acerque realmente a nosotros, porque
descubrirán que interiormente estamos asustados. Y debido a que disfrazamos esto y pretendemos
que no es real, llenamos nuestras vidas con temor, asustados de que alguien nos vaya a rechazar, de
que no nos amen, o de que no les seamos simpáticos porque no saben realmente lo que somos. “Solo
les gusta una imagen de mí. Si supieran realmente como soy, no les gustaría”. Así que nos resentimos
y nos llenamos de temor cuando tratamos de jugar a ser Dios.

2. FRUSTRACIÓN. Es frustrante tratar de ser el gerente general del universo. Me gusta


llevar a mis hijos a un restaurante y jugar con el juego del mazo, ese que tiene esas cosas que salen y
que se golpean. En el momento en que usted golpea una, sale otra. Es un juego frustrante para mí,
porque cada vez que trato de golpear una, otra se levanta; y golpeo esa y aparece otra. Así es la vida.
Terminamos con una compul- sión y otra sale a flote. Terminamos con un problema y otro aparece.
Terminamos con una relación conflictiva y viene la siguiente. Es tan frustrante porque no podemos
terminar al mismo tiempo con todas. Caminamos pretendiendo ser Dios: “Soy poderoso, puedo
manejarlo”. Si somos tan poderosos, ¿por qué simplemente no ter- minamos con todo? No podemos,
y eso nos frustra.

3. FATIGA. Jugar a ser Dios cansa. Tratar de controlar todo, pretender que todo está bien, negar
algo, consume mucha energía. En el Salmo 32, David dice: “Mi fuerza se fue debilitando como al
calor del verano ... Pero te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad”. La mayoría de las personas
tratan de esconder su dolor y huyen de él manteniéndose ocupadas. Piensan: “No me gusta cómo me
siento cuando me deprimo. No me gusta lo que viene a mi mente cuando pongo mi cabeza sobre mi
almohada, y no me gustan esos sentimientos y lo que escucho, por lo que me man- tengo ocupado”.
Huimos del dolor al estar constantemente en un ir y venir. Trabajamos hasta el cansancio. O
nos involucramos en algún pasatiempo o algún deporte hasta que se vuelve algo compulsivo, y
permanecemos en el campo de golf, en la cancha de tenis, o en cualquier otro lugar todo el
4
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

tiempo. Incluso podemos involucrarnos en actividades religiosas, podemos tratar de esconder nuestro
dolor trabajando de forma febril en las actividades de la iglesia. Esperamos que cuando nos acostemos
y pongamos la cabeza sobre la almohada, estemos tan fatigados que dormiremos y no tendremos que
escuchar nuestro dolor.
Si está en un estado constante de fatiga, siempre agotado, pregúntese: “¿De qué dolor estoy
huyendo? ¿Qué problema no quiero afrontar que me motiva y me con- duce a trabajar y trabajar
para estar en este estado constante de fatiga?”

4. FRACASO. Cuando trata de jugar a ser Dios, la descripción que hace Proverbios 28:13 (DHH)
es una garantía de dónde terminará: “Nunca tendrás éxito en la vida si tratas de esconder tus
pecados. Confiésalos y renuncia a ellos. Entonces Dios mostrará su misericordia sobre ti”.
Necesitamos ser honestos y aceptar nuestras debilidades, faltas y fracasos.

¿Cómo reaccionamos ante nuestros fracasos?


1. “Mi problemas no es tan malo”. Eso se llama negación. ¿Qué tan mal tiene que llegar a estar
antes de admitir que necesita ayuda? ¿Qué tan doloroso tiene que llegar a ser ese daño, esa
relación, ese dolor, ese problema, esa memoria antes que admita que necesita ayuda?
Desdichadamente debido al comportamiento humano, a nuestra naturaleza, postergamos el
proceso de cambio hasta que nuestro dolor se vuelve más grande que el temor de
cambiar. No cambiamos cuando vemos la luz. Cambiamos cuando sentimos el calor y el
matrimonio comienza a destruirse o los niños comienzas a irse por malos caminos, o cuando
recibe esa llama telefónica en medio de la noche. Ahórrese ese dolor, comience pronto su
recuperación. Un hombre dijo: “A mí me sucedió cuando el ácido de mi dolor finalmente
atravesó la pared de mi negación”. Dios nos susurra en nuestros placeres, pero nos grita en
nuestro dolor. El dolor es el megáfono de Dios. Permite que eso lo mueva a buscar ayuda, a
enfrentar el hecho que ha estado ignorando por diez, veinte, quizás treinta años. ¿Cuál es el
nivel de su dolor? Es una luz de advertencia para usted. Escúchelo.

2. “Está bien, pero yo puedo resolver mis problemas; esta serie de recuperación es para otro, no
para mí”. Eso también se llama negación. A menos que haya tenido una vida per- fecta, hay
algunas cosas con las que necesita tratar. Usted dice: “Puedo manejar mi problema, puedo
cuidar de eso”. El hecho es que si usted pudiera manejarlo, lo hubiera hecho, pero usted
no puede, por lo tanto no lo hará. Si hubiera podido con- trolar ese problema, no sería un
problema, no lo tuviera con usted hoy. Pero no puede, y no podrá. Esta negación es tan
antigua como Adán y Eva. Ellos tenían un problema. Huyeron y se escondieron tras el
arbusto. Dios los había hecho y Dios había hecho los arbustos y ahora se estaban
escondiendo de Dios. Así de ilógico. Algunas veces le pregunto a las personas: “¿Le ha
contado a Dios acerca de su herida, su hábito o su complejo?” Ellas contestan: “Ah, no, no
quisiera que supiera de eso”. No puede mejorar hasta que confiese, afronte sus faltas y
admita: “Soy incapaz”.

III. LA CURA
El primer paso en el camino a la recuperación es admitir mi incapacidad. La Biblia dice que al
hacerlo encontramos fortaleza. Esta no es una idea popular en la cultura americana de autosuficiencia,
la cual dice: “Levántese por sí mismo, no dependa de nadie más, usted solo puede”. Y lo convierte en
una especie de Llanero Solitario. Pero admitir la incapacidad es el primer paso esencial para iniciar
la recuperación. Reconozca que es incapaz de hacerlo por usted mismo. Necesita a otras personas y
necesita a Dios.

5
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Admitir que no soy Dios significa que reconozco tres hechos importantes de la vida. La madurez
viene cuando:
1. Reconozco que soy incapaz de cambiar mi pasado. Duele, todavía lo recuerdo, pero todo el
resentimiento del mundo no va a cambiar esa realidad. Soy incapaz de cambiar mi pasado.
2. Reconozco que soy incapaz de controlar a otras personas. Trato, me gusta manipularlos,
utilizo toda clase de pequeños trucos, pero no funciona. Soy responsable de mis acciones, no de las
de otros. No puedo controlar a otras personas.
3. Reconozco que soy incapaz de hacer frente a mis hábitos, comportamientos y acciones
dañinas. Las buenas intenciones no son suficiente. Cuantas veces lo ha intentado, ha fracasado. La
fuerza de voluntad no es suficiente. Necesitamos algo más que fuerza de voluntad. Necesitamos a
Dios, porque él nos hizo para necesitarle.
Santiago 4:6 (NVI) dice: “Dios resiste a los orgullosos, pero da gracia a los
humildes”. Gracia es el poder para cambiar. Gracia es el poder que Dios nos da para hacer en nuestra
vida los cambios que queremos hacer y que él desea que hagamos. Y para recuperarnos de las heridas,
complejos y problemas en nuestra vida, necesitamos la gracia de Dios. ¿Cómo la obtenemos?
Solamente de una forma. Él se la da al humilde.
Permítame preguntarle, ¿qué aspectos de su vida necesitan cambiar? ¿Qué herida, complejo o
hábito ha estado tratando de ignorar? Para muchos este paso será el más difícil, reconocer que sus
vidas necesitan cambios. Me alegra que sea el número uno, porque cuando haya dado este paso, habrá
vencido la mayor dificultad y admitirá: “Tengo un problema, tengo una necesidad, tengo una
herida”. Para muchos puede parecer difícil y humillante reconocer esto, decir:“No soy Dios y no
tengo tanto control como me gustaría que todos pensaran. No tengo el control de nada”. Pero si le
dice eso a los demás, no se van a sorprender, porque lo saben. Dios lo sabe, usted lo sabe, solamente
necesita admitirlo. Esto significa ser honesto y afrontar un problema que ha querido ignorar por
mucho tiempo. Acompáñeme estas ocho semanas en este camino a la libertad, en el Camino a la
Recuperación.

6
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

El Camino a la Recuperación – Parte 2


DÓNDE OBTENER AYUDA CUANDO ESTÉ HERIDO
Hebreos 11:6
Puede que algunos de ustedes no se haya percatado de que cuando el lunes de esta semana llovió
torrencialmente, hubo una parte del lago Forest que se desbordó. Glenn vive en una de esas áreas. El
condado de Orange envió a un reportero a ese lugar, el cual encontró a Joann, la esposa de Glenn,
sentada en el techo de su casa mientras las cosas flotaban a su alrededor. El reportero se subió al
techo y pudo ver un caballo y un automóvil que flotaban. Luego de unos minutos, él vio un sombrero
que flotaba también. Observándolo mejor, se fijó que el sombrero se movía en una extensión de veinte
pies alrededor de la casa en una forma que parecía un movimiento premeditado. Después de observar
al sombrero en ese extraño ir y venir por unas siete u ocho veces, le preguntó a Joann: “¿Tiene usted
alguna idea de lo que ocurre con ese sombrero?” A lo que ella contestó: “Ese es Glenn, el loco de mi
esposo. Dijo que hoy iba a cortar el césped pasara lo que pasara”.
El problema que tenemos hoy es que muchos de nosotros todavía estamos preocupados por
cortar el césped mientras la casa está flotando.
Ya hemos dicho que todos necesitamos pasar por el proceso de recuperación por- que ninguno de
nosotros es perfecto. El mundo es imperfecto. Todos hemos sido dañados, todos tenemos complejos,
todos tenemos hábitos que nos gustaría que desaparecieran. Todos necesitamos pasar por el proceso
de recuperación. Sin importar el problema, la herida, el complejo o el hábito, los pasos que hay que
dar son los mismos.
También dijimos que la raíz que causa todo esto es nuestro deseo de controlar las cosas.
Mientras más inseguros somos, más queremos controlar las cosas. Queremos controlar nuestras
vidas, las vidas de los demás, el ambiente en que otras personas viven; en una palabra, queremos ser
Dios. Queremos ser el centro de nuestro universo. Pero cuando tratamos de ejercer este control, lo
único que conseguimos es terminar fatigados, frustrados y fracasados.
¿Cómo se rompe con eso? ¿Cómo puede romper con esas cosas?
Necesitamos superar la negación. La negación es lo que nos impide movernos hacia delante,
hacia la recuperación. Decimos a modo de excusa: “Realmente no es un problema... Estoy bien... No
hay de qué preocuparse. Puedo manejar la situación”. Y, además de excusarnos, acusamos a otros: “Si
tan solo mi esposa (o mi esposo) fuera de otra manera, nuestro matrimonio andaría bien”.
Jugamos al juego de la culpa. Acusamos y nos excusamos. Cuando alguien nos pregunta: “¿Cómo
te va?”, contestamos: “En lo que cabe y dadas las circunstancias, me va bien; sí, estoy bien... a lo
menos por el momento todo está bien”. Es como si el diálogo anterior se tuviera con alguien que ha
saltado de lo alto de un edificio y se encontrara a medio camino. “Sí, dadas las circunstancias, por lo
menos hasta aquí, todo va bien”. Tenemos que aprender cómo tratar con la negación.
¿Qué le parece el siguiente anuncio en un periódico?: “Se ha perdido un perro de tres piernas,
ciego del ojo derecho, le falta la oreja izquierda, no tiene cola, fue recientemente castrado y responde
al nombre de ‘Afortunado´”. Una excelente manera de ilustrar la negación. ¿No le parece?
¿Cuál es el antídoto para la negación? ¿Qué hace que finalmente afrontemos nuestros
problemas?
El antídoto de Dios para la negación es el dolor. Pocas veces cambiamos cuando vemos la luz;
cambiamos cuando sentimos el calor. No cambiamos hasta que nuestro dolor no excede nuestro temor
a cambiar. La mayoría de las personas casi nunca se mueven hacia la recuperación hasta que son
forzadas a hacerlo porque ya no hay otra opción.
Dios usa tres circunstancias para acabar con la negación, son cosas para llamar
nuestra atención y forzarnos a intentar la recuperación en nuestras vidas:

7
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

1. Crisis. Enfermedad, estrés, pérdida de trabajo.


2. Confrontación. Alguien que se interesa lo suficiente para decirnos: “Estás arruinándolo todo”.
Alguien que nos ama lo suficiente como para confrontarnos en verdad y amor y decirnos: “Estás
fallando, estás a punto de perder tu familia, estás a punto de perder tu salud, estás a punto de perder
tu trabajo”. Alguien que nos confronta. Un antiguo refrán de Texas dice: “Si alguien te dice espaldas de
caballo, ignóralo. Si dos personas te dicen espaldas de caballo, mírate al espejo. Si tres personas te
dicen espaldas de caballo, cómprate una montura”. Si tres personas le dicen que usted es un adicto al
trabajo, cómprese una montura. Si tres personas le dicen que es un alcohólico, cómprese una
montura. Si tres personas le dicen que necesita ayuda, cómprese una montura. El dolor es como una
alarma. Se activa para advertirle que algo está mal en su vida. Si se activara la alarma de incendio en
su casa, ¿qué haría? ¿Diría: “¡Ay, qué alarma más molesta! Que alguien la haga callar”? No, usted
haría algo al respecto. Pero con frecuencia en nuestras vidas, cuando sentimos que el dolor emerge, la
alarma de dolor, en lugar de tratar con lo que es la fuente, tratamos de aplacar el ruido. Lo cubrimos
con comida, con alcohol, con sexo, con cosas diferentes. Pero eso no sirve de nada. Dios usará esas
cosas para llamar nuestra atención.
3. Catástrofe. Espero que Dios no tenga que usar esto en su vida. Cuando llega- mos al punto
más bajo física, emocional, espiritual y financieramente, así como en nuestras relaciones, cuando
tocamos fondo, lo que sucede a menudo es que Dios tiene que dar un paso atrás y dejarnos sentir el
impacto total de nuestras malas decisiones. “¿Quieres ser Dios? Está bien”. Y él simplemente retrocede
y te permite ser Dios. Es entonces que cosechas lo que sembraste y sientes todo el impacto que causa
una catástrofe en tu vida.
Dijimos que EL PRIMER PASO EN LA RECUPERACIÓN ES RECONOCER QUE NO SOY DIOS;
ADMITIR QUE SOY INCAPAZ DE CONTROLAR MI TENDENCIA A HACER LO MALO Y QUE MI VIDA ES
INMANEJABLE. Ese es el Paso 1, el paso de la realidad.

EL SEGUNDO PASO ES LO QUE YO LLAMO EL PASO DE LA ESPERANZA. El Paso 1 dice: “Lo


reconozco. Estoy sin ayuda. No soy capaz”. El Paso 2 dice: “Hay una buena noticia de que
existe un poder al que me puedo conectar para controlar las cosas que no puedo dominar
por mí mismo”.
EN FORMA SINCERA CREO QUE DIOS EXISTE, QUE LE INTERESO, Y QUE Él TIENE EL
PODER PARA AYUDARME EN MI RECUPERACIÓN. Este segundo paso está basado en Hebreos
11:6 (NVI): “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios, ya que cualquiera que se acerca a Dios
tiene que creer que él existe y que recompensa a quienes lo buscan”.

El segundo paso en el camino a la recuperación consta de tres partes.


I. RECONOCER LA EXISTENCIA DE DIOS
La mayoría de nosotros no tenemos problema con esto. Ya no quedan muchos ateos. El año
pasado, George Gallup hizo una encuesta que reveló que “el noventa y siete por ciento de los
ciudadanos de Estados Unidos dicen creer en Dios; y menos del dos por ciento dicen ser ateos”. Hay
menos ateos hoy que los que había hace cincuenta años. ¿Por qué? Porque sabemos más del universo
hoy que hace cincuenta años. Mientras se realizan más descubrimientos científicos, más sabemos del
universo y menos personas están dispuestas a seguir creyendo que todo sucedió por accidente.
Mientras más sabemos del universo, y ahora tenemos computadoras que son capaces de comprobar
las probabilidades de todas estas cosas que suceden, muy poca gente dice creer que todo es producto
de la casualidad. Por cierto, hoy día se requiere de más fe para no creer en un Creador que para creer
en uno. Podría desarmar un reloj completamente, ponerlo en una bolsa de papel y agitarla, pero las
probabilidades de que el producto resultante fuera exactamente como un reloj serían bastante
increíbles. Sin embargo, el mundo está lleno de relojes. Y si multiplica eso por un número
astronómico... obtendrá las probabilidades de que esto realmente suceda. Donde hay una creación,

8
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

debe haber un Creador. Donde hay un efecto, debe haber una causa. Donde hay un diseño, debe
haber un diseñador.
¿Vio la portada de la revista Time hace un par de meses? Había una frase que decía: “La ciencia
descubre a Dios”. En esta era donde sabemos más y más acerca del universo, donde tenemos mayor
habilidad numérica por medio de las computadoras para comprobar las oportunidades al azar, muy
poca gente está dispuesta a creer que todo ha sido simplemente un accidente. Mientras más
conocemos del universo, más convencidos estamos que hay un Creador.
Reconoce su existencia. Romanos 1:20 (NVI) dice: “Porque desde la creación del mundo
las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben
claramente a través de lo que él creó”. Y el Salmo 19 (NVI) expresa: “Los cielos cuentan la
gloria de Dios”.
Por cierto, la Biblia dice que es una necedad no creer en Dios. Es irracional. Es ilógico no creer en
Dios.
El punto es que Dios cambia vidas hoy en día. Dios existe.
El asunto real para la mayoría no es: “¿Hay un Dios?” Eso es algo que la mayoría cree. El asunto
verdadero es: “¿Qué clase de Dios es? ¿Cómo es en realidad? ¿Es esto importante?” El problema es que
tenemos algunas ideas bastante extrañas de cómo es Dios.
Hace poco leí sobre dos muchachos delincuentes de una escuela católica que se habían estado
portando mal, por lo que los llevaron a la oficina del director. El director sabía que lo que ellos
realmente necesitaban era a Dios en sus vidas así que trajo al primer muchacho a la oficina, lo hizo
sentarse y le dijo: “Quiero hacerte una pregunta, hijo.
¿Dónde está Dios?” El muchacho se asustó. No supo cómo responder. Simplemente se quedó allí,
sentado. El director volvió a preguntarle, por tres o cuatro veces. “¿Dónde está Dios? Quiero que
pienses en esa pregunta”. Y lo mandó de regreso. El segundo muchacho, que estaba por entrar, le
pregunto al que salía: “¿Qué pasó?” Este le respondió: “No lo sé, pero parece que se les ha perdido
Dios y están tratando de echarnos la culpa a nosotros”.
Tenemos algunas ideas extrañas con respeto a Dios.
Lamentablemente, muchos comparan a Dios con un padre de familia. Como su papá o mamá.
Esto es trágico. Porque si su padre era una persona fría e indiferente que no expresaba cariño, la
tendencia será pensar que Dios, su Padre, es también frío, indiferente y falto de cariño. Si su padre le
infundía miedo, usted estará inclinado a pensar: “A Dios hay que tenerle miedo”. Si su padre fue
abusivo, pensará que Dios es igual. Si su padre no era amoroso, trasladará esta cualidad a Dios. En
lugar de Dios hacerlo a su imagen, usted hace a Dios a la imagen suya.
De vez en cuando se oye decir: “Mi idea de Dios es...” ¿Con qué autoridad se dice eso? ¿Piensa
que porque tiene cierta idea de Dios él tiene que ser así? Por supuesto que no. “Siempre he pensado
en Dios como...” ¡Qué tal! Probablemente esté equivocado. Francamente, no me interesa cómo cree
usted que es Dios. No me interesa cómo lo concibo yo mismo. Lo que deseo saber es: ¿Cómo es él en
realidad?

II. ENTENDER EL CARÁCTER DE DIOS


El segundo paso en este proceso de recuperación no solamente es reconocer la existencia de
Dios, sino también entender su carácter. ¿Cómo es él realmente? Hasta que en verdad no sepa cómo
es Dios, no puedo confiar en él. ¿Verdad que tiene sentido? No voy a confiar en algo o en alguien que
no conozco. Afortunadamente Dios desea que sepamos cómo es él. Vino a la tierra hace unos dos mil
años y vino en forma de ser humano. Vino como Jesucristo. Y dijo: “Como soy yo, así es Dios”. Él sí
sabe cómo es Dios. Es por eso que celebramos la Navidad y la Semana Santa.

9
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Fíjese en este versículo. Colosenses 1:15 dice: “Él [Cristo] es la imagen del Dios invisible”.
Si usted desea saber cómo es Dios, solamente mire a Jesús, porque él es la expresión visible
del Dios invisible.
Si está leyendo acerca de Jesús y estudiando su vida, aprenderá mucho de Dios.
Específicamente hay tres cosas que aprendemos sobre Dios por medio de Jesús, que nos ayudan a
vencer nuestros hábitos, heridas y complejos:
1. Dios conoce todo acerca de mi situación. Yo sé que Dios sabe todo con respecto a mi
situación, porque él conoce mis hábitos, mis heridas y complejos. Él conoce lo bueno y lo malo.
Algunos posiblemente han tenido muchos momentos difíciles o una vida muy dura.
Mire lo que dice la Biblia en el Salmo 56:8 (DHH): “Tú llevas la cuenta de mis huidas; tú
recoges cada una de mis lágrimas”. ¿No es eso increíble? La Biblia dice que Dios lo conoce
personalmente y de cerca. Él ha visto sus lágrimas. “Nadie sabe el infierno por el que estoy pasando en
mi matrimonio”. Está equivocado, Dios lo sabe. “Nadie sabe cómo estoy luchando por romper con
este hábito, pero no lo puedo sacar de mi mente”. Dios sí lo sabe. “Nadie sabe la depresión y el temor
por el que estoy atravesando”. Dios sí lo sabe. Y Él ha visto sus lágrimas. Las conoce todas. Nada
escapa de su conocimiento. El Salmo 31 (NVI) dice: “Tú has visto mi aflicción y conoces las
angustias de mi alma”. Dios está al tanto de sus necesidades y la Biblia dice que Él sabe lo que
usted necesita incluso antes de que se lo pida. Él ve la crisis en su alma en este mismo momento. En el
Salmo 69 leemos: “Tú sabes lo insensato que he sido”. A veces deseamos olvidar esta parte. No
queremos que Dios sepa todas las locuras que hacemos. El hecho es que no hay nada que esté fuera
de la vista de Dios. Usted siempre tiene una audiencia veinticuatro horas al día. Él conoce sus días
buenos, sus días malos, las bromas pesadas que ha hecho, las malas decisiones que ha tomado y,
sorprendentemente, todavía le ama. El hecho es que Dios no se sorprende por su pecado. Si usted hace
algo mal, Dios no dice: “Ay, no, ¿cómo se me escapó eso?” Él sabía que pasaría, mucho antes de que lo
hiciera. Él incluso sabe por qué lo hizo, qué fue lo que lo motivó a hacerlo, incluso si usted mismo
ignora la motivación. Él no se sorprende, no se altera, no se decepciona. Él sabe quién es usted.

2. DIOS SE INTERESA POR MI SITUACIÓN. El Salmo 103 dice: “Tan compasivo es el


Señor con los que le temen como lo es un padre con sus hijos. Él conoce nuestra condición;
sabe que somos de barro”. Dios sabe que somos hechos de moléculas, que somos frá- giles, que no
somos superhombres. Él es tierno y compasivo. Esa es la clase de Dios a la que usted sirve. Un Dios
que lo conoce, que desea ser el Padre que muchos nunca tuvieron. Tierno y compasivo. Dios dice:
“Con amor eterno te he amado”. ¿Cómo puede ser eso? ¿Cómo puede Dios amarme y su amor nunca
acabar? Él me ama en los días buenos, en los malos, cuando le sirvo y cuando no lo hago, cuando
hago lo correcto y cuando me equivoco. ¿Cómo es que me sigue amando? Porque su amor es
incondicional. No está basado en su comportamiento. Está basado en el carácter de Dios. La Biblia
dice que Dios es amor. Y él dice: “Con amor eterno te he amado”. Él no solamente conoce su situación
sino que se preocupa por ella. “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que
cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros”. Romanos 5:8 (NVI)
Muchas de aquellas personas que han estado trabajando los Doce Pasos saben que el Paso 2 es
el del Poder Supremo. Me gustaría presentarles hoy a su Poder Supremo. Su nombre es Jesucristo. Él
es ese poder al que se puede conectar, porque conoce su situación y se preocupa por usted. Y lo
mejor de todo es que él tiene el poder para cambiar dicha situación.

3. DIOS PUEDE CAMBIAR MI VIDA Y MI SITUACIÓN. Estas son buenas noticias. Dios puede
cambiar mi vida y mi situación. A veces cambia mi vida, a veces cambia mi situación. Otras veces
cambia las dos. Pero está esperando por usted para hacer esto. Y Él tiene el poder.
Note que Pablo dice: “Pido también que les sean iluminados los ojos del corazón para que
sepan ... cuán incomparable es la grandeza de su poder a favor de los que creemos. Ese poder es la
fuerza grandiosa y eficaz que Dios ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los muertos”. ¿Se ha
10
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

encontrado alguna vez paralizado por falta de resolución? “¡Sé que necesito hacer esto pero
simplemente no puedo comenzar!”
¿Siente algunas veces que simplemente no puede lograrlo? Él le dice: “Tengo el poder”. Si
Dios puede levantar a Jesucristo de los muertos, puede restaurar una relación rota. Puede levantar a
una persona que está mal de salud. Puede hacerle libre de una adicción. Puede ayudarle a cerrar la
puerta al pasado para que esos recuerdos dejen de perseguirle, pero solo confía en Él.
Lucas 18:27 (DHH) dice: “Lo que es imposible para el hombre es posible para Dios”. La
Biblia dice que no hay nada difícil para Dios. Quizás usted diga: “No entiende mi situación. He
intentado cambiar, pero no puedo”. Nada es imposible con Dios. Y esa situación que parece sin
esperanza, no lo es.
He aquí el punto. Entre más posponga su dolor, más lejos está su recuperación. Entre más lo
niegue y diga: “No hay problema, no es gran cosa, puedo manejarlo”, menos días tiene en esta tierra
para ser lo que Dios quiere que sea. Algunas personas, cuando experimentan dolor intenso por algún
problema, se estancan en el pasado en lugar de tratar con el problema de ese momento. Enfocan
toda su vida en el pasado. Se adentran a lo que yo llamo “Parálisis del análisis”, siempre diciendo lo
que antes iba mal en sus vidas. Eso es como manejar un carro mirando todo el tiempo el espejo
retrovisor. Un espejo retrovisor es de ayuda, porque le da perspectiva, y mirar su pasado le da una
perspectiva, pero si solamente mira a su pasado no llega al presente.
¿Puede imaginarse manejando un carro donde el espejo retrovisor fuera más grande que el
parabrisas? Muchas personas son así. Se mantienen en el pasado y no pueden vivir en el presente.
Cualquier cosa en la que se enfocan tiende a repetirse. Si solamente vive en el pasado, tiende a
repetir cosas del pasado.
Esta serie de recuperación trata del crecimiento espiritual. Crecimiento espiritual es el proceso de
expandir ese parabrisas y encoger el espejo retrovisor. Así se puede seguir con el presente. ¿Cómo
se hace eso? Usted reconoce que Dios existe. Se da cuenta de cómo es él; de que se interesa, le
entiende, le ama y desea ayudarle.

III. ACEPTAR LA OFERTA DE DIOS PARA AYUDARME


Creer solamente en Dios no es suficiente. La mayoría de nosotros creemos en Dios. Pero eso
no quita la herida. Tenemos que conectarnos al poder y eso es más que creer. Aquí está lo que Dios
tiene para ofrecer.
Filipenses 2:13 dice: “Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer
para que se cumpla su buena voluntad”.
Dios le dice: “Tu propia fuerza de voluntad no es suficiente. Las buenas intenciones no son
suficientes. Lo que necesitas es mi voluntad y mi poder para ayudarte a cambiar. Yo te daré la
fuerza de voluntad que necesitas”. Pero usted dice: “Yo ni siquiera sé si quiero cambiar. Estoy
muerto de miedo ante la posibilidad del cambio”. Probablemente lo esté hasta que el dolor exceda su
temor al cambio. Pero usted le dice: “Dios, dame la voluntad de querer cambiar”. Y si usted se lo
pide con sinceridad, entonces él le dará la voluntad y el poder que necesita.
¿Qué sucede cuando pongo mi vida ante el poder de Dios y le pido que ponga el Espíritu de
Jesucristo en mi vida? ¿Qué hace él? ¿Me lleva eso a cierta clase de fanatismo?
La Biblia nos dice exactamente lo que sucede cuando invitamos al Espíritu de Dios a nuestras
vidas. “El Espíritu que Dios da nos llena con su poder, amor y dominio propio”. Eso es lo que quiero en
mi vida. Primero, quiero poder. Poder para romper hábitos que no puedo romper. Poder para hacer las
cosas que sé que son correctas pero que no puedo hacerlas por mí mismo. Poder para ser libre del
pasado y dejar que esos recuerdos se vayan. Poder para empezar a vivir la clase de vida que Dios
desea que viva.
11
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Después, quiero amor. Verdadero amor. Quiero ser capaz de amar a las personas y que estas
me amen, de sanar las heridas para no construir esas paredes y tener un acercamiento falso con las
personas, sino un acercamiento genuino ya que no tengo miedo de amar verdaderamente y no tengo
temor de ser verdaderamente amado.
Esa es la clase de poder y amor que Dios da. Y también nos da dominio propio. Obviamente,
quiero eso. Usted quiere eso. Usted no está en verdadero control hasta que Cristo esté en control y
domine las circunstancias de su vida. Entonces entenderá lo que significa tener todo bajo control por
primera vez en su vida porque no estará tratando de detenerse por usted mismo. Poder, amor y
dominio propio.
Hay un principio en el universo. Esto debe sonar muy simple, pero es algo muy profundo. He
aprendido que las cosas funcionan mejor cuando están conectadas. Las tostadoras, licuadoras,
televisores, radios, todas las cosas, funcionan mejor cuando están conectadas. Y Dios quiere que
usted y yo estemos conectados a él.

¿Cómo me conecto al poder de Dios?


Muy simple. Crea y reciba. Primero, crea que Dios existe, crea que él le conoce y se interesa por
usted, que tiene el poder de ayudarle y luego recíbalo en su vida. “Jesucristo, pon tu Espíritu en
mí”.
El segundo paso de la recuperación involucra una palabra de cinco letras. Quiero
desafiarle a usar esta palabra hoy. Se requiere de mucho valor para usar la palabra AYUDA.
Necesito ayuda. “Dios, necesito tu ayuda en mi vida”. El Camino a la Recuperación no es fácil.
Significa afrontar algunos problemas que hasta ahora hemos preferido ignorar. Significa correr
riesgos. Significa ser honesto, confiar en Dios. Pero cuando damos este segundo paso, de repente
nos damos cuenta de que nuestra recuperación ya no es simplemente un asunto de fuerza de
voluntad. Dios dice: “Yo estoy contigo”.
Isaías 43:2 (NVI) nos da esta tremenda promesa de Dios: “Cuando cruces las aguas,
yo estaré contigo; cuando cruces los ríos, no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el
fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas”. Dios nos dice: “Yo estaré contigo la próxima
semana, el próximo mes, el próximo año mientras enfrentas esas cosas que has temido afrontar en tu
vida”.
¿En qué área de su vida se siente herido? ¿Está atravesando aguas profundas?
¿Siente como si esta es la última vez? ¿Está pasando por fuego en este momento y la situación se
ha tornado difícil en su vida? ¿Cree que va a consumirse o a extinguirse?
¿Siente que está como estancado en una rutina y que no tiene el poder de cambiar?
¿Se siente incapaz? Hay un poder al que se puede conectar. Su nombre es Jesucristo. El nombre
sobre todo nombre. Le invito a que hoy mismo abra su corazón y le entre- gue su vida a él. Dé este
segundo paso.

12
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

El Camino A La Recuperación Parte 3


ENTRÉGATE
Mateo 11:28-30

Esta semana escuché una historia sobre un conductor del camión de entregas de una tienda de
mascotas. En cada semáforo al que llegaba se bajaba, salía corriendo hacia la parte posterior del camión,
agarraba un palo y comenzaba a golpear el camión. Alguien le preguntó que qué hacía. Él dijo: “Lo que pasa
es que este es un camión solo para dos toneladas de carga y estoy transportando cuatro toneladas de
canarios; por eso tengo que mantener dos toneladas de ellos en el aire todo el tiempo”.
Cuando escuché la historia, pensé: “Esta es una buena imagen de la vida”. Muchas personas van por
el mundo golpeándose ellas mismas, tratando de tener todo en el aire para no irse hacia abajo. Tenemos
una tendencia a estancarnos en la vida. Nos estancamos en las relaciones. Nos estancamos con hábitos.
Nos estancamos en la congoja cuando perdemos a un ser querido. Nos estancamos en la ira. Nos estancamos
en nuestro trabajo, en una relación sexual. Y luego no podemos salir de allí y caemos en un círculo. Una
vez que uno se estanca comienza a sentirse culpable por haberse detenido. Y decimos: “Desearía poder salir
de esto pero no puedo cambiar”. Entonces aparece la ira e insistimos en que deberíamos poder cambiar y
nos molestamos con nosotros mismos. Decimos: “Debería ser capaz de salir de esto”. Pero no salimos. Y
luego nuestra ira se transforma en temor a que nunca vamos a poder salir de ese problema. El miedo nos
controla. Pensamos que vamos a terminar en un hospital. Más tarde nuestro temor se convierte en
depresión, comenzamos a sentirnos mal, a tenernos lástima y a resignarnos. Decimos: “Me doy por
vencido. No puedo cambiar”. Y comienza el ciclo de nuevo y nos estancamos mucho más.

¿CÓMO ROMPER CON ESE ESTANCAMIENTO?


De eso es de lo que hemos estado hablando anteriormente.
Paso 1. El paso de la realidad. Reconocemos que tenemos un problema.
Paso 2. El paso de la esperanza. No solamente somos incapaces sino que Dios tiene el poder y él está
dispuesto a ayudarnos. Él conoce nuestros problemas y se interesa por ellos y por mí. Sabe todo lo que
sucede en mi vida. Ofrece ayudarme a cambiar. Ese es el paso de la esperanza.
Pero no es suficiente saber que Dios nos ayudará. Tenemos que hacer algo. Tenemos que
tomar decisiones. Tenemos que cruzar la línea.

Paso 3.
CONSCIENTEMENTE ELIJO ENTREGAR TODA MI VIDA Y VOLUNTAD AL CUIDADO Y
CONTROL DE CRISTO.
Este paso está basado en lo que Jesús dijo en Mateo 11:28-30. “Vengan a mí todos ustedes que
están cansados y agobiados, y yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí...
Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana”. Jesús dice: “Vengan a mí”. Es la invitación de Dios.
Haré tu vida más fácil. Haré tu carga más liviana. Tendrás alivio. Tendrás liberación. Tendrás descanso.
Serás rejuvenecido. Dame el control y cuidado de tu vida y observa lo que hago. La vida será mucho más
fácil. Menos estresante.
¡Qué convenio! ¿Por qué no aceptar esa oferta? Muchos han escuchado esto antes, pero nunca
han actuado. Es como tener un regalo sin abrir. Dios dice: “Quiero darte este regalo de descanso, alivio y
recuperación y no has hecho nada para recibir- lo”. ¿Qué nos aleja de dar este tercer paso tan importante?
¿Qué causa que yo pos- ponga el entregar mis problemas a Dios y retardar la entrega de mi vida al
cuidado y control de Cristo?

I. ¿QUÉ ME DETIENE A HACER ESTO?


1. EL ORGULLO ME IMPIDE RECONOCER QUE NECESITO AYUDA. Proverbios 18:12 (DHH)
dice: “Tras el orgullo viene el fracaso; tras la humildad, la prosperidad”. ¿Cuántos padres no se

13
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

detendrán para pedir direcciones? Proverbios 10:8 dice: “El de sabio corazón acata las órdenes, pero
el necio y rezongón va camino al desastre”. Quizás usted crea que no está listo para dar este paso.
Quizás diga: “No estoy listo para darle el control y cuidado de mi vida a Cristo”. Todo lo que necesita para
hacerlo es una gran dosis de dolor. Dios permitirá que lo obtenga para llamar su atención.

2. EL SENTIDO DE CULPA ME IMPIDE DAR ESTE PASO. Quizás se avergüence de pedirle a Dios
que lo ayude. El Salmo 40:12 dice: “Muchos males me han rodeado; tantos son que no puedo
contarlos. Me han alcanzado mis iniquidades, y ya ni puedo ver. Son más que los cabellos de mi
cabeza, y mi corazón desfallece”. ¿Se ha sentido así alguna vez? “Me da vergüenza levantar mi mirada.
No quiero pedirle ayuda a Dios. ¿Sabe usted cuántas veces le he pedido a Dios que me ayude y he hecho
promesas y las he roto? Dios, si tan solo me sacaras de esta... Me avergüenza pedirle ayuda a Dios. No sabe
todas las cosas malas que he hecho. No podría ir ante Dios y pedirle ayuda”. Si piensa así está equivocado.
Totalmente equivocado. No hay pecado que Dios no pueda perdonar. Y él desea ayudarle. No permita que el
orgullo o la culpa lo detengan de dar este paso. Él desea perdonar su culpa.

3. EL TEMOR POR LO QUE TENGA QUE DEJAR. Un muchacho se cayó de un precipicio. A medio
camino se agarró de una rama. Se sostuvo por amor a la vida. Habían ciento cincuenta metros hacia abajo
y ciento cincuenta metros hacia arriba. El muchacho gritó: “¿Hay ahí alguien que me ayude?” Y escuchó la
voz de Dios, “Soy el Señor, confía en mí, suéltate y te agarraré”. El muchacho volvió a mirar hacia abajo, a
mirar hacia arriba. Y dijo: “¿Habrá alguien más allá arriba que me pueda ayudar?” Dios es el último recurso.
Le da miedo soltarse. Algunos se están sosteniendo de esa rama y están diciendo: “No es tan malo. No hay
problema, realmente estoy bien”.
¿Sabe lo que es libertad? Libertad es decidir quién controla nuestra vida. Cuando entregamos
nuestra vida al cuidado y control de Cristo, él nos libera. Jesús dijo: “Los que pecan son esclavos del
pecado, pero si conoces la verdad, la verdad te hará libre” (Juan 8:31-38). Cristo dice: “Yo te hago
libre”. Bob Dylan acostumbraba decir: “Vas a tener que servirle a alguien”. Puede ser a tu propio ego. La
verdadera libertad es elegir quién será su amo. Así que, ¿a qué le teme? ¿De qué se está sosteniendo que
piensa: “No puedo soltar esto para entregar mi vida a Dios”? De una relación, una ambición, un hábito, un
estilo de vida, una posesión. “¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida?” ¿Hay algo que
tenga más valor que su vida? No.
Cuando dé este tercer paso, estará entregando todo y nunca se habrá sentido tan bien. Porque él
toma lo que usted le ha entregado y lo cambia, le da un nuevo significado, un nuevo sentido, una nueva
validez, y se lo devuelve en una forma completa- mente nueva.
Si ha tenido temor de abrir su vida al cuidado y control de Cristo y de convertir- se en un fanático,
en un loco, o algo así, o de tener que entregar lo que sea, no se preocupe por las cosas específicas que
tenga que entregar. Si se concentra en las cosas específicas nunca tomará la gran decisión, que es
el paso a la recuperación. Simplemente venga a Dios y dígale: “Dios, ni tan siquiera sé lo que quiero
entregar, pero sí sé que quiero que mi vida esté bajo tu control, así que Dios, aquí está mi che- que en
blanco”. Y dé a Dios un cheque en blanco. Aquí está mi vida. Permita que él cuide de lo demás. No se
preocupe por eso.

4. LA PREOCUPACIÓN. Quizás sea la preocupación la que lo detiene de entregar su vida al cuidado


y control de Cristo. Confundimos la fase de tomar la decisión con la fase de la resolución de problemas.
Cuando en 1963 John F. Kennedy anunció pública- mente: “Vamos a poner a un hombre en la luna al
final de la década”, aquella fue la decisión. ¿Tenía todos los problemas resueltos cuando tomó esa decisión?
No. Si usted es un buen gerente sabrá que nunca debe confundir tomar decisiones con resolver problemas.
Si confunde estas cosas, nunca tomará la decisión. Primero se toma la decisión y luego se resuelven los
problemas. Kennedy dijo: “Vamos a ir a la luna”, luego fue cosa de la NASA resolver los problemas.
Cuando comencé la iglesia Saddleback hace trece años, solamente éramos Kay y yo. No teníamos ni
dinero, ni miembros, ni edificio. No conocía a nadie en este valle. Dios me había dicho: “Ve al sur de
California y comienza esta iglesia”. Yo no dije: “Está bien, Dios, pero primero quiero un gran edificio, por lo
menos una carpa, unas siete mil personas con quienes llenarla, y luego lo consideraré”. No. Cuando
comencé solo tenía un miembro, mi esposa. Y no le gustó el primer mensaje. Usted toma la decisión y luego
resuelve los problemas. Si espera a que todos los semáforos se pongan en verde, nunca irá a ningún lugar.
14
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

No puede resolver todos los problemas primero. En primer lugar tomo la decisión. Entrego mi vida al
cuidado y control de Cristo. Tengo dudas, preguntas, temores, preocupaciones. No sé cómo va a salir todo,
pero sé que es el paso correcto. Así que, simplemente, lo hago.
En diciembre, Kay y yo decidimos mudarnos y comprar una casa. Esa fue una decisión fácil. Pero,
¿era todo eso lo que involucraba esa transición? No. Luego de decidirnos a comprar una casa, tuvimos
que financiar la renta de un camión de mudanzas, cambiar de dirección y muchas otras cosas más. Los
problemas vienen después que se toma la decisión.
Hace unos treinta años que di este tercer paso y le dije sí a Jesucristo. “No entiendo todo pero si eres
verdaderamente real, ven a mi vida. Si puedes darme una mejor vida de la que estoy viviendo en este
momento, hazlo”. Abrí mi vida al cuidado y con- trol de Cristo. Aún hoy, treinta años después, todavía estoy
enviando mi cambio de dirección, diciendo: “No, ya no hago eso. Ese no soy yo, ese es mi viejo yo”. Todavía
estoy haciendo cambios de direcciones. No permita que la preocupación le moleste y le impida tomar la
decisión.
Esta es la cosa más importante que puedo decir. La vida cristiana es una decisión seguida de un
proceso. Lo mismo ocurre con la recuperación. Es una decisión seguida de un proceso. Hoy estoy hablando
únicamente de la decisión. Está bien, hagámoslo, apropiémonos de esto. En Saddleback, tenemos un
proceso, el Proceso del Desarrollo de la Vida. Este proceso le ayuda a llegar a ser todo lo que Dios desea
que sea. De lo que estamos hablando hoy es simplemente de llegar a la primera base.
Durante la Segunda Guerra Mundial nuestros soldados tenían una estrategia definida que usaban
cuando iban a atacar en el Pacífico, cerca de los japoneses. Utilizaban la misma estrategia en cada isla y
siempre les funcionó. Primero, iban a la isla que habían tomado cautiva y comenzaban a atacarla con
bombas, granadas y toda clase de explosivos. A eso se le llamaba el período de ablandamiento. Algunos de
ustedes están en el período de ablandamiento en este momento. Y mientras en su vida están ocurriendo
toda clase de explosiones que están enviando fragmentos a todas partes, usted dice: “Esto no está
funcionando”. Luego llega a un punto donde dice: “Sí, necesito algo más allá de mí mismo”. Está
ablandando su orgullo. “Necesito ayuda. Necesito a Dios en mi vida. Hay mucho estrés”.
En la segunda fase, los soldados llegaban a la isla y establecían una cabeza de playa, quizás
solamente doscientas yardas a lo largo y doscientas yardas a lo ancho. No querían más. Solo tener una
presencia en la isla. Cuando habían establecido la cabeza de playa, ¿habían liberado la isla completamente?
No. Solamente habían entrado a ella. Desde allí comenzaban a pelear. Algunas veces se movían cien
yardas hacia delante y algunas veces eran forzados a retroceder. Otras veces ganaban la batalla y otras
veces la perdían. Pero todos sabían que una vez que habían establecido una cabeza de playa en la isla, la
liberación era inevitable. Era solo cuestión de tiempo. Y en toda la historia de la Segunda Guerra Mundial
una vez que los soldados hubieron aterrizado y establecido una cabeza de playa nunca perdieron una isla.
Solamente fue cuestión de tiempo que la isla completa fuera liberada.
Cuando usted da este paso, lo que está sucediendo es que Dios ha establecido en su vida una cabeza
de playa. La Biblia lo llama conversión o nacer de nuevo. Eso quiere decir que Dios instala su presencia en su
vida. ¿Significa eso que todo ya es perfecto? Absolutamente no. Significa que Dios está en su vida, que ha
establecido una cabeza de playa y que el resto de su vida él lo va a estar liberando poco a poco. Es un
proceso. Así que no se preocupe. Solamente confíe en Dios.
Quizás a usted le preocupe que en esta batalla no pueda avanzar o resistir. Dios le dice: “No te
preocupes. No es tu trabajo el mantenerte en la batalla. Ese es mi trabajo”. Deposita toda tu ansiedad en
Dios porque él tiene cuidado de ti. Él dice: “Tengo cuidado de ti. Te sostengo en mi mano”.
Cuando mis hijos estaban pequeños y cruzábamos una calle muy transitada, los agarraba
fuertemente de sus manos. Y mientras cruzábamos la calle ellos deseaban, como todo niño, salir corriendo.
Pero no importaba cuánto desearan salir corriendo, yo no los dejaba soltarse de mis manos. ¿Por qué?
Porque soy un padre que ama a sus hijos. Hay momentos en su vida cuando toma decisiones: “Dios, yo no
creo que quiera ser un creyente en este momento. Es un poco difícil mantener mi ética y puede que me
resista y quiera soltarme de tu mano”. Pero una vez que se haya tomado de la mano de Dios, él también
habrá tomado la suya y no la va a soltar. Timoteo dice: “Él es fiel para cuidar lo que le ha confiado hasta
aquel día”. Dios dice: “Yo soy el que te toma. No hay por qué temer”. Lo que sea que Dios me pida que haga
lo puedo hacer porque él me capacita para hacerlo.
Filipenses 1:6 (DHH) dice: “Estoy seguro de que Dios, que comenzó a hacer su buena obra
en ustedes, la irá llevando a buen fin hasta el día en que Jesucristo regrese”.
15
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

5. LA DUDA. “Quiero creer pero mi fe parece ser muy pequeña”. Usted necesita conocer la
historia de un hombre en la Biblia que vino a los discípulos para que sacaran un espíritu inmundo en la vida
de sus hijo, ellos no pudieron y cuando Jesús llego, reprende a sus discípulos y dirige sus palabras al padre
del joven diciendo: “si puedes creer, al que cree, todo le es posible” (Marcos 9:23) el padre de aquel
joven le responde a Jesús: “Creo; ayuda a mi incredulidad” (Marcos 9:24) tal vez, usted debe exclamar
como el Padre de aquel Joven: “Dios, quiero creer que me ayudarás con mi vida. Ayúdame con mi
incredulidad”. Eso es suficiente. No tiene que tener una gran fe. La Biblia dice que si tiene una fe tan
pequeña como una semilla de mostaza, nada será imposible para usted. No es el tamaño de su fe lo que
importa, es el tamaño de en lo que la deposita, el tamaño de su Dios. Puede tener una fe gigante, pero
aplicarla en algo incorrecto y no obtener resultados. La fe no es el punto. El punto es en lo que la pone.
Un poco de fe en un gran Dios logra grandes resultados. No permita que alguna de estas cosas le impidan
dar este paso.

He aquí los testimonios de Michelle y Zane Johnson:


Zane: Soy un creyente que lucha con la codependencia. Entregar mi vida al cui- dado y voluntad de
Dios es un concepto relativamente nuevo para mí. Fue por medio de El Camino a la Recuperación que Dios
me ha mostrado cuan verdaderamente maravillosa podría ser una relación con él. Y debo sustentar esta
declaración con algún trasfondo de lo que mi vida fue.
Crecí en un hogar cristiano. Iba a la iglesia los domingos y los miércoles. Aprendí todas las reglas de
ser un cristiano pero nunca accedí a la idea de una entrega total de mi vida a Dios. Quería las dos cosas al
mismo tiempo. Mis padres tenían que trabajar para salir adelante. Yo, siendo el menor, pasaba gran parte
de mi tiempo en la guardería. Mi mamá era muy autoritaria y estricta. La única forma en que podía llamar
su atención era no haciendo bien algún quehacer o tarea en la casa; eso me metía en serios problemas
con ella. Hasta el día de hoy, lucho de vez en cuando con la aceptación y la aprobación.
A medida que crecía, me iba dando cuenta de que podía hacer amigos haciéndolos reír. Para ellos, yo
era muy gracioso. Con mis cumplidos, siempre estaba tratando de demostrar a los demás que valía algo.
Pero mis esfuerzos no eran suficientes. En mis relaciones trataba de moldear a la persona con la que
estaba saliendo hasta que fuera la persona ideal que supliera todas mis necesidades e hiciera mi vida
perfecta, y luego viviríamos felices por siempre. Este intento de sanar mi dolor siempre resultó
improductivo. Mientras crecía, descubrí que podía cantar. Entonces, de nuevo para llamar la atención,
empecé a cantar. Pero no fue suficiente. Así que me involucré en el rodeo. Montaba tan violentamente
como fuera posible. Durante dos años monté toros y esto casi pareció apaciguar mi necesidad de atención.
Pero ya por entonces quería el paquete completo.
Así que me involucré con mis amigos en bares, clubes nocturnos y todos los lugares prestigiosos que
visitan tales personas. Pensaba que seguramente esto sería el arreglo perfecto.
No fue sino hasta la primavera de 1991 que todo cambió en mi vida. Había estado asistiendo a
Saddleback por algún tiempo y mi conciencia me estaba diciendo que comenzara de nuevo a involucrarme
en la iglesia todos los días. Ese fue el año en que mi vida se desmoronó por completo.
Una relación de casi tres años de altas y bajas estaba llegando a su final. Me mudé a otro estado para
tratar de resucitar esa relación. Fue casi fatal para mí. Llegué a mi casa muy mal y al final de mis fuerzas.
Entonces, y no sino hasta entonces, el Señor me tuvo exactamente en el punto preciso que necesitaba
para sanarme. Un buen amigo que se compadeció de mí me contó sobre el programa
Celebremos la Recuperación en Saddleback. Decidí probar para ver si esto podía ayudarme a salir de toda la
miseria donde mis pensamientos me habían llevado.
Por medio de este programa he aprendido a revisar mi pasado con sinceridad, y por primera vez
evalúo con honestidad mi parte de responsabilidad en el giro que tomaron las cosas. El programa es una
herramienta que Dios utilizó para establecerme en una relación con él. Por primera vez en mi vida tengo una
verdadera relación con Jesucristo. Lo que he aprendido acerca de mí mismo es que siempre estuve tratando
de llenar un profundo vacío en mi corazón. Estoy consciente de los modelos destructivos que podrían
sabotear mi vida y doy gracias al Señor Jesús por eso. Sin él no tengo idea de cuánto tiempo más podría
haber estado perdido. Cada día, mientras el Señor me lo permita, entrego mi vida a Él, espiritual, mental
y físicamente, pidiéndole que su voluntad sea hecha y no la mía. No todo es un valle de rosas, pero
confiadamente puedo decir que mi vida nunca había sido tan completa y abundante como hoy.
16
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Michelle: Soy una creyente que está luchando con la codependencia. Mientras crecía, mi vida fue
bastante diferente a la de Zane. Crecí en un hogar no funcional que se volvió un hogar alcohólico. Fui
abandonada tanto emocional como físicamente por uno o por ambos de mis padres. Viví con mi mamá y mi
padrastro a quien era imposible agradar. Intenté todo para ganar su aprobación, ya fuera con buenas notas
o sien- do una buena niña, pero nunca fui capaz de hacer lo suficiente para ganar sus halagos.
Como mis padres eran alcohólicos, no estaban disponibles emocionalmente para mí. Así que me
volqué a mis amigos y novios para obtener la aprobación que tanto necesitaba. Aprendí a ser una “agrada-
personas”. Me encontré a mí misma siendo usada y abusada por la mayoría de mis novios. Y de una forma
extraña me sentí cómoda con eso; merecía ese tipo de trato. Con el tiempo, me involucré en las drogas para
adormecer mi tristeza. Todo lo que descubrí fue vacío. Estaba allí tratando de llenar mi vacío con lo que
pudiera encontrar, pero Dios tenía un plan diferente para mi vida.
Acepté a Jesucristo en mi corazón en 1990 y el primer año recibí una gran sanidad; sin embargo,
todavía estaban operando en mí modelos destructivos antiguos. Me sentía llena de culpa y vergüenza.
Seguía buscando relaciones con el mismo tipo de hombres. Mientras menos disponibles estaban
emocionalmente más me atraían. Luego de otra ruptura comencé a pensar que debía haber algo mal en
mí que causaba esta clase de trato.
Dios usó a mis amigos de esta iglesia para traerme a la primera reunión de Celebremos la
Recuperación. Luché con la idea por mucho tiempo. Pensé: “Estoy en control de mi vida. Tengo una
carrera exitosa. Soy una mujer de los noventa y no necesito a nadie”. Relacioné la necesidad con la
debilidad. Pero eran las necesidades que no habían sido suplidas en el pasado las que daban inicio a mi
propio comportamiento destructivo. Ahora me doy cuenta de que las necesidades son el combustible para el
crecimiento, el camino hacia Dios. Conceptualmente, acepté la idea de que Dios necesitaba estar en
control de todos los aspectos de mi vida, pero tenía que aprender a estar dispuesta a soltar mi voluntad
y humildemente pedirle que tomara el control. Él ha tomado mi mano y está caminando conmigo a través de
este programa. De vez en cuando soy tentada a tomar de nuevo el control. Es en ese momento cuando me
detengo y recuerdo que debo dejar que él controle mi vida. Honestamente puedo decir que Zane y yo no
estaríamos casados hoy si no hubiéramos puesto nuestros pasados en perspectiva y si no hubiéramos
aprendido a entregar nuestra voluntad y vidas a Dios por medio de Celebremos la Recuperación.

Algunos de ustedes quizás digan: “He intentado esto antes y no funcionó. He intentado dar mi
vida a Dios y simplemente no funcionó”. Mi opinión de esto es que usted probablemente no entendió
completamente lo que todo eso implicaba. Usted estaba involucrado pero no estaba comprometido. Al igual
que el kamikaze que fue a treinta y tres misiones. Estaba involucrado pero no estaba comprometido.

II. ¿CÓMO DOY ESTE PASO?


¿Qué significa dar este paso?
1. ACEPTO AL HIJO DE DIOS COMO MI SALVADOR. Necesito ser salvo. Necesito ayuda. Me doy
cuenta de que lo necesito en mi vida. “Cree en el Señor Jesús y serás salvo” (Hechos 16:31). ¿Qué
significa eso? Significa comprometer tanto de mi mismo como entienda en este momento a lo que
entienda que es Cristo en este momento. ¿Es eso suficiente? Eso es suficiente.

2. ACEPTO LA PALABRA DE DIOS COMO MI REGLA DE VIDA. Desde ahora en adelante tengo un
manual por medio del cual voy a vivir mi vida. Graffiti: “Esta vida es una prueba, es solamente una prueba.
Si hubiera sido una verdadera vida hubiera recibido un manual de instrucción para decirle qué hacer y
adonde ir”. Afortunadamente, tenemos un manual de instrucción. Es la Biblia. Dios dice: “Este es tu modelo
por medio del cual evalúas la vida a tu alrededor”. Noticia: “Toda la Escritura es inspirada por Dios y
útil para enseñar la fe, y corregir errores y para volver a iniciar la dirección en la vida de un
hombre, entrenándolo en una buena vida”. (2ª Timoteo 3:16-17)
Dios dice: “Este es tu modelo por medio del cual evalúas la vida a tu alrededor”. Noticia: “Toda la
Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar la fe, y corregir errores y para volver a iniciar la dirección
en la vida de un hombre, entrenándolo en una buena vida”. Obviamente significa que tienes otro día para

17
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

mí, un propósito para mi vida. ¿Qué quieres que haga con eso?” Como David dice, “Me deleito en hacer tu
voluntad”. Busco siempre la voluntad de Dios. “Dios, estoy dispuesto a hacer todo, donde sea, cuando sea.
Ni tan siquiera tengo que entenderlo pero estoy viviendo mi vida en tus términos porque tú me hiciste por
una razón. Tienes un propósito y quiero cumplir ese propósito para el cual me hiciste”. Y la voluntad de Dios
se vuelve la estrategia para mi vida, ya sea que la entienda o no.

3. ACEPTO LA VOLUNTAD DE DIOS COMO MI ESTRATEGIA, COMO MI META EN LA VIDA .


“Dios, ¿qué quieres que haga?” La primera pregunta que siempre hago es: “Señor, tú me despertaste esta
mañana. Obviamente significa que tienes otro día para mí, un propósito para mi vida. ¿Qué quieres que
haga con eso?” Como David dice, “Me deleito en hacer tu voluntad”. (Salmo 40:8) Busco siempre la
voluntad de Dios. “Dios, estoy dispuesto a hacer todo, donde sea, cuando sea. Ni tan siquiera tengo que
entenderlo pero estoy viviendo mi vida en tus términos porque tú me hiciste por una razón. Tienes un
propósito y quiero cumplir ese propósito para el cual me hiciste”. Y la voluntad de Dios se vuelve la
estrategia para mi vida, ya sea que la entienda o no.

4.- ACEPTO EL PODER DE DIOS COMO MI FUERZA. Filipenses 4:13 dice: “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece”. Ya no tengo que confiar más en mi propia energía. Las cosas funcionan mejor
cuando están conectadas. Conéctese a Dios, no estará tan cansado todo el tiempo. Dios dice: “Te daré mi
poder para que seas todo lo que quiero que seas”.
Jesús dice: “Estoy a la puerta y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré, y
cenaré con él, y él conmigo” (Apocalipsis 3:20). Lo que Jesús está diciendo es: “Estoy a la puerta de tu
vida, y estoy tocando y estoy diciendo que quiero entrar en tu vida”. Sin embargo, él es un caballero. Él no
echa la puerta abajo. El Paso 3 significa abrir la puerta. La llave que abre esa puerta es la disposición. “La
fuerza de voluntad es la disposición para aceptar el poder de Dios”. Usted no necesita fuerza de voluntad;
usted necesita disposición para aceptar el poder de Dios en su vida, para vivir bajo su control, bajo su
sistema.

Los pilotos, cuando vuelan sus aviones, siempre vuelan por las Reglas de Vuelo Instrumental (RVI) o
por las Reglas de Vuelo Visual (RVV). Cada piloto está volando basándose en unas o en otras. Volar con
Reglas de Vuelo Instrumental significa que cuando usted está en una ruta de vuelo, debe ir a la torre de
control, se somete al con- trol del sistema, pone sus instrumentos bajo el control de la torre y ese es un
trato hecho. Usted es controlado por los instrumentos, y es una manera muy segura de volar. Si vuela
con las Reglas de Vuelo Visual es como un taxi en el camino. Mira, ve que todo está bien, despega y vuela
usando su vista. Esto está bien en tanto usted pueda verlo todo, si hay cielo despejado y no mucho tráfico.
Pero un día cualquiera encontrará mal clima. Se perderá en las nubes y en cierto momento tendrá que
levantar el micrófono y decir: “Necesito cambiarme a las RVI”. Y se somete a los controles de ese canal.
Todas las aerolíneas vuelan RVI. Todos los profesionales vuelan RVI. Pero muchos novatos vuelan RVV. La
Federación de Aviación dice que muchos de estos pequeños aviones que chocan no se habrían
accidentado si cuando se perdieron en las nubes, simplemente hubieran tomado el micrófono y dicho:
“Necesito ayuda”.
¿Van ellos a hacer eso? No. ¿Piensa que un piloto va a admitir que está perdido? ¿Va a admitir que
necesita ayuda? Él quiere controlarlo a su manera, ser su propio jefe, dictar su propio destino aun si eso
significa volar directo hacia una montaña o contra un árbol.
Hasta este punto en su vida, quizás usted lo ha hecho bastante bien. Ha venido volando RVV y ha
controlado todo, pero es inevitable que en algún momento de su vida va a tener un tiempo malo. Van a
llegar momentos difíciles. Van a llegar esas nubes donde se siente perdido y no sabe qué dirección seguir.
En ese momento, debe levantar el micrófono y conectarse al sistema de Dios. O me entrego al cuidado y
control de Cristo o acepto una invitación al desastre.
Es muy importante para usted que permita que alguien más sepa de su decisión y de este
compromiso.

18
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

El Camino a la Recuperación – Parte 4


MANTÉNGASE LIMPIO
Salmo 32:1-2
“Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus
pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu no
hay engaño
Hemos estado estudiando una serie llamada El Camino a la Recuperación, así como la forma en
que usted maneja sus heridas, hábitos y los complejos que están desordenando su vida. Cada semana
estudiamos una letra diferente de la palabra R.E.C.U.P.E.R.A. Con ello estamos representando ocho
pasos que nos ayudan a no estancarnos en hábitos que nos afectan, en problemas que nos causan
dificultades y en recuerdos de los cuales no podemos librarnos.

El primer paso de que hablamos es el de la “realidad”: Reconozco que no soy Dios; admito
que soy incapaz de controlar mi tendencia a hacer lo malo y que mi vida es inmanejable. Me doy
cuenta que tengo problemas que no puedo controlar.

El segundo paso es el de la “Esperanza”: Aunque soy incapaz de controlar todos los problemas
y todas las cosas en mi vida, Dios tiene el poder para controlarlos y eso quiere decir que en forma
sincera creo que Dios existe, que le intereso y que él tiene el poder para ayudarme en mi recuperación.

Finalmente hablamos del paso del “ Compromiso”: No es suficiente saber que tengo
problemas ni saber que Dios puede resolverlos, sino que, conscientemente, debo entregárselos a Él.
Debo hacer un compromiso de entregarle mi vida y voluntad y decir: “Dios, aquí está mi vida, lo
bueno, lo malo y lo feo de ella”. Y Dios comienza a tomar esos problemas y comienza a trabajar en
ellos. A eso le llamamos el paso del compromiso.

PASO 4. LA LIMPIEZA PERSONAL


Este paso tiene que ver con limpiar el pasado, deshacerse de la culpa y obtener una clara
conciencia, aprendiendo a vivir libre de culpa y de la forma que Dios quiere que vivamos. Si da este
paso conmigo, se sentirá completamente mejor de hoy en adelante.

La “U” en R.E.C.U.P.E.R.A. significa: UN AUTOEXAMEN Y CONFESIÓN DE MIS FALTAS A MÍ


MISMO, A DIOS, Y A ALGUIEN EN QUIEN CONFÍO.
¿Por qué es esto una parte del proceso de recuperación? Porque la culpa nos mantiene
estancados en el pasado. Nos aleja del crecimiento, de llegar a ser todo lo que Dios quiere que
seamos. Si usted va a aprender cómo disfrutar de la vida realmente, tiene que aprender a soltar la
culpa. La verdad es que ninguno de nosotros es perfecto.
Todos tenemos pecados, todos hemos cometido errores, por lo que todos tenemos algo de
que arrepentirnos. Todos tenemos remordimientos. Todos tenemos cosas que desearíamos haber hecho
de una manera diferente, pero no lo hicimos. Y ya el reloj no se puede echar a andar para atrás. Así
que nos sentimos mal por eso, nos sentimos culpables, y ese sentimiento lo llevamos con nosotros.
Como resultado, vamos por la vida cargados de culpas, algunas veces conscientemente, pero la
mayoría de las veces inconscientemente. Hay muchas formas de reaccionar en la vida, y la forma en
que lo hacemos es causada por la culpa inconsciente. Por cosas de las cuales ni nos damos cuenta.
Por cosas sobre las cuales nos sentimos mal. Quizás neguemos la culpa. Reprimamos la culpa.
Quizás culpemos a otras personas por eso. Quizás pongamos excusas por nuestra culpa. Quizás
racionalicemos nuestra culpa. Pero todavía sentimos los efectos.
Si usted realmente se va a recuperar de las heridas, hábitos y complejos en su vida, tendrá
que aprender cómo soltar la culpa, cómo vivir con una conciencia clara.

19
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Un día de estos estaba escuchando un programa de esos que transmiten por las emisoras de
radio de Los Ángeles. Estaba hablando un psicólogo y de repente alguien llamó diciendo: “Estoy muy
consumido por la culpa y no sé qué hacer con eso. ¿Qué hago con mi culpa? ¿Cómo me deshago de
ella?” La respuesta del psicólogo fue: “No puede. Debe aprender a vivir con la culpa”. Cuando escuché
eso quise decir: “Denme el número de ese hombre. Tengo una mejor respuesta para la persona que
llamó. Una respuesta mucho mejor que la que le está dando él”. Racionalizar es decirme a mí
mismo que todo está bien cuando sé en mi corazón que todo está mal. Podemos racionalizar todo lo
que deseemos y decir: “Está bien, todo el mundo lo hace”. O quizás: “Qué importa, fue hace tanto
tiempo”, pero en nuestros corazones seguimos diciendo: “Sé que eso que hice estuvo mal”.
¿Cómo me deshago de la culpa? Dando el Paso 4 en el Camino a la Recuperación. La buena
noticia es que este paso es la llave que abre la puerta al descanso. Si usted da los pasos del
procedimiento que le compartiré a continuación, podrá experimentar lo que el Salmo 32:1-2 dice:
“Dichoso aquel a quien se le perdonan sus transgresiones, a quien se le borran sus
pecados. Dichoso aquel a quien el Señor no toma en cuenta su maldad y en cuyo espíritu
no hay engaño”.

I. LA RAZÓN PARA DAR ESTE PASO ES LO QUE LA CULPA HACE EN NOSOTROS


1. LA CULPA DESTRUYE MI CONFIANZA. Usted no puede ser una persona segura si tiene
culpa en su vida. La culpa lo hace sentirse inseguro porque siempre está preocupado: “¿Qué ocurrirá si
alguien lo descubre? ¿Qué pasará si alguien realmente sabe la verdad sobre mí? Entonces quizás no
les agrade, puede que me rechacen, que no sea tan bueno como les parezco”. Como resultado, les
tememos a otros y eso destruye nuestra confianza.
Sir Arthur Conan Doyle, autor de las novelas de Sherlock Holmes, era tan bromista que un día
hizo una broma a los cinco hombres más prominentes de Inglaterra. Les envió un anónimo en el que
simplemente decía: “Todo ha sido descubierto, desaparezca inmediatamente”. En las próximas
veinticuatro horas los cinco hombres habían abandonado el país.
La culpa le roba la confianza. Es como una nube flotando sobre su cabeza. Y usted piensa:“No
puedo seguir con mi vida porque tengo miedo que alguien vaya a descubrir esto tan tremendo, ese
secreto profundo y oscuro que conozco tan bien”. Obviamente, Dios lo conoce, pero nadie más lo
conoce, y eso lo hace llevar un peso muy grande. Y ese peso de la culpa le roba la confianza.
2. LA CULPA DAÑA COMPLETAMENTE MIS RELACIONES. La culpa hace que responda a las
personas en forma inadecuada. Nos puede hacer impacientes con otras personas. Puede causar que
reaccionemos con ira. ¿Ha visto a alguien reaccionar con ira, como una explosión nuclear? A menudo
eso es motivado por la culpa cuando la persona se esconde tras ella. Algunas veces las personas ni
siquiera se dan cuenta. La culpa puede causar que consienta y satisfaga a otras personas. “Me siento
culpable en esta relación por lo que voy a comprarle muchas cosas”. Los padres a menudo se sienten
culpables y recompensan en exceso a sus hijos. La culpa puede hacer que evite el compromiso en las
relaciones, se acerca mucho en una relación y luego se aleja. “¿Por qué no voy a hacer eso? ¿Por qué
no voy a permitir que la gente se acerque a mí?” Una de las razones es la culpa. Daña mis relaciones
porque me mantiene respondiendo a las personas en formas que algunas veces no entiendo. Muchos
de los problemas matrimoniales de hoy en día son causados por cosas que sucedieron anteriormente
en el matrimonio y de las cuales el cónyuge se siente culpable. Y tales cosas siguen causando
problemas hoy día.
3. LA CULPA ME MANTIENE ESTANCADO EN EL PASADO. Ya hablamos de esto cuando
dijimos que vivir en el pasado se parece a manejar siempre mirando por el espejo retrovisor. La
persona que lo hace terminará chocando. La vida no se puede ver solamente a través del espejo
retrovisor. Este da una perspectiva, pero únicamente parcial. Y si siempre está mirando a través del
espejo retrovisor nunca avanzará. Lo que la culpa hace es que tiende a volver a poner en su mente
una y otra y otra vez las cosas que desearía poder cambiar pero que nunca va a cambiar. La culpa no

20
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

puede cambiar el pasado así como la preocupación no puede cambiar el futuro. Lo único que hace es
que el día de hoy sea un día miserable. Y además de eso, lo puede enfermar.
El otro día leí un reporte que decía que los psiquiatras opinan que probablemente el setenta por
ciento de las personas en el hospital podrían salir hoy si supieran cómo resolver sus culpas. Cuando
me trago mi culpa, mi estómago la guarda, y si no hablo con Dios y con otros sobre ella, me desquito
conmigo mismo. Este es un paso muy importante. Es un paso que atemoriza. Que separa a los
hombres de los niños. Que separa a los que quieren hablar de recuperación de los que van diciendo:
“Voy a seguir con mi vida. Quiero mejorar. Quiero crecer. Quiero soltar el pasado. Quiero ser capaz
de cerrarlo. Quiero enterrar el pasado”. Usted no puede sepultar la culpa mientras la culpa esté viva.
Y, por lo tanto, tiene que saber cómo dar estos pasos.

II. CÓMO DAR ESTE PASO


1. HACER UN INVENTARIO PERSONAL Y MORAL. Esto significa que usted se aparta,
consigue un lápiz y un cuaderno de apuntes, se sienta y dice: “¿Qué está mal en mí? ¿De qué me he
sentido culpable? ¿De qué me he arrepentido? ¿De qué me he sentido resentido? ¿Cuáles son las fallas
en mi vida que sé que necesitan cambios?” Y le pide a Dios que le ayude. Le pide que traiga a su mente
las cosas sobre las cuales se siente culpable de forma consciente y aquellas otras sobre las que
inconscientemente se siente culpable; que no conoce, pero que están arruinando su vida.
Lamentaciones 3:40 dice: “Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del
Señor”. Dios dice que necesitamos examinar nuestras vidas y luego orar y pedirle a él que
nos ayude. El Salmo 139:23-24 dice: “Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a
prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el camino
eterno”. “Señor, estoy sentado aquí, tengo mi lápiz y papel, tú solamente tráelo a mi mente”.
Cuando haga este inventario moral, necesitará tomarse su tiempo. No se apresure. Yo he
hecho esto muchas veces en mi vida. Es un hábito diario, una disciplina que me mantiene enfocado,
creciendo saludablemente. Esto no funciona al menos que sea rigurosamente honesto con usted
mismo. Así que diga: “Voy a ser completamente honesto. Dejaré de fingir. Voy a exponer lo que está
mal en mi vida” y se dispone y lo escribe.
¿Por qué escrito? Porque esto le exige ser específico. ¿Por qué no puedo simplemente pensar
acerca de estas cosas y orar por ellas? Los pensamientos se aclaran cuando se expresan a través de
los labios y los dedos. Eso significa que si he pensado en algo y lo puedo decir y lo puedo escribir, lo
tengo realmente claro. Si no puedo decirlo o escribirlo, todavía es bastante vago. Usted no puede
simplemente decir: “Dios, lo he arruinado todo en mi vida”. Todos sabemos eso. Realmente necesita
escribirlo. Eso le ayudará a ser específico, a afrontar la realidad, le ayudará a dejar de negar los
problemas en su vida.
TESTIMONIO
Ya que muchos de ustedes nunca han hecho esto antes, he aquí el ejemplo de Eddie James.
EDDIE: Bueno, tengo mi bosquejo, mi Biblia de Recuperación de Vida, papel, lapicero, comida,
pañuelos de papel... solo por si me emociono. Aquí dice: “HAGA UN INVENTARIO PERSONAL Y
MORAL”.
¿Qué me dice de esa vez en que copié en mi examen final de matemáticas en mi último año?
¿De las veces que sé que mamá va a llamar y dejo que la máquina conteste? ¿De la vez que golpeé a
mi hermana, y a mis hermanos, y a los amigos de mi hermano? Luego sigue: “ESCRIBA SUS
RESENTIMIENTOS”. No tengo resentimientos hacia nadie. CAUSA Y EFECTO DE LOS
RESENTIMIENTOS. Estoy resentido con Timmy, él es mi vecino y tiene seis años. Toca a mi puerta y
luego sale corriendo. Lanza una pelota de béisbol contra mi ventana y dice que su mano se resbaló. Me
llama a todas horas de la noche y me pregunta por un muchacho llamado Ben Dover. “¿EL EFECTO?”
Creo que me pone un poco irritado, un poco enojado, un poco nervioso. ¿Y qué tal con mi novia Leslie?
Cada dos sábados sin fallar me llama porque quiere ir de compras. Ir de compras al supermercado.

21
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Quiere que yo participe en esta parte de su vida. Dice que paso mucho tiempo haciendo otras cosas y
no con ella. Que la oigo pero que no la escucho. Esto me pone un poco irritado, molesto, un poco
tenso. Continuamos: ¿QUÉ PARTE DE RESPONSABILIDAD TENGO EN TODO ESTO? No soy
responsable de nada. No es mi culpa que haya tenido que copiar en mi examen y sacar un ocho, mis
padres me hubieran matado. No es mi culpa cuando no atiendo mis llamadas, no soy el único que no
atiende llamadas aun sabiendo que sus padres llamarán. Soy “siempre tan culpable” cuando ella
me llama. No es mi culpa que mi pierna simplemente se extienda cuando el pequeño Timmy corre y
luego su cara aterriza contra el pavimento. Y no es mi culpa que golpeara a mis hermanos. Yo era el
menor, fue en defensa propia.
¿Qué porqué como tanto? Bueno, si usted tuviera una novia que pensara que elegirías HBO en
lugar de Alpha Beta y Cupones Dobles, comería mucho también. Finalmente: “ADMITIR A DIOS, A
NOSOTROS MISMOS Y A LOS DEMÁS LA NATURALEZA EXACTA DE NUESTRAS FALLAS. ¡Mi mamá
estaría de acuerdo en esto!
El Paso 4 es hacer un inventario moral. Me siento y escribo lo que me está molestando, y cómo
he dañado a otros. Cuáles son mis faltas, pecados y errores.

2. ACEPTAR LA RESPONSABILIDAD DE MIS FALTAS. Proverbios 20:27 dice: “El espíritu


humano es la lámpara de Señor, pues escudriña lo más recóndito del ser”. El obstáculo más
grande para la sanidad de mis complejos soy yo mismo. El mayor obstáculo para la sanidad de sus
problemas es usted. Comience por ser radicalmente honesto y diga: “El problema soy yo. Si cambiara
de amigos, de trabajo, o solamente cambiara de ciudad, de domicilio, todo estaría bien. El único
problema es que donde sea que vaya, yo estaré allí. Y seguiría arruinándolo todo”. Por lo tanto, acepte
la responsabilidad de sus faltas. No racionalice. No diga: “Sucedió hace mucho tiempo”. “Es
solamente una etapa”. “Todos lo hacen”. No lo racionalice. No lo minimice. No diga: “No es para
tanto”. Si no es para tanto, ¿por qué todavía lo recuerda luego de veinte años? ¡Y en verdad lo
recuerda! No lo niegue. No culpe a otros. No diga: “La culpa es casi toda de ellos”. Puede que sea casi
toda de ellos, pero Dios lo hace a usted responsable por el diez por ciento que es culpa suya. Puede
que haya sido mayormente la culpa de otros, pero, ¿qué de ese diez por ciento? Admita que lo hizo. “Si
afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad”.
Otra traducción dice: “Vivimos en un mundo de ilusión”. La Biblia Viviente dice: “Simplemente nos
engañamos a nosotros mismos”. El punto es que si realmente quiero dejar de engañarme a mí mismo,
tengo que dejar de engañarme a mí mismo. Y dejar de pretender que es la culpa de alguien más
cuando la verdad es que yo soy el responsable de lo que sucede.
¿Cómo pretende no sentirse culpable cuando en su corazón todavía se siente así? ¿No cree que
es tiempo de finalmente tratar y terminar con eso para que así pueda seguir con su vida? Haga un
inventario moral y luego examine esa lista y diga: “Sí, ese soy yo. Acepto la responsabilidad de mis
faltas”.

3. PEDIR PERDÓN A DIOS. En 1ª Juan 1:9 leemos: “Si confesamos nuestros pecados,
Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad”. Si libremente lo
admitimos, Dios nos perdonará. ¿Cuál es la forma correcta de pedirle perdón a Dios? ¿Cómo hago
esto?
CÓMO OBTENER EL PERDÓN DE DIOS
Primero, no suplique. No tiene que suplicar a Dios que le perdone. De antemano, él quiere
perdonarle. Dios quiere perdonarle más de lo que usted desea pedirle perdón. Él es un Dios
perdonador. No tiene que suplicar.
Segundo, no negocie. No diga: “Si tan solo me perdonas, nunca haré esto otra vez”. Si esa es
su área de debilidad, probablemente esté fingiendo. No tiene que negociar con Dios para obtener su
perdón. No tiene que suplicar.

22
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Tercero, no soborne. No diga: “Dios si me perdonas, te prometo hacer muchas cosas buenas.
Iré a la iglesia, diezmaré, haré esto o aquello...”
Cuarto, Solamente crea. Crea que él le perdonará. Cuando libremente admita que ha
pecado, descubrirá que Dios es completamente confiable. Él perdona nuestro pecado y nos limpia
completamente de toda maldad. “Admitir” proviene de una palabra griega de la que también se
deriva la palabra “confesar”. Y esta palabra está formada por homo, que quiere decir “igual” (como
la leche homogenizada), y por logo, que quiere decir “palabra”. Esto significa hablar lo mismo. Por lo
tanto, admitir o confesar significa decir sobre cada punto de tu lista lo mismo que dice Dios .
Yo digo: “Dios, estás en lo cierto, esto está mal”. Eso es lo que significa confesar. Simplemente
significa decir: “Dios, es cierto, esto está mal”. Es estar de acuerdo con Dios.
Lo fundamental para el perdón es que él es completamente confiable. Es la naturaleza de Dios.
Pero usted dice: “Si hago esa lista, ¡usted no sabe lo que va a estar en esa lista! Y nunca podré ser
perdonado por eso”. Pero está equivocado.
Como pastor, ya nada me sorprende. Lo he escuchado todo. No hay pecado en el cual pueda
pensar que no haya escuchado ya y que alguien me lo haya dicho personalmente. Y cada vez que he
conducido a las personas a este paso, he visto cambios dramáticos en sus vidas. Cada vez en
particular. No hay pecado demasiado malo, demasiado grande.
Hace poco, una mujer que no es miembro de esta iglesia vino a mi oficina y me dijo: “Estoy
deprimida, he estado en cama por semanas, y no tengo energía para salir de la cama y seguir
viviendo”. Al estar hablando con ella, le dije: “¿Hay algo de lo que verdaderamente se arrepienta en
su vida?” Ella comenzó a sacarlo todo. Sí, su esposo viaja, tuvo un romance, quedó embarazada y tuvo
un aborto, pero nunca se lo ha dicho. Le expliqué que Jesucristo dijo: “Yo puedo perdonar y puedo
limpiarte de cada pecado”. Ella dijo: “Es que simplemente no parece justo. Alguien tiene que pagar por
mi pecado”. Yo dije: “Alguien lo ha hecho. Su nombre es Jesucristo. Es por eso que él murió en la cruz.
Y murió por ese pecado y cualquier otro que haya confesado y entregado, y por los que vaya a confesar
también”.
Isaías 1:18 (DHH) dice: “Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los
dejaré blancos como la nieve”. Eso es a lo que llamo “un versículo barra de jabón”. Los detergentes
siempre están jactándose de cuál puede sacar mejor las manchas más profundas. Me reí cuando leí
este versículo, porque Amy, mi hija mayor, cuando estaba en bachillerato, hizo un proyecto de Ciencias
en el cual comparaba alrededor de treinta populares quita manchas. Si usted quiere realmente saber
cuál es el que funciona, pregúntele. Le daré una pista: no fue Tide. Dios dice: “No importa cuál sea la
mancha, yo puedo quitarla”.

4. ADMITIR MIS FALTAS A OTRA PERSONA. Dios dice que esto es absolutamente esencial
para su recuperación. Santiago 5:16 dice: “Confiésense unos a otros sus pecados, y oren
unos por otros, para que sean sanados”. ¿Cómo somos sanados? Admitiendo nuestras faltas
unos a otros. ¿Por qué tengo que involucrar a otra persona en esto?
¿Por qué no simplemente lo admito ante Dios? ¿Por qué no simplemente oro por esto, hago
una lista, hablo con Dios al respecto? ¿Por qué necesito hablar con otra persona? Porque la raíz de
nuestro problema es relacional. Nos mentimos unos a otros. Nos engañamos unos a otros. Somos
deshonestos unos con otros. Nos ponemos máscaras. Pretendemos tener todo bajo control. Pero no es
así. Negamos nuestros verdaderos sentimientos y jugamos. Eso nos aísla unos de otros e impide la
intimidad. Terminamos viviendo con vergüenza y eso nos hace inseguros. “Si los demás supieran
verdaderamente la verdad acerca de mí, no me amarían. Me rechazarían”.
Así que nos enfermamos. Estoy tan enfermo como mis secretos. Los secretos a los que me
adhiero son los secretos que me enferman. Dios dice que revelar nuestros sentimientos es el comienzo
de la sanidad. Si usted no hace eso, entre más lo esconda, más grande se vuelve. Lo estará
exagerando internamente. Pero lo sorprendente de esto es que cuando se arriesga a ser honesto con

23
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

una persona, de repente este sentimiento de libertad viene a su vida. Se da cuenta de que todos
tienen problemas y a menudo tienen los mismos que usted tiene. Usted lo debe admitir a una persona.
Todos necesitan a una persona. No necesita más de una, pero por lo menos necesita una
persona en la vida con la que pueda ser totalmente honesto. ¿Por qué? Hay algo terapéutico en esto.
Es la forma de Dios para liberarnos.
¿Simplemente salgo y anuncio mis pecados a todo el mundo? No. Decirlo a la persona
incorrecta puede ser un gran problema. Usted no tiene que simplemente salir e indiscriminadamente
contar sus problemas. ¡No!
 ¿A quién se lo digo?
1. A alguien en quien confíe. Alguien que pueda mantenerlo en secreto, que no sea un delator
y que tenga reputación de ser confiable. No necesita decirlo a alguien para que a la semana siguiente
lo sepa todo el mundo.
2. A alguien que entienda el valor de lo que está haciendo.
3. A alguien que sea suficientemente maduro y que no se vaya a escandalizar.
4. A alguien que conozca al Señor lo suficientemente bien como para reflejar ante
usted su perdón. Puede ser a un pastor, a un amigo cercano en quien confíe o a un consejero
cristiano. La mayoría de los cristianos genuinos que conozco se honrarían en escucharle dar su cuarto
paso.
 ¿Qué tengo que decir?
Encuentre un lugar seguro, haga la lista de su inventario moral y diga: “Solamente necesito a
alguien que me escuche dar el cuarto paso en mi recuperación. Aquí hay unas cosas que sé que están
mal en mi vida, esto es lo que he hecho, esto es lo que he sentido. Estos son los hábitos, las heridas,
los complejos”.
Me emociona cada vez que alguien me dice: “Lo que estoy a punto de contarle nunca se lo he
dicho a nadie en mi vida”, porque sé que en el momento en que comparta eso, va a experimentar
descanso como nunca antes lo ha experimentado.
No se lo tiene que contar a todos, solamente a alguien. Y de repente, el secreto que le ha estado
enfermando, deja de enfermarle, porque ha comenzado a compartirlo. Recuerde, sea específico. El
secreto que más quiera ocultar, ese es el que más necesita revelar, porque es el que le sanará para que
pueda así experimentar la gracia de Dios.
 ¿Cuándo tengo que hacerlo?
Tan pronto como sea posible. No postergue. Quizás todavía no esté listo para dar este paso.
Está bien. Usted solamente necesita un poco más de dolor. Luego Dios lo tendrá dispuesto, y una vez
que esté preparado, dará este paso. Pero hágalo tan pronto como pueda.

5. ACEPTAR EL PERDÓN DE DIOS Y PERDONARME A MÍ MISMO. Romanos 3:23-24


dice: “Todos han pecado”. Todos. ¿Alguno de ustedes se está sintiendo un poco aludido en este
momento? Quizás esté diciendo: “Rick me está hablando directamente a mí. Él preparó este sermón
para mí. Lo sé”. No, no lo hice. Todos han pecado. Todos estamos en el mismo barco. Cada semana
alguien se me acerca para decirme: “Pastor Rick, usted ha estado leyendo mi correspondencia”. No,
no lo he hecho. He estado leyendo la mía. Todos estamos en el mismo barco. Los pastores necesitan
dar el Paso
Todos estamos en el mismo bote. Solamente somos un grupo de pecadores. ¿A quién
tratamos de engañar? Nadie es perfecto. Todos hemos estropeado algo. Todos hemos cometido
errores. Esto no se trata de que alguien sea más correcto que otro. Todos tenemos diferentes

24
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

problemas, solo que en áreas diferentes. “Todos hemos pecado, pero Dios nos declara sin culpa si
confiamos en Jesucristo quien libremente quita nuestro pecado”.
¿Qué sucede cuando doy este paso? ¿Cómo perdona Dios?
1. Dios perdona instantáneamente. No espera. En el momento en que usted da este paso,
es perdonado. Él nunca nos hace esperar, ni hace que suframos por un momento. Los humanos
hacemos eso, pero Dios no hace eso.
2. Dios perdona libremente. Él quita libremente nuestros pecados. Usted no se lo merece,
no se lo ganó, no puede trabajar por obtenerlo. Es gratis.
3. Dios perdona completamente. Él lo cancela. “No hay ninguna condenación para los que
están unidos a Cristo Jesús”. Por experiencia personal, quiero contarle lo especial que se siente
uno al vivir sin condenación. Siempre rindo cuentas a Dios.
TESTIMONIO
Eddie: Debo decir que es más sencillo para mí hacer un drama que ser yo mismo, porque
no me es fácil ser vulnerable. Soy un creyente que lucha con la codependencia. Tengo veintidós años
ahora pero la mayor parte de mi niñez, mis años de adolescencia, y aun hoy en día, me he escondido
tras máscaras de apariencia. Es mucho más fácil. Más cómodo. Mis padres se divorciaron cuando yo
tenía siete años, lo que significó que recayeron más responsabilidades sobre mí. Básicamente me volví
un tercer padre.
Mi madre no era una mamá muy vulnerable, emocional, afectiva o cariñosa.
Sentía que necesitaba trabajar más para que ella mostrara que me amaba. “Haciendo
más cosas ella me amará”, me decía. Luego de un tiempo, mi papá se fue de la casa y ambos se
casaron otra vez. Pasé la mayor parte de mi vida casi sin ver a mi papá. Después que mi mamá se
volvió a casar, mi padrastro abusaba emocional y físicamente de mí. Esto trajo un sentimiento de
soledad todavía mayor. Sentía que estaba solo, y que lo que tenía que hacer lo tenía que hacer solo, sin
la ayuda de nadie.
Pese a que no había amor en casa, no me desvié completamente por otros rumbos haciéndome
un rebelde sin causa, ni me hice adicto a ciertas cosas, pero siempre estaba ese sentir de querer que
las personas me amaran. Deseaba ser agradable a todas las personas.
Así que terminé utilizando máscaras de apariencia. Siendo un buen trabajador, usando lo que
tenía para hacer reír a las personas, haciendo que la gente me amara, siempre estaba rodeado de
gente.
No quería mostrar que la vida de mi familia era caótica. Estaba tan mal que no quería que nadie
se diera cuenta de eso. Tenía un gran secreto pero yo les demostraba que estaba bien, que era el hijo
perfecto, que iba a ser algo, aunque mi familia seguía diciéndome que no éramos nada.
Triunfé en mis años de bachillerato. Era un rey y todo a mi alrededor era mi corte. Fui el rey de
la promoción, también presidente, estuve a cargo de muchas cosas, era parte de un grupo de rescate.
No quería que nadie sufriera daño, así que estaba allí para ayudar. Mi exterior se veía maravilloso, era
alguien y tenía gente a mi alrededor. Tan pronto como me gradué y entré al “mundo real” las cosas
cambiaron. Era simplemente otro número, otro alumno de universidad. No era nadie. Por primera vez
en mi vida esto descubrió la esencia de que no era feliz, que estaba completamente solo, que
realmente no me agradaba a mí mismo. Un corto tiempo después de eso, decidí que quería estar en
el ministerio juvenil. Conseguí un empleo y una invitación a trabajar aquí hace cuatro años, y he
estado aquí desde entonces. Siempre pensé que Dios estaba en control. Siempre pensé que lo estaba
entregando todo a Dios. Pero realmente no era así, lo creía porque era en lo único que me podía
afirmar. Lo único que realmente podía controlar en mi vida era yo mismo y esa parte nunca se la di a
Dios. Entonces Dios tomó la tabla bajo mis pies. En el término de casi un año y medio, mi padre murió
un poco antes de Navidad, estaba comprometido en matrimonio y este se canceló, mi abuelo murió, mi
mejor amigo de bachillerato murió en un accidente automovilístico. Háblenme a mí de estrés, de

25
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

pérdida total. De no saber qué hacer. De sentirse solo. Las pérdidas en mi vida me mostraron algo.
Dios tiene que estar en control. La ruptura de mi compro- miso matrimonial solamente me mostró
cuan atado estaba a esta persona, cómo mi vida no giraría si ella no era el centro. Quería controlarla a
ella también. Básicamente, la desesperé hasta que decidió irse.
Creo que gran parte de mi vida he seguido el patrón de que si ayudo a otros me puedo
demostrar que valgo algo, que soy alguien. Pero no fue sino hasta hace apenas unos ocho meses que,
estudiando el programa de los Doce Pasos, entregué completamente todo a Dios. Se lo entregué
todo. Es muy liberador. Todavía tengo muchas cosas sobre las que necesito trabajar en mi vida,
pero es totalmente liberador. La semana pasada di este cuarto paso con John Baker, y todo ese pasado
que ya no podía soportar, ni alimentar y que me hacía comprobar una y otra vez mi falta de valor,
quedó atrás. Por primera vez en mi vida me siento valioso. Por primera vez en mi vida mi interior se
siente bien, bien para amarme a mí mismo, bien para ser amado por alguien, bien para afrontar a mi
familia y tratar con ellos en una forma diferente, bien para ser valorado por mis amistades actuales y
por futuras amistades. No hay un tiempo mejor para comenzar Celebremos la Recuperación.

26
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

El Camino a la Recuperación - Parte 5


HAGA CAMBIOS
Romanos 12:1-2
Todos tenemos heridas que nunca olvidaremos. Todos tenemos complejos de los cuales nunca
nos vamos a deshacer. Todos tenemos hábitos que están arruinando nuestras vidas. Hemos
venido estudiando la serie El Camino a la Recuperación y hoy vamos a detenernos en el Paso 5 al cual
yo llamo el paso de la “transformación”.
Este paso representa la letra “P” en R.E.C.U.P.E.R.A., y constituye el quinto paso en el camino a
la recuperación: PARA QUE DIOS HAGA TODO CAMBIO QUE QUIERA HACER EN MI VIDA, ME
SOMETO VOLUNTARIAMENTE A ÉL Y LE PIDO HUMILDEMENTE QUE REMUEVA MIS DEFECTOS
DE CARÁCTER.
El estudio está basado en Romanos 12:1-2: “Ofrézcanse como un sacrificio vivo a Dios,
dedicados a su servicio agradándole a él... y permitan que Dios les transforme internamente
por un completo cambio de su mente”. Transformación. Cambio de la mente. La forma en que
podemos ser transformados es permitiendo que nuestras mentes sean cambiadas.
En esta parte del estudio vamos a hacer tres cosas sencillas. Hablar acerca de dónde vienen
mis defectos de carácter, de por qué es tan difícil deshacernos de ellos, y de cómo puedo cooperar con
el proceso de cambio de Dios, así como también veremos cómo Dios cambia las heridas, los hábitos, y
los complejos que han estado afectando mi vida.

I. ¿DE DÓNDE PROVIENEN MIS DEFECTOS DE CARÁCTER?


Sus defectos de carácter provienen de tres fuentes: fuente biológica, fuente socio- lógica y fuente
teológica. De sus cromosomas, sus circunstancias y sus decisiones. De allí es de donde provienen sus
defectos de carácter.
Sus cromosomas. Algunos de ellos se heredan. Cada uno de sus padres contribuyó con veintitrés
mil cromosomas. Y, por lo tanto, usted heredó algunas de sus debilidades. Heredó algunos defectos
físicos de sus padres, y heredó algunos defectos emocionales también. Esto explica su predisposición
hacia ciertos problemas. Pero no es excusa al pecado. Por ejemplo, debido a mis padres, puedo poseer
la tendencia a tener un temperamento fuerte, pero eso no me excusa de salir y asesinar a alguien.
Puede que tenga la tendencia a ser haragán, pero eso no es excusa para no hacer algo con mi vida y
simplemente ser un vago. Puede que tenga una tendencia genética para ser dado a ciertas
adicciones, pero eso no es una excusa para que vaya y elija ser un adicto. Mis genes, la genética, mi
naturaleza, es una de las fuentes.
Sus circunstancias. Su crianza es otra fuente. Usted fue criado en cierta forma y aprendió
muchas maneras de relacionarse con otros, aprendió modelos y desarrolló hábitos. Aprendió de sus
padres y de otras personas. Aprendió a responder a sus propias necesidades en ciertas formas y a
protegerse, a manejar las heridas y el rechazo. Muchos de sus defectos son simplemente intentos
contraproducentes para suplir las necesidades no satisfechas. Tiene una necesidad legítima de recibir
respeto. Pero si no recibió respeto al inicio de su vida, se alegra con la atención que le brindan y busca
una forma de obtener la atención de los demás. Tiene una necesidad legítima de amor, pero si no
obtuvo amor en los años de su formación puede que se alegre con el sexo barato, debido a que tiene la
cercanía emocional. Tiene una necesidad de seguridad pero si no la obtuvo en el tiempo adecuado,
puede que haya intentado protegerse con el materialismo y con posesiones para demostrar que es
una persona segura de sí misma.
Sus elecciones. Si elige hacer algo por mucho tiempo, esto se vuelve un hábito. Una vez que es
un hábito, usted está atrapado. Las cosas que nunca intentó desarrollar en su vida se desarrollan
porque eligió hacer algo que se volvió un hábito.

27
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

¿Por qué toma tanto tiempo deshacerse de estas cosas? ¿Por qué es tan difícil?
II. ¿POR QUÉ ES TAN DIFÍCIL CAMBIAR LOS DEFECTOS DE CARÁCTER?
1. Porque los ha tenido con usted por mucho tiempo.
No los obtuvo de la noche a la mañana. Tomó años para que se formaran, por lo que tampoco los
va a perder de la noche a la mañana. Muchos de los hábitos y modelos se han desarrollado en la niñez
y puede que no sean nada cómodos y que sean contraproducentes, pero al menos son familiares. Es
como un viejo par de zapatos. Quizás no sean los mejores para correr, pero son cómodos. Así que de
muchos de sus defectos usted simplemente dice: “Así es como soy” porque los ha tenido por mucho
tiempo. Es difícil deshacerse de ellos.
2. Porque se identifica con ellos.
No sé por qué, pero a menudo confundimos nuestra identidad con nuestros defectos. Decimos:
“Así es como soy”. Usted no tiene que ser de esa forma. Puede cambiar. Cuando usted dice: “Así es
como soy”, está identificando su identidad con sus derrotas. Complete esta oración en su mente:
“Es que simplemente soy : ”, (adicto al trabajo, obeso, ansioso, pasivo, temeroso,
de temperamento fuerte). Cuando hace esto, está estableciendo algo sobre usted mismo e
identificándose con ese defecto, y esto se vuelve una profecía que llega a cumplirse. Usted dice:
“Siempre me pongo nervioso cuando subo a los aviones”. ¿Qué va a suceder la próxima vez que suba a
un avión? Se va a poner nervioso. Usted se predispone diciendo: “Eso es lo que soy”. Lo que sucede es
que inconscientemente, una de las razones por las que no puede cambiar es porque tiene miedo. Dice:
“Si realmente me deshago de este defecto, ¿seguiré siendo yo? Esto ha sido parte de mí. Siempre he
sido así. Si lo dejo, ¿seguiré siendo yo?”
3. Porque son una compensación.
Cada defecto es una compensación. Es posible que disfrace nuestro dolor. Puede que sea una
excusa para fallar. Puede permitir compensar la culpa en nuestra vida. Quizás intentemos atraer la
atención de los demás. A lo mejor nuestro defecto puede permitirnos controlar a otras personas.
Siempre que un comportamiento negativo se repite en usted, en sus hijos, en cual- quiera, aunque
sea auto destructivo, siempre hay una recompensa. No hacemos cosas que no tengan recompensas.
Quizás nunca haya pensado en esto de esta forma pero hay una compensación. Quizás esté
consiguiendo atención por su defecto. Quizás esté controlando a alguien por su defecto. Como
obtiene una recompensa, inconscientemente no quiere deshacerse de ese defecto. Una madre le dice
a sus hijos: “Niños, vengan a cenar”. Ellos no lo hacen. Entonces ella les grita. Piensa que gritándoles
conseguirá que le obedezcan. Hay una compensación. Usted tiene que estar consciente de eso.
4. Porque Satanás lo desanima.
Satanás está constantemente sugiriendo pensamientos negativos. Él es el acusador. Dice: “Eso
nunca funcionará, no puedes hacerlo, no puedes cambiar”. Algunos de los que han participado en esta
serie de recuperación piensan: “Esto es bueno. Realmente me gustaría deshacerme de este hábito,
me gustaría dejar de odiar a esta persona, me gustaría dejar de causar daño por esa experiencia
pasada. Es cierto que sucedió hace años, en el patio del colegio, me gustaría cambiar”. Luego usted
sale y Satanás comienza: “¿Quién crees que eres? ¿Piensas que vas a cambiar? ¡Olvídalo! Otros
pueden cambiar, pero tú no. Estás arruinado. No hay esperanza. Ni siquiera pienses en cambiar”. Él
siempre estará poniendo en su mente esos pensamientos negativos. Peor que eso, le dice: “Si intentas
deshacerte de eso, te volverás loco. Si intentas deshacerte de eso, te destruirás, algo malo te va a
pasar”. La Biblia dice que Satanás es un mentiroso. Y también dice que la verdad nos hace libres.

III. ¿CÓMO PUEDO COOPERAR CON EL PROCESO DE CAMBIO DE DIOS EN MI VIDA?


Romanos 12:2 (DHH) dice: “Permitan que Dios les transforme internamente por un completo
cambio de su mente”. Transformados. Renovación de su mente. Sus pensamientos son el piloto

28
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

automático de su vida. Si usted desea cambiar su vida tiene que cambiar su forma de pensar. La Biblia
dice que sus pensamientos determinan sus sentimientos y sus sentimientos determinan sus acciones.
Si está en un barco y va hacia el este, el piloto automático dice este. Lo puede forzar a ir hacia
el oeste, pero pronto se cansará y soltará el barco, porque él quiere regresar hacia el este. Está
adaptado. Usted adapta el piloto automático para ir hacia el este. Lo puede cambiar, forzar el timón, y
estar todo el tiempo bajo tensión porque por fuerza de voluntad va hacia el lado opuesto al que
naturalmente está inclinado a ir. Pero pronto se cansará, soltará el timón y automáticamente el barco
volverá hacia el lado original. Así que tomo una decisión, voy a hacer , hago una
resolución. Por fuerza de voluntad, me obligo a mí mismo. Pero muy pronto me canso y suelto, y
abandono la dieta, vuelvo a fumar, o actúo de la manera que siempre lo he hecho.
Si desea cambiar, tiene que cambiar su piloto automático.
¿Cuál es su piloto automático? “Es que simplemente soy ”. Ese es su piloto automático.
He aquí siete formas de cambiar su mente para que pueda cooperar con la manera en
que Dios quiere cambiarle y hacer de usted lo que siempre ha querido ser. Cosas que pensó
que nunca podría cambiar son realmente simples. Estas son siete maneras para readecuar el enfoque
ganador, para que pueda cambiar esos hábitos, complejos y heridas que nunca pensó que fuera
posible cambiar.
1. Enfóquese en cambiar un defecto a la vez. Proverbios 17:24 (DHH) dice: “La sabiduría es la
meta del inteligente, pero el necio no tiene meta fija”. Algunos participan de las series de recuperación
y piensan: “Esto es fantástico; tengo treinta cosas que debo cambiar”. Ni lo intente. Quedará
abrumado. Se desanimará y no cambiará nada.
Debe ser específico. Tiene que ser muy específico. “Dios, esto es lo que quiero cambiar: mi ira,
mi ansiedad, mi tendencia a controlar a la gente, mi adicción al trabajo, o mi falta de honestidad”.
Regrese al Paso 4 y vuelva a tomar el inventario moral que hizo allí. Lea la lista y dígale a Dios cuál
de esas cosas está dañando más su vida. Déjele obrar en esa área. Debe trabajar en un defecto a la
vez. De otra forma no funciona.
2. Enfóquese en la victoria un día a la vez. Mateo 6:11 no dice: “Danos este mes nuestro
pan cotidiano”. No, dice: “Danos hoy nuestro pan cotidiano”. ¿Por qué? Porque Dios quiere darle
suficiente fuerza para cambiar por un día, no para una semana, un mes, el resto de su vida, la
eternidad. Quiere que sea un día a la vez para que confíe en él. Es como el antiguo dicho: “¿Cómo te
comes un elefante? De a una mordida a la vez”. La vida por kilómetros es difícil, pero por metros es
fácil. Usted toma un problema de toda la vida (esa herida, ese complejo, o ese hábito no lo obtuvo de la
noche a la mañana) y lo rompe en pedazos que pueda morder y sobre los que pueda trabajar un día a
la vez y obtiene la fuerza de Dios un día a la vez. Ora al despertarse por la mañana: “Señor,
solamente por este día, quiero ser paciente; solamente por este día quiero ser positivo y no
negativo”. Le pide a Dios que le ayude por una, o aun mejor, por las tres siguientes horas, a pensar en
cosas buenas, a no tener miedo. Y tómelo poco a poco. Esto lo protege de hacer promesas a la ligera.
Pídale un día a la vez. Si dice: “Prometo nunca volverlo a hacer”, está condenado a fallar. Un día a la
vez. Hágalo poco a poco.
Si tiene un jefe que es un verdadero terco y trata de sacar lo malo en usted, tiende a sentir
resentimiento. Levántese por la mañana y diga: “Señor, solamente por las primeras tres horas, ¿puedo
responder a ese jefe como tú me harías responder, sin ponerme tenso, preocupado o resentido, sino
sonriéndole?” Mateo 6:34 dice: “No se angustien por el mañana, el cual tendrá sus propios afanes.
Cada día tiene ya sus problemas”. No se preocupe por mañana, por la victoria de mañana. Preocúpese
solo de hoy. Roma no se construyó en un día. El carácter no se construye en un día. Los defectos de
carácter no se desarraigan en un día.
Queremos todo instantáneo: puré de papa, café, palomitas de maíz. Queremos madurez
instantánea. Un día soy un completo desastre y al siguiente día soy Billy Graham. No sucede de
esa forma. Debe crecer poco a poco. Debe crecer día a día. Un día a la vez. No se ponga un plazo:
“Voy a vencer esto en este plazo”. No. Solamente trabaje en eso un día a la vez. Usted trabajará
29
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

este paso y todos los demás pasos de la serie recuperación por el resto de su vida. Por las noches,
deténgase y agradezca a Dios por cualquier cambio o victoria, no importa cuán pequeño sea: “Gracias
por darme tu ayuda hoy”. Cualquier victoria, no importa cuán pequeña sea, agradézcasela a Dios, y
trate con un defecto a la vez y obtenga la victoria un día a la vez.
3. Enfóquese en el poder de Dios, no en su poder ni en su fuerza de voluntad. Ya sabe que la
fuerza de voluntad no es suficiente. Si la fuerza de voluntad funcionara, usted ya habría cambiado.
Pero no es así; por eso, no puede hacerlo de esa forma. Y no podrá porque no tiene el poder para
hacerlo. Así que ya sabe que la fuerza de voluntad no funciona. Por cierto, depender de su propia
fuerza bloquea la recuperación en su vida. Cuando usted dice: “Puedo con esto, puedo manejarlo,
puedo hacerlo todo por mí mismo, realmente estoy bien, no es un gran problema”, esto sí es un gran
problema, porque todavía lo tiene. Y sabemos que las resoluciones no funcionan. Las resoluciones
están simplemente forzando al barco a ir hacia una dirección cuando todo lo demás en él quiere ir en
otra dirección. Muy pronto usted se cansa y suelta. Las resoluciones no funcionan. “¿Puede un leopardo
quitarse sus manchas? Pues tampoco ustedes, acostumbrados al mal, pueden hacer lo bueno”. Dios
dice: “Olvídenlo, nunca cambiarán por su propia fuerza de voluntad”.
Pero estas son las buenas nuevas: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
(Filipenses 4:13) Así que ore: “Señor, sé que no puedo cambiar por mi propio poder, pero confío en ti
para eliminar este defecto”. Imagine literalmente a Dios quitando su defecto. ¿En qué está obrando
primero? ¿En su temperamento?” Imagínese tomando su temperamento, quitando la tapa de un
basurero y poniéndolo adentro, luego pone la tapa encima y traslada el basurero fuera de su alcance.
El camión de la basura viene y tiene un rótulo que dice: “Dios e Hijo, trabajando con personas como
usted por 2000 años”. Jesús envía a uno de sus amigos, recogen el basurero, lo vacían en el camión, lo
sacuden, usted ve el camión doblar hacia otra calle y se apresura para ir al cielo. Eso es lo que significa
pensar visual- mente acerca de entregar el problema a Dios. “Dios, estoy tirando mi ira en el bote de la
basura otra vez”. Estoy tirando mi en el bote de la basura. El único problema es que tengo
que tener servicio de recolección de basura cada hora, no semanalmente. Eche su defecto a la basura y
luego permita que Dios se lo lleve. La fuerza de voluntad no funciona. Confíe en el poder de Dios, no en
el suyo propio. Él puede ayudarle a dominarlo.
4. Enfóquese en lo que quiere, no en lo que no quiere. Filipenses 4:8 dice: “Consideren bien todo
lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de
admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio”.
Enfóquese en las cosas buenas, no en las malas. Usted tiende a moverse hacia cualquier cosa en
la que se enfoca. Su vida está dominada por aquello en lo que se enfoca. Si se concentra en lo malo,
esto seguirá dominando su vida. Si se concentra en lo que ha sido, esto seguirá dominando su vida. Si
se concentra en lo que puede ser y en lo que Dios quiere que sea en su vida, entonces se moverá en
esa dirección. Lo que tenga su atención, le tiene a usted. Si dice: “No voy a pensar en el sexo, no voy a
pensar en el sexo...” ¿En qué está pensando? En el sexo. Usted no resiste a la tentación. Ni una sola
vez en la Biblia Dios nos manda a que resistamos a la tentación. Ni una vez. Él dice que resistamos al
tentador, al diablo, pero no a la tentación. ¿Por qué? Porque cualquier cosa a la que se resiste,
persiste. Mientras más presione sobre algo (“No voy a hacer esto”), con más presión retornará.
En lugar de resistir, la Biblia nos enseña a cambiar el enfoque. Solamente cambie el canal
mental. Si está viendo un mal espectáculo por televisión no dice: “No voy a ver esto, no voy a ver
esto...” No, usted simplemente cambia de canal. Cambie el enfoque de lo que ha sido a lo que quiere
ser y a lo que Dios quiere que haga en la vida. Este es el poder de afirmar la Palabra de Dios. Hay
más de siete mil promesas en la Biblia. Probablemente la disciplina más útil que podría desarrollar
es aprender a memorizar la Escritura. Memorice un versículo a la semana; para el final de año tendrá
cincuenta y dos versículos memorizados. Ellos están en su mente así que puede usarlos para
contraatacar esos pensamientos negativos que el diablo y otras personas le dan. Llene su mente con
la Palabra de Dios. Cada vez que tenga un pensamiento positivo, cada vez que recuerde una verdad de
la Escritura, cada vez que tenga cualquier pensamiento, esto es un impulso eléctrico que va a su
cerebro. Cada vez que tiene el mismo pensamiento, este se hace más profundo, refuerza ese modelo
cerebral. Algunos de ustedes tienen pensamientos negativos en su mente porque han estado pensando
30
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

en eso una y otra vez. La única forma de deshacerse de los pensamientos negativos es pensar en la
Palabra de Dios una y otra y otra vez.
Algunos de los que estaban aquí en 1981, al año siguiente de haberse construido la iglesia,
saben que atravesé un período de mucha depresión. Tuve algunos problemas físicos al principio del
año que me dejaron decaído. No tenía energía y había tanto que hacer que simplemente me deprimía.
Estuve bajo una nube la mayoría de la primera parte del año. Estaba muy desanimado y deprimido.
Entonces tomé esas pequeñas tarjetitas de 3x5. A un lado de la tarjeta escribía un versículo de la
Escritura, un versículo positivo, y al reverso escribía una aplicación práctica del versículo para mí en la
forma de una afirmación personal. Por ejemplo: “No hay ninguna condenación para los que están
unidos a Cristo Jesús”. Y al reverso escribía: “Dios no me condena por mi depresión, él me ama tanto
en mis días malos como en los buenos”. O algo así como: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Y
en la parte de atrás escribía: “Puedo lograrlo. Por cierto, este día será mejor que ayer. Me
fortalezco”. Escribí esas cosas. Tenía muchas de esas tarjetas. Cada noche en 1981 al ir a mi cama, lo
último que hacía antes de dormir era leer esos versículos, esas afirmaciones, y pensaba en ellas.
Cuando me levantaba por la mañana, antes de salir de mi cama, las volvía a leer. Las ponía en mi
bolsillo, las llevaba conmigo y comenzaba a reprogramar mi mente, teniendo pensamientos positivos
y creando nuevas rutinas en ella. En casi cuatro o cinco semanas la depresión masiva desapareció.
Quiero decirle, por experiencia personal, que ya no me deprimo. Todo el mundo se desanima, pero yo
ya no tengo batallas con la depresión masiva. ¿Por qué? Porque volví a programar mi mente. La gente
dice: “¿Por qué eres una persona tan positiva?” Porque me entreno a mí mismo. Memoricé la verdad
de la Biblia en lugar de creer en las mentiras acerca de la vida que cuentan las noticias de la televisión
y en lo que otras personas estaban diciendo.
En su mente usted tiene dos escalas. En un lado están todos los pensamientos negativos
que el diablo le dice, que los novios y novias anteriores, o quizás sus padres o un profesor del colegio
que no lo quería le dijeron (“Nunca lograrás nada”). Del otro lado están las cosas buenas que Dios
quiere decir con respecto a usted las cuales están en su Palabra. Si vamos a ser honestos, es posible
que tenga más pensamientos negativos que positivos porque no ha pasado mucho tiempo en la
Palabra. Cada vez que tiene un pensamiento positivo basado en la Biblia y declara un versículo, usted
sustituye algo negativo. Cuando el diablo le dice: “No puedes cambiar”, usted dice: “Todo lo puedo en
Cristo que me fortalece”. Si le dicen: “¿Quién te crees que eres? ¡No vales nada!”, usted contesta:
“No hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús”. Si escucha: “Nunca podrás
romper con esto y debes tener miedo de lo que va a suceder en tu vida”, diga: “En el amor no hay
temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor”. Siga repitiendo lo positivo una y otra y otra
vez hasta que finalmente sea como si cada vez pusiera una roca de este lado e hiciera que se volviera
más y más pesado. Y un día la balanza cambiará y tendrá muchas más cosas positivas que negativas y
será libre. Libre. Dios quiere hacer eso en su vida, si se enfoca no en lo que no quiere sino en lo que
realmente quiere.
Si dio el Paso 3: Conscientemente elijo entregar toda mi vida y voluntad al cuida- do y control
de Cristo, e invitó a Cristo a su vida, entonces sabe lo que la Biblia dice: Usted es una nueva persona.
Lo viejo ha pasado. Dios dice: “Todo tu pasado lo he olvidado, tú puedes olvidarlo también”. Es una
nueva persona en Cristo. Con una nueva identidad. Una vez que es cristiano, su identidad primaria
está basada en su relación con Cristo y no en su defecto. Ya no es más: “Es que simplemente soy
, sino: “Soy un creyente”. Enfóquese en lo que quiere y no en lo que no quiere.
5. Enfóquese en hacer lo bueno, no en sentirse bien. Gálatas 5:16 dice: “Vivan por el Espíritu, y
no seguirán los deseos de la naturaleza pecaminosa”. Si hace lo correcto, sus sentimientos con el
tiempo coincidirán con usted. Si espera hasta tener ganas de cambiar, nunca va a cambiar. El diablo
se asegurará de que nunca tenga deseos de cambiar. Siempre es más fácil actuar de acuerdo a un
sentimiento que tener que sentir debido a una acción. Si no me siento cariñoso hacia mi esposa,
comienzo a amarla, y los sentimientos vendrán. Si usted espera hasta sentirse cariñoso, esto puede
ser algo que tome mucho tiempo. Así que dice: “No siento que me guste”. No se preocupe por sentir
lo correcto, sino haga lo correcto. Alcohólicos Anónimos usa la frase: “Disimúlelo hasta que lo logre”.
Haga lo correcto aunque no sienta ganas de hacerlo, sepa que es lo correcto a hacer y hágalo de

31
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

todas maneras. A la larga sus sentimientos concordarán. Cada vez que intente cambiar una parte
importante en su vida, un gran defecto de carácter, una imperfección, una debilidad en su personalidad,
cada vez que comience a intentar hacer gran- des cambios, no se va a sentir muy bien al principio.
Por cierto, se va a sentir bastante torpe. Se sentirá mal por un momento. ¿Por qué? Porque no se
sentirá normal. Está tan acostumbrado a sentirse anormal, que lo normal es que no se sienta bien. Así
que no se sentirá muy bien cuando comience a hacer cambios. Si usted es un adicto al trabajo y dice:
“Voy a permitir que Dios obre en mi adicción al trabajo”, y al otro día a las cinco de la tarde decide ir a
casa cuando suena el timbre y no se lleva trabajo en su maletín, la primera vez que lo haga dirá: “Me
siento realmente extraño”. Y es lógico, porque ha trabajado arduamente por mucho tiempo. Si usted
come en extremo, bebe o fuma, la primera vez que intente romper con ese hábito se sentirá extraño:
“No hay nada en mi boca. Qué extraño me siento”. Será divertido por un momento y quizás no se
sienta bien. Pero si hace lo correcto una y otra vez, sus sentimientos al final coincidirán con su
comporta- miento. Y usted no puede controlar sus sentimientos, pero sí puede controlar sus músculos.
Así que haga lo correcto ya sea que sienta hacerlo o no y los sentimientos se pondrán de acuerdo con
usted.
6. Enfóquese en las personas que le ayudan, no en las que le obstaculizan a hacer esos
cambios positivos que quiere hacer en su vida. La gente correcta le ayudará. Las personas no
apropiadas serán un obstáculo y evitarán su recuperación. La Biblia dice: “Las malas compañías
corrompen el buen carácter”. En otras palabras, si no desea ser picado, aléjese de las abejas. Si usted
sabe qué tipo de personas son una tentación, simplemente aléjese de ellas. Si está luchando con el
alcoholismo, no dirá: “Creo que iré al bar a comer unas semillas de maní”. Mala idea. Si está
luchando con la pornografía, no tiene que ir a las tiendas donde esta se promueve. No tiene que estar
cerca de las cosas que le afectan. Por otro lado, la Biblia dice: “Dos son mejor que uno y una cuerda de
tres dobleces no es fácil de romper”. Con la ayuda de otra persona, cuando una cae, la otra puede
ayudarle a levantarse.
Dije esto en la primera lección de esta serie, pero me temo que muchos no me creyeron: No
puede recuperarse por usted mismo. Debe estar en un grupo, en una relación. La recuperación
siempre sucede cuando hay amistades, nunca por uno mismo. Nunca se recuperará solamente
con escuchar una serie de seis u ocho mensajes. Sucede cuando usted está con otras personas. No
creyó eso, pero permítame darle un ejemplo.
Anteriormente hablamos de hacer una lista en nuestro inventario moral. Usted va a casa y dice:
“Señor, ¿de qué cosas me siento culpable y de cuáles me arrepiento? Haré una limpieza esta
semana”. Hace una lista de esas cosas y las reconoce, las confiesa ante Dios y otra persona en quien
confía. Muchos de ustedes seguramente tuvieron la intención de hacer eso. Pero no fue así. Las
personas que lo hicieron son las que tienen una relación con alguien más que les preguntó: “¿Lo
hiciste? ¿No? Bueno, dispongámonos y hagámoslo”. Participan en Celebremos la Recuperación o en un
grupo pequeño. Los que no lo hicieron fue porque no tienen ninguna relación con alguien que les
ayude en este camino. Es por eso que contamos con Celebremos la Recuperación, uno de nuestros
ministerios que se reúne cada viernes por la noche para animar a las personas, porque usted no lo
hará por usted mismo. Proverbios 27:17 dice: “El hierro se afila con el hierro, y el hombre en el trato
con el hombre”. Usted necesita relacionarse con alguien.
TESTIMONIOS:
Le he pedido a Jerry, uno de los líderes en Celebremos la Recuperación, que comparta su
testimonio sobre cómo Jesucristo y otras personas le han ayudado en este camino hacia la
recuperación.
Jerry: Hace algunas semanas fui a un seminario con el pastor John y otros muchachos. Cada uno
tuvimos que hacer por separado lo que estoy a punto de hacer con ustedes. Había casi cien de
nosotros y un hombre habló mirándonos a todos y con sus rodillas temblando dijo: “Estoy seguro de
que todos ustedes de vez en cuando son realmente maravillosos, pero todos juntos simplemente
están un poco abrumados”.

32
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Soy un creyente de la iglesia de Saddleback. También soy un hombre que por treinta años elegí vivir
una vida de pecado usando el alcohol para acallar mi conciencia. Los frutos de esta vida fueron
hospitales, instituciones mentales, cárceles, salones en la corte, divorcio, cirrosis en el hígado,
momentos de delirio, y diecisiete años de intentos sin éxito de recuperación estorbados por mi
complejo de rectitud, voluntad y arrogancia. Lo peor de todo era un corazón endurecido contra Dios y
los que le buscaran. Hace ocho años y medio mi Señor y Salvador Jesucristo quitó de mi vida, de una
sola vez, mi obsesión por el alcohol. Tres años y cuatro meses después, me quitó el hábito de fumar
que había mantenido por cuarenta y tres años. ¿Por qué? Porque luego de décadas de negación,
finalmente me humillé y le pedí que por favor lo hiciera por mí. Fue por medio de su gracia amorosa
que finalmente llegué al punto donde voluntariamente me sometí a cualquier cambio que él deseara
hacer en mi vida.
Según su voluntad me ha dado cuatro años de estudio bíblico y responsabilidades aquí en
Celebremos la Recuperación, guiando un grupo de estudio bíblico para hombres que el pastor John me
encomendó hace seis semanas. Hoy, en su infinita sabiduría, el Señor ha tomado ese pasado
pecaminoso y lo ha cambiado en una herramienta útil para ayudar a los que todavía sufren de
adicciones. Efesios 2:10 dice: “Somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las
cuales Dios dispuso de ante- mano a fin de que las pongamos en práctica”. Mi corazón me dice que él
nos ha dado el haber sido liberados de nuestras dolencias para tener un camino a seguir.
Específicamente, que humilde y voluntariamente estemos al servicio de los que luchan con sus
desesperanzas. Por favor, si su vida está siendo corrompida por defectos de carácter, venga y
acompáñenos en Celebremos la Recuperación y deles a sus seres queridos descanso del dolor que está
imponiendo en sus vidas antes que sea demasiado tarde. El apóstol Pablo escribió: “Dios, que comenzó
a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando a buen fin hasta el día en que Jesucristo regrese”. Le
digo que con- fíe en él con todo su corazón porque sé que le ama y perdona, así como me ha amado y
perdonado a mí.
Toda la fuerza de voluntad en el mundo no puede hacer esa clase de cambio en un hombre.
Toda la terapia, seminarios, casetes, y otras novedades, no pueden hacer esa clase de cambio.
Solamente Jesucristo puede hacer esa transformación en una persona.
Me gustaría concluir comentando el versículo a que se ha hecho alusión anterior- mente: “Dios,
que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando a buen fin hasta el día en que Jesucristo
regrese” Filipenses 1:6 (DHH). Y Dios lo va a hacer.

7. Enfóquese en el progreso, no en la perfección. Algunos de los que han estado participando en la


serie de recuperación dicen: “No veo grandes cambios todavía; he esta- do en Recuperación por una
par de meses y las cosas en mi vida siguen más o menos igual”. No se preocupe por eso. Esto es un
proceso. Una decisión seguida por un pro- ceso. Y Dios que comenzó su obra en usted, la completará.
Recuerde la ilustración que dimos con anterioridad. Dios establece una cabeza de playa en su vida
como en una isla y durante el resto de la guerra se está posesionando de ella poco a poco.
Algunos de ustedes quizás estén pensando que Dios los amará una vez que lleguen ha cierta
etapa, una vez que obtengan cierta perfección. Están equivocados. Dios le ama en cada etapa de su
perfección y crecimiento. Dios nunca le amará más de lo que ya le ama. Nunca le amará menos de lo
que le ama hoy. Cuando como padre miro a mis hijos, no espero que mi hijo de siete años se comporte
como uno de diecisiete. Todavía hace desórdenes, pero me agrado con la etapa en la que él está
en este momento. Y Dios se agrada con su crecimiento, con la dirección de su corazón que dice:
“Dios, quiero voluntariamente someterme a los cambios que quieras hacer en mi vida. Humildemente te
pido que quites esos defectos de carácter”. Dios no comenzará a cambiarle hasta que esté
completamente listo para ese cambio. Eso significa someterse voluntariamente y pedir con humildad,
y cuando esté completamente listo, él comenzará a obrar en usted.

33
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

El Camino a la Recuperación – Parte 6


MEJORE LAS RELACIONES
Efesios 4:31-32
Estamos en el Paso 6 de nuestro Camino a la Recuperación. Un amigo en Illinois, Lee Strobel,
colecciona correcciones de los periódicos. Dice que las correcciones frecuentemente son mucho más
divertidas que los anuncios originales. Y me dio un par de ellas. Una dice: “En el anuncio de la otra
semana, una foto mostraba unos platos orientales muy inusuales, los cuales habían disfrutado en una
fiesta un grupo de alum- nos de intercambio de diferentes países. Mi Thi Thin es el nombre del
alumno de intercambio extranjero que estaba parado al centro de la foto. De forma incorrecta,
listamos su nombre como uno de los platos del menú. Sentimos mucho nuestro error”. Algunas
veces, en el intento de enmendar las cosas y corregir lo incorrecto, todo sale peor. Hay otro que dice:
“En un artículo reciente nos referimos al presidente de la Corporación Chrysler como Lee Iacoocoo.
Esto fue un error. Su nombre verdadero es Lee Iacaca”. Estas personas intentan con estas
correcciones hacer bien algo en lo que se equivocaron. Y de eso se trata este paso en el Camino a la
Recuperación. Tiene que ver con trabajar para mejorar las relaciones. Y con volver atrás y tratar de
reparar algo del daño que otros nos han causado y del que nosotros hemos hecho a otros.
Está en la letra “E” de R.E.C.U.P.E.R.A. y el sexto paso en el Camino a la Recuperación:
EVALÚO TODAS MIS RELACIONES, OFREZCO PERDÓN A LOS QUE ME HAN DAÑADO Y HAGO
ENMIENDAS POR EL DAÑO QUE HE CAUSADO A LOS DEMÁS, EXCEPTO CUANDO AL HACERLO PUEDA
DAÑARLOS TANTO A ELLOS COMO A OTROS.
Este paso se basa en Efesios 4:31-32: “Abandonen toda amargura, ira y enojo, gri- tos y
calumnias, y toda forma de malicia. Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y
perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo”. En este paso obviamente
hay dos partes. Primero, perdonar a los que me han dañado, y segundo, hacer enmiendas con las
personas que he dañado.
¿Por qué debería dar este paso y cómo hacerlo?

I. PERDONAR A LOS QUE ME HAN DAÑADO


¿POR QUÉ?
1. Porque Dios me ha perdonado. Y si Dios me ha perdonado, yo debo perdonar a los
demás.
Colosenses 3:13 dice: “Que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra
otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes”. Cuando recuerdo cuánto me ha
perdonado Dios se me hace muchísimo más fácil per- donar a los demás. Nunca tendrá que perdonar
a nadie más de lo que Dios le ha per- donado a usted. Nunca tendré que perdonar a nadie más de lo
que Dios me ha perdonado a mí. Cuando le es difícil perdonar, por lo general es porque usted no se
siente perdonado. Las personas que se sienten perdonadas no tienen muchos problemas en perdonar.
Usted necesita darse cuenta que Dios le ha perdonado para perdonar a los demás.
2. El resentimiento no funciona. Es irrazonable, enfermizo, de ninguna ayuda.
Job 5:2 dice: “El preocuparse hasta la muerte con resentimiento sería algo necio, lo más sin
sentido que hacer”. Una necedad. Él dice que el resentimiento es una tontería por- que es ilógico e
irrazonable. ¿Causa el resentimiento que las personas hagan locuras? Sí, es como dispararse a usted
mismo, por lo tanto, dañará a alguien más cuando el arma retroceda. No funciona. Siempre se daña a
usted mismo más que a otra persona. Eclesiastés 7:9 (DHH) dice: “No te dejes llevar por el enojo,
porque el enojo es propio de gente necia”. Es irracional, una pérdida de energía.
Job 18:4 señala: “Te estás dañando solamente a ti con tu enojo”. No sirve de nada.

34
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

¿Por qué? Porque siempre se daña uno mismo más que nadie más. Cuando uno se enoja y
se resiente por alguien, no le hace daño a esa persona. Usted se preocupa, se desespera, dice cosas
inconvenientes que le afectan más a usted que a los demás. Quizás alguien le dañó hace diez,
veinte, o treinta años y todavía está resentido por eso. Aquello todavía lo hace sentirse miserable; sin
embargo, la persona que le causó el daño ya lo ha olvidado. El resentimiento no puede cambiar el
pasado, no puede corregir el problema, no cambia a la persona, ni tan siquiera daña a la persona,
sola- mente le afecta a usted. Lo hace miserable. ¿Lo hace sentir mejor de alguna manera? Nunca he
hablado con alguien que haya estado resentido y que dijera: “Me siento mucho mejor al sentir
resentimiento”. La amargura solamente le hace ser molesto e infeliz. Las personas más infelices que
conozco son las que tienen resentimiento. Es irrazonable y no ayuda en nada.
Job 21:23-25 (DHH) dice: “Hay quienes llegan a la muerte llenos de vigor, feli- ces y
tranquilos, llenos de prosperidad y de salud. Otros, en cambio, viven amarga- dos y mueren sin
haber probado la felicidad”. Es algo enfermizo. Las investigaciones han demostrado que la emoción
más enfermiza que las personas han tenido es el resentimiento. Porque es como el cáncer que se lo
come vivo, es veneno. Tiene con- secuencias físicas. ¿Alguna vez ha dicho: “Ese muchacho es una
verdadera molestia?” Puede que sí lo sea. Él quizás sea la causa de su molestia.
Un hombre entró al consultorio médico y dijo: “Necesito más pastillas para mi colitis”. El
doctor le dijo: “Y hoy ¿con quién está enojado?” El doctor S. I. McMillin escribió un libro que muestra
que las dos causas más grandes de los problemas físicos en la vida son la culpa y el resentimiento. Él
dice: “No es tanto lo que come, es lo que le come lo que le afecta”. Cuando está resentido eso
simplemente le enferma. Tiene consecuencias físicas. Tiene consecuencias emocionales. Puede llevarle
a la depresión. Pensar en esa persona, esa novia o novio anterior, ese esposo o esposa anterior, ese
maestro que le avergonzó en la escuela, ese padre que nunca le dijo que lo amaba, esa persona con la
que estaba saliendo y de repente le dejó sin decirle nada, le quita energía a su cuerpo. Solamente
prolonga la herida. Es algo así como un suicidio emocional. Por amor a usted mismo, necesita perdonar
a los que le han dañado.

3. Porque necesito perdón en el futuro. Voy a necesitar perdón para el futuro.


Marcos 11:25 dice: “Cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que
también su Padre que está en el cielo les perdone a ustedes sus pecados”. El resentimiento bloquea
sentir el perdón de Dios en su vida. La Biblia dice que no podemos recibir lo que no estamos dispuestos
a dar. Es peligroso seguir el modelo de oración del Señor. “Perdona nuestras deudas así como nosotros
perdonamos a nuestros deudores”. “Dios, perdóname así como perdono a los demás”. ¿Realmente
desea eso? Necesita perdonar a los otros porque Dios le ha perdonado, porque el resentimiento no
funciona, y porque va a necesitar de perdón en el futuro y no quiere romper ese puente que tendrá
que cruzar.
El perdón es una calle de doble vía. En cierta ocasión, un muchacho se acercó a John Wesley y le
dijo: “Nunca podré perdonar a esa persona. Nunca”. John Wesley le replicó: “Entonces espero que
nunca peques. Porque todos necesitamos lo que no queremos dar”. No queme ese puente que
necesita cruzar.

¿CÓMO?
¿Cómo efectúo esta primera parte del Paso 6? ¿Cómo perdono a los que me dañaron?
1. Revelo mi herida. Lo admito. Lo expreso. Lo afronto. Soy honesto. No puede vencer
esto hasta que lo admita... y eso daña. No sé por qué pero no queremos admitir las veces que las
personas que amamos nos han dañado. Quizás se deba a que tenemos una mala concepción de que no
se puede amar a una persona y molestarse con ella al mismo tiempo. Usted puede.
En cierta ocasión estaba atendiendo a alguien en consejería y esa persona me dijo: “Perdono a
mis padres; hicieron lo mejor que pudieron”. Entre más hablaba sobre eso más me daba cuenta de que
35
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

realmente no los había perdonado. Interiormente estaba molesta, pero insistía en que los había
perdonado. Eso es negación. Ellos no hicieron lo mejor que pudieron. Si usted es padre, no está
haciendo lo mejor que puede. Somos imperfectos. Nadie hace lo mejor que puede. Esa es una forma
de negación. Hasta que ella fue capaz de admitir: “No, no hicieron lo mejor que pudieron; me
trataban de algunas maneras que eran incorrectas”, solo entonces pudo aprender a perdonar- los.
No puede perdonar lo que no quiere confesar. Admítalo y escríbalo en un papel.
Tiene algunas opciones cuando lo hieren. Puede reprimirlo, simplemente pre- tender que no
existe. Puede ignorarlo, sacándolo de su camino, lo que en realidad nunca funciona porque siempre
sale a flote de una manera u otra en su vida. Lo puede desvalorizar diciendo: “No es nada; al fin y al
cabo, hicieron lo mejor que pudieron”. No, no lo hicieron. Dolió. O lo puede confesar. Simplemente
admitirlo. He tratado con personas que dicen: “Realmente me gustaría cerrar la puerta de mi
pasado. Encerrarme para que esa persona no me siga causando daño”. A tales personas les digo:
“Fantástico, pero no hay un cierre sin una apertura”. Primero debe admitirlo. Confesar y decir: “Eso
duele. Fue incorrecto y me causó daño”.
Entonces ¿qué hacer? Haga una lista de los que le han dañado, lo que dijeron, lo que hicieron,
lo que pensaron, y escríbalo, hágalo en blanco y negro para que pueda verlo. Entonces no estará
resentido sobre algo confuso, sino sobre algo específico. Piense en ese maestro que lo avergonzó o
en su padre que dijo: “Nunca lograrás nada; eres un fracaso”. Esa relación anterior que le fue infiel.
Escríbalo y abra su corazón.

2. Libere al ofensor. Eximo a mi ofensor. Lo dejo ir. Dejo de sostenerme en mi herida.


¿Cómo hago eso? ¿Cómo libero a un ofensor? Perdonándole. Es la única forma de hacerlo. No espere
que le pida perdón. Hágalo ya, sea que le pida perdón o no, porque usted lo está haciendo por su
propio bien y no por el de él. ¿Por qué? Porque Dios le ha perdonado, porque usted va a necesitar
perdón en el futuro y porque el resentimiento no funciona, solamente lo hace sentirse miserable. Por
lo tanto, libere a su ofensor y perdónele por amor a usted mismo.
Hace algunos años aquí en la iglesia de Saddleback había una señora de nombre Judy que
estaba pasando por un divorcio tremendo. Tenía un estrés bastante fuerte. En medio del divorcio,
empezó a perder la visión de uno de sus ojos. El ojo dañado comenzó a deteriorarse rápidamente. Fue
a un instituto para ojos y se hizo examinar. Le dijeron: “Se está deteriorando; lo sentimos, no hay
nada que podamos hacer”. Ella estaba cargando todo este resentimiento y toda esa amargura. Un día,
entró a la iglesia Saddleback. Estábamos en una de nuestras reuniones, yo estaba hablando acerca
del resentimiento y dije: “Por amor a usted mismo debe dejarlo ir. Por su propio bien, tiene que soltar a
su ofensor, no importa lo que le haya hecho. No permita que las personas de su pasado sigan
hiriéndole en su presente a través del resentimiento. Suéltelo”. Ella inclinó su cabeza y dijo:
“Dios, te entrego mi corazón y suelto a mi ofensor. Lo libero”. Salió de la iglesia y mientras
caminaba por el patio, recobró la vista. Regresó al instituto. Ellos le dijeron: “Este es un milagro.
Usted estaba ciega de ese ojo”. Cuando ella dejó ir su resentimiento, Dios le dijo: “Quiero hacer un
milagro en tu vida”. Usted no se puede imaginar lo que puede pasar en su vida cuando libere a las
personas que le han herido.
¿Con qué frecuencia tengo que hacerlo? “¿Cuántas veces deberé perdonar a mi hermano, si
me hace algo malo? ¿Hasta siete? Jesús le contestó: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta
veces siete”. Él está diciendo que el perdonar tiene que ser una actitud continua. El perdón no es algo
que se hace una sola vez, usted dice: “Lo perdono” y ya estuvo. No puede ser así porque esos
sentimientos van a seguir llegan- do y cada vez que tenga esos sentimientos lo tendrá que perdonar
otra vez. El perdón no es algo de un solo tiro. Es una cuestión repetitiva. Debe ser continuo. Jesús
dijo: “Una y otra vez”. Y cada vez que le venga a la mente, usted debe perdonarlo otra vez hasta que
sepa que lo ha liberado por completo. Eso puede ser hasta trescientas veces, no lo sé.
¿Cómo saber cuándo se ha soltado a un ofensor por completo? Cuando piense en él y sienta que
ya no le duele. Cuando puede pedir que Dios le bendiga. Cuando puede comenzar a ver y entender
como él ha sido dañado, en lugar de enfocarse en cómo le dañó a usted, porque la gente que daña a
36
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

otros se daña ella misma. Así que comience a entender su herida. Será entonces cuando sabrá que lo
ha liberado. Siga perdonándole, siga perdonándole, hasta que finalmente pueda pensar en él y ya no le
duela. ¿Cómo perdonar en un divorcio? No puede, pero sí se puede deshacer del dolor. Librarse
de él.
Cuando libere a un ofensor no siempre es posible, ni tan siquiera aconsejable, que usted regrese
a esa persona que le dañó. Las circunstancias de ellos puede que hayan cambiado. Quizás fueron sus
padres los que le hicieron el daño. Quizás ellos nunca se dieron cuenta de lo que habían hecho como
para que ahora usted regrese después de cuarenta años y les diga: “Ustedes hicieron esto conmigo”.
Eso solamente les sor- prendería. Nunca se dieron cuenta de lo que habían hecho. Algunas
personas han cambiado. Otras se han vuelto a casar. Algunos se han ido a vivir a otro lugar y usted ni
sabe donde están. Otros han muerto. ¿Qué hacer en ese tipo de situaciones? Haga uso de lo que yo
llamo la técnica de “la silla vacía”. Consiga una silla y póngala en un cuarto, e imagine que esa persona
está en esa silla y diga: “Necesito decirte algo. Así es como me dañaste” y expréselo. “De esta forma
me dañaste, de esta otra y de esta otra. Pero quiero que sepas que te perdono porque Dios me ha
perdonado y porque el resentimiento no funciona y porque quiero obtener perdón en el futuro. Te
libero”. Otra forma de hacerlo es escribir una carta que nunca va a poner en el correo. “Así es como me
dañaste”. Y pone toda esa carga en la carta. Al final dice: “Pero comenzando desde hoy, te perdono,
porque Dios me ha perdonado, porque el resentimiento no funciona y porque necesitaré del perdón en
el futuro”. Y usted lo hace por su propio bien. Libere a su ofensor para que pueda experimentar
libertad.

3. Reemplazo mi herida con la paz de Dios. “Que gobierne en sus corazones la paz de
Cristo”. ¿Cómo? “Esto es algo injusto. Si lo perdono quedará sin castigo”. No, no es así. Deje que Dios
tome en sus manos la situación. Él puede hacer un trabajo mejor que el suyo. La Biblia dice que un día
Dios va a aclarar todo y va a pedir cuentas y a balancear las cosas, un día él tendrá la última palabra.
Así que permita que Dios tenga la última palabra en esto también. ¿De acuerdo? Él cuidará de eso.
Él es el juez. Solamente él. Es por eso que creo en el infierno. Jesús habló más del infierno que del
cielo. Si no hay infierno, entonces las personas como Hitler saldrán impunes y eso no es justo, y Dios
es un Dios justo. La Biblia dice que habrá un juicio. Así que solamente libérelo y el resto del tiempo
enfóquese en la paz de Dios en lugar de en tratar de arreglar las cosas. Permita que la paz reine en su
corazón. El hecho es que las malas relaciones pueden romper su corazón en pedazos. Simplemente lo
pueden destrozar. Pero Dios puede unir esas partes de nuevo y rodearlo y cubrirlo con su paz.
Debe liberar a los que lo hirieron para que Dios pueda reparar su corazón.

II. HACER ENMIENDAS CON LAS PERSONAS QUE HE DAÑADO


Pero este paso cuenta con una segunda parte, porque en la vida no solamente ha habido
personas que le han causado daño, sino que usted también ha provocado daño a otros.
Por eso la segunda parte de este paso es hacer enmiendas a las personas que ha dañado. ¿Es
esto realmente necesario? Absolutamente.

¿POR QUÉ?
Porque las relaciones sin resolver son la raíz de su problema y ellas impiden que suceda la
recuperación. Así que tiene que proceder a la segunda parte de este paso. Hacer enmiendas a las
personas que usted ha dañado es tan importante y necesario como liberar a la persona que le ha
dañado. ¿Por qué? Hebreos 12:15 dice: “Asegúrense de que nadie deje de alcanzar la gracia de
Dios; de que ninguna raíz amarga brote y cause dificultades y corrompa a muchos”. Lo que se está
diciendo aquí es: “La razón por la que no puedes vencer ese hábito, ese complejo, ni librarte de esa
herida es porque todavía tienes relaciones no resueltas”. Y esas relaciones no resueltas deben ser
tratadas si realmente quiere seguir con su recuperación, ser la persona que Dios quiere que sea y
disfrutar la clase de felicidad que él suplió para que usted la tuviera en primer lugar en su vida.
37
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

¿CÓMO?
¿Cómo hago enmiendas a las personas que he dañado?
1. Haga una lista de las personas a las que ha dañado y lo que les hizo. Quizás usted diga: “No
puedo recordar a nadie”. Si es que lo dijo, le voy a poner un par de ejemplos. ¿Hay alguien a quien le
deba algo que no le ha pagado? ¿Hay alguien a quien no le ha cumplido una promesa? ¿Hay alguien al
que trata de controlar? ¿Su cónyuge? ¿Un hijo? ¿Un hermano? ¿Un empleado? ¿Un amigo? ¿Hay
alguien con quien es extremadamente posesivo? ¿Alguien con quien es extremadamente crítico? ¿Ha
abusado verbalmente de alguien? ¿O físicamente? ¿O emocionalmente? ¿Hay alguien a quien no ha
apreciado o no le ha puesto atención o a quien no le ha recordado un aniversario? ¿Hay alguien a quien
le ha sido infiel? ¿Le ha mentido a alguien? ¿Es esto suficiente para comenzar o necesito continuar?
Haga una lista de aquellas personas a quienes ha dañado y lo que les hizo.

2. Piense cómo le gustaría que alguien hiciera enmiendas con usted. Lucas 6:31 dice: “Traten a
los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes”. Así que deténgase y piense: “Si alguien
llegara y me pidiera disculpas ¿cómo me gustaría que lo hiciera?” Y hágalo de esa manera. Hay tres
asuntos que necesita observar:
1. Tiempo. Eclesiastés 8:6 dice: “Hay un tiempo correcto y una forma correcta para hacer
todo”. Usted no va y simplemente le suelta una bomba a alguien. No se acerca a alguien cuando va
saliendo de prisa de su casa o cuando está durmiendo y le dice: “Por cierto tengo algo que arreglar con
usted”. Lo hace de acuerdo con el tiempo de esa persona. No cuando sea el mejor tiempo para usted
sino cuando sea el mejor tiempo para ella.
2. Actitud. Tiene que tener la actitud correcta. Efesios 4:15 dice: “Profesando la verdad en el
amor”. ¿Cómo le gustaría que alguien le pidiera disculpas? En privado, con humildad, con sinceridad,
simplemente diciendo que lo que hicieron fue incorrecto, sin presentar ninguna justificación por lo
ocurrido, sin excusas ni hablar de lo que usted hizo, solamente asumiendo la responsabilidad. Puede
que la otra persona haya sido parte del problema, pero usted solamente está tratando de aclarar la
parte que le corresponde de la situación. No trate de justificar sus acciones. Enfóquese en lo que le
corresponde de la situación y no espere nada a cambio por parte de la persona con quien está tratando
de hacer enmiendas.
Restituya cuando sea posible. Si le han prestado algo y no lo ha devuelto, devuélvalo. Si le debe
a alguien, páguele. La primera vez que di este paso, tenía diecisiete años. Una de las cosas de mi lista
era regresarle dinero a mi hermana, el cual yo había robado para comprar un álbum de Jimmy
Hendrix. No quería hacerlo, pero lo hice. Tenía una lista y fui a hacer enmiendas para que no hubiera
secretos vergonzosos sin confesar. Así que pude llegar a un punto en mi vida donde me puedo parar
hoy y decir: “Amigos, no tengo nada que esconder. No soy perfecto, pero todas las cosas que he
hecho las he reparado, he hecho enmiendas por eso”. Eso le da libertad y confianza.
Hay en la Biblia un hombre llamado Zaqueo. Jesús vino a su casa. Él era un recaudador de
impuestos para el Imperio Romano. En esos días los recaudadores de impuestos cobraban una
determinada cantidad, le entregaban menos a Roma, y ellos se que- daban con lo restante. Así le
robaban al pueblo, por lo que el pueblo los odiaba. Jesús escogió a Zaqueo para ir a su casa y la vida
de este cambió cuando conoció a Cristo. Dijo: “Señor, voy a devolver cuadruplicado todo lo que he
robado”. Jesús lo miró y dijo: “La salvación ha llegado a este hombre”. Él era un verdadero cristiano.
Él estaba dispuesto a poner su dinero donde estaba su boca. Él restituyó donde fue necesario.
Nota: Entre más seria es su ofensa, menos probable es que pueda restituirla. Hay algunas
cosas que ha quitado a otros que no podrá restaurar. Pero no subestime el pedir una disculpa
sincera. Lo que tiene que hacer es ir a esa persona en el tiempo correcto, con la actitud correcta, y
decirle: “Lo siento, estaba equivocado, no merezco su perdón, pero ¿hay alguna forma en que pueda
enmendar mi error?” Y lo deja así.
38
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

3. ¿Es apropiado? Proverbios dice: “Hay quienes hieren con sus palabras, pero hablan los
sabios y dan el alivio”. Otra vez, hay algunas situaciones donde no sería sabio contactarse con la
persona que usted ha dañado. Recuerde que lo que caracteriza este paso es “excepto cuando al hacerlo
pueda dañar a dichas personas o a otras”. En algunas situaciones no va a desear volver a estas
personas porque eso solamente abriría un gran pote de gusanos y probablemente haría de la situación
algo peor. Se podría dañar a alguien inocente. Por ejemplo, no sería buena idea ir donde una anti- gua
novia que ahora está casada. O donde un novio. Usted no querrá hacer eso. Hay personas inocentes a
las que se podría causar algún daño innecesariamente. En casos como estos, se recomienda el uso de
la técnica de la silla vacía. O escribir una carta que nunca va a mandar. Romanos 12:18 dice: “Si es
posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos”.
4. Reenfocar su vida. Reenfoque su vida haciendo la voluntad de Dios y comenzando hoy en
sus relaciones. De eso se trata la recuperación. Una persona de nuestra familia en Saddleback que ha
estado comenzando este proceso de recuperación es Rebecca Hanson. He aquí su testimonio.
Rebecca:
Crecí en una casa donde no fui deseada. Mis padres tenían dos niños de uno y dos años, y mi
mamá no estaba esperando ni a mi hermana gemela ni a mí. No fui deseada y me lo decían. Mientras
crecía escuchaba cosas como: “No eres buena, nunca lograrás nada, nunca serás una buena esposa,
ojalá nunca hubieras nacido”. Mis padres eran alcohólicos. Mi mamá también tenía un problema de
desorden alimenticio. Mi papá era un hombre de mal genio que siempre me estaba pegando. Cuando
niña, mi primera emoción fue el temor. Lo que más deseaba era amor y aceptación. Luego desarrollé
un desorden alimenticio. A los veintitrés años pesaba ochenta y nueve libras.
Fue en ese tiempo que invité al Señor para que tomara el control de cada área de mi vida. Una
de sus primeras amorosas respuestas fue que trajo a mi vida a mi esposo Glen, quien literalmente me
amaba. Se me ha dicho que soy una “niña milagro” y mi respuesta a las personas que dicen eso es: “El
milagro en mi vida es Jesucristo”. Él me ha traído un gozo enorme, y eso sucedió hace once años.
Un par de años de consejería y Dios me condujo por un largo camino de sanidad en diferentes
áreas de mi vida. Me bendijo con gran gozo al darme dos hijos bellísimos y estoy feliz de decir que
tengo un matrimonio fuerte y saludable, por lo que estoy muy agradecida. Dios es mi fuente de
fortaleza y su Palabra es la fuente de descanso para mi vida. Sé que Dios aún no ha terminado
conmigo. He tenido recuerdos dolorosos que he ocultado por mucho tiempo y pensaba que eran
demasiado horribles como para compartirlos, hasta que llegué a este momento de mi vida. Hace dos
años vine a Saddleback y leí acerca de Celebremos la Recuperación, supe que quería ir pero estaba
verdaderamente asustada de que al quitarme la máscara y revelar mi vida, la gente no me aceptaría y
no me amaría. Lo que encontré cuando di ese primer paso no fue rechazo sino personas que estaban
llenas de amor, gente muy valiente, llenas de ánimo y expectativa. Celebremos la recuperación es un
lugar donde puedo ir y no solamente compartir mi dolor sino que puedo dar a otros escuchando su
dolor también. Es un lugar donde compartimos nuestras cargas y nos ayudamos para hacerlas menos
pesadas. Es un acto para obtener fortaleza y poder afrontar un día a la vez. También es un tiempo
para unirnos el viernes por la noche y celebrar nuestras victorias. Le animo a dar ese primer paso.
He aquí el punto: En tanto usted se enfoque en alguien contra quien tiene algún tipo de
resentimiento le está permitiendo a esa persona controlarlo. Algunos de ustedes todavía están
permitiendo que personas del pasado les controlen el presente. En tanto sienta resentimiento, ellos le
controlarán. Si sigue con ese resentimiento terminará pareciéndose a la persona contra la cual guarda
rencor. Sí, así es como funciona esto. Se dice: “Nunca seré como mi papá”, pero en lo que usted se
enfoca es lo que llegará a ser.
La buena noticia es esta: Dios quiere tratar con todo ese lío de relaciones en su vida pero él
sabe cuándo usted podrá manejar la situación, de modo que va quitando una capa a la vez. Cuando
usted se vuelve un creyente y da el Paso 3, se quita una capa. Y mientras pasa el tiempo, Dios quiere
seguir tratando con usted, obrando en usted, liberándole de sus heridas, hábitos y complejos. Hoy es
otro día, otro paso. Perdono a los que me han dañado y hago enmiendas con los que yo he dañado.
Dios comienza a reciclar toda la basura del problema de relaciones en mi vida y a usarla para bien. Así
39
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

ocurre con el reciclaje de basura. Dios quiere reciclar la basura emocional en su vida y sacar algo
bueno de eso.
¿Cómo lo hace? Job 11:13-16 dice: “Ponga su corazón en orden, diríjase a Dios
... luego enfrente al mundo otra vez, firme y con valor. Entonces todos sus problemas desaparecerán
de su memoria, como aguas que pasaron y que no son más recordadas”. Note que hay tres pasos
para reenfocar su vida:

1. Entregue su corazón. Libere y perdone.


2. Busque a Dios. Reciba a Cristo en su vida. Diga: “Jesucristo, Dios, ven a mi vida”. Busque a Dios.
No puede fabricar suficiente perdón para todas las veces que vaya a ser herido en el mundo.
Simplemente no lo tiene. El perdón humano se des- vanece. Usted necesita conectarse a Jesucristo
para que él le dé diariamente el perdón que necesita para ir soltando cada día y finalmente liberarlo
completamente. Busque a Dios y él le dará el perdón que usted pensó que no podía dar.
3. Enfrente al mundo otra vez. No lo abandone, no se esconda en una concha, tome decisiones,
decida vivir, diga: “Ya no soy una víctima”. Y comience a mirar hacia delante.
Observe lo que sucede cuando da estos tres pasos:
Todos sus problemas desaparecerán de su memoria. ¿No le gustaría ser libre de toda esa
basura de relaciones? Ese es el propósito del Paso 6. Le desafío a dar ese paso conmigo hoy.

El Camino a la Recuperación – Paso 7


MANTENGA EL IMPULSO
Marcos 14:38

40
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

En las últimas semanas hemos venido hablando de salir de la oscuridad, exponer nuestros
problemas a la luz del amor de Dios y ver cómo él sana esos hábitos, esas heridas y esos complejos
que arruinan nuestras vidas. Hemos participado en esta serie del Camino a la Recuperación por siete
semanas y muchos de ustedes están viendo gran- des cambios en sus vidas. He recibido cientos de
cartas, notas, tarjetas de personas contándonos de los cambios que están haciendo en sus vidas por
medio de esta serie.
¡Eso es tremendo!
Pero hoy quiero hablar acerca de cómo mantener su recuperación. Cómo no per- der el
progreso que está haciendo en su vida cristiana.
El hecho es este: el crecimiento no es algo fácil. El Camino a la Recuperación es irregular. Es
algo así como dos pasos adelante y uno atrás. No es fácil. Usted tiene problemas y retrocede a
modelos auto-destructivos. A eso se le llama recaída. El alcohólico regresa a la bebida. El que come
mucho vuelve a aumentar de peso. El apostador regresa al casino. El adicto al trabajo vuelve a
saturar su horario. Tendemos a repetir los modelos de nuestro pasado. Es bien fácil resbalarse en
esas antiguas heridas, antiguos hábitos y viejos complejos.
Hoy quiero que veamos lo que causa una recaída, cómo mantenerse (que es el Paso 7 en El
Camino a la Recuperación) y cómo evitarla.
En primer lugar, quiero que entienda que las recaídas suceden en un patrón muy predecible.
El primero es la complacencia. Usted comienza a sentirse cómodo con pequeñas victorias.
Comienza a decir: “No necesito más ayuda, mi dolor se ha reducido. No se ha eliminado, pero se ha
reducido y puedo vivir con él. Así que ya no necesito ir a los grupos. Ya no necesito trabajar los pasos.
No necesito un consejero o un mentor”. Y comienza a ser complaciente.
El segundo es la confusión. Es cuando comienza a racionalizar, diciendo: “Quizás no fue tan
mal después de todo. El problema realmente no era tan grande, lo puedo manejar por mí mismo”. Y
así, comienza a olvidar cuán malo era.
El tercero es el compromiso. Regresa al lugar de la tentación, a la situación de riesgo que lo
metió en problemas: el bar, el centro comercial, la discoteca o lo que sea. Regresa a ese lugar.
Como el apostador que dice: “Vamos a Las Vegas, solamente veremos el espectáculo”. Comienza a
comprometerse.
La catástrofe se produce cuando usted cede al hábito anterior. Se abre la antigua herida y el
odio, el resentimiento o el antiguo complejo vuelven. Usted necesita entender que el colapso no es
la recaída. La catástrofe no se produce cuando ocurre la recaída; esta comenzó mucho antes. La
catástrofe es simplemente el resultado de un patrón determinado.
¿Por qué retrocedemos? ¿Por qué, aun sabiendo qué camino seguir y qué es lo correcto que
tenemos que hacer, tendemos a retroceder de lo que sabemos que está bien?

I. ¿QUÉ PUEDE CAUSAR UNA RECAÍDA?


1. Volver a la fuerza de voluntad. Gálatas 3:3 dice: “¡Cómo pueden ser tan necios!
Comenzaron por el Espíritu de Dios. ¿Quieren ahora terminar por su propio poder?” Comenzaron
confiando en Dios. El Paso 1 es: “Soy incapaz de cambiar”, el Paso 2 es: “Dios tiene el poder”, y el Paso
3 es: “Lo entrego a Dios”. Usted permite que Dios haga los cambios en su vida pero luego de un
tiempo comienza a pensar: “Soy yo quien está haciendo esto, yo estoy haciendo los cambios. Es mi
poder”. Y recurre a la buena y vieja fuerza de voluntad, y eso no funciona. Consigue unos pocos logros
y de repente piensa que tiene todo el poder, todo el conocimiento, y que puede manejarlo todo. Es
como la señora que fue a Nueva York y subió a un apartamento en un piso veintitrés, tocó la puerta y
una joven muy hermosa abrió la puerta, el incienso flotaba por el cuarto, la música sonaba. La joven
lucía una vestimenta exótica y tocaba unas campanitas, y dijo: “¿Está aquí para ver al gran Bagone... el
que todo lo sabe, todo lo ve, todo lo dice, todo lo entiende, el que está en el control de todo?” La
41
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

señora le con- testó: “Sí, dígale a Sheldon que su mamá está aquí”. Todos necesitamos de alguien que
nos recuerde que somos Sheldon. Todos necesitamos de alguien que nos diga: “¿A quien engañas?
Tú eres tú”. Y Dios dejará que recaiga y recaiga y recaiga hasta que sé dé cuenta que no puede
hacerlo por usted mismo. Él simplemente lo dejará caer cien, doscientas, trescientas veces hasta que
diga: “Dios, no puedo hacerlo”. Zacarías 4:6 dice: “No será por la fuerza ni por ningún poder, sino
por mi Espíritu —dice el Señor Todopoderoso”. Solamente Dios tiene el poder para quitar esos
defectos. Si usted regresa a la fuerza de voluntad, va a recaer. Si está pensando: “Solo voy a intentarlo
más arduamente”, olvídelo.
2. Ignorar uno de los pasos. Nos apresuramos. Tratamos de avanzar rápidamente en los
pasos, quizás desee saltarse uno difícil, diciendo: “No creo que necesite la parte de hacer enmiendas;
podría tener una recuperación parcial”, y nos saltamos ese día que dice: “Vuelva a la gente que ha
dañado”. No, usted necesita dar todos los pasos o el proceso no funciona. Y necesita seguir lo que la
Biblia ha dicho que son los principios para la vida. No hay atajos en la recuperación. No se metió en
este lío de la noche a la mañana; tampoco va a salir de eso en un solo paso. Necesita dar todos los
pasos. “¡Estaban yendo tan bien! ¿Quién les obstaculizó de obedecer la verdad?”, dice el Señor. Así
es que, sigan trabajando en los pasos, mantenga su impulso, permanezcan en los fundamentos.
3. Tratar de recuperarse sin ayuda. “Voy a mejorar por mí mismo. No necesito la ayuda de
nadie más”. Con eso, usted está propiciando una recaída. “Voy a escuchar estas predicaciones, no
voy a ir a consejería, no voy a ir a Celebremos la Recuperación, no voy a asistir a un grupo pequeño;
escucharé estos mensajes y mejoraré por mí mismo”. Está equivocado. No funciona de esa forma.
“Más valen dos que uno, por- que obtienen más fruto de su esfuerzo. Si caen, el uno levanta al otro.
¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante!” No puede vencer este problema solo. Si pudiera, ya lo
hubiera hecho. Pero no puede, así que no lo hará. Cuando sea tentado y las cosas vayan mal, ¿a
quién va a llamar? El gran teólogo Bill Withers dijo: “Todos necesitamos a alguien en quien apoyarnos”.
Efectivamente. Todos necesitamos a alguien que nos dé su apoyo y necesitamos ayuda. Y usted no lo
va a lograr si no tiene esas relaciones. Hebreos 10:25 dice: “No nos demos por vencidos de ese hábito
de reunirnos”. Puede ver algunos resultados en su vida sin involucrarse con otros y dar estos pasos;
puede dar estos pasos por usted mismo y también verá algunos pocos resultados, pero no puede lograr
una recuperación duradera sin relaciones. La raíz de su problema es relacional. Puede salir y practicar
estas cosas por usted mismo y no involucrarse con nadie más. Funcionará por un tiempo pero no
funcionará a largo plazo, y recaerá. Lo garantizo. Es como manejar un carro a cincuenta y cinco millas
por hora y quitar las manos del timón. No va a chocar inmediatamente pero inevitablemente sucederá.
Y si no tiene ayuda cuando la tentación viene y luego no sabe cómo hacer lo correcto, ¿quién le va a
ayudar a hacer lo correcto? Si cae, ¿quién estará allí para ayudarle?
Para evitar una recaída, necesita obtener ayuda en su vida. Porque por la negación
frecuentemente no puede ver sus propios problemas. Así que unos a otros tenemos que servirnos como
espejos. Ese es el valor de los testimonios y las historias que hemos estado teniendo. Cuando usted
comparte su historia, veo algo de mí mismo reflejado en ella. Nunca me hubiera visto a mí mismo en su
historia si usted no la hubiese compartido. Y cuando yo la comparto, veo parte de usted en mí.
Cuando alguien comparte un testimonio trae sanidad a sí mismo y esperanza para otras personas.
4. Volverse orgulloso. Muchas veces somos orgullosos, demasiado confiados. Decimos:
“Soy fuerte. Ya supere esta herida. Ya vencí este hábito. Los he perdonado, he cerrado la puerta”.
Proverbios 16:18 dice: “Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso”. Usted necesita
ser humilde o se tambaleará. El hombre arrogante eventualmente quedará expuesto. Recuerde la
lección de la ballena: Cuando llega a la cumbre y está lista para soplar, allí es cuando es arponeada. El
orgullo nos lleva a toda clase de problemas. El orgullo siempre nos prepara para una caída. Nos ciega y
no vemos nuestras debilidades. Nos impide buscar ayuda. No nos deja hacer enmiendas a otras
personas. Nos aleja de dar todos los pasos completamente. El mayor problema con el orgullo es
que nos hace culpar a otros por nuestros propios problemas. Decimos: “No es mi problema”. Y es el
orgullo el que habla. Le echa la culpa a alguien más. Como el muchacho que fue al psiquiatra y dijo:
“Creo que tengo un problema”. El siquiatra le contestó: “Voy a mostrarle algunos dibujos, dígame lo
que son y luego le diré cuál es el problema”. Le mostró un cuadrado. El muchacho dijo: “Veo la

42
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

ventana de un apartamento y adentro hay una pareja teniendo intimidad”. Luego el siquiatra le
mostró un círculo. El muchacho dijo: “Veo una playa blanca maravillosa, y el círculo es una sombrilla
de playa, y bajo esa sombrilla hay una pareja teniendo intimidad”. Luego, le mostró un triángulo. El
muchacho dijo: “Veo una hermosa reservación y esa es una tienda india y adentro hay una pareja
teniendo intimidad”. El siquiatra entonces le dijo: “No tenemos que ir más allá, usted está
obsesionado con el sexo”. El muchacho replicó: “¿Yo obsesionado con el sexo? Usted es el que está
mostrando esos dibujos obscenos”. No es mi problema, es el problema de alguien más. El orgullo nos
provoca culpar a otros. En 1 Corintios 10:12 leemos: “Si alguien piensa que está firme, tenga cuidado
de no caer”. El secreto de una recuperación que perdura es vivir con humildad. Es la mejor protección
para una recaída. No ser orgulloso, ni pensar que lo tiene todo bajo control. “Estoy tratando de que
todo salga bien pero no puedo tenerlo todo bajo control. Estoy tratando de que todo salga bien”. Y así
vive en un constante estado de humildad en su vida. Esa es la mejor protección.
¿Recuerda hace algunos años, antes de que la Unión Soviética se desintegrara, cuando un
joven alemán violó en su avioneta el espacio aéreo soviético y aterrizó en la Plaza Roja en Moscú? El
espacio aéreo más resguardado del mudo y un simple muchacho vuela justo dentro de él. Esa es
una parábola de la vida. Significa que su debilidad más grande es frecuentemente una fortaleza sin
defensa. Usted dice: “Tengo todo bajo control”. “Si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no
caer”. “No, mi matrimonio nunca se va a desintegrar”. Cuidado. “Nunca me haré adicto a nada”.
Cuidado. “Si alguien piensa que está firme, tenga cuidado de no caer”. Porque a menudo el área
en que usted piensa que es más fuerte está sin defensa y es allí donde va a llegar el avión y aterrizará
exactamente en medio de ella.

II. ¿CÓMO PREVENIR UNA RECAÍDA?


Con mantenimiento. Mantenga esos pasos de los que hemos hablado. El Paso 7 es el paso del
“mantenimiento”: RESERVO UN TIEMPO DIARIO CON DIOS PARA UNA AUTO EVALUACIÓN,
LECTURA DE LA BIBLIA Y ORACIÓN, PARA CONOCER A DIOS Y SU VOLUNTAD PARA MI
VIDA Y OBTENER EL PODER PARA HACERLO.
Este paso está basado en Marcos 14:38: “Vigilen y oren para que no caigan en tentación. El
espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil”. Lo que aquí se está diciendo es que es natural en el
ser humano el tener una recaída, el volver a las cosas que nos afectan aunque sabemos que nos
arruinan. Es natural en el ser humano dejar que los problemas del pasado nos vuelvan a visitar, que
viejas heridas y complejos regresen a perseguirnos. Así que Dios dijo necesitamos tener algunos
guardianes. Y de eso es de lo que trata este paso. Hay tres guardianes que le ayudarán a mantener su
recuperación.
1. EVALUACIÓN. En 2 Corintios 13:5 dice: “Examínense... pruébense a sí mismos”. En
Lamentaciones 3:40 leemos: “Hagamos un examen de conciencia y volvamos al camino del Señor”
¿Qué es lo primero que examinamos? ¿Y cuándo?
Qué tipo de evaluación debemos hacer? Hay cuatro clases de inventarios:
a) El inventario físico. Usted se hace la pregunta: “¿Qué me está diciendo mi cuerpo?” Su
cuerpo es un barómetro de lo que está sucediendo dentro de usted. ¿Tiene los músculos tensos?
¡Adivine qué! Usted está bajo estrés. ¿Tiene dolor de cabeza o dolor de espalda? ¿Qué le está diciendo
eso a usted? Su cuerpo es un barómetro, una luz de advertencia de que quizás algo está mal y, por lo
tanto, periódicamente necesita detenerse, quizás a mitad del día, y decirse: “¿Qué me está diciendo
mi cuerpo? ¿Tengo hambre? ¿Estoy cansado? ¿Estoy fatigado? ¿Estoy completamente estresa- do?”
Estas son algunas señales de que quizás algo esté fuera de línea.
b) El inventario emocional. ¿Qué estoy sintiendo en este momento? ¿Estoy permitiendo que
mis verdaderos sentimientos salgan a la superficie? ¿O simplemente los estoy reprimiendo? Reprimir
sus verdaderos sentimientos es como agitar una botella de Coca Cola sin quitarle la tapa; al final va a
salir. Usted debe hacer lo que yo llamo un chequeo de corazón (HEART, en inglés).

43
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

H ¿Estoy herido? Si se siente herido y no lo admite y trata con eso, se volverá un problema y
afectará todo lo que realiza.

E ¿Estoy exhausto?
A ¿Estoy afectado por el enojo?
R ¿Estoy resentido con alguien?
T ¿Estoy tenso? ¿Ansioso? ¿Temeroso?

c) El inventario relacional. ¿Estoy en paz con todos? Si no lo está, ese conflicto interno va a
hacerle atrasarse, lo mantendrá lejos de su recuperación. Hay algunas personas a su alrededor con
las cuales usted obviamente sabe cuándo está teniendo conflicto. Pero hay otras personas que se
encuentran a muchos kilómetros de distancia. ¿Se había dado cuenta de que ha venido permitiendo que
algunas personas vivan en su mente sin pagar la renta? Tía Berta le causó un daño hace quince años y
ella vive a miles de kilómetros de distancia. Usted se levanta pensando en ella. Le está permitiendo
vivir en su mente gratis. Sigue preocupado por lo que ella le hizo hace quince años. Tía Berta lo está
controlando. Tiene que librarse de eso. Pregúntese: “¿Hay alguien que esté ocupando mi mente?
¿Estoy aferrándome a alguna herida?”
d) El inventario espiritual. ¿Estoy confiando en Dios momento a momento? Cuando usted
hace un inventario en su trabajo, como en una tienda, no solamente mira las frutas que están malas,
también mira las cosas que están bien. Cuando hace un inventario usted querrá decir: “¿Qué hay de
bueno en mi vida?” Celebre cualquier logro, por pequeño que sea. “Dije la verdad por lo menos una
vez hoy”. “Estropeé algo dos veces, pero una vez lo hice bien”. “Al fin no quise ser egoísta en esa
situación”. Celebre, no importa cuán pequeño sea el progreso. Lo importante es que está
progresando.
Usted hace una evaluación. Celebra sus éxitos y confiesa sus fracasos, pero debe estar
agradecido por lo que ha hecho. “Cada cual examine su propia conducta; y si tiene algo de qué
presumir, que no se compare con nadie”. Al hacer este inventario se sentirá honestamente orgulloso:
“Me siento orgulloso de lo que Dios está haciendo en mi vida. Estoy agradecido de que Dios esté
actuando y estoy viendo progresos en mi vida”.
¿Cuándo debo hacer mi evaluación? La evaluación es como una limpieza de la casa. Hay tres
formas en las que puede limpiar una casa.
Algunos son extremadamente ordenados. Son limpiadores instantáneos, viven con la
aspiradora de polvo en la mano. Caminan tras sus hijos limpiando todo tras ellos. Como esos
camareros en los restaurantes que se llevan su plato antes de que usted haya terminado de comer.
Otros limpian la casa al final del día. Miran por toda la casa, recogen todo, hacen una limpieza
diaria, y tratan que todo esté en su lugar.
Otros, limpian todo una vez al año, ya sea que la casa lo necesite o no lo necesite. Algo así como una
limpieza de primavera.
Estas son las mismas formas en que puede hacer un inventario.
Primero. Haga un inventario “punto de chequeo”. A cualquiera hora del día, cuan- do
comience a sentir que la presión crece, pregúntese: “¿Qué me está diciendo mi cuerpo? ¿Qué dicen
mis emociones? ¿Estoy a tono con Dios en este momento?
¿Tengo algún conflicto relacional?” Trate con eso inmediatamente, porque entre más postergue
un problema, peor se vuelve. Necesita aprender a hacer lo que yo llamo un “respiro espiritual”. Así
como el respirar es natural, es necesario también un respiro espiritual. Este tiene lugar cuando se ha
hecho algo mal, pero inmediatamente confiesa su pecado, lo exhala y respira el amor de Dios: “Recibo
tu perdón”. Eso es un respiro espiritual. Necesita aprender a hacer eso momento a momento todos los
44
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

días. Usted puede tener respiros espirituales las veces que sea necesario. Rinda siempre cuentas a
Dios. No permita que esos pecados se acumulen. Si rinde siempre cuentas a Dios, cuando tenga que
hacer en el Paso 4 su inventario moral, este no será tan extenso, porque ha estado rindiendo
cuentas. ¿Con qué frecuencia saca la basura de su casa? Si deja que se acumule, muy pronto su casa
comenzará a oler mal. Usted tiene que sacarla. Su vida comienza a tener mal olor si usted no trata con
la basura que hay en ella momento a momento. Así que el tiempo para un inventario de “punto de
chequeo” es cuando usted lo necesite.
Segundo. Revisión diaria. Al final del día encuentre un lugar quieto y revise su día, confiese
sus fracasos, celebre sus victorias, observe su día.
Tercero. Chequeo anual. Así como una limpieza de primavera. Salga por un día, haga un
inventario moral, tome un tiempo a solas para analizar su vida. Vea si todo está en orden, priorice las
cosas en su vida.

2. MEDITACIÓN. Meditar es una muy buena palabra bíblica que ha sido adoptada por mucha
gente. Significa simplemente detenerse lo suficiente para escuchar a Dios. Eso es todo. Las
ocupaciones ahogan la recuperación y el crecimiento. Este es el secreto de la fortaleza espiritual, y me
he dado cuenta de que Satanás no lucha con nada tan fuerte como con este asunto en mi vida. Él trata
que no tenga tiempo a solas con Dios, que no tenga un tiempo en silencio. Satanás tiene tres
herramientas que utiliza: el ruido, las multitudes y la prisa. Esas tres cosas lo alejan de escuchar a
Dios diaria- mente.
El Salmo 1:1-3: “Dichoso el hombre... que en la ley del Señor se deleita, y día y noche medita
en ella. Es como el árbol plantado a la orilla de un río que... da fruto y sus hojas jamás se marchitan.
¡Todo cuanto hace prospera! La llave para el crecimiento es tener raíces bien profundas en la Palabra
de Dios, y la forma en que puede tener estas raíces es meditando en la Biblia con seriedad, pensando
acerca de lo que lee en ella por unos minutos y luego pensando en lo que eso significa en su vida.
Eso es meditar, decir: “¿Cómo puedo aplicar su Palabra a mi vida?” Cuando hace eso, él dice: “Es como
el árbol plantado a la orilla de un río que... da fruto y sus hojas jamás se marchitan”. Usted no tiene
una recaída.
Nos necesitamos unos a otros y necesitamos la Palabra de Dios para ayudarnos a mantenernos
en el Camino a la Recuperación. Vea el beneficio. Él dice: “Si meditas, tendrás éxito en todo lo que
hagas”. Éxito. ¿Le gustaría tener éxito en todo lo que hace? Dios dice: “Simple, solo medita en la
Palabra”. Ese hábito le ayudará a conocer lo correcto que debe hacer y entonces todo le saldrá bien.
Como el pastor que vio a un miembro de su iglesia terriblemente preocupado y le preguntó:
“¿Qué ha pasado?” El hombre le respondió: “No lo va a creer, pero mi vida está hecha pedazos”. Y le
contó que había perdido todos sus ingresos; que por eso mismo su esposa lo estaba dejando; sus hijos
andaban en drogas; lo habían despedido del trabajo. Su vida era un verdadero desastre. El pastor le
dijo: “Si usted consigue una Biblia y medita en ella, Dios dice que le hará tener éxito”. Este hombre
creyó en esas palabras. El pastor añadió: “Vaya y abra su Biblia, ponga su dedo en cualquiera parte de
ella y haga lo que dice”. Seis meses después, el pastor y el hombre se volvieron a encontrar. “¿Cómo
le fue?”, le preguntó. El hombre respondió: “Hice lo que usted me dijo. Abrí la Biblia, puse mi dedo en
ella y decía Capítulo 11”.
No sugiero que use esa técnica. El punto es que Dios dice: “Mi Palabra es la fórmula para que
triunfan en la vida”. Este es el manual para la vida y la vida se vuelve más fácil cuando se siguen sus
instrucciones.
¿Cómo meditamos en la Palabra de Dios? El Salmo 119:11 dice: “He guardado tus palabras en
mi corazón para no pecar contra ti”. Él salmista dice: “Creo en tu Palabra, y guardo tus palabras en
mi corazón”. ¿Cómo? Memorizándola. Si piensa en la Palabra y memoriza los principios y los pasajes
claves, esto le guardará de pecar. Le alejará de una recaída. ¿Quiere evitar la tentación? Piense en
la Palabra de Dios. Medite en ella.

45
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Si sabe cómo preocuparse, también sabrá cómo meditar. Preocuparse es simple- mente una
meditación negativa. Es tomar un pensamiento negativo y pensar en él una y otra y otra vez. Mejor
tome un versículo de la Biblia y piense en eso una y otra y otra vez. A eso se le llama meditación. Así
que si usted sabe cómo preocuparse, sabrá cómo meditar.

3. ORACIÓN. Hay una tercera herramienta que Dios dice que será de ayuda para que usted
mantenga su recuperación. Es la oración. La oración puede hacer lo que Dios puede hacer. Por cierto,
es la forma en que la persona se conecta al poder de Dios. Usted dirá que no puede hacerlo, pero
Dios sí puede. ¿Cómo obtengo el poder de Dios? Por medio de la oración. No mucha gente se da
cuenta de que puede orar por cualquier necesidad en su vida. Dios es un Padre de amor, quizás el
Padre que usted nunca tuvo. Puede orar por una necesidad financiera, por una necesidad física, por
una necesidad relacional, por una necesidad espiritual, por una necesidad emocional. Él oirá cualquiera
necesidad.
una par de semanas, Chuck Swindoll y yo impartíamos un seminario juntos, y mientras
hablábamos, él contó que había recibido una carta de una señora que le decía que tenía doce hijos
pero que no se había casado sino hasta que tuvo treinta y un años. Que nunca se había preocupado
por casarse, que todo lo había dejado en las manos de Dios y que había confiado su futuro a él. Pero
también decía en su carta que cada noche colgaba un par de pantalones de hombre al final de su
cama, se arrodillaba y hacía esta oración: “Padre celestial, escucha mi oración y contéstala si puedes.
He colgado un par de pantalones aquí, por favor llénalos con un hombre”. Chuck dijo que contó esa
historia en su iglesia y que vio a un hombre reír, pero su hijo adolescente sentado a su lado no se reía
para nada. Casi cuatro semanas después, recibió una carta de la mamá de ese muchacho, diciendo:
“Pastor Chuck, no sé si esto es serio o no, solamente me pregunto qué pensará usted al respecto,
porque cada noche cuando mi hijo va a su cama, pone un bikini al final de esta. La oración puede
hacer lo que Dios puede hacer.
Ahora, ¿cómo orar? Vea lo que Jesús dice en Mateo 68:13 (DHH): “Así es como deben orar:
Padre nuestro que estás en el cielo; que tu santo nombre sea honrado; que venga tu reino; que tu
voluntad sea hecha en la tierra como en el cielo. Danos hoy el alimento que necesitamos. Perdona
nuestros pecados, como nosotros perdonamos lo que otros nos han hecho. No nos lleves a ser
tentados, sino guárdanos a salvo del enemigo”.
Quiero que vean un par de cosas acerca de la oración del Señor.
Primero, quiero que hagan un círculo en la palabra como. Noten que dice como deben orar.
No dice lo que deben orar. Dice como. Es decir, este un modelo. No es un ritual. La gente
frecuentemente pregunta por qué no hacemos esta oración todos los domingos. Porque un par de
versículos antes de esta oración, Jesús dice que no repitamos una oración ritual; es decir, que no
hagamos vanas repeticiones.
Segundo, Esta no fue una oración para ser usada como ritual, sino es un modelo. Así es como
deben orar. Ahora si se fijan bien, verán que esta oración cubre todos los pasos de la recuperación.
Padre nuestro que estás en el cielo; que tu santo nombre sea honrado, está diciendo: “Reconozco que
no soy Dios sino tú”. Esos son los Pasos 1 y 2. Que venga tu reino; que tu voluntad sea hecha en la
tierra como en el cielo es el Paso 5. Danos hoy el alimento que necesitamos es el Paso 3. Perdona
nuestros pecados es el Paso 4. Como nosotros perdonamos lo que otros nos han hecho es el Paso 6.
No nos lleves a ser tentados, sino guárdanos a salvo del enemigo se refiere a la recaída, es decir, al
Paso 7, que estamos viendo en este capítulo. Usted puede ver que la recuperación es tan antigua como
la oración del Señor. Jesucristo nos dio los principios por los cuales encontrar una completa
recuperación.
John McLaughlin nos comparte un ejemplo de cómo Dios le ha ayudado a mantener su recuperación.
John: Mi nombre es John McLaughlin y soy un creyente. También soy un alcohólico en
recuperación que ha identificado a Jesucristo como su único poder superior. Esto no siempre fue así,
porque no hace mucho tiempo que aprendí que si crees en Dios, crees en milagros, pero si confías en
46
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Su Hijo Jesucristo, experimentarás un milagro. Déjame decirte cómo sucedió. No te aburriré con todos
los detalles de mis veintinueve años como bebedor compulsivo y obsesivo, excepto para decir que el
alcoholismo es una enfermedad progresiva, y que yo y mi enfermedad progresamos hasta llegar a lo
más bajo. Una contabilidad del daño de esos veintinueve años les mostrarían absolutamente cero auto
estima, una familia completamente desecha y abandonada, dos divorcios, tres multas graves, cuatro
visitas al Hotel Calle Flor (eso está en Santa Ana, California y es administrado por el departamento del
alguacil del condado de Orange), cinco años sin llenar ninguna declaración de impuestos, seis viajes
de emergencia al hospital para ser tratado y un sin número de intentos por controlar mi problema
con la bebida. Presión sanguínea de 190 sobre 165 y un peso de 265 libras cuando dejé de tomar,
pero descubrí que la mayoría de eso fue vodka barato y Valium, los cuales fueron mis químicos
elegidos al final. Ahora, ninguna de estas cosas son importantes. Lo que realmente es importante
para este testimonio es que puedo recordar que oré solamente cuatro veces durante esos
veintinueve años y dos de esas oraciones fueron a punta de pistola. Puedo decirles, para completar esta
lista que estaba espiritual y moralmente en bancarrota. Fue durante la temporada de navidad de
1975, luego de una confrontación emocional con mi mamá, que recibí un poco de claridad y me di
cuenta de que había perdido el juego de la vida, que ya no podía continuar así. Eso fue el 17 de enero
de 1976, el día de mi último trago y el último de con- sumo de droga. Desde el principio supe de
alguna manera que quería lo que los Alcohólicos Anónimos tenían para ofrecer. Exactamente
desde el principio me di cuenta de que la mayoría de ellos se veían muy bien y parecía que se
bañaban a diario. Se veían saludables. Conseguían comida en algún lugar, y si eran completamente
como yo y no habían pagado sus impuestos en cinco años parecían felices. No parecía que les
importara. Y eso es lo que yo quería. Sin darme cuenta, había comenzado mi viaje espiritual. En ese
tiempo no conocía ni tenía la más mínima idea de lo que quería decir Efesios 2:10: “Porque somos
hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a
fin de que las pongamos en práctica. Así que por los próximos quince años crecí y prosperé financiera
y físicamente. El compañerismo de Alcohólicos Anónimos era mi poder superior.
Pero no podía aceptar a Dios o ir a la iglesia porque había algo más que no les he contado.
Durante mis años de alcoholismo pertenecía a la CIA. Era parte de la CIA.
a lo que pueden pensar, eso significa Católicos, Irlandeses y Alcohólicos. Por quince años no
acepté a Dios en mi vida por todas esas cosas, por todo eso a lo cual estaba aferrado. Pensaba que el
catolicismo era rígido e imperdonable, y esto no es verdad, la iglesia ha cambiado. Sentía que todos
los irlandeses eran testarudos y muy habladores. Y finalmente que todos los alcohólicos vivían en
negación.
Muy pronto de estar en recuperación me di cuenta de que el alcoholismo no tenía nada que ver
con la bebida. El enemigo es la propia voluntad y la negación. Y todavía no había conquistado esa parte
de mi recuperación. Había un vacío en mi vida que me atormentaba. Seguía diciendo: ¿Esto es todo lo
que hay? Debe haber algo más para vivir y estar sobrio que esto.
Alguna pieza desconocida y grande hacía falta. Finalmente y luego de quince años, un día
llegué a la conclusión de que tenía que encontrar una iglesia. Y ahora estamos en la mejor parte. ¿No
adivina? Esa semana había un volante en mi puerta de la iglesia de la Comunidad del Valle de
Saddleback en el que anunciaban una reunión de domingo de Pascua y el inicio de una serie de
desarrollo de la vida en diez partes. Esto no sonaba como una iglesia, ni nada amenazante, así que
pensé que lo intenta- ría. Fui a la reunión de Pascua en 1991 y escuché este mensaje: “Confía en Dios
y el pasado es perdonado; confía en Dios y el presente es manejable; confía en Dios y el futuro es
seguro”. Me conmoví y lloré durante casi todo el sermón. Sentí la presencia del Espíritu Santo
dándome finalmente la bienvenida a casa. En casa finalmente, el vacío se había ido. Regresé a mi
casa tan rápido como pude y le conté a mi esposa acerca de esta iglesia con la banda de rock y el
pastor con una camisa hawaiana. Creo que ella pudo ver sin que yo lo mencionara el gozo, la paz, la
calma y la presencia del Espíritu Santo que recién había caído sobre mí. Y el resto es historia. En la
clase 101 en junio de 1991, Rick siguió contándonos que necesitábamos a Jesucristo en nuestra vida.
En la clase 202 en agosto de 1991, el pastor Tom nos enseñó cómo orar y nos mostró las formas de
tener esa meditación y ese tiempo a solas con Dios. Me bauticé el 22 de septiembre de 1991. Y,

47
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

finalmente, en la clase 301 en noviembre de 1991, el pastor Steve no tuvo ningún problema en
identificar mi ministerio y me envió a Celebremos la Recuperación.
El pastor John me pidió que comenzara un nuevo grupo para las nuevas personas que estaban
llegando al grupo de recuperación para alcohólicos y comencé un programa llamado “Los primeros
90 días”, que era para los nuevos, para aquellos que habían tenido una recaída. Disfruto mucho
trabajar con las personas nuevas. Trato de que comiencen en un programa de recuperación centrado
en Cristo y espero que no les tome cuarenta y cuatro años de su vida adulta para obtener lo que yo
obtuve.
Además, obtenemos premios por varios días y noches de sobriedad en el programa, y desde
que Rick ha comenzado esta serie de recuperación, hemos tenido personas asistiendo a la primera
reunión. La última semana en Celebremos la Recuperación les damos a muchas personas su placa
honorífica y eso es algo bien especial. Nuestro Padre celestial tiene un plan para mi vida y él ha sido
perdonador, protector, paciente y gratificante. Ya no tengo que preguntar si eso es todo lo que hay.
Con Jesucristo en mi vida como mi poder superior no hay más vacío. Tengo una idea del conocimiento
de su voluntad para mi vida. Y diariamente oro y leo mi Biblia de Recuperación para obtener
el poder para seguir haciendo su voluntad. Este tiempo diario de oración y meditación es el paso
del que estamos hablando hoy, es como podemos mantener sobriedad y guardia contra el peligro de
una recaída. Así que, gracias por permitirme compartir este pequeño milagro con ustedes esta
mañana. Si esta historia se parece a la historia de su vida, si han podido identificar algo de lo que está
pasando en sus vidas, denle una oportunidad a Celebremos la Recuperación. Aquí aprendemos a
disfrutar la vida, a divertirnos, reímos, tratamos de abandonar nuestra propia manera de arreglar las
cosas y permitimos que Dios obre en nuestras vidas. Y, perdón por la expresión, pero estamos
hablando realmente en serio con respecto a este negocio de la recuperación. Gracias.
Quizás usted no tenga un problema de hábito como lo tenía John. Pero si tiene una herida a la
que se ha estado aferrando, o si tiene un complejo; si hay algo en su vida sobre lo que dice: “No
importa lo que haga, no puedo vencerlo”, la buena noticia es esta que hemos venido diciendo: usted es
importante para Jesucristo y él tiene el poder para ayudarle. Usted puede hacer los cambios que quiere
hacer con su ayuda, y él también desea hacerlos si solamente cruza la línea y se lo permite. La
elección es suya.

El Camino a la Recuperación – Parte 8

RECICLE SU DOLOR
Mateo 5:3-12 y pasajes selectos de las Escrituras

I. RESUMEN DE LA RECUPERACIÓN: LAS BIENAVENTURANZAS. (Mateo 5:3-12)

48
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Hace dos mil años Jesús subió a un monte, se sentó y predicó el más grande sermón que se
hubiera predicado. Se le llamó el Sermón del Monte. Comenzó ese famoso sermón nunca antes dicho
diciendo: “Quiero darles ocho pasos para la felicidad, ocho principios que traerán felicidad a sus
vidas”. Hoy, a esos ocho principios les llamamos las Bienaventuranzas.
Hemos participado en una serie de ocho semanas que he llamado El Camino a la Recuperación,
en la que hemos estudiado el proceso de vencer esas heridas, esos hábitos y esos complejos que han
arruinado su vida. Al preparar esta serie me sorprendió la similitud entre los pasos para la
recuperación y las bienaventuranzas. Por cierto, cuando las observo, descubro que las
bienaventuranzas que Jesús dio hace dos mil años son simplemente un resumen de los pasos hacia la
recuperación, y al cerrar esta serie deseo que vean lo que ha sido la base bíblica para todo lo que he
estado compartiendo en las últimas ocho semanas.
“Dichosos los pobres en espíritu”. Ese es el Paso 1: “Reconozco que no soy Dios; admito
que soy incapaz de controlar mi tendencia a hacer lo malo y que mi vida es inmanejable”.
Dichosos los que saben que son espiritualmente pobres, los que saben que no tienen el poder para
hacer los cambios que Dios desea hacer en sus vidas.
“Dichosos los que lloran, porque serán consolados”. Usted no tiene el poder para cambiar
pero no se preocupe por eso, Dios le va a consolar. Él le dará el poder. Paso 2 : “En forma sincera
creo que Dios existe, que le importo, y que él tiene el poder para ayudarme en mi
recuperación”.
“Dichosos los humildes”. La humildad o mansedumbre significan control; no quieren decir
ser débil. Significa fortaleza bajo control. Un semental al que se ha amansado y domado sigue
teniendo la misma fuerza, pero una vez que se ha suavizado y domesticado se dice que es un caballo
manso. Es una fuerza bajo control. Paso 3: “Conscientemente elijo entregar toda mi vida y
voluntad al cuidado y control de Cristo”. De eso trata la humildad. Si da ese paso usted es una
persona humilde.
“Dichosos los de corazón limpio”. Paso 4: “Un autoexamen y confesión de mis faltas a
mí mismo, a Dios, y a alguien en quien confío”. Para tener una conciencia limpia, para tener un
corazón limpio, debo quitar la basura
“Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia”. Esto es lo que significa el Paso 5:
“Para que Dios haga todo cambio que quiera hacer en mi vida, me someto voluntariamente a
él y le pido humildemente que remueva mis defectos de carácter”.
Luego vemos dos bienaventuranzas que se refieren a las relaciones: “Dichosos los
compasivos”, que se refiere a la actitud que debo tener con la gente que me ha dañado, y “Dichosos
los que trabajan por la paz”, que es la actitud que debo tener con la gente que he dañado. Paso 6:
Evalúo todas mis relaciones; ofrezco perdón a los que me han dañado y hago enmiendas por
el daño que he causado a otros excepto cuando al hacerlo pueda dañarlos a ellos o a otros.
Finalmente vimos el Paso 7, al cual llamo el paso del “mantenimiento”. Este es el que lo
mantiene en los demás pasos. Para hacer eso: Reservo un tiempo diario con Dios para una auto
evaluación, lectura de la Biblia y oración, para conocer a Dios y su voluntad para mi vida y
obtener el poder para hacerlo.
Ahora, al concluir esta serie, deseo que veamos el último paso, la última letra de la palabra
R.E.C.U.P.E.R.A. Este significa rendición, entrega. Rindo mi vida a Dios para que sea usada para llevar
las buenas nuevas a otros tanto con mi ejemplo como con mis palabras. Dios desea usar sus
experiencias para ayudar a otras personas. Él desea usarle. Desea reciclar el dolor en su vida para el
beneficio de otras personas. Usualmente pensamos que Dios solamente usa a la gente realmente
dotada y talentosa. Eso no es verdad. Dios usa gente ordinaria. Usualmente pensamos: “Dios usa mi
fuerza”. Pero Dios dice: “No, no quiero usar tu fuerza; quiero usar tu debilidad”. Esto es así porque las
personas no son ayudadas por su fuerza; son ayudadas cuando usted es honesto con respecto a sus
debilidades. Cuando usted comparte su fuerza, los demás dicen: “Gran cosa, nunca tendré eso”.

49
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Cuando usted comparte sus debilidades, los demás dicen: “Me identifico con eso”. Al compartir sus
heridas, hábitos y complejos, de los cuales se está recuperando, Dios desea usarle.

De eso se trata el Paso 8: AL RENDIR MI VIDA A DIOS, ÉL ME USA, Y LLEVO LAS


BUENAS NUEVAS A OTROS, TANTO CON MI EJEMPLO COMO CON MIS PALABRAS. Cuando
entiende eso, que Dios usa su debilidad y dolor, la vida toma un nuevo significado. Pero cuando usted
comienza a practicar este paso, entonces tiene una recuperación genuina. La prueba de la recuperación
está en que comienza a enfocarse fuera de usted mismo. Eso significa que realmente se ha
recuperado. Deja de ser tan auto absorbente: mis necesidades, mis heridas, mis problemas, y
comienza a decir: “¿Cómo puedo ayudar a otras personas?” La prueba de la recuperación radica en que
desea ayudar a otros, no solamente permanecer enfocado en lo que le sucede a usted.
Al concluir, deseo hablar acerca de dos cosas: Primero, ¿por qué Dios permitió mi
dolor? Y segundo, ¿cómo usar mi dolor para ayudar a otros?

II. ¿POR QUÉ DIOS PERMITE MI DOLOR?


Habrían muchas razones, pero solamente vamos a mencionar cuatro:
1. ÉL NOS HA DADO UN LIBRE ALBEDRÍO. UNA ELECCIÓN.
En Génesis se dice que fuimos hechos a la imagen de Dios. ¿Cómo es usted igual a Dios? Dios
nos dio una elección. Usted puede elegir entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, la maldad
y la vida. Dios dice que usted puede rechazarlo o aceptarlo. Es su elección. ¿Por qué? Dios no quería
un montón de títeres. Él pudo haberlo hecho sin libre voluntad. Pudo haberlo hecho de forma que
todos los días se postrara tres veces y orara, que siempre hiciera lo correcto y nunca lo incorrecto.
Pero Dios quería personas que le amaran voluntariamente. Usted no puede decir que ama a alguien al
menos que tenga la oportunidad de no amarlo. No puede decir que es bueno al menos que haya
tenido la opción de no ser bueno, de ser malo. Así que Dios le ha dado una voluntad libre y una libre
elección.
Esa voluntad libre no solamente es una bendición sino también una carga, porque algunas
veces tomamos decisiones equivocadas y estas causan toda clase de consecuencias dolorosas en
nuestras vidas. Por lo tanto, es bueno que sea libre y pueda elegir, pero es malo porque
frecuentemente elige lo malo y eso causa dolor en su vida. Puede escoger usar drogas. Si se vuelve
adicto, es su culpa. Puede elegir ser un promiscuo sexual, si contrae una enfermedad es su culpa. Dios
dice: “Sí, no me gustaría que tuvieras este dolor, pero es parte del paquete que viene con la libre
voluntad”.
Dios no solamente le da un libre albedrío, sino que se lo da a todos. Algunas veces alguien no
hace lo correcto y usted es dañado como una víctima inocente. Hay personas que han sido dañadas
profundamente por un padre, un ex cónyuge, un maestro, un amigo, un pariente. Dios pudo haber
evitado que recibiera esa herida. Todo lo que hubiera tenido que hacer era quitarle el libre albedrío a
esa persona para que no hiciera lo incorrecto. Pero si él hubiera hecho eso, para ser justo, tendría que
haberle quitado a usted también su libre albedrío. ¿Ve el dilema? El problema es que al tener una
voluntad libre somos bendecidos, pero también tenemos una responsabilidad. Y Dios dice: “No voy a
pasar por sobre tu voluntad”. Dios no envía a nadie al infierno; usted elige ir allí al rechazar todo lo que
él ofrece. Él dice: “Te amo, quiero que seas parte de mi familia”. Pero si usted dice: “Olvídalo Dios”,
levanta su nariz y abre la puerta y sale, no puede culpar a nadie más que a usted mismo. Tenemos
libre albedrío.

2. ÉL USA EL DOLOR PARA ATRAER NUESTRA ATENCIÓN.


Dios emplea el dolor para atraer nuestra atención. El dolor es una luz de advertencia, una
alarma, un timbre. Dice: “Es tiempo, algo está mal”. El problema no es su dolor. Su depresión, su
ansiedad, su temor no son realmente su problema. Esos sentimientos son una luz de advertencia que
50
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

dicen que hay algo más que es en verdad su problema. Son sencillamente un síntoma del mismo. El
dolor no hace otra cosa que decir que algo está mal en su vida. El dolor es el megáfono de Dios. Dios
nos susurra durante nuestro gozo pero nos grita en nuestro dolor. ¡Despierta! Algo está mal.
Proverbios 20:30 dice: “Algunas veces tiene que suceder algo doloroso para cambiar
nuestros caminos”. No cambiamos cuando vemos la luz pero sí cuando sentimos el calor.
Hace unos años tuve un par de zapatos que me encantaban. Eran de gamuza y eran realmente
suaves y finos. Me encantaban. Siempre me los ponía por lo cómodos que eran. Pero luego de un
tiempo, la suela se llenó de huecos. Todavía se veían bien por la parte de arriba, así que de todas
formas me los ponía, solo tenía que asegurar- me de tener mis pies sobre el piso cuando me sentaba
en la plataforma en la iglesia. No quería comprar zapatos nuevos hasta que hubo siete días seguidos
de lluvia y tuve que andar con los calcetines empapados por varios días. Así es que decidí: “Debo
cambiar de zapatos”. Algunas veces tiene que ser el dolor el que nos lleve adelante. Pablo dice en 2
Corintios 7:9: “Me alegro; no por la tristeza que les causó, sino porque esa tristeza los hizo
volverse a Dios”. El dolor obtuvo su atención.
Tengo un primo que en el bachillerato era considerado como la persona con mayores
oportunidades de tener éxito. Era un muchacho brillante en el colegio, vivía en Texas, y su papá era
millonario. Tenía todo al alcance de su mano, era el muchacho más popular en la ciudad. Creció y llegó
a ser un golfista semiprofesional, un gran hombre de negocios. Lo llamaban el señor Carisma. Pero
cayó en la cocaína. Luego comenzó a traficar cocaína. Fue enviado a la Penitenciaría Federal. Mientras
estaba allí le entregó su vida a Cristo, y después que salió de esa prisión, comenzó un ministerio
llamado Ministerio Éxodo, el cual se dedica a ayudar a los ex convictos a reinsertarse por sí mismos en
la sociedad. Él dijo: “Lo más grande que me ha sucedido fue haber estado en prisión”. Dios usa los
problemas y usa el dolor para atraer nuestra atención.
¿Recuerda la historia de Jonás? Jonás iba por un camino y Dios dijo: “Quiero que vayas por este
otro”. Así que él proveyó un peculiar crucero del Mar Mediterráneo para Jonás. Y en el fondo del
océano Jonás dijo: “Al sentir que se me iba la vida, me acordé del Señor” (Jonás 12:7). ¿No es ese
un gran versículo? Dios usa el dolor para atraer nuestra atención.

3.-ÉL USA EL DOLOR PARA ENSEÑARNOS A DEPENDER DE ÉL.


Mire el ejemplo de Pablo en 2 Corintios 1:8-10: “Estábamos tan agobiados bajo tanta presión,
que hasta perdimos la esperanza de salir con vida... Pero eso sucedió para que no confiáramos en
nosotros mismos sino en Dios ... El nos libró y ... seguirá librándonos”. Usted no sabe que Dios es todo
lo que necesita hasta que lo único que le queda es Dios. Cuando lo ha perdido todo y todo se
desmorona, no sabe que Dios es todo lo que necesita hasta que se da cuenta de que él es todo lo que
tiene. Y si nunca ha tenido un problema, nunca sabrá que Dios puede resolver sus problemas. Dios
permite que el dolor le enseñe a depender de él. El Salmo 119:71 dice: “Me hizo bien haber sido
humillado, pues así aprendí tus leyes”. La verdad es que algunas cosas solamente las
aprendemos por medio del dolor. Es el único camino por el que aprendemos.
En esta serie, usted ha escuchando a once diferentes personas compartir lecciones que han
aprendido solamente a través del dolor, el maestro más grande del mundo.

4.-ÉL PERMITE QUE EL DOLOR ME DÉ UN MINISTERIO PARA OTROS.


Dios permite el dolor en mi vida para darme un ministerio para otros. Me hace humilde, simpático,
sensitivo a las necesidades de los demás. De esto trata el Paso 8. Rindo mi vida a Dios para ayudar a
otros. La verdad es que el dolor prepara para el servicio. 2 Corintios 1:3-4 dice: “Dios... nos
consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios
hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren”. En alguna etapa
de nuestras vidas, todos necesitamos algún tipo de recuperación: recuperación mental, recuperación
física, recuperación espiritual, recuperación social, recuperación relacional. Todos tenemos

51
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

heridas, hábitos, complejos. Nadie es perfecto. ¿Quién mejor que alguien que ha luchado con el
alcoholismo para ayudar a un alcohólico? ¿Quién puede ayudar mejor a alguien que está tratando con
el dolor del abuso que alguien que fue abusado? ¿Quién mejor que alguien que ha perdido su trabajo y
ha tenido que declararse en bancarrota para ayudar a alguien que también está pasando por esto?
¿Quién mejor que una pareja que tuvo un hijo adolescente que llegó a hundirse hasta el fondo para
ayudar a unos padres que tienen un hijo adolescente que está pasando por la misma situación? Dios
puede usar y reciclar el dolor en su vida para ayudar a otros, pero tiene que estar abierto a eso y ser
honesto. Si guarda esa herida que tiene para usted mismo, estará desperdiciando la oportunidad que
Dios le ofrece.
Dios nos dio, a Kay y a mí, un ministerio para ayudar a las personas con problemas matrimoniales.
Los primeros tres años de nuestro matrimonio fueron un problema grande. Malo, realmente malo.
Cuando las personas llegan a mí y me dicen: “Odio a mi esposa”, puedo decirles: “Entiendo eso.
Recuerdo cómo me sentía. Yo no me quería divorciar, quería matarla. Así que entiendo eso”. Si un
muchacho me cuenta: “Cada hueso en mi cuerpo me dice: ‘No te mereces esto. Levántate, salta, hay
algo mejor afuera’”, puedo decirle: “Sí, entiendo eso. Porque esa fue la forma cómo me sentí yo
también”. Kay y yo trabajamos en esos problemas y usted ha escuchado la historia anteriormente de
cómo Dios nos ayudó por medio de un consejero cristiano, y cambió nuestro matrimonio y lo hizo lo
que es hoy. Aprendemos por medio de las heridas de otros.
Hace unos años impartí una serie acerca del matrimonio. Cada semana hablé de un problema
diferente en el que habíamos trabajado y con el que aprendimos de una manera difícil. Fue una serie
de doce semanas. Pudieron haber sido cincuenta semanas. Dios usa sus heridas, sus complejos y sus
problemas para ayudar a otros.
Hay una bella historia en la Biblia, en Génesis, la historia de José, quien fue terriblemente
maltratado. La gente hizo cosas increíbles contra este muchacho. José era un buen muchacho que no
se merecía el dolor que tuvo que soportar. Un día, todos sus once hermanos decidieron deshacerse
de él y lo vendieron como esclavo; luego regresaron a su casa y le dijeron a su padre que el joven
había sido devorado por un león. Eso es a lo que yo llamo una familia disfuncional. En calidad de
esclavo fue llevado de Israel a Egipto. Allí, los mercaderes que lo habían comprado lo volvieron a
vender. Mientras procuraba guardar su vida pura, la esposa de su amo trató de seducirle. Él se negó,
diciendo: “No, eso no sería correcto”. Así que ella lo acusó, falsamente de intento de violación. Fue
enviado a prisión. Hasta aquí, su vida había ido cuesta abajo. Pero Dios sabía exactamente lo que
hacía al ponerlo en una posición que llegó a transformarlo en el segundo en poder en Egipto. Dios lo
usó no solamente para salvar a una, sino a dos naciones de la destrucción y la hambruna. Más tarde,
sus hermanos llegaron a él para obtener alimento. Génesis 50:20 cuenta que José dijo: “Pensaron
hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien”. Dios es mucho más grande que esas personas
que le causan daño. No importa lo que otras personas le hayan hecho, Dios puede cambiar la
situación y usarla para bien.
Dios nunca desperdicia una herida. Pero usted puede desperdiciarla si no aprende de ella y no la
comparte con otros. ¿Cómo podrían otros ser bendecidos si usted no comparte con ellos los
problemas por los que ha atravesado para animarlos al decirles cómo lo hizo?

III. ¿CÓMO USAR MI DOLOR PARA AYUDAR A OTROS?


De esto trata el Paso 8 en el Camino a la Recuperación. La base para el Paso 8 es 1 Pedro
3:15: “Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la
esperanza que hay en ustedes. Pero háganlo con gentileza y respeto”. Usted necesita estar
preparado para dar una respuesta a las preguntas: “¿Cómo hizo esto en su vida? ¿Cómo se recuperó?
¿Cómo se está recuperando?” Prepárese.
He aquí lo que sugiero que haga:

52
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

1- Necesita hacer una lista de todas las experiencias que ha tenido en la vida hasta este día,
hayan sido buenas o malas, las haya causado usted o no.
2- Una vez hecha la lista, pregúntese: “¿Qué aprendí de esa experiencia? ¿En qué forma me
ayudó Dios a pasar por ese tiempo difícil?” Pregúntele a Dios: “¿Cómo me ayudaste durante
ese tiempo difícil?” Luego escriba esa historia. ¿Por qué? Porque los pensamientos se
ordenan cuando pasan a través de los labios y los dedos. Escríbalo.
3- Luego, pregúntese: “¿Quién se podría beneficiar más al escuchar mi testimonio?” La
respuesta es: Las personas que están pasando en este momento por lo que usted ya pasó,
las personas que están un poco atrás de usted en el proceso. Y usted le dice a Dios: “Estoy
disponible”. Entonces esté listo. Porque si usted está listo a compartir las buenas nuevas
de Dios acerca de cómo él ha trabajado en su vida, Dios lo va a usar. Hay personas por todo
este mundo que necesitan escuchar su historia, que están atravesando lo que usted ya
experimentó.
Algunas veces Dios quiere que usted tome la iniciativa. Esto se llama intervención. Gálatas 6:1-
2 dice: “Si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben restaurarlo con una
actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también puede ser tentado. Ayúdense unos a otros a
llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo”. Esto no es una sugerencia, sino un mandato. Dios
no dice, “Sería una buena idea restaurar otros”, sino dice: “Hazlo”. Si usted es un creyente, debe
compartir los problemas y dificultades con otras personas. Repito, es un mandato. Si no lo está
haciendo, no está obedeciendo a Dios.

He aquí tres sugerencias para cuando vaya a compartir su historia. Recuerde,


usted tiene una historia que contar y Dios no quiere desperdiciar la herida, los problemas
que ha tenido:
1. Sea humilde. Todos estamos en el mismo bote. Todos somos compañeros de lucha.
Cuando comparte su historia, cuando testifica, es básicamente un mendigo diciéndole a otro
mendigo dónde encontrar pan. Usted no está diciendo: “Todo está bajo control”, porque no es así.
Está tratando de tener todo en orden, que es diferente a tener todo bajo control. Usted está en el
camino a la recuperación. Y al estar tratando de tener todo en orden, sea humilde y diga: “Todos
estamos juntos en esto; esto es lo que me pasó a mí”.
2. Sea auténtico. Sea honesto con respecto a sus heridas y fallas. Hemos visto la
autenticidad en los testimonios que se nos han compartido en esta serie. Al hablar y abrir sus
corazones, han demostrado ser trasparentes, vulnerables y auténticos. ¿Se da cuenta del valor que
necesitaron para poder compartir problemas reales y verdaderas soluciones sin sentirse mal o
culpables? En esta iglesia estamos comprometidos a mantener esa atmósfera de aceptación. Usted
ayuda a otros siendo honesto con res- pecto a sus heridas. Eso les ayuda a ellos para ser francos. Otro
aspecto asombroso es que cuando usted comparte su historia, esto le da esperanza a ellos y sanidad a
usted. Cada vez que comparte su historia con alguien, se hace un poco más fuerte. Es sanado un poco
más. Comienza a crecer. Las personas se unen al programa Celebremos la Recuperación por el dolor
que tienen, pero se quedan en el programa por su crecimiento. Esto les mantiene creciendo en sus
vidas.
3. No dé un sermón. Solamente comparta su historia. Dios desea que usted sea un testigo,
no un abogado defensor. No discuta con nadie con respecto al cielo. No obligue a nadie a ir al cielo.
Solamente comparta. Es lo que me sucedió a mí.

TESTIMONIO: La historia de John Baker:


Soy un creyente que sufrió de una autoestima muy baja y que tenía un valor propio muy
mínimo. Traté de llenar esa herida, ese hueco en mi vida, con el alcohol. Acepté a Cristo a la edad de
trece años. En la secundaria fui el presidente de mi último año, participé en atletismo, básquetbol y
béisbol. Sentí el llamado de Dios a la edad de dieciséis. Fui aceptado en varias universidades cristianas.
53
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Pero siempre estaba presente ese problema que ya mencioné acerca de mi autoestima. Nunca me
sentí lo suficientemente bueno para mis padres, para mis amigos, para mis novias, para mis
compañeros de equipo, así que ¿cómo podía ser lo suficientemente bueno para servir a Dios? Debí
haberme perdido los sermones que hablaban acerca de la misericordia de Dios, del amor
incondicional de Cristo y de la gracia dada gratuitamente. Luché con el llamado de Dios y me juzgué a
mí mismo como sin valor.
Al empacar para ir a la Universidad de Missouri me llevé mi baja autoestima conmigo. Me uní a
la fraternidad y al poco tiempo después de eso descubrí lo que yo pensaba que sería la solución a los
problemas de mi vida.
Era el alcohol. Funcionó. Era la primera vez en mi vida que sentía que pertenecía a algo. En mi
último año en la universidad me casé con Cerril. Hemos estado juntos veinticuatro años y ella siempre
ha estado ahí para soportar otra de mis hazañas. Fui piloto en la fuerza aérea. En noventa días me
enseñaron a actuar como un oficial y a beber como un caballero. Aprendí rápidamente el uso
apropiado del oxígeno puro para curar resacas. Seguí abusando del alcohol, viéndolo como una cura a
mis problemas, no como un pecado.
Luego de la guerra, Dios nos bendijo con dos hermosos hijos, Laura y Johnny. Obtuve mi
maestría en Administración de Empresas y comencé una carrera de mucho éxito en los negocios. Fui
ascendido ocho veces en los primeros once años en la compañía. Nos cambiábamos de local cada dos
años, por lo que era muy difícil encontrar una iglesia permanente debido a todo este movimiento y
reacomodo. Eso me parecía bien porque debido a mi estilo de vida y a mis prácticas en los negocios
me empezaba a sentir incómodo en la iglesia. Cristo no tenía nada que ver con mis prioridades.
Era conocido como un alcohólico funcional. Nunca perdí un empleo por el alcohol. Nunca recibí
una multa grave, no fui arrestado mientras tomaba ni estando embriagado. Las únicas cosas
que perdí por mi alcoholismo fue mi relación con Cristo, mi familia (Cerril y yo estuvimos
separados por trece meses), y finalmente todo propósito en la vida. Estaba muriendo física, mental,
emocional y, lo más importante, espiritualmente.
Finalmente estaba listo para el Paso 1: “Reconozco que no soy Dios; admito que soy incapaz de
controlar mi tendencia a hacer lo malo y que mi vida es inmanejable”. Dios nunca me ha estorbado
para que no cometa un error. Él es un caballero. No se entromete donde no le piden que lo haga. Él
me amaba tanto como para permitirme hacer cosas, protegerme, dejar que tomara mis propias
decisiones y cometer mis propios errores, sabiendo que cuando finalmente usara todos mis recursos
volvería al hogar, a él, a donde realmente pertenecía. Todo era su plan.
Estaba listo para el Paso 2: “En forma sincera creo que Dios existe, que le importo, y que él
tiene el poder para ayudarme en mi recuperación”. Fue aquí donde comencé a encontrar
esperanza. Finalmente entendí el amor incondicional de Dios. Hoy, mi vida con Cristo es una
esperanza sin fin. Ayer, mi vida sin él era un fin sin esperanza.
Esto me llevó al Paso 3: “Conscientemente elijo entregar toda mi vida y voluntad al cuidado y
control de Cristo”. Tenía que cambiar mi definición de fuerza de voluntad porque la mía me dejaba
vacío y desesperanzado. Cambié esta por la disposición a aceptar el poder de Dios para mi vida.
Trabajé los primeros tres pasos y dije: “Yo no puedo, pero Dios sí puede”, y tomé la decisión de
permitir que él trabajara en mí un día a la vez.
Pensaba que los primeros tres pasos eran difíciles. Ahora venía el Paso 4: “Un autoexamen y
confesión de mis faltas a mí mismo, a Dios, y a alguien en quien confío”. Encontré un mentor en la
recuperación, un mentor que amablemente me guió a través de los pasos y en el camino a la
recuperación. Fue luego de dar este paso, luego de confesar que era capaz de afrontar la verdad y
aceptar el perdón de Cristo para mi vida, que salí de la oscuridad de mis pecados y mis secretos hacia
su maravillosa vida. Ahora estaba finalmente dispuesto a permitir que Dios me cambiara.
Paso 5: “Para que Dios haga todo cambio que quiera hacer en mi vida, me someto
voluntariamente a él y le pido humildemente que remueva mis defectos de carácter”. Tuve que soltarla
y permitir que Dios obrara. Lo que cambió en mi vida no fue mucho, sino todo. Tuve que permitir que
54
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

Dios transformara la naturaleza, la condición y la identidad de mi mente. Tuve que aprender a


regocijarme en un progreso pausado, en mejoras lentas, que algunas veces no podía ver por mí
mismo, pero que otros podían ver en mí. Fue durante ese tiempo que Dio me dio esta definición de
humildad: “Mi gracia es todo lo que necesitas, porque mi poder es más fuerte cuando tú eres débil”.
Desde entonces, soy mucho más feliz en mi debilidad porque cuando soy débil entonces soy fuerte.
Ahora mi paso favorito, el Paso 6: “Evalúo todas mis relaciones; ofrezco perdón a los que me
han dañado y hago enmiendas por el daño que he causado a otros excepto cuando al hacerlo pueda
dañarlos a ellos o a otros”. Hago esto siempre que sea posible sin esperar nada a cambio. Dije que
este era mi paso favorito aunque no ha sido el más fácil. Las enmiendas más especiales que hice
fueron hacia mi esposa Cerril. Simplemente le dije que sentía mucho todo el dolor y el daño que le
había causado en su vida y que si había algo que podía hacer, que solo me lo pidiera. Luego de meses
de nuestra separación, Cerril había comenzado a ver los cambios que Dios estaba haciendo en mi
vida, cambios que ocurrían al seguir el programa de recuperación. Tuve que recordar y tratar con
ese muchacho de dieciséis años de la secundaria con esa baja autoestima que intentó deshacerse de
todos sus problemas con el alcohol. Y aquí es donde viene lo interesante. Cerril y los niños habían
comenzado a asistir a Saddleback. Una noche, estaba visitando a los niños y ellos me pidieron
acompañarles un domingo por la mañana. Para su sorpresa, dije que sí. Fuimos, entramos, escuché la
música, escuché el mensaje de Rick. Y me sentí en casa.
Cerril y yo comenzamos a trabajar con sinceridad en nuestros problemas. Por primera vez en
mucho tiempo comenzamos a trabajar juntos. Cinco meses después, Dios abrió nuestros corazones y
renovamos nuestros votos. ¿No es eso algo que solo viene de Dios?
El próximo paso fue el Paso 7: “Reserve un tiempo diario con Dios para una auto evaluación,
lectura de la Biblia y oración, para conocer a Dios y su voluntad para mi vida y obtener el poder para
hacerlo”. Como familia, participamos en la clase 101, nos bautizamos, luego recibimos la clase 201, y
fue en la clase 301 que por último entendí lo que el pastor Rick quería significar al decir que Dios nunca
desperdicia una herida. Finalmente tenía sentido todo el dolor, todo el pesar de mi adicción. Dios me
había moldeado y ahora me iba a guiar para desarrollar un programa centrado en Cristo, no
solamente para alcohólicos, sino para toda la familia de la iglesia, para cualquiera que deseara afrontar
sus heridas, sus complejos y sus hábitos. Luego de veinte años, finalmente fui capaz de responder al
llamado de Dios. Entré al seminario y me entregué a servir a Dios donde fuera que él decidiera.
¡Qué bendición ser llamado a servir a Dios en Saddleback!
Oro que pueda ser capaz de pasar el resto de mi vida practicando el Paso 8: “Al rendir mi vida
a Dios, él me usa, y llevo las buenas nuevas a otros, tanto con mi ejemplo como con mis palabras”.
Como dijo el pastor Rick, en esta serie hemos podido ver a once personas valientes, cariñosas,
compartir sus vidas con usted. Eso es lo que significa este paso. Ellos son algunas de las personas que
están trabajando los pasos de Celebremos la Recuperación cada día, especialmente los viernes por la
noche. Los líderes, los mentores, los compañeros de rendición de cuentas, la banda, todos estamos
allí los viernes por la noche.

Deseo desafiarle a dar estos cuatro pasos de acción:


1. Si todavía no ha comprometido su vida con Jesucristo, hágalo hoy. ¿Qué está
esperando? La tragedia más grande sería que usted fuera por todo el camino a través de esta serie,
escuchara estas grandes verdades y la esperanza que ellas traen, y no hiciera nada al respecto,
como cruzar la línea y entregar su vida a Cristo. Si no lo ha hecho, hágalo hoy.
2. Escriba su historia. Dedique algo de tiempo para sentarse y meditar en lo que Dios ha
hecho en su vida, en lo bueno, lo malo y lo feo, y en cómo él puede usar eso para ayudar a otros.
3. Comprométase con la familia de alguna iglesia para obtener apoyo. La asistencia no
es suficiente para la recuperación. Esta requiere compromiso y requiere relacionarse con otros.

55
CELEBREMOS LA RECUPERACIÓN RICK WARREN

4. Pídale a Dios que le dé a alguien para compartir su historia, alguien a quien pueda
contar las buenas nuevas de cómo Dios puede hacer la diferencia en la vida de una persona. El mundo
está lleno de gente que necesita su historia, y si no la cuenta, ¿dónde la van a escuchar? Usted es la
única Biblia que algunas personas van a poder leer. Quizás no podrán ser alcanzados por esta iglesia,
ni nunca me escucharán a mí, pero usted tiene una historia que puede alcanzarles, con la que ellos se
pueden identificar. Dios desea usarle. No necesitamos más evangelistas en la televisión, ya tenemos
muchos. Es por eso que la iglesia nunca va a estar en la televisión. Lo que deseamos es que comparta
su historia con gente normal, porque usted puede alcanzar lo que yo nunca alcanzaría, porque su
experiencia es diferente a la mía. ¿Por qué Dios no se lo lleva inmediatamente que usted haya cruzado
la línea y se haya transformado en un creyente? Hay dos cosas que no puede hacer en el cielo. Usted
puede orar en el cielo, cantar, dormir, comer, descansar, divertirse, tener compañerismo con otros
cristianos, leer su Biblia. Pero hay solamente dos cosas que no puede hacer. Una de ellas es pecar. Es
un lugar perfecto. La otra es compartir las buenas nuevas con personas que nunca las hayan
escuchado. ¿Por cuál de esas dos razones cree usted que Dios le deja en la tierra? En el momento en
que usted cruza la línea, se vuelve un mensajero, un misionero. Es llamado a cumplir la Gran Comisión.
Es parte de su trabajo. Si dice ser un creyente debe compartir las buenas nuevas con otros. El mundo
está mucho más listo para recibir que lo que nosotros estamos para compartir, y hay personas que
necesitan escuchar su historia. Para contarla, no tiene que ser un experto bíblico. Solo tiene que
decir: “Esto es lo que me pasó a mí”. Esa es la historia más poderosa. Si no sabe dónde se encuentran
todos los versículos que quiere utilizar, no se preocupe. No importa dónde están todos los versículos.
Esto es lo que me pasó a mí. Nadie puede refutar nuestra experiencia personal. Hechos 20:24 dice:
“Considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a
cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la
gracia de Dios”. ¿Cuál es ese servicio? Es contarles a otros las buenas nuevas con respecto al poderoso
amor y la bondad de Dios. No hay mayor logro en la vida que ayudar a que alguien encuentre
seguridad en el cielo. Porque cuando usted hace eso, ha hecho un amigo para la eternidad. Cuando
llegue al cielo, Dios le va a decir: “Es fabuloso que estés aquí. ¿Trajiste a alguien contigo?” Usted hace
un amigo para la eternidad cuando comparte a Cristo. No hay mayor logro que asegurar la eternidad
de alguien. No hay gozo más grande, no hay mayor satisfacción que ayudar a alguien a encontrar las
buenas nuevas. Dios quiere usarle. Comparta su historia. Él le hizo con un propósito. ¿Puede
imaginarse lo que sería llegar al cielo dentro de muchos años y que alguien se dirija a usted allí y le
diga: “Solo quiero agradecerle”? “¿Agradecerme? Ni siquiera le conozco”. “No, pero usted fue uno de
los pioneros en la iglesia Saddleback, antes que ellos tuvieran el edificio. Usted llegaba y oraba, y se
unió a la iglesia y les ayudó con sus dones, su tiempo y sus ofrendas. Usted se sentó en esa carpa
cuando estaba haciendo mucho frío en el invierno y calor en el verano, y trabajó y se sacrificó para
construir un faro en el sur de California que pudiera compartir esas buenas nuevas. Y cincuenta años
después que usted murió, esa iglesia me alcanzó para Jesucristo. Yo estoy en el cielo por usted y
solamente quiero agradecer- le”. ¿Cree que eso valga la pena? No me disculpo de ninguna manera por
decir que quizás la cosa más significativa que usted puede hacer con su vida es en primer lugar dársela
a Cristo, llegar a ser parte de la familia de Saddleback, involucrarse en un ministerio y comenzar a
compartir su historia. Eso sobrevivirá más que cualquier cosa que haga en su carrera, perdurará más
que cualquier cosa que haga en su tiempo libre, porque lo que estamos hablando aquí tiene
implicaciones eternas, se trata de llevar a la gente de la oscuridad a la luz, del infierno al cielo, de una
eternidad sin Dios a una eternidad con Dios, y las personas se lo agradecerán el resto de la eternidad.
No hay una causa con más significado en la vida.
Le desafío a dar este octavo paso conmigo y a que entregue su vida para que sea usada por
Dios para llevar las buenas nuevas a otras personas, con su ejemplo y con sus palabras.

56

También podría gustarte